El Comité Regional clandestino actúa, Aléxei Fiódorov, s.f

38
EL COMITÉ REGIONAL CLANDESTINO ACTÚA LIBRO PRIMERO: LOS COMUNISTAS PASAN A LA CLANDESTINIDAD Texto de la contraportada : El autor de este libro ampliamente conocido en nuestro país y en el extranjero no es escritor. Jefe guerrillero, dos veces Héroe de la Unión Soviética, Alexéi Fiódorov es un cuadro del Partido. En 1941, cuando las hordas hitlerianas nazis irrunpieron con sus armas en nuestra tierra, el secretario del Comité Regional del Partido de Chernígov en Ucrania, Fiódorov, se convirtió en el secretario del Comité Regional clandestino, órgano que dirigió la lucha de los patriotas soviéticos en la región de Chernígov... Los acontecimientos descritos en el libro El Comité Regional clandestino actúa no son obra de la imaginación. Cada hecho y hasta los episodios de menor importancia se exponen con la máxima precisión y todos los personajes de la narración aparecen con sus propiios nombres. Al relatarnos el heroísmo colectivo de los hombres soviéticos, Fiódorov nos descubre los "secretos" de las formas y táctica del movimiento guerrillero, nos explica las razones de las victorias de estos hombres sobre un enemigo perfectamente armado y en la mayoría de los casos superior en fuerzas. Los dos primeros libros de El Comité Regional clandestino actúa aparecieron justo despues de la guerra, siguiéndoles la edición en lengua española. La presente edición es la obra completa. DEL AUTOR

description

El Comité Regional clandestino actúa, Aléxei Fiódorov, s.f

Transcript of El Comité Regional clandestino actúa, Aléxei Fiódorov, s.f

EL COMIT REGIONAL CLANDESTINO ACTALIBRO PRIMERO: LOS COMUNISTAS PASAN A LA CLANDESTINIDADTexto de la contraportada :El autor de este libro ampliamente conocido en nuestro pas y en el extranjero no es escritor. Jefe guerrillero, dos veces Hroe de la Unin Sovitica, Alexi Fidorov es un cuadro del Partido. En 1941, cuando las hordas hitlerianas nazis irrunpieron con sus armas en nuestra tierra, el secretario del Comit Regional del Partido de Cherngov en Ucrania, Fidorov, se convirti en el secretario del Comit Regional clandestino, rgano que dirigi la lucha de los patriotas soviticos en la regin de Cherngov...Los acontecimientos descritos en el libro El Comit Regional clandestino acta no son obra de la imaginacin. Cada hecho y hasta los episodios de menor importancia se exponen con la mxima precisin y todos los personajes de la narracin aparecen con sus propiios nombres. Al relatarnos el herosmo colectivo de los hombres soviticos, Fidorov nos descubre los "secretos" de las formas y tctica del movimiento guerrillero, nos explica las razones de las victorias de estos hombres sobre un enemigo perfectamente armado y en la mayora de los casos superior en fuerzas.Los dos primeros libros de El Comit Regional clandestino acta aparecieron justo despues de la guerra, siguindoles la edicin en lengua espaola. La presente edicin es la obra completa.

DEL AUTORPasan los aos y ya han pasado treinta desde que dej de ser guerrillero y estar en la clandestinidad. No hace mucho tuve que viajar por razones de trabajo a mi patria chica, a Dniepropetrovsk. Al pasar por la avenida de Carlos Marx mir de pasada mi busto de bronce: monumento en vida erigido aqu a instancia del Soviet Supremo de la URSS.

Me refiero a esto tan slo porque lo vi por primera vez y me di cuenta de que sobre la base de granito se alzaba el busto de un hombre joven. Pareca como si un padre contemplara a su hijo... Mene la cabeza pensativo y me apresur a abandonar el lugar. Me esperaba el ajetreo de la vida, el trabajo, un nuevo da con su pequeo caudal de nueva experiencia. Se puede envidiar la perennidad del bronce? Quisiera ser ahora tal como fui hace veinticinco aos cuando me hicieron el busto? De ningn modo! Durante todos los aos de posguerra viv y actu entregado con pasin a mi trabajo. Primero estuvimos restaurando lo destruido por la guerra... No fue exactamente eso, no era una simple restauracin ni en las ciudades, ni en los campos, ni en tierra, ni en mar, ni en el aire. Tan slo se tena que resucitar los monumentos de l antigedad: los palacios, las iglesias, los conjuntos arquitectnicos, obras de valor histrico, y devolverles el aspecto originario. En todo lo restante hicimos las cosas de otro modo, tal como lo exiga el tiempo y nuestros nuevos conocimientos, las nuevas aspiraciones y anhelos.

Y hay que decir, tambin cambi nuestra actitud hacia el pasado. Lo nuevo, al penetrar en la espesura de los lejanos acontecimientos, descubre detalles que hasta entonces no se sabe por qu pasaban desapercibidos, se desconocan, o se entendan mal. Haba que cambiar algunos enfoques: alegrarse de los descubrimientos o lamentarse al descubrir los errores.

Y por qu lamentarse? Los errores se pueden y se deben corregir. Mientras vivas, aunque envejezcas, te desarrollas y por lo mismo creces.

Ya hace un cuarto de siglo que di por acabadas mis memorias transcritas en el libro El Comit Regional clandestino acta. Hablaba de unos acontecimientos que se haban producido haca poco, segua una huella fresca, me apresuraba a compartir con el lector mis experiencias, a esbozar los retratos de mis compaeros de armas, de los vivos y de los muertos heroicamente.

Todas las ediciones anteriores salieron sin alteraciones, en su primera redaccin. Pero un libro no es un busto de bronce, sino un organismo vivo, y hay que aprovechar cualquier posibilidad para que sea ms perfecto. As que mi coautor y yo hemos decidido ampliar y completar la obra, precisar muchos hechos, fechas y episodios; nos hemos extendido sobre acontecimientos y personas a los cuales antes no habamos prestado la suficiente atencin. Pues en este cuarto de siglo transcurrido hemos recibido miles de cartas. Tanto de los guerrilleros como de los que trabajaban en la clandestinidad, as como tambin de los lectores, soviticos y extranjeros. En la nueva edicin hemos introducido las necesarias correcciones y dado respuesta a las preguntas y observaciones crticas que nos han hecho.

Por cierto, quisiera responder aqu, en esta introduccin, a una pregunta que repetidamente me han hecho las ms diversas personas: qu es la "transcripcin literaria". Los dos coautores Evgueni Grigrievich Bosniatski, cuyo nombre se puede leer en la primera pgina de todas las ediciones, y yo hemos trabajado conjuntamente en el libro. Yo explicaba y el escriba.

No s cmo trabajan otros, pero en nuestro caso, Bosniatski y yo discutamos cada captulo, meditbamos sobre cada rasgo de nuestros personajes. En todo lo que se refiere a los hechos histricos, en todo lo que he visto y he guardado en mi memoria, el nico responsable soy yo. Mi coautor no ha puesto nada de su puchero.

Esto tambin hace referencia a la composicin del libro y a la seleccin del material. El largo trabajo conjunto nos ha acercado y se ha convertido en amistad. Y aunque yo no me he hecho escritor, ni Bosniatski guerrillero y slo con su imaginacin ha recreado por boca ma y de mis compaeros de armas los cuadros de la vida y de la lucha en territorio ocupado por el enemigo, nuestra experiencia se ha hecho comn a ambos y ha configurado el estilo de la narracin a ambos y ha configurado el estilo de la narracin.

Captulo primero: BOMBAS DOBRE CHERNIGOV parte 1 de 5

Era domingo, y acababa yo de regresar a Cherngov de un viaje a importantes obras.

Durante el viaje nos sorprendi un aguacero. La carretera se convirti en un lodazal, el coche empez a patinar y, por ltimo, qued atascado. Para colmo, nos dimos cuenta de que nos habamos olvidado de comprar cigarrillos. Todo esto nos pareca una gran calamidad. Y no era para menos: nos encontrbamos atascados en el campo, bajo la lluvia, con la perspectiva de una noche en vela y, por aadidura, sin nada que fumar.

Durante la noche intentamos varias veces desatascar el coche. Todos estbamos mojados y sucios. Hasta las diez de la maana no consegu llegar a casa. Tena hambre y sueo. Recordaba las impresiones del viaje: la entrevista con los constructores, las viviendas limpias y cuidadas, los ricos trigales en sazn que se alzaban como muralla a ambos lados de la carretera y los campos cercanos cubiertos de pequeos arbustos de cok-sagus, planta cauchera que muy recientemente habamos empezado a cultivar en la regin de Cherngov y de la cual tanto nos enorgullecamos...

Estaba quitndome las botas empapadas, soando con tenderme sobre el divn, cuando en la habitacin entr mi mujer.

Por fin! exclam. Ms de diez veces te han llamado del Comit Regional. La primera vez eran las siete de la maana y no hacen ms que llamar y llamar...

No haba terminado de decrmelo, cuando volvi a sonar el telfono. Levant el auricular.

Alexi Fidorovich, me oye? Alexi Fidorovich... el que hablaba estaba evidentemente emocionado, repeta mi nombre y patronmico e intercalaba sin cesar las palabras "me oye?", " pues ver". Me cost trabajo comprenderle. No se decida a pronunciar la palabra "guerra".

Me volv a enfundar la bota mojada, tom del plato un trozo de empanada y beb de un jarro unos tragos de leche. Mi aspecto deba ser bastante extrao, porque mi mujer no haca ms que mirarme alarmada. Le cont lo ocurrido, me desped de todos, sal de la casa y me dirig al Comit Regional.

A casa ya no volv hasta acabada la guerra.

En el Comit Regional, a excepcin del compaero de guardia, no haba nadie. Llam a Kiev, a Nikita Serguievich Jruschov, secretario del Comit Central del Partido Comunista (bolchevique) de Ucrania.

"La guerra con los fascistas pensaba yo. Claro, tarde o temprano tena que comenzar... Serenidad! Organizacin! Conseguirn sus aviones llegar a Cherngov? ... Ah, qu cosecha, qu cosecha tan maravillosa! y record las murallas de os trigales a los lados de la carretera. Cmo recogerla ahora?"

Nikita Serguievich, es usted? Soy Fidorov, de Cherngov...

Jruschov hablaba serenamente, en voz algo ms baja que de costumbre. Me cont que los alemanes haban bombardeado Zhitmir y Kev, que en algunos lugares haban sido arrollados nuestros puestos fronterizos. Despus me dio algunas instrucciones prcticas.

Media hora ms tarde estaban reunidos en mi despacho los miembros del Bur del Comit Regional.

En el transcurso de aquel da tom parte en varios mtines.

En la maana del 23 de junio aparecieron sobre Cherngov aviones enemigos de exploracin.

* * *

Los primeros das de guerra fueron de particular intensidad. Tanto en la regin como en la ciudad se movilizaba con rapidez a la gente; en Cherngov iban formndose unidades militares. Miles de hombres llegaban desde todos los distritos en tren, en camin, en carro o simplemente a pie.

Todos trabajaban con abnegacin. Unos mil quinientos koljosianos, obreros, empleados y amas de casa haban salido a construir fortificaciones. Aparte de ese trabajo, los vecinos se pusieron a construir refugios y cavar zanjas en cada patio y a llevar arena a las buhardillas.

Yo viajaba continuamente: recorr las fbricas que sobre la marcha comenzaron a producir material de guerra, visitaba todos los das los centros de reclutamiento. Tena que hablar, explicar, levantar los nimos. Al llegar la noche estaba completamente afnico.

Pero tambin por las tardes y por las noches se celebraban reuniones, entrevistas con jefes de unidades, directores de empresas, secretarios de Comits de Distrito. No dorma ms de tres horas y ni siquiera de un tirn. Pasaban das enteros sin que viera a mi mujer ni a mis hijas.

Tampoco consegu estar con la familia el da en que abandon Cherngov. Llegu a la estacin un minuto antes de la salida del tren y mientras abrazaba a mi mujer y a mis hijas, despidindome de ellas, el tren arranc y tuve que saltar en marcha.

Un solo sentimiento nos embargaba a todos: la responsabilidad.

Nuestro razonamiento era ste: somos comunistas, y adems dirigentes, por lo tanto respondemos de los hombres, del patrimonio popular de la libertad del pueblo. Slo tenamos una obsesin: trabajar. La conciencia no nos permita el menor reposo. Un compaero muy bueno y sincero deca que le daba vergenza acostarse en la cama y dormir.

Sobre Cherngov aparecan cada vez con mayor frecuencia aviones enemigos de exploracin. El empalme ferroviario fue lo primero que bombardearon. Era la noche del 27 de junio. Media hora despus del bombardeo, ya me encontraba all. Vi las primeras vctimas de los fascistas: dos mujeres muertas y un nio destrozado por la explosin. Trataba de permanecer sereno, pero no poda reprimir un estremecimiento. Mi mente se negaba an a admitir aquello. Me pareca que se trataba de un terrible error, de un accidente nefasto, y que bastara tomar medidas para que nada de eso volviera a repetirse.

El 28 de junio lleg a Cherngov el Mariscal Budionni. La reunin, mejor dicho, la charla, dur ms de tres horas. Recorrimos la ciudad, examinamos los objetivos militares. Empezamos a comprender que la guerra era un trabajo, un trabajo sistemtico, planificado y concienzudamente meditado, de una tensin y una envergadura nunca vistas.

* * *

Antes de julio, nadie en nuestra regin haba pensado en la preparacin del Partido para la clandestinidad, nadie se haba preocupado de la organizacin de destacamentos guerrilleros. Confieso que tampoco yo pens hasta entonces en ello.

Los alemanes seguan desarrollando. la ofensiva. El Oeste de Ucrania estaba ya convertido en campo de batalla. Y aunque sobre Cherngov haban aparecido muchas veces aviones enemigos y las ciudades de la regin haban sido bombardeadas una y otra vez, a nosotros, dirigentes de la regin de Cherngov, nos pareca imposible que los alemanes pudieran penetrar hasta all, hasta las profundidades de Ucrania.

El da 4 de julio, hablando ante los obreros ferroviarios de Cherngov, dije que los fascistas no lograran abrirse paso hacia nuestra ciudad y que podramos trabajar tranquilamente. Yo, en efecto, lo crea as.

De regreso del mitin de los ferroviarios, en el Comit Regional, supe que haba llegado de Kiev el camarada Kortchenko, secretario del Comit Central del PC(b) de Ucrania. No estuvo ms que un da en Cherngov. De acuerdo con las organizaciones regionales, traz el plan para la evacuacin de la gente, de las instalaciones industriales y los bienes que deban salir en primer lugar. Al despedirse nos aconsej que hiciramos una lista de los guerrilleros de la guerra civil:

La experiencia de esos guerrilleros puede sernos til, camarada Fidorov!

Por la tarde me llamaron por telgrafo desde el Comit Central, e inmediatamente sal en auto para Kiev.

Aquella misma noche me recibi el camarada Jruschov. Me describi la situacin en los frentes y me dijo que haba que mirar las cosas cara a cara. Era preciso no desdear la ofensiva alemana y evitar que la penetracin del ejrcito enemigo en las profundidades del pas nos cogiera desprevenidos.

Me propuso que comenzara a preparar inmediatamente a los comunistas para la clandestinidad y organizase de antemano un destacamento guerrillero en cada distrito.

En cuanto regrese a Cherngov, comience sin perder tiempo a seleccionar a los hombres, a preparar en los bosques bases para los guerrilleros; preocpese de la instruccin militar de los hombres seleccionados. El camarada Burmstrenko le dar instrucciones ms detalladas.

Mijal Alexievich Burmstrenko me explic cmo deba seleccionar a los cuadros para el trabajo clandestino, la organizacin y la formacin de los destacamentos guerrilleros y me dio a conocer algunos datos.

Me sorprendi que el Comit Central tuviera ya estructurado todo el sistema de organizacin del Partido en la clandestinidad.

Recuerde me deca el camarada Burmstrenko al despedirse que para el trabajo del Partido en la clandestinidad hay que destinar a los hombres ms probados, valientes, serenos y leales. Explique a la gente todo el peligro que les espera. Que mediten si tienen suficiente valor para ello. Y si no pueden que renuncien... A quin recomienda usted para secretario del Comit Regional clandestino de Cherngov? ... Ha pensado usted en eso?

No s si palidec o enrojec ante esta pregunta, recuerdo tan slo que mi corazn comenz a latir precipitadamente.

Ruego que para ese trabajo se me destine a m contest.

El camarada Burmstrenko tard en responder. Me mir fijamente y volvi a preguntarme:

Lo ha pensado bien?

S!

Ahora no le puedo dar la respuesta definitiva me contest. Por s acaso, en cuanto llegue a Cherngov, prepare otro candidato. informar de su deseo al camarada Jruschov.

Yo insist, le dije que otro candidato tendra que volver a Kiev para recibir instrucciones, que en eso se perdera tiempo y que yo tena ya esas directivas y poda comenzar el trabajo...

El camarada Burmstrenko me interrumpi:

Regrese a Cherngov y haga lo que se le ha mandado; se le comunicar por telfono la decisin del Comit Central.

Me levant, Mijal Alexievich me acompa hasta la puerta y, al ver al coronel que lo esperaba, exclam:

Camarada Strinov! Por fin! Pase, pase!

No vengo solo dijo el coronel venimos a verle con todo un cargamento de novedades y seal a dos soldados que llevaban una voluminosa y al parecer pesada maleta cada uno.

Lleven eso al despacho dispuso Burmstrenko. Despus me llam: Aqu le presento a Ily Grigrievich Strinov, especialista militar de tipo algo especial: especialista en minas, minador, estratega y tctico de lucha guerrillera. En Espaa lo conocan bajo el nombre de camarada Rodolfo. Tiene en su haber decenas de convoyes con los sublevados fascistas que volaron por los aires. Quiero que sean buenos amigos. Adems, Ily Grigrievich es un inventor, un constructor... Mire, me habr trado algo para mostrarme.

As es! .. confirm el coronel algo turbado.

Se trataba de un hombre alto, de buen aspecto y con un rostro enrgico. Me estrech la mano y mir expectante a Burmstrenko. Este dijo:

Y este es Fidorov, Alexi Fidorovich, secretario del Comit Regional del Partido de Cherngov.. Es muy posible que tenga ms ocasiones de verle. Mijal Alexievich suspir y aadi: Aunque, posiblemente, fuera mejor que se las arreglaran el uno sin el otro...

En eso nos despedimos. Con esta ltima frase, Burmstrenko, al parecer, quiso expresar la esperanza de que los alemanes no llegaran a Cherngov y que no tuviramos necesidad de adiestrarnos en el arte de las minas ni en la lucha guerrillera. S, todos esperbamos que de un momento a otro el frente se detuviera y el Ejrcito Rojo pasara a la contraofensiva.

Unos das ms tarde, ya en Cherngov, supe que mi deseo haba sido satisfecho: El Comit Central del PC (b) de Ucrania recomendaba mi candidatura para secretario del Comit Regional clandestino de Cherngov. Adems, se me nombr jefe del Estado Mayor Regional del movimiento guerrillero.

Captulo primero: BOMBAS DOBRE CHERNIGOV parte 2 de 5Comprenda yo entonces a lo que iba? Me daba cuenta exacta de las dificultades que me esperaban? Yo no era ya un muchacho, estaban lejos los tiempos del trabajo fsico. Durante los ltimos aos ni siquiera haba hecho deporte, llevaba ms de veinte aos sin montar a caballo.

En el viaje de regreso de Kiev me puse a reflexionar en mi decisin. Reflexin, pero no vacilaciones. Ten(a la certidumbre de que yo serva para el trabajo clandestino y que en ese trabajo sera ms til al Partido que en cualquier otro.

Al llegar a Cherngov, convoqu al Bur del Comit Regional. Al informarles de que era necesario organizar el Partido en la clandestinidad, todos se sorprendieron.

En la clandestinidad! Hasta las mismas palabras parecan sacadas de un libro, nos parecan irreales. "El Partido bolchevique en la clandestinidad" sonaba a historia. Y he aqu que nosotros, aunque no muy jvenes, pero hombres de formacin sovitica, tenamos que prepararnos para pasar a la clandestinidad.

Cuando yo pregunt: "Bueno, camaradas, quin de vosotros est de acuerdo? ", en el despacho se hizo tal silencio que hasta o las voces de la calle, aunque las ventanas estaban cerradas.

Me sorprendi que el primero en alzar la mano fuera Nikoli Niktich Popudrenko. Y me extra porque todos le conocamos como un amantsimo padre de familia. Siempre que tena ocasin, lo mismo durante un viaje que en su trabajo en el Comit Regional, hablaba de su mujer, de su hijo, de su hijastro o de su hija. Popudrenko, tercer secretario del Comit Regional, era un magnfico cuadro del Partido, muy honrado, sincero y recto. Ms tarde, en su labor clandestina y, sobre todo, en la unidad guerrillera, se revel como un hombre decidido, extremadamente valeroso, a veces incluso demasiado temerario. Pero de eso hablar ms adelante.

Despus de Popudrenko levantaron la mano otros camaradas. Todos los miembros del Bur del Comit Regional decidieron quedarse en Cherngov. En aquella reunin nombramos el Comit Regional clandestino compuesto por siete miembros.

Designamos tambin a sus sustitutos para el caso de que alguno de ellos fuese detenido; tuvimos tambin en cuenta esa posibilidad. Despus nos distribuimos las obligaciones y examinamos un plan previo de accin.

Poco despus todos nos habamos acostumbrado a la nueva situacin. Ahora existan en la regin dos Comits Regionales del Partido: el legal y el clandestino. La existencia del segundo no la conoca nadie, a excepcin de sus miembros. Unos das ms tarde qued organizado del mismo modo el Comit Regional de la Unin de Juventudes Comunistas Leninistas de Ucrania.

Formalmente yo segua siendo secretario de los dos Comits del Partido, del legal y del clandestino. Pero desde aquel da puse en manos de los compaeros todo mi trabajo legal, y me entregu a la preparacin de la nueva y desconocida vida que nos esperaba.

* * *

El Comit Central del Partido exiga de nosotros, del Comit Regional, una preparacin seria. Debamos de preverlo todo, inclusive las condiciones de vida de los futuros guerrilleros.

...Los futuros jefes guerrilleros se haban separado ya de sus familiares y seguan unos cursos especiales, donde aprendan a volar puentes, quemar tanques, apoderarse de los documentos de los Estados Mayores alemanes; los miembros del Partido destinados a trabajar en la clandestinidad se haban despedido tambin de sus viejos apellidos: tenan que acostumbrarse a no volver la cabeza si alguien les llamaba por el nombre que tenan antes de la guerra.

Toda la segunda mitad de julio y parte de agosto el Comit Regional clandestino se dedic a prepararse para el trabajo en la ilegalidad y a la formacin de los destacamentos.

Nos repartimos la labor: yo era el encargado de organizar los Comits de Distrito clandestinos del Partido y del Komsomol. Adems, estaba encargado de la evacuacin de los habitantes y de los bienes de la regin.

Nikoli Niktich Popudrenko tena a su cargo la preparacin de los grupos de dinamiteros. Ptrik se ocupaba de seleccionar publicaciones, organizar una base poligrfica, conseguir y guardar papel: era el secretario de agitacin y propaganda. Nvikov, Yarimenko y Rudk estaban encargados de seleccionar los cuadros para las clulas de base en el campo y en las fbricas. A Kaprnov se le encomend la organizacin de las bases de productos.

Cada da citbamos en el Comit Regional a diez o quince personas de los diversos distritos. Yo conoca a casi todos, pues haba tenido con ellos relaciones de trabajo. Sin embargo, la verdad era que no los conoca bien. Con algunos me equivoqu. La guerra oblig a revisar las opiniones que antes se tenan sobre unas u otras personas y, con frecuencia, a modificarlas.

Los camaradas pasaban a mi despacho uno a uno. La conversacin comenzaba casi siempre igual. Igual para m, naturalmente, porque hablaba con muchos, pero para el recin llegado la sorpresa era total.

Salud, camarada, sintese! Sabe para qu le hemos llamado?

No.

Ha pensado usted en la posibilidad de que los alemanes ocupen su distrito? Qu hara usted si surgiese ese peligro? Qu le parecera quedarse en la clandestinidad y dirigir el Comit de Distrito?

La mayor parte de las veces a esta propuesta segua una larga pausa. Yo continuaba:

Penselo, reflexione; espero su respuesta.

S el camarada aceptaba en el acto, le explicaba los peligros a que se expona.

Tenga en cuente que puede usted ser traicionado, que e pueden sorprender. Usar usted otro nombre, llevar otra documentacin. Pero si le registran, pueden descubrir directivas cifradas, listas de miembros. Le torturarn. Tendr usted suficiente entereza para soportarlo todo y, si hace falta, morir por nuestro pueblo, por la causa del Partido?

Algunos vacilaban. Tan pronto como observaba en alguien sntomas de abatimiento, le mandaba regresar. Un hombre as no serva para el trabajo clandestino...

Qu sucedera si se viese en las garras de la SS? Tal vez fuese honrado, pero era poco probable que soportara si llegaban a pegarle en las espaldas con baquetas al rojo.

Por eso, un diagnstico prematuro de cobarda, por decirlo as es de suma importancia. Al seleccionar a los hombres, me dedicaba precisamente a establecer ese diagnstico. Desde el punto de vista poltico, los hombres convocados haban sido comprobados previamente. Me interesaba sobre todo la firmeza y la resistencia de su carcter.

Era muy penoso descubrir en un compaero, bueno y trabajador, ese terrible bacilo de la cobarda. Recuerdo a un secretario de distrito en el cual tena confianza y del que estaba seguro.

Le llam, habl con l... Y haba que ver al hombre!

Empez a decirme que estaba enfermo, que toda su familia se encontraba mal de salud, que no podra cumplir en el trabajo, que tena una memoria psima.

Al fin confes francamente:

Tengo miedo! Quiero vivir an!

El presidente del Tribunal Regional de Cherngov era un hombre fuerte, de unos treinta, y cinco aos, muy buen orador y con mucho aplomo. Pensamos en l para el trabajo clandestino. Al principio rebull en la silla, pero enseguida se domin, sac un bloc y se puso a escribir. Cuando terminamos de hablar, me estrech la mano y con verdadero entusiasmo me dijo:

Puede confiar en m, Alexi Fidorovich. En el primer instante la sorpresa me ha hecho vacilar, pero ahora lo he comprendido... El deber lo ordena! La Patria lo exige!

Pero en el ltimo momento se fug. Naturalmente nos perjudic mucho. Era tarde ya para buscar a otro en su lugar.

La mayor parte de los camaradas accedan con sencillez y valor a quedarse en su localidad y estaban dispuestos a incorporarse al trabajo clandestino. Cuando yo preguntaba: Ha pensado usted en la posibilidad de que los alemanes ocupen su distrito?, casi todos los camaradas respondan: "S, lo he pensado".

Y cuando el compaero se enteraba de que en la retaguardia alemana funcionaran el Comit Regional del Partido Comunista, Comits de Distrito, clulas locales y organizaciones del Komsomol y que el movimiento guerrillero estara dirigido por el Partido, me estrechaba con fuerza la mano y me deca:

Magnfico, Alexi Fidorovich! Eso quiere decir que seguiremos trabajando juntos, que no abandonaremos a Ucrania. Y yo no saba qu hacer! ... Voy a enviar a la familia y me quedar a la completa disposicin del Partido.

Yo comprenda que el camarada, al estrecharme la mano, vea en m a un correligionario, al representante del Partido y ejecutor de las indicaciones del Comit Central.

En un mes seleccionamos y enviamos a los distritos, para el trabajo clandestino, a ms de 900 hombres.

* * *

En los distritos se preparaban activamente para trabajar en la clandestinidad y para la lucha guerrillera. El Comit Regional reciba diariamente informacin telefnica y telegrfica de la marcha de estos preparativos, al mismo tiempo que los partes de la evacuacin de la industria y de la recogida de la cosecha. Por supuesto, los informes sobre esta preparacin eran transmitidos secretamente.

A mediados de julio pudimos comprobar que quien mejor llevaba ese trabajo era el camarada Krochka, secretario del distrito de Jolm. El mismo se haba ofrecido a quedarse en la clandestinidad y daba muestras del mayor celo en toda la preparacin de este nuevo trabajo, para todos desconocido.

En el distrito de ese camarada actuaba un batalln de caza, compuesto de voluntarios. El camarada Krochka haba decidido, con mucho acierto, que los combatientes de ese batalln que ya tenan cierta experiencia de la lucha contra el enemigo en los bosques, en unas condiciones parecidas a las guerrilleras, podran formar el ncleo del destacamento. Los doscientos cuarenta combatientes del batalln de caza accedieron a quedarse en la retaguardia enemiga como guerrilleros.

Las organizaciones de base del Comit de Distrito del Partido de Jolm, del Comit Ejecutivo del Soviet de Distrito y del Comisariado del Pueblo de Asuntos Interiores se incorporaron integras al futuro destacamento. Haban comenzado ya a ejercitarse en el tiro, en el lanzamiento de granadas, en la tctica de la lucha guerrillera. En el taller mecnico de la fbrica de alcohol transformaron una ametralladora de aprendizaje del Qsoaviajim(1) en una de combate. (Dicho sea de paso, esto se hizo con casi todas las ametralladoras de aprendizaje existentes en la regin. Claro est que el resultado no fue muy considerable, en total unas 30 40 ametralladoras, pero con ellas logramos exterminar a no pocos enemigos y proteger la vida de decenas y tal vez de centenares de guerrilleros.)

Quince das antes de la ocupacin del distrito de Jolm, el batalln de caza y todos los voluntarios incorporados a l marcharon a los bosques para dejar pasar el frente.

En el distrito de Koriukovka, donde el camarada Korotkov era el primer secretario del Comit de Distrito, los miembros del activo, aun, antes de haber sido requeridos por el Comit Regional, se dispersaron por las aldeas a fin de preparar a los comunistas y koljosianos de vanguardia para hacer frente a la posible ocupacin alemana y organizar la lucha guerrillera contra el enemigo. A su debido tiempo quedaron organizadas once clulas comunistas clandestinas. Todos los que se manifestaban dispuestos a quedarse en la retaguardia enemiga reciban detalladas instrucciones.

En el distrito de Nsovka, el camarada Stratilat, secretario del Comit de Distrito, y ms tarde uno de los jefes guerrilleros de mayor talento, haba adoptado, mucho antes de la ocupacin, una medida muy interesante: el Comit de Distrito llam a todos los que recientemente haban llegado al distrito y a los komsomoles. Los que queran quedarse, y servan para el trabajo clandestino, fueron enviados a poblados y aldeas donde nadie los conoca. All, esos camaradas ocuparon cargos secundarios en los Soviets de aldea, en los koljoses, en los hospitales, etc. Estos hombres prepararon centros de enlace conspirativos y cohesionaron en torno suyo a un activo grupo de resistencia.

Desde el distrito de Oster comunicaron que haban instalado una base para cien guerrilleros, donde tenan ocultos vveres para ocho meses aproximadamente, armas, municiones y otras muchas cosas. El distrito contaba con dos destacamentos organizados, uno de quince y otro de veinte hombres, y se haba celebrado una reunin con los comunistas del distrito destinados al trabajo ilegal.

Desde casi todas partes de la regin recibamos noticias semejantes.

(1) QsoaviaIim: anagrama de una organizacin social voluntaria llamada "Sociedad de la ayuda al Ejrcito, a la Aviacrn y a la Marina'. (N. del Trad.) Captulo primero: BOMBAS DOBRE CHERNIGOV parte 3 de 5

Vasili Lgvinovich Kaprnov, bajito, grueso y extraordinariamente bondadoso, que haba sido vicepresidente del Comit Ejecutivo Regional de Cherngov, y era ahora miembro del Comit Regional clandestino, estaba encargado de preparar las bases guerrilleras.

El ms impenetrable misterio rodeaba su actividad.

A sus depsitos iban a parar decenas de toneladas de harina, latas de conserva, toneles de aguardiente, etc. Se acercaban los camiones, los cargaban con pesados sacos, los contables extendan los recibos, pero solamente Kaprnov saba adnde iba destinado todo eso.

El camin se detena en el campo, en la linde de un bosque, lo descargaban y el chfer daba la vuelta... Cuando el camin vaco se alejaba a una respetable distancia, del medio del bosque salan unos carros y unos hombres cargaban en ellos todo lo trado. Los caballejos seguan primero el sendero, pero despus se adentraban en el bosque. Los hombres que acompaaban los carros disimulaban con ramas y hierbas las huellas de las ruedas. Pero lo ms frecuente era que no hubiese carros, y entonces haba que llevar a cuestas toda la carga.

All trabajaban los futuros guerrilleros. Recogan un cargamento de lo ms variado: azcar, galletas, cartuchos, ametralladoras, botas de fieltro, moldes de imprenta.

A todo esto haba precedido un intenso trabajo de los hombres de Kaprnov, que haban abierto profundas zanjas y apuntalado sus paredes.

Unicamente los miembros del Comit Regional clandestino -y ni siquiera todos- conocan el lugar donde se hallaban los depsitos de Kaprnov. Ms tarde, cuando los compaeros marcharon a sus lugares, a cada uno se le indic la posicin de la base prxima a ellos.

Varias veces acompa a Kaprnov a centenares de kilmetros de Cherngov, a la espesura de algn bosque, y l sola decirme:

Mire, Alexi Fidorovich, yo creo que ste es un buen sitio. La aldea ms prxima est a diez kilmetros, el ganado no acostumbra a pastar por aqu.

Qu tal persona es el guardabosque?

Tenemos informes seguros, es persona de confianza y se queda con nosotros.

Los camaradas sondeaban la tierra para comprobar la profundidad de las aguas del subsuelo. Tenamos el tiempo justo. Si la zanja era abierta a ciegas, se corra el peligro de que luego se inundara y, entonces, habra que cavar otra en un nuevo sitio. Kaprnov era una alhaja en este sentido: siempre obraba sobre seguro.

Las bases de aprovisionamiento, por lo general, consistan en una zanja de unos tres metros de profundidad, con una superficie de 30 a 40 metros cuadrados, entibada con gruesos troncos, segn todas las reglas de los zapadores. La madera para las vigas, naturalmente, no se cortaba al lado de la base, sino a unos trescientos pasos por lo menos. El fondo de la zanja estaba apisonado y cubierto de ramas, para preservarlo de la humedad. La tierra extrada era esparcida lejos de all o arrojada a los barrancos y ros.

Estos fosos, que en realidad eran importantes depsitos subterrneos, tenan por techo unos troncos, recubiertos de tierra hasta el nivel del suelo. Luego tapbase todo con csped o musgo, donde se plantaban arbustos o pequeos arbolitos.

En ms de una ocasin, Kaprnov me llev a los lugares de esas bases camufladas y jams pude descubrir ninguna. Kaprnov me indicaba unos tocones, diversas seales que yo deba recordar.

De ese modo los hombres de Kaprnov construyeron nueve bases. Lo hicieron tan bien, que slo una, y sta, por casualidad, fue descubierta ms tarde por los fascistas.

En total, los destacamentos de distrito construyeron unas doscientas bases en la regin.

De no haberse realizado este trabajo, los destacamentos guerrilleros, sobre todo en el primer perodo de organizacin, lo hubiesen pasado mal. Las bases de aprovisionamiento decidieron el destino de muchas unidades guerrilleras. La poblacin no siempre poda alimentarnos, y hasta que no empezamos a arrebatar armas al enemigo, no pudimos tampoco alimentarnos a su costa.

* * *

En una ocasin, en plena jornada de trabajo, al edificio del Comit Regional de Cherngov llegaron dos coches: una furgoneta cubierta y un coche de turismo. Los vi de refiln a travs de la ventana que daba a la calle. Al cabo de un minuto me llam el compaero de guardia y dijo con voz alarmada:

Alguien quiere verlo, camarada Fidorov, no s qu coronel con dos soldados quiere verlo a toda costa... -Y prosigui en voz baja-: Llevan una enorme maleta cada uno...

Al instante me acord del reciente encuentro en la antesala del secretario del CC.

No hace falta que siga -le dije al guardia- dgale al coronel que se ponga al telfono... Camarada Strinov?

As es. El jefe del centro operativo de instruccin del Frente Occidental, coronel Strinov! Se acuerda, nos vimos con Burmstrenko? ... Pues bien, ahora vengo a verle a usted. Con el mismo fin y las mismas maletas. Voy con el tiempo contado. Vamos de Gmel a Kiev...

Le di orden al guardia que dejara pasar al coronel con sus dos soldados sin dilacin ni pase alguno y que llevaran su carga a mi despacho.

Con las maletas? Sin revisarlas?

S, s! Que suban inmediatamente!

As que Strinov vino a vernos. Mientras l suba al segundo piso, tuve tiempo de reunir a los miembros del Comit Regional clandestino: Popudrenko, Kaprnov, Ptrik, Nvikov y el encargado del departamento militar Dmchenko. Les avis que hablaran lo menos posible y escucharan con la mayor atencin. El coronel que vena a vernos tiene una enorme experiencia en el arte de los minadores. Se trata de un veterano del Ejrcito Republicano espaol. Tenemos que recoger de lo que nos muestre la mayor cantidad de conocimientos posible.

Despus de estrecharnos a todos la mano, Strinov se excus por tener ser breve.

Me he enterado de que ustedes se preparan en serio para la lucha guerrillera y he decidido pasar a verles por propia iniciativa. Antes que nada, tengan este ejemplar multicopiado de un folleto. Hagan lo posible por sacar copias cuanto antes y distribuirlas entre los jefes de grupo que vayan a quedarse tras las filas del enemigo... Y ahora tengo que pedirles una cosa. Saquen de la mesa los papeles, los tinteros y el cenicero. Les voy a mostrar todo lo que he trado. A medida que lo ensee les dar las explicaciones oportunas.

El coronel hablaba en tono tranquilo, algo seco. Dos dedos de su mano derecha se movan con dificultad. Al fijarme en ello, retir al instante la vista. Pero nuestro invitado era observador y se dio cuenta de mi mirada. Alz la mano y con una sonrisa se dirigi a todos nosotros:

Un recuerdo de Espaa y un buen aviso: el minador debe ser rpido, hbil, pero... nunca darse prisa. Es una verdad que hay que repetir como los musulmanes sus oraciones: cinco veces al da. Bueno, ahora dediqumonos al contenido de las maletas.

No s cmo estaban los dems, pero a m esto me atraa y me senta emocionado. Una tras otra se iban colocando sobre mi espaciosa mesa de trabajo filas de minas de todos los modelos posibles: redondas, planas, abombadas; antitanque, antiinfantera; para dinamitar puentes o convoyes en movimiento. Minas con cido, minas con sorpresa y con interruptores de antiextraccin. Ante tanta variedad la cabeza se me puso a dar vueltas. A medida que nos las mostraba, Strinov nos explicaba cmo estaban construidas, el modo de empleo, las maneras de esconderlas. Haca funcionar y nos dejaba manejar todas las minas: las minas de presin, de traccin, de encendido elctrico. Entre los crculos, globos y valos metlicos destacaban dos trozos de carbn. Uno, brillante como la antracita y otro, de color opaco, como un trozo de carbn ordinario que se usa para la calefaccin de las casas o para las calderas de las fbricas. Ambos pedazos de carbn estaban cargados de un poderossimo explosivo capaz de destrozar una locomotora, un barco, una fbrica o una mina. Para introducir un trozo de stos en un depsito de carbn enemigo no se necesitaba ningn tipo de conocimiento especial, lo poda hacer hasta un nio.

Casi todos los modelos que trajo Strinov tenan unos sealizadores elctricos. Si estirbamos bien el cordn o apretbamos la mina se encenda una pequea lmpara. Eso quera decir que se haba producido la "explosin".

Me acuerdo de cmo se le encendieron los ojos de la emocin a Nikoli Niktich Popudrenko.

Pero si esto es un tesoro para el guerrillero! - exclam.

Pero de dnde las vamos a sacar? - pregunt con una sonrisa burlona Vasili Lgvinovich Kaprnov. Semin Mijilovich Nvikov coment en tono sombro:

Indudablemente, aprender a manejar estos inventos es algo muy til. Pero hay en eso algo que no entiendo. Tan slo en nuestra regin, en plena poca de cosecha, trescientas mil personas se ven obligadas a cavar fosas antitanque y gastar nuestro precioso cemento para hacer diversos pilares y otras barreras que, tal como se ha visto por el curso de la guerra, no sirven para gran cosa. En cambio, las minas que usted, camarada coronel, nos est mostrando pueden utilizarse no slo en la retaguardia del enemigo, sino tambin como un arma poderosa capaz de contenerlo. Y si es cierto lo que digo, dnde estn? Por qu no las hay?

Todo eso es cierto contest Strinov en tono de amargura. La produccin de minas es inadmisiblemente pequea. Pero el Mando Supremo ha tenido en cuenta la leccin del primer mes de guerra, y ahora ya hay fbricas que han puesto en marcha sus cadenas de montaje... La historia de este asunto es complicada...

Y ahora no es el momento de discutir sobre eso aad yo. Dgame, camarada Strinov, usted se marcha?

No ms tarde que dentro de media hora.

Quin instruir entonces a nuestros futuros guerrilleros?

En cuanto llegue a Kev le enviar enseguida tres instructores. En lo que se refiere al abastecimiento en minas para las unidades guerrilleras, de esto se encargarn el Comit Central del Partido y el Mando Supremo. Lo que ahora tienen que comprender es lo siguiente: en la retaguardia del enemigo, una mina no slo de produccin industrial, sino tambin la casera es el arma ms adecuada y certera. Es mucho ms precisa que una bomba de avin e incluso que un proyectil de artillera. Para eso hacen falta cuadros formados. Es necesario formar centenares de minadores que se aficionen a la cosa. Miren por ejemplo Strinov sac de la maleta una bola niquelada del tamao de un huevo de ganso. No es una mina, sino tan slo un proyectil incendiario. Fjense bien, no es un modelo o un juguete, es un arma de verdad. Sin embargo, verdad que parece un juguete inofensivo? Doce camaradas nuestros comunistas, guerrilleros espaoles se internaron en la retaguardia del enemigo el 5 de julio de 1937 con estos mismos "juguetes inofensivos", los lanzaron en la direccin del viento sobre unos arbustos y un bosque de pinos que se encontraba prximo a un gran depsito de municiones de los sublevados. Al cabo de un cuarto de hora el fuego alcanz al depsito; explotaban los cajones con los cartuchos, los proyectiles de artillera, mientras que nosotros nos bamos tranquilamente del lugar. Atravesamos el ro y despistamos a los sabuesos...

Tom la bolita de las manos de Strinov, la sopes, estaba pulida por todos lados.

Y dice usted que este "juguete" funciona? pregunte a nuestro invitado. El suelo del patio es de cemento. Vamos a probarlo...

Despus de estas palabras me introduje la bola en el bolsillo.

Cuidado! grit asustado Strinov.

Me gir con gesto patoso, golpendome con un ngulo de la mesa y en ese instante salieron de m un torrente de chispas... no metafricas, sino de verdad, de las que encienden todo lo combustible. Tuve suerte de que la bola me quemara en un instante el tejido del bolsillo y cayera al suelo. Al principio ni siquiera not dolor. Me acerqu corriendo al cajn lleno de arena del cual sala una pala de zapador, la tom y lanc la bola ardiendo por la ventana. Recordar que en todas las casas y oficinas haba gran cantidad de cajones con arena y extintores para los casos en que un avin alemn lanzara bombas incendiarias.

Todos, claro, se azoraron. Pero al momento lleg la enfermera, me cur la herida que era bastante profunda, puso una venda y pudimos proseguir nuestra leccin. As es, una leccin o, mejor dicho, la clase. La pierna me dola muchsimo, no obstante lo soport esforzndome por comprender y asimilar cuanto ms mejor...

...Al rato despedimos al coronel Strinov y volvimos a mi despacho para leer en voz alta el folleto.

Yo comenc a leer, los restantes miembros del Comit Regional clandestino escuchaban. El dolor de la pierna era casi inaguantable si estaba sentado, as que le el folleto de pie. En l se explicaba el modo y de qu materiales se podan hacer explosivos, cmo convertir un trozo de tubera en granadas de mano, cmo los abonos del campo de nitrifosfatos pueden emplearse por personas sin una preparacin especial, por unos simples guerrilleros, para hacer bombas, cmo extraer sin demasiados riesgos de los proyectiles y bombas de aviacin del enemigo la trilita para volar los convoyes alemanes, cmo combiar el estopn...

No acabamos de leer el folleto, aunque era casi imposible dejarlo de hacer. Llam al director de la tipografa regional y le di orden de que imprimiera en un plazo no mayor de dos das trescientos ejemplares de l.

Para qu tantos! intent protestar Ptrik. Si no tenemos papel suficiente para los carteles y pasquines...

Pas medio ao y result que esos trescientos ejemplares fueron una gota en el mar. Volvimos a hacer ms copias en la tipografa de campaa de los guerrilleros.

En lo que se refiere a mi accidente... la pierna me doli mucho tiempo, la quemadura fue profunda, la cicatriz me la trae a la memoria hasta ahora. Nunca olvidar nuestro encuentro con Strinov en Cherngov; desde aquel mismo momento me convert en ardiente partidario de instruir a los guerrilleros en el arte del empleo de las minas.

Captulo primero: BOMBAS DOBRE CHERNIGOV parte 4 de 5El 18 julio, el Comit Regional recibi una nueva instruccin: organizar, adems de los destacamentos guerrilleros de distrito, un destacamento regional de unos 150 200 hombres, con sus respectivas secciones de caballera, minadores e infantera.

Comenzamos a reclutar voluntarios. A los pocos das, 186 hombres seleccionados, de probada confianza, se reunieron en la sala del Soviet de la ciudad para recibir las ltimas instrucciones.

Haba all las ms diferentes personas: cuadros del Partido, ingenieros, empleados, obreros, koljosianos, actores, msicos, cocineros... Todos ellos vestan de distinto modo, con arreglo a su situacin social y a su gnero de vida.

As, pues, los hombres haban sido seleccionados y las bases preparadas. Al parecer, todo estaba dispuesto para recibir a los intrusos... Habran comprendido nuestros comunistas en la clandestinidad que lo fundamental era el apoyo del pueblo, que nuestra causa sagrada, cuando el enemigo campase por sus respetos en nuestra tierra, era estar al lado del pueblo, impulsarlo a la lucha? No haba que olvidar que nosotros, los comunistas, ramos los organizadores solamente el armazn. He aqu lo que no se poda olvidar un slo instante. Y entonces ninguna fuerza enemiga sera capaz de quebrantarnos.

En la maana del 8 de agosto el primer grupo del destacamento guerrillero regional sali de Cherngov hacia el lugar de su dispositivo. El calor asfixiante presagiaba lluvia.

Setenta hombres, unos con chaquetas guateadas, otros con abrigos de invierno, algunos con abrigos de piel o de cuero marcharon al bosque.

Yo acompa a los camaradas. Por ahora, iban nicamente de prcticas, para entrenarse. As determinamos su misin. Nos guiaba el propsito de que los jefes y combatientes se imaginaran ser ya guerrilleros. Que aprendieran a esconderse, a disparar, a arrastrarse sin ser vistos hacia los "objetivos del enemigo".

El 10 de agosto, todo el destacamento regional lleg a su lugar de destino, a los bosques del distrito de Koriukovka, sector de Glino, al lado del ro Snov. Habamos elegido este sitio porque pensbamos que all no se libraran grandes combates: as podran esperar que el frente los rebasase y pasar desapercibidos.

El lugar nos atraa, adems, por sus condiciones naturales. Entre los espesos zarzales que cubran casi toda la orilla del ro Snov, poda ocultarse todo un ejrcito. Y a unos doscientos o trescientos metros de la orilla, comenzaba el bosque.

Al da siguiente visit a los camaradas.

El jefe del grupo, capitn Kuznetsov, que anteriormente haba trabajado en el Osoaviajim, y el comisario poltico, camarada Dmchenko, encargado de la seccin militar del Comit Regional, haban repartido ya entre los futuros guerrilleros las armas, y ahora se dedicaban regularmente a la instruccin militar: tiro al blanco, limpieza del fusil, reglamento militar, reglamento de campaa. Era un tpico campamento de Osoaviajim. Comida a discrecin y, hasta el momento, ningn peligro...; como si no hubiera guerra.

En Cherngov, se orden a los camaradas no tener trato con la poblacin, no descubrirse, mas los guerrilleros estimaron, por lo visto, que eso era una medida circunstancial y comenzaron a ir por las aldeas en busca de leche y algunos de los jvenes a pasear con las muchachas.

Por las tardes, en el campamento se cantaba y bailaba a los sones de un acorden. El sitio era maravilloso, haca calor, y a no ser por los fusiles en pirmide, hubiese podido creerse que aquello era una casa de descanso.

A las doce de la noche la gente, en grupos, se retira al cuartel, situado en la casa grande y bien acondicionada de la administracin forestal. Los jefes se tumbaron en unas camas y los dems sobre montones de heno seco y fragante.

Pero en cuanto todos estuvieron acostados y alguien incluso empez a roncar, se dio por orden ma la seal de "alarma". Obligu a la gente medio dormida a formar y abandonar en el acto el cuartel para jams volver a l. Les dije que tenan que pasar la noche en chabolas hechas entre los zarzales y ocultarse de la poblacin mientras no llegasen las tropas enemigas.

Debis aprender a vivir de modo que todos ignoren vuestra existencia.

Alguien se acerc a m y trat de convencerme:

Pero aqu hay pantanos, la gente puede enfermar.

Mas cuando en el cielo bramaron los aviones alemanes y empezaron a caer bengalas, todos callaron impresionados...

Los aviones alemanes iban a bombardear Cherngov.

* * *

Nunca estuve de tan mal humor en mi vida como aquellos das del 23 al 29 de agosto de 1941.

Volva del Frente Central, despus de una conversacin con el Consejo Militar, cuando tropec con una columna de coches de turismo: detuve al primero y pregunt a sus ocupantes quines eran y a dnde iban. Yo examin su documentacin y ellos revisaron la ma. Los viajeros eran los dirigentes de la regin de Gmel y con ellos iba el camarada Ednov, secretario del Comit Central del Partido Comunista (bolchevique) de Bielorrusia.

Los nuestros han dejado Gmel me dijo el camarada Ednov. Los alemanes avanzan sobre Cherngov.

Llegu al Comit Regional rendido de cansancio y hambriento. Me llevaron al despacho un plato de "borsch"; me sent al lado de la ventana y coloqu el plato sobre el alfizar.

Aull la sirena. Ultimamente, todos los das tenamos unas veinte alarmas. Yo estaba acostumbrado ya y la mayora de las veces ni siquiera bajaba al refugio. Los bombardeos, hasta entonces, no haban sido muy intensos.

Mientras coma, mir por la ventana. Desde all vea una gran parte de la ciudad. Por encima de los tejados divis a lo lejos varios aviones. De entre las nubes se desprendi otra negra bandada y un minuto despus ya estaban los alemanes sobre la ciudad. Vi cmo caan las bombas y hasta pude precisar que el primer edificio volado haba sido el teatro, despus el local de las milicias, el edificio de Correos... Segu comiendo maquinalmente. Los bombarderos pasaron por encima de la casa del Comit Regional. Las explosiones, el traqueteo de las ametralladoras y el estampido de los antiareos fundironse en un horrible estruendo... La gente corra alocada por las calles. Alguien gritaba desesperadamente, era imposible descifrar si era una voz de hombre o de mujer...

Sal del despacho y me encamin al refugio. Iba como mareado. Acercbanseme los compaeros de trabajo; yo responda maquinalmente a sus preguntas. Tena la sensacin de que un peso inmenso haba cado sobre mis espaldas...

En el pasillo, casi en tinieblas, me detuvo un hombre a quien no conoca.

Estoy aqu desde esta maana, camarada Fidorov. Vengo del distrito...

Dgame.

Me han expulsado del Partido y he recurrido ante el Comit Regional... Estamos en guerra, camarada Fidorov, cmo puedo vivir fuera del Partido? ...

No sabe usted que hay alarma area? Para resolver su asunto, tengo que llamar a los camaradas, examinar documentos. Y todos estn en el refugio... Le ruego que venga usted maana.

Maana ser tarde. Los alemanes se acercan a nuestro distrito...

En aquel instante una bomba estall tan, prxima que bajo nuestros pies tembl la tierra.

Esto no pareci impresionar a mi desconocido interlocutor. Yo aceler el paso. El sigui andando a mi lado.

Comprenda, camarada prosegu yo, que en esta situacin es imposible.

S, s accedi l tristemente, y me tendi la mano.

No me fij en su rostro, pero su apretn de manos fue cordial. Lament sinceramente no haber podido hacer nada por l.

Por primera vez pas toda la noche en el refugio. Los aviones alemanes volvieron doce veces. Estar sentado, esperando pasivamente, sin saber ni ver nada, es una ocupacin humillante.

Por la maana, aunque la alarma segua, regres al Comit Regional.

Negras madejas de humo colgaban sobre los tejados de las casas, lenguas de fuego suban hacia el cielo. Por todas partes crepitaban los incendios. Los bomberos trataban de apagar las llamas, pero qu podan hacer cuando a cada minuto surgan nuevos y mayores focos! La gente sentase incapaz de luchar contra el fuego.

En Cherngov ya no quedaban ms que unos centenares de personas: casi toda la poblacin haba evacuado.

El mando alemn no ignoraba, naturalmente, que en la ciudad no existan unidades ni objetivos militares. Sin embargo, los pilotos alemanes destruan cualquier casa que apareciese a sus ojos, perseguan a cada persona que lograban divisar. Los pilotos alemanes actuaban con arreglo al feroz programa del fascismo.

En una tregua, decid recorrer la ciudad.

Marchamos por la calle de Shevchenko. Cada tres o cuatro casas, un incendio. A nuestro encuentro vena galopando un caballo cojo. El chfer tuvo que meterse en la acera, si no el animal, enloquecido, se hubiera precipitado sobre el coche.

Detrs de nosotros, a unos quince metros todo lo ms, se desplom un muro. Las vigas cayeron ardiendo sobre el caballo.

En la ancha acera vi a un hombre con sombrero y gafas que andaba a gatas. Le llam. No me respondi. El chfer detuvo el coche y yo volv a gritar:

- !Camarada!

Entonces se levant, me mir con unos ojos turbios y corri hacia el portal de una casa. Hubiera sido absurdo seguirle.

Salimos a la plaza de Kibishev. La mayor parte de las casas ardan, algunas habanse desplomado ya; hasta en el centro de la plaza se perciba el calor de las llamas.

En medio de la plaza, con los brazos extendidos, estaba de pie un hombre alto y grueso, con el rostro negro por el holln. Le llam.

No nos vea. Volv a llamarle intilmente. El chfer acerc el coche hasta casi rozarle. As al hombre alto de una mano y l se meti dcilmente en el coche, pero tard an bastante en responder a mis preguntas.

Ms tarde, cuando le cont cmo le habamos encontrado, se encogi de hombros:

No recuerdo nada.

Recorrimos varias calles ms. Cuando llegamos al jardn, volvieron a aparecer los "Heinkel". Uno de ellos lanz una rfaga de ametralladora contra el coche.

Recogimos a otras dos personas. A uno lo tuvimos que atar: se haba vuelto loco.

Tardamos casi una hora en el viaje. Durante este tiempo, la ciudad volvi a ser bombardeada por dos grupos de aviones de bombardeo. Regresamos al Comit Regional. Yo tena miedo de no encontrar all ms que escombros. Pero el Comit Regional, por milagro, estaba casi intacto. En un radio de doscientos metros no haba quedado casa sin averiar; sin embargo, en el edificio del Comit Regional haban volado tan slo algunos cristales.

Aquella noche tomamos la decisin de evacuar. El Comit Regional del Partido, el Comit Regional del Komsomol y el Comit Ejecutivo Regional deban dirigirse al pueblo de Lukashovka, a quince kilmetros de Cherngov. Era insensato quedarse all. Cherngov estaba completamente aislado. La central elctrica haba sido averiada y cortadas las comunicaciones telegrficas y telefnicas. En la ciudad apenas quedaban habitantes: las fbricas y empresas tambin haban sido evacuadas.

Abandonamos apesadumbrados la ciudad desierta y destruida.

Al pasar por delante de mi casa, descubr con asombro que estaba intacta. Pens en detener el coche y llevarme algunas cosas, una muda de ropa, por lo menos, unas botas... Pero no me decid, cosa que no tard en lamentar.

Yo llevaba un abrigo de cuero, guerrera, pantalones militares y botas de piel de becerro. Colgaba de una correa la cartera de campaa. Este era todo mi bagaje.

Captulo primero: BOMBAS DOBRE CHERNIGOV parte 5 de 5El 26 de agosto salieron ya de Lukashovka hacia el distrito de Jolm, en un camin y en un coche de turismo, veintisis guerrilleros ms y una parte del Comit Regional clandestino encabezado por el camarada Popudrenko. Habamos decidido que yo me quedara cierto tiempo an.

Al despedirme, abrac a cada uno de ellos.

Tan pronto termine de evacuar la poblacin y las empresas, industriales -les dije- y acompae al Ejrcito Rojo hasta los lmites de la regin, volver a reunirme con vosotros. Estad seguros de que os encontrar!

Al da siguiente, supe que los distritos de Jolm y Koriukovka haban sido ocupados ya por los alemanes. El grupo de Popudrenko pas la lnea del frente con ayuda de los combatientes de la 18 divisin, que se encontraba en aquel sector.

Yo no saba entonces que me esperaban muchas peripecias antes de reunirme de nuevo con mis camaradas.

* * *

Voy a hablar brevemente de mi infancia y de mi juventud. Abandonado por mis padres, fui recogido por Maxim Trofmovich Kostiria, piloto de una barcaza de Dniper, al que expreso mi agradecimiento.

Todos saban que yo era un expsito y los chicos, naturalmente, se burlaban de m, aunque me tenan miedo: mis puos eran fuertes. Y si no hubiera sido por la revolucin, cunto me hubiese tocado sufrir en mi juventud!. Las muchachas decentes no se dejaban cortejar: ninguna querra casarse con un bastardo.

Viva en las afueras de Ekaterinoslav, actualmente Dniepropetrovsk, en el poblado de Ltsmanskaia Kmenka. All me recuerdan todava. Termin con buenas notas una escuela de dos aos. Yo era un chico muy travieso, pero tena afn por aprender: Acaso porque comprendiera desde pequeo que la vida me sera difcil.

A los doce aos comenc ya a trabajar. Fui zagal del pastor de un ricacho. A los catorce aos me separ de mi padre adoptivo y comenc a ganarme yo solo la vida. He sido pastor, acarreador, trabaj en la construccin. As hasta los diecinueve aos.

A principios de 1920 trabajaba en un hospital; haca todo lo que me ordenaban: barra el patio, parta lea, encenda las estufas, sacaba a los muertos. En el hospital ingresaban, de vez en cuando, combatientes del Ejrcito Rojo. Probablemente influenciado por ellos, se me ocurri ingresar voluntario en el Ejrcito Rojo. Tena ya bastantes aos, y podra haberme dado cuenta por m mismo que el Ejrcito Rojo era precisamente el lugar que me corresponda. Pero no fue as. Me atraa ms el aspecto material: la ropa, el calzado, la buena alimentacin.

Hice un curso de seis meses en una escuela de caballera y de all sal como ayudante de jefe de seccin. Me destinaron al regimiento de caballera N 54, de la 9divisin de caballera del Kubn. En aquel entonces era yo un buen mozo. Montaba bien a caballo, pero con los cosacos del Kubn es difcil competir en eso. Todos eran soldados veteranos que haban pasado por la guerra con Alemania y la civil. No poda ocupar entre ellos un puesto de mando, aunque no fuese importante, y por eso qued como ayudante del jefe del escuadrn.

Particip en algunos combates. Al principio, nuestra unidad retrocedi, pero despus pas a la ofensiva. En mi vida personal no ocurri nada de particular en aquella poca, si descontamos que me hice un celoso partidario del arma de caballera y un entusiasta del caballo, de las espuelas y del sable. Yo pensaba entonces que mi destino y mi vocacin eran pertenecer a la caballera. Sin embargo, no llegu a oficial: durante una expedicin contra la banda de Tiutinik ca enfermo y me llevaron al hospital con una pulmona. La enfermedad se complic, y tard en curarme ms de medio ano. Una vez repuesto, el Comisariado de Guerra me destin a un regimiento ferroviario como jefe de seccin.

All prest servicio, luchando contra los bandidos hasta 1924. Ese mismo ao fui desmovilizado, y as termin ini carrera militar.

Contaba entonces 23 aos, pero no tena ninguna profesin, y ni siquiera un propsito determinado. Estaba seguro, sin embargo, de que sabra andar por la vida. Fsicamente era fuerte y en el ejrcito haba templado mi voluntad.

Tena grandes deseos de estudiar. Pero no era posible ingresar en un instituto o en una escuela tcnica. Me faltaban los conocimientos para ello. Decid trabajar y estudiar al mismo tiempo.

Logr entrar de ayudante de entibador en la construccin del tnel ferroviario Merefa Jersn. Digo que lo logr, porque en aquel entonces haba muchos parados todava.

En la construccin del tnel es cuando recib una educacin bolchevique y adquir un verdadero temple de obrero.

El trabajo era duro, siempre en las tinieblas y en la humedad. Pero yo estaba encariado con el trabajo, con los hombres que dominaban el oficio a la perfeccin.

Viva en el poblado de Mandrikovka, prximo a las obras. Poco despus me cas. Como tena que montar la casa, trabajaba con ahinco.

Cules eran entonces mis aspiraciones y mis deseos? Ya estaba casado y tena una hija. Si en aquel tiempo me hubieran dicho: "Qu te parecera, Alexi, si fueras a trabajar al Partido, primero de secretario de un Comit de Distrito y despus de secretario de un Comit Regional?, me hubiese encogido de hombros echndome a rer. Ni siquiera perteneca al Komsomol.

Si yo senta grandes deseos de instruirme, el Poder sovitico y el Partido Comunista tenan un inters an mayor en que personas como yo estudiaran y se capacitasen.

Mis aspiraciones eran modestas: ser contramaestre de mina. Por eso me fijaba atentamente en los camaradas mayores, ms expertos, y no me negaba a hacer ningn trabajo.

No exista an el movimiento stajanovista(1), hasta los obreros de choque aparecieron ms tarde. Si, por ejemplo, algn obrero rebasaba en mucho la norma, alguno de los viejos sola decir: "No rebajes los salarios". Ya entonces eso no me gustaba. A veces, hasta los delegados sindicales se enfrentaban resueltamente a la administracin: "La administracin es la que debe responder por el plan..

Tampoco eso era de mi agrado.

Para m eran un modelo los obreros que trabajaban no por obligacin, sino a conciencia.

Me agradaban, sobre todo, dos contramaestres de turno: los hermanos Grigorin, Artiom e Isif. Sencillos en el trato, ayudaban siempre con sus consejos tanto a viejos como a jvenes y, si a alguno le haca falta, le prestaban dinero. Eran unos magnficos obreros, que se complacan en ensear lo que saban, gente alegre, aficionada a bailar y a pasar el tiempo libre con los amigos. No eran reacios a beber, pero no rebasaban la medida. Me gustaba cmo iban vestidos: bien, pero sin ostentacin.

Mi mejor amigo y maestro era Ivn lvnovich Bobrov, que trabajaba en el mismo turno que yo. Tambin era entibador, pero de categora superior a la ma. Bobrov era comunista y realizaba un gran trabajo social: era el encargado del sector de la produccin en la organizacin sindical de la mina.

Bobrov fue quien me acostumbr a leer regularmente los peridicos y consigui que la lectura llegara a ser para m una necesidad vital; gracias a l me aficion a la literatura poltica. Bobrov me llevaba consigo a las reuniones sindicales, me haca intervenir en la discusin de los problemas de la produccin y fue el primero en hablar conmigo sobre mi ingreso en el Partido.

Mientras tanto, en Mandrikovka se haba construido un club. Y si antes nos pasbamos las tardes en casa, o bamos de visita, o pasebamos en grupos por las calles del pueblo, ahora empezamos a tener nuevas ocupaciones. En el club haba biblioteca y dos crculos artsticos de aficionados: el dramtico y el musical.

Mi historia no tiene nada de extraordinario para un ciudadano sovitico. Se puede resumir en unas palabras: el Partido, el Poder Sovitico han sido los que me educaron, los que me impulsaron hacia adelante. Mi espritu, mis horizontes han ido desarrollndose paralelamente al desarrollo cultural del pas.

Un ao ms tarde fui elegido miembro del Comit sindical, al mismo tiempo desplegaba una intensa labor en el club. El 27 de junio de 1926 era ya candidato a miembro del Partido. Y justamente un ao despus, el 27 de junio de 1927, recib el carnet de militante del Partido Comunista.

A fines de 1927, cuando terminamos el tnel, ya era contramaestre minero, y cobraba un buen salario. Tena veintisis aos y era un hombre serio. Por lo que se refiere a mi actividad social, estaba encargado de los asuntos del club, presida la Comisin cultural del sindicato y haba sido elegido miembro del Bur de la organizacin del Partido.

Despus me llamaron a Mosc, al Comisariado del Pueblo y me propusieron marchar al Cucaso a trabajar en la construccin de la central elctrica de Rion; muchos de estos trabajos eran en roca y haba que abrir varios tneles. Trabaj tambin all de contramaestre y despus regres a Ucrania.

Frisaba ya en los treinta aos, y me encontraba en Ucrania, despus de haber trabajado en Dniepropetrovsk, cuando consegu, por fin, realizar mi antigua aspiracin de estudiar. Ingres en el tercer curso de la Escuela Tcnica de Construccin en Cherngov. Al ao terminaba los estudios y ya comenzaba a pensar en proseguir estudiando en el instituto, cuando mi destino cambi bruscamente. Me llamaron al Comit Urbano del Partido y all me dijeron:

Necesitamos hombres como t para trabajar en los distritos rurales.

Y cmo son "esos hombres"?

De origen proletario, educados en la produccin, fieles al Partido. En los distritos rurales nos faltan hombres as.

Y sal para la regin de Cherngov, hacia el distrito de Koriukovka, como presidente del Consejo Sindical de la regin.

Despus fui elegido presidente de la Comisin de Control(2) en el distrito de Ponornitsa, de la misma regin. Algo ms tarde me eligieron para segundo secretario del Comit de Distrito.

El Partido segua interesndose por mi, me ayudaba a desarrollarme. En los cursos de preparacin de secretarios, organizados por el Comit Central del Partido Comunista (bolchevique) de Ucrania en Kev y, ms tarde, en los cursos del Comit Central del Partido Comunista (bolchevique) en Mosc, obtuve los conocimientos tericos que me faltaban.

A principios de 1938 fui elegido primer secretario del Comit Regional de Cherngov del Partido Comunista de Ucrania.

Soy un cuadro del Partido. Eso quiere decir que todo mi tiempo, toda mi inteligencia, todas mis fuerzas estn al servicio del Partido. Y a cualquier parte donde vaya, cualquier cosa que e1 Partido me ordene, la cumplir como un deber sagrado.

Ahora, cuando miro atentamente a mi alrededor y me fijo en los camaradas que marchan a mi lado, veo que la enorme mayora de ellos han salido del pueblo. Sus biografas pueden ser distintas, pero sus intereses y sus objetivos son los mismos: los que marca el programa del Partido bolchevique.

(1) Stajanovista: Movimiento de masa entre los trabajadores de la URSS por una elevada productividad del trabajo y una mejor utilizacin de la tcnica. Llamado "stajanovista" por el nombre del iniciador de este movimiento, el minero de la cuenca del Donets, Alexi Stajnov. (N. del Trad.)(2) Comisin de Control: rgano electivo del Partido destinado a prestar ayuda a los comites del Partido para afianzar la disciplina, luchar contra las infracciones de los estatutos y decisiones del Partido y atraer a las amplias masas al trabajo para el mejoramiento del aparato sovitico. (N. del Trad.)