El Colibrí. Tercera edición

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Año 1 Nº 3 31 de Octubre de 1829 B olívar llegó a O tavalo El libertador Simón Bolívar es huésped ilustre de nuestra villa. Llegó ayer a Otavalo proveniente de Quito, permanecerá entre nosotros unas pocas horas para continuar su viaje a Santa Fé de Bogotá, por el camino de Atunta- qui e Ibarra.

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Año 1 Número 3 Otubre

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Año 1Nº 3

31 de Octubre de 1829

BolívarllegóaOtavalo

El libertador Simón Bolívar eshuésped ilustre de nuestra villa.Llegó ayer a Otavalo provenientede Quito, permanecerá entrenosotros unas pocas horas paracontinuar su viaje a Santa Fé deBogotá, por el camino de Atunta-qui e Ibarra.

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2 EL COLIBRI

MIEMBROS DEL CONSEJO DIRECTIVO

PLUTARCO CISNEROS ANDRADE CANCILLERLIC. JUAN CARLOS CISNEROS BURBANO VICECANCILLERING. RAÚL SOTOMAYOR PLAZA, MBA. RECTOR (e)

VOCALESMONSEÑOR ANTONIO ARREGUI YARZADR. MARCO PROAÑO MAYALIC. EDWIN NARVÁEZ RIVADENEIRAING. RODRÍGO PINTO DÁVILALIC. MAXIMILIANO DONOSO VALLEJOECON. BERNARDO TRAVERSARI DBAYLEING. HERNÁN JARAMILLO CISNEROSING. LUIS ALBERTO ACOSTA ESTRADAING. MARCO FLORES DÁVILACONSEJO EDITORIALDRA. SUSANA CORDERO DE ESPINOSALIC. ELENA FRANCÉS HERREROLIC. EDWIN NARVÁEZ RIVADENEIRAING. HERNÁN JARAMILLO CISNEROSLIC. FERMÍN SANDOVAL ORTIZFAUSTO JARAMILLO: EDITOR RESPONSABLE

Matrícula Nº 17-403

"Las noticias públicas de que estaba enfermo de muer-te no se tenían tampoco como un indicio válido de quese iba. Nadie dudaba de susmales. Ha cumplido cuaren-ta y cinco años el pasadomes de julio, pero ya sus áspe-ros rizos caribes se han vuelto de ceniza y tiene loshuesos desordenadospor la decrepitudprematura, y to-

do en él se ve tan desmerecido que no parece ca-paz de perdurar hasta el julio siguiente".

¿Y lo de Lima?

En Lima, el pasadomes de julio, nos contaronque: "el único cambio notable que hizo en los ri-tos del insomnio aquella noche de vísperas, fueno tomar el baño caliente antes demeterse en lacama. José Palacios se lo había preparado desdetemprano con agua de hojasmedicinales para re-componer el cuerpo y facilitar la expectoración, ylo mantuvo a buena temperatura para cuando éllo quisiera. Pero no lo quiso. Se tomódos píldoraslaxantes para su estreñimiento habitual, y se dis-puso a dormitar al arrullo de los chismes galantes

de la ciudad. De pronto, sin causa aparente, lo aco-metió un accesode tos queparecía estremecer los es-tribos de la casa. Los oficiales que jugaban en la sala

contigua se quedaron en suspenso. Uno de ellos, el ir-landés Belford Hinton Wilson, se asomó al dormitoriopor si lo requerían, y vio al general atravesado boca-bajo en la cama, tratando de vomitar las entrañas".

¿Enfermo? ¿Desde cuándo?

Como dicen, los males del Libertador lo vienenacompañandodesde hacemucho tiempo. En unodesus viajes, en Piura, nos dijeron que su edecán "loencontró tirado en el suelo de una choza miserableimprovisada como cuartel general, envuelto en uncapote de barragán y con un trapo amarrado en lacabeza, porque no soportaba el frío de los huesosen el infierno del mediodía, y sin fuerzas siquie-ra para espantar las gallinas quepicoteaban en

torno suyo". "El cuerpo ardía en la hogue-ra de la calentura, y soltaba unas ventosi-dades pedregosas y fétidas. El mismogeneral no sabría decir al día siguiente siestaba hablando dormido o desvariandodespierto, ni podría recordarlo. Era lo queél llamaba "mis crisis de demencia", queya no alarmaban a nadie, pues hacía másde cuatro años que las padecía, sin queningúnmédico se hubiera arriesgadoa in-tentar alguna explicación científica, y al día

siguiente se le veía resurgir de sus cenizas con la razón in-tacta".

"Se dijo que su mal era un tabardillo causado por lossolesmercurialesdeldesierto. Sedijodespuésqueestabaagonizando en Guayaquil, y más tarde en Quito, con unafiebre gástrica cuyo signomás alarmante era un desinte-rés por elmundoyuna calmaabsolutadel espíritu. Nadiesupo qué fundamentos científicos tenían esas noticias,pues, él siempreha sido contrario a la creencia de losmé-dicos, y se diagnostica y receta a símismobasado en el li-bro "La médicine a votre maniere", de Donostierre, unmanual francés de remedios caseros que José Palacios lellevaa todaspartes, comounoráculoparaentender y cu-rar cualquier trastorno del cuerpo o del alma”.

Gracias a estas notas deGarcíaMárquez, ahora síestamos en condiciones de afirmar que el Liberta-dor está enfermo. El Colibrí hace votos por el pron-to restablecimiento de Su Excelencia.

El Libertadorestá enfermo

El Colibrí, emprende un viaje hacia el pasado,hacia el 31 de octubre de 1829, fecha en queel Libertador Simón Bolívar transformó la bu-

cólica vida de la villa de Otavalo al elevarla a la ca-tegoría de ciudad.El Colibrí comprende que la ciencia moderna

no ha logrado vencer la dimensión del tiempo yla realidad solo nos ofrece el presente, pero la ima-ginación humana es poderosa arma que rompe losesquemas y abre las puertas al infinito. El vuelo delColibrí será entonces la forma en que podremosacercarnos a la vida de los habitantes de esta co-merca en aquel año del Señor de 1829, sus costum-bres, sus ideales de libertad, su honrado trabajo yhonesto esfuerzo, su arte y su ingenio que el Liber-tador pudo comprobar como base para estamparsu firma en el Decreto correspondiente.La carta de este imaginario vuelo está basada en

los documentos de la época, por lo que El Colibrípuede garantizar que los hechos, el programa delfestejo y los nombres de los hombres y mujeresque como actores o como espectadores vivieroneste drama, son verdaderos.El Colibrí, como órgano de difusión del trabajo y

las ideas de la Universidad de Otavalo, rinde deesta manera un sentido homenaje a los hombres ymujeres de esta comarca, antecesores de los actua-les habitantes de esta ciudad y a sus actuales here-deros.

El Colibrí apela a la comprensión de sus lectoresy les pide que lo acompañen en esta aventura delpensamiento que nos llevará a conocer el espírituprofundo de quienes cambiaron el rumbo de la vidade América, y por supuesto, de Otavalo.

NOTA DELEDITOR

Ayer, a la llegada del Libertador anuestra villa, su semblante causó in-quietud entre todos nosotros, por-

que se lo vio desmejorado, pálido, flaco, ojeroso,si hasta parecía empequeñecido; ya no tenía eseporte, ese garbo que en las otras ocasiones enque nos visitó causó tanta admiración. El Colibrírecordó que han corrido muchos rumores sobrela salud del General, por eso le pidió a nuestroamigoGabriel GarcíaMárquez, periodista colom-biano, que nos informara sobre la veracidad deesos rumores, y esto fue lo que nos contó:

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De Quitoa Otavalo

Salimos de Quito el 29 para caminar las 17 leguasque nos separan de Otavalo. Vencido el arenosotrayecto de Carcelén, descendemos por el tor-

tuoso camino a La Providencia. Recuas demulares alentadaspor gritos y silbos de sudorosos soldados – arrieros, fusil alhombro,pilcheal cintoy látigoenmano, las enfilanparaevitarse derrumben a los abismos. “Bajamos al río Guayllabambapara treparapaso lento la cuestadeLaJosefinay luegoElCha-manal, La Bodoquera de Malchinguí… camino interminable.El paso se vuelve lento y pesado sobre la alta capa de arena.Quédistantes semiranal atardecer lasblancas casitasdeMal-chinguí” Pero los soldados son incansables.La tropa, aprovechando que la luna está alta, luego de un

descanso, apareja las acémilas para continuar el viaje. “Lavena líquida del Chiriyacu nos reduce el paso. Y luego Los

Azahares, Curuví a la vista. Atrás ElMortiñal y Los Chozonespara desde Catactola mirar el Taita Imbabura, la laguna deSan Pablo y esemontoncito de casas amorosamente apiña-das que se llama Otavalo”.Estamos en Bellavista. La villa se abre a nuestros ojos.

Recordé a un amigo que en noches de nostalgia nosdecía: “fresca, hermosa, con el perfume delicioso de susjardines, Otavalo-luz de la mañana recién nacida- es lahembra que canta la eterna canción de primavera. Tierrapródiga, romántica”. Mi compañero de viaje me dice: “LaCalle Real parece vibrar con un tenue pulso vital y se es-tira larga, desde el vientre del Mojanda para perderse enla llanura. Las casitas lechosas se levantan tímidas, rece-losas, apenas apartándose del suelo” para dar la bienve-nida al Libertador.

El colibrí recibió la siguiente nota de nuestro colaborador Melchor Cotama, quién acompañó eneste viaje a la comitiva del Libertador, desde que ésta salió de Quito hasta pisar nuestro suelo.

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Tiene doscientas quince ca-sas todas bajas, a excep-cióndetresquesondealto,

pero las más de teja, aunque de pocacapacidad y de grosera arquitectura,puessufábricaconsistesoloenadobesy por consiguiente de poca subsisten-ciayduración.Solo lasmuchas lluviasyla humedad que por sí propio tiene elterreno suelen desmoronar y echar atierra sus paredes. En sus inmediacio-nes hay también, además de muchascasuchassalteadas,algunasrancherías,tales son, por la parte del oriente, lasdeSanRoque,SanMiguel,NuestraSe-ñora de Monserrate y Peguche, cadauna con supequeña capilla que tienenpor tutelaresa los santosdeestosmis-mos nombres…y por la del poniente,las de Santiaguillo, Quichinche y SanJuan,que tienen tambiénsucapilladelpropio título y la misma celebridad en

sudía.Hay dos iglesias parroquiales, am-

bas de un solo cañón de nave, y porconsiguiente muy estrechas para susrespectivas feligresías, además de sumucha pobreza y poca decencia parael divinoculto. LadesanLuis, queeselsanto titular de la villa, es asimismo laprimordial y propiaúnicamentede losindiosoriginariosode la tierra, que lla-man llactayos en la lengua del país,construida de cal y ladrillo aunquemuymaltratada; y ladel Señordel Jor-dán, nueva, de cal y piedra, aunqueesde blancos, negros y también de losindios forasterosqueposteriormentese fueron avecindando…Hayunsoloconventodelosregulares

desanFrancisco,conunacapillamuype-queñaunidaala iglesiadesanLuis…Nohay hospital ninguno, y solo sí una casabastante reducidadeadministraciónde

aguardientesyalcabalas.Hay una escuela de primeras letras

y otra de gramática, ambas de parti-culares, a quienes se les paga por losmismos interesados, enatenciónanohaber en la villa ramo alguno de queechar mano para la paga a lo menosdel primero que es más necesario, ypor lo que respecta amedicina y ciru-gía carece enteramente de uno y deotro, del mismomodo que de botica,adviniéndose todas estas gentes y al-gunas curanderas con solo aquellosremedios del propio país que les haenseñado la experiencia.La extensión de la población de

Otavalo es de once cuadras de longi-tud y de siete de latitud en la mayorparte, y la de todo el terreno propiosuyodedosymedia leguasdeorientea poniente, y de seis y media de me-diodía a norte…

Otavalo en 1829PROGRAMA GENERAL

CON EL QUE LA VILLA DE SANLUIS DE OTAVALO RECIBE AL

HÉROE DE LOS SIGLOS,SIMÓN BOLÍVAR,EXCELENTÍSIMO

PRESIDENTE DE LAREPÚBLICA DE COLOMBIA

A SU PASO A NUEVAGRANADA, EL TREINTA

Y UNO DE OCTUBREDE MIL OCHOCIENTOS

VEINTE Y NUEVE,DÉCIMO NONO.

Yo, José Castro Juez Político y Justicia Ma-yor de la Villa de San Luis de Otavalo, DIS-PONGO que los vecinos de esta villa ypueblos circunvecinos, atendiendo a la con-stante fidelidad y amor demostrados al Au-tor de la Libertad, participen en los actosprogramados en su honor.

Y ORDENO que durante el recibimiento

- Nadie se atreva a blasfemar ni decir malde Dios, su benditaMadre ni sus santos,bajo las penas establecidas;

- Que lleven a los niños porque las prime-ras impresiones que reciben en la tier-na edad duran por lo regular toda lavida;

- Que no deben intervenir en riñas de ve-cinos donde hubiera uso de armas niefusión de sangre durante la recepcióncontribuyendo a la quietud y sosiego dela misma;

- Que los pulqueros y estanqueros y to-dos los que tengan licores pongan faro-les con luces en las puertas de sustiendas;

- Que los borrachos, ociosos ymal entre-tenidos que fueren aprehendidos enronda, igualmente que los ebrios quede día o de noche fuesen encontradosen pendencia, serán castigados con cu-atro días de cárcel;

- Que no hayan cerdos en las calles de es-ta Villa y da Su Merced facultad paraque cualquiera pueda matar a estos in-mundos animales que anduvieren porellas y al matador se le dará un real porcabeza;

- Que después de la recepción no concu-rran a casas de juego ni a reuniones queno sean de respeto y moralidad;

- Y que, finalmente, todos los vecinosasistan al acto de recepción con su sillapara que se aposenten en ella duranteel tiempo que dure el susodicho recibi-miento al Libertador.

La BARBERIA “LA ELEGANCIA” del maestro José Toapanta,Saluda al Libertador Simón Bolívar en su visita a Otavalo y ofrece a su distinguida clientela,cortes de pelo a tijera y a navaja. Corte de barba con jabones perfumados importados de París.

Para asistir al baile en honor al Libertador, acuda primero a la Barbería “LA ELEGANCIA”.

El Colibrí quiere destacar a la villa de Otavalo que recibe alborozadala visita de Su Excelencia el Libertador Simón Bolívar.

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"José Palacios es su servidormás antiguo, es seis años menor queel general. Nació esclavo en la casadel Libertador. Es fruto de unmal pa-so de una africana con un español dequién ha heredado el cabello de zana-horia, las pecas en la cara y en lasma-nos, y los ojos zarcos" Fue liberadopor el propio Simón Bolívar, pero élno quiso nunca dejar el servicio a suExcelencia. Contra su sobriedad natu-ral, tiene el guardarropa más surtidoy costoso del séquito que acompañaal Libertador. Ha hecho toda su vidasirviendo al general, acompañándoloen sus dos destierros, en sus campa-ñas completas y en todas sus bata-llas, siempre de civil, pues nunca haquerido vestirse con ropamilitar". Se-gún nos cuentan es analfabeto, nun-ca aprendió a leer y escribir, aunquenadie lo puede creer, pues tiene unamemoria prodigiosa que lo torna unconversador ilustrado.José Palacios llegó a Otavalo cabal-

gando a lado del Libertador, vestidocomo siempre, aun en el fragor de lasbatallas, "con la levita sacramental, elprendedor de topacio en la corbata deseda, los guantes de cabritilla, y el cha-leco de brocado con las dos leontinascruzadas de sus relojes gemelos."

Fernando Bolívar, sobrino delGeneral, "está a su servicio, tan pron-to como terminó sus estudios, y el Li-bertador descubrió en él sus virtudesde amanuense, no solo por su caligra-

fía preciosa y su dominio del ingléshablado y escrito, sino porque es úni-co para inventar recursos de folletínque mantienen en vilo el interés dellector, y cuando lee en voz alta im-provisa al vuelo episodios audacespara condimentar los párrafos ador-mecedores."

El Coronel Belford Wilson, suedecán principal, "tiene 25 años y ha-cía siete que su padre lo envió al servi-cio del general, después que concluyósus estudios en Westminister y Sand-hurst. Ha sido edecándel general en labatalla de Junín, y fue él quien llevó elborrador de la Constitución de Boliviaa lomodemula por una cornisa de tre-scientas sesenta leguas desde Chuqui-saca. Al despedirlo, el general le dijoque debía estar en La Paz amás tardaren 21 días.Wilson se cuadró: "Estaré enveinte, Excelencia", le dijo, y estuvoendiecinueve".

Agustín de Iturbide: "es el hi-jo mayor de un general mexicano dela guerra de independencia, que seproclamó emperador de su país y noalcanzó a serlo por más de un año. Elgeneral Bolívar lo tiene un afecto dis-tinto por él desde que lo conoció enposición de firmes, trémulo y sin po-der dominar el temblor de las manospor la impresión de encontrarse fren-te al ídolo de su infancia". Entoncestenía 22 años. "Tres cosas conmovie-ron al general: una fue que Agustín

tenía el reloj de oro y piedras precio-sas que su padre le había mandadodesde el paredón de fusilamiento, ylo usaba colgado del cuello para quenadie dudara de que lo tenía amuchahonra. La otra era el candor con quele contó que su padre, vestido de po-bre para no ser reconocido por laguardia del puerto, había sido delata-do por la elegancia con quemontabaa caballo. La tercera fue por sumodode cantar".Hay que mencionar muy especial-

mente a Fernanda Barriga, una indí-gena quiteña que funge de sucocinera personal. El Libertador la lla-ma Fernanda Séptima puesto que esla única persona que lo obligaba a co-mer algo cuando él no quiere. Es unaindia plácida, gorda, dicharachera,"cuya virtudmayor, según las lenguasde quienes le acompañan al General,no es su buena sazón en la cocina si-no su instinto para complacer a su Ex-celencia, en la mesa." PrecisamenteFernanda Barriga ha sido consultadapor las matronas de la ciudad sobreel menú que deberán servirle al Liber-tador en la cena que la ciudad serviráesta noche en su honor.José D. Espinar, un patriota con-

vencido que en este viaje le acompa-ña al Libertador en calidad de susecretario particular, es decir, suhombre de mayor confianza en losasuntos políticos y administrativosque deberá cumplir a lo largo de es-tos meses, hasta llegar a Santa Fe deBogotá, destino final del viaje.

La Comitiva delLibertadorAyer desbordaron las calles con el tu-

multo de las gentes, cuyos ojos ávidosbuscaban la pequeña figura del caraque-ño, aclamado como el "Libertador", yaunque Otavalo no tenga fecha deemancipación propiciada por los suyoscomo es el caso de Esmeradas, Guaya-quil, Sanborondón, Daule, Cuenca, Gua-randa, Machachi, Riobamba, Ambato,Latacunga, Alausí, Tulcán, Zamora, Loja,etc., no se puede callar el tesón de losotavaleños para lograr la emancipaciónpolítica, rubricada con el triunfo patriotaen la GuerraMagna, aunque tampoco sepueden olvidar las acciones a favor delos realistas y por lo que son acusados al-gunos curatos cuyos pujos fueron, porfin, abatidos como el levantamiento deAgustín Agualongo.La Constitución Colombiana, exigida

con juramento a todo el pueblo de Ota-valo, tras la solemne misa en el templode El Jordán, ilusiona poco a indígenas ynegros; los primeros que tanto exigieronen los distintos levantamientos de Pílla-ro, Pomallacta, Alausí, Guano, Otavalo,Guamote, etc.; y los segundos cotizadosaún en los mercados, mas todos aguar-dan una ley que deponga el despotismode unos hombres sobre otros."La Libertad", palabra usada en estos

días, será ratificada conel trabajo de cadajornada, pues solo el empeño de cada ha-bitante forja el carácter y la noblezade lospueblos, y esto es lo que estudia la Histo-ria y debería ser aclamado con apoteosis,sin dejar de celebrar al hombre y a la ges-ta, que en último resumen significan losnobles afanes de la humanidad.

El "Libertador"y "la libertad"El Colibrí quiso conocer a los personajes que acompañan al Libertador en este viaje y que han sido sus

compañeros inseparables en los últimos tiempos. Ellos no solo son sus amigos sino que silenciosamentecumplen diversas funciones y trabajos, y le tornan más agradable estos interminables viajes del Liberta-dor; por eso pedimos a Gabriel García Márquez que nos los presente.

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El Presbítero Juan Félix Jerez Aristeguieta y Bo-lívar, condujo al niño a la pila bautismal de laCatedral. De regreso a la casa, éste sorprende

al matrimonio Bolívar con una confesión: “Al momentode rociarle el agua bendita no lo llaméPedro José (comoquería el padre)… Una extraña voz interior, una inspi-ración divina que probablemente viene de Dios, me dioel nombre de Simón, porque este niño será el Macabeo(salvador) de la América.Pero casi nada se dice del entorno familiar, que al

igual que el Libertador, constituyeron un linaje empren-dedor, aventurero, de arrogancia y valentía, como casoexcepcional en la historia de un Continente.

19 DE ENERO DE 1799

El joven Simón Bolívar con 15 años de edad, es en-viado a Europa a continuar sus estudios de matemáti-cas e idiomas en la Academia de San Fernando enMadrid…El 31 demayo, la embarcación arriba al puerto de San-

toña en España; pero el joven no va directamente aMa-drid donde lo espera su tío Don Esteban Palacios yBlanco, sino que se dirige a Bilbao, la tierra de sus an-cestros.... Se hospeda en un edificio de cuatro pisos, enla calle MataderoDe la Puebla de Bolívar en el Valle de Ondarroa, en

una pradera del Monte Oniz, en las montañas de Viz-caya, partió el primer Bolívar (El Viejo), un lugar muycerca del mar a 5 km de Cenarruza, que en el año 1300Diego López de Haro fundó un caserío, de donde partióel primer Bolívar, llevando consigo el Escudo Familiar,que lleva representado la “Pradera de Molino” que

emulaba el paisaje vasco español, de donde se originóel apellido “Bolívar”.En Bilbao, viene a su mente la historia de la familia

que tantas veces le narró sumadre, donde el apellido yel abolengo familiar lo heredaban sólo los varones y noen las hembras, como una condición de injusticia histó-rica, y cuyo “Escudo de los Bolívar” adornaba la entradade la lujosamansión colonial Bolívar, apellido de origenvasco por la combinación de dos palabras: Boli = piedrade molino, ivar = el valle de la piedra del molino… Lapiedra de molino utilizada para moler el trigo, repre-sentaba el trabajo al que se ocupaban los hombres dela familia:

AÑO DE 1559: La fortuna que acompañaba a losaventureros del Nuevo Mundo, llegó al pequeño po-blado de Bilbao, provincia de Vizcaya donde vivía unjoven de nombre Simón Bolíbar, nativo del pueblo deMarquina, en el señorío de Vizcaya, hijo del matrimonioMarlín de Ochoa Bolíbar Jáuregui y la Rementería, yMagdalena Ibargüen, ambos nativos de la misma loca-lidad, al igual que sus abuelos Miguel Ochoa de la Re-mentería Bolíbar Jáuregui, y María de Andixpe.

SIMONBOLIBAR, conocido como (el Viejo), se ganabala vida copiandomanuscritos, profesiónmuy lucrativa, yaque la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir… Lahistoria del Dorado convenció al joven para embarcarserumbo a Santo Domingo, isla conquistada por Colón el 5dediciembrede 1492. EseprimerBolívar que llegóaAmé-rica en 1588, y que la historia identificará comoBolívar (elViejo), tenía como dato curioso, que su apellido se escri-bía con la “b” labial, y por error del escribano, la cambiópor la “v” labiodental cuando nació en Santo Domingosu hijo Simón Bolívar (el Mozo), como el primer Bolívar

nacido enAmérica, de la unión conyugal con unadomini-cana de nombreAnaHernández de Castro…SimónBolí-bar (el Viejo) comenzó a trabajar como amanuense(escribiente) de los Tribunales de la Real Audiencia…Esasí como el primer Bolívar arriba a Venezuela... Su indis-cutible inteligencia, liderazgo ypoder de convocatoria, lepermitió organizar una Federación de Provincias, con laasistencias de todos los cabildos queexistíanpara enton-ces en el país…SIMON BOLIVAR, conocido como (el Mozo), siguió

los exitosos pasos de su padre en amasar fortuna yprestigio, siendo figura importante en la sociedad oli-garca, cuando celebró su matrimonio con Beatriz DíazMoreno de Rojas, hija del famoso Capitán Alonso DíazMoreno, fundador de la ciudad de Valencia a orillas dellago Tacarigua, con lo cual el apellido “Bolívar” se cons-tituye en uno de los más importantes de la época, decuya unión matrimonial nacerán: Antonio y Luisa…Simón Bolívar (el Mozo), era un hombre entregado a ladefensa de los indios; fue encomendero de los nativosde SanMateo, lo que le permitió consolidar la haciendamás importante del país, conocida como la “Haciendade San Mateo”, que en el futuro, sería el bien más pre-ciado de la familia de los “Bolívar”… A la muerte de suesposa, buscó consuelo en el seminario, para conver-tirse en Sacerdote,mientras que su hijo Antonio BolívarRojas, se encargó de administrar la fortuna de la familia“Bolívar”, y que de acuerdo a la Ley beneficiaba a loshijos varones.

ANTONIO BOLIVAR, como la tercera generación delos “Bolívar”, será la más prolifera de todo el linaje fa-miliar… Don Antonio Bolívar consolidó el abolengo deblancos criollos, al casarse por primera vez con Doña

Bolibar = pradera de molino

Simón Bolívar Palacios,el Libertador, proviene de unailustre familia. Su apellido sehunde en el país Vasco, dondese escribe con dos letras “b”labiales, y significa “praderade molino”. Jorge Mier Hoffman,colaborador de El Colibrí, realizóuna investigación de losantepasados de nuestro ilustrevisitante, la que ahorapresentamos como unhomenaje a Su Excelencia.

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Luisa de Marmolejo, y en segundas nupcias con DoñaLeonor de Rebolledo Argumedo y Almendariz, de cuyosmatrimonios tendrá nueve hijos..! Será Alcalde de Ca-racas, Corregidor de los Valles de Aragua y Alcalde de laSanta Hermandad… De todos sus hijos, Luis Bolívar yRebolledo, nacido en Caracas el 27 de febrero de 1627,será quién continúe la estirpe de los “Bolívar” que daránacimiento al futuro Libertador.

LUIS BOLIVAR, siguiendo el linaje de los “Bolívar”como lomás puro de blancos criollos, se casó con DoñaMaría deMartínez Villegas y Ladrón de Guevara, lo cualle permite ocupar importantes cargos públicos: Alcaldede Caracas, Corregidor y JusticiaMayor de los Valles deAragua. Luis Bolívar se destaca como un exitoso em-presario, aumentando aún más la inmensa fortuna delos “Bolívar”, para convertirse en un personaje muyapreciado en la elite política... Para proteger su in-mensa fortuna, planifica, organiza y financia con su pro-pio peculio la construcción del castillo de La Guaria,como una impenetrable edificación que desde las altu-ras del Avila. Se casó conMartínez Villegas y Ladrón deGuevara, hija de Don Juan de Villegas, fundador de Bar-quisimeto y quién fuera Capitán General de Venezuela.Fue un feliz matrimonio que consolidó aún más la in-mensa fortuna de los Bolívar, y de cuya unión naceráJuan Bolívar Martínez y Villegas.

JUAN BOLIVAR Este bisabuelo del Libertador, DonJuan Bolívar y Villegas, al igual que sus antecesores,ocupa importantes cargos públicos: dos veces gober-nador de Venezuela, dos veces Alcalde de Caracas yademás de Justicia Mayor de los Valles de Aragua… Laalta alcurnia que venía acompañando el apellido Bolí-var, se ve de pronto empañada, cuando Don Juan Bolí-var y Villegas se casó en segundas nupcias con Petronilade Ponte y Marín, hija de madre natural Josefa MarínNarváez..! algo inadmisible en la sociedadmantuana dela época, por cuanto con ese casamiento se habíaman-cillado la estirpe de blanco criollo de familiar honora-bles que con orgullo exponían los “Bolívar”, y con elagravante, de que los hijos de esematrimonio pudieranser calificativo por la sociedad de “mestizos”, si se com-probaba que, su madre Josefa, llevaba en sus venassangre india.

PERO COMO OCURRIÓ ESE DESLIZQUE NO PERDONABA LA OLIGARQUÍA..?

El Bisabuelo de Petronila, FranciscoMarín deNarváezera rico, poseedor de las fabulosas minas de cobre deAroa, y un soltero empedernido, que no cayó en lastrampas de tantasmujeres que hacían lo imposible porpescar su inmensa fortuna…A sumuerte enMadrid en1673, dejó un testamento que conmocionó a la familiaNarváez, ya que en ese documento confesaba sus amo-res secretos con una “Doncella Indígena de Aroa”, decuya unión nació Josefa Marín Narváez..! es decir, queJosefa era una mestiza, como resultado hereditario dela unión de un blanco y una india… Así dejó escrito enel testamento: “Tengo una hija natural y por tal la reco-nozco nombrada Josefa, la cual hube en una doncellaprincipal, cuyo nombre no mencionaré por decencia”;y por tal motivo, Petronila como hija de Josefa, podíaser acusada, no sólo de bastarda por el linaje materno,sino de mestiza, por una sociedad cruel y prejuiciosa,que sólo aceptaba en su círculo social a los blancos.Esta es la razón, por la cual, de los cuatro hermanos

Bolívar, Simón Bolívar el Libertador, y su hermanaMaríaAntonia, heredaron las facciones mestizas de su bis-abuela: pelo negro oscuro encrespado, piel canela, ojosnegro azabache, y pequeña estatura; mientras que susotros dos hermanos: Juana Nepomucena y Juan Vi-cente, mantuvieron el tipo vasco español, con pelorubio, liso, ojos azules y mayor estatura.Petronila de Ponte y Marín, heredará de su madre

(la doncella indígena), las famosas minas de cobre deAroa, situada en la costa de Tucaras al Occidente deVenezuela.Don Juan Bolívar y Villegas intentará limpiar el abo-

lengo familiar, con la compra de un título de “marques”que gestionó hasta sumuerte ante la Corte de los reyesde España; título nobiliario que podía ser heredado porsus descendientes, ante el peligro de ser discriminadospor la sociedad clasista que imperaba en la colonia…Del matrimonio de Don Juan Bolívar y Doña Petronilade Ponte, nacerá en Aragua en el año de 1726...

EL PADRE DEL LIBERTADOR

Juan Vicente de Bolívar y Ponte:Noobstante laman-cha imborrable en su linaje blanco criollo, el porte es-pañol de Juan Vicente le permitirá ocupará importantescargos públicos... Cuando contaba 47 años de edad, el30 de noviembre de 1773 contraematrimonio conMaríaConcepción Palacios y Blanco, quién tenía apenas 15años, y venía de una rica familia caraqueña de sana es-tirpe de blancos criollos…A lamuerte de Juan Vicente,María quiso honrar el honor de la familia “Bolívar”, ges-tionando infructuosamente ante la Corte de España el“marquesado de los Bolívar”, que había gestionado elpadre de su esposo Don Juan Bolívar y Villegas; títulonobiliario que sí obtuvo el marqués Don Francisco Ro-dríguez del Toro, el cual le costó la exorbitante sumade 22.000 ducados…María, quería que sus dos hijos lle-varan el marquesado, cuyo título infundía respeto y ad-miración en la sociedad… Pero en vano fueron lasexigencias, a pesar de la fortuna que gastó en los tribu-nales, y las gestiones, que desde España hizo su her-mano Esteban… El motivado de la negativa siempresalía a relucir: el abolengo mancillado de la estirpe delos “Bolívar”, al casarse con una hija de Josefa MarínNarváez, cuya sangre india era imborrable a los ojos dela aristocracia, y un hecho imperdonable en la discrimi-nación racial de la colonia.

Don Juan Vivente y DoñaMaría Concepción tuvieroncinco hijos: María Antonia, Juana Neponucena, Juan Vi-cente, Simón José Antonio, y María del Carmen, hijapóstuma quién murió a las pocas horas de nacer.Por su parte María de la Concepción, pertenecía a

una de las familias más distinguida de la sociedad cara-queña.María de la Concepción tenía tres hermanasme-nores: Josefa, Paula y Rufina, que junto a su padre DonFeliciano, vivían en una casa solariega y colindante conel muro de atrás a la casa natal del Libertador…Una desus hermanas, Josefa Palacios, tenía 9 años cuandonació Simón Bolívar. Desde el primer momento se de-dicó a cuidarlo con especial cariño y atención, razón porla cual, a la muerte de la madre de Simón, su abuelodejó escrito: “es mi voluntad que mis nietos Juan Vi-cente y Simón se queden viviendo en mi casa acompa-ñados de sus tías, que desde que nacieron los hanmirado y tratado como a hijos suyos”…

Josefa se entregó por entero al cuidado de Simón,

convirtiéndose en su segunda madre luego de lamuerte de su hermana, hasta que el joven Simón fueenviado a estudiar a España.

AÑO DE 1814: Cortés escribió: “Cuando casi toda Ve-nezuela fue subyugada en 1814, una caraqueña, la se-ñora Doña Josefa Palacios, viuda del benemérito DonJosé Félix Ribas, prefirió enterrarse viva, antes que so-portar la presencia de los devastadores de su país”…Siete años después, Bolívar sabía del encierro de su tía,y en la célebre entrevista que tuvo con el realista PabloMorillo cuando se firmó el Armisticio que hizo un alto ala guerra, le habló de élla, para que la convenciera desalir de su encierro voluntario: Cuando Morillo volvió aCaracas en 1821, a través de un emisario, le envió unanota a la tía del Libertador, para invitarla a compartirlas vivencia que tuvo con su sobrino; a lo que Josefa lerespondió por escrito: “Diga Usted a su General, queJosefa Palacio no abandonará este lugar, mientras quesu Patria sea esclava; no lo abandonará sino cuando seanuncie que Venezuela es libre y eso sucederá cuandoel General se vaya del país”… Ese sentimiento patriotaque tanto ha enaltecido al Libertador, también lo en-contramos en su entorno familiar… Juan Vicente Bolí-var, hermano mayor del Libertador, fue un insignerevolucionario de la Sociedad Patriótica, como la pri-mera organización política constituida en el Venezuela.Mientras su hermano se encontraba en España conso-lándose por la muerte de su esposa María Teresa, JuanMiguel Bolíbar, Marlín Bolíbar, Simón Bolíbar (elViejo), Simón Bolívar (el Mozo), Antonio Bolívar, LuisBolívar, Juan Bolívar, Juan Vicente Bolívar y Simón Bo-lívar (el Libertador) es heredero de todos ellos queforman una casta de hombres inteligentes, valientes,exitosos y emprendedores.

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8 EL COLIBRI

Otavalo,30deoctubrede1829.URGENTE.– Un corresponsal delperiódicouniversitario“ElColibrí”ha logrado hacer contacto con elgeneral SimónBolívar, Presidentede la Gran Colombia, quien se en-cuentraenestapoblacióndepasohacia Santa Fe de Bogotá, vía Po-payán.

El Libertador, quien se encuentra ago-tado por el largo viaje que ha debidoemprender, pero sobre todo por lastensiones políticas que le crea la situa-

ción general del país, no ha perdido la ocasión paradialogar con “El Colibrí”.

A continuación el diálogo sostenido con nuestro pe-riodista…

EL COLIBRÍ.- Libertador, queremos comenzar poragradecerle sobremanera la deferencia de hacer unalto para dialogar con nosotros.

SIMÓN BOLÍVAR.- Estoy a sus órdenes, pero, per-mítame decirle… No sé qué puede usted pregun-tarme que no se sepa ya. Entre lo que digo yomismo, sumándolemis cartas, que a veces dicto dedos en dos, a dos secretarios distintos, lo que dicenlos pocos amigos que todavía me quedan y lo queaseguran los enemigos, que parecen asomar portodos lados… ¿Quémás resta por hablar sobre estemajadero?

EL COLIBRÍ.- ¿”Majadero”, señor?

SIMÓN BOLÍVAR.- ¡Claro que majadero! En elmundo han existido tres grandes majaderos: Jesu-cristo, don Quijote de La Mancha… y yo. ¿No veusted que,mientras todos los demás tratan de rom-per Colombia enmil pedazos –para ver cuál de ellosse queda con el más grande– yo sigo pugnando nosólo porque sigamos juntos, sino por reunir a todaAmérica.

EL COLIBRÍ.- Pero ya ve usted lo que pasó con laconvocatoria al Congreso de Panamá… Se reunie-ron, discutieron… y se fueron.

SIMÓN BOLÍVAR.- Así es. Y ello por una mezcla defactores contrarios… La división interna en Colom-bia… La oposición cerrada de todas las potenciaseuropeas… Y el boicot de los Estados Unidos.

EL COLIBRÍ.- ¿No le parece que eso sí es extraño? Alfin y al cabo, los Estados Unidos fueron el primerpaís de América en independizarse, el primero en

dar el ejemplo de doctrinas liberales y democráti-cas… Usted mismo dijo de ellos que los EstadosUnidos eran “la cuna de la libertad” y que “se ali-mentaban de libertad”.

SIMÓNBOLÍVAR.- Así lo dije. Pero los tiempos cam-bian… Fíjese que hace pocas semanas, el 5 deagosto, estando en Guayaquil, le escribí a mi buen

Pensamientovivo de

SIMÓN Bolívar

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9EL COLIBRI

amigo el coronel Patricio Campbell diciéndole quelos Estados Unidos parecen llamados por la Provi-dencia para plagar la América de miserias… ennombre de la libertad.

EL COLIBRÍ.- ¿Y por qué las potencias europeas tam-bién se oponen a sus planes?

SIMÓN BOLÍVAR.- Y no sólo a mis planes. Es queme odian. Fíjese que ahora casi toda Europa estáunida en esta mescolanza que llaman Congresode Viena, y hace un par de años el príncipe Kle-mens von Metternich, que es el ideólogo de esaasamblea reaccionaria, que ha jurado oponerse acualquier movimiento de los pueblos, los con-vocó para una reunión urgente, afirmando queSimón Bolívar había desembarcado en África, yestaba formando un ejército de negros para in-vadir Europa.

EL COLIBRÍ.- Se ve que le tienenmiedo, Libertador.

SIMÓN BOLÍVAR.- Le tienen miedo a los pueblos.¡Ah, si estuviéramos unidos!

EL COLIBRÍ.- ¿Usted cree que ahora conseguirámantener la unidad de Colombia?

SIMÓN BOLÍVAR.- No lo sé. Ya vio lo que pasó elaño pasado… Se reunieron todos los complotadosy, al amparo de la noche, me fueron a buscar al Pa-lacio de San Carlos para asesinarme…Si no hubierasido por Manuela…

EL COLIBRÍ.- ¿Es cierto que precisamente esa nochede septiembre de 1828 usted la llamó la “Liberta-dora del Libertador”?

SIMÓN BOLÍVAR.- Y fue más que eso. Muchas oca-siones, cuando amímismo ya nome daban las fuer-zas para superar todas esas miserables intrigascontra la unidad de América, o por lo menos de Co-lombia, cuando estaba a punto de rendirme, Ma-nuela Sáenz me increpaba con dureza y conseguíaque yo volviera a la lucha.

EL COLIBRÍ.- Se comenta que llegó a golpearlo…

SIMÓN BOLÍVAR.- No. Fue una sola vez, en Lima, yno era por razones políticas… (el Libertador seanima y parece divertido con el recuerdo)… Tuveque quedarme encerrado dos días para ocultar lashuellas que las feroces uñas de doña ManuelaSáenz habían dejado en el rostro del pobre presi-dente de Colombia.

EL COLIBRÍ.- ¿Celos de mujer?

SIMÓN BOLÍVAR.- Mi amigo, escuche el consejo deun viejo. Si puedeusted elegir, prefiera enfrentarse aun ejército enemigo y no a unamujer celosa.

ELCOLIBRÍ.- ¿Mepermiteotraspreguntaspersonales?

SIMÓN BOLÍVAR.- Pero sin “mamadera de gallo”,como decimos en Venezuela…

EL COLIBRÍ.- Vamos tema por tema… ¿Le gusta elbaile?

SIMÓNBOLÍVAR.- ¡Lo adoro! El baile es… cómo de-cirle… la poesía delmovimiento. Siempre llevo con-migo, en las alforjas del caballo, la partitura de micontradanza preferida… Tanto la he hecho repetirque ahora la llaman “La libertadora”…

EL COLIBRÍ.- ¿El vino?

SIMÓNBOLÍVAR.- Conmesura. Por lomenos ahoracon mesura… En mi juventud sí abusé de los bue-nos vinos de Burdeos, y sobre todo delMadera, quees mi predilecto. Fíjese que aquí mismo, en Ibarra,cuando ya estábamos frente al enemigo, dudé, noveía el plan de batalla… Así que me refugié en micarpa de general y acudió mi palafrenero, Palacios,que me conoce como nadie, y me descorchó la úl-tima botella de Madera… La bebí, creo que de unsorbo, y cuando volví a salir de la tienda, miré unavez más el campo de batalla… Y lo vi todo claro.Por qué flanco atacar y cuál otro defender…

EL COLIBRÍ.- ¿Y así sucedió?

SIMÓN BOLÍVAR.- ¡La de Ibarra fue una victoriamagnífica!… Pero, mi amigo, va usted a tener queperdonarme, debo partir…

EL COLIBRÍ.- Una sola preguntamás, general… ¿Porqué distingue usted a Otavalo?

SIMÓN BOLÍVAR.- ¿Cómo que “por qué”? ¡Éste esun gran pueblo!

EL COLIBRÍ.- “Gran pueblo”, pero pueblo pequeño,general…

SIMÓN BOLÍVAR.- ¡No es cierto! Primero, que losaspectos cuantitativos no son todo lo que cuentay, segundo, que, aunque así fuese, Otavalo seríagrande…Vea las estadísticas… Cuando se dio la in-dependencia de Guayaquil, el 9 de octubre de 1820,ese puerto sólo tenía 16,069 habitantes, y Otavalocontaba 33,103… ¡Un pocomás del doble que Gua-

yaquil!... Y en cuanto al desarrollo de la producción,¿qué quiere usted que le diga? El mayor obraje detoda esta parte de América era el de San Ildefonso,aquí, en Otavalo, porque tenía 530 obreros, a losque se deberían sumar los 223 del obraje vecino dePeguche. Han sido lasmás grandes fábricas de todaColombia.

EL COLIBRÍ.- Pero estamos muy atrasados en edu-cación y cultura, general.

SIMÓN BOLÍVAR.- Es sólo cuestión de tiempo, deamor a la tierra y de esfuerzo… Y no es que lo digaahora porque estoy aquí. En septiembre de 1815,cuando estaba yo exiliado en Jamaica, le escribí a uncaballero inglés deesas islas y le dije, lo recuerdomuybien, que los americanos no éramos ni enteramenteindios ni completamente europeos; que éramos unaespeciemixta…Unhombrenuevo…Yahora, permí-tameque yo formule una pregunta…¿Conoce ustedun lugardóndeesamezclaquedebemos ser, seamáscompleta que en Otavalo? ¿Acaso no es de aquí dedóndedeberá salir esemestizoquedebe cambiar a laGran Colombia y al mundo? No será tarea de hoy nidemañana. ¡Pero será!

El Colibrí deja constancia de su agradecimiento atodas aquellas personas que hicieron posible estaedición especial.

FUENTES: Libertador Simón Bolívar, Gabriel GarcíaMárquez, Instituto Otavaleño de Antropología -IOA-,Jorge Mier Hoffman.

TEXTOS: Melchor Cotama, Susana Cordero de Espi-nosa, Hernán Jaramillo Cisneros, Elena Francés, FermínSandoval, Pedro Saad Herrería, Alvaro San Felix, ClaraLuz Zúñiga, Juan Freile Granizo, Edwin Narváez R.,Marcelo Valdospinos, Fausto Jaramillo Y.

GRAFICAS: El retrato en óleo pertenece al maestroOswaldo Guayasamín; y, las plumillas de Otavalo sonobra del profesor otavaleño Guillermo Castro Ch., pu-blicado en su obra “Otavalo del ayer”.

“Los gritos del género humanoen los campos de batalla, o enlos campos tumultuarios, cla-man al cielo contra los inconsi-derados y ciegos legisladores,que han pensado que se puedehacer impunemente ensayosde quiméricas instituciones”.

Simón Bolívar

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10 EL COLIBRI

Ayer, viernes, por la tarde,los repiques de campa-nas y el reventar de vola-

dores anunciaron la llegada a la villade San Luis de Otavalo del Excelentí-simo Presidente de la República deColombia, Simón Bolívar, procedentede Quito y de paso a Nueva Granada.Aquí recibió la más apoteósica bien-venida en su recorrido por la CalleReal, donde portadas y balcones seencontraban adornados de flores y fe-stones de colores. Quienes desdetempranas horas se apostaron en lu-gares estratégicos para conocerlo lovitorearon con fervor, lo cual hizocambiar el ánimo del Héroe, que enlos primeros instantes parecía cansa-do, preocupado o enfermo. Llegóacompañado de algunos granaderosde guardia, de su secretario, José D.Espinar, y de su servidormás antiguo,José Palacios, que le atendía de man-era solícita. Fue recibido por autorida-des y ciudadanos prominentes de lalocalidad, dequienes recibió el progra-ma de los festejos que en su honor serealizaránmañana.

La llegada...

Me llamaron la atención varios de-talles: el brioso caballo blanco enque venía montado el Libertador, ysu atuendo, compuesto de estrechalevita de paño gris, adornada conbotones dorados y amplia solapa,chaleco de seda, ajustados pantalo-nes y altas botas, camisa blanca y cor-batínnegro. Lasmuchachasdelpuebloarrojaban pétalos de flores a su paso yel Presidente saludaba entusiasmadocon su sombrero de ala ancha.

En la plaza...

Llegó hasta la plaza de la Constitu-ción y de allí se dirigió a la casa dondese encuentra alojado, la del jefe políti-co, coronel José Castro, lugar al quelogré acceder por mi buena relacióncon las gentes más importantes deOtavalo.

La reunión...

Después de un descanso por un parde horas se le notaba totalmente re-

cuperado, se arregló y a continuaciónmantuvo una larga reunión privadacon los alcaldes Miguel Narváez Gue-rrón y Antonio Albuja. Estuvieron pre-sentes, aunque formaron un grupoaparte, las siguientes personas: el pa-triarca de los padres de familia, Joa-quín Ribadeneira Fajardo, SantiagoAcevedo, José Espinosa, José Villacís,José Torres, Antonio Monge, Francis-co Endara, Francisco Garcés y Fernan-do Escobar; los curas Argoti,Montenegro, Valverde, Rivera, Anto-nio y José Jaramillo; en otro lado delsalón estaban sus antiguos amigos:Antonio Garcés, Mariano de Almeida,Joaquín Tinajero, JoséAlbuja, AntonioMartínezde laVega, JustoAlvear, JoséAgustín Ribadeneira, JuanManuel Ro-dríguez, FernandoCorral,Manuel Egasyel demayor confianzade todos, puessu amistad venía de años atrás y habíacumplido varias órdenes del Liberta-dor, JoséMaría Pérez Calisto.

El almuerzo...

A la hora del almuerzo se tuvo encuenta lo que se conocía sobre sus

gustos: se sirvieron ensaladas y le-gumbres, sabroso pan y especias; sele notó parco con el café y los dulces;bebió,moderadamente, vinos deMa-deira y Bordeaux. Se advirtió, antici-padamente, que al Presidente lemortifica todo acto que rompa la rigu-rosa etiqueta y que le desagrada quefumen en su presencia. Se les avisó,también, que a la noche habría baile,porque Su Excelencia es muy aficio-nado a la danza.

Al llegar la noche...

Esa noche, estuve atento a la llega-da de los invitados. El Libertador lle-vaba una chaqueta azul con ramas delaurel bordadas en oro, lo cual provo-có gran admiración entre los asisten-tes. Algunos caballeros vestíanpantalón rodillero, con medias largasde seda y zapatos bajos con hebillasde plata; casaca larga demangas ajus-tadas, abierta en los costados, chale-cos lujosamente decorados y muylargos de adelante; llevaban airosa ca-pa española. Las damas lucían faldasde seda o paño, chaquetas ceñidashasta el cuello, y mantillas; los trajeseran ostentosos, por el alto valor delos adornos deoro y pedrería, ademásde los vistosos encajes de Flandes; elambiente se saturó de los perfumesde espliego y almizcle. Solamente do-ña Trinidad Zambrano llegó con su ro-drigón, las demás señoras, con susesposos.

Y con la noche, el baile...

Luego, efectivamente, comenzó elbaile; el salón estuvo muy iluminadocon lámparas de aceite; la orquestatocó los ritmos de moda, el rigodón yla contradanza; el Presidente danzócon todas las damas presentes; en losmomentos de descanso preguntaba

Otavalo: ¿SEREMOS CIUDAD?

"Huid del país dondeuno solo ejerza todoslos poderes: es un paísde esclavos".

Simón Bolívar

El Colibrí está a la espectativa de lo que suceda el día de hoy, pues, ayer Don José D. Espinar, Secretario Privado delLibertador, confió a nuestro colaborador Hernán Jaramillo Cisneros que !Otavalo tendrá una sorpresa, será ciudad!

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11EL COLIBRI

por una mujer hermosísima, Manueli-ta Jaramillo, a quien conoció en 1823,cuando ella apenas tenía 13 años. Es-cuché, al propio Bolívar, con entusias-mo y brillo en sus ojos, describirla deesta manera: "es de color blanco en-carnado, ojos azules, pequeña, esbel-ta, cabezona y talentosa"; luego dijo:"he recorridomuchas tierras y en nin-guna parte he visto una cara igual a lade esta bella Manuelita". Uno de lospresentes le informó que ella ahoratiene 19 años, que está casada con elpastuso Juan Chávez Figueroa, y quereside en Pasto; los dos curas Jarami-llo, le dijo, son sus parientes y su con-cuñado es Miguel Narváez, pues suhermano Agustín está casado con Ni-colasa Jaramillo Egas, hermana deManuelita.

Comentarios...

La reunión estaba muy animada, algrupo en queme encontraba se unie-ron don José D. Espinar y el coronelJosé Castro, quienes comentaron elcriterio que tenía el Libertador sobrela contribución de Otavalo a la causade la independencia. El Presidente co-noce, decía el coronel Castro, los mé-ritos del doctor Antonio Ante, nacidoenUrcuquí, uno de los tantos pueblosque tuvo Otavalo en el período colo-nial; está al tanto de la temprana ad-hesión de Otavalo al movimientolibertario de Quito, bajo la direcciónde D. José Sánchez de Orellana y Ca-bezas; sabe que los otavaleños seacostumbraron a vivir entre el humode la pólvora y el fragor de los comba-tes durante doce años de infatigableguerrear, de 1809 a 1812 y de 1820 a1829, época que se vivió bajo signosmarciales: tropelmilitar, desfile de ba-

tallones, música de clarines; aprecia,en grado sumo, la participación de jó-venes otavaleños en las diferentes ba-tallas, la contribución con víveres, concaballos, con ropa y dinero para la in-dependencia. Sabe, decía don José D.Espinar, que en reconocimiento deservicios, la Junta Superior de Gobier-no de Quito elevó el Asiento de Ota-valo al rango de Villa, en 1811.

Con Don José D. Espinar...

Seguía la reunión, y casi todos lospresentes, al calor de las bebidas ser-vidas, se animaron y salieron a bailar.Me quedé solo con don José D. Espi-nar, a quien hablé de los otavaleñosque habían participado, de una u otramanera, en las luchas por la indepen-dencia: del prócer Francisco Rodrí-guez, ardoroso patriota que veníamanifestando desde 1809 su propó-sito de no rendir en adelante tributoni vasallaje al Rey; mencioné a otrospróceres: Antonio y José Mora, frayAntonio Jaramillo, Francisco Pozo yGaleano; del vencedor en Pichincha,Ramón Espinosa, y en Tarqui, RoqueEgas; de otros héroes otavaleños:Mariano Guerra, Agustín Pastrana,José Ocampo, Miguel Paredes, Cris-tóbal y José Torres, Marcos Alarcón,Manuel Chávez, José Páez, Javier Pin-to y su hijo José, el hijo de Pedro Re-calde, probablemente del mismonombre, Antonio Cisneros, TiburcioAcosta, Manuel Vinueza, ManuelMosquera y otros, que lucharon con-tra el coronel Sámano, fatigaron asus tropas de vanguardia y retaguar-dia, interceptaron los auxilios, apre-saron a realistas y pusieron enlibertad a los patriotas. Mencioné aquienes enarbolaron el estandarte

de la libertad: el sampableño Maria-no Hinojosa, y el cura y vicario deOta-valo, José Duque de Abarca, a quiense le privó de sus beneficios por ha-ber tenido una actuación pródiga, derelieves excepcionales.A ese importante personaje, don Jo-

sé, le dije que uno de los hechos mástrascendentales de la vida cívica delpueblo otavaleño constituye el jura-mento de la Constitución Republica-na, del 29 de julio de 1822, enplebiscito que tuvo por escenario eltemplo de El Jordán "ante el Dios delos Ejércitos Libertadores y tomandoel nombre de los Evangelios, encarna-dores del Verbo de ese Dios".

Una confidencia...

Don José D. Espinar escuchó conmucha atención y me hizo una confi-dencia: en reconocimiento a la con-tribución de Otavalo a la magna

causa de la independencia, a su anti-guo e importante pasado, a que esbastante populosa y susceptible deadelantamiento por su agricultura eindustria, mañana, el Presidente fir-mará un decreto por el cual será eri-gida en ciudad, como, a sumomento,lo será Ibarra…Me pidió, eso sí, queno hiciera pública esta noticia, puesdebía darla a conocer directamenteél mismo.El fin de la música y el retorno de

las personas que antes estuvieroncon nosotros interrumpieron la con-versación. Vi que el Libertador se reti-raba, también se fueron las personasque habían llegado con él en este día.La emoción llenaba mi espíritu, sola-mente la promesa hecha a don JoséD. Espinar hizo queno le contara a na-die esta importantísima noticia, porlo cualme retiré ami hogar a escribiresta nota, que aparecerá mañana enEl Colibrí.

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Page 12: El Colibrí. Tercera edición

12 EL COLIBRI

En uso de mis derechos ciudadanos,quiero testamentar a la historia, mi par-/cipación en la úl/ma visita de Bolívar a

Otavalo. Soy Crisóstomo Pilataxi, maestro de pro-fesión, vecino del barrio central, que vi arribar yluego par/r tantas veces al libertador, llevando ensus pupilas este jirón de amor, leyenda y paisajes.Pero esta vez fui parte de la comi/va que preparólos actos y estuvo cerca de Bolívar. Pero, primero,diré: 1829, fue un año que nació con buenos au-gurios para Otavalo. En enero, Tomás Mambi, Co-mandante de armas de la provincia, convocó a losimbabureños a marchar sobre Pasto y defender laintegridad de Colombia. En marzo, los alcaldes deesta villa, José Mariano Almeida y Joaquín Terán,solidarizándose con el triunfo de Sucre, en Tarqui,ordenaron un Te Deum en la iglesia de San Fran-cisco, la iluminación de todo el sector y la presen-cia de músicos desde las siete hasta las nueve dela noche. En ese mismo año se efectuó un cabildoabierto. Allí se resolvió comprometerse con el fu-turo. Soñaron nuestros paisanos con un camino alPuerto de San Lorenzo, argumentando que lasuerte de Imbabura cambiaría con la salida al mar.

Y, luego, el suceso mayor. La llegada del gran Señorde la Libertad, Bolívar. A recibirle compareció unpueblo entusiasta, feliz, presidido por su corregi-

dor, el coronel José de Castro. Las campanas de lostres templos y cinco capillas rompieron el silenciode la campiña. Era la mayor concentración de losúl/mos /empos. Era el tes/monio de fe en Bolí-var. Él retornaba aba/do, derrotado. Desde 1805había comba/do “472 veces”.

Bolívar llegó a Otavalo, un día viernes, víspera deferia. El comité de recepción le convidó a unossabrosos hervidos de mora. Los cantores popu-lares estrenaron unos bellos pasillos, traídos porlas tropas emancipadoras, que le recordaban sustriunfos, sus amores. Trajo del olvido a sus Ma-nuelas. Pero dejando la añoranza a un lado, seentregó al baile y a algunas mistelas. Aquellanoche –yo fui tes/go- se internó en la profundi-dad telúrica, de una dama otavaleña, de relegadonombre. Y al destello del alba un caldo de gallinale devolvió vida y energías. Y luego le ofrecimosfritada, choclos, habas y unos sabrosos heladosde paila, enloqueciendo el estómago aquejadodel Libertador. Le obsequiamos prendas artesa-nales salidas de las manos inteligentes de los in-dígenas, diseñando así un Bolívar con ropajeandino. Le vi mirar con afecto al taita Imbabura,y le escuché ponderar la bondad y lealtad de estepueblo que le entregó su corazón, para que se lolleve a la eternidad.

1783 24 de ju lio: na ce Si món Jo sé An to nio de la San tí si maTri ni dad Bo lí var y Pa la cios en Ca ra cas, Ve ne zue la.

1786 19 de ene ro: mue re de Juan Vi cen te Bo lí var, pa dre deSi món.

1792 6 de ju lio: muer te de do ña Ma ría de la Con cep ción Pa -la cios y Blan co, ma dre de Bo lí var.

1799 19 de ene ro: via ja a Es pa ña.1802 26 de ma yo: se ca sa con Ma ría Te re sa Ro drí guez del

To ro y Alay sa; re gre sa a Ve ne zue la.1803 22 de ene ro: Ma ría Te re sa mue re en Ca ra cas.1804 Muer ta su es po sa, via ja a Pa rís, don de per ma ne ce rá

has ta 1807, año en que re gre sa a Ve ne zue la por Es ta -dos Uni dos.

1805 15 de agos to: en el Mon te Sa cro, ju ra en pre sen cia de sumaes tro, Si món Ro drí guez, no dar des can so a su bra zoni re po so a su al ma has ta que ha ya lo gra do li ber tar almun do his pa noa me ri ca no de la tu te la es pa ño la.

1812 15 de di ciem bre: lan za en Nue va Gra na da el Ma ni fies -to de Car ta ge na.

1813 23 de ma yo: acla ma do co mo Li ber ta dor en Mé ri da, Ve -ne zue la.

1814 27 de no viem bre: el go bier no de Nue va Gra na da lo as -cien de a ge ne ral en je fe, con el en car go de re con -quis tar el es ta do de Cun di na mar ca. Em pren de lacam pa ña, has ta lo grar la ca pi tu la ción de Bo go tá.

1817 Bo lí var in va de Ve ne zue la y pro cla ma la li ber tad de loses cla vos.

1819 15 de fe bre ro: ins ta la el con gre so de An gos tu ra. Pro -nun cia el cé le bre dis cur so de ese nom bre.17 de di ciem bre: Bo lí var crea la re pú bli ca de Co lom bia,di vi di da en tres de par ta men tos: Ve ne zue la, Cun di na -mar ca y Qui to. El Con gre so lo eli ge pre si den te de Co -lom bia.

1822 26 y 27 de ju lio: en tre vis ta de Gua ya quil con Jo sé deSan Mar tín.13 de oc tu bre: es cri be Mi de li rio so bre el Chim bo ra zo,en Lo ja.

1824 10 de fe bre ro: el Con gre so del Pe rú lo nom bradic ta dor.6 de agos to: ba ta lla de Ju nín.

1825 6 de agos to: una asam blea reu ni da en Chu qui sa ca, Al toPe rú, de ci de la crea ción de la re pú bli ca de Bo li via.

1827 5 de fe bre ro: des de Ca ra cas en vía al Con gre so de Bo go -tá una nue va re nun cia a la pre si den cia.6 de ju nio: el Con gre so de Co lom bia re cha za la re nun ciade Bo lí var y le exi ge va ya a Bo go tá a ju ra men tar se.10 de sep tiem bre: lle ga a Bo go tá y se ju ra men ta co -mo pre si den te de la re pú bli ca, en fren tan do una fe rozopo si ción po lí ti ca.

1828 25 de sep tiem bre: in ten tan ase si nar a Bo lí var en Bo -go tá. Lo sal va Ma nue li ta Sáenz.

Da tos prin ci pa les de Si món Bo lí var

Simón Bolívar

“Son derechos del hombre: la libertad, la seguri-dad, la propiedad y la igualdad. La felicidad ge-neral, que es el objeto de la sociedad, consisteen el perfecto goce de estos derechos”.

El Co li brí recibió de nuestro colaborador el señor Marcelo Valdospinos, vecino de la comarca,el texto que a continuación les presentamos y que recoje su conversación con uno de losmiembros de la comisión que se encargó de organizar los homenajes que Otavalo le ofrecióal Libertador Simón Bolívar en su visita a nuestra villa.

testamentar a la historia

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13EL COLIBRI

Cartas a En las guerras de la Independencia de América, el Libertador Simón Bolívar, ha demostradosu valentía en las batallas y su sabiduría en la administración. Los ideales liberales que loaniman le han permitido respetar las libertades individuales aún de aquellos que no coincidíancon su pensamiento. Esas mismas ideas animan ahora a El Colibrí, que presenta en esta pá-gina dos cartas al periódico, con criterios antagónicos, pero que merecen nuestro respeto.Son las dos caras de una misma medalla que dicen de las posiciones que han estado pre-sentes en esta etapa tan dura de constitución del sistema político republicano.

¡POBRE OTAVALO!, ¡POBRE AMÉRICA!

Respetadísimo Señor Director

EL COLIBRÍ

Me siento en el deber cívico de dirigir unas líneas al distinguido diario que usted tanculta y honorablemente representa.

En el apartamiento de mi humilde aposento, vengo cavilando largas noches pre-guntándome si lo más prudente no sería el silencio; pero ante la magnitud de los he-chos, me veo obligado a levantar la voz, por respeto a mí mismo y a la mayoría de misconciudadanos, cuya adolorida palabra está siendo acallada por la estridente vocin-glerío del populacho.

Sr. Director, ¿a quién viva el clamor callejero?, ¿para quién, esos burdos acordes deflautines y tamborcillos?, ¿quién es Simón Bolívar?, ¿acaso le adornan virtudes mere-cedoras de tal bullicio?; ¿qué trae consigo para que nuestros conciudadanos le deparenun recibimiento digno de mejores causas? ¡Haría mejor el pueblo otavaleño en distin-guir con claridad quiénes son los benefactores y quiénes los destructores de nuestraGrande América!

El señor Bolívar merecería nuestro respeto por las nobles ideas que, siendo casi uninfante, le fueron inculcadas en la Península, a la que su hidalga familia se vincula porsus ilustres raíces vascas; merecería nuestro respeto por su exquisita educación, de laque hace gala en sus escritos…Sin embargo, infortunadamente, el Sr. Bolívar ha vili-pendiado tan blasonados antecedentes pisoteando los más grandes ideales, arras-trando a Otavalo y a América toda hacia la destrucción total.

¡Pobre Otavalo, pobre América, que te dejas seducir por la palabrería de un indivi-duo que no conoce, por nombrar algo, ni las sagradas leyes del matrimonio! ¡Cuántasmuertes fratricidas carga sobre sus hombros! ¡Cuánto odio entre los hijos de América!

¿Quién es realmente Simón Bolívar? ¡UN TRAIDOR, Y UNO DE LA PEOR CALAÑA,PORQUE LA PEOR TRAICIÓN ES LA QUE ATENTA CONTRA LA PROPIA MADRE! ¿Quéclase de espíritu mancillaría la propia estirpe a la que debemos nuestros más grandestesoros, a saber, nuestra lengua riquísima, la fe en Dios y, en fin, nuestra cultura toda,que ha hecho de Otavalo y de América lugares donde la civilización ha triunfado sobrela barbarie?

¡OTAVALO, DESPIERTA!, ¡VUELVE AL TRANQUILO Y LABORIOSO TRANSCURRIR DETUS DÍAS! ¡CONDENA AL TRAIDOR, Y A LA PATRIA, GLORIA Y LOOR!

Lorenzo Francés Marín

Otavalo, a 31 de octubre de 1829

SeñorJefe de Redacción del Informativo EL COLIBRÍ

Ciudad

Muy señor mío:

Con cuánta alegría y enorme complacencia, los habitantes de nuestra Villa, hoytransformada en Ciudad, hemos cumplido con la más grande aspiración de verla y sen-tirla a nuestra Otavalo, convertida en una pequeña urbe, de idénticas características alas que ya gozan de esta preeminencia, beneplácito que debemos a S.E. el LibertadorSimón Bolívar.

Cómo podríamos olvidar este día de tanta solemnidad, este Octubre en que la Villaembanderada toda, despertó al toque de clarines, y las campanas sacudieron el claroaire mañanero que despeinó las palmeras cantando entre los zarzales y cabuyos. Cómono recordar momentos en que los Notables de la Villa se movilizaron para testimoniarleal General de mil batallas la devoción del pueblo y conseguir de él la realización de tan-tos planes postergados.

Está presente en la retina de nuestros ojos, la devoción infinita de un pueblo que lesirvió de morada. Durante años, señor Jefe de Redacción de esta gaceta, hemos espe-rado la acción justiciera del Gobierno, que reconociera el impulso que ha tenido nuestropueblo desde la era prehispánica.

Por todo lo anteriormente descrito señor Jefe de Redacción, en nombre de muchosvecinos del lugar, elevo a usted el pedido, para que a través de las importantes páginasde su periódico, llegue ante las autoridades competentes la invocación de cambiar losnombres de la Calle Real y la Plaza de la Constitución de nuestra flamante ciudad, porel del ilustre Paladín de América, S.E. Libertador Simón Bolívar, como una demostracióngrata del pueblo otavaleño a la actitud noble y caballerosa de nuestro Libertador.

Atentamente,

José Antonio Recalde

Al saber que el Libertador Simón Bolívar visitaría nuestra villa, las autoridades y personalidades de lacomarca decidieron entregarle un presente digno de Su Excelencia.

Una chaqueta confeccionada en paño azul marino con pechera y charreteras rojas del mismo materialfue encargada a la sastrería EL ESPEJO DE LA MODA del Señor Alfonso Andrade e hijos.

Los bordados que adornan esa chaqueta pertenecen a las hábiles manos de la Señorita Judith Velas-teguí, realizados con hilos de oro que resaltan en esta obra de arte de nuestros artesanos.

Estamos seguros que el Libertador guardará como un preciado tesoro esta chaqueta que simboliza elaprecio de los habitantes de Otavalo.

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14 EL COLIBRI

Ymujeres también las “chisperas”, las “guane-ñas”, las “montoneras” y las “chihuahuas”:esas “Juanas de América” que iban a la grupa

de Bolívar, Nariño, San Mar0n y Morelos; compañeras delos soldados revolucionarios, de los mambises, cuates ycompas de José Mar0, Emiliano Zapata y Augusto Sandino,que iban alumbrando en los campos, en las barriadas deColombia y de América, la redención del mundo.

Esas mujeres de América, anónimas y desconocidas,pero vivas y presentes en los instantes cruciales de la his-toria. Sobre ellas escribió Joaquín Posada Gu/érrez, oficialdel ejército de Bolívar: “estas hijas del regimiento, jóveneslas más, algunas blancas y una que otra bella, son la pro-videncia para el soldado en marcha y en campaña… en loscombates su heroísmo las san/fica; en los mayores peli-gros, por en medio de las balas, me/éndose por entre loscaballos, apartando las lanzas enemigas, buscan desespe-radamente al hombre que aman, cuando notan que faltaen su fila, y a veces lo encuentran o su cadáver, y lo sepul-tan, o lo hallan respirando todavía y entonces, provistasde /ras de lienzo, o sacándolas de su propia ropa, lo ven-dan, avisan, piden auxilio hasta en el campo enemigo, ymuchos infelices deben la vida a la /erna solicitud de sumujer; algunas de ellas caen traspasadas por las balas, y,sin embargo, ninguna se re/ra, ninguna huye mientras/ene la esperanza de servir en algo al pobre compañero desu triste vida”.

Sí. Es aquella mujer del pueblo, ternura pura y heroísmosublime, la mujer múl/ple con alma de comuna, la que elLibertador contempla extasiado, y arranca su ardiente pro-clama: “la mujer ¡Ah la mujer! Nuestros antepasados laconsideraron inferior al hombre. Nosotros la consideramosnuestra igual. Unos y otros estamos grandemente equivo-cados, porque la mujer nos es muy superior… Dios la hadotado de gran perspicacia y sensibilidad, y ha puesto ensu corazón fibras delicadísimas; cuerdas muy sensibles atodo lo noble y elevado. El patrio/smo, la admiración y elamor, hacen vibrar esas cuerdas; y de ahí resultan la cari-dad, la abnegación y el sacrificio”.

El paso ágil de Bolívar se detiene, y al dete-nerse rememora[…] Escribe en el perga-mino blanco de las nubes y sus párpados secierran y es entonces, nuevo delirio antes deldelirio, que al firmar, reciamente y varón,que la Historia mayúscula se desangra en latinta y contempla, y con cuanta constancia yvoluntad, los siglos destruidos en el tiempode esta nueva ciudad que nace fresca aun-que su edad se pierda en los mismos oríge-nes del mundo.El Padre Libertador, de improviso, des-

pierta[…] y luego anota en el diario de sualma para más tarde recordar, porque vie-nen y los mira de pie –bravos y alertas- en elpaisaje azul a los hombres de Otavalo, aque-llos que sufrieron y murieron en los cepos delos obrajes, donde la bayeta se teñía convidas desterradas; aquellos que dejaron ensembríos, páramos y quebradas su vida des-garrada cuando el levantamiento; aquellosque dieron homenaje a la Patria y fueron amorir –sin siquiera una señal en su tumba-,en las batallas lejanas entre extranjeros enPasto, y más tarde en Cuaspud…Pero no, no quiere entristecerse el gran

Bolívar, y prefiere las memorias buenas, y esque ha sufrido tanto, tanta lágrima ha escon-dido en el capote militar antes de la Bata-lla…se solaza mirando a las calles tranquilas,los pequeños campanarios, los ejidos son-rientes…piensa en Copacabana, el Jordán,San Luis, el Empedrado, y siente que una pazperenne le ilumina el alma.

Entre la guerra y la paz: las mujeres; entre eltronar de las batallas y el silencio de los cam-pos llenos de cadáveres: las mujeres. Juntoal soldado: la guaricha; hembra a quien no seha hecho justicia todavía en su calidad demujer, madre y guerrillera. Mujer anónima,valerosa, sufrida, exigente por hembra y sol-dadera. Otavaleñas –también sin nombre

hoy- se fueron por los caminos de la patria, aamar y a morir, llorando la añoranza de la tie-rra lejana o al ser querido que dejó sem-brado, como semilla anónima, en diferenteslatitudes. Allí también el aporte de la mujerdesconocida pero con la pasión sembrada enel pecho, y, sostenida como bandera en elfragor de la batalla.

“La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ig-norante es un instrumento ciego de su propia des-trucción: la ambición, la intriga abusan de lacredulidad y de la inexperiencia de hombres ajenosde todo conocimiento político, económico o civil;adoptan como realidades las que son puras ilusiones;toman la licencia por la libertad, la traición por el pa-triotismo, la venganza por la justicia”.

Simón Bolívar

Otavalo en Bolívar

AL OTAVALEÑO ANÓNIMO

Semblanza mínima del jinete de América: Simón BolívarEl Colibrí rinde homenaje a la mujer otavaleña, heroinaanónima de las luchas por la independencia.

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Yo venía envuelto con unmanto del iris, desde dondepaga su tributo el caudalosoOrinoco al dios de las aguas.Había visitado las encantadas

fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya deluniverso. Busqué las huellas de la Condamine yHumboldt; seguílas audaz, nada me detuvo; lle-gue a la región glacial; el éter sofocaba mi aliento.Ninguna planta humana había hollado la coronadiamantina que puso las manos de la eternidadsobre las sienes excelsas del denominador de losAndes. Yo me dije: este manto del iris que me haservido de estandarte ha recorrido en mis manosregiones infernales, surcado los ríos y los mares ysubido sobre los hombros de los Andes; la tierrase ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempono ha podido detener la marca de la libertad. Be-lona ha sido humillada por el resplandor del iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canososdel gigante de la tierra ? Si podré; y arrebatadopor la violencia de un espíritu desconocido paramí que me parecía divino, dejé atrás las huellas deHumboldt empañado los cristales eternos que cir-cuyen el Chimborazo. Llegó como impulsado por

el genio que me animaba , y desfallezco al tocarcon mi cabeza la copa del firmamento; tenía a mispies los umbrales del abismo.

Un delirio febril embargaba mi mente; me sientocomo encendido por un fuego extraño y superior,ERA EL DIOS DE COLOMBIA QUE ME POSEÍA.De repente se me presenta el tiempo. Bajo elsemblante venerable de un viejo cargado con losdespojos de las edades; ceñudo, inclinado, calvo,rizada la tez, una hoz en la mano ...

"Yo soy el padre de los siglos; soy el arcano de lafama y del secreto; mi madre fue la eternidad; loslimites de mi imperio los señala el infinito; no haysepulcro para mí, porque soy más poderoso quela muerte; miro lo pasado; miro lo futuro, y por mimano pasa lo presente. ¿ Por qué te envanecesniño o viejo, hombre o héroe ? ¿ Creéis que es algovuestro universo ? ¿ que levantaros sobre unátomo de la creación es elevaros ? ¿ Pensáis quelos instantes que llamáis siglos pueden servir demedida a mis arcanos ? ¿ Imagináis que habéisvisto la santa verdad ? ¿ Suponéis locamente quevuestras acciones tienen algún precio a mis ojos ?

Todo es menos que un punto a la presencia de loinfinito que es mi hermano".Sobrecogido de un terror sagrado, ¿ como ¡ ohtiempo ! respondí, no ha de desvanecerse el míseromortal que ha subido tan alto ? He pasado a todoslos hombres en fortuna porque me he elevadosobre la cabeza de todos . Yo domino la tierra conmis plantas; llego al eterno con mis manos; sientolas presiones infernales bullir bajo mis pasos; estoymirando junto a mí rutilantes astros, los soles infini-tos; mido sin asombro el espacio que encierra la ma-teria; y en tu rostro leo la historia de lo pasado y lospensamientos del destino. Observa, me digo:aprende, conserva en tu mente lo que has visto, di-buja a los ojos de los semejantes el cuadro del uni-verso físico, del universo moral; no escondas lossecretos que el cielo te ha revelado; di la verdad alos hombres ... la fantasma desapareció.

Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exámine largotiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante queme servía de lecho En fin, la tremenda voz la tre-menda voz de Colombia me grita: resucito, me incor-poro, abro con mis propias manos mis pesadospárpados; vuelvo a ser hombre y escribo - DELIRIO -

Mi delirio sobre el ChimborazoSimón Bolívar

Para conocimiento de nuestros lecto-res EEll CCoolliibbrríí publica un hermosotexto escrito por el propio libertador.

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Última hora

¡ya somosciudad!

Las palabras que pronunciara Don José D. Espi-nar, Secretario privado del Libertador: “...Otavalotendrá, el día de mañana, una sorpresa” tuvieroneste día su cabal cumplimiento.

Ota va lo, 31 de oc tu bre de 1829

El cie lo azul añil so bre nues tras mon ta ñas; el agua ru mo ro sa, el ai re pu -ro…, una po bla ción lle na de vi gor y ale gría, hom bres y mu je res en tu -sias ma dos has ta el fer vor, ca lles re ple tas de mul ti tu des uni das en una

so la voz de agra de ci mien to y ple ni tud: to do acom pa ña en es ta fe cha la glo ria delpa so de nues tro Li ber ta dor Si món Jo sé An to nio de la San tí si ma Tri ni dad Bo lí vary Pa la cios, por Ota va lo, vi lla don de él ha que ri do de jar su im pron ta de ad mi ra cióny re co no ci mien to, des de hoy y por los si glos que du re nues tra his to ria…

Co mo los pue blos que vi bran al oír su nom bre, nues tra vi lla se ha en tre ga -do al Li ber ta dor Si món Bo lí var, y as pi ra a cum plir aque llo que él qui so ins tau -rar en tre no so tros: unión, tra ba jo, paz; a imi tar su ejem plo de de di ca ción enes pí ri tu y cuer po a la bús que da de la ver da de ra li ber tad de es ta Amé ri ca, su -ya y nues tra, res pec to de go bier nos ex tra ños, de do mi nios alie nan tes. Y, co -mo co ro na ción de es tos sue ños, a evo car sus ho ras y días de di ca dos a unir noscon la fu sión de la vo lun tad y del es pí ri tu, pa ra con se guir es ta in men sa as pi -ra ción a la uni dad de los pue blos ame ri ca nos…

En fla que ci do y dis mi nui do fí si ca men te por mor de sus tra ba jos y sus días, desus in ter mi na bles ca mi nos de ida y vuel ta por te rri to rios y pa ra jes de agres te ma -jes tad; de in con ta bles ba ta llas ga na das y per di das, de amis ta des y ene mis ta des,de po der y aba ti mien to, su pa sión de Li ber ta dor no ce sa un ins tan te. Y quie re,pa ra com ple tar su ta rea li be ra do ra, or ga ni zar nos po lí ti ca men te; unir nos, im pe -dir los abu sos, las am bi cio nes, ene mis ta des y ren co res y por eso ha vuel to a es -tas tie rras, y hoy pi sa Ota va lo cu ya in dus tria y des ve los re co no ce, es ti mu la supro gre so y su afán y la cree me re ce do ra de la ca te go ría de ciu dad por en ci ma dela de vi lla que has ta ha ce ho ras os ten tá ba mos, en so lem ne de cre to que da y fir -ma por su ma no.

¡Nues tra vi lla de Ota va lo po pu lo sa y agrí co la, in dus trio sa y, tal co mo lo anun -cia en su Su pre mo De cre to, ‘sus cep ti ble de ade lan ta mien to’, ha si do re co no -ci da co mo ciu dad por el Li ber ta dor!

Es te nom bra mien to es el des te llo de un fue go que se ini cia y que no de ja -re mos apa gar. Al es tam par su fir ma en el De cre to Su pre mo, lo ha he cho en elal ma de ca da uno de no so tros, de sa fián do nos a se guir le y a cons truir un ám -bi to dig no de los ma yo res em pe ños. Pe ro no an cle mos en es ta con di ción conquie tud; me rez cá mos la, sien do ciu da da nos, ‘ci vi les’, ‘ci vi li za dos’, de mos trán -do lo en ade lan te en ca da una de nues tras as pi ra cio nes y en la no ble za de nue-s tros em pe ños.

Que así sea.

¡Somos ciudad!