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    La informacin presentada en esta obra es material informativo y no pretende servir dediagnstico, prescripcin o tratamiento de cualquier tipo de enfermedad o dolencia. Estainformacin no sustituye la consulta con un mdico, especialista o cualquier otroprofesional competente del campo de la salud. El contenido de la obra debe considerarsesimplemente educativo. El autor y el editor estn exentos de toda responsabilidad sobre

    daos y perjuicios, prdidas o riesgos, personales o de cualquier otra ndole, quepudieran producirse por el mal uso de la informacin aqu proporcionada.

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    2014 Luis Jimnez

    Primera edicin: noviembre de 2014

    Ed. 1.05 (septiembre 2015)

    ISBN: 78-1-326-07348-0

    Dedicado a mi madre, que siempre estar ah.

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    NDICE

    Introduccin 7

    PARTE 1 CEREBRO, APETITO Y SACIEDAD 13

    1.1 El superprocesador central 15

    1.2 El regulador energtico 29

    1.3 El comer nos da placer 43

    PARTE 2 UN CEREBRO DESAJUSTADO 65

    2.1 Cuando el termostato falla 71

    2.2 Emociones y adicciones 107

    2.3 Un cerebro engatusado 145

    PARTE 3 REPROGRAMANDO EL CEREBRO 169

    3.1 Reajustando el termostato 171

    3.2 Tratar una adiccin 193

    3.3 Un cerebro motivado 211

    3.4 Para los que mandan 227

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    INTRODUCCIN

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    Si tiene este libro entre sus manos es muy probable que usted tengaespecial inters por la alimentacin y por su relacin con la salud. Otambin puede que incluso sufra algn grado de sobrepeso. Encualquiera de los casos, doy por hecho que es una persona relativamente

    bien informada y no creo que necesite que le suelte la tpicaintroduccin sobre la epidemia de obesidad y la importancia de lanutricin para el bienestar de las personas, porque seguramente habrledo textos con contenidos similares en numerosas ocasiones. Y yasabr que, si algo tienen en comn todos los pases desarrollados, es elaumento desbocado del peso de sus ciudadanos.

    Este es un libro que habla de todo eso, de obesidad, alimentos y salud.No es el primero que escribo, ya que en mis anteriores trabajos Lo quedice la ciencia para adelgazar de forma fcil y saludable y Lo quedice la ciencia sobre dietas, obesidad y salud abord estos temas desdeuna perspectiva diettica, basada en estudios epidemiolgicos y ensayosclnicos. Mi objetivo con aquellos libros era dar a conocer a cualquier

    persona lo que la ciencia sabe (y lo que no) sobre la nutricin y la salud,identificando la desinformacin existente y explicando los patronesalimentarios ms recomendables, con el objetivo de aportar una basemedianamente slida para poder tomar decisiones personales. Peroambos libros analizaban la cuestin sobre todo centrados en un enfoque,el de los hbitos alimentarios, ya que consider (basndome en lasevidencias cientficas) que la dieta habitual era uno de los factores

    prioritarios, si no el ms relevante, para que los kilos se vayanacumulando sin remedio aparente.

    Sin embargo, en este libro quiero darles a conocer una visin diferentedel problema. No porque su ncleo u origen hayan cambiado, que no locreo, ni porque la alimentacin ya no sea un factor prioritario, que estoyconvencido de que lo es. Pero uno de los enfoques que me parece msapasionante es el que analiza la cuestin desde la perspectiva de nuestro

    cerebro. Se trata de un punto de vista que estudia de forma integrada elcomportamiento y el metabolismo, pero de un modo un poco diferente,

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    exponencialmente y como aperitivoa lo que nos traiga el futuro, creoque ya tenemos resultados que nos permiten adelantar apasionantesconclusiones e interesantes hiptesis sobre el tema.

    En este libro la dinmica ser similar a la de los anteriores.Avanzaremos por los diferentes captulos, haciendo referencia al finalde cada uno de ellos para no entorpecer la lectura - a publicaciones,libros y estudios cientficos que se hayan realizado sobre cada tema. Eneste sentido - y sobre todo pensando en aquellos que no hayan ledo loslibros anteriores y no estn familiarizados con los estudios mdicos -quisiera explicar muy someramente los tres tipos globales deinvestigaciones que existen.

    El ms habitual es el que llamaremos estudio observacional. Se tratade un tipo de trabajo en el que se recopila gran cantidad de informacin(peso, enfermedades, alimentacin, hbitos, colesterol, tensin arterial,expectativa de vida, etc.) de un grupo numeroso de personas durante un

    periodo concreto de tiempo. Posteriormente, se analizanestadsticamente las asociaciones entre cada una de las variables, a la

    bsqueda de posibles correlaciones (por ejemplo, un aumento delcolesterol se asocia con una mayor mortalidad). La mayor pega de estetipo de estudios es que es prcticamente imposible aislar lascorrelaciones directas entre dos variables concretas (en el ejemplo,colesterol y mortalidad) y deducir una causalidad (el colesterol aumentala mortalidad), ya que a menudo existen otras variables que estninfluyendo y que no se han podido aislar adecuadamente (las personas

    que tienen ms colesterol suelen ser ms sedentarias, que es lo quepodra aumentar la mortalidad)

    El segundo tipo de estudios, los llamados ensayos clnicos, puedenconsiderarse ms rigurosos que los anteriores y ms interesantes a lahora de sacar conclusiones clnicas. En este tipo de investigaciones serealiza una intervencin o cambio concreto sobre un grupo de personas(por ejemplo, aadir un alimento, suministrar un medicamento, incluir

    un nuevo hbito) y se observan las consecuencias tras un periodo deobservacin, preferiblemente comparndolo con un grupo de control (en

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    El cerebro, ese rgano con forma de nuez arrugada que ocupa la mayorparte de su cabeza y que puede llegar a acaparar la quinta parte de todala energa que usted consume, es el ncleo de su sistema nerviosocentral. Desde el punto de vista ingenieril, podra considerarse la unidadde control global, el equivalente a una especie de microprocesadorgeneral de un ordenador. Su funcin es la de controlar la actividad delresto de rganos del cuerpo basndose en la enorme cantidad deinformacin que le llega de forma ininterrumpida, por ejemplo a travsde los cinco sentidos o tambin y sobre todo mediante las sealesqumicas y fsicas generadas como resultado de la mirada de procesos

    metablicos y bioqumicos que suceden continuamente. Y la de enviarlas rdenes pertinentes para que todos ellos respondan adecuadamente,asegurando que funcionan de forma coordinada.

    Pero adems, desde el punto de vista emocional un punto de vista alque vamos a hacer referencia en numerosas ocasiones el cerebro tieneun papel trascendental. Es el lugar en el que reside su esencia, su yo

    ms ntimo, lo que algunos llaman alma y lo que los cientficosdenominan conciencia. Siendo rigurosos podramos decir que sucerebro es usted. O que usted es su cerebro.

    El cerebro no es un privilegio exclusivamente humano, la evolucin hadotado de cerebro a prcticamente la totalidad de los animales.Exceptuando a algunos pocos invertebrados como las esponjas,medusas y estrellas de mar, este rgano, el ms complejo de entre todoslos existentes, parece ser un sistema muy eficaz para armonizar lasdiferentes partes y componentes de los seres vivos pertenecientes alreino animal. Aunque, como veremos ms adelante, existen diferenciasimportantes entre el cerebro de diferentes especies, sus unidades bsicasson siempre las mismas. Todos estn formados por dos grandes gruposde clulas, las neuronas y las clulas gliales. Las primeras, las msconocidas y consideradas ms importantes, se interconectan entre ellas

    y generan los flujos elctricos y qumicos cerebrales, como veremos conms detalle en prximas pginas. Y las segundas, las clulas gliales que

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    Esta enorme necesidad de recursos podra ser la responsable de que lainfancia humana sea tan prolongada, comparada con la de otrosanimales. Algunas hiptesis sugieren que el resto del cuerpo tendra queesperar su turno y arreglarse con la energa que el cerebro le deja

    disponible.

    Otra caracterstica nica de nuestro cerebro es su enorme complejidad,debida a su gran cantidad de neuronas y que queda reflejada en losgigantescos nmeros que lo describen. Contiene ms de ochenta milmillones de neuronas y es capaz de realizar billones de sinapsis(conexiones). Para que se haga una idea de qu cifras estamos hablando,esos ochenta mil millones de neuronas que contienen un cerebro

    humano es una cantidad ms de diez veces superior al total de personasexistentes en nuestro planeta.

    Sin ninguna duda, la caracterstica ms fascinante de estas clulas tanespeciales es su capacidad de interconectarse entre ellas y de transmitirseales electroqumicas a travs de estas conexiones. Su aspecto fsicoes tambin muy especial, perfectamente adaptado a esta funcin tan

    especfica. Por un lado la mayor parte (aunque no todas) presentan algoparecido a un manojo brazos, una especie de tentculos llamadosdendritas, especializados en acoplarse con otras neuronas y que pueden

    presentarse en cantidad muy variable y abundante. Del centro en el quese unen todas estas dendritas, el llamado soma (y que contiene en suinterior el ncleo celular), parte una nica fibra alargada y delgada, elaxn, una especie de cable conductor de seales que puede alcanzar una

    longitud significativa y que puede conectarse con las dendritas de otraclula.

    Esquemticamente podramos representar una neurona de esta forma:

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    La parte que ve a la izquierda sera el soma, que contiene el ncleocelular, rodeado de dendritas. Y la de la derecha el final del axn.

    Las neuronas agrupadas presentan un aspecto ms parecido a esto:

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    entre 1000 y 10,000 sinapsis, creando una intrincada red con otra grancantidad de clulas.

    Considerando todos estos nmeros y recordando los ochenta milmillones de neuronas disponibles en nuestro cerebro, las cifras queestamos manejando se convierten en algo simplemente inmenso. O,desde el punto de vista prctico, podramos decir que la magnitud de loque ocurre dentro de nuestro cerebro es tan enorme como difcil deasimilar.

    Cada neurona individual est bastante especializada y realiza sinapsisexcitatorias o inhibitorias con relativamente poca frecuencia, al

    participar en procesos neuronales muy especficos. Hablar, ver,escuchar un sonido, reconocer una cara, identificar un olor, recrearsecon un sabor, mover un msculo Esta especializacin ha sido causade ciertos mitos y malinterpretaciones sobre el cerebro, como la popularcreencia de que solo utilizamos un 10% de su capacidad. Algototalmente errneo, ya que lo explotamos en su totalidad, aunque por

    partes, al igual que hacemos con los msculos. No tiene mucho sentido

    utilizarlos todos simultneamente. Esta realidad puede comprobarsesimplemente observando los casos en los que se daa una pequea zonacerebral debido a un accidente o enfermedad, que casi siempre conllevaalgn tipo de consecuencia negativa en alguna funcin motora,cognitiva o fisiolgica. Si realmente utilizramos tan poco porcentaje denuestro cerebro, la mayor parte de las lesiones cerebrales no tendranningn tipo de secuela.

    El flujo electroqumico que les he descrito no ocurre solo entreneuronas, ya que stas llegan hasta los nervios y los msculos, que sereparten por todo nuestro cuerpo. As que este mecanismo no solo dalugar al dilogo interneuronal, tambin puede considerarse la base y elmtodo fundamental del funcionamiento cerebral y de su comunicaciny control sobre todo nuestro organismo. Es la forma con la que gobiernacada una de nuestras acciones, conscientes e inconscientes, regula

    nuestro cuerpo hasta el ms pequeo detalle y descodifica los impulsos

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    externos provenientes de nuestros sentidos, generando las consiguientesrespuestas.

    Conviene resaltar que para todo ello las neuronas trabajan en equipo,hermanndose en grupos locales y creando divisiones y subdivisionesen el cerebro, de forma que todas las que participan en el mismo tipo defuncin estn prximas y se coordinan estrechamente para conseguir unflujo energtico armnico y coherente.

    Pero adems de controlar, ordenar y coordinar cada pedacito de nuestrocuerpo, las neuronas tienen un papel que solo puede calificarse comoextraordinario. Todas estas conexiones dan como resultado el ms

    espectacular, portentoso e inexplicable de los efectos que conocemos: lapercepcin de la realidad. Es decir, la interpretacin del entorno, ladecodificacin visual, la escucha y el entendimiento, el habla, la lectura,las emociones, los pensamientos, la conciencia. Lo que usted siente,reflexiona y decide. En definitiva, lo que usted es, lo crea esteinfinito, microscpico y maravilloso baileneuronal.

    No es fcil hacernos a la idea de la implicacin de todas estas ideas.Estamos tan inmersos en nuestra interpretacin de la realidad que nonos damos cuenta de que no es ms que eso: una interpretacin quehace nuestro cerebro. Por eso consideramos todo lo que nos rodea algoconcreto, firme, real. Pero la ciencia cada vez nos muestra ms pruebasde que la realidad es mucho ms compleja y extraa de lo que podemosni siquiera comprender. Por ejemplo, a nivel de las partculassubatmicas, en entornos de muy alta energa o en el fondo de losagujeros negros las cosas ocurren de forma tan ajena a nuestra realidadque nos es prcticamente imposible imaginarlo.

    Hay un ejemplo que ilustra bastante bien todas estas implicaciones y delo que es capaz de lograr el cerebro. Cuando usted mira a su alrededor yaprecia toda la gama de colores de las cosas que le rodean, debe saberque lo que realmente est disfrutando no es ms que una ilusin. Porque

    los colores, por s mismos, no existen. No son ms que una artimaacerebral que nos permite conocer el intervalo de la radiacin

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    electromagntica del espectro visible (es decir, de la luz natural oartificial) que refleja un objeto. Le llamamos color y seguramente laevolucin facilit que nuestros antepasados adquiriesen la capacidad deverlo para poder distinguir aspectos esenciales para la supervivencia,

    como por ejemplo la madurez de ciertos frutos o la toxicidad de algunosvegetales.

    Otro atractivo ejemplo de cmo el cerebro decodifica objetos de nuestroentorno es la identificacin de rostros, para lo cual dispone de un reaespecfica y especializada. En el momento de escribir estas lneas,ningn sistema artificial ha sido capaz de igualar nuestra capacidad,rapidez y versatilidad para distinguir e interpretar una cara concreta

    entre una enorme cantidad de ellas. Lo ms curioso es que no lo haceconsiderndola como la suma de unos cuantos elementos (ojos, boca,nariz), sino como un todo, convirtiendo el proceso en algo emocional.Por eso sentimos si una cara nos resulta familiar o no y lareconocemos de inmediato si la hemos visto antes, ya que la asociamosinconscientemente con una personalidad, con una posible forma deactuar.

    Probablemente el objetivo principal de esta capacidad que nos haregalado la evolucin es prever hasta qu punto podemos confiar en esa

    persona. A veces lo hacemos de forma acertada, otras aadiendoprejuicios poco afortunados, pero una cara nos sugiere muchas cosas,casi todas en el mbito de las sensaciones, convirtindonos en precisasmquinas para su lectura, identificacin y clasificacin.

    Esta impresionante habilidad da lugar a sorprendentes efectos en casode funcionamiento incorrecto. Las personas que tienen daada esta reacerebral sufren de prosopagnosia, una dolencia que les impide leer unrostro, ya que lo ven nicamente como la suma de sus elementos: ojos,nariz, boca, etc. Pero no lo reconocen, son incapaces de distinguir auna persona, aunque sea un familiar cercano, solamente mirndole a lacara. Ni siquiera consiguen identificar su propio rostro!

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    Volviendo a la neurologa, como ya le he mencionado, en lo msprofundo de nuestro cerebro, prcticamente en el mismo centro, est elhipotlamo. Un conjunto neuronal de tamao reducido, ms o menoscomo una cereza, pero con un rol muy relevante.

    A pesar de sus modestas dimensiones, es un rea muy investigada,mapeada y subdividida en varios ncleos con nombres nada fciles derecordar: Anterior, posterior, laterales, paraventricular, lateral preptico,supraptico, supraquiasmtico, ventromedial, arcuato... y cada uno deellos se ha relacionado con funciones tan diversas como importantes.

    Antes de continuar conociendo el hipotlamo, permtame hacer unpequeo parntesis para hablarle de lo que es un termostato, ya que esun concepto que voy a utilizar en repetidas ocasiones.

    Todos conocemos con ms o menos detalle desde el punto de vistaprctico para qu vale un termostato. Es un dispositivo que incluye uncaptador de ciertas seales (un sensor de temperatura), que al llegar a

    cierto valor preestablecido abre o cierra un circuito elctrico. Lo tienentodos los refrigeradores, para poder conectar el circuito de refrigeracincuando sube la temperatura y poder as mantener el fro necesario en suinterior. Tambin cada da es ms habitual en grifos y radiadores, por lacomodidad y estabilidad que aporta manteniendo la temperatura delagua o del ambiente respectivamente, segn los valores que hayamosfijado, en funcin de nuestros criterios de confort. Pues bien, lo vamos a

    utilizar a modo de analoga con profusin a lo largo del libro. De hecho,una de las funciones ms esenciales del hipotlamo es precisamentesimilar a la de un termostato, ya que es responsable de mantenerconstante la temperatura de nuestro organismo, independientemente dela temperatura exterior. Adems, se encarga de estructurar los ritmoscircadianos, es decir, los periodos de sueo/vigilia que nos permitendescansar y estar activos.

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    Pero la funcin del hipotlamo que ms nos interesa es la quepodramos denominar regulador energtico, porque es la que controlala ingesta de alimentos para asegurar la disponibilidad de energa entodo momento, manteniendo un equilibrio u homeostasis, como lo

    llaman los expertos. De la misma forma que lo hace un termostato, perocon la energa, en lugar de con la temperatura. Desde el punto de vistaanatmico, los ncleos que ms claramente se han relacionado con estaregulacin energtica y la ingesta de alimentos son los laterales, elventromedial y el arcuato.

    Situacin del hipotlamo (Wikipedia-Anatomy & Physiology)

    En efecto, esta pequea masa de tejido es la encargada, adems de otra

    buena cantidad de funciones, de saber con gran precisin cundo ycunto tenemos que comer, ajustando nuestros deseos de hacerlo conlos requerimientos calricos que tenga nuestro metabolismo. Es decir,actuando con la energa como un termostato lo hace con la temperaturay provocando lo que nosotros interpretamos como apetito (o hambre)y saciedad(o plenitud).

    Pero aunque esta analoga del termostato nos ayude a entender sufuncionalidad bsica, la forma con la que el hipotlamo se asegura que

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    comemos todo lo que necesitamos es bastante ms compleja. Resultarelativamente sencillo imaginar diversas formas de medir la temperaturaambiental o la de un objeto, pero, aunque usted tenga formacincientfica, es probable que no le resulte nada fcil pensar en la forma de

    medir el consumo y las reservas energticas de un ser vivo.

    Las primeras investigaciones que relacionan esta zona del cerebro conel apetito tienen ya cierta solera, pues se realizaron hace ms de mediosiglo. Como suele ser habitual en este tipo de estudios, fueron lesionesen el hipotlamo de animales de laboratorio las que permitieroncomprobar que se poda provocar una hiperfagia (exceso de ingesta) ouna hipofagia (escasez de ingesta), en funcin de la zona concreta que

    se daara. Debido a estos dos efectos independientes, los expertospropusieron un sistema de regulacin de doble punto, con un centrode control de la saciedad por un lado y con un centro de control delhambre por otro. Una hiptesis que se ha mantenido bastante slidahasta la fecha y que ha sido confirmada por posteriores y mssofisticados experimentos y tambin por lesiones debidas aenfermedades y accidentes en cerebros humanos.

    Pero es importante entender que no hablamos de un sistema queaumenta o reduce la ingesta calrica en funcin de una o dos seales

    precisas, sencillas y claras (como lo es la temperatura). Las medicionesrelacionadas con el consumo energtico de los seres vivos son algomucho menos obvio. Adems, hay que tener en cuenta que estemecanismo es el resultado de millones de aos de evolucin y mediante

    el que el metabolismo se asegura de algo primordial: que no falteenerga. As que es esperable que sus recursos sean muchos y variados.Y que sea muy flexible. Y, en consecuencia, muy complejo. Comorealmente ocurre.

    Al inicio del camino, cuando los cientficos empezaban a investigar eneste campo, las primeras teoras y modelos sobre la homeostasis oequilibrio de la energa eran bastante simples. Por ejemplo, uno de los

    que se desarroll fue el modelo glucosttico, que propona que laconcentracin de glucosa en sangre era la que realizaba esta regulacin.

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    Si era baja, el hipotlamo lo detectara y nos empujara a comer. Y siera elevada, a parar de hacerlo. Hoy en da sabemos que laconcentracin de glucosa es un indicador bastante digno para prever elinicio y final de las comidas, pero falla de forma bastante estrepitosa al

    intentar correlacionarlo con otros factores relevantes y con graninfluencia en todo el sistema, como la grasa acumulada o el consumoenergtico.

    Aos despus se propuso otro modelo, en este caso asignando a la grasacorporal - por eso se le suele llamar modelo liposttico - la funcinde generar las seales que activan o desactivan el apetito para ajustar laenerga de entrada y de salida. Los estudios realizados con animales han

    confirmado que este modelo es ms preciso que el glucosttico, perotambin que sigue siendo demasiado elemental.

    De la boca al hipotlamo

    El hecho de que el hipotlamo es responsable (al menos en una parte)de que sintamos ganas de comer o no, de provocar los impulsos que

    apartan de nuestra mente otros pensamientos y cuestiones y de priorizarlos deseos que nos empujan a ponernos a buscar comida ha sidocomprobado en multitud de estudios, de eso no hay duda. Perobasndose en qu? Cul es el criterio para lanzar esas rdenes? Elhecho de decidir ingerir un alimento que tenemos ante nosotros, tomarel cubierto y comerlo hasta sentirnos saciados puede parecer algo obvioy sencillo, ya que lo hacemos continuamente y sin mayorescomplicaciones. Pero la neurobiologa que lo soporta es realmenteintrincada y los procesos y seales que actan, numerosos.

    Si visualizamos todo el recorrido de los alimentos por nuestro cuerpo,podramos empezar por las seales generadas por nuestros sentidos(vista, olfato), que captan la presencia del alimento y cuyascaractersticas son enviadas al cerebro, que las interpreta y procesa paratomar una decisin. Dada nuestra gran capacidad predictiva, ni siquiera

    es necesario ver u oler directamente el alimento, ya que se puedegenerar una seal similar al percibir algo que nos lo recuerde o con lo

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    sencillas sintetizadas por clulas especializadas que tienen diversanaturaleza. Algunas son derivados o cadenas de aminocidos (lasunidades bsicas de las protenas) y otras se crean a partir de lpidos ograsas.

    El principio de este proceso de comunicacin es tericamente sencillo.Las clulas de una glndula situada en cierta parte de nuestro organismo

    pueden enviar mensajes segregando hormonas, que viajarn a travsdel sistema circulatorio y podrn llegar a cualquier otro lugar. Cuandolleguen a una zona en la que haya clulas con receptores sensibles aellas, estos receptores las detectarn, se producir la recepcin delmensaje y, dependiendo del tipo de clula, provocar una respuesta o

    reaccin concreta.

    Por ejemplo, la leptina, es una hormona producida en el tejido graso ymuy relacionada con los deseos de comer, ya que cuando se eleva suconcentracin tras realizar una comida contribuye a hacernos sentirnossaciados. Por el contrario, la grelina, de ms reciente descubrimiento ysegregada por glndulas presentes en la activa mucosa gstrica, tiene el

    efecto contrario y su segregacin se asocia a una estimulacin delapetito.

    Tras su paso por el estmago, los alimentos se dirigen al intestino, en elque, ya reducidos a sus componentes ms bsicos, van siendoabsorbidos a travs de las paredes hasta el torrente sanguneo. Losmovimientos mecnicos de tensin y distensin generan informacinque se enva al cerebro, pero tambin, una vez ms, las fibras nerviosasestn muy presentes en esta etapa transmitiendo las seales qumicasque, de nuevo y normalmente en forma de hormonas, se van creando.Para que se haga una idea, los investigadores han observado que en estaetapa se segrega colecistoquinina (CCK) en el intestino delgado,

    pptido YY(PYY) y pptido similar al glucagn tipo 1(GLP-1) en elintestino grueso, todas ellas consideradas supresoras del apetito.

    Finalmente, los nutrientes que el proceso digestivo ha idoseleccionando llegan a travs de la pared intestinal al sistema

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    Bien, y cmo se interpreta toda esa informacin? Cmo leen lasneuronas hipotalmicas toda esa inmensa cantidad de seales?

    Como hemos visto hace tan solo unas pginas, las clulas neuronalesdisponen en sus dendritas de unos receptores especficos, que son unaespecie de sensores capaces de reaccionar cuando interaccionan conelementos concretos. Ocurre igualmente con el resto de neuronasrepartidas por el sistema nervioso, nuestro cuerpo est repleto de milesde millones de sensores dendrticos, que no paran de recibir seales.Tanto en sus innumerables ramificaciones del sistema nervioso, quellegan hasta cualquier rincn, como en las propias clulas cerebrales, alas que algunas molculas pueden llegar directamente tras recorrer el

    cuerpo por el sistema circulatorio y atravesar la barrera que asla ymantiene el cerebro protegido.

    Pues bien, el receptor que est incrustado en la pared de las dendritasde la clula reacciona ante la presencia de la hormona a la que essensible. Como consecuencia de esta reaccin, se produce una respuesta

    bioqumica y un movimiento de iones, que a su vez genera la diferencia

    de potencial elctrico. Esta diferencia de potencial se traslada hasta elextremo del axn, que libera nuevos neurotransmisores. As se crea elflujo energtico neuronal, que se distribuye e intercambia entrediferentes neuronas en toda la zona funcional, en este caso elhipotlamo.

    Aunque estas explicaciones llenas de bioqumica y electricidad lesuenen algo tcnicas, le aseguro que el efecto final de este titilarelectroqumico le es muy familiar. Usted lo percibir como esainquietante sensacin de hambre que le acucia a media maana. O laconocida plenitud que parece nacer del estmago tras una comidacopiosa.

    Esta doble posibilidad (hambre-saciedad) tiene su explicacin en laexistencia en el hipotlamo, especialmente en el ncleo arcuato, de dos

    tipos de neuronas. Las llamadas AgRP, que nos hacen sentir apetitocuando se activan, y las POMC, que nos generan una sensacin de

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    saciedad. Ambas deben su extrao nombre a las molculas precursorasdel neurotransmisor principal que sintetizan y para el que son mssensibles (porque tienen ms receptores), la Protena R-Agouti y la

    Proopiomelanocortina, respectivamente (aunque segn los estudios ms

    recientes, estas neuronas tambin pueden activarse por el efecto de otroselementos y hormonas especficas, como por ejemplo el neuropptidoY).

    Para que pueda entenderlo mejor, podramos decir que las neuronasAgRP son como interruptores que le hacen sentir hambre cuando seconectan y las POMC, por el contrario, en dicha posicin legeneran saciedad. De forma que todo se reduce a una guerra de

    interruptores, en la que el ganador ser el responsable de hacer que sesienta hambriento o saciado.

    Como puede observar, incluso esta simplificada versin de la realidadde la homeostasis energtica es bastante ms complicada que lo que se

    propona en los modelos glucosttico o liposttico. Pero la realidad esque el hipotlamo, ese modesto pedazo de tejido neuronal, est siendo

    bombardeado continuamente por multitud de elementos bioqumicosrelacionados con la alimentacin, que excitan o inhiben cada una de susneuronas AgRP y POMC.

    Y la suma final de todo ello es su sensacin de apetito.

    Como le deca hace unas pginas, la evolucin y millones de aos hanllegado a estabilizar este sistema tan complejo, hacindolo realmente

    poderoso y redundante, es decir, con mltiples soluciones y procesospara resolver una cuestin, de forma que si falla uno de ellos, otros seasegurarn de que se sigue manteniendo el equilibrio y el suministro deenerga, la homeostasis energtica. Porque le recuerdo que sin energa,no hay vida.

    Pero entonces, por qu existe la obesidad? Qu est fallando en este

    regulador energtico tan redundante y que ha sido eficaz durantemillones de aos? O acaso est equivocado todo el planteamiento?

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    Por lo visto, no o al menos, no en su totalidad. Muchas de laspropuestas y teoras que acabo de resumirle se han confirmado conbastante solidez en cuidadosas investigaciones, realizadas tanto conanimales como con humanos. Pero al parecer esta perspectiva

    homeosttica o hipotalmica no es suficiente. Todo indica que esnecesario aadirle ms conceptos para poder tener una fotografacompleta de la situacin.

    Una nueva perspectiva en la que, de nuevo, el cerebro tiene un papelenormemente relevante.

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    REFERENCIAS:

    Taste, olfactory and food texture reward processing in the brain and

    obesity (Rolls, 2011)

    Taste, olfactory and food texture reward processing in the brain and the

    control of appetite (Rolls, 2012)

    Neurotransmitter in key neurons of the hypothalamus that regulate

    feeding behavior and body weight (Meister, 2007)

    Neuroscience: Dissecting appetite (Trivedi, 2014)

    The brain, appetite and obesity (Berthoud y otros, 2008)

    Obesity and Appetite Control (Keisuke y otros , 2012)

    The hypothalamic arcuate nucleus and the control of peripheral

    substrates (Amado y otros, 2014)

    Hypothalamic control of adipose tissue (Stefanidis y otros, 2014)

    The interaction between nutrition and the brain and its consequences

    for body weight gain and metabolism (la Fleur y otros, 2014)

    Genes and the hypothalamic control of metabolism in humans

    (Volckmar y otros, 2014)

    Peptides and food intake (Sobrino Crespo y otros, 2014)

    Neuroendocrine regulation of appetitive ingestive behavior (Rhinehart

    y otros, 2013)

    Neuroendocrine control of food intake (Valassi, 2007)

    Neuronal control of energy homeostasis (Gao y otros, 2007)

    When do we eat? Ingestive behavior, survival, and reproductive success

    (Schneider y otros, 2013)

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    The role of gut hormones and the hypothalamus in appetite regulation.

    (Suzuki y otros, 2010)

    The NPY/AgRP neuron and energy homeostasis (Morton y otros, 2001)

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    Comparados con las tiendas de hace unas dcadas, los supermercadosactuales ofrecen una enorme cantidad y diversidad de productosalimenticios, capaces de satisfacer no solo las necesidades nutricionalesde cualquiera, sino tambin los caprichos ms insospechados o

    sofisticados que puedan tener los paladares ms exquisitos.

    Este exceso de productos contrasta llamativamente con la escasez deempresas que son responsables de su produccin. Como veremos conms detalle en posteriores captulos, la mayor parte de la fabricacin dealimentos de todo el planeta se concentra en un puado de gigantescas yconocidas corporaciones. Uno de los principios fundamentales sobre losque operan todas estas grandes compaas es la de la orientacin al

    cliente, es decir, la incorporacin de los deseos y los gustos delpotencial comprador en todas las operaciones de fabricacin,especialmente en las de desarrollo, para as poder ofrecerle los

    productos que ms aprecia. Con el objetivo de maximizar las ventas ylos beneficios, claro, que es la razn de ser de su existencia.

    Sabedores de la relevancia de ello, estas empresas dedican muchos

    recursos a sus procesos de creacin de nuevos productos (o a larenovacin o mejora de los productos ya existentes), con equiposinternacionales de cientos e incluso miles de personas, muy capacitadasy experimentadas en tareas de I+D. Todo ello despus se refuerza con elmarketing y la publicidad, por supuesto, ya que son las herramientas

    bsicas con las que hoy en da se pone algo en el mercado y se consiguevender.

    Como podrn suponer, para cada una de estas empresas el proceso decreacin de un producto interesante (normalmente en trminos derentabilidad) no es nada sencillo. Los responsables, antes de empezar,deben tener en cuenta una gran cantidad de factores previos y,obviamente, las estrategias globales que les marca la empresa. Estasestrategias se establecen con el objetivo de ayudar a los tcnicos a serms certeros en sus propuestas, ya que tienen en cuenta la informacin

    relevante, recopilada y priorizada por expertos especializados, que hanidentificado las tendencias de consumo presentes y futuras. Entre ellas,

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    suelen estar las recomendaciones dietticas de entidades oficiales, laspreferencias y tendencias en sabores, los componentes con buenafama y mala fama, su relacin con aspectos medioambientales, etc.

    Considerando todo ello, los desarrolladores se meten en sus laboratorios(que a fin de cuentas, son cocinas avanzadas, un poco ms tecnolgicasque la de su casa), teniendo tambin en mente otros factores, como elcoste y accesibilidad de la materia prima y la posterior necesidad deoptimizacin de los procesos industriales de fabricacin. Y siempresiendo estrictamente rigurosos con los aspectos de seguridadalimentaria (las grandes empresas en esto son incluso obsesivas, ya quese juegan mucho si cometen algn error en este sentido), van

    elaborando el producto que tienen en mente, hasta llegar a los prototiposfinales.

    Evidentemente, una empresa alimentaria de referencia procura intentarminimizar la posibilidad de que un nuevo lanzamiento fracase, ya quesupone una importante prdida de dinero. Por eso, antes de poner un

    producto en el mercado, lo somete a una gran cantidad de filtros y

    pruebas, entre los que se incluye el contraste con otros expertos, conespecialistas en marketing y, sobre todo, con quienes van a ser los

    potenciales compradores: los clientes.

    En efecto, durante el largo y trabajoso proceso de creacin, los panelesde consumidores intermedios y finales, tanto generalistas comoespecializados, realizan valoraciones en todos los mbitos importantes:

    precio, formato y sobre todo y de forma especial, caractersticasorganolpticas. Que es la forma en la que los expertos denominan a las

    propiedades que nuestros sentidos asignan a un alimento: aspecto, color,sabor, aroma,flavor(la mezcla de aroma y sabor), retrogusto, etc. Estascaractersticas son evaluadas asignando diversas puntuaciones deacuerdo a ciertas escalas de medicin y son, al final del proceso, laltima y ms importante valoracin que se hace del alimento.

    Como resultado, se obtiene unapercepcin hednicafinal. O dicho conun lenguaje ms sencillo, un valor de cunto les gusta el productoa los

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    accidentes; los dispositivos que funcionan con electricidad cumplennormativa muy estricta, que minimiza la posibilidad de electrocutarse o

    provocar un incendio; los pases desarrollados han ido exigiendo a todotipo de empresas productivas que controlen y reduzcan sus residuos y

    dispongan de sistemas de gestin medioambiental.

    Sin embargo, necesitamos alimentarnos para poder sobrevivir. As quetenemos que comer a diario e ingerir alimentos, muchos de ellosfabricados mediante complejos procesos de transformacin. Y si algofalla, los posibles riesgos son mucho ms reales, cercanos y extensosque en el caso de otro tipo productos. Los alimentos que tomamos adiario influyen de forma directa y poderosa en nuestra salud. Por un

    lado, pueden contener componentes txicos o peligrosos, pero en esto,como ya he dicho, se ha trabajado bastante bien durante las ltimasdcadas y la industria es especialmente escrupulosa. La mayor parte deestos compuestos indeseables estn identificados y existe gran cantidadde reglamentacin que obliga a controlarlos y mantenerlos por debajode niveles de seguridad bastante conservadores. As que se podraafirmar sin temor a equivocarse que comemos alimentos ms seguros

    que nunca.

    Pero cuando se habla de salud y alimentacin, no solo hay quecontemplar la seguridad alimentaria. Hay otras perspectivas que, hastala fecha, han permitido a los fabricantes de alimentos moverse casi contotal libertad, sin directrices que limiten sus desarrollos. Me refiero alconcepto de lo que debera ser una alimentacin saludable.

    Permtame explicarle la diferencia.

    Un alimento seguro no necesariamente tiene por qu ser un alimentosaludable. El problema es que el primer trmino, la seguridad, se centrasobre todo en una perspectiva toxicolgica, es decir, en los posiblesefectos negativos a corto plazo, normalmente calculados medianteexperimentos y ensayos realizados sobre modelos animales. Es un

    mtodo bastante eficaz para identificar elementos que provocan daossignificativos en periodos de tiempo relativamente cortos. Pero la dieta

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    prcticamente nula entre la mayor parte de las personas. Vamos, que lavaloracin de lo saludable de un alimento basndose en elnutricionismo no est sirviendo para mucho.

    Todas estas ideas cobran especial relevancia cuando somos conscientesde la cantidad de alimentos altamente procesados que comemos,

    profundamente transformados respecto a sus materias primas originales,cuya relacin con la salud a largo plazo no conocemos. En pases deoccidente un porcentaje muy importante de la dieta habitual se basa eneste tipo de productos e incluso supera a los productos frescos, con

    proporciones que alcanzan hasta el 60% de las caloras totales. Sonproductos accesibles, tericamente seguros a corto plazo, pero muchos

    de ellos han sido fabricados con una directriz primordial: maximizar larespuesta sensorial y aportar una sensacin muy gratificante.

    Por lo tanto, situando en el centro de nuestras prioridades la salud de laspersonas a largo plazo, es prioritario encontrar respuestas a algunaspreguntas fundamentales. El placer que aporta un alimento fabricadocon tecnologa humana, probablemente superior al que suele aportar un

    alimento fresco o natural, puede tener alguna influencia en los hbitosalimentarios y la salud? Podra estar relacionado con la epidemia deenfermedades crnicas asociadas a la obesidad? Incluso podra ser unfactor determinante en las razones por las que comemos? Y esrazonable dejar que el sector de los alimentos se autorregule en esteaspecto, en funcin de las necesidades y expectativas que le vayantransmitiendo los clientes mediante sus hbitos de compra?

    Para encontrar todas estas respuestas, creo que primero debemosprofundizar un poco ms en cmo vive nuestro cerebro ese placer osatisfaccin desde su perspectiva neurolgica y conocer mejor lo quealgunos llaman alimentacin hednica, que complementara a laalimentacin homeosttica que acabamos de ver.

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    10. Para conseguir sensaciones de deseo

    11. Porque hace que las reuniones sociales sean ms divertidas

    12. Para sentirte integrado en el grupo

    13. Porque te aporta sensaciones de placer

    14. Porque mejora las fiestas y celebraciones

    15. Porque te aporta autoconfianza y seguridad en ti mismo

    16. Para celebrar ocasiones especiales con los amigos

    17. Para olvidar problemas

    18. Porque es divertido

    19. Para agradar

    20. Para no sentirte excluido

    Esta lista, en la que no aparece ni una sola razn relacionada con elequilibrio energtico ni con la necesidad de nutrirse, les permitiratificar que con enorme frecuencia muchos de nosotros decidimoscomer por razones emocionales, sociales y psicolgicas. Una

    perspectiva que queda muy alejada de los macronutrientes o el contajebruto de caloras. Y sin ningn gnero de dudas, el responsable de estaestrecha relacin entre el acto de comer y las emociones es nuestro

    cerebro, el dispositivo sobre el que recae la gestin de ambos aspectos,la alimentacin y los sentimientos.

    Como veamos en el captulo anterior al conocer la homeostasisenergtica, el hipotlamo responde a multitud de hormonas y otrasseales, para asegurar un suministro de energa suficiente. Pero si ustedtiene que disputar a diario su particular guerra con el exceso de apetito yle toca lidiar con las mltiples tentaciones alimenticias que le rodean

    para mantener a raya el sobrepeso (con ms o menos xito), todo lo que

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    all hemos explicado puede que le haya sonado bastante lejano yterico. Cuando piensa en su cuerpo - tal vez no tan perfecto como legustara y quizs con exceso de grasa acumulada - puede que le cuesteimaginarlo como una maquinaria perfecta, similar a esa especie de

    regulador energtico mltiple del que hablbamos, preciso yredundante. Todos esos sensores y receptores captando seales yenvindolas al hipotlamo, para que ste las descodifique y module susensacin de saciedad, pueden ser parte del diseo original, de los

    planos tericos consecuencia de millones de aos de evolucin. Peropara algunos ms bien podra calificarse como una utopa idlica,porque hay algo que no cuadra. Si ese termostato energtico funcionara

    adecuadamente, no comeramos sin necesitarlo y no existira laobesidad.

    Desde el punto de vista de la vivencia personal, de las percepciones y delas sensaciones que sentimos de forma consciente, la cuestin tambin

    parece bastante alejada de esa regulacin tan automtica, taninconsciente. Para todos nosotros el comer es algo mucho menos simpleque el respirar, por compararlo con otro proceso en el que se introducen

    elementos externos en nuestro cuerpo y que despus se incorporan anuestro metabolismo. La sensacin de falta de aire es claramenteidentificable y tiene fcil solucin y alivio inmediato: una profunda

    bocanada. Y a nadie sano le apetece hiperventilarse sin ton ni son; nadiese sienta a disfrutar y compartir unas respiraciones junto con unosfamiliares; nadie se cita con los amigos de vez en cuando para respirar yrecordar viejos tiempos; nadie busca consuelo ni se desahoga

    dedicndose a dar unas cuantas bocanadas de aire fresco.

    Piense en esos croissants recin hechos que se toma los fines de semanapara desayunar. En los bombones de chocolate que guarda en el cajnms profundo del armario de saln y que de vez en cuando asalta. En su

    pizza preferida, que sera capaz de comer de una sentada aunque fuerade tamao familiar. Es evidente que con todos esos alimentos muchas

    personas disfrutamos de una forma muy especial, aunque despuspodamos llegar a sentirnos culpables si los hemos ingerido en exceso.

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    La clave de las diferencias entre lo que sentimos al comer y entre lo quesentimos al respirar est de nuevo en nuestro cerebro. Porque el comer,adems de nutrientes y energa, nos daplacer.

    Reconociendo el protagonismo del hipotlamo en las tareas de controlarel flujo de energa que entra y que sale de nuestro cuerpo, atendiendo lamultitud de seales diferentes que le llegan y modulando nuestrassensaciones de apetito y saciedad ms bsicas, los expertos saben desdehace tiempo que no es la nica rea cerebral involucrada. Hay ms

    protagonistas controlando lo que comemos. Investigaciones realizadascon modelos animales y tambin con personas, indican que desde queolemos un guiso hasta que lo digerimos, ocurren muchas cosas y se

    suceden diversas reacciones y respuestas cerebrales, en zonas ms alldel hipotlamo. Las modernas tcnicas de visualizacin neurolgica han

    permitido confirmar estas ideas y nos han dado informacin delrelevante papel que juega en los comportamientos alimentarios unconcepto esencial: la recompensa cerebral (brain reward en ingls).

    Cuando los cientficos hablan de la recompensa cerebral se refieren a la

    sensacin de placer o de motivacin positiva que es percibida comoconsecuencia de una accin. Seguramente es una poderosa herramientaque la evolucin ha incorporado en los seres vivos para impulsarnos aque nos comportemos de cierta forma, que resulta ventajosa para susupervivencia y que se basa en algo muy bsico y sencillo pero tambinmuy eficaz como elemento de persuasin: ofrecer una sensacin

    positiva como recompensa a algn comportamiento. Lo que los

    psiclogos llaman refuerzo positivo.

    El ejemplo ms evidente de comprender es el placer sexual, sin duda unrecurso muy convincente y eficaz para impulsarnos a practicar la cpulay asegurar la reproduccin. Sobra explicar cmo sentimos atraccinsexual, cmo nos gusta observar a los individuos que nos atraen y cmonos recompensa el cerebro cuando practicamos sexo.

    Pero el sistema de recompensa va bastante ms all del hecho de sentirun orgasmo, tiene muchos matices y realmente no es una sola cosa. De

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    Como puede observar, el circuito de recompensa es complejo (tambinsus nombres los son, como es habitual en neurologa) y forma unsistema con interrelaciones intrincadas y cuyo funcionamiento todavano conocemos en su totalidad. Si las observamos al microscopio

    comprobaremos que estas zonas cerebrales, al igual que el resto, estncompuestas por neuronas, que en este caso mayoritariamente utilizancomo neurotransmisor la dopamina. Que ser protagonista de lassiguientes pginas, ya que tiene un papel muy relevante en larecompensa cerebral y sus consecuencias.

    Conviene aclarar que cuando un alimento nos gusta especialmente y nosproduce una sensacin de placer, en el entorno acadmico se suele decir

    que se trata de un alimento de elevadapalatabilidad, aunque lo cierto esque no existe demasiada bibliografa cientfica respecto a qu alimentose ingredientes aislados activan ms o menos estas zonas o son ms omenos palatables. Se han realizado experimentos aislados, mscentrados en la investigacin neurobiolgica que en la componentenutricional, por lo que lo que sabemos sobre ello es bastante genrico.Existe bastante consenso en que el azcar y la grasa son los

    componentes que en mayor medida aumentan esta caracterstica en losalimentos, aunque como bien sabe cualquier cocinero experimentado oinvestigador de la industria alimentaria, otros ingredientes y texturasestratgicamente utilizados tambin pueden conseguir resultadosdestacables.

    Investigaciones recientes que han llegado a comparar el efecto de las

    grasas respecto al del azcar muestran una respuesta bastante msacusada del circuito de recompensa a los alimentos dulces. Unarespuesta que adems crece en la medida que aumenta la cantidad deeste componente, cuanto ms azcar, ms placer. Sin embargo, en elcaso de la grasa, una vez que se alcanza cierta cantidad o porcentaje enla composicin parece que se llega a una especie de techo, ya que noaporta ms placer, por mucha grasa que se siga aadiendo.

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    Pero, adems de la composicin, hay otras variables que afectan a lapalatabilidad. Por ejemplo, el historial alimentario de cada persona es degran importancia. Los alimentos que se hayan consumido anteriormentecon mayor frecuencia influyen en las preferencias y en la palatabilidad

    percibida.

    La recompensa, la toma de decisiones y la dopamina.

    Hemos visto que los alimentos que nos aportan placer activan de formaespecial nuestro circuito de recompensa, el cual funciona medianteneuronas. Es decir, que adems de para conseguir energa, comemos

    porque nos gusta. Pero todava no hemos abordado un momento

    esencial, un punto crtico de todo el proceso. Me refiero a la toma dedecisin y al mecanismo neurolgico correspondiente, es decir, lo queocurre en nuestras neuronas cuando nos sentimos impulsados a empezara mover los msculos, a levantarnos hasta la nevera y a tomar unalimento concreto. Una accin, que repetida con cierta frecuencia, seconvierte en un hbito. Y cuando se investiga sobre los hbitoshumanos, incluidos los alimentarios, entramos en una de las cuestiones

    ms complicadas de resolver, las razones que subyacen a dicho hbito.Pero es una tarea fundamental si queremos llegar al origen del

    problema.

    Pues vamos a ello.

    Hemos visto que los neurotransmisores son las molculas mediante lasque se transmite la informacin de una neurona a otra. Es decir, su

    actividad tiene como consecuencia la activacin de unos receptores, queprovocan una diferencia de potencial en la clula y que da lugar al flujoelctrico neuronal. Como usted ya sabe a estas alturas, esta es, de formasimplificada y resumida, la base de la actividad cerebral.

    Pues bien, llamamos neuronas dopaminrgicas a las que se activan ygeneran este flujo utilizando como neurotransmisor principalmente la

    dopamina. Y, como estar deduciendo, las clulas que forman parte del

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    todava los resultados son incompletos y deben confirmarse con mstrabajos. Pero el peso de la actividad de la dopamina en muchas reascerebrales relacionadas con aspectos emocionales, y especialmente condicho circuito, es mucho ms claro y conocido.

    Por qu comemos

    Todo lo que ha podido leer en los prrafos anteriores se refiere a la tomade decisiones desde un punto de vista bioqumico y neuronal, que

    podra asociarse a reacciones instintivas generadas por seales primariasbastante bsicas, pero acaso todas las decisiones son de ese tipo?Dnde quedan las que se toman tras una profunda reflexin?

    Aunque los humanos creemos que somos racionales y capaces deevaluar bastante objetivamente los pros y contras de una situacin antesde tomar una decisin concreta, lo cierto es que desde el punto de vistaneurolgico la cosa no parece tan clara. Por lo que han ido concluyendoexperimentos e investigaciones recientes, muy a menudo, ms que elanlisis y el razonamiento lgico, es la perspectiva emocional la que

    finalmente nos impulsa a inclinarnos por una u otra opcin. De hecho,como veremos en posteriores captulos, en muchas ocasiones puedeconsiderarse que el proceso de reflexin prcticamente es una

    justificacin de la decisin que ya ha sido tomada de forma intuitiva einconsciente. El estudio de daos cerebrales tambin lo confirma. Las

    personas que han sufrido algn deterioro cerebral que trastorne suactividad dopaminrgica, tienen problemas para sentir emociones comoel miedo, la ansiedad o la angustia, y tambin para tomar decisiones.Hay gran cantidad de casos documentados en los que pacientes de estetipo presentan capacidades analticas y lgicas intactas, pero que sonincapaces de llevar una vida mnimamente normal porque les resulta

    prcticamente imposible tomar una sencilla decisin, que paracualquier otra persona sera algo casi inmediato.

    Algunos investigadores han llegado a conclusiones sorprendentes en el

    mbito de la toma de decisiones mediante experimentos simples yclaros. Por ejemplo, proponiendo al sujeto investigado que tome

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    dimensin y precisin de archivo de datos que tengamos sobre untema, esa interconexin se traslada en una mayor o menor capacidad

    para realizar ese anlisis profundo.

    Y cmo se coordina o entrelaza lo que hace la corteza prefrontral contodo lo que hemos visto anteriormente y que involucra a las neuronasdopaminrgicas y el circuito de recompensa? Vamos a intentar ilustrarlocon un ejemplo sencillo, centrado en la temtica del libro.

    Imaginemos que acude a un restaurante tipo buffet y frente a usted tienedos primeros platos sobre los que tiene que decidir. El primero locomponen unos sabrosos macarrones al horno, baados en una

    apetecible salsa de carne y tomate y regados de abundante quesorallado. El otro se trata de una variada, colorida y fresca ensalada.Profusamente aliada, eso s. Usted mira uno y mira el otro. Variasveces. Y reflexiona brevemente. O al menos eso cree estar haciendo.

    Segn algunos estudios, realmente bastara con analizar el tiempo quededica a visualizar uno u otro plato para adivinar cul va a ser su

    decisin. Es una pista bastante fiable, ya que inconscientemente se lessuele dedicar ms tiempo a los alimentos que asociamos consensaciones hednicas ms gratificantes.

    De cualquier forma, su cerebro se pone en marcha e inicia el proceso detoma de decisiones. Por un lado, en funcin del tiempo que haya pasadodesde su ltima comida y de las necesidades energticas que puedatener, sus neuronas hipotalmicas empezarn a lanzar seales para

    elegir la opcin ms o menos calrica. Por otro, las reas relacionadascon la recompensa se activarn tambin de forma significativa,adelantndose a las posibles sensaciones de placer que pueda sentir porcada una de las opciones, especialmente en el caso de los macarrones ylos intensos sabores que prometen sus ingredientes. Si alguno de ellosno le gusta o le desagrada, quizs tambin se active la nsula, un reacerebral encargada de enviar seales de inhibicin.

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    En tercer lugar, simultneamente a todo lo anterior, tambin se activarla corteza prefrontral, recabando informacin de otras reas einterconectndose con ellas, especialmente las relacionadas con lamemoria, analizando y valorando pros y contras, contrastndolo todo

    con su educacin nutricional, sus objetivos personales, sus ideales yprincipios.

    Energa, deseos, razn. Necesidad, placer, lgica. Tres perspectivas, trespuntos de vista chocando y solapndose entre las interconexionesneuronales de su cerebro. Si su cuerpo necesita urgentemente energa,en el hipotlamo las neuronas orexignicas (las que provocan apetito)estarn en plena ebullicin y le impulsarn a elegir el plato ms

    calrico. Si su circuito de recompensa se siente especialmente atradopor las sensaciones que le produce un gran plato de pasta, rebosar dedopamina para erigirse vencedor. Por el contrario, si sus conviccionesnutricionales son muy poderosas o su mdico le ha restringido ese tipode alimentos por un problema grave de salud, har de tripas corazn ysu corteza prefrontal batallar con valenta.

    Y finalmente, usted se inclinar por una opcin y su decisin ser firme.Macarrones o ensalada, en funcin de quien gane esta batalla

    bioqumica.

    Si pudiramos visualizar la actividad cerebral en ese momento,probablemente veramos que el rea que se activa con ms intensidad esla ganadora y la que, de nuevo interconectndose con otras reas, envalas rdenes correspondientes, para que se produzca la cascada deseales que moviliza todo su organismo. Y que, finalmente, le harextender el brazo y elegir ese primer plato.

    Resulta especialmente sorprendente cmo nuestro cerebro resuelve estetoma y daca neuronal, sea cual sea el resultado final. Si el raciocinio seimpone, usted ser capaz de obviar los avisos que probablementeseguirn enviando el hipotlamo y las reas del circuito de recompensa

    e inclinarse por la ensalada. Pero si el instinto es finalmente elvencedor, el placer se impondr sobre la prudencia y la pasta se erigir

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    como la elegida. La corteza prefrontal, la precursora de la raznhumana, quedar en entredicho. Pero no se preocupe, porque su cerebrosabe cmo solucionar esta discrepancia. Los investigadores hanobservado que tambin en ese caso se mantiene con una actividad

    importante, aunque realizando tareas diferentes: se dedica a buscarrazonamientos que justifiquen la decisin tomada por su rival, elinstinto. Podramos decir que es una argumentacin a posteriori.Volviendo a nuestro ejemplo, si usted ha elegido la pasta,

    probablemente su corteza prefrontal crear argumentos que expliquenesta decisin (solo es un da, necesito energa porque me siento sin

    fuerzas, hoy he tenido un mal da y preciso de algo que me lo

    compense) y que le parecern muy convincentesEste fenmeno de autojustificacin es sobradamente conocido yestudiado en psicologa. Usted tambin lo habr visto con frecuencia, alescuchar algunos razonamientos peculiares en temas especialmenteviscerales, como la poltica, la religin o las relaciones sentimentales. El

    principal objetivo de este mecanismo es reducir la llamada disonanciacognitiva. Dado que nuestro cerebro necesita reducir sus tensiones y

    controversias internas para poder seguir funcionando con normalidad,todos tenemos una enorme tendencia inconsciente a utilizar losrazonamientos y la lgica en una direccin concreta: la de mantenerideas previas o decisiones ya tomadas, en lugar de mantenernos abiertosy vrgenes a nuevas perspectivas.

    Cerebro y obesidad

    Bien, en esta primera parte del libro hemos conocido someramentecmo funciona el cerebro y sus unidades bsicas, las neuronas. Adems,hemos indagado con mayor detalle en cmo controla y gestiona nuestraingesta de alimentos, desde dos perspectivas diferentes: por un lado larelacionada con la homeostasis energtica y por otro la asociada a lassensaciones hednicas, aquellas relacionadas con la satisfaccin y el

    placer.

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    Llegados a este punto, creo que ya tenemos un marco terico sobre elque empezar a hablar de obesidad. Porque, aunque no hemos dejado eltema de la alimentacin en ningn momento, todava no hemosabordado la cuestin principal (y que seguramente le ha empujado a

    adquirir este libro). La epidemia de sobrepeso.

    En los siguientes captulos vamos a enfrentarnos a ella, cara a cara, perode nuevo con un protagonista principal que no suele ser habitual en estetipo de batallas.

    El cerebro.

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    Evolucin obesidad en EEUU, datos de Centre for Disease Control

    Durante muchos aos se ha pensado que la solucin a esta epidemia deobesidad es sencilla: Si comemos ms de lo que necesitamos, lo que hayque hacer para combatirla es gastar ms energa (ms actividad fsica) yreducir la ingesta calrica.

    Es algo tan obvio como intil.

    Evidentemente, comemos ms de lo que necesitamos y comiendomenos solucionaramos el problema. Pero por alguna razn, no

    podemos comer menos; cada vez comemos ms.

    Tras muchos aos gastando cantidades ingentes de dinero en la difusinde estas recomendaciones, mediante campaas y educacin nutricional,no se han obtenido resultados de ningn tipo.

    Cul es la razn de esta obsesin moderna por los excesosalimentarios? Acaso, como se suele insinuar desde algunos mbitos,nos hemos vuelto glotones y perezosos? Es todo cuestin de fuerza de

    voluntad, o mejor dicho, de falta de la misma?

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    Algunos creen que solo es cuestin de tomar la decisin adecuada(comer menos y gastar ms) y ser firme en su cumplimiento. De hecho,como veremos en prximos captulos, muchos piensan que las personasobesas tienen menos fuerza de voluntad y que no son capaces de tomar

    la decisin que les conviene con el rigor suficiente. Vamos, que si estngordos, es por su culpa. Pero este, de nuevo, es un pensamiento cargadode prejuicios y vaco de evidencias que lo soporten. Acaso las personasde hace unas dcadas tenan ms fuerza de voluntad y sentido de laresponsabilidad?

    Todos estos argumentos son tan simplistas como intiles. La naturalezahumana no ha cambiado de forma significativa en unas pocas dcadas,

    nuestros genes son los mismos y nuestra fisiologa tambin. Sinembargo, si algo ha cambiado de forma radical es el entorno en el quenos desenvolvemos y los alimentos que consumimos. Y parece evidenteque eso afecta a nuestra fisiologa y a nuestro metabolismo, perotambin, y de forma muy profunda, a nuestro cerebro. Que es el que, afin de cuentas, toma la decisin final: Comer o no comer.

    Dejando a un lado los prejuicios y los argumentos culpabilizadores, delo que no hay duda es que, en efecto, las personas obesas toman condemasiada frecuencia una decisin que en ocasiones no esenergticamente necesaria, la de comer. Podramos decir que sucerebro y sus neuronas lo hacen, ya que la toma de decisiones ocurre enese lugar.

    Vamos a analizar estas cuestiones con mayor profundidad en lassiguientes pginas y tambin a buscar las razones de todo ello,recordando con frecuencia esas dos perspectivas de alimentacin quehemos conocido, por un lado la asociada a la homeostasis energtica y

    por otro la que podramos considerar ms hednica o relacionada consensaciones y deseos.

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    Adems de que desde el punto de vista metablico la hiperinsulnemia,(es decir, la elevada concentracin de insulina) facilita elalmacenamiento de grasa, algo bastante poco favorable si hablamos deobesidad, desde la perspectiva del apetito y la saciedad la cuestin

    tampoco es demasiado buena. Permtame explicarme.

    Fjese en la secuencia de acontecimientos que est ocurriendo:

    1. Se comen alimentos ricos en carbohidratos de rpida absorcin

    2. Se digieren y estos carbohidratos llegan a la sangre en forma deglucosa.

    3. Al existir resistencia a la insulina, la concentracin de insulinaen sangre debe ser mayor de lo normal y se dispara(hiperinsulinemia), para poder hacerse cargo de toda laglucosa.

    4. Este exceso de insulina acaba dando lugar a un posteriorbajonazo de glucosa.

    Como he comentado anteriormente, los niveles elevados de glucosaactivan la sensacin de saciedad del cerebro, algo que ocurreaproximadamente media hora despus de comenzar a comer. Pero

    posteriormente, entre una y dos horas despus de la comida, llega elefecto contrario, el bajonazo de glucosa debido al exceso de insulina. Yuna concentracin baja de glucosa suele dar lugar al efecto contrario,una activacin del apetito y una sensacin bastante familiar paramuchas personas con sobrepeso: el deseo de volver a comer mscarbohidratos, a pesar de que todava en el estmago sigan sintiendouna sensacin de plenitud.

    Para continuar, profundicemos un poco en las relaciones entre laglucosa y el cerebro, especialmente considerando la presencia crnicade esos bruscos altibajos.

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    El cerebro utiliza habitualmente la glucosa como combustible, la cualpuede obtener de diversos modos. Si se sigue una dieta alta encarbohidratos, la fuente preferente es la glucosa del flujo sanguneo, yaque est presente de forma abundante. Para poder utilizarla, la glucosa

    debe atravesar la llamada barrera hematoenceflica (blood brainbarrier o BBB), una separacin existente entre el sistema circulatorio yel cerebro y sus fluidos. Esta barrera, cuya funcin principal (muyimportante) es la de mantener unas condiciones adecuadas en el entornocerebral, tiene una permeabilidad muy selectiva. La forma que tiene laglucosa de atravesarla es llegando a un punto de saturacin, es decir, alsuperar cierta concentracin. Y llegar a las neuronas mediante una

    protena que acta como transportador bioqumico especfico, elllamado Glucose Transporter 1 o GLUT1. Si las neuronas estn muyactivas y requieren de ms combustible, mandarn las seales qumicascorrespondientes a su entorno, de esta forma se generarn ms

    protenas-transportadoras GLUT1 que capturarn ms glucosa a travsde la barrera hematoenceflica, para su inmediata utilizacin.

    Bonito mecanismo, verdad?

    Pues es un reloj que no siempre funciona como debera. A veces seestropea o desajusta debido a la presencia de la resistencia la insulina.En esta situacin los receptores de esta hormona tienen reducida susensibilidad y, por lo tanto, los existentes en las neuronas no la detectancomo deberan. En consecuencia, el delicado equilibrio bioqumico delcerebro para la obtencin de la energa en las cantidades necesarias a

    partir de la glucosa puede verse afectado y no funcionar correctamente.O, dicho de forma ms sencilla y evidente, resulta que los procesosimplicados en la aportacin de combustible al rgano ms importante denuestro cuerpo estn sufriendo alteraciones.

    Desde luego, la cosa no pinta nada bien. Pero espere, que an hay ms.

    Cuando los expertos han estudiado con mayor detalle el rol de la

    insulina en el cerebro, han encontrado que su capacidad de influencia vamucho ms all que la gestin de la energa o la saciedad. Han ido

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    comprobando que participa en una parte significativa de la grancantidad de procesos y rutas metablicas relacionadas con la actividadneuronal, como parte de la intrincada red de actividad bioqumica queexiste en la zona. Todava nos queda bastante camino para conocer de

    forma precisa toda esta red, pero ya podemos deducir que desajustescomo la mencionada resistencia a la insulina, que afectan gravemente ala capacidad que tenemos para gestionarla, acaban impactandonegativamente en diversos puntos de dicha red y descompensando

    buena parte de los mecanismos para su regulacin.

    Segn algunos expertos, si esta situacin se vuelve crnica y semantiene durante muchos aos, las consecuencias podran llegar al dao

    cerebral irreversible. Diversos estudios sobre el tamao y estructura delcerebro, realizados tanto mediante autopsias de cadveres comomediante tcnicas no invasivas en personas vivas, han encontrado unarelacin entre el sndrome metablico - se llama as a la presencia deobesidad, niveles elevados de glucosa o resistencia a la insulina,triglicridos elevados, HDL bajo e hipertensin y algunas gravesanormalidades cerebrales: Reduccin de la capacidad cognitiva y

    atrofia cerebral (reduccin de su volumen), incluso entre personasjvenes.

    Pero esto no es todo, ya que desafortunadamente los cientficos no solohan encontrado desajustes en la gestin de la insulina. Hay otrashormonas que tambin viven su particular calvario.

    La resistencia a la leptina

    Desde su descubrimiento relativamente reciente en el ao 1994, laleptina, una hormona segregada principalmente por nuestra propia grasacorporal, el tejido adiposo, y relacionada con el apetito y la saciedad deforma ms directa que la insulina, despert gran inters entre lacomunidad cientfica. Es una protena formada por 146 aminocidos y,como todas las hormonas, tambin se ha relacionado con una buena

    cantidad de procesos reguladores en diversos mbitos fisiolgicos.Desde el punto de vista molecular, nuestro tejido adiposo produce la

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    Como ve, los procesos que tienen lugar durante el funcionamiento deeste regulador energtico de la leptina son muchos y, una vez ms,forman parte de un complejo tejido de interrelaciones, pero podramosresumirlos con la siguiente secuencia:

    1. Se ingiere el alimento

    2. Aumento de la concentracin de leptina

    3. Deteccin por parte de los receptores especficos

    4. Desactivacin de las neuronas de apetito y activacin de las desaciedad.

    Supongo que se estar preguntando lo mismo que muchosinvestigadores se preguntaron esperanzados cuando se descubri estahormona. Y si la obesidad es consecuencia de una deficiencia crnicade la leptina? No podra administrarse a las personas obesasexgenamente (externamente) y solucionar el problema de un plumazo?

    Lamentablemente, la cosa no es tan fcil, ni mucho menos. El primerobstculo apareci al comprobar algo paradjico y en un principiosorprendente. Al contrario de lo que podra preverse, la mayora de las

    personas con sobrepeso no tenan una concentracin plasmtica deleptina baja, sino todo lo contrario, la hormona estaba presente en susangre en cantidades superiores a las normales (hiperleptinemia). Porotro lado, los intentos de reducir la grasa corporal mediante laadministracin exgena de leptina fueron un fracaso. Administrar mscantidad no serva para reducir el apetito y, para colmo, generaba

    bastantes problemas y efectos clnicos secundarios.

    Parte de la respuesta lleg de la mano de varios estudios de finales delos aos 90. Estos trabajos descubrieron que, al igual que ocurra con lainsulina, muchas personas obesas sufren una falta de sensibilidad oresistencia a la leptina, de forma que a pesar de presentar una elevada

    concentracin en sangre, sta no acta con la eficacia con la que debera

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    Sin embargo, en ocasiones nuestro organismo acta siguiendo estemismo patrn sin que realmente haya elementos externos que lo estn

    provocando. No hay heridas, no hay patgenos, no hay ataque visible.Pero a nivel microscpico podemos comprobar que la concentracin de

    los biocomponentes o marcadores relacionados con la inflamacinaumenta por encima de lo normal. Nuestro sistema inmunitario esttrabajando y se defiende. No la vemos, no la sentimos, pero est ah.

    Si esta situacin se repite con mucha frecuencia o peor an, si semantiene en el tiempo sin que desaparezca ni remita, se considera quese sufre inflamacin crnica. A diferencia de la inflamacin aguda, quese desarrolla en un grupo de tejidos localizado, en la inflamacin

    crnica la presencia de marcadores se extiende por todo el cuerpo, poreso tambin suele denominarse inflamacin sistmica. Y es la que nosinteresa, porque numerosos estudios la han relacionado con grancantidad problemas relacionados con la salud y enfermedades, algunasde ellas tambin ntimamente asociadas a la obesidad: Resistencia a lainsulina y leptina, ateroesclerosis (obstruccin de arterias),enfermedades cardiovasculares, presin arterial elevada, diabetes tipo 2,

    etc.

    No se sabe con certeza qu provoca la inflamacin. O mejor dicho, sesabe de muchos factores que la causan. Parece ser otro de esosfenmenos de la sociedad desarrollada, cuyo origen probablemente seamultifactorial y difcil de concretar. El exceso de algunos alimentos

    poco recomendables, el sedentarismo, una dieta hipercalrica, el

    consumo de txicos (tabaco, alcohol, drogas), el estrs todas estasvariables se han relacionado con ella. La propia obesidad realimenta lainflamacin; el exceso de grasa corporal y clulas adiposas parece queengaa a nuestro sistema inmunolgico, que moviliza y dispersa a sussoldados por todo nuestro cuerpo. Las personas con un sobrepesoimportante suelen presentar concentraciones entre dos a tres vecessuperiores a lo normal de marcadores de inflamacin, como por ejemplo

    los siguientes tipos de protenas (tambin llamados citoquinas): IL-6 (interleucina-6)

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    en otras variables. El resultado es una enmaraada trama deinteracciones, difcil de desentraar pero que las posiciona comorelevantes actores secundarios en la regulacin de la ingesta dealimentos y de la homeostasis energtica, en clara sinergia con el

    protagonista principal, el cerebro. Porque sabemos que la sntesis dehormonas depende de varios factores, siendo uno de los msimportantes la actividad neuronal. As que este poderoso procesadorcentral, aunque se ve influido por ellas, tambin las regula, ordenando lasegregacin de mayores o menores cantidades.

    Podramos concluir que lo que nos indican los estudios cientficos esque cuando est presente la obesidad, toda esta red se ve profundamente

    alterada por diversos factores, algunos todava desconocidos. Ciertossntomas, como por ejemplo la mencionada resistencia a algunas deestas hormonas, nos dan pistas sobre por dnde debemos seguirexplorando. Y todas las hiptesis acaban confluyendo en la necesidadde investigar con ms intensidad un punto en comn: la relacin entre elcerebro y el sistema digestivo.

    Un micromundo en nuestro interior

    Al habernos centrado tanto en la perspectiva cerebral, a pesar de estarhablando continuamente de la obesidad y de comer, las menciones anuestro sistema digestivo estn siendo bastante limitadas. Peroacabamos de ver que una buena cantidad de hormonas se segregan enese lugar, as que no podemos olvidarnos de l, ni mucho menos. Dehecho, aunque no vamos a dejar de tener a las neuronas como

    principales protagonistas, ha llegado el momento de hacer unaexcepcin temporal y abrir un pequeo parntesis, centrando el foco enuna parte del sistema digestivo, el intestino. Un rgano que hasta ahorano sola despertar demasiado inters entre la poblacin en general, perodel que cada vez se habla ms. Y puede que haya bastantes razones paraseguir hacindolo.

    La mayor parte de nosotros sabemos que el intestino es el conducto enel que los alimentos son absorbidos a travs de sus paredes y en el que

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    finalizan su camino por el sistema digestivo, para convertirse enexcrementos en su tramo final. Pero lo que no es tan conocido es que esun rgano muy especial cuando lo observamos al microscopio. En suinterior alberga una enorme cantidad de microorganismos, billones de

    ellos, de aproximadamente un millar de especies diferentes. Los msabundantes son los bacteroidetes, los firmicutes y las actinobacterias.Toda esta microvida es la que anteriormente se conoca como floraintestinal y que ahora, ms correctamente (porque no son flores ni

    plantas), se suele denominar microbiota o microbioma intestinal.

    Quiero dejar claro que no es el nico lugar de nuestro cuerpo en el quegran cantidad de bacterias conviven en armona con nosotros. Lo

    cierto es que esta situacin de simbiosis ocurre tambin en otroslugares, como por ejemplo la vagina. Pero en el caso que nos ocupa, losmicrobios que residen en el intestino juegan un rol muy importante enlos procesos de esta fase final del procesamiento y absorcin de losalimentos. Estos pequeos seres vivos participan en la metabolizacinde los diversos nutrientes y tambin realizan otras actividadesespecialmente importantes. Por ejemplo, su presencia sirve para

    protegernos de la colonizacin de otros microorganismos que puedenser dainos, actuando a modo de mecanismo de defensa inmunolgico.Tambin es destacable su influencia en la mucosa que recubre todo elrgano por su pared interior y que modula la absorcin de los alimentos.Esta fase tiene una relevancia crucial, ya que es en la que los nutrientes

    pasan del sistema digestivo al circulatorio, atravesando las paredes delintestino, para que nuestra sangre pueda distribuirlos por todo nuestro

    organismo. El estado y composicin de la mucosa, incluida sucomposicin microbiana, son factores que contribuyen en gran medida aque esta absorcin se produzca correctamente y atendiendo lasnecesidades fisiolgicas pertinentes.

    De dnde viene el reciente inters en relacionar la microbiota y laobesidad? Durante los ltimos aos una buena cantidad de estudios han

    detectado importantes diferencias entre las colonias microbianas depersonas obesas y personas con peso normal. O, dicho de otra forma,

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    frecuencias o longitudes de onda pero obteniendo una informacinbastante limitada. Afortunadamente, descubrieron que cuando un reaest especialmente activa sufre cambios fisiolgicos y fsicos que

    pueden detectarse. En concreto, se dilatan los vasos microscpicos

    arteriales y venosos, provocando la llegada de ms oxgeno yreduciendo la cantidad relativa de una molcula llamadadesoxihemoglobina (resultado de que la hemoglobina que ha cedido suoxgeno a los tejidos). La desoxihemoglobina es una molcula que tieneuna naturaleza polar o magntica, lo cual permite que las variaciones desu concentracin puedan ser detectadas por ciertos sensores.

    El conocimiento adquirido como resultado de estos descubrimientos

    permite que hoy en da podamos llegar mucho ms all, siendo posibleconseguir una representacin grfica y visual de la actividad cerebral.Esta tecnologa se conoce como Resonancia Magntica Funcional(fMRI en ingls, functional magnetic resonance imaging), y esenormemente til para muchas actividades mdicas. Por ejemplo, esespecialmente valiosa para que los neurocirujanos puedan planificar susintervenciones quirrgicas y evitar - o al menos minimizar - los posibles

    daos que pueda provocar al extirpar o seccionar alguna de las partes.

    Dada la gran relevancia del cerebro en los procesos relacionados con laalimentacin, los cientficos han empezado a utilizar tambin la tcnicafMRI como herramienta para la investigacin de la obesidad. Y les ha

    permitido confirmar que la actividad cerebral ante los alimentos, tantoantes de comerlos como tras su ingestin, es ms compleja de lo que se

    crea hace dcadas, abarcando zonas que van mucho ms all delhipotlamo y solapndose con las reas de recompensa que ya hemosconocido.

    Quiero insistir en que las investigaciones con esta tecnologa estn enplena efervescencia y podra considerarse que no han hecho ms queempezar, por lo que es probable que durante los prximos aos seamplen de forma notable las conclusiones e hiptesis que se estn

    desarrollando basndose en la misma. As que le recomiendo que lotenga en cuenta cuando lea los siguientes prrafos.

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    Uno de los experimentos ms repetidos con fMRI ha sido laobservacin de la actividad cerebral previa a la ingesta de alimentos. Alcomparar cerebros de personas obesas frente a personas con pesonormal, se ha constatado que no reaccionan de la misma forma. En

    concreto se ha observado que el conjunto de reas que se activan antesde comer (debido a imgenes, olores, pensamientos, etc.) - aquellas quenos hacen sentir un alimento como apetecible, que generan expectativase impulsan a comerlo - se estimulan ms vivamente entre las personasobesas. Como consecuencia, este tipo de personas tienen ms deseo ysienten ms estmulo para orientarse a la bsqueda de comida.Recuerda la capacidad de crear expectativas de las neuronas

    dopaminrgicas? Pues aqu la tiene.En la prctica, el resultado de esta situacin es lo que se sueleinterpretar (de forma poco afortunada) como falta de fuerza devoluntad, cuando realmente lo que est ocurriendo, como ya hemosvisto en captulos anteriores, es que la respuesta neuronal a ciertosestmulos est en cierta forma sobredimensionada, dificultndose lainhibicin y preparando y movilizando todo el organismo para una

    accin concreta: comer.

    Otra de las investigaciones-tipo en este campo es la observacin de lasiguiente fase, es decir, la de la ingesta, para observar el efecto que

    produce en la actividad neuronal el propio hecho de ponerse a comer.De nuevo se ha comprobado que las reas implicadas son muchas,incluidas las de recompensa, y que los resultados son diferentes en

    funcin del sobrepeso de los sujetos estudiados. En este caso elfenmeno es el contrario al anterior, ya que la actividad de dichas zonasde recompensa entre las personas obesas es menor, apareciendoatenuada y reflejando una limitacin o recorte en la sensacin de placer.Lo que podramos interpretar como una comida poco satisfactoria.

    En resumen, la posibilidad de ver el cerebro funcionando nos hapermitido saber que algo se modifica o se altera en su interior cuando

    uno sufre sobrepeso. La visin de los alimentos lo activa ms de lonormal. Y el comerlos lo activa menos de lo esperado. Le ruego que

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    diversas actividades y tareas fisiolgicas y neurolgicas relevantes, perosobre todo es el momento en el que nuestro organismo limpia dedesechos el cerebro. Como ya hemos visto, la actividad neuronal se creamediante una compleja red de reacciones bioqumicas que, como toda

    reaccin de esta naturaleza, da lugar a productos y subproductos oresiduos. Estos subproductos y residuos quedan distribuidos en torno alas neuronas que hayan tenido actividad, en el llamado lquidointersticial, y si su concentracin es excesiva, pueden interferir en

    posteriores procesos, dificultando las necesarias reacciones y dandolugar a alteraciones neurolgicas y sntomas preocupantes. Al igual quenuestro sistema linftico se encarga de gestionar la eliminacin de los

    desechos en el resto del cuerpo, en el cerebro parece existir otroresponsable de esta actividad, que ya ha sido bautizado por algunoscomo sistemaglinftico". Por lo tanto, este sistema estara formado porel lquido cerebroespinal o cefalorraqudeo (un lquido transparente, que

    baa el encfalo y la mdula espinal) que se mezclara con el lquidoque baa las neuronas (llamado liquido intersticial) y que arrastraralos metabolitos (residuos) indeseables, extrayndolos del rgano.

    Realmente este proceso de limpieza ocurre en todo momento, no solodurante el sueo, pero parece que mientras el cerebro est activo no escapaz de gestionar la totalidad de desechos que estn produciendo. Aldormir, la actividad normal se reducira notablemente y cambiaranalgunas variables de entorno, como se ha confirmado observandocerebros de animales mientras duermen. Los expertos han constatadoque el flujo del lquido cefalorraqudeo aumenta, el espacio intersticial

    tambin, la eliminacin de ciertos metabolitos es mucho ms rpida delo habitual y la concentracin de ciertos residuos se reduce rpidamente.Si este proceso no ocurre, es decir, si no dormimos, los residuos seacumulan e interfieren en la actividad neuronal, especialmente en lasinapsis, provocando los graves sntomas anteriormente mencionados.

    Suponiendo que esta hiptesis sea acertada, es lgico preguntarse si una

    reduccin de sueo no demasiado aguda pero s significativa sera capazde afectar a la eficacia de estos procesos de eliminacin de residuos y,

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    en consecuencia, al funcionamiento del cerebro, especialmente si semantiene de forma crnica o durante largos periodos de tiempo. O si,debido a cambios continuos en los hbitos de vida (trabajo a turnos,viajes frecuentes) se rompe constantemente el ritmo de sueo

    habitual, perturbando dichos procesos

    Pues bien, parece que, en efecto, as ocurre.

    Hay gran cantidad de estudios observacionales que asocian la falta desueo con el sobrepeso y otros muchos problemas para la salud. Ytambin hay una buena cantidad de ensayos de intervencin que hancomprobado cmo el metabolismo de las personas se altera de forma

    importante en esas condiciones. Por ejemplo, si se est siguiendo unadieta hipocalrica, se ha comprobado que al dormir menos de lonecesario se dificulta el adelgazamiento. Adems, los niveles de cortisolaumentan considerablemente, pudiendo interferir en otros procesosmetablicos, como veremos en breve. Tambin empeoran indicadoresrelacionados con el metabolismo de la glucosa y de los carbohidratos,que se utilizan para predecir la resistencia a la insulina y la posibilidad

    de sufrir diabetes tipo 2. Y aumentan los niveles de grelina (una de lashormonas que promueve el apetito), mientras que se reducen los deleptina (hormona que provoca saciedad). Frecuentemente se observa enestos casos un mayor apetito en horas nocturnas y mayor preferencia

    por alimentos altamente palatables. Incluso algunos estudios genticosrealizados con gemelos sugieren que ciertos genes relacionados con la

    predisposicin a la obesidad podran activarse o expresarse con

    mayor facilidad. Y que las personas que duermen menos presentantelmeros (extremos de los cromosomas) ms cortos, algo que se asociaa una menor longevidad.

    Como ya he comentado, la luz es la seal principal que nuestro cerebroutiliza para modular los ritmos circadianos. Y nuestra exposicin a laluz ha cambiado radicalmente durante las ltimas dcadas, incluso en sunaturaleza, tenindola actualmente como compaera prcticamente a

    todas horas. Si al desorden de dichos ritmos, le sumamos una cantidadinsuficiente de sueo reparador (generando las posibles dificultades de

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    eliminacin de residuos en el entorno de las neuronas), no esdescabellado pensar que como consecuencia nuestro cerebro podraestar sufriendo pequeos desajustes que afecten a su capacidad decontrol de todo el metabolismo.

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    REFERENCIAS

    Return of hunger following a relatively high carbohydrate breakfast is

    associat