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El Castillito

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Hace muchos años, en España hubo una guerra muy fea, como todas las guerras. En ese tiempo, en una ciudad llamada Cartagena, una ciudad hermosa, con castillo y todo, nació un niño al que pusieron por nombre Pepito. Un día, su papá le dijo a su mamá: -Yo me voy a ir de viaje muy lejos y desde allí les voy a avisar para que ustedes se vengan conmigo. Pero nunca más tuvieron noticias de él.

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Entonces Pepito se quedó muy triste con su mamá y su abuelita. También tenía dos tíos, pero no se acordaba como eran sus caras. -Madre, dijo Pepito un día, yo quiero ir a conocer a mis tíos. -Escucha niño, eso no va a poder ser, pues tus dos tíos están luchando en la guerra. Entonces Pepito imaginó que los tíos peleaban dentro del castillo de Cartagena. Cuando el niño cumplió seis años, la mamá le dijo: -Mira Pepito. Los tres nos vamos a ir de esta ciudad. Haremos un viaje muy largo. Y el país donde viviremos será Argentina. Y partieron una madrugada muy fría con su equipaje hacia esa tierra desconocida.

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Y los años fueron pasando. Y Pepito creció. Ya todos lo llamaban Don Pepe. Pero él nunca se había olvidado del castillo de Cartagena. Entonces, como ya era grande y tenía mucha fuerza, decidió construir un castillo en un terrenito que tenía cerca de la playa en Santa Clara del Mar. Con puertas y ventanas de castillo y torres con banderas. Lo hizo él solo en el año 1972, sin planos y sin albañiles pero con mucha voluntad e ilusión.

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Siguieron así para Don Pepe tiempos de felicidad con su esposa Bety y sus dos pequeños y adorados hijos. Cuando lo terminó, en el fondo del terreno construyó unas colmenas para que las abejas fabricaran miel. -Entonces, ahora que voy a tener tanta miel, puedo venderla en un negocio, pensó- Y se puso a vender la miel. Pero como le sobraba tiempo, también empezó a fabricar alfajores. Le salían muy ricos. Los hacía rellenos de dulce de leche. Algunos eran blancos con azúcar por arriba y otros bañados en chocolate. Cada uno de ellos iba envuelto en brillantes papeles dorados y plateados con el dibujo del castillo en su frente dibujado por él mismo.

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Pero, no habiendo transcurrido muchos años, las discusiones entre los esposos se hicieron insostenibles. Decidieron separarse. Tuvieron que repartir los bienes que habían juntado a lo largo de su vida juntos. El castillo fue para su ex esposa Bety. Y aunque ella nunca lo habitó, algunas noches era visitado por un hombre que lo cuidaba. Don Pepe nunca más pudo entrar.

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Y sucedió que, en una tranquila tarde de verano, al sentir el olor del chocolate caliente, le vino a la memoria uno de sus mejores recuerdos de la lejana infancia en España, cuando la abuela, en plena guerra, le escondía muy de vez en cuando una onza de chocolate en su armario, para que el la pudiera encontrar.

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Esa búsqueda entre los vestidos era a veces larga y difícil. La abuelita no le daba ninguna pista, pero finalmente él la encontraba y comía su preciado chocolate sentado patas para arriba.

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                               Trabajo  realizado  en  la  beca  de  la  Fundación  Telefonica  Intercampos  II  (2006)  Partí  de  la  fotografía  de  la  casa/castillo  tomada  en  Santa  Clara  del  Mar,  Argentina.    Me  llamó  tanto  la  atención  que  decidí  hacer  una  investigación,  y  en  sucesivos  viajes  a  la  costa  conocí  al  dueño  y  sus  motivos  para  semejante  construcción  .  Lo  entrevisté,  me  contó  la  historia  de  su  vida,  los  motivos  que  lo  llevaron  a  construirla,  y  que    a  modo  de  homenaje  construyó  una  fabrica  de  alfajores  con  el  nombre    “El  Castillito”.  Toda  esa  información  la  transformé  en  un  cuento  infantil,  junto  a  las  fotos  y  muñecos  para  pastelería  hechos  en  azúcar.  La  fotografía  de  la  casa  castillo  formó  parte  de  la  muestra  Atlantica  en  la  Fotogalería  del  Centro  Cultural  Rojas(2005),  y  del  Premio  Federico  Klemm  (2005)  El  libro  El  Castillito  participó  en  la  primera  edición  de  la  Feria  Internacional  de  libros  de  autor  en  el  Centro  de  la  Imagen  en  México  (2009)