EL CASO EZRA POUND U POETA Por José CORONEL URTECHO · EL CASO EZRA POUND U r POETA ha sido...

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EL CASO EZRA POUND U r POETA ha sido siempre considera- do como algo exótico en los Esta- dos Unidos y en realidad ha estado siempre en mayor o menor conflicto con el ambiente. Ha habido casos trágicos, como el de Vadlel Lindsay, el de la be- lla fe popular, que recitaba en las aldeas y caseríos y repartía poemas en hojas sueltas, pero se suicidó abrumado por las deudas y confesando sentirse derrotado - o el caso de Hart Crane, lleno de genio y poseído del fuego orgiástico de un si- lena joven suelto en las calles de Man- hattan, que sin embargo, decía sentirse como atrapado en una ratonera y se tiró de un barco al mar cuando volvía a su país de un viaje a México. Pero tal vez el caso extremo -porque en él un gran poeta, como tal, entra en conflicto grave con el Estado- sea el que suele llamarse "el caso de Ezra Pound". Si me gustara generalizar diría, que este caso revela de manera alarmante, la situación casi im- posible del poeta en nuestro tiempo. Ezra Pound ha sido el mayor poeta norteamericano en lo que va de nuestro siglo - y aun los que niegan esto, no negarán la extensión de su influencia. Ha sido en realidad el poeta de los poetas, enteramente consagrado a la poesía y su resurgimiento, sólo ocupado de otros asun- tos en cuanto afectan al florecimiento de las artes o contribuyen a la formación de una sociedad en que los poetas y ar- tistas puedan vivir y producir decente- mente, cumpliendo así una función civi- lizadora, influyendo con obras bellas en la vida de los otros, afinándoles las per- cepciones de sus sentidos, las reacciones de su sensibilidad, haciéndolos con eso capaces de placeres superiores más refi- nados y por .10 mismo de una vida más alta y más profunda. Su aparición fue necesaria en un mo- mento en que la poesía norteamericana hubiera posiblemente desaparecido o de- rivado hacia formas primitivas groseras, pero su saludable influencia no se ha li- mitado a los mejores poetas de su ge- neración, ni a los jóvenes de su lengua, sino que se ha extendido directamente o indirectamente por medio de otros al mun- do entero y hoy puede señalarse en tie- rras tan alejadas y di ferentes como Gre- cia, el Japón o Nicaragua. Si alguna parte tuve yo mismo en orientar en un nuevo sentido a ciertos poetas jóvenes del últi- mo país, fue solamente darles a conocer, hace 30 años, la poesía norteamericana propiamente moderna que iniciara Ezra Pound y que tenía nombres tan raros," nuevos y poco familiares como T. S. EJiot, Marianne Moore, E. E. CUl11mings o \iVilliam Carlos \;\filliams. Yo había des- cubierto en California -con la ayuda del Dial y los otros pequeños magazines de a esos raros modernos cuando yo mismo me creía moderno v raro. Desde Rubén Daría, los jóvenes hispanoamericanos andábamos a caza de los raros. Necesitábamos descubridores, exploradores, aventureros y colonizadores en nuevos continentes de poesía yeso sig- nificaban los grandes raros para los pe- queños. Fue entonces que en Ezra Pound -ah! eh! the strange rare na1ne- des- cubrí mi primer raro norteamericano mo- derno y por su medio sus propios raros que resultaban más modernos -cuando Por José CORONEL URTECHO lo eran, porque él los descubría en todos los tiempos y lugares- y bastante más raros que los del propio Rubén Daría. Tuvo Pound la convicción, posiblemen- te saludable, de haber nacido en un país semisalvaje -a half-savage country, co- -Look E. Pound, "the strange ·raFe nante" mo lo era, por lo menos su nativo Idaho y en cierto modo el continente america- no- al que no supo ni quiso adaptarse, y aunque pudo haber sido un profesor de genio, como lo fue prácticamente fue- ra del aula, vio su carrera cortada en cier- nes cuando lo echaron de una cátedra de! Wabash College por ser un tipo de Ba- rrio Latino, según dijeron -too much the Latin Quartel' type. Pero era en rea- lidad un norteamericano inconfundible, si no precisamente por su figura medio bohemia, por la frescura casi salvaje de su vitalidad y la energía incontenible que ponía al servicio de la literatura como si pretendiera producir a pura actividad un nuevo y nunca visto Renacimiento. Era -como aparece en las fotografías o lo presentan Iris Barry o Hemingway- al- to, nervioso, incapaz de estar quieto, el pelo rojo desgreñado, la mirada curiüsa, desafiadora, la altiva perita roja alzada como un penacho, o según MaIcolm Cow- ley, como la barba de un soldado griego arcaico, la ropa inconvencional, bizarra, limpia y decente aunque desaliñada, y uno se lo encontraba por donde quiera zan- queando por las calles de Londres o París con la cabeza muy levantada echada para atrás, observándolo todo y conociendo a todos, comiendo a toda velocidad en al- gún restaurante barato o cocinando en su cuarto con el arte de un chef, jugando tennis o boxeando con Hemingway, apren- diendo escultura con Brancusi, tocando el arpa o tocando el banjo, a 10 mejor su UNIVERSIDAD DE MEXICO propia música, según los entendidos ex- celente -la ópera suya titulada Villon fue radiodifundida por la B. B. C. de Londres- versátil, efeciente, acce ible, hablando con todo mundo y como nadie, con un acento enteramente original que Iris Barry describe como básicamente americano pero mezclado con una sor- prendente varidead d·e acentos y de to- nos de burla y" de remedo, desde el acento cockney de los barrios londinen es hasta e! de la aita sociedad inglesa y una docena más de acentos extranjeros y juramentos y exclamaciones y frases en francés, es- pañol, italiano o griego homérico, extra- ños gritos y maullidos, todo con singula- res inflexiones de voz, pausas dramáticas y diminuendos, refiriendo las últimas no- ticias y murmuraciones. comentando las cualidades pictóricas de los chinos cuan- do no un verso de Rimbaud o de Leopar- di y perorando contra los dómines, contra Milton, contra la in fluencia ele los poe- tas isabelinos o éontra el culto ineliscri- minatorio de los griegos. Mostraba en eso mismo, rasgos de actor de feria, del sho'lUlnan que hay en el fondo ele todo norteamericano y, más de acuerdo todavía con el temperamento propio de su pueblo, era una especie de promotor o de gran empresario de la poesía y la literatura y de todas las artes. - Se dida que el curso de la literatura y el gusto moderno en lengua inglesa, hu- biera sido establecido por Ezra Pound. Influyó en \;\filliam Buttler Yeats orien- tándolo en una dirección más simplemen- te humana, .Iibre de las abstracciones y vaguedades simbolistas de su anterior es- tilo; infiuyó en T. S. Eliot, le ayudó acon- sejándolo, a darle al poema que 10 hizo famoso -The Waste Lamd-la forma de- finitiva en que lo conocemos, contribuyó a lanzarlo en los Estaelos Unidos y en Inglaterra; juntó y dio nombre a los pri- meros imaginistas, un movimiento deci- sivo en el desarrollo de la poesía norte- americana moderna; obtuvo para James Joyce el apoyo de una rica dama que le asignó una renta al ignorado autor del "Retrato de! artista joven", haciéndole posible instalarse en París despreocupado de miserias y terminar Ulysses, cuyo pri- mer campeón en Inglaterra, Francia y los Estados nidos fue el mismo Pound; pero no solamente los dii majol'es, con- taban con su estímulo y propaganda sino toda suerte de nuevos poetas, novelistas y artistas, desde Tag-ore o Frost o Law- rence o Gaudier-Brzeska, el escultor muerto en la guerra, o Antheil, el músi- co americano, hasta los desconocidos jó- venes de promesa que se le acercaban o él descubría. Eliot ha referido cómo vi- vía Pound en Kensington, en un pisito oscuro de sólo dos cuartuchos, uno más amplio en e! que cocinaba a la luz de una lámpara, y el otro más pequeño menos oscuro pero incómodamente triangular en el que trabajaba o recibía sus visitas, mo- viéndose nerviosamente con energía in- controlable,animando a jóvenes escrito- res de todas las nacionaÜdades, aunque primariamente preocupado del porvenir de las letras norteamericanas, invitando constantemente a comer a algún autor to- davía ignorado, del que sospechara que no comía con regularidad, repartiendo su ropa -de la que sólo la interior y los zapatos se parecían a 10 que puede usarse en Londres sin llamar la atención- tra- tando de encontrarles empleo,· recaudando i

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EL CASO EZRA POUND

Ur POETA ha sido siempre considera­do como algo exótico en los Esta­dos Unidos y en realidad ha estado

siempre en mayor o menor conflicto conel ambiente. Ha habido casos trágicos,como el de Vadlel Lindsay, el de la be­lla fe popular, que recitaba en las aldeasy caseríos y repartía poemas en hojassueltas, pero se suicidó abrumado por lasdeudas y confesando sentirse derrotado- o el caso de Hart Crane, lleno de genioy poseído del fuego orgiástico de un si­lena joven suelto en las calles de Man­hattan, que sin embargo, decía sentirsecomo atrapado en una ratonera y se tiróde un barco al mar cuando volvía a supaís de un viaje a México. Pero tal vezel caso extremo -porque en él un granpoeta, como tal, entra en conflicto gravecon el Estado- sea el que suele llamarse"el caso de Ezra Pound". Si me gustarageneralizar diría, que este caso revela demanera alarmante, la situación casi im­posible del poeta en nuestro tiempo.

Ezra Pound ha sido el mayor poetanorteamericano en lo que va de nuestrosiglo - y aun los que niegan esto, nonegarán la extensión de su influencia. Hasido en realidad el poeta de los poetas,enteramente consagrado a la poesía y suresurgimiento, sólo ocupado de otros asun­tos en cuanto afectan al florecimiento delas artes o contribuyen a la formaciónde una sociedad en que los poetas y ar­tistas puedan vivir y producir decente­men te, cumpliendo así una función civi­lizadora, influyendo con obras bellas enla vida de los otros, afinándoles las per­cepciones de sus sentidos, las reaccionesde su sensibilidad, haciéndolos con esocapaces de placeres superiores más refi­nados y por .10 mismo de una vida másalta y más profunda.

Su aparición fue necesaria en un mo­mento en que la poesía norteamericanahubiera posiblemente desaparecido o de­rivado hacia formas primitivas groseras,pero su saludable influencia no se ha li­mitado a los mejores poetas de su ge­neración, ni a los jóvenes de su lengua,sino que se ha extendido directamente oindirectamente por medio de otros al mun­do entero y hoy puede señalarse en tie­rras tan alejadas y di ferentes como Gre­cia, el Japón o Nicaragua. Si alguna partetuve yo mismo en orientar en un nuevosentido a ciertos poetas jóvenes del últi­mo país, fue solamente darles a conocer,hace 30 años, la poesía norteamericanapropiamente moderna que iniciara EzraPound y que tenía nombres tan raros,"nuevos y poco familiares como T. S.EJiot, Marianne Moore, E. E. CUl11mingso \iVilliam Carlos \;\filliams. Yo había des­cubierto en California -con la ayudadel Dial y los otros pequeños magazinesde entonces~ a esos raros modernoscuando yo mismo me creía moderno vraro. Desde Rubén Daría, los jóveneshispanoamericanos andábamos a caza delos raros. Necesitábamos descubridores,exploradores, aventureros y colonizadoresen nuevos continentes de poesía yeso sig­nificaban los grandes raros para los pe­queños. Fue entonces que en Ezra Pound-ah! eh! the strange rare na1ne- des­cubrí mi primer raro norteamericano mo­derno y por su medio sus propios rarosque resultaban más modernos -cuando

Por José CORONEL URTECHO

lo eran, porque él los descubría en todoslos tiempos y lugares- y bastante másraros que los del propio Rubén Daría.

Tuvo Pound la convicción, posiblemen­te saludable, de haber nacido en un paíssemisalvaje -a half-savage country, co-

-LookE. Pound, "the strange ·raFe nante"

mo lo era, por lo menos su nativo Idahoy en cierto modo el continente america­no- al que no supo ni quiso adaptarse,y aunque pudo haber sido un profesorde genio, como lo fue prácticamente fue­ra del aula, vio su carrera cortada en cier­nes cuando lo echaron de una cátedra de!Wabash College por ser un tipo de Ba­rrio Latino, según dijeron -too muchthe Latin Quartel' type. Pero era en rea­lidad un norteamericano inconfundible,si no precisamente por su figura mediobohemia, por la frescura casi salvaje desu vitalidad y la energía incontenible queponía al servicio de la literatura como sipretendiera producir a pura actividad unnuevo y nunca visto Renacimiento. Era-como aparece en las fotografías o lopresentan Iris Barry o Hemingway- al­to, nervioso, incapaz de estar quieto, elpelo rojo desgreñado, la mirada curiüsa,desafiadora, la altiva perita roja alzadacomo un penacho, o según MaIcolm Cow­ley, como la barba de un soldado griegoarcaico, la ropa inconvencional, bizarra,limpia y decente aunque desaliñada, y unose lo encontraba por donde quiera zan­queando por las calles de Londres o Paríscon la cabeza muy levantada echada paraatrás, observándolo todo y conociendo atodos, comiendo a toda velocidad en al­gún restaurante barato o cocinando en sucuarto con el arte de un chef, jugandotennis o boxeando con Hemingway, apren­diendo escultura con Brancusi, tocandoel arpa o tocando el banjo, a 10 mejor su

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propia música, según los entendidos ex­celente -la ópera suya titulada Villonfue radiodifundida por la B. B. C. deLondres- versátil, efeciente, acce ible,hablando con todo mundo y como nadie,con un acento enteramente original queIris Barry describe como básicamenteamericano pero mezclado con una sor­prendente varidead d·e acentos y de to­nos de burla y" de remedo, desde el acentocockney de los barrios londinen es hastae! de la aita sociedad inglesa y una docenamás de acentos extranjeros y juramentosy exclamaciones y frases en francés, es­pañol, italiano o griego homérico, extra­ños gritos y maullidos, todo con singula­res inflexiones de voz, pausas dramáticasy diminuendos, refiriendo las últimas no­ticias y murmuraciones. comentando lascualidades pictóricas de los chinos cuan­do no un verso de Rimbaud o de Leopar­di y perorando contra los dómines, contraMilton, contra la in fluencia ele los poe­tas isabelinos o éontra el culto ineliscri­minatorio de los griegos. Mostraba eneso mismo, rasgos de actor de feria, delsho'lUlnan que hay en el fondo ele todonorteamericano y, más de acuerdo todavíacon el temperamento propio de su pueblo,era una especie de promotor o de granempresario de la poesía y la literatura yde todas las artes. -

Se dida que el curso de la literatura yel gusto moderno en lengua inglesa, hu­biera sido establecido por Ezra Pound.Influyó en \;\filliam Buttler Yeats orien­tándolo en una dirección más simplemen­te humana, .Iibre de las abstracciones yvaguedades simbolistas de su anterior es­tilo; infiuyó en T. S. Eliot, le ayudó acon­sejándolo, a darle al poema que 10 hizofamoso -The Waste Lamd-la forma de­finitiva en que lo conocemos, contribuyóa lanzarlo en los Estaelos Unidos y enInglaterra; juntó y dio nombre a los pri­meros imaginistas, un movimiento deci­sivo en el desarrollo de la poesía norte­americana moderna; obtuvo para JamesJoyce el apoyo de una rica dama que leasignó una renta al ignorado autor del"Retrato de! artista joven", haciéndoleposible instalarse en París despreocupadode miserias y terminar Ulysses, cuyo pri­mer campeón en Inglaterra, Francia ylos Estados nidos fue el mismo Pound;pero no solamente los dii majol'es, con­taban con su estímulo y propaganda sinotoda suerte de nuevos poetas, novelistasy artistas, desde Tag-ore o Frost o Law­rence o Gaudier-Brzeska, el escultormuerto en la guerra, o Antheil, el músi­co americano, hasta los desconocidos jó­venes de promesa que se le acercaban oél descubría. Eliot ha referido cómo vi­vía Pound en Kensington, en un pisitooscuro de sólo dos cuartuchos, uno másamplio en e! que cocinaba a la luz de unalámpara, y el otro más pequeño menososcuro pero incómodamente triangular enel que trabajaba o recibía sus visitas, mo­viéndose nerviosamente con energía in­controlable,animando a jóvenes escrito­res de todas las nacionaÜdades, aunqueprimariamente preocupado del porvenirde las letras norteamericanas, invitandoconstantemente a comer a algún autor to­davía ignorado, del que sospechara queno comía con regularidad, repartiendo suropa -de la que sólo la interior y loszapatos se parecían a 10 que puede usarseen Londres sin llamar la atención- tra­tando de encontrarles empleo,· recaudando

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"las ollas fJl"iias ~' los castillos e ib(T. pensando en.

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subsidios para ellos, consiguiendo que seles publicaran sus producciones y que al­gún crítico las comentara o las alabara.Iris Barry lo ha comparado con los anti­guos ricos, patronos de las artes, aunquegeneralmente sin un centavo él mismo,rodeado de principiantes a los que habíaque encontrarles algún mecenas y cuartosbaratos en que vivir, amigos que presen­tarles, restaurantes en que pudieran sen­tirse en ambiente bajo la sombra inspi­radora de Yeats o de Arthur Symons,siempre con multitud de cartas que con­testar a los escritores que le escribían pi­diéndole consejo, información, ayuda, ymuititud de cartas que escribir a gentesin fluyentes, tratando de interesarlas ymultitud de cartas que dirigir a personassituadas al otro lado de las fronteras dela cultura haciéndoles comprender la ton­tería de no comprar los poemas de Elioto el "Hetrato del artista joven" de JamesJoyce, cuando eS,tos escritores aun 'nocontaban con un público extenso. Y He­mingway, quien trató íntimamente a Po­und en París, ha contado de qué manerasóio dedicaba una quinta parte de su tiem­po a su propia poesía y lo demás de!tiempo trataba de mejorar la suerte ma­terial y artística de sus amigos, los de­fendía si los atacaban, los metía en lasrevistas y los sacaba de la cárcel. les su­plía dinero, les vendía sus cuadros, lesarreglaba conciertos, escribía sobre ellos,les presentaba mujeres ricas, les conse­guía editores, les acompañaba toda la no­che cuando se les metía que se estaban mu­riendo y les servía de testigo en su testa­mento o les pagaba el hospital y hasta losdisuadía de suicidarse, para que algunospor lo menos se abstuvieran de apuñalear­In en la primera oportunidad.

Como \VaÍt \ Vhitman era un cxtro­\'('rtido, orientado hacia el mundo y la\'icla, pero su orientación tomó un sesgoepicúreo, determinado probablemente porsu egoísmo aristocrático de artista que\'e de menos al profanum vulgus y quemira la vida con exigencia estética dema­siado inflexible para encontrarla plena­mente aceptable en ningún tiempo ni lu­gar del mundo -salvo a través de laliteratura- y por lo mismo le faltaba elgusto sin reservas de un Whitman o de~111 Sandburg por la vida popular ameri­cana o simplemente por la vida populardondequiera que exista. Si veía un pic-nicde pescadores a la orilla de un lago nose entregaba, como Carl Sandburg enigual circunstancia, al contagio de su ale­gría, sin dejar nota de sus familias za­rrapastrosas o sus sonrisas llenas de dien­tes y sus desagradables carcajadas, o simiraba en la costa italiana unos golfillosharapientos suspender un momento sujuego de canicas para quedarse viendo auna bella mujer que pasaba y gritar asom­brados: ¡G'uarda! ¡Ahí! ¡Guarda! ¡eh'ebe'a!, luego observaba que era la mismaexclamación _eh'e be'a- de otro golf illoante unas pilas de sardinas empacadaspor sus padres en cajones de madera. Elsólo parecía a gusto evocando otros tiem­pos en que la vida y la poesía no estabandivorciadas, mucho menos reñidas, cuan­do los meros nombres de las mujeres eranpoemas -Sail de Claustra, Anhes de Ro-

cacoart, Vanna, Viera, Picarda y Alodet­ta- y recorriendo los caminos de Pro­venza, como hacía en Provincia deserta,y pasaba Rochecoart donde las colinasse abrían a tres caminos y tres valles cru­zados de senderos serpenteantes y porChalais donde la playa parecía plisada yvivían viejos pensionistas y viejas pen­sionadas y se asomaba a través de antiguasvigas mirando abajo e! Dronne con sucorriente llena de lirios y pasaba porAuteberre donde había un anciano locuazen la posada y por Mareuil donde una ve­jezuela se mostraba encantada oyéndoledecir versos de Arnault y le prestaba ro­pa seca, y por Perigord donde veía lasllamas de las antorchas pintar de rojo lafachada de la iglesia, mientras oía en laoscuridad remolinos de risa, y volvía lamirada sobre e! río desde la orilla opuestay divisaba la alta silueta del edificio, loselevados minaretes y las columnas blan­cas y pasaba por Ribeyrac y Sarlat dondetrepaba escaleras tambaleantes y oía ha­blar de Croy y visitaba el antiguo refugioEn Bertrands y pasaba Narbonne, Cahors,Chalús, Exideuil, Hauteford, Rocafixaday Foix en su roca y Arles grandementecambiada o las ruinas de la Dorata, vien­do los campos pálidos, claros como unaesmeralda y los atardeceres con un colorde cobre que bajaba tiñendo las monta­ñas, los agudos picachos, las altas peñasy los castillos e iba pensando en otrosdías y diciéndose: por aquí pasó tal, aquí

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fue asesinado Corazón de León, aquí can­taban bellas canciones, aquí aquel otroapresuraba el paso, aquí uno estuvo ten­dido jadeando, aquí quedaban los anti­guos caminos y los hombres pasaban portales o cuales valles cuando los grandescastillos estaban más cercanos, pero esostiempos han pasado, aquellos homb¡-es yano existen -y yo recorro estos caminospensando en ellos vivos-o

El había empezado, como lo recorc!abaen Mauberley, luchando por resucitar el

fenecido arte ele la poesía y renovar elcultivo del verso como una ciencia -lagaya seieneia ele los meel ieva1<:s estudián­dola en los trovadores de Provenza, comoHubén en los antiguos cancioneros espa­ñoles, o en los primeros maestros del ver­so en Italia, Cavalcanti o el Dante, y has­ta en los artí fices franceses del siglopasado como Gautier a quien sobreesti­maba precisamente por su rigor artístico,como también Daría 10 sobreestimaba. Seproponía recoger del aire una tradiciónviviente -ta gather from the air a livetradition- y traducía, adaptaba, imitaba,recreaba en lengua inglesa con una" per­fección no igualada por nadie, según sedice, canciones de Arnault Daniel, Ber­trand de Born, Piel' Ca relinal y demástrovadores de Languedoc, sonetos y can­ciones de Guido Cava1canti o rondeles deCharles d'Orleans y breves poemas deotros franceses como Villon o Joachimdu Bellay, cuando no algo ligero ele ines-

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perado sabor moderno encontrado en Vo!­taire y aun, a pesar de su prejuicio antI­rromántico, en Leopardi o en Reine odondequiera que un elemento nuevo eraañadido al desenvolvimiento de la poesíay de su técnica, dándole vida a todo lo quetocaba, modernizándolo o mejor dIchorestaurando su novedad -malúng itnew- sin sacarlo del clima de su épocaoriginaria. ya fuera un pasaje homéricoresucitado de una versión latina de laOdisea, hecha en el sigio XVI por el des­conocido Andreas Divus, ya los aladosepigramas de Anyto, Paliadas y AgathasScholasticus o de los líricos romanos queél prefería: Ovidio, Cltulo y Propercio-sobre todo este último, cuyas elegíasadaptalas por Pound son un prodigio demodernidad intencionada- o cantos an­glosajones como el océanico Seafarer opoemas chinos hechos de imágenes con­cretas ricas de ugerencia, mundos en mi­niatura con su propio paisaje y su atmós­fera, como los poemas de Rihaku -elnombre sino-japonés de Li Tai Po- quePound tradujo basado en los papeles deErnesto Fenollosa, inicianc-o la influenciade la poesía china antigua en la modernanorteamericana, pues él pensaba que unagran época literaria va precedida general­mente de una gran época de traducciones.N o pocos traductores 10 secundaron. Erauna prodigiosa migración de poemas laque llegaba de América de todos l-os tiem­pos y lugares y lenguas. Naturalmente,los jóvenes poetas norteamericanos vol­vían sus ojos maravillados hacia EzraPound, divisándolo, según lo ha dichoKar! Shapiro en su poema The Trial ofthe Poet, como una torre de innumerablc'svistas y congregaciones de alas que char­laba y cantaba -j con cuánto encanta­miento!- de viajes a países extranjerosentre las tapias d~ olvidados jardines y decasttllos de embapdores, enviándoles pos­t~les y epigramas catulianos en sus pro­pIOS dIalectos, sentado como un igual entrelos grandes maestros, prestándoles ayudacon esfuerzos heroicos, buscando infa­

,tigablemente lo que la época necesitaba yencontrando las formas que la época me­recía. Pero la época pedía, para citar denuevo 1"Vlauberley, no la gracia ática, ni elalabastro, ni la rima esculpida. sino uncinema en prosa -a prose kine;na- unaimagen de u mueca acelerada -an imageof its accelemted grimace.

Como todo exilado, el conflicto con supropio país lo llevaba consigo dondequieraque fuera. Si América, pletórica de vida,era semi salvaje. vulgar, sin tradiciones,entregada al dinero, la Europa actual noestaba menos corrompida por el dinero yen general la vida en ella era mezquina,encasillada, rutinaria y trivial cuando nosórdida, como si se hubieran secado lasfuentes de su vitalidad, tan abundantes en-otras épocas. También en. ella el poeta yla poesía estaban como excluídos o rel~­

gados al pasado. El se encontraba comoperdido en aquel mundo crepuscular-pronto a desembocar en la catástrofede las guerras mundiales- pero era de­masiado americano para encerrarse en unmundo privado. Reaccionaba lanzandocontra el mundo de todos. sátiras, epigra­mas y canciones de pies ligeros y bastan­te ligeras de cascos, sin las bonitas tri­quiñuelas con que empezara, según decía,ni nada arcaico en ellos, sino desnudasvivas, llenas de alegre impertinencia' ytraviesa impudicia. Las enviaba, decía, a

los oprimidos, a los aislados. e insatis­fechos, a los que tienen los nervIOs destro­zados y a los esclavizados por los conven­cionalismos, a la burguesa que se muerede aburimiento y a las mujeres en lossuburbios, a los que tienen un fracasoescondido, a los amantes mal emparejadoso a la esposa comprada y a los mucha­chos asfixiados por sus familias. Id, lesdecía, donde aquellos cuyos finos deseosson contrariados. Id a los que se han vul­oarizado al dejar de ser jóvenes, a los que~a han perdido todo interés. Y las enviabasobre todo a ia desamparada minoría desu propio país, los que allá se quedaban-Thc Rest, como decía- el resto escla­vizado, los artistas destrozados por elchoque con el ambiente americano, per­didos en las aldeas, vistos con desconfian­za, vilipendiados, amantes de la bellezacon su hambre de ella insatisfecha, traba-

]oyce, "el apoyo dp una ¡'ica. dama"

dos por sistemas, indefensos contra el con­trol, los incapaces de agotarse en la luchahasta alcanzar el éxito, que hablan sólouna vez pero no saben endurecerse en larepetición y, a pesar de que tienen un ins­tinto más fino, son aplastados por el falsosaber de los otros, a pesar de que intuyenla verdad de las cosas, que la descubrenpor sí mismos y sus conocimientos sonde primera mano, se hallan acorralados,aborrecidos, mirados como locos.

Dejó Londres y se marchó a París pocodespués de la primera guerra mundial yno mucho después a Rapallo, pueblo tran­quilo de la costa italiana donde pudo en­tregarse con libertad a componer sus can­tos. Se han publicado ochenta y cuatro *de los cien que se dice compondrán laepopeya completa, en caso de que puedacompletarla el hoy infortunado e inmortalEzra Pound - aman of 1'10 fortune and'With a 110IIle to come. Los cantos son suimplacable Juicio Final de~ siglo xx. UnaDivina Comedia sin lo de Divina, o me­jor dicho, la Comedia Económica de nues­tro tiempo, sin unidad en el sentido clási­co, ni una visión teológica que le sirva debase moral, como la tiene la gran obrade Dante, pero tremendamente llena de

'vida, múavillósamente móvil cambiantecinematográ fica, flúida, intri~cada, com~

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pleja, e.ntrec~ouzada de corrientes y lucesYo refleJOS, rica de referencias y de alu­SiOnes y de presencias, recorrida de vo­ces .Y de conversaciones en varias lenguasy dIstmtos acen~o~, canciones y procesio­~les, corteJos, VIajeS y fiestas, abierta amnumerables perspectivas, espacios, tiem­pos, nacIOnes y civilizaciones la Greciamitológica y homérica, Roma: Provenzael Renacimiento italiano, la China de lo~emperadores. discípulos de Confucjo, losEstados Umdos de Jefferson y JohnAdams, las épocas no usurarias y las épo­~as ~e la usura, ~contecimientos, negocios,mtngas, fundaCIOnes, paisajes, mares, ca­minos, ciudades, salones, alcobas, ofici­nas, archivos, comedores, ventanas, popu­losa, visitada de personas, personae, esdecir, máscaras representativas de unafigura clave, un mismo héroe proteico quees ya el creador o el poeta o el benefactory el padre su pueblo, Ulises, Segismun­do Malatesta, Guillermo de Aquitania,Sordello, Pier Vical, los Médicis, Ticiano.el Duque de Toscana, J ef ferson, Adamso el mismo Pound, ei poeta en otros tiem­pos y el poeta en nuestro tiempo, diosesy diosas, reyes, estadistas, capitanes, ar­tistas, trovadores, mujeres, amigos y ene­migos, gentes, pueblo, soldados, pícaros,traficantes, turistas, banqueros, explota­dores, usureros, un vasto fresco históricomultipresente, ubícuo, simultáneo, univer­sal, dinámico, como una gran película do­cumental, con fragmentos de una purezapoética que no ha sido alcanzada por nin­gún poema de su lengua en este siglo yescenas cómicas, grotescas, prosaicas ysatíricas que nada tienen que envidiar ala más apta prosa narrativa moderna, sinperder nunca el aCOlodado movimiento del\'erso ni el fondo luminoso y sereno delarte.

En rápidas visiones y en contraste conépocas no envilecidas por el dinero, com­binándose en intrincada trama de temasque se repiten y se responden, toman dis­tintas formas y se entrelazan, se bifurcany rami fican, se alejan unos de otros yparecen perderse para volver a aparecerde nuevo, los Carntos hacen desfilar antelos ojos un mundo moderno manipuladoy corrompido por los financieros, los es­peculadores y aventureros del dinero,tipos de la calaña de Calvo Bacon quecompró todos los centavos de cobre enCuba obligando a los peones a vendérse­los con un descuento, los usureros y losque alteran el valor del dinero, altos pres­biterianos di rectores de bancos en \iVallStreet, orondamente pulcros en su aburri­da compostura, mascando con la bocafruncida la punta de sus puros, tratantespor intermedio de sociedades anónimas deinversión. los diáconos de iglesia propie­tarios de barriadas inhabitables, alias usu­reros in exce1sis, la quinta esencia de losusureros, deplorando con berreas nasaleslo malo de los tiempos y la inseguridaddel 200/c . los proveedores de empleo, loslogreros, los acaparadores, los políticos ydiplomáticos sin conciencia, los fabrican­tes y traficantes de armamentos, como Ze­nos Metevsky -un sir Basil Saroff-, lospromotores de guerras y la guerra del año14 -liste officiel des l1wrts 5.000,000­y los hombres de treinta y cuatro años en

" El presente artículo fue escrito antes dela edición de Rack Dril!. Hasta la fecha, se hanjAlblicado 96 cantos o cantares (como prefierellamarlos en español el mismo Pound.) 1 . delaR.

Page 4: EL CASO EZRA POUND U POETA Por José CORONEL URTECHO · EL CASO EZRA POUND U r POETA ha sido siempre considera do como algo exótico en los Esta dos Unidos y en realidad ha estado

UNIVERSIDAD DE MEXICO9

blemente los más bellos o pur lo menoslos más humanos de sus Cantos. Asomaen ellos por vez primera la tristeza delhombre - y un nue\'o acento de humil­dad tiembla el! el verso. Trasladado a supaí s fUe sometido a un examen mental,previo al proceso de traición a la patria ydeclarado paranoico. Desde entonces seencuentra en el hospital Sto Elizabeth de\Vashington. Se diría que un poeta quese atreva a vivir hasta las últimas conse­cuencias de su poesía, se l'n frenta en llues­tro tiempo a este dilema: ser fusilado odeclarado loco.

Hay, sin embargo, UI1 epílugo consola­dor. En 1949 le fue otorgado a EzraPOl1nd por sus Ca.ntos pisml.Os el distin­guido premio Bolingen, a cargo de la Bi­blioteca del Congreso de los Estados Uni­dos -semioficial, por consiguiente- ydecidido por un jurado de asesores entrelos cuales figuraban T. S. Eliot, W. H.Auden, AlIen Tate, Robert Penn Warren,Katharine Anne Porter y Robert Lowell.Hubo protestas naturalmente de los filis­teos o puritanos y fariseos de la políticay la literatura. Dar un premio semioficial.aunque sea de poesía, a un poeta pendien­te de un proceso por traición a la patria.sólo es posible hoy día ":"'-me parece- enlos Estados Unidos de América. Sólo el1

América es todavía posible distinguir en­tre el arte y la política. Sólo en Américahay libertad para la poesía. Sólo aquí hayesperanza: Los poetas, por lo tanto, nose dan por vencidos. Jóvenes como Ro­bert Lowell -aunql,le no todos con sumaestría- mantienen viva la esperanzay garantizan la continuidad de una autén­tica poesía americana extraída del sueloy del pueblo, de la incipiente tradición yde la misma vida moderna - la veta in­agotable descubierta por \Vhitman y mástarde explorada por los poetas de la lla­mada Nueva Poesía cuando yo era mu­chacho, los Robinson y Frost, Masters,Lindsay y Sandburg, para no enumerarotrOs tantos en que no puedo detenerme-dándole forma duradera con una téc­nica más exigente y avanzada como la in­troducida por los maestros de la poesíapropiamente moderna que iniciara EzraPound-, los T. S. Eliot, William CarlosWilliams. Marianne Moore, E. E. Cum­mings y ~I genialmente dotado y perdidoHart Crane - artífices o craftmen delverso nuevo, reveladores de nuevas posi­bilidades para la forma en lengua ingle­sa, creadores de una' lengua nueva parauna nUeva sensibilidad. Ni la situación delpoeta en una civilización de masas hastael momento predominantemente utilitaria.como la norteamericana, 11i las catástrofesde nuestro tiempo, ni los conflictos COI1

el Estado bastan para arrancarnos el sue­ño ,americano. América es el futuro, eldeseo, la poesía. La primera mitad de estesiglq" más rica en la literatura arnericanaque,en ninguna otra,' fortalece ,la' fe queexpi'esaba Ezr~ Pound. en u2a: carta.. es­Crita a principIOS del SIglo:.; Toda .1u~ha

~declci~todaagonía, quetrenda a apre­surar lo que yo creo a la lar~a inevitable,nuestro Risorgimento amencano, me esquerida. Ante ~emejante de~pertar el Re­nacimiento italIano parecera una tempes­tad en una tetera."

Eliot, "le ayu.dó aconsejándolo"

cateando entre ruidos de prensas y entrenubes de polvo y papeles, y respirandoun aire de letrina y sudor descompuestoy naranjas podridas y cabos de puros mas­cados, e hirviendo de gusanos, Ja¡rvas,babosas, lombrices, animales viscosos yhuesos derretidos, mientras patalea sobretodos en el pantano de inmundicias la bes­tia de cien patas, Usuria.. Porque conusura -explica el Canto XLV dando unaclave para la inteligencia de la epopeya­con usura "ningún hombre tiene una casade buena piedra".

La doctrina económica de los Cantostan simple, o si se quiere tan simplista,que se podría resumir diciendo: la usuraha producido un mundo estéril y una vi­da mecánica y vacía; tendremos que su­primirla si queremos vivir una vida fe­cunda en un mundo habitable- condujoa Ezra Pound a expresar simpatías porla política económica del fascismo italiano,en un momento en que la mayoría de losescritores y poetas norteamericanos se in­clinaban al comunismo. Muchos admira­dores se alejaron. Esto y la nueva guerrarecrudecieron la natural violencia de sutemperamento y la agresividad de susideas. Ta vez él mismo se daba cuenta dela naturaleza transitoria de sus alarmasque anteriormente comparaba a los trom­peteos de un elefante aterrorizado avi­sando el peligro a la manada. Pero lasinceridad de sus ideas estaba por encimade toda duda. Creía ciegamente en la im­periosa necesidad de una economía másfavorable al florecimiento eJe las artes yde la vida. Algul~os meses antes de PearlHarbor, iniciada una campaña de propa­oanda desde la Raclio Roma, hablándoll~b '., .al pueblo americano de. sus Ideas economl-cas y en pro de lanél1tralidad de los Es­tados Unidos 'en la guerra de Europa,So far, so good ~como":ellos dicen. Es­taba en su derecho. Ctiúldo' Pearl Harbarsus charlas fud'oil s"uspendidas., Pero vol-

,Y.ió ainlici:6{ém9; pasadao/~\t~1;ias sem;H~.a.s., Th:is waJ>góú:igf90:N(:"'~~0Ii10 tambleildirían~ ~~IS cO;1i·pát¡'iotii5,;~o,I~,ú.ncarader¡S.~tico understatemenf.. "Era pa;;;arse de ¡ara­ya. El poeta -~st~ba cogido en la trampade nuestro tiempo. Cuando las tropas ame­ricanas entraron en Italia fue confinado aun campo 'de prisioneros cerca de Pisa,donde escribió los Cantos pisanos, posi-

-La France IIlustrée"aqu.í cantaban bellas callciones"

cuatro patas que gritaban "maman" y lasrevoluciones rojas y la segunda GuerraMundial con la ruina definitiva del poeta

.v nuevas revoluéi{)nes y nuevas guerras,¡lila o-uerra tras otra -war one waT afte?'h

'¡he other- en las épocas de la usura, des-de el 694 en adelante, siempre adelante, él

las telas de pelo, a la porquería de las edi­ficaciones, a las casas de Londres, al alqui­ler del suelo, a los suburbios de Manches­ter. al ca fé brasileño, al ásesinato, al ham­br~, a la matanza, mientras el arte se agro­~era, el dibujo se va a los infiernos, latalla de la piedra se acaba por culpa de lausura -USUTa camune sepulCTum- y loslistados Unidos de América en el año ter­cero de Roosevelt Segundo, 5.000,000 demuchachos sin trabajo, 15.000,000 de vo­caciones torcidas, 9.000,00 de personasanualmente mutiladas, 100,000 crímenesmayores, el mundo dirigido por los quetienen usura en el alma y vaciedad enel cerebro, la opinión controlada por puri­tanos y sus misioneros, los absurdos tu­ristas -por el estilo de Mister Lourpeeel que sentía admiración por la mentede Emerson porque la mente de éste, ,se­gún decía, era tan amplia que no podía re­solverse por ninguna idea, y lo mismo lamente del propio Mister LOOl'pee que loponía en dirección de un cuarto con ciertavaguedad como si no quisiera entrar niquedarse afuera, ni tomar hacia la derechani hacia la izquierda- los traidores delidioma, los pervertidores de la lengua, losgansters de la prensa, asalariados por pro­palar mentiras, los charlatanes, losohstructores de la buena distribución deldinero, los monopolistas y sus serviles,paltneadores de espaldas y sobadores debarrigas, los laudatores tempores acti, lasmadres sádicas empujando a sus hijas aacostarse con la decrepitud -cerdas de­vorando a sus crías- todos cuantos hanpuesto la codicia del dinero por encimade los placeres de los sentidos -f;f/ha havcset monry-lust befare the pleasure of thesenses- todos los condenados en su as­queroso y obsceno infierno londinense-Cantos XIV v XV- hundidos en unaciénaga de excr'emento, las muñecas ata­das a los tobillos y asomando las carasentre las piernas peludas cubiertas de di­viesos bajo las nalgas peladas, azotándoseunos a otros con alambres, bebiendo san­gre endulzada con mierda, aullando y ca-