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    LOS PROCESOS DE CONSTITUCIN DE LOS SUJETOS URBANOS. UNAMIRADA TRANSDISCIPLINARIA.

    EL CASO DE LAS MURGAS(1) CIUDAD DE LA PLATA (ARGENTINA)1

    Magal Catino / Alfredo Alfonso

    Abordar una indagacin acerca de los procesos, espacios y diversas prcticassociales en las que se constituye el sujeto social, involucra el desafo de conguraruna mirada amplia y compleja. De manera tal que, mediante interpelaciones dedistinta ndole, permitan la apertura de los campos disciplinares ms all de losespacios formales de conguracin, y de esta manera intentar situarnos desde unlugar que considere y reconozca en los mismos la capacidad de produccin detextosculturales, sin soslayar su dimensin como prctica poltica.El origen de estas miradas, al abordar el proceso de investigacin en cuanto almovimiento Murguero en la ciudad de La Plata,(2) nos situaba centralmente desdedos campos disciplinares: la pedagoga crtica y la comunicacin. El desarrollo denuestras reexiones, el trabajo de campo y los desafos que l mismo nos fueplanteando, nos permiti ir aproximndonos a procesos que involucraron rupturasen las miradas disciplinares iniciales. Esto posibilit un desplazamiento de nuestrolugar epistemolgico --y de certidumbres-- que nos llev a cambiar el eje, demanera tal que pudiramos empezar a recorrer un objeto ya no desde la suma dedos abordajes sino desde la continuidad.A este proceso se sum otro, y tal vez el ms importante, que fue transversal y quehizo que comenzramos a situarnos ya no desde las preguntas de los campos deconocimiento sino desde las interrogantes que emergan del campo material,interpelndonos acerca de nuestros lugares de conceptualizacin y reexin.El abordaje de estas temticas desaaban los profundos procesos detransformaciones sociales, culturales, histricos, polticos y subjetivos que, en el

    caso de La Plata, tiene una especicidad geogrco-histrica desde la que sedene una matriz particular por las marcas sociales, corporales y culturales de loque fue el proceso militar y las polticas autoritarias de represin y censura de1976 a 1983.(3)Parte de la propia reexin es situar el lugar y la especicidad desde el que seconstruye y congura la misma. Nuestro proceso involucra llegar a conformar unamatrizdesde dnde observar, que nos posibilite recorrer y ahondar en aquello quenos interpela, que nos desafa: el lugar de la pregunta. El lugar de produccin denuestra mirada, a diferencia de otras, no emerge desde la falta, desde la ausencia,sino que toma deniciones, se impone con la singularidad de la experiencia de losnuevos movimientos o grupos que convergen en necesidades, tramas, deseos,

    rituales. Elegimos y valoramos su propia construccin de signicante.

    Los movimientos sociales. Entradas e itinerarios, de los centros a lasperiferiasLa densidad de los profundos procesos de transformacin, acelerados yagudizados desde la ltima dcada del siglo pasado, sealan una crisis que enAmrica Latina se encuentra inmersa desde su modernizacin compulsiva y quese aceler en el profundo desordenamiento de la experiencia social y cultural queintrodujo la globalizacin. Esto se conjuga con los complejos y cambiantes

    1Artculo tomado de la Revista TEXTURAS URBANAS: Comunicacin y Cultura. Coordina Ins Cornejo

    Portugal. Editado por Fundacin Manuel Buenda, la Universidad Iberoamericana y CONACYT. Mxico,2003. Pg 45-60. http://

    www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/fmb/LIBRO%TEXTURAS%20URBANAS.pdf#page=45

    http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/fmb/LIBRO%25TEXTURAS%20URBANAS.pdf#page=45http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/fmb/LIBRO%25TEXTURAS%20URBANAS.pdf#page=45http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/fmb/LIBRO%25TEXTURAS%20URBANAS.pdf#page=45
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    procesos de transformacin de las relaciones entre Estado y sociedad, de lafragmentacin del poder social, los cambios en la sociabilidad urbana, latransformacin de lo poltico y del espacio pblico, entre otros.La idea de la trascendencia abstracta del Estado, inaugurada por la modernidad,es recongurada en el marco de un proceso de globalizacin multidimensional.

    Desde sus orgenes, este diseo central hace que se presente una crisis en unaAmrica Latina premoderna o de modernizacin asimtrica.La globalizacin radicaliza el desanclaje que produce la modernidad al liberar laactividad social de los contextos presentes, esto es, de las constricciones que elterritorio impone sobre los hbitos y los mapas mentales, no slo de las certezasmodernas sino tambin de las maneras como se conguraron sus procesos deinstitucionalizacin y ordenamiento.Hoy da, estn quebradas tanto las formas modernas de instituir como los sentidosque desde la modernidad establecieron una construccin a priorirespecto de lassituaciones, instituciones y sujetos.Como mencionamos anteriormente, nuestra mirada parte de reconocernos comosujetos actuantes del proceso de reconocimiento del objeto (sujeto) de estudio.Desde esta perspectiva, no creemos vlido anticiparnos con categoras modernasen la espera de que los nuevos movimientos las cumplan, y compararlos.

    Nos encontramos en una sociedad en la que la lucha por la hegemona y suscentros de irradiacin no pasan slo por un lugar que podra asociarse a la clasesocial. La desinstitucionalizacin de los lugares de certidumbre, la crisis de lasrepresentaciones sociales, las transformaciones sociales y culturales, instauran enel cuerpo social la necesidad de condensar sentidos reconstruyendo yresignicndolos en ciertos espacios, lugares y relaciones nuevas. Lo instituyenteopera desde los nuevos agrupamientos sociales respondiendo, no a lgicasinstituidas desde los marcos modernos, sino desde la especicidad local / global

    de los procesos y los sujetos. En este sentido, lo propio de las representacionesociales es instituir los principios de una relacin con el mundo natural y social enpalabras, objetos, prcticas, y sobre todo, en las manifestaciones colectivas ypblicas, como son los grandes rituales, las procesiones solemnes, en donde elgrupo se muestra como tal, en su volumen y estructura, son su forma secularizada(Bourdieu, 1980:173). El quiebre de estas representaciones trastoca esosprincipios desde los que se dene la relacin prctica con el mundo y que habilitanprocesos instituyentes emergentes.

    Tenemos muchas discusiones acerca del lugar que ocupamos en el nuevoescenario o por qu la gente va a la murga o la diferencia entre esta murga y la

    que haba antes.(4)

    Reexionando acerca de las categoras de los movimientos sociales en trminosde la modernidad consideramos por totalidada una mirada que no slo contempleen sus principales tendencias los factores y contradicciones que intervienen en unasociedad determinada, sino adems, la articulacin de estos procesos en surelacin con otras sociedades, con la dinmica internacional en un momentohistrico dado.La nocin de totalidad que utilizamos pretende recuperar una visin comprensiva,abierta y dinmica, que cuestione las interpretaciones parcializadas y permitaincluir lo excluido, sealar los silencios. Esta idea de totalidad reconoce la riquezay complejidad del desarrollo de las sociedades y plantea la elaboracin dehiptesis, diagnsticos o supuestos acerca de las tendencias fundamentales queactan en los fenmenos sociales, sin generalizar de manera abstracta ni negar la

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    relativa autonoma con que puede encararse el conocimiento y la investigacin deaspectos especcos.Si lo pensamos desde la conformacin de movimientos en trminos de lamodernidad, no renen un pensamiento total, englobador y encierran an otrasdeudas. Pero no se trata de insertarlos en certidumbres preestablecidas porque

    son consecuencia de la incertidumbre. Es en los antagonismos y en lo incompletodel discurso dominante donde la contingencia se tensa con sus lmites y sunecesidad, donde lo irruptivo o disrruptivo toma visibilidad.Asistimos a un proceso de lucha complejo en el cual diversos grupos, dueosdeun capital social y cultural objetivado en discursos, instituciones y prcticas,pugnan por la hegemona y estallan en mltiples racionalidades locales que tomanla palabra, que denen un lugar y una forma e intentan ser reconocidos y quetienen como nalidad legitimar ciertas concepciones y valoraciones del mundo.

    La vergenza institucionalizada cierra puertas: yo no puedo tocar, yo no sirvopara bailar [...] La murga habilita un mbito o espacio ocasional que nospermite organizarnos frente a la realidad y mantenerlo en una organizacin

    diferente.(5)

    Como plantea Foucault, siempre donde hay poder hay instancias de resistencia ycontrapoderes, aunque no necesariamente haya contrahegemona. Hoy da, losmovimientos sociales no se denen o constituyen slo y centralmente por ladenicin de su relacin con el Estado, sino que emergen como mltiplesgrupalidades, desde la conformacin de lazos sociales, que se concentran enfuncin de la legitimidad de ciertos intereses y que plantean una diversidad y tiposde demandas en relacin con los mltiples centros de control y poder de recursosmateriales y simblicos.

    Nosotros actuamos en una escuela pblica en un barrio de monoblocksderruido y veamos a los chicos y nos sentimos hermanados en cuanto a laintencin. Generar un espacio en cuanto a la realidad. Y pedimos yprotestamos en un mbito de alegra. Yo termino deseando que el mundo seauna murga. No sabemos qu otro modelo, pero este sistema est perimido.(6)

    En sus prcticas se reconocen identidades con temporalidades menos extensas,dotadas de una plasticidad que les permite amalgamar ingredientes que provienende diversos mundos culturales, y por lo tanto, atravesados por discontinuidades,por no contemporaneidades, en las que conviven residuos modernistas,innovaciones y rupturas radicales.

    La murga tiene una organizacin bastante anarquista en algn lugar y lo quesubyace es la cuestin de que cualquiera puede participar en la asamblea. Elotro da, un nenito que tiene tres aos levanta la mano y nos dice que a lamurga le falta fuerza, porque no estaba bailando con mucha fuerza. Y esomodica las cosas.(7)

    El discurso hegemnico actual tiende a reducir al sujeto a un sujeto mnimo(comoes analizado por Zemelman) y a atribuirle el problema del dcit simblico.Pareciera que una de las caractersticas de nuestra poca fuera nuevamenteatribuir a los individuos la responsabilidad y, por ende, la falta/culpa, de crear losmodos de relacin con los dems, modos capaces de permitirles vivir y compensar

    solitariamente el dcit simblico que acarrea el hundimiento de las cosmologasintermediariasy de sus mediaciones constituidas.

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    La accin colectiva de estos movimientos se produce dentro de espacios demovilidad y pertenencia articulado dentro de los ejes espaciales y temporales delpoder de resistencia y transformacin. Los procesos polticos, culturales yeconmicos son mutuamente constitutivos de la accin social, dado que la accinpuede ser leda ms productivamente como una inuencia histricamente

    especca de procesos discursivos y materiales.La poltica, lo poltico y los sujetosLos nuevos movimientos sociales no dan la vida por la causa o el partido, sino quevan adquiriendo signicacin en el proceso. Esta situacin se expresa en ladescomposicin de la poltica como referente colectivo, histrico-social, y en lacrisis de su credibilidad. Mientras que la polticaalude al sistema poltico, lo polticoreeja la condensacin de las distintas instancias del poder social, los intereseseconmicos-sectoriales y valores fundantes, las identidades sociales y culturalesque se maniestan como voluntades colectivas (Argumedo, 1996). Se puedeentender lo poltico como el espacio de vertebracin entre diferentes factores (8)alrededor del enfrentamiento entre proyectos histricos, expresando la sntesis delas contradicciones entre fuerzas sociales histricamente determinadas. Lo polticose rige segn la lgica de cooperacin o antagonismos entre voluntades colectivase incorpora diversas concepciones culturales, esquemas de alianzas y proyectosde accin.En la Argentina pos dictadura se reconoce la presencia de movimientos socialesque son producto de la memoria y de la historia. Movimientos que se construyen apartir de la prdida, del dolor, de la consecuencia de los hechos o de la derrota.Ejemplo de esto son: las Madres de Plaza de Mayo,9 el grupo Hijos por laIdentidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) (10) y los exsoldadoscombatientes en las Islas Malvinas, quienes estn unidos por el carcter de unhecho que los atraves y les otorga sentido de pertenencia. Los nuevos

    movimientos, incluyendo el caso de las Murgas, renen particularidades que seexpresan en el deseo y la necesidad del vnculo, de lo esttico, de la resistencia ocontrahegemona catalizada y vehiculizada en la recuperacin del cuerpo, del ritualde Momo, de la danza, de la transmutacin de la sensibilidad en energa.

    La murga encierra la pequea protesta. Con mucha poesa y na irona, tepermite decir lo que uno quiera.(11)En Viedma, hay una murga llamada Antu Purrum, Danza del sol, en mapuche.Nace como producto del acto fallido de llevar la capital del pas a Viedma. Y searma un barrio con la idea de desmantelarlo, para los obreros. Se hicieron mil16 casas que estaban pensadas para sobrevivir, para un mes. Y la capital no

    se hizo y los obreros quedaron desocupados y siguen viviendo ah. Ellos tenanrepiques, redoblantes, fronteras culturales, y los toques los inventan ellos.Escuchan la radio y bailan con base en lo que el cuerpo les pide y responden auna necesidad social. Esta murga se apropi del espacio urbano prximo.Tienen taller de zancos, de plstica, la murga gener un grupo ms amplio deartistas con actitud docente que empez a generar un espacio creativo. Elsistema no se lo daba y a travs de la murga se canaliz el riesgo de caer en elalcohol y la droga. Se recupera lo que destruy la dictadura, la red social [...]Uno, para qu ensaya. Para hacerse el lindo y demostrar lo bien que toca labatera o para conseguir un sonido grupal como toda produccin artstica.Como toda produccin grupal interesan las individualidades en funcin delgrupo.(12)

    La dimensin de lo poltico de la lucha cultural es muy signicativa en estosmovimientos. Es importante remarcar la primaca de lo cultural como prctica

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    poltica, ya que los sujetos se implican y participan desde lo individual y lo social,no desde un inocente o catrtico intercambio, sino desde lugares tantointelectuales como emocionales, que involucran una lucha por el sentido en su vidacotidiana.Estos nuevos movimientos se constituyen, se van deniendo, se reconocen y

    forman una red, reconstruyendo, a partir de la identicacin solidaria, el tejidosocial. El profundo quiebre del contrato social se resignica a travs de lareconstruccin de lazos que, aunque microsociales en muchos casos, no dejan deser parte de la manera en que se vuelven a vertebrar las signicaciones. En estosgrupos emerge una valoracin de lo distintivo y no pretenden una uniformizacin;crecen en la diversidad, en la distincin. El marco de conguracin distintiva deuna identidad / alteridad se da desde mltiples polos de referencialidad queposibilitan procesos instituyentes del sentido y la identidad individual y grupal.Con base en una multiplicidad de posiciones, los sujetos construyen susubjetividad, la cual permite reconocer y enfocar las maneras como extraensentidos de sus experiencias y las formas culturales disponibles mediante lascuales esos entendimientos son constreidos o estimulados.(13) La subjetividadsubraya la contingencia de la identidad y el hecho de que los individuos seconstituyen desde un ujo descentrado de posiciones, a partir de mltiples polosde identidad, que dependen intensamente del discurso, la estructura social y lamemoria para mantener una sensacin de coherencia en un mundo en constantecambio.En la medida en que el sujeto se socializa, es decir, participa en un proceso dehacerse pblico, no slo aprende, sino que centralmente toma forma. En el marcode las transformaciones culturales actuales, los lugares de referencia del sujeto, deconstitucin de su identidad, no slo se modican sino que permanentemente sedesplazan hacia adscripciones identitarias que se articulan a partir de referentesmviles.

    Esto autoriza y sita un proceso de produccin cultural que se canaliza muyespecialmente en una nueva dimensin de lo poltico.

    Este ao, cuando nos invitaron a la marcha del 24 de marzo hubo gente quedijo: pero qu pas el 24 de marzo? Y la murga tiene muchas canciones quehablan sobre la dictadura, sobre desaparecidos. Pero haba gente que no sabay consideramos que ya que bamos a participar, debamos tener esa discusin.Y as como surgi esa, surgieron otras.(14)

    Valoramos el carcter de renovacin de lo poltico en estos movimientos, que estasociado al compromiso desde una iniciativa personal pero no en el sentido de lo

    individual. El sujeto que construye su protagonismo con relacin al grupo queintegra; que se dene como sujeto (como analiza Touraine, 1997) antes que partedel colectivo. Ni se pierde el sujeto por el colectivo, ni el colectivo absorbe alsujeto. Sujeto que toma partido y que, a su vez, es sujetado por el contexto en queelige pertenecer. En el caso del murguero, aunque reeren a una circulacin deestar y no estar por periodos, sigue siendo y sintindose parte del grupo. Al mismotiempo, busca ese sentido en ese espacio y no el espacio tradicional departicipacin del cuerpo social moderno: el partido.

    Y por esa palabra pueblo, una palabra perdida en la cancin hubo toda unadiscusin y se termin poniendo, no s, otra cosa [...] pero pueblo era comouna cosa muy peronista [...] ser peronista ya tena toda una connotacin departido poltico como que era mejor no tenerlo.(15)

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    Es apropiado utilizar el concepto de hegemona en los trminos que lo haceRaymond Williams (1980), ya que los sujetos, en su participacin protagnica enlos grupos, superan el alcance del concepto de cultura, por su insistencia enrelacionar el proceso social total con las distribuciones especcas del poder.La accin crtica formulada como una singularidad vinculada al lugar, al espacio y

    al tiempo es necesaria para el desarrollo de una praxis contrahegemnica capazde desaar las formas globalizadas del capitalismo.En estos movimientos aparecen componentes o acciones que aluden tanto aprocesos de resistencia en los cuales se inmoviliza la dominacin o se intentasubvertir el proceso de socializacin, como de contrahegemona en tanto aparecencomprensiones ms polticas de la dominacin y un tipo de oposicin activa en laque la lucha por el sentido que, adems de denunciar, anuncia procesos y deneformas de accin.En tal sentido, tambin se producen movimientos de regulacin y redenicin de lopblico y lo privado a partir de procesos de construccin de certidumbres socialesque habilitan y autorizan a los sujetos y al grupo a mostrarse. Es un lugar de loprivadopara hacerlo pblico. La forma de ser social la construyen por consenso ydeciden la manera y las causas de hacerse pblicos.

    A veces hacemos plaza, que es nuestra forma de, al pasar la gorra, recaudarfondos. Hacer plaza signica organizacin, ir a los medios, hacer aches ypegar.(16)

    Es un espacio de construccin de conocimiento, de maneras de ver el mundo y dedecidir modos de intervenir en l, en donde se maniesta de manera imbricada ladimensin de lo poltico.En estos movimientos emergentes, el ritual como dispositivo con nalidadsimblica que construye identidades relativas a travs de alteridades

    mediadoras,(17) la crisis de lo simblico, de los sentidos, se muestra en ladimensin de lo poltico como un ritual capaz de relacionar el pasado y el futuro, yque conlleva la necesaria funcin de denir o congurar un sentido.Somos una murga que cantamos, que bailamos... pero que adems queremos estaren algunos lugares, queremos tener unas discusiones, decir unas cosas particulares yah es donde yo le empec a ver mucho ms claramente cual es la dimensin polticaque tena.(18)

    Historicidad y territorialidadLas murgas son espacios abiertos, inconclusos, donde se reconstruyen historiaspersonales, en los que los sujetos participan desde una circulacin, en los que se

    autorizan y se permiten un entrar y salir de ellos, en funcin de necesidadesindividuales y grupales y a la medida de cada uno. Desde estos lugares construyensus maneras de pertenecer y participan desde lo instituyente.Consideramos importante ubicar al componente utpico; situar la utopa desde laposibilidad de crtica y denuncia de la realidad y el anuncio de una nueva,desarrollada desde autores crticos, y diferencindola de los utopismos (19) odesde los sentidos atribuidos a partir de universales abstractos, transparentes y apriori. Aunque tambin ha sido negada su posibilidad (desde posturasposmodernas que plantean el n de la historia, de las utopas, de las ideologas), lautopa es recuperada por autores crticos posmodernos como componente no sloposible sino tambin necesario. Desde esta mirada, la utopa emerge de la tensinentre la necesidad y lo contingente, en un marco en el que no hay una relacinprejada a completar, inicial ni predeterminada.

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    Mi vida es mejor desde que yo entr a la murga. Me ayud a manejar un ejeque yo no manejaba. Me rejuveneci en la medida que uno es activo de suspropios pensamientos. Gracias a la murga yo aprenda a escribir cancionespara la murga, me compr una cmara, lm, fui a encuentros de murga y vivcon otros murgueros.(20)

    Profundamente imbricada a lo anterior, otra de las dimensiones que entran en juego al visualizar estos nuevos movimientos como espacios urbanos es laterritorialidad. En ese sentido, nos parece interesante ubicar la categora dereterritorializacin (21) en donde lo local se expresa desde un carcter expresivogenuino y distintivo. Mientras la desterritorializacin tiene la virtud de apartar elespacio del medio fsico que lo contena, la reterritorializacin produce un procesopor el cual el territorio no queda reducido a una espacialidad geogrca limitada ydenida, sino que es redenido desde la composicin de los sentidos atribuidos.

    La gente viene de todas partes, no es del barrio, se acerca a la murga y aveces viene caminando 50 cuadras porque no tiene un mango para el micro,

    pero busca algo que hay en este lugar; la alegra, el compartir, lo que noencuentra en otro lugar.(22)

    En otro sentido, se expresa como dimensin estructurante de estos espacios eltiempo. Desde su dimensin hegemnica, el sentido del tiempo como lo abordaMartn-Barbero, fue pensado por el capitalismo como tiempo valor, como reguladorde los cuerpos, de los espacios, situando en la produccin el nuevo eje deorganizacin de la temporalidad social.En estos nuevos movimientos, como en las murgas, se visualiza un proceso deresignicacin del valor del tiempo medido, del tiempo valor, al tiempo del placer yde la esta. As cargada con un sentido simblico y despojada de construcciones

    abstractas, la temporalidad materializa ese espacio como una realidad posible.Sin embargo, la esta no se constituye por oposicin a la cotidianeidad; es msbien lo que renueva su sentido, como si la cotidianeidad lo desgastara yperidicamente la esta viniera a recargarlo renovando el sentido de pertenencia ala comunidad. De esta manera emerge como tiempo vital, como lugar / tiempoinscripto en el cuerpo, sedimentado en la memoria personal y social. En estadimensin se reubican y resignican como los lugares que, frente al no-lugar,legitima e instituye el cuerpo social.La memoria y el tiempo inscriptos en el cuerpo encuentran su cadencia, su ritmo ysu posibilidad en estos nuevos movimientos sociales y su manifestacin mediantenuevos lazos que dan cuenta de un complejo anudamiento entre lo esttico y lopoltico.

    El sentido es la esta: la hiciste tuya y la recuperaste. La murga siempre canta;la comparsa, no. Me interesa la recuperacin del carnaval como esta de lagente.(23)

    La dimensin de lo nuevo, accin y praxisAbordar la dimensin de lo nuevo, de la transformacin, es adentrarse en ladimensin de la posibilidad de creacin de los sujetos y del cuerpo social. Estoimplica considerar la dimensin de la constitucin social del sujeto como unproceso de no determinacin, como un proceso en el que el sujeto se constituyeslo a partir de que lo social se inscriba en l y viceversa. Desde distintos

    desarrollos tericos se plantea que la constitucin social del sujeto se da en la

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    medida en que los otros sujetos y las cosas sean signicativas para l(Castoriadis,1990).Buenl Burgos sita la constitucin del sujeto social a partir de la nocin deinterpelacin, planteando que el sujeto social se constituye en diversas prcticassociales mediante interpelaciones de distinta ndole que aluden a mltiples polos

    de identidad, ya sean raciales, de clase, nacional, sexual, generacional, entreotras.(24)Por su parte, Castoriadis plantea que es necesario considerar el proceso desublimacin para ubicar esta temtica, es decir, el proceso por el cual se canalizala pulsin, se sustituyen objetos privados cargados libidinalmente por objetospblicos que sean soportes de placer para el sujeto. Este proceso permite el actode creacin o de transformacin, la capacidad de imaginacin; creacin comocapacidad de hacer surgir lo que no est dado, de generar nuevas formas. Esto eslo que permite, segn Castoriadis, crearnos un mundo.

    La asamblea canaliza muchas cosas. Hay distintos niveles de conciencia,desde lo individual hasta lo grupal. El que viene a Tocando Fondo sabe a qumurga viene. La murga genera un espacio que por sus caractersticas no seencuentra en otro lado. Hay otros grupos que estn en la misma lucha, por esotrabajamos con Madres, HIJOS y otros, pero un espacio que conjugue lamarcha, la danza, la vestimenta, el maquillaje. Hay una simbologa que estasociada a mitos de humanidad, por ejemplo, tener una mscara o no tenerla,estar o no maquillado, tener un traje con el mismo color. Entonces vos sos elgrupo y el grupo te incluye. Y eso se viene manteniendo desde el ImperioRomano.(25)

    Tanto el sujeto como toda produccin cultural y social tiene una historia que noslo involucra una dimensin simblica sino tambin material. La historia individual

    y la social posibilitan la constitucin del yo, la posibilidad de tener un proyectoidenticatorio, que requiere del relato fundante, un tiempo historizado, un pasadoque posibilite la proyeccin hacia un futuro.

    El proyecto era hacer una cosa nueva, se sentan bien haciendo una percusin,el proyecto no, no tena mucho un sentido...(26)

    Esta posibilidad de crear un mundo y crearse como dimensin cultural sita laprimaca de sta como prctica poltica, es decir, vincula la lucha poltica con ladinmica de la vida cotidiana.(27) En estos espacios sociales, la participacin noslo pasa por una cuestin individual sino que involucra un proceso de

    colaboracin y construccin de determinadas ideologas y prcticas sociales,entendidas como prcticas de signicacin, que se organizan y se posicionan dedeterminada manera frente a las prcticas sociales dominantes.Reconocer este lugar es situarnos en una mirada que asume el lugar de laposibilidad de la accin y la consecuente no determinacin, es decir, que lossujetos estn culturalmente inscriptos por discursos histricamentesedimentados.(28 )

    Los sujetos, el cuerpo, el lenguaje y lo estticoEstas prcticas de signicacin desarrollan no slo nuevos sentidos sino tambinun lenguaje. La materialidad de la produccin artstica o creativa es lairremplazable materializacin de ciertos tipos de experiencias a partir de nuestrasociabilidad que va ms all de la lgica de produccin de mercancas (como

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    analiza Williams, 1980). Tanto el lenguaje como la forma son procesosconstitutivos de referencias, signicados y valores.En las murgas se reconoce el aporte expresivo, corporal y artstico. La expresinmltiple se maniesta en el arte del maquillaje, de vestuario, de los soportessimblicos de los trajes, de la cantidad y disposicin de las lentejuelas, de la

    combinacin de colores, de las mscaras, galeras y calzado. Y con ello, laaparicin de prcticas circenses como la utilizacin de zancos, malabares omonociclos permean los rasgos.

    El color identica al grupo. Lo que tenemos claro en la organizacin es que unoentra por una cosa pero despus, cuando se compromete, puede ircambiando.(29)Los colores de la murga son como la camiseta para Boca, Gimnasia,Independiente... es tu piel. Adems, sos la hinchada. Porque sos jugador perotambin la hinchada de esa murga. Los colores tienen que estar. El trajetradicional es de razo; pantaln, levita y galera, en la tradicional. En la nuestratens esa posibilidad o inventarte un traje, siempre respetando los colores. Yo

    nunca tuve traje tradicional. Yo tengo bermudas negras con lunares amarillos,chalecos, ecos y cascabeles. Y hay un toque de rojo permitido para el quequiera. El maquillaje, el traje, los instrumentos, todo tiene que tener un ciertonivel porque es nuestro mensaje y nuestro lugar de lucha porque no nos quitenla alegra. La alegra que es un hecho inherente al ser humano.(30)

    La puesta del cuerpo en escena tiene otras dimensiones y liberan su relacin conel mundo. El registro de la memoria inscripta en el cuerpo, en una sociedad comola platense,(31) fuertemente depredadora (en el sentido de Mc Laren, 1998).Memoria y cuerpo, en tanto el cuerpo es el lugar donde se inscribe el signi cado:en l y por l, en estos grupos se pone en escena pblica algode aquellos que se

    piensa que no excediera lo privado, quedando en el silencio. El decir irrumpe yquiebra, en distintos grados, la fuerza de lo dicho.Recuperar estas categoras nos permiten abordar la reexin acerca de aquellosespacios sociales desde donde los sujetos construyen conocimiento, denenformas de ser y de intervenir en el mundo, producen formas culturales y seconstituyen como sujetos polticos y sociales. Reconocer el carcter formativo deestos espacios involucra entender a la formacin como un proceso situado,sobredeterminado por un contexto sociohistrico y poltico, aunque es precisoreconocer una subjetividad que considere la naturaleza constituyente (en el sentidoplanteado por Zemelman, 1989). Este proceso permitira cuestionar los lmites delo cognitivodesde una pluralidad de lenguajes necesarios para distanciarse de lasconstrucciones de sentido de lo dicho, para situar en el centro del proceso aquellopor decir.

    La gente se quiere sumar porque tiene hecho pelota el cuerpo. La cabeza, loshombros y la cadera es donde quedan enquistadas todas las tensiones de lavida. Es notable como la murga le empieza a desestructurar las tensiones y alreconocerlo empieza a tener un vnculo muy fuerte con la gente.(32)

    En estos grupos, encontramos modos de pensamiento y de accin colectivos quebuscan transformar las relaciones de poder que regulan la vida diaria. La relacinsujeto--mundo es una continuidad construida por mediaciones, las cuales se danfundamentalmente a travs del lenguaje, pues ste permite nombrar la experiencia

    de los sujetos e ir congurando desde la subjetividad sentidos acerca de larealidad y del mundo.

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    Hay una parte del espectculo que todas las murgas la tenemos, que se llamamatanza. Y vos te mats bailando y demostrs lo mejor que pods bailar. Y esose produce en crculo. Hay danzas circulares. Y el grupo decide qu energaponer para invocar diferentes cosas. Lo que el sistema llama magia oesoterismo es una cosa mucho ms prxima, y hay que vivirla, y no es conalucingenos, que yo me tome un cido sera una produccin para ver ngeles.Hay otros caminos. El tambor tiene un toque estipulado, es como un trancedinmico, y no tiene costo fsico, al contrario, se te renueva la energa y estsmejor despus de tocar que antes de tocar. Lo mismo pasa con la murga.(33)

    Esa produccin de sentidos a partir de las mediaciones le permiten al sujeto ircongurando y construyendo el mundo y constituyendo su identidad de tal maneraque nos inscribimos en la cultura e intentamos dejar nuestra marca en elmundo.(34) Pero esta identidad no es ni nica ni ja; la relacin identidad/alteridades inseparable y depende de los contextos y de las alteridades la constitucin deltipo de identidad.

    El lenguaje es una prctica humana, socialmente organizada y culturalmenteproducida (35) y por medio de l nombramos la experiencia y el mundo, yactuamos como consecuencia de una manera, mediados por las construccionesinterpretativas de dicha experiencia. Comprendido de esta manera, el lenguaje,como prctica humana, informa y conforma nuestra conciencia prctica. De estamanera el yoque escribe y que es escrito, mediado por la subjetividad, siempre esen tanto hay un nosotros. Por tanto, esto marca la contingencia histrica, cultural ysocial.Situar el lenguaje es signicativo a la hora de intentar abordar una mirada acercade los sujetos, ya que la constitucin del sujeto social implica ubicarnos en ladimensin de las mediaciones sujeto--mundo. La experiencia es producto de esta

    relacin y reere a una compleja unin entre modos de ver el mundo y de actuaren l. Reconocemos que estas relaciones e identidades no son arbitrarias sinonecesarias, ya que son parte de un todo cuyos componentes estn implicados enuna combinacin recproca y condicionante. En este sentido, Laclau (1998)sostiene que toda identidad es ambigua, es decir, que no ser nunca cerrada y,por lo tanto, no lograr constituirse como diferencia en una totalidad cerrada. Nohay clausura, homo clausus, sino que la identidad ser en mayor o menor medidaun signicante otante.(36)

    Estamos viviendo un proceso muy fuerte y nuevo. Un proceso interno que partede la necesidad de hacer la nueva actuacin entre todos. Aunque parezca queno tiene nada que ver con lo que est pasando en el pas, para nosotros es unpaso ms para acceder a la profundidad del estado grupal. Es lo que le hacefalta al grupo, crear entre todos produciendo un abanico de construccin. Ypara nosotros es un laburo social y un aprendizaje potente, muy signicativo ysatisfactorio. En este momento que todo ha explosionado, nos reencontramoscada vez ms entre nosotros, es una cuestin de actitud y de produccin.Ahora se acta muy poco; slo lo hicimos en asambleas barriales, en el barrioEl Mondongo y en el barrio Plaza Rocha. Ahora vamos a ir al barrio MeridianoV. A tal punto estamos inmersos que nos invitaron de Mar del Plata, una murgade all, La venganza de los pobres y dijimos que no.(37)

    Reflexiones a modo de cierre/apertura

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    Aproximarse a la emergencia de procesos sociales y culturales que tensan a lasociedad urbana y que conguran matrices culturales locales demandan unesfuerzo de investigacin que permitan hacerlos visibles y que posibiliten irabordando la complejidad de produccin y mediacin simblica y material en estemomento histrico. Se trata, por lo tanto, de intentar visualizar, develar por dnde

    pasan las respuestas sociales y las formas culturales, as como detectar culesson los lugares de constitucin de los sujetos sociales y de certidumbre /referenciamiento que instituyen y que los conguran como tales.Estas nuevas formas organizativas se plantean como propuestas de gestin y deaccin, escapando a las formas tradicionales de concebir el ejercicio poltico y susescenarios, e interpelan la capacidad de la sociedad para existir como un conjuntoarticulado, vinculado por relaciones de interdependencia. En el caso de lasmurgas, los ejes abordados ponen en evidencia, a propsito de situaciones decrisis de lo contractual, el avance de formas comunitarias centradas en el lazosocial, con las consecuencias que esto adquiere en la consideracin de lapoliticidad. As, lo poltico adquiere nuevos sentidos, siendo constitutiva la tensinentre lazo y antagonismo, as como en su relacin con lo esttico (comocomposicin de intuicin, expresin, expresividad y sensibilidad).Las mutaciones en el tiempo estn transformando el hbitat y el horizonte culturaldonde vivimos. El espacio pblico se fragmenta en mltiples tensiones y cobraespecial relevancia la tensin entre la aceleracin hegemnica del tiempo valorque confunde universal con global y los tiempos que ritman lo local.Actualmente asistimos a un proceso de perturbacin del sentimiento histrico queintroduce una contemporaneidad que trastoca y aplasta los tiempos sobre lasimultaneidad de lo actual que fabrican las nuevas tecnologas de la comunicacin,emerge el contrapunto de un tiempo vital que el cuerpo social carga de sentidos ylenguajes.Los usos de tteres gigantescos, colores vivos, los tonos de voz, rostros pintados

    que slo se identican grupalmente, presentan un criterio de descentramiento de lautilizacin del poder y les otorga singularidad.Esta transformacin del paisaje social implica aceptar las interpelaciones, ysituarnos, desde un lugar donde nos autoricemos a replantear las teoras y lasestrategias metodolgicas de abordaje de esas nuevasrealidades. La fuerza de losimblico y el papel que desempea en la organizacin social debe ser analizado.As, la tarea por las transformaciones sociales y culturales que se estn operandoatraviesa por la pregunta acerca de las fuerzas que actan en las ciudades enrelacin con una visin del mundo, a un proyecto explcito o no, de lo pensable y loprohibido, de lo deseable y lo intolerable y del papel que, en el impulso de estosproyectos, desempean los medios de comunicacin.

    A partir de all, consideramos relevante empezar a reconocer cules son losespacios y los lugares de referencialidad en donde los sujetos se constituyen,cules son las formas y lugares de sociabilidad, cules son las tcticas, estrategiasy sentidos de lo poltico, cules son los lenguajes y las prcticas sociales yculturales emergentes, alternativas y si stas tienden a reproducir o a transformarlas relaciones sociales vigentes; si contribuyen a fortalecer el conformismo social oa instituir distintas formas de oposicin posibles de articularse en acciones deresistencia. Con todo lo anterior, queremos dejar asentada la importancia deabordar los nuevos movimientos sociales como espacios de produccin de textosculturales y sus dimensiones como prctica poltica.

    Notas

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    1 En La Plata y alrededores hay nueve murgas: Parando en todas, Quemandomandingas --que se extingui--, Al toque, Farabutes del adoqun, Tocando Fondo,Los sospechosos del barrio, Sudestada, Los viajeros del humo y Flor decampamento (Ensenada). La primera, Farabutes del adoqun, se fund en 1992 yhasta 1996 fue la nica; ao en que se form Tocando Fondo a partir de un

    desprendimiento de la primera. Desde 1998 a la fecha se produce la eclosin.Cada una guarda una especicidad, un modo particular de organizacin y unaesttica singular. El nmero de participantes de las murgas y su capacidad deconvocatoria pblica multiplica con creces a la que tienen las estructuras polticastradicionales.2 En 1999 nos propusimos indagar las nuevas formas de politicidad y polos deidenticacin de los sujetos urbanos y los movimientos sociales en los queganaban visibilidad social y meditica dichos procesos. Dicha investigacin abordacentralmente dos casos: las murgas y el grupo HIJOS en la ciudad de La Plata.3 La ciudad de La Plata rene la mayor concentracin de poblacin universitariadel pas en relacin con la cantidad total de sus habitantes. Esta ciudad fue elcentro de las operaciones represivas de la Provincia de Buenos Aires en donde setortur, desapareci y/o asesin a miles de jvenes durante la ltima dictaduramilitar en Argentina.4 Mujer, murga Tocando Fondo.5 Hombre, murga Tocando Fondo.6Hombre, murga Tocando Fondo.7 Hombre, murga Tocando Fondo.8 Multiplicidad que abarca tanto aspectos econmicos, sociales, culturales, entreotros.9 Si bien el grupo de Madres de Plaza de Mayo surge en 1977, reconocemos seform a consecuencia de las polticas de represin y tortura del periodo degobierno militar.

    10 El grupo HIJOS est integrado en su mayora por hijos de vctimas de larepresin de la ltima dictadura militar en Argentina y surge muy cercano a Madresde Plaza de Mayo. Ambas murgas se vinculan no slo en la bsqueda de unaidentidad propia, sino tambin en la necesidad de reconstruir la memoria colectivanacional.11 Hombre, murga Los farabutes del adoqun.12 Hombre, murga Tocando Fondo.13 Peter Mc Laren, Pedagoga, identidad y poder, Rosario, Homo Sapiens, 1998,p. 60.14 Hombre, murga Tocando Fondo.15 Hombre, murga Tocando Fondo.

    16 Hombre, murga Tocando Fondo.17 Marc Aug, Hacia una antropologa de los mundos contemporneos, Barcelona,Espaa, Gedisa, 1994, p. 88.18 Hombre, murga Tocando Fondo.19 Ricardo Nassif, Teora de la educacin, Madrid, Cincel, 1980, pp. 262-269.20 Hombre, murga Tocando Fondo.21 En el sentido que lo dene Renato Ortiz en el libro Otro territorio (op.cit.).58

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