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el Carmelo N ÚMERO 124 / M AYO -J ULIO 2020

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el CarmeloNúmero 124 / mayo-Julio 2020

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Presentación

Onda Misionera

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7/9/

/13/15/21

23/29/35/36/37/38/

Espiritualidad

Los Carmelitas en BurkinaMi camino y mi Experiencia

Nuestros Jóvenes

Saludos a Todos¡Ha resucitado!

DIRECTOR Sebastián García Marín EQUIPO DE REDACCIÓN Juan José Lozano, Juan Antonio Marín, Ignacio Husillos, Juan Serrano DISEÑO Equipo El Carmelo ADMINISTRADOR Juan José Lozano SECRETARÍA Apdo. 111, 12080 Castellón, 964.300.950, EDITA Carmelitas Descalzos Provincia Ibérica DEPÓSITO LEGAL V-2124-1995 PORTADA Tu oración/ LA MIRADA Un reconocimiento - Composición Mr. Martin HAN COLABORADO EN ESTE NÚMERO Miguel Márquez, Eusebio Gómez, Florent Traoré, Luc Kossi, Alejandro Puertas, José Carlos, Luis Carlos Muñoz, Saverio Cannistrà, Hna. María Teresa, Alejandro Soriano.

nº 124 mayo/julio 2020

sumario

Tan divino y Tan HumanoAquí Todos han de Ser Amigos

Acción de Gracias

En Tiempos de TribulaciónDiez Consejos

Pastoral JuvenilReflexiones

Mascarillas y OraciónCarmelo Vivo

los que hacemos el Carmelolos que hacemos el Carmelo

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nº 124 mayo/julio 2020

Palabrasparaorarlavida

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Nos hace faltatu velita

En este tiempo que estamos viviendo,

hoy más que nunca necesitamos de ti, ne-cesitamos de tu ora-ción. El mundo se ha envuelto en tristeza y desesperación debido a la pandemia que to-davía estamos sufrien-do.

Todos nosotros sa-bemos de alguien, a nuestro alrededor, que ha sufrido en primera persona el contagio del virus covid-19, por eso sabemos de primera mano, de la crueldad de esta enfermedad que ha hecho que los más débiles y necesi-tados se sientan solos.

Decía que necesita-mos de ti: cuando re-cibas la revista necesi-tamos que enciendas una vela en tu hogar

y le pidas al Señor por todas aquellas perso-nas que han fallecido durante estos días, por sus familiares más cercanos y por sus amigos.

Necesitamos de ti y de tu oración para que como cristiano y car-melita, hoy más que nunca, se nos note que Cristo Resucitado vive en nuestro cora-zón y nos empuja a que, con nuestros pe-queños detalles, nun-ca nadie más se sienta solo. Necesitamos de tu velita, necesitamos de tu oración, necesi-tamos de tu luz. Esa luz que se desprende cuando acaricias al que vive con miedo, cuando saludas al que vive en soledad, cuando ayudas al que se siente sin fuerzas,

cuando sonríes al que se siente triste, cuando animas al que está de-caído, cuando olvidas tus problemas para sa-lir al encuentro del pro-blema de los demás.

Necesitamos de ti, para que por ti, Dios se haga presente en la vida del que está a tu lado.

Que en Jesús Re-sucitado encontremos siempre la fuerza para ser luz y esperanza para nuestro herma-no, para hacer vida lo que santa Teresa nos escribe en Ca-mino de Perfección: “Aquí todas han de ser amigas, todas se han de querer, todas se han de amar, todas se han de ayudar” (C4,7).

¡Sed felices!

fr. Sebas García Marí n [email protected]

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SaludosF E L I Z P A S C U A

Queridos hermanos y hermanas, comienzo a escribir estas líneas,

cuando todavía es noche cerrada. Aquella hora en la que las mujeres, antes de amanecer, fueron corriendo al sepulcro, la hora del amor desarmado y despierto para amar, aventurar, y dejarse encontrar.

La Resurrección brota de la muerte y del sepulcro de la herida y de la llaga, brota de la desolación, el miedo y el fra-caso, de la pérdida de sí, de la pobreza y la vulnerabilidad, en la enfermedad y

el dolor, la Resurrección es el regalo que se nos da en el nacer cons-

tante a la vida que brota del manantial sorpresivo de Dios herido, muerto y resucitado.

No son días de muchas palabras, más son días de

silencio y de silencios que acompañan, de gestos que confortan, de oración que se autentifica en entrega de la vida, de acogidas sin juicios y

prejuicios, que sosten-gan desde den-tro y no suenen a suficientes,

sino que se dejen tam-

bién ellas mismas sostener y bendecir en la escucha y ternura de alguien que sufre, que se siente pobre, que está solo, que no entiende, que llora en todos los que estos días nos piden consuelo y presencia, y se convierten para nosotros en sacramento del Dios que corre por sus venas, y que sufre en ellos, en nosotros.

Estos días, de entre los cientos de men-sajes, quiero rescatar solo algunas pala-bras de ayer, de hermanos y hermanas, o de laicos amigos que confortan y sanan:

“Querido Miguel: contemplemos hoy cómo por debajo de nuestros sufrimientos surgen unos caudalosos corrientes de callado amor que infiernos, cielos riegan y las gentes, aunque es de noche, y unas misteriosas manos que nos agarran fuertemente y nos levantan; algo que no éramos capaces de ver mientras llorába-mos”. (Un fraile)

“Pienso en vosotros (los religiosos) y me sale una mirada de ternura. Miguel hoy más que nunca necesitamos la cercanía de Dios a través de nuestros gestos y miradas... La ternura de Dios nos libra del dolor...nos acompaña en el sufrimiento y nos sostiene hoy más que nunca”. (Una médico atendiendo pacientes de CV).

Miguel Márquez Calle ocdSaludos a todos

Carta delProvinCial

«aleluya, aleluya»

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Una Palabra Sobre...

¡Ha resucitado!alegraos

Miguel Márquez Calle ocd

Creer en la resurrección de Jesús, es vivir siempre en alegría. Así

tendríamos que vivir los cristianos. Reír, sonreír, gozarnos en todo y por todo, esa tendría que ser nuestra tarea diaria.

“Mejor es escribir de risas que de lágri-mas, porque eso es propio del hombre” (Rabelais). Esto tendría que ser cierto, sin embargo, a pesar de que sonreír no es complicado, nos cuesta decidirnos a practicar la risa, a vivir en una alegría continua.

Sonreír es fácil, pues hasta los bebés a los pocos meses de nacidos saben hacerlo. Sin embargo, nos cuesta dibu-jar la sonrisa en nuestros labios cuando no estamos bien, cuando nos visita el bajón, cuando del alma se apodera la tristeza, el fracaso, la melancolía o,

sencillamente, cuando la persona que tenemos en frente no nos cae bien.

La alegría, como casi todo en nuestra vida, es una elección. Elegimos el estar alegres y lo hacemos en cada momento de nuestra vida. La persona alegre se ríe de todo y por todo; su sonrisa es pro-funda y brota de la fe, de la esperanza y del amor. Es la fe en la presencia del Señor la que nos llena de gozo y nos empuja a vivir en alegría permanente; es la confianza que tenemos en el Señor la que nos llena de paz y fortaleza.

La verdadera alegría no se impone, debe nacer y crecer en lo más profundo de nosotros mismos; de lo contrario, será risa exterior, carcajada vacía, pero la alegría se quedará fuera. Para andar por la vida para creer, amar y espe-

EusEbio GómEz ocd

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rar, para ser sal, luz, fermento, para anunciar la Buena Noticia, es necesario poseer fuertes dosis de alegría y buen humor.

La alegría es amiga del bien, la tris-teza es contraria al Espíritu Santo. Hermas invitaba a arrancar la tristeza, porque esta es hermana de la duda y de la ira. La tristeza es el peor de todos los espíritus. Un Padre de la Iglesia decía: “Solo existe un medio para curarnos de la tristeza: dejar de amarla”.

Hay dos cosas que Cristo reprochó especialmente a sus apóstoles: el temor y la tristeza. “Jesús es la alegría, ¡No se necesita buscar más en otra parte!”, decía el papa Francisco. San Pablo exhortaba a los tesalonicenses y a los filipenses a alegrarse siempre en el Señor. Jesús vino a traer alegría a todos y para siempre; su presencia es causa de nuestra verdadera alegría. Si pone-mos los ojos en Él, tendremos una gran alegría y seremos capaces de sonreír “a mediodía y a media noche”.

La sonrisa es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma. Es claro el libro de los Proverbios cuando afirma: “el que en su corazón tiene la alegría vive una continua fiesta”.

Quizá debamos, pues, desear y repe-tir con Neruda: “Quítame el pan, si quie-res, quítame el aire, pero no me quites tu sonrisa porque moriría”.

Es cierto que cuando acaba de caerse el alma a pedazos, cuando se derrum-ban los proyectos más hermosos, cuan-do se rompe el hogar, cuando las cosas van cuesta arriba, entonces es muy difícil levantarse, comenzar de nuevo con alegría, como si no hubiese pasado nada. Pero, también es cierto, que gra-cias a la alegría podemos sobrellevar más fácilmente las cargas de cada día.

Los cristianos tenemos mil razo-nes para alegrarnos, una de las prin-cipales es que Cristo ha resucitado. Alegrémonos, pues, Él ha resucitado y Dios nos puede resucitar si es que cree-mos y nos dejamos resucitar.

«La alegría es amiga del bien, la tristeza es contraria al Espíritu

Santo»

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Queridos amigos de nuestra Revista El Carmelo. Desde la cuarentena

que vivimos en Dédougou, os mando unas letras para saludaros y animaros en el confinamiento que vivís en Espa-ña.

El Burkina Faso, país de los hombres íntegros, acogió a los Carmelitas Des-calzos de la antigua provincia de “Santa Teresa de Jesús” Aragón-Valencia con alegría en el año 1992. En 2018, cele-bramos el 25 º aniversario de nuestra fundación con la presencia del P Miguel Márquez, Provincial de la nueva provin-cia ibérica y de los Padres Espirindio y Sergio, unos de los fundadores de esta misión en estas tierras de África occi-

dental. Hasta ahora, el Carmelo está en-raizándose en este país.

El Burkina Faso estaba famoso por su estabilidad y por su hospitalidad sencilla a pesar de su pobreza económica. Los 30 y 31 de octubre de 2014, el país co-noció una insurrección popular que des-tronó a Blaise Compaoré que llevaba 27 años como presidente. Se hizo une transición muy pacífica de un año y se organizó elecciones democráticas que condujeron a Roch Marc Christian Ka-boré al poder.

Desde 2016, el país de los hombres ín-tegros conoce varios ataques terroristas en la capital como en distintas regiones.

FlorEnt traoré ocd

Los Carmelitasentre terroristas y Covid-19

Burk

ina

Faso Onda Misionera

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Varias iglesias católicas y protestantes incluso mezquitas han sido atacadas. En 2019: el 15 de febrero el misionero salesiano español ha sido asesinado en la frontera con el Togo, el 17 de marzo el párroco de Djibo Joël Yougbaré ha sido secuestrado, el domingo 12 de mayo Siméon Yampa ha sido matado con 5 feligreses mientras celebraba misa… Centenas de militares y civiles han per-dido y siguen perdiendo la vida en es-tos ataques terroristas. Gracias a Dios, la ciudad de Dédougou donde viven los Carmelitas ha escapado a esta letanía de matanzas. En todo el país, se reza mucho por la paz pero parece que hay grandes intereses mineros detrás de es-tas organizaciones terroristas.

El dia 9 de marzo pasado, el Burkina Faso registraba su primer caso de enfer-mo de Covid-19.

Hoy dos de marzo ya estamos a 282 casos confirmados con 46 curados y 16 fallecidos. Todas las ciudades con casos de Covid-19 como nuestra ciudad están en cuarentana y todo el país conoce un toque de queda a partir de la 7 de la no-che. Ya no se celebra misa con el pueblo y se está observando medidas sanitarias para parar esta pandemia. Como en el

caso del terrorismo los obispos nos ani-man a usar el arma de la oración. Aquí está la oración compuesta con este fin:

“Padre todo poderoso y misericordio-so, que muestra tu amor para toda tu creación, te pedimos que sea bajo con-trol el coronavirus que devasta a nuestro mundo.

Escucha las oraciones que te ofrece-mos por las personas afectadas por el virus en distintas partes del mundo. Con-cede la curación a los enfermos, la vida eterna a los difuntos y el consuelo a sus familias.

Te pedimos que un tratamiento eficaz para hacer frente a esta pandemia pue-da ser conseguido rápidamente. Te re-zamos por todos los gobiernos y las au-toridades sanitarias competentes para que tomen las medidas apropiadas para el bien de las personas.Vigila sobre no-sotros en tu misericordia y perdónanos nuestras faltas. Te lo pedimos por Jesús Cristo Nuestro Señor. Amén”.

Seguimos muy unidos en la oración por los enfermos de esta pandemia, los muertos y todos los comprometidos en la lucha para la vida.

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Cantando los salmos en el oficio de Vísperas, se envuelve un senti-

miento de alegría profunda y de acción de gracias. He pasado tres años en este convento y estudiantado de San José de Abiyán (Costa de Marfil) y han sido, en consecuencia, miles de acciones de gracias y de bendiciones, junto con los hermanos, compartiendo juntos estos momentos de alegría, pena, oración y, sobre todo, experiencia.

Esta aventura y novedad comenzó para mi en septiembre de 2017, cuando

tras hacer mi primera profesión en De-dugú (Burkina Faso), debí unirme a esta comunidad de Abiyán como joven profe-so. Se trataba de un tiempo nuevo para profundizar en el camino de la formación iniciado mediante la formación teológica, la vida fraterna y espiritual más la inicia-ción a la vida pastoral, tercer gran pilar de nuestro carisma.

Respecto a los estudios teológicos, durante estos tres años me he concen-trado sobre el problema del ser del hom-bre en su relación con Dios. He asistido

“Pues vale más un día en tus atrios que mil en mi estancia;

o pisar el umbral de la casa de Dios que morar en la tienda del malvado” (Sal 84,11).

Fr. luc Kossi sEnouEstudiantE ocd

Mi Caminoy mi experiencia

Luc el tercero por la izquierda

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a los cursos del Instituto de lo jesuitas que me han iluminado para profundizar este tema que me motiva en tanto que es una ocasión para mejorar el conoci-miento y la comprensión de Dios y tener una más íntima intimidad con Él.

En este sentido, los trabajos de inves-tigación, los deberes, las discusiones y hasta los exámenes han sido para mi el barómetro donde he podido comprobar cómo profundizaba mi conocimiento de Dios.

Y me queda como un resto que se me revela tras estos años: hay una luz que

me sirve de escalera en mi relación con Dios a través de los estudios, la palabra más profunda, Amor.

La profundidad y complejidad del Amor está en que no se queda en una idea teórica o elucubración teológica sino que incide de lleno en la vivencia comunita-ria, tiene el máximo interés para la vida fraterna.

Tres años de vida en fraternidad, han sido toda una escuela de vida a través de los momentos de alegría, tristeza, in-comprensiones y testimonios decididos de amor.

«La profundidad y complejidad del Amor está en que no se queda en una idea teórica o elucubración teológica sino que incide de lleno en la vivencia comunitaria»

La comunidad de Costa de Marfil durante la visita del padre Miguel Márquez, provincial

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La mejor lección que he aprendido de la vida fraterna en comunidad es que somos y vivimos la belleza del amor lo mismo en las penas que en las alegrías siempre que lo vivamos juntos y en se-rio, entre nuestros muros, aquello que el mundo no llega a vivir ni entender con todos sus recursos y extensión y gran extensión.

Al mismo tiempo que esta vivencia tie-ne que ser un testimonio para el mundo hay que aceptar el desafío de no acep-tar las relaciones ficticias que ofrecen las redes sociales.

Respecto a mi experiencia de vida espiritual, sin duda es el lugar donde se concretan todos esos conocimientos teológicos, las vivencias comunitarias y hasta la iniciación progresiva en la pas-toral pues la vida de oración no puede subsistir desconectada de lo que se vive, se entiende y se aprende.

La oración en este sentido es como el corazón materno que acoge tanto los momentos de exaltación como los de suspirar cada día. Mi historia de amis-tad con Cristo se imprime con la tinta de todos los momentos de vida y es preci-

«La mejor lección que he aprendido de la vida fraterna en comunidad es que somos y vivimos la belleza del amor lo mismo en las

penas que en las alegrías siempre que lo vivamos juntos y en serio»

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samente en este intercambio en soledad con Él donde me siento amado, en esos momentos de oración de la tarde y de la mañana en los que se vislumbra lo que debo afrontar y lo vivido durante la jor-nada.

Respecto a mi iniciación en la pasto-ral, he experimentado un poco lo que los discípulos de Jesús, que me animan los sábados y domingos, al volver de la catequesis o de la celebración con los niños o de un servicio de atención a cualquiera que lo necesite. Como los discípulos (cfr. Lc 10,17) vuelvo a casa

lleno de alegría pues estos servicios me han permitido poner en práctica mis recientemente adquiridas aptitudes car-melitanas y teológicas.

Resumiendo bastante, estos son los elementos que han formado al carmelita que soy hoy día, después de tres años en este convento estudiantado de Abi-yán. Acabo con una frase que se ha con-vertido en una especie de eslogan en mi espíritu: “ir de perfección en perfección”, y que el Señor, Fuente de toda perfec-ción, me ayude a perseverar, a seguir adelante.

«La oración en este sentido es como el corazón materno que acoge tanto los momentos de exal-

tación como los de suspirar cada día»

Los padres Emile y Miguel con las niñas de la “Casa Hogar”

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Hola a todos/as, me presento, mi nombre es Alejandro y soy un chico

de 25 años natural de Granada.

Hace ya 5 años que el Señor apare-ció en mi vida, convirtiéndome, y desde entonces todo ha sido un continuo bus-car a Dios y un tratar de conocerlo más profundamente. Digo tratar porque al fi-nal es Dios quien se revela a nosotros cuando y como Él quiere. Durante todo este tiempo, Dios me ha ido llevando de la mano y enseñándome cada vez más y más cómo es Él, es decir, me ha ido mostrando su Amor.

Conocí el Carmelo en el verano de 2018, a través de la lectura del libro “No-che Oscura” de San Juan de la Cruz. En ese momento yo no conocía siquiera lo que eran las ordenes religiosas, pero me quede impresionado por el profundo co-nocimiento que mostraba nuestro santo sobre el ser humano, sobre el camino espiritual y sobre Dios.

En aquel entonces, sentía que Dios me estaba llamando a una profundiza-ción de mi vida cristiana, a no quedarme en la superficie y en la apariencia como había hecho hasta entonces; el libro del

alEjandro PuErtasPostulantE ocd

Nuestros Jóvenes

Tan divinoy tan humano

“Mi Inmaculado Corazón triunfará” Virgen de Fátima a los pastorcillos.

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santo fue como un gran resplandor que alumbró mi camino. A raíz de ese en-cuentro, seguí leyendo libros y artículos espirituales sobre las obras de nuestros santos, sin saber yo siquiera qué era el Carmelo. Más tarde, cuando finalmente dije un sí al Señor y trataba de seguirle a donde Él quisiera llevarme, encontré que todos esos escritos que tanto me habían ayudado pertenecían a la Orden del Carmelo Descalzo y supe entonces que este era el lugar al que Dios me lla-maba.

Si me preguntasen porqué precisamen-te el Carmelo Descalzo de entre tantas ordenes, diría que es precisamente por ser tan humano y, a su vez, por ser tan divino; un lugar de encuentro con Dios, pero con los pies en la tierra, en el barro de nuestra naturaleza.

No puedo despedirme sin hacer una mención especial a nuestra querida Vir-gen María, a quien le doy las gracias y le

debo el estar aquí. Ella me ha acompa-ñado siempre y especialmente en este camino de discernimiento y es causa de que esté aquí y pueda formar parte de esta familia suya.

No puedo evitar aprovechar la ocasión para invitar a todos a acogerse a María en todas las necesidades, pues como decía San Luis María de Monfort: “María es el camino más seguro, el más corto y el más perfecto para llegar a Jesús”. Si he escogido al principio la frase de Fátima, es porque mi viaje allí fue deci-sivo para mi vocación y porque en estos tiempos de tribulación que vivimos, su promesa de triunfo es sin duda un lugar donde podemos encontrar respiro y es-peranza; refugiémonos en su Inmacula-do Corazón.

Deseo todo lo mejor a quien este le-yendo esto y espero que algún día po-damos conocernos. La paz de Dios que es la única verdadera sea con vosotros.

Alejandro el primero por la izquierda

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... todos se han de amar, querer y ayu-dar”, eso es lo que nos dice nuestra san-ta madre Teresa de Jesús en Camino de Perfección (C4,7).

Con esta cita he querido comenzar esta crónica de un encuentro, de una fraternidad compartida que tuvo lugar en nuestro convento del Desierto de las Palmas entre los días 27 de febrero y 1 de marzo, iniciando así esta Cuaresma tan marcada por el cruel coronavirus. En los últimos días ando quitando minutos al reloj para extraviarme de vez en cuan-do con el último libro del padre Fernan-

do Donaire, ‘Extravíos’, del que reco-nozco que desde las primeras líneas me enganchó al derribar algunos mitos que podemos tener de la vida religiosa para mostrar un perfil más real, más humano, de los religiosos.

Un equilibrio entre la amistad, el cono-cimiento y la convivencia, impregnado todo por la práctica de la oración, nos da como resultado una comunidad. Aquí cada uno es como es, igual que en cual-quier familia, con nuestras virtudes y nuestras carencias, y esa realidad que-da siempre patente en el propio día a día

josé carlos dE la VirGEn dEl carmEnnoVicio ocd

“Aquí todoshan de ser amigos...

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16 y también cuando tenemos encuentros como del que hablamos en este artículo. Es algo tan sencillo y tan difícil como vi-vir, y hacerlo en obsequio de Jesucristo, a imitación de María.

Antes de la hora de la comida del jue-ves 27 ya habían llegado nuestros her-manos de Madrid y los de Granada, que lo hicieron por este orden. De la capital llegaron nuestros estudiantes Miguel, Nacho, Abel y Valentín, acompañados por su maestro, el padre Amando. De tierras andaluzas vinieron los postulan-tes Miguel Mateu, Alejandro y Javier jun-to con el padre José Luis. En el Desier-to de las Palmas les esperábamos con alegría toda la comunidad, participando más activamente en las actividades pro-gramadas los dos novicios, José Jeymis

y un servidor, no pudiéndose incorporar al grupo nuestro maestro, el padre Car-melo, al estar convaleciente de una in-tervención quirúrgica afortunadamente ya superada.

Tras la recreación y el descanso de-dicamos la tarde a conocernos, una actividad fundamental en todos aque-llos ámbitos de la vida en donde exista una relación humana, realidad tan obvia como olvidada en no pocas ocasiones. Nuestras inquietudes vocacionales, mo-delos de santidad, caminos que nos han traído al Carmelo de Teresa, dificulta-des atravesadas, personas que el Señor ha ido poniendo en este tránsito para ayudarnos... muchos fueron los aspec-tos tratados en una conversación enri-quecedora, fraterna, en la que pudimos

José Carlos el primero por la derecha acompañado de su connovicio Jose Jeymis

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17comprobar que Dios nos habla de mu-chas maneras para invitarnos a seguir-le. Tras una tarde intensa compartiendo experiencias celebramos la Eucaristía conjuntamente con el rezo de Vísperas para terminar la primera jornada del en-cuentro con la cena y recreación.

El viernes 28 venía con dos propues-tas interesantísimas: retiro por la ma-ñana y visita a las madres Carmelitas Descalzas de Puzol por la tarde. Tras la celebración de la Misa, Laudes y desa-yuno dio comienzo la charla del retiro, dirigido por la hermana Cecilia Andrés, carmelita misionera de la comunidad del Desierto de las Palmas. Enfocó su reflexión compartida en el evangelio del primer domingo de esta Cuaresma, en donde se nos presenta a Jesús tentado

por el diablo. Compromiso en el segui-miento del Señor, dejarnos contemplar por Él o afianzar nuestra fe con su amis-tad, fueron algunas de las cuestiones tratadas inicialmente. La humanidad de Cristo la descubrimos en la lucha con-tra el mal, en la que nos encontramos nosotros y que tenemos que tomar su ejemplo para vencerlo como Él hizo. De caer en las tentaciones, por pequeñas que nos parezcan, nacen los desvíos de la vocación, la victoria del mal.

Estamos llamados a vencer las ten-taciones de hacer del cuerpo un templo del placer y no del Espíritu Santo, de buscar el efímero éxito personal que nos esclaviza en lugar de la libertad del triunfo del Reino y de tentar al Señor con una fe milagrera sin reparar que Jesús

El padre Miguel acompañado de los novicios José Carlos y José Jeymis

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triunfa en la cruz. De ahí nace la liber-tad, núcleo de la vida de Jesús y de sus seguidores.

Siempre me ha llamado la atención que al querer sentirnos libres abramos los brazos ante un cielo abierto, el mar o un monte o ribera que nos rompan ataduras, como Cristo también abrió los brazos en la cruz, como cuando in-vitamos o nos invitan a un abrazo... en definitiva, cada día estoy más convenci-do de que la libertad bien entendida, la sumisa a la voluntad de Dios como nos dijo la hermana Cecilia, abre los brazos al Amor y al desprecio del mal.

Durante unos de los viajes el padre Amando, proveedor oficial de buena mú-sica, nos puso la canción ‘Libre’, de Nino Bravo.

Cuando se conoce la intrahistoria que se le atribuye a la letra llega a impresio-nar, porque Peter Fechter optó por la li-bertad frente al lamentable muro de Ber-lín, del que pensó que no podría detener sus ansias de volar, y eso le llevó al vue-

lo alto hacia el Padre, a encontrar tam-bién su cruz al abrir sus brazos libres.

Tiroteado desde el lado oriental (su-pongo que irónicamente llamado demo-crático) y abandonado a su suerte por el occidental, pasó a ser la primera víctima mortal de aquel sinsentido, después vi-nieron muchas más. Fechter tuvo una hora de agonía y abandono, para des-pués terminar su proceso hacia la plena libertad.

San Juan de la Cruz, del que nos habló la hermana Cecilia en la última parte de su charla, es un ejemplo para desasirnos de aquellos ídolos que nos roban la liber-tad, de la necesidad de procesos de libe-ración en nuestras vidas, de las noches activas y pasivas que nos conducen a la liberación en el Amor. “¡No os disper-séis!” nos repitió Cecilia, invitándonos a aprovechar la mañana en la reflexión de nuestras ataduras, tentaciones y dificul-tades que entorpecen nuestro camino para sentirnos libres, como el sol cuando amanece y dirigimos nuestras laudes al

Foto de Familia en la comunidad de Puzol

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«Cada día estoy más convencido de que la libertad bien entendida, la sumisa a la

voluntad de Dios, abre los brazos al Amor y al desprecio del mal.».

Señor. Antes de la comida hubo tiempo para compartir los provechosos resulta-dos de este tiempo de oración y medi-tación.

Por la tarde acudimos a Puzol para disfrutar de un entrañable encuentro con nuestras Madres.

Presentaciones, experiencias voca-cionales compartidas, multitud de anéc-dotas vividas, también algo de la historia de aquel convento y, cómo no, mucho sentido del humor y una generosa me-rienda hicieron que pasaran aquellas horas volando, concluyendo la visita con el rezo compartido de Vísperas.

El arte o, como le gustaba decir a Gar-cía Lorca, el duende, apareció con el baile de nuestro hermano Nacho y tam-bién con la elegancia de la cítara que de forma prodigiosa acarició nuestra her-mana Gema Juan, priora del convento, para embriagarnos con su sonido.

Tras una fraternal despedida pusimos rumbo de vuelta al Desierto de las Pal-

mas para concluir la jornada con la cena y recreación.

El día siguiente, sábado, lo comenza-mos como de costumbre con la Misa, Laudes y desayuno, poniendo a conti-nuación rumbo hacia Peñíscola, locali-dad conocida por el Papa Luna, Bene-dicto XIII. Esta jornada se pensó para el esparcimiento, y eso es lo que hicimos a orillas del Mediterráneo, libres como el mar para pasear, charlar, tomar algún aperitivo y así relajarnos para estar de nuevo en el Desierto a mediodía. Por la tarde se dejó tiempo libre para que cada uno lo empleara en lo que viera más oportuno.

Algunos aprovechamos la ocasión para dar un paseo por el campo y cono-cer algunas de las ermitas del entorno del convento. Después fuimos recibidos con la hospitalidad que las caracteriza por la comunidad de la casa de oración de las Carmelitas Misioneras del Desier-to, en donde también compartimos con-versación, merienda y fraternidad, que

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al fin y al cabo es de lo que se trata para alegrar el corazón y agradar a nuestro Padre. Como en el día anterior, termi-namos rezando con ellas las Vísperas y concluimos la jornada con la rutina ha-bitual de nuestras casas, ya en nuestro convento.

Dice el Papa Francisco que “donde hay religiosos hay alegría” cuando aprende-mos a reconocer el rostro de Cristo en todas las circunstancias. En este contex-to el Santo Padre nos recuerda las pala-bras de Benedicto XVI con las que indica que “la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción (…) cuando los jóve-nes que nos conocen se sienten atraí-dos por nosotros (…) transparentando la alegría y la belleza de vivir el Evangelio”. Y gracias a la destreza audiovisual de nuestro hermano Abel de Jesús quedó para compartir con todo el mundo un ví-deo fruto de este encuentro que preten-

de recoger nuestra vivencia, la alegría de la que habla Francisco de sentir vivo a Cristo en nosotros y poder expresar-lo con la entrega al Carmelo Descalzo. En la web vocacional www.serdescalzo.com o en el canal de fray Abel en YouTu-be puedes encontrarlo.

El domingo hubo tiempo para progra-mar pocas actividades, pero sí pudimos celebrar juntos la principal: la Santa Misa dominical con Laudes.

A continuación llegó el desayuno, des-pedidas y la vuelta cada uno a su lugar de origen y los del Desierto a nuestros quehaceres, la rutina que no es monóto-na cuando se hace desde la libertad que da Cristo, al que tenemos el privilegio de poder buscar desde estos palomarcicos de Teresa como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar... tan alto tan alto como para darle algún día a la caza alcance.

«Dice el Papa Francisco que “donde hay religiosos hay alegría” cuando aprendemos a reconocer el rostro de Cristo en todas las circunstancias»

“Toma falsa” de la foto de familia

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Con estas palabras del salmo 115 comenzaba mi acción de gracias el

pasado 25 de enero al concluir la cele-bración de la Profesión Solemne. Y lo hacía haciendo un repaso y un recuer-do de todo lo que ha sido mi proceso vocacional desde que sentí la primera llamada del Señor a seguirle, dejándolo todo, hasta el día de la Profesión Solem-ne dentro de nuestra familia del Carmelo Descalzo.

Cada momento de la celebración, cada gesto, lo viví intensamente, la lla-mada, el escrutinio, la postración mien-tras se entonaban las letanías de los santos, momento en el que experimen-

té una gran paz, sintiendo realmente la intercesión de todos los santos en ese momento tan importante de mi vida. La formula de profesión leída pausadamen-te y emocionado, la rúbrica de la misma y el abrazo del provincial y el de todos los hermanos allí presentes, vinieron a confirmar que “El qué hizo en mi esta obra buena, la llevaba a buen termino”.

Fue una celebración muy emocionan-te y emotiva, preparada con esmero y en la que jugaron un papel importante los estudiantes, que realizaron la labor de acólitos dirigidos por el hermano Mi-guel y el coro Gregoriano de La Santa, que con su música y cantos redondea-

luis carlos muñoznEo-ProFEso solEmnE ocd

“Acciónde gracias”

“Como pagaré al Señor todo el bienque me ha hecho”

(Sal 115)

Nuestro hermano Luis con su familia

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Ávila

ron la celebración. Una celebración que sorprendió a muchos de los presentes, que nunca habían vivido una Profesión Solemne.

En las primeras filas de los bancos de la iglesia, se encontraba mi familia, mi madre y mis hermanos con sus mujeres e hijos.

Ellos ha sido testigos privilegiados de tantas cosas que ha ido haciendo el Se-ñor en mi vida. Yo les agradecía el que siempre hubiesen estado apoyándome en todas mis decisiones y no haber he-cho demasiadas preguntas, respetando escrupulosamente mis decisiones y ayu-dándome en todo lo que estaba de su mano.

Muchos fueron los frailes que se acer-caron a la profesión y otros que ante la imposibilidad de hacerse presentes me manifestaron su cercanía por medio de otros hermanos o medios de comunica-ción. Varios sacerdotes diocesanos y amigos también se hicieron presentes.

Actualmente me encuentro destinado en la comunidad de Úbeda, lugar desde el cual partió san Juan de la Cruz, “para ir a cantar maitines al cielo”.

Como pagaré al Señor…comenzaba diciendo al principio de estas líneas, lo único que tengo es mi vida, y esa se la entrego al Señor, en debilidad, para siempre, siempre, siempre, que decía santa Teresa.

Ahora con la mirada puesta en la si-guiente fecha: el 28 de marzo, donde conmemoramos el nacimiento de la Santa, y día en que seré ordenado diá-cono por la imposición de manos de D. José María Gil Tamayo, obispo de Ávila.

Es otro paso en la entrega de mi vida al Señor, al servicio de la Iglesia y de los hombres.Consciente de mi debili-dad, me encomiendo a vuestras oracio-nes. Al mismo tiempo, aprovecho desde esta atalaya para desearos a todos una buena cuaresma y una feliz Pascua de Resurrección.

De izquierda a derecha nuestros hermanos carmelitas:Vidas, Antonio Ángel, Miguel, Luis Carlos, David, Amando y Lucio.

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Queridos hermanos y hermanas en el Carmelo: lo que estamos expe-

rimentando más o menos en todo el mundo desde hace algunas semanas se puede definir sin duda como una prueba.

En el Nuevo Testamento hay una palabra, thlîpsis, generalmente traduci-da como “tribulación”, que quizás nos ayuda a poner nombre a lo que estamos experimentando. Me refiero no solo a un nombre científico (como la pandemia de COVID-19) o un nombre que expre-

sa nuestra reacción inmediata (como emergencia, guerra, calamidad), sino un nombre que nos retorna a la historia de la salvación, a la verdad de un Dios que ha hablado a los hombres, que se ha hecho hombre y que sigue caminando con los hijos de los hombres.

El riesgo, efectivamente, es afrontar este momento, tan serio e importante, ya sea prescindiendo por completo de la fe o, por el contrario, recurriendo a una religiosidad que tiene poco que ver con el Dios revelado en Jesucristo.

P. saVErio cannistràGEnEral ocd

De TribulaciónUn Deseo en Tiempos

Rom

a

Espiritualidad

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El Papa Francisco nos ha advertido: “¡No desperdicien estos días difíciles!” Es normal que cada uno de nosotros, como cada ciudadano responsable, siga escrupulosamente las normas para evi-tar la propagación del contagio, acepte generosamente los pequeños sacrificios que esto conlleva y haga lo que esté a su alcance para ayudar a los demás y crear a su alrededor un clima de paz y humanidad.

Es igualmente normal que, como cre-yentes, recurramos a Dios orando por los enfermos, por quienes los ayudan, por los muchos fallecidos, por los cien-tíficos dedicados a la búsqueda de una vacuna, por todos aquellos que están en condiciones de pobreza debido a la crisis económica. Sin embargo, hay un nivel más profundo, que tiene que ver con una lectura creyente de la historia, con la presencia de Dios en medio de las tribulaciones y las pruebas de la humanidad. Es un nivel en el que qui-zás preferimos no entrar y permanecer en silencio. El silencio es oro cuando es el espacio para la reflexión, para una búsqueda interior, para escuchar

en profundidad. Sin embargo, no lo es cuando es consecuencia de una inercia del espíritu y un bloqueo del pensamien-to, cuando nos limitamos a ingerir dosis masivas de información, sin asimilarlas, evaluarlas y procesarlas. Información que no nos forma, sino que nos invade y nos agobia.

Por lo tanto, es justo preguntarnos: ¿tenemos una palabra que provenga del silencio de la meditación y que nos ayude para este tiempo? ¿Una palabra creyente y orante que nos pueda guiar, que sea “lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino”? Confieso que ante preguntas de este tipo la res-puesta espontánea sería simplemente: no, al menos por ahora no la tenemos, y el reconocimiento de esta pobreza ya sería más verdadero y valioso que muchos discursos fáciles y a veces engañosos. Sin embargo, no podemos permanecer tranquilos y ociosos cuando nos falta esta luz y es nuestro deber caminar y acompañar a otras personas en el camino. Si nos preocupamos solo por la emergencia sanitaria y la conse-cuente crisis económica, “¿qué estamos

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Rom

a

haciendo de extraordinario? ¿No hacen esto también los paganos?” (Mt 5,47). A nosotros se nos pide algo más: “buscar gimiendo”, como dijo Pascal, implorar, llamar a la puerta sin cansarnos hasta que un rayo de luz, un destello de cielo se abra para nosotros y nos permita andar en verdad.

Con este espíritu, retorno a la palabra del Nuevo Testamento: thlîpsis, tribula-ción. Para empezar, una tribulación no es algo bueno, no es una gracia. Sus sinónimos son: angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro (Rom 8,35). Hay una fuerza de muerte que actúa en todas las formas de tribulación y esta fuerza nos pone a prueba, nos empuja a la tentación situándose entre nosotros y Cristo, entre nuestra humanidad débil y herida y la fuerza de su vida resucita-da. La sombra de muerte que el poder de la tribulación proyecta sobre cada uno de nosotros es tal que oscurece la visión de aquel que está más allá. Nos mantendríamos separados de la luz y la vida si en esa misma sombra, en esa misma muerte no hubiera un rastro,

una presencia de la vida. La tribulación, de hecho, es siempre para el cristiano el lugar por el que Cristo pasó, o más bien por el que Cristo sigue pasando y nos conduce hacia la luz de la Pascua. Cuando decimos que hemos sido sal-vados, que creemos en la salvación, creemos concretamente esto: que el mal, la muerte, ya están definitivamente derrotados.

Pero también decimos otra cosa, más difícil de aceptar y, sobre todo, de vivir y testificar, a saber, que el encuentro con la vida resucitada supone siempre atravesar el mal y la muerte. La tribula-ción sigue siendo lo que es: experiencia de dolor y angustia, de desconcierto y aflicción, pero a la fuerza que empuja hacia abajo, que aplasta y oprime, se contrapone una fuerza que empuja hacia adelante y hacia arriba, atra-yendo y levantando. Toda la fuerza negativa, humillante y aniquiladora de la tribulación consiste en la tentación de separarnos de Cristo. Y ciertamente cederíamos a esta tentación si la tribu-lación no fuera tribulación del cuerpo de

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Cristo. Si no fuera herida de su cuerpo crucificado y resucitado, no nos salva-ríamos ni podríamos salir victoriosos de la lucha; incluso si mañana, como por arte de magia, la pandemia se detuvie-ra, incluso si todo volviera a comenzar mágicamente como si nada hubiera pasado, no estaríamos salvados.

En la thlîpsis hay un movimiento hacia adelante, como si en un cierto momento la historia diera un salto, una acelera-ción hacia el futuro. Creo que uno de los elementos de consuelo en la tribu-lación (cfr. 2 Cor 1,4) es precisamente este: ser capaces de percibir la abrevia-ción del tiempo, el acercarse del Reino. ¿Podemos escuchar, en el silencio de este tiempo de emergencia, ese “silbo del pastor” casi imperceptible y que, sin embargo, tiene la fuerza de llevarnos de regreso a él y a nosotros mismos en él (cfr. Las Moradas, 4M 3,2)?

En este momento estamos confina-dos en casa, no tenemos libertad de movimiento. Es particularmente difícil no poder celebrar la Eucaristía con los fieles, escuchar confesiones, impartir la unción de los enfermos, celebrar el funeral de los muchos fallecidos, acom-pañar a las familias. Si en las epide-

mias del pasado, religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos estuvieron a la vanguardia, junto a los que sufrían, hoy esto no es posible. Estamos llamados a dar un paso atrás y dejar espacio a médicos, enfermeros y voluntarios, que son los verdaderos héroes de esta pan-demia del Tercer Milenio.

Ellos reciben aplausos, gratitud y admiración de la gente, como corres-ponde. ¿Debería esto preocuparnos? ¿La Iglesia pierde visibilidad y quizás incluso credibilidad? Hay quienes lo piensan y hablan de decadencia y de subordinación de la Iglesia a las auto-ridades civiles. Entiendo la amargu-ra, entiendo la incomodidad, pero ¿por qué olvidamos constantemente que los caminos del Señor no son nuestros caminos y que sus pensamientos no son nuestros pensamientos? “Sin duda es una gracia muy grande recibir los sacra-mentos; pero cuando el buen Dios no lo permite, también está bien, todo es gra-cia” (Teresa del Niño Jesús, Cuaderno amarillo, 5.6.4). ¿Por qué seguimos pensando que la Iglesia debe imponerse en el mundo con la fuerza y la sabidu-ría del mundo? Si hoy se nos concede la oportunidad de vivir un tiempo de kénosis, un tiempo de escondimiento

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y de pérdida, ¿por qué rechazarlo? He recordado las palabras proféticas que el teólogo Joseph Ratzinger dijo hace cin-cuenta años en la radio sobre el futuro de la Iglesia:

“De la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construi-dos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. […] Pero en estos cambios que se pueden suponer, la Iglesia encontrará de nuevo y con toda la determinación lo que es esencial para ella, lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios trinitario, en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la ayuda del Espíritu que dura-rá hasta el fin. La Iglesia reconocerá de nuevo en la fe y en la oración su verda-dero centro y experimentará nuevamen-te los sacramentos como celebración y no como un problema de estructura litúr-gica. Será una Iglesia interiorizada, que no suspira por un mandato político y no flirtea con la izquierda ni con la derecha. Le resultará muy difícil. En efecto, el proceso de la cristalización y la clarifica-ción le costará también muchas fuerzas

preciosas. La hará pobre, la convertirá en una Iglesia de los pequeños. El pro-ceso resultará aún más difícil porque habrá que eliminar tanto la estrechez de miras sectaria como la voluntariedad envalentonada”.

Ratzinger dijo que esta transformación necesitará tiempo, y yo añadiría: serán necesarias tribulaciones para ampliar nuestros puntos de vista y doblegar nuestra obstinación. Quizás forma parte también de este proceso la tribulación que hoy nos asedia y nos encierra, y frente a la cual nos sentimos totalmente impotentes.

Las restricciones a la libertad de movi-miento son el aspecto que más nos impacta porque nos obliga a cambiar radicalmente nuestras costumbres. Sin embargo, pensándolo bien, no es tanto el espacio lo que nos falta, especial-mente a nosotros, frailes y monjas, que generalmente vivimos en grandes edificios, tal vez incluso con un gran jardín. Lo que nos falta es el tiempo. Ahora nos damos cuenta precisamente porque tenemos demasiado. El tiempo que tenemos nos hace descubrir que no sabemos cómo vivir del tiempo y en el tiempo, que hemos perdido y, por lo

Si hoy se nos concede la opor-

tunidad de vivir un tiempo de kéno-

sis, un tiempo de escondimiento y de

pérdida, ¿por qué rechazarlo?

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tanto, debemos encontrar nuevamente, la dimensión del tiempo. Hoy abundan los runners, joggers, hikers, trekkers…, significativamente todos ellos términos de un idioma global, una koiné, que pro-bablemente ni siquiera los anglófonos reconocen como su lengua materna. En cambio, escasean los viatores, los cami-nantes y los peregrinos en el tiempo. Los ojos del peregrino no están fijos en el camino, sino en la meta; el peregrino no se interesa por los kilómetros recorri-dos, sino por los que faltan para llegar al lugar hacia el cual todo su ser está orientado. Porque es por eso que está en camino, porque se siente atraído por algo que no está aquí, sino más allá, algo que no ve, pero que anhela.

La limitación de los desplazamientos no impide en absoluto este movimiento hacia el futuro, al contrario, podría pro-moverlo y estimularlo. Hoy nos damos cuenta de que para nosotros no mover-nos significa estar sentados en el pre-sente como en una caja vacía y frágil,

que para no ceder debe estar llena de cosas, de objetos concretos, sólidos y apropiables. Hemos olvidado el sentido de la espera, no resistimos el vacío y la tensión del deseo del que surge la espera. De hecho, esperar es propio de quienes aman, y no saber esperar significa, básicamente, no saber amar. Esperar llena no de objetos, sino del sujeto amado nuestro espacio vacío de él. Por esta razón, la espera es también el momento de recordar, de repasar la trama del tiempo para reconocer las huellas, los signos y las parábolas de quien ya vino y vendrá, o más bien ya está viniendo “para asegurarme su teso-ro, mi tesoro”. Sin memoria y sin espera, ¿qué quedaría de nosotros, pequeños humanos?

En espera del Resucitado, ¡feliz Pascua a todos!

Roma, 5 de abril de 2020 Saverio Cannistrà, OCD

Prepósito General

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Aquí van esos consejos escritos por la hermana María Teresa de la comu-

nidad de nuestra hermanas Carmelitas de Cádiz. Unas recomendaciones sobre las que reflexionar y tener muy en cuen-ta en estos días:

1. Actitud de libertadSegún esta premisa destacan que lo

fundamental es la actitud con que vivas, la interpretación que haces tú mismo de la situación, la consciencia de que no es una derrota. Paradójicamente, ésta pue-de ser una oportunidad de descubrir la más genuina y grande libertad: la liber-tad interior que nadie puede quitarte, la

que procede de tí mismo. Es verdad que las autoridades nos «obligan» a estar en casa. Tu libertad consiste en adherirte voluntariamente, sabiendo que es por un bien superior. Libre es el que tiene la capacidad de asumir la situación porque quiere hacer lo correcto. No estás ence-rrado en casa, has optado por permane-cer ahí «libremente».

2. Paz donde se ensanche el almaMira dentro de ti mismo, el más amplio

espacio para expandirte y ser feliz está en tu corazón, no necesitas espacios ex-ternos sino andar con holgura en tu pro-pio mundo. Dale cabida a la creatividad,

Diez Consejospara vivir estos días

Hna. maría tErEsa ocd

Cád

iz

de una carmelita descalza

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escucha tus propias inspiraciones y en-cuentra la belleza de la que eres capaz. Tal vez aún no has descubierto que en la paz del alma brota vida… la vida es creación de más vida, comunicación de gozo y amor. Cuando te acostumbres a vivir en ti, ya no querrás salir.

3. No te descuides, la paz hay que trabajarla

Ejercita virtudes que requieren de con-centración y autoconocimiento, esas que normalmente descuidamos por estar ocupados en mil quehaceres externos. De cómo afrontas tus propias emocio-nes y pensamientos, de la gestión de tus sentidos y pasiones depende que vivas en el cielo o en el infierno. Obsérvate y domínate, porque si te dejas llevar del miedo, la tristeza o la apatía, difícilmente cortarás el hilo ya que no hay muchas

evasiones. Disciplina sobre tu corazón: cuando algún pensamiento no te haga bien, deséchalo. Procura inclinarte hacia todo aquello que vayas notando que te da paz y alegría… la armonía hay que currársela.

4. AmaEl tema de fuego para estos días será

la convivencia. Ante la crisis por la pande-mia estamos más susceptibles e incluso irritables. Tendrás que ser muy paciente y usar mucho el sentido común. Somos diversos, cada quien tiene una sensibi-lidad diferente por miles de circunstan-cias. Acepta y respeta las opiniones y sentimientos de los demás. Es muy nor-mal, cuando estamos en nuestra casa, la tendencia a querer controlar todo… Pro-cura no hacerlo, sería causa de muchos enfrentamientos y frustraciones. Quítale

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importancia a las diferencias, potencia las cosas que unifican. El único terreno que realmente te pertenece eres tú mis-mo: tus pensamientos, palabras y emo-ciones; no controles, contrólate. Desde el amor sacarás comprensión y empatía, ganas de dar y agradecimiento al recibir. Respeta, acoge la fragilidad, desdrama-tiza, vive y deja vivir.

5. No mates el tiempoNada podrá crearte una sensación tan

grande de vaciedad y hastío, como pa-sar el tiempo inútilmente. Es un enemi-go gravísimo que podrá robarte la paz y hasta meterte en la depresión. Haz un plan para estos días e intenta vivirlo con disciplina. Descanso y ocupación no son antagónicos, aprovecha para descansar haciendo actividades que te relajen o que estimulen un buen ánimo. Tómate

tu tiempo en las cosas sencillas: que la cebolla quede pochadita, los garbanzos tiernos, el potaje a fuego lento ¡Tenemos tiempo!… Aunque un guiso te tome 2 ho-ras, disfruta haciéndolo, pero empéñate en que las cosas que haces, por senci-llas que sean, tengan valor y una finali-dad, nada de perder tiempo sin sentido, «matar el tiempo» es matar la vida.

6. Ensancha tus propias fronterasCuántas veces nos hemos quejado de

todo lo que dejamos por hacer debido a la falta de tiempo. ¡Venga, ahora lo tene-mos!… Ese libro que te regalaron hace tres navidades y no has leído, ese otro que aún no has devuelto porque te lo de-jaste por la mitad. Si te gusta la música, busca nuevos artistas, descubre nuevos géneros. ¿Te apetece un viaje?… Pien-sa en algún país exótico y aprende sobre

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Sala

man

ca

su cultura, legua, tradiciones… tenemos internet para eso. Si eres persona de fe y oración, tal vez no sabes que rezar porque ya agotaste todo lo que sabías ¿Por qué no pruebas con la liturgia de las horas?

Descárgala en tu móvil; busca en los escritos de algún santo, seguro encuen-tras muchas cosas que te llenaran el alma de nuevas luces. No te conformes con lo que ya conoces y sabes… ahora que hay oportunidad, ábrete a noveda-des que te aporten sabiduría y te llenen de alegría.

7. Para los más sensiblesNo todos dominamos igual las emocio-

nes. Habrá personas a quienes, por su psicología, les costará mucho más este confinamiento. Las emociones no solo

provienen de nuestro interior, también lo que vemos, escuchamos, tocamos, etc, nos influye. Por ello, hay que ser selec-tivos con lo que recibimos desde fuera para evitar entrar en círculos viciosos que nos atrapen en la desesperación o nos hagan perder el control. Evitad en la medida de lo posible: conversaciones de tipo pesimista, discusiones, malas ca-ras, exceso de información, películas de terror o intriga, desorden dentro de casa.

Como no hay muchas evasiones que nos hagan cambiar de chip, todo lo que entre en nuestro cerebro permanecerá ahí por más tiempo de lo habitual por eso hay que tener cuidado de no obse-sionarnos o no dejar anidar una emotivi-dad negativa en nuestro interior.

El exceso de pantallas también es malo, porque sobre estimula el cerebro y nos pone más nerviosos. Hay que

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dormir bien, pero en demasía pude pro-vocar sensación de fracaso o derrota. Un remedio buenísimo para canalizar la energía y relajarnos es bailar. Poned buena música y reírse un rato largo bai-lando. Nada como reírse para reiniciar nuestro sistema interior.

8. No estás aisladoEs importante comprender que no tie-

nes por qué sentirte solo, pues no lo es-tás. El amor y cariño de tu gente sigue ahí, aunque el contacto físico se haya distanciado. Esta es una oportunidad para vivir la comunicación a otro nivel más profundo, más íntimo. Habla con los que tienes en casa con tranquilidad, sin prisas, escúchales hasta que termi-nen, deja que el diálogo haga crecer la confianza y las confidencias constru-yan complicidad. Dí lo que nunca tienes

tiempo de decir, cuenta lo que siempre has querido contar, habla de todo y nada pero con cariño, que es lo que llega al alma y hace nido. Responde aquella postal navideña que no agradeciste, la carta que te emocionó y a la que esta-bas aplazando respuesta, ese e-mail de una vieja amistad. Busca palabras con belleza, intenta darle expresión a tus sentimientos más nobles… Habla desde el corazón y crea lazos mucho más pro-fundos con tu gente. Descubrirás que la distancia no es ausencia.

9. Jornada de reflexiónPor no agobiarse, también es conve-

niente buscar momentos de silencio y soledad. En la organización del tiempo para éstos días, también meted espa-cios de oxigenación individual. ¡Cuántas personas alguna vez he escuchado de-

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cir: Cómo me gustaría retirarme algunos días a un monasterio! Pues la ocasión está aquí, en casa. Ordinariamente nos cansamos del aceleramiento que tene-mos encima, como si fuéramos desbo-cados por la rutina diaria sin tiempo para asimilar lo que vivimos.

Esperamos cambios sustanciales en la sociedad «ésto no puede seguir así», también se escucha mucho. Pues tene-mos esta oportunidad para meternos en un capullo como el gusanito que se con-vierte en mariposa.

Reflexionad, pensad, meditad… ¿Qué puedo cambiar en mi para ser mejor des-pués de estos días?… La separación de las cosas que ordinariamente nos trae-mos entre manos, ayudará para ver si realmente estamos poniendo el acento en las que importan, de que otras cosas podemos pasar, cuales son irremplaza-bles, etc.

Un buen discernimiento para mejorar hará que estos días hayan sido de mu-cho provecho. Hombres y mujeres nue-vos después de esta crisis.

10. OraSólo la oración (que es el vínculo de

amistad con Dios) puede sustentar la vida en todas las situaciones, especial-mente en las adversas. Oración, que como diría Sta. Teresa, «aunque la digo a la postre, es la principal». Orar es abrirse a ese «Otro» que puede soste-nerme cuando yo necesito ayuda; pero también cuando yo estoy bien, orar es sostener a otros que lo necesitan.

Es la experiencia más universal del Amor. Ora, habla con Dios, se pasarán las horas sin que te des cuenta: hábla-le de todo, no se cansa de escucharte, desahógate con Él cuando lo necesites y ¿Por qué no?… deja que también Él se desahogue contigo, es tu Padre, tu Hermano, tu Amigo. Ejercita tu fe y tu confianza. Si te dejaste la relación con Dios en el trajecito de marinero de tu pri-mera comunión o en ese bonito vestido blanco, vuelve a intentarlo, ahora hay tiempo y serenidad para conversar con él. Tal vez no crees porque no has pro-bado ¿Y si lo intentas?…

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PastoralJuvenildesde nuestras casas

alEjandro soriano ocd

La Pastoral Juvenil de la Provincia no para, sigue adelante. Interesante ini-

ciativa de los jóvenes para esta Semana Santa.

Como algunos de vosotros sabéis, se lleva celebrando desde hace unos años una Pascua Joven en el Desier-to de las Palmas (para mayores de 16 años) y otra en Burriana (para menores de 16 años). Parece que el Corona virus es como una apisonadora, una realidad que se autoimpone. Sin embargo desde Valencia, un seglar llamado Abelardo, ha dedidido hacer ese “poco” que esté de su parte para que los jóvenes no se

queden abandonados, y puedan vivir La Pascua del Señor, aunque sea desde la clausura de sus casas.

A través de nuestro canal de YouTube @CarmeloJoven, Ableardo, con la co-laboración de los jóvenes, está colgan-do vídeos en los que medita sobre las lecturas evangélicas de estos domingos de Cuaresma y también está ofreciendo vídeos sobre las obras mayores de San Juan de la Cruz. Os queremos invitar a que compartáis lo que se está haciendo, porque sirve muy bien para estos días de confinamiento, para jóvenes y no tan jóvenes.

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36Orar en tiempo de confinamiento

Ante los acontecimientos que estamos viviendo en estos momentos, la pande-mia y la crisis sanitaria, la comunidad de Carmelitas Descalzos de Madrid (Triana), el Estudiantado, hemos queri-do ofrecer una pequeña aportación para seguir acompañando y alentando a la gente.

Durante la Semana Santa difundimos reflexiones (por whatssap) y oraciones (por youtube) que fueron bien recibidas por la gente en sus casas.

Por eso decidimos seguir ofreciendo las meditaciones en Tiempo Pascual que hemos llamado Reflexiones para el Confinamiento.

Las reflexiones tratan sobre todo de comentar el Evangelio y textos de los Santos del Carmelo en clave orante y desde una lectura actual de los momen-tos difíciles que vivimos.

Queremos ofrecerlas para toda la Pro-vincia en forma de vídeos por youtube (en el canal de Carmelitas Descalzos).

Cada día las tendréis disponibles en el Rincón de Oración de esta página web www.ocdiberica.com. Desde hoy mismo ya se pueden ver.

Gracias a todos los que han colabora-do con el proyecto y seguimos orando por todo y por todos. Unidos en la ora-ción.

¡¡Un abrazo muy fuerte para todos!!

reflexionesdesde el Carmelo

Fuen

te d

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anto

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adaj

oz)

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373737

Hace unos días, por propia iniciativa, le enseñaron a la alcaldesa de la lo-

calidad, Carmen Pagador, una muestra de una mascarilla que ellas mismas ha-bían fabricado, pensando en las necesi-dades de los demás.

Y resulta, que cómo cuentan en un ví-deo grabado por ellas mismas, “nos ha pedido de aquí, del pueblo, la alcaldesa, nos ha pedido como un favor para hacer estas mascarillas, porque habíamos he-cho una prueba y les gustó mucho”.

Efectivamente, y como cuenta el ban-do municipal, “gracias a todas las per-sonas que se ofrecen para colaborar, a las Hnas. Carmelitas Descalzas y a Luís Fernández por la elaboración de mas-

carillas”. Según las propias hermanas “estamos trabajando, intentando colabo-rar con algo para paliar esta pandemia”, cuenta una de ellas, mientras otras cinco o seis se afanan por confeccionar dece-nas de mascarillas en un taller improvi-sado.

Sonrientes y desenvueltas cuentan que están destinadas “para la residencia de ancianos y el centro ocupacional de los discapacitados”.

Una labor extraordinaria donde una vez más se pone de manifiesto la solida-ridad y el compromiso de los monaste-rios de vida contemplativa siempre aten-tos a las necesidades de los hombres de nuestro tiempo.

Mascarillasy oraCión

carmElitas dEscalzas

Fuen

te d

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anto

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Carmelo Vivo

Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Confiamos en ti, Salud de los enfermos, que junto a la cruz te asociaste al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que nos diga Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y se ha cargado con nuestros dolores para llevarnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las oracio-nes que te dirigimos en nuestras nece-sidades, antes bien, líbranos de todo peligro.

¡Oh Virgen gloriosa y bendita! ¡Amén!

Oracióndel Papa Francisco

Beca Completa: 6.011,00 € Beca Parcial: 2.104,00 €

Beca Anual: 601,00 €

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Nuestra oración va dirigida a nuestros hermanos carmelitas recientemente fallecidos los padres: Josep Castellà, Juan Jesús Sánchez, Daniel Guerra y Malaquias Rojo.

P. Josep P. Juan Jesús

P. Daniel

P. Malaquias

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Carmelo Vivo

Carmelitas Descalzos (Misiones)ES40 0075 5708 4407 0033 7998Banco PopularAv. Del Cid Campeador, 609005 - Burgos

Ayuda a nuestrosjóvenes estudiantesa completar sus estudios

Beca Completa: 6.011,00 € Beca Parcial: 2.104,00 €

Beca Anual: 601,00 €

Colaboracon la Misión

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La m

irada

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