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6EL CARIBE CONTEMPORANEO

La poltica de Reagan: peligro para el Caribe. Suzy Castor. Anlisis de las elecciones en Repblica Dominicana.

Pablo A. Marez.La resistencia cultural y la fuerza de trabajo en el Caribe.

Sidney W. Mintz.El golpe de Estado en Surinam.

R. S. Gowricharn.Las tendencias anexionistas en Puerto Rico. Ilya Villar Martnez y Haroldo Dilla Alfonso. Jacques Roumain y la realidad haitiana Gerard Pierre-Charles. La migracin en la Cuenca Caribea.R o b e r t P a s to r.

F ACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES,UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, CELA

DIRECTORIO Director Lic. Ral Cardiel Reyes Coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos Dr. Cayetano Llobet Directora de la Revista Dra. Suzy Castor Redaccin Mtro. Pablo A. Marez Coordinador de Extensin Universitaria Lic. Leopoldo Borrs S. Jefe del Departamento de Publicaciones Mtro. Gustavo Flores Rizo

A Sergio Vega Dedicamos este nmero a la memoria de SERGIO VEGA, joven y talentoso investiga dor de quien recibiramos una valiosa colaboracin para El Caribe Trimestral y El Caribe Contemporneo. Su trgica muerte en un accidente automovilstico, el pasa do mes de enero, priva al CELA y a la comunidad cientfica mexicana de uno de sus ms prometedores intelectuales.

EL CARIBE CONTEMPORANEO es una publicacin cuatrimestral del Centro de Estudios Latinoamericanos.

Cada trabajo expresa la opinin de su autor.Precio del nmero $ 70.00 M.N. $ 2.25 U.S.A. Suscripcin anual $ 210.00 M.N. $ 6.75 U.S.A. Se acepta canje. Enviar cheque o giro postal a nombre de: Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM. Toda correspondencia debe dirigirse a: Area del Caribe Centro de Estudios Latinoamericanos Facultad de Ciencias Polticas y Sociales UNAM, Ciudad Universitaria, Delegacin Coyoacn Mxico, D.F., C.P. 04510 Tel.550-52-15 ext. 2587 EL CARIBE CONTEMPORANEO is published three times yearly by Centro de Estudios Latinoamericanos. Each article represents the personal opinion of its author. Price of issue: $ 2.25 US dollar or 70 Mexican pesos Annual subscription rate: $ 6.75 US dollars or 210 Mexican pesos. Interchanges with other periodical publications are accepted Please send check or money order to: Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM All other correspondence should be directed to: Area del Caribe Centro de Estudios Latinoamericanos Facultad de Ciencias Polticas y Sociales UNAM, Ciudad Universitaria, Delegacin Coyoacn Mxico, D.F., C.P. 04510 Tel. 550-52-15 ext. 2587 y 2588Deseo suscribirme a: E L C A R IB E CONTEMPORANEOI would like to suscribe to: enclosed is a cheque or m oney order

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICOFACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SO CIALES

CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAM ERICANOS, C ELA

EL CARIBE CONTEMPORANEO Revista Cuatrimestral Directora: Suzy Castor Redactor: Pablo A. Marez Facultad de Ciencias Polticas y Sociales Centro de Estudios Latinoamericanos, UNAMNumero 6 PRESENTACION I. ANALISIS DE COYUNTURA - La poltica de Reagan: peligro para el Caribe. Suzy Castor - Repblica Dominicana: anlisis de las elecciones presidenciales de mayo de 1982. Pablo A. Marez II. SECCION DE ARTICULOS - La resistencia cultural y la fuerza de trabajo en la regin del Caribe. Sidney W. Mintz - El golpe de Estado de Surinam R. S. Gowricham - Nuevos acontecimientos en Surinam. Armando Lampe - Las tendencias anexionistas en el proceso poltico puertorriqueo Ilya Villar Martnez Haroldo Dilla AlfonsoIII. PERFIL

INDICE

junio de 1982

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- Jacques Roumain y el conocimiento cientfico de la realidad haitiana. Gerard Pierre-Charles 95

IV. DOCUMENTO - La migracin en la cuenca caribea. Robert A. Pastor V. SECCION INFORMATIVA Colaboradores: Margarita Haugaard y Clara Isabel Martnez Valenzuela VI. SECCION BIBLIOGRAFICA 1. Reseas a) Esclavitud y lucha social en Surinam Armando Lampe b) Organizaciones Polticas en Puerto Rico. Ins M. Quiles Melndez c) Presencia venezolana en eI Caribe. Pablo A. Marez d) Papel de las clases sociales en la Revolucin cubana. Julio Csar Rodrguez 2. Algunas publicaciones recientes sobre el Caribe. 3. Breves reseas de artculos de revistas sobre el Caribe. 4. Comentarios de tesis 5. Registro bibliogrfico 6. Publicaciones recibidas VII. EVENTOS ACADEMICOS - Coloquio sobre Migraciones y Relaciones Internacionales en el Caribe. Lilia Ruiz Villarreal

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Se aceptan canjes e intercambios de promocin con publicaciones similares. Se acepta la reproduc cin parcial o total de los trabajos publicados solicitando que se indique su procedencia y se haga llegar copia a la revista. Las colaboraciones para su posible publicacin deben dirigirse a la directora de la revista. Colaboraron en este nmero: Margarita Haugaard y Clara Isabel Martnez Valenzuela Mecanografiado por: Ma. Araceli Velasco Zamora. Promotional exchange with other periodical publications are accepted The partial or total reproduction of the articles published by the magazine is permitted; we do ask that the Caribe Contemporneos name be mentioned as the original place of publication and that a copy of the reproduction be sent to the magazine. All persons who wish to submit articles for possible publication should send copies of their papers to the director of the magazine. Margarita Haugaard and Gara Isabel Martnez Valenzuela collaborated in the preparation of this issue. Mara Araceli Velasco Zamora was responsable for all secretarial work.

PRESENTACION Al llegar al nmero 6 de la revista El Caribe Contemporneo sentimos la necesidad de hacer una breve presentacin de la misma, con el propsito de destacar los objetivos y contenidos de cada una de las secciones que han venido a conformar la revista, algunas de las cuales surgieron con el primer nmero y, otras, aparecieron en los posteriores. La seccin Anlisis de Coyuntura, que aparece por primera vez en este nmero como una seccin y que en realidad estaba integrada dentro de la seccin de Artculos, en los nmeros anteriores se propone recoger las problemticas ms importantes que a nivel de la regin, o de alguna de sus entidades, se producen, para ser analizadas en artculos, preferentemente cortos. En esta ocasin se incluyen dos trabajos, uno de Suzy Castor, donde se enfocan los lineamientos principales de la poltica desarrollada por Reagan en la zona del Caribe; el otro artculo, de Pablo A. Marez, analiza el desarrollo de las elecciones presidenciales de mayo de 1982 en Repblica Dominicana. La seccin de Artculos, como ha sido su propsito desde el primer nmero, pretende ofrecer estudios diversos, regionales o locales, tratando de no restringirse a los pases ms conocidos -en lengua espaola- o estudiados de la regin, sino tambin ir incorporando a otros -com o los del Caribe anglfono, francfono u holands-, menos conocidos, por lo menos en Amrica Latina. Muchos de estos artculos -com o se puede comprobar en los diferentes nmeros de la revista son traducciones de sus lenguas originales, lo cual no es ms que un sencillo reflejo de la diversidad idiomtica de la regin. En este nmero presentamos un agudo artculo de Sidney W. Mintz, en donde el autor proporciona algunos elementos para analizar la forma en que han logrado subsistir ciertas tradiciones culturales en las sociedades caribeas. Un artculo de R S. Gowricharn analiza el golpe de Estado en Surinam, a partir de la crisis de acumulacin perifrica y sus implicaciones a nivel de la lucha de clases. Como la situacin de este pas ha sido tan cambiante polticamente en los ltimos meses, producindose incluso otro golpe de Estado, hemos credo conveniente incluir, a manera de anexo o apndice, una colaboracin de Armando Lampe, donde se analizan, muy brevemente, los ltimos acontecimientos de Surinam. El artculo de los investiga dores cubanos Ilya Villar Martnez y Haroldo Dilla Alfonso intenta esclarecer el papel que la ideologa anexionista ha jugado y juega an en el proceso histrico-poltico puertorriqueo. La seccin Perfiles, iniciada en el nmero 3-4, tiene como objetivo proyectar o rescatar a los ms importantes pensadores, polticos e intelectuales en general (marxistas, anticolonialistas, nacionalistas o populistas), que han tenido incidencia en toda la regin, o por lo menos en sus respectivos pases. Con anterioridad hemos incluido perfiles de Arthur Lewis, destacado e influyente intelectual del Caribe, que obtuvo el Premio Nobel de Economa en 1979, y de Gregorio Urbano Gilbert, combatiente7

antiimperialista dominicano que luch junto a Sandino y Farabundo Mart en Nicaragua en 1928-29, despus de haber luchado contra la intervencin norteamericana en su pas en 1916-24. Ahora publicamos un artculo de Grard Pierre-Charles donde traza un perfil de Jacques Roumain a partir del anlisis de Analyse Schemtique 1932-34 , primer estudio que intenta una aproximacin marxista de la realidad social haitiana. La seccin Documentos, surgida en el nmero 3-4, se propone difundir importantes documentos de carcter econmico o poltico -oficiales o no, originados en la misma regin o fuera de ella, que aborden aspectos de palpitante actualidad. En el nmero 3-4, se ha recogido un documento con los Lineamientos econmicos y sociales para el quinquenio 1981-1985 en Cuba; en el nmero 5 se publicaron dos documentos, uno, la Declaracin de Granada de la CARICOM , y otro sobre la Asistencia norteamericana a Hait y el problema de la migracin haitiana ilegal. En esta ocasin, en el nmero 6, se ha traducido un importante estudio de Robert A. Pastor, sobre la migracin de la Cuenca del Caribe, fundamentalmente hacia Estados Unidos, donde el autor, despus de realizar un minucioso anlisis sobre las posibles causas y consecuencias de la emigracin en la regin, traza pautas para ser tomadas por el gobierno norteamericano. Estas pautas contribuiran a darle ciertas soluciones al problema, claro est que desde la ptica de los intereses norteamericanos. Este estudio, aunque no es oficial como es el publicado en el nmero 5, lo consideramos de gran importancia en la medida en que nos permite conocer la forma de estudio y posibles medidas a aplicar en la regin por los intereses norteamericanos. La Seccin Informativa -que en cierta medida le dio origen a la revista, pues ya se vena realizando, como punto central, en El Caribe Trimestral, publicacin que precede a El Caribe Contemporneo, es considerada como la ms laboriosa y de mayor valor en la revista, en la medida en que perm ite seguir, da a da, la trayectoria de los acontecimientos polticos, econmicos y sociales ms relevantes de la regin, en cada uno de los cuatrimestres que abarcan los nmeros editados. Dividimos la informacin en noticias regionales y por pases o entidades, tratando de sistematizarla por proble mticas o temas, dentro de cada una de las entidades. Decimos que es la seccin ms laboriosa en la medida en que nos obliga a recoger toda la informacin periodstica que se produce en, o sobre la regin, diferentes rganos de prensa, editados en varios idiomas, que luego tenemos que traducir, seleccionar, procesar y sintetizar. Esta seccin se encuentra a cargo de Margarita Haugaard y Clara Isabel Martnez Valenzuela. La Seccin Bibliogrfica, que surgi con el primer nmero de la revista, ha ido creciendo y enriquecindose en los nmeros sucesivos. Adems de las reseas de libros y del registro bibliogrfico, la seccin ha incorporado dos nuevas partes, una de breves reseas de artculos sobre el Caribe, publicados en diversas revistas, y otra de comenta rios de tesis, donde se pretende dar cuenta de las ms importantes tesis de grado presentadas en universidades europeas, norteamericanas, canadienses y mexicanas. Con estas dos ltimas partes consideramos que la seccin cumple su objetivo: el de difundir las investigaciones o estudios diversos que en la regin o sobre ella se producen y que suelen ser muy difciles de conocer por las trabas comunicativas existentes en el rea. En este nmero incluimos una relacin de tesis de grado sobre Hait, presentadas en universidades de Norteamrica, Canad y Francia. Adems, incluimos una seccin de Eventos Acadmicos, donde tratamos de dar cuenta de algunos seminarios, congresos y otras actividades diversas que en la regin o sobre ella se realizan en diferentes pases. Para darle mayor proyeccin a la revista, cada artculo va acompaado de un breve resumen, traducido a partir de este nmero a tres lenguas -ingls, francs y holands

con lo que se pretende por lo menos cubrir los idiomas oficiales de la regin. En cuanto a la difusin de la revista, podemos sealar que su acogida ha ido incrementndose considerablemente, a tal punto que se comenz con un tiraje de mil ejemplares y en el nmero 3-4 pasamos a 1 500 y hoy da se editan dos mil, habiendo tenido la necesidad de hacer una reedicin de mil nuevos ejemplares del nmero 1 y 500 del 3-4 por haberse agotado rpidamente. Hasta el momento, la revista se distribuye en libreras e instituciones de varios pases de Europa, Norteamrica, Canad y Latinoamrica, fundamentalmente en la regin del Caribe. A partir del presente nmero en la pgina del Indice, aparecer la fecha de edicin de la revista (en este caso junio de 1982), reservndose la fecha del cuatrimestre que antes apareca en ese lugar a la Seccin Informativa (en este caso mayo-agosto de 1981) pues en rigor las noticias proporcionadas son las que corresponden a dicho periodo, no as los dems trabajos, que suelen desbordar el referido cuatrimestre, como se puede comprobar en este mismo ejemplar. En ltimo lugar, debemos hacer constar que a partir del presente nmero, la revista cuenta, para su edicin, con la colaboracin financiera del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa, CONACYT.

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I. ANALISIS DE COYUNTURA

LA POLITICA DE REAGA N , PELIGRO PARA EL CARIBE

Suzy Castor.La coherente y agresiva ideologa neoconservadora tiene como corolario la lgica de la fuerza y la obsesin por la seguridad nacional. Tales elementos constituyen los cimien tos de la poltica cada vez ms autoritaria, conservadora y antidemocrtica de la administracin de Ronald Reagan. En el plano interno sta pretende restablecer el mito del capitalismo liberando las fuerzas del mercado y reduciendo la intervencin estatal, con la consecuente disminucin de los programas sociales. La poltica exterior de la nueva administracin adquiere contornos aun ms defini dos con la intensificacin de las tendencias intervencionistas y belicistas de la diploma cia estadounidense. Enfoca a cada uno de los acontecimientos internacionales, en cualquier parte, desde la limitada perspectiva de la confrontacin Oeste-Este y conside rando a las luchas populares como resultado de la injerencia de la Unin Sovitica y de sus aliados. Esta interpretacin tan simplista del mundo, insensible ante los profundos cambios de la historia contempornea, se refleja en la carrera armamentista ilimitada, que lleva a la fabricacin de bombas de neutrones, el planteamiento de la posibilidad de una guerra nuclear limitada, la exaltacin del intervencionismo y el derecho de Estados Unidos de defender su seguridad nacional en cualquier parte del orbe. Si bien esta postura alarma a importantes sectores liberales dentro de Estados Unidos, no satisface a la llamada nueva derecha (representada por senadores como Jesse Helms, Jeremiah Denton, John East; tericos como Richard A. Viguerie, Howard Phillip, sectores religiosos como el movimiento evanglico, la Cruzada Internacional por Cristo, etc. . ., destacndose por su agresividad el reverendo Jerry Falwell), corriente que impulsa al gobierno de Ronald Reagan a traducir su retrica agresiva en hechos concretos. Algunas zonas adquieren un significado particular en la estrategia norteamericana debido a su situacin explosiva: Israel, el Ocano Indico y la regin centroamericana y caribea, considerada, esta ltima, por los estrategas del Pentgono, como el " Crculo de la Crisis . La poltica norteamericana de defensa de esta regin constituye actual mente la base de la poltica hemisfrica de Estados Unidos. En su discurso ante la OEA, el 24 de febrero de 1982, Ronald Reagan manifest que esta zona vive una situacin de emergencia , debido a que un nuevo tipo de colonialismo brutal y totalitario que acecha al mundo de hoy y amenaza a nuestra independencia, acicalado por sus ambiciones colonialistas, ha establecido bases dentro de nuestro continente .El Caribe Contem porneo No. 6, junio de 1982, Mxico.

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La poltica estadounidense en el rea tiene como objetivos fundamentales: establecer la hegemona indiscutible de Estados Unidos: aislar y estrangular a la revolucin cubana, considerada como la fuente*' de los problemas de la regin; desestabilizar a los gobiernos de Nicaragua y de Granada; aplastar al movimiento popular de El Salvador, smbolo de la resistencia del Tercer Mundo; ahogar a la guerrilla de Guatema la; y reforzar y reacomodar las alianzas de la zona para garantizar la seguridad nacional y los intereses de las poderosas empresas estadounidenses. Consideraremos a la poltica de Reagan hacia el rea del Caribe bajo tres aspectos: militar, diplomtico v econmi co. A. Intimidacin y reforzamiento militar Segn los estrategas del Pentgono y del Departamento de Estado, la seguridad nacional y la defensa del espacio estratgico norteamericano constituyen los ejes de la poltica estadounidense en la Cuenca del Caribe, considerada como zona vital. El comandante de las fuerzas navales estadounidenses en el Atlntico, el Almirante Harry D. Train, declar el 23 de febrero de 1981, que tendra que desplazar a buques de otras zonas vitales si la armada de Estados Unidos no incrementara su presencia en el Caribe para compensar la actividad sovitica y cubana en esa regin. Se afirma que Cuba ha adquirido armas modernas tales como los Migs 23 y que la Unin Sovitica le ha suministrado ms de 60,000 toneladas de material blico en 1981. Adems, se le acusa de fomentar la revolucin de Amrica Central, proporcionando armas y entrena miento militar a los guerrilleros y promoviendo la unidad entre los diversos grupos de izquierda. En la coyuntura actual Nicaragua constituye para Cuba un intermediario que arma a los com batientes de El Salvador. Si no actuamos rpida y decisivamente en defensa de la libertad, nuevas Cubas surgirn de las ruinas de los conflictos de hoy , seal Ronald Reagan en febrero ltimo. La administracin Reagan ha reforzado el dispositivo militar norteamericano en la zona del Caribe y Centroamrica, no slo a travs de sus bases tradicionales (principal mente Puerto Rico y Panam) sino tambin gracias a nuevos mecanismos de control militar. Para ilustrar esta nueva estrategia militar, podemos sealar que, el comando militar coordinador de las actividades de inteligencia y de comunicacin traslad su centro de operaciones de la base naval de Roosevelt Roads en Puerto Rico a la base de Cayo Hueso de Florida, mientras tanto el comando de defensa del Caribe extendi su esfera de operaciones hasta el Golfo de Mxico y Amrica Central. Con el fin de facilitar la movilidad de las Fuerzas de Intervencin Rpida (FIR/ RDF), las cuales constituyen un importante instrumento de intervencin directa en las zonas no cubiertas por la OTAN, Estados Unidos ha firmado acuerdos con diversos pases (Kenia, Somalia, Omn), que permiten el establecimiento de bases militares en la zona del Ocano Indico. Respecto a la cuenca caribea tambin desea instalar nuevas bases para el FIR. Han salido a la luz los tratos con el gobierno de Hait para el establecimiento de una base militar en el Mole St. Nicolas, al noroeste de este pas. El nuevo gobierno de Antigua firm un convenio con Estados Unidos, autorizando la creacin de dos bases militares en este territorio (por una renta anual de dos millones de dlares). Asimismo siguen las plticas con Colombia en relacin a la isla de San Carlos, y con Honduras respecto a la base de Ampula en el Golfo de Fonseca, a pesar de los desmentidos de sus respectivos gobiernos. Recientemente el vice almirante James Lyons, comandante de la segunda flota del Atlntico, anunci que se est considerando la posibilidad de crear una fuerza naval14

permanente en el Caribe, y que el gobierno estadounidense est financiando la forma cin de una guardacosta regional en el Caribe Oriental- Bajo el pretexto de controlar el flujo de emigrantes haitianos ilegales hacia Norteamrica, el gobierno de Jean-Claude Duvalier autoriz el patrullaje de las costas haitianas por naves estadounidenses en el estratgico Paso de los Vientos. Se han firmado diversos convenios de acceso para la modificacin de algunos aeropuertos en el rea, para que stos puedan ser utilizados por las fuerzas militares norteamericanas. Por ello, el Pentgono anunci recientemente que se destinara ms de 21 millones de dlares para financiar dichas obras. En diversas ocasiones, los oficiales estadounidenses han subrayado la necesidad de asegurar y ayudar a los aliados del rea a armarse. La asistencia militar a las naciones caribeas se han incrementado de manera notable, ya que sin incluir a Puerto Rico, stas para 1982 reciben el 36.3 por ciento de toda la ayuda militar destinada a Amrica Latina. Los pases del Caribe Oriental resultaron particularmente beneficiados: en 1981 no tenan ningn programa de financiamiento militar, para el ao presupuestal 1982 recibieron 25 millones 500 dlares US para la compra de armas y equipos militares. Por vez primera, las Islas Bahamas recibieron la cantidad de mil millones de dlares a tal fin, mientras que la Repblica Dominicana logr un aumento del 133 por ciento en este rengln. A su vez se intensifican el entrenamiento de las fuerzas armadas y el asesoramiento militar. El Departamento de Defensa estadounidense ha manifestado un creciente inters por entrenar a las fuerzas militares de Surinam y al incipiente ejrcito de Belice, e incluso se firm un convenio en tal sentido con este pas inmediatamente despus de su independencia. En relacin a 1981, el programa de asesoramiento y entrenamiento militar aument en las siguientes proporciones: Bahamas50 por ciento, Barbados 19.4 par ciento, Repblica D om inicana42.85 por ciento, Guyana60 por ciento; Santa Luca3.66 por ciento, Hait186.2 por ciento y Jamaica200 por ciento. El gobierno de Reagan ha introducido innovaciones en las modalidades de adiestramiento militar al enviar a Estados Unidos a batallones enteros de salvadoreos para programas de formacin acelerada. El patrocinio de la alianza militar entre Guatemala, El Salvador, y Honduras, (el Tringulo del Norte), muestra la determinacin de Washington por utilizar a sus aliados para sus proyectos de estrategia militar. En este sentido, la celebracin de la XIV Conferencia de los Ejrcitos Americanos (estando ausentes Nicaragua, Granada y Guyana; Mxico y Costa Rica siendo observadores) tuvo como objetivo disear una estrategia de disuasin contra la subversin cubano-sovitica y reforzar la cooperacin militar con los pases amigos del rea. En fin, habra que sealar el papel privilegiado concedido a la Cuenca del Caribe en la poltica de guerra fra escogindola como escenario de mltiples ejercicios militares, los cuales han adquirido nuevas caractersticas. Durante los primeros 15 meses de la administracin Reagan se han desarrollado las siguientes maniobras navales o militares en el espacio estratgico Caribe-Centroamrica: 1) La Readex I-81 al este de Puerto Rico iniciada el 24 de febrero, con la participacin de 41 barcos de guerra y la presencia de observadores de pases de Amrica Latina. 2) El Black Hawk IV en febrero del Comando Sur del Ejrcito de Estados Unidos. 3) La Solid Shield 81 en mayo. 4) La Ocean Ventura 81, del 11 al 20 de agosto, con la participacin de 120 mil hombres, 24 buques de guerra y ms de mil aviones, la cual simul una invasin aeronaval sobre la isla de Vieques en Puerto Rico, en una regin parecida por15

sus caractersticas geogrficas y militares a la isla de Granada, as como un desembarco de tropas y una evacuacin de personal en Guantnamo, Cuba; seis pases del TIAR participaron en estas maniobras, las cuales constituyeron las mayores en su tipo desde la Segunda Guerra Mundial. 5) La Halcn Vista, del 7 al 9 de octubre, maniobras conjuntas entre Estados Unidos, Venezuela y Honduras en el puerto Atlntico de Corts con buques y aviones de guerra. Estas operaciones que se efectuaban en el marco de la CONDECA, haban sido suspendidas en 1976. 6) La Readex II-81, maniobras militares estadounidenses realizadas en diciembre al este de Puerto Rico con la presencia como observadores de militares de Argentina, Colombia, Hait y Repblica Dominicana. 7) Las maniobras navales norteamericanas-canadienses del 27 de febrero al 3 de marzo de 1982 en el Golfo de Mxico con la participacin de 13 barcos. 8) El Safe Pass 82, del 8 al 18 de marzo con 28 buques, 80 aviones y mil efectivos con la participacin de una fuerza multinacional de 5 pases de la OTAN, con participacin de unidades del ejrcito, de la fuerza area de la flota e infantera de marina norteamericana. 9) La Operacin Aguila Galante, el 3 de abril de 1982. 10) La Readex 2-82, del 6 de abril al 13 de mayo. 11) La Ocean Venture 82 , del 3 al 16 de mayo. 45,000 soldados, 65 buques y ms de 35 aviones y helicpteros.

La multiplicacin y la envergadura de estas maniobras revisten un significado que va ms all de las habituales maniobras navales o militares que se realizan en la zona desde 1960. El despliegue de la capacidad militar de Estados Unidos en el Caribe dentro del cuadro global de la poltica de Reagan adquiere un innegable carcter intimidario hacia los gobiernos no amigos, particularmente hacia Cuba, Nicaragua y Granada. Las reiteradas amenazas hacia esos pases y el derecho que se ha otorgado Estados Unidos de intervenir militarmente en caso necesario para defender sus intereses hacen plausible la posibilidad de que estas maniobras pueden enmascarar en cualquier momento un desembarco real. Presionados y amenazados por esta estrategia militar, Cuba, Nicaragua y Granada desvan una gran parte de sus recursos (humanos y financieros) hacia la defensa para enfrentarse a cualquier eventualidad. De todas maneras, tal como lo afirm el Pentgono, estas maniobras permiten estudiar alternativas y opciones de respuestas militares . Al tiempo se est aplicando la prctica de la accin colectiva y se puede apreciar una creciente tendencia de Estados Unidos hacia una disminucin de sus operaciones unilaterales a favor de maniobras con carcter multilateral. Por otra parte, es menester sealar otro elemento nuevo introducido por la administra cin Reagan, la participacin de las fuerzas de la OTAN en las maniobras militares. El Almirante Harry Train, defensor de la expansin estratgica de la OTAN, sostiene que sta debe ser capaz de enfrentarse al desafo de una guerra en dondequiera que se presente. A pesar de la resistencia de los otros miembros de la OTAN, la administra cin Reagan trata de llevar esta concepcin a la prctica. En las maniobras del Safe Pass de marzo de 1982, el Caribe se convirti en el rea de la primera prctica de esta nueva concepcin que rompe el cors' demasiado estrecho de la OTAN , tal como lo apunt el secretario norteamericano de la Defensa Gaspar Weinberger.16

B. La Accin Poltica y Diplomtica El uso de la fuerza, caracterstica ms sobresaliente de la poltica de Reagan se complementa con una extensa gama de medidas polticas. Tomando como pretexto la penetracin comunista y la expansin sovitica en el Caribe y Centroamrica, Washing ton ha emprendido una gran ofensiva tanto en contra de la Cuba socialista, considerada como el principal agente subversivo en la regin, como en contra de los gobiernos revolucionarios de Granada y Nicaragua y las insurrecciones populares en El Salvador y Guatemala, los cuales representan un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos y las llamadas democracias hemisfricas. Los altos representantes de los Departamentos de Estado y de Defensa, multiplica ron sus viajes en el continente, para orquestar una gran campaa tendiente a despresti giar a la revolucin cubana y para determinar su poltica en el rea. Washington public un libro blanco que pretende revelar -con datos falsos las actividades encubiertas de Cuba en Amrica Latina. Fuertes presiones fueron ejercidas sobre varios pases, los cuales rompieron relaciones diplomticas con La Habana: Ecuador (febrero), Colombia (marzo), Costa Rica (mayo), Panam y Jamaica (octubre). Por otra parte, en esta empresa de aislamiento del rgimen cubano, la batalla se llev a cabo en el seno de los organismos internacionales. Washington logr impedir la eleccin de Cuba como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Se opuso de manera firme a la participacin cubana en el Dilogo Norte-Sur, celebrado en Cancn en octubre pasado y trat mediante toda clase de maniobras de socavar el prestigio cubano dentro del Movimiento de pases No Alineados. Por otra parte, la administracin de Ronald Reagan adopt medidas mltiples para intensificar el boicot econmico en contra de Cuba y para castigar a los gobiernos de Granada y Nicaragua. Se pidi a las subsidiarias de las empresas transnacionales que no comerciaran con Cuba y se maniobr a nivel de los organismos financieros internacio nales para bloquear ayuda y crditos a Cuba y Granada. Con medidas sutiles se ha logrado perjudicar al sector del turismo en este ltimo pas, mientras que para Cuba se adoptaron disposiciones legales para restringir el flujo de visitantes. La escalada de agresiones y amenazas verbales contra Cuba ha alcanzado un nivel reminiscente al de los aos sesenta. Adems de los medios tradicionales de propaganda anticubana, se pretende utilizar nuevos mtodos, como la instalacin de una radio transmisora dirigida hacia Cuba (Radio Mart), decisin a la cual se ha opuesto hasta la fecha el senado norteamericano. En Antigua, se ha instalado una base de telecomunica cin. Asesorado por 30 tcnicos norteamericanos, Ashley Will, (secretario norteamerica no en Barbados), dirige esta estacin, la cual transmite solamente para el Caribe Oriental con el objetivo claro de socavar a la revolucin granadense. Adems de la amenaza de intervencin directa, los actos de hostigamiento en diversos campos han llevado a la intervencin encubierta a un punto candente; bastara citar el empleo de armas qumicas, bacteriolgicas y metereolgicas, el espionaje areo por va de satlite, la utilizacin de la contrarrevolucin interna y la desestabilizacin de los gobiernos considerados como enemigos. Washington desea involucrar a las dictaduras del Cono Sur y a sus aliados latinoame ricanos de manera activa en la poltica intervencionista en la zona caribea y centroamerica. Chile ha establecido relaciones diplomticas con Santa Luca, Antigua, Barba dos, San Vicente y Dominica y tambin ha enviado misiones diplomticas para estrechar lazos con Jamaica y Trinidad y Tobago. Argentina juega un papel importante con el envo de asesores militares en Amrica Central, especialmente en lo que se17

refiere a sus actividades en contra del gobierno de Nicaragua y del movimiento revolucionario de El Salvador. Frente a la tradicional posicin no intervencionista de la cancillera mexicana, adems del apoyo a la poltica estadounidense del gobierno demcrata-cristiano de Herrera Campins de Venezuela, Washington alienta una poltica caribea de Colombia. El gobierno de Turbay Ayala ha manifestado el inters de su pas al respecto: Debemos estudiar detenidamente qu es lo que podemos hacer para evitar la perturba cin de nuestras instituciones y la exportacin de revoluciones que puedan quebrantar nuestras instituciones, asaltar nuestras calles y sorprendemos. De manera activa, Colombia ha empezado un acercamiento poltico hacia la regin del Caribe. Por otra parte, tal como se destac en una reunin de informacin sobre la situacin del Caribe y Amrica Central, organizada por el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado, Estados Unidos tiene la intencin de utilizar a Puerto Rico para realizar de manera ms eficaz sus misiones diplomticas en el Caribe, encabezado por Puerto Rico y los Departamentos de Ultramar de Francia (Martinica, Guadalupe y Guyana francesa) aliados a los gobiernos pronorteamericanos de la regin. En diversas ocasiones, Sally Shellton, la ex-embajadora de James Carter en Barbados para el Caribe Oriental, critic severamente la nueva administracin republicana en relacin a su poltica en el Caribe, ya que sta no ha tomado en cuenta la diversidad de situaciones en la zona y no ha contribuido a consolidar los avances realizados por el gobierno anterior. En el transcurso de 1981, el panorama poltico-econmico de la zona se ha caracterizado por una gran complejidad. El viento de la independencia sigue soplando en la regin, alcanzando territorios como San Toms que pide a Estados Unidos que ponga fin a su estatus colonial. Asimismo en las Antillas Holandesas, cuya situacin se com plica con la rivalidad existente entre Aruba y Curasao, ya que en septiembre de 1981 Aruba se retir del Parlamento lo que origin una crisis poltica. Las colonias francesas -los Departamen tos de Ultramar- esperan del gobierno socialista de Francois Mitterand, una poltica sustancialmente distinta de la de Giscard DEstaing. Mientras tanto, la independencia de Puerto Rico se ha convertido en una de las cuestiones candentes de la regin y la reivindicacin nacional se extiende a sectores ms y ms amplios de la poblacin. Otros pases que han logrado la independencia, confrontan una difcil estructuracin nacional en el contexto de la crisis econmica actual. Antigua, dirigido por el gobierno familiar y pro-norteamericano de los Bird (Vere desde 4 dcadas, y ms recientemente su hijo Lester como Vice Primer Ministro) negoci su independencia con Inglaterra el da primero de noviembre de 1981. Este pas que se caracteriza por una dbil conciencia nacional (incluso algunos sectores abogan por la anexin a Estados Unidos) tiene dificultades con el minsculo territorio de Barbuda (62 kilmetros cuadrados) que reclama la secesin. Belice, independiente desde el 21 de septiembre pasado, todava no ha solucionado sus problemas fronterizos con Guatemala. Sin embargo, la creciente penetracin de Estados Unidos (econmica y militar) subraya lo problemtico de la vida independiente de esta nacin. Por otra parte, diversas elecciones realizadas en el rea durante el ao no trajeron ningn resultado sorpresivo. En Trinidad y Tobago, la muerte del estadista Eric Williams, quien dominara la vida poltica durante un cuarto de siglo, no impidi el triunfo del Movimiento Nacional del Pueblo. A pesar de que se registr la ms alta tasa de abstencionismo desde 1966, George Chambers derrot a Karl Hudson Phillip, candidato de la Organizacin por la Reconstruccin Nacional, apoyado por Estados Unidos y de18

manera sobresaliente por Edward Seaga de Jamaica. El nuevo gobierno se enfrentar con graves problemas de ineficiencia, corrupcin y baja productividad que se aaden a la compleja y difcil situacin internacional de la cuenca caribea. El gobierno de Tom Adams en Barbados, se consolid con las elecciones del 18 de junio pasado, derrotando una vez ms al Partido Laborista Democrtico de Errol W. Barrows. Despus de la dimisin de Winston Cenac en Santa Luca, las elecciones se celebraron en medio de grandes conflictos sindicales. En Repblica Dominicana, el gobierno de Antonio Guzmn termina en medio de una gran impopularidad. Las elecciones que se celebrarn el 16 de mayo, se preparan en medio de un complejo panorama poltico. Si bien la personalidad de Francisco Pea Gmez y la figura de Salvador Jorge Blanco pueden canalizar las contradicciones entre el gobierno y el PRD, difcilmente pueden llegar a aplacar el descontento popular. Sin embargo, la debilidad del Partido Reformista de Balaguer, que se enfrenta a enconadas luchas intestinas y a una falta de liderazgo, la fragmentacin de la izquierda, a pesar de tentativas de alianzas electorales, no permiten a la oposicin participar en la contienda electoral con una perspectiva de xito. No cabe duda de que el triunfo del Partido Revolucionario Dominicano, adquirir un carcter muy diferente al entusiasta apoyo popular de las elecciones de 1978. Salvador Blanco tendr que enfrentar, adems de las tradicionales presiones de los militares, nuevos problemas tales como la latente divisin del PRD, la presin de los partidos de izquierda, especialmente si la alianza sobrevive a la coyuntura electoral y la creciente presin popular, en medio de una situacin de crisis econmica cada vez ms profunda. En Jamaica, la etapa de desestabilizacin poltica y econmica ha sido superada, ya que Edward Seaga constituye el defensor de la poltica y de los intereses norteamerica nos en la zona. A pesar de los privilegios concedidos a travs de crditos, ayuda, convenios bilaterales etctera, la situacin econmica sigue deteriorndose de manera significativa. En Hait, la ineficiencia, la corrupcin y las intrigas palacigas que son propias del gobierno de Jean Claude Duvalier, han alcanzado un nivel inusitado. La actual erosin poltica y las ambiciones del ejrcito, hacen que este cuerpo se presente como una eventual alternativa de poder. A pesar de haber arrojado hasta ahora resultados frgiles, la celebracin de una conferencia que reuni a la mayora de los partidos y organiza ciones polticas de la oposicin en Panam en septiembre ltimo, seala la posibilidad de lograr una amplia alianza hacia el derrocamiento de la dictadura. Consciente de este peligro, el gobierno ha recurrido una vez ms a la maniobra de anunciar una liberalizacin del rgimen. El gobierno de Forbes Bumham en Guyana, intensifica la represin en contra de los opositores de su rgimen y se enfrenta ante la amenaza de una agravacin de la disputa con Venezuela por el territorio del Esequibo, el cual representa una importante parte del territorio nacional. En Dominica, dos tentativas de golpe de Estado y una invasin que intentaban reinstalar a Patrick Jones en el poder, han creado una situacin bastante difcil para el gobierno de Eugenia Charles, y a la vez una amenaza para el gobierno de Granada. Sin embargo, este panorama tan diverso, se une bajo un denominador comn: la crisis econmica. Analizando la situacin actual del Caribe, Thomas Enders declar que la regin est enfrentando una emergencia econmica . De manera particular, la produccin agrcola vive una poca difcil. La produccin azucarera ha disminuido de manera notoria. Esta sombra realidad afecta sobremanera a Repblica Dominicana que apenas se est reponiendo de los efectos destructores de19

los ciclones David y Federico; a Jamaica cuya produccin alcanza apenas unas 80,000 toneladas; a Trinidad-Tobago que ha registrado el nivel de produccin ms bajo desde hace 30 aos; y a Barbados y Guyana, La economa de Dominica todava esta sufriendo de los efectos devastadores causados por la destruccin de las plantaciones de pltanos en 1979. Por otra parte, la cada en los precios de ciertos productos tales como el caf afecta a pases como Hait y Repblica Dominicana. Debido a la recesin en Canad, Estados Unidos e Inglaterra, el turismo, rengln importante de la economa en la regin ha disminuido en un 10 por ciento. Fueron particularmente afectados: Bahamas (baja de 13.5 por ciento). Antigua (76 por ciento), Barbados (20 por ciento), Bermudas (12 por ciento) y Jamaica (15 por ciento) a pesar de un convenio bilateral entre este pas y Estados Unidos. La inflacin alcanza niveles elevados (Barbados 15 por ciento, Guyana 35 por ciento, Jamaica 18.6 por ciento, Hait 18 por ciento). Asimismo el desempleo registra las siguientes proporciones: Dominica 32 por ciento, Santa Luca 29 por ciento, Jamaica 28 por ciento, Guyana 26 por ciento, Barbados 15 por ciento, Puerto Rico 21 por ciento, Repblica Dominicana 24 por ciento y Bahamas 30 por ciento. Estas situaciones acarrean graves consecuencias para la sociedad. En la Conferencia sobre el Caribe celebrada en Miami, Vere Bird de Antigua declar con mucho realismo a menos de que seamos capaces de frenar la creciente tasa de desocupacin, creando empleos mediante el fomento de un desarrollo global, la estabilidad de la regin estar en peligro . Por ello, Reagan tuvo que considerar en su estrategia para la regin al aspecto econmico. C. E l mini Plan Marshall En sus relaciones con el Caribe y Amrica Central, la administracin Reagan pretende utilizar un nuevo elemento: la llamada Iniciativa para la Cuenca Caribea (ICC), denomi nada Mini Plan Marshall en una primera instancia. Ante las crecientes reivindicaciones y el sentimiento antinorteamericano en muchos pases de la zona, Ronald Reagan pretende levantar un muro de contencin no slo militar sino tambin econmico, tal como lo intentara John F. Kennedy con la Alianza para el Progreso y James Carter con el Grupo de Desarrollo para el Caribe y el Grupo Accin para Amrica Central y el Caribe. En diciembre de 1980, Edward Seaga, primer ministro de Jamaica, reclam a Estados Unidos una mayor asistencia para el rea. Algunos meses ms tarde, el canciller alemn, Helmut Schmitt, habl de la necesidad de un plan para promover la economa de Amrica Central y del Caribe con el fin de detener el avance comunista. El vicepresidente, George Bush, el secretario de Estado, Alexander Haig. y el secretario adjunto para Asuntos Interamericanos, Thomas O. Enders, propusieron que se adopta ran medidas adicionales para enfrentar los problemas del Caribe con una clara concien cia de que Tenemos que enfrentarnos a situaciones difciles. A principios de mayo de 1981. en una reunin del Consejo Nacional de Seguridad, Ronald Reagan aprob el proyecto y encarg su coordinacin a un equipo interdepar tamental presidido por William Brock. Desde entonces, se han celebrado diversas reuniones bilaterales y multilaterales (Nassau, Nueva York, Bahamas. Santo Domingo, etctera) y mltiples grupos de trabajo han sido creados para impulsar el proyecto. Este ha sufrido varias modificaciones, desde su inicio hasta la elaboracin del ms reciente documento, que consta de 200 pginas y que fuera presentado por Ronald Reagan en febrero de 1982.20

Los objetivosEn sus aspectos econmicos, polticos, sociales y de seguridad, se puede definir a este proyecto como la bsqueda de una estructura poltico-militar ms eficaz en la lucha contra la subversin comunista sovitico-cubana y para la preservacin de los intereses de la hegemona norteamericana en la zona. Una de las causas fundamentales de dicha iniciativa es la seguridad de Estados Unidos y la seguridad de toda la regin , declar el embajador norteamericano en Trinidad y Tobago, W. Evans. La I.C.C. parte de la concepcin de desarrollo reaganiana, la cual se basa en la importancia del mercado libre y de la inversin privada. En su discurso ante la O.E.A. en febrero pasado, Ronald Reagan enfatiz: El programa que propongo hoy es un programa integrado que ayuda a nuestros vecinos a ayudarse a s mismos, un programa que crear condiciones en las que prosperar la empresa privada y la ayuda propia. Por ello, nuevas disposiciones fueron tomadas para exentar de impuestos (10 por ciento), a las transacciones e inversiones norteamericanas en los pases de la Cuenca del Caribe. Dentro de este esquema adquiere un papel importante la Corporacin de Inversin Privada de Ultramar (la Overseas Pri vate Investment Corporation - OPIC), la cual tambin se propone proporcionar asistencia tcnica y entrenamiento al sector privado. En noviembre pasado, William Brock, al sealar que las empresas internacio nales consideran a algunos pases del Caribe y de Centroamrica como zonas de alto riesgo , recomend la creacin de un organismo que asegure a los inversionistas contra la turbulencia poltica. Adems, se ha propuesto la celebracin de tratados bilaterales que proporcionen mximas garantas para proteger la inversin norteamericana contra eventuales expropiaciones. Por otra parte, la I.C.C., para incrementar las exportaciones hacia Estados Unidos, considera un mecanismo ms liberal que permita a otras naciones caribeas participar en un mercado preferencial con Estados Unidos, al eliminar por un periodo de 12 aos los impuestos sobre todos los productos (menos los textiles y sus confecciones). Inicialmente, el financiamiento del proyecto tendra un carcter multilateral prove niente tanto de varios pases como de organismos internacionales. Trescientos millones de dlares de Estados Unidos, 250 de Europa y Japn, 40 de Colombia, 21 de Brasil, 600 de Venezuela y Mxico (en petrleo) y el resto de otras fuentes. Se considera a Mxico y a Canad como dos de los tres pilares de la instrumentalizacin de este proyecto. Por fin, la ayuda pregonada por la Iniciativa para la Cuenca del Caribe se orienta hacia los pases amigos para que se defiendan contra el comunismo y los brotes de insurgencia en sus territorios, por ello la importancia de la asistencia militar, parte intrnseca del plan, y la consecuente exclusin de pases tales como Cuba, Nicaragua y Granada.

Diversas posiciones frente a la Iniciativa para la Cuenca del CaribePese a su breve existencia, el proyecto ha suscitado mucha controversia y mientras hay quienes lo califican como una medida revolucionaria , otros lo denuncian como un insulto a los pases caribeos . Adems, la Iniciativa ha enfrentado muchos obstculos para su realizacin, debido tanto a su concepcin como a la realidad socioeconmica del Caribe. Consideramos que hay tres campos en donde existen dichos obstculos. En Estados Unidos, en junio de 1981, el peridico Washington Post seal que dentro de la administracin pblica norteamericana, haban luchas interjurisdiccionales21

y que las dependencias encargadas de desarrollar la Iniciativa para la Cuenca del Caribe se negaban a cooperar y ponan cierta resistencia para su aplicacin. En efecto, por una parte, la Oficina de Gestin y Presupuesto considera inconveniente el aumento de la ayuda econmica y militar a la zona, y por otra parte, la Agencia Internacional de Desarrollo ha mostrado reticencia respecto a la disminucin de asistencia a otros pases en beneficio de la zona caribea. Asimismo, el Departamento de Comercio, con su poltica proteccionista, ha manifestado poco inters en otorgar tarifas preferenciales a los pases caribeos y centroamericanos. Recientemente, la Central Sindical AFL-CIO se pronunci en contra del plan, por considerar que ste, al estimular la instalacin de industrias en la regin del Caribe, perjudica a la industria estadounidense y aumenta la tasa de desempleo en Estados Unidos. Algunos granjeros norteamericanos tambin manifestaron su desaprobacin respecto a la Iniciativa, debido a la competencia de productos agrcolas caribeos en el mercado norteamericano.

Suspicacia y oposicin de los pases contribuyentesLa presin estadounidense sobre otros pases para que participaran en la realizacin de dicho proyecto ha enfrentado mucha resistencia, proveniente particularmente de Cana d y Mxico, los cuales expresaron sus reservas respecto al bloque poltico-estratgico propuesto por Reagan. En la elaboracin de su poltica hacia Amrica Latina, Canad cuenta con un factor que le favorece. Los pases de Amrica Latina aprecian su humanismo y sensibilidad tal como se subray en el VI informe a la Cmara del Comit Permanente de Asuntos Extranjeros y de Defensa Nacional de Canad (diciembre de 1981). Segn este informe, papel puede jugar? De all, la gran prudencia de la cancillera canadiense frente a la poltica hemisfrica norteamericana. Ligado al rea caribea por razones histricas, Canad ha expresado su voluntad de profundizar esas relaciones. An antes de la reunin de Nassau, el gobierno de Pierre Trudeau anunci que incrementara la ayuda canadiense hacia el Caribe, la cual asciende actualmente a 50 millones de dlares US. Refirindose a la I.C.C., el propio ministro de Relaciones Exteriores de Canad, Mark MacGuigan, fue muy claro al subrayar que, adems de intereses dismiles entre Estados Unidos y Canad en la regin; Si, para Estados Unidos, el principal objetivo del programa consiste en combatir al comunismo, entonces, el plan no nos interesa. En la reunin de Nassau, Mxico defini de manera tajante su rechazo a la concepcin estratgico-militar del proyecto. Se manifest contra la utilizacin del plan como un instrumento para combatir al comunismo y como una plataforma de la poltica antisovitica y anticubana en el Caribe. Rechaz la propuesta de que el proyecto abarcara un programa de asistencia militar y se pronunci contra mecanismos que excluyeran a cualquier pas del proyecto. En definitiva, esta posicin se opone a los postulados propuestos por Estados Unidos. El 12 de junio de 1981, en Manzanillo, el entonces embajador de Mxico en Washington, Hugo B. Margain, anunci un plan de desarrollo econmico, diferente al proyecto propuesto por Reagan. Mxico y Venezuela, desde aos atrs, cuando fuera presidente de Venezuela Carlos Andrs Prez, haban impulsado dicho plan, el cual contara con la participacin del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarro llo y otros organismos internacionales, con una inversin de 1,700 millones de dlares en los campos de salud, electricidad y obras de infraestructura. Aunque esta propues ta nunca se volvi a mencionar, no cabe duda de que este planteamiento pone de22 El m om ento ha llegado para que Canad se considere com o un pas de Amrica. Qu

relieve un profundo desacuerdo con el Mini Plan Marshall. Rumores persistentes apuntan la salida de Mxico como socio en el proyecto Reagan. Aunque Mxico ha desmentido oficialmente dichos rumores, cabe sealar que no le interesa sobremanera participar en este proyecto.

Escepticismo de los pases receptoresEdward Seaga, el heraldo y ms entusiasta partidario de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, la ha calificado de historia, audaz y de amplio alcance . Los gobernantes de mayor criterio del rea la han denunciado como un intento por sobornar a ciertos sectores de las clases dominantes a cambio de su aprobacin de la poltica intervencio nista norteamericana . An los gobiernos pronorteamericanos, a la vez que abrigan esperanzas, se muestran ms bien escpticos y tal parece que no han olvidado la reciente experiencia del Grupo de Cooperacin, que despus de haber prometido derramar un gran caudal de dinero se convirti en un programa raqutico. Al inaugurarse la XX Asamblea de Gobernantes del Banco Centroamericano de Integracin Econmica, Carazo Odio de Costa Rica declar que ms que ideolgicos, los trastornos sociales de nuestros pueblos son estomacales y, seal la necesidad de una ayuda de 35 millones de dlares en los prximos aos para evitar que los problemas sociales se agiganten en los pases centroamericanos. Edward Seaga sugiri que la ayuda oficial norteamericana para la zona del Caribe debera alcanzar 3.000 millones de dlares. Sin temor a equivocarse se puede afirmar que los Estados Unidos jams destinara asistencia semejante hacia la zona. Cabalmente, Reagan anunci una suma de 350 millones destinados a Centroamrica y el Caribe, orientada principalmente hacia El Salvador (128 millones), Costa Rica (70 millones) y en menor medida hacia Honduras (25 millones). Con excepcin de Jamaica (50 millones) y Repblica Domini cana (40 millones), slo queda una irrisoria suma de 25 millones para repartirse entre los restantes pases del Caribe (Belice 10, Caribe Oriental 10, Hait 5). Con razn, se ha calificado a la Iniciativa para la Cuenca del Caribe como una pantalla para encubrir la ayuda hacia El Salvador y Amrica Central. El establecimiento de la tarifa preferencial en el rengln comercial parece haber mitigado los efectos de la poltica proteccionista de Estados Unidos. Si bien se podra obtener algunos beneficios de la nueva legislacin para nuestros pases, factores objeti vos limitan los efectos de tal medida debido entre otros factores, a la disminucin de sus exportaciones la cual se debe a sus causas naturales (huracanes, plagas, etctera) y a la poca competitividad de sus productos. Sera ilusorio, pues, esperar que se pudiera compensar el tradicional dficit de su balanza comercial. Por el contrario, el proteccio nismo norteamericano afecta a estos pases en un rengln primordial de su economa la industria turstica. En efecto, una nueva disposicin fiscal norteamericana proh be considerar como deducibles del impuesto sobre la renta, los gastos realizados en convenciones fuera del territorio estadounidense. Diversos gobiernos (St. Kitts, Domini ca, Barbados) han manifestado de manera reiterada su oposicin contra el papel atribuido a la inversin privada dentro del plan de Reagan, porque es evidente que provocara la quiebra de muchas pequeas industrias locales, las cuales quedaran fuera de competencia frente al capital norteamericano, con la paradjica consecuencia de un aumento de desempleo en varias ramas. Al manifestar su inconformidad respecto a los gastos militares, esos gobiernos subrayan la necesidad de orientar la asistencia hacia obras de infraestructura, lo que23

vendra a reforzar la capacidad productiva de sus economas, rengln no considerado en la Iniciativa de la Cuenca del Caribe. Por ltimo, ciertos sectores gubernamentales se oponen a la exclusin de determina dos pases de la regin por razones polticas e ideolgicas. En junio de 1981, el Banco Caribeo de Desarrollo rechaz la donacin norteamericana de cuatro millones de dlares destinados a satisfacer necesidades bsicas, debido a que Washington solicit que se excluyera a Granada de la asistencia. En este sentido, esta decisin es bastante ilustrativa de la posicin de los pases del Caribe angloparlante, especialmente si se toma en cuenta que aun el gobierno pronorteamericano de Barbados, que ha manifesta do su oposicin frrea al gobierno de Maurice Bishop, instruyera a su representante para que votara contra la exclusin. Considerando su concepcin filosfica, logstica y poltica en el contexto de las relaciones Norte-Sur, la Iniciativa para la Cuenca del Caribe de ninguna manera puede resolver los graves problemas econmicos que padece la regin. Al encauzar la ayuda prometida hacia gastos militares y al ampliar la inversin privada norteamericana en la zona, sigue adoptando estrategias de desarrollo que siempre han fracasado. Adems es redundante sealar que la ayuda concebida en los trminos actuales no puede surtir resultados positivos. Ejemplo claro es el caso de Hait, pas donde no obstante que la ayuda durante la ltima dcada alcanz la cifra de mil millones de dlares US, los problemas econmicos y sociales han aumentado notablemente. Jamai ca, en un ao de administracin de Edward Seaga, ha recibido una ayuda econmica sustancial, sin embargo, no hay visos de solucin para los acuciantes problemas econmi cos y sociales de ese pas. La Iniciativa para la Cuenca del Caribe tambin ha despertado el resentimiento de pases de la zona que han quedado fuera de ella: Puerto Rico y las Islas V rgenes tem en perder las inversiones norteamericanas. En cuanto a los pases del continente, Ecuador y Uruguay han manifestado su preocupa cin ante la posibilidad de resultar perjudicados en su comercio con Estados Unidos. Brasil tambin comparte esta posicin, tal como lo seal Camilo Pea, ministro de Industria y Comercio de Brasil: El establecimiento de una zona preferencial en la Cuenca del Caribe constituye un hecho poltico que cobra ms importancia que la cuestin econmica. Pero lo que yo considero injusto es la sucesin de actitudes norteamericanas que nos causan perjuicios en el rea; despus de los altos intereses del creciente proteccionismo, ahora llega este programa econmico". En definitiva, la Iniciativa para la Cuenca del Caribe parece haberse convertido exclusivamente en una iniciativa norteamericana. En la coyuntura actual, los otros pases que fueron considerados inicialmente como copatrocinadores, no quieren partici par en un proyecto que, disfrazado como programa de ayuda econmica, persigue metas de dominio y control que no coinciden con las suyas. Aunque algunas naciones caribeas no abandonan sus esperanzas de recibir una sustancial ayuda norteamericana, se enfrentan ante la realidad de que dicho proyecto no considera, ni siquiera mnima mente, sus necesidades objetivas. En la regin Caribe-Centroamrica, los objetivos polticos, econmicos y estratgicos de la poltica norteamericana siempre han sido los mismos. Por ello, no se puede considerar la poltica de Ronald Reagan hacia el traspatio del imperio como una tctica coyuntural. No obstante, es necesario comprender que esta nueva etapa de crisis profunda del sistema capitalista, con sus mltiples repercusiones internas e internacio nales que inciden en Estados Unidos, la accin imperialista se vuelve cada vez ms agresiva y se desenmascara de manera ms abierta. El xito o el fracaso del proyecto de RonaldReagan para la cuenca caribea, conlleva24

grandes implicaciones para la poltica exterior norteamericana. Por ello su afn de lograr la pacificacin de esta zona. Sin embargo, las medidas adoptadas, desde una posicin de fuerza frente a las respuestas populares encierran el peligro de ahondar y generalizar la crisis en el rea. abril de 1982. Summary* In this aritcle, the author deals with U.S. foreign policy towards the Caribbean and Central America in its military, diplomatic and economic aspects which at present form the basis of U.S. hemispheric policy. Regarding the military aspect, the author points out how the United States has recurred not only to the strengthening of its traditional bases but has also put into practise other mechanisms for military control. On the diplomatic level, the key factor of Reagans policy in the region is to be found in the constant degradation of Socialist Cuba and the Nicaraguan and Grenadan Revolutions as well as the Guatemalan and El Salvadoran liberation processes. In the economic aspect, the author expounds on the objectives and implications of the at f rst called mini Marshall Plan which we now know as the Caribbean Basin i Iniciative, pointing out the difficulties which were faced for this initiative to be put into practise due to internal differences of opinions in the U.S. as well as the suspicion and opposition of the donor countrics and the scepticism of the receptor countries. Resume Larticlc montre que la politique des Etats Unisa dans l'aire Caraibe-Centre Amrique ne peut-etre considre comme une politique conjoncturelle. A partir de l'analyse des aspects militaire, diplomatique et conomique l'autuer souligne que le succs ou l'chec de la politique de Reagan dans cette zone pourrait avoir des implications pour la politique extrieure des Etats Unis. Do limportance accorde la pacification de la rgion. Lauteur signale que du point de vue militaire, les Etats Unis non seulement ont renforc leurs bases traditionnelles, mais ont cre de nouveax mcanismes de controle. Du point de vue diplomatique, la politique de Reagan est dirige principalement contre la Cuba socialiste, les rvolutions de Nicaragua et de Grenade et les processus rvolutionnaires de El Salvador et Guatemala. Du point de vue conomique l'auteur analyse les objectifs et consquences du Mini Plan Marshall. Elle considere les difficultes que confronte cette initiative dans la pratique, cause des rserves notees dans certains milieux officiels nord amricains, de la suspicion et de lopposition des autres pays participants et du scepticisme des pays qui devraient recevoir laide. En dernier lieu lauteur signale les dangers quimplique la potique de force dans la rgion.* La traduccin al ingls de ste resumen y el de Sidney W. Mientz fueron realizados por Jerome Branche. Los dems resmenes al ingls fueron hechos por Catherine Nelson.

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Samenvatting: * In dit artikel behandelt de auteur de buitenlandse politiek van de Verenigde Staten jegens het Caribische gebied en Central-Amerika, wat nu als het centrale regio bes chouwd wordt door de atmosferische politiek van de Verenigde Staten. Wat betreft het militaire aspect wijst de auteur niet alleen op de versterking van haar traditionele militaire basis, maar ook op de invoering van andere militaire controlemechanismen. Op diplomatiek niveau, het centrale element van de politiek van Reagan in deze regio is de constante aanval op de prestige van het socialistisch Cuba en van de revoluties van Nicaragua en Grenada, alsook van het revolutionair proces in Guatemala en El Salva dor. Wat betreft het economisch aspect, behandelt de auteur de doelstellingen en de consequenties van de oorspronkelijk zo genoemde Mini Marshal Plan, nu bekend als het Initiatief voor het Caribische gebied. Ook behandelt de auteur de moeilijkheden die ontstonden bij de uitvoering van dit initiatief, zowel wegens de meningsverschillen binnen de Verenigde Staten alsook wegens de verdenking en oppositie van de landen gevers. En de auteur brengt naar voren het scepticisme van de landen-ontvangers.

* La trad u cci n al holands de este y los dem s resm enes del presente nm ero, fueron realizados por A rm ando Lam pe.

REPUBLICA DOMINICANA: ANALISIS DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE MAYO DE 1982

Pablo A. Marez Antecedentes electoralesLas pasadas elecciones presidenciales del 16 de mayo de 1982 constituyen un nuevo intento de consolidar el sistema democrtico representativo en la Repblica Dominica na, despus de la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, a fines de mayo de 1961. Si exceptuamos las elecciones de diciembre de 1962, que se consideran un ejemplo en su gnero aunque ello no fue impedimento para que a los siete meses de haber asumido la presidencia el candidato electo, Juan Bosch, fuese derrocado por un golpe de Estado militar, esta ltima contienda electoral es una de las ms interesantes las dems elecciones han adolecido de alguna irregularidad. Las de 1966 se celebraron con el pas intervenido militarmente por los marines norteamericanos. En las elecciones de 1970 slo se present el partido oficial en el poder, el Partido Reformista, (PR), del doctor Joaqun Balaguer, y como oposicin, cuatro pequeas agrupaciones de derecha, sin posibilidad de medir su fuerza electoral con el PR. La nica organizacin poltica de oposicin, con arraigo popular, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), tuvo que abstenerse de participar, por considerar que no existan las mnimas garantas polticas y que las elecciones constituiran un fraude electoral. En 1974, la situacin se agrav an ms, y todos los partidos de oposicin a ltima hora decidieron abstenerse de participar en el juego electoral. Sin embargo, el PR, desde el poder, consigui, para darle un tinte democrtico al juego electoral, que un pequeo partido de derecha, el Partido Demcrata Popular (PDP), le hiciera oposicin. Mediante ese mecanismo electo ral, muy cuestionable, el doctor Joaqun Balaguer logr mantenerse en el poder durante tres periodos presidenciales consecutivos, doce aos en total, (ver cuadro 1). En cambio, al celebrarse las elecciones de mayo de 1978, las condiciones polticas a nivel interno y externo se haban modificado considerablemente. El modelo politico econmico de Balaguer se haba desgastado bastante. La crisis econmica tocaba a las puertas del pas; el precio de los energticos suba y el de los productos agropecuarios de exportacin, fundamentalmente el azcar, tendan a decaer. A su vez, el PRD haba iniciado un giro hacia la derecha, dejando de ser un peligro para los sectores burgueses y oligrquicos del pas, en tanto que trabajaba arduam ente en la bsqueda de un entendimiento con los denominados sectores liberales norteamericanos, as como conEl Caribe Contem porneo No. 6, junio de 1982, Mxico.

y com plejas que se hayan celebrado en el pas en los ltim os veinte aos. En efecto,

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Cuadro nmero 1

Trayectoria electoral en Repblica Dominicana durante los ltimos veinte aos Ao1962 1966 1970 1974 1978 1982

No. de partidos participantes a)8 10 6 2 17 14

Total de votos emitidos b)1,054,944 1,345,404 1,238,205 1,113,689 1,665,492 1,794,344

Votos obtenidos por el partido ganador619,491 759,887 653,565 942,726 856,048 839,092 (PRD) (PR) (PR) (PR) (PRD) (PRD) 58.7 56.5 52.8 84.6 51.4 46.7

%

Fuente: Elaborado en base a varios peridicos y revistas de Repblica Dominicana. Notas: a) En 1962, 1970 y 1974, slo concurrieron partidos de derecha; en 1978, participaron dos de izquierda, y en 1982, cinco de izquierda. En 1966 slo particip una organizacin de izquierda, el 14 de Junio. Sin embargo, no postulaba la Presidencia de la Repblica, b) Se calcula que el ndice de abstencin es de aproximadamente un 20 a un 30 por ciento, excepto en los aos 1970 y 1974, que fue mayor.

la socialdemocracia europea. Adems, en 1978 la regin del Caribe, como el resto de Latinoamrica, estuvo penetrada por la poltica exterior norteamericana trazada por James Carter. Dentro de este contexto, las elecciones presidenciales de mayo de 1978 volvieron a recobrar las mnimas condiciones de libertades polticas que demanda un proceso electoral burgus, por lo que el PRD volvi a participar en la contienda electoral, derrocando al partido oficial, el PR. Sin embargo, la aceptacin del triunfo electoral del PRD no fue nada sencilla. Los sectores oligrquicos interrumpieron abruptamente el conteo electoral, intentando dar un golpe de Estado, que fracas. Pero la situacin de crisis y de presin oligrquica di lugar a que en el pas se realizara una componenda electoral conocida como fallo histrico o antihistrico , a partir del cual los resultados de la votacin se alteraban y el PR, aunque derrotado electoralmente, pasaba a tener cuatro senaduras ms de las que le correspondan, con lo cual adquira mayora en el Congreso.1 Sin embargo, bajo estas condiciones y solventando mltiples dificultades, el gobierno de Antonio Guzmn pudo sostenerse durante los cuatro aos que establece la Constitucin dominicana y celebrar elecciones presidenciales en mayo de 1982, alistndose para la entrega del mando al candidato electo, Salvador Jorge Blanco, el prximo 16 de agosto. Una vez que esto ltimo ocurra, Antonio Guzmn se1. Segn han denunciado algunos dirigentes polticos dominicanos y ciertos medios informativos del pas, el fallo histrico consisti en un acuerdo entre el presidente de los Estados Unidos, James Carter, el entonces presidente dominicano, Joaqun Balaguer, y el ganador en las elecciones presidenciales de mayo de 1978, Antonio Guzmn. Con dicho acuerdo, la JCE dominicana alteraba los resultados electorales de cuatro provincias, pasando as el PR a obtener mayora en cada una de ellas, y por lo tanto a contar con cuatro senaduras ms. Las provincias referidas y los votos agregados por la JCE fueron los siguientes: Bahoruco, con 861; Mara Trinidad Snchez, 1,452; La Altagracia, 1,453 y el Seibo, 2,231 (Cartilla Electoral Documentos para la historia; editado por el diario El Sol, s/f., pp. 192-200).

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Cuadro nmero 2

Resultados Nacionales de las Elecciones Presidenciales de mayo de 1982 Partidos PolticosPartido Revolucionario Dominicano Partido Reformista Alianza Social Demcrata Unin Cvica Nacional (**) Partido Accin Constitucional Partido Nacional de Veteranos Civiles Unin Patritica Antimperialista Partido Quisqueyano Demcrata Movimiento de Integracin Democrtica (**) Partido de Accin Nacional (**) Partido de la Liberacin Dominicana Bloque Socialista Partido Comunista Dominicano Movimiento por el Socialismo Total votos vlidos candidaturas nacionales PRD PR ASD UNC PAC PNVC UPA (*) PQD MIDA PAN PLD (*) BS () PCD (*) MPS (*)

Votacin839,092 656,672 8,879 7,035 2,567 28,066 9,035 33,991 7,034 3,676 173,896 5,906 11,180 7,315 1 794,344

% 46.76 36.60 .49 .39 .14 1.56 .50 1.89 .39 .20 9.69 .33 .62 .41 100.00

Fuente: Informacin preliminar emitida por la Junta Central Electoral, publicado por el diario El Sol, 21 m ayo, 1982, p. 12, Santo Domingo, Repblica Dominicana. Notas: (*) Organizaciones de izquierda. (**) Partidos que se aliaron electoralmente al PR.

se convertira en uno de los pocos presidentes de la historia dominicana, que, elegido libremente, cumple su periodo gubernamental, sin reelegirse -aunque luch bastante por conseguirlo- y entrega pacficamente el poder a un nuevo presidente,* tambin electo libremente por el pueblo.

Las elecciones de 1982Las ltimas elecciones presidenciales de mayo de 1982 presentan por lo menos cuatro aspectos que merecen ser analizados detenidamente. En primer lugar, debe destacarse el intento de quiebre de la polarizacin electoral, que ha caracterizado los sufragios en Repblica Dominicana; en segundo lugar, estara el alto porcentaje relativo que logr obtener el candidato presidencial del partido oficial, PRD, no obstante este partido haber defraudado las expectativas de cambios econmicos y sociales, durante el gobier no de Antonio Guzmn; en tercer lugar, colocaramos el tambin relativamente alto porcentaje que logr obtener Joaqun Balaguer, representante de los ms oscuros intereses nacionales y extranjeros en el pas; y en ltimo lugar, debe considerarse el papel jugado por los sectores de izquierda en el proceso electoral, (ver cuadro 2).* Esto ltimo ya no ocurrir, pues el 4 de Julio pasado, el presidente Antonio Guzmn muri trgicamente al suicidarse en su propio despacho del Palacio Nacional. Le sustituy en la presiden cia Jacobo Majluta, hasta ese momento vicepresidente de la Repblica y a quien corresponder hacer la entrega del poder el 16 de agosto a Salvador Jorge Blanca29

a) Si se analizan detenidamente las elecciones presidenciales de Repblica Dominica na desde 1962 hasta la actualidad, se encontrar con las irregularidades que ya hemos apuntado una constante: la polarizacin de las fuerzas electorales en dos partidos. En esta polarizacin, el partido representante de los intereses oligrquicos ha salido derro tado, por lo menos cuando han sido elecciones libres, como las de 1962 y 1978. Las ltimas elecciones no escapan a esta constante, pero en esta ocasin, y por primera vez, se produce un serio intento de ruptura con el esquema de la polarizacin electoral, al emerger nuevas fuerzas polticas, sobre todo de izquierda, que le imprimieron un nuevo matiz a la lucha electoral. Fue durante los ltimos meses, que uno de los partidos de izquierda, el Partido de la Liberacin Dominicana (PLD), comenz a perfilarse como posible opcin de poder, capaz de quebrar la polarizacin electoral que ya se vislum braba. Sin embargo y aunque el PLD logr multiplicar por diez los votos obtenidos en las elecciones de 1978, lo cierto es que ante el temor de que los votos dados al PLD pudieran implicar un debilitamiento para el PRD, y ante la posibilidad de que el PR, en una operacin de suma y resta, volviera a conquistar el poder es decir, de que se produjera un retroceso histrico amplios sectores populares inconformes e indecisos optaron por darle su apoyo al PRD, en la figura de Salvador Jorge Blanco. De esta manera, el proceso electoral que pareca poner en quiebra su polarizacin y sobre todo poner en juego los intereses de la oligarqua y del imperialismo en el pas, con una fuerza de izquierda como opcin de poder poltico volvi, aunque muy tenue mente, a polarizarse entre el PRD y el PR. Estos dos partidos captaron el 83.46 por ciento del electorado dominicano (46.76 por ciento para el PRD y 36.00 por ciento para el PR). De todas maneras, esta ltima contienda electoral por lo menos marc dos tenden cias, aunque muy tmidas, bastante claras. Por un lado, la disminucin en trminos absolutos y relativos del caudal electoral de los partidos de derecha2 por otro lado, el incremento de la fuerza electoral, aunque no en las proporciones esperadas, de las organizaciones de izquierda. b) Hasta bien entrado 1982 existan suficientes elementos como para poder conside rar que el PRD enfrentara serias dificultades para realizar una campaa electoral que le permitiera arrastrar a las grandes mayoras populares del pas. La dinmica electoral de 1978 donde el pueblo vot masivamente en contra de Balaguer, y por la nica opcin poltica que se le presentaba, el PRD necesariamente no se repetira y, por lo tanto, el PRD tendra que disear nuevas modalidades de emprender la campaa electoral. Y en efecto, ante el rpido desgaste popular del gobierno, el secretario general del PRD, Pea Gmez, comenz a enarbolar la consigna de que el gobierno de Guzmn no era el del PRD, pasando a formular algunas crticas, tanto a su poltica interna como a la externa. De esta manera, la tctica aplicada por Guzmn en los primeros meses de su gobierno, de distanciarse del PRD para no convertirse en una figura objetable a los intereses oligrquicos e imperialistas en el pas, que no obstante el proceso de derechizacin de dicho partido, continuaba siendo observado con cierto recelo fue instru2. El Partido Quisqueyano Demcrata (PQD), fue el nico partido de derecha que logr aumentar su votacin, de 5,661 en 1978 a 33,991 en 1982. Algunos partidos como UCN y el MIDA disminuyeron su votacin en cerca de 50 por ciento. Adems, hay que sealar que en estos ltimos aos, a la vez que han desaparecido varias pequeas organizaciones de derecha, tambin han surgido otras. Son partidos coyunturales o porttiles, utilizados por sus lderes nicamente con el objetivo de negociar ciertos cargos o privilegios desde el Estado.

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mentada hbilmente por sus dirigentes, para evitar su desgaste ante los desaciertos de la gestin administrativa de Guzmn. Fue as como el PRD logr armonizar una situacin bastante compleja y difcil: ejercer el gobierno y proyectar la imagen ante el pueblo de encontrarse en oposicin al mismo. En estas condiciones, Salvador Jorge Blanco, uno de los lderes del mismo PRD, pudo capitalizar el descontento popular. No vamos a realizar en estos momentos un anlisis de la poltica econmica, social y laboral del gobierno de Guzmn, pero s podemos sealar a manera ilustrativa, algunos elementos que permitan evidenciar tanto sus desaciertos como la crisis econmica que tuvo que afrontar. En 1978, cuando el PRD asume el poder, las importaciones de petrleo y sus derivados representaron el 23.2 por ciento de las importaciones totales del pas, pero con el alza de los energticos y la incapacidad de aplicar una poltica tendiente a disminuir el gasto de combustible, fundamentalmente de la gasolina, estas importacio nes se incrementaron al 50 por ciento de las importaciones totales de la repblica.3 Si a ello agregramos la cada de los precios de los productos agropecuarios de exportacin, por lo menos en los ltimos aos de gobierno, as como la devaluacin sufrida por el peso dominicano en un 50 por ciento, podramos explicamos, en parte, las protestas populares que muy rpidamente comenzaron a producirse en todo el pas, sobre todo desde media dos de 1979. Sin embargo, no todos los desaciertos del gobierno del PRD pueden atribuirse a la crisis econmica, pues al menos durante 1979 y 1980, debido al alza en el precio del oro en el mercado internacional, el pas recibi varios cientos de millones de dlares por concepto de venta de dicho metal. A ello podramos agregar otros ejemplos, e incluso los altos ingresos fiscales recibidos por el gobierno en cuatro aos, cerca de cuatro mil millones de pesos, casi equivalentes a los recibidos por el gobierno de Balaguer durante 12 aos4. Pero nada de esto se reflej en la ejecucin de proyectos de carcter econmico o social en beneficio del pueblo. Mas bien, a la par que se incrementaba la corrupcin administrativa,5 aum entaba el nmero de fbricas cerradas y obreros despedidos. Solamente en el curso de tres meses, a fines de 1981 y a principios de 1982, se calcula que cerca de nueve mil obreros fueron despedidos de sus trabajos6. Esta situacin gener serias protestas populares, que tuvieron diferentes modalidades, de las que nos interesa destacar las huelgas obreras y las invasiones campesinas de tierra. Durante 1980 y 1981 se produjeron no menos de 26 y 38 huelgas, respectivamente, en diferentes sectores de la produccin, por mltiples deman das, donde las salariales ocupaban un lugar destacado. Durante esos mismos dos aos se produjeron 21 y 13 invasiones campesinas de tierra, respectivamente, que movilizaron a ms de tres mil campesinos y afectaron a no menos de 35 mil hectreas de tierra.3. Alburquerque, Ramn: Falacias acerca del Gobierno de Balaguer, La Noticia, 24-enero, 1982, p. 13; Santo Domingo, Rep. Dominicana. 4. Bengoa, Vicente: Han sido los cuatro aos de gestin perredesta un periodo de vacas flacas? , La Noticia, 14-marzo, 1982, p. 16, Santo Domingo, Rep. Dominicana. 5. Ver el Album de la Corrupcin, nmero especial del peridico Vanguardia del Pueblo, rgano del PLD (nm 316, 4-noviembre, 1981, Santo Domingo, Rep. Dominicana), dedicado enteramente a denunciar, con documentos, nmero de cheques, fotos, etctera, la corrupcin administrativa en que haba incurrido el gobierno del PRD. 6. La denuncia fue formulada por la Central General de Trabajadores (CGT), agregando que el nmero de despedidos es mayor si es que se consideran las suspensiones ilegales, es decir, las que no son solicitadas a la Secretara de Trabajo; El Sol, 20-febrero, 1982, Santo Domingo, Rep. Dominica na.

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Estas movilizaciones populares no estuvieron al margen de ciertas medidas represivas -so bre todo cancelaciones, detenciones, heridos, e incluso en algunos casos, muertes que parecan resquebrajar las libertades poltico-democrticas que el PRD haba enarbolado. Son estas algunas de las consideraciones que podran manejarse para entender que el triunfo electoral del PRD se hara muy reido en estos ltimos sufragios. Sin embargo, entendemos que por lo menos tres hechos fundamentales operaron favorablemente para que el incumplimiento y los desaciertos econmicos del gobierno de Guzmn no se revirtieran en desgastes del PRD. En primer lugar, las libertades polticas - au n q u e en ocasiones precarias de que disfrut el pas durante estos ltimos cuatro aos.7 En segundo lugar, se destaca la imagen ya referida que los lderes del PRD proyectaron ante el pueblo, de que el gobierno de Guzmn no era el del partido. Y en tercer lugar, podemos sealar la presentacin del PR como principal opositor en la contienda electoral, capaz de disputar el liderazgo del PR D.8 Para mantener viva la imagen de lo que se denomin "retroceso histrico', el PRD llev muy acertadamente una campaa electoral publicando pginas completas en la prensa nacional, durante meses, con nombres e incluso con fotos, de los cientos o miles de desaparecidos y asesinados, ao por ao, durante el gobierno de Balaguer. Esta situacin permiti que el PRD lograra alcanzar una mayora significativa en las elecciones presidenciales de 1982. Pero sin embargo, el PRD disminuy, en trminos absolutos y relativos, el total de votos alcanzados en comparacin con 1978. En este ltimo ao logr 856.048 votos, el 51.4 por ciento de la votacin; en 1982 slo obtuvo 8 3 9 ,0 9 2 votos (16,956 votos menos), el 46.76 por ciento de la votacin, (ver cuadro 1). c) Ahora bien, cmo se explica que representando la figura de Balaguer el "retro ceso histrico c o rru p c i n , represin, asesinatos, desaparecidos lograra alcanzar tan alta votacin, el 36.60 por ciento del resultado electoral? Y peor an, es de conoci miento generalizado que la figura de Balaguer se encontraba bastante deteriorada por la vejez y la salud, lo que dificult la realizacin de su campaa electoral, mxime cuando contaba con serios problemas al interior de su partido. Es a partir de estos elementos, entre otros, que se consider que Balaguer no constitua un real peligro electoral, aunque se le siguiera sealando como la figura capaz de conducir al pas hacia un retroceso histrico . Precisamente por estas razones entendemos que el alto porcenta je del caudal electoral del PR debera constituir uno de los elementos de mayor preocupacin para los sectores democrticos y de izquierda del pas, ya que ello podra estar delatando la existencia de un alto porcentaje de la poblacin dominicana con un7. Cabe apuntar que estas libertades democrticas del gobierno de G uzmn slo adquieren significacin en trminos comparativos con el sistema de terror que impuso el rgimen de Balaguer durante doce aos. De analizarse detenida y rigurosamente el gobierno de G uzmn, se encontrar que fue bastante represivo, sobre todo ante las demandas o protestas laborales y populares en general. 8. Para tener una idea de la forma agresiva y algo fascistoide en que los sectores oligrquico-burgueses ms reaccionarios (recurdese que durante los doce aos de Balaguer, segn la misma propaganda oficial, surgieron 300 nuevos millonarios, al amparo, fundamentalmente de la corrup cin o de los privilegios del Estado) salieron a las calles, en defensa de Balaguer. en los das previos a las elecciones (reluciendo ollas vacas, en una supuesta protesta contra el malestar econmico del pas), vase el excelente artculo: Cuando los hijos de familia' salieron a la calle'1, revista Ahora! nmero 965, 20-mayo, 1982. Santo Domingo. Rep. Dominicana. Ante tales manifestacio nes, las masas populares inconformes con el PRD comprendieron perfectamente bien, mucho mejor que con la propaganda hecha por dicho partido, lo que significara el retorno de Balaguer.

Cuadro nm ero 3

Representacin al congreso Nacional PartidosPRD PR PLD PAC TOTALblica Dominicana.

Cmara de Senadores16 11 27

%59.3 40.7 100.0

Cmara de Diputados62 50 7 1 120 51.7 41.7 5.8 08 100.0

Fuen te: Informacin preliminar de la JCE : diario El Sol. 4 Junio. 1982. p. 11, Santo Domingo. R ep

muy bajo nivel de conciencia poltica. Pero lo cierto es que para amplios sectores de la poblacin la decisin del voto fue bastante difcil. Continuar apoyando un partido que haba gobernado de espaldas al pueblo aunque con ciertas libertades polticas o volverse a apoyar a un caudillo que representaba el retroceso histrico', pero que haba puesto en marcha un modelo econmico donde hubo un cierto auge econmico? Por esta razn, muy acertadamente, se lleg a plantear que el 16 de mayo el pueblo dominicano ira a las urnas o bien con las manos en el corazn, a dar su voto por el PRD, o bien con las manos en el estmago, a darlo por el PR. No vamos a realizar un anlisis econmico de los doce aos del gobierno de Balaguer, pero es necesario sealar que si bien es cierto que la imagen represiva de ste qued presente en el pueblo aunque hubo que publicarla insistentemente para que no se olvidara, tambin qued presente, sobre todo en el campesinado, que durante su gobierno se puso en prctica un serio intento de reforma agraria aun fuese de carcter antisubversivo; las ciudades conocieron el mayor auge urbano que se haya experimen tado en los ltimos aos del pas, con un impresionante desarrollo de la industria de la construccin. Es cierto que todo ello se pudo alcanzar, entre otras cosas, gracias a los buenos precios del azcar y al poco encarecimiento de los productos energticos. Hasta 1973 las importaciones de petrleo y sus derivados no superaron el 11 por ciento de las importaciones totales del pas. En sntesis, en los doce aos de Balaguer el pas experiment un cierto desarrollo capitalista o por lo menos un barniz de ' moderniza cin , como preferiran llamarlo otros aunque a costa de ser entregado enteramente a los intereses norteamericanos. Sin embargo, este ltimo aspecto slo era comprendido por los sectores urbanos o rurales ms avanzados polticamente. En este sentido es interesante observar que en provincias del norte, como Puerto Plata o Saman, donde el gobierno de Balaguer hizo las mayores inversiones en proyectos de desarrollo turstico -a u n q u e totalmente entregados a las transnacionales el PR gan; es decir, pes ms el brillo de la modernizacin que la conciencia poltica. A su vez, en algunas provincias de regiones muy atrasadas, como Elias Pia, y San Juan de la Maguana. prximas a la frontera con Hait, tambin gan el PR. En cambio, en provincias del este, como la Romana y San Pedro de Macors, con un fuerte proletariado agrcola, muy combativo el este es la regin de mayor importancia de la agroindustria

azucarera- el Partido Reformista perdi en forma aplastante. En el resto de la Repblica, los resultados electorales fueron relativamente equilibrados. El conteo final arroj para el PR una disminucin de su votacin, en trminos absolutos y relativos, en comparacin con 1978. En este ltimo ao logr 698,273 votos, un 42 por ciento del sufragio; en cambio, en 1982, obtuvo 656,672 (41,601 votos menos), un 36.60 por ciento de la votacin general.

d) En ltimo lugar, cabe analizar el papel de las organizaciones de izquierda en el proceso electoral. En trminos generales se considera que estas elecciones implicaron un serio fracaso para los partidos de izquierda, e incluso sus dirigentes se preparan a realizar un serio anlisis autocrtico de la situacin, pues se entiende que debi haber logrado un mayor porcentaje de votacin. El planteamiento es cierto, y en principio se entiende que la izquierda no supo aprovechar el espacio poltico que le proporcion el juego electoral de la democracia representativa. Sin embargo, consideramos que para un anlisis ms riguroso de la situacin, es necesario distinguir entre dos grandes sectores de izquierda, uno que llamaremos, de manera muy genrica, la izquierda tradicional y que no supone de nuestra parte ningn juicio de valor donde se incluye al Partido Comunista Dominicano (PCD), Unin Patritica Antimperialista (UPA), y otras peque as organizaciones, y una nueva izquierda, representada por el PLD. La denominada izquierda tradicional, muy fraccionada, tuvo que dedicar bastante tiempo a la discu sin de un proyecto de unificacin que, paradjicamente, la llev, en ciertos momen tos, a un mayor fraccionamiento, por el hecho de discrepar sobre las bases de la unificacin. No fue sino en los meses que precedan a las elecciones, que la izquierda logr unificarse, aun fuese en dos bloques separados, la Unidad Socialista, (US), donde est el PCD, y la Izquierda Unida (IU), donde est UPA. Aunque existan ciertas diferencias tcticas en la forma de llevar la campaa electoral en tanto que la US presentaba un programa por el socialismo, y la IU desaprobaba tal prctica, prefiriendo llevar un programa de reivindicaciones antiimperialistas- , ninguno de los dos bloques quizs por su misma inexperiencia en la participacin de comicios electorales- supo articular un discurso poltico capaz de arrastrar a las grandes masas populares. En muchos casos, como reconociera uno de sus dirigentes, el discurso poltico electoral no se diferenci mucho del que emplearan las organizaciones de izquierda en los predios universitarios. El resultado fue que el conjunto de la izquierda tradicional apenas logr alcanzar el 1.86 por ciento de la votacin, un total de 33,436 votos. Sin embargo, se sabe perfectamente que tales votos no representan una cuantificacin fiel de la acogida que dichas organizaciones puedan tener en el pueblo, pues en definitiva ste vot por una opcin poltica de poder, y la izquierda tradicional no lleg a constituir tal alternativa. En cambio, lo que hemos denominado la nueva izquierda, el PLD, no perdi tiempo en la bsqueda de una unificacin con las diferentes organizaciones de izquierda, sino que agot los cuatro aos del gobierno del PRD, haciendo serias crticas a su gestin administrativa, a la vez que presentando alternativas que dieran solucin a los desaciertos econmicos o a las situaciones de crisis que enfrentaba el presidente Antonio Guzmn. A su vez, el PLD logr articular un discurso poltico que iba dirigido a las necesidades esenciales de los amplios sectores populares del pas. Esta poltica del PLD implic una doble situacin. Por un lado, la izquierda tradicional lo calific de reformista o populista, y ms tarde incluso de haberse derechizado. Y por otro lado, algunos sectores de una mediana burguesa que sentan en carne propia los efectos de la crisis econmica, reconocieron en este partido a una organizacin con capacidad de dirigir34

los destinos del pas. El pueblo, por lo menos en amplias capas de la pequea burguesa intelectual, de sectores medios urbanos y de los ms avanzados del campesi nado y del proletariado agrcola, pas a ver en el PLD una posible opcin poltica de poder. De esta manera, en los ltimos meses, cuando el PLD comenz a medir fuerzas, a travs de diversas movilizaciones populares, se pudo constatar que se haba converti do en una fuerza poltica a la que haba que tomar en cuenta, y que era capaz -com o se sola decir- de dar una sorpresa en las elecciones. Sin embargo, estas demostracio nes de fuerza del PLD, que lo indicaban con posibilidad de romper la polarizacin electoral, de inmediato le gener una fuerte ola de ataques diversos, tanto de la izquierda tradicional, como de la derecha, pero fundamentalmente del PRD. Este partido, haciendo un anlisis de la situacin poltica del pas, vea claramente que el crecimiento significativo del PLD poda restarle votacin y ponerle ante una situacin muy reida ante el Partido Reformista, incluso en desventaja. De todas maneras, el PLD logr el mayor crecimiento que una organizacin poltica de izquierda haya alcanzado en los ltimos aos. De 18,375 votos en 1978, pas a obtener 173,896 en 1982, el 9.69 por ciento del conteo electoral, convirtindose as en la tercera fuerza poltica del pas.

Consideraciones finalesEl resultado del proceso electoral dominicano permite realizar breves reflexiones que trataremos de sintetizar en dos puntos: a) A juzgar por las informaciones periodsticas de Repblica Dominicana, por primera vez en muchos aos un gobernante dominicano parece gozar tanto del apoyo de los grupos de poder en el pas, y de los intereses norteamericanos