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El Camino Francés y el desarrollo de la iconografía jacobea en la edad media asturiana M.ª SOLEDAD ÁLVAREZ MARTÍNEZ A lo largo de la Edad Media surge en Asturias una iconografía relacionada con la peregrinación a Compostela que se corresponde geográficamente con los ramales regionales de la ruta jacobea, y cronológicamente con la época de mayor tránsito de peregrinos por cada uno de ellos. Aunque el fin perseguido por los romeros jacobeos en su recorrido por Asturias era la visita al famoso relicario ovuetense que rivalizaba en im- portancia y milagros 1 con el santuario gallego, en torno a las tres rutas principales que conducen a Oviedo 2 se difunden imágenes del santo venerado en Compostela, así como representaciones y sím- bolos alusivos a la peregrinación. Algunas muestras datan de fines del siglo XI, pero el desarrollo de la iconografía jacobea se pro- duce en los siglos bajomedievales y se mantiene a lo largo de la Edad Moderna, como atestiguan va- rias representaciones platerescas y barrocas. Lo que se conservó hasta la actualidad debe ser sólo un pálido reflejo de lo creado en los tiempos de auge del peregrinar medieval, ya que numero- sas parroquias 3 y varios monasterios, entre ellos los de Caravia, Gobiendes y Sariego, tienen como ti- tular a Santiago. Su origen altomedieval hace suponer la existen- cia de representaciones medievales del santo patro- no, que en pocos casos se han conservado. Como meta de la peregrinación en Asturias, Oviedo reúne el mayor número de ejemplos alusi- vos al culto jacobeo 4 . En la catedral de San Salva- 1 La rivalidad entre la sede asturiana y la gallega, recogida in- cluso en canciones populares medievales (en la Nouvelle Guide des Pelerins, editada en París en 1583, se hace alusión a ella: «Quien va a Compostela/ e non va al Salvador/ hónrale al Criado/ e dexa al Señor». Con anterioridad había sido citada en italiano por Bartolomeo Fontana, en 1539, suponiéndose su origen de siglos anteriores), se puede deducir de la importancia adquirida por el santuario ovetense, segundo de la Península, que atrae a numero- sos peregrinos, especialmente desde la visita de Alfonso VI en 1075, a pesar de las dificultades de acceso y del rodeo que su visita obli- ga a realizar a los caminantes que se dirigen a Santiago. Aunque ya en el siglo XI está constatada documentalmente la peregrinación a Oviedo, es en torno al año 1100 cuando ad- quiere importancia internacional. Según M.A.G.M. (en la Gran Enciclopedia Asturiana, t. VI, Gijón, 1970, pág. 204), la primera vez que Oviedo se cita como lugar santo en relación con Santia- go es en un relato sobre la traslación del Arca de las Reliquias, redactado a fines del siglo XII. Pero puede suponerse que la pe- regrinación a Oviedo enlaza con la compostelana un siglo antes. Esta importancia fue en aumento, como demuestra el hecho de que Alfonso X defina a los peregrinos en la Partida Primera como los que «andan en pelerinage a Santiago o a San Saluador de Oviedo o a otros lugares de luenga e de estraña tierra» (CAVANILLES, R.: La catedral de Oviedo, Salinas, 1977, págs. 148-149). 2 Señaladas por Juan URIA RIU en «Camino de Santiago», Gran Enciclopedia Asturiana, t. III, Gijón, 1970, pág. 222. 3 GONZÁLEZ GARCÍA, V. J.: Sancta Ovetensis (Principado de Asturias). Las primeras rutas jacobeas, vol. IV, Oviedo, 1965, pág. 149. Si los datos aportados por este autor son exactos, más de cincuenta parroquias asturianas tienen por titular a Santiago. 4 V. J. González García en su intento de realzar la impor- tancia de la ruta asturiana se refiere a Oviedo como «…jalón in- sustituible en el peregrinar jacobeo» y «… primer origen oficial de una ruta jacobea» puesto que «…no poseemos hoy noticia documen- tada alguna real o posible de otro lugar de arranque» (GONZÁLEZ GARCÍA, V. J.: Sancta…, vol. III, Oviedo, 1964, pág. 146).

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El Camino Francés y el desarrollo de la iconografía jacobea en la edad mediaasturiana

M.ª SOLEDAD ÁLVAREZ MARTÍNEZ

A lo largo de la Edad Media surge en Asturiasuna iconografía relacionada con la peregrinación aCompostela que se corresponde geográficamentecon los ramales regionales de la ruta jacobea, ycronológicamente con la época de mayor tránsitode peregrinos por cada uno de ellos.

Aunque el fin perseguido por los romerosjacobeos en su recorrido por Asturias era la visitaal famoso relicario ovuetense que rivalizaba en im-portancia y milagros 1 con el santuario gallego, entorno a las tres rutas principales que conducen a

Oviedo 2 se difunden imágenes del santo veneradoen Compostela, así como representaciones y sím-bolos alusivos a la peregrinación.

Algunas muestras datan de fines del siglo XI,pero el desarrollo de la iconografía jacobea se pro-duce en los siglos bajomedievales y se mantiene alo largo de la Edad Moderna, como atestiguan va-rias representaciones platerescas y barrocas.

Lo que se conservó hasta la actualidad debe sersólo un pálido reflejo de lo creado en los tiemposde auge del peregrinar medieval, ya que numero-sas parroquias 3 y varios monasterios, entre ellos losde Caravia, Gobiendes y Sariego, tienen como ti-tular a Santiago.

Su origen altomedieval hace suponer la existen-cia de representaciones medievales del santo patro-no, que en pocos casos se han conservado.

Como meta de la peregrinación en Asturias,Oviedo reúne el mayor número de ejemplos alusi-vos al culto jacobeo 4. En la catedral de San Salva-

1 La rivalidad entre la sede asturiana y la gallega, recogida in-cluso en canciones populares medievales (en la Nouvelle Guide desPelerins, editada en París en 1583, se hace alusión a ella: «Quienva a Compostela/ e non va al Salvador/ hónrale al Criado/ e dexa alSeñor». Con anterioridad había sido citada en italiano porBartolomeo Fontana, en 1539, suponiéndose su origen de siglosanteriores), se puede deducir de la importancia adquirida por elsantuario ovetense, segundo de la Península, que atrae a numero-sos peregrinos, especialmente desde la visita de Alfonso VI en 1075,a pesar de las dificultades de acceso y del rodeo que su visita obli-ga a realizar a los caminantes que se dirigen a Santiago.

Aunque ya en el siglo XI está constatada documentalmentela peregrinación a Oviedo, es en torno al año 1100 cuando ad-quiere importancia internacional. Según M.A.G.M. (en la GranEnciclopedia Asturiana, t. VI, Gijón, 1970, pág. 204), la primeravez que Oviedo se cita como lugar santo en relación con Santia-go es en un relato sobre la traslación del Arca de las Reliquias,redactado a fines del siglo XII. Pero puede suponerse que la pe-regrinación a Oviedo enlaza con la compostelana un siglo antes.

Esta importancia fue en aumento, como demuestra el hechode que Alfonso X defina a los peregrinos en la Partida Primera comolos que «andan en pelerinage a Santiago o a San Saluador de Oviedoo a otros lugares de luenga e de estraña tierra» (CAVANILLES, R.:La catedral de Oviedo, Salinas, 1977, págs. 148-149).

2 Señaladas por Juan URIA RIU en «Camino de Santiago»,Gran Enciclopedia Asturiana, t. III, Gijón, 1970, pág. 222.

3 GONZÁLEZ GARCÍA, V. J.: Sancta Ovetensis (Principado deAsturias). Las primeras rutas jacobeas, vol. IV, Oviedo, 1965, pág.149. Si los datos aportados por este autor son exactos, más decincuenta parroquias asturianas tienen por titular a Santiago.

4 V. J. González García en su intento de realzar la impor-tancia de la ruta asturiana se refiere a Oviedo como «…jalón in-sustituible en el peregrinar jacobeo» y «… primer origen oficial deuna ruta jacobea» puesto que «…no poseemos hoy noticia documen-tada alguna real o posible de otro lugar de arranque» (GONZÁLEZ

GARCÍA, V. J.: Sancta…, vol. III, Oviedo, 1964, pág. 146).

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dor se encuentran las representaciones más tempra-nas del apóstol y también gran parte de las más evo-lucionadas, dentro de los siglos del barroco.

Al margen de las obras ovetenses, que posterior-mente se analizarán, se pueden distinguir ejemplosrelacionados con el culto jacobeo y la peregrina-ción a través del camino que desde León conducíaa Oviedo y desde esta ciudad a Galicia. Solamenteen fecha más tardía aparecen en la ruta costera, quedesde el Este de la región se dirigía al santuario deSan Salvador 5.

El camino frecuentado desde fechas más remo-tas pasaba por Pajares, pero un ramal secundarioatravesaba el Puerto de San Isidro y conducía a losperegrinos a través del valle de Aller hasta Ujo, don-de confluía con el anterior.

En torno a esa ruta debieron multiplicarse lasimágenes del santo, de las que se conserva un ejem-plo en la iglesia de Santibáñez de la Fuente, em-plazado en el conejo de Aller.

El mayor número de tallas que representan aSantiago se localiza en templos y monasterios próxi-mos a la ruta jacobea más transitada desde Oviedohasta Galicia a través de Cornellada, Salas, La Es-pina, Tineo y Allande.

En la actualidad se guardan en la iglesia parro-quial de Tineo, localidad que crece en relación conel Camino de Santiago 6 y en la que en 1214 senombra el «Camino Francisco» 7, y en varios luga-res del concejo de Cangas del Narcea (Corias, Vegade Rengos y Villarmental), que, aunque están almargen de la ruta compostelana, mantienen estre-chos contactos con las localidades emplazadas entorno al mismo 8.

También dentro de las comarcas occidentales, enlas proximidades de Pola de Allande, donde estáconstatado el paso del camino francés, existe uncurioso relieve en el exterior de la capilla de SantaMaría de Celón, que pudiera estar relacionado conla iconografía jacobea.

La ruta de Tránsito más tardío que conducía alos peregrinos hasta Oviedo es la costera, que des-de Santander penetra en Asturias por el lugar deAguilar (Llanes) y a través de las villas costeras(Ribadesella y Villaviciosa) o del interior (Arrion-das, Nava) llevaba a Pola de Siero y Oviedo.

Dentro de este ramal asturiano del Camino enel que se dedican varios templos al apóstol, la ico-nografía relacionada con la peregrinación solamentese encuentra en la villa de Llanes, lugar de paso deperegrinos como consta ya en el Fuero otorgadopor Alfonso IX en 1206 9.

Se puede seguir, por tanto, una difusión de laiconografía jacobea a lo largo de los caminos astu-rianos, que afecta en primer término a partir de fi-nes del siglo XI a la zona central de la región y es-pecialmente a Oviedo, núcleo receptor de peregrinosdesde fecha temprana, en una medida casi paralelaal de Compostela, y, posteriormente, a las comar-cas suroccidentales. En la ruta oriental de la costa,donde son escasas las muestras iconográficas de estetipo, datan éstas de la Baja Edad Media, correspon-diéndose con el momento de mayor tránsito de ca-minantes jacobeos por la zona.

EVOLUCIÓN DE LA ICONOGRAFÍA JACOBEA

EN ASTURIAS

Sin entrar en la enumeración y análisis de sig-nos alusivos a la peregrinación jacobea, como las

5 URIA RIU, J.: Las peregrinaciones a Santiago de Compostela,t. II, Madrid, 1949, pág. 498. Defiende el tránsito tardío de pe-regrinos por dicha ruta puesto que «ni la diplomática ni la ar-queología nos proporcionan elementos de juicio suficientes parapoder afirmar que la ruta de la costa haya sido frecuentada casihasta el s. XIII, sobre todo por extranjeros».

6 Véase RAMALLO ASENSIO, G.: «Desarrollo urbanístico de lasvillas del suroccidente asturiano», II Simposium de Urbanismo eHistoria Urbana, Madrid, 1982, Actas publicadas por Servicio dePublicaciones de la Universidad Complutense, Madrid, 1986.

7 URIA RIU, J.: La peregrinación a…, t. II, pág. 557. Exponeeste autor como el monarca Alfonso IX concede un privilegio almonasterio de Obona y al lugar de Tineo «como paso obligado delos peregrinos, prohibiendo se intentase desviarles de esta ruta».

8 Gran parte de los monasterios y feligresías medievales dela zona suroccidental asturiana dependieron del monasterio de

Corias, uno de los más poderosos de la región. Algunos de losmonasterios filiales gozaban de cierta autonomía alcanzando unauge propio. Este es el caso, entre otros, de San Miguel de Bárcenay de Santa María de Obona, citado ya el último en relación conel Camino de Santiago. En relación con ese tema consúlteseFERNÁNDEZ CONDE, F. J.: La iglesia de Asturias en la Alta EdadMedia, Oviedo, 1972, págs. 121-124 y otras.

9 MORALES SARO, M. C.: En La Iglesia Gótica de Santa Ma-ría de Conceyu de la villa de Llanes, Oviedo, 1979, pág. 34, re-coge los términos que en el Fuero de Llanes hacen alusión alpaso de peregrinos: «que los que andan caminos de pelligrinos,pasen en paz».

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veneras, o de cruces de la Orden de Santiago 10, degran difusión por toda la geografía regional, lasprincipales muestras de esta iconografía se relacio-nan con representaciones del propio santo y de pe-regrinos que acudían a visitar su tumba.

La evolución iconográfica de estas piezas es pa-ralela a la que se puede apreciar en el resto del mun-do occidental. Mientras que las primeras muestranal santo como apóstol, sin contagio aún del tipo ysímbolos del peregrino, ya desde el último cuartodel XII se empiezan a combinar los dos tipos, deapóstol y peregrino en la Cámara Santa de Oviedo,para triunfar a partir del XIII y casi definitivamentela representación del peregrino.

El modelo de Santiago Matamoros no apareceaún en la etapa que nos ocupa, aunque tendrá bue-nos ejemplos posteriores en el barroco 11. Consi-dero, sin embargo, que dos representaciones per-tenecientes a la fase románica están dotadas de uncontenido simbólico que las aproxima a él, comoposteriormente se expondrá.

Aunque existen piezas que muestran al santoindividualizado 12, es más frecuente que aparezca for-mando parte de amplios programas iconográficos,como en el «Arca Santa» y el Liber Testamentorum.

A partir del ejemplo monumental de la CámaraSanta, la imagen de Santiago aparece integrada engrandes obras de carácter monumental, como por-tadas (de Santa María de Llanes, de la Capilla delRey Casto, de acceso a la Cámara Santa), retablo,sillería de coro y claustro de la catedral de Oviedo,por sólo citar las muestras que estilísticamente secorresponden con la etapa medieval.

ANÁLISIS DE LOS DIFERENTES TIPOS

ICONOGRÁFICOS

1. Santiago apóstol

El modelo más temprano de Santiago en el arteasturiano muestra al santo como apóstol. Así apa-rece en el frontal y lateral derecho del «Arca San-ta» y en la miniatura correspondiente al Testamentode Alfonso II del «Libro de los Testamentos».

Datan, por tanto, estas representaciones de fi-nes del siglo XI 13 y primer cuarto del XII respec-tivamente 14.

En el frontal del «Arca Santa» y en la páginaminiada del Liber Testamentorum, Santiago formaparte del «Apostolado» que enmarca una Maiestas.En el lateral derecho del «Arca Santa» forma gru-po con otros siete apóstoles bajo otra Maiestas y«San Miguel venciendo al dragón».

En ninguna de estas obras se presenta individua-lizada la figura del santo por sus símbolos (espadadel martirio o atributos del caminante). Solamen-te se le reconoce por la inscripción con su nombreque le acompaña.

Como los demás apóstoles va vestido con largatúnica y manto. Descalzo en todos los casos, puesaunque en el Liber sus pies aparecen ocultos por elarco que enmarca a San Mateo, que se coloca de-bajo de él, las figuras de los apóstoles de la arque-ría inferior, que aparecen de cuerpo entero, mues-tran los pies desnudos.

En su mano izquierda lleva el libro alusivo a lapredicación de la palabra evangélica, coincidiendotambién en esto con los demás discípulos. Ni si-quiera se diferencia del resto por su edad maduray su rostro barbado (que aparece en el LiberTestamentorum en todas las figuras y apenas es per-ceptible en las representaciones del «Arca Santa»),y mucho menos por destacar como figura de ma-

10 La Orden de Santiago se establece en Asturias en fechatemprana, en el lugar de Raíces (concejo de Castrillón) en lasproximidades de Avilés. BENITO RUANO, E.: En «La Orden deSantiago en Asturias», Asturiensia Medievalia I, Oviedo, 1972,pág. 204, cita la confirmación a la Orden por Fernando II, en1181, entre otras posesiones «in Asturiis, Bargia, ecclesiam deRoyriz cum suo canto».

11 Destacan en este sentido las representaciones de Santiagosobre caballo blanco en el retablo de la Capilla de la Asunción yen el de San Pedro, de la catedral de Oviedo. En el último, eltema del «Matamoros» se repite en un relieve alusivo al milagrodel santo en la toma de Coimbra, que devuelve la fe a un pere-grino incrédulo que visitaba el ovetense templo de San Salvador.

12 Las tallas de madera de la zona central y occidental res-ponden a este tipo de figuras individualizadas de Santiago.

13 Como es sabido, el recubrimiento del Arca Santa con lá-minas de plata fue posterior a la apertura de la antigua de made-ra en el año 1075 ante el monarca Alfonso VI y su corte.

14 Según el profesor Yarza, la fecha de iniciación del manus-crito puede ser la de 1121, cuando la iglesia de Oviedo pasa adepender de Toledo (esta cronología fue emitida por JoaquínYarza en su conferencia sobre «Las miniaturas del libro de losTestamentos» en el curso de verano de Extensión Universitariade Villaviciosa (Asturias), julio 1985.

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yor belleza, característica que en la fase románicapuede servir como rasgo iconográfico propio delsanto (Portada de Platerías de la Catedral de Com-postela). En los ejemplos asturianos existe en estesentido mayor paralelismo con las ilustraciones dealgunos Beatos 15 en los que la figura de Santiagoapenas está individualizada más que por el nom-bre, sin corresponderse siquiera con el tipo de hom-bre maduro y barbado que triunfará en la icono-grafía jacobea posterior.

El programa iconográfico de ambas obras semuestra claramente relacionado 16. Sin duda, el re-pertorio del «Arca Santa» influyó en la miniaturadel Testamento de Alfonso el Casto, como se pue-de deducir de la presencia de la Maiestas rodeadapor el apostolado ocupando toda la parte superiorde la página con un esquema similar al del frontaldel Arca: Majestad sostenida por ángeles tenantes,apóstoles dispuestos bajo arcos de medio punto consólo ligeras diferencias en su agrupamiento: porparejas dispuestas en tres pisos en la obra miniada,y en grupos de tres, colocados en dos pisos en lapieza repujada.

El orden de los apóstoles también varía en am-bas obras. Santiago aparecen al lado de San Juanen el Liber, mientras que en el frontal del Arca estájunto a Andrés y en el lateral entre Pedro y An-drés. Prescindiendo de este último ejemplo dondesolamente se representan ocho apóstoles, lo que yasupone una valoración en importancia jerárquicade los mismos, Santiago ocupa siempre un lugarprivilegiado: aparece en el primer puesto dentrode la miniatura y en el cuarto, pero primero res-pecto al lado izquierdo de la «Majestad» en el fron-tal del Arca.

En ninguno de los tres casos se puede calificarsu actitud de mayestática y rígida, más bien —es-pecialmente en el Arca— todo apunta al movi-miento: posición erguida con piernas en movimien-to, gesto y expresión vivos. Pero este incipiente

dinamismo de la figura no supone un precedentedel tipo de caminante que posteriormente se im-pondrá, ya que no es exclusivo de la figura de San-tiago y se aplica del mismo modo al resto de losapóstoles.

Del texto del Nuevo Testamento se desprendeque Santiago el Mayor es uno de los discípulos máspróximos a Jesús, al que acompaña en los pasajesmás importantes de su vida. Ha de aparecer portanto, dentro del arte asturiano medieval, en losrepertorios cristológicos del retablo mayor de lacatedral ovetense y del díptico gótico del tesoro dela Cámara Santa.

Sin embargo, en estas obras, la figura de San-tiago se confunde con la de los restantes apóstoles.

Otro tanto ocurre en el relieve de la «Transfigu-ración» que, con posterioridad a su construcción,se colocó sobre la portada central de San Salvador.

Por otra parte, las escenas alusivas a la leyendasobre el traslado de su cuerpo a Galicia no apare-cen en el arte asturiano, y su martirio sólo lo haceen un capitel gótico del claustro catedralicio 17 queincluye en uno de sus extremos la figura del pere-grino, ataviado con larga túnica, sombrero y bordón,fácil de explicar si se tiene presente, como a conti-nuación se expondrá que el modelo iconográfico delperegrino existe ya en la región en el siglo XII.

2. De Santiago apóstol a Santiago peregrino

La transformación iconográfica del apóstol enperegrino se produce en fecha temprana en Asturiascomo resultado de la incidencia de la peregrinaciónen la propia figura del santo.

La aparición del nuevo tipo iconográfico va uni-da a una obra escultórica monumental de estilo ro-mánico evolucionado; el «Apostolado» de la Capi-lla de San Miguel de la Cámara Santa de Oviedo,realizado el último cuarto del siglo XII 18. Se tratade uno de los ejemplos más antiguos del peregrinodentro de la Península, junto a los de Santa Marta

15 Así se puede comprobar en los Beatos de la catedral deGerona, de la Biblioteca Nacional de Turín y de la John RaylandsLibrary de Manchester, entre otros. Consúltese CID PRIEGO, C.:«Santiago el Mayor en el texto y en las miniaturas de los códicesdel “Beato”», Compostelanum, vol. X, núm. 4, octubre-diciem-bre 1965.

16 Esta relación ya fue apuntada por el profesor SerafínMoralejo en el curso de verano de Extensión universitaria deVillaviciosa, antes citado.

17 Este capital ha sido estudiado por Francisco de Caso ensu Memoria de Licenciatura sobre «Los capiteles del claustro dela catedral de Oviedo» que permanece parcialmente inédita.

18 Para cronología sobre dicha obra ver PITA ANDRADE, J.M.: Escultura románica en Castilla. Los Maestros de Oviedo y Ávila,C.S.I.C., Madrid, 1955.

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de Tera y el Cristo peregrino de «Los discípulos deEmaús» en el claustro de Silos.

Es probable que la escultura del claustro de Si-los haya influido en el Maestro de la Cámara San-ta 19 que pudo haber conocido el modelo icono-gráfico del peregrino en el monasterio burgalés. Enla figura de la Cámara Santa el tipo de peregrinoaparece asociado aún al modelo del apóstol. Con-serva de éste la túnica larga, el manto, el rollo abier-to y los pies descalzos. Pero en esta representaciónya no es imprescindible el nombre para distinguira Santiago dentro del conjunto. Aparece con bar-ba poblada, espeso cabello ondulado y cierta dig-nidad y serenidad que, como en la Portada de Pla-terías y según uno de los sermones del Liber SanctiIacobi, le diferenciaban.

Se le añaden como gran novedad algunos de losatributos del peregrino: bordón y escarcela cuadra-da con una venera en la tapa. El bordón, de granaltura, termina en forma de cruz y no con el tradi-cional poco redondo. Considero que se produce eneste atributo de Santiago peregrino una asimilacióndel bordón del caminante (función de apoyo y de-fensa en el camino), de báculo y de lanza. En elsentido de aproximarse en proporciones y funciónal clásico bordón del peregrino se nos muestra esteejemplo ovetense más evolucionado que el del Pór-tico de la Gloria 20.

Hacen asimismo su aparición en esta obra otrosinstrumentos del peregrino como la escarcela, consu formulación definitiva. Pende de larga correadispuesta en bandolera y se apoya ligeramente la-deada a la altura de la cadera. Sobre ella el signodistintivo de la peregrinación a Compostela: la con-cha venera. Este motivo que originalmente pudoestar relacionado con la leyenda sobre la llegada delcuerpo del santo a las costas gallegas, está sin dudadotado de un significado más profundo. Como ex-pone Cirlot 21 parece dotada de un sentido favora-ble que «procede de hallarse la concha asociada a

las aguas, como fuente de fertilidad» y de la pe-rentoria necesidad que del agua experimenta el ca-minante.

El Santiago de la Cámara Santa aparece integra-do en un programa iconográfico complejo. En él,los apóstoles están agrupados por parejas, como enel Codex Calixtinus y en la página miniada del Tes-tamento de Alfonso el Casto. Santiago el Mayor,representado junto a Juan, preside el conjunto fren-te a Pedro y Pablo. Ocupa, como corresponde a suimportancia jerárquica dentro del Colegio Apostó-lico, un lugar preponderante.

Considero que en esta representación subyacecomo importante mensaje la lucha contra el ma-ligno —representado por la serpiente— dentro deun amplio plan iconográfico que se inicia con lapropia representación de los apóstoles como esta-tuas columna, alusiva a su misión de soportes dela iglesia.

La idea de la victoria de la fe sobre el pecado,presente también en Compostela, queda aquí re-flejada de manera simbólica a través de tres repre-sentaciones:

1.ª Santiago aparece clavando su bordón enla boca de una serpiente que yace pisoteada bajosus pies.

2.ª Bajo la figura del santo y de su pareja, enlas basas de las columnas, aparece una cabeza hu-mana entre leones, alusiva a la victoria del hombresobre el pecado.

3.ª La misma idea queda simbolizada en la cazadel jabalí que decora el cimacio 22.

Este modelo iconográfico de Santiago, de clarassimilitudes con el de San Miguel, San Jorge, SantoDomingo y de los santos evangelizadores en gene-ral, tiene un paralelo en la zona suroccidental astu-riana en un tosco relieve del muro de testero de SantaMaría de Celón (Pola de Allande). Es cierto que nin-gún atributo de la peregrinación jacobea permiteidentificar esta figura con la de Santiago y quizá re-sulte más convincente su relación con San Miguel 23.Sin embargo, en función de los argumentos que a

19 El profesor Azcárate defiende esta tesis (conferencia so-bre «La Escultura de la Cámara Santa de Oviedo», curso de ve-rano de Extensión Universitaria, Villaviciosa, 1985) basándoseen la postura de los pies de Santo Tomás.

20 Véase VÁZQUEZ DE PARGA, L.: Las peregrinaciones a San-tiago de Compostela, t. I, pág. 566.

21 CIRLOT, J. E.: Diccionario de símbolos, Barcelona, 1982(5.ª ed.), pág. 143.

22 Esta interpretación iconográfica del «hombre nuevo» enlas basas y de la lucha contra el mal representado por el jabalí,ya fue expuesta por el profesor Azcárate en el curso de verano deVillaviciosa.

23 RAMALLO, G.: «Imaginería medieval en la zona surocci-dental asturiana», Asturiensia Medievalia, 4, Oviedo, 1981.

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continuación expongo no veo imposible la relaciónde dicha figura con las primitivas representacionesdel peregrino en la región asturiana:

1.º El paso del Camino de Santiago por Celón.2.º La presencia en la Cámara Santa del santo

dando muerte a la serpiente con la lanza bordón(acción idéntica en ambos ejemplos, que presen-tan, no obstante, diferencias lógicas de estilo y téc-nica).

3.º La existencia de una leyenda popular queidentifica al hombre representado con la figura deun peregrino que a su paso por el lugar dio muer-te a un terrible cuélebre que por un agujero pene-traba todas las noches en el templo para devorarlos cadáveres allí enterrados 24.

4.º La difusión del culto a Santiago en la zonasuroccidental asturiana, en torno a la ruta seguidapor los peregrinos, donde son frecuentes lasadvocaciones a dicho santo en parroquias y monas-terios 25.

Resulta difícil de explicar la presencia del pere-grino en un relieve muy ligado aún a la estéticaprerrománica 26 que parece datar del siglo XI, pues-to que la iglesia monástica de Celón aparece cita-

da en una donación a la catedral de Oviedo en1085 y 1086. Cabe la posibilidad de que haya na-cido en relación con algún santo guerrero proba-blemente San Miguel, pasando en la siguiente cen-turia a identificarse con la figura del peregrino.

La representación del cuélebre en la cornisa dela nave del templo románico arcaizante que llegóhasta nosotros, que data del siglo XIII 27, lo mis-mo que la existencia hasta la actualidad del aguje-ro por el que el cuélebre penetraba en el templo,localizado sobre el zócalo del muro de testero, vie-nen a confirmar que ya en el siglo XIII cuando seconstruye el templo actual estaba difundida la le-yenda de la hazaña del peregrino en Santa Maríade Celón.

Es posible que en la identificación de la figurade Celón con el peregrino haya influido el «San-tiago» del Apostolado de la Cámara Santa, escul-pido con ligera anterioridad a la construcción deltemplo románico de Celón.

Estas representaciones que muestran al peregri-no jacobeo y especialmente a Santiago como com-batiente, como santo evangelizador que lucha con-tra la herejía simbolizada por la serpiente, puedenconstituir un precedente del strenuissimus miles, delsanto soldado armado con espada y montado a ca-ballo que aplasta al infiel islámico. Pero el modelodel «Matamoros», del Santiago ecuestre, no apare-ce en el arte medieval asturiano. La iconografía máspróxima a él, la del caballero victorioso, tampocoalcanza gran difusión, aunque existen algunos ejem-plos, el más significativo en San Andrés deValdebárcena (Villaviciosa).

3. Representaciones de Santiago Peregrino

Los primeros ejemplos se encuentran en algu-nas tallas populares de estética románica, aunque

24 Los clásicos de la mitología asturiana (LLANO ROZA DE

AMPUDIA, A. de: Del folklore asturiano. Mitos, supersticiones, cos-tumbres, Oviedo, 1972; Id., Bellezas de Asturias de Oriente a Oc-cidente, Oviedo, 1928; CASTAÑÓN, L.: Supersticiones y creenciasde Asturias, Salinas, 1976, etc.) y otros autores de la bibliografíaasturiana (GARCÍA MIÑOR, A.: De San Salvador de Oviedo a Com-postela) recogen esta leyenda popular aún hoy conservada entrelos habitantes de la zona sobre el peregrino que con su bordónlogró dar muerte al cuélebre que penetraba todas las noches enla iglesia de Santa María de Celón a devorar los cadáveres en ellaenterrados.

El cuélebre de la mitología asturiana es el paralelo del dra-gón. «Es una serpiente alada que custodia tesoros y personajesencantados. Vive en los bosques, en las cuevas, y en las fuentesde gran cavidad subterránea. Ataca a las personas y a los anima-les; la escama que le cubre es tan dura que… únicamente se lepuede dar muerte hiriéndole en la garganta» (LLANO ROZA DE

AMPUDIA, A. de: Del folklore…, pág. 48).25 Prescindiendo de las parroquias de la zona costera en las

que figura Santiago como titular, en torno al «Camino Francis-co» que atravesaba el suroccidente astur se pueden citar el mo-nasterio de Santiago de la Barca y la parroquia del mismo nom-bre en el concejo de Salas, Santiago de Cerrecedo en el de Tineoy Santiago de Sierra en el de Cangas de Narcea.

26 Ejemplos similares en esquematismo y relación con mo-delos prerrománicos se encuentran en otros templos asturianosde la zona central, como Santiago de Sariego, San Salvador dePuelles, sin olvidar el ejemplo de San Pedro de Teverga.

27 Se aprecia la involución en la tendencia existente en lostemplos rurales bajomedievales a sustituir el ábside semicircularpor la cabecera cuadrada, derivada de los modelos prerrománicosde la región, aunque con una notable simplificación de las es-tructuras (véase FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, E.: La escultura romá-nica en la zona de Villaviciosa (Asturias), León, 1982, y ÁLVAREZ

MARTÍNEZ, M.ª S.: «Arte románico en Asturias», Enciclopedia Te-mática de Asturias, IV, Gijón, 1981).

En estos templos la decoración escultórica tiende a desapare-cer. Cuando existe, se reduce al mínimo la figuración, que es tos-ca, esquemática y arcaizante.

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no anteriores —según se deduce de ciertos rasgosiconográficos— a los siglos XIII y XIV. En la ac-tualidad existen muestras de este tipo en los tem-plos parroquiales de Santibáñez de la Fuente(Aller), de Tineo, de Vega de Rengos y Villarmental(Cangas del Narcea) y en el monasterio de Corias.

Como en la Cámara Santa combinan los atri-butos del apóstol con los del peregrino. Sin insis-tir en aquéllos, resulta conveniente detenerse en losúltimos por reflejar la evolución del modelo ico-nográfico del peregrino.

El bordón, desaparecido en algunas de estas pie-zas (Tineo), ofrece diversos modelos que van des-de el bastón corto en forma de tau (Santibáñez dela Fuente) similar al de Pórtico de la Gloria 28, alclásico bordón de triple pomo redondo (Vega deRengos).

En todos los casos existe escarcela cuadrada. Lavenera, que no aparece en Vega de Rengos ni enSantibáñez de la Fuente, está presente en los res-tantes sobre el ala o copa del sombrero. Éste cons-tituye la mayor innovación iconográfica de estaspiezas y permite atribuirles una cronología tardía,en torno al siglo XIV. Únicamente la imagen deSantibáñez de la Fuente carece de este elemento,aunque su cabeza está cubierta por la caperuza quehasta fines de la Edad Media formaba parte del trajedel peregrino 29.

Este modelo se mantiene en la zona surocci-dental de Asturias hasta los últimos momentos delMedievo (Villarmental) e incluso los primeros dela modernidad, como se desprende de la talla con-servada en el monasterio de Corias. Esta pieza quepuede datar del siglo XV e incluso de los primerosaños del XVI, conserva los mismos atributos quelas obras antes analizadas y su evolución no residetanto en la incorporación de nuevos elementos ico-nográficos como en el tratamiento formal, más na-turalista en fisonomía, proporciones, expresión ytrabajo de los paños.

Estas tallas de Santiago son contemporáneos dealgunos ejemplos de escultura monumental, más

evolucionados estilísticamente y emparentados conlas fórmulas góticas. En este caso se trata de figu-ras de peregrinos y no del propio santo, dispuestasen la arquivolta central de la portada meridionalde la iglesia de Santa María de Conceyu deLlanes 30. Aunque el mal estado de conservacióndificulta un análisis detallado de sus atributos, sepueden apreciar aún las veneras distintivas de laperegrinación jacobea.

Dentro del apartado dedicado a Santiago pere-grino es preciso incluir algunas obras tardogóticasintegradas en amplios programas iconográficos quese aplican en portadas, retablo y sillería de coro dela catedral ovetense.

Dos portadas de estilo flamenco abiertas en eltransepto de la catedral, la de la Capilla del ReyCasto y la de acceso a la Cámara Santa, de media-dos del XV 31 y del XVI respectivamente, incluyenen su repertorio iconográfico 32 la representaciónde Santiago. En ambos ejemplos está ataviado conamplio manto que al modo medieval alcanza lospies, pero con un tratamiento formal bien distintopor la ampulosidad y riqueza de los plegados, untanto acartonados en relación con su filiación fla-menca. Llevan sombrero de ala ancha y levantada

28 Que VÁZQUEZ DE PARGA, en Las peregrinaciones…, pág.566, considera más relacionado con el báculo episcopal que conel bordón del peregrino.

29 Según STEPPE, J. K.: «L’iconographie de Saint Jacques leMajeur (Santiago)», Santiago de Compostela. 1000 ans dePèlerinage Européen, Europalia 85, Bruxelas, 1985, pág. 138.

30 CASO, F. de: En «Arte gótico en Asturias», EnciclopediaTemática de Asturias, 4, Gijón, 1981, pág. 284, considera estaportada del siglo XIII avanzado, cronología que también esta-blece MORALES SARO, M. C.: En La iglesia gótica…, págs. 36-37, para un plan inicial, modificado en la traza definitiva que«no es anterior a mediados del XIV».

31 Las últimas investigaciones (CASO, F. de: La construcciónde la catedral de Oviedo (1293-1587), Oviedo, 1981; CASO, F.de; RAMALLO, G.: La catedral de Oviedo, León, 1983, págs. 277y 50 respectivamente) tienden a adelantar la construcción de laportada de la Capilla del Rey Casto a mediados del siglo XV,cuando tradicionalmente se venía fechando en torno a 1470 yatribuyendo a Juan de Malinas. Esta autoría es rechazada por F.de Caso que considera la posibilidad de una intervención de losmaestros flamencos del brazo norte del transepto de San Salva-dor, Nicolés de Bar y Nicolás de Bruselas.

32 El programa iconográfico de la portada del Rey Casto serelaciona con el «Juicio Final». Preside el conjunto la imagen delSalvador en el tímpano y los cuatro apóstoles en las jambas (man-teniendo el antiguo simbolismo de pilares de la iglesia): San Pe-dro y Santiago el Mayor en el lado derecho del Salvador, y SanPablo y San Andrés en el izquierdo. Completan el conjunto nu-merosas figuras menores colocadas sobre repisas góticas que seadaptan a las arquivoltas.

En la portada de acceso a la Cámara Santa, procedente deltrascoro de la catedral, parecen repetirse a menor escala los mis-mos apóstoles de la portada anterior.

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que sirve de soporte a la venera, como ya se vio enotros ejemplos bajomedievales, bordón alto de do-ble pomo y libro abierto. La figura de la portadade acceso a la Cámara Santa, con ser más tardía,se muestra más ligada a la tradición al aparecer des-calza. En la del Rey Casto, hace su aparición en elarte asturiano el peregrino calzado, con el mantoabierto por delante sobre la túnica. Estos dos ele-mentos innovadores vienen a marcar la evoluciónexperimentada por el traje del peregrino en el si-glo XV, apareciendo en adelante en otras represen-taciones del santo. Otro aspecto más que suponeun avance en la iconografía del peregrino es el rea-lismo del rostro fatigado.

El mismo tipo iconográfico se mantiene en otrasdos obras ligadas a las corrientes flamencas en lacatedral de San Salvador: un relieve de la silleríabaja 33 y una escultura del retablo mayor, tambiénde los siglos XV y XVI respectivamente. La figurade la sillería presenta como símbolos de la peregri-nación el manto abierto, el bordón (desaparecido)y como rasgo más significativo ya recogido en laportada del Rey Casto el rostro marcado por lashuellas del esfuerzo y agotamiento. Como santoaparece nimbado, pero no renuncia al sombrerocon la venera, que le cae sobre la espalda.

En la figura del retablo, la evolución respecto alas anteriores se refleja en el tratamiento del traje,más corto y adecuado para el caminante, y, muyespecialmente, en la actitud de la figura que se re-presenta en plena marcha dotada de todos los atri-butos del peregrino.

Por tanto, en las últimas representacionestardogóticas de Santiago peregrino se puede apre-ciar una evolución iconográfica unida a los cam-bios estilísticos en el sentido de dotar de mayor rea-

lismo a la figura, bien sea a partir de la expresiónfatigada o de la adecuación del traje del santo alde uso habitual entre los caminantes, si bien en esteaspecto nunca se pierde por completo el primermodelo ofrecido por el apóstol, manteniéndose sal-vo raras excepciones la túnica larga y los pies des-calzos. En ningún caso se llega a incluir la calaba-za, que por primera vez aparecerá en un ejemploplateresco: el retablo de Santa María de Llanes, quecae fuera del marco cronológico y estilístico esta-blecido para este trabajo.

De lo anteriormente expuesto se deduce cómoa pesar de la rivalidad existente entre los santua-rios ovetense y compostelano, la peregrinación seconvirtió en vehículo difusor de la devoción al san-to compostelano a lo largo de los caminos y gene-rador de una iconografía de entidad superior a laconsiderada tradicionalmente, si bien en los pro-gramas iconográficos complejos, Santiago no ocu-pa nunca el lugar preeminente que se le reservabaen los santuarios gallegos.

La evolución de dicha iconografía a través delarte medieval asturiano no difiere apenas de la quecaracteriza a las representaciones jacobeas en el restodel mundo occidental y, especialmente en Franciay España. Se ve marcada por el paso del Santiagoapóstol de fines del siglo XI y primeros del XII, aotro que combina las figuras de apóstol y peregri-no unidas a la idea de lucha contra el mal, a finesdel siglo XII. Finalmente se impone desde la deci-motercera centuria el modelo del peregrino que, sinembargo, no perdió aún el recuerdo del modeloapostólico, permaneciendo incluso en las obrastardomedievales más evolucionadas, si bien en ellasdesaparece la expresión serenísima en función deun mayor verismo.

33 Consúltese KRAUS, D. y H.: Las sillerías góticas españolas,Madrid, 1984.

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Lám. 1: Miniatura del Libro de los Testamentos.

Lám. 2: Detalle del frontal del Arca Santa.

Lám. 3: Lateral derecho del Arca Santa.

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Lám. 4: Santiago y Juan. Apostolado de la Cámara Santa. Lám. 5: Relieve del testero de Santa M.ª de Celón.

Lám. 6: Santiago, iglesia de Santibáñez de la Fuente. Lám. 7: Santiago, iglesia de Tineo.

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Láms. 8 y 9: Portada de la Capilla del Rey Casto. Detalle de Santiago el Mayor en la misma.

Lám. 10: Detalle de Santiago en la sillería de coro baja de la catedral de Oviedo.

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Láms. 11 y 12: Portada de acceso a la Cámara Santa. Detalle de Santiago en la misma.

Lám. 13: Figura de Santiago en el retablo mayor de la catedral de Oviedo.