El cadiz de abajo

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Taite Cortés CÁDIZ. El Cádiz de ahí abajo es pardo, a veces verde y casi siempre azul. El Cádiz de ahí abajo es un mundo de contrastes, de viñas, tri- gales, pinares y salinas. El Cádiz de ahí abajo en un Cádiz de cine. El Cádiz de ahí abajo es casi más boni- to que el que se descubre a pie. Época de recolección, de trigo se- gado y pacas que se reparten por el paisaje como un sarpullido rústico que le ha salido a la tierra. Son reta- les amarillos que se intercalan con los sembrados verdes ante la vista del que mira la tierra gaditana desde las alturas. La avioneta sale por Jédula y se encamina hacia Arcos en su ruta de los pantanos. El Guadalcacín acapara el frente con su inmensidad artificial, aun- que también se cuenta Arcos con su lago y Bornos con el suyo. Y, al fondo, El Pinsapar. Arcos –blanco, blanquísimo– se encarama a su cima, repta y se des- perdiga con la árida excepción del amarillento tajo en el horizonte. El puente de metal, el de San Miguel, anda un poco más allá. Algar y San José del Valle señalan el inicio de la serranía y se asoman a los pies de unas montañas que se superponen hasta la sierra de Ronda. Gris, del color de la piedra. Rumbo a la Bahía. A la derecha comienza a verse la laguna de Me- dina, a la izquierda se dibuja tími- damente la silueta de Gibraltar. Y África más al fondo, el más allá. Se vuelve la vista y se adivina el ser- penteo del Guadalete en su desem- bocadura. Meandros al contraluz de una tarde de verano. Se sobre- vuela Paterna, Medina y ya se ve al fondo Chiclana y el mar. Azul. Chiclana se dispersa, se disemina por todo el terreno, desde el litoral hasta el interior. Parece una de esas plantas que van comiendo terreno, que van haciéndose dueñas de lo que le rodea, como garras de león. Pero da paso a una de las imágenes más hermosas del recorrido: la Bahía repeinada en decenas de ki- lómetros por la mano del hombre. Las salinas. Es como si un campesino capri- choso trazara surcos imposibles con su arado. Y su salado fruto, a veces dorado por el contraluz, a veces blanco al trasluz y a veces púrpura, se reparte por este sem- EXPERIENCIA ÚNICA “Se desembarca con el regusto de que no hay suficiente memoria para conservar tantas estampas imborrables” Hay una provincia distinta que se descubre desde las alturas, una nueva visión de la tierra llena de matices de la que se puede disfrutar gracias a la iniciativa ‘Volando Cádiz’, promovida por el Real Aeroclub de Jerez, al alcance de todos los que quieran vivir una experiencia única ocio LAS TRES RUTAS RUTAS PARA DESCUBRIR CÁDIZ El Real Aeroclub de Jerez, una entidad con más de 35 años de experiencia, ofrece la posibili- dad de hacer tres rutas dentro de su programa ‘Volando Cádiz’, en colaboración con Diputación. La primera recorrería la zona de los pantanos: el Guadalcacín, el de Arcos o el de Bornos, en la que se puede disfrutar de unas magnífi- cas vistas de la campiña de Jerez y el inicio de la Sierra. La de la desembocadura del Guadalqui- vir pasaría por Sanlúcar y Chi- piona y se vería al frente parte de Doñana, que no se puede sobre- volar. La de la Bahía es la estre- lla. Se recorre El Puerto, San Fer- nando, Puerto Real y Cádiz y ofrece las mejores panorámicas. Todo este servicio se ofrece bajo las más estrictas condiciones de seguridad, dirigido por un piloto experto y tienen el objetivo de fo- mentar el deporte aéreo y desmi- tificar el aura de elitismo que rodea la práctica de esta activi- dad. Las dos avionetas disponi- bles son un modelo de gran no- bleza y seguridad, las cessna 172. El horario está abierto a cualquier día y hora y el precio es de 70 euros (pueden ir hasta tres personas). Para reservar: 956150080 ó 956181423. el Cádiz de ahí abajo KIKI CÁDIZ-CÁDIZ. Desde las alturas se juega a descubrir rincones de la ciudad: La Caleta, la Alameda, el Falla... Los pantanos, la Bahía o la desembocadura del Guadalquivir 42 l Verano y Ocio l Lunes 28 Julio 2003 • DIARIO DE CADIZ

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Taite Cortés

■ CÁDIZ. El Cádiz de ahí abajo espardo, a veces verde y casi siempreazul. El Cádiz de ahí abajo es unmundo de contrastes, de viñas, tri-gales, pinares y salinas. El Cádiz deahí abajo en un Cádiz de cine. ElCádiz de ahí abajo es casimás boni-toqueel que sedescubreapie.Épocaderecolección,de trigose-

gado y pacas que se reparten por elpaisaje como un sarpullido rústicoque leha salidoa la tierra. Son reta-les amarillos que se intercalan conlos sembrados verdes ante la vistadel que mira la tierra gaditanadesde las alturas. La avioneta salepor Jédula y se encamina haciaArcos en su rutade lospantanos.El Guadalcacín acapara el frente

con su inmensidad artificial, aun-que también se cuentaArcos con sulago y Bornos con el suyo. Y, alfondo,El Pinsapar.Arcos –blanco, blanquísimo– se

encarama a su cima, repta y se des-perdiga con la árida excepción delamarillento tajo en el horizonte. Elpuente de metal, el de SanMiguel,anda un pocomás allá. Algar y SanJosé del Valle señalan el inicio de laserranía y se asoman a los pies de

unasmontañas que se superponenhasta la sierra de Ronda. Gris, delcolorde lapiedra.Rumbo a la Bahía. A la derecha

comienza a verse la laguna de Me-dina, a la izquierda se dibuja tími-damente la silueta de Gibraltar. YÁfrica más al fondo, el más allá. Sevuelve la vista y se adivina el ser-penteo del Guadalete en su desem-bocadura. Meandros al contraluzde una tarde de verano. Se sobre-vuela Paterna, Medina y ya se ve alfondoChiclanayelmar.Azul.Chiclanasedispersa, sedisemina

por todo el terreno, desde el litoralhasta el interior. Pareceunadeesasplantas que van comiendo terreno,que van haciéndose dueñas de loque le rodea, como garras de león.Pero da paso a una de las imágenesmás hermosas del recorrido: laBahía repeinada en decenas de ki-lómetros por la mano del hombre.Las salinas.Es como si un campesino capri-

choso trazara surcos imposiblescon su arado. Y su salado fruto, aveces dorado por el contraluz, aveces blanco al trasluz y a vecespúrpura, se reparte por este sem-

EXPERIENCIA ÚNICA

“Se desembarca con elregusto de que no haysuficiente memoria para

conservar tantasestampas imborrables”

Hay una provincia distinta que se descubre desde las alturas, una nuevavisión de la tierra llena de matices de la que se puede disfrutar gracias ala iniciativa ‘Volando Cádiz’, promovida por el Real Aeroclub de Jerez, alalcance de todos los que quieran vivir una experiencia única

ocio

● LAS TRES RUTAS

RUTAS PARA DESCUBRIR CÁDIZ

El Real Aeroclub de Jerez, unaentidad conmás de 35 años deexperiencia, ofrece la posibili-dad de hacer tres rutas dentro desu programa ‘VolandoCádiz’, encolaboración conDiputación. Laprimera recorrería la zona de lospantanos: el Guadalcacín, el de

Arcos o el de Bornos, en la que sepuede disfrutar de unasmagnífi-cas vistas de la campiña de Jerezy el inicio de la Sierra. La de ladesembocadura del Guadalqui-vir pasaría por Sanlúcar y Chi-piona y se vería al frente parte deDoñana, que no se puede sobre-

volar. La de la Bahía es la estre-lla. Se recorre El Puerto, San Fer-nando, PuertoReal y Cádiz yofrece lasmejores panorámicas.Todo este servicio se ofrece bajolasmás estrictas condiciones deseguridad, dirigido por unpilotoexperto y tienen el objetivo de fo-

mentar el deporte aéreo y desmi-tificar el aura de elitismoquerodea la práctica de esta activi-dad. Las dos avionetas disponi-bles son unmodelo de gran no-bleza y seguridad, las cessna172. El horario está abierto acualquier día y hora y el precioes de 70 euros (pueden ir hastatres personas). Para reservar:956150080ó 956181423.

el Cádizde ahí abajo

KIKICÁDIZ-CÁDIZ. Desde las alturas se juega a descubrir rincones de la ciudad: La Caleta, la Alameda, el Falla...

Los pantanos, la Bahía o la desembocadura del Guadalquivir

42 l Verano y Ocio l Lunes 28 • Julio 2003 • D I A R I O D E C A D I Z