“El Buen Vivir o Sumak Kawsay en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente...

23
El Buen Vivir o Sumak Kawsay en el proceso de cambio social ecuatoriano. La Paz como componente esencial de esta alternativaPublicado en la Revista Caminos del Centro Memorial Dr. Martin Luther King, La Habana, Cuba, 2012. Por Gabriela Quezada Calderón*. Asambleísta Constituyente del Ecuador (2007-2008), Psicóloga, Máster en Política y Sociales, Universidad de la Habana.

Transcript of “El Buen Vivir o Sumak Kawsay en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente...

Page 1: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

“El Buen Vivir o Sumak Kawsay

en el proceso de cambio social ecuatoriano.

La Paz como componente esencial de esta alternativa”

Publicado en la Revista Caminos del Centro Memorial

Dr. Martin Luther King, La Habana, Cuba, 2012.

Por Gabriela Quezada Calderón*.

Asambleísta Constituyente del Ecuador (2007-2008), Psicóloga, Máster en Política y Sociales, Universidad de la Habana.

Page 2: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

Las reflexiones sobre la construcción de una sociedad de buen vivir en

los procesos de cambio y alternativa al sistema capitalista neoliberal en nuestra

época, supone el análisis sobre la forma que toma la lucha ideológica, política,

social y el propio ejercicio del poder en tales procesos. Son, de hecho,

reflexiones necesarias para definir y unir posiciones en aras de consolidar una

respuesta efectiva capaz de detener o al menos atenuar el proceso de

decadencia que azota al mundo, proveniente, en gran medida, de la violencia

en sus múltiples dimensiones que genera la matriz capitalista imperante. Un

preliminar análisis se presenta a continuación, a partir del referente ideológico-

político planteado por el proyecto político ecuatoriano denominado Buen Vivir o

Sumak Kawsay. Desde este marco se enfatiza el componente de la paz

buscando identificar qué aspectos asociados a ésta introducen rutas de acción

para guiar el complejo tránsito hacia la utopía del socialismo del Sumak

Kawsay.

1. Cambio social: transición y reformas en dirección de un orden social

socialista.

Abordar procesos de cambio social, como el que se encuentra en curso en

Ecuador, requiere determinar la connotación que éste posee así como realizar

un acercamiento con los conceptos transición y reforma, con los que se

relaciona estrechamente.

Durante un considerable tiempo en el pensamiento social y político, primó la

visión orgánico-funcional del sistema social en que el cambio social se

evaluaba como un fenómeno indeseable. Acontecimientos ocurridos durante el

siglo XX, la revolución rusa y mexicana, entre otros, permitieron dar un giro a

aquella visión y visibilizar las luchas de confrontación con estructuras de

dominación y explotación ganando éstas gran adhesión popular. Wallerstein

identifica una referencia histórica anterior y señala que como tal la idea del

cambio ocupa una posición destacada en el devenir social a partir de la

Revolución Francesa, “lo que hizo la Revolución francesa fue desencadenar el

apoyo público e incluso el clamor por la aceptación de dos nuevas visiones

mundiales: el cambio político entendido como algo normal y no excepcional, la

soberanía atribuida al ‘pueblo’ y no a un soberano… Una vez que el pueblo se

Page 3: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

convenció de que el cambio político era normal y que el pueblo, por principio,

era soberano, es decir, el autor del cambio político, todo lo demás fue posible

(1995, en FBDM, 2010)”.

El cambio social, entendido como aquel proceso que modifica la estructura

interna del sistema y hasta cierto punto su identidad y sentido de su misión

política (Arnoletto, 2010), se encuentra necesariamente vinculado a una etapa

de transición cuya conceptualización, como es apreciable desde el campo de la

teoría social y política, es diversa. Conocemos que para la tradición marxista el

período de transición es aquella etapa situada entre la sociedad capitalista y la

sociedad comunista y, en términos generales, corresponde a aquel proceso a

través del cual un modo de producción va alejándose de la forma antigua para

adquirir las propiedades de la que se está gestando. Durante la segunda mitad

del siglo XX, cuando la transición estaba claramente identificada con una

dirección hacia el socialismo en la experiencia soviética, se llegó a concebir

una “teoría de la transición” como una receta científica que establecía con

rango de obligación las condiciones que debería cumplir la revolución que

había alcanzado el poder del Estado para construir esa sociedad anhelada.

Estos contenidos fueron publicados por la URSS en 1954 en la obra Manual de

Economía Política (Acanda, 2008). En el continente latinoamericano, con

posterioridad, la instauración de una serie de medidas por parte del

imperialismo norteamericano a fin de derrotar “la amenaza del comunismo”,

modificará de manera particular la concepción sobre la transición. Los

regímenes de corte dictatoriales militares basados en doctrina de la “seguridad

nacional” que se impusieron en varias naciones en las últimas décadas de siglo

XX permitieron desplegar la “teoría de la transición a la democracia”. El cambio

político, entonces, se entiende como el retorno a un gobierno no dictatorial. Lo

que antes era una visión crítica y enfrentada a las formas políticas del

capitalismo en cualquiera de sus formas, ahora se reducía a una crítica parcial

a las formas dictatoriales de ejercicio del poder… el llamado a los proyectos

anti-capitalistas y democráticos ya no es un referente. Tampoco lo es

mayoritariamente la crítica a las relaciones sociales de explotación (Roitman,

2000).

Como resultado de esta asignación de contenido, el término fue despreciado

por sectores de izquierda, pero en tiempos actuales donde se encuentran en

Page 4: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

desarrollo procesos de cambios sociales con orientación socialista, como los

registrados en Latinoamérica, el concepto de transición recupera su relevancia.

Lo fundamental del proceso de transición es entender la coexistencia y lucha

entre las viejas y las nuevas formas de relaciones sociales en un escenario

donde los nuevos patrones alcanzan un papel determinante. El sentido social y

político condiciona su significado al efecto de realizar transformaciones de

orden cualitativo para la sociedad, orientándose ese período transicional no

sólo en diferencia del modo económico y social existente sino con definición

hacia una forma social superior a la capitalista (Acanda, 2008). ¿Esa

superación contiene una dirección hacia el socialismo o el comunismo? Indica

el autor, que la respuesta no es siquiera uniforme en la literatura marxista, no

obstante, es identificable en los fundadores del marxismo que el socialismo

corresponde a la etapa relativamente prolongada de transición hacia el modo

de producción comunista, etapa en que se dan una serie de cambios y

transformaciones hacia las nuevas relaciones sociales. Es, en efecto, una

etapa de conflictos y luchas cuya clave es, justamente, potenciar los espacios

de existencia de éstos y las contradicciones para el desarrollo de la nueva

sociedad.

Una aproximación a nuestra región y nuestro tiempo, reflejan que la Revolución

Cubana así como el triunfo de la Unidad Popular en Chile marcan

concepciones distintas sobre del cambio social y la transición al socialismo. El

concepto de revolución como cambio radical, en el primer caso, se acuñó en su

momento como sinónimo de la lucha armada, es decir, la transformación del

capitalismo como resultante de la vía insurreccional. Por su parte, la vía chilena

al socialismo se definió como una vía pacífica que se tradujo en una nueva

alternativa para la revolución aunque su desempeño se vio frustrado por el

golpe de estado de 1973. A continuación, la acción emprendida por el Ejercito

Zapatista de Liberación Nacional en 1994, unificó la acción insurreccional y

pacífica: al emprender la acción armada busca la realización de elecciones

libres para abrir un proceso de transición hacia el cambio democrático. De

manera tal que, “revolución (como insurrección) y reforma se tienden la mano y

confluyen en una nueva concepción para el desarrollo de la revolución en el

actual siglo XXI…Sin renunciar a la revolución, más bien redefiniéndola, las

nuevas formas de lucha incorporan una dimensión de largo plazo…la diferencia

Page 5: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

entre la alternativa del siglo XX y del siglo XXI no estriba en el problema

conceptual, sino en la capacidad de atender a las nuevas demandas que

suponen enfrentar el proceso revolucionario de transformación social del

capitalismo” (Roitman, 2010).

Precisamente, el siglo XXI en desarrollo visibiliza la perspectiva crítica

propositiva de una alternativa al orden hegemónico. Estos procesos

emancipatorios, como el ecuatoriano, se caracterizan por desentenderse de

dogmatismos, incorporar temáticas y preocupaciones de distintas esferas no

sólo realizando modificaciones a las tesis políticas sino además sobre ámbitos

sociales y culturales, atrayéndolas hacia en un ordenamiento integrador,

renovador, que habla de lo ambiental, lo étnico, la diversidad de género y

formula otros códigos para avanzar hacia el cambio social.

Durante la década de los noventa la proliferación de luchas anti-neoliberales

protagonizadas por movimientos sociales, reflejo del fracasado “modelo”

neoliberal, permitió el surgimiento de alternativas en disputa por el poder

político para iniciar una fase de lucha por una nueva hegemonía (Sader, 2008).

Esta debilidad del neoliberalismo en la región es reconocida al punto de

diagnosticar en América latina el “principal foco de resistencia internacional al

imperialismo y al neoliberalismo” (Katz, 2006), el “escenario de quiebra relativa

del hegemonismo norteamericano” (Valdés, 2009) marcado, entre otros

elementos, por los nuevos gobiernos populares, progresistas y de izquierda.

Estos gobiernos significan la modificación del escenario geopolítico a favor de

los pueblos y para los movimientos sociales, a decir de Zibechi (2008),

comienza a cerrarse el ciclo de luchas sociales iniciado en la década de 1960

por la conformación de proyectos nacionales-populares.

Desde el punto de vista político, los procesos referidos han reanimado

discusiones en torno a la dirección del anticapitalismo pues el manifiesto

rechazo al capitalismo no expresa por sí mismo una voluntad revolucionaria.

De hecho, la dirección de esa transformación del modo económico-social, no

introduce per se un rumbo hacia el socialismo; indica Emir Sader (2007) que lo

que empieza a construirse en América Latina es un posneoliberalismo que

puede y debe ser anticapitalista aunque no necesaria ni fácilmente se configure

como socialista. Samir Amin, por su parte, emplea la denominación de

sociedad postcapitalista identificando en ésta distintas etapas de

Page 6: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

transformación y, con carácter aún más polémico, se encuentran exposiciones,

incluso con pretensión teórica, sobre el “socialismo del siglo XXI” en América

Latina que fuera, en primera instancia, enunciado por el presidente Hugo

Chávez en el V Foro Mundial de Porto Alegre el año 2005. Lo señalado

diagnostica una realidad de álgidas controversias con el común denominador

de poner en manifiesto la existencia de una revitalización del debate acerca del

socialismo como proyecto social que, entre otras reflexiones, recupera, suprime

y reformula varios elementos de la teoría marxista, de la corriente socialista y

de la conocida experiencia de “socialismo real” y que, en todos los casos,

encuentra su génesis en la crítica al capitalismo y al neoliberalismo.

Según Harnecker (2010), el contexto ha ubicado a los gobiernos de América

Latina en la disyuntiva de aplicar medidas capitalistas para tratar de sacar a

los países adelante o de lanzarse a construir una sociedad alternativa rumbo al

socialismo, en condiciones sumamente complejas ya que en nuestros países

no sólo existe una débil presencia de condiciones económicas, materiales y

culturales sino, además, no se cuenta sino “con un partecita del Estado”. Aun

en esas circunstancias, son momentos en que desde los gobiernos han

empezado a implementarse medidas transformadoras hacia el socialismo, será

necesario, menciona, que en el tránsito pacífico se tome conciencia de la

diferencia entre la conquista del poder y al gobierno, analizando la verdadera

correlación de fuerzas existente. En las circunstancias actuales también Vilá

(2006) reconoce como fundamental que se evalúen cabalmente los escenarios

transicionales e identifiquen la importancia de las reformas [en el socialismo] en

tanto permite realizar las “modificaciones sustanciales y necesarias que, en el

orden de la acción concreta, significan corrección del proyecto social con

relación a las necesidades de la dinámica social… permite salvarse de los

inevitables errores, deformaciones y avanzar a un perfeccionamiento

ulterior…”. La autora esboza el error de significar a las reformas como una

herejía dado su supuesto condicionamiento en beneficio del capitalismo, a

cambio, sustenta a las reformas como ineludibles puentes entre lo viejo y lo

nuevo a partir de las palabras de Lenin quien refirió “No basta con ser

revolucionario y partidario del socialismo o comunista en general. (...) Es

necesario saber encontrar en cada momento peculiar el eslabón particular al

cual hay que aferrarse con todas las fuerzas para sujetar toda la cadena y

Page 7: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

preparar sólidamente el paso al eslabón siguiente”…. “de ahí la importancia de

una apreciación certeza de qué hacemos en cada momento y por qué, así

como del grado de vinculación con las masas, no sólo para que comprendan,

sino para que se conviertan en parte activa en la elaboración del proyecto

reformador”. La clave, agrega, está en equilibrar los métodos y los objetivos

socialistas en cuya tarea lo más importante es democratizar la toma de

decisiones elevando la participación de las personas ya que sólo la democracia

expansiva conduce a una hegemonía legítima en el sentido de Gramsci. El

planteamiento de esta autora resulta de gran utilidad y pertinencia porque

permite comprender la realidad de países que han conquistado el gobierno y

cuyo desempeño permite ubicar a sus procesos en un momento de transición

encaminados por proyectos comprometidos con el socialismo con sus propias

características, como ocurre en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Así, es posible

indicar que se trata de procesos que aspiran el paso de un estadio o nivel a

otro con un carácter de cambio cualitativo de la sociedad, cuya característica

de “construcción” por medio de la vía pacífica aproxima su estrategia a la

puesta en marcha de reformas como modificación de lo que se propone,

proyecta y ejecuta (Vilá, 2006) para abrir paso a condiciones objetivas y

subjetivas que posibiliten las transformaciones. En lo específico, el proyecto

ecuatoriano, como parte de los procesos de cambios políticos, económicos y

sociales de la etapa posneoliberal que vive América Latina hace algunos años,

aporta con la nueva propuesta que está en construcción “entendiendo que el

punto estratégico hacia donde nos conduce este camino es el socialismo… En

nuestro país estamos en la etapa de consolidación de las bases de la

Revolución Ciudadana, que se desarrolla en lo político, lo económico, lo social

y lo cultural… Tal vez hoy más que nunca, la construcción del socialismo

implica debate, intercambio, redefiniciones, ruptura” (Patiño, 2010.)

2. El Buen Vivir o Sumak Kawsay: el camino del cambio social.

La actualización y vigencia del proyecto socialista se ha vuelto una demanda

palpable. En el caso ecuatoriano, es necesario referirse, directamente, a la

elaboración de la nueva carta magna realizada con amplia participación social

durante los años 2007-2008, para dar cuenta de la orientación que ha

bosquejado el país con la voluntad de gestar la nueva sociedad; orientación

Page 8: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

que ha declarado su vocación socialista. El pacto social que surge del ejercicio

constituyente inaugura la introducción del término kichwa Sumak Kawsay como

el horizonte del cambio en el escenario político. Por primera vez, este término

originario de la cosmovisión andina indígena, toma cuerpo como principio para

el ordenamiento nacional e, inevitablemente, tiende puentes con los pueblos

del mundo en busca de un bienestar compartido, integrando, en consecuencia,

una aspiración transnacional.

Desde el kichwa, en Ecuador, se significa el SUMAK como la plenitud, lo

sublime, magnífico, hermoso(a), lindo (a) y el KAWSAY como la vida (el vivir),

la existencia dinámica, cambiante. Sumak Kawsay es, por tanto, la vida en

plenitud, la vida en armonía, la magnificencia y lo sublime, el equilibrio integral:

el Buen Vivir. La convivencia en armonía con uno mismo, con la familia y la

comunidad y con la madre tierra, la naturaleza, resume (solo en esencia) el

sentido de esta expresión donde el valor de lo comunitario y el establecimiento

de relaciones de respeto y austeridad, con respecto a la naturaleza y sus

riquezas naturales, fundamentan los ingredientes esenciales para la

comprensión de esta filosofía ancestral (Quezada, 2011).

El Sumak Kawsay, como objetivo rector de la convivencia social, va mucho

más allá del aspecto material como garante de la satisfacción, más allá del

valor de la abundancia como medida de realización. Otorga valor, en cambio, a

las relaciones sociales que contribuyen con crear ese ambiente de cuidados

mutuos para la preservación de la vida, para la consecución de la vida en paz.

“Entender lo que significa el Buen vivir implica alejarnos de la concepción de

“bienestar occidental” y recuperar la cosmovisión de los pueblos y

nacionalidades indígenas”, indica Acosta (2008).

Asumiendo la complejidad de teorizar acerca de nociones que son ajenas a la

experiencia guiada por la visión occidental, una aproximación a las

elaboraciones conceptuales acerca del Buen Vivir o Sumak Kawsay, permite

identificar ciertos elementos determinantes (Quezada, 2011):

1. La búsqueda de una convivencia pacífica y en armonía con la naturaleza,

cuya vinculación no sea de tipo extractivista depredadora.

2. La ruptura con concepciones de progreso y desarrollo ancladas en la cultura

capitalista y eurocéntrica. En ese sentido, un análisis crítico de las

implicaciones de la modernidad y la clara voluntad de transformar ciertos

Page 9: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

patrones que le son propios (como la supremacía de la razón científica, la

ausencia del valor de uso).

3. El reconocimiento y efectividad de los derechos de “los sectores minorías”,

de grupos étnicos, de los pueblos y nacionalidades indígenas, la

interculturalidad y la plurinacionalidad1, en miras de alcanzar una auténtica

integración social en el marco de la “igualdad en la diversidad”.

4. La idea de construirse permanentemente como resultado de un ejercicio

constante de actualización y debate.

3. La Paz en/para la consecución del Buen Vivir o Sumak Kawsay.

La principal fuente referencial para destacar a la paz y cultura de paz como

componente estructural de la concepción y consecución del Buen vivir es el

texto constitucional2.

La Constitución se organiza en nueve títulos en los que se inscriben capítulos y

secciones en orden de subordinación. En el mandato constitucional los

contenidos en materia de paz y cultura de paz se encuentran distribuidos a

partir de su preámbulo. En el preámbulo se expresa la voluntad pacifista a la

que adhiere la consecución del proyecto político nacional, indicando:

“NOSOTRAS Y NOSOTROS, el pueblo soberano del Ecuador (…) Decidimos

construir (…) Un país democrático, comprometido con la integración

latinoamericana –sueño de Bolívar y Alfaro-, la paz y la solidaridad con todos

los pueblos de la tierra;…”, espíritu que, como es apreciable, no se limita a la

convivencia nacional sino que se extiende en el anhelo –aun inconcluso- de la

Patria Grande, la unidad regional.

1 Las luchas indígenas no siempre tuvieron una propuesta política entendida desde el punto de

vista de ejes u objetivos programáticos, sin embargo, como señalábamos en páginas precedentes, al menos ya en el década de los noventa en Ecuador esto se modifica y se vuelve clara la demanda por el reconocimiento de un Estado Plurinacional que dé garantía a los derechos que los asiste como pueblos y nacionalidades y al ejercicio de su autonomía involucrada en tal exigencia. Pero lejos nos encontramos de comprender este logro si sólo pensamos que se trata de un eslogan que visibiliza a estas minorías para responsabilizar al Estado por ellas y los vuelve sujetos de particulares derechos por ser pueblos y nacionalidades, el camino es tan largo y complejo como puede ser la transformación de la homogeneidad cultural por la interculturalidad donde la diversidad tenga vida y presencia en todas las esferas y niveles de las sociedades. 2 Otro documento referencial es el Plan nacional para el Buen Vivir 2009-2013 en el cual se

encuentra una guía programática trazada desde múltiples aristas (objetivos y estrategias) y, en especial, la agenda nacional de seguridad interna y externa donde se desarrolla la Política de seguridad, de defensa, el Plan Ecuador, entre otros.

Page 10: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

La expansión de los contenidos a lo largo del articulado del texto, permite

afirmar que:

1. Se identifica la paz como un valor de la convivencia social que, por un lado,

se demanda de las personas en tanto sujeto-ciudadano con responsabilidad

para-con su medio social (art.83.3) y, por otro, se exige del Estado, quien

asume la obligación de promoverla y garantizarla en tanto se identifica a la

cultura de paz como un derecho (art.3; 249). La paz, entonces, adquiere el

estatus de inalienable, irrenunciable, indivisible y de igual jerarquía, además, de

ser plenamente justiciable (art. 11).

2. El Estado institucionaliza esta responsabilidad asumiendo su sentido de

actor de socialización, por medio de: a) La inculcación de este valor en la

educación o instrucción formal (art.27), es decir, la paz es comprendida en

tanto principio ético y b) Su introducción como procedimiento para la

administración de justicia en base al empleo de métodos propios de la teoría de

la resolución y transformación de conflictos3. En este sentido, se materializa la

paz –y los medios como el diálogo, la negociación, conciliación- en un conjunto

de acciones bajo la égida de la función judicial, en el marco de la construcción

del régimen del Buen Vivir (arts. 178; 189; 190).

3. Es clave en la definición originaria del Estado ecuatoriano ser territorio de

paz (art. 5) reflejando una tajante ruptura con respecto al paradigma de la

violencia y seguridad, lo cual, parece obedecer, al entendimiento de que sólo la

creación y maduración de las condiciones de paz permitirá el efectivo logro de

un país organizado en un Estado de derechos y justicia, social, democrático,

soberano, independientes, unitario, intercultural, plurinacional (…) como

declara su primer artículo.

4. Es manifiesto un firme espíritu anticolonialista y antiimperialista a lo largo del

texto, que extiende sus implicaciones al escenario internacional en cuyo

contexto establece como condición para la consecución del objetivo

estratégico, vías concretas como la integración regional, el rechazo al uso de la

violencia, el desarrollo y empleo de armas y la ocupación de territorios con

fines militares (las bases extranjeras).

3 Algunos autores destacados en resolución de conflictos son Kenneth Boulding, Johan

Galtung, John Burton (ver a Peña, 1999), en gestión de conflictos se conoce a Adam Curle, Elise Bulding y, más recientes, en transformación de conflictos a la escuela de Investigación para la Paz, sobre el cual destaca el trabajo de Paris (2005).

Page 11: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

Es claro que el Sumak Kawsay no puede entenderse en distancia de la

armonía, ergo, de la paz. No puede lograrse la paz en el capitalismo, pero no

debe pensarse ésta como el resultado -sólo posible- tras la superación del

capitalismo sino, como condición y medio para alcanzar esta otra formación

social. Sin duda las condiciones reales dificultan proponer y defender la paz, en

efecto, los antecedentes de nuestra historia parecen reforzar la imposibilidad

de emplear otros medios como ejercicio de poder y como forma de lucha contra

el poder que no sean los de dominación y violencia. Conviene analizar diversas

experiencias como aporte a la compleja tarea de repensar y recrear la política

4. La opción pacífica como camino para el cambio social. El legado a la

contemporaneidad.

Existe un legado, constatable en el pensamiento de las ciencias políticas y

sociales, de la violencia como un elemento de vinculación constante con el

conflicto y la política. Constituyéndose a partir de reflexiones de Hobbes,

Maquiavelo y Max Weber, llegó a posicionarse de forma destacada la

concepción de la violencia, en palabras de Charles Tilly, como una cuestión

política y como tal táctica, parte del ejercicio ordinario del poder político

(Lorenzo, 2001). La violencia es el medio para imponer nuestra voluntad al

enemigo, el fin (Von Clausewitz, 2005). Su máxima expresión, busca obligar al

contrario a hacer nuestra voluntad. La corriente del realismo de guerra estima

que siempre hay posibilidad de un enfrentamiento bélico dada la realidad llena

de intereses antagónicos. En contrapartida, existe otra perspectiva que

discrepa, diametralmente, con la ritualización de la violencia en el ejercicio del

poder e introduce distintas formas de enfrentar los conflictos. Tras

investigaciones de Charles Tilly (Lorenzo, 2001), los teóricos del conflicto social

destacan el rol del contexto histórico y sociocultural estableciendo que la

violencia, al igual que la paz, es un fenómeno cultural, resultado de las

decisiones humanas y, por lo tanto, se puede aprender y desaprender. En todo

caso, es fundamental reconocer, la debida trascendencia de la matriz

capitalista para entender la violencia instalada en el comportamiento violento

de los seres humanos en las sociedades.

Page 12: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

Desde otro enfoque es posible acercarnos a reflexiones que postulan que lo

que nos conduce a la violencia siempre es el fracaso en transformar

positivamente los conflictos (Fisas, 1998), ésta interviene en los conflictos

solamente cuando uno de los protagonistas hace pesar sobre el otro una

amenaza de exclusión, de eliminación, en últimas, una amenaza de muerte;

cuando el conflicto tiene por finalidad dominar al otro (Cante y Ortiz, 2005). En

lo expuesto, subyace la idea de que la violencia aunque es probable, es

evitable, lo cual supone el reconocimiento de la política como la vocación de

hacer una institución humana para rehuir la guerra, buscar soluciones pacíficas

a los conflictos, soluciones en beneficio del bien común, pese a que la política

dispare, con frecuencia, hacia la dirección contraria (Vinyamata, 2001).

Desde la perspectiva de las luchas sociales la historia nos brinda experiencias

en las cuales se han empleado exitosamente mecanismos alternativos para el

enfrentamiento de conflictos políticos, por medio de acciones no violentas. Los

casos más paradigmáticos de la noviolencia se conocen en la corriente del

pacifismo con precursores como Lao Tzu, Buda, Erasmo de Rotterdam,

Francisco de Asís, Bahá‟u‟ll‟áh, „Abdu‟l-Bahá, Henry David Thoreau, León

Tolstoi, entre otros (Franco, 2008).

En el siglo recién pasado el pensamiento pacifista se materializó en las luchas

emprendidas por los líderes Mohandas Karamchand Gandhi, contra el

colonialismo servil en India y Martin Luther King, contra el segregacionismo

racial en Estados Unidos, luchas que culminaron en victorias no sólo porque

obtuvieron sus objetivos sino por su contribución al pensamiento y praxis

transformadora. De dichas experiencias se valora a la acción noviolenta como

forma de lucha contra tiranías, gobiernos, leyes y situaciones injustas, y como

forma de provocar el cambio socio-político. Estas experiencias encontraron

continuidad a partir del interés de teóricos durante la primera mitad del siglo XX

en Estados Unidos, motivada por el clima bélico mundial. Entonces, el acento

fue puesto en los conflictos internacionales, la búsqueda de soluciones

pacíficas a problemas interestatales y también en el ámbito de las relaciones

humanas. A mediados de este siglo nace la disciplina que estudia los conflictos

denominada Conflictología, con Vinyamata como principal exponente. En 1970

y 1980 aparece el Instituto de Paz de Oslo (SIPRI) y el Instituto de

Investigaciones para la Paz de Estocolmo (PRIO). Como marco general, el

Page 13: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

paso más esperanzador fue dado tras las guerras mundiales cuando se

universalizaron las voluntades pacíficas como norma de conducta mundial,

según dictan varias declaraciones y normas de la Organización de Naciones

Unidas.

Las elaboraciones teóricas y propuestas sobre el tratamiento de los conflictos

pueden organizarse en tres grandes áreas (no paraliticas ni excluyentes): la

resolución de conflictos, la gestión de conflictos y la transformación de

conflictos. De acuerdo a París (2005), el primero en surgir fue la resolución de

conflictos en las décadas del cincuenta y sesenta, con los autores Kenneth

Boulding, Johan Galtung, John Burton y organizaciones Peace Research

Laboratory y Journal of Conflict Resolution; luego, en 1970 se incursionó en la

gestión de conflictos en la Universidad de Harvard, con Adam Curle y Elise

Boulding y, finalmente, a partir de 1990 se ha difundido la transformación de

conflictos, que se funda en base a un nuevo concepto de poder, elementos

como la participación, la cooperación, el reconocimiento, el diálogo, entre otros.

Ésta permite, efectivamente, la reducción de sistemas de violencia en pro de la

satisfacción de la justicia, equidad y libertad, facilitando una cultura de paz.

Tiene facultades de preparación para un cambio en la sociedad, pone el

acento en la voluntad de cambio, el tratar conflictos políticos y sociales

complejos y violentos, yendo a las causas de éstos. Dice Shnitman (2000, en

Paris, 2005) que para varios autores el paradigma de ganar-perder en que la

competencia en el ingrediente regulador de la respuesta o solución a los

conflictos, ha perdido validez. La transformación de conflictos tiene plena

confianza en los seres humanos4 y su vocación emancipatoria para abrir

posibilidades a la hegemonía moral y política (Fisas, 1998). Es, entonces, la

que más se aproxima e incluso solapa con la aspiración de la construcción de

la cultura de paz.

Johan Galtung quien es reconocido como el autor que más ha estudiado sobre

la temática de la paz (Investigación para la paz), habría sido uno de los

primeros en proponer elementos para manejar los conflictos con el fin de

4 Este enfoque positivo es al que atiende la Investigación para la paz, donde las situaciones

conflictivas son situaciones de aprendizaje y de crecimiento moral. La transformación es el método más adecuado para regular conflictos. Supone una regulación positiva de los conflictos. La investigación para la paz tiene como interrogantes fundamentales: ¿Cómo se puede construir la paz? ¿Cómo se puede producir su mantenimiento en el tiempo?.

Page 14: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

trascenderlos de forma no violenta y creativa. Sostiene que la paz es mucho

más que la ausencia de la guerra por lo que es la violencia la que se

contrapone a la paz, no la guerra. La paz, en consecuencia, debe incluir en su

definición a la ausencia o disminución de todo tipo de violencia ya sea directa

(física o verbal), violencia estructural o violencia cultural, y vaya dirigida al

cuerpo, la mente o el espíritu, o contra la naturaleza. Este autor (1969, en

Fisas, 1998) afirma que la violencia está presente cuando los seres humanos

se ven influidos de tal manera que sus realizaciones afectivas, somáticas y

mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales, cuando por

motivos ajenos a nuestra voluntad no somos lo que podríamos ser o no

tenemos lo que deberíamos tener. Coincide la perspectiva de la autora en

considerar que no es posible deslindar de las posibilidades de paz la necesaria

disminución y eliminación de las contradicciones fundamentales existentes en

la sociedad, que alimentan círculos de violencia, como tarea primordial que la

política debe resolver.

Construir la paz, entonces, significa evitar o reducir todas las expresiones de la

violencia (Fisas, 1998).

La construcción de la paz, de la cultura de paz, incuba la idea de un mundo

nuevo, se ve comprometido con la desaparición de las injusticias y

desigualdades de todo tipo y todo aquello que fomenta y mantiene las

relaciones de dominación, ya que entiende que es en base a estas condiciones

de vida que se originan las conductas violentas. La cultura de paz, de acuerdo

a la definición de la UNESCO, consiste en un conjunto de “valores, actitudes y

conductas” que plasman y suscitan a la vez interacciones e intercambios

sociales basados en principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia y

solidaridad; que rechazan la violencia y procuran prevenir los conflictos

tratando de atacar sus causas; que solucionan los problemas mediante el

diálogo y la negociación; y que no sólo garantizan a todas las personas el pleno

ejercicio de todos los derechos sino que también les proporcionan los medios

para participar plenamente en el desarrollo endógeno de sus sociedades. Es un

proceso global que considera e incide en los económico, político, ecológico,

social, cultural y educacional, tanto a nivel individual como social y estructural.

Aunque la educación en un sentido más amplio es el medio de acción principal,

para que logre sus objetivos es menester unirla a la justicia social y al

Page 15: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

desarrollo humano sostenible. Es un proceso de transformación institucional y

de acción a largo plazo para erigir los baluartes de la paz en la mente de los

seres humanos. Una Cultura de Paz debe contribuir al fortalecimiento de los

procesos de democratización integral, que incluyen el pluralismo político, la

participación real de la sociedad civil, donde los actores sociales contribuyan a

la adopción de decisiones destinadas a la satisfacción de necesidades

humanas, que promuevan procesos de desarrollo autosostenibles,

ecológicamente equilibrados y promotores de la dignidad humana (Unesco, en

Fisas, 1998).

Finalmente, no puede excluirse, relativo a la construcción de la paz, un

acercamiento a experiencias en curso tan relevantes como el movimiento de

los indignados, 15-M, iniciado en España y multiplicado en múltiples ciudades

del mundo, como forma de reforzar la posibilidad de encauzar los valores y

planteamientos pacifistas a la política real. Lo cierto es que la organización y

funcionamiento al interior del 15-M así como sus expresiones se identifican con

prácticas de resistencia no violenta, aunque no contienen un basamento teórico

consciente. Se encuentra en posicionamiento el cuestionamiento y rechazo al

gasto militar y la propia militarización de las sociedades más bien por su

relación inmediata con la crisis sistémica en la cual los recursos destinados al

armamentismo explican otras tantas pobrezas e injusticias. Pero, el hecho de

poner en tela de juicio esta temática ha significado la posibilidad de profundizar

en la cultura de la no violencia y, como señala Calvo (2011), de aprender de las

experiencias de la acción directa no violenta, pues luchar contra la

militarización es luchar por la transformación social.

Es clave que pensar en el presente y futuro, anclados al objetivo de alcanzar la

transformación del status quo, requiere reconocer qué aspectos de nuestras

formas actuales, políticas e ideológicas, en particular, es necesario transformar

y eliminar para que la proclama de la paz deje de ser letra muerta y tejamos,

paso a paso, la nueva convivencia social de plenitud y armonía. A continuación

se presentan algunas notas, pensadas desde la realidad ecuatoriana,

introductorias para este importante y pendiente debate.

Page 16: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

5. Camino a la construcción del Sumak Kawsay: apuntes pare reflexionar

sobre lo nuevo y lo urgente5 en el proceso político.

Los siguientes contenidos son elaboraciones preliminares provenientes del análisis de

entrevistas realizadas a varios actores políticos y sociales del Ecuador durante el mes

de agosto (2011) por la autora. Se han destacado los contenidos que ofrecen mayor

novedad y trascendencia para la temática particular en tratamiento.

Sobre el contexto de aparición del Sumak Kawsay en la realidad política: En

tiempo de crisis del pensamiento único aparecen reiteradas las tesis del

marxismo con nuevos elementos de los escenarios específicos que revitalizan

su vigencia. El surgimiento del Sumak Kawsay puede asimilarse, en alguna

medida, al momento de alumbramiento de los socialismos utópicos cuando

eran, sobre todo, ideología más que programas con viabilidad histórica. El

Sumak Kawsay puede estar cumpliendo con la enunciación y elaboración

ideológica de la utopía para dar lugar a un nuevo momento del marxismo, con

planteamientos de cambio con posibilidades reales de concretarse.

De la comprensión del Sumak Kawsay: como concepto y, más aún, como

referente ético-político nacional, se encuentra en creación, por lo que la

apropiación del mismo en la comunidad social no se ha logrado y es necesario

trabajar en la profundización e interiorización de su sentido. Existen trayectorias

del pensamiento que dificultan la completa comprensión de lo que postula, ello

porque la cultura, en su mayor parte, se encuentra permeada por la tradición

occidental, el raciocinio, la ciencia y tiende a desmerecer lo proveniente de la

cultura indígena, incluso, valorándola como atrasada. Es necesario, en

consecuencia, fomentar vías de intercambio culturales y realizar un ejercicio

intelectual que llegue a las bases sociales, los sistemas educativos y medios de

comunicación, evitando desvirtualizaciones del real significado de este nuevo

paradigma, como por ej.: los esoterismos, creer que es sólo para el mundo

indígena, que se trata de un ambientalismo o ecologismo light o una suerte de

neocapitalismo verde.

Del Sumak Kawsay y la paz como principio regulador de la vida: el Buen Vivir

implica construir una cultura de paz y comprender la paz es hablar también de

la vida en armonía y en plenitud. Existen distintos niveles para su realización

5 Los siguientes contenidos son elaboraciones preliminares provenientes del análisis de

entrevistas realizadas a varios actores políticos y sociales del Ecuador durante el mes de agosto (2011) por la autora.

Page 17: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

que están estrechamente vinculados: el internacional/geopolítico, el espiritual

que es personal, pero que tiene que ver con las relaciones que se mantienen

con la naturaleza y, el social, que se lograr de las relaciones humanas y

convivencia en la sociedad. El aspecto de quiebre, quizás más relevante, que

introduce el Sumak Kawsay proviene de reconocer a la Pachamama como

sujeto y como el todo del cual somos parte, entonces, valorar a la naturaleza

permite abrir el campo a una serie de comprensiones que no tiene el

pensamiento occidental, como el hecho de ser (las personas) tierra que

camina. La recuperación del sentimiento de “ser parte” es un ejercicio de

reconciliación con lo otro, una posibilidad cierta de repensar sobre la paz no

únicamente como principio inspirador sino como forma de vida.

De la vinculación entre el régimen de desarrollo y el logro del Buen Vivir y la

paz en su sentido más elemental (como ausencia de guerra): El régimen de

desarrollo tiene una estrecha relación con el goce de la armonía y plenitud, así,

no es compatible con el modelo de extracción-exportación de los recursos

naturales, la dependencia del país a los mercados mundiales capitalistas y la

consecución del Buen Vivir. La propia explotación de los recursos naturales

requiere per se del incremento armamentista, del rearme y su potenciación

cada vez más elevada para proteger “las inversiones” en los territorios. Con

dicho régimen se contribuye, inevitablemente, con la economía de las

potencias al alimentar el complejo militar-industrial. En suma, se refuerza el

sistema de destrucción.

Nociones de lo indígena relevantes sobre la violencia y paz: no ha sido ni es

parte de la cosmovisión indígena ecuatoriana la lucha armada como recurso de

acción para cambiar las relaciones con el poder ni para la conquista del poder.

La lucha social-política, el movimiento indígena la considera asentada en el

ejercicio del derecho de resistencia y de desobediencia que asiste a todos los

pueblos del mundo. Es un derecho pacífico y se practicará mientras exista

opresión en el mundo. Desde esta perspectiva, la resistencia no es violencia,

por el contrario, deviene en violencia cuando es mal entendido y manipulado.

Por otro lado, el problema histórico con respecto al poder surgió desde el

establecimiento del Estado-nación hecho a espaldas de los pueblos indígenas.

El problema es con el Estado, con su estructura y su relación con el

Page 18: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

movimiento indígena, por ello es fundamental la plurinacionalidad traducida en

la práctica para lograr una convivencia con integración y cohesión social.

Sobre la violencia política en la dicotomía izquierda-derecha: como dicotomía

es necesario atender a ciertos matices, pues hay izquierdas y derechas (en

plural) y dentro de cada sector hay varias gamas. La violencia asociada a la

izquierda se vincula con el objetivo de destruir el capitalismo y lograr la justicia,

es decir, la violencia como abuso no se reconoce como propio de la ideología

de izquierda, sino como desvío. Se considera que la “nueva izquierda”, la

izquierda de nuestro tiempo, ha abandonado (en su mayoría) la utilización de

métodos violentos dado que no contribuyen a construir la nueva sociedad. En

la derecha, se valora que prima el patrón conductual guiado por el uso del

poder y la opresión, así como una derecha extrema que emplea diversas

estrategias a fin de desestabilizar el gobierno, crear un clima de violencia e

inseguridad para justificar su “proyecto”, incluso, limitando los derechos de las

personas. Para esta derecha es necesario tener la razón moral, fijar valores

positivos a nombre de los cuales justifican la violencia. Puede haber sectores

que reflexionen sobre el uso de la no violencia, se considera que puede hacer

una derecha ideológica respetable, pero muy escasa en la región

latinoamericana. Más allá de la izquierda y la derecha se reconoce una

tendencia al rearme, sea cual sea la posición ideológica del grupo en el poder

(gobierno), lo cual es preocupante para sectores de izquierda al evaluar el

riesgo de que la esa misma fuerza se vuelva en su contra como actos de

represión y la clara contradicción con la vocación pacífica proclamada.

De la conciliación entre sectores políticos con intereses diferentes: la

conciliación de intereses es un punto de partida y de llegada, requiere nuevas

formas de conducción política, de estructuración de la sociedad y de ejercicio

del poder para lograr implementar una nueva forma de hacer política. Mas, por

supuesto, existen intereses de clase irreconciliables y para superarlos es

necesaria la modificación estructural de las diferencias sociales. Durante el

proceso de transformación, para avanzar en ese sentido, se requiere fijar

mínimos a partir de los cuales se impulsarán los resultados armoniosos entre

posiciones ideológicas distintas, la base es el respeto y cumplimiento de los

derechos humanos, la democracia, la paz, el sentido de sociedad y bien

colectivo. Las concepciones en torno a la política son importantes para

Page 19: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

comprender el rol de la conciliación en el proceso de su desarrollo, entre las

que resalta la comprensión de la política, en gran medida, como el grado de

persuasión para construir el sentido de acuerdo, la capacidad de seducción del

discurso, muy distante de la política entendida como la imposición de criterios

sobre otros que difieren de los propios. Al mismo tiempo, la política debe

enfrentarse a la realidad no desde la utopía sino desde la verdad marxista

sobre la existencia de conflictos antagónicos reales y, entonces, cobra sentido

resaltar que son las fuerzas de la base social quienes pueden dar garantía de

aciertos en el rumbo que toma el proyecto, son las únicas capaces de procurar

que el hacer de la política sea ético y no se desvíe del propósito de avanzar

hacia el Buen Vivir. En consecuencia, no se encontrarán posibilidades de

conciliación si se da una evolución hacia una democracia que incluya al

ciudadano en todo el ciclo de la política pública y fortalezca la organización y

participación de la sociedad.

De la lucha ideológica y las bases para una verdadera democracia: uno de los

legados del sistema capitalista es el verticalismo y autoritarismo presente en

todo orden de relaciones. La nueva convivencia requiere practicar el diálogo y

debate permanente, la negociación y el establecimiento de acuerdos. El diálogo

permanente va de la mano de la construcción de una cultura de paz, de la

modificación de la eliminación de la otredad como forma de hacer política. Se

valora que el instrumento de lucha ideológica más apropiado es el debate

ideológico y la movilización. Como elementos para realizarlo se encuentran:

democratizar los medios de comunicación y ampliar la participación que,

actualmente, es reducida y sesgada. La dirección de la política de diálogo

permanente es lograr disminuir la confrontación en la sociedad buscando

construir un proyecto compartido que trascienda al proyecto individual, el

diálogo permanente debe permitir ir haciendo a todos parte de un horizonte

conjunto. La forma de avanzar hacia este comedido es plantear en el debate de

la discusión del país los problemas centrales, elevando el diálogo como

ejercicio de construcción colectiva de la solución y decisión sobre tales

problemas. Además, esta democracia debe respetar y validar a las minorías,

sus propuestas y su organización, de manera que la regla de la mayoría como

único mecanismo de toma de decisiones deja de ser acertada para la

construcción de una democracia legítima. La democracia de mayoría es más la

Page 20: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

dictadura del voto. Debemos comprender que el rol de las mayorías es,

fundamentalmente, abrir los debates, debatir con entereza y buscar amplios

acuerdos, generar una política de alianzas con las bases sociales.

Sobre el Estado como entidad que detenta el monopolio de la fuerza: se

concibe que las fuerzas coercitivas, policía y fuerzas armadas, deben

emprender profundas transformaciones tanto en sus bases teóricas como en su

plan de acción. Es central en este proceso de cambio, la superación de la

doctrina norteamericana de la seguridad nacional cuya penetración se identifica

como un destacado obstáculo para adaptar a las fuerzas a lo que la sociedad

ecuatoriana y el proyecto político requiere, constituye, incluso, un riesgo o

amenaza. En términos generales, se aspira a una formación de estas fuerzas

para la construcción de paz y el servicio a la ciudadanía. Con respecto a la

policía, se enfatiza su orientación hacia la comunidad con la intención de

vincularla con la base social tanto en su formación (policía procedente del

territorio) como en la gestión de orden y seguridad, por medio de la

identificación y búsqueda de soluciones con participación ciudadana. Otro

aspecto a atender consiste en reforzar la prevención y reducir las prácticas

basadas en la sanción-castigo, y perfeccionar los sistemas de inteligencia para

evitar, en todo caso, el empleo de la fuerza e incrementos de los círculos de

violencia. Con relación a las fuerzas armadas, es menester transformar su

concepto y estrategias de defensa y seguridad. Se manifiesta la importancia de

reflexionar sobre nuevos roles y responsabilidades. Aunque se identifica una

tendencia por estrechar el rol de las fuerzas armadas con actividades que

favorezcan el desarrollo del país, dicha asociación es motivo de disenso

cuando se trata de áreas estratégicas como son los recursos naturales dada la

represión que pudieran ejecutar ante enfrentamientos con movimientos

sociales (que se vuelvan contra el pueblo). Teóricamente, se concibe deseable

y posible la eliminación de las fuerzas armadas, no obstante, las condiciones

coyunturales lo tornan irrealizable, al menos en el corto plazo. Una de las

estrategias para ganar cercanía hacia dicho objetivo lo constituyen los avances

realizados en el orden regional con la UNASUR y los proyectos en defensa y

seguridad regional que en su seno se encuentran gestando. Esta alternativa es

apreciada como un paso cierto para conseguir la reconfiguración de las fuerzas

armadas en base a una concepción regional de seguridad y una nueva

Page 21: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

estrategia militar, la cual deberá guardar coherencia con la vocación pacífica

que ha demandado la región y la cultura de paz que exigen sus sociedades.

Finalmente, si bien se concibe una perspectiva diferente de la mirada

seguritista del Estado y territorio, se reconoce ausente la definición de una

visión y misión común que tome posiciones sobre el gasto militar, la carrera

armamentista y la defensa y seguridad subcontinental.

Del desarme como el camino necesario y posible para alcanzar la paz: el

desarme se reconoce como un proceso de largo aliento y dificultoso, pero en lo

absoluto desechable como aspiración que debe y puede hacerse realidad.

Algunas consideraciones de trascendencia versan sobre la actualización de

esta demanda a nivel internacional desde una lógica de desarme desigual:

condicionada al desarme en primera instancia, de las potencias mundiales más

dotadas. La carrera armamentista resulta claramente incoherente con el

propósito del desarme, por lo cual su disminución se propone como una de las

acciones a promover en la ruta de incitar una transformación de la tendencia

militarista actual. La estrategia más concreta para aterrizar dicho objetivo lo

constituye el proceso de integración (UNASUR) con la intención de desarrollar

una propuesta programática de política regional que permita disputar

geopolíticamente con miras de evitar la proliferación del belicismo. Además, se

reconoce urgente emprender una total reconfiguración de la ONU, del consejo

de seguridad y el mecanismo de votación, eliminando el derecho a veto y

permitiendo la votación por bloques como una posibilidad. El multilateralismo

como política exterior y la integración Sur-Sur se impulsan como estrategias

para favorecer el rediseño del sistema internacional.

De cualquier modo, de cara a las condiciones del presente, el rearme, aunque

mínimo, se considera una mal necesario dada la resistencia y agresión que ha

demostrado tener la hegemonía imperialista por conservar sus intereses y, en

particular, apropiarse de los recursos minerales y fuentes de agua dulce que

contiene nuestro subcontinente. En ese sentido, un desarme unilateral (o

regional) se valora como un posible atentado a otros tantos derechos de los

pueblos, ante las amenazas agresivas del contexto político mundial, el desarme

sería contraproducente.

De los cuestionamientos a la hegemonía del Sumak Kawsay: la desconfianza e

incluso el rechazo que despierta el concepto de hegemonía se entiende por su

Page 22: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

asociación inmediata con el ejercicio de imposición de un pensamiento único

en perjuicio del pluralismo, la diversidad, el pensamiento crítico y el ejercicio de

la crítica en el quehacer de la política, que se aprecian como valores esenciales

de la convivencia armónica y plena. El Sumak Kawsay, como aspiración, que

conquiste conscientemente no sólo la adhesión nacional sino de la humanidad,

se concibe como un proceso histórico cuya hegemonía consiste en garantizar

la irreversibilidad del proceso transformador hasta lograr la evolución hacia una

organización social superior. El Sumak Kawsay, entonces, es hegemonía en

tanto cosmovisión y paradigma asumido por la gente con respeto a las

diferencias y como ejercicio de una convivencia de diálogo permanente, en

tanto propuesta que no se cierra a fronteras, que es postnacional y postestatal.

La labranza y sostenibilidad del proceso sólo es posible desde abajo: el cambio

viene desde abajo, desde el acumulado de luchas sociales históricas y se

mantendrá por el apoyo y la gestión de los sectores organizados y no

organizados de la sociedad. El proyecto revolucionario, por lo tanto, está

obligado a ser inclusivo para ser eficaz y para tener continuidad. La carencia de

espacio de debate, de actitud de tolerancia y apertura al diálogo son, en la

actualidad, debilidades del proceso ecuatoriano reconocidas tanto por sectores

sociales como por actores críticos que, en buena medida, contribuyen con su

trabajo intelectual delineando los horizontes posibles en la trayectoria del

cambio. El propio carácter juvenil de la propuesta ecuatoriana deja múltiples

asuntos por definir, por disputar, conquistas incluso en riesgo de no

materializarse, en cuyo intento surge como una amenaza mayor el no hacer

del proyecto una construcción colectiva. En tal enfoque, se plantea necesario

pensar más allá del gobierno y los líderes y no desvincular a los fines del

proceso que se transita para alcanzarlos. Toda esa creación, desarrollo y

maduración de las condiciones de posibilidad para esa organización social

deseada tiene un único camino -superando así la dicotomía de medios y fines-

que es el ético y la ética en la política, implica asumirla y exigirla como un

ejercicio de servicio a la colectividad que, de nuevo, conservará tal esencia a

partir del control y participación cercana de la sociedad en la cosa pública. La

recuperación de la confianza en la política favorecerá la cohesión social, la

construcción de puentes para el intercambio ideológico, que debe, además,

motivarse en el plano internacional. Los movimientos sociales tendrán, más

Page 23: “El Buen Vivir o Sumak Kawsay  en el proceso de cambio social ecuatoriano.La Paz como componente esencial de esta alternativa”

que ahora, extraordinario protagonismo en la definición de acciones para

enfrentar los principales problemas mundiales: la crisis climática y la

proliferación de la violencia v/s la paz.

Bibliografía.

Acosta, Alberto. “El Buen Vivir, una oportunidad por construir”, en la Revista

Ecuador Debate N° 75, CAAP, Quito, 2008.

Calvo, Jordi. “El movimiento 15-M una posibilidad para la desmilitarización”,

disponible en www.rebelio.org, artículo publicado en War Profiteers´News, 28-

10-2011.

Cante, Freddy y Ortiz Luisa. Acción política no-violenta, una opción para

Colombia, Centro Editorial Universidad del Rosario, Bogotá, 2005.

Fisas, Vicenc. Cultura de paz y gestión de conflictos. UNESCO, 1998.

Franco Restrepo, Vilma. 2008. Guerras civiles. Introducción al problema de su

justificación, Editorial Universidad de Antioquia, Colombia, 2008.

Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel y otros textos, multimedia realizada

por el Instituto cubano de investigación cultural “Juan Marinello”, 2008.

Lorenzo Cadarso, Pedro. Fundamentos teóricos del conflicto social, Editorial

Siglo veintiuno, España, 2001.

Martínez Heredia, Fernando. “Socialismo”, en Autocríticas. Un diálogo al

interior de la tradición socialista, Ed. RUTH, La Habana, 2008.

Varios autores. Plan nacional para el Buen Vivir 2009-2013, Secretaría

Nacional de Planificación, SENPLADES, Quito, 2011.

Varios autores. Socialismo y sumak kawsay – Los nuevos retos de América

Latina, SENPLADES, Quito, 2010.

Vinyamata, Eduard. Conflictología. Teoría y práctica en Resolución de

Conflictos, Editorial Ariel, España, 2001.

Von Clausewitz, Carl. De la Guerra, traducción de Carlos Fortea, Editorial La

esfera de los libro, España, 2005.

Otras fuentes: Entrevistas directas realizadas a varios actores políticos y

sociales del Ecuador. A quienes se dedican lo más sinceros agradecimientos.