El Buen Pastor Apóstol Sergio G. Enríquez O. Guatemala, 21 de abril del Año De La Revelación

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El evangelio del Señor Jesucristo, no es una religión conforme al mundo la ve, no es un conjunto de normas, ritos y ceremonias, sino que es interactivo, porque predicamos en el lenguaje que entendemos. La religión divide a la cristiandad en dos grupos: los laicos y el sacerdocio, esto aplicaba en el Antiguo Testamento tal vez, pero en el Nuevo Testamento dice que todos aquellos que llegamos al Señor somos reyes y sacerdotes. También dicen las Escrituras que algunos serían llamados a ser ministros primarios, ahora bien, ellos no están todo el tiempo con nosotros atendiendo nuestras necesidades, sino que nos habilitan para que podamos actuar como tales, en nuestros propios hogares y vidas. Oportunamente activamos a todos aquellos que son cabezas de hogares, para que puedan ser pastores en sus casas, también hemos ministrado las unciones de los cinco ministerios, por ejemplo lo profético. Es muy importante que entendamos que lo profético no es solo que un profeta profetice y predique, sino que ministre a toda la iglesia para que todos profeticen, y no solo aquellos que tienen el don de profetizar donde tienen un tiempo para los dones del Señor; pues dice la Palabra que cuando un hombre entra a la iglesia, si todos profetizamos, por todos será convencido. En el mundo puede haber personajes que en algún momento logren saber los problemas de los demás con solamente verlos, pero esto es una especie de adivinación; son engañadores, pero sorprenden con lo que hacen y engañan a muchos. Por ello es muy importante que sepamos que podemos ser habilitados para tener dones sobrenaturales y poder tener la revelación del Espíritu Santo y decirle a otros, los problemas que tienen pero para decirles también cómo resolverlos en el Señor. El ministerio del maestro, es para poder abrile los ojos espirituales a aquellos que se les hace difícil entender la Palabra de Dios. El evangelismo es un ministerio seguido por señales, es decir, dones de poder, que pueden ser mostrados a multitudes. Ahora bien, el propósito de las ministraciones que hemos recibido es que podamos estar preparados para la venida del Señor. Uno de los evangelistas de los que hablan las Escrituras era Felipe, que dejó sin argumentos a Simón el mago, y cuando los demás apóstoles llegaron, el hombre quiso comprar la bendición de Dios al ver las demás señales que ellos podían hacer. No estamos en contra de que se entreviste a alguien que fue partícipe de un milagro, preguntándole qué tenía y/o de qué fue sanado, sino que debemos ir a dar lo que hemos recibido, es decir, si recibimos sanidad, debemos orar por otros para que sean sanados; y en el caso de la ministración de los profetas, debemos quedar habilitados para poder profetizar; esto significa que los ministerios habilitan al pueblo de Dios en la fe, para poder bendecir al demás pueblo de Dios. Por ejemplo, el hecho de que le presentaran a los apóstoles paños para que llevaran a los enfermos, era una habilitación para aquel que llevaba el paño, orara por otra persona para que ésta sanara, no era el paño el que hacía el milagro, era la fe que era habilitada en el que llevaba el paño la obraba. Cada ministerio primario está rodeado de una atmósfera, y cuando estamos inmersos en ella, podemos tomar de esta unción para ser habilitados y poder hacer las cosas que ellos hacen. Esto es lo que la iglesia de Cristo debe hacer, porque si no es así, y los líderes desaparecieran, se

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acabaría todo. Por eso el enemigo siempre ha querido matar a los líderes para que el pueblo perezca también, pero la Palabra dice que si el grano de trigo no cae a tierra y muere, no lleva fruto, por lo que un líder al convertirse en mártir lleva mucho fruto, es decir que se multiplica. La figura central no puede ser un hombre con un ministerio, sino debe ser el Señor Jesucristo, pero la iglesia debe multiplicar lo que el Señor ministra sobre ella. Es necesario que todos los miembros de la iglesia, sin ser ministros primarios, actuemos como tales, porque si no lo hacemos podemos oxidarnos; pues creeríamos que todo del evangelio es llegar a sentarse a la iglesia y escuchar una predica; pero eso no lo es todo, sino que debemos escuchar la Palabra y actuar, debemos dar de gracia lo que por gracia hemos recibido. El evangelista debe tener un amor extraordinario por las almas perdidas, y el buen pastor, es aquel que ama a las almas salvadas. Los maestros por su parte, deben ser expertos en la Palabra. Dice la Biblia que Esdras era experto en la ley porque la leía, la estudiaba y la vivía, por lo cual debemos tener la necesidad de hacer estas tres cosas si queremos la unción magistral y podamos llegar a ser expertos en la Palabra. Para ser Pastor debemos ser llenos de misericordia de parte del Señor. Bendecimos al Señor por aquellos hermanos que al inicio de nuestra vida cristiana se comportaron misericordiosos, y no nos dejaron en el desierto, sino que nos dieron seguimiento y nos hicieron seguir en el Camino. Mateo 18:12 NPE ¿Qué piensan ustedes? Si hubiera un hombre que tienen cien ovejas, y una de ellas se haya desviado, habiéndose ido, ¿no busca él la que se desvió, habiendo dejado a las noventa y nueve sobre las montañas? Debemos analizar porqué el pastor de ésta parábola se arriesgó y dejó a las noventa y nueve en las montañas, para ir a buscar a la que se desvió. Proverbios 3:32 VIN …porque el desviado es una abominación para YHWH, pero él intima con el sincero. El pastor pensó que la que se desvió se podía convertir en una abominación para el Señor, por lo cual, dejó a las noventa y nueve, que si tenían comunión con el Señor y se fue a rescatar la que podía llegar a ser una abominación. Tal vez sabemos de algún hermano que se desvió, pero no lo hemos ido a buscar. El trabajo pastoral no puede hacerlo un solo hombre, sino debe hacerlo toda la iglesia, no se trata de acumular ovejas, sino se trata de ir a rescatar a aquellas que han sido atrapadas por el león o por el oso espiritual; consolarlas y restaurarlas. Debemos buscar a los desviados antes que se conviertan en una abominación, pues a éstos les espera un futuro muy malo, mejor les hubiera sido no conocer la verdad. En nuestro corazón debe nacer el deseo de hacer la obra del evangelio y poder hacer evangelismo, y buscar al que se ha desviado, para ello debemos recibir la habilitación por parte de los ministerios enviados por el Señor.