El arc ngel Miguel y su relevancia para los Adventistas ... · Estas y otras preguntas se tratarán...

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El arcángel Miguel y su relevancia para los Adventistas del Séptimo Día JOEL E. LISBOA

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El arcángel Miguel y su relevancia para los Adventistas del Séptimo DíaJOEL E. LISBOA

La Iglesia Adventista ha sido ridiculizada por diversas personas a lo largo de la his-toria. Una de estas enseñanzas ridiculiza-das y malintencionadas por departe de los detractores y algunas denominacio-nes es el hecho de creer que el arcángel Miguel[1], mencionado en la Biblia, no es otro que el mismo Jesús. Se nos acusa de sostener la misma creencia de los testi-gos de Jehová y a la misma vez, denigrar

a Cristo a “un simple ángel”. A pesar de todo, la Biblia solo menciona cinco veces el nombre de Miguel y en una de las cinco se lo identifica como el “arcángel Miguel” (Judas 1:9). ¿Cómo explican los adventistas estas aparentes “contradiccio-nes” a la teología básica de la cristian-dad?[2] ¿Es Jesús un arcángel o un ser creado? ¿Por qué no se atrevió a “pro-ferir juicio de maldición” sobre Satanás?

El Arcángel Miguel Y Su Relevancia Para Los Adventistas Del Séptimo

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@ENFOQUEBIBLICO7

Este último estudio realizado es para condensar las evidencias más contundentes de que Miguel es Cristo. Espero que puedan comprender a profundidad esta increíble enseñanza Bíblica.

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Estas y otras preguntas se tratarán en el presente artículo, siendo así una reivindi-cación adventista sobre esta creencia sostenida a lo largo de muchos años.

M i g u e l La palabra Miguel viene del hebreo mîykâ’êl, que significa ¿Quién como Dios? Aunque el significado literal del nombre no es una prueba definitiva para su correcta identificación, si nos provee una idea. Nosotros los adventistas, cree-mos firme y definitivamente que Miguel es otro nombre o título para el Hijo de Dios, Jesucristo. Creemos que existe bas-tante información bíblica al respecto. Como se ha mencionado anteriormente, muchos alegan que identificar a Jesús con Miguel, insinuamos que es un ser “menos divino” o por otra parte, que compartimos la misma creencia que los testigos de Jehová al decir que Jesús es creado, pero la verdad es otra. Identifi-car a Jesús como Miguel, no entra en conflicto en ninguna manera con nuestra creencia en su plena deidad y preexisten-cia eterna, ni en lo más mínimo me-nosprecia su persona ni su obra.Los testigos de Jehová y Miguel Los testigos creen firmemente que Jesús es un “ser creado” y no es igual al Padre,

por lo tanto no resulta muy extraño que afirme que Jesús es Miguel. Rechazamos con un rotundo “No” la posición de los testigos de Jehová por minimizar a Jesús y su obra. Por otra parte, los adventistas creen muy diferente a los testigos y le brindan otra dirección al identificar a Miguel como Cristo, la segunda persona de la Divinidad. Inicialmente, algunos de nuestros pioneros si creían que Jesús fue creado[3], pero esta enseñanza fue re-chazada posteriormente por ser anti-bíblica. Por lo tanto la acusación departe de algunos no tiene base alguna y defini-tivamente no igualamos la creencia de los testigos de Jehová con nuestra posi-ción doctrinal de Miguel.

En segundo lugar es conveniente anal-izar que Miguel se lo relaciona directa-mente con la palabra “arcángel” en la Biblia. Esto es conveniente para los testi-gos de Jehová porque parece tener el “sello de ser una criatura”. Pero esto dista mucho de la realidad expresada en la Biblia. La palabra arcángel aparece sólo dos veces en la Biblia[4]. Pero el hecho interesante es que una de esas ve-ces se lo relaciona directamente con el mismo Cristo en ocasión de la Segunda Venida:

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“Mas en aquel tiempo Micael el gran príncipe, que está por los hijos de tu pueblo, se levantará; y será tiempo de an-gustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entónces: mas en aquel tiempo tu pueblo escapará, es a saber, to-dos los que se hallaren escritos en el li-bro.”. (Daniel 12:1)

“El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muer-tos en Cristo resucitarán primero”. (1 Te-salonicenses 4:16)

El énfasis es transparente, Cristo parece poseer o tener cualidades, por así de-cirlo, de arcángel (voz de arcángel). Esto en ninguna manera denigra su posición exaltada a la de un “simple ángel” como algunos sugieren. Otras objeciones a este versículo es que muchos, tratando de se-guir “la lógica común del adventismo” alegan que Cristo no puede “ser o tener” cualidades de arcángel porque esto signi-ficaría que también sería una “trompeta” (…con trompeta de Dios). Esta débil pero falible afirmación carece de sentido alguno en el mismo versículo. El hin-capié de la trompeta es para relacionar su segunda venida con los miles y mil-

lones de ángeles donde la presencia de trompeta es implícita (1 Cor. 15:52 si-endo en ocasión de la resurrección de los muertos). Otro punto a resaltar con la trompeta es la clara descripción de la voz de Dios como siendo de “trompeta” como atestiguan algunos versículos[5].

En otras palabras, la palabra arcángel (ἀρχάνγελος) es un título, no una desig-nación técnica para Cristo. Es de parecer que el terreno que pisan los Testigos de Jehová como muchos otros intérpretes bíblicos está hecho de arena movediza.El otro texto que menciona la palabra arcángel es en Judas 1:9, donde dedicare-mos el estudio en las próximas líneas.

Miguel en Judas: ¿Tenía potesdad o era simplemente un ángel?

Anteriormente observamos que la palabra arcángel se lo relaciona directa-mente a Cristo en ocasión de la segunda venida. La segunda vez se lo relaciona a Miguel, un hecho que nos atrae la aten-ción: “Pero cuando el arcángel Miguel lu-chaba con el diablo disputándole el cu-erpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: “El Señor te reprenda”. (Judas 1:9)

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Para el adventista tradicional, este versículo es claramente una conexión di-recta de Cristo/Miguel y la resurrección de Cristo. Pero para otros el panorama no es tan sencillo. ¿Cómo es posible que Miguel siendo Cristo no “se atrevió” a proferir juicio de maldición contra el di-ablo? Es necesario resolver el dilema y estas presuntas “contradicciones” a la autoridad de Cristo. Resulta necesario acudir al contexto para encontrar re-spuestas satisfactorias.

Si observamos bien, hay un contraste en-tre las personas que osan rebelarse con-tra la autoridades superiores teniendo en ejemplo a Sodoma y Gomorra y a Coré. En ese mismo contexto incluye a los án-geles malos que “no guardaron su digni-dad, sino que abandonaron su propio ho-gar, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (vers. 6). Judas utiliza estas rebelio-nes, tanto de Israel como de los ángeles malos para traer un contraste con Miguel. La diferencia entre estos “soña-dores” (vers. 8) y Miguel es astronómica, Miguel al disputar con el mismo diablo, no se rebajó a su nivel, de que “maldicen todo lo que no entienden (vers. 10, NVI),

mientras Miguel “no se atrevió”. Decir que “no se atrevió” porque no poseía po-der o autoridad es faltar a la verdad. Miguel, aún en su trato con el diablo, revelaba “dignidad y porte celestial”. Esto muestra la hermosa orden que re-ina del cielo, que es la “segunda ley del cielo”. Pero mejor aún, la respuesta que brinda Miguel es paralela a otro versículo: “Entonces dijo Jehová al Satán: “¡Jehová te reprenda, Satán! ¡Je-hová, que ha escogido a Jerusalén, te re-prenda! ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?” (Zacarías 3:2).

La escena parecer ser casi paralela. En Zacarías se muestra a Satanás a un lado “acusando” (vers. 1) mientras que en Ju-das esta “luchaba o disputaba” por el cu-erpo de Moisés. Tanto Jehová como el Miguel del Nuevo Testamento pronun-cian las mismas palabras. Son los únicos dos lugares en toda la Biblia donde aparece esa pronunciación “Jehová te re-prenda”. La conclusión es clara, son los mismos personajes. Además el proferir juicio de maldición implicaba un juicio inmediato a Satanás, algo que no podría ocurrir en ese tiempo ya que Satanás sería “lanzado en el lago de fuego y azu-fre” (Apoc. 20:10) en un futuro donde se completará su juicio total.

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Cristo el Príncipe

Otra palabra importante que es necesa-rio examinar es la palabra príncipe, la cual es constantemente usada para refer-irse a Cristo.

“El Príncipe (sar) del ejército de Jehová respondió a Josué: Quítate el calzado de los pies, porque el lugar en que estás es santo. Y Josué así lo hizo”. (Josué 5:15)

“Aun se engrandeció frente al príncipe (sar) de los ejércitos; por él fue quitado el sacrificio continuo, y el lugar de su san-tuario fue echado por tierra”. (Daniel 8:11)

“Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales prín-cipes (sar), vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”. (Daniel 10:13)

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe (sar) que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel

tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”. (Daniel 12:1)

Es interesante que la palabra príncipe se ligue a Miguel en 3 de las 5 veces que se menciona su nombre en la Biblia. Daniel 10: 5 y 6 mencionan a un personaje anónimo con las mismas características del personaje que es claramente Cristo en Apoc. 1:13-15. Luego ese mismo per-sonaje de Daniel 10 es identificado en Daniel 10:13 como Miguel, ¿Cómo es que posible que muchas personas no puedan ver esta clara designación de Miguel con Cristo? Los escritores neotestamentarios también hacen hincapié en este mismo principio y aplican la terminología de Daniel a Jesucristo. Se declara que es el “Autor (príncipe literalmente, ἀρχηγός -arjegós) de la vida (Hechos 3:15). Es nuestro “Príncipe (arjegós) y Salvador” (Hechos 5:31) y “soberano (o príncipe ἄρχων-árjon) de los reyes de la tierra (Apoc. 1:5).

Por lo tanto la comparación y es directa y el Príncipe Cristo del Antiguo Testa-mento es equiparado con Miguel. Por consiguiente el título Miguel como arcán-gel son aplicables para Cristo, siendo el

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único portador de esas características en la Biblia[6]. Por último vale resaltar el conocido pero “controvertido” versículo de Daniel 10: “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayu-darme, y quedé allí con los reyes de Per-sia”. (RV 60, énfasis es nuestro).

¿Como es posible que existan otros “prín-cipes iguales” a Miguel? Esa conclusión es la que prosiguen muchas personas, anulando la autoridad de Cristo/Miguel. Para esto, el comentario de Jacques B. Doukhan[7] resulta ser valioso: “Gabriel menciona a Miguel como alguien que lu-cha de su lado (Dan. 10: 13, 21) y como el príncipe de Daniel y de su pueblo (vers. 21). El versículo 13 insinúa un superla-tivo: “El príncipe principal” (traducción literal) y no “uno de los principales prín-cipes” (RVR60). La palabra ahad, gener-almente traducida como el número “uno”, también significa “primero”[8]. Este significado concuerda mejor con la frase y el libro de Daniel.

El autor utiliza la palabra ahad (“uno” o “primero”) en vez de la palabra rishon (“primero”), para evitar ka redundancia

rishon ha rishonim, “primero de prime-ros”. En general, el libro de Daniel em-plea ahad en lugar de rishon para de-scribir “primero”[9]. El superlativo “primero de los primeros príncipes”, que designa a Miguel, es la expresión equiva-lente de “Príncipe de los príncipes” de Daniel 8: 25 y, por lo tanto, se refiere a la misma figura sobrenatural” (Douk-han, Secretos de Daniel, pg. 163).

El comentario de Doukhan resulta ser es-encial, ya que por las diversas traduccio-nes, tendemos a confundir los términos empleados. Es inaceptable que el Miguel de Daniel 10: 13 resulte ser “inferior” al mostrado en Daniel 12 u otros pasajes de la Biblia, que lo igualan a Cristo. Otras traducciones lo vierten de la siguiente forma: “El Príncipe del reino de Persia me ha hecho resistencia durante vein-tiún días, pero Miguel, uno de los Prime-ros Príncipes, ha venido en mi ayuda. Le he dejado allí junto a los reyes de Per-sia.” (BJ)

“Durante veintiún días el príncipe de Per-sia se me opuso, así que acudió en mi ayuda Miguel, uno de los príncipes de primer rango. Y me quedé allí, con los reyes de Persia.” (NVI)

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“Mas el príncipe del reino de Persia se puso contra mí veintiún días; y he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y yo quedé allí con los reyes de Persia.”(RV2000).

Al parecer no todas las traducciones lo emplean de la misma manera y esto se debe a lo que expuso Doukhan. Por lo tanto, está claro que el Miguel de Daniel 10: 13 es el mismo “Príncipe de los prínci-pes” de Daniel 8 y el “Gran príncipe” de Daniel 12, por consiguiente, es el mismo Jesús.

El Miguel Apocalíptico

El último lugar de la mención de Miguel es en Apocalipsis: “Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguely sus ángeles lu-chaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles;…” (Apoc. 12:7)

Es notable que Miguel y Satanás están en contraste, cada cual con su ejército de ángeles respectivamente. ¿Qué otra per-sona que el mismo Cristo puede ocupar s e m e j a n t e l u g a r ?

El mismo contexto se encarga de identifi-car a Miguel adelante: Apoc. 12:10 dice: “Entonces oí una gran voz en el cielo,

que decía: “Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido ex-pulsado el acusador de nuestros herma-nos, el que los acusaba delante de nues-tro Dios día y noche (el énfasis no está en el original).

No solo Miguel fue el que “luchaba con-tra el dragón” sino que más adelante identifica a Cristo el que “arrojó” al di-ablo con su autoridad. Por consiguiente, ambas personas, Cristo y Miguel son uno y el mismo.

Resumen y Conclusión

Examinando toda la evidencia anterior mencionada, podemos concluir:

1. La creencia de Miguel como lo sostie-nen los Adventistas del Séptimo Día es completamente diferente al énfasis y en-señanza de los Testigos de Jehová.

2. Los títulos Miguel y Arcángel son com-pletamente funcionales y denominan po-testad y cualidades divinas. No significan meramente que Jesús sea una “criatura o un mero ángel”.

3. El gran conflicto entre Miguel y Sa-tanás en Apoc. 12: 7-10 es el mismo re-

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lato del gran conflicto cósmico que siem-pre ha existido en el planeta tierra entre Cristo (Miguel) y Satanás. Esto se demuestra en el mismo contexto de Apoc. 12, donde se dice: “y la autoridad de su Cristo (Miguel), porque ha sido ex-pulsado el acusador de nuestros herma-nos.

4. Miguel en el libro de Judas repite las mismas palabras que Jehová en Za-carías: “El Señor te reprenda”. Son los únicos dos casos en la Biblia.

5. “Igual que ‘arcángel’ se usa para Miguel, también arjegós y árjon se usan para Cristo. Así: Cristo es el ar-jegós- el autor (Heb. 2: 10; 12; 2; Hech. 3: 15)” (Q&D).

Por consiguiente, la posición Adventista de que Miguel es Cristo, está firmemente anclada en la Biblia y goza de buen res-paldo literario y exegético.

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hi-jos de tu pueblo; y será tiempo de angus-tia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro” (Daniel 12:1).

Referencias:

[1] Daniel 10:13, 21, 12:1, Judas 1:9 y Apocalipsis 12:7

[2] Se hace hincapié en el hecho de que cuando se menciona a Miguel como Jesús mismo, el pensar cristiano mod-erno lo califica como “un ser creado” y automáticamente se “denigra a Cristo a un ángel”. Esto sin embargo, no es sostenido por la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

[3] Por ejemplo, Urias Smith sostenía que Cristo fue “el primer ser creado, re-montándose su existencia a mucho antes que cualquier otro ser o cosa creada” (Thoughs on Revelation [Reflexiones so-bre el Apocalipsis], [Battle Creek, Míchi-gan: Seven-day Adventist Publising Asso-ciation, 1865], pg. 59). Aunque luego cambió levemente de opinión posterior-mente.

[4] 1 Tes. 4:16 y en Judas 1:9.

[5] Mateo 24: 31, Hebreos 12:19, Apoc. 1:10, 4:1 relacionan directamente la pres-encia de Dios o su misma voz como “de trompeta”. Es de esperarse que 1 Tes. 4:16 tenga el mismo énfasis.

[6] Podemos añadir a lo antes dicho que la misma palabra “arcángel” (arjánge-

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los)posee la misma relación con el término príncipe. La partícula ‘arc’ pro-cede del prefijo griego [arji-], que se rela-cionan a la vez con [arje] y [arjón]. Además la palabra anteriormente vista “arjegós” se utiliza en el Nuevo Testa-mento en todas las ocasiones para desig-nar a Cristo.

[7] Doukhan es doctor en Lengua y Lit-eratura Hebrea por la Universidad de Es-trasburgo (Francia), y en Exégesis del An-tiguo Testamento por la Universidad de Andrews (Michigan, EE.UU.), donde ac-tualmente es profesor de Exégesis del An-tiguo Testamento y de Estudios Judai-cos.

[8] Gén. 1: 5, Exo. 40: 2; Lev. 23: 24; Deut. 1:3; 1 Rey. 16: 23; 2 Crón. 29: 17; Esd. 1: 1; 3: 6; 7: 9; 10: 16, 17; Eze. 26: 1; 29: 17; 31: 1, etc.

[9] El libro de Daniel tiene seis usos de la palabra ahad que significan “primero” (Dan. 1: 21; 9: 1, 2; 11: 1; 6: 2; 7: 1), con-tra cuatro usos de la palabra rishon (Dan. 8: 21, 10: 4, 12, 13). Esta tendencia aparece en casi toda la literatura posexílica, debido a la influencia del ara-meo.

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