El alma también se rompe

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L O difícil es atender a los niños que me preguntan por su padre, cuando éste está a tres metros cubierto por un plástico». Las palabras de Juan Carlos, agente de tráfico de la Guardia Civil, son suficientes para re- sumir el sentir del colectivo de psicólo- gos, de las asociacio- nes de víctimas de accidentes de tráfico y de otros muchos ex- pertos: en nuestro pa- ís, existe un vacío ina- ceptable, en lo que a atención psicológica de las víctimas de ac- cidentes de tráfico se refiere. La propuesta de los psicólogos para solventar esta carencia, es tan sencilla como organizar un servicio de inter- vención psicológica dentro del «112» –emergencias sanitarias–, que entra- ría en acción sólo en los momentos ne- cesarios –en Cataluña ya funciona en fase experimental y está obteniendo muy buenos resultados–. «Cuando se produce un accidente con muchas víctimas se suele activar un dispositivo formado por psicólogos» comenta Fernando Chacón Fuertes, decano del Colegio de Psicólogos de Madrid. Así ocurrió, por ejemplo, en el siniestro registrado hace unas sema- nas en la A1, y en el que se vio impli- cado un autobús con pasajeros marro- quíes. El problema surge cuando el accidente no llega a los titulares de los periódicos ni a las redacciones de los telediarios. No atender las lesiones psicológicas en el mismo lugar del accidente, supo- ne un riesgo de «cronificación» de los problemas, porque el estrés, la ansie- dad y la fobia se van «enquistando». En la carretera es importante que la víctima entienda qué le ha pasado y porqué. «Algunos heridos sufren un proceso de victimización, pues al no ser ellos culpables del accidente se preguntan ‘¿porqué a mí?’», narra Chacón. De distinto modo hay que tratar a los que sí han sido responsables del siniestro, especialmen- te si se ha saldado con heridos graves o vícti- mas mortales. Más complicado aún resulta comunicar el fallecimiento de algún familiar o com- pañero de viaje en el mismo lugar del accidente. La ausencia de psicólogos o personal cualificado, obliga a los agentes de la Guardia Civil o médicos de urgencia a ser portadores de las malas noticias. «Por muy bien que lo hagan y por mucho interés que pon- gan –comenta Vicente Prieto, psicólo- 90 / Motor 16 En un accidente de tráfico se fracturan huesos y se destrozan órganos, pero también se producen lesiones psicológicas difíciles de borrar. Iniciar el tratamiento en el mismo lugar del siniestro y continuarlo después es la única forma de conseguir que el alma se recupere a la vez que el cuerpo. AUTOSERVICIO La atención psicológica tras un accidente es fundamental El alma también se rompe El alma también se rompe Los psicólogos cuentan con un protocolo de comunicación de malas noticias según el cual, y siempre que sea posible, la información se debe dar en persona y cuando el receptor esté acompañado. El problema es que quienes tienen que enfrentarse a ese momento –médicos, guardias civiles y policías– carecen de esta preparación. 1187 090091 12/3/04 01:33 Página 90

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Ganador IV Premio Periodistico de Seguridad Vial de Linea Directa Aseguradora, en la categoría de prensa (2007). En la categoría de prensa escrita, la ganadora ha sido Noelia López, de la revista Motor 16, por su trabajo "El alma también se rompe", publicado el 18 de julio de 2006.

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LO difícil es atender a los niñosque me preguntan por su padre,cuando éste está a tres metros

cubierto por un plástico». Las palabrasde Juan Carlos, agente de tráfico de laGuardia Civil, son suficientes para re-sumir el sentir del colectivo de psicólo-gos, de las asociacio-nes de víctimas deaccidentes de tráfico yde otros muchos ex-pertos: en nuestro pa-ís, existe un vacío ina-ceptable, en lo que aatención psicológicade las víctimas de ac-cidentes de tráfico serefiere.

La propuesta de los psicólogos parasolventar esta carencia, es tan sencillacomo organizar un servicio de inter-vención psicológica dentro del «112»–emergencias sanitarias–, que entra-ría en acción sólo en los momentos ne-cesarios –en Cataluña ya funciona enfase experimental y está obteniendomuy buenos resultados–.

«Cuando se produce un accidentecon muchas víctimas se suele activarun dispositivo formado por psicólogos»comenta Fernando Chacón Fuertes,decano del Colegio de Psicólogos deMadrid. Así ocurrió, por ejemplo, en elsiniestro registrado hace unas sema-

nas en la A1, y en el que se vio impli-cado un autobús con pasajeros marro-quíes. El problema surge cuando elaccidente no llega a los titulares de losperiódicos ni a las redacciones de lostelediarios.

No atender las lesiones psicológicasen el mismo lugar del accidente, supo-ne un riesgo de «cronificación» de los

problemas, porque el estrés, la ansie-dad y la fobia se van «enquistando».En la carretera es importante que lavíctima entienda qué le ha pasado yporqué. «Algunos heridos sufren unproceso de victimización, pues al noser ellos culpables del accidente se

preguntan ‘¿porqué amí?’», narra Chacón. Dedistinto modo hay quetratar a los que sí hansido responsables delsiniestro, especialmen-te si se ha saldado conheridos graves o vícti-mas mortales.

Más complicado aúnresulta comunicar el

fallecimiento de algún familiar o com-pañero de viaje en el mismo lugar delaccidente. La ausencia de psicólogos opersonal cualificado, obliga a losagentes de la Guardia Civil o médicosde urgencia a ser portadores de lasmalas noticias. «Por muy bien que lohagan y por mucho interés que pon-gan –comenta Vicente Prieto, psicólo-

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En un accidente detráfico se fracturan

huesos y se destrozanórganos, pero también

se producen lesionespsicológicas difíciles de

borrar. Iniciar eltratamiento en el

mismo lugar delsiniestro y continuarlo

después es la únicaforma de conseguir queel alma se recupere a la

vez que el cuerpo.

AUTOSERVICIO La atención psicológica tras un accidente es fundamental

El almatambién se rompe

El almatambién se rompe

Los psicólogos cuentan con un protocolo de comunicación de malasnoticias según el cual, y siempre que sea posible, la información se

debe dar en persona y cuando el receptor esté acompañado. Elproblema es que quienes tienen que enfrentarse a ese momento

–médicos, guardias civiles y policías– carecen de esta preparación.

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go colegiado–, no tienen la prepara-ción adecuada». Los psicólogos titula-dos cuentan con un protocolo de co-municación de malas noticias. Sucontenido es muy amplio, pues varíaen función de las circunstancias, peroestablece, entre otros parámetros, quesiempre que sea posible se debe dar lanoticia en persona y procurando queel receptor esté acompañado por al-guien de confianza.

Pero la necesidad de atención psico-lógica no termina una vez que el heri-do es trasladado al hospital. En loscentros de atención médica es habi-tual encontrar psiquiatras de urgen-cia, pero nunca psicólogos. «No sólo losfármacos solucionan los problemas»,sentencia Vicente Prieto, por lo que lasegunda parte de su propuesta abogapor contar con un equipo de psicólogosde urgencia que atienda los ingresoshospitalarios por tráfico las 24 horasdel día.

Tal y como funcionan hoy las cosas,el herido no contacta con un psicólogohasta que es trasladado a planta. Unperiodo de tiempo que varía mucho enfunción de la gravedad de las lesiones,y siempre demasiado largo. «En la ha-bitación recibe la visita del psicólogo–afirma Prieto– y luego es derivado alos Centros de Salud Mental, que tie-nen listas de espera de meses».

«También nos preocupa mucho–añade Fernando Chacón– la salidadel herido del hospital». Mientras lavíctima permanece ingresada se sien-te segura y presta atención únicamen-te a sus heridas físicas. Pero, una vezen casa, es habitual desarrollar senti-mientos de culpabilidad –con o sin mo-tivo–, depresión y estrés postraumáti-co. Por eso, el decano y sus colegas,defienden la puesta en marcha de un

tercer nivel de segui-miento y evolución.«Caso de detectar laaparición de secuelas,el paciente sería deri-vado al sistema de sa-lud mental, pues es aellos a quien correspon-

de su tratamiento», argumenta.Todo ello, sin olvidar a los familiares

de las víctimas, expuestos a elevadasdosis de ansiedad, especialmente enlas horas de incertidumbre que debenpasar en las salas de espera delhospital. Éstos necesitan ayuda yaliento durante la tensa espera,primero, y consejo sobre cómo tratar alherido una vez abandone el hospital,en función de sus secuelas.

NOELIA LÓPEZ

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PALABRAS DE ALIENTOSI usted es testigo o víctima leve de un acciden-te de tráfico, será de gran ayuda si consigue ali-viar la espera e incertidumbre de los heridosmás afectados.–No hablar de la gravedad del accidente o losheridos en su presencia. Aunque estén incons-cientes pueden retener esa información.–Intentar mantener la calma y aportar siempresensación de seguridad. Comuníquele al heridoque la situación está controlada y la asistenciasanitaria en camino.–Si el herido siente mucho dolor, intentar querespire profundamente. También es convenien-te tratar de llevar su atención a otro sitio paraque no se concentren en las heridas.–Si preguntan por otros heridos hay que apor-tar seguridad. La realidad sólo se comunicaráen aquellos casos en los que puede resultar deayuda. De lo contrario trate de desviar su aten-ción y si es necesario recurra a la mentira.–En algunos casos los heridos muestran un ex-ceso de nerviosismo e hiperactividad. Trate decalmarlos.

Y no olvide que sufrir un accidente o ayudar a lasvíctimas eleva los niveles de alerta, pero, a poste-riori, este «subidón» puede tener efectos psicoló-gicos negativos para usted.

Al lugar del accidente setrasladan, en función de

las circunstancias,personal sanitario,

bomberos, Guardia Civily policía local. Ninguno

posee la formaciónnecesaria para aliviar el

dolor psicológico quesufren las víctimas.

No atender las lesiones psicológicas desde el primermomento provoca una «cronificación» de los

problemas, especialmente estrés postraumático,depresión, ansiedad y fobia.

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