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1 EL agua de consumo en Castilla-La Mancha. Análisis comparativo José Mª Tarjuelo Martín-Benito José Fernando Ortega Álvarez Jorge de las Heras Ibáñez Inés Martínez Galán Albacete. Octubre 2004

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EL agua de consumo en Castilla-La Mancha. Análisis comparativo

José Mª Tarjuelo Martín-Benito

José Fernando Ortega Álvarez

Jorge de las Heras Ibáñez

Inés Martínez Galán Albacete. Octubre 2004

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CAPITULO 1EL AGUA Y EL CICLO HIDROLÓGICO José Fernando Ortega Álvarez

1.1. Introducción

1.2. El Agua: definición y uso

1.3. El Ciclo Hidrológico

1.4. Los fenómenos hidrológicos y la acción del hombre

1.5. El agua en Castilla-La Mancha

1.6. El coste del agua de consumo

CAPITULO 2 LA CALIDAD DEL AGUA DE CONSUMO Jorge de las Heras Ibáñez

2.1 .El concepto de calidad del agua

2.2. La calidad del agua de consumo humano

2.3. La calidad del agua de baño

2.4. La calidad del agua según la directiva marco de aguas

2.5. Redes de control de calidad de las aguas

2.6. Potabilización de las aguas

2.7. Alteraciones de la calidad de las aguas naturales

2.8. La reutilización del agua: el agua residual depurada

2.9. Las aguas de Castilla-La Mancha. Caracterización y nivel de protección

CAPITULO 3 AGUA Y SALUD Inés Martínez Galán

3.1. El cuerpo humano y el agua

3.2 Agua y enfermedad

3.3 Aguas Envasadas

3.4 Aguas minero-medicinales

José Mª Tarjuelo Martín-Benito. Dr. Ing. Agrónomo. Coordinador del trabajo

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CAPITULO 1

EL AGUA Y EL CICLO HIDROLÓGICO

1.7. Introducción

1.8. El Agua: definición y uso

1.9. El Ciclo Hidrológico

1.10. Los fenómenos hidrológicos y la acción del hombre

1.11. El agua en Castilla-La Mancha

1.12. El coste del agua de consumo

José Fernando Ortega Álvarez Dr. Ingeniero Agrónomo. Centro

Regional de Estudios del Agua CREA

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Capítulo 1. EL AGUA Y EL CICLO HIDROLÓGICO

1.1 Introducción

A nuestra Tierra, se la ha llamado el planeta del agua. El agua cubre más del 70% de su superficie, siendo el elemento más abundante. Es la fuente y el sustento de la vida y soporte de gran parte de la actividad humana.

La historia de la humanidad está ligada íntimamente al recurso hídrico. Este ha jugado un papel primordial con incidencia positiva o negativa. Desde los albores de la humanidad existen referencias a las grandes inundaciones y sequías, y a los esfuerzos del hombre por dominar a este elemento de la naturaleza en pos de su beneficio para bebida, riego, navegación, energía, etc.

Si bien, el recurso hídrico es de los típicamente considerado como renovables, no es menos cierto que el incrementado e indiscriminado uso que el hombre hace del mismo, trae consigo un acelerado deterioro en su calidad y a veces cambios en su distribución temporal y espacial con consecuencias no siempre previstas, pero siempre de extrema gravedad ambiental, social, económica, etc.

Por otra parte, el agua no es un elemento aislado de la naturaleza, sino que se encuentra en un delicado equilibrio con otros recursos, especialmente suelo, vegetación y atmósfera, lo que implica que cualquier modificación o intervención en uno de ellos repercutirá, en mayor o menor grado, favorable o desfavorablemente, sobre los demás.

Este conjunto de recursos, con su complejísima interrelación, constituye el medio ambiente, el hábitat, que hace posible la vida humana, por lo cual es una necesidad vital su conservación en pos de las generaciones futuras.

El agua ha sido un valor histórico clave, pero en la actualidad su protagonismo es cada vez más elevado, como muestra, algunas reflexiones de Naciones Unidas al respecto:

“Tal vez el agua sea el recurso que define los límites del desarrollo sostenible. Las exigencias de agua dulce son esencialmente constantes y el equilibrio entre las demandas de los seres humanos y las cantidades disponibles ya es precario.”

“Solo un 2,5% de toda el agua existente en el planeta es agua dulce –imprescindible para los usos humanos- y sólo un 0,5-0,7% es agua subterránea o superficial accesible. Las cantidades de agua de lluvia varían mucho en todo el mundo. En algunos sectores del África septentrional y del Asia occidental llueve muy poco.”

“No todos los países están igualmente afectados. Las regiones más desarrolladas, en promedio, tienen precipitaciones sustancialmente mayores que los países menos adelantados y han elaborado tecnologías para utilizar el agua más eficientemente.”

“Mientras en los últimos años la población mundial se ha triplicado, la utilización del agua se ha multiplicado por seis. En todo el mundo, se utiliza el 54% del agua dulce disponible anualmente y 2/3 se destinan a la agricultura. Hacia 2025 esa proporción podría aumentar hasta el 70% debido exclusivamente al crecimiento de la población o –si el consumo per cápita llegara en todos los países al nivel alcanzado en los países más desarrollados- al 90%.”

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“La agricultura de regadío, que es responsable de cerca del 70% de las extracciones mundiales de agua, cubre el 17% de las tierras cultivadas (unos 270 Mha) y contribuye con casi el 40% de la producción alimentaria mundial (FAOSTAT 1999)”

“La restricción de agua y la contaminación son la causa de la expansión de multitud de problemas sanitarios, de la limitación del crecimiento económico y del desarrollo agrícola, además de dañar una gran cantidad de ecosistemas. Es posible que ponga en peligro las fuentes de alimento del mundo y provoque el estancamiento económico en muchas zonas del mismo.”

“Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente, mil cien millones de personas carecen de acceso a agua no contaminada. Por primera vez, las estadísticas oficiales ponen de manifiesto una disminución de la cobertura de agua, en comparación con estimaciones anteriores.”

“En los países en desarrollo entre el 90% y el 95% de los desagües fecales y el 70% de los desechos industriales se vierten sin depurar en aguas superficiales, donde contaminan el agua. En muchos países industrializados, los efluentes químicos de fertilizantes y plaguicidas, y la lluvia ácida resultante de la contaminación atmosférica, requieren costosos procedimientos de filtración y depuración, que consumen mucha energía, a fin de restaurar una calidad aceptable del agua.”

“Las soluciones exclusivamente tecnológicas para la escasez de agua, probablemente, tendrán efectos limitados. La desalación del agua de mar es costosa y actualmente representa menos de 1% del volumen de agua que consumen las personas.”

“Proteger las existencias de agua contra los contaminantes, restaurar los recursos naturales que alimentan los sistemas fluviales, ordenar el riego y el uso de productos químicos y poner coto a la contaminación atmosférica industrial, son medidas de importancia crucial para mejorar la calidad y disponibilidad de agua.”

A toda esta problemática no es ajena España ni Castilla-La Mancha, donde la distribución de los recursos es irregular en el espacio y en el tiempo, la calidad diferenciada, los problemas de abastecimiento variados, los usos múltiples; todo ello merece una reflexión profunda que, sobretodo, sea la base para una actuación eficaz. Para ello, debe conocerse con algo más de profundidad qué es el agua y como se encuentra en el planeta (ciclo hidrológico), además de destacar su papel para los seres vivos, la salud humana, el medio ambiente o los tratamientos que recibe.

Una parte de este necesario conocimiento del agua reside en la Hidrología. La hidrología es la ciencia de la tierra que trata sobre el agua en la naturaleza, su cantidad y calidad y su distribución espacial y temporal, su circulación y, en general, su relación con la vida en la Tierra. La hidrología, como todas las disciplinas que tienden al conocimiento del medio físico, tiene doble finalidad. Una es el conocimiento en sí mismo para satisfacer la necesidad de interpretar al entorno (sus realizaciones serán de utilidad práctica en plazos variables según las circunstancias), y otra práctica, para dar respuesta a la amplia gama de necesidades de los grupos humanos. Existen también otras disciplinas que estudian el agua, todas ellas muy relacionadas con la hidrología y otras ciencias o disciplinas (ecología, medicina, etc.).

1.2.El Agua: definición y uso

Agua, procedente del término latino aqua, es el nombre común que se aplica al estado líquido del compuesto de hidrógeno y oxígeno H2O. El agua pura es un líquido

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inodoro, incoloro e insípido. A la presión atmosférica (760 mm de mercurio), el punto de congelación del agua es de 0° C y su punto de ebullición de 100° C. El agua alcanza su densidad máxima a una temperatura de 4° C y se expande al congelarse.

El agua por si misma es incolora y no tiene olor, ni gusto definido. Aunque normalmente, el agua que consumimos, debido a su comportamiento como un gran disolvente, contiene diferentes sustancias que le confieren sabores o, incluso olores, característicos. Este hecho hace que de modo natural pueda contener en disolución gran cantidad de sustancias que le confieran características diversas, así como, que los problemas de contaminación por su uso por el hombre sean frecuentes y de diferentes gravedad. Además, posee unas cualidades especiales que la hacen ser indispensable en el desarrollo de la vida. Una de estas cua lidades es que se constituye en un regulador de la temperatura en los seres vivos y en toda la biosfera, por su alta capacidad calórica (su temperatura no cambia tan rápido como la de otros líquidos, al tener un calor específico de 1 Cal g-1 ºC-1).

El agua es la única sustancia que existe a temperaturas ordinarias en los tres estados de la materia: sólido, líquido y gas. Como sólido o hielo, el agua se encuentra en los glaciares y los casquetes polares, así como en las superficies de agua en estaciones invernales con temperaturas inferiores a 0º C. El agua también se puede presentar en forma de nieve, granizo y escarcha, y en las nubes formadas por cristales de hielo. En estado líquido el agua se encuentra en las nubes de lluvia formadas por gotas de agua, y en forma de rocío en la vegetación. Además, cubre las tres cuartas partes de la superficie terrestre en forma de pantanos, lagos, ríos, mares y océanos. Como gas, o vapor de agua, existe en forma de niebla, vapor y nubes. El vapor atmosférico se mide en términos de humedad relativa, que es la relación de la cantidad de vapor de agua en el aire a una temperatura dada respecto a la máxima que puede contener a esa temperatura.

El agua es fundamental para la vida y para el desarrollo de multitud de actividades cotidianas. Los principales usos del agua, regulados y priorizados en la legislación, son:

Abastecimiento: Es el agua utilizada ene los hogares, empresas, etc. Agua, que al mismo tiempo debe cumplir unas condiciones mínimas de salubridad y potabilidad.

Usos agrícolas: Las plantas y productos agrícolas, como todos los seres vivos, necesitan del agua para su crecimiento, desarrollo y producción. El regadío es el principal uso que se hace del agua en Castilla-La Mancha y en la mayor parte del mundo.

Usos industriales y energéticos: Se centra en el empleo del agua para la producción industrial. También incluye, en el apartado energético, el uso para la generación de energía en las centrales hidroeléctricas.

Usos recreativos: El agua también se usa para actividades recreativas y de diversión, como son las piscinas. Un uso responsable aconseja no derrochar agua para este tipo de actividades.

Usos ambientales: Un aspecto fundamental del agua es su papel medio ambiental, siendo uno de los factores principales para la sostenibilidad de los sistemas. Nuestro medio ambiente depende del agua, de su cantidad y calidad. Como ejemplo de este importante uso del agua y su consideración en la planificación hidrológica, pueden citarse los caudales ecológicos, necesarios para el mantenimiento de la vida característica del río.

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Estos usos, a su vez, suelen clasificarse y definirse en la legislación como consuntivos (consumen el recurso, dejando de estar disponible tras el uso, por ejemplo, el abastecimiento o el riego) y no consuntivos (utilizan pero no consumen el recurso, pudiendo estar disponible para otro uso, por ejemplo, las centrales hidroeléctricas). Los usos del agua pueden presentar problemas de sostenibilidad, tanto en términos de cantidades disponibles de agua como de su calidad. Los problemas de sobreexplotación de acuíferos, disminución de los caudales de los ríos o el progresivo empeoramiento de su calidad, no cumpliéndose los mínimos ecológicos exigibles, hacen que la disponibilidad de agua para los diferentes usos disminuya alarmantemente. Por otra parte, la calidad de la misma puede tener efectos importantes en la salud humana, originando problemas de distinta gravedad o, en algunos caos, ayudando a solucionar otros.

1.3.El Ciclo Hidrológico

El agua que utilizamos ahora es esencialmente la misma que se ha estado usando durante millones de años. Se ha conservado casi sin cambio tanto en cantidad como en tipo desde que se formó la Tierra. El agua de la Tierra - que constituye la hidrósfera - se distribuye principalmente en: los océanos, los continentes y la atmósfera, entre los cuales existe una circulación continua: el ciclo del agua o ciclo hidrológico. El movimiento del agua en el ciclo hidrológico es mantenido por la energía del sol y por la fuerza de la gravedad.

El ciclo hidrológico se define como la secuencia de fenómenos por medio de los cuales el agua pasa de la superficie terrestre, en la fase de vapor, a la atmósfera y regresa en sus fases líquida y sólida (Fig. 1.1). La transferencia de agua desde la superficie de la Tierra hacia la atmósfera, en forma de vapor de agua, se debe a la evaporación directa desde lámina de agua (lagos, ríos, ares, etc.) o del suelo, a la transpiración por las plantas y animales y, con muy poca importancia, por sublimación (paso directo del agua sólida a vapor de agua).

Figura 1.1. Representación esquemática del ciclo global del agua.

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El vapor de agua es transportado por la circulación atmosférica y se condensa luego de haber recorrido distancias que pueden sobrepasar 1,000 km. El agua condensada da lugar a la formación de nieblas y nubes y, posteriormente, a precipitación.

La precipitación puede ocurrir en la fase líquida (lluvia) o en la fase sólida (nieve o granizo). El agua precipitada en la fase sólida se presenta con una estructura cristalina, en el caso de la nieve, y con estructura granular, regular en capas, en el caso del granizo.

La precipitación incluye también el agua que pasa de la atmósfera a la superficie terrestre por condensación del vapor de agua (rocío) o por congelación del vapor (helada) y por intercepción de las gotas de agua de las nieblas (nubes que tocan el suelo o el mar).

El agua que precipita puede tener varios destinos, que se muestran en la ecuación (1), y cuya aplicación como ecuación de balance debe estar referida a un especio y a un tiempo concretos. Simplificando, una parte es devuelta directamente a la atmósfera por evaporación; otra parte escurre por la superficie del terreno sin infiltrarse en el mismo, escorrentía superficial, que se concentra en las zonas más bajas y va a originar las líneas de agua, que darán lugar a arroyos y ríos. El agua restante se infiltra, esto es penetra en el interior del suelo; el agua infiltrada puede volver a la atmósfera por evapotranspiración (evaporación + traspiración por la cubierta vegetal) o profundizar hasta alcanzar formaciones geológicas, si existen, que sean capaces de almacenarla y trasmitirla (acuíferos), constituyendo la escorrentía subterránea, la cual, en un determinado momento aflorará a la superficie.

P = Ec + ET + Qs +I (1)

Siendo: P la precipitación (mm); Ec la evaporación continental desde lámina libre de agua (mm); ET la evapotranspiración (mm); Qs la escorrentía superficial (mm); e I la infiltración (mm).

Tanto la escorrentía superficial como la subterránea van a alimentar los cursos de agua que desaguan en lagos y en océanos y todo el sistema, incluidos los acuíferos, se encuentran en un delicado equilibrio que forma parte del ciclo hidrológico.

La escorrentía superficial se presenta siempre que hay precipitación con suficiente volumen e intensidad, y termina poco después de finalizar la precipitación. Por otro lado, la escorrentía subterránea, especialmente cuando se da a través de medios porosos, ocurre con gran lentitud y sigue alimentando los cursos de agua mucho después de haber terminado la precipitación que le dio origen. Así, los cursos de agua alimentados por capas freáticas presentan unos caudales más regulares.

La distribución de la precipitación depende de las características del medio en que se produce, una pequeña parte de ella moja la cubierta vegetal, otra parte llega al suelo, infiltrándose, almacenándose superficialmente, originando escorrentía superficial o, a partir del agua infiltrada, escorrentía subterránea y, una última fracción de la lluvia se evapora directamente. Esta división está condicionada por varios factores, unos de orden climático y otros dependientes de las características físicas del lugar donde ocurre la precipitación (suelo, cubierta vegetal, formaciones geológicas profundas, etc.).

El sol es la fuente de energía térmica necesaria para el paso del agua desde las fases líquida y sólida a la fase de vapor, y también es el origen de las circulaciones atmosféricas que transportan el vapor de agua y mueven las nubes. La fuerza de

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gravedad da lugar a la precipitación y hace posible la escorrentía. El ciclo hidrológico es un agente modelador de la corteza terrestre debido a la erosión y al transporte y deposición de sedimentos por vía hidráulica. Condiciona la cobertura vegetal y, de una forma más general, la vida en la Tierra.

El ciclo hidrológico puede ser visto, en una escala planetaria, como un gigantesco sistema de destilación, extendido por todo el Planeta. El calentamiento de las regiones tropicales debido a la radiación solar provoca la evaporación continua del agua de los océanos, la cual es transportada bajo forma de vapor de agua por la circulación general de la atmósfera, a otras regiones. Durante la transferencia, parte del vapor de agua se condensa debido al enfriamiento y forma nubes que originan la precipitación. El regreso a las regiones de origen resulta de la acción combinada la escorrentía procedente de los ríos y de las corrientes marinas.

A nivel mundial se cuenta con una cantidad total de aproximadamente 1380000·1012 m3 de agua. El agua subterránea representa solamente una fracción (7000·1012 m3, aproximadamente) del agua total. Resumiendo, puede decirse que más del 97% del agua que hay en la Tierra es salada, el resto, algo menos del 3%, está se encuentra en forma de hielo. Menos del 0,7% del agua de la Tierra es dulce, y se encuentra en forma de lagos, ríos, acuíferos y vapor. La Tabla 1. 1 muestra los porcentajes de los distintos formas de agua en la tierra.

Tabla 1. 1. Distribución porcentual de las distintas formas de agua en la Tierra.

Tipo de agua %

Agua superficial 0,0171

Lagos de agua dulce 0,009

Lagos de agua salada y mares interiores 0,008

Agua de Ríos y canales 0,0001

Agua subterránea 0,625

Aguas vadosas (incluye la humedad de suelo) 0,005

Agua subterránea almacenada hasta una profundidad de 1 km (algunas de estas aguas son saladas)

0,33

Agua subterránea más profunda (muy salada e impotable) 0,29

otras aguas 99,315

Océanos 97,2

Glaciares y casquetes polares* 2,15

Atmósfera 0,001

*: Antártica 86 % (= 1,85 del agua total), Ártica 13 %, otros Glaciares 1 %

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La figura 1. 2 presenta los participantes más importantes del ciclo hidrológico, con los volúmenes aproximados (expresadas en km3 de agua) de la precipitación, la escorrentía y la evaporación a escala mundial.

Figura 1. 2. El ciclo hidrológico y su balance global.

Para algunos fines, entre ellos el abastecimiento a poblaciones o el riego, interesa conocer el balance parcial del ciclo hidrológico en una parte continental concreta, fijando la cuenca, como sistema de referencia más frecuente y usado en la planificación hidrológica.

Se define la cuenca hidrográfica, atendiendo a un criterio principalmente topográfico, como el área delimitada por un perímetro definido por una divisoria continua de aguas, pero abierta en su parte baja, y que está formada por laderas o declives más o menos pronunciados que vierten a una vaguada principal, o a dos o más tributarias de está. Por tanto, la cuenca, en la mayoría de los casos, puede ser una unidad de gestión y control del máximo interés.

1.4. Los fenómenos hidrológicos y la acción del hombre

En un principio, puede considerarse que en intervalos de tiempo históricos, una gran parte de los regímenes hidrológicos son estacionarios mientras se encuentran en estado natural. Esto no significa que sean estáticos, sino que sus variaciones son propias y características de la estabilidad del sistema. En intervalos de tiempo geológicos, por el contrario, los regímenes son no-estacionarios.

La intervención del hombre en el medio, inexorablemente modifica las relaciones preexistentes entre los elementos del ciclo hidrológico. Estas modificaciones son a veces imperceptibles y muy lentas y no afectan la estabilidad de los sistemas en intervalos de tiempos históricos. Otras veces, en general la mayoría, estas modificaciones son intensas y en corto plazo y entonces los sistemas pueden pasar a ser variantes en el tiempo.

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Es importante, por lo tanto, el estudio profundo y riguroso de las relaciones que se han planteado para prever las reacciones y la evolución que se producirá en el medio en que se actúa.

De modo muy breve y a título de ejemplo, se pueden mencionar algunos efectos e interacciones que, en general, son conocidos:

• La desaparición de bosques (tala, incendios, etc.) y su reemplazo por vegetación de menor porte trae aparejado, casi de inmediato una disminución de la intercepción efectiva de la precipitación. Pero quizá el efecto más importante sea la eliminación o cambio de una protección que actúa como amortiguador de energía, disminuyendo la intensidad con que el agua llega al suelo. Por lo tanto, se puede dar lugar a que exista una cantidad e intensidad mayor de escorrentía y un aporte de infiltración menor. Esto a su vez puede aumentar los problemas de erosión hídrica y de inundación por crecidas.

• La realización de canales y de drenajes para sanear áreas permanentes o temporalmente inundadas, provoca una aceleración de la escorrentía que disminuye los tiempos de concentración, pudiendo dar lugar al aumento de los picos de crecidas. Por otra parte se puede, en estos casos, eliminar áreas que actuaban como zonas de recarga natural.

• La construcción de embalses de agua de todo tipo aumenta la capacidad de almacenamiento superficial del sistema, y al retener agua en esas condiciones, incrementando la capacidad de uso del recurso, también proporciona nuevas fuentes para aumentar las pérdidas por evaporación o los aportes de infiltración. Esto puede originar una disminución en la escorrentía superficial o una modificación del régimen, laminando crecidas y aumentando los períodos de agotamiento.

• La implantación de obras de infraestructuras de comunicación, viales o ferroviarias, cuando no son cuidadosamente estudiadas, especialmente en áreas llanas, pueden conformar verdaderos diques que originen canales para la escorrentía laminar y producir cualquiera de los efectos mencionados anteriormente.

• La explotación de aguas subterráneas, cuando se hace en forma intensiva y no controlada, puede superar la capacidad de recuperación de los acuíferos y dar lugar al descenso de los niveles piezométricos y, en muchos casos, a problemas de calidad del agua (salinización).

Es evidente que cualquiera de los efectos mencionados que signifique una alteración en los valores de recarga de los acuíferos, ya sea de aumento o disminución, repercutirá también en el aumento o disminución del nivel freático y en los aportes de base a los recursos de agua, además del efecto directo sobre los caudales por medio de la escorrentía superficial.

1.5. El agua en Castilla-La Mancha

En una región como Castilla-La Mancha, con irregular distribución estacional de la pluviosidad, y sometidas a una variabilidad climática interanual importante, es fundamental abordar todos los aspectos relacionados con la problemática del agua a la hora de diseñar estrategias conducentes tanto al desarrollo sostenible, como a la fijación de la población en el medio rural, ya que permanentemente se produce un incremento de la demanda de recursos hídricos por encima de las disponibilidades. El agua, en estas situaciones, es claramente un elemento estratégico para el desarrollo, por lo que el uso racional de la misma es un objetivo fundamental.

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El desarrollo sostenible se basa en la asignación eficiente de recursos, con la adecuada equidad distributiva, intra e intergeneracional, asignándolos a aquellos usos más productivos, en su sentido más amplio (económico, social, medioambiental, etc.), de manera que los bienes y servicios generados con ellos sean disfrutados, tanto hoy como mañana, por una amplia base social.

En régimen natural, los recursos hídricos totales medios en el territorio de Castilla-La Mancha se estiman en unos 9700 hm3/año, de los que algo más de 6900 hm3/año se generan por lluvias caídas en el propio territorio y el resto, unos 2800 hm3/año, proceden de zonas limítrofes.

Las necesidades de abastecimiento urbano son del orden de 171 hm3 /año, siendo uno de los problemas más importantes la falta de garantía cuantitativa y/o cualitativa de parte de ellos, como ocurrió en el último periodo de sequía que culminó en 1995, donde cerca de 600000 persona sufrieron restricciones en mayor o menor medida.

Las necesidades actuales del sector industrial están en torno a 62 hm3 /año, gran parte de las cuales se localizan en el complejo de Puertollano.

La agricultura es, al igual que en el resto del mundo, el sector con mayor demanda de agua, cifrándose en torno a 1975 hm3/año.

De este modo, las necesidades consuntivas de agua para estos tres fines se evalúan en algo más de 2200 hm3/año, y si se le añaden las demandas ambientales mínimas, las necesidades globales de la Región alcanzarían los 2820 hm3/año.

En un horizonte a veinte años las demandas se estiman en 3650 hm3/año, donde buena parte del incremento será producido por el uso agrario del agua (en torno al 85% del total).

1.5.1. Recursos en Castilla-La Mancha

Por su posición en el centro de la Península Ibérica, en Castilla-La Mancha se sitúan las cabeceras de importantes ríos como el Tajo y Guadiana de la vertiente atlántica, o el Júcar y Segura de la mediterránea, así como algunos afluentes del Duero, Ebro y Guadalquivir, pero ninguna cuenca tiene la superficie total dentro del territorio de la Comunidad. Esto implica que la planificación hidrológica es competencia del Estado.

Administrativamente, Castilla - La Mancha, pertenece a 7 cuencas hidrográficas (Fig.1. 3). Las de los ríos Tajo, Guadiana y Júcar abarcan la mayor parte del territorio, estando presentes en menor medida las del Segura, Guadalquivir y Ebro, y siendo prácticamente nula la superficie correspondiente a la cuenca del Duero. La superficie total de cada una de las cuencas que se hallan presentes en Castilla-La Mancha y su extensión en la región se refleja en la Tabla 1. 2.

Castilla-La Mancha posee unos recursos hídricos considerables, si bien con una distribución espacial irregular. Las precipitaciones medias anuales oscilan entre los 300 y 600 mm, localizándose las máximas en la serranía de Cuenca y sierra de Gredos, donde llegan a superarse los 1000 mm, y las mínimas en las comarcas de La Sagra, La Mancha y Hellín, este último con algo más de 300 mm. El volumen de la precipitación anual media supone 41000 hm3.

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Figura 1. 3. Distribución de las Confederaciones Hidrográficas en Castilla-La Mancha.

Tabla 1. 2. Recursos hídricos en régimen natural en Castilla-La Mancha por cuencas hidrográficas

Cuenca Superficie de la cuenca en la región

% de cuenca en la región

Recursos hídricos totales (escorrentías superficiales y

subterráneas) (hm3) (km2) Superficiales Subterráneos Totales

Tajo 26767 48 4043 1400 5443 Guadiana 26328 48 1116 532 1648

Júcar 15652 73 501 825 1326 Segura 4945 30 459 255 714

Guadalquivir 4428 8 411 411 Ebro 1063 1 50 150 200 Duero 48 0

TOTAL 79231 6580 3162 9742 FUENTE: Ministerio de Medio Ambiente

En la Tabla 1. 2 puede verse que la distribución de recursos no es uniforme, destacando el hecho de que en la cuenca del Tajo, que ocupa un tercio del territorio regional, se concentran el 57% de los recursos, mientras que en el Guadiana, de extensión similar, solo se generan el 16% de los recursos totales.

Entre las formaciones geológicas existentes en Castilla-La Mancha (Fig.1. 4), prácticamente sólo las calizas, dolomías, arenas, gravas y arenas arcillosas pueden contener aguas subterráneas en cantidades suficientes como para constituir acuíferos de

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interés a nivel de la comunidad. Estos se localizan en unidades geológicas del Mesozoico y Terciario, ya que sólo en ellas aparecen esas litologías en importancia y extensión suficientes.

Figura 1. 4. Principales acuíferos y datos hidrogeológicos de Castilla-La Mancha.

FUENTE: Síntesis Hidrogeológica de CLM (IGME, 1997).

El total de superficie ocupada por los sistemas acuíferos de Castilla-La Mancha es de 47210 km2, con unas reservas en torno a 56070 hm3 (IGME, 1985). Los acuíferos con mayor volumen de agua y de mayor explotación son el 08.29 y 04.04, llamados “Mancha Oriental” y “Mancha Occidental” respectivamente, situados en la llanura manchega. Debido a la irregular distribución espacial y, sobretodo, temporal de los aportes, es necesaria su regulación. La Tabla 1. 3 muestra la capacidad de regulación en la Región, que de modo global se sitúa entre 4460 y 6160 hm3/año.

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Tabla 1. 3. Recursos regulados en Castilla-La Mancha (Regulación sucesiva, a caudal variable, con garantías entre 90 – 98 %)

Cuenca Capacidad de almacenamiento

(hm3/año)

Capacidad de regulación (hm3/año)

Capacidad de regulación conjunta

Superficial Subterránea Superficial Subterránea (hm3/año) Tajo 2780 15000 1460 1400 1910 – 2860 Guadiana 160 17000 110 530 530 – 640 Júcar 2000 23000 920 830 1300 – 1750 Segura 770 9000 480 250 550 – 740 Guadalquivir 30 - 20 - 20 Ebro - 1000 - 150 150 TOTAL 5740 65000 2990 3160 4460 - 6160 FUENTE: I.G.M.E. (1985)

1.5.2. Recursos disponibles para Castilla-La Mancha

Aunque los recursos de agua regulados (superficial y subterráneamente), que se estiman como media en 5400 hm3/año en el territorio de Castilla-La Mancha, permitirían satisfacer sus demandas (Tabla 1. 4), no es así porque:

ü Parte de los recursos regulados se almacenan en el límite con otras Comunidades Autónomas, como es el caso del Tajo y Guadiana, con recursos disponibles en el límite con Extremadura, lo que impide su uso en esta Región

ü Gran parte del agua regulada en Castilla-La Mancha está “comprometida” para el uso en otros territorios. Esto ocurre con la cabecera del Tajo para su uso en Alicante, Almería y Murcia mediante el Trasvase Tajo-Segura; con la cuenca alta de Segura, cuyos recursos hídricos se destinan mayoritariamente a Murcia; o con la cuenca del Júcar, que se asignan en gran medida a usos en la Comunidad valenciana.

ü No existe buena coincidencia (física o administrativa) entre la existencia de recursos y la localización de las demandas, lo que se pone de manifiesto en la Tabla 1. 4

Tabla 1. 4.- Distribución por cuencas de los recursos hídricos regulados y demandas en Castilla-La Mancha.

Cuenca Recursos regulados (hm3/año)

Demandas totales

(hm3/año)

Recursos totales sobre

Demanda

Recursos realmente disponibles hoy sobre Demanda

Recursos disponibles sobre

Demanda, a horizonte de 20

años Tajo

Guadiana Júcar

Segura Guadalquivir

Ebro Duero

2450 585 1525 645 40 150 5

925 1016 681 131 61 4 1

2,65 0,58 2,24 4,2 0,66 37,5

5

1,78 0,58 0,66 1,16 1,00 1,00 5,00

1,33 0,65 0,41 0,82 0,80 1,00 5,00

TOTAL 5400 2820 1,89 1,09 0,8

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La relación recursos totales/demanda (columna cuarta en tabla 1. 4) pone de manifiesto el gran déficit en la cuenca del Guadiana. En la columna quinta de la Tabla 1. 4 se pone de manifiesto que el déficit de demanda sobre los recursos realmente disponibles afecta también, y de forma muy significativa, al Júcar. En el horizonte a veinte años (última columna), suponiendo las demandas antes referidas y que la regulación no varíe sustancialmente, la situación se agravaría considerablemente.

Para paliar esta situación y poder tender hacia un marco de uso sostenible de los recursos hídricos, es preciso que desde la Comunidad se propongan acciones tanto desde el marco legal-administrativo como desde la mejora de la gestión y del uso del agua.

Las acciones en el ámbito legal-administrativo se deben centrar en defender la asignación de recursos suficientes dentro de los Planes Hidrológicos de Cuenca y del Plan Hidrológico Nacional, con especial atención a las cuencas del Guadiana, Júcar y Segura. Consolidando y garantizando en primer lugar la dotación para los abastecimientos y los regadíos existentes, y haciendo previsiones para nuevos regadíos de interés social donde pueda haber recursos para ello.

Las acciones en la mejora de la gestión y del uso del agua son aplicables tanto a los abastecimientos urbanos e industriales como al regadío, con especial atención a la depuración y reutilización de las aguas residuales. A título de ejemplo, para el regadío, que es el mayor consumidor, se están desarrollando programas de mejora y consolidación de regadíos, con ayudas de hasta un 50% para mejorar las infraestructuras e instalaciones de riego, incentivando los cultivos de menor consumo de agua, y en especial los leñosos como vid, olivo o almendro. A esto hay que unir las ayudas para la mejora de la gestión de las Comunidades de Regantes y la implantación de un Servicio Integral de Asesoramiento al Regante (SIAR) en toda Castilla-La Mancha entre la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente y la Universidad regional para ayudar a mejorar la eficiencia en el uso del agua, formación e información de los regantes, etc.

1.5.3. Principales usos en Castilla-La Mancha

La población de Castilla-La Mancha se cifrada en algo más de 1800000 habientes , a la que hay que sumar unos 500 000 eventuales. En esta Comunidad el 69% de los 915 municipios son de menos de 1000 habitantes, pero en ellos solo vive el 11% de la población. Por el contrario, aunque solo hay un 7% de municipios mayores de 5000 habitantes, en ellos vive el 60% de la población. A efectos de abastecimiento de aguas hay que tener en cuenta además que gran parte de los municipios se componen de más de un núcleo, resultando 1773 núcleos que hay que abastecer en la Comunidad Autónoma.

En las tablas 1. 5 y 1.6 se resumen, por cuencas hidrográficas y por provincias, los recursos hídricos utilizados para abastecimiento a poblaciones en Castilla-La Mancha. De los 171 hm3 /año utilizados, el 44% procede de aguas superficiales y el 56% de subterráneas, mientras que por núcleos de población abastecidos, el 85% de los 1773 núcleos existentes se abastecen con aguas subterráneas.

Por cuencas hidrográficas, solo en el Tajo y Guadalquivir predominan los abastecimientos con aguas superficiales. Por provincias, cabe destacar que la práctica totalidad de Albacete y Cuenca se abastecen con aguas subterráneas, y en menor medida Ciudad Real.

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Tabla 1. 5.- Distribución por cuencas hidrográficas, según origen del agua

ABASTECIMIENTO CON AGUA SUPERFICIAL

ABASTECIMIENTO CON AGUA SUBTERRANEA

TOTALES CUENCA

HIDROGRÁFICA

Nº T.M.

Nº HABIT.

VOLUMEN (hm3/año)

Nº T.M.

Nº HABIT.

VOLUMEN (hm3/año)

Nº T.M.

Nº HABIT.

VOLUMEN (hm3/año)

TAJO 169 385.960 41,40 352 248.651 19,5 521 634.611 60,9

GUADIANA 33 173.354 18,40 129 365.069 33,7 162 538.423 52,1

JÚCAR 1 466 0,04 161 364.944 38,3 162 365.410 38,3

SEGURA 2 28.556 3,10 21 41.422 3,4 23 69.978 6,5

GUADALQUIVIR 15 104.952 11,70 13 14.994 1,3 28 119.946 13,0

EBRO - - - 18 2.318 0,2 18 2.318 0,2

DUERO - - - 1 31 - 1 31 -

TOTAL REGIONAL

220 693.288 74,60 695 1.037.429 96,4 915 1.730.717 171,0

Tabla 1. 6.- Distribución por cuencas hidrográficas, según origen del agua

ABASTECIMIENTO CON AGUA SUPERFICIAL

ABASTECIMIENTO CON AGUA SUBTERRANEA

TOTALES PROVINCIA

Nº T.M.

Nº HABIT.

VOLUMEN (hm3/año)

Nº T.M.

Nº HABIT.

VOLUMEN (hm3/año)

Nº T.M.

Nº HABIT.

VOLUMEN (hm3/año)

ALBACETE 6 32.443 3,4 80 328.884 34,9 86 361.327 38,3

CIUDAD REAL 45 274.885 29,6 55 215.688 20,6 100 490.573 50,2

CUENCA 11 2.683 0,2 227 204.816 17,8 238 207.499 18,0

GUADALAJARA 74 110.404 12,4 213 45.480 3,5 287 155.884 15,9

TOLEDO 84 272.873 29,0 120 242.561 19,6 204 515.434 48,6

TOTAL REGIÓN

220 693.288 74,6 695 1.037.429 96,4 915 1.730.717 171,0

1.6 El coste del agua de consumo

Uno de los aspectos fundamentales de la Directiva Marco del Agua (DMA), recogido en su Artículo 9, es el que establece el principio de Recuperación de costes de los servicios relacionados con el agua. Aunque su aplicación se pospone hasta el año 2010, la propia Directiva impone un plazo que expira en Diciembre de 2004 para la caracterización de las cuencas, lo que incluye análisis económicos de los usos del agua, industriales, agrícolas y de abastecimiento urbano por lo menos, valorando su contribución a la recuperación de los costes de los servicios relacionados. El objetivo es disponer de unos costes reales que permitan fijar una política de precios que actúe como

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incentivo para fomentar el uso sostenible y, en función de otras variables, la viabilidad de las inversiones en infraestructura hidráulica.

De un estudio realizado por la Dirección General de Obras Hidráulicas y el Consejo del Agua en 2003 para estimar los costes de uso del agua para abastecimiento (tabla 1. 7) se desprende que los costes más bajos se dan en la Cuenca Alta del Guadiana y los más altos en la del Segura. Los costes Medios para abastecimiento con aguas subterráneas en España oscilan entre 0.06 €/m3 en el Guadiana y en el Júcar a 0.12 €/m3 en la cuenca del Segura. Tabla 1. 7. Coste del uso del agua subterránea para abastecimiento €/m3 CUENCAS Máximo Mínimo Media ponderada Tajo 0,22 0,08 0,09 Alto Guadiana 0,14 0,04 0,06 Alto Júcar 0,09 0,04 0,06 Alto Segura 0,021 0,07 0,12

En el Libro Blanco del Agua apenas hay referencias a los costes del agua de abastecimiento en alta que, sin citar procedencia del agua, por término medio se estiman entre 0,06 y 24 €/m3 .

En la Memoria Económica del Plan Hidrológico Nacional (PHN) se incluyen datos de diversa procedencia pero que generalmente se refieren no a costes sino a precios. Con datos de 1996, elaborados por el Instituto Nacional de Estadística en 1998, esta memoria del PHN indica que el precio medio en España del servicio de agua destinado a abastecimiento urbano es de 1,38 €/m3, que se descompone en:

• 17% en captación y depuración (0.23 €/m3) • 49% en distribución y suministro (0,67 €/m3) • 34% en alcantarillado y depuración de aguas residuales (0,47 €/m3)

Las diferencias regionales respecto a esta media total son muy importantes. Los precios más elevados corresponden a Canarias (2,44 €/m3) seguida de Murcia (2,18 €/m3). En el otro extremo estaría Castilla y León (0,53 €/m3), mientras que en Castilla-La Mancha este coste es de 1,06 €/m3. A pesar de la dificultad de obtención de estos datos se indican también unos precios del agua (en €/m3)en distintas capitales españolas, de los que destacamos: Barcelona (1,27), Murcia (1,15), Madrid (0,73), Valencia (0,68), y entre las de Castilla-La Mancha, Guadalajara (0,48), Albacete (0,43), Ciudad Real (0,33) y Toledo (0,22).

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CAPITULO 2

LA CALIDAD DEL AGUA DE CONSUMO

2.1 . El concepto de calidad del agua

2.2. La calidad del agua de consumo humano

2.3. La calidad del agua de baño

2.4. La calidad del agua según la directiva marco de aguas (2000/60/CE)

2.5. Redes de control de calidad de las aguas

2.6. Potabilización de las aguas

2.7. Alteraciones de la calidad de las aguas naturales

2.8. La reutilización del agua: el agua residual depurada

2.9. Las aguas de Castilla-La Mancha. Caracterización y nivel de protección

Jorge de las Heras Ibáñez Dr. en Ciencias Bilógicas. Centro

Regional de Estudios del Agua CREA

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Capítulo 2. LA CALIDAD DEL AGUA DE CONSUMO

2.1 . El concepto de calidad del agua

Antes de comenzar a determinar aquellos parámetros que se utilizan habitualmente para determinar la calidad del agua, es necesario abundar en el propio concepto de calidad, el cual ha experimentado una notable evolución durante los últimos años (de las Heras y Moreno, en prensa). Para definir la calidad del agua, resulta imprescindible anteponer un uso predominante. Será este uso el que determine los parámetros más importantes a considerar ya que, en función de los mismos, se podrá clasificar un agua en términos de calidad. Así, no es lo mismo si el agua a considerar va destinada a riego, baño o su fin es el del consumo humano. Cabe, en primer lugar, hacer una consideración sobre lo que se entiende por calidad natural del agua, ya que su determinación es una necesidad para el proceso de regulación de contaminantes asociados a la actividad antrópica. En este sentido, entendemos por calidad natural aquel conjunto de características físicas, químicas y biológicas que definen un agua sin intervención humana (Gray, 1994). De esta manera, sólo cuando debido a la actividad humana se modifica alguna de estas variables, este concepto deja de tener sentido, debiendo utilizarse el término más genérico de calidad del agua. Resulta importante esta reflexión, puesto que en numerosas ocasiones son elementos o compuestos provenientes de la propia geología y ecología del curso de agua, los que van a interferir en el concepto de calidad. En este sentido, las normativas reguladoras de la calidad de las aguas en función del uso, toman cada vez más en consideración la procedencia de dichos compuestos a la hora de establecer límites legales.

Según el Libro Blanco del Agua en España (MIMAM, 2000), la calidad de las aguas es una variable descriptora fundamental del medio hídrico, tanto desde el punto de vista de su caracterización ambiental, como desde la perspectiva de la planificación y gestión hidrológica, ya que delimita la aptitud del agua para mantener los ecosistemas y atender las diferentes demandas. En esta definición del concepto de calidad se incide directamente en una variable ecológica (mantenimiento de ecosistemas) ciertamente novedosa que, en realidad, ya recogía el espíritu de la que luego sería la futura Directiva Marco del Agua, sobre la que se tratará más adelante. Ciertamente la inclusión de variables ecológicas en el concepto de calidad, además de todas las consideraciones de uso mencionadas anteriormente, han de ser tenidas en cuenta en cualquier reglamentación sobre este recurso en cualquier país de la Unión Europea.

2.2. La calidad del agua de consumo humano

El concepto de calidad de agua de consumo ha experimentado una notable evolución en España, a medida que se han ido sucediendo las distintas reglamentaciones que definían y caracterizaban dicho concepto. El devenir de las normas legales que trataban sobre la calidad del agua de consumo queda bien resumido en el preámbulo del Real Decreto 140/2003 de 7 de febrero, que es el que actualmente está en vigor.

Dada la importancia de este tema para la salud humana, se hacía necesario el establecimiento a escala nacional de criterios de calidad del agua de consumo humano.

Estos criterios se habrían de aplicar a todas aquellas aguas que, independientemente de su origen y del tratamiento de potabilización que reciban, se utilicen en la industria alimentaria o se suministren a través de redes de distribución públicas o privadas, depósitos o cisternas.

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De esta manera, en el Real Decreto 140/2003 se fijan parámetros y valores paramétricos a cumplir en el punto donde se pone el agua de consumo humano a disposición del consumidor. Estos valores se basan principalmente en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y en motivos de salud pública aplicándose, en algunos casos, el principio de precaución para asegurar un alto nivel de protección de la salud de la población.

Asimismo, se definen los programas de control de calidad del agua de consumo humano, que deberán adaptarse a las necesidades de cada abastecimiento y cumplir los criterios de calidad previstos en esta disposición.

Por otro lado, las sustancias utilizadas en el tratamiento de potabilización del agua y productos de construcción instalados en el abastecimiento y en las instalaciones interiores pueden afectar a la calidad y salubridad de la misma, por ello, y sin perjuicio de lo previsto en esta norma, se regulan por normativa específica.

Ante incumplimientos de los criterios de calidad que señala esta disposición, será necesaria la investigación de la causa subyacente y garantizar que se apliquen lo antes posible las medidas correctoras y preventivas para la protección de la salud de la población abastecida, si bien en determinadas condiciones se podrá conceder excepciones, cuando el suministro de agua en el abastecimiento no pueda mantenerse por ningún otro medio razonable y siempre y cuando no haya un riesgo potencial para la salud de la población. Este concepto de “excepcionalidad”, por tanto, se mantiene de normativas anteriores. Las excepciones deberán estar limitadas al menor tiempo posible y no excederán de tres años, al final de los cuales el solicitante presentará a la autoridad sanitaria un «estudio de situación» y el coste total de las medidas adoptadas.

Resulta relevante la importancia que el Real Decreto concede a la información hacia el consumidor:

“Los consumidores deberán recibir información suficiente y oportuna de la calidad del agua de consumo humano, situaciones de excepción, medidas correctoras y preventivas, así como de todos aquellos aspectos que afecten al abastecimiento y que puedan implicar un riesgo para la salud de la población.”

Según el Real Decreto 140/2003, se entiende por agua de consumo humano:

a) Todas aquellas aguas, ya sea en su estado original, ya sea después del tratamiento, utilizadas para beber, cocinar, preparar alimentos, higiene personal y para otros usos domésticos, sea cual fuere su origen e independientemente de que se suministren al consumidor, a través de redes de distribución públicas o privadas, de cisternas, de depósitos públicos o privados.

b) Todas aquellas aguas utilizadas en la industria alimentaria para fines de fabricación, tratamiento, conservación o comercialización de productos o sustancias destinadas al consumo humano, así como a las utilizadas en la limpieza de las superficies, objetos y materiales que puedan estar en contacto con los alimentos.

c) Todas aquellas aguas suministradas para consumo humano como parte de una actividad comercial o pública, con independencia del volumen medio diario de agua suministrado.

Por otro lado, los valores de referencia de las distintas sustancias que han de ser medidas en el agua de consumo, cambian su denominación, pasando de hablarse de “Concentración Máxima Admisible” o “Nivel Guía” a Valor paramétrico, como aquel

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nivel máximo o mínimo fijado para cada uno de los parámetros a controlar.

En referencia a las “sustancias” presentes en el agua de consumo, el Real Decreto define el concepto “sustancia” como “todo producto (sustancia o preparado) que se agregue al agua o sea empleado en su potabilización o mejora, así como los utilizados para la limpieza de superficies, equipos, recipientes o utensilios que estén en contacto con el agua de consumo humano”.

A estos efectos se reconocen los siguientes grupos:

a) «Desinfectantes para agua»: productos empleados para la desinfección del agua de consumo humano.

b) «Desinfectantes para superficies»: productos empleados para la desinfección de equipos, recipientes, utensilios para el consumo, superficies o tuberías relacionadas con la producción, transporte, almacenamiento y distribución del agua de consumo humano.

c) «Alguicidas y antiincrustantes»: productos que eliminan o impiden el desarrollo de algas en el agua destinada a la producción del agua de consumo humano o tengan acción antiincrustante o desincrustante.

d) «Otras sustancias»: todo producto que no esté incluido en los apartados anteriores.

Resulta importante para el consumidor, conocer cuáles son las responsabilidades que se establecen en el ámbito de este Real Decreto:

1. Los municipios son responsables de asegurar que el agua suministrada a través de cualquier red de distribución, cisterna o depósito móvil en su ámbito territorial sea apta para el consumo en el punto de entrega al consumidor.

2. Cuando la captación o la conducción o el tratamiento o la distribución o el autocontrol del agua de consumo lo realice un gestor o gestores distintos del municipio, éste velará por el cumplimiento de este Real Decreto por parte de los mismos. La responsabilidad de los gestores finaliza en el punto de entrega a otro gestor o en la llave de paso general de la acometida del consumidor.

3. Los municipios velarán por el cumplimiento de las obligaciones de los titulares de los establecimientos que desarrollen actividades comerciales o públicas en relación con lo que señala esta disposición. Los titulares de dichos establecimientos deberán poner a disposición de sus usuarios agua apta para el consumo.

4. Corresponde a los municipios el autocontrol de la calidad y el control en grifo del agua que consume la población en su municipio cuando la gestión del abastecimiento sea de forma directa.

5. Cuando la gestión del abastecimiento sea de forma indirecta, el autocontrol de la calidad del agua de consumo humano es responsabilidad de los gestores, cada uno en su propia parte del abastecimiento.

6. Si la calidad del agua de consumo humano sufre modificaciones que impliquen que de forma temporal o permanente no sea apta para el consumo, en cada uno de los casos que señalan los apartados 1, 2 y 3 del presente artículo, el gestor deberá poner en conocimiento de la población y/o de los otros gestores afectados, así como del municipio, en su caso, dicha situación de incumplimiento, las medidas correctoras y

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preventivas previstas, a través de los medios y en la forma que considere más adecuada, de acuerdo con la autoridad sanitaria, a fin de evitar cualquier riesgo que afecte a la protección de la salud humana.

7. Los propietarios del resto de los inmuebles que no estén recogidos en el apartado 3, son responsables de mantener la instalación interior a efectos de evitar modificaciones de la calidad del agua de consumo humano desde la acometida hasta el grifo.

Por otro lado la vigilancia sanitaria del agua de consumo humano es responsabilidad de la autoridad sanitaria, quien velará para que se realicen inspecciones sanitarias periódicas del abastecimiento.

2.2.1 Criterios de calidad del agua de consumo humano

Tal y como especifica el Real Decreto 140/2003:

“El agua de consumo humano deberá ser salubre y limpia”

Pues bien, un agua de consumo humano será “salubre y limpia” cuando “no contenga ningún tipo de microorganismo, parásito o sustancia, en una cantidad o concentración que pueda suponer un riesgo para la salud humana, y cumpla con los requisitos especificados en las partes A y B del anexo I”. En todo caso, y según el mismo Real Decreto, una vez determinadas las concentraciones de las sustancias del citado anexo I, en toda muestra de agua de consumo humano para el autocontrol, vigilancia sanitaria y control en grifo del consumidor, el agua se podrá calificar como:

a) «Apta para el consumo»: cuando no contenga ningún tipo de microorganismo, parásito o sustancia, en una cantidad o concentración que pueda suponer un peligro para la salud humana y cumpla con los valores paramétricos especificados en las partes A, B y D del anexo I o con los valores paramétricos excepcionados por la autoridad determinados en el análisis.

b) «No apta para el consumo»: cuando no cumpla con los requisitos del párrafo a). Si un agua «no apta para el consumo» alcanza niveles de uno o varios parámetros cuant ificados que la autoridad sanitaria considere que han producido o puedan producir efectos adversos sobre la salud de la población, se calificará como agua «no apta para el consumo y con riesgos para la salud».

Los parámetros a controlar en el grifo del consumidor son, al menos:

• a) Olor. • b) Sabor. • c) Color. • d) Turbidez. • e) Conductividad • f) pH. • g) Amonio. • h) Bacterias coliformes. • i) Escherichia coli (E. coli). • j) Cobre, cromo, níquel, hierro, plomo u otro

parámetro: cuando se sospeche que la instalación interior tiene este tipo de material instalado.

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• k) Cloro libre residual y/o cloro combinado residual: cuando se utilice cloro o sus derivados para el tratamiento de potabilización del agua.

2.2.2. Parámetros y sus valores

Tal y como se ha referido anteriormente, para que un agua de consumo humano sea “Apta” no debe contener ningún tipo de microorganismo, parásito o sustancia, en una cantidad o concentración que pueda suponer un peligro para la salud humana y cumpla con los valores de parámetros especificados en las partes A, B y D del anexo I. Dicho Anexo, por tanto, establece cuatro grupos de parámetros:

A: Parámetros microbiológicos. Todos los microorganismos considerados han de estar ausentes por completo de la muestra.

B: Parámetros químicos: Se relacionan un total de 27 elementos y compuestos químicos, así como el valor de cada uno de ellos o combinaciones de varios. Resulta importante la inclusión de sustancias que en reglamentaciones anteriores no se recogían (caso de los Trihalometanos (THMs), algunos plaguicidas específicos (Aldrín, Dieldrín, Heptacloro, Heptacloro epóxido) o Hidrocarburos Policíclicos Aromáticos (HPAs). Se siguen considerando los metales pesados de reglamentaciones anteriores y sus valores límites, así como de compuestos tan abundantes como el nitrato (cuyo valor límite sigue siendo de 50 mg/l).

C: Parámetros indicadores: dentro de este grupo se incluyen el color, olor, sabor, pH, turbidez, oxidabilidad, hierro, manganeso, aluminio, etc. Resulta relevante el hecho de que alguna sustancia que suele formar parte de la composición natural del agua, como es el caso del sulfato, se encuentra incluida en este grupo, habiendo formado parte en reglamentaciones anteriores de las sustancias propias del grupo B.

D: Radiactividad. Se incluye dentro de este grupo el Tritio así como parámetros tales como la Dosis Indicativa Total.

2.3. La calidad del agua de baño

De acuerdo con lo previsto en la Directiva 76/160/CEE, relativa a la Calidad de las Aguas de Baño, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha de remitir a la Comisión Europea un Informe Anual de Síntesis de Calidad de las Aguas de Baño en España, en el que se reflejan las características más relevantes de la vigilancia sanitaria que de tales aguas, y conforme al Real Decreto 734/88, de 1 de julio, realizan las distintas Comunidades Autónomas, y las Ciudades Autónomas de Ceuta y de Melilla.

Los requisitos para asignar la calificación sanitaria del agua de baño en un Punto de Muestreo, durante la temporada de baño, son los siguientes:

1. Cada Punto de Muestreo es representativo de una Zona de Baño o de parte de ella.

2. Los Métodos Analíticos utilizados para la determinación de cada parámetro son los oficiales.

3. En cada Punto de Muestreo se han controlado, al menos, los Parámetros Obligatorios: Coliformes Totales, Coliformes Fecales, Color, Aceites Minerales, Sustancias tensoactivas, Fenoles y Transparencia.

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4. La Frecuencia de Muestreo es al menos quincenal, más un muestreo antes del comienzo de la temporada

La Calificación Sanitaria del Agua de Baño en un Punto de Muestreo se ha realizado de acuerdo con los criterios siguientes:

AGUAS 2: Aguas Aptas para el baño, de muy buena calidad.

Son aquéllas que cumplen simultáneamente las siguientes condiciones:

1. Al menos el 95% de los muestreos no sobrepasan los valores imperativos de los parámetros siguientes: Coliformes Totales, Coliformes Fecales, Salmonella, Enterovirus, pH, Color, Aceites Minerales, Sustancias Tensoactivas, Fenoles y Transparencia.

2. Al menos el 80% de los muestreos no sobrepasan los valores guía de los parámetros: Coliformes Totales y Coliformes Fecales.

3. Al menos el 90% de los muestreos no sobrepasan los valores guía de los parámetros siguientes: Estreptococos Fecales, Transparencia, Oxígeno Disuelto y Materias Flotantes.

AGUAS 1: Aguas Aptas para el baño, de buena calidad.

Son aquéllas en las que se cumple la condición 1), de las aguas 2, pero en las que no se cumplen las condiciones 2) y/o 3) de las aguas 2.

AGUAS 0: Aguas No Aptas para el baño

Son aquéllas en las que no se cumple la condición 1) de las aguas 2.

2.4. La calidad del agua según la directiva marco de aguas (2000/60/CE)

La gestión del recurso agua como un simple bien comercial, así como la consideración de las masas de agua continentales como medios receptores de vertidos y sustancias contaminantes, ha provocado el deterioro de las aguas en la práctica totalidad del territorio de la Unión Europea. Según señala la Directiva Marco de Aguas (DMA), en su preámbulo 4:

“las aguas comunitarias están sometidas a la creciente presión que supone el continuo crecimiento de la demanda de agua de buena calidad en cantidades suficientes para todos los usos”.

Desde 1988, en que el Consejo presentara las primeras propuestas para mejorar la calidad ecológica de las aguas superficiales comunitarias, se ha venido confirmando a través de diversas declaraciones y propuestas, la necesidad de tomar medidas para proteger las aguas comunitarias tanto en términos cualitativos como cuantitativos.

Como consecuencia de esta situación, el Parlamento Europeo el 23 de octubre de 1996, solicitó a la Comisión que presentara una propuesta de Directiva del Consejo que estableciera un marco para una política europea de aguas. La DMA, nace como consecuencia de la necesidad de una legislación comunitaria que aborde la calidad ecológica (preámbulo 2), de tomar medidas para proteger las aguas comunitarias tanto en términos cualitativos como cuantitativos (preámbulo 4) y de establecer los principios básicos de una política de aguas sostenible en la Unión Europea (preámbulos 3, 5, 16, 23, 41). La DMA es el marco legal comunitario que dictará en adelante los principios de una política comunitaria de aguas que deberá ser aplicada en todos los países miembros de la Comunidad. La Directiva estableció tres años de plazo a partir de su publicación el 23 de octubre de 2000, para la adaptación y trasposición del derecho interno a la DMA,

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por lo que actualmente ya se ha adaptado en los países miembros. Una vez traspuesta la legislación comunitaria a la nacional, cada país miembro debe cumplir los objetivos ambientales fijados por la Directiva, siguiendo el calendario y cumpliendo los plazos indicados para alcanzar dichos objetivos. Actualmente, en España se encuentra en fase de trasposición

Los objetivos principales de la DMA se fundamentan en el siguiente principio:

“el agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal”

Marca, por tanto la Directiva, en su preámbulo, unos objetivos claramente ambientales. Tradicionalmente, tal y como ya se ha indicado, la calidad del agua ha venido definiéndose en función de los usos a los que el agua va destinada (consumo humano, baño, pesca, etc.). Sin embargo, la DMA ha cambiado este enfoque drásticamente, considerando que los criterios de calidad deben basarse en criterios medioambientales, concretamente en conseguir un buen estado ecológico de los ecosistemas acuáticos. Por primera vez se consideran a los ríos como ecosistemas fluviales compuestos de elementos íntimamente relacionados, como la flora, la fauna, el sustrato, las características del hábitat fluvial y la zona de ribera, en lugar de ser considerados como meros canales que transportan un recurso muy útil para el hombre, el agua, del que se puede disponer y gestionar a conveniencia. Los objetivos generales de la DMA son cinco (art. 1):

1. Prevenir el deterioro adicional, proteger y mejorar el estado de los ecosistemas acuáticos y de los ecosistemas terrestres y humedales directamente dependientes de los acuáticos

2. Promover el uso sostenible del agua basado en la protección a largo plazo de los recursos hídricos disponibles

3. Incrementar la protección y mejora del medio acuático mediante la reducción progresiva de vertidos, emisiones y sustancias peligrosas

4. Reducir y evitar la contaminación de las aguas subterráneas

5. Paliar los efectos de las inundaciones y sequías

De esta manera, se comprueba que la conservación y recuperación ambiental de los ecosistemas acuáticos son los elementos conductores de la Directiva. Concretamente, y como objetivo explicito y último, la Directiva obliga a “proteger, mejorar y regenerar todas las masas de agua superficial...., con objeto de alcanzar un buen estado de las aguas superficiales a mas tardar 15 años después de la entrada en vigor de la presente Directiva, de conformidad con lo dispuesto en el anexo V...” (art. 4). Este buen estado que deben poseer las aguas superficiales españolas (ríos, humedales, lagos, aguas de transición y costeras), se deberá conseguir a través de la evaluación del estado ecológico de las masas de aguas.

El estado ecológico se define en el artículo 2.21 como

“una expresión de la calidad de la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos asociados a las aguas superficiales, que se clasifica con arreglo al anexo V”.

Así, el anexo V clasifica el estado ecológico en cinco niveles de calidad (muy bueno, bueno, aceptable, deficiente y malo), en función de su grado de alteración o

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desviación respecto a las condiciones ambientales inalteradas o naturales que deberían presentar las masas de agua en ausencia de alteraciones antropogénicas.

Es importante señalar que la Directiva habla de control ecológico y control químico, así como de estado ecológico y estado químico, para referirse al tipo de indicadores de calidad utilizado en la evaluación del estado de una masa de agua. La clasificación final del estado ecológico de una masa de agua vendrá definida por el menor de los valores de los indicadores de calidad obtenidos en los controles de calidad biológicos y fisicoquímicos. El resultado será la clasificación de la masa de agua en uno de los cinco niveles de calidad indicados en el anexo V, y deberá presentarse sobre un mapa utilizando el siguiente código de colores: azul (muy buen estado ecológico), verde (buen estado), amarillo (aceptable), naranja (deficiente) y rojo (malo).

2. 5. Redes de control de calidad de las aguas

En el Libro Blanco del Agua (MIMAM, 2000), se describen las redes de control de calidad de aguas históricas y actuales, presentándose, además, diversos mapas de los resultados obtenidos. Los objetivos principales de una red de medida de la calidad de aguas son:

1. Describir las condiciones actuales de la calidad de las aguas

2. Analizar las tendencias a largo plazo

3. Identificar los factores que afectan a la calidad de las aguas

Una red de calidad consiste, por tanto, en la ubicación de una serie de puntos o estaciones de muestreo sobre los que se establece un programa de control de calidad, donde se definen los parámetros a medir, el número de muestras a tomar y la frecuencia del muestreo. La red se suele diseñar en función de los diversos usos del agua (consumo humano, vida piscícola, acuicultura, baño, regadíos, industrias), ya que los parámetros a analizar y los niveles de concentración de contaminantes permitidos varían según dichos usos. Así, en España han existido varias redes de control a lo largo de los últimos años: Red COAS (Control Oficial de Abastecimientos), para aguas de consumo humano, Red Ictiofauna, que evalúa la actitud del agua para la vida piscícola en 150 tramos de río, Red COCA (Control Oficial de Calidad del Agua), etc.

A nivel mundial, resulta relevante destacar la puesta en marcha desde 1977, del sistema mundial de vigilancia del medio ambiente (SIMUVIMA) del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), en colaboración con la Unesco para establecer una red mundial de vigilancia de la calidad del agua. Mediante el seguimiento de más de 50 variables, se obtiene información sobre la idoneidad del agua para el consumo humano y para el uso agrícola, comercial e industrial. Estudios recientes han indicado que los principales contaminantes del agua son los residuos líquidos, los nutrientes, los metales tóxicos y los productos químicos industriales y agrícolas. Algunas de las conclusiones que se pueden sacar de la evaluación del SIMUVIMA durante los últimos años son las siguientes: la naturaleza y el grado de la contaminación del agua dulce dependen en gran medida del desarrollo socioeconómico; los contaminantes más comunes del agua son las materias orgánicas de las aguas servidas domésticas, los desechos municipales y los efluentes agroindustriales; y los altos niveles de nitrato hallados en el agua en Europa occidental y los Estados Unidos son consecuencia de los fertilizantes y abonos nitrogenados que se utilizan en la agricultura intensiva. La evaluación del SIMUVIMA también reveló un espectacular aumento del empleo de fertilizantes en los países en

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desarrollo, sobre todo en las zonas en que el riego intensivo permite el cultivo doble o triple.

2.6 Potabilización de las aguas

La potabilización de las aguas es un complejo proceso que comprende distintos tratamientos en función del tipo de agua a considerar. En general, se consideran tres grupos de tratamientos: físicos, químicos y microbiológicos que se aplican de forma complementaria.

Cuando un proveedor de agua obtiene el agua no tratada de un río o embalse, generalmente el agua contiene partículas inorgánicas en suspensión o disueltas, pequeños pedazos de hojas y otras materias orgánicas además de pequeñas cantidades de ciertos contaminantes. Cuando el agua llega a la planta de tratamiento, los proveedores de agua añaden a menudo productos químicos denominados coagulantes. Estos reaccionan con el agua a medida que fluye lentamente a través de tanques para que las partículas y otros contaminantes formen coágulos que se depositan en el fondo. Entonces, esta agua usualmente fluye a través de un filtro que extrae los contaminantes más pequeños como virus y Giardia. La eliminación de pequeñas partículas se realiza por decantación y filtración.

El proceso de adsorción consiste en la captación de sustancias solubles presentes en la interfase de una solución. Si bien no es un tratamiento muy utilizado, en ciertas ocasiones en las que las aguas presentan compuestos orgánicos disueltos de difícil extracción, pudiera ser necesario someterlas a un proceso de adsorción, mediante el uso de productos tales como el carbón activado.

Casi toda el agua subterránea se filtra a medida que pasa a través de capas de tierra hacia dentro de embalses subterráneos conocidos como acuíferos. Generalmente, el agua que los proveedores bombean de los pozos contiene menos materiales orgánicos que las aguas superficiales y es posible que no necesite alguno o ningún tratamiento como los descritos anteriormente. La calidad del agua dependerá en las condiciones locales.

El tratamiento más común del agua potable, el cual se considera por muchas personas como el avance científico más importante del siglo XX, es la desinfección, que en realidad comprende todos aquellos mecanismos físicos o químicos mediante los cuales se eliminan los agentes biológicos patógenos del agua (microorganismos del tipo de las bacterias, virus, protozoos, etc).

Los agentes químicos más utilizados para la desinfección de las aguas (potables y residuales) incluyen: cloro y sus compuestos, bromo, yodo y ozono.

Los desinfectantes más corrientes son los productos químicos oxidantes, de los cuales el cloro es el más universalmente aceptado. El ozono es un desinfectante muy eficaz cuyo valor va en aumento a pesar de que no deja una concentración residual que permita valorar su presencia después del tratamiento.

Los desinfectantes físicos que se suelen emplear son:

-Radiación (UV, electromagnética, radiación de partículas)

-Filtración

Existen algunos tratamientos físicos que eliminan tanto partículas de pequeño tamaño presentes en el agua, como microorganismos. Dentro los más utilizados caben destacarse:

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-Microfiltración (MF)

Las membranas usadas para la microfiltración tienen un tamaño de poro de 0.1 – 10 µm. Estas membranas de microfiltración retienen todas las bacterias. Parte de la contaminación viral es atrapada en el proceso, a pesar de que los virus son más pequeños que los poros de la membrana de microfiltración. Esto es porque los virus se pueden acoplar a las bacterias.

-Nanofiltración (NF)

Es también un proceso de filtración por membranas operadas bajo presión en la que solutos de bajo peso molecular (1000 daltons) son retenidos, si bien las sales pasan, total o parcialmente, a través de la membrana con el filtrado. Esto provee un rango de selectividad entre las membranas de Ultrafiltración y Osmosis Inversa, permitiendo simultáneamente concentración y desalado de solutos orgánicos. La membrana NF retiene solutos que la UF pasaría, y deja pasar sales que la OI retendría.

Otras aplicaciones de la nanofiltración son:

. La eliminación de pesticidas de las aguas subterráneas

. La eliminación de metales pesados de las aguas residuales

. Reciclaje de aguas residuales en lavanderías

. Ablandamiento del agua

. Eliminación de nitratos

-Osmosis inversa (OI)

La ósmosis inversa está basada en la búsqueda fundamental del equilibrio. Si dos fluidos que contienen diferente concentración de sólidos disueltos son puestos en contacto, éstos se mezclarán hasta que la concentración se uniformice. Cuando estos dos fluidos están separados por una membrana semi-permeable (que deja pasar el fluido y no los sólidos disueltos), un fluido que contenga una menor concentración se moverá a través de la membrana hacia el fluido que contenga una mayor concentración de sólidos disueltos. Después de un tiempo el nivel de agua será mayor a uno de los lados de la membrana. La diferencia en altura se denomina presión osmótica. Aplicando en la columna del fluido una presión superior a la presión osmótica, obtendremos el efecto inverso. Los fluidos son presionados de vuelta a través de la membrana, mientras que los sólidos disueltos permanecen en la columna. Usando esta técnica, se elimina la mayor parte del contenido en sales del agua.

2.7. Alteraciones de la calidad de las aguas naturales

El agua pura natural no existe. En la naturaleza, toda agua contiene algunas impurezas. A medida que el agua fluye en los arroyos, se estanca en los lagos, y se filtra a través de capas de suelo y roca en la tierra, disuelve o absorbe las sustancias con las cuales hace contacto. Algunas de estas sustancias son innocuas. De hecho, algunas personas prefieren agua mineral precisamente porque los minerales le dan un sabor agradable. Sin embargo, los minerales a ciertos niveles, igual que los químicos elaborados por el hombre, se consideran contaminantes que pueden causar mal sabor en el agua y hasta peligrosos.

Algunos contaminantes provienen de la erosión de formaciones de rocas naturales. Otros contaminantes son sustancias descargadas de las fábricas, se aplican a terrenos agrícolas, o se usan por parte de los consumidores en sus casas y jardines. Es posible que las fuentes de contaminantes estén localizadas en un punto próximo o, por el contrario que se encuentren a muchos kilómetros de distancia.

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Las actividades agropecuarias constituyen un conocido factor de alteración de calidad natural del agua subterránea por cuanto pueden modificar las características del medio y adicionar sustancias ajenas al mismo (fertilizantes, plaguicidas, etc.). La agricultura es una fuente potencial de contaminación difusa, derivada de su desarrollo sobre grandes áreas; por el contrario las prácticas ganaderas (Andreoli, 1993), especialmente la estabulación intensiva, constituyen un foco puntual, como consecuencia, en la mayor parte de los casos, de deficiencias en las instalaciones o de la incorrecta eliminación de residuos.

La presencia de compuestos de nitrógeno en las aguas subterráneas puede responder a diversos orígenes. Aunque los asociados a instalaciones o actividades puntuales ejercen un intenso y localizado impacto sobre áreas concretas, las prácticas incorrectas de fertilización y riego constituyen, desde el punto de vista de volumen y amplitud de distribución, el elemento causal más importante (Convey & Pretty, 1988).

Sin duda el nitrato, por ser un anión muy soluble, se encuentra entre las sustancias que más rápidamente se incorpora a los cursos de agua naturales, especialmente a las aguas subterráneas (Lampman, 1995). Así, numerosos acuíferos de la geografía española se encuentran contaminados por nitrato: cuencas de los ríos Guadiana, Guadalquivir, Segura, Júcar y zonas puntuales del Ebro y Tajo. Son diversas las fuentes de carga de nitratos a los cursos de aguas naturales:

Aguas de lluvia que llevan en disolución nitrato y amonio Vertidos de aguas residuales,

Lixiviación en vertederos incontrolados Residuos orgánicos procedentes de ganado estabulado Excedentes de fertilizantes nitrogenados, no usados por la planta y

lixiviados a la zona saturada.

De las fuentes de cargas anteriores la que más influencia tiene en Castilla-La Mancha, es la debida a la percolación de las aguas de riego en zonas de cultivos extensivos (de las Heras et al. 2001). En consecuencia, la dosificación en exceso de fertilizante nitrogenado es la mayor causa de riesgo.

Los excedentes de nitrato en el nivel superficial del suelo, que incluye la zona radicular de la planta, muy móviles, pueden ser transportados a la zona no saturada del suelo, donde se mueven a velocidades aproximadas entre 50 y 100 cm/año, dependiendo de las características del suelo, hasta llegar la zona saturada donde ocurren procesos de dilución. Las aguas subterráneas contaminadas por nitrato son difíciles de descontaminar y en todo caso el proceso es lento.

Con el fin de reducir y prevenir la contaminación de las aguas por nitratos procedentes de fuentes agrarias para proteger la salud humana y los ecosistemas acuáticos, se aprobó la Directiva del Consejo de 12 de diciembre de 1991 (91/676/CEE) relativa a la “protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos utilizados en la agricultura”, que luego se ha incorporado a la normativa española a través del RD 261/96 de 16 de febrero “sobre protección de las aguas contra la contaminación producida por los nitratos procedentes de fuentes agrarias” (BOE 11-3-96) cuyo objeto es el establecimiento de medidas necesarias para prevenir y corregir la contaminación de las aguas continentales y litorales, por nitratos de origen agrario.

En cumplimiento del artículo 3 del Real Decreto 261/1996, el Ministerio de Medio Ambiente remitió a la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha la determinación de las masas de agua afectadas por la contaminación por aportación de

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nitratos de origen agrario y las de riesgo de estarlo, que fueron declaradas, respectivamente, por Resolución de 7/08/1998 y 10/02/2003 del Órgano competente de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, como zonas vulnerables a la contaminación de aguas procedentes de fuentes agrarias, tema que será tratado más adelante.

Como ya se ha referido anteriormente, en España el valor máximo permitido de nitratos en el agua de consumo humano se ha establecido en 50 mg/l acogiendo la normativa española los criterios establecidos en la directiva comunitaria de 1998 sobre los límites que propuso ese mismo año la Organización Mundial de la Salud para prevenir el denominado “Síndrome del bebe azul” o metahemoglobinemia, atendiendo a que el grupo de población más vulnerable eran los bebes menores de tres meses alimentados con leche artificial o formulas preparadas con agua contaminada.

Sin embargo, no sólo los aportes nitrogenados son la única causa de contaminación de las aguas por la actividad agraria. La aplicación de dosis elevadas de compuestos fitosanitarios, pesticidas o plaguicidas (insecticidas, herbicidas, fungicidas, etc.) suponen un riesgo para la calidad de las aguas subterráneas en las zonas agrícolas, puesto que pueden ser lixiviadas hasta alcanzar el nivel freático. La existencia de abastecimientos públicos con aguas subterráneas en zonas agrícolas, junto con la potencial toxicidad que estos compuestos presentan, refuerza el interés por el control de la calidad de las aguas en estas áreas.

Los plaguicidas son sustancias químicamente complejas que una vez aplicadas al medio están sujetas a una serie de transformaciones a nivel físico, químico y biológico (fenómenos de adsorción y absorción sobre suelos y plantas, volatilización, fotólisis y degradación química o microbiana). Estas transformaciones pueden conducir a la generación de metabolitos o a la degradación total de los compuestos.

2.7.1. Factores que influyen en la toxicidad de los plaguicidas en los sistemas acuáticos

Los efectos ecológicos de los plaguicidas en el agua están determinados por los siguientes criterios:

· Toxicidad: Toxicidad para mamíferos y no mamíferos, expresada en forma de DL50 ("Dosis letal": concentración del plaguicida que provoca la muerte de la mitad de los organismos de prueba durante un período especificado de prueba). Cuanto más baja es la DL50, mayor es la toxicidad; los valores de 0 a 10 son extremamente tóxicos (OMAF, 1991).

Las directrices sobre los alimentos y el agua potable se determinan utilizando una evaluación basada en el riesgo. Por lo general, riesgo = exposición (cantidad y/o duración) x toxicidad. La respuesta tóxica (efecto) puede ser aguda (muerte) o crónica (efecto que quizá no provoque la muerte durante el período de prueba pero cause en el organismo sometido a prueba efectos observables, como cánceres y tumores, deficiencias reproductivas, inhibición del crecimiento, efectos teratogénicos, etc.).

· Persistencia: Medida en términos de vida-mitad (tiempo necesario para que la concentración ambiental disminuya un 50 por ciento). La persistencia está determinada por procesos bióticos y abióticos de degradación. Los procesos bióticos son la biodegradación y el metabolismo; los procesos abióticos son fundamentalmente la hidrólisis, fotolisis y oxidación (Calamari y Barg, 1993). Los plaguicidas modernos suelen tener vidas medias breves, que reflejan el período durante el cual la plaga debe ser controlada.

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· Productos degradados: El proceso de degradación puede llevar a la formación de "productos originales + compuestos degradados", cuya toxicidad puede ser mayor, igual o menor que la del compuesto original. Por ejemplo, el DDT se degrada en DDD y DDE.

· Destino (ambiental): El destino ambiental (comportamiento) de un plaguicida depende de la afinidad natural del producto químico con respecto de uno de los cuatro compartimentos ambientales (Calamari y Barg, 1993): materia sólida (materia mineral y carbono orgánico en partículas), líquido (solubilidad en aguas superficiales y aguas del suelo), forma gaseosa (volatilización) y biota.

Los compuestos derivados orgánicos de síntesis de origen agrícola que pueden llegar a detectarse en las aguas subterráneas son muy variados, dependiendo de los factores antes indicados. Resulta frecuente en zonas de agricultura intensiva o bajo los suelos de extensos regadíos, encontrar metabolitos de compuestos organoclorados persistentes (que han dejado de aplicarse hace muchos años, como es el caso del DDT), junto a concentraciones variables de otros compuestos de uso habitual en la actualidad, como es el caso de ciertos triazínicos (atrazina, simacina, etc,). Según el MIMAM (2000), la contaminación debida a la utilización de productos fitosanitarios ha ocasionado en la cuenca del Guadiana la acumulación de aldrín, DDT, HCH y atrazina en zonas regables de la Mancha Occidental, que en ocasiones exceden los límites máximos autorizados para aguas potables.

Sin duda, la aplicación de compuestos orgánicos de síntesis de forma masiva en los suelos agrícolas de extensas zonas en España, comienza a originar importantes problemas de contaminación en los cursos de agua subterráneos. En este sentido, el RD 240/2003, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano, anteriormente citado, ya establece en su Anexo I (parámetros y valores paramétricos), apartado B.1. (parámetros químicos), límites a la concentración de ciertos plaguicidas (aldrín, dieldrín y heptacloro), además de un límite genérico para plaguicidas individuales (0,1 µg x l-1) y otro para el total de plaguicidas en la muestra de agua (0,5 µg x l-1). La intencionalidad, pues, queda clara a la hora de considerar los plaguicidas como una fuente importante de deterioro de la calidad del agua. Sin embargo, como en tantas ocasiones cuando la referencia tiene que ver con parámetros físico-químicos, queda en aire la capacidad real de poder determinar de forma eficaz todos y cada uno de los compuestos orgánicos de síntesis de una muestra de agua dada, así como la efectividad del muestreo del recurso, ya que muchos de estos compuestos presentan una gran movilidad en la fase acuosa del suelo y pueden escapar a los controles rutinarios.

2.7.2. Supervisión de los plaguicidas en las aguas superficiales

Los datos derivados de las actividades de supervisión de los plaguicidas son por lo general insuficientes en gran parte del mundo, en particular en los países en desarrollo. Los plaguicidas fundamentales se incluyen en los planes de supervisión de la mayor parte de los países occidentales, pero el costo del análisis y la necesidad de tomar muestras en momento críticos del año (relacionados con los períodos de utilización de los plaguicida) impiden muchas veces el establecimiento de una base de datos completa. Muchos países en desarrollo tienen dificultades para realizar análisis químicos orgánicos, debido a problemas asociados a la falta de instalaciones, impureza de los reactivos y dificultades financieras. Las nuevas técnicas basadas en la utilización de procedimientos de inmunovaloración para determinar la presencia o ausencia de determinados plaguicidas pueden reducir los costos y aumentar la fiabilidad. Las

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pruebas de inmunovaloración pueden aplicarse en el caso de las triazinas, amidas ácidas, carbamatos, 2,4-D/fenoxiacético, paraquot y aldrina (Rickert, 1993).

Muchas veces es difícil determinar la presencia, trayectoria y destinos de los distintos plaguicidas que se utilizan actualmente en gran parte del mundo. Por el contrario, los efectos ecosistémicos causados por los plaguicidas organoclorados más antiguos, como el DDT, se han comprobado con claridad y el resultado ha sido la prohibición de estos compuestos para fines agrícolas en muchas partes del mundo.

Los plaguicidas más antiguos, junto con otros carcinógenos hidrofóbicos como los HAP y los BPC, no se supervisan debidamente cuando se utilizan muestras de agua. Por ejemplo, el intervalo de concentración de los sólidos en suspensión en los ríos se encuentra muchas veces entre 100 y 1000 mg/l, excepto durante los períodos de abundante escorrentía, en que las concentraciones pueden superar ampliamente esos valores. Aproximadamente el 67 por ciento del DDT se transporta en asociación con materia suspendida en concentraciones de sedimentos de sólo 100 mg/l, y sube hasta el 93 por ciento con niveles de 1000 mg/l de sedimentos en suspensión.

Dados los problemas analíticos asociados al bajo nivel de detección y el deficiente control de calidad en muchos laboratorios de los países en desarrollo, más el hecho de que las tasas de recuperación (parte del procedimiento analítico) pueden oscilar entre el 50 y el 150 por ciento en los compuestos orgánicos, los datos de supervisión derivados de las muestras de agua son por lo general un índice poco fiable del nivel de contaminación por plaguicidas en compuestos que están fundamentalmente asociados con la fase sólida. El número de ND (no detectables) en muchas bases de datos es, casi con certeza resultado de la mala elección del medio de muestreo (agua) y, en algunos casos, de la inadecuación de los procedimientos y servicios analíticos. Sin duda, ello hace de la evaluación de los plaguicidas en el agua una tarea difícil en muchos lugares del mundo. La experiencia revela que los niveles de plaguicidas asociados a sedimentos son con frecuencia muy superiores a los registrados, y la indicación ND es en muchos casos bastante engañosa. Algunos organismos encargados de mantener la calidad del agua utilizan ahora muestreos en varios medios (agua + sedimento + biota) con el fin de determinar con mayor precisión los plaguicidas que se encuentran en el medio acuático.

Aun cuando se disponga de valores analíticos fiables relativos a los sedimentos y/o el agua superficial, la interpretación de los datos sobre los plaguicidas no es clara. Por ejemplo, la persistencia de los plaguicidas organoclorados es tal que es posible que la detección de, por ejemplo, DDT indique únicamente que

1) El producto químico se ha depositado mediante transporte a larga distancia desde otro lugar del mundo

2) Es un residuo de la época del pasado en que se aplicó en esa región. En América del Norte, por ejemplo, el DDT se cuantifica todavía habitualmente aun cuando no se utiliza desde hace casi dos decenios.

2.7.3. La aguas residuales industriales y urbanas

Si bien en un territorio eminentemente agrario como Castilla-La Mancha, las principales fuentes de carga de contaminantes químicos a los cursos de agua continentales ha de ser, necesariamente, la agricultura y la ganadería, la industria en general y la industria agroalimentaria en particular, son importantes focos emisores de contaminación de numerosos puntos de los ríos de la región. Suele tratarse ésta de una contaminación de tipo puntual, no difusa, y siempre ocurre cuando desde el foco emisor

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se incumple la normativa vigente, bien por carecer de sistema depurador del efluente, o bien por encontrarse este defectuoso o mal diseñado. La industria agroalimentaria es, por tanto, un sector a muy importante a tener en cuenta a la hora de considerar la contaminación de ríos y acuíferos, ya que en la mayoría de los casos, los efluentes causantes del problema suelen presentar una composición bastante homogénea y asimilable a las aguas residuales urbanas.

Dentro del numeroso grupo de industrias del sector agroalimentario existentes en Castilla-La Mancha, uno de los más importantes es el de la industria del aceite. Tras la molturación de la aceituna en las almazaras, se obtiene, además del aceite, un residuo líquido muy contaminante denominado alpechín. Así, el vertido de alpechín era, hasta fechas recientes, uno de los episodios de contaminación más habituales y característicos de los ríos. La extensión del cultivo del olivar y la dispersión de las almazaras eran dos factores que agravaban el importante impacto de las mismas. Hasta la década de los 90, el vertido total de alpechín en la Cuenca del Guadalquivir equivalía como media a la contaminación producida por 6,3 millones de habitantes.

Para enfrentarse a estos problemas se experimentó con diversos procedimientos, fruto de investigaciones públicas y privadas, muchas de ellas llevadas a cabo por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir apoyada por el Programa MEDSPA de la CEE. Durante 1992 se desarrolló una nueva tecnología que ha permitido introducir una solución novedosa: la producción de aceite de oliva sin la formación de alpechín como residuo en el proceso de transformación. Es decir, se ha desarrollado la eliminación del proceso de formación de alpechín, mientras otras metodologías se centraban en su depuración o en su eliminación.

La innovación del proceso consiste, a grandes rasgos, en la modificación de la centrífuga horizontal con la que se obtenían tres fases de producción: aceite, orujo y alpechín. Con la actual modificación sólo se obtienen las dos primeras fases. Además, el nuevo proceso supone un ahorro de energía adicional sobre el sistema tradicional. El único problema detectado es el aumento de la humedad final del orujo, lo que dificulta su manejo y sobre todo su secado en las extractoras de aceite de orujo. En cualquier caso este problema parece de más fácil solución técnica que el tratamiento de los alpechines.

Sin embargo y pese a estas innovaciones técnicas, son todavía muchas las almazaras que siguen disponiendo del sistema primitivo, por lo que la producción de alpechín sigue siendo un problema e difícil solución.

Además de la industria del aceite, el otro gran polo industrial que genera grandes volúmenes de efluentes de elevado poder contaminante es la industria del vino, y dentro de ella, la destilación para la producción de alcohol es la que se muestra a la cabeza del resto. Los residuos de estas factorías suponen un alto riesgo de contaminación, debido al vertido de alcoholes a los cauces donde son rápidamente fermentados. Asimismo son importantes los vertidos de los restos de la uva o la limpieza de las cubas. En la actualidad, este tipo de residuos está siendo depurado mediante la utilización de balsas de evaporación, siendo recomendable la eliminación de los lodos y la roturación del fondo y añadido de tierra para evitar los malos olores.

En el sector de las industrias cárnicas son de particular efecto contaminante los mataderos. La existencia de numerosas instalaciones y, en su mayor parte, la falta de medidas de depuración de los efluentes son dos factores que agravan el saneamiento de sus vertidos. Estos se caracterizan por su capacidad para producir condiciones anóxicas en el medio, así como por su altísima DBO. En el tratamiento de vertidos existe una

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clara diferencia entre las distintas instalaciones del sector. Así, los mataderos municipales suelen carecer de sistemas de depuración.

Por último, una fuente histórica de contaminación de los cursos de agua continentales son los núcleos de población. La contaminación urbana está formada por las aguas residuales de los hogares y los establecimientos comerciales. Durante muchos años, el principal objetivo de la eliminación de residuos urbanos fue tan sólo reducir su contenido en materias que demandan oxígeno, sólidos en suspensión, compuestos inorgánicos disueltos (en especial compuestos de fósforo y nitrógeno) y bacterias dañinas. En los últimos años, por el contrario, se ha hecho más hincapié en mejorar los medios de eliminación de los residuos sólidos producidos por los procesos de depuración. Los principales métodos de tratamiento de las aguas residuales urbanas tienen tres fases: el tratamiento primario, que incluye la eliminación de arenillas, la filtración, el molido, la floculación (agregación de los sólidos) y la sedimentación; el tratamiento secundario, que implica la oxidación de la materia orgánica disuelta por medio de lodo biológicamente activo, que seguidamente es filtrado; y el tratamiento terciario, en el que se emplean métodos biológicos avanzados para la eliminación del nitrógeno, y métodos físicos y químicos, tales como la filtración granular y la adsorción por carbono activado. La manipulación y eliminación de los residuos sólidos representa entre un 25 y un 50% del capital y los costes operativos de una planta depuradora. Pese la obligatoriedad de someter las aguas residuales urbanas a los pertinentes tratamientos de depuración, no es infrecuente que tengan lugar episodios de contaminación localizada por un defectuoso funcionamiento del dispositivo depurador o, en el caso de pequeños núcleos rurales, simplemente de inexistencia de los mismos. La elevada carga orgánica que presenta este tipo de aguas residuales (semejante al de vertidos de algunas de las industrias agroalimentarias antes mencionadas), hace necesario considerar las aguas residuales urbanas como uno de los potenciales contaminantes de las aguas superficiales y subterráneas de la región.

2. 8. La reutilización del agua: el agua residual depurada

La Directiva 91/271/CEE del Consejo, de 21 de mayo de 1991, sobre tratamiento de aguas residuales urbanas, modificada por la Directiva 98/15/CE de la Comisión de 27 de febrero de 1998, establece como objetivo la protección del medioambiente contra el deterioro provocado por los vertidos de aguas residuales urbanas procedentes de aglomeraciones y de las aguas residuales biodegradables procedentes de la industria agroalimentaria, solicitando a los Estados miembros que

prevean la recogida y tratamiento de estas aguas.

También establece los deberes de trasponer la Directiva al marco jurídico de cada Estado miembro, determinar las zonas sensibles y menos sensibles, y por último, elaborar un Programa de Aplicación de la Directiva. En el caso de España, dicho Programa se tradujo en la realización del Plan Nacional de Saneamiento y Depuración

en el año 1995, cuya última actualización es de enero de 2003.

La Directiva sobre tratamiento de las aguas residuales urbanas, establece la obligatoriedad de tratar con un tipo de tratamiento adecuado, antes del 2005, todos los vertidos de aguas residuales urbanas procedentes de aglomeraciones cuya carga contaminante sea superior a 2.000 habitantes equivalentes si vierten a aguas continentales y estuarios y 10.000 habitantes equivalentes si vierten a aguas costeras.

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La recuperación de calidad y reutilización de las aguas residuales permite el incremento de los recursos disponibles y minimiza el impacto de su disposición ambiental.

Para que la reutilización sea segura desde el punto de vista sanitario y ambiental, es imprescindible que el agua residual se depure hasta que reúna las características de calidad apropiadas a su nuevo uso. Se comprende que, por ejemplo, para cualquier aplicación relacionada con el contacto o la alimentación humana o animal el agua debe estar exenta de microorganismos patógenos y de sustancias tóxicas, para la recarga directa de acuíferos debe adquirir las características de un agua natural, para su uso industrial en calderas debe tener muy pocas sales disueltas, para el regadío puede contener nutrientes y cierta materia orgánica aunque no debe contener metales ni oligoelementos en concentraciones tóxicas, etc. Resulta pues imprescindible definir los niveles de calidad adecuados para cada uno de los posibles usos del agua.

Actualmente son diversos y hasta heterogéneos los criterios de calidad establecidos en los países o regiones que tienen regulada la actividad de reutilización de agua residual: Así por ejemplo, el número máximo de coliformes fecales (CF), parámetro utilizado como indicador de posibles bacterias patógenas, se contempla de forma muy dispar en las distintas regulaciones. En el caso de reutilización para regadío, la Organización Mundial de la Salud, establece tres categorías de aprovechamiento:

Categoría A: Riego de cultivos que se puedan consumir crudos, campos de deporte y parques públicos. El agua no debe tener más de 1000 CF/100 ml.

Categoría B: Resto de cultivos con tipo de riego que expone a riesgo a los trabajadores. No se establece ningún límite para los CF.

Categoría C: Riego localizado de cultivos de categoría B sin riesgo para trabajadores. No se establece ningún límite para los CF.

Esta división no es aplicada por igual por todos los países. Sirva como ejemplo el hecho de que en California y Arizona, las aguas residuales depuradas para el riego de cultivos que se consumen crudos (similares al grupo A de la OMS) no pueden contener más de 2,2 CF/100 ml y en el resto de cultivos y tipos de regadío no se pueden superar los 23-25 coliformes fecales/100ml. Asimismo, en Israel, las aguas equivalentes a categoría A, deben tener menos de 12 CF/100 ml en al menos 80% de las muestras.

En Baleares, una de las pocas Comunidades españolas que tienen regulada algún tipo de normativa, se exigen menos de 1000 CF/100ml para riegos sin restricción (que incluyen la citada categoría A) y no se establece límite en el regadío con restricción.

En España, que no tiene en estos momentos una normativa de reutilización, se ha elaborando un borrador de decreto que presumiblemente puede ser incluido en la legislación que regule la nueva ley de aguas. En el mismo se establecen 14 posibles usos para el agua regenerada:

1. Usos domiciliarios: • Riego de jardines privados • Descarga de aparatos sanitarios • Sistemas de calefacción y refrigeración de aire domésticos • Lavado de vehículos.

2. Usos y servicios urbanos: • Riego de zonas verdes de acceso público (campos deportivos, campos de golf, parques públicos, etc.)

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• Baldeo de calles • Sistemas contra incendios • Fuentes y láminas ornamentales

3. Cultivos de invernadero

4. Riego de cultivos para consumo en crudo. Frutales regados por aspersión

5. Riego de pastos para consumo de animales productores de leche o carne.

6. Riego de cultivos destinados a industrias conserveras y productos que no se consuman crudos. Riego de frutales excepto por aspersión.

7. Riego de cultivos industriales, viveros, forrajes ensilados, cereales y semillas oleaginosas

8. Riego de bosques, industria maderera, zonas verdes y de otro tipo no accesibles al público

9. Refrigeración industrial, excepto industria alimentaria

10. Estanques, masas de agua y caudales circulantes, de uso recreativo en las que está permitido el contacto del público con el agua (excepto baño)

11. Estanques, masas de agua y caudales circulantes ornamentales, en los que está impedido el contacto del público con el agua

12. Acuicultura (Biomasa vegetal o animal)

13. Recarga de acuíferos por percolación localizada a través del terreno

14. Recarga de acuíferos por inyección directa

Se puede observar que los usos 1 a 4 se corresponden aproximadamente a los cultivos categoría A de la OMS. Para los distintos usos se establecen distintos criterios de calidad agrupados en tres puntos:

1. Criterios de calidad biológica 2. Criterios de calidad físico-química 3. Otros criterios de calidad

Respecto a estos criterios de calidad en el borrador de decreto se indica que pueden ser endurecidos por las autoridades competentes en las concesiones, en los casos que lo estimen conveniente.

Por otra parte, respecto a sustancias potencialmente tóxicas como metales pesados, se establecen criterios mínimos en función de los usos. Se indica que las Autoridades Sanitarias de las Comunidades Autónomas pueden añadir otros parámetros químicos. Además, caso de utilizarse el agua para regadío, hay que considerar los parámetros habituales de salinidad, toxicidad por iones específicos, índice SAR, etc.

Atendiendo a estos criterios de calidad se puede evaluar las posibilidades de aplicación de las aguas residuales depuradas. De forma general se puede indicar que la inmensa mayoría de las estaciones depuradoras de aguas residuales urbanas se diseñan y operan de modo que cumplan las directrices europeas. Esta normativa, que debe estar totalmente implantada en el año 2005, establece para el agua tratada unos objetivos de calidad para minimizar el impacto ambiental en las zonas de vertido (sensibles, normales o menos sensibles), pero no está explícitamente orientada a la reutilización. En consecuencia la mayoría de las estaciones de tratamiento actualmente programadas o en

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funcionamiento pueden cumplir estas directrices pero obtener un efluente con muy pocas posibilidades de reutilización.

Para mejorar la calidad de las aguas depuradas se pueden aplicar distintos tratamientos complementarios.

El grado de contaminación del agua residual bruta es determinante para diseñar el proceso de tratamiento, que será más complejo y costoso cuanto más contaminantes haya que eliminar. En consecuencia es importante establecer una política de abastecimiento a poblaciones con aguas de calidad y evitar vertidos a la red de residuales que no tengan características de urbanos para que la depuración hasta condiciones de reutilización sea económicamente viable. Por una parte el agua potable debería ser de baja salinidad (lo que actualmente no es posible en muchas de las regiones con escasez de recursos) ya que el propio uso doméstico hace que su contenido en sales aumente entre 150 y 400 mg/l, a lo que hay que sumar la concentración por evaporación. Por otra parte se debe prohibir o limitar al máximo el vertido al alcantarillado municipal de vertidos industriales que puedan aportar componentes tóxicos como metales pesados, aceites industriales, etc.

Uno de los principales problemas a resolver es el relativo a la desinfección. En la tabla 2.1 se resumen los aspectos más significativos de los métodos de desinfección de aguas residuales.

Tabla 2.1 : Métodos más utilizados para la desinfección de aguas residuales. Aspectos de interés.

Método Aspectos positivos Aspectos negativos

Barato, fácil de aplicar, mantiene la actividad (cloro activo)

Genera subproductos altamente tóxicos

Agentes químicos: Cloro Ozono Muy eficaz, sobre todo para

bacterias Caro, debe generarse “in situ”, reacciona fácilmente con las sustancias presentes

Agentes físicos: Radiación Ultravioleta

Barato, fácil de aplicar Ausencia de solidos en suspensión, reactivación de microorganismos

Medios mecánicos: Membranas

Eliminación total de microorganismos, eliminación de otros contaminantes

Técnicas en desarrollo, ensuciamiento de membranas

Como se puede deducir de la tabla 1. 8, las distintas tecnologías para la desinfección presentan aspectos favorables y desfavorables. Hasta hace poco tiempo se ha utilizado normalmente la cloración debido fundamentalmente a su bajo coste. Sin embargo el gran problema de la utilización de cloro para la desinfección de aguas residuales es la formación de compuestos organoclorados cancerígenos como los triclorometanos. La ozonización es un método más efectivo que el cloro que también puede eliminar olor, color, sabor y compuestos orgánicos, sin generar subproductos cancerígenos tipo organoclorados. El inconveniente es que precisa generación “in situ”, un reactor de contacto y una operación apropiada para prevenir los riesgos de toxicidad hacia los operarios. Todo ello hace que resulte caro de instalar y tenga consumos

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energéticos importantes para la generación del ozono. La radiación UV es efectiva como bactericida y viricida, pero poco eficaz frente a parásitos. Su principal inconveniente es que el agua a tratar debe estar exenta de sólidos en suspensión y turbidez, ya que se reduce drásticamente el rendimiento. Además se pueden dar fenómenos de reactivación si los tiempos de exposición a la radiación son cortos o si la dosis de radiación no es suficiente. Las nuevas tecnologías basadas en el uso de membranas (microfiltración, ultrafiltración) son sin duda un campo muy prometedor. Al tratarse de una separación mediante exclusión física debido al tamaño, no es posible la generación de subproductos. Además el efluente estaría totalmente exento de sólidos en suspensión y turbidez. El inconveniente es el elevado coste de instalación y mantenimiento, debido principalmente al deterioro de las membranas.

Para que la reutilización de aguas residuales pueda ser realizada en las condiciones apropiadas es preciso que el agua tenga la calidad apropiada al uso a que se destine, disponer de las infraestructuras de regulación y distribución y utilizar el agua de forma correcta para evitar riesgos sanitarios.

2.9. Las aguas de Castilla-La Mancha. Caracterización y nivel de protección

En Castilla-La Mancha existe un complejo relieve y una extensa e intrincada red hidrográfica que, unido a la diversidad de litologías de las cuencas y a sus grandes diferencias en el régimen de caudal, hace que sea una región con importantes ecosistemas fluviales a conservar. Una de las características litológicas más relevantes de la región consiste en su elevada permeabilidad (litologías mesozoicas y terciarias), hecho de elevada importancia social, económica y ecológica en tanto que posibilita el hecho de que se almacenan grandes cantidades de agua en el subsuelo constituyendo intrincados y poco conocidos sistemas acuíferos.

Estos ecosistemas se ven alterados, sobre todo, por acciones antrópicas que influyen directa o indirectamente en la calidad de las aguas. Así, uno de los grandes problemas que alteran la calidad del agua en la región es el causado por la gran actividad agrícola que se desarrolla en la misma así como por el vertido de aguas residuales urbanas e industriales sin depurar. En las últimas décadas se ha producido una transformación en las prácticas agrícolas que basadas tradicionalmente en cultivos de secano, se están sustituyendo por cultivos de regadío, lo cual ha hecho necesario un mayor consumo de recursos hídricos provenientes tanto de fuentes superficiales como subterráneas. Esta actividad también requiere un uso de grandes dosis de fertilizantes y plaguicidas, lo que puede llegar a producir ciertos tipos de contaminación. Debido a la enorme importancia de los recursos hídricos y a los riesgos de deterioro de los mismos, se crea la necesidad de un control eficaz de las aguas superficiales y subterráneas de nuestra Región para asegurar una buena calidad de las mismas. Desde el año 2001, el Centro Regional de Estudios del Agua realiza un estudio de la calidad de las aguas de la Región, a través de un convenio firmado con la Dirección General de Aguas de la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. A partir de la elaboración de los informes que emanan de este estudio, hoy podemos conocer pormenorizadamente cuales son las características físico-químicas y biológicas de nuestras aguas.

Como se ha referido anteriormente, desde un punto de vista socioeconómico, presentan un enorme valor e interés las UH 04.04 (Mancha Occidental), 08.29 (Mancha Oriental) y 04.06 (Campo de Montiel) (figura 2.1). En realidad, las unidades hidrogeológicas 08.29 y 04.04 se separan de manera puramente convencional, habiendo sido demostrado en numerosas ocasiones un cierto grado de intercomunicación.

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Figura 2.1. Localización de las principales Unidades Hidrogeológicas (UH) de

Castilla-La Mancha

De sus recursos se genera una importante actividad agrícola y ganadera en la Región, hecho que ha servido, sin duda, para aumentar el valor de la producción agrícola regional, pero a la vez, ha supuesto un importante revés a la pervivencia de sistemas ecológicos emblemáticos para la región.

Así, en los principales sistemas acuíferos de Castilla-La Mancha se ha registrado un descenso general del nivel piezométrico a lo largo de los últimos años, lo que ha originado la degeneración de uno de los humedales más interesantes del territorio castellano-manchego, las Tablas de Daimiel, y la desaparición de algunos de los “Ojos del Guadiana”.

Sin embargo, con ser la sobreexplotación uno de los problemas más graves con que se enfrentan los recursos hídricos subterráneos de la región, la proliferación de sistemas agrícolas no sustentables de alto rendimiento (y a veces baja rentabilidad) a lo largo y ancho del territorio regional, apoyadas casi exclusivamente en la idea del “recurso inagotable”, no es el único. Para mantener el redimiendo de estos agro sistemas desequilibrados, es necesario un aumento notable de “inputs” que, en forma de fertilizantes y productos fitosanitarios, son aplicados sistemáticamente sobre los mismos. Las consecuencias ecológicas de esta sobre aplicación aún no son bien conocidas en el caso de las aguas subterráneas, pero si es un hecho constatado la presencia de algunos de estos compuestos y derivados de los mismos en cursos de agua en otras zonas agrícolas relevantes del país (Albufera de Valencia, por ejemplo).

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Por otro lado, el aumento de la actividad industrial en el entorno de estas unidades ha producido un incremento en el vertido de aguas residuales con elevada carga orgánica, en el caso de la mayoría de las industrias agroalimentarias, lo cual ha derivado hacia un deterioro de la calidad ecológica de las aguas. En la actualidad, se entiende que toda masa de agua continental presenta un proceso de envejecimiento natural que viene motivado por aportes procedentes de diversas fuentes. Éstos hacen que los procesos químicos, físicos y biológicos de la masa de agua se modifiquen progresivamente. A este proceso se le conoce como eutrofización y la OCDE (1982) lo define como:

“El envejecimiento en nutrientes de las aguas que provoca la estimulación de una serie de cambios sintomáticos entre los que el incremento en la producción de algas y micrófitos, el deterioro de la calidad del agua y otros cambios sintomáticos que resultan indeseables e interfieren en la utilización del agua”.

De entre los contaminantes considerados por la Directiva las sustanc ias que contribuyen a la eutrofización (en particular nitratos) son, sin duda, las más analizadas e importantes en una región eminentemente agrícola como Castilla – La Mancha. Este tipo de fuente difusa se complementa con otras muchas fuentes localizadas (aguas residuales industriales de algunas industrias agroalimentarias, aguas residuales urbanas, etc.) que, de forma conjunta pueden incidir notablemente en el deterioro de la calidad ecológica de las aguas de la región. La aplicación de la Directiva 91/271 CEE sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas , según la cual se establecen una serie de plazos a cubrir por los países miembros con el fin de que más allá del año 2005 todas las poblaciones con más de 2000 habitantes-equivalentes dispongan de plantas depuradoras que incluyan tratamientos secundarios, (Directiva transpuesta al ordenamiento interno por el RDL 11/1995 de 28 de Diciembre), supondrá un avance notable en la disminución de la contaminación orgánica de los recursos hídricos pero no impedirá que el proceso de eutrofización frene de forma significativa ya que como hemos visto también intervienen factores de tipo biológico y físico.

El RD 261/1996 de 16 de febrero, sobre protección de las aguas contra la contaminación producida por los nitratos procedentes de fuentes agraria establece un plazo de seis meses a partir de su entrada en vigor, para que los órganos competentes de las Comunidades Autónomas designen como zonas vulnerables en sus respectivos ámbitos, aquellas superficies territoriales cuyas escorrentías o filtraciones afecten o puedan afectar a la contaminación por nitratos de las aguas. Pero la declaración de zonas sensibles o vulnerables (Directiva 91/676) no sólo implican un grado de concienciación sobre uno de los problemas ambientales más graves del fin de siglo, sino que, además, han de llevar implícitos límites al uso que hagan efectiva dichas ordenación. Dichos límites han de ser dirigidos sobre las fuentes de carga de nutrientes más importantes (fertilizantes orgánicos e inorgánicos, aguas residuales, residuos líquidos de la industria agroalimentarias) de manera que promuevan un uso racional y sustentable de los recursos hídricos. La declaración de “zona vulnerable” llevará implícita la determinación de períodos de prohibición de aplicación al terreno de determinados tipos de fertilizantes, limitaciones explícitas de fertilizantes al terreno en función del equilibrio entre la cantidad previsible de nitrógeno que en su momento precisen los cultivos y la cantidad de nitrógeno que éstos vayan a tener disponible en función de la cantidad de nitrógeno presente en el suelo, suministro de nitrógeno a través de procesos edáficos de mineralización, aporte de compuestos nitrogenados procedentes de fertilizantes químicos y otros productos, así como de las propias aguas utilizadas para el riego.

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Este R.D. tiene fiel reflejo en el ordenamiento jurídico regional en la Resolución 101/7 de 7 de julio de 1998 (DO Castilla – La Mancha núm. 38, de 21 de agosto de 1998). En la misma, se declaran 2 zonas vulnerables: Mancha Occidental con territorio aproximadamente coincidente con los límites de la UH 04.04 Mancha Occidental con una superficie de 6953 km2, que incluye íntegramente 32 términos municipales, y “Campo de Montiel”, con territorio aproximadamente coincidente con los límites de las UH 04.06/05.65 Campo de Montiel, con una superficie de 3192 km2, que incluye íntegramente 17 términos municipales. Esta norma se complementa con la Orden de 15 de Junio de 2001 de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, por la que se aprueba el Programa de Actuación aplicable a las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos de origen agrario en la Comunidad de Castilla-La Mancha. Dicho Programa de Actuación será de aplicación en un periodo de cuatro años a partir de la publicación en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha y sus normas serán de obligado cumplimiento en la UH 04.04 y 04.06.

En ambos territorios, las aguas subterráneas son la fuente fundamental de abastecimiento a poblaciones, frecuentemente la única, habiéndose detectado, en diferentes puntos de control, niveles elevados de nitratos. En el caso de la UH 04.04, Mancha Occidental, el 38% de los puntos investigados contenían más de 50 mg/l (ppm) de nitratos, que correspondía con una superficie afectada de 2.642 km². Con respecto a la UH 04.06, Campo de Montiel, de los 3.192 km² de su territorio, el 73% de los puntos muestreados contenía más de 50 mg/l (ppm) de nitratos. El límite máximo admisible para que el agua pueda considerarse potable es de 50 mg/l (ppm), aunque sería deseable no superar valores de 25 mg/l.

Ante esta situación, y con el convencimiento de desarrollar las herramientas necesarias para la optimización de los sistemas de producción dentro de una agricultura de regadío sostenible y compatible con el medio ambiente, es urgente la adopción de medidas que racionalicen el uso de la fertilización nitrogenada. Se pretende extender las «buenas prácticas agrarias», permitiendo disminuir las cantidades a utilizar de fertilizantes, agua y productos fitosanitarios, produciendo un importante ahorro en los costes de producción de las explotaciones agrarias, manteniendo los rendimientos y mejorando los márgenes brutos, aspecto fundamental para garantizar a los agricultores de estas zonas una renta adecuada.

Dado que las Zonas Vulnerables coinciden con dos grandes acuíferos, relacionados a su vez con importantes humedales (Tablas de Daimiel y Lagunas de Ruidera), el Plan de Actuaciones señala que deben preservarse y mejorarse respecto a su situación actual.

Por último, a partir de la Resolución de 10 de febrero de 2003, se designan como zonas vulnerables cuatro nuevas áreas: La primera, denominada «Mancha Oriental», la segunda, «Lillo-Quintanar-Ocaña-Consuegra-Villacañas», la tercera «Alcarria-Guadalajara» y la cuarta, «Madrid-Talavera-Tiétar». En la actualidad, se espera la aprobación del Plan de Actuaciones para las zonas designadas.

2.9.1 Características de las aguas de Castilla-La Mancha

Como se ha referido anteriormente, los recursos hídricos de Castilla-La Mancha se pueden agrupar dentro de dos grandes apartados, presentando cada uno de ellos ciertas características diferenciadoras. Así, se puede hablar, por un lado de los recursos hídricos subterráneos, que se corresponderían a todas aquellas masas de agua confinadas en sistemas acuíferos y, por otro lado, de aguas superficiales que comprenderían los cursos fluviales, lagos y pantanos.

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A continuación, se describen las Unidades Hidrogeológicas más importantes de la Región:

Unidad Hidrogeológica 08.29 (Mancha Oriental)

La U.H. 08.29 Mancha Oriental, se sitúa en el extremo oriental de la llanura de la Mancha, en su límite con las Comunidades Autónomas de Valencia y Murcia, y superficialmente en la cuenca vertiente del río Júcar. La extensión total aproximada es de 7.500 km2, distribuyéndose entre las provincias de Albacete (5.395 km2), Cuenca (1989 km2), Valencia y Murcia. Afecta a 60 municipios de la región, en las provincias de Albacete y Cuenca, con una población de más de 275.000 habitantes, que se abastecen principalmente con agua subterránea. Asimismo, se riegan con agua de la Unidad unas 100.000 ha de cultivos, que son la base socioeconómica de la zona.

Se trata de una Unidad heterogénea integrada por la superposición de tres grandes unidades de acuíferos pertenecientes al Jurásico, Cretácico y Mioceno de diferente edad geológica y litológica.

Los principales problemas de contaminación que presenta este acuífero se dan en la zona norte y este de Albacete, siendo principalmente de origen agrícola el foco contaminante.

Unidad Hidrogeológica 04.04 (Mancha Occidental)

La Unidad Hidrogeológica 04.04 o acuífero Mancha Occidental, es pieza clave del sistema hidrológico de la cuenca alta del Guadiana, la cual se extiende bajo una superficie de más de 5.000 km2 y sobre la que se asientan 40 municipios, todos pertenecientes a Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real y Cuenca).

Existen problemas de contaminación a nivel general por toda la zona debido al reciclaje de fertilizantes y pesticidas, además por distintas zonas del acuífero (como en Tomelloso y Daimiel) los vertidos procedentes de la industria del vino y alcoholeras son un importante foco de contaminación.

Unidad Hidrogeológica 04.06 (Campo de Montiel)

La extensión total de este sistema asciende a unos 2500 km2, los cuales se reparten entre las provincias de Albacete y Ciudad Real, en proporción casi igual. En cuanto a sus características hidrogeológicas, se compone de calizas, dolomías y margas correspondiente a la trama superior Lías. Su espesor llega a los 180 metros.

Algunas de las características físico-químicas generales de las aguas de las Unidades Hidrogeológicas descritas son:

Con respecto al contenido en sales, hay que hacer notar que existe una gran variabilidad en las distintas zonas. Así, la conductividad eléctrica, presenta generalmente valores medios superiores a los 1000 microS/cm en los tres sistemas acuíferos, siendo la UH 04.04 la unidad con un valor medio más alto. Por otro lado, la concentración de sulfatos presenta grandes variaciones en función de la litología dominante, presentándose el valor medio más elevado en el acuífero Mancha Occidental, el cual supera los 250 mg/l, mientras que en las otras dos unidades hidrogeológicas, se suelen dar valores medios más bajos, si bien en numerosos puntos de la UH 08.29, se supera ampliamente el citado valor, especialmente en los términos municipales de La Roda, La Gineta, Madrigueras, Casas Ibáñez, Abengibre, Valdeganga, Albacete, Aguas Nuevas, Chinchilla de Montearagón, Alatoz, Pozo Cañada, entre otros.

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En general, las aguas que integran la unidad hidrológica 04.04, presentan una mayor dureza que las del acuífero Campo de Montiel y Mancha Oriental, presentando valores medios superiores a los 500 mg/l de Dureza Total.

Si se atiende a los valores medios obtenidos por el Centro Regional de Estudios del Agua, el contenido en nitratos de la UH 04.06 Campo de Montiel es el más elevado de los tres sistemas acuíferos, situándose su valor medio, superandose los 60 mg/l en los últimos años. Le sigue la Unidad 04.04 en la que la concentración media de nitratos supera los 30 mg/l mientras que en la unidad Mancha Oriental (08.29), la concentración media de nitrato se acerca a los 25 mg/l.

En referencia a las aguas superficiales, hay que hacer notar, en primer lugar, la agrupación de los distintos ríos en función de las dos vertientes hacia la que drena el sistema hidrológico:

• Vertiente atlántica: Tajo, Guadiana, Guadalquivir y Duero* que presenta la mayor superficie de drenaje (72,6%).

• Vertiente mediterránea: Júcar, Segura, Ebro* y Turia*.

(*) con poca representación en la Comunidad

Las cuencas en la vertiente atlántica son más extensas longitudinalmente y se caracterizan por la escasa pendiente en su recorrido. La cuenca del Tajo es la de mayor importancia en la región, en ella encontramos las siguientes subcuencas principales: Gallo, Guadiela, Jarama, Guadarrama y Alberche. Presentan un régimen de caudal pluvial con escaso estiaje, solo se han encontrado algunos tributarios en su cabecera.

En la cuenca del Guadiana encontramos la subcuenca de Záncara, Cigüela, Azuer, Jabalón y Bullaque. En esta cuenca los caudales son escasos debido a las bajas precipitaciones y a la ausencia de desniveles, esto crea en su recorrido sistemas endorreicos. A pesar de esto el caudal se ve amortiguado por las importantes conexiones que presenta la cuenca con los acuíferos, viéndose en la actualidad más mermado por la sobreexplotación de los mismos.

Las subcuencas de la cuenca del Guadalquivir son: Ojailén, Guadalén y Guadalmena cuyas caracterísitcas hidrológicas son similes a las dichas para la cuenca del Guadiana. Cabe señalar que encontramos aumento de desnivel en la zona Sur por la presencia de Sierra Morena.

La vertiente mediterránea presenta unas cuencas más variables. Sus recorridos son cortos debido a la cercanía de las desembocaduras. Presentan fuertes pendientes que producen grandes fenómenos erosivos que dan lugar a cañones y hoces fluviales. Dentro de la cuenca del Júcar tenemos las subcuencas de Valdemembra, Jardín, Cabriel y Guadazaón. Presentan un régimen pluvial irregular, que se caracteriza por avenidas otoñales y estiajes marcados.

En la cuenca del Segura se encuentran las subcuencas de Tus, Taibilla y Mundo. Las características hidrológicas son similares a las de la cuenca del Júcar pero mucho más marcadas.

Todos estos ecosistemas fluviales se ven alterados, sobre todo, por acciones antrópicas que influyen directa o indirectamente en la calidad de las aguas. Una de ellas es la modificación de los cauces de los ríos por canalizaciones y dragados por motivos de infraestructuras agrarias e hidráulicas. Durante el periodo 1991-1997 se han realizado

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canalizaciones que han afectado a una extensión de más de 800 km de cauces en la región. Estas pueden conllevar diversos efectos negativos como:

• Pérdida de la diversidad en macroinvertebrados debido a la pérdida de hábitat que influye indirectamente en la calidad de las aguas. Se ha comprobado en diversos estudios que estos organismos juegan un papel muy importante en el medio acuático transformando la materia orgánica e inorgánica y así reduciendo la carga del río tanto en sustancias orgánicas como contaminantes.

• Destrucción de la vegetación de ribera.

Otra de las acciones que alteran este medio es la regulación del régimen de caudales y en nuestra región encontramos aproximadamente un 70% de las aguas superficiales reguladas mediante embalses. Este tipo de modificación produce alteraciones del régimen natural del caudal, con posible modificación de la sedimentación aguas abajo, cambio en las características físico-químicas del agua, bloqueo de la migración de peces, etc. Todo esto se resume en una ruptura del continuum fluvial que es la base del buen funcionamiento de un río para mantener su buen estado ecológico. Este problema se ve agravado por la presencia de centrales hidroeléctricas, a pesar de su pequeño tamaño llegan a producir oscilaciones diarias bruscas en los niveles de las aguas. Esto suele provocar la destrucción de hábitats y la desaparición de especies macro bentónicas que no tienen tiempo de adaptarse a estos cambios, y la aparición de otras nuevas adaptadas a la nueva situación.

Por último, la actividad agrícola y ganadera también suele producir la contaminación por plaguicidas y el acumulación de macronutrientes vegetales (nitratos y fosfatos) derivados de fertilizantes orgánicos e inorgánicos. Los vertidos urbanos y los procedentes de la industria agroalimentaria son también otra posible fuente de contaminación. Esta acumulación de materia junto con la disminución de la biodiversidad en macroinvertebrados afecta directamente a la calidad de las aguas superficiales. Gran cantidad de materia orgánica y pocos organismos hacen que el río no tenga la capacidad suficiente para su procesado.

Cuenca del Tajo.

Es la tercera en extensión de la Península Ibérica, ocupando un área de unos 88.700 km2, de los que unos 55.800 km2 se sitúan en España (el 69%) y alrededor de 24.900 km2 (el 31%) en Portugal. El Tajo es el río más largo de la Península, con 827 km en España. De la cuenca del Tajo depende un mayor número de habitantes para su abastecimiento urbano, próximo a 11 millones de personas de las que 6 millones están en la parte española de la cuenca (5 millones sólo en la provincia de Madrid), más de 3 millones se sitúan en Portugal y próximo a 2 millones se abastecen desde el Tajo en el sureste de España (Alicante y Murcia). Se suministra agua además en la zona española de la cuenca a 120.000 ha de regadíos públicos y 110.000 ha de regadíos privados

Cuenca del Guadiana.

Se sitúa en el cuadrante sur-occidental de la Península Ibérica, ocupando una superficie total de 60.256 km2, de los que 11.600 están en Portugal y el resto en España. Compone un contrastado territorio de áreas lluviosas y zonas áridas, que cuenta con 33.707 kilómetros de red fluvial. Presenta la singularidad administrativa dentro de las cuencas atlánticas de ser la única en la que existe territorio español aguas abajo de las de Portugal ya que una vez que alcanza la frontera entre los dos países se interna en Portugal y vuelve a constituir frontera en su último tramo. Es una importante demandante de agua de riego, lo cual acentúa las debilidades de un régimen de caudales

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sumamente irregular. Otra singularidad de la cuenca consiste en la existencia del gran acuífero de la Mancha Occidental que hace desaparecer el río por infiltración en el subsuelo para reaparecer en los "Ojos del Guadiana" más tarde.

Cuenca del Guadalquivir.

El espacio geográfico es el constituido por su propia cuenca vertiente, configurada y delimitada por los elementos específicos que la enmarcan: los bordes escarpados de la Meseta al norte -Sierra Morena-, las cordilleras Béticas, emplazadas al Sur con desarrollo SO-NE y el Océano Atlántico. La orla montañosa que delimita el espacio -con altitudes comprendidas entre los 1.000 m y más de 3.000 m, contrasta con la escasa altitud del amplio valle del río que, a medida que va agotando su recorrido, se va abriendo hacia el Atlántico. La superficie de la cuenca se ha evaluado en 57.527 km² de donde 4.100 pertenecen a la Comunidad de Castilla- La Mancha.

Cuenca del Júcar.

Los principales rasgos fisiográficos de la Cuenca Hidrográfica del Júcar pueden ser agrupados, de manera muy sintética, en dos grandes ambientes o zonas: una interior montañosa, con altitudes que rebasan los 1.500 metros. Los relieves interiores presentan una composición predominantemente carbonatada, si bien en algunos sectores predominan otros tipos litológicos, como es el caso de las rocas silíceas del Desierto de las Palmas y Sierra de Espadán, los materiales selenitosos y arcillosos de algunos valles interiores, como son Navarrés, Ayora, Villena, etc. Todos ellos son materiales sedimentarios pertenecientes principalmente al Mesozoico. En menor proporción aparecen también materiales del Terciario y, puntualmente, afloramientos paleozoicos.

El relieve está constituido por una serie de grandes unidades en forma de extensos altiplanos, sierras y valles interiores, cuyas direcciones responden a las de los distintos dominios tectónicos que concurren en el ámbito de la Cuenca. Dentro de nuestra Región encontramos dos: el Sector Ibérico y la Llanura Manchega.

Cuenca del Segura.

La superficie de la cuenca es de unos 18.815 km², de los cuales 4.721 se encuentran en nuestra Región. La extensión cubre el 25,09 % de la Cuenca total.

Con respecto a las características físico-químicas de las aguas superficial de la Región, caben destacarse las siguientes generalidades:

• Los datos de oxígeno disuelto (mg/l) suelen presentar una cierta homogeneidad estacional, excepción hecha de la cuenca del Tajo que presenta mayor variabilidad en la primavera. Los valores de 2003 se encuentran en el intervalo 7-12 mg/l tanto en primavera como invierno.

• La conductividad (µs/cm) es, asimismo, poco variable en las cuencas del Segura y del Júcar. En cambio, las cuencas del Guadiana y del Tajo, tanto en primavera como en otoño, presentan gran variabilidad que puede deberse a la presencia de varias estaciones muy alteradas fisico-químicamente, además de por su paso tanto por zonas calcáreas como silíceas. En las cuencas del Guadalquivir, Júcar y Segura se dan valores de conductividad entre 300 y 1200 µs/cm, en las de Tajo y Guadiana entre 100 y 2600 µs/cm, todo ello en 2003

• El contenido en nitratos (mg/l) es bajo en los ríos de Castilla-La Mancha, en comparación con las concentraciones que se dan en algunos acuíferos de la misma. Así en las aguas superficiales, la concentración de nitratos oscila en un rango de

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entre 0,001 y 12 mg/l, encontrándose los valores más elevados en la cuenca del Guadiana. Este parámetro presenta significativas variaciones estacionales, de manera que en todas las cuencas se observan valores más altos en otoño con respecto a primavera.

• Los valores de nitritos (mg/l) se encuentran entre 0,002 y 13 mg/l, los más altos encontrados en la cuenca del Guadiana. Las medias estacionales de las cuencas son mayores en primavera que en otoño (< 0,8 mg/l).

• En referencia a los fosfatos (mg/l), la cuenca del Guadiana presenta gran variabilidad y la del Tajo y el Júcar, principalmente en otoño. Los valores del parámetro se encuentran entre 0,001 y 0,7 mg/l. La media estacional de otoño es mayor que en primavera en todas las cuencas.

• El amonio (mg/l) es el parámetro que menos variabilidad presenta y la mayoría de los valores se encuentran en el rango de 0,001 y 0,5 mg/l.

2.9.2 Las aguas de consumo humano de Castilla-La Mancha

En el ámbito territorial de la Región de Castilla-La Mancha, la legislación básica referente a aguas de consumo humano queda plasmada en la Ley 12/2002, de 27 de junio, reguladora del ciclo integral del agua de la Comunidad Autónoma.

Se trata de una norma que contribuye a la ordenación del territorio, pues de otra manera no cabe integrar en él a las infraestructuras hidráulicas; en segundo lugar, pretende regular los aprovechamientos hidráulicos de interés para Castilla-La Mancha, dentro de la oportuna coordinación con los órganos competentes de la Administración del Estado y con las Administraciones locales; y en tercer lugar, la Ley quiere también contribuir a la preservación y mejora del medio ambiente, manifestado en esta ocasión en la calidad de los recursos hídricos.

Específicamente para el caso del saneamiento y depuración de aguas residuales urbanas, el Plan Nacional aprobado en 1995 impone expresamente a todas las Comunidades Autónomas la obligación de formular su correspondiente plan regional, que pueda integrarse en aquél, al objeto de dar cumplimiento a la normativa comunitaria en esta materia.

Así, la Ley 12/2002 expresa en su capítulo I “Definición, contenido y procedimiento de elaboración, aprobación y revisión de los Planes Directores de Abastecimiento y de Depuración de aguas residuales urbanas” aquellos aspectos relacionados con la caracterización y gestión de las aguas de abastecimiento.

Los Planes Directores de Abastecimiento de Agua y de Depuración de Aguas Residuales Urbanas son instrumentos de planificación territorial sujetos a revisión periódica, en los que deben basarse las actuaciones de las Administraciones competentes en la materia en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Por otro lado el Plan Director de Abastecimiento de Agua, teniendo en cuenta los principios y finalidades a que se refieren los artículos 3 y 4.1 de la presente ley, han de presentar el siguiente contenido mínimo:

a) Objetivos a alcanzar durante su vigencia, especialmente en lo referente a la garantía de la calidad y cantidad del agua suministrada.

b) Catálogo, programación y financiación de las infraestructuras a ejecutar. c) Definición de las Administraciones actuantes en cada caso. d) Programa económico-financiero.

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Asimismo, el Plan Director de Abastecimiento de Agua ha de incluir las previsiones correspondientes a los planes de sequía, de acuerdo con la normativa general vigente en materia de aguas.

El Plan Director de Depuración de Aguas Residuales Urbanas, teniendo en cuenta los principios y finalidades a que se refieren los artículos 3 y 4.2 de la presente ley, tendrá el siguiente contenido mínimo:

a) Objetivos de calidad de las aguas a alcanzar durante su vigencia. b) Zonificación de los recursos hidráulicos de acuerdo con la normativa básica

comunitaria y estatal. c) Catálogo, programación y financiación de las infraestructuras a ejecutar, con

especificación de los plazos y prioridades correspondientes. d) Definición de las Administraciones actuantes en cada caso. e) Programa económico-financiero.

Además de la declaración de las zonas sensibles a que haya lugar, de acuerdo con lo expuesto en la letra b) del párrafo anterior, el Plan podrá declarar la especial protección de otras zonas, a los efectos de conseguir o preservar la calidad necesaria del recurso en función de los usos a que éste se destine, o bien atendiendo a otros criterios ambientales.

Adicionalmente, el Plan podrá contemplar actuaciones en materia de reutilización de lodos y aguas residuales depuradas, así como propuestas de reasignación de caudales concesionales para regadíos mediante reutilización de aguas residuales depuradas, con arreglo a la legislación general vigente.

En lo que se refiere a las normas básicas de abastecimiento de agua de consumo público, la Ley 12/2002 expresa en su artículo 19 que:

1. El Plan Director de Abastecimiento de Agua deberá contemplar que todos los municipios de Castilla-La Mancha dispongan de un sistema de abastecimiento de agua potable de consumo público, con dotación de caudal y calidad suficiente para el desarrollo de su actividad. La dotación, en condiciones de normalidad, no deberá ser inferior a cien litros por habit ante y día.

2. Todos los municipios de población superior a cincuenta habitantes deberán disponer de redes de distribución domiciliaria de agua potable.

3. El agua de consumo público se obtendrá, en lo posible, del origen más adecuado, considerando la calidad y cantidad de los recursos hídricos disponibles, así como la garantía de disponibilidad de los mismos, y teniendo en cuenta el impacto ambiental de las diferentes soluciones identificadas.

4. Las características de calidad del agua suministrada por los sistemas de abastecimiento serán las exigidas para la potabilidad por la reglamentación técnico-sanitaria general vigente, sin más excepciones que las autorizadas expresamente por la Consejería competente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para cada lugar y período temporal. Competen a dicha Consejería las funciones de inspección sanitaria de los sistemas de abastecimiento y de la calidad de las aguas potables suministradas, en los términos previstos en la expresada normativa.

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2.9.3. Procedencia de los abastecimientos de Castilla-La Mancha

Como se ha referido anteriormente, en la Comunidad de Castilla-La Mancha nacen varios de los grandes ríos peninsulares, como son el Tajo, el Guadiana, el Júcar y el Segura, disponiendo, asimismo de grandes recursos de aguas subterráneas. Ello hace posible que las fuentes de abastecimiento provengan tanto de recursos superficiales como subterráneos.

Según el Plan Director Regional de Abastecimiento de agua de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, elaborado en 1997 en su memoria, se indica que, de acuerdo con la distribución de los recursos aplicados al abastecimiento, aproximadamente el 40% proviene de embalses y tomas directas sobre cauces, mientras que el 60% procede de manantiales, pozos y sondeos.

Con respecto a las fuentes superficiales, cabe destacarse la importante red de embalses existentes en la región. Así, en la provincia de Albacete se dispone de 7 embalses, 31 en la de Ciudad Real, 4 en Cuenca, 16 en Guadalajara y 20 en Toledo, siendo la provincia de Guadalajara donde existe un mayor número de poblaciones que se abastecen directamente de cauces de ríos, sin disponer de ningún embalse de regulación.

En referencia al volumen suministrado de recursos hídricos subterráneos, éstos se estiman en unos 75 hm3/año, representando el 56% del volumen total servido (171 hm3), proviniendo el 44% restante de aguas superficiales, todo ello según los datos del Plan Director antes referido.

Sin embargo la tendencia a lo largo de los últimos años ha ido variando a favor de las captaciones superficiales para abastecimiento y en detrimento, por tanto, del uso de los recursos hídricos subterráneos. El ejemplo más claro de lo expuesto se encuentra en la ciudad de Albacete, la más populosa de la región, que desde 2003 ha sustituido el abastecimiento de agua proveniente del acuífero Mancha Oriental por las aguas provenientes del Trasvase Tajo-Segura.

Las razones en que se fundamenta el cambio progresivo de fuentes de abastecimiento subterráneas por superficiales son, básicamente dos: Por un lado, el notable descenso de los niveles hídricos de los principales sistemas acuíferos de la región a lo largo de los últimos 30 años, es un hecho incuestionable y se halla bien documentados en numerosos informes de distintos organismos (ITGE, CREA, ITAP, Confederaciones Hidrográficas). Por otro lado, el deterioro de la calidad de dichas aguas debido principalmente a la actividad agraria, industrial y los propios residuos urbanos, resulta asimismo incuestionable. Durante varias décadas se ha aplicado una gran cantidad de fertilizantes y productos fitosanitarios sobre algunas zonas de cultivo castellano-manchegas, originando un aumento en la concentración de algunos compuestos contaminantes como es el caso del nitrato, a partir de lixiviados desde los horizontes superficiales hasta aquellos más profundos del suelo, llegando a la capa saturada. Debido a estos dos factores, el grado de calidad de las aguas de abastecimiento procedente de recursos subterráneos presenta un progresivo deterioro que pudiera llegar a niveles de no aptitud para su uso. De ahí, la necesidad de utilizar cada vez más las fuentes superficiales de agua, si bien ello no ha de suponer un cambio significativo en la tendencia antes descrita. Para recuperar los niveles de calidad primitivos de las aguas subterráneas de la región se requiere, por el contrario, un cambio en los sistemas de producción agraria, especies cultivadas así como limitaciones en el uso de fertilizantes y productos fitosanitarios.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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CAPITULO 3

AGUA Y SALUD

3.1. El cuerpo humano y el agua

3.2 Agua y enfermedad

3.3 Aguas Envasadas

3.4 Aguas minero-medicinales

Inés Martínez Galán Dr. en Medicina. Centro Regional de Estudios del

Agua CREA

Departamento de Enfermería y Fisoterapia

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3.1 El cuerpo humano y el agua

• Volumen y distribución del agua corporal

• Funciones del agua en el organismo humano

• Balance hídrico y necesidades en situaciones especiales

3.1.1 Volumen y distribución

El agua es, con mucho, el compuesto químico más abundante del cuerpo humano. De hecho, en el adulto representa por término medio el 60% del peso corporal y aún es más abundante en los niños, en los que el 80% del peso al nacer corresponde a agua. Puede decirse que a medida que envejecemos vamos perdiendo agua, pero aún así, sigue siendo el compuesto más abundante, ya que incluso en la vejez supone algo más del 50% del peso corporal. Es decir, un adulto normal de 70 Kg de peso tendrá aproximadamente 42 litros de agua.

Estos porcentajes pueden variar en función de que el individuo tenga más o menos grasa corporal, por ello son algo menores en la mujer, en los obesos y a medida que se envejece.

Este volumen de agua se encuentra distribuido en dos grandes espacios, el intracelular, donde se sitúa aproximadamente el 66% del agua, y el extracelular en el que se sitúa el 34% restante. En este último espacio se incluye el agua situada entre las células, denominada agua intersticial y que supone un 22% del total, el plasma (12%), y otros líquidos, menos abundantes, denominados transcelulares (<1%) como son el líquido articular, pleural, cefalorraquídeo, ocular etc.

0

10

20

30

40

50

60

70

Intracelular Extracelular

TranscelularPlasma

IntersticialIntracelular

Figura 3.1 Distribución del agua corporal

En todos los casos el agua contiene elementos químicos disueltos o en suspensión, por lo que se suele hablar de líquidos corporales en lugar de agua corporal.

La composición de estos líquidos es variable, aunque se mantiene constante a lo largo de la vida, es decir, cada tipo de líquido tiene una composición propia y constante, aunque están continuamente renovándose, ya que hay elementos que las células consumen constantemente y otros que se producen en función del metabolismo celular.

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La composición del líquido intracelular es muy similar en todas las células, en él predominan los iones potasio, magnesio y fosfato, siendo también muy abundantes las proteínas. Lo mismo sucede con el líquido extracelular, en este caso, tanto el líquido intersticial como el plasma son muy similares en iones, predominando el sodio, cloruro y bicarbonato, en lo que a proteínas se refiere, son más abundantes en el plasma que en el líquido intersticial, pero en cualquier caso son mucho más escasas que en el interior de las células.

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Intracelular

Intersticial

Plasma

Na+ K+ Ca++ Mg++ Cl- HCO3- HPO4- Proteínas

Figura 3.2. Composición de los líquidos corporales

3.1.2 FUNCIONES DEL AGUA EN EL CUERPO HUMANO

Todas las células del cuerpo humano están rodeadas de agua, y para poder sobrevivir, necesitan encontrar en ese agua (agua intersticial) los elementos necesarios para realizar su función, pero además vierten en ella los productos que sintetizan y los de desecho, por ello es importantísimo que el agua intersticial se pueda renovar de manera constante, y así mantener su calidad y cantidad, lo que garantiza el adecuado funcionamiento de cada una de las células y por tanto de nuestro organismo.

Además, el agua cumple otras múltiples funciones en nuestro organismo, entre ellas:

• Es el solvente universal de los nutrientes, permitiendo su absorción, su transporte hasta las células y su utilización a nivel celular.

• Permite la eliminación de los productos de deshecho del entorno celular, así como la excreción de muchos de ellos.

• Influyen en la estructura de las grandes moléculas como proteínas, ácidos nucleicos, etc.

• En su seno se producen las reacciones metabólicas, además de participar en las mismas, tanto en los procesos catabólicos mediante hidrólisis, como en los anabólicos.

• Otra función fundamental en la que participa el agua es en el control de la temperatura corporal, debido a su elevado calor específico y de vaporización.

• Finalmente el agua puede ser una fuente de aporte complementario de minerales y oligoelementos como el calcio, magnesio, yodo, flúor, cobre, etc.

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Por todo ello,es importante mantener los niveles de agua del cuerpo humano, siendo necesario reponer las pérdidas que se producen diariamente, de lo contrario en pocos días sería imposible la vida.

3.1.3. Balance hídrico: pérdidas y necesidades

Diariamente el cuerpo humano pierde agua por las siguientes vías:

• Orina, lo que permite, entre otras cosas, eliminar productos de desecho resultantes de la actividad celular, como urea, creatinina, amoniaco, ácido úrico, etc, que, de no eliminarse, tendría efectos tóxicos sobre nuestro organismo. También se eliminan los excedentes de otros productos no tóxicos, lo que contribuye a mantener las características de los líquidos corporales en cuanto a composición, osmolaridad, pH, etc. El volumen diario de agua eliminado por esta vía en situación basal es de unos 1400 ml. Pero estas cifras son muy variables, dependiendo de múltiples factores, ya que la formación de orina es una de las maneras más importantes de regular el volumen de agua corporal.

• Respiración, el aire que respiramos se humedece al pasar por las vías respiratorias, perdiéndose por esta vía entre 300 y 400 ml/d (media 350).

• Piel, mediante evaporación y sin necesidad de sudoración, es lo que se denomina junto con la respiración, pérdidas insensibles, y también supone entre 300 y 400 ml/d (media 350).

• Sudoración, depende del ejercicio físico y de la temperatura ambiental. En situación de reposo y en un clima cálido se estima en unos 100 ml/d.

• Heces, normalmente se pierden unos 100 ml/d.

La mayor parte del agua se recupera directamente por la bebida de agua u otros líquidos (1500 ml/d), pero también a través de los alimentos que tomamos, ya que la mayoría de ellos son ricos en agua. En una dieta normal el aporte de agua contenida en los alimentos se estima en 1100 mL/día. Otra parte la produce el propio organismo en las distintas reacciones metabólicas, aproximadamente 200 ml/d.

Tabla 3.1.- Balance hídrico

PÉRDIDAS ml/d INGRESOS ml/d

Orina 1400 Bebida 1500

Respiración 350 Alimentos 600

Piel 350 Metabolismo 200

Sudoración 100

Heces 100

Total 2300 Total 2300

En cualquier caso debe mantenerse un balance equilibrado, de manera que los ingresos sean igual a las pérdidas.

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Las pérdidas y por tanto las necesidades de agua pueden variar en función de los siguientes factores:

1. Ejercicio físico. La práctica de ejercicio supone un aumento de la sudoración y también de la ventilación pulmonar, pudiendo incrementarse estas perdidas hasta 2 l/h.

2. Temperatura ambiental. El aumento de la temperatura ambiental provoca un aumento de la sudoración, como medio para evitar el aumento de la temperatura corporal, lo que también puede suponer un incremento importante de las pérdidas.

3. Del estado de salud del individuo. Cuando existe procesos que cursan con fiebre, también aumenta la sudoración para eliminar el exceso de calor corporal. Evidentemente también aumentan las pérdidas en situaciones de vómitos o diarreas y cuando existen quemaduras cutáneas importantes. Además hay situaciones especiales como el embarazo o la lactancia en que existe un incremento de las necesidades.

En todos estos casos es necesario aportar al organismo el agua necesaria de manera que en ningún momento se produzca una situación de deshidratación, que podría alterar el correcto funcionamiento de nuestro organismo.

En el individuo sano existen sistemas de control del volumen de agua que se ponen en marcha en caso de necesidad. Estos son el mecanismo de la sed y la formación de mayor o menor volumen de orina. En ambos casos participan distintas hormonas, como la Antidiurética (ADH), Aldosterona, Renina, Catecolaminas, etc. Cuando se pone en marcha el mecanismo de la sed, nos hacemos conscientes de la necesidad de beber, lo que permite aumentar la ingesta. Por su parte, la reducción en la formación de orina supone una disminución de las pérdidas, pero nunca se debe reducir por debajo de 300 ml/d, ya que esta es la cantidad mínima necesaria para eliminar los productos de desecho. De esta manera se consigue un equilibrio adecuado entre las perdidas y las ganancias.

No obstante hay situaciones fisiológicas en que estos mecanismos pueden estar alterados. Concretamente los recién nacidos hasta los primeros años de vida no tienen completamente desarrollado el mecanismo de la sed, por lo que sus cuidadores deben ofrecerles de forma regular agua. De igual manera, los ancianos suelen tener alterado dicho mecanismo, no haciéndose conscientes de la necesidad de beber, por ello también es muy importante ofrecerles agua de manera regular y animarles a beberla aunque no tengan sed.

Por otra parte hay enfermedades, fundamentalmente renales o metabólicas, en las que puede estar aumentada o disminuida la formación de orina. Es el caso de la insuficienc ia renal que, dependiendo del tipo, puede cursar con oliguria o poliuria; o de la diabetes mellitus mal controlada en la que ésta aumentada la formación de orina.

De lo expuesto se deduce que en los individuos adultos sanos y en situación de actividad física normal la ingesta diaria de agua debe ser de 1.5 a 2 l. En el caso de los niños las necesidades hídricas diarias varían en función del peso corporal y quedan reflejadas en la tabla 3.2

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Tabla 3.2.- Requerimientos de agua en la infancia

Recién nacido 150 ml/kg de peso

Lactante (1-6 meses) 125ml/kg de peso

Niños hasta 14 años 100 ml/Kg de peso

3.1.4.Recomendaciones:

• Los adultos deben ingerir al menos 1.5 – 2 litros de agua al día.

• En caso de vómitos diarrea o sudoración excesiva debe aumentarse la cantidad, siendo preferible que el agua contenga sales minerales en cantidad adecuada, para ayudar a reponer dichas pérdidas.

• El agua para la elaboración de biberones es preferible que sea de baja mineralización.

• El agua para consumo infantil habitual (hasta 7 años) no debe contener más de 1 mg/l de fluoruros

• Durante el embarazo se aumentan ligeramente las necesidades de agua y, en general, se recomienda ingerir agua con bajo contenido en Na+, por el riesgo de hipertensión y edemas que sucede durante el embarazo.

• Durante la lactancia las necesidades aumentan unos 750 ml/d, que deben compensarse con la ingesta.

• En la práctica de deporte, se recomienda beber agua, antes, durante y después del ejercicio, dependiendo la cantidad y tipo de agua, del deporte y de la situación del deportista, pero habitualmente se recomienda ingerir aguas isotónicas o hipotónicas.

3.2 Agua y enfermedad

• Deshidratación e hiperhidratación

• Agua como agente transmisor de enfermedades

• Agua como agente terapéutico

Como se comprende por lo expuesto anteriormente, el agua es un elemento imprescindible para la vida. Hace falta una cantidad diaria, sin la cual solo se puede vivir unos días, por ello su uso mas importante es la bebida, pero además utilizamos el agua para otros muchos fines como la elaboración de alimentos, la higiene personal, de utensilios, viviendas, calles, etc, así como usos industriales, agrícolas, ganaderos y recreativos.

Además de disponer de la cantidad suficiente, el agua debe tener una calidad adecuada al uso que se vaya a hacer de ella. En el caso de las aguas para consumo humano (bebida, higiene, elaboración de alimentos) deben tener una calidad tal que garantice la ausencia de riesgo para la salud, estas condiciones las cumplen las que habitualmente llamamos aguas potables.

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En general, se admite que los requerimientos diarios para bebida deben ser al menos de 1.5 a 2.0 l/persona/día. Por su parte, los requerimientos para uso doméstico varían en función de la educación, grado de desarrollo económico, social, etc. En España, el Real Decreto 140/2003, por el que se establecen los criterios sanitarios de calidad del agua de consumo humano, indica como objetivo mínimo 100 l/habitante/día. (BOE nº 45 de 21 de febrero de 2003)

Cuando la cantidad de agua para bebida no es suficiente se puede llegar a una situación de deshidratación, por el contrario un exceso de ingesta puede llevar a una hiperhidratación. Además, la escasez de agua conlleva a una situación de falta de higiene personal, de utensilios, en la elaboración de alimentos, etc, que, sin duda, tiene una repercusión sobre el estado de salud de la población, pudiendo ser causa de enfermedades.

3.2.1 Deshidratación e hiperhidratación

La deshidratación se define como la disminución del volumen de agua corporal, fundamentalmente extracelular. Puede deberse a un aumento de las pérdidas o a una disminución de los ingresos. Entre las causas más frecuentes de deshidratación en nuestro medio están los vómitos, diarreas y el exceso de sudoración, pero también puede deberse a quemaduras extensas, enfermedades renales, hemorragias severas, diabetes mal controladas y otras enfermedades metabólicas o endocrinas.

Dependiendo de la causa, es habitual que se pierdan junto con el agua otros elementos como iones (sodio, potasio, magnesio, calcio, cloro, bicarbonato, etc), pero también puede suceder que la disminución de agua sea la causa de un aumento relativo en la concentración iónica y de la osmolaridad de los líquidos corporales. En cualquier caso, las modificaciones en las características de los líquidos corporales, de no compensarse, terminarán produciendo una alteración del funcionamiento de nuestro organismo.

Los síntomas de deshidratación van a depender de los déficits que se hayan producido, pero en general hay una disminución de la turgencia cutánea (pérdida de elasticidad), sequedad de las mucosas y en casos más severos taquicardia, hipotensión, debilidad y confusión mental.

Las deshidrataciones leves se resuelven con reposición de líquidos y sales por vía oral, pero en casos más graves debe recurrirse a la reposición por vía intravenosa.

Para prevenir la deshidratación es necesario que en todas aquellas situaciones en que se prevea un aumento en las pérdidas, se aumente la ingesta de agua.

Es de especial importancia vigilar la ingesta de agua en los niños y viejos, de manera habitual, pero muy especialmente en las épocas de calor. Igualmente es importante ingerir agua durante la realización de ejercicio físico, de manera que se pueda mantener el rendimiento, mejorar la recuperación y evitar el golpe de calor.

La hiperhidratación es el caso contrario, consiste en un exceso de agua, que habitualmente lleva aparejado una disminución relativa en la concentración de iones y de la osmolaridad de los líquidos corporales, pero que de igual modo puede alterar el funcionamiento de nuestro organismo.

Es mucho menos frecuente que la deshidratación, y generalmente se debe a un aumento en la retención de los líquidos corporales, como sucede en algunas

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enfermedades renales, hepáticas, metabólicas y cardiacas. Muy raramente se debe a un aumento en la ingesta de líquidos, ya que, si el organismo funciona adecuadamente, se compensa en pocas horas con un aumento en la eliminación de orina.

En cuanto a los síntomas no hay ninguno específico, los casos leves pueden cursar con somnolencia y dificultad en la concentración, a veces acompañados de cefalea, los casos severos pueden producir alteraciones de la conducta, convulsiones e incluso coma.

3.2.2 Agua como agente causante de enfermedades

Cuando la calidad del agua no es suficiente, se pueden producir enfermedades de muy diverso tipo. De hecho, la utilización de aguas contaminadas es la causa más importante de mortalidad a nivel mundial. Según datos de la OMS, (Informe sobre la relación del agua, saneamiento y la higiene con la salud de marzo de 2004), 1100 millones de personas no tienen acceso al abastecimiento adecuado de agua, 2400 millones de personas carecen de instalaciones de saneamiento y 1,8 millones de personas mueren cada año por diarreas transmitidas por el agua, a las que habría que añadir las fallecidas por otras enfermedades no diarreicas relacionadas con el agua.

Desafortunadamente, la mayoría del agua disponible a nivel mundial no es apta para el consumo humano y debería ser tratada antes de su utilización. Una vez utilizada vuelve a estar contaminada, por lo que debe depurarse antes de realizar su vertido a los cauces. Sin embargo, muchos países no disponen de los recursos necesarios para realizar las labores de abastecimiento, tratamiento y depuración del agua y en otros casos, a pesar de disponer de medios, el nivel de contaminación del agua disponible es tal, que resulta muy costoso y en ocasiones imposible realizar, de manera que el agua ha pasado a ser una de las causas más importantes de desigualdad social.

España se sitúa en una región del mundo donde los problemas de abastecimiento y saneamiento están suficientemente resueltos, por lo que en nuestro medio las enfermedades de transmisión hídrica están controladas, lo que no sucede en muchas otras partes del mundo.

No debemos olvidar que el agua de calidad es un recurso limitado, siendo imprescindible que exista un control sobre los aumentos del consumo y los vertidos, para preservar la calidad y así reducir al mínimo los costes de depuración.

En general los contaminantes se clasifican en biológicos, químicos y físicos, y en muchos casos pueden tener repercusión sobre la salud.

La contaminación biológica se refiere a la presencia en el agua de microorganismos perjudiciales para la salud, bien sean virus, bacterias, hongos o parásitos. El origen más frecuente de este tipo de contaminación corresponde a las excretas humanas o animales (transmisión fecal-oral), pero también puede proceder de residuos industriales.

La transmisión de las enfermedades al hombre se puede producir por distintas vías, la más común es a través de la bebida de aguas contaminadas, el consumo de alimentos frescos regados con aguas contaminadas (frutas, verduras) o el consumo de peces o moluscos criados en aguas contaminadas.

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Agente Infeccioso

AGUA MOSCAS MANOS

ALIMENTOS

BOCA

Agente Infeccioso

AGUA MOSCAS MANOS

ALIMENTOS

BOCA

Figura 3.3 Transmisión fecal-oral

También se puede producir la transmisión de enfermedades por contacto directo del agua contaminada con la piel o las mucosas. En este caso, la contaminación del agua suele proceder de un hombre enfermo, que al utilizar el agua para su higiene u otros usos, deja en ella los microorganismos de su piel, y de ahí pueden pasar a otros individuos.

Hombre enfermo

AGUAHombre sano

Hombre enfermo

AGUAHombre sano Figura 3.4. Transmisión cutánea

En general, el consumo de agua con este tipo de contaminación provoca cuadros agudos de alteraciones gastrointestinales o cutáneas.

Las enfermedades infecciosas de transmisión hídrica más frecuentes en nuestro medio son:

• Víricas: Gastroenteritis por Rotavirus, Hepatitis A y enteroviriasis (vía oral).

• Bacterianas: Gastroenteritis por Salmonella spp, Shigella spp o Yersinia spp, Fiebre tifoidea, (vía oral).

• Hongos: Pie de atleta (vía cutánea).

• Parásitos: Giardiasis (vía oral), Criptosporidiasis (vía oral),

Menos frecuentes en nuestro medio pero reseñables son:

• Víricas: Conjuntivitis de las piscinas (conjuntivitis de inclusión en la que se ha implicado ocasionalmente a Chlamydia trachomatis adquirida por vía conjuntival), Poliomielitis (vía oral).

• Bacterianas: Leptospirosis (vía cutáneo-mucosa), Cólera (vía oral importada de zonas endémicas).

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• Parásitos: Uncinarias (vía cutánea)

Otras enfermedades muy raras o inexistentes en nuestro medio son las que se producen por el contacto o ingestión de agua con microorganismos patógenos que desarrollan parte de su ciclo vital en el agua o parasitando peces o moluscos, es el caso de la Fasciolosis, Esquistosomiasis, Dracunculiasis etc.

Igualmente son muy raras en nuestro entorno las enfermedades trasmitidas por vectores, generalmente insectos (mosquitos, moscas, etc.) que viven en medios húmedos y que transmiten la enfermedad mediante la picadura. En estos casos, el microorganismo no vive en el agua, pero el vector se desarrolla en ella. Ejemplos de estas enfermedades son la Leishmaniasis, o el Paludismo y la Filariasis. Las dos últimas no se dan en España, y los casos que se ven son importados de otros países, bien por personas que han viajado a ellos u originarias de ellos. Estas enfermedades no se transmiten de persona a persona, por lo que son casos que quedan limitados.

La contaminación química se refiere a la presencia en el agua de elementos químicos en concentraciones que puedan resultar tóxicas. De manera general proceden de las prácticas agrícolas (abonos, plaguicidas, pesticidas, etc) o industriales. En este caso, y también de manera general, la ut ilización de agua con contaminación química suele producir enfermedades a largo plazo y no de manera inminente, teniendo efectos tóxicos, cancerígenos o teratogénicos, sobre distintos sistemas corporales (renales, hepáticos, digestivos, etc).

Los contaminantes químicos son múltiples y de diversa naturaleza. En la región castellano-manchega los más frecuentes tienen origen en las prácticas agrícolas, entre ellos fertilizantes como nitratos y nitritos y diversos pesticidas.

Los nitratos y nitritos son iones habituales en la naturaleza que normalmente se encuentran en el agua en cantidades pequeñas. El aumento en los niveles de estas sustancias se produce como consecuencia de la intensificación de las prácticas agrícolas que conllevan un aumento en el uso de fertilizantes.

Generalmente la fuente mas importante de nitratos en la dieta son los vegetales, pero cuando en el agua hay más de 50 mg/l, ésta pasa a ser la fuente principal.

La ingesta elevada de nitratos en el hombre puede producir cuadros de metahemoglobinemia. Esta enfermedad se produce cuando los nitratos son reducidos a nitritos en el estómago, reacción que se desarrolla especialmente cuando hay disminución de la acidez gástrica. Los nitritos al pasar a sangre oxidan el hierro de la hemoglobina formando Metahemoglobina, que es una forma de hemoglobina que no tiene capacidad para transportar el oxígeno.

La metahemoglobinemia afecta fundamentalmente a niños menores de 3 meses, ya que en esta etapa hay una disminución de la acidez gástrica que es aún mayor cuando se alimentan mediante lactancia artificial. Además, en esta edad aún persiste en la sangre cierta proporción de hemoglobina fetal que es más susceptible de sufrir oxidación por los nitritos.

Otros grupos de riesgo son las personas que por cualquier circunstancia tienen disminuida la acidez gástrica (algunas enfermedades gástricas, ingesta de antiácidos, déficit de metahemoglobin-reductasa...)

La presencia elevada de nitratos y nitritos en el agua de bebida también se han relacionado con una mayor incidencia de cáncer esofágico y gástrico en animales de

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experimentación, pero en el hombre no existen datos suficientes que permitan afirmar esta relación.

Otros efectos estudiados sobre humanos relacionados con la ingesta de nitratos y nitritos son la aparición de malformaciones congénitas, el efecto antitiroideo y bociógeno y la disminución en la producción de esteroides adrenales. Actualmente, ninguno de estos efectos podido ser demostrado.

Los pesticidas y sus derivados son otra de las causas importantes de contaminación del agua. Muchos de ellos, como Atracina, DDT, 1,2-Dibromo-3-Cloropropano, Lindane etc., están implicados en el desarrollo de tumores en animales de experimentación, pero estos hechos no están suficientemente probados en humanos, por lo que la International Agency for Research on Cancer (IARC), los clasifica en el grupo 2B, es decir, sustancias con posible efecto carcinógeno. Algunos de ellos también se han relacionado con el desarrollo de neurotoxicidad, hepatotoxicidad, alteraciones en la reproducción e interrupciones del sistema endocrino, especialmente relacionadas con las hormonas esteroideas, sexuales y tiroideas.

Otros compuestos químicos que es preciso controlar en el agua desde la entrada en vigor de la actual normativa sobre aguas de consumo humanos son los Trihalometanos. Son productos derivados de la cloración que se producen por la reacción del cloro con la materia orgánica que hay en el agua. Los 4 más importantes relacionados con el agua son bromoformo, dibromoclorometano, Bromodiclorometano y cloroformo, siendo este último el más abundante. Todos ellos se absorben fácilmente por vía oral y la exposición de animales a largo plazo se ha relacionado con el aumento de incidencia de tumores hepáticos y renales y en el caso del cloroformo además con tumores colorrectales y de vejiga. En el caso de los humanos la IARC clasifica a los dos primeros en el grupo 3, es decir en el grupo de los no clasificables y a los 2 últimos en el grupo 2 B, que corresponde al se sustancias posiblemente carcinógenas. Así mismo el cloroformo se ha relacionado con alteraciones en la fertilidad y el crecimiento.

Si importante es evitar la contaminación microbiológica, no lo es menos evitar o reducir la contaminación química, ya que los procesos de depuración de estos productos son costosos y en muchos casos imposibles de realizar, por lo que de manera progresiva se va disminuyendo la cantidad de agua de calidad, siendo este uno de los factores que influirá en el precio del agua.

Otro aspecto de la composición del agua que en ocasiones se ha relacionado con problemas de salud es la dureza del agua. Este concepto se refiere fundamentalmente a la cantidad de sales de calcio disueltas en el agua y en menor medida a las de magnesio y otras. La dureza total, generalmente se expresa en mg/L de carbonato cálcico.

Las aguas duras (más de 200 mg/l de carbonato cálcico) pueden producir depósitos de estas sales, sobre todo si se someten a calentamiento, mientras que las aguas blandas (menos de 100 mg/l) son más corrosivas para los metales pudiendo afectar a las cañerías.

Con respecto a las repercusiones de la dureza sobre la salud, existen distintos estudios que intentan demostrar la relación inversa entre la dureza del agua y la enfermedad cardiovascular, pero los datos de que se dispone no son adecuados para probar una relación causal.

Por otra parte, la mayor parte de los cálculos renales son de sales cálcicas, pero generalmente no se deben a un exceso de calcio en la dieta. Solamente en los casos debidos a un aumento en la absorción intestinal de calcio está indicado restringir la

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ingesta de este elemento a unos 800 mg/día, lo que se consigue disminuyendo el consumo de leche y derivados. El agua a penas influye en las litiasis cálcicas, ya que, generalmente, supone un aporte muy reducido de calcio en comparación con otros alimentos, y en cualquier caso, en los pacientes que sufren litiasis de vías urinarias se recomienda la ingestión de abundantes líquidos, para conseguir una diuresis adecuada.

3.2.3 Agua como agente terapéutico

El hombre también utiliza el agua como forma de tratar enfermedades o de prevenirlas.

Por un lado el disponer del agua necesaria en cantidad y calidad, es una manera inequívoca de elevar el nivel de salud de la población. Pero además, el agua puede utilizarse de manera concreta para mejorar algunas enfermedades.

Para estos fines se pueden utilizar dos tipos de agua, las destinadas al consumo humano y las mineromedicinales. Cuando se utiliza agua potable ordinaria con fines terapéuticos hablamos de hidroterapia. Y cuando se utilizan aguas mineromedicinales hablamos de balneoterapia o crenoterapia.

Dentro de la hidroterapia existen distintas maneras de aplicar el agua, lo más frecuente es utilizarla mediante inmersión en piscina o en tanques especialmente preparados para realizar ejercicios, pero también se puede aplicar mediante duchas o chorros a presión, pulverizaciones, aplicación de compresas, o en bebida.

Los efectos terapéuticos se consiguen en función de factores físicos como la temperatura de aplicación, la presión, el tiempo de aplicación, en su caso de la mayor o menor profundidad a la que se sumerja el cuerpo, de los ejercicios que se realicen en el interior del agua o bien de la cantidad de agua que se ingiera.

Las principales indicaciones de la hidroterapia están en las alteraciones funcionales del aparato locomotor, bien sean de origen traumático, reumático o neurológico, pero también esta indicada en afecciones vasculares, cutáneas, renales y otorrinolaringológicas.

En la balneoterapia, además de los efectos anteriores debidos a principios físicos de aplicación del agua, se añaden, entre otros, los efectos debidos a la composición química especial de las aguas mineromedicinales, de las que posteriormente se hablará con mas detalle. Las formas en que se pueden aplicar son similares a las de la hidroterapia, pero en este caso puede ser muy importante la utilización en bebida, ya que muchos de los elementos químicos que contienen estas aguas se absorben por vía digestiva, además se aplican muy frecuentemente sobre las vías respiratorias mediante inhalaciones, duchas o pulverizaciones nasales o faríngeas.

Sus indicaciones dependen del tipo de agua y se expondrán detalladamente en páginas siguientes.

En cualquier caso deber ser el médico quien establezca el tratamiento adecuado y el momento de aplicarlo.

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3.2.4 Recomendaciones:

• Debe consumir agua procedente de la red de abastecimiento, ya que están debidamente controladas y cumplen los requisitos de calidad establecidos por la legislación.

• No debe consumir agua de manantiales o cauces, aunque le parezca que es muy pura. El hecho de que sea clara, limpia y sin olor no significa que no tenga agentes contaminantes.

• No utilice los desagües de su casa como cubos de basura, ya que los vertidos al agua encarecen y en ocasiones impiden los procesos de depuración.

• Si va a recurrir al agua para tratar alguna dolencia, diríjase a centros sanitarios y póngase en manos de profesionales cualificados. Además debe tener en cuenta que no es lo mismo tratar con agua ordinaria que con agua mineromedicinal.

• A la hora de acudir a un balneario, tenga en cuenta que no todos son iguales y que no siempre se puede realizar un tratamiento balneoterápico (ver apartado de contraindicaciones).

3.3 Aguas de bebida envasadas

• Tipos de aguas de bebida envasadas según su origen

• Tipos de aguas envasadas según su composición

• Aspectos de interés para el consumidor

• Etiquetado

• Situación actual y aguas de Castilla La Mancha

El consumo de aguas envasadas en nuestro país ha experimentando un crecimiento constante en los últimos años. Durante el año 2003 la producción se ha incrementado en un 13 % alcanzando los 5.098 millones de litros (Datos aportados por la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas - ANEABE). Esto supone que cada español consume unos 120 litros de agua envasada al año, por lo que parece necesario que el consumidor tenga un conocimiento adecuado acerca del producto que utiliza, para que tenga criterio de elección ante la oferta que existe en el mercado, diferenciando entre los distintos tipos de aguas envasadas, a la vez que pueda interpretar correctamente la información que figura en el etiquetado y exigir que se cumplan los requisitos que marca la normativa vigente.

Actualmente, la legislación española regula la elaboración, circulación y comercio de las aguas de bebida envasadas, tanto españolas como de importación, mediante el R.D. 1074/2002 de 18 de octubre (BOE nº 259 de 29 de octubre de 2003), modificado posteriormente por RD 1744/2003 de 19 de diciembre (BOE nº 312 de 30 de diciembre de 2003). Quedando excluidas en estos decretos las aguas con propiedades medicamentosas, que tienen normativa propia, y las de abastecimiento público aunque se distribuyan envasadas de manera coyuntural para suplir incidentes en la red de abastecimiento público.

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En la legislación vigente se define aguas de bebida envasadas como todas aquéllas que se comercializan en envases y que cumplen los requisitos establecidos por la ley.

3.3.1 Tipos de aguas de bebida envasadas según su origen

Entre las aguas envasadas hay que distinguir tres tipos: Minerales naturales, de manantial y preparadas.

Las primeras son aguas de origen subterráneo, bacteriológicamente sanas, que se caracterizan por su pureza original, por su composición en cuanto a minerales, oligoelementos u otros compuestos y que en ocasiones pueden tener efecto sobre la salud.

La aguas de manantial son aguas potables, también de origen subterráneo, pero que no tienen efectos sobre la salud y a las que, aún siendo potables, no se les exigen los mismos requisitos de pureza, ni organolépticos.

En ambos casos deben mantener constante su composición y características esenciales, así como las especificaciones microbiológicas que marca la normativa y que, de manera general, consisten en que el contenido de microorganismos revivificables en el punto de alumbramiento no debe superar las 20 colonias/ml tras una incubación a 22ºC durante 72 horas, y 5 colonias/ml tras una incubación a 37º durante 24 horas, y después del envasado no podrán superar 100 colonias/ml tras la incubación a 22º durarte 72 horas y 20 colonias/ml y, por supuesto, tienen que tener garantizada la ausencia de microorganismos patógenos tanto en los puntos de alumbramiento como durante la comercialización.

El tercer tipo de aguas envasadas corresponde a las denominadas preparadas, en este caso, son aguas que alcanzan los requisitos establecidos por la normativa tras ser sometidas a distintos tratamientos fisicoquímicos autorizados. Dentro de este tipo hay que distinguir, según su procedencia, aguas potables preparadas, cuando tienen su origen en un manantial o captación, y aguas de abastecimiento público preparadas, cuando su origen es el abastecimiento público. Para este tipo de agua sólo se exige que tras el tratamiento hayan alcanzado las exigencias microbiológicas de las aguas minerales naturales, así como las exigidas a las aguas potables de consumo público.

3.3.2 Tipos de aguas envasadas según su composición

En el caso de las aguas minerales naturales, la legislación permite distinguir los siguientes tipos de aguas, siempre que cumplan los requisitos, analíticos, farmacológicos y clínicos.

1. De mineralización muy débil, son aguas cuyo contenido total de minerales es inferior a 50 mg/l.

2. De mineralización débil u oligometálicas, aquellas cuyo contenido total de minerales es inferior a 500 mg/l.

3. De mineralización fuerte, las que tiene más de 1500 mg/l de mineralización total.

4. Bicarbonatada, cuando el contenido en bicarbonato es superior a 600 mg/l.

5. Sulfatada, cuando el contenido en sulfatos es superior a 200 mg/l.

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6. Clorurada, las que tiene un contenido superior a 200 mglL de cloruros.

7. Cálcica, las que tienen más de 150 mg/l de calcio.

8. Magnésica si tienen más de 50 mg/l de magnesio.

9. Fluoradas si contienen más de 1 mg/l de fluoruros

10. Ferruginosa, cuando en su composición hay más de 1 mg/l de hierro bivalente.

11. Acidulada, aquella que contiene más de 250 mg/l de anhídrido carbónico.

12. Sódica, si contiene más de 200 mg/l de sodio .

13. Indicada para dietas pobres en sodio cuando contiene menos de 20 mg/l de sodio.

14. Indicada para preparación de alimentos infantiles, hace referencia a aguas de mineralización débil, para evitar que se incremente el contenido de iones por encima de las recomendaciones nutricionales.

15. Puede tener efectos laxantes.

16. Puede ser diurética.

3.3.3 Aspectos de interés para el consumidor

La legislación vigente regula los requisitos de las industrias de aguas envasadas, en lo que se refiere a instalaciones, locales, personal, proceso de envasado, envases, distribución, venta, controles de calidad, inspecciones, responsabilidades y régimen sancionador, procesos administrativos para alcanzar la denominación correspondiente, manipulaciones permitidas y prohibidas sobre los distintos tipos de aguas envasadas, etiquetado y publicidad. De manera que queda garantizada la calidad del producto que llega a los consumidores.

De todo ello cabe destacar por el interés que puede tener para el consumidor los siguientes aspectos:

• En todo manantial o captación se establece un perímetro de protección, en el que no está permitido realizar actividades agrícolas, ganaderas o industriales que puedan suponer riesgo de contaminación del agua.

• El agua ha de conducirse desde el manantial hasta la planta de envasado, que ha de estar situada lo más cerca posible del punto de captación, mediante tuberías cerradas y procurando que exista el menor número posible de empalmes, válvulas, etc.

• El personal que trabaje en las tareas de captación, manipulación, conducción, control y envasado de las aguas debe cumplir los requisitos de manipulador de alimentos.

• Los envases deben garantizar que no se alteren las características de las aguas envasadas y deberán estar perfectamente higienizados o esterilizados.

• Los sistemas de cierre de los envases no serán reutilizables, para evitar la falsificación o contaminación.

• Los envases deberán estar debidamente etiquetados, como se comentará posteriormente.

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• Las aguas minerales naturales y de manantial deberán esta inscritas en el registro general sanitario de alimentos.

• En las aguas minerales naturales y de manantial están expresamente prohibidos los tratamientos de desinfección. En estas aguas solo se permite la separación de compuestos de hierro, manganeso, azufre y arsénico por filtración, decantación y en su caso mediante aire enriquecido con ozono, siempre y cuando esta práctica no altere la composición característica del agua. También se permite la eliminación total o parcial del anhídrido carbónico mediante procedimientos físicos, siendo éste, además, el único elemento que se les puede añadir.

3.3.4 Etiquetado

Con respecto al etiquetado es conveniente saber que todas las aguas envasadas deben cumplir con la norma general de etiquetado de productos alimentarios envasados (RD 1334/1999 de 31 de julio y RD 238/2000 de 18 de febrero), pero además hay una serie de exigencias específicas y que son distintas para cada tipo de agua envasada.

En todas las etiquetas de aguas envasadas debe figurar la denominación del producto, es decir, agua mineral natural, agua de manantial o agua preparada.

Dependiendo de la eliminación total o parcial de anhídrido carbónico o de su adición, en el caso de las aguas minarles naturales tendremos las siguientes denominaciones:

• Agua mineral natural gaseosa o carbónica natural, la que contiene una vez envasada el mismo gas que en el punto de surgencia del manantial.

• Agua mineral natural reforzada con gas del mismo manantial, cuando se añade carbónico procedente del manantial.

• Agua mineral natural con gas carbónico añadido, si el gas añadido no procede del manantial.

• Agua mineral natural totalmente desgasificada o parcialmente desgasificada, cuando se haya eliminado total o parcialmente el gas carbónico por procedimientos exclusivamente físicos.

En el caso de las aguas de manantial y preparadas se denominarán gasificadas o desgasificadas según se haya añadido o quitado el gas.

En la etiqueta de las aguas minarles naturales y de manantial debe figurar el nombre del manantial, municipio y provincia donde se localiza. Y en el caso de las minerales naturales, además, debe contener la composición analítica del agua, así como información sobre los tratamientos a que hayan sido sometidas, y si las autoridades sanitarias consideran que debe realizarse alguna advertencia en cuanto a contraindicaciones para algún sector de la población, ésta debe figurar en la etiqueta. En el caso concreto del flúor, cuando su contenido se superior a 1.5 mg/L se debe reflejar en la etiqueta, especificando, además, que no es adecuada para el consumo regular de lactantes y niños menores de siete años.

En todos los casos puede figurar de manera optativa una marca o signo distintivo, que de no coincidir con el nombre del manantial o del municipio debe figurar con un tamaño menor que el del manantial.

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Queda expresamente prohibido en el etiquetado toda indicación, denominación, marca, etc, que atribuya al agua propiedades de prevención, tratamiento o curación de enfermedades. Igualmente quede expresamente prohibida la inclusión de datos analíticos en el etiquetado de las aguas de manantial y preparadas.

3.3.5 Situación actual del consumo de aguas envasadas y aguas de Castilla-La Mancha

España es un país con una gran riqueza de manantiales, muchos de los cuales se aprovechan como aguas envasadas, existiendo en el mercado 108 empresas envasadoras de agua, con productos que se presentan en formas variadas, tanto por el tamaño del envase como por el material con que están fabricados.

Actualmente, según datos de ANEABE, el 91,8% del agua que se consume en España es mineral natural, mientras que el 5,7% es de manantial y el resto potable preparada. Si bien es verdad que las aguas minerales naturales son las que tienen mayor presencia en el mercado. En cuanto a la presencia o no de gas, el 95,5% de la producción nacional del agua envasada es sin gas, mientras que el 4,5% restante es de agua con gas, siendo datos muy diferentes a los de otros países de nuestro entorno donde existe un mayor consumo de agua con gas. Con respecto al tipo de envase, el más utilizado sigue siendo el de 1,5 litros, con una cuota del 36,27% del conjunto de las unidades de envases y del 40,95% de los litros envasados. Y en cuanto al material del envase, el plástico es el material más utilizado. Del total de la producción en litros el 80,5% se envasa en PET, el 10,1% en polietileno (garrafas). El PVC prácticamente ha desaparecido. El 6,7% corresponde al vidrio retornable, el 1,2% al vidrio no retornable y el resto corresponde al cartón, al polipropileno y al policarbonato.

Pero no solo existe variedad en cuanto a la presentación, sino también en cuanto a la composición de las aguas, disponiendo el consumidor de prácticamente todos los tipos de aguas minerales naturales con las especificaciones que permite la legislación y que se mencionaron anteriormente.

En lo que ha Castilla La Mancha se refiere, existen 8 marcas diferentes de aguas envasadas, siendo la mayor parte de ellas minarles naturales, de mineralización débil, y en algunos casos con composiciones que les confieren efectos sobre la salud.

3.3.6 Recomendaciones para los consumidores:

• Los envases deben estar perfectamente cerrados, con los precintos de apertura intactos y deben abrirse en presencia del consumidor.

• No se deben aceptar envases con fisuras o desperfectos, que puedan haber dado lugar a alteración en las características del agua.

• No debe tomarse el agua mineral con hielo, ya que se altera la composición original del agua.

• No se debe aceptar agua servida en jarras aunque se le indique que son minerales.

• Le etiqueta debe ser visible y estar en perfecto estado.

• Se debe rechazar toda botella en la que no figure de forma clara y evidente la denominación del producto, y en su caso, el nombre del manantial del que procede o su lugar de explotación.

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• Las aguas de mineralización muy débil o débil, pueden tener efecto diurético, por lo que podrían recomendarse en aquellos casos en que este indicado aumentar la diuresis.

• La presencia de bicarbonato o de anhídrido carbónico en cantidad suficiente puede ayudar en los procesos digestivos.

• La presencia de sulfatos en cantidad suficiente puede tener efecto laxante, por lo que mejorarían el tránsito intestinal.

• Los cloruros en cantidad suficiente pueden estimular las secreciones digestivas y la motilidad intestinal.

• Las aguas ferruginosas no suelen envasarse, pues el hierro precipita alterando las características organolépticas y químicas del agua, pero en caso de existir envasadas y siempre que la cantidad sea suficiente podrían suponer un suplemento a la dieta de este mineral.

• La presencia de fluoruros puede ayudar a prevenir las caries pero existe riesgo de fluorosis si se ingieren cantidades superiores a 1.5 mg/día en niños menores de 7 años.

3.4. Aguas mineromedicinales o medicinales

• Concepto

• Tipos

• Consideraciones generales sobre las acciones de las aguas mineromedicinales

• Indicaciones generales

• Contraindicaciones generales

• Balnearios de Castilla La Mancha

La utilización del agua con fines terapéuticos se remonta a las culturas más primitivas, pero a lo largo de la historia estas prácticas ha pasado por periodos de mayor o menor auge, dependiendo de las ideas imperantes en cada momento.

Hasta el siglo XVII, gracias al desarrollo de otras ciencias, no se comienza a estudiar la distinta naturaleza de las aguas a las que empíricamente se les atribuían efectos terapéuticos, a partir de ese momento se produce un gran desarrollo de esta rama de la terapéutica, que alcanzó su máximo esplendor durante el siglo XIX y primeras décadas del XX. Después de las guerras mundiales, la utilización de las aguas mineromedicinales pasó un periodo de decadencia, debido en parte al desarrollo de la industria farmacéutica y a otros avances en el campo de la medicina como los producidos en la cirugía.

Actualmente, coincidiendo con el interés de la sociedad por la vuelta a la naturaleza, la escasa agresividad de estos tratamientos y la mejor oferta de los establecimientos balnearios, se está viviendo un momento de auge que hace que cada día se mayor el numero de usuarios que acude a los balnearios.

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3.4.1 Concepto de agua mineromedicinal Se definen como aguas de origen natural, que por sus características físicas,

químicas y/o microbiológicas tienen efectos terapéuticos comprobados y han sido declaradas de utilidad pública por las autoridades competentes.

En general, las aguas mineromedicinales, para considerarse como tal, deben cumplir alguna de las siguientes especificaciones, tener una temperatura superior a 20ºC, tener una mineralización total superior a 1000 mg/l, o tener en su composición algún elemento especialmente activo, aunque la mineralización total sea inferior a 1000 mg/l. Además de tener alguna de estas características deben demostrar sus efectos sobre la salud y la enfermedad.

Su composición y características deben mantenerse constantes a lo largo del tiempo y sobre ellas no está permitida ninguna manipulación, excepto el calentamiento o enfriamiento, para que no se modifique su composición y se mantengan los efectos terapéuticos. Por la misma razón deben utilizarse lo más cerca posible del manantial, ya que el contacto con el aire o su transporte pueden hacer que pierdan algunos de sus elementos.

Por ello, los balnearios, que son centros sanitarios en los que se utilizan aguas mineromedicinales, están construidos en las inmediaciones de los manantiales.

El creciente interés que existe actualmente por los tratamiento en balnearios ha hecho que surjan muchos centros, que en ocasiones se denominan como tales, pero que utilizan agua ordinaria, por lo que no son verdaderos balnearios, son lo que se denominan balnearios urbanos, balnearios de ciudad o spa, que realmente en muchos casos son centros lúdicos y que en el caso de ser centros terapéuticos deberían denominarse centros de hidroterapia, puesto que no utilizan aguas mineromedicinales.

Desde el punto de vista legal, este tipo de aguas se rigen por una normativa propia, distinta de las aguas envasadas y de las aguas potables de consumo público o aguas de consumo humano. De hecho, las aguas mineromedicinales, deben considerarse como un medicamento, y como tal no pueden utilizarse por cualquier persona, ni en cualquier cantidad. Por ello en todos los establecimientos balnearios es obligado que se preste atención médica, para que sea el médico quien establezca el tratamiento más adecuado a cada paciente. La legislación actual a nivel nacional data de 1928 (Real Decreto-Ley 743/1928 aprobando el estatuto que se inserta sobre explotación de aguas minero-medicinales (Gaceta e Madrid de 26 de abril de 1928), pero diversas comunidades autónomas han ido desarrollando legislaciones específicas en el ámbito de sus competencias. En concreto, Castilla La Mancha cuenta con la Ley 8/1990 de 28 de diciembre, de Aguas Minerales y Termales de Castilla La Mancha (D.O.C.M. nº 1 de 2 de enero de 1991) en la que se regula el aprovechamiento, ordenación y fomento de las aguas minerales y termales cuyo alumbramiento se sitúe dentro del ámbito territorial de la región .

3.4.2 Tipos de aguas mineromedicinales

Desde el punto de vista del interés terapéutico existen distintos tipos de aguas mineromedicinales en función de la temperatura en el punto de emergencia, de la mineralización total, o de la presencia de elementos mineralizantes especiales.

Así, según la temperatura se distinguen:

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• Frías: < 20ºC • Hipotermales: Entre 20 – 30ºC • Mesotermales: Entre 30-40ºC • Hipertermales:> 40 ºC

Según el contenido total de minerales en un litro de agua se distinguen:

• Oligometálicas u oligominerales: < 200 mg/l de residuo seco a 180º

• Mediominerales: De 200 a 1000 mg/l de residuo seco a 180º

• Minerales: Las que tienen mas de 1000 mg/l de residuo seco a 180º. Dentro de estas, y en función de los aniones predominantes, se distinguen los siguientes tipos de aguas:

o Bicarbonatadas o Sulfatadas o Cloruradas

De igual manera, en función de los cationes predominantes existen aguas de los siguientes tipos:

o Sódicas o Potásicas o Cálcicas o Magnésicas

En todas las aguas predominarán al menos un anión y un catión, aunque en muchas ocasiones puede haber varios de ellos en cantidad suficiente como para producir efectos sobre el organismo.

Según la presencia de elementos especiales existen, desde el punto de vista terapéutico los siguientes tipos de aguas:

• Sulfuradas, son las que tienen en su composición mas de 1 mg/l de azufre titulable

• Ferruginosas, las que tienen mas de 5 mg/l de hierro bivalente • Carbogaseosas, las que tienen mas de 250 cc/l de anhídrido carbónico • Radiactivas, las que tienen en su composición mas de 67,3 Bq/l de Radón222

Todos estos elementos y las interacciones que entre ellos se producen, son los que confieren a cada tipo de agua sus propiedades terapéuticas. Estos elementos pueden estar combinados de distinta manera y en distinta proporción, por lo que no existen dos aguas mienromedicinales iguales, aunque sean del mismo tipo. De ahí que cada agua para poder obtener la denominación de mineromedicinal deba probar los efectos sobre el organismo sano y enfermo, no siendo suficiente el suponer que por tener una concentración determinada de algún elemento ya tiene acción terapéutica.

3.4.3 Consideraciones generales sobre las acciones de las agua mineromedicinales

Antes de exponer los efectos de los distintos tipos de aguas en función de su composición, es conveniente hacer algunas consideraciones en cuanto a la forma de actuar de las curas balnearias.

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Los mecanismos de acción de las aguas mineromedicinales son variados y complejos. De igual modo, los efectos que producen sobre el organismo, tanto fisiológicos como terapéuticos, son múltiples y a veces difíciles de demostrar.

De forma muy general, y con el fin de orientar al consumidor, se puede decir que en la efectividad de la cura balnearia, entendiendo por tal el conjunto de actividades terapéuticas que se aplican en un balneario, influyen diversos factores, entre los que cabe destacar, sin duda, el papel del agua mineromedicinal, pero éste no es el responsable exclusivo de los beneficios que se obtienen con este tipo de tratamientos. El hecho de tener que desplazarse a un balneario para realizar estas curas, obliga a los pacientes/usuarios a cambiar de ambiente, en muchos casos de clima, de dieta y en general de régimen de vida, ya que en las curas balnearias se pueden establecer unos periodos de reposo y de actividad, adecuados a las necesidades del paciente. Por otro lado, los pacientes que acuden a un balneario, a diferencia de los hospitales, no están confinados en una habitación, sino que son libres e independientes y con capacidad para decidir por sí mismos sobre su actividad en el balneario, que de manera habitual pone a disposición del paciente diversas instalaciones de ocio y deportivas, además de organizar múltiples actividades recreativas. El balneario también sirve como punto de encuentro con otras personas con problemas similares y con las que, en muchas ocasiones, se comparten intereses comunes. Todo esto hace que la estancia en un balneario sea agradable, lo que facilita el cumplimiento del tratamiento.

Lo expuesto anteriormente se puede resumir diciendo que entre los factores que influyen en la eficacia de la cura balnearia están como principales, la composición química de las aguas y los efectos mecánicos y térmicos, y como factores coadyuvantes intervienen los ambientales y climáticos, los dietéticos y los psicológicos.

3.4.4 Indicaciones generales de los distintos tipos de aguas mineromedicinales

Las indicaciones de los distintos tipos de agua medicinales derivan de los efectos producidos por los elementos de su composición química, y de los efectos mecánicos y térmicos producidos según las técnicas de aplicación. Estos últimos son similares en todos los tipos de aguas, mineromedicinales o no, siendo ésta la razón por la que se pueden utilizar distintos tipos de aguas para tratar las mismas enfermedades.

Las indicaciones de las curas balnearias son muy variadas, pero es importante saber que este tipo de tratamientos sólo están indicados en procesos crónicos y que no se encuentren en fase de agudización. Entre las cuadros que con mayor frecuencia se atienden en los balnearios están distintas afecciones del aparato locomotor de carácter reumático o traumático y afecciones respiratorias, pero también pueden estar indicadas en algunos procesos otorrinolaringológicos, neurológicos, dermatológicos, digestivos, urinarios, ginecológicos, metabólicos, etc.

A continuación se exponen las indicaciones más características de cada tipo de agua, teniendo en cuenta que, en función de la composición total de cada una y de la forma de aplicación, sus efectos pueden verse modificados, por lo que los datos que se exponen a continuación sólo puede servir como orientación, siendo necesario en todos los casos que el médico del balneario establezca el tratamiento más adecuado a cada paciente.

1. Aguas oligometálicas, cuando se administran en bebida y de manera adecuada tiene un efecto diurético, por lo que están indicadas en el tratamiento y

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prevención de la litiasis renal, así como después de un tratamiento de litotricia y en inflamaciones crónicas de vías urinarias.

2. Aguas cloruradas, sus efectos varían mucho en función de la cantidad de cloruros que contengan, pero de manera general se consideran estimulantes de diversas funciones metabólicas. Cuando se administran en bebida actúan como estimulantes de las secreciones gástricas y biliares, por lo que están indicadas en afecciones digestivas que cursan con disminución de dichas secreciones. Su administración en balneación, tienen efectos antinflamatorios y antisépticos sobre la piel, y también actúan como estimulantes de la cicatrización y del metabolismo celular, por ello están indicadas en la recuperación de secuelas de traumatismos o posquirúrgicas de lenta evolución, en enfermedades reumáticas crónicas, retrasos de crecimiento, afecciones respiratorias crónicas especialmente si son de carácter atrófico.

3. Aguas sulfatadas, su efecto principal cuando se administran por vía oral es laxante o purgante y estimulante de la función hepática y biliar, por ello están indicadas en cuadros de estreñimiento, colelitiasis, disquinesias biliares crónicas e insuficiencias hepáticas leves. Utilizadas en balneación pueden tener un efecto queratolítico, por lo que pueden utilizarse en procesos dermatológicos que cursen con hiperqueratosis.

4. Bicarbonatadas, están indicadas en cuadros gastrointestinales que cursen con acidez gástrica y dispepsia, debido a que por su alcalinidad se comportan como antiácido.

5. Carbogaseosas, la ingestión de este tipo de aguas facilita la digestión, por estimular las secreciones y el peristaltismo. Pero sus indicaciones más específicas se encuentran entre las enfermedades vasculares, estando especialmente indicadas en las arteriopatias obliterantes, debido a su efecto vasodilatador cuando se administran en balneación.

6. Ferruginosas, su interés se encuentra en las utilización en bebida, ya que suponen un aporte de hierro bivalente, que es mas fácilmente absorbible que el administrado en forma de fármaco, por ello están indicadas en el tratamiento de las ferropenias y de las anemias ferropénicas. Desgraciadamente este tipo de aguas pierden sus características cuando se envasan, por lo que es necesario para obtener el efecto terapéutico ingerirlas a pie de manantial.

7. Sulfuradas, las indicaciones más importantes de esta aguas se encuentran entre las afecciones crónicas de aparto respiratorio, locomotor y piel. Entre las primeras son especialmente útiles en procesos de vías respiratoria altas, como rinitis, faringitis, sinusitis o laringitis y de vías baja como bronquitis crónicas o asma. Esto es debido a que tienen efecto mucolítico, antihistamínico y espasmolítico, además de mejorar el trofismo de la mucosa respiratoria y la motilidad ciliar. Entre las enfermedades reumáticas del aparato locomotor, están especialmente indicadas en cuadros degenerativos de tipo artrósico, ya que ayudan a mejorar el tejido cartilaginoso de las articulaciones. Y entre los problemas dermatológicos que pueden beneficiarse de estos tratamientos están los eczemas crónicos, las dermatitis atópicas, psoriasis, acné y algunas afecciones pruriginosas.

8. Radiactivas, tienen diversos efectos entre los que se encuentran los analgésicos, sedantes, vasodilatadores, broncodilatadores, y reguladores neurovegetativos.

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Por ello, entre su múltiples indicaciones están los procesos reumáticos que cursan con dolor, neuralgias y neuritis, asma, cuadros de hiperexcitabilidad nerviosa, insomnio etc.

Para obtener el máximo beneficio, las curas balnearias deben realizarse en el momento adecuado y las técnicas y pautas de aplicación deben ser las más apropiadas a cada paciente.

3.4.5 Contraindicaciones generales

A pesar de que las curas balnearias son tratamientos poco agresivos, existen algunas contraindicaciones que es preciso conocer, para evitar acudir a un balneario en estas ocasiones. Entre las contraindicaciones absolutas están:

• Todas las enfermedades agudas o las fases de agudización de las enfermedades crónicas.

• Las insuficiencias orgánicas severas o descompensadas (cardiacas, respiratorias, hepáticas, renales, etc).

• Todos los tumores malignos en fase activa. • Infartos de miocardio recientes o anginas inestables. • Accidentes cerebrovasculares recientes. • Cuando el paciente tiene un gran debilitamiento.

Como contraindicaciones relativas, es decir, no esta recomendado, pero en algunas circunstancias pueden utilizarse algunas técnicas:

• Niños menores de 3 años. • Primer y último trimestre del embarazo. • Heridas abiertas. • Infecciones cutáneas. • Incontinencias de esfínteres.

3.4.6 Balnearios de Castilla-La Mancha

España es un país que cuenta con una gran variedad de aguas mineromedicinales, disponiendo de muy diversos balnearios en los que se utilizan dichas aguas con fines terapéuticos. Actualmente existen unos 90 balnearios en pleno funcionamiento, del los cuales 7 se sitúan en Castilla La Mancha. Cuatro de ellos están ubicados en la provincia de Albacete, dos en la de Ciudad Real y uno en la de Cuenca. Esta oferta se ve ampliamente incrementada con los balnearios de las regiones colindantes, concretamente en Andalucía existen 8 balnearios, 10 en Aragón, en Castilla–León 7, en Extremadura 6, 2 en Murcia y 6 en la Comunidad Valenciana.

Todos los balnearios castellano-manchegos disponen de instalaciones terapéuticas suficientes para aplicar los tratamientos correctamente.

En cuanto a la composición de las aguas, la oferta es variada, ya que existen aguas bicarbonatadas, cloruradas, sulfatadas, ferruginosas y en algunos casos radiactivas.

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La oferta hotelera varia desde hoteles de 4 estrellas a hostales de 2 estrellas, pasando por todas las categorías intermedias, por lo que el usuario puede elegir el nivel más acorde con sus intereses.

No obstante, y dado que en la región existen otros manantiales de aguas minero medicinales que en otras épocas funcionaron como balnearios, sería interesante tomar las medidas necesarias para conservar este patrimonio natural, que en definitiva es de utilidad pública.

BIBLIOGRAFÍA

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• Bert JM, Beçanson F y cols. “Thérapeutique thermale et climatique”. MASSON et Cie. 1972.

• Guyton, A.C.; Hall, J.E. “Tratado de fisiología médica”. Madrid. McGraw-Hill España. 2001

• OMS. “Guidelines for Drinking-Water Quality”. 3ª Ed. Geneva. 2004

• Piédrola, G. “Medicina Preventiva y Salud Pública”. Madrid. Masson. 2001

• Rojas Hidalgo, E. “El agua. Un estudio biomédico”. Barcelona. Doyma. 1993

• Romero, M. San Martín, J. “Aguas de Abastecimiento Urbano y Salud” . En “El agua a debate en la Universidad”. Zaragoza. 1998.

• Stone, R.M. “HARRISON. Principios de Medicina interna”. Interamaricana. 2002.

NORMATIVA

• RD 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano. (BOE nº 45 de 21 de febrero de 2003)

• R.D. 1074/2002 de 18 de octubre, por el que se regula el proceso de elaboración, circulación y comercio de aguas de bebida envasadas. (BOE nº 259 de 29 de octubre de 2002)

• RD 1744/2003 de 19 de diciembre, por el que se modifica el RD 1074/2002 de 18 de octubre (BOE nº 312 de 30 de diciembre de 2003).

• Real Decreto-Ley 743/1928 aprobando el estatuto que se inserta sobre explotación de aguas minero-medicinales (Gaceta e Madrid de 26 de abril de 1928.

• Ley 8/1990 de 28 de diciembre, de Aguas Minerales y Termales de Castilla La Mancha (D.O.C.M. nº 1 de 2 de enero de 1991)

ENLACES DE INTERÉS

Organización Mundial de la Salud:

http://www.who.int/topics/drinking_water/es/

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Ministerio de Sanidad y Consumo

http://www.msc.es/Diseno/medioAmbient/ambiente_calidad_aguas.htm

Asociación Nacional de Estaciones Termales (ANET)

http://www.balnearios.org/

Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas

http://www.aneabe.com/flash/index.htm

Instituto Geológico y Minero de España. Sección de Hidrogeología y Aguas subterráneas

http://www.aneabe.com/flash/index.htm

Sociedad Española de Hidrología Médica

http://www.hidromed.com/

Red Iberoamericana para el conocimiento y uso de los recursos hídricos

http://tierra.rediris.es/hidrored/

Asociación Internacional de Aguas Envasadas

http://www.bottledwater.org/

The Information Service of the Natural Mineral Water Association

http://www.naturalmineralwater.org/

International Society of Medical Hydrology and Clymatology

http://www.ismh-direct.net/index.aspx

Enlaces con algunos de los balnearios de Castilla –La Mancha Baños de Alcantud (Cuenca) http://www.alcantud.net/ Balneario Cervantes (Ciudad Real) http://www.balneariocervantes.com/ Balneario de Solán de Cabras (Cuenca)

76

http://www.solandecabras.es/esp/balneario.html Baños de Benito (Albacete) http://www.balneariodebenito.com/ Balneario de La Esperanza (Albacete) http://www.balneariodelaesperanza.com/ Balneario de Tus (Albacete) http://www.paralelo40.org/tus/ Baños de La Concepción (Albacete) http://www.granero.com/camping2/conchi.htm GUIA DE BALNEARIOS http://www.guiasbalnearios.com/balnearios-castilla- la-mancha.cfm