Ejercicios Ortograficos 5 Al 12

EJERCICIOS ORTOGRÁFICOS 5Uso de b, v, h, m, n, c, z, s, w, y, ll, mayúsculas y vocales con y sin

acento

Pasó la noche vigilando la armadura

Entonces decidme dónde puedo _elar las armas,porque, seg_n la ley de caballería,

de_o pasarme toda una noche_igilando mi armadura ante un altar.

A_ora mismo no tenemos capilla en este castillo-respondió el ventero con mucho desparpa_o,

porque la hemos derri_ado para hacerla de nuevo,pero pod_is velar las armas en el patio,

que n_die os molestará.Así que don Qui_ote salió al patio,

se quitó la _armadura, la dejó junto a un pozoy empezó a pasearse alrededor con sem_lante muy serio

como si estuviera haciendo la cosa más i_portante del mundo.Con el _escudo pegado al pecho,

la lan_a en la manoy la luz de la luna ilumin_ndole la frente,

parecía un fantasma reci_n salido del infierno.Los _uéspedes de la venta lo miraban desde lejos

y no paraban de re_rse,pensando que en toda la _ancha

no había un _ombre más loco que aquel.Llevaba don Quijote un buen rato de _ela

cuando salió al patio un a_ieroque tenía que dar de beber a sus _estias.

Y, como la armadura de _on Quijotele molesta_a para sacar agua del pozo,la cogió y la tiró tan le_os como pudo

pensando que era un trasto _iejo. -Pero ¿qué hacéis, cana_a?

-le grit_ don Quijote.Y, sin pensarlo dos _eces,

alzó su lanza y le di_ tal golpe al arrieroen la cabeza que lo derri_ó al suelo

y lo dejó medio muerto y con los ojos en _lanco.Viendo aquello, los compañeros del _erido

salieron al patio _echos una furiay comenzaron _a tirar piedras contra don Quijote,

que se escondía tras su escudo para e_itar los golpes,pero no se separa_a del pozo

por no de_ar a solas su armadura


acento

Don Quijote es armado caballero

Señor mío -le contestó al _entero,que era un andaluz gordo y pac_fico-,

¿podríais _ospedarme en vuestro castillo?Cuando en ventero _io a aquel espantajo alto como un ciprés

y con una armadura tan _ieja y descompuesta,estuvo a punto de _echarse a reír,

pero pensó que le con_enía ser prudentey respondi_ con toda cortesía:

-Sea muy _ienvenido el caballero,que en este castillo le ser_iremos lo mejor que sepamos.Cenó don Quijote un _acalao mal remojado y peor cocido

y un pan m_s duro y negroque el alma de un dem_nio,

aunque a _l le parecióque esta_a comiendo mejor que un príncipe.

Aca_ada la cena,don Quijote se arrodi_ó ante el ventero y le dijo:

-No me levantaré de aquí, _aleroso caballero,_asta que me otorguéis un don que quiero pediros.

El ventero no supo qu_ responder,y don Quijote sigui_ diciendo:

-Querría que me arm_seis caballeropara que pueda soco_er con mis armas

a los menesterosos que _ay por esos mundos.El ventero, que era un _urlón,

vio que podía di_ertirse un rato a costa de aquel loco,as_ que le siguió la corriente y dijo:

-En verdad que no hay ejercicio más _onroso que la caballería _andante,

a la que yo mismo me dediqué en mi ju_entud.Fueron tantos los _uérfanos a los que maltraté

y las viudas a las que per_ertíque acabé pasando por casi todos los tri_unales de España.

De modo que yo sa_ré armaros caballerome_or que nadie en el mundo.


acento

Rinde homenaje a DulcineaLos li_ros no lo dicen porque está claro como el agua,

pero los caballeros siempre lle_an siempredinero y camisas li_pias.

Y los escuderos que los acompañan cargan con _endasy pomadas por si _an de curar las heridas de su señor.

-_uen consejo es ése -dijo don Quijote-,y prometo seguirlo _en cuanto pueda.

Y así lo hizo: poco despu_s del amanecer,decidió regresar a su aldea para _acerse

con dinero y camisas li_piasy para tomar un escudero que lo acompañara en sus a_enturas.Y en eso iba pensando cuando vi_ venir a un grupo de hombres

y se propuso aprovechar la ocasión para rendir _omenajea la hermosura de _ulcinea.

De modo que se apret_ el escudo contra el pecho,alzó la lanza y se detu_o en mitad del camino.

-¿Qué quer_is?- le preguntaron los viajeros al acercarse,viendo que aquel _ombre armado

y de tan e_traña figura no les dejaba pasar.-¡Que confeséis que Dulcinea del Toboso es la donce_a

más fermosa del mundo! -contestó _on Quijote.Al o_r aquello, los viajeros no tuvieron duda alguna

de que aquel hom_re estaba loco de remate.Uno de ellos, que era muy amigo de _romas,

le contestó a don Quijote en son de _urla:-Señor caba_ero, nosotros somos mercaderes

y vamos a _urcia a comprar sedas.Jam_s en la vida hemos oído hablar

de esa tal Dulcinea del To_oso,as_ que no sabemos cómo es.

Pero mostradnos un retrato su_o y,aunque sea tuerta de un ojo y le salgan espumara_os por la boca,

diremos que es la doncella más _ermosa del mundo.


acento

Unos mercaderes le apalean con su lanza

-¿Tuerta Dulcinea? -ru_ió don Quijote-.¿Espumarajos en su _oca?

¡Pagaréis esos insultos con la _ida!Y, sin decir nada m_s, apuntó a los mercaderes con su lanza

y galopó contra e_os con intención de matarlos.Pero a poco de _echar a correr,

Rocinante trope_ó con una piedra,y don Quijote aca_ó rodando por el suelo

en medio de una gran pol_areda.Entonces el mercader _urlón

le a_ebató la lanza y comenzó a apalearlocon tantas ganas que lo dejó molido como blanca _arina.

-¡Bribones, malandrines! -gritaba el _idalgo.Tras darle una _uena tunda,

los mercaderes se fueron y don Quijote se quedó _a solas.Intentó le_antarse pero no podía,

por culpa del peso de las armas y del dolor de los _uesos.Y así _ubiera pasado muchos días hasta morirse de hambre

de no ser porque apareci_ por el caminoun labrador de su misma _aldea que le hizo la caridad

de reco_erlo y llevárselo a lomos de su asno.-Pero, ¿qui_n os ha dejado así, señor Quijano? -le decía.

-Diez o doce _igantes altos como una torre-respondi_ don Quijote.

Cuando _egaron a la aldea,la casa del hidalgo andaba de los más al_orotada.

Su sobrina y su criada lle_aban tres días sin saber nada de ély pensa_an que algo malo le había sucedido.

El cura y el _arbero de la aldeahab_an llegado a la casa preguntando por don Alonso,

y la so_rina les decía muy preocupada:-¡Mi tío se ha _uelto loco de tanto leer libros de caballerías!

-¡Con el buen _uicio que tuvo siempre!-se lamentaba maese _icolás, que así se llamaba el barbero.

EJERCICIOS ORTOGRÁFICOS 9

Uso de b, v, h, m, n, c, z, s, w, y, ll, mayúsculas y vocales con y sin acento

Quemaron los libros de caballerías En esto, se oyeron en la ca_e unos grandes suspiros de dolor,

y todos salieron a la puerta _a ver lo que pasaba.-¡Don Alonso! -e_clamó la criada

cuando descubrió a su amo atra_esado sobre el asno.-Llevadme a mi casa susu_ó don Quijote-,

que _e caído de mi caballocuando com_atía contra diez gigantes."¿Conque gigantes...?", se di_o el cura.

"Por mi _ida que mañana mismoquemar_ los libros que os han vuelto loco".

Y así lo hizo. Al d_a siguiente,apro_echando que don Quijote aún dormía,el cura y el _arbero entraron en el cuartodonde guardaba sus m_s de cien libros

y los fueron tir_ndo al patio,donde la criada los apil_ para quemarlos.-¿Y qu_ pasará cuando mi tío se despierte

y no encuentre los li_ros?- preguntó la sobrina.A lo que el cura respondi_:

-Lo mejor será tapiar la puerta de la _ibliotecay decirle a _uestro tío que un encantador

se _a llevado todos los librosy _asta el cuarto en el que estaban.

La idea les pareci_ bien a todos,y pensaron que con aquello _astaría

para de_olverle la cordura a son Alonso.Así que aque_a misma tarde tapiaron la puerta

del cuarto mientras el _umo de los malditos librososcurecía el cielo li_pio de la aldea.


acento

Sancho Panza acepta el oficio de escudero

A los dos días de _olver a su casa, don Quijotese levantó de la cama para ir _a ver sus libros,

pero, al no encontrar el cuarto donde los guarda_a,comenzó a palpar las paredes _uscando la puerta.

-Ya no _ay aposento ni libros-le e_plicó la sobrina-,

porque _a venido un encantadorcabalgando sobre un drag_n y se los ha llevado por los aires.

Don Quijote se qued_ desolado.-Sin duda ha sido el mago _restón -dijo-,

que me tiene a_orrecido porque sabe que soyel caballero más _aliente del mundo.

Quince días estu_o don Quijote en su casa,en los que cada vez que pasa_a ante el muro de su biblioteca,

volvía _a tentar las paredesy lanzaba un _ondo suspiro de tristeza.

Su sobrina y la criada trataban de darle _nimosy hacían todo lo posible para que ol_idarasu loco deseo de ser ca_allero andante;pero de nada sir_ieron tantos esfuerzos,

pues don Quijote empez_ a prepararen secr_to su segunda salida.

Un buen día, fue a buscar a un labrador vecino su_o,casado y con hi_os, y le preguntó si quería ser su escudero.

-¿Y qu_ hace un escudero?preguntó el campesino que se _amaba Sancho Panzay era un hombre de poca estatura y mucha _arriga,

más bueno que el p_n pero muy corto de entendederas.-No tienes m_s que acompañarme en mis aventuras

y llevar _endas y pomada para curarme si fuese necesario-respondi_ don Quijote-.

Y, a cambio de tus ser_icios, te nombraré go_ernador de la primera ínsula que gane.

Sancho Panza no sabía lo que era una _nsula,pero la idea de ser gobernador le gust_ tanto

que aceptó el oficio de escudero sin pensárselo dos _eces.As_ que a los dos o tres días,

_on Quijote y Sancho salieron en plena noche sin despedirse de nadie y se pusieron en cam_no

en busca de a_enturas.Don Quijote llevaba camisas li_pias y algún dinero,y Sancho salió de la aldea montado en un bo_ico.


acento

Sancho quiere ser gobernador

-Nunca _e leído de ningún escuderoque fuera a lomos de un _asno -dijo don Quijote-.Pero no importa: en cuanto _enza a un caballero,

te regalaré su caba_o.-Me he traído el borrico porque no estoy acostum_rado

a andar mucho -respondi_ Sancho-,y para mí es tan _ueno

como el mejor ca_allo del mundo,porque más _ale algo que nada

y _ndeme yo caliente y ríase la gente.Lo que s_ le digo es que se acuerde

de su promesa de _acerme gobernador...-No temas, Sancho, _e es posible

que antes de s_is días te corone rey.-¿Rey? La _erdad es que prefiero ser gobernador, porque,

aunque me gustaría que mis hijos fueran _infantes,me parece que mi mu_er no vale para reina.

Mejor _ágala condesa, y ya será mucho...Y no lo digo porque yo no quiera a mi _eresa,

que la quiero m_s que a las pestañas de mis ojos,pero ya se sabe que no se _izo la miel

para la _oca del asno...En estas con_ersaciones se les hizo de día,y a la luz de la mañana descu_rieron treinta

o cuarenta molinos de _ientoque hay en el campo de _ontiel.

-La suerte nos aco_paña, amigo Sancho-dijo don Qui_ote-.

¿Ves aquellos _igantes fieros de allí abajo?Pues pienso enta_lar batalla

con e_os hasta quitarles la vida.-¿Qu_ gigantes?

-Aquellos de allí. ¿No _es lo largos que tienen los brazos?-Eso no son gigantes -dijo _ancho-,

sino molinos de _iento,y lo que parecen _razos son las aspas.


acento

Don Quijote combate con los molinos de viento-Bien se _e, amigo Sancho,

que no sabes nada de a_enturas, porque salta _a la vista que son gigantes.

Pero, si tienes miedo, ap_rtate y ponte a rezar,que yo _oy a entrar en batalla.

-¡Qu_ no señor, que son molinos!-comenzó a grit_r Sancho,

pero don Quijote ya no pod_a oírle,porque co_ía a todo galope

contra los gigantes de su imaginaci_n.Justo entonces el viento empezó a mo_er

las grandes _aspas de los molinos, y don Quijote dijo:-¡Menead los _razos todo lo que queráis,

que no _os tengo miedo!-y luego añadi_ mirando a los cielos-:

¡Oh señora de mi alma, fermosísima _ulcinea,ayudadme en este co_bate!

Llegó don Quijote al primer molino y le cla_ó la lanza,pero, como el viento sopla_a con tanta fuerza,

las aspas siguieron _irando,con lo que la lan_a se partió por la mitad

y don Quijote y su caballo _echaron a rodar por el campo.-¡No le decía _o que eran molinos!

-dijo Sancho, que llegaba corriendo a soco_er a su amo.-Ca_a, amigo mío,

que lo que _a pasado es que el mismo hechiceroque me robó los libros _a convertido esos gigantes

en molinos para verme vencido y des_onrado.El pobre caba_ero apenas podía ponerse en pie,

pero Sancho le a_udó a subir a lomos de Rocinante,que también tenía más de un _ueso desencajado.

Cuando _olvieron al camino,don Quijote i_a tan ladeado sobre su caballo

que parecía que fuera a ca_erse de un momento a otro


acentoDon Quijote trabó combate con un vizcaíno

-Ender_cese, señor -le decía Sancho-, que _a de medio lado,

aunque de_e ser por el dolor de la caída.-Lo que m_s me duele no son los golpes,

sino el destro_o de la lanza,porque un ca_allero sin armas

es como un cielo sin e_trellas. Así que si e_cuentras una rama gruesaa la _era del camino, dámela, Sancho,

que enca_aré en ella la punta de mi lanzapara tenerla a punto si _ega otro combate.

Aquella noche la pasaron entre unos ár_oles,y don Quijote a_egló su lanza

tal y como _abía dicho.Sancho durmió de un tirón _asta el amanecer,

pues se había _ebido más de media bota de vinomientras cenaba con lo que lle_aba en sus alforjas.

En cambio, don Quijote no pro_ó bocado,y se pasó t_da la noche despierto, pensando en Dulcinea.

Al día siguiente, siguieron _uscando aventuras,y don Quijote trabó combate con un _izcaíno

porque lo confundió con un _encantadorque había raptado a una _rincesa.

Y, aunque venci_ en la batalla,recibió un espadazo _rutal en la cabeza

que le rompi_ el cascoy le re_anó media oreja.

Sancho curó a su amo como me_or supo,pero don Quijote no para_a de decir que

que el mejor remedio era el bálsamo de _ierabrás.-¿Y qué _álsamo es ese? -preguntó Sancho.

-Uno con el que no _ay que tener miedoa las _eridas ni a la muerte.

Porque, si algún caball_ro me partiera el cuerpo en dos,lo único que tendrías que _acer

es colocar la parte que _aya caídosobre la que siga en pie antes de que la sangre cua_e

enca_ar con cuidado las dos mitadesy darme un trago del _álsamo.

Y ya verás como en un santiam_nvolveré _a estar más sano que una manzana.


acento

Sancho pide la receta del bálsamo de Fierabrás

-Si eso es así -dijo _ancho Panza-, deme la receta, que yo _enderé el bálsamo

de pueblo en pueblo y me _aré ricoen menos que canta un ga_o.

-La _eceta la guardo en la memoria,amigo Sancho, y lo _nico que siento

es no tener los _ingredientes a manopara preparar el bálsamo a_ora mismo.

Aquella noche, cenaron en las chozas de unos ca_reros,que le ofrecieron buena carne y mejor _ino.

En ca_bio, al día siguiente no les fue tan bien,porque Rocinante se empeñó en co_etear

con unas _acas que no tenían ganas de amores.Los dueños de las _eguas

lo apalearon con unas e_tacas y,y cuando don Quijote y Sancho salieron a _engar la ofensa,

acabaron tan mal_eridos como el propio Rocinante.-¡A_, señor don Quijote!

Decía Sancho desde el suelo sin poder mo_erse-,¿por qu_ no me da un trago

del _rebaje del Feo Blas?-Se dice b_lsamo de Fierabrás

respondió don Quijote con una _oz dolienteque parecía de mu_er-,

y ojalá lo tu_iera a mano.Pero no tengas pena, _ancho,

que antes de d_s días lo prepararéy se aca_arán todos nuestros males.Al fin_l, Sancho Panza sacó fuerzas

de donde no las ten_a y se puso en pie,aunque caminaba más cur_ado que un arco.

Levant_ a don Quijote,lo atravesó sobre el des_enturado Rocinante

y luego siguieron su cam_noentre suspiros de tristeza y que_as de dolor.


acento

Don Quijote quiere ser fiel a Dulcinea

-Al_grese, -dijo Sancho al poco rato-,que por allí abajo se ve una _enta.

Alzó la _ista don Quijote y contestó:-No es una venta, Sancho, sino un casti_o.

-Le digo, _eñor, que es una venta.-Te repito, Sancho, que es _un castillo.

Así se les fue un _uen rato, uno jurando que era una ventay el otro insistiendo en que _era un castillo.

Cuando _egaron,el ventero les impro_isó un par de camas

en un antiguo pa_ar que dejaba ver el cielo y las estrellas,porque tenía el tejado _eno de agujeros.

Don Quijote se acost_ pronto,pero no llegó a ce_ar los ojos,

porque le di_ por pensar que en aquel castillo_ivía una princesa,

y que la princesa se _abía enamorado de él."Seguro que esta noche _endrá a verme",

se dec_a muy preocupado."Pero yo no puedo co_esponder a su amor,

porque de_o mantenerme fiela mi señora Dulcinea del To_oso".

El dia_lo, que nunca duerme,e_redó las cosas de tal manera

que la noche fu_ de lo más agitada.Result_ que al lado de don Quijote

dormía un arriero _ruto y malcaradoque se había citado para aque_a noche

con una mo_a que trabajaba en la venta.La tal moza se llamaba _aritornes

y era una mu_er menuda,que tenía un o_o tuerto y el otro no muy sano,

la nariz chata y una joro_a en las espaldasque le _acía mirar al suelo

más de lo que hu_iera querido.Pensando que ya todo el m_ndo dormía

la moza entró de punti_as en el cuarto del arrieroy comenzó a _uscar su cama a tientas,

pero de pronto don Quijote la agarr_ por el brazoy comenzó _a decirle:

-Fermosísima señora, ya s_ a lo que venís...

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