Efectos Economicos de La Industria de Drogas Ilegales

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    Sección:

    Relaciones Económicas

    Internacionales

    Los efectos económicos

    de la industria de

    drogas ilegales y las

    agendas de política en

    Bolivia, Colombia y

    Perú

    Francisco E. Thoumi* 

    Introducción 

    Bolivia, Colombia y Perú sonlos tres países latinoamericanosmás afectados por la industriade drogas ilegales. A pesar delos notables efectos de laindustria ilegal sobre laeconomía y la sociedad de estos

     países, las políticas que susgobiernos han seguido haciadichas industrias han sido in-consistentes, ambivalentes ycasi siempre reactivas.

    En este ensayo se estudian los principales efectos de la in-dustria de drogas ilegales enBolivia, Colombia y Perú, re-saltando las diferencias entre

     países, y analizando algunas de

    las implicaciones que estosfactores tienen para la formu-lación de políticas. En particu-lar, se encuentra que existenciertas convergencias entre losintereses de los tres países enmención, pero también se pre-sentan conflictos graves quedificultan la formulación de

     políticas regionales antidrogascoherentes y que explican ladivergencia de los discursos decada país hacia las drogas

    ilegales, al igual que la disimi-litud en las actitudes y res-

     puestas concretas hacia diversas políticas.

    La sección II ocupa la mayor parte del ensayo y estudia los

     principales efectos de la indus-tria ilegal en Bolivia, Colombiay Perú y las diversas percep-ciones prevalecientes en dichos

     países sobre la bondad y maldadde la droga ilegal. La sección IIIderiva algunas implicacionessobre la formulación y ejecuciónde políticas.

    Los principales efectos 

    La ilegalidad de las industrias yla complejidad de sus efectoseconómicos hacen que su estu-dio presente un desafío a losinvestigadores. Primero, la na-turaleza de la industria requiereque ésta cambie continuamentecon el fin de minimizar riesgos y

    de adaptarse a cambios probables y reales en las políticas gubernamentales. Porconsiguiente, los efectos de laindustria varían sustancial-mente a través del tiempo.

    Segundo, hay muchas incógnitassobre su tamaño y estructura,que dificultan la identificaciónde los efectos en la economía yla sociedad. Estas limitacioneshacen que cualesquiera

    afirmaciones sobre los efectosde la industria ilegal sean muycautelosas y que muchascreencias comunes seanescrutinadas cuidadosamente.

    Tercero, los efectos de la ile-galidad del negocio de las dro-gas difieren sustancialmente de

     país a país. Estas diferenciasdependen principalmente deltipo de actividades desa-rrolladas, de la importancia de la

     participación de ciudadanos

    nacionales en la industria, deltamaño del valor agregado y delempleo generado por lasindustrias ilegales con relación alos totales de la economía na-

    Director Centro de Estudios Internacionales, Universidad de los Andes. 

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    Cional, de las formas en que elingreso ilegal es lavado, gastadoe invertido en la economía, yfinalmente de las políticasmacroeconómicas seguidas porlos diferentes gobiernos.

    Las diferencias en los efectoseconómicos de la industria ilegalde drogas y los grandes vacíosen el conocimiento sobre ellasen los países andinos hanresultado en percepcionesampliamente divergentes sobrelos costos y beneficios ge-nerados por las drogas en cada

     país.

    Bolivia

    Bolivia es principalmente un productor de coca con una largatradición de consumo. Sinembargo, el uso tradicional de lacoca utiliza solamente una

     proporción pequeña de la pro-ducción que desde mediados dela década de los años ochenta hasido de unas ocho a diez vecesmayor que la que prevalecióantes de 1975. Los productoresde coca están organizados ensindicatos1  que dan legitimidad

    a los cocaleros dentro del país ynegocian principalmente

     políticas de erradicacióncompensada con el Gobierno ylas instituciones de ayudainternacional.

    A pesar de la larga tradición de producción de coca en el país, lamayoría de los cocalerosactuales son inmigrantes enáreas recientemente colonizadas,y no cultivaban coca antes,

    aunque muchos sí provienen dezonas donde se consumía la hoja(Mansilla, 1994,50). Estosmigrantes han sido atraídos porlos altos y ciertos re-

    tornos encontrados en el cultivode la coca.

    El discurso sobre la coca enBolivia hace referencia a éstacomo una planta sagrada, undon de Dios y una fuente ali-menticia muy valiosa2. Ungrupo de académicos y pensa-dores ha promovido esas ideassobre las cuales se basa una

     buena parte del imaginario popular boliviano sobre la co-ca3.

    Una parte importante de laliteratura boliviana consideraque la coca es simplemente un

     producto básico, cuyos términos

    de intercambio se deterioran através del tiempo favoreciendo alos países desarrolladosconsumidores (Quiroga, 1990).De acuerdo con este enfoque,las políticas antidrogas de losEstados Unidos y Europa sonsimplemente proteccionistas yforman parte de unaconfabulación internacional

     para explotar al pueblo boli-viano.

    Estos autores resaltan la relacióninversa entre el bajo ingresoobtenido por los campesinos ydemás bolivianos comparadocon el valor de las ventas aldetal en los países consumidoresde cocaína. Arguyen, entonces,que en el caso de la coca, comoen el de los demás productos

     básicos producidos a lo largo dela historia boliviana, ladistribución de las utilidades

    generadas por la industria de lasdrogas ilícitas ha favorecido principal e injustamente a los países desarrollados.

    Sin embargo, la coca se percibecomo un cultivo excelente:utiliza una cantidad relati-vamente grande de mano deobra poco calificada, crece enáreas donde es difícil tener otros

    cultivos, genera divisas muynecesitadas por la economía ylos cultivadores no tienen

     problemas de mercadeocomunes a todos los demás

     productos agrícolas de las re-giones productoras.

    Esta visión es compartida porlos sindicatos bolivianos, losque, como explica Mansilla(1944:16), tienden a creer que"las causas del subdesarrollo sonde origen exógeno. El im-

     perialismo de las grandes po-tencias habría impedido el plenodespliegue de las enormes

     potencialidades de la nación. Lariqueza de los países del Norteestaría cimentada en la pobrezay, sobre todo, en la explotaciónde los del Sur".

    Todos los analistas que hanestudiado el papel de la coca yla cocaína en Bolivia concluyenque durante la crisis de la

    economía minera de finales delos años setenta y principios delos años ochenta, la coca seconvirtió en la principal fuentede empleo para los desem-

     pleados.

    Los análisis macroeconómi-cosdel impacto de la coca con-cluyen que tanto las divisas co-mo el empleo generado por laindustria desempeñaron un

     papel facilitador importante en

    el proceso de ajuste económicoque experimentó el país a partirde 1986. Éstos concluyen que elajuste estructural hubieracausado levantamientos so-

    1  En el contexto boliviano la palabra sindicato no se aplica solamente a asociaciones de empleados u obreros, y en este caso denotauna asociación de pequeños productores.

    Los recientes trabajos de Mansilla (1994) y Mansilla y Blanes (1994) presentan notables críticas a la literatura bolivianatradicional.3 

    Este grupo incluye a algunos extranjeros, especialmente antropólogos. El trabajo de Cárter y Mamani (1986) es clásico alrespecto.

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    cíales muy graves de no haberexperimentado un crecimientosimultáneo de la industria de lacoca (Painter, 1994).

    Además, la industria de la cocay cocaína en Bolivia está

    asociada solamente a nivelesrelativamente bajos de violencia,

     por consiguiente, la sociedad no percibe muchos efectosnegativos de la industria, ex-cepto posibles aumentos enconsumo de drogas, drogadic-ción y presión política externa,especialmente por parte de losEstados Unidos.

    Las estimaciones del tamaño dela industria y de su valor

    agregado varían sustancial-mente, como es de esperar, enestos casos. Debido a que el

     precio de las drogas ilegalesaumenta extraordinariamente al

     pasar de hojas de coca a pasta, base y cocaína, y luego en lasdiversas etapas de mercadeo, lavariable con mayor influencia enla determinación del tamaño dela industria es el grado de

     participación de los bolivianosen la manufactura de cocaína y

    en el mercadeo externo.Las estimaciones disponibles4 suponen que toda la coca esconvertida en pasta, la cual esexportada o convertida en base,la que a su vez es exportada o

     procesada en cocaína. Estasestimaciones suponen que lasexportaciones desde Bolivia sonhechas por extranjeros,

     principalmente colombianos.Dependiendo del año estudiado,

    estas estimaciones indican quelas exportaciones de pasta, basey cocaína representan entre 38 y112% de las exportacioneslegales registradas. Así mismo,el valor agre-

    gado por la industria se estimaentre 15 y 20% del PIB.

    Diversas estimaciones indicanque el complejo coca-cocaínaemplea entre 120.000 y 300.000

     personas, la mayoría de las

    cuales están ocupadas enactividades agrícolas. Estascifras indican que entre 6.7% y13.5% de la población econó-micamente activa depende de laindustria de drogas ilegales.

    Aparte de la exactitud de estascifras, no hay duda de que laeconomía boliviana es muydependiente de la industria de lacoca y la cocaína, y que sueliminación crearía una grave

    crisis económica.Los estudios que estiman eltamaño y el valor agregado porla industria ilegal suponen queuna parte importante del valoragregado boliviano no seinvierte ni se consume en el

     país. Las estimaciones dispo-nibles suponen que el ingresogenerado por la coca permaneceen Bolivia, pero hacen diversossupuestos respecto de las

     proporciones de los ingresosgenerados en pasta, base ycocaína que permanecen allí. Elargumento es que una parte deestos ingresos son invertidos por

     bolivianos en el exterior, y otra parte pertenece a extranjeros quetambién los utilizan fuera del

     país. La fuga de capitales de bolivianos se explica por la faltade confianza en la economía del

     país debida a la graninestabilidad económica

     padecida a lo largo de su historiay su poco desarrollo económico.En general, estos trabajos aleganque solamente una proporción

     pequeña (entre 20 y 50% delvalor agregado en Bolivia) enlos

     procesos de manufactura de lacocaína permanece en el país.

    Las estimaciones de las pro- porciones del valor agregadoque permanecen en el interior deBolivia desempeñan un papel

    importante en la determinaciónde los efectos de la industriailegal. Mientras la mayoría delingreso que se queda en el paísse genere en la agricultura, y seasimplemente una remuneraciónal empleo campesino, los

     beneficios de la industria seconcentran en campesinos

     pobres y no causan cambiosimportantes en la estructura de

     poder del país. Si esto es así, lamayoría del ingreso generado

     por las drogas se gasta en bienesde consumo y mejoras deviviendas campesinas, mientrasque muy poco es invertido enlos sectores urbanos (industria,finca raíz y servicios).

    El modelo boliviano de laindustria de drogas ilegalesdescrito puede llegar a postularel modelo del "colombiano o delextranjero malo". De acuerdocon él, la mayoría de los

     bolivianos que se benefician dela industria son "buenos",

     pequeños campesinos pobres,mientras que la mayoría de losingresos son recibidos por losextranjeros "malos”. Los efectosde la industria de drogas ilegalesen Bolivia dependen de maneracrucial de la validez del modelodel "extranjero malo", de laausencia de bolivianos dentro delos procesos de mercadeo de losEstados Unidos y Europa, y dela baja propensión de los boli-vianos para invertir en su país.

    La política antidrogas másimportante seguida en Bolivia

    4 Painter (1994, C. 3) resume las estimaciones disponibles. Véase también Doria Medina (1986). 

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    ha sido la de intentar reducircultivos por medio de programasde desarrollo alternativo. Sinembargo, el modelo descrito leda legitimidad a la producciónde coca en Bolivia y ha llevado alos sindicatos de productores aexigir compensación por partede los donantes externos (Usaid,gobierno italiano, NacionesUnidas, etc.) de aproxi-madamente $2.500 por hectárea.El requisito de compensación es

     parte integral de la ley 1008 dediciembre 28 de 1988 queenmarca toda la política an-tidrogas boliviana. Esta políticacuriosamente hace que gobier-nos extranjeros, incluyendo el delos Estados Unidos, ratifiquenimplícitamente la legitimidad delos cultivos, pues, en efecto,aceptan pagar a los campesinos

     por no violar la ley, algoimpensable dentro de los Esta-dos Unidos.

    La apertura de nuevos mercadosde cocaína en Europa,Argentina, Brasil y otros países,donde los narcotraficantescolombianos no tienen la capa-cidad de desarrollar sistemas demercadeo eficientes como los

    que desarrollaron en los EstadosUnidos hace 25 años, dondehabía una comunidadcolombiana muy grande confuertes lazos con su país, au-menta la probabilidad de quenarcotraficantes bolivianos seinvolucren en el negocio de ex-

     portación de cocaína. De hecho,durante marzo y abril de 1995 secapturaron dos embarques decocaína de 400 y 700kilogramos, lo que indica que laindustria de refinación decocaína ha crecido sustancial-mente en Bolivia.

    Además, la evidencia de losúltimos años indica que la ma-

    yoría de los campesinos estánelaborando pasta y que algunosllegan a producir cocaína(Mansilla, 1994). La explicación

     popular boliviana de estefenómeno es que los campesinoshan sido "forzados" a avanzar enlos procesos de elaboracióndebido a la necesidad demantener un nivel mínimo deingresos frente a la caída en los

     precios de la coca que seevidenció a partir de la campañacolombiana contra elnarcoterrorismo iniciada en1989, después del asesinato deLuis Carlos Galán. Estoscambios en el papel de loscampesinos son importantes

     porque destruyen el argumentode que cultivar coca essolamente una actividadtradicional con fuertes raícesculturales, lo que resultaradicalmente diferente a la

     producción de coca con finescomerciales, y porque loscampesinos se hallan entoncesinvolucrados en actividadescriminales. Sin embargo, en estecaso, la posición popular bo-liviana exporta la responsabi-lidad: si los precios de la coca

    fueran "justos", los campesinosno se verían "forzados" a producir pasta o cocaína y nodesarrollarían actividades cri-minales. Claro que quienesasumen esta posición no expli-can que la única forma de tener

     precios de coca "justos" es uti-lizarla para producir cocaína.

    Mientras la versión popularsobre el efecto de la industria decoca y cocaína en Bolivia re-conoce la importancia de la in-dustria ilegal en la generaciónde empleo y divisas, tambiénalega que la mayoría del ingresoes recibida por campesinos

     pobres y que su efecto sobre laestructura de poder es muy

     pequeño. Sin duda, esta versiónde los efectos de la industriailegal es muy benigna yconveniente en el sentido de que

     permite negar la mayoría de losefectos corruptivos de laindustria sobre la sociedad, peroa su vez puede hacer

     planteamientos totalmenteerrados.

    Bolivia es un país pequeño conuna distribución del ingreso muyconcentrada, al punto de que laélite económica tradicional

     probablemente no tiene más de50.000 personas. Porconsiguiente, es posible afirmarque cualquier industria nuevaque genere alrededor del 15%del PIB no puede dejar de

    involucrar a la élite y es unmedio de movilidad social im- portante. La evidencia de prin-cipios de los años ochenta,cuando el gobierno del generalGarcía Meza estuvo muy invo-lucrado en la industria, apoyaesta afirmación. La evidencia de1991 y 1992, cuando varios delos narcotraficantes másimportantes se entregaron a la

     justicia, corrobora este punto.Sin embargo, la versión boli-

    viana popular es que después deque éstos se entregaron a la

     justicia fueron remplazados porcolombianos quienes hancontrolado el negocio, lo quetermina disminuyendo el riesgo

     para la sociedad boliviana de ser penetrada por el narcotráfico.

    La percepción benigna de losefectos de las drogas ilegales enBolivia, la importancia de laindustria como generadora de

    empleo y divisas, la ausencia deviolencia asociada a las drogas5 y la retórica antiimperialistaasociada a la defensa de loscultivos de drogas

    5 Sin duda debido a que los sindicatos son canales efectivos de mediación entre los cultivadores y el Estado. 

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    hacen que en Bolivia sea muydifícil obtener gran apoyo po-

     pular para la erradicación de la producción y tráfico de drogasilícitas. De hecho, la política"óptima" para Bolivia, dada la

     percepción del "problema de ladroga" que prevalece en el país,es la maximización del ingresogenerado por las drogas ilegalessumando el ingreso de la"antidroga", es decir, por unlado, continuar con la industriay, por otro, solicitar financiaciónexterna para luchar contra ella.

    Colombia

    Los efectos económicos de laindustria de drogas ilegales han

    sido más estudiados enColombia que en el resto de laregión. Estos estudios han esti-mado el valor agregado por laindustria, la cantidad de divisasilegales que entran en laeconomía, las formas en que hansido asimiladas en ella, los

     patrones de inversión de algunosempresarios de las drogas y losefectos de la "enfermedadholandesa" causada por lasdrogas6. Otros estudios han

    investigado la relación entre laindustria de drogas ilegales y lafuga de capitales, la forma comoésta ha reforzado el com-

     portamiento depredador y elefecto total sobre la economía(Thoumi, 1994). Los efectos so-

     bre el empleo han recibido me-nos atención de los analistas.

    Tanto la industria de drogasilegales como sus efectos eco-nómicos en Colombia han sido

    muy distintos a los que han te-nido lugar en Bolivia. El ingresogenerado por la industria

     proviene principalmente delcontrabando de drogas entre

    Colombia y los Estados Unidosy los demás países consu-midores; la industria ha desa-rrollado lazos con la guerrilla ycon grupos paramilitares y haestado asociada con com-

     portamientos violentos contra elEstado. El manejo macroe-conómico colombiano ha sidonotablemente estable: Colombiaevitó la crisis de la deudalatinoamericana en los añosochenta y no ha tenido otras; porlo tanto, la industria ilegal no hadesempeñado un papelestabilizador en épocas de crisiseconómica. Además, los efectosde la industria sobre el empleo,hasta hace un par de años, nohabían sido importantes.

    La industria colombiana esdiversificada. El cultivo de lamarihuana se desarrolló a partirde principios de los años se-tenta, y fue responsable de la

     bonanza experimentada en lazona norte del país a finales deesa década, pero perdió im-

     portancia después del programade fumigación aérea realizadoen 1979 y del desarrollo de lacocaína que se convirtió en la

     principal rama de la industria.

    Hasta 1990 la cocaína se refi-naba en Colombia, principal-mente con pasta y base impor-tadas de Bolivia y Perú, a pesarde que desde hace unos 20 añosColombia ha tenido plantíossignificativos de coca. Éstas hancrecido notablemente en añosrecientes, tanto que las últimasestimaciones hechas por elPrograma de las NacionesUnidas para la Fiscalización de

    las Drogas (UNDCP) concluyenque Colombia es hoy el segundo productor de

    coca después del Perú. Durantelos años noventa Colombia hadesarrollado cultivos de amapolay se ha convertido en un

     productor importante de opio yheroína. La producción demarihuana ha tenido altibajos,

     pero continúa.

    Las estimaciones del valor de lasexportaciones colombianas decocaína varían dependiendo delos supuestos y estimacionessobre importaciones de pasta,

     base y cocaína, del volumen dela producción nacional y de los

     precios obtenidos por losexportadores colombianos. Dadala gran variabilidad de supuestosy métodos de estimación posi-

     bles, no es sorprendente que las

    estimaciones de las expor-taciones colombianas hayantenido un rango muy amplio:entre $700 millones y $5.500millones. Sin embargo, la ma-yoría está entre $1.500 y $3.000millones. Estas cifras se com-

     paran con estimaciones del PIBde 1991 de $51.000 y de $7.300millones de las exportaciones de

     bienes y servicios (Thoumi,1994).

    Las estimaciones del valoragregado generado por la in-dustria de la coca y la cocaína enColombia y del volumen dedivisas que entran al país sonmás inciertas y difíciles de ha-cer. La mayor parte del valoragregado se genera en el con-trabando de la cocaína desdeColombia: los precios de la co-caína al por mayor en los Esta-dos Unidos son entre cinco yocho veces los que prevalecen

    en Colombia. Los precios enEuropa son el doble o el triplede los de Estados Unidos. En el

     pasado estas diferencias eran

    6 Véase por ejemplo Kalmanovitz (1990), Krauthausen y Sarmiento (1991), Orjuela (1990), Sarmiento (1990), Thoumi (1987) y(1994), Tokatlian (1990) y Whynes (1992). 

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    mayores. Este valor agregado se puede considerar como un pagoal riesgo, y no está relacionadocon los costos de los factores de

     producción colombianosutilizados. Por consiguiente, enel momento de la exportación, elexportador colombiano tienenecesidad de traer al paíssolamente una proporción

     pequeña de sus ingresos. Elresto puede ser lavado einvertido en cualquier otro lugar.Como ocurre con cualquier buencapitalista, los narcotraficantesresponden muy ágilmente a losincentivos del mercado y tiendena llevar su capital a Colombiasólo cuando lo consideranconveniente. Debido a este

    comportamiento, no hay nin-guna correlación entre los flujosde capital, difíciles de explicaren la balanza de pagos, y lasestimaciones de los ingresos dela industria de drogas ilegales.

    Todas las estimaciones deltamaño de la industria ilegalcolombiana tienen sesgos im-

     portantes debido a varias causas,entre las que sobresalen:

     primero, la inexistencia de in-

    formación sobre los costos detransporte y contrabando através del Caribe y Centroa-mérica y la proporción de estoscostos que no es recibida porcolombianos7. Segundo, la faltade información sobre el gradoen que los colombianos estáninvolucrados en el contrabandoa Europa, Japón, el Cono Sur yotros mercados emergentes.Tercero, las estimacionesdisponibles no incluyen ingresos

     por marihuana, opio o heroína.Cuarto, las estimacionestampoco inclu-

    yen el ingreso de traficantescolombianos dentro de los Es-tados Unidos y Europa. Esteingreso no es parte del PIB co-lombiano, pero no hay duda deque una porción indeterminadade éste tiene efectos sobreColombia puesto que susdueños invierten en Colombia.

    En conjunto, es muy probableque estos sesgos subestimen eltamaño de la industria de drogasilegales que es relevante para el

     país. Dado que el ingresogenerado por las exportacionesde Opio y heroína, y por elmercado fuera de Colombia, es"grande", la subestimación deltamaño de la industria relevante

     puede ser bastante significativa.

    Los efectos económicos de laindustria ilegal han sido im-

     portantes en varias ciudades del país, como Barranquilla, dondemuchos de los exportadores demarihuana estaban localizados afinales de los años setenta. Ycomo Medellín, donde una

     proporción importante de losexportadores de cocaínaresidieron durante los añosochenta. Estas ciudades

    experimentaron los síntomas dela "enfermedad holandesa"durante las bonanzas demarihuana y cocaína. Efectossemejantes han ocurrido en laszonas productoras de coca,donde bonanzas y depresioneshan seguido los vaivenes de los

     precios de la coca (Mola-no,1987).

    A nivel nacional no ha habidoevidencia de "enfermedad

    holandesa", especialmente de- bido a que, como se anotó an-teriormente, la mayor parte de

    los flujos de narcocapital queentran al país responden de lacoyuntura macroeconómica y nodel valor de las exportacionesilegales.

    Independientemente de cuál seael volumen de divisas que entre

    al país en un momento dado, elefecto que la industria ilegal hatenido sobre la economíacolombiana ha sido bastantegrande. Por ejemplo, de acuerdocon las cuentas nacionales, laformación de capital bruto delsector privado durante los añosochenta fue en promedio de US$2.800 millones por año, unasuma que resalta la capacidad dela industria de drogas ilegales

     para cambiar la estructura de poder del país, aun si se aceptauno de los estimados más bajosdel tamaño de la industria ilegal.

    Mientras se puede argumentarque la industria ilegal ha

     penetrado muchas industriaslegales, no se puede afirmar queha contribuido a mejorar elcomportamiento de la economíacolombiana. De hecho, a pesardel buen manejo

    macroeconómico, la tasa decrecimiento del PIB durante laépoca poscocaína (a partir definales de los años setenta) hasido en promedio un poco ma-yor al 3%, cifra que no se com-

     para con el promedio del 5.5%anual visible durante los treintaaños anteriores. Esta dismi-nución no puede ser explicada

     por la crisis de la deuda externa,que Colombia evitó, o por una

    caída en los términos deintercambio, u otros problemasrelacionados con el entornoexterno.

    7 Por ejemplo, la DEA estima que los costos pueden llegar hasta el 50% del envío pagado en especie en el caso en que loscolombianos pagan a grupos traficantes mexicanos por entrar la cocaína de contrabando a los Estados Unidos. 

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    La mayoría de los economistascolombianos que han estudiadoeste fenómeno concluyen que,finalmente, la industria ilegal hatenido un efecto negativo sobreel comportamiento de laeconomía colombiana (Urrutia,1990, Sarmiento, 1990, Thoumi,1994). En particular, la industriailegal ha actuado como uncatalizador que aceleró un

     proceso de "deslegitimización"del régimen contribuyendo alestancamiento económico. Este

     proceso ha producido unadisminución muy notable en laconfianza para negociar, lo queaumenta los costos de transac-ción; ha contribuido a aumentos

    en la violencia e impunidad quehan inducido la fuga de capital"limpio" y han aumentado loscostos privados de la seguridad;ha promovido expectativas degrandes utilidades rápidas quehan resultado en inversionesaltamente especulativas yaumentos en el número dequiebras, desfalcos, etcétera.

    La mayoría de los economistastambién concurren en que laeconomía colombiana puedecomportarse bastante bien sin laindustria de drogas ilegales(Sarmiento, 1990, Thoumi,1994). Si esta industria de-sapareciera, el peor escenariosería una recesión relativamentesuave de unos dos años, lo quemuchos consideran un preciorelativamente bajo comparadocon los beneficios que a largo

     plazo pudieran resultar.

    El grupo de exportadores

    ilegales de Medellín invirtió bastante en finca raíz rural en elvalle del Magdalena Medio, unazona de reciente colonizacióndonde los derechos de propiedadaún son bastante débiles ydudosos, y en la que

    había una fuerte presenciaguerrillera. Los inversionistasasociados a las drogas promo-vieron el establecimiento degrupos paramilitares de "au-todefensa" que combatieron a lasguerrillas y atacaron a lossimpatizantes de una sociedadmás equitativa. De hecho, estasinversiones han producido unacontrarreforma agraria.

    Otros sindicatos de exportadoreshan tenido comportamientos quereflejan perfiles más bajos,invirtiendo de manera más difícilde percibir en la industria,servicios, finca raíz urbana y otrasactividades económicas. Mientrasexiste alguna evidencia respecto a

    las inversiones de los grupos ex- portadores de droga, se sabemucho menos con relación a lasinversiones de aquellos que hanobtenido sustanciales gananciasen los negocios de precursoresquímicos, y lavado de divisas ycapitales, y de quienes han

     prestado diversos servicios a laindustria ilegal, tales comomiembros de la policía, ejército ysistema judicial que venden

     protección; químicos que refinancocaína y heroína;contrabandistas que lavan divisas;

     pequeños vendedores que hanhecho fortuna en los EstadosUnidos, etc. Se debe recalcar queuna proporción significativa delingreso generado por la industriailegal no es fácilmente

     perceptible, y por consiguiente se puede lavar de manerarelativamente fácil, especialmenteen un país en donde ensuciar ylavar dinero son comportamientosampliamente generalizados.

    La sociedad colombiana ha sidoambivalente hacia la industria dedrogas ilegales. El entorno en queopera la industria se caracteriza

     por una amplia deslegitimizacióndel ré-

    gimen (una gran brecha entre loscomportamientos de jure y defacto), y una violación gene-ralizada de leyes y regulacionesde carácter económico; unindividualismo extremo y faltade solidaridad humana; y una

    ética de la desigualdadacendrada que promueve el

     beneficio personal sin parar encostos a terceros (Thoumi,1994). En este entorno es muydifícil, si no imposible, demo-nizar una actividad económica

     particular, mientras otras acti-vidades que violan ampliamentelas leyes son toleradassocialmente.

    El Gobierno colombiano ha

    obtenido amplio apoyo social para sus políticas antidrogassolamente cuando los empre-sarios de la industria ilegal hanutilizado tácticas terroristascontra figuras políticas y socia-les importantes. Sólo en estasocasiones ha sido percibida co-mo una amenaza a la sociedad.Por consiguiente, el Gobiernoestá restringido en sus activi-dades antidrogas, no por unafalta de voluntad política, que

     bien puede no tener, sino demanera más importante por suincapacidad de ejecutar políticasque no tienen apoyo popular.

    Perú

    Perú es el mayor productor decoca en el mundo. El modelo dela industria ilegal prevalecienteen el imaginario popular

     peruano es el de un país productor de coca y procesadorde pasta, base y cocaína, que sevende en el Perú a traficantesextranjeros quienes las exportan.Todas las estimaciones deltamaño de la industria ilegal

     peruana suponen que los peruanos reciben solamente el precio FOB de exportación, yque ellos no están invo-

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    lucrados en el mercadeo inter-nacional (Álvarez, 1992).

    Los estudios más serios estimanel área cultivada con coca en elPerú en unas 200.000 hectáreas,un área aproximadamente 4veces mayor que la estimada

     para Bolivia y 3 mayor que lasúltimas estimaciones efectuadasen Colombia (Álvarez, 1993).Las estimaciones de lasexportaciones varíansustancialmente dependiendo delos supuestos acerca de losrendimientos de coca, los fac-tores de conversión de coca a

     pasta, base y cocaína, y la pro- porción de la producción que seexporta en cada forma. Estasestimaciones varían en un

    amplio rango, desde US $400millones a US $2.100 millones.Sin embargo, las estimacionesmás rigurosas (como las delBanco Mundial), tienden a estarmucho más cerca de la primeracifra que de la segunda.Dependiendo del año y del es-timado, las exportaciones de laindustria de coca y cocaína hanrepresentado entre 15% y 75%de las exportaciones oficialestotales. De manera semejante lasestimaciones del valor agregadode la industria han representadoentre 3% y 11% del PIB(Álvarez, 1993).

    Las estimaciones del empleogenerado por la industria varíanentre el 2% y el 10% de la

     población económicamenteactiva (PEA), y entre el 4% y el28% de la PEA rural. Estas es-timaciones varían por diversasrazones, entre las que resaltan

    los diversos supuestos sobre eluso e intensidad del trabajo fa-miliar usado en los plantíos decoca.

    La literatura sobre la industriade drogas ilegales en el Perú seconcentra principalmente enaspectos rurales. La ma-

    yoría de los estudios estiman eltamaño de los cultivos y susrendimientos. Otros estudiosevalúan los programas de de-sarrollo alternativo. Sin em-

     bargo, hay una gran escasez deanálisis sobre los efectos eco-nómicos de la industria sobredicho país.

    Los estudios reconocen que laindustria contribuye de manerasignificativa a la generación deempleo en las zonas selváticasde reciente colonización, y quela oportunidad de cultivar cocadesvió una proporción de laemigración serrana que de otraforma hubiera ido a Lima. Las

     pocas estimaciones de losefectos macroeconómicos de la

    industria ilegal sugieren queéstos no son muy grandes. Laeconomía peruana es bastantediversificada, y una industriaque genera alrededor de US$1.000 de valor agregado esgrande, pero no dominante. Sinembargo, como desde mediadosde los años sesenta hasta 1990 elPerú ha padecido frecuentesepisodios de mal manejomacroeconómico, de políticasdesestabilizadoras, y algunos

     períodos de hiperinflación ydepresión económica, no hayduda de que la industria ilegalha desempeñado un papelestabilizador importante, aunquesus efectos totales no seconozcan con certeza.

    En el Perú hay varios factoresque han desestimulado elestudio más profundo de la in-dustria de drogas ilegales. Pri-mero, la gran población costeña

    siempre ha dado la espalda a lasierra y la selva. La industria dedrogas ha sido algo que se ha

     percibido como si tuviera lugaren otro país, y que no tienemucha relevancia para lasociedad en general. Segundo,el amplio intervencionismo de

    Estado generó muchas rentasque fueron explotadas por lasélites costeñas y proporcionaronalternativas al "sucio" negociode las drogas, por lo que la élitelimeña ha estado relativamente

     poco "contaminada". Tercero, elcultivo no-tradicional de coca hatenido lugar en zonas de recientecolonización, las que han tenidofuerte influencia de SenderoLuminoso y del MRTA, dosgrupos guerrilleros fuertes. Porestas razones, las fuerzasmilitares han sido la instituciónestatal de mayor presencia enesas zonas. El resultado ha sidoque tanto Sendero Luminoso, elMRTA como grupos dentro delas fuerzas armadas se han in-

    volucrado en el tráfico ilícito, loque hace peligroso su estudio.Finalmente, la tradiciónautoritaria peruana ha hecho queel estudio de la industria ilegalno sea atractivo para lacomunidad académica.

    La industria ilegal peruana se hadiversificado recientemente,

     produciendo amapola, opio yheroína. Sin embargo, se sabe

     poco sobre estos desarrollos.También hay informes sobrenuevos plantíos de coca enzonas donde antes no secultivaba la planta como en elApurimac, aunque no se tieneidea sobre su área y rendi-miento.

    El efecto de la industria ilegalsobre el Perú depende sig-nificativamente del grado en quelos peruanos participen en elcontrabando y mercadeo externode la droga. Por ejemplo, si los

     peruanos refinan y exportan porsu cuenta el 15% de la cosechade coca, el ingreso que estaactividad generaría sería igual altotal obtenido por la actividadrelacionada con la coca en elsector rural. Hay frecuentesinformes en la

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     prensa que afirman de la exis-tencia de 50 "familias" que hanorganizado la recolección y

     procesamiento de coca, paravender a los extranjeros. Se creetambién que estas familias sonrelativamente pobres com-

     paradas con los "carteles" co-lombianos. Por ejemplo, cuando"Vaticano", supuestamente elmayor traficante peruano, fuecapturado el año pasado, suriqueza visible no era im-

     presionante. A pesar de estosdesarrollos relativamente re-cientes, la creencia popular pintaal Perú como el mayor productorde coca y como productor de

     pasta que se vende a extranjeros

    exportadores, principalmentecolombianos, y no percibe a laindustria ilegal como unaamenaza al statu quo. 

    Resumiendo, la industria de cocay cocaína en el Perú es unempleador importante en elsector rural, es una generadorasustancial de divisas, las cualeshan sido muy importantesdurante los episodios de malmanejo macroeconómico, perono se percibe como una industria

    demasiado grande que amenacelas estructuras de los podereseconómico y político. Porconsiguiente, los peruanos no

     perciben grandes costos socialesasociados a la industria.Además, como se reconoce queha habido lazos entre la industriailegal y Sendero Luminoso, elMRTA y los militares, la mayor

     parte de la sociedad no quiereverse desvinculada del tema. Un

     posible efecto de esta situaciónes que la industria de drogasilegales penetre la sociedad ygane fuerza sin que la sociedadla perciba como una amenaza,hasta que ya haya alterado lasestructuras de poder. 

    Implicaciones de política 

    Al estudiar los efectos de lasindustrias ilegales en los tres

     países andinos se encuentra queen todos ellos hay grupos fuertesque obstaculizan la formulación

    y ejecución de políticasantidrogas. La fuerza de estosgrupos radica en su grandisponibilidad de recursos. A

     pesar de esta semejanza, los in-tereses de los tres países conrelación a la industria de drogasilegales son muy diferentesdebido a los efectos económicos

     producidos en cada uno de ellos.Primero, la economía bolivianaestá en una relación de

    dependencia de la industria dedrogas ilegales, la que de-sempeña un papel clave en laeconomía del país como gene-radora importante de empleo,divisas e ingreso; en el pasadofacilitó el ajuste macroeconó-mico después de la crisis de ladécada pasada. Colombia tieneuna economía relativamentediversificada y grande, con unmanejo macroeconómico muy

    estable. Hasta hace un par deaños la industria ilegal nogeneraba empleo suficiente paraque su eliminación pudiera crearun problema social. La industriaes importante desde el punto devista macroeconómico pues esuna fuente importante de divisasy de ahorro que son invertidosen el país. Sin embargo, la in-dustria también ha desplazadootras fuentes de ahorro y divisasy podría ser suplantada sinmucha dificultad. En el Perú laindustria de drogas ilegales notiene la importanciamacroeconómica que posee enBolivia pero sí contribuyó sus-tancialmente a superar la crisismacroeconómica que experi-mentó el país en la década pa-sada. 

    Segundo, Bolivia y Perú no han padecido efectos negativos muyfuertes asociados a la industria,lo cual sí ha sido el caso deColombia. Además, en Bolivialos intelectuales han justificadola producción ilegal, y lasorganizaciones de productoresde coca son políticamente muyfuertes. En el Perú la élite no seve amenazada por la industriailegal, y su lo-calización lejos deLima, y la participación de lasorganizaciones guerrilleras y

     parte de las fuerzas armadas enella hace que la sociedad seamuy reticente a atacarla. EnColombia la violencia generada

     por la industria y su penetración

    en la estructura social ha sidoaparentemente mayor (no esclaro que en los otros dos países,especialmente en Bolivia, estono hubiera ocurrido, aunque nosea percibido así). No hay dudade que en Colombia, como enlos otros dos países, hay gruposque han recibido grandes

     beneficios de la industria ilegal, pero en Colombia es más claroque otros han sido muyafectados por ella. 

    Los diversos efectos de la in-dustria ilegal y la distribución desus costos y beneficios creanuna paradoja interesante: a pesarde que los ingresos generados

     por la industria están altamenteconcentrados, los efectosnegativos de la misma parecenestarlo aún más. Así, el país quemás ingreso obtiene es el quemás interés tendría en ladesaparición de la industria,mientras que los dos países quetienen pocos ingresos no

     perciben mayores costos, por loque perderían con ladesaparición de la industria. Esta

     pérdida no sería muy grave en elPerú, pero en Bolivia podríallevar a una crisis social yeconómica. 

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    Las diferencias de los efectos dela industria ilegal entre los

     países andinos hace que sea muydifícil para ellos negociarconjuntamente en los foros in-ternacionales y bilaterales, es-

     pecialmente con los EstadosUnidos. Sin embargo, los re-cientes cambios en la estructurade la industria han empezado adesvanecer las diferencias entrelos tres países andinos, aunque

     partes importantes de estassociedades aún no lo percibanasí. El desarrollo de mercadosfuera de Norteamérica y laintegración vertical de la in-dustria en los tres países estánhaciendo que Bolivia y Perú se"colombianicen" y viceversa(que Colombia se dedique a la

     producción). El empleo en la producción de coca ya empiezaa ser importante en Colombiadonde las organizacionesguerrilleras han organizado a loscampesinos de manera se-mejante a la de los bolivianos.La integración vertical en Boli-via y Perú ha facilitado el desa-rrollo de las exportaciones decocaína a nuevos mercadosdesde esos países, y aunque

    haya colombianos involucradosen esos negocios, el número denacionales que participan enesas operaciones no puede sinocrecer. Lo que queda por versees si estas tendencias hacia unaconvergencia de interesesfacilitarían la formulación yejecución de las políticas hacialas drogas ilegales en la región.

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