EDUCACIÓN, CONTROL Y PODER

Siento una irremisible fascinación por la intrincada relación surgida entre poder,

control y conocimiento. No en vano, en mis anteriores estudios −Comunicación

Audiovisual−, analicé en un trabajo las relaciones de poder derivadas de la

mirada panóptica como medio para ejercer control sobre las personas.

En esta ocasión, y teniendo en cuenta el leit motive de esta asignatura −Política

y Legislación educativa−, reflexionaré sobre la influencia que ejerce el poder

hegemónico−estatal, global, económico…− sobre las políticas educativas,

y cómo, intenta controlar la educación. Finalmente, argumentaré de qué

manera es posible superar, en cierto grado, el dominio de la élite en pos de

una política educativa más equitativa, democrática, crítica, transformadora…

en definitiva, más humana..

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Poder Político y currículum educativo

Resultaría una osadía por mi parte

asegurar que vivimos en una sociedad

donde todos los aspectos de nuestra

vida son controlados y direccionados

de forma definitiva por aquellos que

ostentan el poder estatal y económico.

Me cuesta imaginar a las personas

actuando de la manera en que lo hizo

Rubachof en El cero y el infinito (Koestler,

2010), en la que el protagonista acaba

aniquilando su propio YO en pro de la

hegemonía estalinista.

De la misma forma, sería

un absurdo afirmar que contamos

con la libertad absoluta en nuestras

decisiones, y que nada ni nadie nos

encauza. A fin de cuentas, y citando

a Geetz (2003), no hay ser humano

sin cultura, ni cultura sin ser humano.

A saber, el contexto socio-cultural

en el que nos circunscribimos define

parte de nuestro YO y de nuestros

pensamientos. Nos facilita un tipo

de lente o mirada que nos ayuda a

interpretar la realidad que nos rodea.

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Es más, el propio lenguaje, en

intersubjetividad con los demás,

construye nuestros discernimientos,

encauza nuestros juicios y nos permite

acotar la interpretación de la realidad.

No es baladí el hecho de que nuestro

nuevo gobierno insista en utilizar

eufemismos a fin de intentar “suavizar”

el alcance de ciertos términos: empleo

precario minijob; recesión tasa

negativa de crecimiento económico

(Escolar, 2011)…

Ya lo decía el propio Syme en la

novela 1984 (Orwell, 2003, págs. 59-

60), el uso de determinado lenguaje

construye en gran medida nuestra

cosmovisión:

« ¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto, ¿cómo puede haber crimental si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre?

(…)

En realidad, no habrá pensamiento en el sentido que ahora lo entendemos. La ortodoxia significa no pensar, no necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la inconsciencia.»

Es probable que la pregunta que

se está haciendo ahora mismo el lector

sea: y todo esto, ¿a colación de qué?

Querámoslo o no, los movimientos

políticos tienen tanto el poder como

el conocimiento para plasmar su

ideología en el currículum escolar, que

«son las fuerzas motrices que impulsan

Fuente: : ©2010-2012 *robbiedraws

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la escuela» (Apple, 2001b). Dicho

sea de otro modo, quienes ostentan

una posición elevada en la pirámide

del poder, son los que dominan

las relaciones de poder-saber «que

determinan las formas, así como también

los dominios posibles del conocimiento»

(Focault, 2005). Por tanto, es desde la

política-dominio (Fullat, 1993) donde

se construye el discurso hegemónico

que luego se traducirá en leyes,

decretos… mediante la política-

acción. Por último, se llevará a la praxis

a través del engranaje burocrático

del estado en la fase de la política-

estructura-rol.

Tanto Apple (2001a y 2001b),

Foucault (1980) y Chomsky (2007)

coinciden en que al poder no le interesa

que la ciudadanía conozca, porque

nos guste o no, en esta sociedad de la

información el saber significa poder.

Es más, el conocimiento es fuente de

riqueza y la vía para conseguir inversión

y dinero (Castells, 2006b).

Para llevar a cabo este control

del conocimiento los gobiernos

establecen diferentes medidas para

controlar eficaz y eficientemente el

conocimiento público: currículums

nacionales, pruebas nacionales… Esta

vigilancia del saber académico, como

bien apunta Foucault (1980), implica

indirectamente una conformidad

política en tanto que se pide conocer

una serie de cuestiones, obviando

otras: «existe una criba, un filtro, algo

que está ahí presente y que tiene que

ver con esta reproducción social: lo que

llamamos “currículum”, que algunos

consideran como el conocimiento oficial,

legítimo, pero que, sencillamente, ignora

otros conocimientos» (Apple, 2001b).

la hegemonía de la incertidumbre: sociedad-líquida

De todas formas, conviene no

obviar que vivimos en una sociedad-

red, que denomina Castells (2006a,

2006b y 2007), en un mundo dominado

por las tecnologías informacionales

y telemáticas y bajo el influjo de un

mercado global. Los Estado-nación,

muy a su pesar, están perdiendo su

papel hegemónico. La capacidad de

acción de los países se ve mermada

por la globalización: económica, de

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información, protestas, terrorismo…

Bajo el dominio del mercado mundial,

los Estados-nación poco pueden

decir ante el poder que ejercen

empresas transacionales y agencias

de calificación –como Fitch Group;

Moody's; Standard & Poor's…-.

No obstante, no se puede afirmar

tajantemente que los procesos de

globalización son perjudiciales,

puesto que conllevaría a eludir unas

mejoras incuestionables en el Estado

del Bienestar, como son los tratados

internacionales o la creación de los

Derechos Humanos. Además del

hecho de que gracias precisamente

a la globalización y a Internet se han

podido fraguar movimientos críticos

y transformadores como el 15-M o la

Primavera Árabe.

De todas formas, es importante

no perder de vista el hecho de que

nos movemos bajo una doctrina del

shock, que denomina Naomi Klein

(Winterbottom & Whitecross, 2011);

en una modernidad voluble, flexible,

incierta… Y en estos tiempos líquidos

(Bauman, 2010) es donde el concepto

(Bauman Z. , 2007) de “ciudadanía” se

ha vaciado, «se han desmantelado las

instituciones manejadas o respaldadas

por el Estado y que permitían seguir

creyendo en ella», además del hecho

de que los gobernantes marginan a la

Fuente: cuadro de Salvador Dalí

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ciudadanía de las grandes decisiones

políticas argumentando «que éstas

son muy “complicadas” y deben ser

tomadas por “expertos” tecnócratas»

(Morin, 1999). Los argumentos que

esgrimen tanto Bauman como Morin

van en sintonía con los de Foucault

(1980), que argumenta que las luchas

por el poder no están bajo el dominio

público, precisamente, porque no

deben conocerse.

En realidad, basta recordar lo

acontecido estos últimos meses en

España para hacernos una idea de lo

que acabo de explicar: recortes de

6400 millones de euros en educación

(Aunión, 2012a) a nivel estatal y de 20

millones de euros en Euskadi (UGT y

FETE Enseñanza, 2012). Sin contar lo

pernicioso de las políticas educativas

neoliberales y neoconservadoras

del gobierno del PP en las escuelas

públicas (Real Decreto-ley 14/2012, de

20 de abril, 2012):

� Masificación de aulas: se

incrementa un 20% el ratio de

alumnos).

� Incremento de las horas lectivas

de los docentes.

� Encarecimiento de las matrículas

universitarias

� …

Huelga decir que este tipo de

medidas actúan en detrimento de la

clase trabajadora. Las escuelas, afirma

Chomsky (2007), han sido diseñadas

para apoyar los intereses de la

hegemonía dominante: los más ricos

y poderosos, opinión que también

comparte Apple (2001a y 2001b) y

Freire (Freire, 1995).

Otro ejemplo que ilustra esta

cuestión es el cambio que se va a

realizar en la asignatura Educación

para la ciudadanía aprobada por el

anterior gobierno del PSOE. En la nueva

asignatura aprobada por el Ministro de

Cultura, J. I. Wert (2012b), Educación

Cívica y Constitucional en las que:

� Supresión de las referencias a la

división social y sexual del trabajo

y de los prejuicios sociales racistas,

xenófobos, antisemitas, sexistas y

homófobos.

� Hincapié en la libertad de

mercado y los derechos de

propiedad intelectual

� Supresión las referencias a riqueza

y pobreza y discriminaciones por

desigualdad social…

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Es decir, educación y política

están intrínsecamente unidos, de

hecho, «la educación es política

porque son los movimientos sociales

los que transforman la educación, y no

los enseñantes y educadores a título

individual» (Apple, 2001b).

De todas maneras, aunque «la

meta social y democrática de expandir

la igualdad de oportunidades (…) ha

perdido mucho de su potencia política

y de su aptitud para movilizar a las

personas» (Apple, 2001), quizás debido

a mi inocencia idealista, quizás porque

ejercito el pensamiento utópico donde

imagino mundos posibles y mejores…

imagino que SÍ que hay alternativa.

No hay que olvidar que «las élites

dominantes son eficientes (…) en la

medida en que desarrollan una acción

que estimula la pasividad» (Freire,

1995). Por lo tanto, no deberíamos

dejarnos llevar por el status quo de

lo social y económico. Romper con

lo preestablecido implica, por tanto,

creer que hay alternativas posibles,

que hay más realidades detrás de la

dictadura de lo hegemónico. Pero para

construir mundos posibles, primero

hay que ejercitar la conciencia crítica,

analizando minuciosamente aquello

que nos oprime.

Fuente: `BenHeine, 2010-2012©

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