Educación

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EDUCACIÓN: LA CRIANZA PARA UN FUTURO MEJOR ¿Quiénes son responsables de la crianza, formación y educación de los menores? La crianza es el inicio, la base y parte importante de la educación de una persona, de su formación, de su futuro y junto con él la crianza se vuelve también el futuro (y presente) de la sociedad. Imagino que todos estamos de acuerdo en que la educación comienza en casa y muchas de las instrucciones y directrices que se dan en casa parten de lo aprendido por los padres y por otro lado lo que nos enseña el resto del mundo que nos rodea (La sociedad). Creo que en la actualidad no se le está dando la debida importancia a esta base de nuestro futuro que es la crianza. La crianza no es solo tarea de los padres; de forma indirecta y directa en otros casos la crianza y formación de nuestros menores es una cuestión de todos: Indirecta: Los padres necesitan apoyo, instrucción, guía, soporte, consejo, respuestas. Directa: Las instituciones educativas, policiales, legales, judiciales (entre otros), deben tener su rol y su responsabilidad en su parte en la formación de nuestro futuro (la crianza); así como las empresas, establecimientos y demás. ¿Qué es Crianza Natural? La idea de Crianza Natural viene del inglés "Attachment parenting". Es un término acuñado por el Dr. William Sears (www.askdrsears.com) que describe una manera de relacionarse entre un padre o madre y su hijo o hija. La relación o tal vez deberíamos llamar, interrelación, entre los dos hace que, como dijo D.N. Winnicot , un niño no existe como ente autónomo, sino como un conjunto del cual forma parte : él y su madre o cuidadora. El sentimiento de unión con el bebé es tan fuerte que la madre se siente incompleta si no está con el bebé, es decir, que deja de ser un individuo autónomo para formar parte de este conjunto. Estar en armonía con su bebé es uno de los sentimientos más plenos que un padre

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EDUCACIÓN: LA CRIANZA PARA UN FUTURO MEJOR

¿Quiénes son responsables de la crianza, formación y educación de los menores?

La crianza es el inicio, la base y parte importante de la educación de una persona, de su formación, de su futuro y junto con él la crianza se vuelve también el futuro (y presente) de la sociedad.

Imagino que todos estamos de acuerdo en que la educación comienza en casa y muchas de las instrucciones y directrices que se dan en casa parten de lo aprendido por los padres y por otro lado lo que nos enseña el resto del mundo que nos rodea (La sociedad).

Creo que en la actualidad no se le está dando la debida importancia a esta base de nuestro futuro que es la crianza.

La crianza no es solo tarea de los padres; de forma indirecta y directa en otros casos la crianza y formación de nuestros menores es una cuestión de todos:

Indirecta: Los padres necesitan apoyo, instrucción, guía, soporte, consejo, respuestas. Directa: Las instituciones educativas, policiales, legales, judiciales (entre otros), deben tener su rol y

su responsabilidad en su parte en la formación de nuestro futuro (la crianza); así como las empresas, establecimientos y demás.

¿Qué es Crianza Natural?

La idea de Crianza Natural viene del inglés "Attachment parenting". Es un término acuñado por el Dr. William Sears (www.askdrsears.com) que describe una manera de relacionarse entre un padre o madre y su hijo o hija. La relación o tal vez deberíamos llamar, interrelación, entre los dos hace que, como dijo D.N. Winnicot , un niño no existe como ente autónomo, sino como un conjunto del cual forma parte : él y su madre o cuidadora. El sentimiento de unión con el bebé es tan fuerte que la madre se siente incompleta si no está con el bebé, es decir, que deja de ser un individuo autónomo para formar parte de este conjunto. Estar en armonía con su bebé es uno de los sentimientos más plenos que un padre nunca puede imaginar.

La explicación que vamos a dar es un compendio de ideas expresadas por el propio Dr Sears y por otros escritores. Es básicamente una filosofía de trato con nuestros hijos. No siempre se siguen todos los conceptos y técnicas, sino que cada familia sabe adaptarlos a su vida diaria según lo necesita.

La crianza natural es la educación respetuosa y empática que fomenta los cimientos para una confianza y comunicación entre los padres e hijos. Algunos de los fundamentos de CN son llevar al crio en brazos, amamantar a demanda, destetar al ritmo que quiera la niña, la cama familiar y la mutua empatía. Estas acciones permiten satisfacer las necesidades que todos los niños tienen de contacto físico, nutrición y cariño. Cuando el bebé da una señal, como una expresión facial o un gesto, significando una necesidad, la

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madre, como conoce estas pistas, responde incluso antes de que llore, conociéndose más cada día.

La crianza natural promueve la educación instintiva en beneficio de la niña. El contacto inicial, casi constante, hace de esta relación la base de la confianza de los padres en sus decisiones. La marca diferenciadora de la crianza natural es la profunda dedicación y compromiso de los padres respecto a sus hijos. El esfuerzo en crear una confianza y respeto mutuo entre los críos y sus padres es fundamental. La proximidad de los padres con sus hijos hace que aquello que ellos necesiten sea satisfecho tan pronto y plenamente como sea posible o deseable. Es muy importante que los niños se sientan a gusto con ellos mismos y su mundo.

Con CN también hay un equilibrio entre las necesidades de los padres e hijos, entre el dar y tomar, lo que el adulto desea y lo que debe dejar de lado, al menos los primeros años. Hay un amplio espectro entre las necesidades del bebé y los deseos de la vida de “padres sin hijos”. La decisión de dónde se sitúa la posición de los padres es muy personal. CN tiende hacia satisfacer las necesidades de los hijos primero, dependiendo de la edad, con un respeto hacia todos los miembros de la familia. Al fin y al cabo, la infancia es muy corta y con CN muchos sacrificios dejan de serlo para convertirse en hechos entrañables.

Los padres que practican CN creen que los niños no lloran para manipularles, sino para comunicar una necesidad física o emocional. Por eso no les dejan llorar sino que intentan confortarles y hacerles felices. Los padres confían que sus propios hijos sigan su propio ritmo de crecimiento. La estabilidad emocional, y la independencia de pensamiento y acción son posibles ya que sus necesidades han sido cubiertas en todo momento.

La mayoría de padres que siguen CN creen que es normal ayudar a que sus hijos se duerman. Compartir el sueño con sus hijos no es una carga sino algo precioso. Dormir en la misma cama o con la cuna al estilo “sidecar”, o sea, con uno de los lados quitados y atada a la estructura de la cama, hace que las noches sean mucho más agradables que durmiendo en habitaciones separadas. Colecho o la cama familiar es una tradición muy estudiada y discutida que muchos padres practican, por comodidad o por su facilidad, sobre todo en los padres que trabajan.

Cuando el nacimiento es lo más natural posible, la conexión con el bebé es más fácil. Cuando los padres están tranquilos, en casa, o en un centro de nacimiento, o con ayuda de una doula. Cuanto menos intervencionista sea el parto, mayor facilidad de conexión habrá con el bebé desde el primer momento. Tener a la criatura en la misma habitación de la madre en todo momento permite que se establezca la unión madre-hija más fácilmente.

Alimentar a demanda y amamantar exclusivamente, retrasando la introducción de cualquier alimento a parte de la leche materna hasta que el niño esté listo, es otra de las prácticas comunes. La asociación española de pediatría recomienda la alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de la vida del niño y continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias adecuadas hasta los 2 años de edad o más. Lo habitual en padres que siguen CN es dejar que los niños tomen pecho durante el tiempo que ellos quieran, destetándose a su propio ritmo, lo cual puede llevar hasta los 6 años de edad. La edad natural de destete para los humanos, según investigaciones antropológicas, se sitúa entre los 2,5 y los 6 años.

Estar atentos a los signos que indican los bebés es mucho más fácil si estos son transportados en bandoleras, en mochilas o en brazos. La calidad de la atención se consigue priorizando el tiempo dedicado a su cuidado, estando en casa, trabajando desde casa o adecuando un sistema de trabajo que permita estar al máximo con los niños. Padres solteros, o familias donde ambos padres trabajen también pueden seguir CN. Incluso es más importante en esos casos. Llevando los niños consigo a cualquier lugar y en

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cualquier momento, evitando separaciones.

Empezando por el contacto a flor de piel, caricias, cantar, hablar y más tarde escuchar y leerles (la academia americana de pediatría recomienda hacerlo diariamente desde los 6 meses) crea oportunidades de afecto. Jugar y hacer cualquier cosa que dé alegría a la relación y un sentido de proximidad, prolonga y profundiza la relación entre un padre y un hijo a través de la atención individual.

A medida que los niños crecen, la relación entre ellos y sus padres también. La disciplina en una familia con CN se ve en el contexto de una relación basada en la confianza y el respeto. Los padres tratan a sus hijos como ellos mismos quisieran ser tratados, y esta reprocidad de respeto, así como el modelo (enseñar por el ejemplo no por las palabras), idealmente hace que los niños quieran comportarse como sus padres quisieran. La disciplina se basa en la guía amorosa, poner límites y enfatizar el comportamiento adecuado, en lugar de enfocar energías en comportamientos negativos o inapropiados. Cualquier agresión física o verbal es completamente evitada.

En un entorno donde la niña pueda explorar libremente, donde los padres no tienen falsas expectativas en sus hijos, sino basados en su desarrollo individual, permiten el desarrollo de todo su potencial. Muchos padres en todo el mundo educan a sus hijos fuera de la disciplina gubernamental de las escuelas, permitiendo que los niños sigan sus propios instintos y curiosidades.

Lo más importante es que los padres sigan sus propias ideas y se escuchen a sí mismos y a sus hijos. Cada familia es diferente y cada situación personal requiere sus adaptaciones. Dos familias no practican la crianza natural de la misma manera, pero tienen el mismo respeto y confianza en sus hijos.

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El Autoritarismo

1. El autoritarismo es una posición extrema, los padres autoritarios privan de libertad, abusan de su condición de padres, castigan con exceso las faltas leves.

2. Los padres autoritarios no inspiran confianza a sus hijos, mantienen ante ellos una actitud severa e inflexible. Los padres autoritarios exigen una obediencia ciega e intentan implantar en el hogar una disciplina rígida e inamovible.

3. Algunos padres han entendido a la autoridad como el hecho de dar órdenes, de decir “haz esto” “te prohíbo aquello”. Además creen que hay disciplina cuando sus hijos obedecen sin chistar, piensan que si no es así entonces para qué es la autoridad.

La Autoridad:

1. La autoridad es un elemento importante en la organización de la vida familiar, así como también son la disciplina, las normas y las responsabilidades de cada uno de los miembros de la familia.

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2. La autoridad es una función de los padres que les permite orientar la vida de la familia. Mediante el uso de la autoridad los padres establecen un modelo de la conducta que se debe seguir el cual guiará a los hijos acerca de lo que les conviene hacer y lo que es mejor evitar.

3. Para ejercer una autoridad auténtica es indispensable: saber mandar, establecer normas y

enseñarlas a cumplir. Normas para ejercer la Autoridad o Disciplina

1. En el ejercicio de la autoridad es necesario que los padres aprendan primero, a controlarse a si

mismos. Las normas no deben impartirse con brusquedad o irritación.

2. Usualmente los padres acompañan los mandatos o las prohibiciones con insultos, gritos e ironías. Es importante que los padres tengamos presente que los niños también van aprendiendo las normas por imitación, al observar el comportamiento de ellos en la vida diaria. De ahí la importancia de que los padres vigilen su propio comportamiento y les proporcionen a sus hijos un ambiente donde reine el respeto y la armonía.

3. Los padres debemos formular normas en forma positiva y alentadora, respetando siempre la

dignidad del niño o del joven. Las normas deben referirse a acciones exteriores no a las actitudes interiores.

4. Las actitudes no se mandan, se promueven por medio del ejemplo y el estímulo. Los padres deben

saber qué es lo que se espera de él, pero al mismo tiempo las normas así como las prohibiciones deben estar de acuerdo con la edad del niño, no se le puede exigir el mismo comportamiento a un niño de cuatro años que a un muchacho de catorce años.

5. El uso de la autoridad a veces se hace necesario como último recurso que los padres se ayuden de

sanciones o castigos para evitar las conductas negativas o perjudiciales de los hijos. Las sanciones deben ser proporcionales a las faltas cometidas y a la etapa de desarrollo en que se encuentra.

6. Los padres deben aplicar las sanciones manteniendo siempre la calma y el respeto hacia la persona

del niño o del joven, además las sanciones deben ser explicadas, razonadas y comprensibles para la inteligencia del niño o del joven. No es conveniente utilizar las sanciones excesivamente.

7. Son muchos los padres que emplean castigos como único método para lograr a toda costa orden y

disciplina en el hogar. Estos padres solo consiguen que el niño adopte una actitud obediente pero falsa; algo muy importante es que los padres deben conceder participación a los hijos a la hora de establecer normas fijas.

8. A los niños y a los jóvenes hay que escucharlos y dialogar con ellos. Si se quiere crear en los hijos

autodisciplina y no una obediencia ciega, es necesario permitir su participación desde el principio.

9. En conclusión, la autoridad y la disciplina en el hogar deben basarse en el respeto mutuo, y deben darse en un ambiente de diálogo, de confianza y cariño profundo hacia la persona del hijo.

Carmen Escallón GóngoraPediatra

Terapeuta de familiaDocente de la Universidad de Cartagena

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La crianza es el proceso mediante el cual los padres esculpen el cuerpo y el espíritu de los niños. Los primeros años son decisivos para la estructuración de la personalidad, al igual que para el aprendizaje de la configuración de emociones de acuerdo con el contexto.

Confirma este concepto el dramático caso de dos niñas indias, que en 1992, en una aldea bengalí, fueron "rescatadas" de una manada de lobos que las habían "criado" completamente aisladas del contacto humano. Al ser encontradas, tenían 5 y 8 años; no sabían caminar erguidas, no hablaban, comían carne cruda, tenían hábitos nocturnos y facies inexpresiva, rechazaban el contacto con los humanos y preferían la cercanía de perros o lobos. Estaban completamente sanas, no tenían signo alguno de desnutrición o retardo en su desarrollo psicomotor. Al ser separadas de su familia loba, presentaron profunda tristeza, lo que produjo la muerte de la menor de las niñas al poco tiempo.

La niña mayor sobrevivió diez años; en este tiempo pudo cambiar eventualmente los hábitos alimenticios aprendidos con los lobos; aprendió a caminar erguida, aunque ante la prisa y el miedo, caminaba como en cuatro patas. Nunca habló con propiedad. La familia de misioneros que la cuidó y algunas personas que estuvieron cerca, nunca las sintieron verdaderamente humanas.

Este caso y muchos otros en la vida animal demuestran que aunque en su constitución genética, anatomía y fisiología eran humanas, su comportamiento y la nueva expresión de su fisiología era lobuna. Los misioneros trataron de cambiar conductas que eran anormales en humanos, pero completamente normales entre los lobos que las habían "criado".

Cada cual atesora sus recuerdos de infancia y, es en esos recuerdos, en los que el hombre y la mujer adultos deben indagar sobre sí mismos y encontrar las razones de su conducta adulta, violencia, indiferencia, desamor miedos, fortalezas y ternura. Se recuerdan las palizas y los premios, la competencia afectiva, las ilusiones voladas como cometas, los cuentos de los abuelos, los fantasmas y los espantos, las invenciones y visiones, los mundos fantásticos, el sudor de las pesadillas, el miedo al primer día de clases o el encanto de las sorpresas.

Los niños son capaces de ver el mundo con los ojos de sus almas coloreadas, alegres, amorosas, llenas de sueños y esperanzas, llenas de magia; una niña al ver las ramas de un sauce llorón dijo: "mira que largas tiene sus tristezas"; el niño dice al amigo: "¿Por qué mi papá no tiene la nariz larga, si él dice tantas mentiras?

Los adultos, con la edad y las vivencias disarmónicas se vuelven rígidos en su apreciación de la vida, se acaba la magia, las almas se vuelven como deslucidas. Con los años los seres humanos se oxidan y lo único que los salva del rigor de la madurez y de la sequía de la decadencia, es volver a ser niños, o vivir momentos de infancia, inspirados en las reminiscencias infantiles.

La crianza, ese trabajo artístico que la naturaleza confiere a los padres en el reino animal, va más allá de atemorizar y dominar al niño, como han creído muchos padres a lo largo de la historia; es como hacer un excelente plato en la cocina: lo importante no es la receta, sino la presentación, el olor, el sabor y todo el contenido sensorial que encierra, y para hacerlo, se necesitta un estado de ánimo adecuado, deseos de cocinar y mucho amor. De la misma forma, la crianza de un niño debe estar sostenida en el respeto, la ternura, el amor, la consistencia, la sabiduría, la esperanza y la alegría.

La crianza del ser humano constituye la primera historia de amor; en ella se edifica en buena parte la identidad del niño, se construye el ser social y se establece la conciencia de la corporalidad. Cuando el niño crece en una relación con su padre o su madre fundamentada en el respeto, en la confianza, en la aceptación corporal con esa figura matrística —es la figura que le suministra al niño nutrición física, psicológica, moral y social, mediante la aceptación, el respeto y la ternura, independientemente de si es el padre o la madre—, en el respeto por sí mismo y por el otro, cuando adulto vivirá las situaciones de alegría,

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de dolor, de trísteza en forma auténtica y legítima, sin buscar su control y manipulación, por lo tanto, sin miedo.

Es necesario que los padres y maestros de este final de siglo, conozcan la importancia de criar y educar a sus hijos en el respeto, en la democracia, en el amor, dejando atrás el modelo de crianza patriarcal que se fundamenta en la posesión, en la dominación del niño, en su control, mediante el virus del miedo, de la confusión, del desamor, que en los últimos años han dejado una siembra de adultos protagonistas actuales de la violencia con sangre o de la violencia sutil de la desesperanza y la corrupción.

Es necesario precisar la importante tarea que se tiene ante la crianza de un niño, tomando la expresión del biólogo chileno Humberto Maturana, que se ha constituido en hilo conductor en este trabajo de construcción de paz: "El curso de nuestra historia, es el curso que tenga el apredizaje de los niños". Si se educan en el miedo, en la dominación y en dolor, serán padres y adultos violentos, inseguros y temerosos; si se educan en el amor y en el respeto por ellos y por el otro, en la dignidad, en la aceptación, serán adultos responsables y libres, sin necesitar policías permanentes para cumplir su misión en la vida; serán adultos y padres autónomos, con mayor capacidaad de disfrute de la existencia y eso, precisamente, legarán a sus hijos.

Cuando se educa a un niño en la posesión, el control y la condicionalidad, los padres se frustran con mucha frecuencia y la relación con el niño y consigo mismos, se vuelve devastadora, porque es imposible controlar otra conciencia, otra singularidad; sólo el miedo hace que el niño opte por dejarse dominar por los padres. Al educar al niño en la democracia y en el respeto, los padres dejan de hablar de bien y mal, con relación a la conducta del niño, y hablan de conductas pertinentes o impertinentes; no se establece la culpa como elemento controlador del niño; se considera la conducta impertinente como una ceguera temporal que se puede corregir; el error no es malo en sí mismo, es parte del aprendizaje: quién aprende de sus caídas no se ha equivocado.

El amor, entendido como el respeto por el otro y por sí mismo, la aceptación del otro y de sí mismo, como la caricia desinteresada, como el disfrute con el solo acto de dar, sin esperar una respuesta, es el alimento esencial para la nutrición física, espiritual, psicológica y social de un niño.

Cuando un niño carece de amor, origina alteraciones fisiológicas en sus sistemas endocrinológico, neuronal, inmunitario, digestivo, respiratorio, etcétera. Por ejemplo, gérmenes que coexisten normalmente con el niño, se hacen patógenos —capaces de producir enfermedad—, cuando la relación del niño con ellos se altera o se altera la función endocrinológica, es decir, que al alterarse la biología del amor, se altera el resto de la biología. Todos los procesos de los seres humanos se pueden vivir armónicamente desde el amor, incluso las pérdidas. El drama humano tiene origen en la falta de amor.

Hablar de ciranza humanizada, sin contemplar el juego y su significado en la infancia, sería absurdo. El juego es la actividad indispensable para estimular la madurez de las funciones físicas, psicógicas, sociales y moreles del niño; mediante el juego expresa sus pensamiento mágico, analógico, construye mundos, edifica realidades, es capaz de manejar las crisis esperadas en su crecimiento y desarrollo y las crisis inesperadas; un niño puede regresar del funeral de su madre y ponerse a jugar solo con sus juguetes y en ese contexto desarrolla mecanismos que le permiten elaborar más fácilmente el duelo. Gracias al juego, se relaciona con el mundo exterior, con los demás niños, puede trabajar sus temores, sus dudas, el valor de sí mismo, establecer comparaciones, lazos de amistad, y establecer un espacio hipnótico, en el que todo es posible. A propósito de esto, es relevante recordar las palabras del poeta Juan Manuel Roca:

Déjenlos crear tormentas marinascon sólo agita sus blancas manitas

o soñar con pájaros no vistos

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o convocar a la noche en pleno díacon sólo esconderse

en lo profundo de un armario.Déjenlos atrapar una estrella

cuando en la noche clara y plateadadesde alguna ventana de una casa,

con un espejo rotola atraen hacia un jandín de sombras.No los llamen en mitad de sus juegos:

no podrán escucharlos.A esa hora magnifica y secreta,

ellos están en otra parte.

Hay fundamentos que facilitan y orientan a los padres hacia una crianza humanizada:

1. El padre debe saber que la experiencia de la crianza de su hijo es una relación interhumana, en la que intervienen los padres, el niño y los medios familiar y social. Es una oportunidad de crecimiento y logro de sabiduría: los padres como seres humanos sienten cada situación en la vida familiar, como una experiencia nueva, que justifica recursos nuevos.

2. Los padres deben procurar un trabajo personal en su autoestima, su autonomía, su libertad, a lo largo de la crianza de sus hijos; esto les hará ser asertivos, seguros y con mayor capacidad de disfrute.

3. El éxito y disfrute de la crianza de los hijos está relacionado con el éxito o disfrute de otras empresas de su vida, como la experiencia conyugal, la del trabajo, amistad, etcétera.

4. Cada hijo es único; se trata de un ser con singularidad y unos atributos individuales, por lo que la crianza de los hijos no podrá ser en serie. Los padres son tantas veces padres, como tantos hijos tengan.

5. Es necesario conocer al niño y sus características, de acuerdo con su edad y su crisis.

6. El amor y la ternura son ingredientes imprescindibles en la crianza.

7. Los niños aprenden de modelos que les dan los padres y maestros. Otra forma de aprendizaje es por medio del error-ensayo: por ello el error es parte del aprendizaje.

8. Los padres pueden violentar a sus hijos con sangre o en forma sutil o impreceptible; ambas formas son devastadoras y lesivas para el desarrollo integral del niño.

9. El subsistema padres debe separarse del subsistema conyugal y debe preservarse la relación de padres pese a que la relación conyugal se encuentre lesionada o rota.

Los padres deben distinguir la autoridad y el poder; la primera se refiere al respeto mutuo, el segundo, al uso de fuerza física, moral, psicológica o social para doblegar la volutad del niño. Hay en el ejercicio del poder, máscaras de autoridad que son falsa autoridad: la autoridad falsa del miedo, de la culpa, del soborno, de la violencia, del discurso del falso amor. Todos estas formas logran apoderarse de la voluntad del niño para convertirlo en robot humano o máquina de obediencia.

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De lo dicho, se puede concluir que la crianza humanizada es el primer acuerdo de paz, es la esperanza que se tiene para que el próximo siglo los adultos de entonces hablen, actúen y defienda en este momento, porque no hemos ganado la paz, aunque creamos haber ganado muchas guerras.

"El Efecto tarde o temprano surte efecto"Luis Liévano

LECTURAS RECOMENDADAS

Askew S, Ross C. Los chicos no lloran. Barcelona, Paidós, 1991

Maturana H, Verden Zoller V. Amor y juego. 4a. ed. Santiago de Chile, Editorial Instituto de Terapia Cognitiva, 1995.

Restrepo LC. La trampa de la razón. 3a. ed. Santafé de Bogotá, Arango Editores, 1995.

Spitz R. El primer año de vida del niño. Santafé de Bogotá, Fondo de cultura Económica, 1994.

Zulera E. Educación y Democracia. 2a. ed. Cali, FEZ, 1995