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Sábado 13 de abril de 2019 23 www.elsoldecuernavaca.com.mx / www.elsoldecuautla.com.mx EDITORA: MARÍA JOSÉ DÍAZ COEDITOR GRÁFICO: EDUARDO VALVERDE Arqueópterix, ejemplar de Berlín. EDUARDO CORONA-M. CENTRO INAH MORELOS & SEMINARIO RELACIONES HOMBRE-FAUNA El estudio de las aves fósiles tiene diversas vertientes, sin embargo, el capítulo que más ha atraído la atención es el descubrimiento de los ejem- plares del fósil llamado Archaeopteryx (pluma antigua), como uno de los más emblemáticos en la discusión de la teoría evolutiva. Aquí trato de integrar otras piezas más de un gran rompecabezas que aportan a la cro- nología y expresan distintas filosofías y prácticas que se han empleado en este campo de estudio No. 877

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Sábado13 de abrilde 2019

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EDITORA: MARÍA JOSÉ DÍAZ COEDITOR GRÁFICO: EDUARDO VALVERDE

Arqueópterix, ejemplar de Berlín.

EDUARDO CORONA-M.CENTRO INAH MORELOS & SEMINARIO RELACIONES HOMBRE-FAUNA

El estudio de las aves fósiles tiene diversas vertientes, sin embargo, elcapítulo que más ha atraído la atención es el descubrimiento de los ejem-plares del fósil llamado Archaeopteryx (pluma antigua), como uno de losmás emblemáticos en la discusión de la teoría evolutiva. Aquí trato deintegrar otras piezas más de un gran rompecabezas que aportan a la cro-nología y expresan distintas filosofías y prácticas que se han empleado eneste campo de estudio

No. 877

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El estudio de las aves fósiles tie-ne diversas vertientes, sin em-bargo, el capítulo que más haatraído la atención es el descu-brimiento de los ejemplares del

fósil llamado Archaeopteryx (pluma anti-gua), como uno de los más emblemáticosen la discusión de la teoría evolutiva. Aquítrato de integrar otras piezas más de ungran rompecabezas que aportan a la cro-nología y expresan distintas filosofías yprácticas que se han empleado en estecampo de estudio.

ANTES DE ARQUEÓPTERIXSi bien los fósiles son conocidos desde laantigüedad, como se puede ver en diver-sos ejemplos de las culturas antiguas, en-tre las que podemos mencionar a los grie-gos y los romanos, que los veían comoformas caprichosas, o bien entre las cul-turas antiguas de Mesoamérica, y en lasculturas medievales la que dieron lugar amitologías convergentes, como la de losgigantes, aspecto que merece ser aborda-do en otra ocasión.

Lo cierto es que justo en el proceso dela ilustración europea, confluyen diversasprácticas como son el coleccionismo y elsurgimiento de los gabinetes naturalistasy de curiosidades, antecedentes de losmuseos, el desarrollo de la taxidermia ysobre todo el estudio de la anatomía com-parada (Figura 1). Estas interacciones faci-litan que algunos estudiosos como Leo-nardo da Vinci, Nicolás Steno, RobertHooke o el conde de Buffon, entre variosotros, comiencen a reconocer que los fósi-les son evidencias de organismos extintosy de épocas pasadas, con lo cual el planetaadquiere una antigüedad cada vez mayor.Pero, el debate estaba en su apogeo, todavez que otros más postulaban que eso nose ajustaba a una lectura apropiada de di-versos textos religiosos, principalmente laBiblia. Otros más decían que eran orga-nismos que alguna vez habían habitadolos territorios donde se habían hallado obien que habían migrado y se encontra-ban en partes no conocidas del planeta.

descripciones o ilustraciones, que impe-dían aceptarlos como referencia. Entre loselementos que descarta para su análisis,porque no observa rasgos diagnósticos, seencuentran las impresiones de pluma, loshuevos, los nidos y, otra serie de elemen-tos que considera fueron solo producto dela imaginación. En ese trabajo tambiéndescartó los restos que el naturalista ale-mán Blummenbach había identificadocomo un ave acuática palmípeda. Sin em-bargo, en años recientes estos materialesfueron reestudiados y se atribuyen a untipo de reptil volador o pterosaurio.

Con base en ello, Cuvier considera quelos restos recuperados en la Cuenca deParis son los que mejor representan a lasaves fósiles, siendo este uno de los prime-ros registros de este grupo en el registro

Alexandre Brongniart, fue el de estudiar lageología de la cuenca donde se ubica la

ciudad de París y determinar las di-versas capas que la componían, re-

finando así lo que se conoce ac-tualmente como la estratigrafía,y que es un componente centralde cualquier estudio paleonto-lógico y arqueológico.

Derivado de ese estudio, seencontró con una diversidad de

restos, en particular centró suatención en los que denominó or-

nitolitos. En este trabajo, primeromuestra que la mayoría de los informespublicados previamente se referían aellos de forma equivocada como huesosde peces, mamíferos e incluso conchas;mientras que varios de ellos tienen vagas

Posiciones que parecían irreconciliables.A fines del siglo XVIII, llega al Museo

de Historia Natural de París Georges Cu-vier, un joven estudiante con vastos cono-cimientos de anatomía comparada y quecon el apoyo que consigue en la institu-ción, comienza revolucionar el conoci-miento sobre los fósiles, demostrando lasinterconexiones que existían entre estos ylos organismos actuales.

Antes de entrar a las aves, demos unrodeo necesario. Uno de los primeros tra-bajos que Cuvier realizó fue sobre los pro-boscídeos, es decir los organismos contrompa, donde demostró con baseen rasgos anatómicos y denta-les que los elefantes africa-nos e indios, como especiesactuales, eran diferentes; yestos a su vez, eran dife-rentes de los fósiles demamut hallados en Europay Siberia. Sin embargo, te-nían también una serie derasgos compartidos que los in-terconectaban en un patrón mor-fológico, que no era necesariamenteevolutivo, pero que si mostraba el hechode que había algún fenómeno que los ha-bía extinguido (Figura 2 a y b).

Otro ejercicio que realizó, este junto a

Gabinete de curiosidades de Ole Worm.

HALLAZGO

CUVIER CONSIDERA que los restos recupera-dos en la Cuenca de Paris son los que mejorrepresentan a las aves fósiles

Reproducción de un esqueleto de Ibisy de proboscídeos en las publicacio-nes de Cuvier.

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S.XVIIILLEGA AL Museo de

Historia Natural de ParísGeorges Cuvier, quien

revolucionó el conocimientosobre los fósiles

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paleontológico. Su método de identifica-ción se basa en los rasgos distintivos delos huesos de las extremidades anterioresy posteriores, así como del cráneo y el pi-co. A partir de ello establece la presenciade, al menos, nueve especies distintas,asociándolas a formas reconocibles, talescomo raptoras, codornices, cormoranes,patos y canoras, entre otros.

Cuvier explica estos resultados deacuerdo con su método. Para él existía unaestrecha relación entre todas las partes,por lo que la identificación de una partepodía derivar en la de todo el organismo.Si bien postulaba que esta relación se da-ba entre el pico y el resto del esqueleto,encontró que las deformaciones ocasio-nadas durante el depósito le impedíanrealizar una identificación precisa.

Dado el interés por los hallazgos de di-versos organismos fósiles, principalmentemamíferos y reptiles, incluidos los dino-saurios, comenzaron a aparecer tambiénlos registros de aves fósiles. Se ha referidoque el más antiguo es el de una especie degaviota (Larus toliapicus) del Eoceno deInglaterra publicado por el naturalistaalemán Carl Dietrich Eberhard Köning,atribuido en el año 1825, aunque algunosautores lo ubican en 1836, que al pareceres la fecha en que se imprime el escrito;por desgracia el ejemplar está perdido.

Otros reportes, alrededor de la décadade 1840, señalan la presencia de avifaunastriásicas en Norteamérica, es decir conmás de 200 millones de años; aunque lamayoría se consideraban en duda, puesestán basadas en huellas (Figura 3). Mien-tras que en Europa se tenían registros dediversos ejemplares del Eoceno de Fran-cia e Inglaterra; Mioceno de Suiza, así co-

ejemplar, mismo que actualmente puedeverse en exhibición, conocido como elejemplar de Londres (Figura 5). Al efec-tuar su estudio llegó a la conclusión queposeía inequívocas características de rep-til, como la larga cola, las vértebras y cos-tillas, pero también eran claras las marcasde plumas semejantes a las de ave, por loque aseguró que efectivamente era un aveantigua, aun cuando también consideróque ello no indicaba prueba alguna a fa-vor de la evolución. Este, sin embargo, pa-ra resaltar que era una forma que no erasencilla de definir, lo denominó: “el restofósil más antiguo de un vertebrado em-plumado”, pero en varias de sus reflexio-nes considera que este ejemplar retienecaracterísticas presentes en el desarrolloembrionario de las aves. Un problemagrave, fue el hecho de que el ejemplar deLondres no tiene la cabeza, pero eso noimpidió que Owen señalara que, de ha-llarse, seguramente tendría un pico, máspropio de las aves, lo que comprobaría laley de la correlación anatómica que elpostulaba, afirmación que el futuro nega-ría.

reptiles, pero, sobre todo, a un fuerte de-bate sobre si estos restos servían de sus-tento o no a la recién publicada teoría dela selección natural de Charles Darwin ensu libro “El origen de las especies” (1859).

Posteriormente y dada la situacióndescrita, Andres Wagner de la Universi-dad de Munich hizo una segunda descrip-ción del segundo ejemplar, pero basado enalgunas observaciones, comentarios ybosquejos, que hizo o mandó hacer. Estole permitió afirmar que eran los restos deun reptil alado, tipo pterosaurio, al quedenominó Gryphosaurus problematicus,cuya denominación ya sugería la comple-jidad del tema, pero sobre todo hacía én-fasis en que, si bien daba la impresión deser un ejemplar con características inter-medias entre ave y reptil, ello no neces-ariamente debería verse como una prue-ba de la transformación de los animales,lo cual significó un primer posiciona-miento en el debate.

Richard Owen, anatomista y paleontó-logo del Museo Británico, quien era el su-perintendente de esa institución, promo-vió y logró la adquisición del segundo

mo del Cuaternario del continente y deInglaterra, es decir de los últimos 60 mi-llones de años.

Lo cierto es que esta actividad de Cu-vier fue como una especie de ola expansi-va entre los naturalista europeos, ya quese despertó el interés por registrar los fó-siles de aves, además de que se concitó unamplio conocimiento anatómico de estegrupo animal, estos fueron algunos de loscomponentes para el conocimiento de losrestos fósiles, que se estudiaban comoparte del campo llamado Orictognosia, elcual fue desplazado a inicios del siglo XIX,por los términos paleontología, y sus deri-vados: paleozoología y paleobotánica, losque fueron acuñados por Blainville, undiscípulo de Cuvier, términos que predo-minaron y a la fecha se siguen utilizando.

Y TODO POR UNA PLUMA…Más todos estos descubrimientos fueronen cierto modo relegados por una diversi-dad de hechos que se fueron encadenan-do, hasta dar pauta con un cambio de con-cepción espectacular, o un cambio de pa-radigma, como se dice ahora, sobre el ori-gen de uno de los grupos animales másatractivos para el humano: las aves.

En 1861 el naturalista alemán HermannVon Meyer describió una pluma impresaen una caliza donde se obtenían materia-les para la construcción y la impresión enSolnhofen (Bavaria, Alemania) a la quenombró Archaeopteryx lithographica,que significa pluma antigua (Figura 4).Posteriormente, el Dr. Karl Häberlein ob-tuvo en forma independiente un segundoejemplar mucho más completo, al cual lefalta la cabeza, pero donde las caracterís-ticas reptilianas y las plumas eran evi-dentes, al que denominó también comoArchaeopteryx. Sin embargo, este ejem-plar quedó en manos del dueño, quién re-conoció su importancia y se permitió es-pecular con su venta a un precio bastanteelevado, lo que impidió que fuese adquiri-do con los presupuestos de las institucio-nes académicas alemanas. Un resultadode esta situación es que el ejemplar sólopodía ser observado, pero no se permitíasu reproducción en dibujo.

En tanto, se pudo determinar que losyacimientos se ubicaban geológicamenteen el período Jurásico (cerca de los 200millones de años), además de que eranexcepcionalmente ricos, ya que se teníanuna gran diversidad de especies extintasde plantas, invertebrados, peces y funda-mentalmente dinosaurios, característicosde ese período.

El descubrimiento de estos ejemplaresatrajo la atención inmediata de los natu-ralistas del siglo XIX, dando pie a variasinterpretaciones sobre el origen y la anti-güedad de las aves, su relación con los

Arqueópterix pluma, ejemplar original.

Huellas de ave fósil (James St. John, Geology De-partment, Wittenberg University, Ohio, USA).

Dado el interés por los hallazgos de diver-sos organismos fósiles, principalmente mamí-feros y reptiles, incluidos los dinosaurios, co-menzaron a aparecer también los registros deaves fósiles.

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Fue Thomas H. Huxley, otro inglés, perogran promotor de la teoría darwinista,quién tomo en sus manos el caso para ar-gumentarlo como una prueba que demos-traba los cambios graduales que sufríanlos organismos con el tiempo y, por otrolado, demostraba el planteamiento de queel registro fósil a pesar de ser incompleto,era evidencia de los procesos evolutivos.Para ello efectuó un estudio de los ejem-plares conocidos, donde concluyó que, apartir de los rasgos morfológicos compar-tidos de reptiles y aves, los ejemplares dearqueópterix deberían ubicarse en unnuevo grupo al que denominó Sauroides,y que después refinó como Saurópsidos(parecidos a reptiles). Así definía que “losmiembros de la clase Aves eran tan cerca-nos a los reptiles en todos los puntos fun-damentales y esenciales de su estructura,que la frase: las aves son reptiles congrandes modificaciones, no puede ser unaexpresión exagerada de su cercano pare-cido” (Huxley, 1868)

Otro punto, que se planteaba en estecomplejo debate era si el origen de lasaves se remitía al Jurásico, como parecíaindicar la existencia de estos ejemplares;o bien, si dado que no existía un registrofósil continuo, entonces el grupo habíaaparecido y desaparecido varias veces alo largo de la historia.

Otro ejemplar, diferente vino a enri-quecer el debate. En las canteras deSolhnhofen, fue descrito por Wagner otroejemplar al que se llamó Compsognathuslongipes (mandíbula delicada de pies lar-gos), lo interesante es que es un dinosau-rio contemporáneo de arqueópterix, deltamaño de un ave mediana. Huxley, ensu escrito de 1868, lo menciona así: Pormero azar, es muy improbable que un parde esqueletos, únicos en su tipo, que sepreservaron en las pequeñas capas decalizas de Solhonfen, donde se registra lavida de una fracción pequeña del Meso-zoico, puedan ser las reliquias, de uno delos más reptilianos de las aves, y por otrodel más aviano de los reptiles. En conse-cuencia, agrega: “no sería radical ni ilegi-timo, definir la hipótesis de que el grupode las aves, tenga sus raíces en los repti-les dinosaurianos”, lo que, claramenteviene a fortalecer la teoría de la evolu-ción.

En 1874 se descubre un tercer ejemplarque finalmente es adquirido por el Museode Historia Natural de Berlín (portada). Esel más completo conocido hasta la fecha.Con ello se ha podido establecer que ar-queopterix tiene cerca de 50 cm de longi-tud, casi como un cuervo. Las plumas sonsimilares a las de las aves actuales. Su pi-

saurios en el Cretácico, permitió la evolu-ción de lo que son las aves modernas, máscercanas a lo que conocemos en la actua-lidad.

Por cierto, la pluma descrita en 1861 seduda que sea de un arqueópterix….

Muchos debates siguen en curso: laevolución de las plumas, el origen delvuelo en los animales vertebrados, lasestrategias reproductivas y alimenta-rias, el análisis de la fisiología de los or-ganismos, todo ello sigue alimentandolos imaginarios humanos, hallando in-terconexiones con los mitos y las cos-mogonías, con nuestras concepcionessobre el pasado y el futuro de nosotro-s…y de la vida.

co tiene dientes y una cola ósea, entre suscaracterísticas más evidentes.

La clasificación y los nombres de losejemplares de arqueopterix es una expre-sión de lo dinámica que puede ser la cien-cia, en tanto no es un conocimiento fijo,sino una sucesión de hipótesis que se vanprobando y refutando, todavía hastanuestros días. Formalmente se conocenonce ejemplares, estudiados, descritos ypublicados. Se ha propuesto agrupar a losejemplares conocidos en al menos dos es-pecies: Archaeopteryx lithographica (si-milar al ejemplar de Londres) y A. sieme-sii (similar al ejemplar de Berlín), dese-chando otros nombres.

A MODO DE CONCLUSIÓNLo que inició como el estudio de la impre-sión de una pluma, fue la pauta para eldesarrollo de un debate científico y de unprograma de investigación acerca de laevolución de uno de los grupos más apre-ciado por los humanos por su canto y sucolorido, el de las aves, además de reco-nocerlo como una de las líneas evolutivasde los dinosaurios.

La investigación de los fósiles del Me-sozoico a partir de la década de 1990 yposterior nos ha revelado que la existen-cia de dinosaurios alados fue una tenden-cia evolutiva y que la diversidad de linajesposterior a la desaparición de los dino-

PARA LEERMÁS

CORONA-M. EDUARDO.2009. Las aves en elCenozoico tardío de Mé-xico. Un análisis paleo-biológico. Servicio dePublicaciones de la Uni-versidad Autónoma deMadrid, Madrid. IS-BN-978-84-692-7467-5.HUXLEY, THOMAS H.1868. On the animalswhich are most nearlyintermediate betweenbirds and reptiles. Annalsand Magazine of NaturalHistory. 4th. 2: 66–75.SANZ, JOSÉ LUIS. 2007.Cazadores de dragones.Historia del descubri-miento e investigaciónde los dinosaurios. Edi-torial Ariel. Madrid.

Arqueópterix, reproducción ejemplar de Londres.