Editorial Perdonar es… estar en paz

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Editorial

Q uizá haya por ahí, en lo más recóndito de nuestros sentimientos, algún rencor, alguna ofensa que nos hayan hecho, alguna traición a la amistad, quizá una

infidelidad, algo que nos impide estar en paz. Entonces tenemos la oportunidad de hacernos un buen propósito: perdonar, discul-par, o pedir perdón y ofrecer disculpas. Darles vuelta o arrancar de plano las páginas de nuestra vida que nos causan sólo inquie-tud, intranquilidad.Muchas veces no le damos importancia a ese sentimiento, que es como si tuviéramos una especie de roña en el alma, y pensa-mos que la culpa es de otros, que pensar en ello es una tontería, que no vale la pena, y no obstante la seguimos anidando en nuestro interior, sufriendo calladamente. Amado Nervo escribió que Lo que nos hace sufrir nunca es “una tontería”, puesto que nos hace sufrir.Quien no se atreve a perdonar una ofensa o aceptar una discul-pa, nunca se sentirá libre. Lo mismo sucede con quien jamás se atreve a pedir perdón o a ofrecer una disculpa por los errores cometidos, igual vivirá con la sensación de que la pena le enve-nena el alma.Molière decía que Todos los hombres se asemejan en las pa-labras y no son sino los actos los que los muestran diferentes. Tomar la decisión de liberarnos de esas cargas que ocasionan los rencores y los resentimientos es hacernos un bien a nosotros mismos.¡Quitémonos esas cargas! Echemos fuera los enconos y hagá-monos la firme decisión de liberarnos de ellos. Si tenemos que perdonar ¡hagámoslo ya! Si nos están pidiendo perdón por alguna ofensa, perdonemos; pero perdonemos con el corazón. Que no nos quede en el alma ningún rencor, ningún remordimiento. Si nos ofrecen una discul-pa, debemos aceptarla; eso quiere decir que quien nos la ofrece está reconociendo su culpa. Si pensamos que no podremos ol-vidar la ofensa, no importa, cuando menos la hemos lavado con el agua del perdón.

Perdonar es…estar en paz

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En mi libro Destellos hago referencia a una anécdota que me tocó vivir durante una conferencia en la ciudad de Chihuahua, cuando toqué el tema del perdón. Una madre de familia pidió la palabra para dar un testimonio de lo que para ella significaba el acto de perdonar. A esta señora le habían asesinado a su única hija, y nos describió el desgarrador dolor que tuvo que padecer durante seis años con terapias, para encontrar resignación. Lo expresó con estas palabras: El proceso de una acción de perdón para quien me arrebató brutalmente mi tesoro más preciado, mi más grande amor, mi pequeña, fue muy difícil; pero ya no lo juz-go. Yo sólo transmito amor porque eso es lo que más sé dar. Yo ya lo perdoné, aunque la cicatriz está ahí y seguirá por siempre, pero el no perdonar me hacía tanto daño que estuve al borde de la muerte.Parece imposible ¿no? Pero hay corazones que ante el infortunio buscan a Dios, se acercan a Él, y obtienen la fortaleza y la razón para sobrellevar los actos más dolorosos.Anidar odios y rencores en nuestro espíritu nos ocasiona sólo sufrimientos, vivir siempre resentidos por las ofensas recibidas. Y lo peor de esta situación, es que todo eso que sentimos tene-mos que tragárnoslo, soportar esa mala experiencia solos, por-que en la mayoría de los casos, quien nos infirió la ofensa ni si-quiera sabe o se ha dado cuenta de lo que estamos padeciendo.Por el contrario, si sabemos que hemos ofendido a alguien, si es-tamos ciertos de que le causamos algún daño, tampoco vivire-mos en paz si no lavamos nuestra ofensa encarando el problema y con firme convicción, buscar a quien ofendimos para decirle: ¡Perdóname! Sé que te ofendí y te pido tu perdón y si es posible, que olvides mi falta. Como humanos que somos, todos caminamos por el filo de la rectitud y expuestos a resbalar, a cometer errores, a ofender y ser ofendidos. Pero tenemos también la oportunidad, muchas veces, tantas como queramos, de enmendar nuestros errores y comprender que nuestra capacidad de juzgar es muy pobre.Seguramente ustedes habrán leído la antigua leyenda que dice que el dios Júpiter colocó dos alforjas sobre el hombro de cada ser humano. En la alforja de adelante cada quien lleva los defec-tos de los demás y en la alforja de la espalda van sus propios defectos.Por eso es que tenemos tantos ojos para las fallas ajenas y las criticamos sin cesar, mientras casi ni vemos nuestras fallas y li-mitaciones. Pues bien, es mejor echar fallas propias y ajenas en la alforja de atrás. Cambiar con amor lo que podemos y aceptar lo inevitable. Cambiemos la crítica destructiva por la comprensión. No archi-vemos ofensas ni queramos ser jueces implacables, porque lle-naremos de veneno nuestras almas. Así tendremos menos nece-sidad de pedir perdón.

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D esde que tengo memoria puedo re-cordar a mi mamá dándome abrazos y pidiéndome que la abrace. Siempre

ha abogado a favor de abrazar y ha dicho que los abrazos son indispensables para una vida verdade-ramente feliz. De pequeña, buscaba sus abrazos y si ella decidía abrazarme mientras yo comía, me lavaba los dien-tes o hacía mi tarea para mí no resultaba incómodo. Sin embargo a medida que fui creciendo y me fui rebelando en contra de todo lo que mi mamá de-cía —¿ella qué va a saber?, es una señora— me fui negando a que me abrazara. Cuando se acercaba con los brazos abiertos yo corría hacia otro lugar y entre bromas me perseguía hasta que lograba abrazarme. Hace poco leí un texto sobre un artículo científico (es que se necesita una explicación sencilla para entender esos artículos tan complicados), que me causó esa sensación entre risa y sorpresa porque me hizo recordar el famoso dicho: “las madres siempre tienen la razón”.

El artículo explicaba cómo es que el tacto amable físicamente funciona como desestresante y genera una sensación de placer. La piel, que es el órgano más grande de nuestro cuerpo —¡sí!, la piel es un órgano, como el corazón o el estómago— tiene de-bajo de ella unos receptores llamados corpúsculos de Pacini, que al recibir la presión del tacto mandan una señal directa a un conjunto de nervios en el ce-rebro que después se encargan de disminuir la pre-sión de la sangre al corazón, por lo que el cuerpo se relaja. El artículo mencionaba que agarrarse de las manos y abrazarse reduce la liberación de cortisol, una hormona que causa el estrés. De igual manera, un tacto cariñoso incrementa la li-beración de la oxitocina, una hormona también co-nocida como “la hormona de los mimosos”, la cual estimula y provoca sentimientos que hacen que nos sintamos más apegados unos con otros.Así que después de todo, mi mamá tenía razón, los abrazos sí hacen a la gente más feliz: nos relajan, nos dan placer y nos permiten sentir apego por los demás.

Priscila Helena de la Rosa

¡Hazlo!¿Estás abrazandoa alguien ahorita?¿No?

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L a fibra de los alimentos es uno de los constituyentes de nuestra dieta que más atención científica ha recibido en

los últimos años. Los beneficios en nuestra salud han llamado la atención de los consumidores y han propiciado el desarrollo industrial de nume-rosos alimentos y suplementos dietéticos enri-quecidos en fibra, sin embargo, la dieta actual es baja en fibra por el alto consumo de comida rápi-da y alimentos refinados.Los productos integrales son alimentos que nues-tro aparato digestivo no puede digerir y por tan-to absorber; esto actúa como escoba, limpiando nuestro organismo, pero no sólo eso, también ayuda a disminuir el azúcar y colesterol en sangre.En los productos integrales encontramos:La fibra insoluble, que es la que no se digiere y la

encontramos en los cereales integrales. Ayuda al estreñimiento.La fibra soluble, que actúa como esponja y ab-sorbe las sustancias en sangre. La encontramos en legumbres, verduras y frutas. Entre sus prin-cipales beneficios, equilibra el nivel de colesterol, previene el cáncer de colon, combate las subidas de glucosa en sangre y ayuda a evitar el estreñi-miento.Para que una dieta sea rica en fibra debemos consumir diariamente dos piezas de fruta, 150 g de verduras y 1 a 2 rebanadas de pan integral.Es importante beber suficiente agua u otros líqui-dos, para evitar el riesgo de obstrucción intesti-nal, y por supuesto hacer ejercicio. Cuida tu salud intestinal y evitarás muchos pro-blemas en el futuro.

Los productos integrales en nuestra dieta

¿Acné en el adulto?Sabias que no solo los adolescentes tie-ne acné?

Cada día hay más mujeres por arriba de 30años con acné.

Existen varias causas asociadas con el acné del adulto:- Cambios o trastornos hormonales.- Uso de medicamentos.- Uso de suplementos vitamínicos.- Uso de cremas o productos no indicados para

su problema o tipo de piel.

El tratamiento ideal es personalizado ya que identificamos los factores que están

causando el problema.

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¿Dra. Med. Nelly Alejandra Espinoza González

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Dra. Med. Nelly Alejandra Espinoza GonzálezDermatóloga y Doctorado en Medicina,

Certificada por el Consejo Mexicano de Dermatología

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10 POR EL PLACER DE VIVIR 11POR EL PLACER DE VIVIR

C reo que todos en algún momento de nuestra vida hemos pensado lo mismo: siempre nos gustaría habernos antici-

pado a las cosas, sin embargo no podemos sa-ber lo que pasará mañana. La mayoría de la gente dejamos todo para mañana, como si fuera seguro que mañana despertaremos o tendremos siempre a las personas que queremos y que estamos acos-tumbrados a ver y tener, y eso es mentira.Si hoy fuera tu último día ¿qué es lo que harías?, si superas que hoy es el último día de alguien ¿qué es lo que harías? Tal vez la solución de tus pro-blemas de años con esa persona vendría con el simple hecho de saber que hoy es el último día de cualquiera de los dos. Tal vez pasarías ese mo-mento a solas con la persona que has olvidado úl-timamente, por fin tendrías la fuerza para decirles a tus hijos lo mucho que los quieres… Si supieras que hoy es el último día de todo, muchas cosas cambiarían y seguramente perdonarías.Perdonarías y te liberarías; hay que dejar a un lado el enojo, la soberbia. Perdonar no es negar emociones, no es olvidar ni justificar. Es huma-no enojarse por algún error que alguien cometió,

sin embargo no debemos convertir ese enojo en amargura, hay que ser tolerantes. ¿Por qué per-donar después de mucho tiempo errores que ya ni siquiera me perjudican?, ¿por qué desperdiciar ese tiempo con amargura y rechazo hacia alguien, cuando ese tiempo se pudo haber aprovechado hablando las diferencias?El perdón es oportunidad, oportunidad de darle otro enfoque a las cosas; ciertamente es difícil ha-cerlo, sobre todo porque es de corazón. Tómate tu tiempo. Perdonar no significa que no van a exis-tir precauciones o límites. Las segundas oportu-nidades hablan del gran ser humano que las da, venimos a este mundo para ayudar, no para con-denar y señalar; todos nos equivocamos y todos podemos perdonar y ser perdonados algún día. Por cada perdón tenemos una enseñanza para el que se perdona, es perdonado u otorga el perdón. Creamos en las segundas oportunidades, la justi-cia siempre llega tarde o temprano, pero muchas veces no nos corresponde ser los justicieros. Ve-nimos a aprender y crecer, y una buena forma de crecer es perdonando. Perdónate, perdona, ama, vive.

Y si hoy fuera la última

vez…

El primero en pedir perdón es el más valiente… el primero en perdonar es el más fuerte…

el primero en olvidar es el más feliz. Sri Ravi Shankar

María Alejandra Dzul

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12 POR EL PLACER DE VIVIR 13POR EL PLACER DE VIVIR

Existe un ángel del perdón…? La respues-ta es ¡sí! Y cuánta falta nos hace a los se-res humanos invocar a este maravilloso

ser de luz. Su nombre es Zadquiel.No necesitamos conocer específicamente su nom-bre o el de cada especialista, eso sería práctica-mente imposible. Nuestra relación con los ángeles es mucho más sencilla de lo que podríamos imagi-nar. Basta con dirigirnos a él así: Ángel del perdón. Muchas veces nos enfrentamos a situaciones que lastiman nuestro corazón profundamente, senti-mos un gran dolor, decepción, tristeza, desconsue-lo, y no encontramos la forma de sacar del alma eso que nos hiere tanto. Cambia nuestra mirada, nuestra actitud y hasta la postura de nuestro cuer-po. Una pena así, puede causarnos incluso una re-acción física, puede convertirse en una enferme-dad seria. Hay personas de naturaleza rencorosa y a veces hasta lo presumen, como si se tratara de un sentimiento positivo; también podemos sentir rencor por algo de poca importancia, pero es nues-tra actitud la que lo hace grande. Dar vueltas sobre el mismo tema muchas veces, recordar constante-mente lo que nos hicieron, platicarlo una y otra vez, revivirlo; todo ello es absolutamente dañino, y no para la persona que nos lastimó, sino para noso-tros mismos. Es como tomar veneno y querer que otra persona muera. El rencor sólo daña a quien lo siente.Una de las principales razones por la que nos cuesta trabajo perdonar, es porque tenemos una confusión con el verdadero significado de tan her-mosa palabra. Creemos que si perdonamos, esta-

mos justificando a quien nos hizo mal, como si le dijéramos “tienes razón en lo que me hiciste, me lo merecía”. Sin embargo nunca es así, perdonamos a la persona, no sus actos. Si vemos las cosas desde esta perspectiva, perdonar se vuelve mucho más sencillo. Todos los seres humanos tenemos dere-cho a equivocarnos, no hay perfección en ningu-no de nosotros. A veces nuestro enojo radica más en que creemos que las personas deberían actuar conforme a nuestros criterios y valores; y claro que existen los valores universales, pero cada uno los practica conforme a su propia escala.Esta es una época maravillosa para cerrar ciclos, para limpiar nuestro corazón y liberarlo de todo aquello que no nos ayuda a crecer y sí detiene nuestro avance. Deposita en las manos de tu ángel eso que no es bueno para ti y que sólo te provoca dolor y tristeza. Perdónate a ti mismo, porque a veces nos juzga-mos muy duramente creyendo que somos de al-guna manera responsables por lo que nos hicieron; deja de reprocharte los errores cometidos, corrige el camino, no repitas patrones ni conductas que sa-bes que te lastiman a ti o a los demás. No dejes que nada negativo habite en ti, llena nue-vamente tu corazón de alegría y de fe en tus se-mejantes y sigue adelante. Bendice a aquellos que voluntaria o involuntariamente te lastimaron, ben-dice a tu enemigo y da las gracias porque la lección aprendida sirvió para fortalecerte.

Nydia NavaCanalizadora de ángeles

El ángel del perdón¿

Nydia Nava

[email protected] | @nydonava

¿Somos lo que comemos? Definitivamente sí. Noso-tros decidimos qué comemos y cuánto comemos, decidimos si queremos o no comer alimentos nutri-tivos, tomar agua, excedernos o no en el consumo de bebidas alcohólicas; asimismo comer con medi-da o comer sin hambre, sólo por comer.Es muy importante tener una reconciliación con nuestro organismo y darle alimentos nutritivos y que nos ayuden a mantener un estado de salud en excelentes condiciones… ¿Qué podríamos empezar a hacer?• Primero, vamos a comer porciones más pequeñas.• Siempre hacer las tres comidas, no brincarte nin-

guna.• Si quieres o necesitas comer algo entre comidas,

puedes elegir almendras, arándanos, agua de fru-tas, gelatinas caseras, alguna fruta o té.

• Tomar con medida las bebidas alcohólicas.• Comer 2 a 3 frutas y/o verduras en el día… como

tú puedas y quieras, de preferencia una en cada comida.

• No abusar en el uso de sal de mesa ni azúcar.• Dejar los refrescos embotellados para ocasiones

especiales.• No consumir a diario los alimentos conocidos

como “chatarra”.• Alternar pollo, pescado o mariscos y carnes.• Cocinar con la menor cantidad de grasa que sea

posible.En nuestras manos está tener salud, ya que por la boca entra la salud y también la enfermedad…Reconcíliate con tu cuerpo, es el único que tienes y que vas a tener, dale alimentos nutritivos y si lo quie-res consentir un poco más, algo de ejercicio podrá complementarlo perfectamente.Cuida tu alimentación, cuida tu cuerpo, cuida tu vida… y que me perdone mi cuerpo si no aprendo a escucharlo.

Alma Zendejas

Que me perdone mi cuerpo

No es lo queconsumes,

sinola cantidadque eligesconsumir

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14 POR EL PLACER DE VIVIR

C onforme vamos creciendo nos enseñan que cuando cometemos algún error o herimos a otra persona la solución está

en pedir perdón, y crecemos bajo este círculo que nos ayuda a tener una mejor convivencia dentro del mundo en el que vivimos, sin embargo esta noble práctica nos va alejando de nosotros mismos y en ocasiones nos lleva a vivir para los demás.¿Cuántas veces hemos pedido perdón? ¿Cuántas veces nos han pedido perdón? Tal vez no tengas un número exacto en mente, pero estoy segura que al menos una vez en tu vida has experimentado esta acción. Ahora te pregunto ¿cuántas veces nos he-mos pedido perdón? Y es que como seres humanos estamos condenados a tropezarnos una y otra vez, siempre con la certeza de poder levantarnos y de seguir confiando en nosotros, pero si nos condena-mos no llegaremos a ningún lado.No cabe duda que el saber perdonarse y aceptar

las consecuencias de nuestros errores nos trae ma-durez, y con ello un mejor carácter que nos brindará en futuras situaciones la suficiente inteligencia emo-cional para poder perdonar e incluso poder pedir perdón.El camino puede ser largo y en ocasiones complica-do, pero cuando aprendemos a caminar sin piedras en la espalda, el trayecto puede resultar tan placen-tero como un viaje. En nuestras manos está el caminar ligeros, y aunque parezca difícil esto no es imposible: la clave está en el perdón. Y es que es sencillo olvidar, pero perdo-nar en ocasiones puede resultar imposible. Por eso, una persona que realmente sabe perdonar a los de-más es una persona que ha aprendido a perdonarse a sí mismo.El perdonar nos lleva a conocernos más, nos lleva a ser humildes y por consecuencia eso nos hace gran-des personas.

Perdonarmea perdonar a los demás

a mí mismo=Paola Morales

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16 POR EL PLACER DE VIVIR 17POR EL PLACER DE VIVIR

“No lleves la carga del pasado; mantente vacío.Muere a cada momento del pasado.

Nace a cada momento del presente.”Osho

“Si lo comprendes todo lo perdonas todo,y sólo existe el perdón cuando te das cuentaque no tienes nada que perdonar.”

Anthony de Mello

Mi abuela solía decir: En ocasiones en la vida hay que ser un poco egoístas para poder ser felices…

Días han pasado desde aquel cumpleaños en el que mi abuela me dio este consejo. Yo estaba cabizbajo y ella lo notó, sería ese sexto sentido que tenía, que siempre parecía saber lo que me pasaba y con esa dulzura y suavidad que le caracterizaba preguntó: “Ora tú ¿qué traes?”.

El consejode la abuela

Antonio Zavala

— ¡¡Ahora resulta que no sé valorar a mis amigos!!— ¿Pos qué pasó? A ver, cuéntame…Raúl me regaló un carrito de madera que hizo con su papá, que me gustó mucho, y Enrique me regaló el juguete de moda que compró con sus ahorros, que también me gustó, pero cuando voy al barrio de Raúl todos me dicen que el regalo de Enrique no tiene valor porque lo compró, y cuando voy al barrio de Enrique todos me dicen que el regalo de Raúl es una baratija que no tiene valor; es como si estuviera en una guerra, por un lado el ejército de Raúl disparando contra el ejército de Enrique, y por el otro, el ejército de Enrique disparando al ejército de Raúl, ¿y yo? Yo en medio de los dos en el fuego cruzado, y ya no sé qué hacer.— ¿Y tú qué piensas? ¿Cuál tiene más valor para ti?— Para mí los dos son invaluables, Raúl dedicó tiempo y esfuerzo en su regalo; ¡¡Enrique sacrificó sus ahorros!!A veces, hijo, tenemos que atesorar nuestros sentimientos con egoísmo, tenemos que proteger y defender nuestras opiniones de manera egoísta; todos podrán dar su opinión y siempre tenemos que respetarla, pero eso no implica que la compartamos o que ésta venga a influir en la nuestra; nuestra felicidad y la manera como disfrutamos las cosas —como en este caso tus regalos— no depende ni deberá depender nunca de lo que opinen los demás. Vive lo tuyo como tuyo, disfruta lo tuyo como tuyo, porque… en ocasiones, hijo, en la vida hay que ser un poquito egoístas para poder ser felices…

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19POR EL PLACER DE VIVIR

Rompe tu tablaCiro Rivera M.

L legó mi hija de 6 años a decirme que en el karate tendría una clase especial donde iba a romper una tabla de ma-

dera con sus puños.Recuerdo que estaba muy insegura y no sabía si lo lograría. Toda la semana previa, su mente y sus emociones parecían un péndulo, a veces de-cía que no lo lograría, que le dolería la mano, que sus compañeros se burlarían de su gran fracaso y que no asistiría a la clase. Sin embargo en otras ocasiones se daba valor, decía que sí lo lograría, y me platicaba historias de lo feliz que se sentiría si realizaba su gran hazaña.Cuando mi hija quiere hacer algo nuevo, tiene la costumbre de repetirse a sí misma una frase que le enseñé: “Yo sí puedo, yo sí puedo…”. Se lo repite constantemente antes y durante la actividad que quiere realizar. Esto le ha permitido cosechar éxi-tos como cruzar el pasamanos, o andar en bicicle-ta sin las rueditas traseras.Cuando llegó el gran día, ella estaba nerviosa, ha-bía estado practicando pero no estaba muy se-gura de los resultados. Al comenzar la clase, el maestro les compartió la técnica y los motivó a dar su mejor esfuerzo. Después del calentamiento, se formaron y el maestro sacó las tablas que iban a romper. Inmediatamente pude ver la cara de to-dos los niños. Era una combinación de nerviosis-mo con alegría.Comenzaron a pasar uno por uno hasta que llegó

el turno de mi hija. Dio su primer golpe pero la tabla no se movió, el maestro le dijo que tratara otra vez y fue peor, ya que el golpe fue a dar en la mano del maestro. Finalmente dio su tercer golpe y pudo quebrar la tabla. Inmediatamente vi cómo su semblante cambió y su cuerpo proyectó mucha seguridad. Posteriormente se dirigió con el segun-do maestro, que ya la esperaba con otra tabla que quebraría de una patada, lo cual hizo de un solo golpe y con mucha seguridad.A veces me pregunto cuántas veces tenemos que romper nuestras propias tablas. Un nuevo nego-cio, buscar una pareja, cambiar de trabajo… A ve-ces decidimos no arriesgarnos y nos conforma-mos con las migajas de la vida, con el consuelo de que podríamos estar peor.La vida nos pone tablas para romperlas, pero al primer o segundo intento desistimos por miedo al fracaso, por temor a las burlas o al dolor que nos ocasiona el intentarlo, sin saber que posiblemen-te al tercer o cuarto intento lo lograremos, y que cada tabla que rompemos nos da más fortaleza, experiencia y confianza para romper la siguiente.Hay que practicar para incrementar nuestra con-fianza, lanzarnos hacia nuestros sueños y decirle a la vida lo que valemos. El precio lo pones tú mis-mo. Si pones un precio bajo, el mundo lo pagará, pero si te pones el mejor precio, el mundo también lo pagará de buena gana.Y tú, ¿cuándo rompes tu siguiente tabla?

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20 POR EL PLACER DE VIVIR 21POR EL PLACER DE VIVIR

Que prefieres...¿vivir en paz o tener la razón?

Quien transita en el tren de la vida y no aprovecha las oportunidades de cada estación, para disfrutar lo que allí se ofrece, deberá bajar en la estación final, como todos los demás... pero sin haber gozado de las posibilidades que el viaje le ofreció.

El tren de la vida

E ra apenas una joven madre con dos pe-queñas hijas, una de 6 meses y otra de 2 años, cuando descubrió que su mari-

do se estaba viendo con su ex novia de la prepa-ratoria. Nunca se lo imaginó, y al poco tiempo se encontró sola con sus niñas, sin comprender por qué la había abandonado su esposo. Cuando me compartió su historia, en su voz no se escuchaba enojo, sino serenidad, de una experiencia que la había hecho crecer como persona de una manera que nunca se había imaginado, la cual no estaba planeada. Ella agregó: “Ya lo perdoné. Comprendí que venimos a este mundo a ser felices, y si él no era feliz conmigo, qué bueno que ahora lo sea”. Sus palabras me tomaron por sorpresa, porque después de haber escuchado los pormenores de su divorcio, me sorprendió la paz en sus palabras. “No era lo que yo esperaba ni hubiera deseado, pero después de todo ha sido una experiencia que ha sacado lo mejor de mí, y me ha hecho cre-cer y ser mejor persona”; ese día no pude más que reconocer que había conocido a una gran mujer, que en lugar de guardar odio y rencor hacia al-guien a quien amó profundamente, se amó más a ella misma, liberándose del dolor del rencor y permitiéndole estar abierta a amar.

El odio y el resentimiento son una atadura para quien les da cabida en su corazón. Con frecuen-cia esa persona a la que tanto odiamos no sabe ni recuerda haber infligido dicho dolor, así que somos nosotros los que nos quedamos atorados en el ciclo del sentimiento de dolor, que significa resentimiento: volver a sentir y revivir de manera constante el dolor, generalmente haciéndolo más intenso en cada ocasión.La idea errónea de perdonar sin olvidar nos impi-de aprovechar la magia del perdón en nuestras re-laciones interpersonales. Perdono pero no olvido, dicen algunos, pero es sólo un juego de palabras; quien las utiliza quiere seguir atado a la persona que odia y poder seguir torturándose con los re-cuerdos dolorosos.El perdón es libertad, es dejar atrás lo que ya no puedes cambiar y darle un sentido nuevo a ese recuerdo, que sin lugar a dudas dejó una huella, un aprendizaje para el libro de nuestra vida. Y qué es la vida, sino un cúmulo de aprendizajes.De mí depende de qué me lleno, de experiencias de crecimiento y amor, o de arrepentimientos y rencor.El perdón es el secreto para vivir libres de atadu-ras, dando cabida al amor. Sé libre, perdona, ama.

Veré por la libertad

María Alejandra González

www.alegonzalez.mx | [email protected]

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