Ediciones Babylon: primeras páginas de Invierno, edición papel

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    ADVERTENCIA

    El contenido de esta obra es ficcin. Aunque contenga referenciasa hechos histricos y lugares existentes, los nombres, personajes, ysituaciones son ficticios. Cualquier semejanza con personas reales, vivaso muertas, empresas existentes, eventos o locales, es coincidencia y frutode la imaginacin del autor.

    2011, Invierno

    2010, Olivia Monterrey2011, Ilustracin de portada: Lolita Aldea2011, Ilustraciones interiores: Znnabar

    Coleccin Amare n4

    Ediciones BabylonCalle Martnez Valls, 5646870 Ontinyent (Valencia-Espaa)

    e-mail: [email protected]://www.edicionesbabylon.es/

    Este libro electrnico es una muestra gratuita de la obra original. Prohibidasu venta o alquiler. Todos los derechos reservados

    No est permitida la reproduccin total o parcial de cualquier parte dela obra, ni su transmisin de ninguna forma o medio, ya sea electrnico,mecnico, fotocopia u otro medio, sin el permiso de los titulares de losderechos.

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    A mi to Amadeo, que me lee desde el cielo

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    Unos fuertes pasos hundan la nieve del camino que bajaba del castillo haciael pueblo, en mitad de la noche. Pareca que no le urga llegar a su destino.Durante el da, Dullahan era un lugar lleno de vida, de gente yendo y viniendo yde conversaciones animadas y risas estridentes. Pero el intenso fro del inviernoobligaba a sus habitantes a resguardarse en sus clidos hogares al anochecer, ajenosa los hechos que all fuera sucedan. Las extraas muertes haban cesado haca yatiempo. El miedo haba desaparecido, pero no los recuerdos.

    Los pasos continuaban su marcha sobre la nieve, tranquilos, sin prisa. Saba

    que ella aguardaba su llegada cada noche en el mismo lugar, impaciente, deseosade caricias y de algo ms. Sus pies se frenaron un poco, tal vez para hacerla sufriren su espera y provocar an ms su deseo.

    Mir al cielo estrellado, contemplando la gran luna que baaba su figurarecortada en la noche y que iluminaba los tejados empinados de las casas demadera y piedra. Todava se poda ver la luz de un candil en una de las ventanasacristaladas y sombras movindose tras ella: probablemente, sera una familia antesde ir a dormir. Suspir hondo, apartando la vista de la pequea lucecilla, y observel edificio un poco ms all, al final del pueblo. Su aspecto era extravagante y

    diferente, pues no era normal una casa de dos alturas en los tiempos que corran,y solo la librera la igualaba en tamao. La fachada de madera estaba decorada conmultitud de ventanas, todas diferentes unas de otras, cosa que reforzaba su aspectoinusual; y el tejado, adornado con numerosas chimeneas, era de un color violceocuando no lo cubra la nieve. Se mantuvo esttico durante unos segundos, frentea los escalones que conducan hasta el porche que rodeaba la planta baja y que lellevaran sin remedio ante la puerta principal. Cerr los ojos ante el pensamientode volver a poner un pie all dentro, ante el recuerdo de esa mujer insaciable quetantas noches de pasin le haba otorgado. Se estremeci, abriendo los ojos de

    nuevo, y se adentr en el siniestro edificio.El ambiente cargado le hizo toser. No terminaba de acostumbrarse al humo delos cigarrillos ni al cambio brusco de temperatura: aquella sala pareca un infierno,pero no solo por el calor casi irrespirable, sino por el vicio y los actos que allse practicaban noche tras noche, sin descanso. Son el cristal de una botella alromperse, seguido de unas risas histricas y exageradas.

    Yo de ti no reira tan feliz, Mary. Esa botella la tendrs que pagar de tubolsillo dijo una mujer alta y esbelta, de cabello rizado y rojo como el fuego.

    Lo siento, seora Maolan se disculp la joven, llevndose una mano

    a la boca para reprimir una carcajada, pues era evidente que estaba ebria. Suacompaante la agarr por la cintura y, entre empujones para abrirse paso entrela gente, la meti en una de las muchas habitaciones que haba en la planta baja.

    El recin llegado observaba la escena con gesto serio. Contemplaba a la mujerpelirroja sin apartar de ella sus ojos azul claro. Ese lugar estaba lleno de muchachas

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    jvenes y apetitosas, todas ligeras de ropa y de muy buen ver, dispuestas a hacercualquier cosa por dinero. Pero l no miraba a ninguna de ellas, no conseguanllamar su atencin. l nunca les dedic una palabra, nunca les ech ms de unamirada, pues era un hombre al que no le gustaba perder el tiempo en lo que

    consideraba que no vala la pena.Elisabeth Maolan era la mujer ms experimentada del burdel, el ama y seorade aquella casa tan particular. Ella s saba cmo tratar a un hombre y cmo hacerlellegar justo donde l quera. Y lo mejor de todo, lo que ms le gustaba de ella,era que nunca le peda nada a cambio, ni responsabilidades ni compromisos,solo placer. Su madurez haca de ella la amante perfecta y su belleza delicada laconverta en la mujer ms deseada por los hombres que all se encontraban. Perotodos saban que Elisabeth era intocable, excepto para aquel visitante de aspectosingular.

    Haced el favor de quitar las copas vacas de las mesas! dijo lamadame

    a unpar de chicas, an sin percatarse de la llegada de su amante. Hay que cuidar elnegocio, a nadie le gusta sentarse en una mesa sucia. Y por qu aquellos clientesde all no tienen compaa? aadi indignada, sealando hacia uno de losrincones del saln.

    Haba dos hombres de mediana edad, uno con bigote y frente despejada y otrode melena rubia y barba de pocos das. Ambos vestan de forma elegante, por loque poseeran una buena cantidad de dinero.

    No os quedis ah paradas! grit, mirndolas con severidad. Haced

    de inmediato lo que os he dicho y despus atended a los seores como es debido!Vamos!Las muchachas obedecieron al instante, atropellndose la una a la otra para

    cometer su tarea lo antes posible, ya que sin clientes satisfechos no haba dinero ysin dinero no haba comida ni ropas ni joyas.

    Tranquilzate dijo el recin llegado, acercndose a ella por detrs ydeslizando las manos por su fina cintura, apretada por un cors de escote exagerado.El cuerpo de la madamese deshizo en temblores y escalofros.

    Vartan suspir Elisabeth, con deseo en su voz. Hoy has llegado ms

    tarde de lo habitual en su cara se dibuj una enorme sonrisa. Agarr las manosde su invitado y las desliz por su vientre, haciendo que la abrazara ms fuerte.Termina el trabajo que tengas pendiente y ven conmigo le susurr al odo,

    con una media sonrisa.La madamecerr los ojos, an temblorosa. Odi que Vartan soltara su cintura y

    se alejara de ella sin girarse para mirarla.Mientras Elisabeth se aseguraba de que cada uno de los clientes dispusiera de

    grata compaa y de una copa bien llena, Vartan se haba despojado del abrigonegro y largo que vesta y se haba sentado en uno de los sofs del fondo del saln,

    situado en el hueco de la escalera de madera que conduca al piso superior. Eraun asiento bastante confortable y de buena calidad, aunque el estampado era deun gusto cuestionable. La madameera hermosa y apetecible a pesar de su edad,pero tena un gusto psimo para algunas cosas, como por ejemplo aquel sof. Elhombre se ech hacia atrs, apoy ambos brazos en el respaldo y estir una pierna

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    hacia adelante. Observ con tranquilidad el entorno decadente a su alrededor, ahombres borrachos y prostitutas jvenes dejndose hacer. Un ambiente al quese haba enganchado de forma casi inconsciente, un lugar que no poda dejar devisitar.

    De pronto, algo entorpeci su visin. Un brazo, envuelto en una manga raday desgastada, se asom por entre los barrotes de la escalera, dejndose caer yquedando a la altura de su cara. Alguien se haba tumbado sobre los escalones.Se fij en la mano que tena delante, de uas largas y redondas, dedos finos ypiel blanca. Junt las cejas al ver una marca en la parte externa de la mueca;una cicatriz? Se acerc un poco ms, con curiosidad, pero la mano se desliz conrapidez hacia arriba y se escucharon unos pasos que ascendan presurosos haciael primer piso. Vartan se incorpor de un salto, estando a punto de golpearse lacabeza con la escalera, y se asom por la barandilla para averiguar quin era la

    duea de la mano de la cicatriz. Pudo ver fugazmente la espalda de una jovendesapareciendo tras la primera puerta del piso superior. Tena el cabello negro,recogido en un moo bajo, y vesta un atuendo demasiado sobrio para un lugartan ostentoso.

    Otra vez esa chiquilla dijo para s, torciendo la boca en un gesto derepulsin.

    Qu haces mirando el piso de arriba? inquiri alguien tras l.Es esa hija tuya respondi, dirigiendo la mirada hacia la madame.

    Siempre est rondando por aqu.

    Deja de llamarla as dijo ella, frunciendo el ceo. Esa malnacida no eshija ma.No es tu hija? se sorprendi. Y me lo dices ahora, despus de tanto

    tiempo?Y cundo queras que te lo dijera? puso los brazos en jarras y solt un

    amago de carcajada. No me importa esa nia y a ti tampoco debera importarte.Se pasa la vida escondindose por los rincones y ningn cliente se ha interesadonunca en ella porque pasa totalmente desapercibida. No entiendo que te hayaspercatado siquiera de que existe.

    No es necesario que te pongas a la defensiva rio l, divertido, por lareaccin que la muchacha despertaba en la madame. La primera vez que la vi,pens que era una de tus chicas.

    Se supone que debera serlo explic, con indiferencia. Su familia lavendi cuando tena ocho aos. Fue mi marido quien la compr, pero es tansentimental que empez a verla como si fuera su hija. De pequea era hermosa yvivaracha, pero fue creciendo y ya puedes ver en lo que se ha convertido.

    Ahora todo tiene sentido dijo l con una sonrisa, acercndose a elladespacio y abrazndola levemente por la espalda. Una mujer tan hermosa no

    puede tener una hija tan horrible.Elisabeth rio, altiva; adoraba los cumplidos que salan de los labios de esehombre y cada palabra suya la extasiaba, pues era una mujer hambrienta deelogios y halagos. Coloc los brazos alrededor del cuello de Vartan, abrazndole yquedando su cara muy cerca de la de l. Mir sus ojos, de un azul tan claro como

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    el hielo e igual de fros. Acarici su cabello del color de la nieve y lo revolvi entresus manos de dedos finos y uas carmes, acercando su cuerpo cada vez ms yapretando los pechos contra el firme torso de su amante. l le acariciaba la espaldacon fervor; quera sentir la sinuosidad de sus lneas sobre l, sus movimientos

    rtmicos y acompasados. Lamadame

    deshizo el nudo del pauelo que llevaba lal cuello a modo de corbatn, desabroch despacio los botones del chaleco y lodesliz por sus fuertes brazos, dejndolo caer. La camisa, blanca como su cabellolacio y atada al cuello con un cordel, sera la siguiente prenda en ser arrebatada desu cuerpo.

    Vartan puso las manos en la parte baja de las caderas de la mujer, agarrndolelas piernas y alzndolas con mpetu, y haciendo que abrazara con ellas su cintura.Observ sus enormes ojos verdes, equiparables a la hermosura de la ms perfectaesmeralda, y decidi perderse en ellos. Sus labios se unieron, fugaces, una y

    otra vez, adentrando sus lenguas un poco ms en cada beso, siendo el siguientems prolongado que el anterior. Sus respiraciones aceleradas se confundan yentremezclaban, provocando un deseo cada vez ms creciente, que extasiaba ydescontrolaba sus sentidos. Pero ella dej de besarle y de acariciarle. Ya no mirabasus ojos azules, sino a la parte ms alta de las escaleras.

    Maldita nia! vocifer, agravando el gesto de su cara. Se puede saberqu ests mirando?

    Pero la muchacha no respondi, solo cerr un poco ms los ojos para dejarconstancia de su odio hacia esos dos individuos que se pasaban las noches

    acaricindose y besndose, hasta que decidan encerrarse en el cuarto de lamadame

    durante horas. Vartan la mir y la expresin de su rostro cambi: sinti asco alverla. La cara de la chica no tena nada especial y ningn rasgo destacaba por encimade los dems, pues tena la piel demasiado plida y el cabello demasiado oscuro,el cual siempre recoga con ese horrible moo que no le favoreca en absoluto. Elvestido no luca mejor que ella: verde oscuro casi negro, de cuello alto y mangaslargas, con la falda hasta los pies. La muchacha les dio la espalda con brusquedad y,sin mirar atrs, se adentr de nuevo en la primera habitacin del pasillo.

    Esa chica comenz a decir Vartan tiene una cicatriz en la mueca.

    Pero qu te pasa esta noche? le mir extraada. Ya es la segunda vezque me hablas de ella.Ests celosa? rio l. Sabes que slo tengo ojos para ti.Elisabeth sonri triunfante, pues una vez ms haba conseguido las palabras

    que quera escuchar.

    Arriba, en el primer piso, alguien respiraba con dificultad sobre una cama demadera y colchn de plumas. La habitacin era pequea, pero acogedora, y estabaprovista de muebles sencillos. La cama se encontraba bajo una ventana de gruesas

    cortinas y, a su lado, descansaba una pequea mesa con un cajn incrustado encuya superficie haba una vela encendida, ya casi consumida. En la pared opuesta,un armario luchaba por no desarmarse y caer al suelo, ya que una de las patasestaba rota y una pila de libros la sustitua. Era, con diferencia, la habitacin mspobre de la lujosa casa. Tan poco le importaba a Elisabeth su marido, que ni

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    siquiera era capaz de darle un lugar adecuado para descansar?La muchacha se acerc sigilosa a la cama y observ su rostro durmiente.

    No pudo evitar esbozar una tierna sonrisa y un pequeo suspiro. Apag la velacon cuidado, le arrop y le dio un suave beso en la frente. El hombre gru y

    lentamente abri los ojos.Kira, hija ma dijo, apenas sin voz. Qu alegra que ests aqu.Lo siento, no quera despertarte se disculp, arrodillndose a su lado en

    el suelo.Despirtame todas las veces que quieras sonri. Puede que la prxima

    vez sea la ltima.Siempre me dices lo mismo decidi acompaar la triste sonrisa de su

    padre. En vez de pensar en eso, deberas tomarte las medicinas que nos traeMireille del castillo. Sabes que te hacen bien y pasado el invierno ya estars

    completamente recuperado.Mi nia la mir, con los ojos humedecidos y la barbilla temblorosa.Qu ocurre, padre? pregunt ella, desconcertada.Perdname su voz sonaba rota y la tos incesante volvi a aparecer.N-No entiendo qu quieres decirme con eso tartamude. Por qu

    tengo que perdonarte?Siempre te he protegido de ella, de los planes que tena para ti abri mucho

    los ojos, pareca desesperado.Eso ya lo s, padre. Por qu me hablas ahora de esto?

    Perdname agarr las manos de su hija con la poca fuerza de la quedispona y las apret entre las suyas. PerdnameLa muchacha se sorprendi al ver cmo unas lgrimas le caan sobre las mejillas

    arrugadas. Era la primera vez que le vea llorar.Padre, me ests asustando confes.Si abres el cajn de la mesilla, entenders de qu te hablo.Kira mir con recelo el lugar que su padre le haba indicado, agarr el tirador y

    abri el cajn con cautela, temerosa de lo que pudiera encontrar.Padre, no no entiendo musit. Por qu por qu estn aqu tus

    medicinas? Cundo dejaste de tomarlas? inquiri, mirndole con los ojosabiertos de par en par y sin terminar de entender las consecuencias que aquelloconllevara.

    Cuando yo muera es posible que mi esposa te obligue a trabajar en elburdel solt un quejido al terminar la frase, haciendo eco de su repentino dolorante aquel pensamiento. Siento dejarte sola solloz. Siento morir porpropia voluntad, pero mi existencia aqu no tiene sentido.

    No! exclam, tratando de no llorar. Lo nico que ha dado sentido ami vida has sido t, padre! No lo entiendes? Mi vida sin ti no vale nada, eres t

    quien me lo ha dado todo, quien me ha salvado de una vida miserable.Lo siento tanto cerr los ojos con tristeza, incapaz de seguir mirndola.Pero no soporto que mi amada esposa mantenga relaciones con ese malditovampiro.

    Cmo? se inquiet. Padre, los vampiros existen solo en los cuentos.

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    Unos cuentos que nunca me gustaron, pens.Se llama Vartan, Vartan Kritikian, y proviene de las glidas tierras del norte.Pareca muy seguro de sus palabras, aunque Kira pens que haba perdido la

    cabeza a causa de la enfermedad. Pos la mano con suavidad sobre la frente del

    hombre y comprob que arda de fiebre, la cual, con toda seguridad, provocabasus delirios.Deberas descansar, padre le recomend ella.Palp el suelo bajo la cama y desliz hacia afuera un cuenco lleno de agua y

    un pao de lino blanco. Lo empap y lo escurri con energa para colocarlo en lafrente de su padre.

    l la tiene hechizada continu su discurso, haciendo caso omiso delos consejos de su hija. Pareca perdido en sus pensamientos. No s con qumacabras artimaas la habr seducido y tampoco quiero saberlas. Slo deseo morir

    para evitarme todo este sufrimiento.Deja de decir eso, por favor suplic.Kira al fin la mir y acarici su rostro apagado. Ella le devolvi la mirada.

    No te acerques a ese hombre Mantente alejada de l, no dejes que te seduzcaquiso parecer autoritario, pero su voz son demasiado dbil.

    Crees que voy a dejarme seducir por el hombre que ha provocado todo esto?se ofendi. Le odio, padre, le odio con todas mis fuerzas. Su sola presenciahace que se me revuelva el estmago y que sienta ganas de vomitar. Si te preocupaque pueda acercarme a l puedes estar tranquilo, porque no lo har.

    Solo quera asegurarme, hija ma suspir. No soportara que ese hombrese llevara a las dos personas que ms quiero.Pero, por qu te importa tanto Elisabeth? pregunt Kira, frunciendo el

    ceo. Nunca he podido entenderlo. Ha dilapidado toda tu fortuna y apenasnos queda nada. Sabes mejor que nadie cmo es, que nunca te ha amado y que secas contigo por tu dinero. Si no hubiera sido por ella, esta casa jams se habrallenado de esas esas su respiracin se aceler y arrug la nariz en un gestode repulsin, soltando finalmente un gemido frustrado. Padre, siempre fuisteun hombre respetado en Dullahan. Cmo dejaste que esa mujer convirtiera esta

    casa en un sucio burdel?Sigues teniendo esa lengua tan afilada sonri con ternura; siempre le gusteso de Kira. Tienes razn en todas y cada una de tus palabras, pero Elisabethsabe muy bien cmo conseguir todo lo que se propone. Me dej llevar por suhermosura y por sus palabras lisonjeras.

    No quiero que te vayas, padre baj la mirada con la frente arrugada yfrunci la tela de la falda entre las manos. No quiero que me dejes sola.

    Permaneci unos segundos con la cabeza agachada, esperando las palabras de supadre, pero al ver que no pronunciaba ninguna alz la mirada asustada, temindose

    lo peor. Por suerte, su pecho se mova lentamente y su respiracin era continuay rtmica: se haba quedado dormido. Suspir aliviada y mir el cajn todavaabierto de la mesilla, con las hierbas y brebajes que su padre no haba tomado.De verdad se estaba dejando morir? Y qu haca ella all, tirada en el suelo, sinhacer nada por evitarlo? Dirigi la vista hacia su padre para cerciorarse de que su

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    pecho segua movindose, temiendo que se detuviera en cualquier momento. Ellano tena conocimientos de medicina y no saba de ningn remedio milagroso quepudiera salvarle la vida, pero conoca a alguien que tal vez s podra. Se levant deun salto y corri hacia las escaleras, bajndolas a toda prisa y agarrndose la falda

    para no tropezar. Dese que Mireille estuviera en el castillo; si corra lo suficiente,tal vez llegara a tiempo para pedirle ayuda.Pero alguien entorpeci su carrera justo a la salida del burdel. Un brazo

    apoyado sobre el marco de la puerta le impeda el paso.Aparta! exclam, mirando con odio al amante de su madrastra.Creo que deberas ir a ver a tu padre en su rostro se dibuj una sonrisa.A Kira se le hel la sangre. Se adentr en el burdel tan rpido como le permitan

    las piernas, apartando a todo aquel que se interpusiera en su camino. Subi lasescaleras tropezando con cada escaln. Sinti cmo el corazn le golpeaba el pecho

    y cmo las sienes le martilleaban sin cesar. Abri la puerta; sus ojos tardaron enadaptarse a la oscuridad y, poco a poco, pudo distinguir un bulto bajo las mantas.Padre? se qued de pie junto a la puerta, sin atreverse a dar un paso

    ms. Padre insisti. Sus pies se movieron dbiles sobre el suelo de maderahasta llegar a su lado. Padre un hipido entrecort su respiracin, la cual sehizo ms intensa.

    Apoy una mano temblorosa sobre el cuerpo silencioso, con la esperanza desentir los golpeteos de su viejo corazn, pero no encontr nada.

    Despierta movi la mano hacia adelante y atrs, agitndola sobre su

    pecho. Me dijiste que poda despertarte siempre que quisiera.Sus ojos se humedecieron al recordar las palabras que venan justo despus deaquella frase: Puede que la prxima vez sea la ltima.

    No! No me hagas esto! Dijiste que te despertara siempre que quisiera, melo dijiste! Despierta! Despierta, por favor! rompi a llorar, desesperada.

    Sus manos seguan agitando el cuerpo de su padre, pero no abri los ojos comosiempre haca, con la mirada somnolienta y la voz rasgada por la tos. Tampoco lesonri.

    Ya se ha muerto? dijo con indiferencia una voz tras ella. S que ha

    tardado.Elisabeth fumaba su eterno cigarrillo. Crea que le daba ms clase y que le hacauna mujer interesante, pero Kira pensaba que le haca an ms odiosa y detestable.Dio otra calada y exhal el humo de forma lasciva.

    Eres t la que debera estar muerta habl Kira entre dientes, mezclandolgrimas de tristeza y rabia.

    Qu has dicho? pregunt la mujer, haciendo como que no entenda ycaminando hacia ella con sus interminables tacones.

    He dicho que eres t la que debera estar muerta! grit, sin importarle

    que todo el mundo la oyera. Se gir sobre s misma y clav la mirada en los ojosverdes de la madame.La mujer se acerc a ella con el movimiento de caderas que Kira tanto detestaba.

    Mir el cigarrillo, agarr la mano de la chica y lo apag en su palma. La muchachacerr los ojos con fuerza, pero no grit. No le dara ese placer. No era la primera

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    vez que su madrastra le haca algo as, ni sera la ltima. Por qu soportaba todoaquello? Hasta ahora crea que lo haca por su padre ya muerto, pues l nunca lehabra credo si le deca que su amada esposa la maltrataba.

    El ambiente enrarecido del burdel le envenenaba la sangre, le retorca las

    entraas. A pesar de haberse criado en ese antro, senta que cada vez aguantabamenos vivir all. Muchas veces haba pensado en marcharse lejos, muy lejos, perono quera abandonar a su padre. Fue l quien le permiti vivir su vida como ellaescogi, quien la protegi de los planes que Elisabeth tena para ella. El amor de supadre por esa mujer lo haba cegado hasta el punto de perder la vida. De qu habaservido tanta proteccin si ahora estaba muerto? Kira se encontraba a merced de lamadamey esa idea le aterraba.

    A partir de este momento yo mando sobre ti. Podr hacer contigo lo queme plazca solt una risotada que a Kira le caus escalofros. Tendrs una

    habitacin en el piso de abajo, ya sabes a qu me refiero. As que deshazte de todaslas porqueras que tienes en tu cuarto, porque ya no las vas a necesitar.La mujer sali de la habitacin dando un sonoro portazo. Kira mir su mano y

    sopl la quemadura con cuidado. Si tena suerte, no le quedara marca.Ya no duele como antes apart la vista de la pequea herida y la fij sobre

    su padre. En cambio, esto cerr los ojos con amargura y dej, una vez ms,que las lgrimas cayeran por su plida tez.

    Abajo, en el saln principal, se escuchaban los sollozos fingidos de Elisabeth ylos insultos dedicados a Kira, a quien culpaba de la muerte de su supuesto amado

    marido. Para los dems, Kira era una desagradecida, una chica desobediente que serebelaba contra las personas que la acogieron cuando era nia.La muchacha gate hasta el lecho donde descansaba el cuerpo de su padre.

    Permaneci arrodillada junto a l y cruz los brazos sobre la cama. Observ lapaz que ahora mostraba su rostro, una paz que ella jams haba visto en l. Quizahora sea feliz, pens. Y as, en esa postura, con los alaridos de Elisabeth de fondoy el sosegado gesto de su padre ante ella, se abandon al sueo.

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    La blanca mano de la muchacha se pos sobre una de las baldas vacas de laestantera. Todos sus libros haban desaparecido, los cuentos, las novelas Todaslas historias que tanto le gustaba leer ya no se encontraban en su sitio. Tampocoestaba la pequea cajita donde guardaba los botones que, de vez en cuando, se ledesprendan de la ropa. Cunto tiempo haca que no tena un vestido nuevo? Ycuntos aos haca que calzaba los mismos zapatos? Le apretaban un poco en losdedos, pero se haba acostumbrado a esa sensacin de opresin en los pies. Talvez esos zapatos no le haban llevado nunca a ningn lugar interesante ni bonito,

    pero le haban servido para mantener los pies en el suelo cuando su mente decidaemprender el vuelo.Mir a su alrededor, detenindose en cada rincn de su pequea pero

    acogedora habitacin, en las lisas paredes y el clido suelo de madera roja, y en laventana cubierta de vaho y escarcha. La cama estaba desnuda: echara de menosremolonear entre las sbanas. Baj la mirada con un suspiro, alz un poco la manoy observ la quemadura que Elisabeth le haba provocado la noche anterior.

    An ests as? inquiri la madametras ella. Date prisa o recibirs algoms que una ridcula quemadura!

    Kira no habl; tampoco la mir. Se dirigi al pequeo armario y sac los pocosvestidos que guardaba: dos azules, uno morado y otro de color marrn. Junto conel que llevaba puesto, sumaban cinco.

    Qu haces? Elisabeth pareca irritada. Piensas seguir vistiendo esosharapos? se acerc a ella con paso decidido al ver que continuaba ignorndolay la agarr por el brazo. Me ests escuchando?! bram, apretndolo confuerza. No sirves para nada!

    Levant la mano que le quedaba libre y la estamp contra la blanca mejilla dela joven, la cual cambi de color rpidamente. Kira lanz un gemido tras el golpe,

    pero reprimi el impulso de gritar. La zona enrojecida le palpitaba con intensidady quiso calmarla presionndola con su propia mano, pero eso demostrara que ledola. Elisabeth la solt dando un tirn, le arrebat los vestidos que an sostena ylos arroj al suelo con aversin.

    Ya no importa si te golpeo en la cara. l ha muerto, nunca ver las marcashaba dureza en su voz. Siempre la haba. Olvdate de esos trapos viejos y bajaahora mismo a tu nueva habitacin.

    Kira no tuvo ms remedio que obedecer. Recorri el pasillo en direccin a lasescaleras que llevaban al piso inferior, pero se detuvo ante la primera puerta, incapaz

    de continuar. La mir de soslayo y comprob que la manivela le quedaba a tan solounos centmetros de la mano. La alz despacio y la roz con la punta de los dedostemblorosos. El cuerpo de su padre an descansaba sobre la vieja cama. Cerr losojos con pesar, rode el tirador y lo movi hacia abajo.

    Vas a volverme loca! grit Elisabeth, dirigindose a ella con paso ligero.

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    Kira dio un respingo y apart la mano, encogiendo los hombros de formainstintiva. Deja de perder el tiempo con ese vejestorio y baja de una vez!

    La madametir de ella con brusquedad y le oblig a bajar los escalones; parecaque esa era la nica forma en la que saba tratarla. Una vez en el piso inferior, la

    arrastr hacia su nueva habitacin, ubicada bajo el hueco de las escaleras, justo allado del silln donde Vartan se haba sentado la noche anterior. Era ms pequeaque la suya, ms fra y menos cmoda. Haba una cama grande perfecta parados personas, un armario, un viejo tocador con un espejo desgastado, un par decandelabros con velas y una chimenea encendida.

    No pongas esa cara dijo la madameal ver el gesto de la muchacha.No pongo ninguna cara refunfu.Se acab el hablarme as, me oyes? amenaz, tomndole la barbilla con

    una mano. No voy a permitirte ninguna mala palabra, obedecers sin rechistar

    la solt con rudeza y la empuj al interior del cuartucho. Y ahora, escuchacon atencin: durante la tarde se celebrar el funeral del viejo, pero t esta nochetienes trabajo. As que ponte el vestido que te he dejado en el armario. Le he dichoa Mary que te arregle el pelo y te maquille, a ver si consigue que parezcas unamujer por una vez en tu vida.

    Eso significa que noEso es exactamente lo que significa rio Elisabeth sin dejarle terminar.No es justo! Tengo derecho a ir al funeral de mi padre! su voz temblaba

    ms de miedo que de ira.

    Mary! llam lamadame

    con voz chillona. La chica acudi al instante.Vigila que no escape.El significado de esas palabras lleg a Kira al mismo tiempo en que la puerta

    de su nueva habitacin se cerr delante de sus narices. Mary se encontraba juntoa ella.

    No! grit, abalanzndose sobre la puerta. Pero un crujido en la cerradurale indic que, por ms que tirara de la manivela, no conseguira abrirla. Nopuedes hacerme esto! Abre la puerta! golpe la madera con los puos.Quiero estar con mi padre! breme!

    Ya puedes gritar hasta quedarte sin voz, mocosa rio lamadame

    al otro lado.Scame de aqu! su voz tembl y no pudo contener las lgrimas.Scame de aqu por favor

    Los tacones de Elisabeth se alejaron repiqueteando en el suelo de madera.Escuch el ruido de la puerta principal al abrirse, seguido de murmullos. Las vocesde los visitantes se perdieron en el piso de arriba y Kira escuch con atencin paratratar de enlazar las palabras sueltas que llegaban a sus odos de forma irregular.Haban venido para preparar a su padre para el funeral? Se enjug las lgrimascon la manga del vestido y mir a la joven prostituta que la acompaaba. No

    tendra un par de aos ms que ella.Qu ests mirando? Mary arrug la frente como siempre haca cuandoalgo le molestaba.

    Por qu obedeces a todo lo que te dice? inquiri Kira, temblorosa.Porque yo no soy una desagradecida como t le espet. Has tenido

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    siempre todo lo que has querido. Ese viejo te ha malcriado desde el da en quepusiste un pie en esta casa y no le guardas ningn respeto a tu madre.

    Elisabeth no es mi madre!Entonces Kardam tampoco es tu padre! sentenci la otra mujer, alzando

    la voz por encima de la de Kira.La muchacha la mir con odio, pero no dijo nada. Saba que, en el fondo,Mary tena razn. Se dirigi hacia las cortinas de terciopelo rojo que ocultabanla ventana, en el otro extremo de la estancia. Si no poda escapar por la puerta, lohara por una salida alternativa. Descorri las cortinas con las manos trmulas;el corazn le golpeaba el pecho como si se lo fuera a traspasar. Pensaba en lasconsecuencias de su acto y eso le aterraba, pero su padre era ms importante quecualquier castigo que le impusiera la madame.

    Q-Qu es esto? tartamude Kira, agrandando los ojos.

    Es que no lo ves? Est sellada respondi Mary, con un tizne de burla ensu voz.Ya s que est sellada!Kira abri la ventana de par en par y empuj las tablas de madera que tapaban el

    hueco, pero no se movieron. Lo intent varias veces sin obtener ningn resultado,lo cual provoc que sus nervios empeoraran. Las manos le temblaban cada vez msy apenas poda disimularlo. Maldita Elisabeth, pens. Lo tena todo planeado.Se pas las manos por la cabeza, presa del pnico. Tena que salir de all y tenaque hacerlo cuanto antes. Pase inquieta por la habitacin ante la atenta mirada de

    Mary, que la observaba como si se hubiera vuelto loca de repente.Y ahora qu haces? Mary empezaba a contagiarse del nerviosismo de lamuchacha.

    Una vez ms, Kira decidi no responder. En su lugar, se dirigi hacia eltaburete que haba delante del tocador, apartando a Mary por el camino. Lo agarrcon decisin por las patas y volvi a la ventana. Cerr los ojos, respir hondo yarremeti sin pensar contra las maderas que la separaban del exterior, pero noocurri nada.

    Te has vuelto loca?! chill la otra chica. Si Elisabeth escucha el

    estruendo, vendr yY qu? dijo Kira, an con el taburete en las manos y mirando a la jovenprostituta. Me pegar? Crees que me importa? su respiracin se entrecortabapor la inquietud y el esfuerzo.

    No digas tonteras! Ella nunca te pondra una mano encima parecamolesta.

    No conoces a Elisabeth.No, eres t la que no la conoce. Eres una desagradecida. No eres consciente

    de lo que Elisabeth ha sacrificado por ti.

    Kira se trag su rabia y dej caer la banqueta al suelo. As era como todo elmundo vea a Elisabeth y as era como todo el mundo la vea a ella. No podaluchar contra ello. Esa casa haba pasado de ser su hogar a convertirse en una crcelde la que no podra salir jams. Ahora que ya no tena motivos para quedarse all,se le haba privado de la libertad que pensaba que nunca haba tenido. Ahora que

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    no quera permanecer en ese lugar, no tena ms remedio que hacerlo. Saba queno escapara nunca de aquella casa. Apoy la espalda contra la pared y se dej caerhasta el suelo con las rodillas flexionadas. Toda su vida se haba desmoronado enun instante.

    Deja de llorar y empecemos de una vez dijo Mary con tono apremiante.Venga, levntate! aadi, al ver que la muchacha no haca por moverse.Kira se incorpor despacio, mientras Mary agarraba el taburete y lo colocaba

    delante del tocador de madera vieja y desgastada.Sintate! le orden, empujndola por los hombros y obligndola a tomar

    asiento. Tengo que hacer algo con ese pelo y esa cara.Kira se vio reflejada en el espejo; seguramente, esa sera la ltima imagen

    que vera de s misma. Observ cmo Mary le arrancaba una a una las pequeashorquillas que recogan su melena en el moo bajo que siempre luca. Los largos

    mechones de cabello negro fueron cayndole sobre la espalda hasta cubrirla porcompleto.Desde cundo tienes el pelo as? se sorprendi Mary, sin poder evitar

    acariciarlo. Era muy diferente a su cabello rubio y rizado.Desde siempre baj la mirada.Mary agarr unas tenacillas de hierro que haba sacado de uno de los cajones

    y se dirigi con ellas al fuego de la chimenea. Las sostuvo durante unos segundosentre las llamas y, cuando consider que se hallaban lo suficientemente calientes,las extrajo teniendo la precaucin de no quemarse. Volvi junto a Kira, agarr uno

    de sus mechones y lo enred con cuidado en el hierro candente.Los tacones de Elisabeth resonaron con fuerza en el piso superior y bajaron laescalera con paso firme. La acompaaban los mismos seores a los que les habaabierto la puerta. Kira agudiz el odo, pero esta vez las palabras tampoco le llegaronclaras. Solo escuch algunos retazos sueltos: funeral, dinero, tarde Sepuso tensa al escuchar su nombre, aunque tal vez se lo pareci. Quiso levantarsey aporrear la puerta pidiendo ayuda, pero eso le costara que Mary la retuviera porla fuerza y que Elisabeth la castigase despus.

    Cunto tiempo haba pasado desde que Elisabeth la haba encerrado conMary en aquella habitacin? La luz de las velas y la semioscuridad que inundabael cuarto no le daban ninguna pista de las horas transcurridas. Ni siquiera saba sian era de da o si ya haba anochecido. Haca un buen rato que se haban llevadoa su padre. Los llantos fingidos de la madamehaban inundado todos los rinconesde la casa y a Kira an le herva la sangre por ello. No tiene derecho a llorarle,pens. Trat de reprimir las lgrimas, pero no pudo evitar que se le humedecieranlos ojos. Su barbilla tembl.

    Otra vez? dijo Mary, enfadada. Si te pones a lloriquear, se estropear

    el maquillaje y no estoy de humor para tener que volver a repetirlo. Quieresdesagradarle a tu cliente de esta noche?Cliente? Kira mir a la joven, desconcertada. An no era del todo

    consciente de lo que sera su vida a partir de aquella noche.He escuchado a Elisabeth decir que es un barn muy rico. Vamos a Va a

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    ganar mucho dinero esta noche sonri, orgullosa.No pens que sera tan pronto reconoci, con nerviosismo. Cre que

    pasaran unos das hasta que bueno, ya sabes.Por qu crees que ests aqu? El viejo ha muerto. Ahora ests en el lugar

    que te corresponde.No hace falta que me lo recuerdes! Ya s que mi padre est! no pudoterminar la frase. Not una presin en el pecho, como si una mano invisible leexprimiera el corazn.

    Mary rio.Has estado todos estos aos mirndonos desde lo alto de la escalera, con esa

    expresin de superioridad en tu cara.Qu? se sorprendi. La forma en que las miraba distaba mucho de ser as.Siempre te has credo mejor por el hecho de vivir bajo la proteccin del

    viejo, pero eso se acab. Ahora eres una de nosotras y esta noche tendrs a tuprimer cliente.Ella nunca haba mirado a nadie con esa intencin porque no se senta

    precisamente superior a nadie, ms bien todo lo contrario. Se mir las manos yodi el color rojo con que Mary le haba pintado las uas. Una pequea cicatrizcruzaba uno de sus dedos, pero apenas se notaba, pues solo era visible si se conocasu existencia.

    Creo que ya est concluy Mary tras un largo silencio.Kira se mir en el espejo y vio a una extraa. Se levant del asiento y qued

    paralizada al verse ms de cerca. Qu era todo ese maquillaje? Y ese pelo tanrizado? Era demasiado artificial, no le gustaba. Se supona que las mujeres sellenaban la cara de potingues para ser ms hermosas pero Kira distaba muchode parecerlo. Abri uno de los pequeos cajones del tocador y busc algo conque poder suavizar sus facciones ahora demasiado marcadas. Encontr un viejopauelo y se lo pas por la cara con insistencia.

    Pero qu haces? Te has vuelto loca? inquiri Mary, arrancndole eltrozo de tela de las manos. Me ha costado mucho conseguir que te quedarabien el maquillaje para que ahora eches a perder todo mi esfuerzo. Es que no eres

    capaz de valorar nada?Pero no quiero que nadie me vea as su voz son casi suplicante.No importa lo que t quieras.Parece que no soy la nica que no sabe valorar las cosas.Qu has dicho? la joven prostituta se escandaliz. No me extraa que

    el viejo haya cado fulminado si ha tenido que aguantar tu continua desfachatezdurante tantos aos.

    Basta dijo Kira en voz baja.Te molesta que hable as de l? continu entre risas. Ninguna de

    nosotras hemos tenido una vida fcil. Te crees especial porque a ti te vendieron?Somos iguales, Kira. Deja de soar con que un da vendr un prncipe a salvarte ya llevarte a su castillo para hacerte su reina.

    Ests siendo como ella. Las palabras de Mary la ofendieron, pero no dejque lo notara. Haca mucho tiempo que dej de soar con algo as.

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    Qu? parpade. Qu quieres decir?Nada dijo, con voz cansada. No quiero decir nada.Ponte el vestido Mary pareca enfadada. No pienso seguir conversando

    contigo, no me lleva a ninguna parte. Ahora levntate, ve al armario y vstete.

    Kira la mir con sus ojos pintados de negro y rojo. Su imagen serena habadesaparecido. Se frot una de las muecas y palp la cicatriz que la surcaba.Cualquiera pensara que haba intentado hacerse dao a s misma si no fueraporque se encontraba en la parte externa. No quiero que las vea, pens.

    Me pondr el vestido, pero no quiero que mires. Date la vuelta dijo,tratando de mostrar seguridad.

    S que eres tmida se burl.Si no te das la vuelta, no me lo pondr.Est bien acept, pero date prisa.

    La joven prostituta le dio la espalda. Kira aprovech para dirigirse al armarioy sacar el vestido que Elisabeth le haba preparado. Lo sostuvo un instante entrelas manos, observando la calidad de la tela, la laboriosidad de los bordados y losencajes, el cors tan sumamente exagerado... Qu irnico que su primer vestidobueno fuera uno como ese. Sinti vergenza al imaginarse con l puesto y se sintimorir al aparecer en su mente la imagen de un cualquiera arrancndoselo. Esemomento llegara y estaba ms cerca de lo que su cerebro llegaba a comprender.

    Terminas ya? resopl Mary.S, enseguida respondi Kira, saliendo de sus pensamientos.

    Se desprendi su viejo vestido con rapidez y, a pesar de las ascuas anencendidas de la chimenea, sinti fro. Su cuerpo redondeado estaba invadido porpequeas marcas y cicatrices, y algn moratn a medio desvanecer. Haca tiempoque haban dejado de dolerle, puesto que estaban ya bien curadas, pero el recuerdode todas ellas an segua intacto en su memoria. Comenz a vestirse con el otroatuendo de forma apresurada, mirando de reojo a Mary para comprobar que no laestaba observando.

    Est bien, se acab dijo la prostituta, perdiendo la paciencia y caminandocon paso decidido hacia Kira.

    Agarr los cordones del cors y los apret con fuerza. La luz de las brasas dela chimenea resplandeci sobre la blanca piel de Kira y temi que Mary se dieracuenta de las marcas que la recorran. De pronto, Mary ya no apretaba los lazosdel cors ni soltaba bufidos de irritacin, sino que roz las cicatrices con los dedos.

    Kira comenz a decir con desaliento, pero Kira rechaz el contactoalejndose de ella.

    No preguntes dijo, cortante.Mary se acerc a ella con cuidado y termin de abrocharle el corpio sin decir

    una palabra.

    Tus brazos tambin decidi callar ante la mirada de la chica. Te daralgo para taparlos.Mary revolvi en el armario durante unos minutos. Abri un pequeo

    cajoncito, pues record que era all donde haba puesto aquello que buscaba. Loshaba guardado haca tiempo atrs, pues ya no los usaba, y pens que tal vez a Kira

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    le serviran.Creo que estos guantes te sentarn bien. Son bastante largos.Te ests preocupando por m? Kira no saba cmo sentirse, si sorprendida

    o recelosa. Mary nunca la haba tratado bien y no entenda esa amabilidad repentina.

    Un pensamiento le vino de pronto. Te doy pena?No creas que hago esto por caridad Mary trat de parecer dura, es soloque no quiero que el barn te rechace. Si no le gustas, perderemos mucho dinero.

    Bien agarr los guantes y se los coloc con cuidado.Kira prefera pensar que sus verdaderas intenciones ante aquel gesto eran

    precisamente esas y no otras. Seguramente el barn me rechazar nada ms veamis cicatrices, pens. O nada ms conocerme. Cerr los ojos y dese que asfuera. Un ruido en la cerradura la arranc de sus pensamientos.

    Habis terminado ya? Elisabeth abri la puerta de par en par.

    Iba ataviada con un vestido negro y Kira se sorprendi al percatarse de queninguna parte de su cuerpo quedaba al descubierto. Al menos haba tenido ladecencia de vestir con un atuendo adecuado para el funeral de su marido.

    S, seora Maolan respondi Mary, escabullndose por el hueco existenteentre la madamey el marco de la puerta.

    Perfecto.La mujer se acerc a su hijastra con lentitud y la mir de arriba abajo. Llevaba

    algo entre las manos, una especie de estuche plano y cuadrado de terciopelo azuloscuro.

    Pens que sera mucho peor confes. Ponte esto continu,ofrecindole la pequea caja.Qu es?T solo pntelo! bram.Kira extendi las manos, asustada, y Elisabeth pos el obsequio sobre ellas.

    Kira acarici la fina textura de la tapa y, con un ligero movimiento, la abri. Lamuchacha ahog un grito al contemplar la ms hermosa gargantilla que jamshaba visto, de esmeraldas y rubes engarzados en una excepcional estructura deoro. Combinaba a la perfeccin con su recin estrenado vestido.

    Tambin hay unos pendientes a juego le inform lamadame

    .Kira continuaba con la boca abierta.Pero esto tiene que valer una fortuna, no podemos permitrnoslo. No voy

    a ponrmelo.Te lo ha regalado tu cliente explic la mujer. Es un barn muy rico, ha

    pagado una fortuna por ti. Se muere por estrenar a una prostituta en su primeranoche, as que ten mucho cuidado con tu comportamiento, porque hay muchodinero en juego. Me has entendido?

    Pero

    No me repliques! grit lamadame

    con la cara desencajada, provocandoque Kira se encogiera. La prxima vez que intentes negarte a algo que yo teordene o que trates de dar tu opinin sobre cualquier cosa, te dar unos buenoslatigazos. Dios sabe que no es la primera vez que lo hago y tampoco ser la ltima.Te ha quedado claro?

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    Kira asinti, tratando de disimular el temblor de todo su cuerpo, aunque cadavez se le haca ms difcil. Se sent en la cama y not que el colchn era ms blandoque el de su antiguo lecho. Dej el estuche con la gargantilla y los pendientes sobresu regazo y se agarr a la falda para ver si as consegua tranquilizarse. Muchas

    otras veces le haba funcionado, pero esa ocasin pareca diferente. Elisabeth laobservaba con gesto aprensivo, recorrindola con la mirada.No te has puesto los zapatos seal. Hazlo antes de que vuelva. Yo

    voy a cambiarme, que esta noche hay mucho trabajo. Si no puedes abrocharte lagargantilla, dile a Mary que lo haga. Date prisa.

    El siguiente sonido que escuch Kira fue el de la puerta al cerrarse y el de lallave al girar dentro de la cerradura. Estaba claro que Elisabeth no se fiaba de ella.Respir hondo, cerr los ojos y se aferr con ms fuerza a la falda del vestido. Elrostro de su padre cruz su mente de forma fugaz. Qu pensara de m si me

    viera vestida as?, pens. Se llev las manos a la cara y se golpe las mejillas conlos dedos para que las lgrimas no volvieran a escaprsele. El maquillaje le picabaen los ojos y llorar no le ayudara a calmar esa molestia. Dej el estuche con lasjoyas encima de la cama y se dirigi al armario caminando con desazn. Unoszapatos de tacn de color rojo y con encajes negros descansaban sobre una de lasbaldas de madera ubicadas en la parte derecha. Se los coloc con dificultad, puesera la primera vez que usaba algo como eso. Cmo podan apretarle ms que susviejos zapatos? Agarr la gargantilla y la observ un instante. No poda imaginarcuntos doblones de oro podra valer y tampoco entenda cmo alguien poda

    gastarse tanto dinero en ella, si ella no era nadie. La coloc sobre su cuello, perole temblaban tanto las manos que no lograba abrochrsela. Tras varios intentos loconsigui e hizo lo mismo con los pendientes. Esta vez no se mirara en el espejo.

    La puerta se abri.El barn acaba de llegar Elisabeth pareca emocionada. Ha preguntado

    por ti, as que no le hagas esperar. Sal ahora mismo.La muchacha asinti de forma automtica, pero no se movi. Sus piernas no

    respondan y los pies se le haban quedado pegados al suelo. Toda ella temblaba.Tena miedo. No, era ms que eso: senta autntico terror. Quiso llorar, gritar

    pero se contuvo. Solo le servira para que Elisabeth se riera de ella o para quela castigase. Ante la insistencia de la madame, sali de la habitacin con la vistafija en el suelo: no quera mirar a nadie ni que nadie la mirara a ella. Estabademasiado avergonzada, y si evit mirarse por ltima vez en el espejo, fue para noser consciente de la imagen que mostraba y sentirse an peor. Not decenas deojos clavndose en ella, escuch comentarios obscenos por parte de los hombresque all se encontraban y palabras de asombro de sus ahora compaeras de trabajo.Sinti que no lo poda soportar; a cada paso que daba se hunda cada vez ms y vioque la dignidad se le escapaba de entre los dedos como si fuera humo. Empezaba

    a comprender su situacin y entendi que esa noche marcara el resto de su vida.Pero no poda imaginar de qu forma lo hara.Elisabeth la cogi con tosquedad del brazo y la oblig a acercarse a una de las

    mesas del otro extremo del burdel, un lugar reservado para clientes adinerados.En ese pequeo rincn la calidad del mobiliario y de las copas era de un nivel

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    claramente superior al del resto del local y estaba separado por un biombo demadera tallada para dotarlo de intimidad.

    Seor DuBois anunci la madame con una amplia sonrisa, es unverdadero placer presentarle a su compaa de esta noche.

    Kira segua con los ojos clavados en el suelo, no quera mirar a ese hombre a lacara. Por ms que lo intentaba, no alcanzaba a descifrar el significado de las palabrasque llegaban a sus odos. La respiracin acelerada le hizo sentirse mareada y, porun instante, todo se volvi negro a su alrededor. Una mano en su barbilla le hizovolver a la realidad. Cundo se le haba acercado el barn? Tan ensimismadaestaba que no se haba dado cuenta?

    Por fin me miras dijo el barn, con un deje de molestia en su voz.Estabas en las nubes? estall en carcajadas ante la cara de pnico de la chica.Pero si la muchachita est a punto de llorar!

    Marcus DuBois era un hombre atractivo y, an peor, era consciente de ello.Su pelo negro azulado y bien peinado haca de l alguien interesante, y sus ojosrasgados y misteriosos resultaban intimidatorios. Iba ataviado con un elegante trajede color gris y una camisa negra, todo de una excelente calidad. Su sola presenciaimpona respeto, pero para alguien como Kira ese aspecto resultaba aterrador.Marcus alardeaba de poseer una gran fortuna y una larga lista de amantes, peronadie saba que esa fortuna era de dudosa procedencia y que sus amantes eran lasmujeres de sus socios. Fue en uno de esos negocios turbulentos donde consiguiel ttulo de barn.

    Kira se estremeci; los ojos de aquel hombre rozaban el borde de la locura. Deverdad iba a pasar la noche con l? Era un loco depravado! Elisabeth la empujhacia uno de los sillones y Marcus se sent junto a ella. La madamedecidi dejarlossolos, no sin antes advertir a Kira de nuevo sobre su comportamiento.

    Su miedo creca con cada roce que Marcus le dedicaba, con cada miradalujuriosa que le echaba, con cada palabra que le susurraba. El barn intentvarios acercamientos a la joven, pero ella le apartaba de forma instintiva una yotra vez. Cuntas manos tena ese hombre? Nada ms retirarle una, ya tena otratrepando por la cintura, por el brazo, por la espalda, por todas partes! Comenzaba

    a desesperarse; odiaba el contacto con ese hombre y, por ms que lo intentaba, noconsegua zafarse de l.Lo que Kira no saba era que ese rechazo resultaba ser, precisamente, lo que

    atraa tanto al barn y le haca volverse loco de deseo por yacer con ella. Tal vez, sila chica beba ms de la cuenta, podra hacer con ella lo que quisiera sin tener queesforzarse ni forcejear.

    No bebes? pregunt el hombre, removiendo el lquido de su copa.La chica neg con la cabeza sin mirarle. Bien aadi, ponindose en pie ycansado de no llegar a ninguna parte, creo que ha llegado el momento de irnos

    a dormir.El nfasis que puso en la ltima palabra no le gust nada a Kira. Saba lo quesignificaba. El momento tan temido estaba peligrosamente cerca y deba haceralgo. No poda permitir que la ambicin y la obsesin de su madrastra por eldinero acabaran con ella. Por qu nunca se defenda de esa mujer? Por qu

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    se quedaba sin fuerzas cada vez que deba enfrentarse a ella? No poda hacerlo.No saba si era por amor a su padre, porque se habra sentido herido si su hijadeshonraba a su esposa, o por miedo a Elisabeth. Quiz era una combinacin deambas cosas.

    Vienes? inquiri el hombre al ver que la muchacha no se mova.I-Ir enseguida tartamude ella. Es esa puerta de all, la que est al ladode las escaleras seal.

    El hombre se meti en el cuarto con una sonrisa inquietante, dejando la puertaentreabierta para dar muestra de su impaciencia. El pulso de Kira se aceler; estabatan nerviosa que apenas poda pensar. No tena ni idea de qu poda hacer paralibrarse de esa situacin tan perturbadora. Alz la vista, se asom por detrs delbiombo de madera tallada y ech un vistazo a su alrededor, buscando a Elisabethcon la mirada. Vio que suba hacia el piso de arriba y comprendi que aquella era

    su oportunidad para escapar. Sus pasos presurosos la llevaron a la puerta principaly, justo cuando iba a salir por ella, se choc con alguien.Lo siento, seor se disculp ella, sin molestarse siquiera en mirar.Menuda preciosidad dijo el hombre, con una voz que a Kira le result

    familiar.Ah eres t le mir con una mezcla de odio y asco, y se percat de que

    esa era la segunda vez que intercambiaban unas palabras.T eres la hija de su cara era de autntica sorpresa.No soy la hija de esa esa! arrug la nariz en un gesto de frustracin y

    el hombre solt una sonora carcajada. Qu te hace tanta gracia?Ese carcter tuyo te traer ms de un problema.T lo has dicho: es mi problema cruz los brazos sobre el pecho para

    esconder el temblor de su cuerpo, sin percatarse de que as se le marcaba an msel escote y de que los ojos de Vartan se dirigieron justo ah.

    Cuntos aos tienes? la mir, levantando una ceja y retirndose unmechn de cabello blanco que le caa sobre la frente.

    Cuntos tienes t? Tu color de pelo es el de un anciano se burl.Te ests riendo de m? dijo Vartan, sin saber cmo encajar aquel

    comentario.No puedo perder el tiempo contigo. Tengo algo que hacer.Pas por su lado sin mirarle, con la cabeza bien alta, ante la atenta y atnita

    mirada del vampiro. Decidi tomar una actitud altiva, puesto que su cuerpo nodejaba de estremecerse entre el fro de la noche y el miedo que su situacin actualle provocaba. No quera que se le notara. Vartan la agarr por el brazo enguantado.

    No tan deprisa.La joven se qued paralizada; todos sus malos recuerdos comenzaban con ese

    mismo gesto. Las piernas le temblaron, pero no a causa del fro. Sinti como si el

    corazn se le detuviera, haciendo que su respiracin se volviera pesada y arrtmica.Se arrug sobre s misma, quedando completamente inmvil, y Vartan la mirextraado, sin comprender ese cambio de actitud. Pareca que toda la fuerza de lamuchacha se haba esfumado en solo un segundo.

    Ey comenz a decir l. Qu pasa, has visto un fantasma?

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    Aqu ests! grit alguien tras ellos, colrica. Queras escaparte, verdad?El seor DuBois est muy disgustado con su cara cambi al ver al hombrede cabello blanco y mirada glacial, y pas de la locura a la ms completa lujuria.Vartan hoy llegas pronto. Apoy la espalda en una de las columnas que

    sostenan el porche y acarici la barandilla mientras se suba la falda, dejando aldescubierto una parte generosa de sus piernas.Vartan enarc una ceja y puso cierta mirada que saba que ninguna mujer poda

    resistir. Una media sonrisa se dibuj en su rostro y solt a Kira para dirigirse a lamadame. Le acarici el muslo y subi la mano por su cintura, desatndole un pocola cinta que apretaba el ceido cors. La mujer gimi extasiada, cerrando los ojos.Le susurr algo al odo y l entr en el burdel. El gesto de Elisabeth cambi denuevo, retorcindose y deformndose por momentos.

    Esto te va a costar muy caro.

    Su voz son terrorfica a los odos de Kira, la cual continuaba petrificada. Lamadamela agarr por el cabello de la nuca y la meti en la ttrica casa. Si no hubierasido por Vartan, habra logrado escapar. Tras ese pensamiento, su odio hacia lse hizo ms intenso. Le dola demasiado la cabeza como para seguir pensando,demasiado incluso para mantener los ojos abiertos entre tanto gento y humo decigarrillos. Notaba los empujones de los borrachos y de las prostitutas a su paso,las risas y los gritos. Sus pies, conducidos por Elisabeth, se precipitaban hacia elpequeo cuarto donde Marcus la esperaba.

    Siento mucho las molestias, seor DuBois se disculp la madame nada

    ms abri la puerta. Esta chiquilla es una rebelde.No se preocupe, seora Maolan rio. Me gusta ms as.Estoy segura de que disfrutar usted esta noche habl la mujer, con una

    temible sonrisa. Cerr la puerta, dejando a Kira a solas con el barn.Sabes? Eres mejor de lo que me haban contado dijo l, acercndose

    despacio a Kira.Ella retir la mirada, apretando los puos y respirando furiosa. Con un gesto

    de la mano, DuBois empuj la cara de la muchacha e hizo que le mirara.Me has gustado nada ms verte.

    Antes de que Kira pudiera evitarlo, el barn ya le haba introducido la lenguacasi hasta la garganta. No supo reaccionar; era el primer contacto que tena conun hombre y sinti asco. El tacto de sus labios le provoc una sensacin deabatimiento y debilidad. Trat de defenderse apretando las manos contra el pechode l, pero ya no le quedaban fuerzas. En un ltimo y desesperado intento, logrlibrarse de l.

    No puedes escapar de m otra vez rio el barn. Esa mujer te ha atrapadoa tiempo la observ con detenimiento y fij la mirada en el escote del apretadocors. Cuntos aos tienes?

    Ms de los que crees Por qu de repente a todo el mundo le interesasaber mi edad?, pens.Es una pena agreg, yendo de nuevo hacia ella, porque me gustan las

    chicas jvenes. Cuanto ms, mejor. Soy el primer hombre que te toca, no es as?Aljate! esa palabra sali de su boca sin pensar, a la vez que daba un paso

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    atrs.He pagado por ti, as que estoy en mi derecho. De quin crees que son las

    joyas que llevas? acarici la excepcional gargantilla, aprovechando el contactopara rozarle la piel. Acerc los labios a su blanco cuello y los pos sobre la curva

    de su garganta. La muchacha se puso rgida. Ni siquiera llevas perfume. Quclase de mujer eres t?Kira se llev las manos detrs del cuello, apart el cabello rizado y desabroch el

    collar con todo el cuidado que los dedos azorados le permitieron, entregndoseloal rico barn. Despus, hizo lo mismo con los pendientes.

    S perfectamente de quin son dijo, mirndole a los ojos y fingiendoaltivez. Tmalos. No los quiero.

    Ninguna dama despreciara un regalo como este Marcus la mir como siestuviera loca. Cuntas veces la haban mirado as en lo que llevaba de da?

    Tal vez yo no sea una dama replic con irona, tratando de no mostrarsefrgil.No, no lo eres dijo l, burln. Eres una ramera y si no te acuestas

    conmigo, lo har otro, y despus otro y otro ms. Ser as durante el resto de tuvida. Crees que esto es un juego? T no sabes dnde ests metida y yo me hecansado de esperar.

    De pronto, Marcus la alz con fuerza, como si apenas pesara, y la arroj conviolencia sobre la cama.

    Qu vas a hacer?! grit ella, aterrada.

    Calla! exclam l, con una mirada inquietante.Se abalanz sobre ella mientras se desabrochaba la camisa a toda velocidad,como si le quemara la tela en la piel. Kira trat de luchar, asestndole varios golpesal barn en la cara y el cuello y moviendo las piernas arriba y abajo, pataleandosobre la cama para que l no se adentrara en ella. Sinti pnico al comprobar queMarcus era demasiado fuerte como para detenerle y le doli en el alma la facilidadque tuvo para inmovilizarla e impedirle realizar cualquier gesto, a pesar de sussplicas y sus gritos. Con un solo movimiento, le rompi el vestido por delante,dejando sus pechos al descubierto. Marcus sonri de manera extraa al ver las

    pequeas cicatrices que recorran el vientre de Kira y algunos moratones recientesque afeaban su figura.Esto es lo que te gusta? pregunt l, acalorado por el esfuerzo y la

    excitacin.C-Cmo? dijo ella sin entender.Tu cuerpo est lleno de marcas. Te gusta resistirte, verdad? Estas cicatrices

    son la prueba de ello. Cuntos lo han intentado antes que yo?N-No su voz temblaba de forma exagerada.No entenda a qu venan esas palabras. Cmo poda ser tan retorcido? Era

    la primera vez que un hombre la tocaba. Siempre haba imaginado ese momentocon alguien que la quisiera de verdad, con alguien que la amara y a quien amase.Sabes? comenz a decir l. Lo haces muy bien. Has conseguido que te

    desee de verdad.No! grit Kira, dejndose llevar por el pnico. No, por favor!

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    Fuera de la habitacin se respiraba un ambiente pesado y cargado, a causa de laneblina de humo que inundaba el saln principal del burdel. Las risas histricas yfalsas de las prostitutas anegaban los rincones y los clientes hacan y se dejaban hacer.Vartan y Elisabeth se encontraban en el mismo lugar de siempre, acaricindose el

    uno al otro sin parar, sin dejar apenas espacio entre sus cuerpos. l le lama el cuellosin cesar, recorrindolo con la lengua y los labios una y otra vez, mientras ella jadeabade placer y apretaba los muslos, dejando claro su deseo hacia ese hombre de miradafra. Vartan col una mano bajo su vestido y sonri de forma perversa, sin dejar queElisabeth se percatara del gesto de su cara. Acarici lo que ella albergaba entre laspiernas, provocando que cerrara los ojos. La madameech la melena hacia atrs yemiti un gemido agudo.

    Unos gritos ahogados por el jolgorio del burdel llegaron a odos del vampiro ycaptaron su atencin, haciendo que se distrajera de lo que tena entre manos.

    Qu es eso? Quin grita? pregunt intranquilo.Es esa mocosa dijo ella, restndole importancia. Hoy es su primera noche.Es normal que grite la primera vez que siente ese placer.

    Esos no son gritos de placer replic l, tragando saliva. Son gritos dedolor.

    Agudiz el odo y pudo escuchar con claridad la voz de Kira pidiendo ayuda.Decidi ignorarla y proseguir con sus quehaceres, pero una vez ms escuch lavoz desgarrada de aquella muchacha que no le importaba.

    Esos gritos no son normales dijo de nuevo.

    No importa aadi ella, desesperada por que el atractivo hombre tocaratodo su cuerpo.El vampiro continu acaricindola, pero su mente no estaba all con la madame,

    sino con los angustiosos gritos de una chica que peda ayuda. Algo se removi ensus entraas, algo inslito que no entenda, pero que fue decisivo para intervenir.Vartan solt a la mujer y camin con paso decidido hacia la pequea habitacinde donde procedan los gritos, mientras Elisabeth le lanzaba improperios einsultos por haberla dejado con la miel en los labios. l no la escuchaba. No podaentender por qu sus pasos se dirigan con tanta fuerza a socorrer a alguien a quien

    despreciaba.Irrumpi en el cuarto y la escena que presenci le golpe como una bofetada:estaban los dos desnudos, l encima de ella. Le haba atado las manos a los barrotesde la cama, impidindole as que se defendiera, y la haba forzado a abrir las piernasen contra de su voluntad, las cuales sujetaba con firmeza con ambas manos antela presin que ella ejerca para intentar cerrarlas, sin conseguirlo. Vartan sinticmo algo parecido a la furia creca en su interior. Sin pensrselo dos veces, seabalanz sobre Marcus, lo agarr por los hombros y lo lanz con violencia al otroextremo de la habitacin, cayendo este sobre el viejo tocador y destrozndolo

    con un gran estruendo. Vartan vislumbr algunos moratones en los brazos de lamuchacha y vio que tena la cara magullada. Kira se sinti humillada. Ni siquierapoda cubrirse con la sbana ni taparse con las manos. En los ojos del vampiro sereflej un atisbo de compasin hacia ella. Arranc las ataduras que aprisionabanlas manos de la chica, envolvi su cuerpo con la sbana y la sac de aquella viciada

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    habitacin. Kira no dijo nada, no le quedaban fuerzas. Lo nico que quera era salirde ese maldito lugar.

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    Dorian Altar miraba a travs de los cristales del gran ventanal que decorabasu enorme despacho. Las cuatro paredes forradas de madera estaban cubiertas pordecenas de estanteras repletas de libros, manuscritos y pergaminos de todo tipo. Elterrateniente tena varios cachivaches encima de la mesa y, en algunas de las baldasde los estantes, brjulas, mapamundis, un telescopio colocado ante la ventana trasel escritorio, figuras de plomo de caballeros armados... Era un hombre intelectual,amante de la docencia y del estudio, y coleccionaba escritos de cualquier disciplina:

    medicina, arquitectura, derecho, economa, literatura. Incluso haba tratados dejardinera y gastronoma, y algunos ejemplares difciles de encontrar y, por lotanto, muy valiosos. Sobre el suelo de piedra negra descansaba una alfombra conmotivos geomtricos de tonalidades tierra, ofrecida como regalo por el duque yvalido de un rey del sur.

    Camin meditabundo entre los montones de libros apilados en el suelo queLiet, la duea de la librera, le haba llevado esa misma tarde y que an no habatenido tiempo de clasificar y ordenar. Agarr uno de ellos, de tapas de cueromarrn, y lo hoje. Dio un bufido, apartando un mechn rizado que le caa

    sobre la frente, y devolvi el libro a su lugar. Mir hacia la puerta de la entrada,esperando a que la manivela se moviera de una vez. Cunto pensaba tardar? Sehaba atrevido a llevar a una desconocida a su hogar, nada menos que al castilloque dominaba aquellas tierras, y ahora osaba desobedecer la orden de presentarseante l de inmediato para explicarle lo ocurrido.

    Ya era hora dijo Dorian con semblante serio nada ms Vartan abri lapuerta.

    Tantas ganas tenas de verme? brome, con una media sonrisa.Esto es serio, Vartan. Deja tus tonteras para luego. Por qu has trado a

    esa prostituta? pregunt con severidad por encima de las gafas de lectura. Sucabello, castao y rizado, le caa con elegancia sobre los hombros ataviados conuna casaca azul de excelente tejido.

    No lo s reconoci el vampiro. Sent el impulso de sacarla de all.Sentiste el impulso repiti.Dorian se dirigi hacia el escritorio de madera roja, el cual estaba atestado de

    documentos, y se apoy en l con ambas manos dndole la espalda. Se quit lasgafas y las dej sobre la mesa con cuidado.

    Te das cuenta de que pueden acusarte de secuestro? le inform, an sin

    girarse. En qu estabas pensando, Vartan?Ya te he dicho que no lo s! trag saliva con dificultad; los nervios nole dejaban pensar en una respuesta creble. Si la hubieras escuchado, habrashecho lo mismo que yo!

    El terrateniente suspir hondo y se frot el entrecejo. Mir al vampiro durante

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    unos segundos, quiz tratando de vislumbrar sus pensamientos ms recnditos yla razn por la cual haba sacado a la chica del burdel.

    Eres consciente de que vendrn a reclamarla? le hizo saber.S respondi Vartan.

    Te das cuenta del lo en el que puedes meterte?S.Qu hars cuando venga a por ella esa madameque frecuentas? inquiri,

    enarcando una ceja.N-No lo he pensado todava tartamude ante la penetrante mirada de su

    amigo.Es decir, que has salido corriendo de un burdel con una prostituta en brazos

    sin saber por qu, la has trado al castillo del seor de estas tierras y ahora no sabesqu hacer con ella. Con las personas no se juega, Vartan. T deberas saberlo

    mejor que nadie.Calla susurr el vampiro entre dientes, traspasndole con sus ojoscristalinos.

    Piensa en algo pronto, porque esta vez no voy a salvarte el cuello aadiel terrateniente en voz queda.

    Esperaba un poco ms de ayuda por tu parte, gran seor de este castillo! contest Vartan con recelo, golpeando la mesa con las dos manos. Se gir sobre smismo y se march con enrgicos pasos dando un portazo.

    Tras el golpe, varios manuscritos cayeron de las estanteras y rodaron por el

    suelo. Dorian los recogi con enojo y abri la puerta apresuradamente.Dile que debe marcharse! Es tu responsabilidad dijo, antes de que Vartandesapareciera tras la esquina del largo pasillo de piedra gris. El vampiro le ech unamirada que no supo interpretar.

    En ese mismo pasillo, en la ltima puerta, se encontraba Kira an envuelta enla sbana. Estaba acurrucada sobre la cama con dosel que dominaba gran parte dela lujosa habitacin. No haba tenido tiempo ni haba querido fijarse en los objetosque la rodeaban; se senta desorientada y pareca no ser del todo consciente de

    dnde se hallaba. No se haba movido de all desde que Vartan la trajo y ni siquierahaba cambiado de posicin. Tiritaba de miedo y fro, tena la mente nublada y aveces senta que su consciencia se desvaneca. Unos pequeos golpes en la puertale hicieron dar un respingo demasiado exagerado. La puerta se abri despacio yKira meti la cabeza debajo de la sbana. No quera ver a nadie y tampoco leapeteca comprobar quin era el visitante.

    Ni siquiera te vas a levantar para recibirme? inquiri el hombre de cabelloblanco. Ante el silencio de la joven, decidi continuar: Como quieras, supongoque as ser ms fcil decirte que tienes que marcharte.

    La chica agrand los ojos ante aquellas palabras. Adnde se supona que debair? Se haba quedado sin hogar por culpa de ese hombre, aunque se alegraba deno tener que volver a ver a Elisabeth. El gesto de Kira se torci en una muecade amargura al recordar a su madrastra. Se preguntaba si la estara buscando, sisera capaz de sentir una pizca de preocupacin por no saber dnde estaba. Poda

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    imaginar su reaccin: estara gritando como si estuviera poseda mientras fingallorar de desesperacin.

    Ey la llam. Me ests escuchando?La muchacha continuaba muda. Se acerc a ella con el ceo fruncido.

    Ests dormida o es que te has muerto? le toc con suavidad el hombropor encima de la sbana y la chica se encogi an ms. Veo que ninguna de lasdos cosas. No vas a mirarme?

    No respondi ella, con la voz sepultada bajo la tela.Est bien. Entonces, solo escucha.Por qu me has trado aqu?Cmo? dijo Vartan sin comprender. No esperaba esa reaccin.No entiendo que me sacaras de all para traerme a un lugar en el que no

    puedo quedarme.

    Vartan baj la mirada, pensativo. Se arrodill en el suelo frente a ella y le apartun poco la sbana, lo suficiente para verle la cara: estaba amoratada por la palizaque Marcus le haba propinado y tena los ojos hinchados de llorar, aunque ahorano derramaba ninguna lgrima. Ella volvi a cubrirse con rapidez, avergonzada deque la hubiera visto en ese estado tan deplorable.

    No vuelvas a hacer eso! le espet.Pues vete si no quieres que vuelva a ocurrir en su voz haba la misma

    dureza que en la de Elisabeth. Kira pens que quiz por eso se entendan tan bien.No puedo no quiero regresar all intent disimular el nerviosismo.

    Tema las represalias de lamadame

    y el castigo al que la sometera si se le ocurravolver a poner un pie en esa casa.Vivirs en la calle? rio.Eso no te importa.Pasaron varios minutos sin que ninguno de los dos dijera nada. Kira comenz

    a inquietarse, pues ignoraba si ese silencio se deba a que l se haba marchado o aque permaneca callado. Se asom con timidez por debajo de la tela que rodeabasu cuerpo y le vio. La observaba con una mirada extraa y not cmo el pechodel hombre se mova impetuoso bajo la camisa de lino blanco. Pero esta vez no

    se escondi, sino que se cubri bien con la tela y baj por el otro lado de la camasin apartar la vista de l. Su padre tena razn? Ella pensaba que haba estadodelirando por la fiebre, pero esos ojos no eran humanos.

    Vartan se haba fijado en unas manchas rojas de la sbana, a la altura delabdomen de la muchacha, y un dulce aroma lleg hasta l, un olor que conoca ala perfeccin y que le hizo perder la cordura. Su respiracin se hizo ms intensa,provocndole un estado de euforia y haciendo que su interior se retorciera. Laspupilas se le dilataron y un brillo de maldad apareci en sus ojos, haciendo sumirada an ms fra. Los colmillos, en apariencia normales, crecieron de inmediato

    dispuestos a saciar la sed que le arrastraba a la locura. Se abalanz sobre ella sinpensar nada ms que en el lugar de procedencia de esa sangre: quera beber de ella.Kira cay al suelo, golpendose la cabeza con fuerza. La vista se le nubl y se sintimareada. Escuch una puerta que se abra, despus gritos y, finalmente, se sintiliberada del peso que la oprima.

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    La salvas para ahora acabar con ella?! grit el terrateniente.Tena a Vartan inmovilizado contra la pared. El vampiro no le miraba, tena el

    rostro enterrado en penumbras. Dorian dud de si Vartan entenda sus palabras;ni siquiera estaba seguro de si le escuchaba. Su mirada se desvi hacia Kira, que a

    duras penas poda mantenerse erguida.Qu es esa sangre? pregunt Dorian asustado, al darse cuenta de queun hilo escarlata bajaba por las piernas de la muchacha. Qu diablos le hashecho? Responde! apret el brazo con el que le sujetaba la garganta.

    No seas estpido dijo Vartan con voz ronca. Pareca un poco mslcido. No siento atraccin por ella. Es que no la has visto? Crees que ella esla clase de mujer con la que me acostara? Parece mentira que despus de tantosaos me conozcas tan poco.

    Lrgate de aqu! orden el terrateniente con severidad. Le liber del

    aprieto al que le tena sometido, provocando que el vampiro tosiera y que ledolieran los pulmones por la falta de oxgeno. Le empuj hacia la puerta y la cerrcon energa, dejndole fuera.

    Kira se sinti humillada y opt por envolverse en la sbana, hecha jirones ymanchada de sangre, lo mejor que pudo. Se sent en la cama, dndole la espalda aDorian. Saba de sobra cmo eran su cara y su cuerpo, no haca falta que nadie selo recordase y menos de una forma tan dolorosa. Nunca haba hecho demasiadocaso a ese tipo de comentarios de los que ya debera estar curada, pero algo dentrode ella se rompi. Quiz las grietas de su alma eran ya demasiado profundas y no

    pudo aguantar otro golpe.Cmo te llamas? Dorian se dirigi a la chica con delicadeza para noasustarla ms de lo que ya estaba.

    Kira Kira Maolan respondi, temblorosa, y sin atreverse a mirarle.Maolan? se sorprendi. Eres la hija de Kardam, el irlands?As le llamaban encogi los hombros y se arrug un poco ms.Pens que eras una de las chicas de la seora Maolan confes. No tena

    ni idea de que seras la hija de Kardam. Siento mucho su prdida, debe haber sidoun duro golpe para las dos. Al ver que la chica no hablaba, decidi continuar:

    Siento tambin lo que acaba de ocurrir. En realidad, es culpa ma: fui yo quien ledijo que viniera a hablar contigo.No se preocupe, seor. Ya me ha dicho lo que tena que decirme.Pero ahora es diferente dijo Dorian con gesto preocupado.No entiendo Kira se gir y le mir, al fin.Conoca a tu padre, era un buen hombre. No voy a dejarte a tu suerte y

    menos con esa mujer.Entonces, no tengo que volver? su respiracin se agit y sinti una

    mezcla de alivio y emocin.

    As es afirm el terrateniente con suavidad. Puedes contarme ahoraqu es lo que ha ocurrido, por favor?Kira neg con la cabeza; no quera hablar de ello, ni siquiera quera recordarlo.

    Aun as, no pudo evitar sorprenderse por los perfectos modales de aquel hombre.Haba escuchado hablar de l cientos de veces, pero nunca haba tenido la

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    oportunidad de comprobar qu clase de persona era.Est bien, lo entiendo. Pero necesitas que alguien te cure esas heridas. Le

    dir a Mireille que te traiga ropa y te prepare un bao caliente. S que le llevabamedicinas a Kardam, as que supongo que ya os conoceris. Que te cuide alguien

    de confianza ser mucho ms llevadero y fcil para ti. Si necesitas algo, estar enmi despacho, en este mismo pasillo.Kira inclin la cabeza como gesto de agradecimiento y Dorian abandon la

    habitacin despus de desearle una agradable noche. La chica se tumb sobre lacama y se acurruc abrazndose las piernas y apretndolas contra el pecho. Cerrlos ojos con firmeza, tratando de tranquilizarse, sin conseguirlo. A pesar de todoslos esfuerzos, su cuerpo temblaba descontrolado y las lgrimas acudan a sus ojossin remedio, hacindole sentir miserable e impotente. Quera olvidar todo loocurrido, que volvieran los das en los que era una nia inocente y ajena a la vida

    real. Era cierto que siempre haba sido una persona solitaria y que no era dada arelacionarse con los dems, pero qu tipo de relacin habra entablado una simplenia en un lugar abarrotado de prostitutas avariciosas y envidiosas unas de otras, yde hombres borrachos y degenerados que tan solo buscaban placer?

    Unos golpes en la puerta le hicieron volver a la realidad. Se encogi anms. No le apeteca ver a nadie, lo nico que quera era estar sola y que no lamolestaran, ni siquiera Mireille. Solo deseaba cerrar los ojos y dejarse llevar por suimaginacin, soar que tena una vida perfecta en un lugar perfecto.

    La puerta se abri y una joven muchacha, delgada y hermosa, se acerc a ella

    con unas toallas y un camisn largo de lino blanco en una mano, y un cuenco yuna pastilla de jabn en la otra. Kira se incorpor, cansada y sin ganas. Alz lamirada y observ el rostro ms bello que haba visto jams: unos enormes ojosmiel enmarcaban una mirada felina y seductora, y su cabello castao, largo yondulado, le caa sobre la espalda de manera elegante. Iba ataviada con el uniformede trabajo: un vestido negro y largo abrochado en el cuello con unos pequeosbotones de color blanco, a juego con el delantal. Aunque fuera una simple criada,a Kira siempre le haba parecido una princesa de cuento de hadas. En su opinin,Mireille mereca vestir los mejores trajes y llevar las ms hermosas joyas, y no ese

    vulgar vestido de sirvienta.Oh, Kira Mireille dej lo que llevaba en las manos a los pies del colchn yse coloc junto a Kira para abrazarla. Casi me muero del susto cuando el seorAltar me cont lo de tu padre.

    No te preocupes la muchacha le devolvi el abrazo a la doncella.Aparte de su padre, Mireille haba sido la nica persona con la que haba podido

    hablar sin miedo. Poda decirse que era la nica amiga que haba tenido.El seor Altar me ha pedido que te atienda como es debido. Si te parece

    bien, podemos hablar mientras te ayudo con el bao.

    No no hace falta, de verdad, no te molestes se neg Kira.Le daba vergenza que la viera desnuda y, adems, estaban las cicatrices quemarcaban gran parte de su piel.

    Insisto dijo con tesn. No es ninguna molestia, al contrario.Puedo hacerlo yo sola le rebati.

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    Con esas heridas? Ests muy magullada, Kira. Ser mejor que te ayude.No tuvo ms remedio que aceptar. Mireille tena razn. Adems de hermosa y

    honesta, era amable, cariosa y educada. Pens en lo diferentes que eran ellas dos,en todas las cosas buenas que tena Mireille y de las que ella careca. Eran como el

    da y la noche. Kira, en su interior, reconoci tenerle cierta envidia, pero tambinsenta una gran admiracin hacia ella.Siento lo de tu padre coment la muchacha tras preparar el bao, mientras

    frotaba la espalda de Kira con cuidado.Gracias dijo ella, acariciando la superficie del agua.Debera haber insistido ms en que tomara las medicinas dijo, a modo de

    disculpa. No fui lo suficientemente estricta con l.No tienes que lamentarte la mir. No es culpa tuya.Puedo preguntarte algo? su voz tembl un poco.

    Si es sobre las marcas olvdalo habl casi con el mismo tono de voz quela doncella. Baj la mirada.No. Es sobre la sangre de la sbana trag saliva. Era tuya?S.Oh, Kira se angusti. Qu ha pasado? Quin te ha hecho dao?Ese barn comenz a decir Kira estuvo a punto de conseguir lo

    que quera. Me peg repetidas veces yPor el amor de Dios, Kira! se escandaliz la otra joven. Qu te ha

    hecho ese desgraciado? Te ha forzado a?

    Espera, espera le cort. No es lo que piensas. Mireille la mir de hitoen hito. Vers le costaba seguir hablando, el corazn le lata con fuerza y lefaltaba el aire, pero saba que poda confiar en ella me arranc la ropa interiorcon demasiado mpetu. Sus uas se me clavaron en la carne, justo en el interiordel muslo. Pens que era una herida superficial y que no sangrara. Fue entoncescuando l me salv aadi, ofuscada.

    Quin te salv? inquiri la muchacha.Ese hombre de cabello blanco.Te refieres a Vartan? se sorprendi.

    S.Entonces, ese barn no te hizo nada?Aparte de estas heridas, no nada la mir.Mireille se llev una mano al pecho y suspir aliviada. Kira pens en

    comentarle el incidente vivido con Vartan haca un rato, pero decidi no decirnada. No supo por qu sinti deseos de callar; pareca que tena la lengua atada,como si estuviera prisionera dentro de su propia boca. Era como si las palabrasque deseaba pronunciar bailaran en la punta de su lengua sin atreverse a saltar alvaco, hacindole cobarde. Tampoco saba si sentirse agradecida u ofendida por el

    acto del vampiro. Definitivamente, su padre no estaba equivocado: los vampirosexistan y haba estado a punto de ser vctima de uno de ellos. Elisabeth lo sabra?Por un lado, se senta incmoda con l, pues era el amante de su madrastra y quientanto sufrimiento le haba provocado a su padre; pero, por otro, la haba salvado deuna experiencia traumtica y del infierno de esa casa. De pronto, una idea se form

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    en su cabeza: cmo saba Vartan que su padre haba muerto? Por qu le dijo quefuera a verle? Acaso fue l quien le mat? Le dira Elisabeth que lo hiciera? Elcorazn le lati desbocado y movi la cabeza a ambos lados para hacer desapareceresos pensamientos. No quera considerar una posibilidad tan macabra.

    Mireille hurg dentro de uno de los bolsillos de su gastado delantal y sacalgunas medicinas que enseguida aplic sobre las heridas y moratones que Kiratena en la cara y en los brazos. La chica cerr los ojos al sentir cmo un fro chorrode algo que ola verdaderamente mal le caa sobre uno de los brazos. Le escocanlas heridas, pero evit cualquier mnimo gemido, pues estaba acostumbradaa esconder el dolor. Los rasguos de sus extremidades no tardaran en curarsey, aunque fueran superficiales, la doncella no desech la posibilidad de que lequedara alguna marca. Kira pens que no le importaba, tena ya demasiadas comopara preocuparse por una ms. Mir la palma de su mano, distrada, y observ que

    la quemadura del cigarrillo estaba casi curada.Podrs secarte t sola? pregunt Mireille, aclarando el jabn del pelo dela muchacha.

    Tranquila sonri Kira.Se incorpor con cuidado, an dentro de la baera, para no resbalar. El agua

    caa como una cascada por todo su cuerpo y el cabello lacio se le pegaba a la espalda,adaptndose con perfeccin a sus movimientos. Sus mejillas se sonrojaron eintent taparse con las manos las partes pudorosas. Enseguida Mireille la rodecon una toalla de hilo blanco y la acompa a una banqueta de madera que haba

    junto al lavabo para que se sentara. La doncella crey conveniente vendar la zonadaada por el barn hasta que estuviese curada, pues el roce con la otra piernapodra volver a agravarla y hacer que se infectara.

    Esto ya est concluy Mireille, ayudando a Kira a alzarse. Ahora deboirme, tengo algunas tareas pendientes.

    Pero es muy tarde se asombr la muchacha. Tanto te hace trabajar elseor del castillo?

    No, no tiene nada que ver con el trabajo rio la chica, recogiendo losbrtulos con prisa. Ya te contar le ech una mirada cmplice y se march no

    sin antes decirle que, si necesitaba cualquier cosa, no dudara en llamarla.Kira escurri un poco ms el agua de su cabello y lo envolvi en otra toalla.Ola tan bien y era tan suave... No tena nada que ver con las del burdel, las cualesraspaban la piel y no dejaban tan buena sensacin. Sali del bao sin apresurarsey su cara fue de asombro al ver que alguien la esperaba apoyado en uno de losmstiles del dosel de la cama. Apret con fuerza la toalla que rodeaba su cuerpo,cayendo al suelo la que sostena su cabello.

    Por qu ests aqu? pregunt ella sin atreverse a dar un paso ms. Le vinode nuevo el pensamiento que tuvo un momento antes en la baera y sinti un

    rechazo absoluto hacia l.He venido a disculparme por lo de antes dijo Vartan, intentando que susmiradas no se cruzaran. Verla slo con una fina tela le provocaba nuseas.

    Cuando dices por lo de antes, te refieres a cuando me has atacado ocuando mataste a mi padre? su voz son ms frgil de lo que pretenda.

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    Qu? se sorprendi l.A qu vena esa acusacin? Acaso ella tambin iba a culparle de todo lo malo

    que ocurra a su alrededor? Haba sido Dorian quien le inst a que fuera a pedirledisculpas y ahora se arrepenta de haberle hecho caso.

    Si no recuerdo mal, la noche en que muri mi padre me dijiste que debera ira verle. Cuando llegu a su habitacin estaba muerto not cmo el corazn sele encoga en el pecho. Cmo lo supiste? Cmo supiste que mi padre acababade morir? T le mataste! No encuentro otra explicacin!

    Yo no le mat repuso l con tranquilidad, levantando la comisura de loslabios. Encontraste algo que me implique? Alguna marca? Sangre tal vez?

    Kira vacil un momento. Si hubiera habido sangre, se habra dado cuenta, yaque no era algo que pasara desapercibido. Cerr los ojos tratando de recordar laescena, pero no vio rastro alguno de aquel lquido.

    Cmo sabas que estaba muerto? insisti, frustrada.No lo entenderas dijo, altivo.Y por qu no me lo explicas?Porque es algo que la mente humana no puede comprender. No ests

    preparada para escucharlo, eso es todo.Ya s que eres un vampiro, lo s desde que viva en el burdel.Qu has dicho? Vartan no terminaba de entender el significado de esas

    palabras. Desde cundo lo sabes?Ya te lo he dicho comenz a temblar, pues saba que aquello no era del

    todo cierto.Se lo has contado a alguien? pregunt con urgencia. Pareca que habaconseguido ponerle nervioso.

    Oh, es que no debe saberlo nadie? se burl, llevndose una mano a laboca.

    No juegues conmigo! bram, acercndose a ella con grandes pasos.A Kira se le congel la respiracin. Otra vez no. Camin hacia atrs hasta que

    dio con la espalda en la pared.Est bien, est bien dijo, extendiendo el brazo derecho frente a ella con

    la mano abierta y sujetando con la otra la toalla sobre el pecho. No se lo hecontado a nadie.Vartan se detuvo a corta distancia. Cogi la mano que tena extendida y la gir

    hacia l. Kira le mir atnita y ahog un grito al comprobar que le estaba palpandola cicatriz que tena en el dorso de la mueca.

    Q-Qu haces?Todas esas marcas que tienes dijo con voz seca. Procura no pasearte

    medio desnuda por el castillo. La gente puede asustarse.Como si me importara dio un tirn y se zaf de l.

    Oh, a los dems s nos importa, creme entrecerr los ojos con malicia.Me trae sin cuidado respondi ella, indiferente.Maana Shawn te traer el desayuno dijo Vartan, reprimiendo una risa.

    Te recomiendo que no te comas nada de lo que te prepare.Por qu? pregunt con cansancio.

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    Es obvio: mrate.Qu ests insinuando? se tap an ms con la toalla.Que parece mentira que seas hija de quien eres.Me importa bien poco lo que pienses de m, no pretendo ni quiero gustarte

    ni a ti ni a nadie.El vampiro abandon la habitacin entre risas. Haba hecho eso para vengarsede ella por haberle puesto nervioso? Comenz a temblarle la barbilla, se sentahumillada. Qu le importaba a l cmo fuera ella? Qu ms le daba cmo fuerasu cuerpo o su cara? No quera volver a tener nada que ver con l, no quera volvera hablarle ni que se cruzara en su camino. Le odiaba. Le odiaba de verdad. Laslgrimas comenzaron a brotar y trat de enjugrselas con el dorso de la mano, perono lograba contenerlas. Se visti con el camisn que Mireille le haba llevado antesdel bao y se meti en la cama entre sollozos.

    Alguien abri la puerta con cuidado y pronunci su nombre, pero al ver queKira no responda, supuso que ya se haba quedado dormida. Mireille la arropy apag las velas que mantenan iluminada la habitacin. Kira abri los ojos denuevo cuando se asegur de que ya se encontraba sola. Suspir entrecortadamente,intentando reprimir las lgrimas que no dejaban de salir. Su cabeza trabajabaa toda velocidad: en pocos das su vida haba dado un giro radical. La muertede su padre la haba dejado trastocada, ms incluso que el maltrato sufrido porMarcus y su madrastra. Dio un puetazo de rabia en la almohada. Por qu ha