Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

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¡ESPECIAL! VISITA DEL PAPA BENEDICTO XVI A MÉXICO Marzo 26 a Abril 02 de 2012 El análisis y la información semanal de la Iglesia Católica en el Mundo Edición 09

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ESPECIAL SEMANA CATÓLICA Visita Papal a México

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¡ESPECIAL! VISITA DEL PAPA BENEDICTO XVI A MÉXICO

Marzo 26 a Abril 02 de 2012 El análisis y la información semanal de la Iglesia Católica en el Mundo Edición 09

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Semana Católica Revista de Información y

opinión Católica independiente

Roma, Italia

Marzo 26 a Abril 02 de 2012

DIRECTOR GENERAL Daniel Alejandro de Roux

JEFE DE REDACCIÓN Albert Van der Vaart

EDITOR WEB Paolo Mattei

TWITTER: @SemanaCatolica

FACEBOOK: facebook.com/SemanaCatolica

EMAIL: [email protected]

SUMARIO 3

Los ataques de Anonymous a la Igle-

sia Católica

Benedicto XVI reza junto al Arzobis-

po Anglicano.

Entrevista EXCLUSIVA de SEMANA

CATÓLICA con representante de

Anonymous.

Dos veces en cinco días fue hackea-

da la web vaticana.

Presentado el anuario pontificio

2012.

En el Vaticano blanquean dinero,

dice el Departamento de Estado en

EEUU.

Católico asesinado acusado de bru-

jería.

Masacre en Iglesia de Nigeria.

Iglesia firma acuerdo contra violen-

cia a mujeres.

El gobierno británico no protegerá

el crucifijo en el trabajo.

Seminarios San José de fiesta.

El sacrificio espiritual.

Cine: John Carter

No te pierdas lo mejor de EWTN y

su transmisión de la visita papal a

México y Cuba.

El día internacional de la mujer, feliz

día todas!

Por: Fabián Andrés Hernández Ospina.

Vivir y morir por Cristo en Pakistán.

Por: José Luis Restán.

ÉTERMINÓ LA VISITA QUE EL PAPA BENEDICTO XVI REALIZÓ A

MÉXICO. ESPECIAL FOTOGRÁFICO Y DE DISCURSOS PAPALES.

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Page 4: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

El Santo Padre Benedicto XVI

visitó a México entre el 23 y

el 26 de Marzo de 2012; fue-

ron cuatro días de arduo tra-

bajo y encuentro con el pue-

blo mexicano y con sus líde-

res espirituales y civiles.

Desde el primer momento

que el avión papal -el Pastor

Uno- tocó tierra, su Santidad

ya se sentía Mexicano, así lo

expresó en innumerables

ocasiones a través de sus dis-

cursos.

Hubo una inmensa euforia

por parte de toda la población

que acogió al Papa, gritos,

lloros, cantos, alabanzas, to-

do ello se pudo apreciar en la

visita papal.

Pero, ¿todo esto sirvió de al-

go? ¿Tiene fruto la visita pa-

pal a México? ¿Tiene frutos

inmediatos?

Sin duda alguna, los hay.

El primer fruto

que el mundo pu-

do contemplar a

raíz de la visita

del Papa Benedic-

to XVI fue la tregua

que los carteles del narcotrá-

fico mexicano realizaron. Hu-

bo inmensa paz durante la

visita papal y veremos hasta

cuándo se va a mantener.

Ojalá que las palabras del Pa-

pa hayan calado profundo en

ellos.

Otro fruto que podeos notar

de la visita papal es la mate-

rialización de las buenas rela-

ciones por las cuales transcu-

rre México y la Santa Sede. El

mundo pudo observar la cer-

canía del Presidente Calderón

al Santo Padre y la excelente

atención prestada a él, a su

séquito y a los turistas veni-

dos de todas partes de Lati-

noamérica y del mundo para

escuchar y ver al Papa Bene-

dicto XVI.

Quiera Dios que sean muchos

más los frutos que el pueblo

mexicano y todo el continen-

te obtengan con la visita del

Papa a México. Él, que vino

como “mensajero de la fe, la

esperanza y la caridad”, ten-

ga muy presente en sus ora-

ciones a la gente más oprimi-

da y sufriente por tantos pro-

blemas de violencia y de-

sigualdad en la cual se ven

inmersos cotidianamente. Pi-

da él, también, por los niños

y jóvenes, para que se con-

viertan en esperanza para el

mundo. La visita papal traerá

muchos más frutos, hay que

esperar, ya llegarán!

Consejo de Redacción

¿PARA QUÉ SIRVIÓ?

EDITORIAL 4 EDITORIAL 4

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

Page 5: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

EDITORIAL 4 EMAILS Y CARTAS 5

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Escribe tus opiniones

acerca de las noticias

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en SEMANA CATÓLICA.

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Pregunta

¿Por qué ha bajado la cantidad de jóvenes que quieren ser Sacerdotes?

Respuestas

1. Hay otras opciones 18,75%

2. Mal ejemplo de Sacerdotes 25%

3. Mediocridad juvenil 6,25%

4. Otros factores 50%

Comentarios

Porque no saben lo que se están perdiendo es la me-jor opción que podamos tomar en nuestras vidas. Y algo muy importante para ser sacerdote es la fe en Dios y hoy en día son muchos los jóvenes que no creen y debemos orar mucho por ellos para que se arrepientan y se conviertan, por nuestra salvación, la extirpación de los caprichos y apegos.

Jhon Edisson Ramírez García Vía Facebook

¿Crees que sir-

ve de algo la vi-

sita del Papa a

México y Cuba?

A.Sí B.NO

Responda y comente en Facebook o escríbanos a

[email protected]

Page 6: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

IMAGEN DE LA SEMANA 7

Page 7: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

EN ROMA DESPIDIERON

AL COCODRILO CUBANO

QUE VISITÓ AL PAPA BE-

NEDICTO XVI DURANTE

LA AUDIENCIA GENERAL

DEL 11 DE ENERO, EL

EJEMPLAR EMPRENDE UN

VIAJE QUE LO TRASPOR-

TARÁ DE NUEVO A CUBA,

SU PAÍS DE ORIGEN, A

UNA SEMANA DEL VIAJE

APOSTÓLICO QUE EL SAN-

TO PADRE REALIZARÁ A

LA ISLA CARIBEÑA.

Un sacerdote católico de Nueva

York fue condenado "a una vida de

oración y penitencia" por el Vati-

cano, por la violación de 10 niños

en la barrio de Harlem durante la

década de los 80.

Se trata del monseñor Wallace Ha-

rris, quien recibió el menor de los

posibles castigos de Roma y logró

evadir el sistema penal estadou-

nidense, debido a la prescripción

de los delitos.

Harris era un maestro en la escuela

West Side de alta en la década de

1980. Se convirtió en pastor de la

Iglesia de St. W. 141a en 1989, y

más tarde dio la invocación en la

inauguración el gobernador David

Paterson.

El sacerdote Robert Hoat-

son expuso que "monseñor Wallace

Harris debería ser apartado del sa-

cerdocio por el Vaticano y el arzo-

bispo (Timothy) Dolan debería pedir

al santo padre que lo hiciera".

IMAGEN DE LA SEMANA 7

Page 8: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

El Papa Benedicto XVI visitó

México durante cuatro días,

durante los cuales dirigió seis

discursos al pueblo que lo

acompañó en las distintas acti-

vidades y a toda la comunidad

latinoamericana e internacional

que lo siguió muy de cerca en

este grandioso viaje.

Miles y miles de personas estu-

vieron cerca de él, escuchando

con gran respeto las palabras

que tenía para dirigirles y

acompañándolo en esta pere-

grinación por el segundo país

con mayor cantidad de católi-

cos en el mundo.

Nuestro editor en América, con

sede en Miami, viajó hasta Mé-

xico para seguir muy de cerca

la vista del Papa Benedicto

XVI, quien también visita la is-

la de Cuba.

¡INFORME ESPECIAL!

EL PAPA BENEDICTO XVI VISITÓ MÉXICO, PAÍS LATINOAMERI-

CANO, ENTRE EL VIERNES 23 Y EL

LUNES 26 DE MARZO DE 2012.

“Padre bendito,

mi transferencia

en este momento

provocaría

confusión

VISITA PAPAL A MÉXICO 8 VISITA PAPAL A MÉXICO 9

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

Page 9: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 8 VISITA PAPAL A MÉXICO 9

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VISITA PAPAL A MÉXICO 11 VISITA PAPAL A MÉXICO 10

A las 9:30 AM, hora de Roma, el Papa Benedicto XVI, junto con su séquito y más de 70 periodistas, partió

hacia Latinoamérica, con México como su primer destino.

Durante el vuelo, se celebró la tradicional conferencia de prensa del Papa con los periodistas acreditados, en

la que se trataron numerosos temas de actualidad, desde el narcotráfico y la violencia en México hasta la si-

tuación social en Cuba y la nueva evangelización del continente latinoamericano.

El Pontífice destacó que en este viaje seguirá las huellas de Juan Pablo II, que estuvo en cinco ocasiones en

México y una en Cuba, para continuar la obra comenzada por el Papa Beato. “Comparto las alegrías y las es-

peranzas, el luto y las dificultades del pueblo mexicano -dijo Benedicto XVI-. Voy para animar y aprender,

para confirmar en la fe, en la esperanza y en la caridad, así como en el compromiso por el bien y en el es-

fuerzo de la lucha contra el mal. Esperemos que el Señor nos ayude”.

Page 11: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 11 VISITA PAPAL A MÉXICO 10

A las 9:30 AM, hora de Roma, el Papa Benedicto XVI, junto con su séquito y más de 70 periodistas, partió

hacia Latinoamérica, con México como su primer destino.

Durante el vuelo, se celebró la tradicional conferencia de prensa del Papa con los periodistas acreditados, en

la que se trataron numerosos temas de actualidad, desde el narcotráfico y la violencia en México hasta la si-

tuación social en Cuba y la nueva evangelización del continente latinoamericano.

El Pontífice destacó que en este viaje seguirá las huellas de Juan Pablo II, que estuvo en cinco ocasiones en

México y una en Cuba, para continuar la obra comenzada por el Papa Beato. “Comparto las alegrías y las es-

peranzas, el luto y las dificultades del pueblo mexicano -dijo Benedicto XVI-. Voy para animar y aprender,

para confirmar en la fe, en la esperanza y en la caridad, así como en el compromiso por el bien y en el es-

fuerzo de la lucha contra el mal. Esperemos que el Señor nos ayude”.

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VISITA PAPAL A MÉXICO 12 VISITA PAPAL A MÉXICO 13

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Page 13: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 12 VISITA PAPAL A MÉXICO 13

Benedicto XVI llegó el viernes 23 de Mar-zo, a las 16:30 hora local (23:30 hora de Roma) al aeropuerto internacional de Gua-najuato, en León, donde fue recibido por el Presidente Federal de México, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y por el arzobis-po de León, José Guadalupe Martín Rába-go. También estaban presentes diversas autoridades civiles, el cuerpo diplomático, varios obispos mexicanos, miles de fieles, un coro y un grupo de mariachis que can-taron para el Papa.

Después de los saludos a la bandera y de

la ejecución de los himnos nacionales del

Estado de la Ciudad del Vaticano y de Mé-

xico, tras escuchar el discurso del presi-

dente federal, el Santo Padre pronunció

sus primeras palabras en tierra mexicana.

Finalizado el discurso, se trasladó en pa-

pamóvil al Colegio Santísima Virgen de Mi-

raflores donde pernoctó.

Page 14: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 14 VISITA PAPAL A MÉXICO 15

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Page 15: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 14 VISITA PAPAL A MÉXICO 15

Page 16: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 16 VISITA PAPAL A MÉXICO 17

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

Excelentísimo Señor Presi-

dente de la República,

Señore s Ca rdena le s ,

Venerados hermanos en el

Episcopado y el Sacerdocio,

Distinguidas autorida-

des, Amado pueblo de Gua-

najuato y de México entero

Me siento muy feliz de estar

aquí, y doy gracias a Dios

por haberme permitido rea-

lizar el deseo, guardado en

mi corazón desde hace mu-

cho tiempo, de poder con-

firmar en la fe al Pueblo de

Dios de esta gran nación en

su propia tierra. Es prover-

bial el fervor del pueblo me-

xicano con el Sucesor de

Pedro, que lo tiene siempre

muy presente en su ora-

ción. Lo digo en este lugar,

considerado el centro geo-

gráfico de su territorio, al

cual ya quiso venir desde su

primer viaje mi venerado

predecesor, el beato Juan

Pablo II. Al no poder hacer-

lo, dejó en aquella ocasión

un mensaje de aliento y

bendición cuando sobrevo-

laba su espacio aéreo. Hoy

me siento dichoso de hacer-

me eco de sus palabras, en

suelo firme y entre ustedes:

Agradezco ― decía en su

mensaje ― el afecto al Papa

y la fidelidad al Señor de los

fieles del Bajío y de Guana-

juato. Que Dios les acom-

p a ñ e s i e m p r e

(cf. Telegrama, 30 enero

1979).

Con este recuerdo entraña-

ble, le doy las gracias, Se-

ñor Presidente, por su cáli-

do recibimiento, y saludo

con deferencia a su distin-

guida esposa y demás auto-

ridades que han querido

honrarme con su presencia.

Un saludo muy especial a

Monseñor José Guadalupe

Martín Rábago, Arzobispo

de León, así como a Monse-

ñor Carlos Aguiar Retes,

Arzobispo de Tlalnepantla, y

Presidente de la Conferen-

cia del Episcopado Mexicano

y del Consejo Episcopal La-

tinoamericano. Con esta

breve visita, deseo estre-

char las manos de todos los

mexicanos y abarcar a las

naciones y pueblos latinoa-

mericanos, bien representa-

dos aquí por tantos obispos,

precisamente en este lugar

en el que el majestuoso

monumento a Cristo Rey,

en el cerro del Cubilete, da

muestra de la raigambre de

la fe católica entre los me-

xicanos, que se acogen a su

constante bendición en to-

das sus vicisitudes.

México, y la mayoría de los

pueblos latinoamericanos,

han conmemorado el bicen-

tenario de su independen-

cia, o lo están haciendo en

estos años. Muchas han si-

do las celebraciones religio-

sas para dar gracias a Dios

por este momento tan im-

portante y significativo. Y

en ellas, como se hizo en la

Santa Misa en la Basílica de

San Pedro, en Roma, en la

solemnidad de Nuestra Se-

ñora de Guadalupe, se in-

vocó con fervor a María

Santísima, que hizo ver con

dulzura cómo el Señor ama

a todos y se entregó por

ellos sin distinciones. Nues-

tra Madre del cielo ha se-

guido velando por la fe de

sus hijos también en la for-

mación de estas naciones, y

lo sigue haciendo hoy ante

los nuevos desafíos que se

les presentan.

Vengo como peregrino de la

fe, de la esperanza y de la

caridad. Deseo confirmar en

la fe a los creyentes en

Cristo, afianzarlos en ella y

animarlos a revitalizarla con

la escucha de la Palabra de

Dios, los

s a c r a -

m e n t o s

y l a

coheren-

cia de

vida. Así

p o d r á n

compar-

tirla con

los de-

más, co-

mo mi-

sioneros

e n t r e

sus her-

m a n os ,

y ser

fermento

en la so-

c i eda d ,

contribu-

yendo a

una con-

vivencia

r e s p e -

tuosa y

pacífica,

b a s a d a

en la

i n i gua l abl e

dignidad de toda persona

humana, creada por Dios, y

que ningún poder tiene de-

recho a olvidar o despre-

ciar. Esta dignidad se ex-

presa de manera eminente

en el derecho fundamental

a la libertad religiosa, en su

genuino sentido y en su

plena integridad.

Como peregrino de la espe-

ranza, les digo con san Pa-

blo: «No se entristezcan

como los que no tienen es-

peranza» (1 Ts 4,13). La

confianza en Dios ofrece la

certeza de encontrarlo, de

recibir su gracia, y en ello

se basa la esperanza de

quien cree. Y, sabiendo es-

to, se esfuerza en transfor-

mar también las estructuras

y acontecimientos presen-

tes po- co gratos,

que parecen inconmovibles

e insuperables, ayudando a

quien no encuentra en la

vida sentido ni porvenir. Sí,

la esperanza cambia la

existencia concreta de cada

hombre y cada mujer de

manera real (cf. Spe salvi,

2). La esperanza apunta a

«un cielo nuevo y una tierra

nueva» (Ap 21,1), tratando

de ir haciendo palpable ya

ahora algunos de sus refle-

jos. Además, cuando arrai-

ga en un pueblo, cuando se

comparte, se difunde como

la luz que despeja las tinie-

blas que ofuscan y atena-

zan. Este país, este Conti-

nente, está llamado a vivir

la esperanza en Dios como

una con-

vicción profunda,

convirtiéndola en una acti-

tud del corazón y en un

compromiso concreto de

caminar juntos hacia un

mundo mejor. Como ya dije

en Roma, «continúen avan-

zando sin desfallecer en la

construcción de una socie-

dad cimentada en el desa-

rrollo del bien, el triunfo del

amor y la difusión de la jus-

ticia» (Homilía en la solem-

nidad de Nuestra Señor de

Guadalupe, Roma, 12 di-

ciembre 2011).

Junto a la fe y la esperanza,

el creyente en Cristo, y la

Iglesia en su conjunto, vive

y practica la caridad como

elemento esencial de su mi-

sión. En su acepción prime-

ra, la caridad «es ante todo

y simplemente la respuesta

a una necesidad

inmediata en una determi-

nada situación» (Deus cari-

tas est, 31,a), como es so-

correr a los que padecen

hambre, carecen de cobijo,

están enfermos o necesita-

dos en algún aspecto de su

existencia. Nadie queda ex-

cluido por su origen o

creencias de esta misión de

la Iglesia, que no entra en

competencia con otras ini-

ciativas privadas o públicas,

es más, ella colabora gusto-

sa con quienes persiguen

estos mismos fines. Tampo-

co pretende otra cosa que

hacer de manera desintere-

sada y respetuosa el bien al

menesteroso, a quien tan-

tas veces lo que más le fal-

ta es precisamente una

muestra de amor auténtico.

Señor Presidente, amigos

todos: en estos días pediré

encarecidamente al Señor

y a la Virgen de

Guadalupe por

este pueblo, para

que haga honor a

la fe recibida y a

sus mejores tra-

diciones; y rezaré

espec i a lmente

por quienes más

lo precisan, parti-

cularmente por

los que sufren a

causa de anti-

guas y nuevas

rivalidades, re-

sentimientos y

formas de violen-

cia. Ya sé que

estoy en un país

orgulloso de su

hospitalidad y

deseoso de que

nadie se sienta

extraño en su

tierra. Lo sé, lo

sabía ya, pero ahora lo veo

y lo siento muy dentro del

corazón. Espero con toda

mi alma que lo sientan

también tantos mexicanos

que viven fuera de su pa-

tria natal, pero que nunca

la olvidan y desean verla

crecer en la concordia y en

un auténtico desarrollo in-

tegral. Muchas gracias.

Page 17: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 16 VISITA PAPAL A MÉXICO 17

Excelentísimo Señor Presi-

dente de la República,

Señore s Ca rdena le s ,

Venerados hermanos en el

Episcopado y el Sacerdocio,

Distinguidas autorida-

des, Amado pueblo de Gua-

najuato y de México entero

Me siento muy feliz de estar

aquí, y doy gracias a Dios

por haberme permitido rea-

lizar el deseo, guardado en

mi corazón desde hace mu-

cho tiempo, de poder con-

firmar en la fe al Pueblo de

Dios de esta gran nación en

su propia tierra. Es prover-

bial el fervor del pueblo me-

xicano con el Sucesor de

Pedro, que lo tiene siempre

muy presente en su ora-

ción. Lo digo en este lugar,

considerado el centro geo-

gráfico de su territorio, al

cual ya quiso venir desde su

primer viaje mi venerado

predecesor, el beato Juan

Pablo II. Al no poder hacer-

lo, dejó en aquella ocasión

un mensaje de aliento y

bendición cuando sobrevo-

laba su espacio aéreo. Hoy

me siento dichoso de hacer-

me eco de sus palabras, en

suelo firme y entre ustedes:

Agradezco ― decía en su

mensaje ― el afecto al Papa

y la fidelidad al Señor de los

fieles del Bajío y de Guana-

juato. Que Dios les acom-

p a ñ e s i e m p r e

(cf. Telegrama, 30 enero

1979).

Con este recuerdo entraña-

ble, le doy las gracias, Se-

ñor Presidente, por su cáli-

do recibimiento, y saludo

con deferencia a su distin-

guida esposa y demás auto-

ridades que han querido

honrarme con su presencia.

Un saludo muy especial a

Monseñor José Guadalupe

Martín Rábago, Arzobispo

de León, así como a Monse-

ñor Carlos Aguiar Retes,

Arzobispo de Tlalnepantla, y

Presidente de la Conferen-

cia del Episcopado Mexicano

y del Consejo Episcopal La-

tinoamericano. Con esta

breve visita, deseo estre-

char las manos de todos los

mexicanos y abarcar a las

naciones y pueblos latinoa-

mericanos, bien representa-

dos aquí por tantos obispos,

precisamente en este lugar

en el que el majestuoso

monumento a Cristo Rey,

en el cerro del Cubilete, da

muestra de la raigambre de

la fe católica entre los me-

xicanos, que se acogen a su

constante bendición en to-

das sus vicisitudes.

México, y la mayoría de los

pueblos latinoamericanos,

han conmemorado el bicen-

tenario de su independen-

cia, o lo están haciendo en

estos años. Muchas han si-

do las celebraciones religio-

sas para dar gracias a Dios

por este momento tan im-

portante y significativo. Y

en ellas, como se hizo en la

Santa Misa en la Basílica de

San Pedro, en Roma, en la

solemnidad de Nuestra Se-

ñora de Guadalupe, se in-

vocó con fervor a María

Santísima, que hizo ver con

dulzura cómo el Señor ama

a todos y se entregó por

ellos sin distinciones. Nues-

tra Madre del cielo ha se-

guido velando por la fe de

sus hijos también en la for-

mación de estas naciones, y

lo sigue haciendo hoy ante

los nuevos desafíos que se

les presentan.

Vengo como peregrino de la

fe, de la esperanza y de la

caridad. Deseo confirmar en

la fe a los creyentes en

Cristo, afianzarlos en ella y

animarlos a revitalizarla con

la escucha de la Palabra de

Dios, los

s a c r a -

m e n t o s

y l a

coheren-

cia de

vida. Así

p o d r á n

compar-

tirla con

los de-

más, co-

mo mi-

sioneros

e n t r e

sus her-

m a n os ,

y ser

fermento

en la so-

c i eda d ,

contribu-

yendo a

una con-

vivencia

r e s p e -

tuosa y

pacífica,

b a s a d a

en la

i n i gua l abl e

dignidad de toda persona

humana, creada por Dios, y

que ningún poder tiene de-

recho a olvidar o despre-

ciar. Esta dignidad se ex-

presa de manera eminente

en el derecho fundamental

a la libertad religiosa, en su

genuino sentido y en su

plena integridad.

Como peregrino de la espe-

ranza, les digo con san Pa-

blo: «No se entristezcan

como los que no tienen es-

peranza» (1 Ts 4,13). La

confianza en Dios ofrece la

certeza de encontrarlo, de

recibir su gracia, y en ello

se basa la esperanza de

quien cree. Y, sabiendo es-

to, se esfuerza en transfor-

mar también las estructuras

y acontecimientos presen-

tes po- co gratos,

que parecen inconmovibles

e insuperables, ayudando a

quien no encuentra en la

vida sentido ni porvenir. Sí,

la esperanza cambia la

existencia concreta de cada

hombre y cada mujer de

manera real (cf. Spe salvi,

2). La esperanza apunta a

«un cielo nuevo y una tierra

nueva» (Ap 21,1), tratando

de ir haciendo palpable ya

ahora algunos de sus refle-

jos. Además, cuando arrai-

ga en un pueblo, cuando se

comparte, se difunde como

la luz que despeja las tinie-

blas que ofuscan y atena-

zan. Este país, este Conti-

nente, está llamado a vivir

la esperanza en Dios como

una con-

vicción profunda,

convirtiéndola en una acti-

tud del corazón y en un

compromiso concreto de

caminar juntos hacia un

mundo mejor. Como ya dije

en Roma, «continúen avan-

zando sin desfallecer en la

construcción de una socie-

dad cimentada en el desa-

rrollo del bien, el triunfo del

amor y la difusión de la jus-

ticia» (Homilía en la solem-

nidad de Nuestra Señor de

Guadalupe, Roma, 12 di-

ciembre 2011).

Junto a la fe y la esperanza,

el creyente en Cristo, y la

Iglesia en su conjunto, vive

y practica la caridad como

elemento esencial de su mi-

sión. En su acepción prime-

ra, la caridad «es ante todo

y simplemente la respuesta

a una necesidad

inmediata en una determi-

nada situación» (Deus cari-

tas est, 31,a), como es so-

correr a los que padecen

hambre, carecen de cobijo,

están enfermos o necesita-

dos en algún aspecto de su

existencia. Nadie queda ex-

cluido por su origen o

creencias de esta misión de

la Iglesia, que no entra en

competencia con otras ini-

ciativas privadas o públicas,

es más, ella colabora gusto-

sa con quienes persiguen

estos mismos fines. Tampo-

co pretende otra cosa que

hacer de manera desintere-

sada y respetuosa el bien al

menesteroso, a quien tan-

tas veces lo que más le fal-

ta es precisamente una

muestra de amor auténtico.

Señor Presidente, amigos

todos: en estos días pediré

encarecidamente al Señor

y a la Virgen de

Guadalupe por

este pueblo, para

que haga honor a

la fe recibida y a

sus mejores tra-

diciones; y rezaré

espec i a lmente

por quienes más

lo precisan, parti-

cularmente por

los que sufren a

causa de anti-

guas y nuevas

rivalidades, re-

sentimientos y

formas de violen-

cia. Ya sé que

estoy en un país

orgulloso de su

hospitalidad y

deseoso de que

nadie se sienta

extraño en su

tierra. Lo sé, lo

sabía ya, pero ahora lo veo

y lo siento muy dentro del

corazón. Espero con toda

mi alma que lo sientan

también tantos mexicanos

que viven fuera de su pa-

tria natal, pero que nunca

la olvidan y desean verla

crecer en la concordia y en

un auténtico desarrollo in-

tegral. Muchas gracias.

Page 18: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 18

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EL SANTO PADRE RECORRIÓ EN "PAPAMÓVIL" LOS 34 KILÓMETROS DE DIS-

TANCIA HASTA LEÓN DE LOS ALDAMA, RECIBIENDO APLAUSOS Y VÍTORES DE

GENTE QUE HABÍA ESPERADO SU PASO DURANTE HORAS A LO LARGO DE TODO

EL RECORRIDO.

EN LOS ÚLTIMOS CINCO KILÓMETROS, LOS FIELES QUE ESPERABAN AL LADO

DE LA CARRETERA ERAN UNA VERDADERA MULTITUD. SEGÚN EL PORTAVOZ

DEL VATICANO, FEDERICO LOMBARDI, "LAS CIFRAS OFICIOSAS DE PARTICI-

PANTES SE SITÚAN ENTRE SEISCIENTOS Y SETECIENTOS MIL". EN TODO EL

RECORRIDO HUBO CONFETI CON LOS COLORES AMARILLO Y BLANCO DEL VA-

TICANO, GLOBOS DE ESOS MISMOS COLORES, PANCARTAS, GRANDES FOTO-

GRAFÍAS DEL PAPA PERO, SOBRE TODO, UNA ALEGRÍA DESBORDANTE.

VISITA PAPAL A MÉXICO 19

Page 19: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 18 VISITA PAPAL A MÉXICO 19

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VISITA PAPAL A MÉXICO 20 VISITA PAPAL A MÉXICO 21

EL PAPA BENEDICTO XVI PRESIDIÓ UNA EUCARISTÍA

PRIVADA EN LA CAPILLA DEL COLEGIO MIRAFLORES

EL SÁBADO 24 DE MARZO EN LA MAÑANA

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VISITA PAPAL A MÉXICO 20 VISITA PAPAL A MÉXICO 21

EL PAPA BENEDICTO XVI PRESIDIÓ UNA EUCARISTÍA

PRIVADA EN LA CAPILLA DEL COLEGIO MIRAFLORES

EL SÁBADO 24 DE MARZO EN LA MAÑANA

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VISITA PAPAL A MÉXICO 23

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VISITA PAPAL A MÉXICO 22

EL PAPA BENEDICTO XVI DIRIGIÓ UN EMOTIVO SALUDO A LOS NIÑOS DE MÉXICO DESDE LA PLAZA DE LA PAZ DE LA CIUDAD DE GUANAJUATO. ANTE MILES DE PERSONAS QUE DESDE TEMPRANAS HORAS DEL DÍA SE APOSTARON EN EL LUGAR, EL PONTÍFICE ASEGURÓ QUE ES POSIBLE CAMBIAR EL MUNDO E HIZO UN LLAMA-DO A LA FAMILIA, LA ESCUELA, LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD A TRABAJAR PARA QUE PUEDAN “RECIBIR COMO HERENCIA UN MUNDO MEJOR, SIN ENVIDIAS NI DIVISIONES”.

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VISITA PAPAL A MÉXICO 23 VISITA PAPAL A MÉXICO 22

EL PAPA BENEDICTO XVI DIRIGIÓ UN EMOTIVO SALUDO A LOS NIÑOS DE MÉXICO DESDE LA PLAZA DE LA PAZ DE LA CIUDAD DE GUANAJUATO. ANTE MILES DE PERSONAS QUE DESDE TEMPRANAS HORAS DEL DÍA SE APOSTARON EN EL LUGAR, EL PONTÍFICE ASEGURÓ QUE ES POSIBLE CAMBIAR EL MUNDO E HIZO UN LLAMA-DO A LA FAMILIA, LA ESCUELA, LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD A TRABAJAR PARA QUE PUEDAN “RECIBIR COMO HERENCIA UN MUNDO MEJOR, SIN ENVIDIAS NI DIVISIONES”.

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Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

Queridos niños:

Estoy contento de

poderlos encontrar y

ver sus rostros ale-

gres llenando esta

bella plaza. Ustedes

ocupan un lugar muy

importante en el co-

razón del Papa. Y en

estos momentos qui-

siera que esto lo su-

pieran todos los niños

de México, particular-

mente los que sopor-

tan el peso del sufri-

miento, el abandono,

la violencia o el ham-

bre, que en estos

meses, a causa de la

sequía, se ha dejado

sentir fuertemente en

algunas regiones.

Gracias por este en-

cuentro de fe, por la

presencia festiva y el

regocijo que han ex-

presado con los can-

tos. Hoy estamos lle-

nos de júbilo, y eso

es importante. Dios

quiere que seamos

siempre felices. Él

nos conoce y nos

ama. Si dejamos que

el amor de Cristo

cambie nuestro cora-

zón, entonces noso-

tros podremos cam-

biar el mundo. Ese es

el secreto de la au-

téntica felicidad.

Este lugar en el que

nos hallamos tiene un

nombre que expresa

el anhelo presente en

el corazón de todos

los pueblos: «la paz»,

un don que proviene

de lo alto. «La paz

esté con uste-

des» (Jn 20,21). Son

las palabras del Se-

ñor resucitado. Las

oímos en cada Misa,

y hoy resuenan de

nuevo aquí, con la

esperanza de que ca-

da uno se transforme

en sembrador y men-

sajero de esa paz por

la que Cristo entregó

su vida.

El discípulo de Jesús

no responde al mal

con el mal, sino que

es siempre instru-

mento del bien, he-

raldo del perdón, por-

tador de la alegría,

servidor de la unidad.

Él quiere escribir en

cada una de sus vi-

das una historia de

amistad. Ténganlo,

pues, como el mejor

de sus amigos. Él no

se cansará de decir-

les que amen siem-

pre a todos y hagan

el bien. Esto lo escu-

charán, si procuran

en todo momento un

trato frecuente con

él, que les ayudará

aun en las situacio-

nes más difíciles.

He venido para que

sientan mi afecto.

Cada uno de ustedes

es un regalo de Dios

para México y para el

mundo. Su familia, la

Iglesia, la escuela y

quienes tienen res-

ponsabilidad en la so-

ciedad han de traba-

jar unidos para que

ustedes puedan

recibir como

h e r e n c i a

un mun-

do me-

j o r ,

s i n

e n -

v i d i a s

ni divisio-

nes.

Por ello, deseo

elevar mi voz invi-

tando a todos a pro-

teger y cuidar a los

niños, para que nun-

ca se apague su son-

risa, puedan vivir en

paz y mirar al futuro

con confianza.

Ustedes, mis peque-

ños amigos, no están

solos. Cuentan con la

ayuda de Cristo y de

su Iglesia para llevar

un estilo de vida cris-

tiano. Participen en la

Misa del domingo, en

la catequesis,

en al-

gún

grupo de

apostolado, buscando

lugares de oración,

fraternidad y caridad.

Eso mismo vivieron

los beatos Cristóbal,

Antonio y Juan, los

niños mártires de

Tlaxcala, que cono-

ciendo a Jesús, en

tiempos de la primera

evangelización de

México, descubrieron

que no había tesoro

más grande que él.

Eran niños como us-

tedes, y de ellos po-

demos aprender que

no hay edad para

amar y servir.

Quisiera quedarme

más tiempo con uste-

des, pero ya debo ir-

me. En la oración se-

guiremos juntos. Los

i n v i t o ,

pues,

a rezar continuamen-

te, también en casa;

así experimentarán la

alegría de hablar con

Dios en familia. Re-

cen por todos, tam-

bién por mí. Yo reza-

ré por ustedes, para

que México sea un

hogar en el que todos

sus hijos vivan con

serenidad y armonía.

Los bendigo de cora-

zón y les pido que

lleven el cariño y la

bendición del Papa a

sus padres y her-

manos, así co-

mo a sus

d e m á s

s e r e s

queri-

dos.

Que

l a

V i rgen

les acom-

pañe.

Muchas gracias,

mis pequeños ami-

gos.

Page 25: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 24 VISITA PAPAL A MÉXICO 25

Queridos niños:

Estoy contento de

poderlos encontrar y

ver sus rostros ale-

gres llenando esta

bella plaza. Ustedes

ocupan un lugar muy

importante en el co-

razón del Papa. Y en

estos momentos qui-

siera que esto lo su-

pieran todos los niños

de México, particular-

mente los que sopor-

tan el peso del sufri-

miento, el abandono,

la violencia o el ham-

bre, que en estos

meses, a causa de la

sequía, se ha dejado

sentir fuertemente en

algunas regiones.

Gracias por este en-

cuentro de fe, por la

presencia festiva y el

regocijo que han ex-

presado con los can-

tos. Hoy estamos lle-

nos de júbilo, y eso

es importante. Dios

quiere que seamos

siempre felices. Él

nos conoce y nos

ama. Si dejamos que

el amor de Cristo

cambie nuestro cora-

zón, entonces noso-

tros podremos cam-

biar el mundo. Ese es

el secreto de la au-

téntica felicidad.

Este lugar en el que

nos hallamos tiene un

nombre que expresa

el anhelo presente en

el corazón de todos

los pueblos: «la paz»,

un don que proviene

de lo alto. «La paz

esté con uste-

des» (Jn 20,21). Son

las palabras del Se-

ñor resucitado. Las

oímos en cada Misa,

y hoy resuenan de

nuevo aquí, con la

esperanza de que ca-

da uno se transforme

en sembrador y men-

sajero de esa paz por

la que Cristo entregó

su vida.

El discípulo de Jesús

no responde al mal

con el mal, sino que

es siempre instru-

mento del bien, he-

raldo del perdón, por-

tador de la alegría,

servidor de la unidad.

Él quiere escribir en

cada una de sus vi-

das una historia de

amistad. Ténganlo,

pues, como el mejor

de sus amigos. Él no

se cansará de decir-

les que amen siem-

pre a todos y hagan

el bien. Esto lo escu-

charán, si procuran

en todo momento un

trato frecuente con

él, que les ayudará

aun en las situacio-

nes más difíciles.

He venido para que

sientan mi afecto.

Cada uno de ustedes

es un regalo de Dios

para México y para el

mundo. Su familia, la

Iglesia, la escuela y

quienes tienen res-

ponsabilidad en la so-

ciedad han de traba-

jar unidos para que

ustedes puedan

recibir como

h e r e n c i a

un mun-

do me-

j o r ,

s i n

e n -

v i d i a s

ni divisio-

nes.

Por ello, deseo

elevar mi voz invi-

tando a todos a pro-

teger y cuidar a los

niños, para que nun-

ca se apague su son-

risa, puedan vivir en

paz y mirar al futuro

con confianza.

Ustedes, mis peque-

ños amigos, no están

solos. Cuentan con la

ayuda de Cristo y de

su Iglesia para llevar

un estilo de vida cris-

tiano. Participen en la

Misa del domingo, en

la catequesis,

en al-

gún

grupo de

apostolado, buscando

lugares de oración,

fraternidad y caridad.

Eso mismo vivieron

los beatos Cristóbal,

Antonio y Juan, los

niños mártires de

Tlaxcala, que cono-

ciendo a Jesús, en

tiempos de la primera

evangelización de

México, descubrieron

que no había tesoro

más grande que él.

Eran niños como us-

tedes, y de ellos po-

demos aprender que

no hay edad para

amar y servir.

Quisiera quedarme

más tiempo con uste-

des, pero ya debo ir-

me. En la oración se-

guiremos juntos. Los

i n v i t o ,

pues,

a rezar continuamen-

te, también en casa;

así experimentarán la

alegría de hablar con

Dios en familia. Re-

cen por todos, tam-

bién por mí. Yo reza-

ré por ustedes, para

que México sea un

hogar en el que todos

sus hijos vivan con

serenidad y armonía.

Los bendigo de cora-

zón y les pido que

lleven el cariño y la

bendición del Papa a

sus padres y her-

manos, así co-

mo a sus

d e m á s

s e r e s

queri-

dos.

Que

l a

V i rgen

les acom-

pañe.

Muchas gracias,

mis pequeños ami-

gos.

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ÁFRICA 27

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VISITA PAPAL A MÉXICO 27 VISITA PAPAL A MÉXICO 26

CASI UN MILLÓN DE

PERSONAS PARTICIPA-

RON EN LA EUCARIS-

TÍA PRESIDIDA POR EL

PAPA BENEDICTO XVI

EN EL PARQUE EXPO

BICENTENARIO, EN

LEÓN, MÉXICO, EL DO-

MINGO 25 DE MARZO.

Page 27: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

ÁFRICA 27 VISITA PAPAL A MÉXICO 27 VISITA PAPAL A MÉXICO 26

Page 28: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 28 VISITA PAPAL A MÉXICO 29

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Page 29: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 28 VISITA PAPAL A MÉXICO 29

EL PAPA BENE-

DICTO XVI

PRESIDIÓ LA

EUCARISTÍA

DEL DOMIN-

GO 25 DE

MARZO EN EL

PARQUE BI-

CENTENARIO

DE LEÓN MÉ-

XICO.

AL COMIENZO

DE LA CELE-

BRACIÓN, EL

ARZOBISPO

DE LEÓN DIRI-

GIÓ UNAS PA-

LABRAS AL

SANTO PADRE,

Y ÉSTE, A SU

VEZ, OBSE-

QUIÓ A LA

DIÓCESIS UNA

IMAGEN DE

CRISTO REY

PARA SER CO-

LOCADA EN EL

CERRO DEL

CUBILETE.

Page 30: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 30 VISITA PAPAL A MÉXICO 31

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VISITA PAPAL A MÉXICO 30 VISITA PAPAL A MÉXICO 31

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VISITA PAPAL A MÉXICO 32 VISITA PAPAL A MÉXICO 33

Page 33: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 32 VISITA PAPAL A MÉXICO 33

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VISITA PAPAL A MÉXICO 34 VISITA PAPAL A MÉXICO 35

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

Queridos hermanos y herma-

nas:

Me complace estar entre us-

tedes, y deseo agradecer vi-

vamente a Monseñor José

Guadalupe Martín Rábago,

Arzobispo de León, sus ama-

bles palabras de bienvenida.

Saludo al episcopado mexi-

cano, así como a los Señores

Cardenales y demás Obispos

aquí presentes, en particular

a los procedentes de Latinoa-

mérica y el Caribe. Vaya tam-

bién mi saludo caluroso a las

Autoridades que nos acompa-

ñan, así como a todos los que

se han congregado para par-

ticipar en esta Santa Misa

presidida por el Sucesor de

Pedro.

«Crea en mí, Señor, un cora-

zón puro» (Sal 50,12), he-

mos invocado en el salmo

responsorial. Esta exclama-

ción muestra la profundidad

con la que hemos de prepa-

rarnos para celebrar la próxi-

ma semana el gran misterio

de la pasión, muerte y resu-

rrección del Señor. Nos ayuda

asimismo a mirar muy dentro

del corazón humano, espe-

cialmente en los momentos

de dolor y de esperanza a la

vez, como los que atraviesa

en la actualidad el pueblo

mexicano y también otros de

Latinoamérica.

El anhelo de un corazón puro,

sincero, humilde, aceptable a

Dios, era muy sentido ya por

Israel, a medida que tomaba

conciencia de la persistencia

del mal y del pecado en su

seno, como un poder prácti-

camente implacable e imposi-

ble de superar. Quedaba sólo

confiar en la misericordia de

Dios omnipotente y la espe-

ranza de que él cambiara

desde dentro, desde el cora-

zón, una situación insoporta-

ble, oscura y sin futuro. Así

fue abriéndose paso el recur-

so a la misericordia infinita

del Señor, que no quiere la

muerte del pecador, sino que

se conv ie rta y v iva

(cf. Ez 33,11). Un corazón

puro, un corazón nuevo, es el

que se reconoce impotente

por sí mismo, y se pone en

manos de Dios para seguir

esperando en sus promesas.

De este modo, el salmista

puede decir convencido al

Señor: «Volverán a ti los pe-

cadores» (Sal 50,15). Y, ha-

cia el final del salmo, dará

una explicación que es al

mismo tiempo una firme con-

fesión de fe: «Un corazón

quebrantado y humillado, tú

no lo desprecias» (v. 19).

La historia de Israel narra

también grandes proezas y

batallas, pero a la hora de

afrontar su existencia más

auténtica, su destino más

decisivo, la salvación, más

que en sus propias fuerzas,

pone su esperanza en Dios,

que puede recrear un corazón

nuevo, no insensible y en-

greído. Esto nos puede recor-

dar hoy a cada uno de noso-

tros y a nuestros pueblos

que, cuando se trata de la

vida personal y comunitaria,

en su dimensión más profun-

da, no bastarán las estrate-

gias humanas para salvarnos.

Se ha de recurrir también al

único que puede dar vida en

plenitud, porque él mismo es

la esencia de la vida y su au-

tor, y nos ha hecho partícipes

de ella por su Hijo Jesucristo.

El Evangelio de hoy prosigue

haciéndonos ver cómo este

antiguo anhelo de vida plena

se ha cumplido realmente en

Cristo. Lo explica san Juan en

un pasaje en el que se cruza

el deseo de unos griegos de

ver a Jesús y el momento en

que el Señor está por ser glo-

rificado. A la pregunta de los

griegos, representantes del

mundo pagano, Jesús res-

ponde diciendo: «Ha llegado

la hora de que el Hijo del

hombre sea glor if ica-

do» (Jn 12,23). Respuesta

extraña, que parece incohe-

rente con la pregunta de los

griegos. ¿Qué tiene que ver

la glorificación de Jesús con

l a

petición de encontrarse con

él? Pero sí que hay una rela-

ción. Alguien podría pensar –

observa san Agustín– que

Jesús se sentía glorificado

porque venían a él los genti-

les. Algo parecido al aplauso

de la multitud que da

«gloria» a los grandes

del mundo, diríamos

hoy. Pero no es así.

«Convenía que a la ex-

celsitud de su glorifica-

ción precediese la hu-

mildad de su pa-

sión» (In Joannis Ev.,

51,9: PL 35, 1766).

La respuesta de Jesús,

anunciando su pasión

inminente, viene a decir

que un encuentro oca-

sional en aquellos mo-

mentos sería superfluo

y tal vez engañoso. Al

que los griegos quieren

ver en realidad, lo verán

levantado en la cruz,

desde la cual atraerá a

t o d o s h a c i a s í

(cf. Jn 12,32). Allí co-

menzará su «gloria», a

causa de su sacrificio de

expiación por todos,

como el grano de trigo

caído en tierra que mu-

riendo, germina y da

fruto abundante. Encon-

trarán a quien segura-

mente sin saberlo anda-

ban buscando en su co-

razón, al verdadero Dios que

se hace reconocible para to-

dos los pueblos. Este es tam-

bién el modo en que Nuestra

Señora de Guadalupe mostró

su divino Hijo a san Juan Die-

go. No como a un héroe por-

tentoso de leyenda, sino co-

mo al verdaderísimo Dios,

por quien se vive, al Creador

de las personas, de la cerca-

nía y de la inmediación, del

Cielo y de la Tierra (cf. Nican

Mopohua, v. 33). Ella hizo en

aquel momento lo que ya ha-

bía ensayado en las Bodas de

Caná. Ante el apuro de la fal-

ta de vino, indicó claramente

a los sirvientes que la vía a

seguir era su Hijo: «Hagan lo

que él les diga» (Jn 2,5).

Queridos hermanos, al venir

aquí he podido acercarme al

monumento a Cristo Rey, en

l o

alto del Cubilete. Mi venerado

predecesor, el beato Papa

Juan Pablo II, aunque lo

deseó ardientemente, no pu-

do visitar este lugar emble-

mático de la fe del pueblo

mexicano en sus viajes a esta

querida tierra. Seguramente

se alegrará hoy desde el cielo

de que el Señor me haya

concedido la gracia de poder

estar ahora con ustedes, co-

mo también habrá bendecido

a tantos millones de mexica-

nos que han querido venerar

sus reliquias recientemente

en todos los rincones del

país. Pues bien, en este mo-

numento se representa a

Cristo Rey. Pero las coronas

que le acompañan, una de

soberano y otra de espinas,

indican que su realeza no es

como muchos la entendieron

y la entienden. Su reinado no

consiste en el poder de sus

ejércitos para someter a los

demás por la fuerza o la

violencia. Se funda en

un poder más gran-

de que gana los

corazones: el

amor de Dios

que él ha traído

al mundo con

su sacrificio y

la verdad de

la que ha

dado testi-

monio. Éste

es su seño-

río, que na-

die le podrá

quitar ni na-

die debe ol-

vidar. Por

eso es justo

que, por enci-

ma de todo,

este santuario

sea un lugar de

peregrinación, de

oración ferviente,

de conversión, de

reconciliación, de bús-

queda de la verdad y

acogida de la gracia. A él, a

Cristo, le pedimos que reine

en nuestros corazones ha-

ciéndolos puros, dóciles, es-

peranzados y valientes en la

propia humildad.

También hoy, desde este par-

que con el que se quiere de-

jar constancia del bicentena-

rio del nacimiento de la na-

ción mexicana, aunando en

ella muchas diferencias, pero

con un destino y un afán co-

mún, pidamos a Cristo un

corazón puro, donde él pueda

habitar como príncipe de la

paz, gracias al poder de Dios,

que es el poder del bien, el

poder del amor. Y, para que

Dios habite en nosotros, hay

que escucharlo, hay que de-

jarse interpelar por su Pala-

bra cada día, meditándola en

el propio corazón, a ejemplo

de María (cf. Lc 2,51). Así

crece nuestra amistad perso-

nal con él, se aprende lo que

espera de nosotros y se reci-

be aliento para darlo a cono-

cer a los demás.

En Aparecida, los Obispos de

Latinoamérica y el Caribe han

sentido con clarividencia la

necesidad de confirmar, reno-

var y revitalizar la novedad

del Evangelio arraigada en la

historia de estas tierras

«desde el encuentro personal

y comunitario con Jesucristo,

que suscite discípulos y mi-

sioneros» (Documento con-

clusivo, 11). La Misión Conti-

nental, que ahora se está lle-

vando a cabo diócesis por

diócesis en este Continente,

tiene precisamente el cometi-

do de hacer llegar esta con-

vicción a todos los cristianos

y comunidades eclesiales,

para que resistan a la tenta-

ción de una fe superficial y

rutinaria, a veces fragmenta-

ria e incoherente. También

aquí se ha de superar el can-

sancio de la fe y recuperar

«la alegría de ser cristianos,

de estar sostenidos por la

felicidad interior de conocer a

Cristo y de pertenecer a su

Iglesia. De esta alegría nacen

también las energías para

servir a Cristo en las situacio-

nes agobiantes de sufrimien-

to humano, para ponerse a

su disposición, sin replegarse

en el propio bienes-

tar» (Discurso a la Curia Ro-

mana, 22 de diciembre de

2011). Lo vemos muy bien en

los santos, que se entregaron

de lleno a la causa del evan-

gelio con entusiasmo y con

gozo, sin reparar en sacrifi-

cios, incluso el de la propia

vida. Su corazón era una

apuesta incondicional por

Cristo, de quien habían

aprendido lo que significa

verdaderamente amar hasta

el final.

En este sentido, el Año de la

fe, al que he convocado a

toda la Iglesia, «es una invi-

tación a una auténtica y re-

novada conversión al Señor,

único Salvador del mundo

[...]. La fe, en efecto, crece

cuando se vive como expe-

riencia de un amor que se

recibe y se comunica como

experiencia de gracia y go-

zo» (Porta fidei, 11 octubre

2011, 6.7).

Pidamos a la Virgen María

que nos ayude a purificar

nuestro corazón, especial-

mente ante la cercana cele-

bración de las fiestas de Pas-

cua, para que lleguemos a

participar mejor en el miste-

rio salvador de su Hijo, tal

como ella lo dio a conocer en

estas tierras. Y pidámosle

también que siga acompa-

ñando y amparando a sus

queridos hijos mexicanos y

latinoamericanos, para que

Cristo reine en sus vidas y les

ayude a promover audaz-

mente la paz, la concordia, la

justicia y la solidaridad.

Amén.

Page 35: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 34 VISITA PAPAL A MÉXICO 35

Queridos hermanos y herma-

nas:

Me complace estar entre us-

tedes, y deseo agradecer vi-

vamente a Monseñor José

Guadalupe Martín Rábago,

Arzobispo de León, sus ama-

bles palabras de bienvenida.

Saludo al episcopado mexi-

cano, así como a los Señores

Cardenales y demás Obispos

aquí presentes, en particular

a los procedentes de Latinoa-

mérica y el Caribe. Vaya tam-

bién mi saludo caluroso a las

Autoridades que nos acompa-

ñan, así como a todos los que

se han congregado para par-

ticipar en esta Santa Misa

presidida por el Sucesor de

Pedro.

«Crea en mí, Señor, un cora-

zón puro» (Sal 50,12), he-

mos invocado en el salmo

responsorial. Esta exclama-

ción muestra la profundidad

con la que hemos de prepa-

rarnos para celebrar la próxi-

ma semana el gran misterio

de la pasión, muerte y resu-

rrección del Señor. Nos ayuda

asimismo a mirar muy dentro

del corazón humano, espe-

cialmente en los momentos

de dolor y de esperanza a la

vez, como los que atraviesa

en la actualidad el pueblo

mexicano y también otros de

Latinoamérica.

El anhelo de un corazón puro,

sincero, humilde, aceptable a

Dios, era muy sentido ya por

Israel, a medida que tomaba

conciencia de la persistencia

del mal y del pecado en su

seno, como un poder prácti-

camente implacable e imposi-

ble de superar. Quedaba sólo

confiar en la misericordia de

Dios omnipotente y la espe-

ranza de que él cambiara

desde dentro, desde el cora-

zón, una situación insoporta-

ble, oscura y sin futuro. Así

fue abriéndose paso el recur-

so a la misericordia infinita

del Señor, que no quiere la

muerte del pecador, sino que

se conv ie rta y v iva

(cf. Ez 33,11). Un corazón

puro, un corazón nuevo, es el

que se reconoce impotente

por sí mismo, y se pone en

manos de Dios para seguir

esperando en sus promesas.

De este modo, el salmista

puede decir convencido al

Señor: «Volverán a ti los pe-

cadores» (Sal 50,15). Y, ha-

cia el final del salmo, dará

una explicación que es al

mismo tiempo una firme con-

fesión de fe: «Un corazón

quebrantado y humillado, tú

no lo desprecias» (v. 19).

La historia de Israel narra

también grandes proezas y

batallas, pero a la hora de

afrontar su existencia más

auténtica, su destino más

decisivo, la salvación, más

que en sus propias fuerzas,

pone su esperanza en Dios,

que puede recrear un corazón

nuevo, no insensible y en-

greído. Esto nos puede recor-

dar hoy a cada uno de noso-

tros y a nuestros pueblos

que, cuando se trata de la

vida personal y comunitaria,

en su dimensión más profun-

da, no bastarán las estrate-

gias humanas para salvarnos.

Se ha de recurrir también al

único que puede dar vida en

plenitud, porque él mismo es

la esencia de la vida y su au-

tor, y nos ha hecho partícipes

de ella por su Hijo Jesucristo.

El Evangelio de hoy prosigue

haciéndonos ver cómo este

antiguo anhelo de vida plena

se ha cumplido realmente en

Cristo. Lo explica san Juan en

un pasaje en el que se cruza

el deseo de unos griegos de

ver a Jesús y el momento en

que el Señor está por ser glo-

rificado. A la pregunta de los

griegos, representantes del

mundo pagano, Jesús res-

ponde diciendo: «Ha llegado

la hora de que el Hijo del

hombre sea glor if ica-

do» (Jn 12,23). Respuesta

extraña, que parece incohe-

rente con la pregunta de los

griegos. ¿Qué tiene que ver

la glorificación de Jesús con

l a

petición de encontrarse con

él? Pero sí que hay una rela-

ción. Alguien podría pensar –

observa san Agustín– que

Jesús se sentía glorificado

porque venían a él los genti-

les. Algo parecido al aplauso

de la multitud que da

«gloria» a los grandes

del mundo, diríamos

hoy. Pero no es así.

«Convenía que a la ex-

celsitud de su glorifica-

ción precediese la hu-

mildad de su pa-

sión» (In Joannis Ev.,

51,9: PL 35, 1766).

La respuesta de Jesús,

anunciando su pasión

inminente, viene a decir

que un encuentro oca-

sional en aquellos mo-

mentos sería superfluo

y tal vez engañoso. Al

que los griegos quieren

ver en realidad, lo verán

levantado en la cruz,

desde la cual atraerá a

t o d o s h a c i a s í

(cf. Jn 12,32). Allí co-

menzará su «gloria», a

causa de su sacrificio de

expiación por todos,

como el grano de trigo

caído en tierra que mu-

riendo, germina y da

fruto abundante. Encon-

trarán a quien segura-

mente sin saberlo anda-

ban buscando en su co-

razón, al verdadero Dios que

se hace reconocible para to-

dos los pueblos. Este es tam-

bién el modo en que Nuestra

Señora de Guadalupe mostró

su divino Hijo a san Juan Die-

go. No como a un héroe por-

tentoso de leyenda, sino co-

mo al verdaderísimo Dios,

por quien se vive, al Creador

de las personas, de la cerca-

nía y de la inmediación, del

Cielo y de la Tierra (cf. Nican

Mopohua, v. 33). Ella hizo en

aquel momento lo que ya ha-

bía ensayado en las Bodas de

Caná. Ante el apuro de la fal-

ta de vino, indicó claramente

a los sirvientes que la vía a

seguir era su Hijo: «Hagan lo

que él les diga» (Jn 2,5).

Queridos hermanos, al venir

aquí he podido acercarme al

monumento a Cristo Rey, en

l o

alto del Cubilete. Mi venerado

predecesor, el beato Papa

Juan Pablo II, aunque lo

deseó ardientemente, no pu-

do visitar este lugar emble-

mático de la fe del pueblo

mexicano en sus viajes a esta

querida tierra. Seguramente

se alegrará hoy desde el cielo

de que el Señor me haya

concedido la gracia de poder

estar ahora con ustedes, co-

mo también habrá bendecido

a tantos millones de mexica-

nos que han querido venerar

sus reliquias recientemente

en todos los rincones del

país. Pues bien, en este mo-

numento se representa a

Cristo Rey. Pero las coronas

que le acompañan, una de

soberano y otra de espinas,

indican que su realeza no es

como muchos la entendieron

y la entienden. Su reinado no

consiste en el poder de sus

ejércitos para someter a los

demás por la fuerza o la

violencia. Se funda en

un poder más gran-

de que gana los

corazones: el

amor de Dios

que él ha traído

al mundo con

su sacrificio y

la verdad de

la que ha

dado testi-

monio. Éste

es su seño-

río, que na-

die le podrá

quitar ni na-

die debe ol-

vidar. Por

eso es justo

que, por enci-

ma de todo,

este santuario

sea un lugar de

peregrinación, de

oración ferviente,

de conversión, de

reconciliación, de bús-

queda de la verdad y

acogida de la gracia. A él, a

Cristo, le pedimos que reine

en nuestros corazones ha-

ciéndolos puros, dóciles, es-

peranzados y valientes en la

propia humildad.

También hoy, desde este par-

que con el que se quiere de-

jar constancia del bicentena-

rio del nacimiento de la na-

ción mexicana, aunando en

ella muchas diferencias, pero

con un destino y un afán co-

mún, pidamos a Cristo un

corazón puro, donde él pueda

habitar como príncipe de la

paz, gracias al poder de Dios,

que es el poder del bien, el

poder del amor. Y, para que

Dios habite en nosotros, hay

que escucharlo, hay que de-

jarse interpelar por su Pala-

bra cada día, meditándola en

el propio corazón, a ejemplo

de María (cf. Lc 2,51). Así

crece nuestra amistad perso-

nal con él, se aprende lo que

espera de nosotros y se reci-

be aliento para darlo a cono-

cer a los demás.

En Aparecida, los Obispos de

Latinoamérica y el Caribe han

sentido con clarividencia la

necesidad de confirmar, reno-

var y revitalizar la novedad

del Evangelio arraigada en la

historia de estas tierras

«desde el encuentro personal

y comunitario con Jesucristo,

que suscite discípulos y mi-

sioneros» (Documento con-

clusivo, 11). La Misión Conti-

nental, que ahora se está lle-

vando a cabo diócesis por

diócesis en este Continente,

tiene precisamente el cometi-

do de hacer llegar esta con-

vicción a todos los cristianos

y comunidades eclesiales,

para que resistan a la tenta-

ción de una fe superficial y

rutinaria, a veces fragmenta-

ria e incoherente. También

aquí se ha de superar el can-

sancio de la fe y recuperar

«la alegría de ser cristianos,

de estar sostenidos por la

felicidad interior de conocer a

Cristo y de pertenecer a su

Iglesia. De esta alegría nacen

también las energías para

servir a Cristo en las situacio-

nes agobiantes de sufrimien-

to humano, para ponerse a

su disposición, sin replegarse

en el propio bienes-

tar» (Discurso a la Curia Ro-

mana, 22 de diciembre de

2011). Lo vemos muy bien en

los santos, que se entregaron

de lleno a la causa del evan-

gelio con entusiasmo y con

gozo, sin reparar en sacrifi-

cios, incluso el de la propia

vida. Su corazón era una

apuesta incondicional por

Cristo, de quien habían

aprendido lo que significa

verdaderamente amar hasta

el final.

En este sentido, el Año de la

fe, al que he convocado a

toda la Iglesia, «es una invi-

tación a una auténtica y re-

novada conversión al Señor,

único Salvador del mundo

[...]. La fe, en efecto, crece

cuando se vive como expe-

riencia de un amor que se

recibe y se comunica como

experiencia de gracia y go-

zo» (Porta fidei, 11 octubre

2011, 6.7).

Pidamos a la Virgen María

que nos ayude a purificar

nuestro corazón, especial-

mente ante la cercana cele-

bración de las fiestas de Pas-

cua, para que lleguemos a

participar mejor en el miste-

rio salvador de su Hijo, tal

como ella lo dio a conocer en

estas tierras. Y pidámosle

también que siga acompa-

ñando y amparando a sus

queridos hijos mexicanos y

latinoamericanos, para que

Cristo reine en sus vidas y les

ayude a promover audaz-

mente la paz, la concordia, la

justicia y la solidaridad.

Amén.

Page 36: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 36 VISITA PAPAL A MÉXICO 37

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

Page 37: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 36 VISITA PAPAL A MÉXICO 37

EN LA NOCHE DEL

DOMINGO 25 DE

MARZO, EL PAPA BE-

NEDICTO XVI REZÓ

LAS VÍSPERAS JUNTO

A TODOS LOS OBIS-

POS VENIDOS DE LA-

TINOAMÉRICA Y DE

DIVERSAS PARTES

DEL MUNDO.

LUEGO, ORÓ ANTE

LA IMAGEN DE JESU-

CRISTO EN LA CATE-

DRAL DE LEÓN, MÉ-

XICO.

POR ÚLTIMO, SALIÓ

PARA SALUDAR A

UNA MULTITUD DE

FIELES QUE LE DEDI-

CABAN SERENATAS A

LAS AFUERAS DEL

COLEGIO DE MIRA-

FLORES, EN EL CUAL

PERNOCTABA ESA

NOCHE.

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VISITA PAPAL A MÉXICO 39

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VISITA PAPAL A MÉXICO 38 VISITA PAPAL A MÉXICO 39

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S e ñ o r e s C a r d e n a l e s , Queridos hermanos en el Epis-copado:

Es un gran gozo rezar con to-dos ustedes en esta Basílica-Catedral de León, dedicada a Nuestra Señora de la Luz. En

la bella imagen que se venera en este templo, la Santísima Virgen tiene en una mano a su

Hijo con gran ternura, y ex-tiende la otra para socorrer a los pecadores. Así ve a María

la Iglesia de todos los tiem-pos, que la alaba por habernos dado al Redentor, y se confía a ella por ser la Madre que su

divino Hijo nos dejó desde la cruz. Por eso, nosotros la im-ploramos frecuentemente co-

mo «esperanza nuestra», por-que nos ha mostrado a Jesús y transmitido las grandezas que

Dios ha hecho y hace con la humanidad, de una manera sencilla, como explicándolas a los pequeños de la casa.

Un signo decisivo de estas grandezas nos la ofrece la lec-tura breve que hemos procla-

mado en estas Vísperas. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Cristo, pero, al condenarlo a muerte,

dieron cumplimiento de hecho a las palabras de los profetas (cf. Hch 13,27). Sí, la maldad

y la ignorancia de los hombres no es capaz de frenar el plan divino de salvación, la reden-

ción. El mal no puede tanto.

Otra maravilla de Dios nos la

recuerda el segundo salmo que acabamos de recitar: Las «peñas» se transforman «en

estanques, el pedernal en ma-n a n t i a l e s d e agua» (Sal 113,8). Lo que po-dría ser piedra de tropiezo y

de escándalo, con el triunfo de Jesús sobre la muerte se con-vierte en piedra angular: «Es

el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro paten-te» (Sal 117,23). No hay moti-

vos, pues, para rendirse al despotismo del mal. Y pida-mos al Señor Resucitado que manifieste su fuerza en nues-

tras debilidades y penurias.

Esperaba con gran ilusión este encuentro con ustedes, Pasto-

res de la Iglesia de Cristo que peregrina en México y en los diversos países de este gran

Continente, como una ocasión para mirar juntos a Cristo que les ha encomendado la hermo-sa tarea de anunciar el evan-

gelio en estos pueblos de recia raigambre católica. La situa-ción actual de sus diócesis

plantea ciertamente retos y dificultades de muy diversa índole. Pero, sabiendo que el Señor ha resucitado, podemos

proseguir confiados, con la convicción de que el mal no tiene la última palabra de la

historia, y que Dios es capaz de abrir nuevos espacios a una esperanza que no defrauda

(cf. Rm 5,5).

Agradezco el cordial saludo que me ha dirigido el Señor Arzobispo de Tlalnepantla y

Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del Consejo Episcopal Latinoame-

ricano, haciéndose intérprete y portavoz de todos. Y les ruego a ustedes, Pastores de las di-versas Iglesias particulares,

que, al regresar a sus sedes, trasmitan a sus fieles el afecto entrañable del

Papa, que lleva muy dentro de su corazón to-

dos sus sufri-mientos y a s p i r a c i o -nes.

Al ver en sus ros-tros el

reflejo de las preo-

cupaciones

de la grey que apacien-tan, me vie-

nen a la mente las Asambleas del Sínodo de los

Obispos, en las que los part ic ipantes aplauden cuando intervienen quienes ejercen su ministerio

en situaciones particularmente

dolorosas para la vida y la mi-sión de la Iglesia. Ese gesto brota de la fe en el Señor, y

significa fraternidad en los tra-bajos apostólicos, así como gratitud y admiración por los que siembran el evangelio en-

tre espinas, unas en forma de

persecución, otras de margi-nación o menosprecio. Tampo-

co faltan preocupaciones por la carencia de medios y recur-

sos humanos, o las trabas im-puestas a la libertad de la Iglesia en el cumplimiento de su misión.

El Sucesor de Pedro participa de estos sentimientos y agra-dece su solicitud pastoral pa-

ciente y humilde. Ustedes no están solos en los contratiem-pos, como tampoco lo están

en los logros evangelizadores. Todos estamos unidos en los padecimientos y en la consola-ción (cf. 2 Co 1,5). Sepan que

cuentan con un lugar destaca-do en la plegaria de quien re-cibió de Cristo el encargo de

confirmar en la fe a sus her-manos (cf. Lc 22,31), que les anima también en la misión de

hacer que nuestro Señor Jesu-cristo sea cada vez más cono-cido, amado y seguido en es-tas tierras, sin dejarse ame-

drentar por las contrariedades.

La fe católica ha marcado sig-

nificativamente la vida, cos-tumbres e historia de este

Continente, en el que muchas de sus naciones están conme-morando el bicentenario de su independencia. Es un momen-

to histórico en el que siguió brillando el nombre de Cristo, llegado aquí por obra de insig-

nes y abnegados misioneros, que lo proclamaron con auda-cia y sabiduría. Ellos lo dieron

todo por Cristo, mostrando que el hombre encuentra en él su consistencia y la fuerza ne-cesaria para vivir en plenitud y

edificar una sociedad digna del ser humano, como su Creador lo ha querido. Aquel ideal de

no anteponer nada al Señor, y de hacer penetrante la Palabra de Dios en todos, sirviéndose

de los propios signos y mejo-res tradiciones, sigue siendo una valiosa orientación para los Pastores de hoy.

Las iniciativas que se

realicen

c o n m o -tivo

del Año

de la fe deben

estar encaminadas a conducir a los hombres hacia Cristo,

cuya gracia les permitirá dejar

las cadenas del pecado que los esclaviza y avanzar hacia la

libertad auténtica y responsa-ble. A esto está ayudando también la Misión continen-tal promovida en Aparecida,

que tantos frutos de renova-ción eclesial está ya cosechan-do en las Iglesias particulares

de América Latina y el Caribe. Entre ellos, el estudio, la difu-sión y meditación de la Sagra-

da Escritura, que anuncia el amor de Dios y nuestra salva-ción. En este sentido, los ex-horto a seguir abriendo los

tesoros del evangelio, a fin de que se conviertan en potencia de esperanza, libertad y salva-

ción para todos los hombres (cf. Rm 1,16). Y sean también fieles testigos e intérpretes de

la palabra del Hijo encarnado, que vivió para cumplir la vo-luntad del Padre y, siendo hombre con los hombres, se

desvivió por ellos hasta la muerte.

Queridos hermanos en el Epis-

copado, en el horizonte pasto-ral y evangelizador que se abre ante nosotros, es de ca-

pital relevancia cuidar con gran esmero de los seminaris-tas, animándolos a que no se precien «de saber cosa algu-

na, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Co 2,2). No menos fundamental es la cer-

canía a los presbíteros, a los que nunca debe faltar la com-prensión y el aliento de su

Obispo y, si fuera necesario, también su paterna admoni-ción sobre actitudes improce-dentes. Son sus primeros co-

laboradores en la comunión sacramental del sacerdocio, a los que han de mostrar una

constante y privilegiada cerca-nía. Igualmente cabe decir de las diversas formas de vida consagrada, cuyos carismas

han de ser valorados con gra-titud y acompañados con res-ponsabilidad y respeto al don

recibido. Y una atención cada vez más especial se debe a los laicos más comprometidos en

la catequesis, la animación litúrgica, la acción caritativa y el compromiso social. Su for-mación en la fe es crucial para

hacer presente y fecundo el

evangelio en la sociedad de hoy. Y no es justo que se sien-

tan tratados como quienes apenas cuentan en la Iglesia, no obstante la ilusión que po-nen en trabajar en ella según

su propia vocación, y el gran sacrificio que a veces les supo-ne esta dedicación. En todo

esto, es particularmente im-portante para los Pastores que reine un espíritu de comunión

entre sacerdotes, religiosos y laicos, evitando divisiones es-tériles, críticas y recelos noci-vos.

Con estos vivos deseos, les invito a ser vigías que procla-men día y noche la gloria de

Dios, que es la vida del hom-bre. Estén del lado de quienes son marginados por la fuerza,

el poder o una riqueza que ignora a quienes carecen de casi todo. La Iglesia no puede separar la alabanza de Dios

del servicio a los hombres. El único Dios Padre y Creador es el que nos ha constituido her-

manos: ser hombre es ser hermano y guardián del próji-mo. En este camino, junto a

toda la humanidad, la Iglesia tiene que revivir y actualizarlo que fue Jesús: el Buen Sama-ritano, que viniendo de lejos

se insertó en la historia de los hombres, nos levantó y se ocupó de nuestra curación.

Queridos hermanos en el Epis-copado, la Iglesia en América Latina, que muchas veces se

ha unido a Jesucristo en su pasión, ha de seguir siendo semilla de esperanza, que per-mita ver a todos cómo los fru-

tos de la resurrección alcanzan y enriquecen estas tierras.

Que la Madre de Dios, en su

advocación de María Santísima de la Luz, disipe las tinieblas de nuestro mundo y alumbre nuestro camino, para que po-

damos confirmar en la fe al pueblo latinoamericano en sus fatigas y anhelos, con entere-

za, valentía y fe firme en quien todo lo puede y a todos ama hasta el extremo.

Amén.

Page 41: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 40 VISITA PAPAL A MÉXICO 41

S e ñ o r e s C a r d e n a l e s , Queridos hermanos en el Epis-copado:

Es un gran gozo rezar con to-dos ustedes en esta Basílica-Catedral de León, dedicada a Nuestra Señora de la Luz. En

la bella imagen que se venera en este templo, la Santísima Virgen tiene en una mano a su

Hijo con gran ternura, y ex-tiende la otra para socorrer a los pecadores. Así ve a María

la Iglesia de todos los tiem-pos, que la alaba por habernos dado al Redentor, y se confía a ella por ser la Madre que su

divino Hijo nos dejó desde la cruz. Por eso, nosotros la im-ploramos frecuentemente co-

mo «esperanza nuestra», por-que nos ha mostrado a Jesús y transmitido las grandezas que

Dios ha hecho y hace con la humanidad, de una manera sencilla, como explicándolas a los pequeños de la casa.

Un signo decisivo de estas grandezas nos la ofrece la lec-tura breve que hemos procla-

mado en estas Vísperas. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Cristo, pero, al condenarlo a muerte,

dieron cumplimiento de hecho a las palabras de los profetas (cf. Hch 13,27). Sí, la maldad

y la ignorancia de los hombres no es capaz de frenar el plan divino de salvación, la reden-

ción. El mal no puede tanto.

Otra maravilla de Dios nos la

recuerda el segundo salmo que acabamos de recitar: Las «peñas» se transforman «en

estanques, el pedernal en ma-n a n t i a l e s d e agua» (Sal 113,8). Lo que po-dría ser piedra de tropiezo y

de escándalo, con el triunfo de Jesús sobre la muerte se con-vierte en piedra angular: «Es

el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro paten-te» (Sal 117,23). No hay moti-

vos, pues, para rendirse al despotismo del mal. Y pida-mos al Señor Resucitado que manifieste su fuerza en nues-

tras debilidades y penurias.

Esperaba con gran ilusión este encuentro con ustedes, Pasto-

res de la Iglesia de Cristo que peregrina en México y en los diversos países de este gran

Continente, como una ocasión para mirar juntos a Cristo que les ha encomendado la hermo-sa tarea de anunciar el evan-

gelio en estos pueblos de recia raigambre católica. La situa-ción actual de sus diócesis

plantea ciertamente retos y dificultades de muy diversa índole. Pero, sabiendo que el Señor ha resucitado, podemos

proseguir confiados, con la convicción de que el mal no tiene la última palabra de la

historia, y que Dios es capaz de abrir nuevos espacios a una esperanza que no defrauda

(cf. Rm 5,5).

Agradezco el cordial saludo que me ha dirigido el Señor Arzobispo de Tlalnepantla y

Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del Consejo Episcopal Latinoame-

ricano, haciéndose intérprete y portavoz de todos. Y les ruego a ustedes, Pastores de las di-versas Iglesias particulares,

que, al regresar a sus sedes, trasmitan a sus fieles el afecto entrañable del

Papa, que lleva muy dentro de su corazón to-

dos sus sufri-mientos y a s p i r a c i o -nes.

Al ver en sus ros-tros el

reflejo de las preo-

cupaciones

de la grey que apacien-tan, me vie-

nen a la mente las Asambleas del Sínodo de los

Obispos, en las que los part ic ipantes aplauden cuando intervienen quienes ejercen su ministerio

en situaciones particularmente

dolorosas para la vida y la mi-sión de la Iglesia. Ese gesto brota de la fe en el Señor, y

significa fraternidad en los tra-bajos apostólicos, así como gratitud y admiración por los que siembran el evangelio en-

tre espinas, unas en forma de

persecución, otras de margi-nación o menosprecio. Tampo-

co faltan preocupaciones por la carencia de medios y recur-

sos humanos, o las trabas im-puestas a la libertad de la Iglesia en el cumplimiento de su misión.

El Sucesor de Pedro participa de estos sentimientos y agra-dece su solicitud pastoral pa-

ciente y humilde. Ustedes no están solos en los contratiem-pos, como tampoco lo están

en los logros evangelizadores. Todos estamos unidos en los padecimientos y en la consola-ción (cf. 2 Co 1,5). Sepan que

cuentan con un lugar destaca-do en la plegaria de quien re-cibió de Cristo el encargo de

confirmar en la fe a sus her-manos (cf. Lc 22,31), que les anima también en la misión de

hacer que nuestro Señor Jesu-cristo sea cada vez más cono-cido, amado y seguido en es-tas tierras, sin dejarse ame-

drentar por las contrariedades.

La fe católica ha marcado sig-

nificativamente la vida, cos-tumbres e historia de este

Continente, en el que muchas de sus naciones están conme-morando el bicentenario de su independencia. Es un momen-

to histórico en el que siguió brillando el nombre de Cristo, llegado aquí por obra de insig-

nes y abnegados misioneros, que lo proclamaron con auda-cia y sabiduría. Ellos lo dieron

todo por Cristo, mostrando que el hombre encuentra en él su consistencia y la fuerza ne-cesaria para vivir en plenitud y

edificar una sociedad digna del ser humano, como su Creador lo ha querido. Aquel ideal de

no anteponer nada al Señor, y de hacer penetrante la Palabra de Dios en todos, sirviéndose

de los propios signos y mejo-res tradiciones, sigue siendo una valiosa orientación para los Pastores de hoy.

Las iniciativas que se

realicen

c o n m o -tivo

del Año

de la fe deben

estar encaminadas a conducir a los hombres hacia Cristo,

cuya gracia les permitirá dejar

las cadenas del pecado que los esclaviza y avanzar hacia la

libertad auténtica y responsa-ble. A esto está ayudando también la Misión continen-tal promovida en Aparecida,

que tantos frutos de renova-ción eclesial está ya cosechan-do en las Iglesias particulares

de América Latina y el Caribe. Entre ellos, el estudio, la difu-sión y meditación de la Sagra-

da Escritura, que anuncia el amor de Dios y nuestra salva-ción. En este sentido, los ex-horto a seguir abriendo los

tesoros del evangelio, a fin de que se conviertan en potencia de esperanza, libertad y salva-

ción para todos los hombres (cf. Rm 1,16). Y sean también fieles testigos e intérpretes de

la palabra del Hijo encarnado, que vivió para cumplir la vo-luntad del Padre y, siendo hombre con los hombres, se

desvivió por ellos hasta la muerte.

Queridos hermanos en el Epis-

copado, en el horizonte pasto-ral y evangelizador que se abre ante nosotros, es de ca-

pital relevancia cuidar con gran esmero de los seminaris-tas, animándolos a que no se precien «de saber cosa algu-

na, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Co 2,2). No menos fundamental es la cer-

canía a los presbíteros, a los que nunca debe faltar la com-prensión y el aliento de su

Obispo y, si fuera necesario, también su paterna admoni-ción sobre actitudes improce-dentes. Son sus primeros co-

laboradores en la comunión sacramental del sacerdocio, a los que han de mostrar una

constante y privilegiada cerca-nía. Igualmente cabe decir de las diversas formas de vida consagrada, cuyos carismas

han de ser valorados con gra-titud y acompañados con res-ponsabilidad y respeto al don

recibido. Y una atención cada vez más especial se debe a los laicos más comprometidos en

la catequesis, la animación litúrgica, la acción caritativa y el compromiso social. Su for-mación en la fe es crucial para

hacer presente y fecundo el

evangelio en la sociedad de hoy. Y no es justo que se sien-

tan tratados como quienes apenas cuentan en la Iglesia, no obstante la ilusión que po-nen en trabajar en ella según

su propia vocación, y el gran sacrificio que a veces les supo-ne esta dedicación. En todo

esto, es particularmente im-portante para los Pastores que reine un espíritu de comunión

entre sacerdotes, religiosos y laicos, evitando divisiones es-tériles, críticas y recelos noci-vos.

Con estos vivos deseos, les invito a ser vigías que procla-men día y noche la gloria de

Dios, que es la vida del hom-bre. Estén del lado de quienes son marginados por la fuerza,

el poder o una riqueza que ignora a quienes carecen de casi todo. La Iglesia no puede separar la alabanza de Dios

del servicio a los hombres. El único Dios Padre y Creador es el que nos ha constituido her-

manos: ser hombre es ser hermano y guardián del próji-mo. En este camino, junto a

toda la humanidad, la Iglesia tiene que revivir y actualizarlo que fue Jesús: el Buen Sama-ritano, que viniendo de lejos

se insertó en la historia de los hombres, nos levantó y se ocupó de nuestra curación.

Queridos hermanos en el Epis-copado, la Iglesia en América Latina, que muchas veces se

ha unido a Jesucristo en su pasión, ha de seguir siendo semilla de esperanza, que per-mita ver a todos cómo los fru-

tos de la resurrección alcanzan y enriquecen estas tierras.

Que la Madre de Dios, en su

advocación de María Santísima de la Luz, disipe las tinieblas de nuestro mundo y alumbre nuestro camino, para que po-

damos confirmar en la fe al pueblo latinoamericano en sus fatigas y anhelos, con entere-

za, valentía y fe firme en quien todo lo puede y a todos ama hasta el extremo.

Amén.

Page 42: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

AL FINALIZAR EL REZO DE VÍSPERAS, EL PAPA BENEDICTO XVI ENCENDIÓ LA

NUEVA ILUMINACIÓN DEL CRISTO REY UBICADO EN EL CERRO DEL CUBILETE.

LO HICO POR MEDIO DE UN DISPOSITIVO ELECTRÓNICO UBICADO EN LA CA-

TEDRAL DE LA LUZ EN LEÓN, MÉXICO, Y PUDO CONTEMPLAR LA NUEVA ILU-

MINACIÓN Y LOS FUEGOS PIROTÉCNICOS A TRAVÉS DE UNA PANTALLA.

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 42 VISITA PAPAL A MÉXICO 43

Page 43: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

AL FINALIZAR EL REZO DE VÍSPERAS, EL PAPA BENEDICTO XVI ENCENDIÓ LA

NUEVA ILUMINACIÓN DEL CRISTO REY UBICADO EN EL CERRO DEL CUBILETE.

LO HICO POR MEDIO DE UN DISPOSITIVO ELECTRÓNICO UBICADO EN LA CA-

TEDRAL DE LA LUZ EN LEÓN, MÉXICO, Y PUDO CONTEMPLAR LA NUEVA ILU-

MINACIÓN Y LOS FUEGOS PIROTÉCNICOS A TRAVÉS DE UNA PANTALLA.

VISITA PAPAL A MÉXICO 42 VISITA PAPAL A MÉXICO 43

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VISITA PAPAL A MÉXICO 44 VISITA PAPAL A MÉXICO 45

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Fa-

Señor Pres idente,

Distinguidas Autorida-

des, Señores Cardena-

les, Señor Arzobispo de

León, Señor Arzobispo

de Tlalnepantla y Presi-

dente de la Conferencia

del Episcopado Mexi-

cano y del Consejo

Episcopal Latinoameri-

cano, Queridos Herma-

nos en el Episcopado,

Doy gracias a Dios que

nos ha reunido en torno

a esta mesa, para com-

partir en la cena un

momento de amistad.

Agradezco vivamente a

quienes lo han hecho

posible, así como los

nobles sentimientos

que lo han motivado.

La visita de Su Santi-

dad Benedicto XVI a

México es una ocasión

de profunda alegría al

ver cómo esta querida

Nación ha abierto una

vez más de par en par

sus puertas al Sucesor

de Pedro, manifestando

así la grandeza de espí-

ritu de sus hijos, su fina

hospitalidad y la recia

fe católica arraigada en

ellos.

Al conmemorarse este

año el vigésimo aniver-

sario del establecimien-

to de Relaciones diplo-

máticas entre México y

la Santa Sede, la pre-

sencia de las distingui-

das Autoridades que

nos honran con su gra-

ta compañía pone de

relieve que tanto la

Iglesia como el Estado

tienen la común tarea,

cada uno desde su mi-

sión específica, de sal-

vaguardar y tutelar los

derechos fundamenta-

les de las personas. En-

tre ellos, destaca la li-

bertad del hombre para

buscar la verdad y pro-

fesar las propias con-

vicciones religiosas,

tanto en privado como

en público, lo cual ha

de ser reconocido y ga-

rantizado por el orde-

namiento jurídico. Y es

de desear que en Méxi-

co este derecho funda-

mental se afiance cada

vez más, conscientes

de que este derecho va

mucho más allá de la

mera libertad de culto.

En efecto, impregna to-

das las dimensiones de

la persona humana, lla-

mada a dar razón de su

propia fe, y anunciarla

y compartirla con otros,

sin imponerla, como el

don más preciado reci-

bido de Dios.

También las funciones

diplomáticas deben ra-

dicarse en la promoción

de esa gran causa co-

mún, a la que el cristia-

nismo puede ofrecer

una contribución válida,

porque es “una religión

de libertad y de paz, y

está al servicio del au-

téntico bien de la hu-

manidad” (Benedicto

XVI, Discurso al Cuerpo

Diplomático ante la

Santa Sede, 8 enero

2009). Por ello, la Igle-

sia no cesa de exhortar

a todos, para que la ac-

tividad política sea una

labor encomiable y ab-

negada en favor de los

ciudadanos y no se

convierta en una lucha

de poder o una imposi-

ción de sistemas ideoló-

gicos rígidos, que tan-

tas veces dan como re-

sultado la radicalización

de amplios sectores de

la población.

En este sentido, los

Obispos aquí presentes

son exponentes del

compromiso de la Igle-

sia católica en la her-

mosa labor de trabajar

por el hombre, por

quien Jesucristo dio la

vida. En cada genera-

ción, ella ha escrito una

página de esta historia

de servicio a la humani-

dad. Unas líneas son

obra de los santos,

otras de los mártires.

No han faltado en esta

historia pastores auda-

ces, religiosos ejempla-

res, jóvenes de voz

profética, valerosos tes-

tigos de la caridad y

fieles laicos que, a ve-

ces con gran sencillez,

han tendido la mano y

abierto su casa al her-

mano en necesidad. A

través de múltiples ex-

presiones, se ha queri-

do desplegar la belleza

del cristianismo para

abrazar a todo hombre

o mujer, sin mirar raza,

lengua o clase social. A

ello ha concurrido tanto

la dimensión de fe hon-

damente profesada y

celebrada, como se

percibe en México y en

toda Latinoamérica, co-

mo los más variados

proyectos de solidari-

dad que han alentado a

tantos a salir del egoís-

mo para ayudar en las

necesidades sociales

más básicas y urgen-

tes. No podemos olvi-

dar las iniciativas dirigi-

das a la promoción de

los derechos de cada

hombre y cada pueblo,

la defensa de su liber-

tad y el cultivo del arte

y la cultura.

Si en esta misión ha

habido alguna sombra,

eso no empaña el es-

plendor del evangelio,

siempre presente para

purificar y alumbrar

nuestro camino, que

hoy pasa por esa revi-

talización de la fe a la

que Su Santidad Bene-

dicto XVI no se cansa

de invitar.

Con estos deseos, alzo

mi copa, y los invito a

ustedes a hacer lo mis-

mo, para brindar por el

Santo Padre, a quien Dios conserve y prote-

ja siempre. Brindo asi-

mismo por México, tie-

rra bendecida por

Nuestra Señora de

Guadalupe, y por sus

hijos e hijas, que han

sabido ganarse el afec-

to de Benedicto XVI.

Brindo por todos los

queridos países herma-

nos de América Latina y el Caribe. Reitero mi

gratitud por las conti-

nuas y delicadas aten-

ciones recibidas en es-

tos días y expreso a

todos ustedes mi cer-

canía y reconocimiento

por esta espléndida ve-

lada.

Muchas gracias.

Page 45: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 44 VISITA PAPAL A MÉXICO 45

Señor Pres idente,

Distinguidas Autorida-

des, Señores Cardena-

les, Señor Arzobispo de

León, Señor Arzobispo

de Tlalnepantla y Presi-

dente de la Conferencia

del Episcopado Mexi-

cano y del Consejo

Episcopal Latinoameri-

cano, Queridos Herma-

nos en el Episcopado,

Doy gracias a Dios que

nos ha reunido en torno

a esta mesa, para com-

partir en la cena un

momento de amistad.

Agradezco vivamente a

quienes lo han hecho

posible, así como los

nobles sentimientos

que lo han motivado.

La visita de Su Santi-

dad Benedicto XVI a

México es una ocasión

de profunda alegría al

ver cómo esta querida

Nación ha abierto una

vez más de par en par

sus puertas al Sucesor

de Pedro, manifestando

así la grandeza de espí-

ritu de sus hijos, su fina

hospitalidad y la recia

fe católica arraigada en

ellos.

Al conmemorarse este

año el vigésimo aniver-

sario del establecimien-

to de Relaciones diplo-

máticas entre México y

la Santa Sede, la pre-

sencia de las distingui-

das Autoridades que

nos honran con su gra-

ta compañía pone de

relieve que tanto la

Iglesia como el Estado

tienen la común tarea,

cada uno desde su mi-

sión específica, de sal-

vaguardar y tutelar los

derechos fundamenta-

les de las personas. En-

tre ellos, destaca la li-

bertad del hombre para

buscar la verdad y pro-

fesar las propias con-

vicciones religiosas,

tanto en privado como

en público, lo cual ha

de ser reconocido y ga-

rantizado por el orde-

namiento jurídico. Y es

de desear que en Méxi-

co este derecho funda-

mental se afiance cada

vez más, conscientes

de que este derecho va

mucho más allá de la

mera libertad de culto.

En efecto, impregna to-

das las dimensiones de

la persona humana, lla-

mada a dar razón de su

propia fe, y anunciarla

y compartirla con otros,

sin imponerla, como el

don más preciado reci-

bido de Dios.

También las funciones

diplomáticas deben ra-

dicarse en la promoción

de esa gran causa co-

mún, a la que el cristia-

nismo puede ofrecer

una contribución válida,

porque es “una religión

de libertad y de paz, y

está al servicio del au-

téntico bien de la hu-

manidad” (Benedicto

XVI, Discurso al Cuerpo

Diplomático ante la

Santa Sede, 8 enero

2009). Por ello, la Igle-

sia no cesa de exhortar

a todos, para que la ac-

tividad política sea una

labor encomiable y ab-

negada en favor de los

ciudadanos y no se

convierta en una lucha

de poder o una imposi-

ción de sistemas ideoló-

gicos rígidos, que tan-

tas veces dan como re-

sultado la radicalización

de amplios sectores de

la población.

En este sentido, los

Obispos aquí presentes

son exponentes del

compromiso de la Igle-

sia católica en la her-

mosa labor de trabajar

por el hombre, por

quien Jesucristo dio la

vida. En cada genera-

ción, ella ha escrito una

página de esta historia

de servicio a la humani-

dad. Unas líneas son

obra de los santos,

otras de los mártires.

No han faltado en esta

historia pastores auda-

ces, religiosos ejempla-

res, jóvenes de voz

profética, valerosos tes-

tigos de la caridad y

fieles laicos que, a ve-

ces con gran sencillez,

han tendido la mano y

abierto su casa al her-

mano en necesidad. A

través de múltiples ex-

presiones, se ha queri-

do desplegar la belleza

del cristianismo para

abrazar a todo hombre

o mujer, sin mirar raza,

lengua o clase social. A

ello ha concurrido tanto

la dimensión de fe hon-

damente profesada y

celebrada, como se

percibe en México y en

toda Latinoamérica, co-

mo los más variados

proyectos de solidari-

dad que han alentado a

tantos a salir del egoís-

mo para ayudar en las

necesidades sociales

más básicas y urgen-

tes. No podemos olvi-

dar las iniciativas dirigi-

das a la promoción de

los derechos de cada

hombre y cada pueblo,

la defensa de su liber-

tad y el cultivo del arte

y la cultura.

Si en esta misión ha

habido alguna sombra,

eso no empaña el es-

plendor del evangelio,

siempre presente para

purificar y alumbrar

nuestro camino, que

hoy pasa por esa revi-

talización de la fe a la

que Su Santidad Bene-

dicto XVI no se cansa

de invitar.

Con estos deseos, alzo

mi copa, y los invito a

ustedes a hacer lo mis-

mo, para brindar por el

Santo Padre, a quien Dios conserve y prote-

ja siempre. Brindo asi-

mismo por México, tie-

rra bendecida por

Nuestra Señora de

Guadalupe, y por sus

hijos e hijas, que han

sabido ganarse el afec-

to de Benedicto XVI.

Brindo por todos los

queridos países herma-

nos de América Latina y el Caribe. Reitero mi

gratitud por las conti-

nuas y delicadas aten-

ciones recibidas en es-

tos días y expreso a

todos ustedes mi cer-

canía y reconocimiento

por esta espléndida ve-

lada.

Muchas gracias.

Page 46: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

A LAS 9:30 AM,

HORA DE MÉXI-

CO, COMENZA-

RON LOS ACTOS

PROTOCOLA-

RIOS PARA LA

DESPEDIDA DEL

PAPA BENEDIC-

TO XVI DE ESE

PAÍS, CON

RUMBO A SAN-

TIAGO DE CU-

BA.

EL PRESIDENTE

CALDERÓN DI-

RIGIÓ UNAS PA-

LABRAS DE

AGRADECI-

MIENTO Y EL

SANTO PADRE

PROCLAMÓ UN

DISCURSO

FRENTE A MILES

DE MEXICANOS

QUE SE AGOL-

PARON EN EL

AEROPUERTO Y

EN LAS CALLES

PARA DESPE-

DIRLO.

VISITA PAPAL A MÉXICO 46 VISITA PAPAL A MÉXICO 47

Page 47: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 46 VISITA PAPAL A MÉXICO 47

Page 48: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 48 VISITA PAPAL A MÉXICO 49

Page 49: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 48 VISITA PAPAL A MÉXICO 49

Page 50: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 50

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 51

Señor Presidente, Distinguidas autorida-

des, Señores Carde-nales, Queridos her-manos en el episcopa-

d o , Amigos mexicanos:

Mi breve pero intensa

visita a México llega ahora a su fin. Pero no es el fin de mi afecto y

cercanía a un país que llevo muy dentro de mí. Me voy colmado

de experiencias inolvi-dables, como inolvida-

bles son tantas aten-ciones y muestras de afecto recibidas. Agra-

dezco las amables pa-labras que me ha diri-gido el Señor Presi-

dente, así como lo mucho que las autori-dades han hecho por

este entrañable viaje. Y doy las gracias de todo corazón a cuan-

tos han facilitado o colaborado para que, tanto en los aspectos

destacados como en los más pequeños de-

talles, los actos de es-tas jornadas se hayan

desarrollado felizmen-te. Pido al Señor que tantos esfuerzos no

hayan sido vanos, y que con su ayuda pro-duzcan frutos abun-

dantes y duraderos en la vida de fe, esperan-za y caridad de León y

Guanajuato, de Méxi-co y de los países her-manos de Latinoamé-

rica y el Caribe.

Ante la fe en Jesucris-

to que he sentido vi-brar en los corazones, y la devoción entraña-

ble a su Madre, invo-cada aquí con títulos tan hermosos como el

de Guadalupe y la Luz, que he visto re-flejada en los rostros,

deseo reiterar con energía y claridad un llamado al pueblo me-

xicano a ser fiel a sí mismo y a no dejarse amedrentar por las

fuerzas del mal, a ser valiente y trabajar pa-

ra que la savia de sus propias raíces cristia-

nas haga florecer su presente y su futuro.

También he sido testi-

go de gestos de preo-cupación por diversos aspectos de la vida en

este amado país, unos de más reciente relie-

ve y otros que provie-nen de más atrás, y

que tantos desgarros siguen causando. Los

llevo igualmente con-migo, compartiendo tanto las alegrías co-

mo el dolor de mis hermanos mexicanos, para ponerlos en ora-

ción al pie de la cruz, en el corazón de Cris-

to, del que mana el agua y la sangre re-dentora.

En estas circunstan-cias, aliento ardiente-

mente a los católicos mexicanos, y a todos los hombres y muje-

res de buena volun-tad, a no ceder a la mentalidad utilitarista,

que termina siempre sacrificando a los más

débiles e indefensos. Los invito a un esfuer-zo solidario, que per-

mita a la sociedad re-novarse desde sus

fundamentos para al-canzar una vida digna, justa y en paz para

todos. Para los católi-cos, esta contribución al bien común es tam-

bién una exigencia de esa dimensión esen-

cial del evangelio que es la promoción hu-mana, y una expre-

sión altísima de la ca-ridad. Por eso, la Iglesia exhorta a

todos sus fieles a ser también buenos ciudadanos, cons-

cientes de su res-ponsabilidad de preocuparse por el

bien de los demás, de todos, tanto en la esfera personal

como en los diver-sos sectores de la sociedad.

Queridos amigos

mexicanos, les digo

¡adiós!, en el senti-

do de la bella ex-

presión tradicional

hispánica: ¡Queden

con Dios! Sí, adiós;

hasta siempre en el

amor de Cristo, en

el que todos nos

encontramos y nos

e n con t r a r e mo s .

Que el Señor les

bendiga y María

Santísima les pro-

teja. Muchas gra-

cias.

Page 51: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 50 VISITA PAPAL A MÉXICO 51

Señor Presidente, Distinguidas autorida-

des, Señores Carde-nales, Queridos her-manos en el episcopa-

d o , Amigos mexicanos:

Mi breve pero intensa

visita a México llega ahora a su fin. Pero no es el fin de mi afecto y

cercanía a un país que llevo muy dentro de mí. Me voy colmado

de experiencias inolvi-dables, como inolvida-

bles son tantas aten-ciones y muestras de afecto recibidas. Agra-

dezco las amables pa-labras que me ha diri-gido el Señor Presi-

dente, así como lo mucho que las autori-dades han hecho por

este entrañable viaje. Y doy las gracias de todo corazón a cuan-

tos han facilitado o colaborado para que, tanto en los aspectos

destacados como en los más pequeños de-

talles, los actos de es-tas jornadas se hayan

desarrollado felizmen-te. Pido al Señor que tantos esfuerzos no

hayan sido vanos, y que con su ayuda pro-duzcan frutos abun-

dantes y duraderos en la vida de fe, esperan-za y caridad de León y

Guanajuato, de Méxi-co y de los países her-manos de Latinoamé-

rica y el Caribe.

Ante la fe en Jesucris-

to que he sentido vi-brar en los corazones, y la devoción entraña-

ble a su Madre, invo-cada aquí con títulos tan hermosos como el

de Guadalupe y la Luz, que he visto re-flejada en los rostros,

deseo reiterar con energía y claridad un llamado al pueblo me-

xicano a ser fiel a sí mismo y a no dejarse amedrentar por las

fuerzas del mal, a ser valiente y trabajar pa-

ra que la savia de sus propias raíces cristia-

nas haga florecer su presente y su futuro.

También he sido testi-

go de gestos de preo-cupación por diversos aspectos de la vida en

este amado país, unos de más reciente relie-

ve y otros que provie-nen de más atrás, y

que tantos desgarros siguen causando. Los

llevo igualmente con-migo, compartiendo tanto las alegrías co-

mo el dolor de mis hermanos mexicanos, para ponerlos en ora-

ción al pie de la cruz, en el corazón de Cris-

to, del que mana el agua y la sangre re-dentora.

En estas circunstan-cias, aliento ardiente-

mente a los católicos mexicanos, y a todos los hombres y muje-

res de buena volun-tad, a no ceder a la mentalidad utilitarista,

que termina siempre sacrificando a los más

débiles e indefensos. Los invito a un esfuer-zo solidario, que per-

mita a la sociedad re-novarse desde sus

fundamentos para al-canzar una vida digna, justa y en paz para

todos. Para los católi-cos, esta contribución al bien común es tam-

bién una exigencia de esa dimensión esen-

cial del evangelio que es la promoción hu-mana, y una expre-

sión altísima de la ca-ridad. Por eso, la Iglesia exhorta a

todos sus fieles a ser también buenos ciudadanos, cons-

cientes de su res-ponsabilidad de preocuparse por el

bien de los demás, de todos, tanto en la esfera personal

como en los diver-sos sectores de la sociedad.

Queridos amigos

mexicanos, les digo

¡adiós!, en el senti-

do de la bella ex-

presión tradicional

hispánica: ¡Queden

con Dios! Sí, adiós;

hasta siempre en el

amor de Cristo, en

el que todos nos

encontramos y nos

e n con t r a r e mo s .

Que el Señor les

bendiga y María

Santísima les pro-

teja. Muchas gra-

cias.

Page 52: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

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VISITA PAPAL A MÉXICO 52 VISITA PAPAL A MÉXICO 25

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VISITA PAPAL A MÉXICO 52 VISITA PAPAL A MÉXICO 25

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VISITA PAPAL A MÉXICO 56 VISITA PAPAL A MÉXICO 57

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VISITA PAPAL A MÉXICO 56 VISITA PAPAL A MÉXICO 57

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VISITA PAPAL A MÉXICO 58 VISITA PAPAL A MÉXICO 59

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VISITA PAPAL A MÉXICO 58 VISITA PAPAL A MÉXICO 59

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VISITA PAPAL A MÉXICO 60 VISITA PAPAL A MÉXICO 25

Page 61: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

VISITA PAPAL A MÉXICO 60 VISITA PAPAL A MÉXICO 25

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Page 66: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

OPINIÓN 66

Email: [email protected] / Twitter: @SemanaCatolica / Facebook: SemanaCatolica MARZO 26 A ABRIL 02 DE 2012

Por Fabián Andrés Hernández

Ospina

de su arrebato y de su ambición. Han

llenado de amargura a la Iglesia, es-

posa del Cordero Inmaculado, y la

han embriagado con ajenjo para po-

ner sus manos impías sobre todo lo

que en ella hubiere de deseable.

(Exorcismo León XIII)

Estos maestros y profetas ignominio-

sos, se han establecido en todas par-

tes, han invadido a la misma Iglesia

y como lobos vestidos de ovejas han

ocupado cargos eclesiásticos de dife-

rentes “categorías”. Sacerdotes,

obispos, cardenales y hasta los mis-

mos fieles, incluso aquellos cercanos

al Santo Padre. Celebran el misterio

cristiano, pero de su boca solo pro-

vienen escándalos y juicios temera-

rios, sin piedad buscan confundir a

los bautizados, han sido esclavizados

por el mismo demonio que usa de su

debilidad, porque no es otra la forma

en que este actúa.

Los sacerdotes están divididos, no

hablan el mismo lenguaje entre ellos

ni mucho menos el de sus obispos.

Baste mirar una parroquia en la que

es cambiado el sacerdote por deci-

sión del Obispo, el nuevo sacerdote

llega intransigente, se opone a los

fieles, y le “da la vuelta a la torta“,

cambia los papeles a su acomodo, si

el obispo pide que la catequesis por

ejemplo sea central en las parro-

quias, este sacerdote actúa según le

conviene. Así los fieles marginados y

excluidos no tienen otra opción que

adaptarse al nuevo cambio, que vol-

verá a suceder. Muchos de esos sier-

vos de Dios, hablan maravillas de

grandiosísima escatología y con su-

perioridad teológica, en los púlpitos

hacen volar el alma y en el trato con

los servidores hacen volar la pacien-

cia.

Bien lo manifiesta el apóstol Pedro

cuando dice en su primera carta (1

Pe 5, 1 - 4): “Apacentad la grey de

Dios que os está encomendada, vi-

gilando, no forzados, sino volunta-

riamente, según Dios;” de modo

que si alguno se siente obligado por

su ministerio, por sus votos, por lo

que sea, transforme su corazón, pe-

ro si definitivamente no es posible

dar ese paso de la obligación

a la convicción lo mejor es

que revise su vida y no le

haga más daño a la Iglesia,

que ceda el paso a Cristo.

Seguidamente infiere que la

entrega debe ser “no por

mezquino afán de ganancia, sino de

corazón;” ¿Cuántos sacerdotes y

religiosos piensan exclusivamente

en el lucro? ¿Cuántos seminaristas

se están formando solo pensando en

lo material que van a conseguir? Las

arcas de la ofrenda son amplias,

bien decoradas y espaciosas, son

cómodas y en lugares visibles, pero,

¿ellos que están dando de la bendi-

ción y el carisma que les fue dado?

A renglón seguido sostiene que es-

te servicio de los presbíteros

(ancianos) no debe ser ejercido

“tiranizando a los que os ha tocado

cuidar, sino siendo modelos de la

grey. Y cuando aparezca el Mayo-

ral, recibiréis la corona de gloria

que no se marchita.” La pregunta

entonces es ¿por qué se empeñan

en ser jueces inmisericordes cuan-

do lo que deben ser es Padres amo-

rosos, comprensivos, estrictos pero

misericordiosos? Aún no han com-

prendido que han sido llamados a

una vocación única y privilegiada,

han sido consagrados y los ojos y

los corazones de muchos están en

ustedes. No se apacienten a sí mis-

mos, apacienten a las ovejas del

Señor que busca siempre a la oveja

perdida.

“NO SE APACIENTEN A SÍ MISMOS

APACIENTEN LAS OVEJAS DEL SEÑOR”

Page 67: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

SEMANA CATÓLICA informa que:

Toda la información de la visita Papal

a Cuba será publicada en nuestra

edición 10, correspondiente al

lunes santo, 02 de Abril.

Page 68: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012
Page 69: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012
Page 70: Edición 09 - Marzo 26 a Abril 02 de 2012

Colabora con las

vocaciones sacerdo-

tales y religiosas.

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