Edición Especial: El Expositor

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creen encontrarla en 155 ocasiones. Aunque su signifi- cado básico es “un favor in- merecido” nos perdemos de mucho si pensamos que esto es todo lo que comprende la gracia. Su significado apunta a un continúo accionar de los propósito divinos, a una obra que nunca termina, que comienza desde la conversión, (en el caso del Cristiano) sigue con su crecimien- to, su santificación hasta lograr la glorificación de los hijos de Dios en el día final. Es en este sen- tido continúo que Pablo pudo decir, “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo” (1 Cor.15:10). Refiriéndose a ese estado de glorificación que los fieles recibirán como re- compensa a la venida de Je- sucristo, Pedro escribió: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por com- pleto en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Ped.1:13). G G racia escribió, Fre- derick Danker “es la Gran Benefi- cencia, y Cristo es el Gran Benefactor” (2 Corinthians, 195). Difícilmente la huma- nidad ha conocido mejor palabra que expresa ese inmenso amor, esa infi- nita misericordia y esa inagotable bondad del carácter y naturaleza de Dios por las criaturas hechas a Su imagen. La gracia recorre toda la Biblia como la sangre al cuerpo! Nunca existió un sólo momento dón- de no se haya manifes- tado esa sublime gracia al hombre en toda la historia desde la creación. Y aun cuando la depravidad y rebelión arrojó a la gran mayoría a una condición de pecado habitual ahí estaban personajes como Noé en quien Jehová “hallo gracia ante sus ojos” (Gen.6:8). Lo mismo se puede decir de las vidas consagradas de Job, (Job 1:1,8:42:12-13) Abraham (Gen.12:1-4;18:2- 3) y Moisés (Exo.33:12-17; 34:9-10) quienes reflejaron esa cualidad moral que mar- caron la diferencia al resto de los mortales y en quienes el Todopoderoso halló com- placencia. Definición y Usos de Gracia Gracia del Griego charis es una expresión predomi- nante en las Escrituras como lo son otras palabras; fe (pistis), amor (agape), etc. Su aparición en el Nuevo Testamento según James Strong es de 128 veces (The New Strong Exhaustive Concordance of the Bible, 430-431). Otros escritores La Doctrina Bíblica de la Gracia Armando Ramírez Agosto 2011 Vol. 11, Número 8 El Expositor Edición Especial: La Doctrina Bíbli- ca de la Gracia “…. tened vuestra esperanza puesta completamente en la gracia que os ha de ser traída al tiempo de la ma- nifestación de Je- sucristo” (1 Pedro 1:13—VM) La Doctrina Bíblica de la Gracia Armando Ramírez 1 Falsos Concep- tos de la Gra- cia Phil Sanders 3 Un Estudio so- bre la Gracia Wayne Jackson 8 La Ley y la Gracia James W. Adams 12

Transcript of Edición Especial: El Expositor

Page 1: Edición Especial: El Expositor

creen encontrarla en 155

ocasiones. Aunque su signifi-

cado básico es “un favor in-merecido” nos perdemos de

mucho si pensamos que esto

es todo lo que comprende la

gracia. Su significado apunta

a un continúo accionar

de los propósito divinos,

a una obra que nunca

termina, que comienza

desde la conversión, (en

el caso del Cristiano)

sigue con su crecimien-

to, su santificación hasta

lograr la glorificación de

los hijos de Dios en el

día final. Es en este sen-

tido continúo que Pablo

pudo decir, “Pero por la

gracia de Dios soy lo que

soy; y su gracia no ha sido en

vano para conmigo” (1

Cor.15:10). Refiriéndose a ese

estado de glorificación que

los fieles recibirán como re-

compensa a la venida de Je-

sucristo, Pedro escribió: “Por

tanto, ceñid los lomos de

vuestro entendimiento, sed

sobrios, y esperad por com-

pleto en la gracia que se os

traerá cuando Jesucristo sea

manifestado” (1 Ped.1:13).

GG racia escribió, Fre-

derick Danker “es

la Gran Benefi-

cencia, y Cristo es el Gran

Benefactor” (2 Corinthians, 195). Difícilmente la huma-

nidad ha conocido mejor

palabra que expresa ese

inmenso amor, esa infi-

nita misericordia y esa

inagotable bondad del

carácter y naturaleza de

Dios por las criaturas

hechas a Su imagen. La

gracia recorre toda la

Biblia como la sangre al

cuerpo! Nunca existió

un sólo momento dón-

de no se haya manifes-

tado esa sublime gracia

al hombre en toda la

historia desde la creación. Y

aun cuando la depravidad y

rebelión arrojó a la gran

mayoría a una condición de

pecado habitual ahí estaban

personajes como Noé en

quien Jehová “hallo gracia

ante sus ojos” (Gen.6:8). Lo

mismo se puede decir de las

vidas consagradas de Job,

(Job 1:1,8:42:12-13)

Abraham (Gen.12:1-4;18:2-

3) y Moisés (Exo.33:12-17;

34:9-10) quienes reflejaron

esa cualidad moral que mar-

caron la diferencia al resto

de los mortales y en quienes

el Todopoderoso halló com-

placencia.

Definición y Usos de

Gracia

Gracia del Griego charis es una expresión predomi-

nante en las Escrituras como

lo son otras palabras; fe

(pistis), amor (agape), etc.

Su aparición en el Nuevo

Testamento según James

Strong es de 128 veces (The New Strong Exhaustive Concordance of the Bible,

430-431). Otros escritores

La Doctrina Bíblica de la Gracia Armando Ramírez

Agosto 2011 Vol. 11, Número 8

El Expositor Edición Especial:

La Doctrina Bíbli-

ca de la Gracia

“…. tened vuestra

esperanza puesta

completamente en

la gracia que os ha

de ser traída al

tiempo de la ma-

nifestación de Je-

sucristo” (1 Pedro

1:13—VM)

La Doctrina

Bíblica de la

Gracia

Armando Ramírez

1

Falsos Concep-

tos de la Gra-

cia

Phil Sanders

3

Un Estudio so-

bre la Gracia

Wayne Jackson

8

La Ley y la

Gracia

James W. Adams

12

Page 2: Edición Especial: El Expositor

George Findley definió

gracia como “buena volun-

tad, inclinación favorable

hacia otro —del superior

(rey, benefactor, etc.) o uno

tratado como tal por medio

de la cortesía, al inferior—

mostrada en cualquier cam-

po…... Cristo es la expre-sión y vehículo de la gracia

del Padre, y es completa-

mente identificada con Él

(Jn.1:14-17), de modo que

la gracia de Dios puede ser

igualmente llamada la gra-

cia de Cristo; pero su refe-

rencia a la última es estric-

tamente personal en tales

pasajes como 2 Corintios

8:9” (Hasting`s Dictionary of the Bible, 313, 314).

Joseph Thayer declaró

que “los escritores del N. T.

usan charis preeminente-

mente de aquella bondad

por la cual Dios otorga fa-

vores sobre los que no la merecen, y concede a los

pecadores el perdón de sus

ofensas, declarándoles

aceptar la salvación eterna

por medio de Cristo;

Rom.3:14; 5:17, 20… Cha-ris es usada de la bondad

misericordiosa por la que

Dios, ejerciendo su influen-

cia santa sobre las almas, les

vuelve a Cristo, mantenién-

doles, fortaleciéndoles, in-

crementándoles en la fe

Cristiana, en el conoci-

miento, el afecto y les des-

pierta al ejercicio de las

virtudes” (Greek-English Lexicon of the New Testa-ment, 666). William Arndt

y Wilbur Gingrich en su

reconocido Léxico Griego-

Inglés señalan que Charis significa “(1) Gentileza,

atractividad de lenguaje

(Eccl.10:12) palabras cor-

diales (Luc.4:22; Col.4:6…

(2) Favor, gracia, cuidado o

ayuda gentil, buena volun-

tad (a) Un acto que es otor-

gado a otro, Luc.2:40;

Hech.11:26; 15:40; especial-

mente de la intención gen-

til de Dios… y de Cristo

quien da (sin merecer) do-

nes a los hombres;

Rom.3:24;cf.5:15; Efe.1:6;

2:5,7-8… (3) Aquello que

uno experimenta de otro;

tener el favor de alguien,

Hech.2:47;Luc.1:30…(4)

aplicación práctica de bue-

na voluntad, una (señal)

favor, hecho gentil, don,

beneficio (a) de parte de los

hombres, Hech.24:27; 25:9,

(b) de parte de Dios y Cris-

to… (5) Los efectos excep-

cionales proveídos por la

gracia divina, experimenta-

dos por los Cristianos” (A Greek-English Lexicon of the New Testament, 885-

886).

Trazando su uso desde

el Griego clásico y su apari-

ción en la Septuaginta Ri-

chard Trench señaló que

“Charis recibió su más alta

consagración en el Nuevo

Testamento, donde su sig-

nificado no fue cambiado

sino ennoblecido y glorifi-

cado. Charis fue elevada de

referirse a un beneficio

terrenal para referirse a

uno Celestial, de significar

el favor, la gracia y la bon-

dad del hombre al hombre,

para significar el favor, la

gracia y la bondad de Dios al hombre. En el Nuevo Testa-

mento el uso de charis deno-

ta la gracia del digno al in-digno, del santo a los peca-

dor…. Para los Griegos, cha-ris, implicó un favor que era

libremente realizado sin

reclamo o expectación en

retorno, un uso que predis-

puso charis para recibir su

nuevo énfasis religioso… la

esencia de charis es aquello

que es imposible de ganar,

de lo inmereci-

do” (Synonyms of the New Testament, 182).

Celsas Spicq (1901-

1993) el erudito Francés

tiene esas cuatro comprensi-

vas clasificaciones para nues-

tra palabra. El dice que se

usa “(1) Gracia en el sentido de belleza. Charis es la cuali-

dad de aquello que es atrac-

tivo y causa gozo. Es el en-

canto del lenguaje, de una

obra maestra, de una con-

versación, de un jardín y

especialmente del encanto

personal, la belleza y la ama-

bilidad; el encanto de un

hijo (Luc.2:52); el encanto

de una mujer atractiva. (2)

Gracia en el sentido de un favor o amor. En el Griego

clásico, gracia usualmente se

refiere a la disposición subje-

tiva: la buena voluntad o

buena gracia, la benevolen-

cia que encuentra su expre-

sión en la generosidad, el

amor y el mandato a la ac-

ción, pero que es absoluta-

mente gratis…. Es en este

sentido que Dios muestra

misericordia y benevolencia

Página 2 Vol. 11, Número 8

sugiere un cuidado

tierno y condescenden-

cia, un matiz retenido en

la gratuituidad y genero-

sidad de la salvación

otorgada en el Nuevo

Testamento. 3) Gracia en el sentido de beneficio.

Cualquier regalo, pre-

sente, perdón o conce-

sión que es otorgada li-

bremente, de la bondad

de uno, es llamada cha-ris. De este modo, la co-

lección para los santos

en Jerusalén es un acto

muy efectivo de genero-

sidad (1 Cor.16:3; 2

Cor.8:6,19), (4) Gracia en el sentido de gratitud. Un beneficio que surge

puramente de la bondad

del benefactor necesaria-

mente inspira gratitud

de parte del que lo reci-

be” (Theological Lexicon of the New Testa-ment,3:500-503).

Entendiendo este

amplio panorama que la

palabra involucra reali-

cemos este hermoso re-

corrido de la gracia a

través de la divina reve-

lación.

La Introducción de

la Gracia

Cuando el apóstol

Juan se declaró ser testi-

go ocular del Verbo

“encarnado” (Jn.1:14;

Compare 1 Jn.1:1-4), de

Cristo el Verbo

“eterno” (1:1) para así

desmentir a los gnósticos

docetas (aquellos que

Page 3: Edición Especial: El Expositor

de la primera, y esta con la

muchedumbre que se había

saciado de los panes y los peces

multiplicados y buscaban a

Jesús por más (6:25-27).

Cuando Jesús quiso mover sus

mentes del pan físico al pan

espiritual personificado en sí

mismo, Cristo estableció una

superioridad sobre Moisés

porque “No os dio Moisés el

pan del cielo, más mi Padre os

da el verdadero pan del cielo.

Porque el pan de Dios es aquel

que descendió del cielo y da

vida al mundo” (32-33). Esta

comparación, con el gigante

espiritual de la antigüedad por

supuesto no sería bien vista

por ellos (vv.41-42; 60,66). Y

todavía un tercer y más inten-

so debate fue sostenido debido

a la curación del ciego a quien

Jesús sano en el estanque de

Siloé (Jn.9:6-11) en día sábado

(v.14). Después de negar el

milagro tanto como al sanador,

(vv.15-17) los fariseos “le inju-

riaban, y dijeron: Tu eres su

discípulo; pero nosotros, discí-

pulos de Moisés somos. Noso-

tros sabemos que Dios ha ha-

blado a Moisés; pero respecto a

ese, no sabemos de dónde

sea” (vv.28-29).

Estas contiendas registra-

das por Juan hacen pensar que

uno de sus propósitos estaba

bien claro: Demostrar la supe-rioridad de la gracia sobre la

ley; de Cristo sobre Moisés!.

desde el mismo prólogo de su

registro. Leon Morris comentó

que, “El mensaje de Juan viene

a decir que el ministerio de

Jesús revela que la salvación es

por Gracia. Es el medio que

Dios ha provisto, y es el medio

excelente, e inmejorable…

Transmite la idea de que la

Gracia y la verdad están mas

estrechamente relacionados

con Cristo que con la ley de

Moisés” (El Evangelio de Juan,1:147-148).

Contrastando las dos

naturalezas de la “ley” y el

“evangelio” Brooke F.

Westcott señaló: “la ley es

representada como una

adición al esquema esencial

de redención. Compare

Gal.3:19; Rom.5:20. Fue

“dada” para un propósito

especial. Por otro lado, el

evangelio “vino” (egeneto),

como si de acuerdo al orde-

nadamente y debido curso

del plan divino, este fuere

el objetivo natural de todo

lo que había sido antes. El Judaísmo estuvo diseñado

para reunir circunstancias

especiales; El Cristianismo satisface la naturaleza esen-

cial del hombre” (The Gospel According to St. John, 14). Este mismo autor

encuentra simbolismos a la

gracia y la verdad cuando es-

cribió: “La Gracia corresponde

con la idea de la revelación de

Dios como el amor (1 Jn.4:8,

16) por Aquel quien es Vida; y

la Verdad corresponde con la

idea de la revelación de Dios

como la luz (1 Jn.1:5) por

Aquel quien es luz en Si mis-

mo”(Ibíd., 13).

Pero ¿A que más alta

meta podría aspirar el judío

observante de los diversos

reglamentos de la ley? De-

bemos recordar que la Ley

fue un ministerio de muer-te, y condenación; es decir

de separación y castigo por

cada pecado (2 Cor.3:7,9).

“la letra mata, mas el espíri-

tu vivifica” (v.6b). La Ley

no podía justificar

(Gal.2:16—doblemente

dicho en el mismo pasaje)

Compare 3:11; 5:4;

Rom.3:20, 28). La Ley vol-

vía culpable de todos los

mandamientos por uno sólo infringido (Stg.2:8-11). En

la discusión sobre los que

querían imponer una regu-

lación de la ley—la circun-

cisión, Pedro convincente-

mente hizo callar a los con-

trincantes al declarar, “¿Por

qué tentáis a Dios, ponien-

do sobre la cerviz de los

discípulos un yugo que ni

nuestros padres ni nosotros

hemos podido lle-

var?” (Hech.15:10). ¿Es la

Gracia introducida por Je-

sucristo superior a la Ley y

una senda mas adecuada para que el hombre se acer-

que a Su Dios? Una rotuna

respuesta afirmativa trascu-

rre por toda la epístola a los

Hebreos a esta pregunta.

Marcus Dods resaltó:

“En contraste a las deman-

das inexorables de la ley

que no traían vida espiri-

tual, Jesucristo trajo

“gracia”, el favor inmereci-

do de Dios. La ley decía:

Has esto y vivirás; Cristo

dice: Dios te da la vida,

acéptala. La “Verdad” tam-

bién fue traída por Cristo.

Aquí significa “realidad”

como opuesta al simbolis-

mo de la ley (cf.4:23). En la

ley había una sombra de las

buenas cosas venideras; en

Cristo tenemos las buenas cosas mismas” (The Exposi-tor`s Greek Testament; 1:691).

—(Será Continuado, Par-

te 1 de 3)

afirmaban no fue posible

que Cristo viniera en

carne —sino que vino en

apariencia — porque

creían que todo en el

cuerpo era corrupto, que

la carne es pecaminosa en

cada una de sus células.

El apóstol procedió a

refutar a los Judaizantes

(aquellos que pretendían

lograr la salvación por

medio de los ritos de la

ley—Hech.15:1; Fil.3:2-

3) y les declara: “Pues la

ley por medio de Moisés

fue dada, pero la gracia y

la verdad vinieron por

medio de

Jesucristo” (Jn.1:17).

Cuando Jesús sanó al

paralítico que no podía

acudir inmediatamente al

estanque de Betesda para

ser curado por las aguas

agitadas del ángel (según

la tradición Jn.5:1-11).

Los fariseos, se llenaron

de ira contra Jesús porque

lo había sanado en día de reposo (vv.10,16). Esto

marcó el primero de los

debates que Jesús sostuvo

con los Fariseos en el

evangelio de Juan. Esto se

recrudeció más porque Jesús

afirmaba que “Dios era su

propio Padre, haciéndose

igual a Dios” (v.18). Al final

de esta primera contienda,

Él les declaró donde estaba

su confianza “hay quien os

acusa, Moisés, en quien

tenéis vuestra esperanza,.

Porque si creyeseis a Moisés,

me creerías a mi, porque de

mi escribió él” (vv.46-47).

Una segunda contienda

ocurrió no mucho después

Página 3 Vol. 11, Número 8

Page 4: Edición Especial: El Expositor

N adie va a negar que

Gracia es un término

dominante de toda la

Revelación. Ocurre 100

veces en los escritos de

Pablo, 10 en los de Pedro y

6 en los de Juan. Gracia es

una palabra que recorre

todo el N. T. exceptuando

sólo tres (El evangelio de

Marcos ; y 1 y 3 de Juan).

Pero la palabra está

contenida aun en las cortas

epístolas de Judas y dos

veces en la carta personal a

Filemón. Mí artículo

introductorio: La

Doctrina Bíblica de la

Gracia (Parte 1 de 5)

intenta presentar un

panorama general del

significado preciso, del uso

de la palabra y de cómo la

Gracia se vincula a otros

aspectos del esquema de

salvación de Dios, En

Falsos Conceptos de la

Gracia Phil Sanders

identifica y refuta

hábilmente esos conceptos

que hacen afrenta a la gracia

de Dios y la despojan de su

verdadera grandeza. Un

Estudio sobre la Gracia es quizás el más espléndido

y bien arreglado artículo

sobre esta serie

seleccionada. El autor,

Wayne Jackson es un

evangelista con una vasta

experiencia en la enseñanza

y autor leído por muchos

Cristianos. Como un buen

colofón esta Ley y Gracia por otro estudiante

consumado de la Biblia el

hno. James W. Adams. Que

despierte un estudio más

profundo de cada uno de

nosotros sobre la Gracia del

Creador es mi oración y

deseo en la recopilación de

este material.

Dios Todopoderoso. Él nos

provee lo que nunca podría-

mos ganar o merecer en

nuestro propio mérito. Todos

nosotros debemos cierta-

mente inclinarnos ante el

gran Dios de gracia, recono-

ciendo la magnitud de sus

dones incomparables hacia

nosotros.

Dios es Dios, y no noso-

tros. Cualquier estudio sobre

la Gracia debe reconocer que

Dios es la única fuente de esa

bendición y el Único que

dirige la apropiación de Su

gracia en nuestras vidas. El

perdón y favor vienen de Él,

y Él los otorga a quien Él

quiere. Es vital que descu-

bramos en las Escrituras a

quienes Él bendice y como

esas bendiciones toman lu-

gar. No es nuestro papel dar

falsas promesas a los que no

han obedecido el evangelio.

Tampoco es nuestro papel

evadir las falsas doctrinas

para ser teológicamente co-

rrectos. Dios no nos dio el

derecho de absolver el peca-

do fuera del arrepentimien-

to, y la gracia de Dios no

sigue en la vida de uno cuan-

do la fe muere.

La llamada “Teología de la Gracia” sugiere un concepto

de Dios que se enfoca fuerte-

mente sobre la provisión

llena de gracia de parte de

Dios para el hombre que

omite la voluntad Soberana

LL os hombres no

pueden reconocer

mas grande bendi-

ción que la Gracia de nues-

tro Señor Jesucristo.

“Porque por gracia sois sal-

vos por medio de la fe; y

esto no de vosotros, pues es

don de Dios; no por obras

para que nadie se glo-

rié” (Efe.2:8-9). La gracia o

favor de Dios verdadera-

mente vino a nosotros como

un don no merecido. Este

favor nos bendice espiri-

tualmente, dándonos salva-

ción, esperanza, paz y pro-

pósito. Oro para que como

Pablo podamos decir, “Pero

por la gracia de Dios soy lo

que soy; y su gracia no ha

sido en vano para conmigo,

... pero no yo, sino la gracia

de Dios conmigo” (1

Cor.15:10).

Cuando una persona

disfruta la gracia de Dios, él

disfruta el favor de Dios en

toda forma. Por gracia Dios

escucha sus oraciones, lo

observa, le da Su Espíritu

como garantía y herencia,

obra en su vida, y prepara

un hogar en el cielo para él. Tener la gracia o favor de Dios

significa tener su dulce comu-nión; él es “por nosotros”. Pa-

blo dijo, “¿Qué, pues, diremos a

esto? Si Dios es por nosotros,

¿Quién contra nosotros?...

(Rom.8:31-32). Seguramente, ninguna bendición puede su-

perar la amistad y favor del

de Dios. Esta teología dis-minuye las condiciones, las

verdades y las instrucciones

de Dios para el hombre.

Sugiere que el favor y apro-

bación de Dios existe en la

ausencia de la fe y obedien-

cia del hombre. Tal con-

cepto de gracia esta fuera

del balance con el resto de

las enseñanzas de las Escri-

turas. La teología debe en-

contrar su centro en Dios

mismo; Él debe ser el enfo-

que de todo. Una teología

centrada en la gracia ignora

aspectos del carácter de

Dios y su declarada Volun-

tad. Cuestiona Si Dios pue-

de ser creído y si Él quiso

decir lo que dijo. La fe en la

gracia nunca debiera per-

mitirnos anular las condi-

ciones de Dios y los reque-

rimientos para la salvación

de nuestras almas. Requiere

mas que solamente mirar a

la cruz para agradar a Dios.

Nuestro Señor espera que

tomemos nuestra propia

cruz y le sigamos.

Con estas considera-

ciones en mente, queremos

explorar algunas aéreas

donde la teología centrada

en la gracia conduce a fal-

sas doctrinas y esperanzas.

Gracia sin Condicio-

nes

Un concepto fuera de

enfoque puede venir de un

El Expositor Agosto 2011

Falsos Conceptos de la Gracia Phil Sanders

COLUMNA EDITORIAL Página 4

Page 5: Edición Especial: El Expositor

El Expositor Agosto 2011 P{g. 5

donde ninguna promesa de sal-

vación existe; y al hacer esto,

esta doctrina cuestiona el carác-

ter de Dios. ¿Dios mantendría Su palabra? ¿Él realmente castigará

al incrédulo?

Uno debe además preguntar

cual es la necesidad de predicar

el evangelio, Si Dios salva a las

personas que no conocen a Je-

sús? Si los hombres no necesitan

oír para ser salvos, uno debe

preguntarse sobre la necesidad

de predicar. Jesús no habría

comisionado a Sus apóstoles

predicar el evangelio a todo el

mundo si el evangelio no fuese

necesario (Mat.28:18-20;

Mar.16:15-16). Pablo dijo, “Pues

ya que en la sabiduría de Dios, el

mundo no conoció a Dios me-

diante la sabiduría, agradó a

Dios salvar a los creyentes por la

locura de la predicación” (1 Cor.

1:21). Billy Graham esta equivo-

cado al pensar que el hombre

puede razonar sobre Dios o pue-

de conocer a Dios separado del

evangelio; Dios salva solamente

a los que creen el mensaje predi-

cado.

Gracia Sin Verdad

Los predicadores progresis-

tas y postmodernistas ingenua-

mente enfatizan la inhabilidad del Cristiano para conocer la

verdad. Debido a que los hom-

bres no pueden conocer todo,

ellos argumentan que los hom-

bres no pueden estar seguros si

están en lo correcto sobre alguna

verdad vital. El pensamiento

Postmodernista ama en la in-

certidumbre. El pensamiento de

nuestro tiempo nos ha lanzado a

un mar de incertidumbre. Ellos

no saben donde han estado,

donde están o a donde van y lo

peor es que a nadie quieren que

se los diga. Se sienten muy libres

para afirmar lo que creen; pero

si esto ofende a alguien, ellos lo

omitirán. Algunos predicadores

postmodernistas han destruido

inconscientemente la fe de

concepto inexacto de Dios mis-

mo. En una discusión que una

vez sostuve con una dama so-

bre la necesidad del bautismo,

escuché que la señora dijo,

“Bueno, Mi Dios nunca haría

esto!” Ella esta probablemente

en lo cierto; Su Dios nunca

haría eso. Su Dios, sin embargo,

puede no ser el Dios de la Bi-

blia. Hay muchos conceptos de

Dios en este mundo, conceptos

que reflejan un Dios amoldado a la sociedad mas que el verda-

dero y viviente Dios. La Socie-

dad por largo tiempo se ha

enfocado sobre un Dios suave,

que no pide nada y da mucho.

Este Dios hace poco con el

pecado y esta lleno de bondad;

Él es tan bueno para condenar

a nadie. Con semejante Dios,

nadie esta perdido!.

Aun encontramos algunos

creyentes indispuestos a tener

una fe fuerte haciendo declara-

ciones sobre Jesús como el úni-

co Señor. En 1989, los Discípu-los de Cristo, se reunieron en

una convención en Indianápo-

lis, donde rechazaron aprobar

una resolución afirmando “que

la Salvación es solamente posi-

ble a través de Jesús, que única-

mente los Cristianos tendrán

vida eterna después de mo-

rir” (Carol Elrod, Indianápolis Star, Julio 31, 1989. Muchos

líderes de esta Iglesia no quie-

ren hacer esta declaración ex-

clusiva porque ellos temen que

“se volvería un dialogo dañino

para la fe”. Ellos están aparen-

temente mas interesados sobre

su relación con otros que en

escuchar las palabras de Jesús.

Él dijo, “Yo soy el camino, y la

verdad, y la vida; nadie viene al

Padre, sino por mi” (Jn.14:6).

En una entrevista reciente

Entre Billy Graham y Robert

Schiller. Graham dijo a Schiller “Billy Graham: “Creo que todos

los que conocen a Cristo, ya sea

que ellos estén consientes o no,

ellos son miembros del Cuerpo

de Cristo… El propósito de

Dios es llamar a un pueblo por

Su nombre, ya sea que ellos

vengan del mundo Musulmán,

el mundo Budista, el mundo

Cristiano, o el mundo Incrédu-

lo, ellos son miembros del

Cuerpo de Cristo, porque ellos

han sido llamados por Dios.

Ellos podrán aun no saber el

nombre de Jesús… y creo que

son salvos, y estarán en el cielo

con nosotros”

Robert Schuller (encantado): “Lo que te escu-

cho decir es que es posible que

Jesucristo venga a los corazo-

nes, almas y vidas humanas aun

si ellos han nacido en la oscuri-

dad y nunca han sido enseña-

dos en la Biblia. ¿Es esta una

interpretación correcta de lo

que tú estas diciendo?”

Billy Graham: “Sí, lo es,

porque lo creo así. He conocido

personas en varias partes del

mundo… que nunca han visto

una Biblia he escuchado sobre

ella. Y nunca han oído de Jesús,

pero ellos creen en sus corazo-

nes que hay un

Dios” (Flashpoint, Mayo de

1998, Texe Marrs).

Lo que Graham y Schuller

están afirmando niega lo que

Pablo escribió por inspiración

en 2 Tesalonicenses 1:8-9. Pa-

blo dijo que Dios vendría en

llama de fuego, “para dar retri-

bución a los que no conocieron

a Dios, ni obedecen al evange-

lio de nuestro Señor Jesucristo;

los cuales sufrirán pena de eter-

na perdición, excluidos de la

presencia del Señor y de la

gloria de su poder”. Una vez

mas debemos venir con nuestro

Señor con el entendimiento de

quien es Dios. Dios nos ha di-

cho lo que Él realizará en la

segunda venida de Cristo con

los incrédulos y los que no obedecen. La teología centrada

en la gracia sugiere la salvación

aquellos a quienes predican.

Ellos han plantado dudas sobre

las verdades sobre las cuales

descansa las Escrituras. En al-

gunos casos, han negado abier-

tamente la inerrancia de las

Escrituras y han atribuido el

origen de las Escrituras a algu-

na forma de evolución humana.

Han señalado supuestas salidas

a las declaraciones universales

de Jesús, sugiriendo que Jesús

realmente no quiso decir lo que

dijo. Creen que hay unas pocas

cosas absolutas o ningunas. Los

predicadores del postmodernis-

mo niegan que existan patro-

nes. Creen que la gracia de

Dios cubre a los que actúan con

un corazón sincero, aun si no

obedecen técnicamente lo que

el Señor instruye.

Para ellos las gracia de

Dios actúa fuera de la verdad

en la misma forma que lo hace

dentro de la verdad. No ven la

necesidad de creer la verdad

para obtener el favor de Dios.

Un autor de ventas mundiales

escribió: “El Maestro dice exa-

mina la fe de la persona. Si él o

ella tiene fe en Jesús y es auto-

rizada por Dios, la gracia dice

no es suficiente… Pero hay

algunos en diferentes herencias

quienes depositan su esperanza

en el Unigénito Hijo de Dios y

colocan su fe en la cruz de

Cristo. Si ellos, como usted,

están confiando en él para con-

ducirlos al castillo del Padre,

¿No compartes un Salvador

común? Si su confianza, como

la tuya, esta en el total sacrifi-

cio de Cristo ¿Tú no eres cu-

bierto con la misma gracia?

¿Quieres decir que ellos no

pueden estar en mi grupo?

¿Tienen que ver todo en la

forma que yo lo veo? Lo que es

importante es el fruto de su fe.

Mas adelante en la historia, un

mucho mas templado hijo del

trueno lo reduciría a esto:

“Todo aquel que confiese que

Jesús es el Hijo de Dios, Dios

Page 6: Edición Especial: El Expositor

nos agrade. Dios nos ha hablado

y espera que obedezcamos su

evangelio en la forma que él

nos dice obedecerle. Si hay un

bautismo y un evangelio, no

puede suceder que el bautismo

sea esencial y no esencial al mismo tiempo para la salvación.

Si vivimos sobre la incertidum-

bre sobre lo que Dios enseña

sobre el bautismo, ¿Cómo pue-

de uno estar seguro sobre la

gracia de Dios cubriendo al

creyente? El postmodernista

rechaza lo

absoluto. Él

rechaza a

los que de-

mandan

obediencia

precisa pero

acepta a los

que permi-

ten libertad

doctrinal.

Jesús dijo,

“Si vosotros

permane-

ciereis en

mi palabra,

seréis ver-

daderamente mis discípulos; y

conoceréis la verdad, y la ver-

dad os hará libres” (Jn.8:31-32).

El discipulado genuino de-

manda permanecer en las ense-

ñanzas de Cristo, pero la teolo-

gía centrada en la gracia sugiere

que la verdad y la correctividad

son triviales. Los teólogos cen-

trados en la gracia sienten que

la gracia de Dios es suficiente

para cubrir cualquier error doc-

trinal que uno pudiera tener.

Ellos parecen disminuir los

anatemas de Pablo sobre los que

predican otros evangelios que el

que él predicó (Gal.1:8-9). Ellos

parecen disminuir la realidad

que los Cristianos se desligan de

Cristo y caen de la gracia cuan-

do sostienen falsas enseñanzas

(Gal.5:3-4). Jesús colocó un

alto premio sobre la verdad. Él

se identificó así mismo como

“el camino, la verdad y la vi-

da” (Jn.14:6). Jesús reclamó

haber venido para dar testimo-

nio de la verdad (Jn.18:37).

Juan nos recuerda, “Pues la ley

por medio de Moisés fue dada,

pero la gracia y la verdad

vinieron por medio de Jesu-

cristo” (Jn.1:17). No solamente

fue reconocida la gracia, sino

también la verdad!” Los que

revelan incer-

tidumbre de-

bieran pensar

seriamente

sobre lo que

están diciendo

sobre Dios y

Su Palabra.

Jesús en todo

tiempo asume

que sus discí-

pulos pueden

conocer y obe-decer la verdad

que Él enseño.

El prometió a

sus discípulos

el Espíritu Santo para “guiarles

a toda la verdad” (Jn.16:12-13).

Sugerir que el evangelio con-

tiene semejante incertidumbre que

no podemos conocer la verdad, o

conocer cuando la hemos obedeci-

do, es hacer de las enseñanzas de

Cristo una necedad. Jesús descen-

dió de las alturas para entregar el

mensaje de Su Padre con exactitud

a nosotros (Jn.1:18; 12:49-50). Si

mi salvación depende de sus pala-

bras, yo seré condenado si las

rechazo (Jn.12:48). Si mi salvación

depende de escucharle, y si el vino

del cielo para entregar su mensa-

je íntegramente, se vuelve

completamente necesario que

yo muestre sumo cuidado en

mi obediencia a sus enseñan-

zas. Salomón nos exhorta a

comprar “la verdad y no la

vendas; la sabiduría, la enseñanza

y la inteligencia” (Prov.23:23).

Página 6 El Expositor Agosto 2011

El predicador postmodernista

niega que podemos comprar la

verdad para distinguirla del

error. El descansa sobre la

gracia sin la verdad. Un amor

por Dios y Su gracia debiera

volver a cada Cristiano mas

diligente en sus esfuerzos por

obedecer las enseñanzas de

Dios. La gracia o favor de Dios

requiere un compromiso a su

voluntad. El amor de Jesús por

Dios le llevó a agradarle siem-

pre (Jn.8:29). Jesús dijo, “de

manera que para que el mundo

pueda conocer que yo amo al

Padre, y hago exactamente lo

que el Padre me orde-

na” (Jn.14:31—NASB).

Gracia sin Arre-

pentimiento

El propósito de la gracia

de Dios es liberar al hombre

del pasado pecaminoso y colo-

carle en las buenas obras. La

teología centrada en la gracia

quiere que creamos que el

amor de Dios para cualquiera

es equivalente a su aceptación

de ellos, aun cuando no se han

arrepentido. Este es un muy

serio error. Pablo dijo, “Porque

la gracia de Dios se ha mani-

festado para salvación a todos

los hombres, enseñándonos

que, renunciando a la impie-

dad y a los deseos mundanos,

vivamos en este siglo sobria,

justa y piadosamente, aguar-

dando la esperanza bienaven-

turada y la manifestación glo-

riosa de nuestro gran Dios y

Salvador Jesucristo, quien se

dio a si mismo por nosotros

para redimirnos de toda

iniquidad y purificar para si un

pueblo propio, celoso de bue-

nas obras” (Tito 2:11-14). La

gracia de Dios fue dada al

hombre para cambiar su vida,

pero Dios espera que los hom-

bres cooperen con ese cambio

permanece en él, y él en

Dios” (1 Jn.4:15). Esto debiera

ser sencillo. Donde hay fe, arre-

pentimiento y un nuevo naci-

miento, hay un Cristiano.

Cuando saludo a un hombre

cuya fe esta en la cruz de Cristo

y cuyos ojos están sobre el Sal-

vador, yo he conocido a un

hermano” (The Grip of Grace,

168-169, Max Lucado, Word

Publishing 1996).

Si Dios mismo es el perdo-

nador y Dios mismo es el otor-

gador de la gracia, solamente Dios puede decidir quien es y

no es un hermano en el Señor.

Jesús dejó claro que el nuevo

nacimiento incluye el agua y el

Espíritu (Jn.3:5) y nadie puede

entrar al reino a menos que él

haya experimentado ese nuevo

nacimiento. Max Lucado, deja

la impresión que la fe y los fru-

tos son el criterio de la acepta-

ción de Dios. Dos paginas ante-

riormente, en su libro, Lucado

claramente acepta a aquellos de

otro grupo que han sido asper-

ciados y aquellos que creen que

son salvos antes del bautismo

como personas quienes reúnen

ese criterio (Págs.166-167).

Aquí esta la afirmación de la

gracia de Dios en la ausencia de

cualquier obediencia a la ver-

dad. Para él, lo que uno cree es

irrelevante mientras los ojos de

uno estén sobre la cruz. Esto es

pluralismo Cristiano: la creen-

cia que Dios acepta como nor-

mal y sana la condición de

asuntos que permiten teologías

conflictivas y alternativas. La

idea del pluralismo Cristiano no

puede permanecer junto a la

clara enseñanza de la Escritura

que hay un evangelio, una fe,

un bautismo y una Iglesia

(Efe.4:4-6). La obediencia al

evangelio no es un buffet de

modo que podamos elegir cual-

quier forma de obediencia que

Page 7: Edición Especial: El Expositor

por medio de su arrepenti-

miento. La necesidad del arre-

pentimiento suena a lo largo

del Nuevo Testamento. Ya sea

Juan el Bautista o Jesús el Me-

sías, la enseñanza predomi-

nante del evangelio dice,

“Arrepentíos, porque el reino

de los cielos se ha acerca-

do” (Mat.3:2; 4:17). Jesús dijo,

“antes si no os arrepentís, to-

dos pereceréis igualmen-

te” (Luc.13:5). Cuando las

personas fueron compungidos

de corazón y exclamaron a

Pedro en el Pentecostés pre-

guntando ¿Qué haremos?,

Pedro les contesto

“Arrepentíos” (Hech.2:37-38).

Podemos afirmar con el mismo

apóstol quien mas tarde escri-

bió: “El Señor no retarda su

promesa, según algunos la

tienen por tardanza, sino que

es paciente para con nosotros,

no queriendo que ninguno

perezca, sino que todos proce-

dan al arrepentimiento” (2

Ped.3:9). Las Escrituras clara-

mente enseñan que el buen

favor de Dios, incluyendo

nuestra salvación, están condi-

cionadas sobre nuestro arre-

pentimiento del pecado.

Los que abogan por la

teología centrada en la gracia

están tratando de evitar tratar

con la pecaminosidad del

hombre y su necesidad de

cambiar para enfocarse única-

mente sobre la naturaleza

amorosa de Dios y así están

intentando disminuir el juicio

y la ira de Dios. Han asumido

una postura sin juicios. Dios

nos ama demasiado como para

juzgarnos. Él nos acepta como

somos con todas nuestras debi-

lidades. El amor de Dios es

mas grande que sus estilos de

vida. Los homosexuales, en-

tonces no tienen que despren-

derse de sus formas porque

Vol. 11, Número 8 Página 7

Dios los hizo homosexuales,

Él los acepta como son.

Tristemente algunos de

nuestros predicadores han

comenzado a predicar un

evangelio a medias. Contra-

rios a Juan el Bautista quien le

dijo a Herodes no tener el

derecho de tener a Herodías

como su esposa (Mat.14:3-4),

algunos han olvidado la nece-

sidad predicar sobre los ma-

trimonios ilícitos. Para ellos

el juzgar es arrogante y ofen-

sivo. Razonan que es mas

efectivo hoy evitar que las

personas se sientan mal consi-

go mismas. Pero este tipo de

razonamiento ciertamente

viola la gracia de Dios. La

disminuye. Solamente el per-

dido y el “pobre en espíritu”

puede ver la necesidad de la

gracia. La gracia sin arrepen-

timiento es degradada. La

cruz de Jesucristo no única-

mente habla del amor abun-

dante de Dios hacia el hom-

bre, habla también de odio de

Dios hacia el pecado. Uno

que mira hacia la cruz tam-

bién mira cuan terrible es el

pecado. Pablo nos amonesta a

“aborreced lo ma-

lo” (Rom.12:12). La gracia nos

enseña a apartarnos del peca-

do y volvernos hacia Dios. La

gracia no remueve la respon-sabilidad para el cambio; esta

nos obliga al cambio. Pablo

preguntó: “¿Qué, pues, dire-

mos? ¿Perseveraremos en el

pecado para que la gracia

abunde? En ninguna manera.

Porque los que hemos muerto

al pecado, ¿Cómo viviremos

aun en el?” (Rom.6:1-2).

Gracia Sin Perseve-

rancia

Dios ofrece su gracia a la

humanidad para sacarla de su

estado pecaminoso; nunca

podría estar dentro de la vo-

luntad de Dios que el hombre

volviese a él en un estado de

desobediencia. Recientemente,

algunos que han sostenido la

teología de la gracia centrada

han comenzado a exponer la

doctrina Calvinista que una

vez en la gracia, siempre estas

en gracia. Hablando del amor

incondicional, ellos declaran

que los Cristianos nunca pue-

den caer del amor y la subse-

cuente bendición de Dios.

Citando tales pasajes como

Juan 10:29 y Romanos 8:37-39,

ellos asumen que un hermano

que esta en la firmeza de la

gracia de Dios nunca puede ser

perdido eternamente.

¿Es el amor de Dios incon-

dicional? Esta es una pregunta

importante para nuestros

tiempos. Que el amor de Dios

ha tomado la iniciativa y nos

ha amado mientras éramos

pecadores es innegable (Rom.5:6-8) Que el don de

Dios de Si Hijo es más grande

que nuestro pecado y más

grande de lo que merecemos

es incuestionable. Que no

podemos ganar nuestra salva-

ción es claramente enseñado.

Sin embargo, si declaramos

estas verdades solamente, no

mirando algo más que las Es-

crituras, tendremos un con-

cepto desbalanceado de la

verdad. Mucho error viene de

ver una verdad parcial. Hay

más que debe ser dicho que

simplemente “Dios nos ama”. La teología centrada en la gra-

cia nos dice algo verdadero

pero no nos dice toda la ver-

dad. Eso es lo que la vuelve tan

peligrosa para creer.

Jesús dijo, “como el Padre

me ha amado, así también yo

os he amado; permaneced en

mi amor. Si guardareis mis

mandamientos, permanece-

réis en mi amor” (Jn.15:9-10).

Jesús instruyó a sus discípulos

a “permanecer” en su amor.

Este imperativo implica que

ellos podían apartarse o dejar

su amor. Esto significa que

uno permanece en su amor al

guardar sus mandamientos. La

palabra “si” quiere decir que

el permanecer esta condicio-nado en el guardar sus man-

damientos. Si el amor de Dios

fuere verdaderamente incon-

dicional, Jesús nunca habría

usado este lenguaje. Judas

entendió esto y por inspira-

ción escribió, “conservaos en

el amor de Dios” (Judas 21).

La gracia de Dios es un

precioso tesoro que debemos

mantener a toda costa. Abusar

de la doctrina de la gracia al

sugerir que esta hace prome-

sas donde no existen es con-

ducir a las personas a cons-

truir sus casas sobre la arena.

La gracia de Dios no es nues-tra para administrarla; es de Dios. Solamente Él puede

determinar los límites de Su

gracia, a quienes Él salvará y a

quienes no salvará. Dios no

cambiará su pacto para aco-

modar la demanda de hoy por

un pluralismo religioso. Su

gracia no santificará el error o

las doctrinas y practicas hu-

manamente concebidas.

Nuestra tarea es responder a

Su amor y favor con nuestra

fe y obediencia. Quiera Dios

ayudarnos a realizar esto.

—Fuente: Freed Hardeman

University; Hearing Wisdom`s Voice; Proverbs at New Millennium, Lec-

tures 1999; Págs. 340-350;

(editado un poco por razo-

nes de espacio—ARP).

Page 8: Edición Especial: El Expositor

“ Debemos

constantemen

te recordar

que la

humanidad

no era

merecedora

de la

redención. No

podemos

ganar nuestra

salvación

(Rom.6:23). El

perdón no es

el resultado

de las obras

meritorias; si

este fuere el

caso,

podríamos vanagloriarnos

en nuestros

esfuerzos

(Efe.2:8-10),

pero esto es

imposible.”

LL a gracia es un tema

muy discutido en la

comunidad religio-

sa. Desafortunadamente,

muchas personas entienden

poco sobre el verdadero sig-

nificado del término. Y trági-

camente, parece existir un

numero creciente dentro de

la Iglesia quienes no tienen

una clara percepción de la

gracia Bíblica. La palabra

“gracia” es derivada del Grie-

go charis. El término es em-

pleado cerca de 190 ocasio-

nes en la Septuaginta (la ver-

sión Griega del Antiguo Tes-

tamento), con cerca de 75 de

estas teniendo un equivalen-

te Hebreo. Es encontrada en

cerca de 155 instancias en el

Nuevo Testamento.

En el Griego secular,

charis fue derivado de la

forma original chairo, lo cual

significa “regocijarse”. Deno-

ta aquello que produce gozo

en el oidor o espectador. Por

lo tanto, comprende el con-

cepto de belleza, favor, grati-

ficación, gratitud, etc.—en

una palabra, todas las cosas

que son deleitables. La pala-

bra tiene profundas implica-

ciones teológicas en el Nue-

vo Testamento y estudiare-

mos algunas de estas. Prime-

ro, consideremos algunos de

los usos mas amplios de cha-ris en las Escrituras.

El Expositor Agosto 2011

Un Estudio sobre la Gracia

Página 8

Wayne JacksonWayne Jackson

La Gracia y Cristo. Disponemos de muy poca

información sobre la niñez

de Cristo. Dos declaracio-

nes de gran significado, son

encontradas en el evangelio

de Lucas. “Y el niño crecía

y se fortalecía, y se llenaba

de sabiduría; y la gracia de

Dios era sobre él”. Algunas

veces, la gracia es dada la

definición total de “favor inmerecido”, pero esa defi-

nición no aplica aquí, por-

que el favor del Padre,

otorgado sobre Su Hijo, no

fue inmerecido. En forma

similar, “Y Jesús crecía en

sabiduría y en estatura, y

en gracia (charis) para con

Dios y los hombres” (2:52).

El Hijo de Dios era diaria-

mente favorecido por la

presencia del Padre mien-

tras él realizaba su camino

hacia el destino del Calva-

rio. Y como un Jesús niño

él se desarrollo en su capa-

cidad para el servicio di-

vino, consistente con los

patrones normales del cre-

cimiento humano, él en

forma incrementada en-

contró favor con Su Padre.

Cuando Cristo vino a

Nazaret, el pueblo en el

cual él había sido criado,

vino a la sinagoga (Vea Lu-

cas 4:16). Un rollo conte-

niendo el libro de Isaías le

fue dado y él lo leyó. El

texto era Isaías 61:1, una

hermosa profecía que dis-

cutía el ministerio del Me-

sías venidero. Cuando el

Señor había concluido la

lectura, él se sentó, como

era la costumbre de los

maestros, y comenzó a

mostrar a la audiencia co-

mo esta profecía del Anti-

guo Testamento estaba

siendo cumplida en su mi-

nisterio. La reacción al

mensaje fue mixto. Inicialmente, los Judíos

“y estaban maravillados de

las palabras de gracia que

salían de su boca” (4:22).

Las “palabras de gracia”

fueron palabras de instruc-

ción con respecto a Su

identidad; eran palabras

llenas de denuedo y de au-

toridad. Estos Judíos de

Nazaret fueron ampliamen-

te favorecidos como reci-

pientes de este mensaje

noble, pero encontraron

increíble, y finalmente bus-

caron remover al Salvador

de su comunidad por me-

dios violentos (vea 4:29).

Pensando en esto, debemos

señalar que nuestra ense-

ñanza (ciertamente nues-

tros discursos en general)

debieran ser edificantes,

como los del Maestro, “a fin

de dar gracia a los oyen-

Page 9: Edición Especial: El Expositor

tes” (Efe.4:29).

La Gracia y El

Plan de Redención. Hay un gran énfasis en la

Biblia en el hecho que la

salvación del hombre es el

resultado de la gracia de

Dios, es decir, el favor di-vino. En este punto, debe-

mos una vez mas recordar

que algunas veces el ter-

mino “gracia” es empleado

en el Nuevo Testamento en

un sentido muy general. A

la virgen María le fue di-

cho, “!Salve, muy favoreci-

da! El Señor es contigo;

bendita tú entre las muje-

res” (Luc.1:28). Por otro

lado, la palabra frecuente-

mente toma un sentido

técnico definitivo. Existen

pasajes que se refieren a “la

gracia” con el artículo defi-nitivo sugiriendo un siste-ma de gracia, el cual esta

disponible a través de la

obra expiatoria de Cristo

para el beneficio de la hu-

manidad. Por ejemplo, Pa-

blo escribió: “Porque por

gracia sois salvos por medio

de la fe; y esto no de voso-

tros, pues es don de Dios;

no por obras, para que na-

die se glorié” (Efe.2:8-9).

La “salvación por gra-

cia” es una verdad maravi-

llosamente rica, y nunca

debe ser disminuida. Al

mismo tiempo, el concepto

no debe ser pervertido. Y

esto ha sido hecho muy a

menudo por los que profe-

san amistad con el Cristia-

nismo. Reflexionemos so-

bre algunos hechos Bíblicos

Página 9 Vol. 11, Número 8

temor preparó el arca en

que su casa se salva-

se” (Heb.11:7). Claramente

la fe y la obediencia de Noé

respondieron a la gracia del

Señor, y de esta manera se

efectuó su salvación. Adi-

cionalmente, Pablo trata

con este principio en su

segunda epístola a los Co-

rintios, “Así pues, nosotros,

como colaboradores suyos,

os exhortamos también a

que no recibáis en vano la

gracia de Dios” (6:1). Jeho-

vá manifiesta Su gracia,

pero es la responsabilidad

del hombre recibirla al ren-

dirse a Su voluntad divina.

Cuarto, La gracia exclu-ye el merito. Esto por lo

tanto, exalta el amor mara-

villoso de Dios. Debemos

constantemente recordar

que la humanidad no era

merecedora de la reden-

ción. No podemos ganar nuestra salvación

(Rom.6:23). El perdón no es

el resultado de las obras

meritorias; si este fuere el

caso, podríamos vanaglo-

riarnos en nuestros esfuer-

zos (Efe.2:8-10), pero esto

es imposible. Aun si uno

pudiera realizar todo lo que

esta ordenado, uno todavía

tiene que considerarse “un siervo inútil” (Luc.17:10).

Jesús claramente enseñó

que nuestros pecados han

puesto nuestras cabezas

sobre ruedas en relación a

la magnitud de nuestras

deudas, y ningún hombre

tiene la habilidad intrínseca

para liquidar esa obligación

principales con respecto a

la gracia de Dios tal como

esta se relaciona a la salva-

ción.

Primero, Las Escrituras

dejan claro que la gracia

divina esta disponible a Toda la familia humana.

Pablo escribió: “Porque la

gracia de Dios se ha mani-

festado para salvación a

todos los hombres” (Tito

2:11). Esto no es afirmar

que toda alma será salva.

Esto contradeciría a otros

numerosos pasajes. Lo que

sugiere esto es; que la gra-

cia del cielo esta potencial-mente disponible para to-

dos los que eligen aceptar-

la— consistente con el plan

establecido de Jehová. Esta

verdad está en conflicto

directo con la teoría Calvi-

nista que Dios, antes de la

fundación del mundo, eli-

gió a algunos para tener

acceso a Su gracia.

Segundo, La Recepción

de la gracia divina es por

medio de un sistema de instrucción. “Porque la gra-

cia se Dios se ha manifesta-

do para salvación a todos

los hombres, enseñándonos

que, renunciando a la im-

piedad y a los deseos mun-

danos, vivamos en este si-

glo sobra, justa y piadosa-

mente” (Tito 2:11-12). En

una asombrosa profecía que

predice la venida de la nue-

va Sión (La Iglesia de Cris-

to), el profeta Isaías simbó-

licamente describe el edifi-

cio de esta ciudad espiritual

(55:1). Piedras costosas se-

rían empleadas en la em-

presa. Todos los habitantes

de la comunidad disfruta-

rían la paz divina. Sería un

lugar donde todos serían

“enseñados por Jeho-

vá” (54:13; Compare

Jer.31:31-34). Cristo mis-

mo citó este pasaje y decla-

ró que la enseñanza y

aprendizaje debe proceder

a una relación con el Padre

(Jn.6:45; cf. Hech.22:14).

En el Nuevo Testamento,

la información con respec-

to a la gracia de Dios es

transmitida por medio del

evangelio (Hech.14:3;

20:24, 32). La gracia no es

independientemente dis-

tribuida aparte de la ins-

trucción y obediencia. Este

concepto es finalmente

ignorado por los que prac-

tican “la membrecía de

infantes en la Iglesia”.

Tercero, La Recepción de la gracia es Condicional. Contrario a las afirmacio-

nes de algunos religiosos,

la gracia no es otorgada

incondicionalmente. Esto

es ilustrado contundente-

mente por ejemplos del

Antiguo y Nuevo Testa-

mento. Las narraciones de

Génesis declaran, “Pero

Noé halló gracia ante los

ojos de Jehová” (Gen.6:8).

Y todavía en este mismo

contexto declara: “Y lo

hizo así Noé; conforme a

todo lo que Dios le man-

dó” (6:22). Además, el

Nuevo Testamento afirma;

“Por la fe Noé, cuando fue

advertido por Dios con

Page 10: Edición Especial: El Expositor

de sus pecados pasados

(Hech.2:38).

Ampliemos este punto

un poco mas al considerar

los hechos envueltos en la

conversión de los Efesios.

Debido a que los Efesios fue-

ron “salvos por gra-

cia” (Efe.2:8), si puede ser

establecido que el bautismo

estuvo envuelto en su salva-

ción, por lógica seguirá que

la inmersión no es excluida

del plan de salvación del

Señor por gracia. De acuerdo

al registro en Hechos 18,

cuando Pablo vino a Éfeso, él

encontró a doce discípulos

que habían experimentado

solamente el bautismo perte-

neciente a la predicación de

Juan el Bautista. Cuando el

apóstol investigó el asunto,

él descubrió que la enseñan-

za que estos hombres habían

recibido estaba incompleta.

Podemos razonablemente

concluir que Pablo les ins-

truyó mas exactamente, de

manera que ellos fueron

bautizados “en el nombre del

Señor Jesús” (Hech.18:5). Sin

embargo, uno aprende de

Hechos 2:38 que el bautismo

en “el nombre de Jesucristo”

es “para perdón de los peca-

dos” es decir, para obtener la

salvación. Debido a que los

Efesios fueron bautizados

con el mismo bautismo como

aquellos considerados en

Hechos 2:38, y aun ellos fue-

ron “salvos por gracia”, en-

tonces se concluye que la

salvación por gracia no ex-cluye el bautismo.

Considere este punto in-

teresante. En su carta a Tito,

¿Quién podría contender que

por el arrepentimiento he-

mos de algún modo negado la

gracia divina? Absolutamente

nadie. Ciertamente, es por la

gracia de Dios lo que motiva

a uno a apartarse del mal.

¿Porque, entonces, algu-

nos teólogos argumentan tan

vehementemente que el bau-

tismo en agua, como esencial

para la salvación, de algún

modo cancela el efecto de la

gracia? De hecho, la salva-

ción por gracia está específi-

camente asociada con el ser

“levantado” con Cristo, es

decir, ser sumergido en agua.

Pablo argumenta que en

nuestro estado pre-Cristiano

estábamos “muertos en vues-

tros delitos y pecados”, pero

Dios “nos dio vida juntamen-

te con Cristo (por gracia sois

salvos), y juntamente con él

no s resucitó” (2:5-6). Obser-

ve que fuimos hechos vivos cuando fuimos levantados con Cristo. Además, note que

el apóstol conecta esta acción

con el ser salvos por gracia.

¿Cuándo ocurre esto? La res-

puesta es suplida en Romanos

6:3-4. En ese texto Pablo

muestra que fuimos sepulta-

dos y levantados con el Señor

cuando fuimos bautizados.

Además, cuando fuimos resu-

citados para “andar en vida

nueva”, nos convertimos en

“coherederos de la gracia de

la vida” (1 Ped.3:7). El bautis-

mo y la gracia no son mutua-

mente exclusivos! El bautis-

mo es el acto culminatorio por el cual el pecador recibe la gracia de Dios en el perdón

Pablo declara que “la gracia

de Dios se ha manifestado

para salvación a todos los

hombres” (Tito 2:11). Poco

después, el apóstol dice nue-

vamente: “Pero cuando se

manifestó la bondad de Dios

nuestro Salvador, y su amor

para con los hombres, nos

salvó…” (Tito 3:4). La pre-

gunta: ¿Son equivalentes las

expresiones con referencia a

“manifestó la gracia” y

“manifestó la bondad de

Dios”? Claramente, ellas lo

son!! Sin embargo, en la

última parte del texto, al

explicar como la gracia/

bondad de Dios se han ma-

nifestado, Pablo elabora; “…

no por obras de justicia que

nosotros hubiéremos hecho,

sino por su misericordia, por

el lavamiento de la regene-

ración y por la renovación

en el Espíritu Santo” (Tito

3:5). La expresión

“lavamiento de la regenera-

ción” es concedido ser una

referencia al bautismo en

agua. De este manera, es

completamente claro que el

bautismo es un componente

en el plan Celestial de salva-

ción por gracia. Someterse

al mandamiento de ser su-

mergido no milita contra la

gracia de Dios!.

Sexto, En la gracia uno debe Continuar. Por descui-

do, uno puede caer de este

condición santa. Es increí-

ble que algunos que profe-

san el Cristianismo alegan

que es imposible que un hijo

de Dios jamás caiga de la

gracia. Pablo exhortó a Cris-

tianos a “que perseverasen

El Expositor Agosto 2011 Página 10

(Mat.18:24-27). Cuando

este concepto es verdade-

ramente comprendido, el

servicio al Dios Todopode-

roso fluirá con una frescu-

ra y celo que vigorizará el

alma. Un fallo en apreciar

las riquezas de la gracia

divina es sin duda el factor

responsable de los santos

faltos de diligencia.

Quinto, La gracia es recibida en el momento de la obediencia al Evangelio.

Es absolutamente asom-

broso que algunos, quienes

profesan una familiaridad

con el Nuevo Testamento,

debieran contender que la

salvación es “totalmente”

un asunto de gracia y que

al hombre no le es requeri-

do realizar una sola cosa

para ser un beneficiario del

favor divino. Algunos reli-

gionistas están afirmando

que no hay condiciones—

ninguna de cualquier tipo

(ni aun la fe) en el esque-

ma divino de la redención.

La realidad es que, la

gracia y la obediencia en el

plan de salvación son con-

ceptos complementarios.

Por ejemplo, la gracia y la

fe no son enemigos, son

compañeros al convertirse

en un Cristiano. “por gra-

cia sois salvos por medio

de la fe” (Efe.2:8). Nueva-

mente, es por fe que tene-

mos acceso a la gracia de

Dios (Rom.5:1-2).

¿Alguien ha “ganado” algo

al creer la evidencia esta-

blecida en la Biblia con

respecto a Jesús de Naza-

Page 11: Edición Especial: El Expositor

en la gracia” (Hech.13:43).

Y a “crecer” en ella (2

Ped.3:18). Porque si uno no

hace esto, uno ha recibido

la gracia “en vano” (2

Cor.6:1; cf. 1 Cor.15:10).

Las Escrituras claramente

hablan de los que han

“caído de la gracia”, por lo

tanto, han sido separados

de Cristo (Gal.5:4) y de

cristianos quienes están al

borde de caer de la gracia

divina (Heb.12:5).

La Gracia y el

Cristiano. Aparte del uso

de “gracia” en conexión con

el plan de salvación, el tér-

mino es empleado en otros

sentidos en pasajes que per-

tenecen a la vida Cristiana.

Por ejemplo, la palabra

charis frecuentemente pa-

rece tener referencia a ser

el recipiente del “favor”

especial o “privilegio” de

Dios. El contexto particular

en el que el término es en-

contrado determinará su

aplicación en ese lugar.

Consideremos varios pasa-

jes que ilustran este uso de

“gracia”.

(1) En 2 Corintios, capí-

tulos 8 y 9, charis es usada

un total de diez veces. Aquí

esta el trasfondo. Los santos

en Jerusalén habían caído

en condiciones muy difíci-

les; muchas de ellas fueron

una condición de pobreza

material (Vea Rom.15:26)

Por lo tanto, Pablo había

viajado entre las Iglesias

colectando fondos para el

socorro de estos hermanos

de Judea. Algunas congre-

gaciones, como las de la

provincia Romana de Ma-

cedonia, habían dado gene-

rosamente y de forma in-

mediata a este proyecto.

Otros —especialmente la

Iglesia en Corinto — ha-

bían sido lentos en comple-

tar su promesa de ayudar

que habían hecho antes (2

Cor.8:10). En esta sección

de su carta, Pablo amonesta

a los hermanos Corintios a

completar su promesa con

respecto a sus compañeros

en la fe necesitados. Uno de

los métodos del apóstol

para motivarlos a este pro-

pósito fue insistir que dar es

un asunto de gracia, es de-

cir, es un privilegio que ha

sido concedido por Dios

para Su pueblo. Cuán lejos

esta esto de la disposición

por algunos miembros del

cuerpo de Cristo. Dar, para

los miembros codiciosos

significa una carga! Es algo

de lo que algunos se quejan.

Pablo quiere que conozca-

mos que cuando uno atrapa

el espíritu que saturó las

almas de los hermanos Ma-

cedonios, uno considerará

su ayuda como una gracia

gloriosa —un favor del Cie-

lo, para ser disfrutado una y

otra vez como una oportu-nidad única.

(2) Es imposible descri-

bir el nivel de dedicación

que fue característico de

Pablo el apóstol. Él había

entregado mucho por la

oportunidad de servir a

Jesús de Nazaret (Vea

Fil.3:4-8). Sin embargo,

ningún gruñido de amargu-

ra, o una señal de remordi-

miento, jamás escapó de sus

labios. De hecho, una y otra

vez el apóstol afirma que su

labor en proclamar el evan-

gelio del Hijo de Dios es una

“gracia”, un favor bendito,

el cual él valoró muy alta-

mente. Por ejemplo, él re-

cordó a los santos en Roma,

“por la gracia que Dios me

es dada para ser ministro de

Jesucristo a los genti-

les” (Rom.15:15-16;

cf.Efe.3:7). En forma simi-

lar, Pablo refirió a ciertas

funciones sobrenaturales en

la Iglesia primitiva, por

ejemplo, apóstoles, profetas,

evangelistas, pastores, maes-

tros, como dones de gracia

(Efe.4;7.8). Hay un impor-

tante principio que debemos

reconocer. El servicio a

Cristo es una gracia, un fa-

vor, una bendición; no es un

trabajo pesado. Sus manda-

mientos no son gravosos (1

Jn.5:3). Cualquier oportuni-

dad presentada a nosotros,

debemos diligentemente

aprovecharla “como buenos

administradores de la multi-

forme gracia de Dios” (1

Ped.4:10). Así que sirvamos

vigorosamente, con corazo-

nes agradecidos.

(3) En su segunda epísto-

la a los Corintios, Pablo co-

menta con respecto a su

“aguijón en la carne” — una

enfermedad física que tuvo

soportar como un resultado

de las grandes revelaciones

que había experimentado (2

Cor. 12:7). A pesar de nu-

merosas conjeturas con res-

pecto a la naturaleza de este

Página 11 Vol. 11, Número 8

padecimiento, el regis-

tro bíblico no da una

identificación explicita

del problema. Cualquier

cosa que haya sido, fue

doloroso para el apóstol.

Tres veces el rogó al

Señor para que fuere

removido “este mensa-

jero de Satanás” pero la

respuesta del Cielo fue

simplemente: “Bástate

mi gracia; porque mi

poder se perfecciona en

la debilidad” (12:8-9).

Aquí el termino “gracia”

parece permanecer en la

actividad providencial del Señor. Mas tarde

Pablo escribiría: “Todo

lo puedo en Cristo que

me fortalece” (Fil.4:13).

Observe las palabras

consolatorias de Pablo a

Timoteo; “Tú, pues, hijo

mío, esfuérzate en la

gracia que es en Cristo

Jesús” (2 Tim.2:1). Hay

ciertamente muchas

promesas dentro de las

Escrituras Sagradas que

indican que Dios nos favorece a través de Su

cuidado en nuestras

vidas, nos capacita a

usar cualquier dificultad

que venga a nuestro

camino para Su suprema

gloria.

(4) Hay un uso in-

teresante de “gracia” en

la epístola a la Iglesia en

Filipos. El apóstol escri-

be a estos santos amados

y declara: “como me es

justo sentir esto de vo-

sotros, por cuanto os

tengo en el corazón y

Page 12: Edición Especial: El Expositor

El Expositor Agosto P{g. 12

para el pecador y las condiciones

de restauración para el Cristiano

errado—a menudo referidas

como “la primera y la segunda

ley del perdón de Dios” no son

incompatibles con la enseñanza

Bíblica con respecto a la salva-

ción “por gracia a través de la

fe” (Efe.2:8; Rom.5:1-2). Tales

condiciones son el medio para

apropiarse del beneficio de la

gracia salvadora de Dios a través

de Cristo.

Un reconocimiento de la

diferencia entre los fundamentos

del perdón y las condiciones de

perdón vuelve entendible la bien

conocida declaración de Jesús en

el “Sermón del Monte”; “No todo

el que me dice: Señor, Señor,

entrará en el reino de los cielos,

sino el que hace la voluntad de

mi Padre que esta en los cielos.

Muchos me dirán en aquel día:

…... Y entonces les declarare:

Nunca os conocí; apartaos de mi,

hacedores de maldad”. La pala-

bra “maldad” en esta cita viene

de la palabra Griega original,

anomian “A”—la alpha Griega, la

primera letra del alfabeto Griego,

da un significado negativo a la

palabra con la cual es compuesta.

Literalmente, entonces, la pala-

bra, anomian, significa “sin auto-

ridad o anarquía” y así es tradu-

cida en el ampliamente aclamado

Nestle Greek Text with a Literal Translation by Alfred Marshall.

Los personajes aquí descritos por

nuestro Señor eran evidente-

mente aquellos que ignoraron la

voluntad expresa del Padre. La

gracia de Dios no anulará las

condiciones divinamente revela-

das de la clemencia celestial; no

se deje engañar”!.

—Fuente: Words Fitly

Spoken, 13-15; Guardian of

Truth Foundation, Bowling

Green, KY. 1988.

E xisten los que errónea-

mente suponen que la

necesidad de obediencia a una

ley divina para disfrutar la sal-

vación del pecado y un sistema

de “salvación por la gracia por

medio de la fe” (Rom.5:1-2) son

mutuamente conceptos exclu-

yentes. Insisten que “la gracia

prescinde con la ley”. La salva-

ción sobre los fundamentos de

la gracia de Dios no liberta al

individuo de la responsabilidad

de estar sujeto a la ley de Dios.

El hecho es que: La responsabi-

lidad del hombre a la ley divina

es aquello que vuelve su salva-

ción por la gracia de Dios algo

imperativo. El pecado es una

transgresión de la ley divina (1

Jn.3:4). Todos los hombres son

pecadores (Rom.3:23; 1

Jn.1:8,10) La paga del pecado es

muerte eterna (Rom.6:23). La

conclusión inescapable de estos

pasajes es que los hombres per-

didos no pueden ser salvos por

“un sistema de ley”. La ley de-

manda conformidad perfecta y

la ejecución de la penalidad por

el incumplimiento. Debido a

que todos han violado la ley de

Dios, todas las personas respon-

sables están bajo condenación

de muerte eterna. L única espe-

ranza del pecador, por lo tanto,

descansa en un acto de cle-mencia divina; es decir, el per-

dón (el perdón de los pecados).

El evangelio se dirige a la

solución de este problema. Una

autoridad de estado soberano

no puede arbitrariamente otor-

gar el perdón a los infringido-

res de la ley sin destruir la ley

del sobre el reino al cual go-

bierna. Esto significa que él

debe tener una causa adecuada

para el perdón o el cambio de

una sentencia. Siendo infinita-

mente justo, Dios no puede

perdonar sin una causa ade-

cuada y no violar su propia

naturaleza. Por lo tanto, Él

envió a su propio Hijo, el Ver-

bo hecho carne (Jn.1:1-14),

para vivir una vida perfecta en

conformidad a la voluntad del

Padre (1 Jn.3:5) y morir como

una victima inocente en el

lugar del hombre (2 Cor.5:21)

y de este modo, proveer la

base adecuada para la exten-

sión de la misericordia Divina

en el perdón del pecador Esta

es precisamente la importancia

de las declaraciones de Pablo

en Romanos 3:23-26 “por

cuantos todos pecaron, y están

destituidos de la gloria de

Dios, siendo justificados gra-

tuitamente por su gracia, me-

diante la redención que es en

Cristo Jesús, a quien Dios puso

como propiciación por medio

de la fe en su sangre, para ma-

nifestar su justicia, a causa de

haber pasado por alto, en su

paciencia, los pecados pasados,

con la mira de manifestar en

este tiempo su justicia, a fin de

que él sea el justo, y el que

justifica al que es de la fe de

Jesús”.

La magnitud del sacrificio

necesario para hacer posible

para el Padre mantener su

divina justicia mientras que

extendió la misericordia al

creyente en el perdón de sus

pecados (violaciones a la ley)

realza la dignidad e inviolabi-

lidad de Su ley; esto, en nin-

gún sentido, prescinde la nece-

sidad de la obediencia del

hombre. Sobre la base de la

misma consideración, esto no

antagoniza con la naturaleza

condicional de la misericordia

de Dios ofrecida universal-

mente por medio de Jesucristo Las condiciones de salvación

en mis prisiones, y en la

defensa y confirmación

del evangelio, todos voso-

tros sois participantes

conmigo de la gra-

cia” (Fil.1:7). ¿A que hace

referencia el término

“gracia” aquí? ¿Ésta el

apóstol sugiriendo que

los hermanos Filipenses

eran compañeros con él

en los beneficios de la

redención? Posiblemente.

Mas probable, sin embar-

go, es que “gracia” aquí es

usada en el sentido de

“privilegio” Pablo de esta

manera, esta agradecien-

do a estos buenos Cristia-

nos porque le habían fiel-

mente apoyado (vea 1:5;

4:14) en su defensa y

confirmación del evange-

lio y al hacerlo así, ellos

habían compartido con él

en el privilegio de procla-

mar la verdad y sufrir por

el Maestro. Pablo consi-

dera la persecución por el

nombre de Cristo como

“un privilegio” Un favor concedido!

(5) Finalmente, pudiéra-

mos mencionar que aun el

Cielo es referido para noso-

tros como “gracia”. Pedro

nos amonestó a ser diligen-

tes y colocar nuestra espe-

ranza “en la gracia que se os

traerá cuando Jesucristo sea

manifestado” (1 Ped.1:13).

La medida de gracia que los

Cristianos están recibiendo

ahora es sino un anticipo de

aquella gracia que seremos

dotados a la venida de Cris-

to. Alabado sea Dios por Su

gracia multiforme!!.

—Fuente: Freed-Hardeman

University; Lectures 1996:

Settled in Heaven; Appliying

the Bible to Life; Págs. 222-

229); Henderson, TN.

La Ley y la Gracia James W. Adams