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  • LA CONQUISTA DEL ESPACIO RADIOFNICO. PRCTICAS DE COMUNICACIN ALTERNATIVA QUEMATERIALIZARON NUEVAS FORMAS DE SUBJETIVIDAD

    Vernica Beatriz Garca VialeUniversidad de Buenos Aires (Argentina)

    [email protected] ResumenEste artculo ha sido escrito en el marco del proyecto de investigacin Sujeto y subjetividad en la constitucin de las prcticas(UBACyT 2004-7). Sobre la base de que la especificidad de la industria cultural respecto de otros sectores de la economa sevincula a su dimensin sobresaliente en las matrices ontolgicas e histricas de subjetividad, este trabajo busca elucidar qurelaciones se establecen entre la produccin de experiencias comunicacionales contrahegemnicas y los procesos de institucin desubjetividad enmarcados por sociabilidades alternativas a las establecidas. Se observa, en particular, que la miniaturizacin de losequipos emisores y receptores de radio y la crisis del servicio pblico de radiodifusin en Europa no operaron slo comodeterminacin material de la produccin radial, sino que presentaron, como consecuencia de la intervencin del debate poltico dela izquierda en la dcada del 70, la condicin de posibilidad de la emergencia de las radios libres. La discusin en torno a estefenmeno resulta un punto de inflexin clave puesto que implica un salto cualitativo en la reflexin acerca de las prcticascomunicacionales alternativas por parte de sus propios participantes. Palabras clave: prcticas de comunicacin alternativa produccin de subjetividad determinacin material radios libres. I. Introduccin: las prcticas de comunicacin alternativa y su determinacin materialA diferencia de lo que ocurre con otras tecnologas, las invenciones mediticas tienen un rol preponderante en la produccin desubjetividad y, por lo tanto, definen en gran medida un rasgo distintivo de nuestra poca. En este sentido, en 1977, tienen lugardos acontecimientos fundacionales, por un lado, la emergencia del fenmeno que ha sido definido como Sociedad de laInformacin, por otro, experiencias comunicacionales contrahegemnicas. En ese momento, mientras las radios libres conocan subreve florecimiento, Simon Nora y Alain Minc (1) preparaban un informe para el Estado francs en el cual, mediante la invencindel concepto Telemtica, previeron los mltiples efectos de la convergencia (2) entre las telecomunicaciones, los mass media y laInformtica.Desde entonces, Flix Guattari ha dedicado mltiples obras a analizar tanto las consecuencias del proceso de convergencia sobrela institucin de subjetividad como las manifestaciones de una subjetividad instituyente en el accionar de medios alternativos.Segn este autor, en la Sociedad de la Informacin, los medios y las telecomunicaciones tienden a duplicar las antiguasrelaciones orales y escriturales. Se ha de notar que la polifona ya no asociar solamente voces humanas sino tambin vocesmaqunicas, con los bancos de datos, la inteligencia artificial, etc. La opinin y el gusto colectivo, por su parte, se vern trabajadospor dispositivos estadsticos y de modelizacin como los producidos por la publicidad y la industria cinematogrfica (3). Contandocon los postulados de Guattari como condicin de produccin, este trabajo intentar elucidar el lugar de los fenmenos de lacomunicacin y los mass media en cuanto matrices ontolgicas e histricas de subjetividad y su imbricacin en los campos de lapoltica y la economa, suponiendo la bsqueda de formas no substancialistas de considerar el sujeto. Se observa que losprocesos de subjetivacin como procesos histricosociales que nos constituyen, se instituyen sobre una materialidad que operacomo condicin de posibilidad. Esta condicin de posibilidad es al mismo tiempo una instancia que instaura un posible campo deresistencia. Esto nos permite sostener que hay un campo posible de subjetivacin bajo la forma de prcticas de conformacin desociabilidades alternativas a las hegemnicas.Distintas teoras sociales han observado que la especificidad de la industria cultural respecto de otros sectores de la economa sedebe a su dimensin sobresaliente en los procesos objetivos histricosociales de subjetivacin. Asimismo, han establecido que laimportancia de esta industria se debe principalmente a que las tecnologas mediticas funcionan como sector dinmico de laeconoma. Se considera que una perspectiva no excluye a la otra y que si bien, en principio, el objeto del debate que se analiza acontinuacin no es el concepto de sujeto, los argumentos de los oponentes implican presupuestos elementales acerca del tema.A partir de la crtica al enfoque culturalista sobre el lugar del consumo en el funcionamiento de los mass media, la mencionadapolmica aborda problemticas pertinentes al presente trabajo. En el marco de una filiacin marxista, Claudio Katz observa que laperspectiva de anlisis de los estudios culturales se caracteriza por considerar que la tecnologa est configurada en cada

  • sociedad por los valores ideolgicos dominantes (4). En contraposicin a lo sostenido por el marxismo, para la posturaculturalista, la actividad de la ideologa (en tanto parte de la superestructura) determina el desarrollo de la tcnica, perteneciente ala infraestructura econmica de la sociedad. En realidad, la innovacin tecnolgica est, segn Katz, directamente determinada porlas exigencias dependientes de las leyes del capital. En este sentido el concepto de modo de produccin, puesto que posibilitarelacionar ciertos patrones culturales con los principios de funcionamiento de la economa capitalista, resulta entonces vital paracomprender las innovaciones tecnolgicas. Si estas innovaciones existen es debido a que el empresario slo las introduce bajo lacompulsin de la competencia, para abaratar costos, e incrementar la productividad con el objetivo de aumentar la extraccin dela plusvala (5).Katz demuestra, dentro su esquema, las razones que hacen necesaria a la innovacin tecnolgica. Pero si bien la forma concretaque sta pueda adoptar tender a la confirmacin de imperativos vinculados con la acumulacin capitalista, nada asegura porcompleto que el producto tecnolgico cumpla fehacientemente con estos imperativos y que no pueda ser utilizado de un modosubversivo. Del mismo modo, lo inverso es posible: es decir, ciertas invenciones tecnolgicas creadas con afn democratizador (6)pueden ser puestas a trabajar en su beneficio por las grandes corporaciones empresariales.Un argumento similar al sostenido por Katz, es esgrimido por Nicholas Garnhan en su crtica a los estudios culturales. Al perder devista la determinacin de la superestructura por parte de base econmica, los tericos de los estudios culturales han situado en lasprcticas culturales relacionadas al esparcimiento un espacio de libertad para los consumidores. Sin embargo, recordar el rol delas estructuras de dominacin que regulan las prcticas culturales no implica que la Economa Poltica sea un funcionalismo: nopostula que ciertas superestructuras se crean porque el modo de produccin as lo requiere. Una vez ms la historia muestra queel modo de produccin puede desarrollarse en el marco de una variedad de formas superestructurales heredadas: el nicorequisito es que sean compatibles con el modo de produccin (7). Garnhan seala que existe para los sectores subordinados laposibilidad de reinterpretar y utilizar hacia fines propios el material cultural provisto por el sistema de produccin capitalista. Perotambin insiste en que la presencia de estructuras de dominacin crea las condiciones para que las reinterpretaciones no seanazarosas sino que se dirijan en direccin al mantenimiento del sistema.En su refutacin de la crtica de Garnhan, Lawrence Grossberg afirma que si bien existe la capacidad por parte del capitalismo dedeterminar la distribucin de las mercancas, ste no puede regular de idntica manera la circulacin del sentido. El deseo de lasinstituciones de la clase dominante de ejercer un control sobre la forma en que la gente interpreta los textos o lo que hace conellos no significa que estas intenciones determinen de hecho lo que la gente piensa y hace (8). Sucede entonces que al creerque el pblico est condenado por su lugar en la estructura productiva a reproducir las relaciones sociales dominantes, no esposible analizar el surgimiento de las contradicciones concretas y los cambios en la sociedad. De este modo, la subjetividad sepiensa nicamente como simple efecto de los acontecimientos macrosociales. No obstante, la subjetividad instituyente semanifiesta en un hito fundamental de la historia de las prcticas de la comunicacin polticamente radicalizadas, la accin pblicapoltica de las radios libres pone en cuestin significaciones sociales predominantes sobre los medios en el imaginario social de lapoca.Flix Guattari en su modelo de la gnesis de las formaciones tcnicas y maqunicas utiliza un modelo complejo que invocaprincipios pertenecientes tanto a la Economa Poltica como al anlisis de matriz culturalista, sin por ello caer en un eclecticismoestril. De acuerdo a Guattari, toda mquina requiere ciertos requisitos para poder ser realizada de manera efectiva. Los factoresque deben confluir son:

    1) Un Universo diagramtico con los planos de su factibilidad terica.2) Universos tecnolgicos que trasponen esa factibilidad en trminos materiales.3) Universos industriales aptos para producirlos efectivamente.4) Universos imaginarios colectivos correspondientes a un deseo suficiente de hacerlo nacer.5) Universos polticos y econmicos conducentes, entre otras cosas, a liberar los crditos de su puesta enprctica (9).

    Los estudios culturales suelen centrar su anlisis sobre la existencia de un deseo social (en este caso el factor N 4) queactuara como potencia productora de los avances tecnolgicos. Para Guattari, en cambio, el surgimiento de la innovacintecnolgica debe alcanzar una alta consistencia en cada uno de estos factores para que el producto llegue a existir de manerafehaciente. El avin supersnico Concorde, por ejemplo, logr mostrar una alta consistencia en los cuatros primeros factores perosu falta de rentabilidad (vinculada en este modelo con el factor N 5) redujo su produccin a slo una docena de ejemplares. Sinembargo, en la actualidad, slo subsiste como la raz de un posible linaje de aviones supersnicos. En el caso de la radio, los distintos factores comienzan a tomar consistencia a principios de la dcada de 1920. Lasinvestigaciones acerca de posibilidad de la transmisin sin cables que tena su antecedente en el telgrafo inalmbrico, la

  • existencia de una industria del electrodomstico, la concentracin de la poblacin en las regiones urbanas, la aparicin de lo queAdorno y Horkheimer (10) denominaron la industria cultural, la necesidad del Estado de disponer con un medio de propagandamasiva y la viabilidad econmica: son los factores que contribuyeron histricamente a la aparicin y expansin de la radio. II. Breve historia de la radio, descripcin tcnicaDesde sus orgenes (fue bautizada oficialmente en 1920), la radio conjuga el aparato de telefona y la radiotelegrafa inalmbrica.Antes de que se divulgaran los micrfonos dinmicos (en los que la misma presin acstica desplaza al conductor en su campomagntico) en la radio se empleaba el arcaico micrfono de carbn que se haba usado en la telefona. Tambin en principio, losauriculares para radio funcionaban como los de la telefona basados en efectos magnticos hasta que se difundieron losauriculares dinmicos que funcionan como el altavoz.La transmisin de audio a grandes distancias se obtuvo con la invencin de las vlvulas termoinicas amplificadoras. El sonido seconvierte en ondas en el micrfono del transmisor. Es decir, los micrfonos transforman la energa acstica en energa elctrica(conservando, con mayor o menor sensibilidad, la proporcin entre la intensidad del sonido captado y la tensin elctrica desalida). Luego la seal se transforma en corriente alterna de baja frecuencia a travs de una antena. Finalmente, el receptor deradio amplifica las seales y las convierte en sonido en el parlante.Se llama equipos de baja frecuencia a los que generan, captan y manejan la seal que ser transmitida. Es decir a los que creanla seal, o la informacin. Y se denomina equipos de alta frecuencia a los transmisores de la seal en forma de ondaselectromagnticas que viajan por el espacio.En 1947, se construy el primer transistor, que permita amplificar una seal hasta cien veces y la Radio Regency Electronics de1954 fue el primer aparato de radio totalmente transistorizado (a diferencia de las radios a vlvulas no necesitaba calentarse parafuncionar). La reduccin de los aparatos de emisin y recepcin creci en forma directamente proporcional al abaratamiento de laadquisicin y mantenimiento de los equipos y la difusin del acceso y la participacin en la radio. Por eso se resalta, como lo haceClaude Collin, la importancia de la popularizacin de los transistores en la dcada de 1960: El descubrimiento de los transistoresha permitido la fabricacin barata de estaciones de radio en miniatura, fcilmente transportables, accesibles a todos los bolsillos.Esto asegura a la radio una audiencia masiva potencial enorme. (...) Las razones de orden econmico tienen tambin suimportancia. La radio, en razn de la relativa simplicidad del equipo necesario para su produccin y difusin, es el medio queposee la mejor relacin costopenetracin (11).Las formas tpicas de codificar o modular una frecuencia de una emisin (o la onda portadora de la seal) son en amplitud(Amplitude Modulation o AM) y frecuencia (Frequency Modulation o FM). El alcance del emisor es mucho ms reducido en la FMque en la AM eso permite que se multipliquen el nmero de emisoras locales que emiten en la misma frecuencia en regionesamplias. Con el uso de esta banda, la radio acenta los rasgos que la caracterizaban: la flexibilidad y la instantaneidad. III. Europa, hegemona y crisis de legitimidad del servicio pblicoComo seala Guillermo Mastrini, durante la vigencia del walfare state existi un extendido consenso acerca de la presencia estataltanto en las principales industrias como en el campo cultural. Mas all de la restriccin de tipo tcnico, la economa europeanecesitaba recuperarse una vez finalizada la guerra y no exista consenso para crear una estructura de medios competitiva, porparte de los principales actores sociales (12). Con la crisis del petrleo y el comienzo del fin del Estado de Bienestar, el consensoiba a empezar a mostrar fisuras cada vez ms visibles. Si como sostiene Becerra la centralidad del rol del Estado en laregulacin del audiovisual como servicio pblico o de inters pblico estuvo vinculada a la escasez del recurso de las ondashertzianas (13), la difusin de la FM, por poseer los principios tcnicos que ya hemos descrito, va a poner en cuestin la escasezcomo fundamento de la legitimidad de la regulacin estatal. A ello se le sumar, la aparicin de movimientos polticoscontestatarios que pondrn en duda la legitimidad global del Estado para regular la vida social. La confluencia de estos dosfactores determina en gran medida la aparicin de las denominadas radios libres.En 1922, se establecieron los primeros servicios radiofnicos permanentes en Gran Bretaa. As, en la regin que este trabajofocaliza, la radio super al uso como sistema de transmisin de informacin en operaciones militares, navales, de Estado y delentretenimiento amateur y se desarroll como medio de comunicacin social.En el mes de octubre de ese ao, se cre la British Broadcasting Company (BBC), la empresa comercial que pronto se convertiraen el ente que sirvi durante 50 aos como modelo de servicio pblico. Durante un perodo inicial las transmisoras tenan alcancelocal debido al uso de receptores de cristal y vlvulas, se financiaba por la venta del aparato y despus por la de la licencia. Conel empleo del mito de la escasez de frecuencias, entre otras argucias, se justific primero el monopolio y luego la hegemona delEstado sobre la radio, su gestin en manos especializadas y su concepto: el paternalismo. El servicio pblico se define en

  • oposicin al modelo de libre mercado norteamericano en el que prima el fin de lucro, que se financia por la publicidad y por lotanto trata a los oyentes como consumidores a segmentar. Predica la universalidad, el control unificado, elevar la calidad de loscontenidos, no confundir los intereses nacionales y regionales con los gubernamentales e identifica a la comunidad geogrfica conuna comunidad de intereses. Los oyentes son objetivos a informar y perfeccionar por la diplomacia de los mejores en el mbitolocal y nacional, se promueve que la cultura de elite eleve a las masas moralmente.En la dcada de 1960, las radios piratas comerciales transmitan desde embarcaciones ubicadas en las costas britnicas yalcanzaban a millones de oyentes, tenan pautas muy exitosas a pesar de que se hacan en negro. Mientras la televisin tambinle quitaba lugar, la BBC, la ta, cambiaba sus horarios y contenidos y apostaba a la radio local, pero su imagen no logrdesvincularse del establishment. En esa misma dcada, comenz a emitirse programacin original para la FM. A partir de esemomento, esta banda reuni msica, militantes radicalizados y cultura juvenil.A diferencia de lo que suceda histricamente con la BBC, la RAI careca de autonoma frente al poder poltico. Hasta tal puntoque la poltica de compromiso histrico se vea reflejada en la distribucin de las frecuencias a los diferentes partidos polticos.La presin de Partido Comunista (PCI) y el Socialista (PSI) logr en abril de 1975 que se aprobara una ley por la cual la RAI salade la rbita del Poder Ejecutivo para pasar a depender del Poder Legislativo. Se produjo entonces una poltica de distribucin delente estatal que se denomin lottizazione. Esto implicaba que la coalicin gobernante de la Democracia Cristiana y el PSIcontrolaban la primera y segunda cadena de la RAI, en tanto que el PCI se encarg de manejar la Cadena Regional creada en1979 (14). Esta situacin, convirti a la RAI en un blanco predilecto de los movimientos autonomistas italianos.

    IV. 1968, el debate por el uso de la radio en la izquierdaFrente al avance de la miniaturizacin y la portabilidad de las tecnologas radiofnicas (y la difusin del telfono y los grabadoresque tambin contribuyeron a hacer factible el feedback), y a la luz de los sucesos del mayo del 68, surgi en mbitos de izquierdaun debate por uso de los medios de comunicacin audiovisuales para fines de propaganda poltica. Las posiciones enfrentaron aHans Magnus Enzensberger y Jean Baudrillard. El primero evaluaba ingenua la postura de los estudiantes franceses de tomar elTeatro Oden en lugar de ocupar las sedes de la radio y televisin francesa (la ORTF).Enzensberger critica la actitud defensiva que la izquierda (en especial quienes formaron parte de los movimientos de mayo del 68)toma frente a los medios masivos de difusin que provocan la movilizacin que ella no puede activar: En la hostilidad de la NuevaIzquierda hacia los medios, parecen reproducirse con progresivo disfraz los viejos temores burgueses tales como el temor antelas masas- as como los viejos anhelos burgueses de volver a una situacin pre-industrial (15). Los supuestos progresistas secaracterizan por su falta de disposicin a la discusin racional y eso los conduce a la demonizacin de lo nuevo y al aislamientoen lugar de a la movilizacin, niegan las contradicciones del capitalismo: todo objeto de cultura se define justamente por ser unsingular acto de manipulacin de la naturaleza. Enzensberger consideraba que los nuevos medios reunan condiciones parahacerlos tiles a una iniciativa de la izquierda: posean una estructura igualitaria porque permitan a cualquier persona participar enellos, los programas eran reproducibles a voluntad.La conclusin de Enzensberger es que el miedo a la integracin no debera ser una razn para que la izquierda se privara deluso de un medio como la radio, a la que ya Bertolt Brecht le haba descubierto su potencial como vehculo de ideas progresistas.La radio es el medio masivo de difusin que contiene mayor posibilidad de feedback, en poder de las mayoras habilita laparticipacin masiva (16). Cualquier receptor es una emisora, a la comunicacin no se presentan obstculos tcnicos sinoestrictamente derivados del oligopolio de la produccin y de la comercializacin. La estructura de los nuevos equipos y redessupone la reversibilidad, se difuminan las diferencias entre los que fueron diseados para la transmisin punto a punto de los quese instituyeron para la punto a multipunto. Segn el autor, tcnicamente la radio es tan reversible como un walkietalkie . Esestructuralmente igualitaria Gracias a un sencillo procedimiento de conmutacin, cualquier persona puede participar en ellos(17).Los programas de radio son o pueden ser democrticos a la inversa de los libros o las pinturas que son necesariamente clasistas.Pues desplazan y superan: el individualismo, los privilegios de la enseanza y por consiguiente al monopolio cultural.Promueven la accin presente y no la pasividad de las artes burguesas, como nico verdadero banco de datos socializado sirvea la memoria de los pueblos y a la divulgacin del saber hacer para el consumo y para la produccin de la cultura de masas.Para Baudrillard, Enzensberger cae en una veleidad contradictoria. El problema de Enzensberger para Baudrillard resulta de suapego al marxismo vulgar que cree en el valor de uso objetivo y natural, para el que: el carcter fetichista de las mercancas selogra imponer por completo a su valor de uso (18).

    El medio por s mismo no democratiza la palabra, aunque Enzensberger sostenga que el saber hacer en los media, susregmenes de produccin no tienen nada que ver con los soportes y finalmente con la tcnica y los fines de sujecin para los que

  • fueron diseados. Esa sacralizacin y dependencia del amplificador en s mismo justifica las tesis sobre la sociedad delespectculo. Desde la postura de Baudrillard, los medios entonces se caracterizaran por ser antimediadores, intransitivos,productores de no-comunicacin, entendida la comunicacin como el espacio recproco de una palabra y una respuesta. Losmedios son por lo tanto lo que veda para siempre una respuesta (...) Toda veleidad de democratizar los contenidos, desubvertirlos, de restituir la transparencia de cdigo, de disponer de una reversibilidad de los circuitos o de tomar el poder sobrelos media, carece de importancia como no se rompa el monopolio de la palabra (19).Veinte aos despus de aquellas polmicas jornadas de mayo de 1968, otros autores retomaron la discusin y agregaron unatercera postura: si los estudiantes no intentaron copar la radiodifusin francesa fue porque reciban de al menos dos (emisoras)un trato comprensivo por sus acciones. Estas eran las perifricas RTL y Europa-1, cuyos informes detallados de los movimientospoliciales las hicieron merecedoras del nombre de radio barricada, como las denominaba el Ministerio de Interior. El precio fue lasubsiguiente purga en la radiodifusin francesa de los equipos prximos a la izquierda efectuada por los gobiernos de De Gaulle yPompidou, y la divisin de ORTF en siete partes propiciada por Giscard d Estaign (20).

    V. Las radios libres no juegan a favor de las comercialesEn 1976, el Tribunal Constitucional declar que la RAI, la radiodifusin estatal italiana, no posea el monopolio en el mbito local.A partir de ese momento se multiplicaron enormemente las emisoras comerciales (que ya existan en las periferias italianas yfrancesas), principalmente en la banda de FM por la falta de regulacin.En la dcada del 70, tambin tuvieron lugar las radios libres. El modelo de radio alternativa o libre, se postula no neutralpolticamente y estima que sus oyentes son sujetos que tienen que participar crticamente, es decir, deben asumir su palabra sinintermediarios. Radio Bologna per lAccesso Pblico (1974) dur pocas semanas, estuvo a cargo de trabajadores, estudiantes yprofesionales de radio vinculados al PCI y criticaba a la RAI que se hallaba bajo la esfera de influencia de la DemocraciaCristiana.Luego de la experiencia de Radio Bologna per lAccesso Pblico, en esa misma ciudad, y poco tiempo despus, funcion RadioAlice. En Miln (sobre todo en 1977, en momento ms lgido de las luchas sociales italianas de la dcada del setenta) hubo otrasemisoras sostenidas por voluntarios. Tras la experiencia de las radios libres italianas, distintos sectores de la izquierda francesaemprendieron la creacin de emisoras similares. Los verdes las usaban porque crean en una radio autogestionada ydescentralizada. Las radios libres compartan un ideario que fue expresado en el encuentro de radios libres europeas que se lleva cabo del 25 al 27 de marzo de 1978: un objetivo de las radios libres, expresaba la declaracin de esa reunin, debe ser elconvertirse en un medio que invite a la comunicacin al margen de la propia radio, es decir, que potencie lugares de encuentroentre diversos sectores o personas.La expansin de las radios locales cobra un carcter inusitado. Entre noviembre de 1974 y julio de 1976 hacen su debut en el terunas 700 emisoras. Hacia 1978 la cifra alcanzaba las 1.637, y para 1979 ya eran unas 2.500. No todas ellas pertenecan almovimiento de las radios libres. Desde el Estado, a partir de la declaracin de inconstitucionalidad del monopolio de la RAI, huboun tratamiento diferencial hacia las FM locales comerciales y las pertenecientes al movimientos de las radios libres. A las primerasse les posibilitaba transmitir a travs de medidas cautelares judiciales, en tanto que las otras se las presionaba para que dejarande emitir sus programas. En muchos casos, como por ejemplo en Radio Alice, la polica ingres a punta de pistola en los estudiosdurante la emisin de un programa para poner fin a esta indita experiencia radial. Al mismo tiempo que se clausuraba RadioAlice, Radio Milan Internacionale (una radio comercial de msica sin licencia) reciba una sentencia judicial favorable quedictaminaba que poda seguir al aire en tanto no interfiriera otras seales ni tendiera al oligopolio.Los ataques contra Radio Alice no slo provinieron del Estado, sino tambin de las fuerzas polticas de izquierda. El PCI acus alas radios libres de ser una suerte de ariete de los medios privados contra el sistema pblico de comunicacin. Desde estaperspectiva, la experiencia libertaria de Radio Alice en realidad le haca el juego a los intereses privados, que queran destruir elmonopolio estatal de las licencias de radiodifusin para mercantilizar el ter. La evolucin posterior de la regulacin legal y laformacin de grupos multimedia parecera darle la razn a la crtica del PCI. Segn Franco Berardi (21), uno de los principalesanimadores de Radio Alice, esto dista ser as puesto que el fin del monopolio estatal no fue un efecto de la irrupcin de las radioslibres, sino que estaba inscripto en la evolucin de las tecnologas de la comunicacin. Es decir, independientemente de laaparicin de las radios libres, el nacimiento de los grupos oligoplicos de la comunicacin era slo una cuestin de tiempo. Porotro lado, considera que es mejor una libertad de expresin en la cual exista el riesgo de una utilizacin comercial de los medios,que la centralizacin estatal de los medios.

    VI. Conclusiones

  • Con el fin de analizar prcticas de comunicacin alternativa como fenmenos de materializacin de nuevas formas de subjetividady sociabilidad que cuestionaron relaciones de poder micro y macrosociales ha sido indispensable el aporte de dos protagonistasdirectos de la experiencia de las radios libres: Flix Guattari y Franco Berardi. Ellos advirtieron en su momento que las radioslibres suponen la autogestin, y deben enfrentar, en primer lugar, la tentacin a ceder ante su propia institucionalizacin, para noreproducir las jerarquas vigentes en otros mbitos de la sociedad. Esa pelea es cotidiana y se da adoptando la forma de lenguasmenores, deviniendo minoritarios.Guattari observ dos tendencias opuestas en los medios: la concentracin por parte del Estado y la miniaturizacin de los equiposque facilita no slo el acceso masivo, sino tambin la participacin de las minoras. Una tecnologa arcaica en Italia y Francia, laradio, tom la segunda opcin porque depende de la inventiva, del bricolaje de sus promotores (22) antes que de un oligopolioque controle la industria como en el caso del cine o el video. Otro beneficio del medio pobre radica en que sirve para evadir lapersecucin: la nica forma de resistir con eficacia a las interferencias y a las investigaciones judiciales consiste en multiplicar elnmero de emisoras y en miniaturizar el material para minimizar los riesgos( 23).El ejemplo de radio libre, para Guattari, es Radio Alice porque quienes la sostuvieron complementaron su participacin con otrasactividades polticas. Adems, desde esta radio no se busc representar a nadie ms que a los que colaboraban directamente ensu emisin, as se diferenci de un rasgo caracterstico de las transmisiones de los Estados controladas por tecncratas. Tampocose la us para bajar lnea como lo hacen las que responden a la izquierda tradicional.Paradjicamente, no fueron los postulados tericos de Enzensberger sino los de Baudrillard los que iban inspirar las experienciasms radicalizadas de las radios libres italianas. Berardi, al trazar una mirada retrospectiva sobre su prctica meditica, sostieneque Baudrillard nos permita comprender que el efecto de la comunicacin sobre la sociedad depende en buena parte de lasmodalidades relacionales que la tecnologa pone a disposicin de los actores de la partida, y no slo de las intencionalidadesideolgicas o polticas de los actores sociales (24). El error de Enzensberger, para Berardi, consista en limitarse a extrapolar alcampo comunicacional, la idea marxista de una contradiccin entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones deproduccin. Baudrillard, en cambio, haba entrevisto que la subsuncin del proceso de produccin de significaciones a laproduccin capitalista trastornaba los trminos en que deba afrontarse la cuestin. Se estaba ante una integracin de la economay la semitica que tena por resultado la remodelacin de los campos comunicacionales y productivo. Era necesaria entonces unanueva prctica comunicativa. El discurso de Radio Alice no se propona desenmascarar la mentira de los medios burgueses, sinointervenir discursivamente para poner en cuestin los mensajes dominantes sobre el mundo del trabajo, la sexualidad, el orden, ladisciplina, entre otros temas. No se trataba de recuperar, a la manera de Enzensberger, una verdad de la informacin y reafirmarel valor de uso de la comunicacin, sino de poner en circulacin flujos delirantes. Como el propio Berardi reconoce, Radio Alicefuncionaba como aquello que Guattari denomina agente colectivo de enunciacin, es decir, un mecanismo que permite a unacomunidad sin races comunes encontrar sus propias reglas de identificacin (25).Berardi y Guattari se encargaron de responder al Estado que acusaba a las radios libres de no respetar su reglamentacinmonopolista y, de esta manera, aumentar el margen de accin de los medios que buscan fines econmicos. Para ambos, elargumento presenta una falsa dicotoma ya que el Estado puede reglamentar la publicidad sin necesidad de conservar elmonopolio de la transmisin y de castigar a las radios libres. No es el Estado quien protege a las masas de la publicidad. Lo quetodos necesitan es participar y elegir opciones polticas y culturales distintas a las que admiten las relaciones de dominacin en lasque se apoyan esas megacorporaciones que presionan por transmitir sus seales hegemnicas en los regmenes de libremercado.Si en una mirada retrospectiva se puede apreciar que algunos aspectos de estas prcticas comunicacionales alternativas fueronasimilados por los mass media como mecanismos formales, esto no implica que en su momento no hayan tenido un carcterantagnico respecto de la regulacin estatal de la vida social. De modo contrario, no habran sido reprimidas para ponerles fin decuajo. Berardi reconoce que Radio Alice fue pionera en la utilizacin del trabajo creativo ligado a la tecnologa meditica. Con laconsolidacin de la Sociedad de la Informacin, el vnculo del trabajo creativo y las tecnologas de ltima generacin iba acaracterizar a los sectores ms dinmicos de la economa. Es decir, que una prctica nacida al calor de los movimientoscontestatarios de los aos sesenta y setenta fue reapropiada por la organizacin capitalista de la economa para producir mayoresbeneficios. Sin embargo, hay un aspecto de las radios libres que permanece irreductible a la institucionalizacin. Estas emisoras van contra laespecializacin, buscan que todo tipo de grupos sociales tomen la palabra directamente, sin presentadores, comentadores oanalistas profesionales. Que no haya delegacin implica que no hay palabra primera ni ltima, hay siempre nuevas materias yformas de la expresin contradictorias entre s y siempre resignificadas en la disputa poltica. Por eso la radio libre es laexperimentacin de un nuevo tipo de democracia (26). Es la nica que posibilita un feedback real.

  • Notas(1) NORA, Simon y Alain Minc, La informatizacin de la sociedad . Mxico, FCE, 1980.(2) Por convergencia se entiende la homogeneizacin de los soportes, productos, lgicas de emisin y consumo de las industrias info-comunicacionalesque sirven de fundamento a la Sociedad de la Informacin (cfr. BECERRA, Martn De la divergencia a la convergencia en la sociedad informacional:fortalezas y debilidades de un proceso inconcluso, en Zer n 8, Facultad de Ciencias Sociales y de Comunicacin, Universidad del Pas Vasco, Bilbao,2000, p. 93-112).(3) GUATTARI, Flix, Cartografas esquizoanalticas, Buenos Aires, Manantial, 2000, p. 25.(4) KATZ, Claudio, El culturalismo en los estudios de tecnologa, en revista Causas y azares , n 6, primavera de 1997, Buenos Aires, 1997, p. 108.(5) KATZ, Claudio, Op. Cit., p. 114.(6) He aqu un punto dbil en la argumentacin de Katz, cuando considera que los nicos capaces de crear innovaciones tecnolgicas son losempresarios. Existe, aunque muy debilitada, toda un tradicin popular de creacin de aparatos tecnolgicos precarios, que muchas veces, como en el casode las Dishwallas, tienen como objetivo un cierto afn expropiatorio de los productos mediticos corporativos (sobre este fenmeno cfr. FORD, Anbal,Navegaciones, Buenos Aires, Amorrortu, 1994). Algo similar puede sostenerse en relacin con la creacin de software gratuito por parte de aficionados a laInformtica.(7) GARNHAM, Nicholas, Economa poltica y estudios culturales: reconciliacin o divorcio?, en revista Causas y azares , n 6, primavera de 1997,Buenos Aires, p. 39.(8) GROSSBERG, Lawrence (1997) Estudios culturales vs. economa poltica: quin ms est aburrido de este debate?, en revista Causas y azares , n6, primavera de 1997, Buenos Aires, p. 53. Podemos considerar vlido aquello que Grossberg sostiene acerca de los textos, en relacin con el uso de lastecnologas que constituyen el tema de este trabajo.(9) GUATTARI, Flix, Caosmosis, Buenos Aires, Manantial, 1996, p. 65.(10) ADORNO, Theodor y Max Horkheimer, Dialctica de la Iluminismo. Madrid, Editora Nacional Madrid, 2002.(11) COLLIN, Claude, Radiopoder. Mxico, Folios, 1984, p. 69.(12) MASTRINI, Guillermo, Servicio pblico en Europa: dinmica de un concepto, en revista Causas y azares , n 3, primavera de 1995, Buenos Aires, p.103.(13) BECERRA, Martn, De la divergencia a la convergencia en la sociedad informacional: fortalezas y debilidades de un proceso inconcluso, en Zer n 8,Facultad de Ciencias Sociales y de Comunicacin, Universidad del Pas Vasco, Bilbao, 2000, p. 93-112.(14) MOGLIATI, Sergio, El negocio de lo pblico. Sistema de medios en Italia, 1993, Mimeo.(15) ENZENSBERGER, Hans Magnus, Elementos para una teora de los medios de comunicacin. Barcelona, Anagrama, 1971, p. 22.(16) ENZENSBERGER, Hans Magnus, Op. Cit., p. 11.(17) ENZENSBERGER, Hans Magnus, Op. Cit., p. 27.(18) BAUDRILLARD, Jean, Rquiem por los media en Crtica de la economa poltica del signo, Mxico, Siglo XXI, 1987, p. 196.(19) BAUDRILLARD, Jean, Op. Cit., p. 203.(20) LEWIS, Peter y Jerry BOOTH, El medio invisible, Barcelona, Paids, 1989, p. 198.(21) BERARDI, Franco, 25 aos despus: democracia y totalitarismo meditico, eplogo de Alice il diavolo: Storia di una radio sovversiva, Shake EdizioniUnderground, 2002.(22) AAVV, De las radios rojas a las radios libres. Barcelona, Gustavo Gili, 1981, p. 232.(23) Ibdem.(24) BERARDI, Franco, 25 aos despus: democracia y totalitarismo meditico.(25) Ibdem.(26) AAVV, De las radios rojas a las radios libres, p. 234. BibliografaADORNO, Theodor y Max Horkheimer, Dialctica de la Iluminismo. Madrid, Editora Nacional Madrid, 2002.AAVV, De las radios rojas a las radios libres. Barcelona, Gustavo Gili, 1981.BAUDRILLARD, Jean, Rquiem por los media en Crtica de la economa poltica del signo, Mxico, Siglo XXI, 1987, p. 194223.BECERRA, Martn, De la divergencia a la convergencia en la sociedad informacional: fortalezas y debilidades de un procesoinconcluso, en Zer n 8, Facultad de Ciencias Sociales y de Comunicacin, Universidad del Pas Vasco, Bilbao, 2000, p. 93-112.BERARDI, Franco, 25 aos despus: democracia y totalitarismo meditico, eplogo de Alice il diavolo: Storia di una radiosovversiva, Shake Edizioni Underground, 2002.COLLIN, Claude, Radiopoder. Mxico, Folios, 1984.ENZENSBERGER, Hans Magnus, Elementos para una teora de los medios de comunicacin. Barcelona, Anagrama, 1971.FORD, Anbal, Navegaciones, Buenos Aires, Amorrortu, 1994.GARNHAM, Nicholas, Economa poltica y estudios culturales: reconciliacin o divorcio?, en revista Causas y azares, n 6,primavera de 1997, Buenos Aires, p. 33-46.GROSSBERG, Lawrence, Estudios culturales vs. economa poltica: quin ms est aburrido de este debate?, en revistaCausas y azares, n 6, primavera de 1997, Buenos Aires, p. 47-62.

  • GUATTARI, Flix, Caosmosis, Buenos Aires, Manantial, 1996.GUATTARI, Flix, Cartografas esquizoanalticas, Buenos Aires, Manantial, 2000.KATZ, Claudio, El culturalismo en los estudios de tecnologa, en revista Causas y azares, n 6, primavera de 1997, Buenos Aires,p. 107-122.LEWIS, Peter y Jerry BOOTH, El medio invisible, Barcelona, Paids, 1989.MASTRINI, Guillermo, Servicio pblico en Europa: dinmica de un concepto, en revista Causas y azares, n 3, primavera de1995, Buenos Aires, p. 101-106.MOGLIATI, Sergio, El negocio de lo pblico. Sistema de medios en Italia, 1993, Mimeo.NORA, Simon y Alain Minc, La informatizacin de la sociedad. Mxico, FCE, 1980.