Economía Vi

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ECONOMÍA (VI) Creo haber leído alguna vez que el cerebro, como cualquier otro órgano del cuerpo, hay que ejercitarlo si no queremos que se atrofie. Algo así como practicar un poco de gimnasia mental para no se nos ponga fofo. Siguiendo ese saludable consejo, me gusta frecuentar gimnasios intelectuales. Uno de mis favoritos es este blog, “La Cloaca”. En mi última sesión de “brain training” leí un interesante artículo sobre los sistemas complejos auto-organizados. En ese artículo se explicaba que “el comportamiento complejo en la naturaleza refleja una tendencia de los grandes sistemas con muchos componentes a evolucionar a estados `críticos´ que, lejos de ser `equilibrados´, son un punto en el cualquier estímulo podría provocar una avalancha en todo el sistema. ¿Nos suena de algo?”. Claro que suena. Suena al mercado. Y el “punto de avalancha” más reciente, la quiebra de Lehman Brothers en 2008. (Por cierto, aquí dejo este enlace http://www.huffingtonpost.es/2013/09/15/peliculas-lehman- brothers-videos_n_3922243.html para quien quiera acercarse al estallido de la crisis a través del cine). “Este llamado `estado crítico´ se establece por las interacciones incesantes entre cada uno de los individuos del conjunto; otro concepto para nuestro paladar, la `auto- organización´”, continuaba el artículo. Eso es lo que ocurre con el mercado. Éste se compone de innumerables individuos – personas o empresas - que se relacionan constantemente entre sí de manera espontánea, sin necesidad de que los organice ningún agente externo, es decir, que sus componentes se “auto-organizan”, o, en la jerga de los economistas, se “autoregulan”. Cualquier grupo humano se las arreglará de uno forma u otra para solucionar sus problemas de convivencia, entre ellos los económicos. Otra cuestión es si ese grupo o sociedad considerará los resultados obtenidos como social y éticamente aceptables o no. Entramos de lleno en el mundo de los valores, de las opciones ideológicas. Dejamos atrás la mar calma y la tempestad arrecia… En las sociedades contemporáneas la institución más importante a la que se encomienda esa tarea de resolver, en un sentido muy amplio, los “problemas de convivencia” es el Estado.

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ECONOMA (VI)Creo haber ledo alguna vez que el cerebro, como cualquier otro rgano del cuerpo, hay que ejercitarlo si no queremos que se atrofie. Algo as como practicar un poco de gimnasia mental para no se nos ponga fofo. Siguiendo ese saludable consejo, me gusta frecuentar gimnasios intelectuales. Uno de mis favoritos es este blog, La Cloaca. En mi ltima sesin de brain training le un interesante artculo sobre los sistemas complejos auto-organizados. En ese artculo se explicaba que el comportamiento complejo en la naturaleza refleja una tendencia de los grandes sistemas con muchos componentes a evolucionar a estados `crticos que, lejos de ser `equilibrados, son un punto en el cualquier estmulo podra provocar una avalancha en todo el sistema. Nos suena de algo?. Claro que suena. Suena al mercado. Y el punto de avalancha ms reciente, la quiebra de Lehman Brothers en 2008. (Por cierto, aqu dejo este enlace http://www.huffingtonpost.es/2013/09/15/peliculas-lehman-brothers-videos_n_3922243.html para quien quiera acercarse al estallido de la crisis a travs del cine). Este llamado `estado crtico se establece por las interacciones incesantes entre cada uno de los individuos del conjunto; otro concepto para nuestro paladar, la `auto-organizacin, continuaba el artculo. Eso es lo que ocurre con el mercado. ste se compone de innumerables individuos personas o empresas - que se relacionan constantemente entre s de manera espontnea, sin necesidad de que los organice ningn agente externo, es decir, que sus componentes se auto-organizan, o, en la jerga de los economistas, se autoregulan. Cualquier grupo humano se las arreglar de uno forma u otra para solucionar sus problemas de convivencia, entre ellos los econmicos. Otra cuestin es si ese grupo o sociedad considerar los resultados obtenidos como social y ticamente aceptables o no. Entramos de lleno en el mundo de los valores, de las opciones ideolgicas. Dejamos atrs la mar calma y la tempestad arreciaEn las sociedades contemporneas la institucin ms importante a la que se encomienda esa tarea de resolver, en un sentido muy amplio, los problemas de convivencia es el Estado. En lo que nos interesa aqu, la economa, las cuestiones de relevancia social a las que tiene que dar respuesta la mano visible del Estado son, fundamentalmente, tres: las imperfecciones del mercado que impiden alcanzar la eficiencia; la equidad en la distribucin de la renta y la riqueza y la estabilidad o tratamiento de esas enfermedades de la economa que son el desempleo, la inflacin o las crisis de produccin.Sabemos, lo veamos muy someramente en el artculo anterior, que el mercado real, no el de los modelos tericos, es imperfecto, tiene fallos que impiden que el sistema productivo rinda al mximo, que alcance, recordemos, su frontera de posibilidades de produccin. Estos fallos son la competencia imperfecta, las externalidades y los bienes pblicos.Un mercado de competencia perfecta es aqul en que hay tantos productores y consumidores que ninguno de ellos puede influir en los precios o en las cantidades producidas en dicho mercado, el producto intercambiado es homogneo trigo o aceite de un determinado tipo y calidad, por ejemplo -, la informacin es completa y gratuita, no hay barreras de entrada ni de salida, la movilidad de bienes y factores es perfecta y no existen costes de transaccin. Este es el modelo, el ideal. Habr advertido el lector, por propia experiencia personal, cun distante est ese modelo de la realidad. Hay muchsimos agricultores y ganaderos pero tienen que vender su produccin a unas cuantas grandes cadenas de distribucin que son las que imponen sus condiciones de precio y plazo de pago. Salvo las materias primas y algn producto manufacturado bsico, todos los bienes se diferencian en calidad, imagen, diseo, no son homogneos lo que permite un cierto control sobre su precio. La informacin que tiene un banco o una compaa farmacutica sobre su producto no es la misma que la que recibe y puede comprender el consumidor asimetra informativa se denomina a esto -. Cualquiera no cuenta con el capital necesario para levantar una planta siderrgica, pongamos por caso, as que pocos podrn entrar existe una barrera de entrada en ese mercado, pero es que, adems, una vez hecha la inversin, si vienen mal dadas, ser preferible aguantar tirando precios que abandonar a las primeras de cambio todo lo invertido barrera de salida -. Las magdalenas de un horno de La Corua pueden ser mucho ms baratas que las de cualquier panadera de Almera, pero transportarlas- la movilidad no es perfecta -. Y, en fin, sencillamente, el tiempo y energa dedicados a buscar la mejor oferta o a negociar un precio o los trminos de un contrato son costes de transaccin. El Estado intentar corregir algunos de los fallos anteriores con, por ejemplo, legislacin antimonopolio o castigando las prcticas colusivas o restrictivas de la competencia u obligando a publicar prospectos de los medicamentos o folletos informativos con un determinado contenido en el caso de los productos financieros.Las externalidades son otro fallo del mercado. Recordemos que consisten, lo explicaba en el artculo anterior, en repercusiones, positivas o negativas, de la produccin y consumo de un bien que no son incorporadas a su precio o, en otras palabras, no son soportadas ni por los productores ni por los consumidores sino por terceros ajenos a la transaccin. Ejemplos de externalidades negativas son la contaminacin de cualquier tipo atmosfrica, hdrica, acstica o la deforestacin. Por eso el Estado dicta una normativa medioambiental que limita ciertas actividades o les impone condiciones para poder llevarlas a cabo control de los residuos de los talleres de vehculos, retirada de electrodomsticos usados, insonorizacin de discotecas o intenta que los precios de ciertos productos incorporen todos los costes que provocan a terceros. Esa es la justificacin de los impuestos sobre los combustibles, el tabaco, el alcohol o la organizacin de un mercado de derechos de emisin de gases de efecto invernadero. El mercado tampoco puede funcionar con los conocidos como bienes pblicos. Cuidado con esta expresin que es, pienso, una de las que provoca ms errores y confusiones entre los profanos en economa. Para un jurista, y para el pblico en general, un bien pblico es un bien perteneciente a la Administracin. Puede ser una carretera o un coche de polica. Para un economista, en cambio, un bien pblico es aquel que, independientemente de su titularidad, tenga estas dos caractersticas: Que el consumo que haga una persona de ese bien no impida o reduzca la cantidad disponible de ese bien para otras personas o no rivalidad en el consumo y que sea imposible evitar que quien no pague ese bien no lo consuma o no exclusin. Un ejemplo: El alumbrado pblico. Una farola alumbrar igual a un solo viandante que a mil o, vindolo de otra forma, la luz de la que disfrute un viandante no supone que a los dems viandantes les llegue menos luz - les alcanza exactamente la misma - luego no hay rivalidad en su consumo. Y, por otra parte, al da de hoy no existe ningn sistema que pueda impedir el acceso al alumbrado pblico a quien no haya pagado un precio por l, es decir, no se puede excluir de su uso a nadie. Este tipo de bienes, por su propia naturaleza no pueden ser objeto de transaccin en un mercado -, tienen que ser proporcionados por el poder pblico y financiados con impuestos. Aunque, me da la impresin, suelen confundirse, distintos a los bienes pblicos son los bienes preferentes. Son stos, bienes que el mercado puede proporcionar, de hecho los proporciona, pero que una sociedad entiende que, por diversas razones, deben ser universalmente accesibles. La educacin o la sanidad son, quiz, los ejemplos ms claros. Se puede dejar fuera a quien no pague el colegio o el hospital pero nuestras sociedades consideran que la educacin y la atencin sanitaria son tan importantes que tienen que llegar a toda la poblacin, tanto a las personas que puedan pagarlos como a las que no. De nuevo es el Estado el nico que puede resolver esto.Pero aun suponiendo, que es mucho suponer, que nos encontrsemos en un mercado perfecto, que alcanzsemos nuestra frontera de posibilidades de produccin, no por ello esa sociedad tendra que aceptar los resultados como ptimos. Cmo se reparte, tomada en un sentido amplio, la produccin?. En un mercado de competencia perfecta se pueden gastar fortunas en alimento o en peluquera para mascotas mientras que miles de personas no disponen de los recursos necesarios para tener un techo. O, recordemos, dedicar ms dinero a implantes de silicona y viagra que a desarrollar tratamientos contra el Alzheimer. Es esto admisible?. Estamos ante un problema axiolgico, de valores, en la vertiente no cientfica sino filosfica de la economa. La equidad o la distribucin que una sociedad considera justa de sus recursos entre sus miembros compete a esa misma sociedad a travs de sus instituciones representativas, es decir, el Estado y se hace mediante polticas redistributivas que incluyen desde una fiscalidad progresiva paga proporcionalmente ms quien ms tiene hasta ayudas a los individuos o familias con menos recursos en forma de becas, sanidad gratuita, seguros de desempleo, etc.Sabemos que la economa de mercado - y la que no tambin, ah est la historia de los siete aos de vacas gordas y los siete de vacas flacas - tiene sus buenas y malas rachas. Los economistas las llaman ciclos. Y los gobiernos, sobre todo desde la Gran Depresin de 1929 y las aportaciones tericas de Keynes, han intentado atenuar en la medida de lo posible esos ciclos. En otras palabras, han asumido la estabilidad de la economa como una de sus responsabilidades. Los niveles de produccin inadecuados, el desempleo y la inflacin son las enfermedades de la economa que los Estados tratan con unas medicinas que son las polticas fiscal, monetaria, de rentas y de balanza de pagos.En los prximos artculos seguiremos viendo ms conceptos tcnicos y alguna que otra ley econmica de cumplimiento inexorable, pero, sobre todo, iremos descubriendo que lo que sospechbamos de la economa es cierto: Que, aun limitadas por ciertas restricciones impuestas por la realidad, las sociedades continan teniendo el margen, y la responsabilidad, de elegir con criterios ticos la respuesta a las preguntas de Qu, Cmo y Para Quin.