Economía integral

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Diana Marcela Morales Rojas “Mientras que el siglo pasado se distinguido por la invención o perfeccionamiento de máquinas, entre las cuales destaca la máquina de vapor, que pone al servicio del hombre las fuerzas de la naturaleza de una manera antes nunca sospechada, ahora los siglos siguientes tendrán la tarea de introducir una sabia economía en el gasto de las fuentes de fuerza de la naturaleza que se nos ofrecen y especialmente no desperdiciar de manera derrochadora aquella que encontramos en la tierra como herencia de épocas pasadas y que no se pueden sustituir por nada. Cuanto antes llegue un cambio tanto mejor será para el futuro. Las naciones que están en la cima de la civilización tendrán que unirse a tiempo para controlar la explotación de los yacimientos de carbón de manera parecida a como se controla la explotación de los bosques en estados bien organizados”. Rudolf Clausius Actualmente vivimos una época en la que nuestro modelo económico se basa en una mera relación de extracción, producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios, generados para satisfacer las necesidades humanas mediante el uso irracional de los recursos que posee nuestro planeta. Efectos como el calentamiento global, la desigualdad social y el desabastecimiento alimentario son resultados de este modelo. Teniendo en cuenta lo anterior podríamos preguntarnos si es posible lograr que el actual modelo económico sea modificado para integrar de manera equitativa la producción industrial, la equidad social y el equilibrio ambiental. La respuesta a esta pregunta podría ser positiva, todo de pende de la voluntad de los gobiernos, las empresas y la sociedad en general. Tratados como el Protocolo de Kioto, las normas de responsabilidad social han llevado a que los gobiernos y las empresas desarrollen e implementen energías alternas en su producción industrial. Generando que en el 2011, las energías renovables representaran el 20.3% del total de generación de energía eléctrica en el mundo. En el mismo periodo, las inversiones mundiales en el sector fueron de 257,000 md, lo que significó un incremento de 17% con respecto al año anterior. Las empresas se encuentran desarrollando sistemas en los que son contemplados los aspectos ambientales y los grupos de interés con el fin de darles una gestión adecuada. La gestión adecuada de los aspectos ambientales que genera una empresa, unido a las actividades de responsabilidad social con los grupos de interés que esta pueda tener, son la base para que nuestro modelo económico cambie. Esto implica que desde la planeación de empresas se deba comprender que los recursos naturales que se requieran para su funcionamiento son agotables, y por tanto las maquinarías y tecnologías que sean utilizadas para su funcionamiento deben estar diseñadas en función del uso racional y adecuado de estos. En conclusión podríamos afirmar que el modelo económico que actualmente tenemos implantados puede cambiar, de hecho viene cambiando, integrando medianamente la gestión de los aspectos ambientales y la responsabilidad con sus grupos de interés. Esto implica que los gobiernos y la sociedad en general deba exigir mayor y mejores esfuerzos en estos temas, con el fin de acelerar este cambio, logrando así que una economía integral y sustentable sea una realidad.

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Diana Marcela Morales Rojas

“Mientras que el siglo pasado se distinguido por la invención o perfeccionamiento de máquinas, entre las cuales destaca la máquina de vapor, que pone al servicio del hombre las fuerzas de la naturaleza de una manera antes nunca sospechada, ahora los siglos siguientes tendrán la tarea de introducir una sabia economía en el gasto de las fuentes de fuerza de la naturaleza que se nos ofrecen y especialmente no desperdiciar de manera derrochadora aquella que encontramos en la tierra como herencia de épocas pasadas y que no se pueden sustituir por nada. Cuanto antes llegue un cambio tanto mejor será para el futuro. Las naciones que están en la cima de la civilización tendrán que unirse a tiempo para controlar la explotación de los yacimientos de carbón de manera parecida a como se controla la explotación de los bosques en estados bien organizados”. Rudolf Clausius

Actualmente vivimos una época en la que nuestro modelo económico se basa en una mera relación de extracción, producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios, generados para satisfacer las necesidades humanas mediante el uso irracional de los recursos que posee nuestro planeta. Efectos como el calentamiento global, la desigualdad social y el desabastecimiento alimentario son resultados de este modelo. Teniendo en cuenta lo anterior podríamos preguntarnos si es posible lograr que el actual modelo económico sea modificado para integrar de manera equitativa la producción industrial, la equidad social y el equilibrio ambiental.

La respuesta a esta pregunta podría ser positiva, todo de pende de la voluntad de los gobiernos, las empresas y la sociedad en general. Tratados como el Protocolo de Kioto, las normas de responsabilidad social han llevado a que los gobiernos y las empresas desarrollen e implementen energías alternas en su producción industrial. Generando que en el 2011, las energías renovables representaran el 20.3% del total de generación de energía eléctrica en el mundo. En el mismo periodo, las inversiones mundiales en el sector fueron de 257,000 md, lo que significó un incremento de 17% con respecto al año anterior. Las empresas se encuentran desarrollando sistemas en los que son contemplados los aspectos ambientales y los grupos de interés con el fin de darles una gestión adecuada.

La gestión adecuada de los aspectos ambientales que genera una empresa, unido a las actividades de responsabilidad social con los grupos de interés que esta pueda tener, son la base para que nuestro modelo económico cambie. Esto implica que desde la planeación de empresas se deba comprender que los recursos naturales que se requieran para su funcionamiento son agotables, y por tanto las maquinarías y tecnologías que sean utilizadas para su funcionamiento deben estar diseñadas en función del uso racional y adecuado de estos.

En conclusión podríamos afirmar que el modelo económico que actualmente tenemos implantados puede cambiar, de hecho viene cambiando, integrando medianamente la gestión de los aspectos ambientales y la responsabilidad con sus grupos de interés. Esto implica que los gobiernos y la sociedad en general deba exigir mayor y mejores esfuerzos en estos temas, con el fin de acelerar este cambio, logrando así que una economía integral y sustentable sea una realidad.