Ecologia Del Paisaje Aplicado a Conser. Bosques Templados

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LA ECOLOGÍA DEL PAISAJE Y SU POTENCIAL PARA ACCIONES DE CONSERVACIÓN DE ECOSISTEMAS TEMPLADOS DE MONTAÑA Alejandro Velázq iez' y Gerardo Bocco2 '. nsumto de Geografía, UNAM, Aquiles Serdán 382, Centro, C.P: 58000. Morelia, Michoacán, México Correo-e: [email protected]. urtam.nte -. Ccn au de Investigaciones en Ecosistemas, UNA1vI-Morelia (en comisión en el Instituto Nacional de Ecología, [NErScwsu^,vr). México, D. E l y i 2 )l)LCCIóN n Jste artículo se introduce la noción de la cien- ü.' 'lel paisaje. Y se analiza ésta como herramienta ;,mrepanal en la conservación de ecosistemas tem- plados de montaña. Una vez establecida la rele- cancia del rema, sse describen los alcances de la bio- ogia de la conservación, desde la perspectiva del paisaje y, posteriormente, se proponen cinco as- pectos como guía para la acción concreta. La pérdida de la biodiversidad es uno de los rsultados más contundentes de la acción huma- ua durante el último siglo. Hoy en día prevalecen ^meesos de envergadura inigualable, tales como la errificación, la deforestación, la fragmentación dlel hábitat silvestre y su eventual incidencia en el climático global; todos ellos desencadena- nor el uso inadecuado de los recursos por par- de los seres humanos, cuya actividad busca ei.uftnizar el beneficio económico, a veces con cos- o; ambientales irreversibles. Los grandes cambios del uso del suelo han sido inducidos por el hom- are, sólo una mínima proporción es producto de ficciones naturales, tales como huracanes, incen- ,;'os t--olcanismo, entre otros. La velocidad y la agnirud de la conversión de origen humano son tres a cuatro veces mayores en las regiones tro- p,cales iFAO 2000), aunque en áreas templadas no dejan de ser muy preocupantes. El resultado ^ mediato es la desaparición de una fuerte pro- porción del capital genérico natural. Por ejernplo, el 2, e o de la mastofauna y el 11% de la avifauna en los países intertropicales, incluyendo sus zonas templadas de montada, están dentro de alguna categoría de amenaza; de éstos, el 954.0 de los ma- míferos, el mismo valor para aves, el 70°ro de rep- tiles y el 50% de los anfibios, dependen directa- mente de los ecosistemas tropicales ysubtropicales para su subsistencia (Mh-ers y Mittermeier 2000). Las consecuencias de esto en el mediano y largo plazo son una de las principales preocupaciones del hombre mismo, quien se ha consternado por la masiva pérdida de innumerables bienes y servi- cios derivados de los ecosisremas naturales. Bajo esta nueva realidad resulta imprescindi- ble contar con enfoques científicos innovadores, que permitan evaluar con precisión, exactitud y rapidez, los procesos de deterioro provocados por la acción humana. Los modelos de análisis espacialmente explícitos son los de mayor deman- da, pues tan importante es la tasa de pérdida como el lugar donde se manifiesta. Los resultados obre- nidos con este tipo de analisis son, además, de gran utilidad para apoyar la roma decisiones t- la bús- queda de alternativas que concilien el uso de los recursos bióticos y su conservación. Por lo anterior, se ha planteado que la conser- vación de la biodiversidad debe considerarse como una modalidad de manejo de los recursos natura- les (Hilborn y Ludwig 1993). Para los países desa- rrollados esto no parece ser crucial, pues basan su estabilidad en el desarrollo tecnológico. Los países en vías de desarrollo, en contraste, basan buena parte de su actividad económica en los recursos 1-^

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LA ECOLOGÍA DEL PAISAJE Y SU POTENCIAL PARAACCIONES DE CONSERVACIÓN DE ECOSISTEMAS

TEMPLADOS DE MONTAÑA

Alejandro Velázq iez' y Gerardo Bocco2

'. nsumto de Geografía, UNAM, Aquiles Serdán 382, Centro, C.P: 58000. Morelia, Michoacán, México

Correo-e: [email protected]. urtam.nte

-. Ccn au de Investigaciones en Ecosistemas, UNA1vI-Morelia (en comisión en el Instituto Nacional de Ecología,

[NErScwsu^,vr). México, D. E

l y i 2 )l)LCCIóN

n Jste artículo se introduce la noción de la cien-

ü.' 'lel paisaje. Y se analiza ésta como herramienta

;,mrepanal en la conservación de ecosistemas tem-

plados de montaña. Una vez establecida la rele-

cancia del rema, sse describen los alcances de la bio-

ogia de la conservación, desde la perspectiva del

paisaje y, posteriormente, se proponen cinco as-

pectos como guía para la acción concreta.

La pérdida de la biodiversidad es uno de los

rsultados más contundentes de la acción huma-

ua durante el último siglo. Hoy en día prevalecen

^meesos de envergadura inigualable, tales como la

errificación, la deforestación, la fragmentación

dlel hábitat silvestre y su eventual incidencia en el

climático global; todos ellos desencadena-

nor el uso inadecuado de los recursos por par-

de los seres humanos, cuya actividad busca

ei.uftnizar el beneficio económico, a veces con cos-

o; ambientales irreversibles. Los grandes cambios

del uso del suelo han sido inducidos por el hom-

are, sólo una mínima proporción es producto de

ficciones naturales, tales como huracanes, incen-

,;'os t--olcanismo, entre otros. La velocidad y la

agnirud de la conversión de origen humano son

tres a cuatro veces mayores en las regiones tro-

p,cales iFAO 2000), aunque en áreas templadas

no dejan de ser muy preocupantes. El resultado

^ mediato es la desaparición de una fuerte pro-

porción del capital genérico natural. Por ejernplo,

el 2, e o de la mastofauna y el 11% de la avifauna

en los países intertropicales, incluyendo sus zonas

templadas de montada, están dentro de alguna

categoría de amenaza; de éstos, el 954.0 de los ma-

míferos, el mismo valor para aves, el 70°ro de rep-

tiles y el 50% de los anfibios, dependen directa-

mente de los ecosistemas tropicales ysubtropicales

para su subsistencia (Mh-ers y Mittermeier 2000).

Las consecuencias de esto en el mediano y largo

plazo son una de las principales preocupaciones

del hombre mismo, quien se ha consternado por

la masiva pérdida de innumerables bienes y servi-

cios derivados de los ecosisremas naturales.

Bajo esta nueva realidad resulta imprescindi-

ble contar con enfoques científicos innovadores,

que permitan evaluar con precisión, exactitud y

rapidez, los procesos de deterioro provocados por

la acción humana. Los modelos de análisis

espacialmente explícitos son los de mayor deman-

da, pues tan importante es la tasa de pérdida como

el lugar donde se manifiesta. Los resultados obre-

nidos con este tipo de analisis son, además, de gran

utilidad para apoyar la roma decisiones t- la bús-

queda de alternativas que concilien el uso de los

recursos bióticos y su conservación.

Por lo anterior, se ha planteado que la conser-

vación de la biodiversidad debe considerarse como

una modalidad de manejo de los recursos natura-

les (Hilborn y Ludwig 1993). Para los países desa-

rrollados esto no parece ser crucial, pues basan su

estabilidad en el desarrollo tecnológico. Los países

en vías de desarrollo, en contraste, basan buena

parte de su actividad económica en los recursos

1-^

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derivados de los ecosistemas naturales, además de

que son los responsables de salvaguardar la ma-

yor concentración de riqueza biológica del pla-neta. Bajo esta doble demanda, se hace necesario

buscar máximos beneficios económicos al más

bajo costo ambiental. Las tendencias en los paí-ses intertropicales, incluyendo sus ecosistemas

templados, sin embargo, proyectan un panora-

ma poco alentador. Por un lado, las tasas de

deforestación más aceleradas se concentran en los

países tropicales, incluyendo las referidas a zonas

templadas. Por el otro, la conciencia sobre el de-

terioro ambiental se incrementa de manera dis-

par. Ante esto, los encargadas de la gestión de los

recursos naturales y en particular de las especies

silvestres, observan dos tendencias: la rápida des-

aparición de la biodiversidad y el continuo incre-

mento de publicaciones científicas que lo docu-

mentan (Castillo 2000). Las tendencias sugieren

que, aunque cada vez sabemos más, la pérdida de

los recursos naturales sigue incrementándose.

Ante esta paradoja, resulta indispensable generarnuevos métodos que permitan traducir resulta-dos complejos derivados de la investigación enacciones prácticas de manejo (Dale 1998).

El estudio del paisaje, por sí mismo trans-dis-

ciplinario, puede jugar un papel importante des-

de dos perspectivas: por un lado atendiendo de-

mandas de investigación específicas y, por otro,

generando información crucial para el manejo

integrado del territorio (Van der Zee y Zonneveld

2001). En este trabajo se discute la manera en

que el enfoque del paisaje puede apoyar las tareasde conservación, del manejo de los recursos y de

la investigación, de manera conjunta.

LA BIOLOGÍA DE LA CONSERVACIÓN Y

SG APLICACIÓN HASTA HOY LIMITADA

La biología de la conservación nació y se desarro-lló, como aproximación científica, durante lasúltimas dos décadas (Soulé 1986). Su existenciaresultó de la demanda urgente de poner en prác-tica los resultados de investigaciones en ecología(de poblaciones, comunidades y ecosistemas) parafines de conservación. Históricamente, sin em-

bargo, y por más de cinco décadas, las invciones en ecología han continuado centradar respuesta a preguntas de relevancia leóncon una fuerte propensión experimentaluna excesiva tendencia a dar origen a resuhpublieables, más que útiles para resolver lis prw1blemas ambientales. La consecuencia inmediaqde esto es que la mayoría de las experiencias eigy

ríficamente comprobadas no resultan de aplics,

cien directa en la planeación, el manejo y la con,

servación de los recursos naturales en genepl

Muchos investigadores opinan que para esto 0

necesario adoptar enfoques rransciisciplinariol,

que involucren a ciencias como las de la Tierra,

las ciencias naturales y las sociales, entre otra,

(Berkes ' Folke 1998). A pesar de los c,fuer?,)

recientes por corregir el rumbo, mucha, revisias

relacionadas con la biología de la conservación

aun fomentan experiencias unidisciplinarias, de

corte experimental, de re giones aisladas v prote•

gidas, con unidades de estudio puntuales c sin

considerar el contexto social. La biología de laconservación ha hecho esfuerzos por incorporarla dimensión espacial a su marco conceptual (ver,entre otros, Dale et al. 1994). Sin embargo, haexistido un sesgo hacia experiencias a nivel de si-tio o de estación experimental. A nuestro modode ver, una gran cantidad de problemas ambien-tales y la situación crítica de muchas especies, seexplican a través de estudios regionales, cuyosresultados evidencian que el factor humano des-encadena los desequilibrios en los procesosecosistémicos. Factores como el clima, el relieve,procesos de cambio de uso del suelo y la erosión,entre ovos, son obviados en las investigacionesque buscan áreas protegidas, aisladas de la gentey bien conservadas. Los resultados, por lo tanto,describen situaciones hipotéticas, poco operativasmás allá del área estudiada, y poco aplicables alnivel de la formulación y seguimiento de la polí-tica pública en el tema.

La colaboración entre disciplinas como agro-

nomía, la ciencia forestal, la geografía, la

edafología, la antropología y la economía, es ne-

cesaria para poder ofrecer un contexto coherente

con los problemas de conservación de una región.

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e

a, disciplinas, no obs(ante, han sido frecuen-v,ei rc olvidadas por algunos grupos que jnves-

m en el campo de la biología de la conserva-Bcrkes v Folke 1998).

1l0 I)E ESTUDIO DE LA CIENCIA DEL

.tia del paisaj e (lartdsclo-a/ kunde ol,,ridtcape

.^.comola denominópor prinreravez Carl

ciado en Naveh v Lieberman 1993), ini-

nnís ele dos siglos como un campo

„iplinano, holístico. El concepto está ¡n-

i la palabra 'land' (Tierra) que, en estaacE6n se refiere a las interacciones vertica-

i.^ouaales de los diversos componentes de

ül -a, e seape' (escena, vista) que se re-

ai estudio de una entidad de un territorio

representativo de la problemática regional.

palabras más llanas. la ciencia del paisaje se

r,, del estudio de las interacciones de compo-

e,, tales como el clima, la roca o el materialArio e ci releve y del hecho de que a partir

e pueden delinear unidades discretas en

io, , describir procesos de mediano y lar-

p! 1!'). El componente biológico (integrado por

nación, Fauna v otros) se estudia como un

bl,tje qua puede ajustarse en su distribu-

.. los componentes (ab óticas) que permiten

au^nLar el paisaje para propósitos de estudio.

congo componente, resulta de la

._,nsión entre el relieve e- la biota. Su papel es

^e\ ante, va que representa el soporte de los ob-

r u naturales a conservar, sin excluir al suelo

aa,n:o. El componente social describe los proce-

^„ ale modificación de los ambientes naturales a

::.:mas de la apropiación de los productores, en

^eio e tiempo (Van der Zee y Zonneveld

unidad fundamental de estudio de la cien-

:a elei paisaje es el ecoropo que, de manera

^.acialmente explícita, representa la unidad mí-

con características homogéneas de los di-5os componentes del paisaje. Ecotopos afines

como grupo conforman facetas que, en conjun-

o. describen un sistema de unidades de paisaje

(Van der ZeeyZonneveld 2001). Justamente aquí

radica el aspecto que ha recibido críticas desde

enfoques cuantitativos: ;cómo medir la homoge-

neidad al interior de estas unidades?

Con base en esta breve descripción de la cien-

cia del paisaje, se consideran a continuación cin-

co aspectos de vital relevancia en la conservación

de la biodiversidad. Esperamos que estos temas

ofrezcan elementos para una plataforma concep-

nial, que contribuyan a orientar la práctica con-

creta del enfoque de paisaje, en la conservaciónde ecosistemas templados de montaña.

1, 1 , .i(.v usi )s sOóJ.!

La inv tigació q desde el enfoque de paisaje se

c_nrra en p,obl-:xaas espedficos, que atañen a un

usar v ricmpu determinados. Es decir, el objeti-

o de la investigación es guiado por la demanda

generada por un problema local, por lo que la

manera de aproximarse es dependiente del sitio.

La situación Cu Mzxico, como en la mayoría de

los países intertropicales se caracteriza por la au-

sencia de caros confiables sobre recursos natura-

les a escalas meso-regionales (en el orden las de-

cenas a cientos de lan=). Existen daros propor-

cionados por I'EGI para la totalidad del terri-

torio nacional, pero a escalas cm-a resolución re-

suita inadecuada para tomar decisiones sobre el

manejo de recursos, es decir, se trata de datos

cartográficos a escala 1:250,000, para reinas de

índole física v biológica. Existen asimismo datos

taus- finos, pero para áreas relativamente peque-

ñas ubicadas en algunos puntos del territorio na-

cional (en general, aquellos elaeronados con las

estaciones biologicas de los centros ele educación

superior). De este modo, queda un vacío relacio-

nado con áreas bajo diferentes niveles de priori-

dad, incluyendo aqudlias ya protegidas, aquéllas

así definidas por la Conabio cono prioritarias o,

incluso, otras áreas que resulten de relevancia.

Todo esto se ha producido con el fin de desarro-

llar inventarios de recursos naturales o de mode-

lar situaciones hiporéticas.

Para resolver este problema, resulta crucial se-

guir un proceso de investigación participativa. Al

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ser los productores locales los principales modifi-cadores de su entorno natural, se convierten, dehecho, en parte del tema de investigación . Poro crolado, el conocimiento local, en muchos casos in-dígena, ligado a las actividades productivas

ancestrales , opera como fuente de datos confiables

acerca de los recursos naturales y su manejo. El

investigador puede entender el territorio como unmosaico de unidades de paisaje, o de tratamien-tos, que son utilizadas de manera diferente, condemandas y actores diferentes , donde los sistemas

productivos humanos son los que desencadenan

los procesos que gobiernan en la región . Desde una

perspectiva purista de la ciencia, esto implica lle-

var a cabo experimentos a varias escalas , con gru-

pos de observaciones a veces redundantes , y sin un

diseño experimental estricto.Esta complejidad analítica forza a la ciencia del

paisaje a ponderar el impacto de la acción humana

por unidad de paisaje, a fin de identificar patrones

y facetas críticas, así corno posibles alternativas via-

bles dentro del mismo contexto local. Con base en

esto se identifican actores y acciones, positivos y

negativos , en torno a los procesos ecosistémieosque se desea mantener a largo plazo , lo que permi-tirá dar apoyo a decisiones concretas por unidad

territorial . El modelo oferta-demanda de recursosnaturales por unidad de paisaje es medido y eva-

1 uado, para poder generar alternativas de uso ycon-

servación dependientes del sitio sin dejar de lado a

los productores rurales, es decir, los manejadoresde los recursos.

En otras palabras , en la ciencia del paisaje losactores sociales son vistos como el factor que des-

encadena los procesos dominantes , tanto en la

perturbación como en la conservación . Esto su-

pone que la investigación aplicada deba recurrir al

concurso de científicos sociales con una formación

sólida en recursos naturales, Esto no es fácil, pero

debe tenderse a fortalecer grupos de trabajo en este

sentido. El investigador , preocupado por la aplica-ción del resultado de su trabajo científico , debiera

asimismo recurrir al conocimiento local sobre sue-

los, conservación, plantas, animales , entre otros,como una manera de resolver la falca de datos (ya

mencionado en el párrafo anterior ) pero, funda-

mentalmente , como una manera de incluir d

el principio a los actores sociales en la búsque4

conjunta de soluciones a los problemas de manejoy conservación de los recursos.

2. LA DLfENS ÓN ESPACIAL

Los mapas, referidos aquí como modelos

espacialmente explícitos, son un producto fun.

damental de la ciencia del paisaje. El relieve es d

componente que permite dividir en unidades dis.

cretas y de manera lógica el paisaje, ya que d

suelo, los componentes biológicos e incluso al.

gunos sociales se ajustan , en la mayoría de los

casos, a las formas del terreno . Cada componen.

te del paisaje puede ser plasmado en un rnapa,

pero la construcción lógica de las unidades de

paisaje requiere de un proceso integral, basado

en la definición de límites de entidades natura.

les. La topodiversidad.y la biodiversidad se ajus-

tan, en este concepto, a través de las unidades de

paisaje (Velázquez y Bocco 2001). Esta estratifi-

cación del territorio a partir de entidades natura-

les tiene significado ecológico, evolutivo, social y

económico, por lo que debe hacerse con la ayuda

de expertos en el tema. Hoy día prevalece la es-

tratificación del espacio en entidades geométricasarbitrarias , generalmente referidas como celdas en

un sistema matricial. En este sentido , se utiliza

una estructura de datos (el sistema en celdas)

como sinónimo de un modelo de segmentación

del territorio. Esta situación crea cierta ambigüe-

dad en la comprensión del funcionamiento del

territorio, en conjunción con la definición de

ecosistema como un concepto no relacionado conel contexto espacial ( Hunter 1999 ). En ese enfo-

que, la correspondencia entre sistemas de clasifi-

cación y su distribución espacial suele ser arbi-

traria y, en general, se asume homogeneidad den-

tro de las celdas definidas sin disponer de argu-

mentos sólidos. Por ejemplo, se ha hecho uso de

mapas de diversas escalas para un mismo objeti-

vo, y de los mismos atributos para definir o pre-

decir patrones de distribución de especies de fau-

na, sin considerar sus atributos ecológicos como

tamaños corporales , dieta, requerimientos de

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hábitat entre muchos otros que los hacen dife-

rcnres (Bissonette 2002).

La ciencia del paisaje parte de entidades natu-

rales organizadas jerárquicamente, en donde la

unidad mínima susceptible de cartografía se de-

;inc en concordancia con el objetivo del estudio.

I to conlleva la necesidad de conciliar precisión

,nraño de la unidad mínima) y exactitud (hete-bien representada). Problemas como

Li perdida de hábitat de especies particulares, la

^^.u;menración, la degradación ambiental, la eva-

idn del potencial de la captura de carbono y

desequilibrio de balances hídricos, entre otros,

urden ser estudiados desde la perspectiva del

con modelos espacialmente explícitos

;urnviller 2002). Los mapas (y no simples fi-sin rigor cartográfico), presentan una ven-

i adicional: sirven como medio de comunica-

.nin entre un investigador, el manejador o ges-

c los actores sociales involucrados. Esto últi-

iny, es crucial, ya que la comunicación es uno de

I,» principales problemas en la conservación y

ni.uieio de recursos naturales en general (Castillo

_'i ll)0). Estos principios son ignorados en la gran

,n.n oría de los estudios de conservación, en los

11.rlcs prevalece la idea de concebir a la escala

,onro un problema; los alcances de los insumos

,, imágenes de satélite) son obviados y hasta

onfundidos con el objetivo del estudio, y la rea-

ud..d geográfica es simplificada a un modelo

:uamérrico de latitudes y longitudes.

Existen, sin embargo, dos problemas que no

„n fáciles de resolver: 1) la falta de correspon-

icncia entre niveles de agregación biológica y ni-

Ic, de agregación territorial (por ejemplo en

^deras), lo que complica la conformación de

:nidades integradas y 2) la diferencia entre los

,temas clasificatorios rigurosos (caso de la he-

'la zoología, por ejemplo), y los sistemas

clasificación territoriales que, en comparación,

.iltan ambiguos.

[ kIPODIA FRSIDAD

1-1 < opodiversidad, entendida como la diversidad

^;re diferentes agregados de laderas homogéneas

en cuanto a exposición, aislamiento, erosión,

escorrentía, pedogénesis v otros atributos, juega un

papel fundamental en la expresión de la biodiver-

sidad y de las actividades humanas. Los compo-

nentes físicos del paisaje (roca madre, relieve, sue-

lo) son menos dinámicos que los bióticos, pero

interactúan en forma coherente. La mayor parte

de los procesos que controlan los cambios en la

biodiversidad son resultado directo de la influen-

cia de estos componentes, así como de la misma

actividad humana. Por ejemplo, en gran parte delterritorio de países intertropicales donde prevale-

cen sistemas productivos tradicionales, incluyen-

do aquéllos en zonas templadas de montaña, se

observa una relación coherente entre los patrones

de distribución de las formas del terreno y de di-

chos sistemas. Importantes procesos desde el pun-

to de vista espacio-temporal, tales como el retro-

ceso de glaciares, inestabilidad de laderas, inunda-

ciones, entre otros, explican la mayor parte de la

estructura del paisaje actual, incluyendo los garro-

nes de distribución de flora y fauna.

En el estudio del paisaje, el relieve es visto

como una expresión de las formas del terreno que

constitu yen el escenario físico para los ciclos

hidroclimáticos y ecológicos. Las formas del te-

rreno permiten dividir en unidades discretas una

región (por ejemplo, una cuenca) de manera ro-

busta y, a partir de esto, conformar un modelo

espacialmente explícito de los procesos funcio-

nales de un ecosistema. El estudio del relieve ha

sido prácticamente ignorado en las tareas de ma-

nejo, conservación v restauración a pesar de sus

implicaciones en los ciclos biogeoquímicos, en la

dinámica de los ecosistemas yen los procesos pro-

ductivos. Por ello, un estudio de paisaje que no

parta de un análisis del relieve puede carecer de

fundamentos suficientes para entender la diná-

mica de una región.

4. La APROXISLdcü5N !N iFr;RADA Al. TERBITO!uO

La ciencia del paisaje se centra en espacios rea-

les, es decir, viene por objeto de estudio una por-

ción concreta de territorio. Los procesos

ecológicos en un espacio real dependen en algu-

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tia medida de las condiciones sociales locales.La acción humana, no obstante, ocurre de ma-nera diferente en cada unidad de paisaje, y el

conjunto de las formas de apropiación y uso delterritorio, por unidad de paisaje, modifica la

estructura de este último en forma sustantiva(Bissonecte 2002).

Una parte significativa de la investigación enbiología de la conservación, en contraste, se harealizado en áreas aisladas de la realidad social,

con fuerte énfasis en los sistemas templados de

latitudes medias, y utilizando una aproximación

experimental para un puñado de especies y sitios

de dimensiones infinitamente pequeñas (Holling

1978). Partiendo de que, en tales casos, se trata

de la documentación de procesos en situaciones

no representativas, los datos derivados en general

no son utilizables para llevar a cabo acciones de

uso v conservación regional.

El estudio de espacios reales introduce nue-

vos retos en la manera de llevar a cabo la inves-

tigación. Problemas y preguntas locales, en el

contexto de pensamientos globales, son los que

definen el objetivo de la investigación (investi-

gación guiada por la demanda, por contraste conla investigación guiada por la curiosidad legíti-ma del científico). El diseño del muestreo, el

tamaño de muestra y el uso de herramientas

analíticas son altamente sensibles a esta realidad

local. La aproximación experimental, en una

perspectiva de paisaje, se vuelve débil al incluir

observaciones redundantes (pseudo-réplicasl,

pues se estudian muchos tratamientos sin con-

trol, y porque los resultados no son replicabies

ni refutables. Para este cipo de dacos se han ge-

nerado herramientas analíticas ad boc que sir-ven para analizar datos de diferentes fuentes que

ponderan el peso de muchas variables de mane-

ro simultánea (Burrough 1988). Los resultados

son en general exploratorios y descriptivos, ba-

sados en datos a veces cualitativos, y de poca

aplicabilidad para técnicas paramécricas de aná-

lisis. El cuerpo de análisis se centra en la com-

prensión de los atributos que explican los pro-

cesos dominantes en espacio y tiempo y rudo se

aborda de una manera integral. Así, disciplinas

entre las que destacan la geografía, edafología

ecología y ciencias sociales resultan necesariaspara poder comprender la dinámica de un espa-

cio real. Las recomendaciones sobre conserva-

ción son adaptativas y debe dárseles seguimien-

ro para validarlas y calibrarlas, ya que los

ecosistemas son dinámicos (Holling 1978,

Velázquez Y Bocco 2001). Estos tipos de invcs.

tigaciones son especialmente necesarias en los

países intertropicales, incluyendo sus zonas tctn-

pladas de montaña, donde ocurre la mayor con-

cencraciótn del reservorio genético, de donde

menos conocimiento existe y donde las tasas de

pérdida son las más altas (Nobel y Dirzo, 199,'),

5. EL USO DE LAS INNOCACIO,L'Ü TECNOLÓGIC

El desarrollo de los sistemas de información geo-

gráfica, de la percepción remota, de los sistemas

de manejo de bases de datos digitales y de los

posicionadores geo,ráhcos, muestra un incre-

mento sin precedentes. Sensores de amplitud es-

pectral variada (de hasta cientos de bandas), re-

solución espacial muy fina (de hasta 15 cm en el

terreno) c una amplia gama en su alcance en

tiempo (hasta de tiempo real) están disponibles

en el mercado. El acceso a esta información es

cada vez menos costoso por lo que su obren-

ción, manejo e intercambio son relativamente

áciles. Como consecuencia, la gran base de cla-

ros existente cada vez cs más poderosa, y los es-

tudios sobre cambio elobal, deforestación,

deserrificacidn, inundaciones, sequías, fragnter-

tación, biodiversidad, v otros, se pueden llevar

al cabo con la información va disponible en

portales electrónicos. El mayor riesgo se centra

en la calidad de los datos utilizados y en la sub-

ordinación de los objetivos de la investigación a

las innovaciones tecnológicas. Los objetivos de

las investigaciones deben ser independientes de

la recnoloyia disponible k, enfocarse a proble-

mas en un espacio real, v deben ser concordantes

con la demanda, sí deseamos que los resultados

sean efectivos para las acciones de manejo y con-

de la naturaleza.

180

Page 7: Ecologia Del Paisaje Aplicado a Conser. Bosques Templados

CO.MF.NTARIOS FINALES

El estudio del paisaje no es una disciplina nueva,

dado aue su planteamiento original con fuertes

,ases geográficas data desde el siglo XIX. Esta

,,,nccpción integral del análisis del territorio se

eariyueció con otras disciplinas que definieron

el—,,-as líneas, como la gco-ecología, la ecología

,di paisaje, ;-la ecogeografía. En años recientes se

Ha ahservado un fuerce interés en la ecología delprincipalmente promovido por Forman

,odron (1980 ) quienes in rrod uj eron la iuipor-

locia de este enfoque para los angloparlan res.

u peso equitativo entre las ciencias sociales, de

1 ;erra v las naturales es preciso para lograr en-

n lcr la dinámica de los paisajes en una región

.d.i. Esto es una idea fundamental del estudio

d_1 paisajev resulta crucial para las tareas deeon-

1 v icióu.

La, bases de datos derivadas del enfoque de

i'.0saie son únicas, porque permiten tener una

sinóptica c (semi) cuantitativa de la con-

dición de los recursos naturales y su dinámica es-

},,,iu-temporal. Por lo anterior, pueden apoyar a,:;'urcas rateas vinculadas con la implementación

d: poGticas ambientales v, eventualmente, con-rtiise en la base para los planes de uso y orde-

..unienro del territorio. Entre otras apbcaeiones

srirean la identificación de los principales fo-

,ic cambios de sus procesos asociados (c. ó.testación re fra0mentación ). A partir de los

tos „e esos focos se puede generar una Are-

n de la dirección de sus propios cambio,

onsecuencia se podrán medir las

Batió pes biológicas (pérdida de capital na-

o sociales de estos cambios probables, sus

percusiones económicas v los mecanismos de

crol de las causas de origen. Esto, en su con-

o, zt udea la a generar un sistema dese=uimien-

actualización periódica, semi-aurora atizado,

pcrmidrá tener evaluaciones vigentes de la

^ruación de los recursos naturales para diversos

` ces. ,Además, se permite el análisis real, poten-

futuro de los bienes vservicios ambientales

en general se deriva de un buen inventario derecursos naturales (capital natural) 9 su res-

pectiva dinámica. Entre los servicios y bienes de

consumo directo se enlistan el agua y la capa fo-

restal que funciona copio trampa para el carbono

y mitiga el calentamiento global y la conserva-

ción del valor de opción proveniente de la

biodiversidad en su conjunto. En diversos estu-

dios regionales se hace necesario contar con este

tipo de datos para identificar las áreas más favo-

rables para fines de conservación (sistemas de áreas

naturales protegidas), uso sustentable v desarro-

llo regional. Contar con cartografía resulta fun-

damental para hacer operativa una serie de pro-

yecros en regiones específicas y evitar inversiones

innecesarias, así corno dirigir los esfuerzos a las

regiones de maxor demanda. Esto último es una

de las tareas centrales del ordenamiento ecológico

que en su con;unzo Brisa de los datos produ-

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