Ecología, biodiversidad y medio ambiente (texto completo)

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Hacia dónde va la Ciencia en México Ecología, biodiversidad y medio ambiente (Versión preliminar, sujeta a cambios)

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Hacia dónde va la Ciencia en México Ecología, biodiversidad y medio ambiente

(Versión preliminar, sujeta a cambios)

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Las implicaciones éticas en la investigación ambiental ante el cambio global

Benjamín Ortiz Espejel

Presentación

Muy buenos días a todos ustedes, antes que nada quisiera agradecer la oportunidad

de compartir algunas ideas sobre uno de los temas al cual he dedicado mi actividad

como docente e investigador universitario. Me refiero al cambio climático originado por

las actividades humanas y que es actualmente uno de los fenómenos más decisivos

para la humanidad en este inicio del siglo XXI.

En mi opinión, a pesar de que este tema ha sido manipulado con diversos tintes

catastrofistas por los medios de comunicación masivos, se trata en el fondo de una

oportunidad de cambio en los patrones de producción y de consumo de nuestras

sociedades. Vista sin anestesias, esta oportunidad representa una perspectiva de

futuro esperanzador, de una esperanza informada, razonada y que implica una

enorme fe en las jóvenes generaciones y su capacidad de construir nuevas relaciones

humanas.

Así pues dividiré mi exposición en dos parte, en la primera pondré de relieve la

importancia de este tema, no solo por la magnitud cuantitativa de sus efectos si no

también a la luz de cuatro tesis que problematizan este fenómeno desde un enfoque

interdisciplinario. En la segunda parte me permitiré compartir una reflexión sobre la

educación que se requiere para formar un profesionista capaz de visualizar y poner en

ejecución nuevas maneras de ofrecer respuestas a este apasionante reto del siglo

XXI.

La crisis del modelo de desarrollo y el cambio climático

La reciente crisis del modelo de desarrollo económico neoliberal ha puesto de relieve

el agotamiento de un estilo de convivencia humana y de uso de los ecosistemas a

nivel mundial. Desde el famoso trabajo de Arrenihus elaborado en 1896, se reconoció

la posibilidad del calentamiento neto del clima global debido al incremento en la

concentración del dióxido de carbono atmosférico que se produce por la quema de

combustibles fósiles. Esta circunstancia ha inducido la aparición de un fenómeno

inédito en la historia de la humanidad y que se refiera al denominado Cambio

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Climático de origen antropogénico. Por diversos métodos se ha podido comprobar que

a partir de la segunda mitad del siglo XIX se inició un proceso de incremento en las

concentraciones de bióxido de carbono en la atmósfera de la tierra. Esta situación ha

provocado un aumento promedio significativo en los últimos 100 años de la

temperatura promedio global del planeta de 0.75 °C. Se estima que la ola de calor

europea de 2003 provocó 35,000 muertes. Las inundaciones de 1998 en China

damnificaron a 240 millones de personas. La organización Mundial de la salud estima

que ya en el año 2000 las muertes resultantes del cambio climático habían superado la

cifra de 150,000.

Actualmente México enfrenta problemas de contaminación hídrica, atmosférica y de

suelos en sus principales zonas metropolitanas y rurales, siendo el del valle de México

el caso más conocido y documentado. Además, México enfrenta los efectos globales

del cambio climático y contribuye con una significativa proporción de la emisión de los

llamados gases de efecto invernadero a nivel de América Latina. De esta manera el

cambio climático constituye el principal desafío ambiental global del siglo XXI.

Las implicaciones que esto tiene para la sociedad son diversas e inciertas pero para el

caso de México, según datos del Instituto Nacional de Ecología, la agricultura de

temporal que representa el 80% de la superficie cultivada total nacional, podría sufrir

una reducción del 50% de su superficie. Esto significa que millones de campesinos se

vean obligados a migrar de sus sitios de residencia actual hacia localidades más

seguras. Así mismo en México, cerca de 20 millones de habitantes se encuentran

asentados en sitios de alto riesgo de inundación y se estima que más de 15,000 Km2

de costas serán amenazadas por el aumento del nivel del mar y que en algunos

puntos la entrada del mar podría alcanzar los 40 Km.

En lo que respecta a la salud pública, enfermedades como la malaria y el cólera que

son transmitidas por vectores, incrementarán su incidencia en regiones templadas en

las que no se tenían registros. Por su lado, las industrias con alta demanda de agua se

verán amenazadas especialmente aquellas asentadas en regiones áridas y

semiáridas. Además el 50% de la vegetación de pino y encino será afectada y con ello

se pone en riesgo las industrias forestales del país, así como la pérdida de los

servicios ambientales que ofrecen estos ecosistemas.

Estos datos son significativos para comprender la importancia de por qué día a día se

requiere que quienes actúan y se desempeñan al interior de las organizaciones e

instituciones responsables del uso sustentable de los ecosistemas del país, tengan

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una adecuada formación a fin de enfrentar el reto que representa el cambio climático.

En este sentido debe señalarse que importantes instituciones educativas,

principalmente la UNAM, a través de su Programa Universitario de Investigación en

Cambio Climático, dirigido por el Dr. Carlos Gay y colaboradores ha realizado

importantes esfuerzos de investigación y visión estratégica con el cual los tomadores

de decisiones estarían en condiciones de integrar diagnósticos y escenarios que

brinden las mejores condiciones de vida de la población ante el nuevo entorno con la

menor incertidumbre posible.

Debe mencionarse que el reto que plantea el cambio climático requiere el diseño de

inéditos programas de educación e investigación y de diseño y gestión de políticas

públicas, en la medida en que, las alternativas a las problemáticas derivadas de este

fenómeno, son de un claro perfil interdisciplinario. Es decir, las respuestas a esta

grave problemática no deben provenir desde la racionalidad instrumental que

precisamente gestó la actual problemática ambiental. La crisis del cambio climático

implica un replanteamiento de las formas de gestionar y generar el conocimiento y las

políticas. En este sentido el horizonte del desarrollo sustentable es una guía

indispensable.

Si bien, apenas se comienza a percibir la profunda transformación que traerá el

cambio climático al conjunto de la sociedad, ésta requiere adecuarse rápidamente a la

transformación de los nuevos contextos. Ante ello me permito compartir 4 tesis de

reflexión con ustedes:

4 tesis sobre el cambio climático

Tesis 1

Si bien la percepción de la problemática ambiental comenzó a mediados del siglo XIX

con autores como Henry David Thoreau y Elsiée Reclus, no es sino hasta a finales del

siglo XX que se comenzaron a conformar institutos de investigación y movimientos

ambientalistas de impacto significativo como es el caso de Greenpeace y el

Wolrwatch Institute entre otros. En este sentido, se poner de relieve la existencia de

voluntades e intereses políticos de “ver” o bien de “ocultar” o minimizar en el mejor de

los casos, problemas ambientales asociados a los estilos de desarrollo. De esta

manera a través de diversos estudios sobre la sociología de la ciencias o bien de la

historia ambiental, ha sido posible reconocer que las sociedades a lo largo de su

historia establecen (construyen) y privilegian el tipo de problemas que deciden

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solucionar, así como la manera de abordar dichos problemas. Así pues, son las

sociedades las que le dan sentido, importancia y jerarquía a los problemas

ambientales, no son estos los que se imponen a la percepción ni a la conciencia. Se

trata entonces de un fenómeno eminentemente simbólico donde las sociedades

comparten valores y explicaciones ideológicas. De esta manera, un mismo problema

ambiental (acceso al agua potable) o bien una misma estrategia de desarrollo

ambiental (sustentable o sostenible) pueden cobrar significados completamente

diferentes e incluso antagónicos. A pesar de que este es un campo de investigación

que aún está por desarrollarse en las ciencias sociales en México, la problemática del

cambio climático impone al menos una breve reflexión al respecto.

Tesis 2

Nos encontramos en el arribo de un cambio de época civilizacional, que implicará muy

probablemente un “switch” energético de proporciones inimaginables y con ello ajustes

sociales nunca antes vistos a nivel planetario. Situación señalada por obras clásicas

como los “Límites del crecimiento” de Dennis y Donella Meadows y colaboradores, así

como el trabajo de “Energía y mitos económicos” de Nicholas Georgescu Roegen. El

cambio climático probablemente representa un punto de inflexión en la historia

humana, un punto de bifurcación y fin de una “imagen de desarrollo y progreso”

heredera directa de la modernidad. Situación que habría comenzado con la revolución

industrial en el siglo XVIII y que posiblemente culmine a mediados del siglo XXI. Lo

que distingue la época actual es la percepción social cada vez más generalizada de la

magnitud de los efectos antropogénicos que ponen en mayor riesgo todo el aparato

productivo del planeta y a la vez la incapacidad o mejor dicho la irracional negativa de

los gobiernos y de las empresas responsables por hacer radicales y efectivas acciones

para frenar las consecuencias. La percepción social del riesgo climático puede

representar el golpe de gracia a las economías convencionales basadas en los precios

de los mercados y a las múltiples prácticas de apropiación insustentable de recursos

naturales a gran escala.

Tesis 3

Comenzar a preparar el nuevo discurso social o mejor dicho una nueva alianza entre

naturaleza y sociedad, que implica el difícil tránsito del cambio climático, es la tarea

política más importante del presente siglo. En opinión de Richar N. Adams (2007), los

efectos entrópicos de la insustentabilidad de los estilos de desarrollo basados en el

uso desmedido del petróleo implementados al día de hoy, es decir el aumento de la

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entropía del planeta, derivará en muy probables ajustes sociales que impliquen la

inhabilitación de la mayoría de los sistemas de producción a gran escala, el colapso

energético social de todas las megaciudades y migraciones masivas en búsqueda de

nuevos ambientes habitables. Todos estos probables efectos serán el resultado directo

o indirecto de incontables desajustes en los ciclos biogeoquímicos y en los

ecosistemas, los que a su vez, exigen ajustes sociales. Esta situación puede ser

descrita en los términos del principio de la “producción mínima de entropía” enunciada

a principios del siglo XX por el célebre premio nobel de química, Ilya Prigogine y que a

su vez es retomada bajo un enfoque de crítica a la economía clásica en el trabajo: “La

ley de la entropía y el problema económico”, de Nicholas Georgescu-Roegen a

mediados del siglo XX.

Dicho teorema establece que una característica de los sistemas alejados del equilibrio

termodinámico, como lo son las sociedades humanas, es impedir que el sistema

aumente de manera desmedida su producción de calor con su consecuente

desestructuración, y propiciar por el contrario, que éste, se instale en un estado de

disipación térmica suficiente para no violar la segunda ley de la termodinámica y

permitir su autoorganización. Un estado en el borde térmico de su destrucción diría

Edgar Morin.

Tesis 4

En el fondo de la crisis ambiental que vivimos actualmente se encuentra una doble

crisis. Por un lado una crisis de tipo epistemológica, es decir relacionada con las

formas como construimos el conocimiento y por el otro una crisis de tipo ético, que

privilegia el conocimiento al servicio de los intereses particulares por encima del bien

colectivo. Las implicaciones para los que trabajamos en la investigación de la

interacción entre naturaleza y sociedad desde una crítica de los modelos de desarrollo

dilapidadores de energía son tremendas. Implicará posiblemente, de manera forzada

el abandono de los estilos de vida despilfarradores de energía así como la

transformación de sectores enteros de las poblaciones humanas más pobres del

planeta. También puede ser el escenario del surgimiento de una nueva sociedad que

aprendió la lección del uso desmedido del petróleo.

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Reflexión final

México necesita iniciar una transición hacia una economía sustentable baja en las

emisiones de bióxido de carbono para disminuir los impactos del calentamiento global,

por lo cual, los tomadores de decisión requieren de escenarios consensados con los

diferentes sectores de la sociedad y basados en métodos de observación y validación

acordadas por los diferentes equipos de investigación a nivel mundial. La generación

de capacidades en detección de cambio climático permitirá a un creciente número de

especialistas nacionales caracterizar las variaciones del clima que tienen impactos en

la escala local. Un mejor entendimiento de los cambios observados en el clima

contribuirá a la toma de decisiones en todos los niveles de gobierno y estimulará la

instrumentación de políticas públicas para promover acciones oportunas para enfrentar

los fenómenos extremos del clima.

El proceso de cambio climático tiene un impacto global y exige la reorganización de

actividades productivas y de consumo del total de la sociedad. La eficacia de estas

actividades aumenta significativamente cuando concurren intereses de diversos

sectores en una estrategia de política transversal. Ahora bien, dado que los recientes

informes científicos sobre el avance de los efectos del cambio climático son

considerablemente más graves y rápidos de lo que se había estimado anteriormente,

resulta impostergable redoblar esfuerzos en esta tarea compartida. Para ello es

necesario seguir trabajando en la coordinación entre la comunidad de científicos y la

de tomadores de decisiones, así como asegurar los trabajos de tipo intersectorial al

interior de los gobiernos. Para afrontar con eficacia el cambio climático se requiere

priorizar este tema al más alto nivel las políticas públicas en todos los órdenes de

gobierno, con el apoyo y la participación activa de la sociedad civil.

El actual siglo XXI nos ubica ante retos inéditos, tanto en el orden de la convivencia

humana como en el orden de tecnologías de una creciente complejidad pero sin una

adecuada disipación calórica. Lo que redunda en aumento de las condiciones que

están generando cambios en el clima, con consecuencias potencialmente

devastadoras. En este breve texto apuntaré algunas ideas, intentado dar salida a esta

aparente contradicción epistemológica.

La crisis ambiental que vivimos actualmente puede ser entendida en su origen y

desarrollo de muy diversas maneras. Una de ellas consiste en la incapacidad de

reconocer y dar alternativas a una manipulación de los procesos productivos y de

distribución de los bienes que empobrece sistemáticamente a un sector creciente de la

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humanidad, al tiempo que favorece una acelerada destrucción de los ecosistemas del

planeta entero.

Planteo aquí que la incapacidad para reconocer esta paradoja tiene su origen en un

estilo particular de conocer y relacionarse en y con el mundo. Lo cual tendría que

implicar una crítica radical de los sistemas educativos formales. Que se sepa, persiste

en todos ellos una separación de los contenidos temáticos, posiblemente buena para

el aprendizaje memorístico pero que se ha revelado incapaz de plantear el problema

de fondo, y con ello apuntar a soluciones efectivas y eficientes para una mejor y mayor

convivencia humana. Es un sistema útil para formar científicos altamente

especializados para el desarrollo de tecnologías cada vez más sofisticadas, pero

tradicionalmente desatentos a los efectos secundarios de las mismas, entre los cuales

se volvió ya crucial el problema de la desmedida disipación calórica. Y es ésta una

carencia fundamental, al parecer nacida de la radical separación entre el sujeto que

conoce y el funcionamiento del mundo en el que esta inserto.

Esta actitud de dominio ingenuo del ambiente ha conducido a la humanidad a un

estado que podríamos llamar de desarrollo desbocado y de alto calentamiento

planetario. La gigantesca crisis actual que sufre el planeta lleva en sí todos los riesgos

de un desastre quizás irreversible pero también las posibilidades de metamorfosis. Es

decir, cuanto más nos acercamos a una catástrofe planetaria, mas posible es la

metamorfosis. Con lo que la esperanza podría surgir precisamente de la

desesperanza. Percibimos destrucción todos los días, pero, ¿Por qué no vemos los

procesos creadores? ¿Por qué no reconocemos diferentes maneras de conocer el

mundo?

Propuestas alternativas, es decir, otras maneras de conocer el mundo, que aún hoy

día son marginales, consistirían en partir de la capacidad de formular preguntas que

integren elementos de diversos campos del conocimiento científico y ético,

aparentemente inconexos, para así resolver efectiva y eficientemente problemas de

tan alta complejidad como el que nos ocupa.

Esta propuesta abriría la posibilidad de que estas preguntas se formulen en el campo

del diálogo de saberes, es decir, que incluya a ciudadanos y científicos involucrados

en diversos campos del conocimiento. Un diálogo que fuera capaz de superar y

traspasar los campos propios de cada dominio y disciplina específicos. Y que

incluyera diferentes conocimientos populares de todo el mundo, como una forma de

propiciar que emerjan procesos de autoorganización y autogestión en donde el sujeto

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individual y los sujetos con quienes dialoga están envueltos de manera espontánea.

Así, el mundo es conocido en la medida en que es construido individual y socialmente.

Algo que el sujeto aislado no puede llegar a alcanzar. Se trataría de poner a los

sujetos en relación dinámica, y al individuo en diálogo consigo mismo, con sus

semejantes y con los ecosistemas, como único método para llevar a cabo una

reformulación de la mente humana y la necesaria reforma política del siglo XXI.

Así planteada, una apuesta de futuro de mundo permitiría que la autorganización y la

autogestión pudieran aspirar a transformar el mundo en provecho de todos. La visión

del individuo hiperespecialista que construye y manipula al mundo en solitario saltaría

en pedazos. Pero para alcanzar esa meta, el arribo a procesos de autorganización y

autogestión construidos socialmente, donde el sujeto plural –no el individuo ni el grupo

cerrado—es actor-autor de su propia historia, es indispensable reformar drásticamente

nuestros conceptos educativos de base. Se trataría, pues, de un acto político sin

precedentes, en cuyo advenimiento está en juego el futuro de la especie.

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CALIDAD DEL AIRE

J. Víctor Hugo Páramo Figueroa Dirección General de Gestión de la Calidad del Aire Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal

1. Situación actual

Hasta hace algunos años, el deterioro de la calidad del aire era un fenómeno que tradicionalmente se asociaba únicamente a la Ciudad de México. Sin embargo, con el inicio del monitoreo rutinario y la elaboración de inventarios de emisiones en las principales ciudades del país, se ha revelado un incipiente problema de contaminación urbana.

Actualmente, ciudades como Monterrey, Guadalajara o Toluca, reportan niveles de contaminación similar o superior a los registrados en la Ciudad de México. El impacto más evidente de la contaminación es el deterioro de la visibilidad, sin embargo, existe una amplia gama de efectos tanto en la salud como en el medio ambiente.

Esta percepción parcial del problema de la calidad del aire es debido a la falta del total cumplimiento de los gobiernos para instalar redes de medición o monitoreo que permitan contar con información de las concentraciones de los contaminantes en el aire. De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología sólo 28 ciudades en 17 estados de la república cuentan con redes de monitoreo de calidad del aire, y de ellas menos de 15 ciudades informan en tiempo real a sus ciudadanos, y un número menor reportan información confiable. Se puede asegurar que en México sólo 5 ciudades informan sobre el estado de la calidad del aire a sus ciudadanos.

Un obstáculo real para que se instalen sistemas de monitoreo atmosférico es que el monitoreo es costoso y se carece de personal calificado para realizar este trabajo.

En resumen, existe una falta de información sobre el estado de la calidad del aire en la mayor parte del territorio nacional, lo que ocasiona que se desconozca a ciencia cierta cuáles son los efectos de la contaminación del aire en la salud de los mexicanos y en la economía del país.

En cuanto a los inventarios de emisiones, que permiten identificar las fuentes que generan los contaminantes del aire, se tiene que sólo alrededor de 10 ciudades de México cuentan con un inventario de emisiones confiable.

Una vez que se mide la calidad del aire y se conocen las fuentes de emisión que lo deterioran, el paso natural siguiente es establecer las acciones o medidas para disminuir las emisiones de aquellos contaminantes que degradan la calidad del aire. De acuerdo con la información de la Semarnat, en México solamente 8 ciudades del país cuentan con programas para mejorar la calidad del aire vigentes.

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Paradójicamente, ciudades que no cuentan con un programa de gestión de calidad del aire, invierten recursos importantes en programas de acción climática, siendo que ambos problemas tienen el mismo origen.

Tradicionalmente, la mayor parte de la investigación científica sobre la contaminación atmosférica se ha realizado en la Ciudad de México y su área metropolitana, de tal forma que prácticamente no existe evidencia científica sobre las causas y los daños de la contaminación atmosférica en otras ciudades del país con elevados niveles de contaminación.

En los últimos años ha disminuido significativamente el número de publicaciones científicas relacionadas con la calidad del aire en nuestro país, entre otros motivos porque el tema del cambio climático ha cobrado mayor relevancia que el tema de calidad del aire, siendo que los contaminantes que se emiten a la atmósfera tiene un impacto local, regional y global, es decir que poco se ha realizado para hacer una sinergia en la gestión ambiental de estos dos fenómenos.

A diferencia de otros países, por lo general en México la toma de decisiones no se hace con base en el conocimiento científico, o por lo menos no es un requisito legal para ello.

El concepto de manejo de la calidad del aire puede visualizarse como un ciclo con las componentes indicadas en la Figura 1: una legislación que lo establece y obliga su cumplimiento, el monitoreo de los contaminantes, la elaboración de un inventario de emisiones, el establecimiento de metas de calidad del aire con base en las normas para protección de la salud y su verificación a través del monitoreo de los contaminantes, el establecimiento y aplicación de estrategias y medidas de control para alcanzar las metas, la modelación de escenarios de aplicación de las estrategias y medidas, y la evaluación de los impactos o beneficios en la salud y los ecosistemas. En todo este proceso interviene la investigación científica, lo que garantiza que este proceso sea eficaz para lograr las metas a alcanzar.

A partir de este concepto nos podemos plantear las siguientes preguntas: ¿La legislación mexicana contiene un concepto de manejo de la calidad del aire? ¿Y si lo contiene, éste funciona adecuadamente?

En general, la legislación mexicana establece varios de los elementos del proceso, por ejemplo indica que hay que medir las concentraciones de los contaminantes y que es obligatorio para los gobiernos locales llevar a cabo esta actividad. Sin embargo, como se vio previamente, hay muchas ciudades que no miden su calidad del aire, y sólo algunas lo hacen adecuadamente, y no existe un mecanismo que los obligue a cumplir con este requerimiento.

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Figura 1. Concepto de la Gestión de la Calidad del Aire

Evidentemente, si no se efectúa el monitoreo de los contaminantes, el ciclo de manejo de la calidad del aire se ve interrumpido, como lo muestra la Figura 2. Lo mismo sucede con los otros componentes del proceso de gestión, al faltar alguno de ellos el proceso se interrumpe o se deforma, dando como resultado que con los esfuerzos y recursos parciales que se apliquen no se logre alcanzar las metas planteadas y lo que es más, el proceso se vuelve muy ineficiente e ineficaz.

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Figura 2. Ciclo de Manejo de la Calidad del Aire Interrumpido

?

2. Estado del conocimiento

Hay dos temas que creemos son fundamentales para avanzar en la prevención y control de la contaminación atmosférica. El primero se refiere a la emisión, dispersión, transporte y transformación química de los contaminantes en la atmósfera, y el segundo a los efectos en la salud y los ecosistemas. Casi todo el conocimiento de estos dos temas se ha generado en el Valle de México. A continuación se mencionan los resultados clave de ellos para la gestión de la calidad del aire.

Química atmosférica

OZONO (sólo para la Ciudad de México).

• La fuente más importante de precursores de ozono (Compuestos Orgánicos Volátiles-COV- y Óxidos de Nitrógeno-NOx) son los vehículos.

• Los COV más abundantes son los emitidos por el gas LP (propano, butano), mientras que los más reactivos son los emitidos por las emisiones vehiculares (carbonilos, alquenos, aromáticos y alquinos).

• La formación de ozono es principalmente sensible a COV.

Partículas suspendidas.

• La fracción fina (PM2.5 o partículas menores a 2.5 micrómetros) predomina en las partículas suspendidas.

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• El carbono orgánico y elemental aporta alrededor del 50% de la masa de las partículas, mientras que los nitratos y sulfatos contribuyen con alrededor del 20%, mientras que el polvo representa casi un 5%.

• Los COV son los precursores más importantes de las partículas finas.

Efectos en la salud

• La gran mayoría de los estudios sobre los efectos de la contaminación del aire en la salud se han concentrado en la Ciudad de México.

• Los niveles prevalecientes de contaminación por ozono y partículas ocasionan daños a corto y largo plazos.

• Los últimos estudios epidemiológicos se realizaron hace más de 10 años.

• A pesar de los elevados niveles de contaminación en varias ciudades del país, no existe evidencia científica reciente sobre los daños en la salud.

3. Áreas de oportunidad

Para avanzar en una gestión de la calidad del aire eficaz en México, es necesario regresar a nuestra legislación y establecer claramente el proceso de gestión y sobre todo, los mecanismos y sanciones para su cumplimiento.

Dentro de los temas específicos, consideramos que las áreas de oportunidad para los científicos son:

• Química y dinámica atmosféricas.

• Efectos en la salud y el medio ambiente.

• Calidad del aire y el cambio climático.

• Impactos económicos y sociales.

• Aspectos legislativos.

4. Necesidades de investigación

Las necesidades de investigación nacen a partir de asumir que no contamos con un proceso de gestión de la calidad del aire completo y robusto. Esto lo expresamos a continuación mencionando los campos de investigación prioritarios y una serie de preguntas pertinentes a cada uno de ellos.

Química y dinámicas atmosféricas

• ¿Cuál es el origen y las causas de la contaminación atmosférica en las ciudades del país?

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• ¿Cuáles son los principales precursores del ozono y las partículas¿ ¿Qué factores influyen en su formación?

• ¿Cuál es la influencia de la meteorología en la formación y transporte de los contaminantes?

• ¿De qué manera afecta la contaminación del aire a las zonas rurales y de conservación natural? ¿Cómo afecta a la visibilidad?

• ¿Cómo puede aplicarse el conocimiento científico en el diseño de políticas ambientales efectivas?

Efectos en la salud y el medio ambiente

• ¿Cuáles son los daños en la salud vinculados a la contaminación del aire en las principales ciudades del país?

• ¿Qué efectos a nivel epidemiológico, clínico y toxicológico están asociados a la contaminación del aire? ¿por grupos de población?

• ¿Cómo se puede proteger la salud de la población en ambientes contaminados, principalmente de los grupos más vulnerables?

• ¿Cómo afectan los contaminantes a la flora y fauna de la región?

Impactos económicos y sociales

• ¿Cuál es el impacto económico de una mala calidad del aire en las ciudades?

• ¿Cuál es el impacto económico de la contaminación en las zonas de cultivos? ¿en parque naturales y sitios de interés turístico?

• ¿Cómo fortalecer la comunicación y la participación de la ciudadanía en los problemas ambientales?

• ¿Cuál es el impacto de la contaminación en la infraestructura urbana, los monumentos y el patrimonio histórico?

Legislación

• ¿Se requiere de un marco normativo completo y moderno, que defina claramente jurisdicciones y responsabilidades? ¿Cómo sería?

• ¿Cómo obligar a las autoridades para que el diseño de normas técnicas y de salud deba estar fundamentado en conocimientos técnicos y evidencia científica?

• ¿Qué mecanismos se deben establecer para obligar su cumplimiento?

5. Recursos humanos

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Gracias a que los centros de educación superior mexicanos han impulsado las carreras con enfoque ambiental, podemos aseverar que existe potencialmente el recurso humano para atender el tema de la calidad del aire, incluso existen carreras técnicas que forman personal a este nivel. Si bien muchas veces la formación de los alumnos no es muy especializada en los temas de calidad del aire, por lo que es en el trabajo cotidiano donde logran alcanzar un grado de especialización deseable y requerida. Así mismo, muchos estudiantes logran esta especialización haciendo un posgrado, teniendo la gran ventaja de que al tiempo que adquieren conocimientos profundos del tema, también se forman científicamente, lo cual los dota de mayores capacidades para resolver los problemas que enfrentarán en su vida profesional.

Dentro de los temas que consideramos es importante contar con personal especializado se tienen:

• Diseño y operación de redes de monitoreo.

• Salud ambiental, con especialización en temas de contaminación atmosférica.

• Química y física atmosféricas.

• Meteorología con especialización en temas de contaminación atmosférica y cambio climático.

• Diseño de tecnologías limpias y de control ambiental.

Bibliografía

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Graciela Dolores Avila Quezada
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RETOS DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN MATERIA DE ECOLOGÍA Y BIODIVERSIDAD: EL CASO DE LOS PRIMATES MEXICANOS Domingo Canales Espinosa Universidad Veracruzana Los primates, al igual que todos los organismos de un ecosistema, cumplen ciertas funciones dentro de su hábitat. Debido a su tipo de alimentación, son importantes dispersores de semillas, y por tanto juegan un papel esencial en los procesos de regeneración de selvas y bosques (Arroyo-Rodríguez et al., 2011), de ahí su importancia para la conservación de los bosques tropicales. Desafortunadamente, el grupo de los primates se encuentra amenazado y varias de las especies que lo componen están en peligro de extinción. Según la Lista Roja de las especies amenazadas, en el mundo, 98% de las de primates están en riesgo, y son la cacería y la pérdida de su hábitat las mayores presiones a las que se enfrentan. A lo largo de seis décadas, la primatología se ha centrado en la sistematización y generación de conocimiento para comprender cómo conservar los ecosistemas y las especies que los componen. Sin embargo, la actual crisis ambiental ha convertido a la primatología en una “disciplina de emergencia”, que como la ecología, está obligada a proporcionar información científica útil para la toma de decisiones urgentes, específicas y de alto riesgo (Soberón, 1995; Ehrlich, 1997). A continuación se presenta una revisión de las perspectivas en el campo primatológico a nivel mundial y nacional, así como las áreas de oportunidad y retos que se vislumbran a futuro, entre los que destaca el hecho de que en escenarios cada vez más complejos y devastados, además de conocimientos, la sociedad demanda de los grupos científicos mayor pertinencia en los estudios, orientación para la acción, participación y compromiso social. LOS PRIMATES MEXICANOS Y SU ESTADO DE CONSERVACIÓN En el mundo, la distribución de los primates coincide con la de los bosques tropicales de América, África y Asia, regiones que enfrentan diversas amenazas, relacionadas principalmente con la conversión de uso del suelo en sus hábitats naturales, con la ganadería, la agricultura, la minería y el desarrollo urbano a la cabeza. Lo anterior ha ocasionado que todas las poblaciones de primates estén disminuyendo (Cowlishaw & Dunbar, 2000).

Actualmente, más de la mitad de las 621 especies y subespecies de primates del mundo se encuentran amenazadas de extinción (IUCN, 2012). Tan solo en México, las tres especies de primates que habitan; el mono aullador de manto (Alouatta palliata), el mono aullador negro (Alouatta pigra) y el mono araña (Ateles geoffroyi), distribuidas en los estados del sureste del país, están clasificadas en Peligro Crítico de Extinción por las leyes mexicanas. Las dos especies de monos aulladores han sido ubicadas dentro del Apéndice I de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), lo que significa que su comercio se encuentra restringido. En el caso de los monos araña, están clasificados en el Apéndice II de CITES, por lo que, su comercio e intercambio de especímenes se encuentra estrictamente regulado. El comercio y aprovechamiento de las tres especies se encuentra restringido por el Art. 85 de la Ley General de Vida Silvestre (LGVS). Las principales amenazas para los primates mexicanos son la destrucción del hábitat y la cacería, particularmente en la vertiente del Golfo de México, en los estados

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de Veracruz, Tabasco y Campeche, donde grandes extensiones de bosque tropical han sido convertidas a pastizales para la ganadería extensiva.

Los primates que habitan paisajes fragmentados deben enfrentarse a un hábitat aislado y alterado por lo que es predecible que cada vez más poblaciones de primates se encontrarán en fragmentos demasiado pequeños para permitir su supervivencia. Por ello, son urgentes las acciones para la conservación de los primates, entre las cuales se requiere restaurar el hábitat, establecer conexiones entre fragmentos y reducir la cacería.

Es fundamental proteger las áreas de bosque tropical más grandes que aún existen en México, ya que éstas son las que mantienen las mayores poblaciones de primates. También, es necesario implementar esquemas de producción agropecuaria efectivos en el trópico que no requieran de tanta superficie de pasto, esto debido a que algunos estudios han demostrado que el abandono de tierras tropicales puede permitir la regeneración de la vegetación en pocos años. Otra medida es incentivar actividades productivas compatibles con la conservación de las selvas como pueden ser los cultivos bajo sombra, el mantenimiento y la creación de cercas vivas para permitir el movimiento de individuos en el paisaje, mantener corredores de vegetación en las orillas de los ríos, entre otras actividades. Todo ello, sin perder de vista la necesidad de realizar investigaciones científicas que permitan generar bases para el diseño y la ejecución de programas de conservación de los primates. INVESTIGACIONES EN EL CAMPO DE LA PRIMATOLOGÍA MEXICANA En México, las investigaciones en el campo de la primatología iniciaron hace más de 30 años en la región de Los Tuxtlas, en el sur del estado mexicano de Veracruz. En años siguientes, distintas instancias académicas han ofrecido entrenamiento y formación de recursos humanos permitiendo que creciera el número de investigadores dedicados a esta disciplina. Actualmente se han consolidado grupos de trabajo dedicados al estudio de las tres especies de primates en diferentes localidades en el sureste del país (Tabla 1). Insertar tabla 1 Los esfuerzos de investigación científica han aportado avances sustantivos en el conocimiento de la biología, genética, biogeografía, comportamiento, ecología y conservación de las poblaciones de primates (Tabla 2). Sin embargo, es necesario revisar el avance en el estudio de la biología y ecología de las especies, y sobre el estado de conservación de las poblaciones y de sus hábitats para identificar a los grupos de trabajo que realizan estos esfuerzos y las especies y áreas geográficas de concentración de los mismos, conociendo así aquellas que aún requieren atención. Insertar tabla 2.

Una revisión en el PrimateLit de los estudios que se han realizado sobre primates mexicanos en México de noviembre de 1940 al 2010 indicó que en el estado de Veracruz se concentra más del 60% de los estudios, mientras que el 40% restante se distribuyen entre Yucatán, Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo (Figura 1). Lo anterior demuestra que la concentración de los esfuerzos de investigación ha dejado rezagadas áreas geográficas con presencia de primates.

Además, muestra que la mayor parte de las investigaciones primatológicas se han realizado con la especie de A. palliata (47%), mientras que los estudios dirigidos a las especies A.pigra (23.5%) y Ateles geoffroyi (29.4%) son escasos. (Dias et al., 2011).

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Insertar figura 1 DE LA INVESTIGACIÓN BÁSICA A LA CONSERVACIÓN Como en todas las disciplinas científicas, la primatología se concentra y circula en las publicaciones especializadas, que tienen como objetivo difundir entre la comunidad de investigadores los nuevos descubrimientos, discutir metodologías, descubrir fortalezas y limitaciones, etc. Estas investigaciones proponen hipótesis y ponen a prueba nuevas teorías. Son tan importantes que constituyen puntos de partida para investigaciones futuras.

México es uno de los países latinoamericanos en donde se ha realizado más investigación primatológica, y más de la mitad de las publicaciones incluyen a la conservación como elemento central o periférico que debe tomarse en cuenta (Días et al, 2011). De hecho, muchos de los estudios de ciencia básica pueden servir para tomar decisiones respecto a la conservación de los ambientes naturales y/o de las especies que los habitan.

Por ejemplo, los estudios demográficos y de tamaño poblacional pueden utilizarse para justificar ante las autoridades correspondientes la declaración de un área geográfica como área natural protegida. Los estudios endocrinológicos para la conservación de los primates aportan información esencial para establecer programas de manejo que incluyan entre sus objetivos la reproducción de los individuos en alguna categoría de riesgo de extinción. Las investigaciones endocrinológicas realizadas con individuos que viven en ambientes contrastantes (fragmentos de selva vs. hábitat conservado) también aportan diversos y útiles resultados para el manejo y conservación de los primates.

Otros trabajos científicos incluyen los análisis de diversidad genética de las distintas poblaciones de primates en México. Por ejemplo, los análisis genéticos de animales decomisados y/o donados a zoológicos, pueden ser de gran utilidad para detectar áreas específicas de tráfico para venta como mascotas, y así establecer programas especiales para reforzar la vigilancia.

Sin embargo y a pesar de que se ha generado información valiosa en los campos de la biología, ecología, conducta, fisiología, genética, demografía, endocrinología, entre otros, son escasas las investigaciones que se utilizan pragmáticamente como base para el diseño y la ejecución de programas de conservación. Por lo tanto, uno de los principales retos de la primatología es la aplicación del conocimiento en la solución de problemas asociados a la pérdida de la biodiversidad. ANTE LA EMERGENCIA AMBIENTAL, PERTINENCIA SOCIAL La primatología busca entender procesos, generar conocimiento y hacer esa información accesible a quienes deciden sobre los ecosistemas y sus componentes, ya sea en su ordenamiento, manejo, conservación o restauración. Sin embargo, el principal problema que enfrenta hoy esta disciplina no es la falta de estudios y conocimientos, sino las perturbaciones, transformaciones y/o desaparición de los ambientes naturales donde habitan los animales. Protegerlos es fundamental para la primatología misma, pues de esos espacios depende la supervivencia de las especies que estudia, si no fuera así, ¿qué sentido tendría una ciencia que pierde su objeto de estudio?

Sin embargo, las perturbaciones en los ecosistemas también son consecuencia de fenómenos de carácter económico, demográfico, político, cultural y social entre otros. Dicho de otra forma, las respuestas no están sólo en la ciencia, ya que toda problemática relativa a los recursos naturales es, en primera instancia, una

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problemática social y por tanto tiene que ser abordada desde una perspectiva multidisciplinaria si lo que se busca es resolverla y no limitarse al cometido estrictamente académico de producir conocimiento.

Si en la mira de los científicos se encuentra la conservación de los primates, y no sólo su conocimiento, la integración disciplinar necesaria y la apertura al trabajo colaborativo con sectores sociales de diversa índole –organismos no gubernamentales, comunidades, asociaciones de profesionistas, fundaciones y demás- es el imperativo categórico para enfrentar una realidad mucho más compleja que las líneas de abordaje solo científico.

Hoy en día, la emergencia ambiental en todo el mundo, pero más en los países en vías de desarrollo donde se concentra la mayor parte de la biodiversidad, demanda de los científicos una doble toma de conciencia; por un lado, la comprensión de la dimensión compleja de los problemas ecológicos que obliga a repensar la práctica científica y sus alcances. Por otro, la necesidad de dejar atrás la fragmentación disciplinar para dar paso a un ejercicio científico mucho más colaborativo, comprometido con la realidad y pertinente a las problemáticas del mundo real (Toledo & Castillo, 1998).

Basta pensar que gran parte de los sitios donde habitan los primates en el sureste mexicano son propiedad de ejidatarios y particulares, para entender la importancia que la vinculación social tienen no sólo para la generación del conocimiento científico, sino para la formulación de estrategias de manejo mediante diagnósticos y reflexiones realizadas por las comunidades.

Existen estudios que revelan que el trabajo con las comunidades locales que viven cerca de poblaciones de primates es primordial para lograr su conservación (Ramos-Fernández et al. 2012; Serio Silva et al. 2012). Ya que la percepción social puede determinar las acciones de las comunidades hacia el ambiente (Gómez-Bonilla, 2011), es fundamental fomentar el respeto y apropiación por estos animales para asegurar su protección. Además, al ser tan carismáticos pueden ser usados en proyectos de ecoturismo que generen recursos alternativos para las comunidades rurales.

En el contexto de la crisis ambiental-global, la meta común que guía el trabajo científico debe partir del diálogo en dos sentidos: como un encuentro entre disciplinas y como un vínculo indispensable entre ciencia y sociedad. Para empujar la conservación de hábitats y especies, la primatología requiere de abrirse a caminos posibles en las investigaciones de tipo participativo, y ser receptiva a lo que los diferentes grupos sociales involucrados en la toma de decisiones tienen que decir sobre los problemas ecológicos y sociales.

En países en desarrollo, donde existe al mismo tiempo alta biodiversidad, pobreza y atraso tecnológico, como sostiene Castillo et al., (2005) es necesario volver a estrategias participativas porque existen importantes diferencias que hacen que la generación, comunicación (diseminación, intercambio y retroalimentación) y el uso del conocimiento científico (Carneiro, da Silva, 2011) sea muy diferente del de países desarrollados. COMUNICACIÓN DE LA PRIMATOLOGÍA COMO DETONADOR DE LA CONSERVACIÓN Un elemento clave para establecer vínculos entre ciencia y sociedad es la comunicación. Cierto que ésta es y ha sido clave en la construcción de conocimientos en cualquier disciplina, pero la lógica que sigue cuando no se enfoca a la difusión y sanción de papers entre científicos es muy distinta. Establecer procesos de comunicación de la ciencia con la sociedad sólo es posible a partir de proyectos que promuevan la transferencia y el intercambio de información y que faciliten la aplicación y utilización de los resultados de investigación, en ese diálogo continuo y horizontal.

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Aunque la literatura reúne un amplio conjunto de definiciones y términos relacionados para nombrar esta actividad, sea como práctica o campo de estudio, una estructura unificadora a casi todos los enfoques apuntan a que el centro de gravedad, el elemento central de la Comunicación de la Ciencia son sus “públicos” (Fayard, 2004, Burns, O'Connor, y Stocklmayer, 2007), entendidos como grupos de individuos que comparten entre sí costumbres, normas, interacciones sociales, necesidades, intereses, actitudes y niveles de conocimiento (Lewenstein, 1998), a estas características se deben sumar los contextos socialmente estructurados.

Pensar en las comunidades que conviven con poblaciones de primates en su ambiente natural debería ser suficiente para plantear las preguntas (y respuestas) pertinentes cuando se busca promover la conservación de estas especies para reflexionar con fundamentos como: ¿qué tipo de investigaciones primatológicas son pertinentes para qué usos del conocimiento?, ¿qué respuestas se buscan/esperan de las comunidades?, ¿quién, cómo, cuáles son las características de los grupos locales?, ¿a partir de qué elementos diseñar estrategias de aproximación?, y preguntarse, armados con buenas dosis de autocrítica y herramientas de evaluación ¿se están alcanzando los objetivos?

La planificación de estrategias de comunicación, vinculación y educación puede facilitar las interacciones entre los primatólogos (sus instituciones, productos y actores) y los diversos sectores involucrados en tomar decisiones con respecto a los ambientes naturales. Y son las instituciones quienes pueden gestionar esas iniciativas con el apoyo de equipos especializados en comunicación para hacer llegar la información a un espectro diverso de audiencias y paralelamente, identificar problemas y necesidades de los sectores que intervienen de una u otra forma en el manejo de los ecosistemas. En síntesis, retroalimentar la información científica en el ámbito de la primatología e identificar usuarios de la información.

En contextos de emergencia ambiental, donde día a día se reduce la viabilidad de poblaciones de primates, la colaboración y el diálogo con quienes manejan los ecosistemas donde habitan deberán darse en un contexto de metas comunes guiadas por la urgente necesidad de promover un desarrollo sustentable. Por ello, el papel desempeñado por la primatología no puede voltear la cara a la realidad.

Sin descuidar su naturaleza científica, debe aliarse a las ciencias sociales para abrirse a los caminos posibles que apresuren el rescate y conservación de los reductos que aún alojan a las especies de primates. Adoptar la apertura a otras disciplinas y la pertinencia social como norma y no como excepción, puede ser la diferencia entre una primatología con objetivos meramente académicos y ajena a su contexto regional, o como aliada de la conservación de recursos naturales y de la sociedad. EL FUTURO DE LA PRIMATOLOGÍA DESDE LA ACADEMIA Como hemos puntualizado anteriormente, existen vacíos de información para los cuatro taxa de primates mexicanos y en los diferentes estados en donde se distribuyen. Las recomendaciones de investigación deben estar centradas en la obtención de datos útiles y actualizados para la estimación del estado de conservación de estas especies y subespecies. Las actividades de manejo del hábitat y monitoreo de las poblaciones deben asegurar que éstas sean viables a futuro, tanto dentro como fuera de áreas naturales protegidas.

Para todas las especies es necesaria la realización de estudios a largo plazo relacionados con el monitoreo de poblaciones, que ayuden a conocer las distintas amenazas sobre los primates.

Como instituciones comprometidas con la sociedad, las universidades y los centros de investigación están obligados a ofrecer entrenamiento y formación de recursos humanos dedicados a la primatología mexicana, que incluyan estudios para

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evaluar el estado de las especies y desarrollen investigaciones sistematizadas con fines conservacionistas. Incorporar la conservación de la biodiversidad como eje toral, y llevar a la práctica la integración disciplinar para abordar problemáticas sociales relacionadas con la conservación de los ambientes naturales debe ser prioridad en los programas educativos y proyectos de investigación. De este modo, las universidades y centros científicos estarían contribuyendo a la conservación de la biodiversidad y particularmente a la de los primates mexicanos.

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El futuro de la ciencia en el transporte urbano Carlos Chávez Baeza a, Claudia Sheinbaum Pardo b a Programa de Energía, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Plantel Del Valle, C.P. 03100, Delegación Benito Juárez, México, D.F. b Instituto de Ingeniería, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, Delegación Coyoacán, México, D.F

El petróleo es aún la fuente de energía primaria más usada en el mundo, cubriendo en los últimos años alrededor de 36% del mercado. El sector transporte es el principal consumidor de los productos de petróleo y se espera que en los próximos 20 años la demanda mundial de combustibles líquidos de petróleo aumente más rápidamente en el sector del transporte que en cualquier otro sector de uso final (Figura 1).

Figura 1. Consumo mundial de líquidos de petróleo por sector de uso final. Fuente: International Energy Outlook 2008. En México, el sector transporte se convirtió en el principal consumidor de energía

a partir de los años 90 con más del 40% del consumo total (Figura), incluso con un crecimiento sostenido por delante de los sectores industrial y doméstico, al pasar de 1,527 PJ en 1998 a 2,433 PJ en 2008; es decir, un crecimiento de 59% en los últimos 10 años (SENER-SIE, 2011).

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Agropecuario

Comercial

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Figura 2. Evolución del consumo energético en México por sector, 1965-2008. Fuente: Elaboración propia con datos del Sistema de Información Energética, SENER. El desarrollo del sector transporte y su creciente dependencia del petróleo, no sólo

está en problemas por el descenso de la producción de petróleo y el consecuente aumento de sus costos, sino por el conflicto ambiental causado por las emisiones contaminantes y las emisiones de CO2, principal gas de efecto invernadero, generadas al quemar combustibles fósiles y poniendo en duda la posibilidad de un desarrollo sostenible.

Continuar con el modelo de transporte urbano basado en el auto particular obliga

al sector transporte a enfrentar grandes desafíos para reducir al mínimo las emisiones de los centros urbanos y abatir la creciente demanda de combustible.

La mayoría de los problemas medioambientales y de salud relacionados con el

transporte se dan en las ciudades y sus alrededores debido a que aproximadamente tres cuartas partes de la población mundial viven en áreas urbanas, y se estima que para el 2050 sean más del 80% (Figuras 3). En México, se espera que su población urbana llegue al 80% en el 2030 (Figura 4).

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En el año 2050 más del 80% de la población vivirá en las ciudades.

Figura 3. Metrópolis con más de 10 millones de habitantes. Fuente: COESPO, 2009.

En el año 2050 más del 80% de la población vivirá en las ciudades.

Figura 4. Crecimiento de las zonas urbanas (con más de 2,500 personas) en México. Fuente: INEGI, 2013.

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En suma, la gran cantidad de vehículos y el patrón de movilidad urbana de las

ciudades provocan:

• Creciente consumo de combustibles fósiles, • Contaminación atmosférica, visual y auditiva, • Emisiones de GEI-CC • Efectos en la salud de la población, • Congestionamientos, • Accidentes automovilísticos y • Considerables pérdidas de tiempo.

Ante la compleja problemática del transporte, se requieren soluciones integrales

que vayan encaminadas a la Movilidad Sustentable, donde se contemple:

• Mejorar las tecnologías vehiculares y la calidad de los combustibles. • Mejorar el desempeño ambiental de los vehículos (fabricación mediante un

Sistema de Gestión Ambiental). • Sistemas de transporte público multimodal, de alta capacidad, eficiente,

poco contaminante, seguro, cómodo y accesible. • Utilizar medios de transporte más eficientes, promoviendo el no motorizado

o transporte público. • Evitar o reducir los viajes a través de la integración del uso de suelo y

planeación de transporte. La Movilidad Sustentable, tendría los siguientes elementos que se encuentran

interrelacionados (Figura 5):

• Legislación sustentable • Combustibles sustentables • Desarrollo urbano sustentable • Tecnologías sustentables • Educación y concientización • Medición y seguimiento.

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Figura 5. Instrumentos y acciones hacia una política de movilidad urbana sustentable. Fuente: Elaboración propia. Cabe resaltar que las zonas metropolitanas se encuentran delimitadas

territorialmente por fronteras donde convergen jurisdicciones de los gobiernos federal, estatal y municipal, y en algunos casos, de varios estados y municipios, por lo que es indispensable la conformación de una coordinación metropolitana (con fondos propios) que armonice las tareas entre los gobiernos con un enfoque unitario y coherente en las funciones de gestión y concertación social que realizan cada una de estas autoridades.

Legislación sustentable: Es un instrumento de la política pública que establece un conjunto de iniciativas,

decisiones y acciones del gobierno para resolver o prevenir problemas que enfrenta la sociedad y que buscan la resolución total o parcial de los mismos. Con respecto a la movilidad urbana sustentable se proponen:

• Normas vehiculares sobre eficiencia y reducción de emisiones de GEI

(Figura 6) • Regulación y certificación vehicular • Incentivos económicos y financieros (vehículos verdes: híbridos, eléctricos,

etc.) • Precios reales (externalidades): sobreprecio con obligaciones / precio

verde • Obligaciones para el sector gobierno (gobierno con ejemplo) • Compromisos voluntarios del sector privado • Fondos para la innovación tecnológica (proyectos piloto o demostrativos)

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Figura 6. Comparación del rendimiento de combustible real y proyectado para vehículos de pasajeros nuevos. Fuente: An and Sauer, 2004, Updated 2012. México presenta un rendimiento de combustible de 28 mpg (11.9 km/l) en 2008.

Conforme a la propuesta de proyecto de Norma (Proy-NOM-163-SEMANART-ENER-SCFI-2012), se estima que podría alcanzar los 14.9 km/l (35.1 mpg) en el 2016; es decir, un incremento de 25% en 8 años.

Combustibles sustentables: Una estrategia efectiva para lograr un aire más limpio y mitigar los gases de efecto

invernadero, será disponer de combustibles más limpios (Figura 7).

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Figura 7. Alternativas de combustible para el transporte Fuente: The Sustainable Mobility Project, WBCSD, 2004. Tecnologías sustentables: A nivel mundial existen diferentes proyecciones sobre la penetración de nuevas o

mejores tecnologías de propulsión vehicular (Figuras 8 y 9), que están íntimamente relacionadas con el tipo y disponibilidad de combustible, entre ellas:

• Vehículos de motor de combustión interna • Vehículos híbridos – eléctricos • Vehículos eléctricos • Vehículos con celda de combustible • Vehículos con celda de combustible híbridos

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Figura 8. Escenarios tecnológicos y de combustible para el transporte mundial Fuente: Assessing the co-benefits of CO2 mitigation on air pollutants emissions from road vehicles.

Figura 9. Escenarios tecnológicos y de combustible para el transporte de UK Fuente: Modelling transport energy demand: A socio-technical approach. Desarrollo urbano sustentable:

• Planeación y ordenamiento territorial (metropolitano) • Impulsar el transporte No motorizado: por ejemplo ciclovías (Figura 10) • Mejorar los Centros de Transporte Modal (Cetrams), incluido

estacionamientos. • Mejorar la infraestructura vial y equipamiento (centro de control de

semáforos y semáforos inteligentes)

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• Proveer un sistema de transporte público multimodal, de alta capacidad, eficiente, poco contaminante, seguro, cómodo y accesible.

• Desarrollo de sistemas de corredores confinados de transporte público (Sistema BRT).

• Renovación del transporte público. • Expansión de las redes de transporte eléctrico. • Desentivar el uso de auto particular

Figura 10. Ciclovias en Latinoamérica Fuente: Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO,2012). Educación y concientización:

• Capacitación a operadores (Conducción inteligente):

La diferencia entre conducir técnicamente y la manera común, puede significar hasta un 30% de ahorro.

! Transporte público de pasajeros: RTP, Metrobús… ! Transporte público concesionado: Micros, taxis… ! Automovilista: Mantto., velocidad, arranque, frenado,…

• Concientización y sensibilización a la ciudadanía

Objetivo: que la sociedad participe y se comprometa a modificar sus comportamientos de consumo y sus modelos de movilidad.

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Medición y seguimiento:

• Toda planeación o programa debe considerar la medición y seguimiento de

los resultados (buenos o malos). • Se requiere:

! Diagnósticos de comportamiento (permanente) " Caracterización del parque vehicular: Origen - destino " Atmosférica: Contaminantes, GEI, etc.

! Laboratorios de prueba y centros de monitoreo ! Desarrollo de metodologías y modelos locales ! Estudios de impactos presentes y futuros (escenarios) ! Indicadores de cumplimiento de objetivos

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Lo que se tendría que estudiar de cambio climático en México

Carlos Gay García 1, 2 y José Clemente Rueda Abad 2,3

1 Centro de Ciencias de la Atmosfera, UNAM 2 Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM 3 Universidad de Guanajuato, Campus León, División de Ciencias Sociales, Estudiante de Doctorado en Ciencias Sociales

Introducción General.

El cambio climático es un hecho científicamente probado y cada año se suman datos que corroboran la existencia de este fenómeno causado por las actividades humanas. Por ello, es necesario que la investigación del tema se mantenga. En ese contexto, el cambio climático tiene el reto de generar y consolidar sus propias metodologías, pero además promover la realización de investigación mutlidisciplinaria.

Por ello, la investigación del cambio climático debe trascender el ámbito de lo novedoso y la boga para convertirse, en el mediano y largo plazo, en un área medular del crecimiento económico y el desarrollo social de México. La investigación en cambio climático no solo debe dedicarse a replicar las investigaciones realizadas en otras partes del mundo, sino que ésta debe buscar convertirse en un área de frontera académica que sirva, en si misma, como una estrategia de adaptación social.

¿Qué es el cambio climático?

El cambio climático puede definirse como un desbalance de energía de la atmósfera. Este desbalance ha sido provocado por el calentamiento global, que a su vez ha sido causado por la excesiva concentración de gases de tipo efecto invernadero que han sido vertidos a la atmósfera desde la Revolución Industrial del siglo XIX.

El efecto invernadero por sí mismo no es algo que pueda considerarse como negativo para el planeta, de hecho gracias a que la atmosfera puede cumplir esta función es que ha sido posible la vida en el mundo. Esta afirmación adquiere sentido cuando se considera que sin la presencia del efecto invernadero la temperatura promedio real del mundo sería de al menos 18°C por debajo de cero. Gracias a la estabilidad termodinámica de la atmosfera el diferencial de temperaturas es de 33°C ya que la temperatura promedio habitual del planeta es de 15°C. (Garduño, 2004, 28)

Si bien es cierto que la atmosfera cumple con muy diversas funciones, sin embargo en el caso que nos ocupa nos hemos de centrar en la ya referida capacidad de concentrar energía porque gracias a ella es que puede regularse la temperatura, las cantidades de humedad, las precipitaciones; por lo que la atmosfera es un factor determinante del estado del tiempo y del clima.

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Uno de los elementos fundamentales en esta preocupación mundial por la atmosfera se deriva de la temporalidad del cambio de clima que vive el mundo. Es ese sentido, es necesario decir, que el planeta ya ha sufrido cambios de clima en el pasado, sin embargo éstos se gestaron y consolidaron en periodos de tiempo muy amplios y normalmente se identificaron con transiciones climáticas en diferentes eras geológicas. Esta área de análisis de los cambios de clima en el pasado, pueden ser documentados con diversas técnicas como el análisis de los sedimentos lacustres en la riberas de los ríos y los lagos, el permafrost, los anillos de los árboles y otras muchas herramientas de este tipo. Esta área de investigación se le denomina paleoclimatología y es parte de la agenda de investigación del cambio climático. (Lozano, 2004, 65-76)

El cambio climático del que se habla en la actualidad y de acuerdo a los datos que se tienen, es que ha sido causado por las actividad humanas que se han enfocado a incrementar los niveles de bienestar y desarrollo de las naciones y sus habitantes. La temporalidad del inicio de la denominada Revolución Industrial nos lleva directamente a la parte media del siglo XIX. Es decir que en tan solo 150 años en promedio la humanidad ha inducido un cambio de clima que de manera natural le hubiera llevado al planeta miles de años generarlo.

En este muy corto periodo de tiempo, lo que la humanidad le ha hecho a la atmosfera es inducirle una modificación de los balances naturales de sus componentes de una forma no natural; es decir, que se ha dado una excesiva concentración de gases que tienen potencial de calentamiento global con lo cual se impide la salida regular de los excedentes de energía hacia el espacio exterior y éstos quedan atrapados en la atmosfera terrestre por lo que se ha estado incrementando la temperatura del planeta. Por tanto, existe una correlación directa entre la mayor cantidad de gases de tipo efecto invernadero en la atmosfera con la elevación de la temperatura promedio global.

Por esta razón es que Paul Crutzen en medio de un debate académico sugirió la idea de que el periodo que vivimos actualmente debe considerársele como el antropoceno. Esta aportación se mueve en el paradigma de que los cambios de clima se caracterizan por ser etapas de transición entre eras geológicas y que, por tanto, el ser humano ha modificado de tal manera el balance de la atmosfera que el cambio es imparable y eso dará lugar a escenarios de vida que no cuentan, cuando menos en este momento, con muchas certezas. Paul Crutzer escribió formalmente sobre esta tesis en el año 2000 y a partir de ahí se ha gestado una vertiente de investigación que poco a poco va en aumento. Por si mismo el análisis del Antropoceno debe considerarse como uno de los temas de la agenda científica actual no solo en el contexto de cambio climático. (Crutzen y Stoermer (2000); Duarte Quesada, Carlos M. (Coord) (2006); Di Donato, Monica (2009); Vilches y Gil (2009); González, José A. y Carlos Montes (2010); Schwägerl, Christian (2011).; Fernández Durán, Jorge (2011); Irwin, Ruth (2011); y Syvistki, James (2012)

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Comprobación científica del cambio climático

La correlación incremento de gases de efecto invernadero-elevación de la temperatura global es algo relativamente nuevo en el estudio de la atmosfera (características y funciones) y puede rastrearse hasta los inicios del siglo pasado.

Son tres los autores que pueden ser considerados como los pioneros de esta área de investigación. En primera instancia se encuentra Svante Arrhenius con el documento denominado "Über die Wärmeabsorption Durch Kohlensäure und Ihren Einfluss auf die Temperatur der Erdoberfläche." pero que no se popularizo hasta el año de 1908 cuando el documento fue publicado en inglés. (Arrhenius, S. 1901; 1908). Después de él se encuentra Guy Stewart Callendar que publicó el artículo denominado. "The artificial production of carbon dioxide and its influence on climate”. (Callendar, 1938) Esta vertiente de los pioneros en esta área de investigación la cierra Roger Revelle que en 1957 publicó “Carbon dioxide exchange between atmosphere and ocean and the question of an increase of atmospheric CO2 during the past decades.” (Revelle and Suess, 1957)

A partir de ese momento, se ha gestado un área de investigación que ha sido promovida no solo por diversas entidades académicas en todo el mundo sino también por entidades pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas. En particular los orígenes formales de esta área de investigación pueden ubicarse en los resultados de la Primera Conferencia Mundial del Clima que fue organizada por la Organización Meteorológica Mundial en el año de 1979. El resultado de dicha reunión fue que la comunidad científica salió de dicho encuentro con la tarea de comprobar la existencia del cambio climático. (IISD, 2009, 1)

En ese sentido lo que hay que destacar es que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, (IPCC) creado en conjunto por el Programa de Naciones para el Medio Ambiente y la ya referida Organización Meteorológica Mundial en el año de 1988 en Toronto, Canadá, entiende al clima, en un sentido restringido, como el estado promedio del tiempo y, más rigurosamente, como una descripción estadística del tiempo atmosférico en términos de los valores medios y de la variabilidad de las magnitudes correspondientes durante períodos que pueden abarcar desde meses hasta millares o millones de años. El período de promediación habitual es de 30 años” (IPCC, 2007, 78)

Basándose en la definición de clima que maneja el IPCC y teniendo eso de fondo como arranque de la agenda de investigación en su tarea de comprobar la existencia del cambio climático1 (tarea que ha sido encausada por el IPCC desde su creación a la fecha) entonces se sobreentiende que lo que sucedió fue que la comunidad científica tuvo, necesariamente, que hacer una búsqueda de datos históricos tanto de

1El cambioclimático,puededefinirsecomouna“variacióndelestadodelclima identificable(por ejemplo, mediante pruebas estadísticas) en las variaciones del valor medio y/o en lavariabilidad de sus propiedades, que persiste durante largos períodos de tiempo,generalmentedeceniosoperíodosmáslargos.Elcambioclimáticopuededeberseaprocesosinternos naturales, a forzamientos externos o a cambios antropógenos persistentes de lacomposicióndelaatmósferaodelusodelatierra”.(IPCC,2007,77)

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temperatura, como de precipitación para poder trabajar. De hecho la comprobación de éste problema, con un 90% de confianza (Conde, 2010, 17), se anunció al mundo en el año 2007 con la publicación del Cuarto Reporte de Evaluación del IPCC. (Ver Figura 1)

En la actualidad, la existencia del cambio climático, no ha podido ser refutada y más de un reporte, que no ha sido realizado por el IPCC, confirma la información dada a conocer por el IPCC hace un lustro; por ejemplo, en el primer bimestre del 2011 la Organización Meteorológica Mundial no solo corroboró la información del IPCC dada a conocer en el año 2007, sino que además dijo que nueve de los diez años más calientes de los últimos 150 años se encuentran precisamente entre los que forman la década más reciente; es decir la primera del siglo XXI. (WMO, 2011, 2) (Figura 2)

En ese mismo año, pero durante el mes de octubre, se dieron a conocer los resultados del denominado Berkeley Earth Project cuyo objetivo era confirmar la inexistencia del cambio climático en su dimensión antropogénica, dispuso de recursos financieros y

Figura 1 Cambios experimentados por la temperatura a nivel mundial y

continental. Fuente: IPCC, 2007, 6

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humanos propios para tal efecto. Sin embargo, los resultados que obtuvo el proyecto fueron exactamente los contrarios a sus objetivos originales y con ello confirmaron la existencia del cambio climático. (Figura 3) En el primer bimestre del año 2013, la National Aeronautics and Space Administration (NASA) por su parte no solo ha confirmado la existencia del cambio climático, sino que incluos formulo la hipótesis de que el consenso científico sobre la existencia del problema climático se ha incrementado con el paso de los años. La NASA ubicó la certeza del cambio climático en el 97por ciento; es decir, un 7 por ciento más que lo dado a conocer por el IPCC en el 2007. (Figura 4)

Figura 2 Anomalía de temperaturas globales

Fuente: WMO, 2011, 2

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Figura 3 Promedio de temperatura decadal en tierra superficial Fuente: Berkeley Earth Project, 2011 Disponible en http://www.bbc.co.uk/news/science-environment-15373071

Figura 4 Incremento del consenso científico del cambio climático al 97% Fuente: http://climate365.tumblr.com/post/41276566160/each-year-four-international-science-institutions

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Figura 5 Tiempo de estabilización de la concentración atmosférica de CO2, la temperatura y el nivel del mar

Fuente: CICC, 2007, 24

Ahora bien, la preocupación mundial del cambio climático no solo se ubica en el hecho de los impactos adversos probables que el cambio climático generaría en el mundo y sobre los que se ha abierto una espiral de incertidumbre para la toma de decisiones de carácter político en la materia.

Otro elemento que preocupa a la comunidad académica dedicada al análisis del cambio climático tiene que ver con la temporalidad de los efectos provocados en el sistema climático causados por el incremento de las concentraciones de gases efecto invernadero.

La premisa de estos escenarios a largo plazo son simples: si las sociedades del mundo implementan acciones de mitigación y se estabilizan las emisiones hacia finales del presente siglo aun así la estabilización de la temperatura global tardaría varias siglos en volverse a regular, la elevación del nivel del mar tardaría al menos un milenio (Figura 5)

Como ya se dijo la existencia de cambio climático cuenta con un elevado nivel de consenso científico, es ese entendido la correlación emisiones- cambio climático ha

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buscado ser revertida o cuando menos desacoplada. Lo que se ha propuesto no es que los países dejen de buscar el incremento de sus niveles de bienestar y desarrollo económico, sino que las actividades económicas se desacoplen de la emisión de gases de tipo efecto invernadero, para lo cual la reducción de emisiones ha adquirido un papel central en el tema del cambio climático.

Sobre lo que respecta al incremento de la temperatura, ésta ha sido colocada por la diplomacia climática internacional en el rango de los 2°C. Ésta ha sido una decisión política tomada en la décimo sexta Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), celebrada a finales de 2010 en Cancún, México y ratificada durante la décimo séptima COP que se realizó en Durban, Sudáfrica un año después. Sin embargo esta decisión se encuentra condicionada a los resultados que aporte el Quinto Reporte de Evaluación del IPCC.

Los retos académicos del cambio climático en el mundo

Si el cambio climático está relacionado de manera directa con la forma y los modos en los que las sociedades del mundo han obtenido sus estándares de crecimiento económico y desarrollo social, entonces eso hace evidente que las sociedades deben modificar sus paradigmas. Se trata, en otras palabras e imaginar un tipo de mundo que sea diferente y en el que la existencia de la especie esté garantizada en los mejores términos posibles, no solo para los que habitamos el planeta actualmente, sino también para las futuras generaciones.

En este caso, la ciencia debe proveer a los políticos y tomadores de decisiones de todo el mundo, en la medida de lo posible, de la información científica más detallada sobre los escenarios de futuro que se prevén y al mismo tiempo ensayar opciones de solución a dichos problemas.

En ese entendido la agenda de investigación más actual está siendo coordinada por el IPCC. Dicha información será dada a conocer en su Quinto Reporte de Evaluación. El reporte de evaluación que está preparando el IPCC tiene la misma estructura que han presentado los cuatro reportes presentados previamente: es decir el grupo I está dedicado a perfeccionar el conocimiento de las bases científicas del cambio climático, el grupo II está enfocado al análisis de los impactos, las amenazas y las estrategias de adaptación; también cuenta con un análisis por regiones continentales, los pequeños estados insulares, las regiones polares y los océanos abiertos. Finalmente el grupo de trabajo III está dedicado al análisis de las estrategias de mitigación, pero además incorpora criterios de análisis políticos sobre la toma de decisiones en un contexto de incertidumbre y posibles fuentes de financiamiento.

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Los temas que se encuentran en revisión, por cada uno de los grupos de trabajo del Reporte son:

Temas del Grupo de Trabajo 1

• Observaciones: atmósfera y la superficie, los océanos y la criosfera • Información para archivos paleoclimáticos • Carbono y otros ciclos biogeoquímicos • Nubes y Aerosoles • Forzamiento radiativo antropogénico y natural • Evaluación de los modelos climáticos • La detección y atribución del cambio climático: de lo global a Regional • Cambio climático a corto plazo: Las proyecciones y la previsibilidad • Cambio climático a largo plazo: Proyecciones, compromisos e irreversibilidad • Cambio en el nivel del mar • Fenómenos climáticos y su relevancia para el cambio climático futuro a nivel

regional

Temas del Grupo de Trabajo 2

Parte A: Aspectos globales y sectoriales

• Bases para la Toma de Decisiones

Recursos y sistemas naturales como objeto de ordenación y sus usos

• Recursos de Agua Dulce • Terrestre y Sistemas de Aguas Continentales • Sistemas costeros y zonas bajas • Sistemas Oceánicos • Sistemas de producción de alimentos y la seguridad alimentaria

Asentamientos Humanos, Industria e Infraestructura

• Áreas Urbanas • Áreas Rurales • Principales sectores económicos y servicios

La salud humana, el bienestar y la seguridad

• Salud Humana • Seguridad Humana • Medios de Vida y Pobreza

Adaptación

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• Necesidades y opciones de adaptación • Planificación y ejecución de la adaptación • Oportunidades de adaptación, las restricciones y los límites • Economía de la adaptación

Impactos Multi-Sectoriales, riesgos, vulnerabilidades y oportunidades

• Detección y Reconocimiento de los efectos observados • Riesgos emergentes y vulnerabilidades clave • Caminos resilientes al clima: adaptación, mitigación y desarrollo

sostenible

Parte B: Aspectos regionales

• Contexto Regional • África • Europa • Asia • Australasia • América del Norte • Centro y Sudamérica • Regiones polares • Pequeñas Islas • océanos abiertos

Temas del Grupo de Trabajo 3

Cuestiones a resaltar

• Reporte de respuestas políticas implementadas en cambio climático bajo manejo de riesgo e incertidumbre

• Conceptos y métodos sociales, económicos y éticos • Desarrollo sostenible y equidad

Caminos para mitigar el cambio climático

• Controladores, tendencias y mitigación • La evaluación de Caminos de transformación • Sistemas de Energía • Transporte • Edificios • industria • Agricultura, silvicultura y otros usos del suelo • Asentamientos Humanos, Infraestructura y Ordenación del Territorio

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Evaluación de políticas, instituciones y finanzas

• Cooperación Internacional: Acuerdos e Instrumentos • Desarrollo Regional y Cooperación • Políticas e Instituciones Nacionales y Subnacionales • Inversiones y Finanzas (Cuestiones transversales)

Los retos del cambio climático para la comunidad científica mexicana

Cambio climático es la oportunidad de hacer las cosas distintas de cómo se han venido haciendo al momento. Entonces lo primero que debe saberse es que tipo de temas harán eco en la comunidad científica mexicana. En segunda instancia, que tipo de científicos se deben incorporar en esta tarea y, finalmente, cual es la importancia de este tipo de investigación para el futuro de México.

En primera instancia es necesario que la comunidad científica incorpore la agenda de investigación del IPCC y la adapte a las necesidades de México; es decir, si el mundo está buscando perfeccionar no solo la información de clima, los escenarios de éste, será menester que toda la vertiente de investigación permee el quehacer científico nacional. No solo se trata de tropicalizar los temas del IPCC, sino ver la realidad y los escenarios climáticos para México de manera regionalizada. (Conde et al, 2010) Tampoco se trata de que la comunidad científica mexicana se conforme solamente con hacer un gran inventario de la investigación que ya se ha realizado en México, de lo que trata es hacer una ciencia climática que forme parte de la vanguardia mundial en la temática.

En México, la temática de cambio climático debe servir para responder también preguntas de carácter más amplio y que tendrían que ver con la seguridad e integridad de las personas en el contexto de cambio climático, cuando, cómo y cuánto costaría el impulsar la innovación tecnológica endógena que le permita al país impulsar una renovación de su parque industrial usando energías alternativas desarrolladas por investigadores mexicanos.

Necesariamente se debe ingresar al debate académico mundial sobre Low Carbon Emissions, Green Economy and Green Growth para entender cuáles son los caminos que se habrán de seguir en los próximos años en todo el mundo en materia de cambio climático. En la dimensión económica se debe incursionar en el análisis sobre la cooperación internacional y los mecanismos de financiamiento existentes a la fecha y el papal que habrá de jugar el Green Climate Fund en la arquitectura financiera para cambio climático que comenzara a operar a partir del 2020.

En el contexto del cambio climático, en la elaboración del Quinto Reporte de Evaluación del IPCC México está colocado en la Región de Norteamérica junto con los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá. De hecho con ellos tiene vigente el

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Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sin embargo en el ámbito de las negociaciones internacionales de clima México no negocia junto con sus socios comerciales del bloque regional donde lo ha colocado el IPCC; ya que tanto los canadienses, como los estadounidenses forman parte del Anexo I del Protocolo de Kyoto (aunque los Estados Unidos no lo han ratificado y Canadá recientemente ha dejado de pertenecer al instrumento), en las negociaciones de clima, México forma parte del Grupo de Integridad Ambiental (conformado por la República de Corea, Mónaco, Liechtenstein, Suiza y México) y por lo mismo ha dejado de negociar al lado del bloque regional latinoamericano; México en el contexto internacional no forma parte de los grupos de trabajo del continente americano. Esta circunstancia por sí mismo es uno de los temas que forman parte de la agenda de investigación de nuestro país en el contexto de cambio climático.

Para poder hacer este tipo de investigaciones se requiere mantener la base de científicos que ya están haciendo cambio climático, pero es fundamental que el volumen de científicos dedicados a esta tarea se incremente. Este grupo de investigadores especializados en las ciencias atmosféricas pueden ponerse como meta de trabajo darle un fuerte impulso a la investigación de la atmosfera y sus interacciones e incluso poder crear un modelo propio de clima futuro.

Se requieren fomentar la participación de los científicos sociales para que ellos ayuden a analizar las condiciones sociales actuales de los mexicanos y entender cómo interactúan los actores sociales, de manera individual y colectiva, ante las manifestaciones propias de la variabilidad climática natural y del cambio climático porque ello no puede hacerse a través de los modelos de clima.

En el contexto de cambio climático, y debido a los impactos adversos probables se hace necesario que las comunidades científicas de México aprendan a trabajar de manera multidisciplinaria, pero dejando atrás los esquemas de participación en los que se divide el trabajo y solamente al final se reúnen para integrar una versión final de un reporte de investigación. En ese entendido, es necesario crear mecanismos de comunicación e interacción entre los investigadores que tengan como lenguaje y proceso de codificación el tema de cambio climático.

El cambio climático debe comenzar a verse como una ciencia de amalgama, en la que diversas disciplinas científicas puedan plantear los posibles escenarios en los cuales se habrá de generar sus procesos de desarrollo social y crecimiento económico.

Si por su ubicación geográfica y su diversidad biológica México ha sido catalogado como un país vulnerable a los impactos del cambio climático (Gay et al., 1995; Gay et al. 1996; Gay, 2000) entonces la ciencia del clima y los científicos dedicados a este tema deben comenzar a jugar un papel más importante para poder crear las opciones de política pública que ayuden a que el país sea sustentable, a pesar de los escenarios adversos del clima. En ese entendido el estudio del cambio climático debe ser visto como un elemento estratégico para el desarrollo futuro de México.

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Conclusiones

Para muchos el cambio climático es un tema de moda, desde el ámbito de la investigación es un tema fascinante porque permite la posibilidad de incursionar en áreas que se encuentran en las fronteras del conocimiento. Sin embargo, el cambio climático, como hecho científicamente probado, es mucho más que solamente eso; ya que se trata del futuro de la humanidad y de en qué condiciones habrán de vivir las comunidades sociales y políticas de todo el planeta.

En la literatura especializada sobre cambio climático existe un tópico recurrente, el cual se establece en forma de interrogación y que implica cuestionar sobre qué si los países no implementan acciones para modificar los escenarios que se tienen al momento sobre el cambio climático. Los escenarios que se derivan de dichas hipótesis de investigación no hacen sino reforzar los escenarios adversos del cambio climático.

En el caso mexicano, se requiere impulsar la investigación del cambio climático (tanto de manera monodisciplinaria como multi e interdisciplinaria) para que de los resultados de estas investigaciones se gesten alternativas de acciones a implementar en el corto y mediano plazo tanto en el ámbito de la mitigación como de la adaptación social al problema.

La ciencia climática de México tiene que verse como una inversión para el futuro del país. Para ello se requiere que se diversifiquen los fondos de financiamiento y que se rompan los paradigmas que han separado a las comunidades científicas; es decir, pensar en la adaptación social de nuestro país ante el reto que implica el cambio climático puede comenzar por hacer innovaciones tan simples como la antes mencionada.

El futuro de México requiere la formación de expertos en clima, pero también de una inversión enfocada en la investigación para que en el menor tiempo posible se puedan generar opciones plausibles para implementarse en todo el país. Invertir en la ciencia climática es invertir en el futuro de México.

Graciela Dolores Avila Quezada
Graciela Dolores Avila Quezada
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FORTALECIMIENTO DE LAS CIENCIAS DE LA SUSTENTABILIDAD

Julia Carabias2, Christian Lemaitre3, Rafael Loyola4, Enrique Provencio5, Yosu

Rodriguez6 y Fernando Tudela7.

1.- EL PROBLEMA

Desde hace más de cuarenta años las evidencias científicas dieron la voz de alerta de

la peligrosa interferencia que el sistema antropogénico estaba ocasionando en el

funcionamiento del sistema natural. Aunque con menos información y entendimiento

que en la actualidad, desde entonces se formularon las preguntas sobre los riesgos de

las tendencias del deterioro ambiental, tanto para la humanidad como para el propio

funcionamiento de la naturaleza. La información y el conocimiento se han venido

incrementando, en mucho debido a la interacción entre ambos sistemas.

Por lo general, los indicadores muestran deterioros más acelerados y preocupantes

que los previstos: las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera

se incrementan por encima de lo estimado y las tendencias de pérdida de la

biodiversidad y sus servicios ambientales no disminuyen. Con respecto a la

sustentabilidad socioeconómica, la desigualdad y la inequidad se han acentuado en

las últimas dos décadas y la pobreza no se redujo como se esperaba, tanto en las

sociedades en desarrollo como en las desarrolladas.

La inequidad y la pobreza ya no se manifiestan únicamente en los países atrasados,

sino también se han implantado y extendido en los países desarrollados,

particularmente en Estados Unidos y en buena parte de Europa, donde el desempleo

se extiende y al que se agrega el fenómeno de la precariedad. La carencia de visiones

2FacultaddeCiencias,UNAM.

3DirectordelaDivisióndeCienciasdelaComunicaciónyDiseñoUAM-Cuajimalpa.

4InstitutodeInvestigacionesSociales,UNAMyDirectordelCentrodeCambioGlobalySustentabilidaddelSureste.

5ProgramaUniversitariodeEstudiosdelDesarrollo,UNAM

6Centro de Investigación en Geografía y Geomática "Ing. Jorge L. Tamayo

7AsesordelaOrganizacióndeNacionesUnidas

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y propuestas creativas han permitido la reinstalación de los nacionalismos y la

xenofobia. En esta circunstancia, la desesperanza y el temor al porvenir son

fenómenos tan globales como los del cambio climático y sus efectos socioambientales.

Aunque con dificultades, al menos el tema del cambio climático logró posicionarse en

la agenda pública y está contribuyendo a un proceso de planeación intersectorial.

Además, aunque con fluctuaciones, se mantiene entre los problemas que visualiza la

ciudadanía; por lo mismo, la percepción social del fenómeno es el motor para que en

la agenda pública, privada y social se incluya crecientemente el tema de la

sustentabilidad, aunque con cierta frecuencia sea de manera más retórica o decorativa

que comprometida. Empero, los demás asuntos de la agenda de la sustentabilidad

ambiental no corrieron con la misma suerte, de ahí el rezago que se registra en el

freno a la pérdida de la biodiversidad y a la degradación de la tierra; en el acceso

sustentable al agua, en calidad y cantidad; en la seguridad alimentaria y en el fomento

a la agricultura sustentable y la pesca responsable; al igual que en la valoración de los

servicios ambientales y en la construcción de una economía baja en consumo de

carbono; como también en la disminución de la pobreza y las desigualdades sociales,

entre muchos otros.

Aunque falte mucho por investigar, existe la evidencia científica de que el progreso de

la humanidad ha ocurrido a un costo muy elevado para el funcionamiento del planeta y

de las especies, y por mucho se han transgredido los límites biofísicos que

mantuvieron estables al medio ambiente y la civilización los últimos 10 mil años. Sin

duda, ha quedado en evidencia que es el modelo civilizatorio de desarrollo lo que está

en cuestionamiento.

Para el año 2050 la población se incrementará alrededor de 3 mil millones de

habitantes que demandarán alimentos, agua, materias primas y energía.

Adicionalmente, cerca de 1.4 mil millones de personas viven actualmente en

condiciones de subsistencia. El reto para atender la demanda de recursos adicionales

para 4.4 mil millones de personas (los nuevos habitantes y la población que vive en el

rezago) no puede basarse solo en el incremento de la producción, de la extracción o

de la generación como en el caso de la energía, ya que, por un lado, los recursos del

planeta son finitos y, por el otro, los patrones de producción y consumo actuales

implican un cuantioso derroche de recursos.

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A esta compleja situación debe añadirse la destrucción o deterioro de los hábitats

naturales con la consecuente pérdida de la biodiversidad y sus servicios ambientales,

tanto terrestres como marinos, afectados por la deforestación, extracción,

contaminación y acidificación.

Las soluciones a estos desafíos radican en garantizar el uso sustentable de los

recursos naturales finitos, el desarrollo de tecnologías adecuadas a las distintas

condiciones ambientales, sociales y económicas, la distribución y acceso justo y

equitativo de los bienes y en el cambio en la cultura del consumo y de la relación con

la naturaleza.

Para enfrentar estos retos, además de usar de manera adecuada la información

científica y el conocimiento vernáculo en la gestación de políticas públicas y de

producir más ciencia, se requieren nuevos enfoques para abordar el entendimiento de

los viejos y nuevos fenómenos y el de sus interacciones, así como de nuevo

conocimiento y la reinterpretación de lo que se conoce a la luz de sus efectos en los

sistemas socioambientales.

Los sistemas de educación y de investigación históricamente se han orientado a que el

conocimiento de las sociedades sea fragmentado, temático y especializado; por lo

general, se carece de visiones, métodos e instrumentos que permitan analizar y actuar

con una visión integral. Por ello, las soluciones a la pobreza o al deterioro ambiental se

han abordado convencionalmente desde una sola perspectiva, segmentada y sin

entender ni atender sus interrelaciones. No existen instituciones ni programas

adecuados para enfrentar la complejidad e interacción entre los problemas

socioeconómicos y ambientales y económicos. Cada sector atiende su tema sin tomar

en cuenta las repercusiones sobre otros sectores o sus interacciones. Sin duda, los

enfoques científicos predominantes no son suficientes para enfrentar los desafíos; se

requiere de innovación y cambios profundos. Las presiones están aumentando a

ritmos más rápidos que los cambios de políticas.

2.- EL ENFOQUE.

Si bien el quehacer científico tiene un amplio espectro, debe existir un espacio

científico dirigido a dar respuestas a los problemas y prioridades nacionales que

reflejen la magnitud de los retos que debe enfrentar el país en las siguientes décadas.

En este desafío, las ciencias de la sustentabilidad deben fortalecerse.

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53

El enfoque limitado que ha imperado en las políticas de ciencia, tecnología e

innovación (CTI) presenta dos características: una, está orientado al incremento de la

competitividad y productividad y dos, genera conocimiento compartimentalizado,

fragmentado, encasillado. Ninguna de las dos características permite hacer frente a los

desafíos del desarrollo sustentable.

El conocimiento científico se está generando de manera dispersa y responde a una

demanda de múltiples facetas desarticuladas y puntuales, así como a las decisiones

de los investigadores como individuos y no como parte de un sistema científico

orgánico.

La dimensión humana ha sido incorporada en el enfoque científico como objeto y no

como sujeto. En los esquemas científicos la cultura en general ha estado ausente.

Es indispensable la creación de un nuevo aparato cognitivo que fomente un proceso

diferente de generación del conocimiento, que permita descubrir lo hasta hoy oculto en

las interacciones de los procesos de los grandes problemas nacionales, con un sólido

cimiento de ciencia básica que dé soporte a las propuesta de solución, que sea

dinámico y capaz de adecuarse y actualizarse permanentemente ante las aceleradas

condiciones cambiantes no lineales; que se construya por enfoques, escalas y niveles

de asimilación; que conjugue las disciplinas sociales y ambientales para entender los

sistemas socioambientales y tecnológicos producto de la relación sociedad -

naturaleza, y que asuma una ética científica y de responsabilidad social.

Los retos actuales son de gran magnitud, pero más aún lo serán los procesos

emergentes, aún no conocidos, que surgirán con los crecientes cambios globales,

algunos de ellos de tipo no lineal. El modelo de generación científica actual no está

preparado para enfrentar dichos retos, por lo que se requiere de una revolución

científica y de enfoques creativos, novedosos y transformadores basados en la

planeación y evaluación de la propia ciencia.

3. EL ESTADO DE LA CUESTIÓN.

Una paradoja caracteriza al quehacer científico. Por un lado, hay mucho más

conocimiento científico disponible en México del que se está usando; cada vez se

forman más grupos de investigación y, con ellos, más investigadores; los temas del

cambio climático y del deterioro ambiental están incluidos en la agenda pública y

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social. En contraste, se hace menos de lo que se debe hacer para enfrentar los

desafíos nacionales, tanto en la generación de conocimiento, en cuanto a su tipo,

calidad y cantidad, como en su integración en las políticas públicas. El avance de la

civilización reclama más conocimiento del que se genera.

Desde las universidades, las grandes industrias mundiales y otros ámbitos de la

sociedad, el conocimiento se ha multiplicado en forma inusitada y sin precedentes,

pero de manera muy dispersa. El peso relativo de la universidad disminuye y se

socializa la generación de conocimiento. La universidad ha sido incapaz de digerir los

avances del desarrollo, entenderlos, evaluarlos, corregirlos y llevarlo a su objetivo de

formación de capacidades y de cultura más general. El incremento del número de

investigadores y proyectos ha sido individual y desarticulado. Los procesos de

evaluación académica han propiciado el individualismo en el quehacer científico, lo

cual es incompatible con la generación del nuevo conocimiento integral que los

grandes desafíos requieren. La universidad y en general el quehacer científico debe

tomar conciencia de su nuevo rol en la sociedad.

Resulta indispensable establecer un sistema de información o redes de conocimiento

sobre las ciencias ambientales que organice la información existente y ofrezca una

visión fina de lo que está ocurriendo, alimentado de manera permanente por los

grupos de investigación, e instituciones relacionadas con estos temas. Contar con una

herramienta así, permitiría saber que ha ocurrido, que está ocurriendo, generar

sinergias entre diferentes proyectos de investigación, catalizar nuevos proyectos, así

como identificar los principales vacíos, trazar una ruta de la agenda de prioridades

para atenderse en el corto, mediano y largo plazo, entender cómo deberían agruparse

y relacionarse los temas e interactuar e implementar evaluaciones y rendición de

cuentas. No se parte de cero. A principios de los años noventa, por parte del CCC se

hizo un esfuerzo de entender el estado y las tendencias de las ciencias ambientales,

pero no se sostuvo.

De manera complementaria, pero no por ello menos importante, este sistema de

información debería complementarse con otro sistema de información consistente en

un gran acervo de documentos actualizados de amplia difusión para el conjunto de la

sociedad y de fácil consulta, sobre el estado de los conocimientos que se tienen de los

diferentes problemas, sobre los elementos esenciales de política pública existentes,

así como de las posibles acciones que pueden emprenderse a nivel de las

comunidades interesadas, a través de toda una variedad de documentos digitales de

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libre acceso (texto, audiovisuales, interactivos,…), mantenido continuamente por los

interesados.

Por otro lado, se debe reconocer que en México la investigación científica en materia

ambiental se ha fortalecido de manera significativa en las últimas décadas. La

gestación y consolidación de las políticas ambientales nacionales no puede

entenderse al margen de la evolución de la ciencia de la ecología en nuestro país y,

posteriormente, de las ciencias ambientales. La generación de conocimiento que

explica los fenómenos del funcionamiento de la naturaleza y su vinculación con los

procesos sociales ha sido indispensable para el diseño de políticas y de instrumentos

tales como el ordenamiento ecológico, la evaluación de impacto ambiental, las áreas

naturales protegidas, el manejo de la vida silvestre, la valoración de los servicios

ambientales y la restauración ambiental, entre muchos otros.

Como parte de este proceso han emergido instituciones de educación superior,

programas de investigación y formativos, diplomados, seminarios y un respetable

número de acciones dirigidas a ocuparse de la problemática socioambiental, los cuales

sin duda han contribuido mucho a mejorar su posicionamiento en la agenda pública y

social; sin embargo, el país todavía está lejos de situar los retos ambientales en el

centro de las políticas públicas, a la vez que el sector privado con tibieza observa que

la sustentabilidad es un factor determinante para su sobrevivencia, como tampoco la

población termina de introyectarlos en la cultura de la ciudadanía.

En la última década, ante la creciente crisis ambiental, el gobierno incrementó los

recursos económicos en la investigación vinculada a medio ambiente a través del

mecanismo de los fondos sectoriales, particularmente el de Semarnat – Conacyt. Sin

embargo, se careció de una agenda de prioridades; aunque aumentó el número de

proyectos, estos fueron sesgados a requerimientos específicos y tuvieron un carácter

más de consultorías para respuestas de temas puntuales y coyunturales, que de

atención a una agenda de conocimiento prioritario. La calidad de esos proyectos y su

impacto en las políticas públicas también tendría que ser evaluada, pero no parece

haberse convertido en un catalizador para avanzar, sino más bien en una ventanilla

más de obtención de financiamiento.

Debido a estos avances y retrocesos y a la información disgregada, no se sabe cómo

los nuevos fenómenos globales y las políticas diseñadas para su atención, impactan a

la sociedad en su conjunto. No puede evadirse la responsabilidad de construir una

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agenda de prioridades y un sistema integrado de generación del conocimiento que

abarque los enfoques social, ambiental y económico, y los vincule a la política pública.

4.- EL FUTURO Y LA AGENDA

Las prioridades que deben ser incluidas en una agenda del quehacer de las ciencias

de la sustentabilidad deben responder a los grandes desafíos del país para consolidar

un desarrollo incluyente, equitativo y respetuoso de la naturaleza.

Los siguientes son algunos de los temas prioritarios que deben ser abordados y a los

que deben destinarse crecientes recursos públicos de los tres niveles de gobierno, al

igual que del sector privado y de los fondos internacionales, a saber:

• Tema: energía y agua limpias, seguras y accesibles para todos

o Transformación de las formas de uso de la energía y de las materias

primas considerando mecanismos que desacoplen el crecimiento

económico de la utilización de estos recursos;

• Tema: alimentos accesibles y sustentables para todos

o Nueva revolución agrícola para aumentar la producción de alimentos,

con innovadoras tecnologías sustentables acordes con cada región

ecológica, que consideren los límites adecuados de uso de agua,

detengan la pérdida de ecosistemas y biodiversidad y la reducción de

sumideros de carbono, y que garantice la nutrición balanceada de toda

población, lo que implica entender las interacciones entre acceso,

precios, estímulos, disponibilidad y otros facores.

• Tema: Desarrollo urbano y movilidad sustentable

o Diseñar los modelos más adecuados para la calidad de vida urbana en

distintas regiones bajo criterios de sustentabilidad ambiental, social y

económica.

o Entender la urbanización como un conjunto de procesos que afectan lo

urbano y lo rural, es decir, al territorio en su conjunto; que consume la

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mayor cantidad de servicios ambientales; y generan los mayores

volúmenes de desechos.

o Desarrollar estrategias, tecnologías e infraestructura para lograr una

movilidad sustentable

• Tema: Salud y medio ambiente

o Entender las causas y efectos que los nuevos cambios globales

generan en la salud de los individuos y los requerimientos en materia de

políticas de salud pública.

• Tema: Mares y costas

o Entender las interacciones de la interfase mares - costas; los impactos

que el desarrollo tiene en los ecosistemas marinos, costeros y los

humedales; los beneficios y valoración de los servicios ambientales que

generan a la población estos ecosistemas; los alcances del cambio

climático en estos sistemas; los procesos demográficos y de ocupación

territorial; el potencial para la seguridad alimentaria nacional.

• Tema: vulnerabilidad y adaptación.

o Identificar las acciones y medidas que disminuyan los riesgos a los que

la población está sujeta por los cambios globales emergentes y

crecientes. Evaluar los costos de la inacción, monitorear los efectos de

los cambios globales y vincularlos a la toma de decisiones.

• Tema: Límites planetarios

o Investigar a gran escala sobre los sistemas de la Tierra, los límites

planetarios y la sustentabilidad global.

• Tema: Evaluación y diseño de indicadores de la sustentabilidad del desarrollo

o Desarrollo de instrumentos que evalúen, valoren y, en su caso,

incorporen al mercado el capital natural, es decir, los servicios

ambientales y la biodiversidad, para que se vinculen a las decisiones

económicas y a las estrategias de reducción de la pobreza.

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o Generar nuevos indicadores de bienestar, más allá del limitado

Producto Interno Bruto, así como rediseñar instrumentos económicos

que permitan a las innovaciones responder a intereses sociales e incluir

a la población que no está siendo beneficiada e incorporar el criterio de

sustentabilidad en los indicadores de desarrollo económico.

o Elaborar evaluaciones regulares y oportunas sobre el estado del medio ambiente, con la ciencia más actualizada existente.

El conjunto de temas mencionados requiere de visiones que integren las diferentes

perspectivas desde las ciencias sociales y naturales y las interacciones entre ellos

mismos, así como de enfoques territoriales y concurrentes. Los proyectos de de ellos

deriven podrían ser coordinados a través de mecanismos innovadores como las redes

de conocimiento.

5. LA GESTIÓN DE LA POLÍTICA EN CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN

Es urgente revisar una política heredada de 12 años que se caracterizó por una visión

unívoca de una tecnología e innovación con una ciencia diluida y ciencias humanas en

el margen, y propiciar una política integral que sitúe a la CTI como instrumento

estratégico de desarrollo aumentando la inversión en el ramo al nivel de la economía

de México, y que la ponga en sintonía con lo que se demanda para una CTI con

responsabilidad social: trabajo en equipo, interdisciplina cooperación interinstitucional

e internacional, pertinencia e impacto social y ética científica, entre otros.

El alcance de la política científica y tecnológica debe impactar tanto a la formulación,

aplicación y evaluación de las políticas públicas como al conjunto de la sociedad,

empresas y público en general, entre otros actores. La sociedad debe estar enterada,

formada y preparada y ser capaz de valorar el conocimiento y ampliar su percepción

sobre los problemas de la sustentabilidad para lograr un cambio.

Ello implica la construcción de estrategias y el desarrollo de mecanismos, eficientes y

eficaces, de transferencia del conocimiento científico hacia las distintas esferas, que

movilice a la opinión pública, que asegure un cambio de actitud y, por ende, de cultura

sobre la sustentabilidad del desarrollo, para que, con ello, se propicien los cambios de

políticas necesarios a la trasformación.

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Si bien es indispensable la generación de un sistema cognoscitivo alternativo, no

debemos esperar a que mejore la ciencia para que mejoren las políticas públicas. Se

dispone de mucho más conocimiento, aunque disperso y desintegrado, del que se está

utilizando en el diseño de políticas. Existe un cúmulo de información y experiencia que

constituye un capital de mejores prácticas para cambiar políticas. La interfase entre la

ciencia y la política púbica no se ha logrado concretar a pesar de la construcción

reciente de un entramado de gestión que estancó los indicadores de ciencia y declinó

los de tecnología e innovación, al igual que siguen sin encontrarse las estrategias

adecuadas que faciliten la transferencia de conocimiento, a pesar de los cuantiosos

recursos que se le destinaron en las dos últimas administraciones federales.

En un nuevo modelo de gestión de la ciencia, tecnología e innovación, vinculado a la

política pública, a la cultura y a la sociedad, será necesario aprovechar la capacidad

instalada que México tiene en el ámbito científico, reorientar o transformar instituciones

y mecanismos ya existentes, diseñar otros indicadores que reconozcan y estimulen el

impacto social e incluir los temas prioritarios de la agenda, sin descuidar el fomento de

la investigación de frontera y la búsqueda de nuevos campos de conocimiento..

Por ejemplo, debe haber un mecanismo de coordinación/dirección para que los

centros de investigación especializados en los sistemas marinos y costeros respondan

organizadamente a la agenda de prioridades; en otros casos, será necesario crear

nuevos centros de investigación en temas prioritarios como en los de adaptación y

vulnerabilidad y en zonas áridas, consolidar los recién creados, como el del Centro de

Cambio Global y Sustentabilidad en el Sureste, y destinar más recursos para que se

multiplique la investigación y la búsqueda de soluciones en las ciencias ambientales.

Muchos de estos mecanismos o programas podrán ser temporales o provisionales,

deberán ser flexibles y capaces de captar los recursos marginales que van surgiendo

en diversos medios. Se requiere de nuevos modelos de gestión científica acordes con

lo que se está gestando para que dejen de ser lastres del pasado.

Es necesario enfatizar lo limitado del presupuesto y la falta de voluntad de los

gobiernos y de mecanismos para impulsar la ciencia como un eje de la política

nacional; si bien en la nueva administración pública federal se pretende retomar el

tema de ciencia, tecnología e innovación (CTI), su orientación aún no está clara. Es

imperativo evaluar el modelo heredado y diseñar otro en el que armonicen

investigación fundamental, pertinencia social, desarrollo tecnológico e innovación.

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El fortalecimiento de la investigación científica sobre la sustentabilidad del desarrollo y

la construcción de puentes comunicantes entre la ciencia y la toma de decisiones en el

diseño de políticas públicas, son un asunto de extrema importancia y urgencia en las

agendas nacionales y deben quedar plasmados en nuevos arreglos institucionales y

acuerdos sociales.

En temas como el del cambio climático, la generación de conocimiento científico desde

distintas perspectivas y su vinculación con la política pública nacional e internacional,

si bien no es el óptimo, si aporta importantes lecciones extrapolables a otros temas

globales. Instituciones como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la

Biodiversidad (Conabio) son también un claro ejemplo de cómo vincular el

conocimiento científico con las políticas públicas. La obra de “Capital Natural de

México”, en la que participaron 648 expertos en su elaboración, incluye el

conocimiento actual de la biodiversidad de México, su estado de conservación y

tendencias de cambio y las políticas públicas y perspectivas de sustentabilidad. Esta

obra dio lugar a una agenda llamada “Capital Natural de México. Acciones estratégicas

para su valoración, preservación y recuperación”, la cual es también un ejemplo

significativo de la potencialidad de la interfase entre el quehacer de la ciencia y las

propuestas de política pública. Cabe hacer notar que el modelo de la Conabio fue

reconocido en el reporte que el Consejo de Asesores sobre Ciencia y Tecnología de

los Estados Unidos de América, entregó al presidente Barack Obama, en el que se

menciona que es un excelente modelo de agencia gubernamental a seguir en los

Estados Unidos.

El Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y el Instituto Nacional de Ecología y

Cambio Climático son el sustrato que puede llevar a los temas de su responsabilidad

en la misma dirección, pero requieren de ser reforzados.

En suma, es indispensable acelerar los procesos que faciliten el entendimiento de los

problemas, locales y globales, y la construcción de rutas para su solución integral a

través de más y mejor investigación, del fortalecimiento de la interdisciplina para la

comprensión de los dilemas complejos, del fomento y la búsqueda de estrategias que

faciliten la transferencia de conocimiento, de cambios en los indicadores de

reconocimiento de los investigadores para valorar el impacto social, de un impulso

decisivo a la CTI para que se ponga a tono con la dimensión de la economía mexicana

y de su mejor posicionamiento en las políticas públicas para que sean factores

estratégicos de un desarrollo sustentable. La disponibilidad de una sólida base de

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datos científicos, con un adecuado modelo de información y una correspondiente red

de conocimiento constituye el mejor soporte tanto para la toma de decisiones de largo

plazo, como para la solución de conflictos en torno al uso de los recursos naturales.

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¿Hacia dónde va la ciencia en México? el limitado punto de vista de un experto que estudia la diversidad biológica Federico Escobar Instituto de Ecología, A. C. “Alicia, perdida en el bosque, pregunta al sonriente gato: Minino, ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí? Eso depende en gran medida a donde quieras llegar – le contesta el felino. No me preocupa mucho donde llegar…Refuta la pequeña niña. En ese caso, poco importa el camino que tomes, sentencia el sonriente gato”

Lewis Carroll (1832 – 1898) Me han pedido reflexionar sobre ¿Hacia dónde va la ciencia? Una pregunta tan antigua como el mismo que hacer científico, que debe trascender en el tiempo y mantenerse viva, pues la percepción del conocimiento y su valor está relacionada con el contexto histórico de cada época. Una pregunta que debe permanecer, sobre todo porque en un mundo cambiante (tremendamente dinámico) como el nuestro, las necesidades de cada tiempo nos imponen retos distintos. Por tal razón, debemos estar siempre dispuestos no sólo a cambiar de opinión, sino también a cambiar la manera de hacer las cosas. Este último punto me parece de vital importancia, sobre todo en este momento, cuando el país se está moviendo hacia el fortalecimiento y consolidación de su aparto científico y educativo, a través de la concertación de una agenda nacional en ciencia, tecnología e innovación que permita darle rumbo y certeza a la inversión pública en investigación y educación científica. También me han encomendado señalar posibles rutas para la investigación en Ecología y Biodiversidad. Áreas de estudio relativamente recientes en el panorama científico mexicano, que en el contexto económico actual, anclado en políticas de desarrollo que consideran los recursos naturales disponibles como infinitos e inagotables, requieren de especial atención. Dado que a partir del conocimiento generado por estas disciplinas, es posible contribuir a la generación de políticas ambientales y a la instrumentalización de acciones de manejo, uso y conservación de la diversidad biológica del país, la cual debe ser considerada la base del bienestar social de su población. Sin el reconocimiento y aceptación de esta idea como punto de articulación de la política nacional de desarrollo, México no estará preparado para afrontar los restos ambientales del futuro. Pero antes de continuar con las tareas que me han encomendado, considero pertinente señalar el camino que voy tomar. En primer lugar, haré un diagnóstico general de la ciencia en México para desembocar en los retos de su enseñanza. En segundo lugar, me gustaría señalar las limitaciones del experto (la de un científico, como yo inmerso en su mundo), cuando intenta integrar su visión particular, la visión de su disciplina de estudio, en el todo. Lo anterior para demostrar que la agenda en ciencia, en particular en Ecología y Biodiversidad, hoy más que nunca requiere de múltiples y variadas opiniones, incluyendo las de otras disciplinas. Terminaré por plantear interrogantes amplios y generales acerca de los retos que tienen los científicos dedicados al estudio de la diversidad biológica de México. El diagnóstico Una de las conclusiones más importante del proceso de consulta de la percepción pública de la ciencia y la tecnología en México que realiza el INEGI y el CONACyT cada dos años desde 2001(ENPECYT 2011), indica que en pleno siglo del

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conocimiento, la población tiene una cultura científica deficiente y una percepción de la ciencia y los científicos alejada de la realidad. De acuerdo con el estudio, somos un país con un analfabetismo científico realmente preocupante (2 de cada 100 personas ingresan al sistema de estudios a nivel de posgrado). Con un escaso interés de los jóvenes por la ciencia y en donde menos del 0.04% de la población están dedicas a actividades de ciencia y tecnología. Confirmando en gran medida que la enseñanza de la ciencia no ha sido la prioridad del sistema educativo en México. De acuerdo con la declaración de Budapest (1999): “para que un país esté en condiciones de atender a las necesidades fundamentales de su población, la enseñanza de las ciencias y la tecnología es un imperativo estratégico”. La gran interrogante que surge en este momento es ¿Cómo detonar el rezago que como país arrastramos desde hace varias décadas y más importante aún, qué salto en nuestra manera de pensar y de hacer las cosas debemos dar para incorporar a la ciencia, la cenicienta de la inversión púbica en México, como uno de los ejes rectores del desarrollo y bienestar del país? Para lograr esto, uno de los objetivos centrales para los próximos 25 años debe ser: La democratización de la enseñanza de la ciencia en México. Las limitaciones del experto Ante la realidad de la ciencia en México y en particular de su enseñanza, es de vital importancia reconocer las limitaciones que como expertos adolecemos cuando intentamos ver el todo desde un solo punto de vista, desde el punto de vista de nuestra propia disciplina. De acuerdo con Harold Laski (1930), el juicio de un experto no debe ser definitivo, pues ven su disciplina como el eje sobre el cual todo converge y en muchas ocasiones desprecia aquello que no sea dicho por uno de los suyos. Así, toda conclusión alcanzada por un experto no deja de ser una idea menor mientras no venga sopesada desde un esquema de valores que no sea propio de la materia de estudio del experto. Este esquema de valores debe necesariamente venir, debe ser el resultado de la concertación con distintos actores de la sociedad. Sería entonces arrogante pretender que nuestra opinión sea la última palabra al momento de pensar hacia dónde va la ciencia en México. La agenda de investigación en biodiversidad debe ser construida desde la óptica de todos, es decir, desde la riqueza de las opiniones de otras disciplinas (filosofía, económica, antropología, sociología, por mencionar algunas). Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre el compromiso indisoluble entre ciencia y educación de calidad. Compromiso que debe ser el motor de la democratización de la enseñanza de la ciencia en México. Lo cual supone que debemos ser capaces de pensar en el sentido humanista de la enseñanza de la ciencia, una enseñanza que sea capaz de formar individuos que tomen decisiones libres, individuos capaces de integrar otros puntos de vista en sus explicaciones del mundo y comprometidos con la realidad del país. Es por esto que la formación de nuevas generaciones bajo los más altos estándares de enseñanza, debe ser considerada como garantía de largo plazo de la calidad, identidad y autonomía del quehacer científico en México. Ideas para una agenda de investigación en Biodiversidad El término biodiversidad tiene múltiples connotaciones: biodiversidad no sólo son las especies y sus genes, no sólo son los ecosistemas y los procesos ecológicos. Es también la percepción de la gente en su contexto y el valor que le asignan. Por tal motivo, la articulación de una agenda de investigación en biodiversidad resulta sumamente compleja. Sobre todo para un país como México, en donde la diversidad

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biológica del territorio ha sido catalizador de una enorme riqueza cultural y objeto de una larga tradición de uso que se remonta a la época prehispánica (Challenger, 1998). Atender esta complejidad, requiere que las limitaciones que como expertos adolecemos, sean atendidas por otras disciplinas. Un ejemplo de esta visión es el Capital Natural de México (2008-2009), la obra coordinada (con la participación de más de 750 expertos en los distintos temas), editada y publicada por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). Una de las obras centrales sobre el estado del conocimiento de los recursos naturales y la problemática ambiental del país, que junto con el documento de Acciones Estratégicas (Sarukhán, J., et al. 2012, deben servir para calibrar la agenda de investigación en biodiversidad. La enorme diversidad biológica contenida en el territorio mexicano, que se expresa en una gran variedad ecosistémica, de especies y genética, representa un privilegio no solo en términos científicos, sino también, en términos del potencial para el bienestar del país y de sus habitantes. Debemos aceptar que la biodiversidad (y todo lo que resulta de ella) es el patrimonio para proveer las condiciones que hacen posible nuestra existencia y la producción de bienes. La idea que el desarrollo del país se contrapone con el uso y la conservación de los recursos naturales no solo es nociva, sino también de alguna manera simplista. Esta idea, es el resultado del poco conocimiento de un gran sector del país y de la escasa valoración de la información generada por los científicos en este campo de conocimiento. Pero también de la débil articulación entre ciencia y gestión. Aspectos que deben ser atenidos de forma urgente si queremos fortalecer una cultura de toma de decisiones científicamente informadas, socialmente correctas y económicamente justas. A continuación me permitiré formular algunos interrogantes a manera de líneas de orientación de la investigación en Biodiversidad: 1. ¿Cuánto conocemos de la diversidad biológica de México? Esta pregunta obedece

a la necesidad fundamental, yo diría primaria, de conocer dónde y cómo está distribuida la diversidad biológica en el país.

México ha desarrollado y consolidado capacidades para generar conocimiento sobre su biodiversidad. Una de estas capacidades se refleja en la integración del Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SNIB) creado por la CONABIO. Sin embargo, un análisis de la magnitud de información contenida en la base de datos taxonómico-geográfica respecto a la poca inversión realizada (escasos 11 millones de USD hasta 2006), concluye que la simple tarea (inconclusa) de describir la biodiversidad requiere de la concertación de distintas instituciones académicas y de gestión para el desarrollo de una estrategia eficiente en el mediano plazo para inventario nacional de la biodiversidad. Esta debe ser una de las tareas centrales, si se consideran las tasas de transformación de los ecosistemas terrestres y acuáticos de México. Debemos por lo tanto, sin descuidar otros campos de acción, incrementar y mejorar el sistema de información sobre la biodiversidad del país, pues esta es indispensable para la toma de decisiones respecto al uso y conservación de la biodiversidad sustentada en el conocimiento científico. 2. ¿Cómo responde la diversidad biológica a las actividades humanas? La pérdida de

biodiversidad y sus consecuencias pasan desapercibidas para gran parte de la sociedad, que no tienen una relación directa con los ecosistemas ni con los servicios que éstos proveen (como alimentos, regulación hídrica, conservación de suelos y fertilidad, etc.)

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La investigación en biodiversidad requiere entender de qué manera vamos a insertar las actividades productivas a los esquemas de conservación y uso de los recursos naturales. Por esto es de vital importancia dar continuidad y consolidar la investigación tendiente a comprender el impacto de la pérdida y fragmentación de los ecosistemas, la sobreexplotación de los recursos naturales y el papel de los paisajes de uso humano para el funcionamiento de los sistemas naturales. Concretamente, necesitamos información de los efectos de las actividades humanas (agricultura, ganadería, pesca, minería, etc.) sobre el metabolismo de los sistemas naturales terrestres y acuáticos. En este contexto, la investigación y la modelación de umbrales de respuesta de la biodiversidad deben ser la prioridad. 3. ¿De qué manera nos impacta (o nos impactará) el cambio climático? Para esto es

necesario anticipar y adaptar adecuadamente distintos sectores del país frente a las nuevas condiciones climáticas.

Frente a la evidencia del incremento en la temperatura a escala global, México debe responder con la consolidación de un sistema de monitoreo (la toma sistemática de información de largo plazo) de un amplio espectro de variables bióticas y abióticas a distintas escalas (local, regional y nacional) que nos permitirán alimentar modelos probabilísticos (de simulación) de los efectos del cambio climático sobre temas como: la producción de alimentos, la distribución de especies invasoras y plaga, la expansión de enfermedades de interés para salud humana, pérdida de diversidad, regulación del ciclo hídrico y desertificación, entre otros. ¿Cómo incorporar el capital natural, la biodiversidad de México, como base del desarrollo del país? Es absolutamente indispensable modificar nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza. Para dar sentido a la integración de Capital Natural como base del desarrollo el país, se requiere pensar en un modelo económico cuyo fin no se concentre en los procesos de acumulación material, sustentada en una visión interminable de los recursos. Es imperiosa la necesidad de promover un modelo económico incluyente; un modelo que incorpore a los procesos de acumulación y de re-distribución de la riqueza, a los actores que históricamente han sido excluidos de las lógicas de los mercados, así como a aquellas formas de producción que se fundamentan en principios diferentes a dicha lógica de mercado. Es por esto, que es absolutamente necesario modificar nuestra relación con la naturaleza e incorporar los principios básicos de la autoregulación de los sistemas naturales al manejo, uso y conservación de la Biodiversidad. Tal vez esta última pregunta sea el punto en donde se requiere la mayor convergencia de opiniones y contribución de diversos sectores tanto académicos y de gestión, como político, social y económico. Referencias Declaración de Budapest (1999). Marco general de acción de la Declaración de Budapest, http://www.oei.es/salactsi/budapestdec.htm Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2011: ENPECYT / Instituto Nacional de Estadística y Geografía. México : INEGI, c2013. 131 p. ISBN 978-607-494-546-1.

Graciela Dolores Avila Quezada
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Conabio. 2008–2009. Capital natural de México. Vol. i: Conocimiento actual de la biodiversidad; Vol. ii: Estado de conservación y tendencias de cambio; Vol. iii: Políticas públicas y perspectivas de sustentabilidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México. Challenger, A. 1998. Utilización y conservación de los ecosistemas terrestres de México. Pasado, presente y futuro. Conabio / Instituto de Biología / UNAM / Agrupación Sierra Madre, SC. 847 p. Laski, H. 1930. Las limitaciones del Experto. Ediciones Sequitur. Madrid. Sarukhán, J., et al. 2012. Capital Natural de México: Acciones estratégicas para su valoración, preservación y recuperación Comisión nacional para el conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México.

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La ciencia de la ecología en México– Una perspectiva y aspectos torales Jorge López-Portillo Presidente, Sociedad Científica Mexicana de Ecología Investigador Titular C, Red de Ecología Funcional, Instituto de Ecología, A,C. Como ciencia, la ecología en México es relativamente reciente. Baste decir que la Sociedad Científica Mexicana de Ecología (SCME) fue fundada en 2005 mientras la Sociedad Británica de Ecología, la primera en su género, fue fundada hace exactamente 100 años y la Norteamericana cumplirá 100 años en 2015. Aunque pueden mencionarse varios investigadores como precursores de la ecología mexicana (Vázquez Yanes 2009, Martínez et al. 2006), la historia moderna de esta disciplina comienza con la fundación de tres instituciones: el Instituto Nacional de Investigación Sobre Recursos Bióticos (INIREB) por el Dr. Arturo Gómez Pompa en 1975, el Instituto de Ecología, A.C. (INECOL) por el Dr. Gonzalo Halffter Salas también en 1975, y el Departamento de Ecología de la UNAM en 1985 (Dirzo 2000), que evolucionó a Centro y luego a Instituto, fundado por el Dr. José Sarukhán Kermez. Estas tres iniciativas fueron, en gran medida, una reacción a los programas de gobierno que promovieron la deforestación de grandes áreas del país, que es el quinta más biodiversa del mundo: los tres notaron que era urgente formar ecólogos que pudieran documentar el uso de los recursos y resolver los problemas ambientales que ya en ese momento eran evidentes y previsibles. No sobra decir que ellos han influido en los tomadores de decisiones para resolver o evitar mayores problemas ambientales. Por todas estas razones fueron galardonados recientemente con la Medalla al Mérito en Ecología de la Sociedad Científica Mexicana de Ecología (SCME), precisamente porque con sus iniciativas y empuje abrieron centros de investigación científica y contribuyeron a la formación y reclutamiento de una primera generación de ecólogos, fundando así la ecología mexicana. Después de cuarenta años de estos esfuerzos iniciales, la colaboración internacional, el apoyo a través de becas, principalmente del CONACyT, a estudiantes de posgrado en México y el extranjero, el desarrollo de programas de posgrado en Universidades y Centros Públicos de Investigación y el estímulo provisto por el Sistema Nacional de Investigadores ha resultado en alrededor de 500 investigadores en ecología (¡4.3 ecólogos por cada millón de habitantes!), y en una producción en aumento de literatura nacional e internacional de alta calidad.

Este es el contexto de la SCME que desde su fundación ha realizado cuatro congresos bianuales realizados en Morelia, Mérida, Veracruz y Villahermosa, respectivamente. Actualmente cuenta con 1397 socios que laboran en 86 instituciones nacionales, lo que refleja el crecimiento y consolidación de la ecología nacional, con sus múltiples programas de posgrado. Han participad también alrededor de 20 instituciones extranjeras representadas por los investigadores visitantes o los estudiantes mexicanos que cursan ahí su posgrado. Además, muchos estudiantes de grado y posgrado (un consistente 60% del total de participantes) han expuesto sus proyectos de investigación en los cuatro congresos de la SCME, lo que ha servido para fortalecer redes de colaboración a nivel nacional entre investigadores y estudiantes con temas afines de investigación. Por estos motivos consideramos que la SCME es una plataforma idónea para la promoción de planes y programas estratégicos desarrollados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), universidades y centros de investigación, instancias municipales, estatales y federales relacionadas con temas ambientales y organizaciones no gubernamentales. Cada congreso de la SCME ha servido para marcar una radiografía de la problemática ambiental y la dedicación de los investigadores y sus estudiantes a

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temas diversos, con sus retos y temas de frontera propios. Por ejemplo, aparte de las 6 conferencias magistrales en las que participaron investigadores de gran trayectoria (Rodolfo Dirzo, Virginia Dale, John N. Thompson, Tia-Lynn Ashman, Exequiel Ezcurra y Robert Costanza), el IV Congreso de Mexicano Ecología contó con 150 presentaciones en 23 simposios, 485 presentaciones orales y 437 en cartel. Un análisis breve de los ejes temáticos sobre los que giró el congreso es el siguiente: el 19% versó sobre biodiversidad y conservación, cambio de uso del suelo y evaluaciones ambientales; el 19% sobre estudios de comunidades y poblaciones biológicas, y el 9% sobre interacciones bióticas. Estos son temas fundamentales en un país megadiverso, y es lógico que una cantidad proporcional de los ecólogos nacionales dediquen una parte sustantiva de su tiempo en estos temas, tomando en cuenta la estructura y composición actual de nuestros ecosistemas naturales y las presiones a las que están sujetos. Otros ejes temáticos con relevancia creciente son ecología de la restauración (4%), cambio global (3.5%), el estudio de los servicios proporcionados por los ecosistemas (4%) y de su sustentabilidad y resiliencia (2%). La ecología de la conducta, la ecología funcional y la ecofisiología suman el 6% del total de trabajos presentados. Los ejes temáticos menos representados son los estudios a largo plazo y los relacionados con contaminación y ecotoxicología que apenas representan el 3% del total. Tenemos como Sociedad la tarea pendiente de ubicar estos estudios geográficamente, de detallar los centros de investigación en donde se realizan y de detectar los huecos existentes en la investigación en ecología nacional.

Los ejes temáticos que forman parte del quehacer de los ecólogos coinciden muy bien con las prioridades de investigación detalladas por Martínez et al. (2006) y que consisten en: (1) entender los factores físicos y biológicos que generaron y que mantienen la alta diversidad en el país, lo que implica llevar a cabo estudios sobre la estructura y dinámica de los ecosistemas, registro de la biodiversidad y elucidación de las historias naturales de las especies; (2) estudiar los efectos antropogénicos sobre los ecosistemas, considerando que menos de la tercera parte del país está conservada y que deben entenderse las consecuencias de la fragmentación de las comunidades naturales, de las las variadas formas de manejo sobre especies de distinta tolerancia, y de los factores ecológicos y socioeconómicos del cambio de uso de suelo en un contexto del cambio climático global a fin de facilitar la construcción de diferentes escenarios y para priorizar las actividades de uso, conservación y restauración; (3) restaurar las comunidades bióticas más críticas para no seguir perdiendo sus servicios ambientales - para tal fin deben conocerse los procesos de regeneración natural y las funciones de los ecosistemas a fin de reducir tiempos y costos de dicha restauración; (4) promover investigaciones interdisciplinarias en donde se privilegien perspectivas históricas, socioeconómicas, culturales y antropológicas para garantizar que se usa el conocimiento ecológico en la elaboración de estrategias sustentables para el uso de los recursos; (5) integrar los conocimientos tradicionales y ecológicos para crear agroecosistemas que rivalicen con los ecosistemas naturales en términos de su estructura y función para así garantizar su uso sustentable; (6) asegurar la sustentabilidad de los servicios ecosistémicos, considerando el bienestar de los diferentes sectores de la sociedad y fortaleciendo la capacidad de las instancias pertinentes de gobierno para el desarrollo y mantenimiento exitoso de programas de pago por servicios ambientales.

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Martínez et al. (2006) mencionan tres prioridades más que son fundamentales para fortalecer la ciencia de la ecología en México: la construcción de redes de monitoreo ambiental a largo plazo para dar seguimiento confiable, con datos de línea de base, de los efectos del cambio climático global a fin de adaptar programas de manejo y conservación; la integración al currículum de enseñanza básica, media y superior de estrategias para resolver problemas y habilidades para la comunicación y la retención de egresados sobresalientes de los posgrados nacionales e internacionales tanto en universidades y centros de investigación como en entidades estatales y federales en donde se están tomando las decisiones; y, finalmente, fortalecimiento de la colaboración internacional para resolver problemas compartidos. Todo esto implica un aumento sustantivo en el presupuesto dedicado a educación, ciencia y tecnología. Es evidente que esto no es un gasto sino una inversión a mediano plazo para aprovechar el talento que se desperdicia por no contar con estrategias educativas para desarrollar en los estudiantes la profundidad analítica y las herramientas necesarias a fin de generar soluciones originales para usar los recursos de forma razonable y reducir el deterioro ambiental.

Esta habilidad analítica debe estimularse aún si no se dirige hacia la resolución de problemas ambientales. Es falsa la dicotomía entre ciencia básica y ciencia aplicada y esto debe ser visto como un eje continuo sobre el que puede desarrollarse un investigador o un grupo de investigadores. Hay en la historia muchísimos ejemplos de investigadores asociados a profesores que no tenían interés por la solución de problemas prácticos, pero que con su ejemplo estimularon su capacidad y la profundidad necesaria para desarrollar un pensamiento complejo. Pueden, desde luego, buscarse fórmulas para estimular a los investigadores o grupos de investigación a resolver problemas concretos, tal como se hace con las demandas específicas propuestas en los programas de fondos mixtos de CONACyT. Incluso, las universidades y centros públicos de investigación pueden crear en su ámbito programas de estímulos o convocatorias para llevar a cabo proyectos de investigación que consideren pertinentes. Sin embargo, nunca debe restringirse o condicionarse la libertad de investigación porque los procesos que llevan a descubrimientos relevantes son muy complejos y sólo pueden desarrollarse en un ambiente que los propicie sin cortapisas. Desde luego, los investigadores deben sujetarse a evaluaciones periódicas, pero su trabajo debe juzgarse en términos de su calidad y no de la temática que desarrollan. Incluso en este tema, el concepto de par es crucial: quien evalúa debe tener una visión global del quehacer científico.

Toda ciencia necesita una historia que permita apreciar lo avanzado, pero también necesita un contexto y una matriz. En la ecología, el contexto lo proporciona el documento Capital Natural de México, coordinado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) y disponible de manera gratuita en internet. Este trabajo es un ejemplo de lo mucho que puede hacerse con una gran idea, la capacidad para coordinar proyectos complejos y un presupuesto relativamente modesto. Este proyecto multidisciplinario involucró la colaboración de 777 participantes de 227 instituciones. Constituye el segundo estudio de país (el primero se publicó en 1998 y también está disponible en línea) y contiene tres apartados: (1)

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Estado actual del conocimiento de la biodiversidad, (2) Conservación y tendencias de cambio de uso del suelo y (3) Políticas públicas y perspectivas de sustentabilidad, además de un documento de síntesis que es de gran utilidad para los tomadores de decisiones. El documento avanza más allá de la sola descripción de lo que tenemos en México: hace explícito que la base de la pirámide de desarrollo social y económico de México es el Capital Natural y que éste se ha utilizado como una mina pero considerando erróneamente que es inagotable. Las consecuencias, muy evidentes a partir del análisis histórico de las tendencias de cambio de uso de suelo, son los altos índices de deforestación en las 4 últimas décadas y la fragmentación y la pérdida de ambientes para un gran número de especies endémicas. Se hace notar que gran parte de la biodiversidad actual está en terrenos de pequeños productores, ejidos y comunidades indígenas. Finalmente, se plantean nuevos paradigmas y líneas de acción para el manejo del capital natural de México, tomando en cuenta que esto debe ser una empresa conjunta entre los habitantes de las áreas biodiversas y los usufructuarios de los bienes que de ahí se obtienen. Para esto se requiere inculcar y difundir el conocimiento generado a todos los niveles de la población y contribuir a la formación de nuevas generaciones con ética de respeto hacia el entorno y conciencia acerca de la fragilidad y finitud de nuestro capital natural. “Es claro que el país debe dedicar mayores recursos a la generación de conocimiento, especialmente el que influye en la solución de problemas estratégicos para el país. No obstante, generar conocimiento en temas estratégicos sobre el capital natural no se logrará solamente con la aplicación de recursos económicos, sino especialmente con el establecimiento y mantenimiento de condiciones que propicien esta actividad en el seno de las instituciones tanto académicas como del sector público y de un diálogo entre gobierno y academia” (Sarukhán et al. 2012, p. 29).

Es claro que hay una influencia creciente de los ecólogos y otros científicos en la toma de decisiones, pero aún es insuficiente dada la fuerte presión que ejerce el desarrollo económico anárquico. El impacto de los ecólogos debe hacerse patente en la planeación ambiental, la gestión, las prácticas de manejo y en la gobernanza. Entre otros profesionales, los ecólogos proveen información que puede ser usada para generar mejores prácticas. Muchos ecólogos colaboran con la sociedad civil, procurando la información crítica para demostrar o cuestionar la factibilidad ambiental de los proyectos que no son sustentables, como la construcción de nuevas presas (Marismas Nacionales, Nayarit), nuevos desarrollos turísticos (Cabo Pulmo, BC; Chamela, Jalisco), y proyectos de minería (Caballo Blanco, Veracruz). Algunos proyectos han sido cancelados bajo el peso de las evidencias, otros están pendientes. Por otra parte, en las políticas de uso de recursos no hay campo de la ecología que sea irrelevante. Por ejemplo, el conocimiento de la ecología y evolución microbiana fue fundamental para cambiar las políticas relacionadas con la sobreexplotación de acuíferos fósiles en Cuatro Ciénegas, Coahuila (Souza et al. 2006) y el estudio sobre la ecofisiología de semillas ha sido fundamental para generar prácticas exitosas de reforestación (Vásquez Yanes y Orozco Segovia 1993; Mendoza Hernández et al. 2013). Se puede prever que, al igual que el conocimiento económico, el conocimiento ecológico tendrá una creciente importancia para promover la conservación y el uso

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sustentable de los recursos en un contexto de alta biodiversidad. En este sentido, se requiere el apoyo del CONACyT y de la Academia Mexicana de Ciencias para que en las instituciones en donde se hace investigación sobre ecología se produzca y difunda la ciencia de calidad, independientemente de su uso inmediato.

Referencias

Dirzo, R. 2000. Carlos Vázquez Yanes y el Instituto de Ecología. Ciencias 57:8-11.

Guevara, S. 1990. Historia de la ecología terrestre en México. Ciencias especial 4: 89-95.

Martínez, M.L. Manson, R.H., Balvanera, P., Dirzo, R., Soberón, J., García-Barrios, L., Martínez-Ramos, M., Moreno-Casasola, P., Rosenzweig, L., y Sarukhán, J. 2006. The evolution of ecology in Mexico: facing challenges and preparing for the future. Frontiers in Ecology and the Environment 4: 259–267.

Mendoza-Hernández, P. E., Orozco-Segovia, A., Meave, J. A., Valverde, T., y Martínez-Ramos, M. 2013. Vegetation recovery and plant facilitation in a human-disturbed lava field in a megacity: searching tools for ecosystem restoration. Plant Ecology 214: 153-167.

Sarukhán, J., et al. 2012. Capital natural de México: Acciones estratégicas para su valoración, preservación y recuperación. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México. http://www.biodiversidad.gob.mx/pais/pdf/CapNatMex/Capital%20Natural%20de%20Mexico_Sintesis.pdf

Souza, V., Espinosa-Asuar, L., Escalante, A. E., Eguiarte, L. E., Farmer, J., Forney, L., Lloret, L., Rodríguez-Martínez, J.M., Soberón, X., Dirzo, R. y Elser, J.J. 2006. An endangered oasis of aquatic microbial biodiversity in the Chihuahuan desert. Proceedings of the National Academy of Sciences 103: 6565-6570.

Vázquez Yanes, C. 2000. La primera cátedra de ecología. Ciencias 57:4-6.

Vázquez-Yanes, C., y Orozco-Segovia, A. 1993. Patterns of seed longevity and germination in the tropical rainforest. Annual review of ecology and systematics 24: 69-87.

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DIVERSIDAD BIOLÓGICA DE MÉXICO

CONOCIMIENTO ACTUAL Y PERSPECTIVAS

1. DIVERSIDAD FLORÍSTICA TERRESTRE Patricia D. Dávila Aranda1, Isela Rodríguez Arévalo1, Noé Flores Hernández1 y Víctor Sánchez-Cordero2

1Facultad de Estudios Superiores, Iztacala, UNAM, Av. de los Barrios no. 1, Los Reyes Iztacala, Tlalnepantla, Edo. de México 54090, Tel. 5523-1150

2 Departamento de Zoología, Instituto de Biología, UNAM. Aptdo. Postal 70-153, México D.F. 04510

[email protected], [email protected], [email protected],

[email protected]

Los trabajos de inventarios y registros de la diversidad biológica terrestre en el mundo y, en particular en México, siguen siendo prioritarios, ya que no se ha podido documentar sistemáticamente, así como no se ha puesto disponible, de manera clara y expedita, a la comunidad científica y a la sociedad (Koleff y Urquiza-Haas, 2011). En lo referente al conocimiento sobre la diversidad florística y faunística de México, entendida ésta como el número y tipo de especies de plantas vasculares, vertebrados terrestres y algunos grupos de invertebrados conocidos en el país, se ha avanzado significativamente en los últimos 25 años (Supl. Biodiversidad de México, 2014). En diferentes instituciones educativas y de investigación, así como en entidades gubernamentales y no gubernamentales, se han desarrollado acciones dirigidas a documentar nuestra diversidad florística y faunística.

En particular, diversos proyectos de “Floras” están en desarrollo, aunque su origen se remonta, en algunos casos, a varias décadas. Algunos de estos proyectos han continuado exitosamente publicando volúmenes, libros, fascículos u otros formatos. Sin embargo, otros no han mostrado tal continuidad y presentan productos intermitentemente con diferentes grados de calidad académica (CONABIO-CONANP-SEMARNAT, 2008). Un diagnóstico integral de todos estos proyectos, incluyendo sus logros, alcances y perspectivas está fuera del alcance de este manuscrito, pero sería útil contar con esta información, como punto de partida, si realmente se quisiera revitalizar el trabajo de documentación de la Flora de México.

Este diagnóstico también tendría que incluir el trabajo y logros alcanzados por los diferentes herbarios del país, en los últimos 25 años, así como la magnitud, la calidad y la disponibilidad de la información digital que poseen (CONABIO-CONANP-

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SEMARNAT, 2008). Algunos herbarios han podido continuar su trabajo de inventario y producción de Floras, prácticamente con apoyo de sus propias instituciones y de “disfrazar”, en algunas ocasiones, sus actividades para conseguir financiamiento externo. Sin embargo, otros herbarios, están prácticamente cerrados o con actividades de campo y de gabinete estrechamente acotados (Dávila-Aranda, 1992). Nuevamente, referimos que un diagnóstico integral del trabajo de los herbarios mexicanos, en los últimos 25 años, ayudaría a entender la situación actual y por tanto, las perspectivas y medidas a tomar para revitalizar estos acervos de información biológica tan importantes (Smith, et al., 2003).

De la misma manera, nos referimos a los jardines botánicos, los cuales paulatinamente han ido canalizando su trabajo y esfuerzo a actividades de conservación in situ y ex situ y han dejado en el rezago los esfuerzos sobre el inventario y registro de nuestra Flora. El diagnóstico que se propone también documentaría el trabajo, desempeño, prioridades y alcances de los jardines botánicos de una manera similar a lo antes expresado (Lascuráin et al., 2007; CONABIO-CONANP-SEMARNAT, 2008). Es importante resaltar que el escenario de problemas y retos en las “Floras”, se puede extrapolar al caso de los inventarios faunísticos.

El diagnóstico integral que se propone daría cuenta fehaciente de las condiciones actuales de las instituciones con respecto a infraestructura y equipamiento, al personal (especialistas, técnicos y estudiantes), así como de los logros y limitaciones que presentan todos los actores e instituciones involucrados en el trabajo de inventario, registro y documentación de la biodiversidad de México. Sin embargo, de antemano, se puede puntualizar que existen dos causas que han provocado el evidente freno en el desarrollo y ejecución de los trabajos básicos taxonómicos de inventario, registro y documentación de nuestra biodiversidad. El primero, se refiere a la falta de presupuesto para realizar dicho trabajo en sus fases de campo, gabinete y laboratorio. En segundo término, nos referimos al reconocimiento muy limitado que este tipo de investigación tiene en nuestras propias instituciones educativas y de investigación, así como en el CONACYT, en particular en Sistema Nacional de Investigadores. Es importante cambiar el paradigma de que el trabajo taxonómico no es científico y, de que por no ser estrictamente experimental, no se le toma con la importancia que amerita. Desde nuestra perspectiva, el trabajo relacionado con la documentación de la biodiversidad del país debe apoyarse y de hecho apresurarse, debido al continuo y alto nivel de deterioro de nuestros ecosistemas a nivel nacional (SEMARNAT, 2005). Los datos sobre deforestación, cambio de uso del suelo, cambio y pérdida de la cobertura vegetal y causas principales de la degradación de los suelos, están plenamente documentados (Ricker et al., 2007; Sánchez-Cordero et al., 2009). Sin embargo, es importante mencionar que México no ha podido detener o disminuir el deterioro, pérdida y transformación de nuestros ecosistemas, por lo que revitalizar el apoyo para la documentación de nuestra biodiversidad es estratégico, si queremos tener la información básica que nos permita realizar actividades de restauración, conservación, ordenamiento y aprovechamiento sustentable de los recursos que aún tenemos (Ricker et al., 2007).

A nivel mundial, el Convenio de Diversidad Biológica ha señalado la Estrategia Global de Conservación de Plantas, a partir de la cual todos los países firmantes, se

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comprometen a tomar medidas que permitan controlar la pérdida de la diversidad florística (CONABIO, 2012). Así, México desarrolló y completó, bajo el liderazgo de la Comisión Nacional de Conservación y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), la Estrategia Mexicana de Conservación de Plantas que incluye seis objetivos estratégicos, 16 líneas de acción, 34 acciones, 33 metas, para lograr que para el año 2030 se hayan reducido y controlado los procesos de deterioro y las amenazas a la diversidad vegetal. Esta estrategia incluye una parte importante relacionada con la generación y transmisión del conocimiento biológico del país (CONABIO, 2012). De manera sucinta, señalamos que el conocimiento florístico de México dista mucho de ser adecuado. Por un lado, se estima que tenemos cerca de 31,000 especies, de las cuales hemos descrito o conocemos solamente por una descripción taxonómica a alrededor de 21,000 especies (Sarukhán et al., 2009); es decir, que falten por describir más de 10, 000 especies de plantas vasculares. De ser cierta esta estimación, México aporta alrededor del 9 % del total de especies que se supone existen en todo el planeta (Llorente-Bousquets y Ocegueda, 2008), lo cual lo califica como un país mega-diverso. Además de que el país presenta una gran diversidad de especies vegetales, también resulta relevante el hecho de que la tasa de endemismo sea elevada. De acuerdo con Villaseñor y Ortiz (2013), un poco más del 50 % de las especies de plantas vasculares de México, son autóctonas o endémicas al país. Es decir, solamente las encontramos en el territorio mexicano. Es necesario acotar que este endemismo se refiere por un lado, a aquellas especies que aunque solamente viven en nuestro país, ellas están ampliamente distribuidas. Por otro lado, existe otro gran grupo de especies endémicas cuyos intervalos de distribución se reducen a áreas pequeñas y a veces característicamente aisladas (islas, meseta, valle, barranca, cima de una montaña, entre otras). Por su tasa de endemismo, México ocupa el tercer lugar en el mundo, después de China e Indonesia (Sarukhán et al., 2009).

Otra manera de visualizar la diversidad florística de México, es a través de la integración de la información referente al número de especies, que incluye una riqueza florística entre 22 mil y 31 mil especies, se estima que existen 23 424 plantas vasculares y en el caso de las plantas con flores, México ocupa el quinto lugar mundial en riqueza de especies (Challenger, 1998; CONABIO, 2012). Nuestra riqueza florística puede entenderse más integralmente como aquella que incluye un porcentaje alto de especies que el mundo posee, pero además con más del 50 % de ellas endémicas al territorio mexicano y representadas por un mosaico de diferentes formas de vida (Villaseñor y Ortiz, 2013). Así, se observa que el 48 % de las plantas vasculares son hierbas (anuales o perennes), casi el 30 % son arbustos, cerca del 15 % son árboles, el 7% trepadores (incluyendo hierbas trepadores como bejucos) y el 0.7 % son parásitas. Sin embargo, estas formas de vida las podemos ubicar con respecto a su tasa de endemismo. De esta manera, se sabe que cerca del 50 % de las especies herbáceas y arbustivas de México son endémicas. Asimismo, se observa que alrededor del 40 % de las especies arbóreas y parásitas del país también son endémicas, al igual que el 38 % de las especies epífitas y trepadoras (Villaseñor y Ortíz, 2013).

Diferentes autores han intentado estimar o reconocer el nivel de conocimiento que tenemos de nuestra diversidad florística, entendido este conocimiento como la

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estimación, en diferentes épocas, de la tasa de hallazgos de especies nuevas para la ciencia. Así, se han propuesto las llamadas curvas de acumulación de especies que nos ayudan a entender el número de especies de plantas vasculares descritas en diferentes épocas y de visualizar si dichas curvas indican un incremento o una disminución en esta cifra. Según Villaseñor y Ortiz (2013), los hallazgos de especies de plantas vasculares nuevas para la ciencia empiezan a declinar en el país. Si esto se confirma, indicaría que se ha llegado a tener un buen “registro” de las especies de plantas vasculares en México. Sin embargo, es pronto para decidir la certeza de este punto. Ahora bien, lo cierto es que de las especies formalmente nombradas y descritas en el país, solo el 1 % ha sido sujeta a un estudio que nos brinde información adicional de tipo ecológico, biogeográfico o funcional. Asimismo, se requiere un análisis del nivel de conocimiento que tenemos de los diferentes taxones que forman nuestra diversidad florística. Se considera que un diagnóstico sería de gran utilidad, implicaría saber el conocimiento que tenemos de las familias, géneros y especies vegetales que viven en nuestro país. Esto daría claridad sobre las fortalezas y debilidades que, sobre nuestra diversidad florística, tenemos.

También es importante señalar que, aunque no hay un acuerdo sobre el número de especies de plantas vasculares que son utilizadas en diferentes regiones del país, es posible que cerca del 40-50 % de ellas tengan algún uso. Se ha registrado que hasta el momento 73 géneros y 158 especies de plantas se han domesticados en México, muchas de las especies se usan localmente y solo conocidas en algunos poblados y pequeños asentamientos humanos (Challenger, 1998; CONABIO-CONANP-SEMARNAT, 2008). Otras especies son usadas a nivel regional y pocas son conocidas y utilizadas en todo el país (Caballero, 1984). La utilización excesiva de algunas especies, aunada a los problemas de deterioro ambiental, han provocado que haya especies de plantas vasculares que se encuentren en algún estado de riesgo para su supervivencia. Aproximadamente, existen cerca de 1000 especies (4 %), de las cuales 536 son especies endémicas, 340 se encuentran bajo la categoría de amenazadas, 458 bajo protección especial, 183 en peligro de extinción y seis están prácticamente extintas de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana 059-SEMARNAT-2010 (SEMARNAT, 2010). Sin embargo, este número de especies lo único que representa es el trabajo de algunos especialistas por documentar información relevante para ingresar a las especies en esta lista y nada más. Es decir, dicha norma oficial es una lista incompleta del estado de conservación de las especies de plantas vasculares de México, con un gran sesgo producido por los propios intereses de los especialistas.

Ante este panorama, a continuación se mencionan algunas acciones puntuales en torno a la documentación de la diversidad florística de México, a partir de la elaboración del diagnóstico integral que se propone previamente.

1. Trabajo de campo. La mayoría de las especies están representadas por uno o pocos ejemplares del herbario. Pocas especies tienen más de 40 ejemplares y casi nunca contamos con más de 100 ejemplares. Esto inhibe el entendimiento de la variabilidad morfológica de la especies y de la correlación de esta variabilidad con factores ambientales, tales como latitud y altitud, pendiente, tipo de suelo, entre otros. El contar con un

Graciela Dolores Avila Quezada
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número bajo de ejemplares de cada especie también impide reconocer el intervalo de distribución total de las especies. Comúnmente sólo se cuentan con algunos registros geo referenciados de cada especie, limitando el entendimiento de su distribución real. En los últimos 25 años, el apoyo a la realización de trabajo de campo para llevar a cabo inventarios florísticos u otro tipo de trabajo florístico, ha prácticamente desaparecido debido a dos razones: 1) la inseguridad en diferentes zonas del país y 2) la falta de presupuesto para costear este tipo de trabajo que incluye sueldos, vehículos, materiales, viáticos, etc.

2. Trabajo en colecciones. Las colecciones representan una fuente de información que debe potencializarse, ya que son importantes, no solo para estudios morfológicos y geográficos, sino también son importantes para la extracción de ADN, así como obtener material para estudios fitoquímicos, palinológicos, embriológicos, entre otros. Es determínate el evaluar la integración de colecciones pequeñas a colecciones grandes y bien estructuradas, así como el intercambio de ejemplares entre colecciones.

3. Difusión del conocimiento. En las instituciones educativas y de investigación en diversidad florística poco se ha avanzado en incorporar la información generada y disponible a las plataformas electrónicas internacionales (CATE –Creating a Taxonomy e-Science, EDIT Platform for Cybertaxonomy –European Distributed Institute of Taxonomy, GBIF –Global Biodiversity Information Facility). En contraste, CONABIO juega un papel importante en estas plataformas. Por lo cual sería recomendable unir esfuerzos y utilizar las plataformas digitales y el liderazgo de la CONABIO, para incorporar toda la información florística disponible.

4. Apoyo a revistas nacionales. Contamos con varias revistas nacionales en el ámbito de la diversidad biológica que son indizadas y que debemos apoyar, desde una perspectiva institucional, pero también gubernamental. La única manera de que crezcan y se fortalezcan es que el nivel académico de sus artículos sea bueno y esto sólo lo lograremos si nuestros investigadores publican en ellas. Sin embargo, mientras las políticas de evaluación del CONACYT (Sistema Nacional de Investigadores) y de las propias instituciones educativas y de investigación, sigan sin estimular que los investigadores publiquen en las revistas nacionales, nuestras revistas seguirán padeciendo de artículos sometidos y algunas de ellas desapareciendo.

5. Fortalecimiento de la colaboración interdisciplinaria e interinstitucional. Una buena parte de los investigadores en el área de la Diversidad Florística, trabajan individualmente o con algunos pocos colaboradores de la misma disciplina. Esto debe cambiar, ya que en el estudio de la diversidad florística, están involucrados, en primera instancia, los taxónomos especialistas que trabajan diferentes grupos taxonómicos y áreas del país, pero también participan los ecólogos, los biogeógrafos, los etnobotánicos, los edafólogos, los sociólogos, los abogados, los economistas, entre otros, con los cuales los taxónomos deberían de estar colaborando y sumando en diferentes proyectos de investigación. Sin embargo, tradicionalmente los taxónomos difícilmente colaboran con este otro tipo de profesionales. Ahora bien, en los estudios relacionados con el inventario, registro y descripción de las especies vasculares del país, lo primero que tenemos que reconocer es que no existen suficientes taxónomos especialistas. Sin embargo, el número taxónomos especialistas no es despreciable y una buena parte de ellos tienen un excelente nivel académico. Adicionalmente carecemos de un proyecto nacional encaminado a la elaboración de la Flora de México, que esté adecuadamente coordinado y apoyado por el gobierno y las instituciones educativas y de investigación, como sucede en otros países (Brasil, Australia, Sudáfrica, etc). Por tanto, consideramos

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urgente que se revitalice el Proyecto Flora de México, en el que puedan participar todos los taxónomos especialistas del país, bajo un proceso de colaboración y de intercambio de información abierto y con el apoyo gubernamental. Consideramos que en menos de cinco años de apoyo y una buena coordinación podríamos tener en línea, no solamente la lista de las especies vegetales geo referenciadas del país, sino las descripciones, afinidades ecológicas, fotos y mapas de distribución de cada una de las especies, en la actualidad el Instituto de Biología de la UNAM es responsable de la digitalización del Herbarios Nacional de México con apoyo de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

6. Formación de recursos humanos. La formación de taxónomos especialistas es el principal reto que actualmente presentan los herbarios. Mientras que disminuya el número de taxónomos el futuro de los herbarios será incierto, ya que ellos juegan un papel determinante. Esto sucede, en buena medida, debido al interés de los estudiantes por los estudios experimentales en general y moleculares en particular. También se debe a que los taxónomos especialistas han dejado de dirigir tesis de licenciatura y posgrado en florística ya que este tipo de trabajos no son aceptados en los procesos de evaluación académicos institucionales y gubernamentales.

7. Reconocimiento y documentación de los intervalos de distribución total de las especies. Paralelamente a los estudios florísticos para el inventario, registro y descripción de la diversidad florística del país, es urgente que se documente los intervalos de distribución reales de las poblaciones de cada especie. Este tipo de información es escasa y debería de trabajarse por un lado, a través de la información de los ejemplares de herbario y por otro lado, a través de la documentación en campo de registros que se obtengan por medio de grabadoras y que después se pasen a una base de datos. Esta información representa en este momento la materia prima, a partir de la cual, se llevan a cabo los estudios de modelaje bioclimático y predicciones de cambios en el intervalo de distribución de las especies a lo largo del tiempo y con la influencia del cambio climático.

8. Cruzada de reconocimiento del trabajo taxonómico. Todas las propuestas anteriores pueden caer tristemente en el olvido, si no se emprende una cruzada que sensibilice a los tomadores de decisiones, así como a las autoridades científicas, educativas y gubernamentales (Sistema Nacional de Investigadores), para reconocer entre sus criterios de evaluación el trabajo taxonómico.

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2. BIODIVERSIDAD MARINA

Elva Escobar Briones

Instituto de Ciencias del Mar y Limnología

Introducción

Los océanos constituyen más del 90% del espacio habitable en el planeta. Porque la vida se originó en los océanos y ha evolucionado en éste durante casi 3 mil millones de años, la diversidad biológica es mayor en el mar que en los continentes. Dentro del reino animal, por ejemplo, exceptuando dos phyla de 35, todos los demás phyla tienen representantes marinos. De éstos existen trece phyla animales exclusivamente marinos, comparados con uno exclusivamente terrestres y uno exclusivamente de aguas epicontinentales. Una característica de los organismos marinos es que presentan diversas fases larvarias, con morfologías diferentes una de la otra que habitan en ecosistemas o hábitats diferentes al del adulto. El censo marino finalizado en 2010 estimó que 50 a 80% de la vida en el planeta se encuentra en los mares, esto es aproximadamente 240,000 especies marinas a nivel global, el número de especies eucariotes marinos pudiera alcanzar entre 0.7 millones y 2.2 millones. Al menos el 70% de las especies marinas de eucariotes en ambientes costeros como de mar profundo está aún por describirse. Estos valores no incluyen a las Bacteria y Archaea, la diversidad de lo microorganismos marinos desempeñan un papel crucial en el funcionamiento de los océanos produciendo oxígeno para el sustento de la vida, facilitando la transformación, flujo y almacenaje de la materia orgánica y elementos asociados. Solamente el agua costera podría contener hasta 1 mil millones de microorganismos por litro en unos 10,000 tipos de bacterias. Los microorganismos planctónicos y bentónicos (Archaea, virus, hongos y protistas, incluyendo las microalgas) constituyen hasta el 90% de la biomasa viva en los océanos.

La biodiversidad comprende la diversidad genética, la riqueza de especies y la heterogeneidad del hábitat. Los tres componentes están ligados. Las evaluaciones a nivel global permiten reconocer que para el año 2100 la mitad de las especies existentes se encontrarán en peligro de extinción A pesar de 250 años de llevar a cabo actividades de clasificación taxonómica, catalogando más de 1.2 millones de especies en las bases de datos internacionales, el 86% de las especies existentes en el planeta y el 91% de las especies en los océanos aún no se ha descrito y en contraste casi 60% de los ecosistemas marinos que sostienen vida se han degradado o se usan de manera no sustentable.

El compromiso del país

En 2002 los gobiernos se comprometieron a reducir significativamente para 2010 la pérdida de la diversidad, lo anterior se firmó en la Conferencia de Partes (COP) de la Convención sobre Diversidad Biológica (CBD). Así mismo se acordó el uso del alcance ecosistémico en el manejo de ecosistemas marinos, facilitar el establecimiento de

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redes de áreas marinas protegidas y mantener la productividad y diversidad biológica de áreas vulnerables marinas y costeras, incluyendo áreas dentro y fuera de jurisdicción nacional. A futuro es esencial contar con ciencia sólida sobre la biodiversidad marina para alcanzar estas metas y objetivos.

La problemática nacional y el valor de la pérdida de la biodiversidad marina

El fitoplancton provee 50% del oxígeno en el planeta y conforma la base de la trama trófica de la cual el último consumidor son las personas. La acidificación puede poner en riesgo al plancton que es la clave para la supervivencia de los peces. Si la concentración de CO2 atmosférico que aqueja al planeta continúa creciendo a la tasa actual, el océano será corrosivo hacia finales de este siglo para las conchas y esqueletos de organismos marinos. A la fecha se desconocen los mecanismos de adaptación de los organismos marinos a la acidificación del océano y puede representar un lugar inhóspito para los arrecifes de coral en México afectando al turismo, la seguridad alimentaria, la protección de la zona litoral y a la biodiversidad.

Los arrecifes de coral son viveros y refugios de la diversidad en los océanos, son hotspots de biodiversidad. En nuestros arrecifes de coral puede haber hasta 1,000 especies por m². Hoy en día, la pesca proporciona más del 15 % de la ingesta de proteína animal global. La sobreexplotación comercial de los recursos pesqueros mundiales es grave estimándose un colapso de 13% de las pesquería mundial.

Las prácticas agrícolas tierra adentro y en el centro del país, el turismo costero, el desarrollo portuario, el represamiento de los ríos, el desarrollo urbano de megametrópolis, la minería, la pesca, la acuicultura son actividades que introducen contaminación que amenazan junto con los desechos industriales y hospitalarios los hábitats costeros y marinos. Ésta está generando zonas muertas, donde la mayoría de la vida marina no sobrevive y resulta en el colapso de los ecosistemas costeros. A la fecha el área que abarcan estas zonas muertas en el océano mundial es mayor a 245,000 km² equivalente al estado de Chihuahua.

Los sistemas costeros como los manglares, marismas y praderas de pastos marinos almacenan carbono hasta 50 veces más a un área de selva de tamaño similar. De 1980 a 2005 se destruyeron 35,000 km² de manglares a nivel mundial, así como 30 a 35% de hábitats críticos (praderas de pastos marinos, manglares y arrecifes de coral). En México más de 8,000 ha entre 1970 y 2010 p.e. en manglares del Pacífico Norte.

El desarrollo tecnológico y las nuevas oportunidades económicas que ofrece el mar profundo p.e. la minería, la pesca en montes marinos, la extracción de hidrocarburos y gas transferirán los riesgos comunes de zonas afectadas por el desarrollo a la biodiversidad de zonas que históricamente han estado fuera de riesgo. A pesar de los avances tecnológicos logrados y la inversión destinada a investigación para conocer mejor la biodiversidad marina, estamos todavía muy lejos de conocer la biodiversidad en los mares de México. La comunidad científica abocada al estudio de la biodiversidad requiere establecer entre otros temas como ésta determina el

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funcionamiento de los ecosistemas marinos y las implicaciones de su pérdida en los servicios que otorgan los mares a las poblaciones ante escenario de cambio climático.

¿Por qué es importante estudiar la biodiversidad marina?

1. Ésta está cambiando rápidamente como resultado de las presiones naturales y humanas. Tal cambio puede traducirse en problemas ambientales, económicos y sociales, así como a nuevas oportunidades para personas y la industria.

2. De ella depende la salud de los océanos y sus ecosistemas productivos. Éstos sostienen la pesca sostenible y ofrecen enormes posibilidades para nuevas aplicaciones biotecnológicas.

3. Para explorar, conservar y hacer un mejor uso de la biodiversidad marina es necesario tener un conocimiento profundo de su origen y su papel en el funcionamiento de ecosistemas.

4. Al informar mejor sobre el valor ambiental, económico y social de la biodiversidad marina a políticos y al público se podrá mejorar la toma de decisiones en beneficio de la sociedad y su salud.

En los próximos años es importante llenar los vacíos en el conocimiento y superar las deficiencias en nuestra capacidad de investigación en beneficio de un mejor conocimiento y conservación de la biodiversidad marina en México. Una de las estrategias es a través de resaltar la importancia del papel crítico de la interfase ciencia-política en el proceso de la transferencia de los conocimientos generados desde la investigación básica para apoyar la toma de decisiones eficaz. Así mismo, la investigación de la biodiversidad mexicana necesita continuar financiándose para asegurar el cumplimiento de los compromisos internacionales para recuperar la biodiversidad y darle un uso sostenible.

Acciones inmediatas requeridas

1. La creación de un proyecto nacional de sostenibilidad de los recursos del océano con un enfoque de investigación y de acción colectiva que permita mitigar las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad marina actual y su recuperación.

2. La mejora del conocimiento de la diversidad biológica a través de intercambio continuo y efectivo de información entre taxónomos y científicos de diversas disciplinas, tomadores de decisiones y público en general.

3. La promoción de interfases ciencia-política como elementos cruciales para la formulación de políticas efectivas y acciones de manejo y para establecer agendas de investigación que contemplen retos a los que enfrentará la sociedad ante la pérdida de la biodiversidad marina.

Prioridades de investigación básica

Graciela Dolores Avila Quezada
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Con el objeto de asegurar el cumplimiento oportuno y responsable de los compromisos internacionales adquiridos por el país y responder a la cambiante diversidad biológica marina en México ante el cambio climático es necesario:

1. Mejorar la línea base del conocimiento espacial y temporal de la diversidad biológica desde la escala de genes a la de ecosistema;

2. Estimular la producción de monografías nuevas, electrónicas de los taxa en México y vincularlos con aquellos de las regiones con las cuales colinda el país;

3. Crear un mejor conocimiento de los factores que genera, mantiene y reduce la diversidad biológica marina;

4. Establecer el papel de la diversidad en el funcionamiento de los ecosistemas marinos y de la regulación de los ciclos biogeoquímicos en el océano;

5. Reconocer los mecanismos de adaptación de la biodiversidad marina a los ecosistemas cambiantes y las implicaciones para el funcionamiento y servicios y para el bienestar de la sociedad;

6. Desarrollar escenarios espacio temporales del cambio de la diversidad biológica con base en modelos complejos (ecosistemas-socioeconómicos-climáticos);

7. Adquirir un mejor conocimiento de las interacciones entre ecosistemas marinos y terrestres;

8. Diseñar e implementar políticas con protocolos de observación, seguimiento e indicadores científicos de aplicación local y regional para la diversidad biológica de los océanos;

9. Promover las mejores prácticas y un sistema de evaluación del costo de la pérdida de la diversidad marina y bienes que permita la toma de decisiones efectiva;

10. Ofrecer incentivos económicos a través de la aplicación del conocimiento generado por la investigación de la biodiversidad en áreas tales como pesquería sostenible, acuicultura, biotecnología marina y ecoturismo.

Recomendaciones estratégicas

1. Desarrollar un plan integral de ciencia para la biodiversidad marina en México. Que contemple los avances y conocimiento logrados en el pasado y abordar los vacíos de conocimiento. Que considere los riesgos existentes y emergentes para la salud humana y ambiental y explore oportunidades para la industria (pesca, acuicultura y biotecnología) por el cambio en la biodiversidad marina asociado al cambio climático. Que se vincule con los programas regionales e internacionales.

2. Crear un sistema de monitoreo de la biodiversidad marina de México. Que contemple un acuerdo formal, apoyado por los gobiernos estatales y federal y agencias de financiamiento e instituciones de investigación en apoyo al desarrollo de

Graciela Dolores Avila Quezada
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un sistema coordinado y sostenido de monitoreo de la biodiversidad. Que se coordine a observatorios ambientales (boyas, sensores, anclajes, sistemas de monitoreo). Que cuente con protocolos para el seguimiento de ecosistemas específicos, normas de control de calidad y acceso abierto de datos.

3. Desarrollar un sistema de gestión de datos y servicios de ciencia electrónica. Que permita mejorar la interpretación de observaciones y modelización del cambio de la biodiversidad. Que sea abierto, transparente y auditado.

4. Formar recursos humanos en coordinación entre la taxonomía clásica (fenotípica) y la de nueva generación (genotípica) con apoyo de agencias de financiamiento. Que puedan coordinarse para complementar la información de las bases de datos y validarla.

5. Promover la comunicación científica en temas de biodiversidad marina y la participación ciudadana en los programas de monitoreo de la biodiversidad.

6. Iniciar talleres y conferencias sobre investigación de la biodiversidad marina en México. Que permita la participación activa de políticos, la comunidad científica y otras partes y usuarios interesados a reflexionar sobre los avances y a redefinir las prioridades futuras del panorama político y ambiental de la biodiversidad ante el cambio climático. Que garantice el cumplimiento de los compromisos internacionales adquiridos por el país para 2020.

7. Promover el uso de mejores herramientas para la adquisición del conocimiento de la diversidad biológica. Que tome en cuenta equipamiento, infraestructura (colecciones, laboratorios de genómica), gestión de datos y toma de decisiones sobre la diversidad.

8. Generar sistemas de valores sociales o culturales junto con valores monetarios de la diversidad marina y su pérdida. Que estos mecanismos e instrumentos permitan medir el valor de los servicios de los ecosistemas marinos. Que permitan mejorar las interacciones entre la sociedad y los ecosistemas marinos y la importancia de estas interacciones a través de los servicios de la biodiversidad.

La investigación futura en biotecnología marina

La explotación sostenible del medio marino presenta como gran desafío desarrollar procedimientos eficaces para la bioprospección y el descubrimiento de nuevas biomoléculas y genes en el medio marino. La ubicación geográfica y la historia geológica de gran complejidad de nuestros mares contribuyen a la elevada biodiversidad de organismos marinos y posiciona a México como una sede prioritaria para la bioprospección por la gama amplia de biomoléculas bioactivas y enzimas producidas por los organismos marinos, de potencial interés para la medicina de biopolímeros con aplicaciones industriales. Los microorganismos han sido pobremente estudiados por el potencial biotecnológico en familias con funciones aún desconocidas.

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Los laboratorios de investigación son fundamentales para garantizar la generación de conocimientos y aprovechar eficientemente estos recursos. Al momento se requiere de un esfuerzo para cerrar la brecha entre los científicos, las empresas con la posibilidad de desarrollar novedosas biomoléculas y sus potenciales socios industriales.

Los estudios bioquímicos de organismos marinos son muy importantes, no sólo para el descubrimiento de nuevos medicamentos y herramientas biológicas, sino también para la mejor el conocimiento de los ecosistemas y una mejor gestión de la biodiversidad. El estudio de la química de productos naturales provenientes de organismos marinos se abocó estos pasados 20 años a la búsqueda de moléculas activas y la producción de fármacos. Lo anterior limitó a resolver preguntas sobre las interacciones en la escala molecular entre las sustancias activas y su relación con el cambio ambiental.

El reto para los próximos diez años es el de explorar cómo especies modelo, incluyendo a los microorganismos, producen metabolitos que varían con la interacción ambiental (clima, contaminación, fenómenos excepcionales). Para alcanzar esta meta, es necesario invertir en el estudio del papel de las moléculas bioactivas, su papel en la competencia por espacio y por recursos en sus ecosistemas y las estrategias de defensa contra los depredadores y patógenos. Apoyar este tipo de estudios promoverá conjuntar los esfuerzos entre las disciplinas de taxonomía, filogenia, filogeografía y química y contribuir al conocimiento de la biodiversidad y quimiomodiversidad.

Los vacíos de conocimiento de la biodiversidad marina en México

1. Conforme aumenta el número de especies marinas descritas, en promedio aproximadamente1,500 cada año a nivel mundial, la gran mayoría de especies que habitan en nuestros mares se va a descubrir o describir en las próximas décadas;

2. Solamente 1 de cada 2 organismos colectado a profundidades mayores de 500m corresponde a una especie nueva en México;

3. La mayoría de las colecciones están sesgadas hacia aquellos grupos de organismos más comunes, de fácil colecta y estudio. La mayor parte de los inventarios son parciales, no están actualizados, las guías que se han producido son escasas, obsoletas, requieren una revisión crítica por los autores, actualización y reimpresión. Los catálogos basados solamente en fenología requieren actualizarse con genotipos para validar las identificaciones.

4. Para muchos de los grupos taxonómicos cuentan con un único experto en México y para otros se ha fracasado en transferir el conocimiento;

5. Aún en muchas de las especies más estudiadas se requiere conocer ciclos completos, el papel en el ecosistema y su nicho ecológico, la estructura poblacional, interacciones, y otros de cada especie y su relación con las variables ambientales en tiempo y espacio en el ecosistema;

6. Se requiere generar una imagen más clara de la biodiversidad marina en México y su vínculo y conectividad en la escala regional y mundial;

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7. Los cambios de la diversidad en el espacio y el tiempo son aún difíciles de discernir del ingreso de especies invasoras, del efecto de la contaminación o de la sobrepesca;

8. En México es necesario llevar a cabo evaluaciones cuantitativas del estado de la biodiversidad marina. Los registros existentes se realizaron de manera independiente a las observaciones en campo y a la curación de las muestras.

Las herramientas para mejorar el conocimiento de la biodiversidad marina

Para garantizar la investigación sobre la biodiversidad marina se requerirá:

1. Mejorar los sistemas de observación, recolección de recursos biológicos, instalaciones experimentales in situ, tecnología de visualización, planeación espacial y gestión de datos;

2. Definir localidades representativas de regiones geográficas marinas para establecer una red de observatorios en un programa sostenido de diversas escalas de complejidad (genes a ecosistemas, tiempo y espacio) con protocolos compartidos, control de calidad y acceso libre de datos. Ésta debe incluir registros microbiológicos apoyados por técnicas moleculares, tecnología de secuenciación y alcances proteómicos, a la par de sensores para diferentes mediciones ambientales.

3. Es urgente dirigir las prioridades de gestión a apoyar la ciencia en los “hotspots para la conservación en apoyo a pesca, hábitats de crecimiento y refugio de las especies”;

4. Generar escenarios cuantitativos para evaluar el impacto en el desarrollo socio-económico de la biodiversidad y servicios ecosistémicos, que contemplen extinciones, cambios en abundancia de especies, pérdida del hábitat y de la distribución y que permita comparar las proyecciones de los modelo con las observaciones reales de impactos humanos y cambio climático con base en la incertidumbre de las proyecciones.

5. Renovar el interés en la exploración con el fin de cerrar la brecha en el conocimiento de la diversidad biológica para establecer una red de áreas marinas protegidas;

6. Garantizar la sostenibilidad en el largo plazo que asegure en las generaciones futuras alimento de origen marino seguro, confiable y disponible, salud a través de fármacos y uso de recursos que permita florecer la economía del país considerando los retos de actividades productivas emergentes y un enfoque a la gestión del conocimiento de los océanos.

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Hacia Donde va la Ciencia en México

Proyecto de trabajo a realizarse en el marco del Convenio tripartita AMC-CONACyT-

CCC

Un análisis para la acción desde las perspectivas académica, sectorial y tecnológica

Costas y Mares

Elva Escobar Briones

Universidad Nacional Autónoma de México

Instituto de Ciencias del Mar y Limnología

Introducción.- El predecir el futuro de la investigación científica es un ejercicio

interesante, que provoca nuestro pensamiento en un diagnóstico de donde estamos y

un análisis hacia donde vamos. Por una parte podemos

(a) proyectar nuestros deseos al futuro,

(b) podemos asumir que habrá o no habrá cambio en como venimos operando en la

ciencia, o

(c) podemos asumir que nadie recordará el un futuro nuestras predicciones; de

manera tal que lo que se presente aquí es de importancia menor.

En esta presentación sobre Hacia donde va la Ciencia en México de Costas y Mares

pretendo seguir una dirección distinta y considerar las presiones evolutivas que nos

han llevado al estado actual y como éstas van a cambiar.

La importancia de mares y costas.- Las ciencias del mar están guiadas cada vez

más por la necesidad de entender el papel de los océanos en el clima global. La

investigación oceanográfica realizada estas pasadas décadas ha identificado los

riesgos ambientales de origen marino que tienen consecuencias catastróficas para el

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mundo los cuales aplican así mismo para el país. Entre los riesgos reconocido se

encuentran los relacionados al cambio climático como son la modificación de la

circulación termohalina, la elevación del nivel del mar, las ciclogénesis, la acidificación

de los mares, la expansión de la hipoxia el derretimiento de los hielos. Otros más se

relacionan al impacto de las actividades antrópicas que incluyen la reducción de

recursos pesqueros, la eutrofización y la generación de mareas rojas por el ingreso de

nutrimentos, la erosión costera por retención de sedimentos en presas, la pérdida de

ecosistemas, de la diversidad biológica y los servicios que provee por efecto de

destrucción durante el desarrollo de la zona costera y los desechos introducidos en los

mares.

En la actualidad la habilidad de evaluar la probabilidad de estos riesgos es limitada

debido a la carencia de líneas base en diversas localidades del país, la falta de

programas intensivos y de largo plazo para comprender el papel de los océanos y

mares en el clima. A la fecha es urgente instalar sistemas de seguimiento de largo

plazo con capacidad de prevención. Los avances técnicos prometen mejorar

dramáticamente la capacidad predictiva para mares y costas. El progreso de estas

iniciativas es lento y al momento no se ha concertado como un solo esfuerzo nacional

para desarrollar tecnologías oceánicas que cubran todas las necesidades existentes y

las emergentes de la sociedad.

Los esfuerzos a escala nacional que permiten estudiar los mares se limitan a los

sistemas satelitales. En un punto inicial esta es tal vez la primera área de oportunidad

para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en nuestro país en el

tema de mares y costas la cual es importante por el papel de los mares en la

regulación del clima, la regulación de los flujos hidrológicos, el almacenamiento y la

retención de agua, el reciclaje de nutrientes, entre otros. Los anteriores forman parte

de los servicios ecosistémicos que proveen los mares contribuyendo a la generación y

conservación de la productividad biológica. Éstos combinados directa e indirectamente

con el trabajo humano hacen posible la producción de bienes y servicios para

satisfacer las necesidades humanas.

Estado del Conocimiento.- Los mares y costas en México presentan las

características siguientes, una longitud de la línea de costa de 11,122 km siendo la

más extensa en el Pacífico con 7,828 km, seguida por la de la costa del Golfo de

México y el Mar Caribe con 3,294 km. La superficie territorial (islas 5,127 km2 y

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continente 1,959,248 km2) con 1,964,375 km2, la superficie de las zonas marítimas de

jurisdicción nacional con 3,149,920km2 que comprende el mar territorial (231,813 km2)

y una zona contigua (2,918,107 km2). Los mares de México presentan por su origen y

ubicación una gran variabilidad.

El Pacífico y Golfo de California se ubican en márgenes activos en contraste al Golfo

de México que es una cuenca de margen pasivo. Por su ubicación con una ubicación

los mares ocupan desde latitudes tropicales hasta subtropicales con influencia

estacional de corrientes templadas como es el océano Pacífico el cual junto con el

Golfo de California se caracteriza por la presencia de una zona de oxígeno mínimo

que es una masa permanente que se extiende desde los 25m en la superficie hasta

una profundidad de 1500m.

En contraste el Golfo de México y Mar Caribe, saturados en carbonatos se encuentran

bien ventilados con una conectividad permanente a través de la corriente de Yucatán.

Los mares en México son estacionalmente productivos, y son afectados por ciclones y

huracanes. Regionalmente varía el aporte de ríos y muestra variaciones importantes

en las mareas.

Por su complejidad los mares requieren de observaciones en escalas múltiples de

espacio y tiempo lo cual impone grandes retos para su estudio y la generación de

modelos. A pesar de la inversión significativa en investigación oceanográfica, de la

adquisición de infraestructura observacional a nivel global se ha reconocido que zonas

vastas de los océanos permanecerán con condiciones de submuestreo.

Las localidades con observaciones de largo plazo son raras a nivel global y por ende

muy valiosas, es por ellas que se podrá seguir retroalimentando los modelos

predictivos de gran valor para la planeación.

Áreas de oportunidad para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la

innovación en nuestro país.- El océano juega un papel central de la sociedad

mexicana por lo que invertir en investigación básica, en desarrollo tecnológico y en

ingeniería oceánica para tener un mejor conocimiento de los mares y costas, para el

estudio de los recursos y el ecosistema marino será una gran ventaja para la

economía nacional del futuro. Entre los temas de actualidad están los modelos

predictivos para bienes en la producción agrícola, la salud y la economía en general.

El incremento en financiamiento en ciencias del mar y su infraestructura permitirá

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desarrollar más investigación por año que tomará la forma de monitoreo y seguimiento

de largo plazo como sistemas de observación de los océanos.

A la pregunta de quien invierte en la investigación de mares y costas? La respuesta es

clara pero los fondos y fuentes limitados.

Los cambios en la oceanografía nacional, tanto como disciplina científica como de

interés comercial, continuará estando determinada por factores de las necesidades y

actividades antrópicas. Tres tendencias novedosas se prevé vayan ocurrir en los

próximos años:

(a) muchas localidades y regiones de los mares mexicanos van a adquirir por vez

primera un gran acumulo de datos,

(b) un número mayor de personas generarán y otro consumirá conocimiento

oceanográfico en México, y

(c) la oceanografía nacional se está expandiendo a escalas de estudio regionales con

los países vecinos tratando de alcanzar la demanda creciente de energéticos o la

conservación de especies comunes y globales con los estudios de cambio climático y

migración de especies marinas.

Se prevé que los eventos que ocurren en los mares (huracanes, ciclones, erosión de

costas, contaminación de playas, bahías, muerte de especies carismáticas) se

encontrarán en los encabezados de la economía nacional en un futuro no distante por

las siguientes causas:

• Requerimos día a día más energía y ésta vendrá de fuentes marinas, y aunque la

energía de oleaje y mareal no serán las fuentes principales, las granjas de energía

eólica y solar, de cosecha de algas para biodiesel prometen a futuro pero requieren

aún de esfuerzos y conocimiento ingenieril.

• La maricultura y la pesca alimentan no solamente a la población costera sino a la de

las grandes ciudades del país y se exporta a otros países. Se requiere un manejo

sustentable para alimentar a la población creciente lo cual requerirá de un mejor

manejo del ecosistema y su interacción con el entorno físico cambiante por el cambio

climático y los impactos procedentes de las grandes ciudades y los puertos a la zona

costera.

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• Los asentamientos crecientes a lo largo de la zona costera con su consecuente

impacto económico y social son vulnerables a la incidencia de tormentas tropicales,

huracanes, ciclones asociadas al cambio climático. Estas ciudades costeras requerirán

de modelos con una mejor capacidad de predicción para una planeación más

adecuada para prever desastres en el país.

Otra de las áreas de oportunidad se reconoce en el área de los avances tecnológicos

que permiten ver al interior de los mares requieren que las mediciones en el océano

debido a las limitantes que imponen las observaciones satelitales incluyen entre otros

miniaturización de los componentes para reducir la energía requerida, transmisores

más eficientes y poderosos, mejor procesado a bordo para bajar datos de alta

resolución especial y temporal, antenas con mejores capacidades, precisión en el

barrido y mayor exactitud de las mediciones y en la resolución de los modelos.

En el marco de disciplinas la zona inmediata a la línea de costa a profundidades

menores de 10 m es una región energética, forzada por el oleaje cuya dinámica está

determinada por la propagación azarosa del campo de olas sobre un gradiente

batimétrico que generando un sistema complejo de depósito y erosión. Esta franja de

interface entre mares y continentes es una de las menos estudiadas y requiere de

mayor esfuerzo en las próximas décadas.

Finalmente un ejemplo de oportunidades de estudio en ciencia básica que puede

sumarse a muchos otros de diversas disciplinas que la extensión de este documento

impide ampliar se basa en preguntas básicas como:

¿Qué controla la composición de especies de las asociaciones de fitoplancton? En

virtud a que el fitoplancton responde al forzamiento físico la composición de especies y

su florecimiento cambien en respuesta al cambio climático el estudio y seguimiento en

el tiempo es uno reto aún por estudiar en el país.

Las actividades de investigación de Ciencia básica, Ciencia aplicada, Desarrollo

tecnológico e Innovación que sería pertinente realizar a nivel nacional, estatal y

regional para aprovechar las áreas de oportunidad.- En un futuro inmediato se

espera contar otras técnicas de laboratorio para una identificación más precisa de

especies y la detección de éstas en el campo a través de métodos genómicos y otras

técnicas que usan la morfología, las características ópticas y/o acústicas de los

organismos. Se espera así mismo que a futuro los métodos para medir el estado y

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condición de los organismos (p.e. eficiencia fotosintética en arrecifes, en algas, en

praderas de pastos marinos) se incremente conforme intentamos caracterizar las

tasas de cambio de indicadores biológicos. Se espera que en los próximos años se

cuente con sensores mejorados específicos para evaluar la cantidad y calidad de los

nutrimentos y elementos traza, características clave de medición directa de las

propiedades químicas de los mares.

Conforme los sistemas se miniaturizan y consumen menos energía van a permitir una

mejor comprensión de los procesos oceanográficos en escalas pequeñas de tiempo y

espacio al poderse integrar más fácilmente en nuevos equipos de menor talla que

sobrevivan las condiciones agrestes del océano. Para alcanzar eficientemente y

rápidamente estos avances se requerirán mecanismos de financiamiento para

tecnología y actividades ingenieriles dirigidas a la ciencia oceánica.

Situación de la ciencia de mares y costas de México con respecto a la Mundial.-.

En general se ha atendido mejor y se ha invertido más en otros países que en México

y ello lleva a una visión diferente de cómo se desarrolla la investigación para mares y

costas. Como un ejemplo de otros se refiere en este caso a la fuente principal de

información sobre la variabilidad temporal de los procesos biogeoquímicos de los en

México proviene de unos cuantos programas de largo plazo como el IMECOCAL o de

estaciones permanentes como el proyecto SIGSBEE en el Golfo de México profundo,

o MARZEE en seguimiento al derrame del pozo Macondo, aquellos citados por la Red

Mex LTER en el caso de México. En contraste, a nivel global se cuenta con los

programas de largo plazo I-LTER, las series de tiempo oceánicas de Hawaii [HOT],

Bermuda [BATS], Carbon Retention in a Colored Ocean [CARIACO], European Station

for Time-series in the Ocean, Canary Islands [ESTOC]) y de las mediciones de color

de los mares a través de satélites iniciadas desde los años setentas. Adicionalmente

algunos programas como el Atlantic Meridional Transect (AMT), incluyen transectos

con réplicas en regiones oceánicas con escalas anuales, de las cuales no tenemos un

análogo en México. Es necesario que a futuro el estudio de mares y costas contemple

estaciones de medición de largo plazo financiadas para obtener una mejor resolución

de datos y mejores predicciones.

Los muestreos mensuales realizados desde los buques oceanográficos carecen en

una gran parte del detalle requerido para evaluar procesos de frecuencia alta. Sin

embargo son limitados los programas en México que llevan a cabo este seguimiento

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93

mensual en parte por la falta de financiamiento y de jóvenes investigadores que

quieran desarrollar trabajo e investigación a bordo de los buques.

Los satélites son excelentes herramientas que proveen una cobertura global en

frecuencias altas en áreas (libres de nubes) despejadas lo cual no es un factor común

del océano en latitudes altas o bajas estacionalmente, sin embargo están limitadas a

una sola profundidad óptica de <30 m en la mayor parte del océano mundial sin

resolver la estructura vertical. Sobre la variabilidad de la biogeoquímica de los mares

y su respuesta al cambio climático, a la variabilidad natural y sus oscilaciones como

son El Niño, la Oscilación del PDO o los cambios generados por actividades

antropogénicas sobre el clima, derivadas de la quema de combustibles.

Aún el proceso que controla eventos anuales, regulares tales como los florecimientos

en latitudes altas no están bien descritos. Los sensores ambientales pueden estar bien

categorizados en la medición de propiedades biológicas, químicas y físicas. De éstos

la tecnología de los sensores que miden parámetros físicos son lo que se encuentran

mejor desarrollados, con la capacidad de integrarlos en las mediciones de largo plazo

en campo para los parámetros oceanográficos básicos como son la temperatura, la

presión, la salinidad, la luz y la turbidez.

En contraste los sensores que registran las características químicas se encuentran

aún muy limitados requiriéndose mejores registros para oxígeno disuelto, pH, potencial

Redox. Para la caracterización biológica prácticamente los sensores son inexistentes y

se cuentan solamente con los de mediciones de la fluorescencia de los pigmentos

fotosintéticos que pueda proveer en tiempo real información clave de la producción, la

estructura y la composición de los ecosistemas.

Aunque a partir del espectro existente con la capacidad de los sensores se puede

inferir bastante información una evaluación más detallada de las condiciones químicas

y biológicas de los mares y costas se requiere para poder realizar predicciones de las

condiciones ópticas de las aguas.

De la tecnología existente, ninguna permite retransmitir en tiempo real datos espacial o

temporales en densidades altas de regiones remotas ni costeras y cuanto menos

oceánicas. La nanotecnología provee una posible alternativa para transformar la

investigación científica en los océanos para integrar redes de observación global sin

embargo la oceanografía carece de una masa crítica de investigadores y programas

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de capacitación que permitan establecer un puente y enlazar la nanociencia, la

nanoingeniería e industria con la oceanografía requerida.

También se espera que los programas intensivos de investigación enfocados al

conocimiento de los procesos oceánicos se realizará en una mezcla de embarcaciones

incluyendo los experimentos necesarios por embarcaciones múltiples, y otras

plataformas. Las mediciones intensivas como son los estudios integrales de

propiedades biogeoquímicas para estudios ecosistémicos, o los estudios acústicos de

la microestructura para entender los procesos de mezcla y variación de la densidad

oceánica con equipos para perfilar con alta resolución el agua en 3D se reemplazarán

por plataformas autónomas colocando estas mediciones intensivas a bordo de buques

en un espacio mayor y contexto de tiempo. Por ejemplo el problema más importante

en la oceanografía física actual es la resolución de las escalas de las matrices en los

modelos de circulación oceánica. Estas escalas ocupan un intervalo amplio en tiempo

y espacio y presentan una variabilidad geográfica.

Principales corrientes de Investigación y desarrollo (Internacional/Nacional).-

Entre las tendencias de avance se reconoce que en las pasadas décadas la

investigación en mares y costas se ha desplazado de ser un campo joven de ciencia,

de tipo exploratorio, a uno que va madurando y es más competitivo con la comunidad

internacional. Esta transformación se ha reconocido a través de avances grandes tanto

en la comprensión del océano y nuestra capacidad observacional con las herramientas

y plataformas requeridas e inversión para éstas.

Entre los principales temas se reconoce el cambio climático al cual se vincula la

generación de zonas de hipoxia o de crecimiento y expansión de éstas y procesos

asociados, el cambio nivel del mar con la consecuente erosión de la costa, la

acidificación y efectos sobre la biota y agua y los procesos que van a influir sobre la

calidad ambiental, los recursos y servicios provenientes de mare y costas en beneficio

a la vida y salud humana.

Otro tema medular ya citado en la oración previa es el de los recursos reconociendo

en éstos el alimento y la sustentabilidad de su extracción, la bioprospección en

beneficio a la salud humana. En espacial es importante poder predecir que recursos

habrá y la cantidad de éstos. Para ello será necesario invertir en investigación que

permita revisar los archivos de lo que históricamente hubo en los mares mexicanos,

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95

continuar describiendo lo que hay y con modelos alimentados de datos de buena

calidad sin omisiones geográficas definir que habrá para poder enfrentar los retos para

alimentar sustentablemente a la población del país.

En el marco de la estrategia nacional y desarrollo es importante considerar también

como temas relevantes la Energía y el de recursos minerales.

En general la capacidad predictiva es un factor común a nivel global y que México

requerirá para evaluar la eficacia de las diversas estrategias de mitigación y su

impacto en la economía nacional para tener una mejor participación regional y

mundial. Esta capacidad predictiva para una mejor toma de decisiones de mares y

costas está ligada al desarrollo económico del país.

Los modelos que incluyan al océano permitirán determinar, con base en las nuevas

tendencias de la economía mundial, el valor de la moneda en créditos de carbono así

como un balance más ventajoso en la compra de energía verde con respecto al pago

de impuesto en unidades de carbono.

Herramientas de Estudio.- Una visión futurista de las herramientas de estudio para

mares y costas requiere que las instituciones del investigación del país establezcan

nuevos vínculos, colaboraciones y puentes con disciplinas que no han incursionado al

mar en México. Especialmente se requiere una visión de integración de las ingenierías

y de la formación de personal incluyendo técnicos marinos.

A futuro una de las limitantes que se debe atender es el hecho que las plataformas

autónomas requieren energía sostenida para ser más eficientes y que permita a los

equipos operar a gran profundidad, baja temperatura por más tiempo. La tecnología de

las baterías, guiada por las necesidades oceanográficas requiere de la producción de

baterías recargables más seguras con mayor duración. Para ello es necesario

establecer puentes con la ciencias de la energía renovable cuya investigación

permitirá tener un desarrollo mayor aplicable al mar.

Las granjas de viento fuera de costa son excelentes plataformas para muestreo y

comunicación que a la fecha no se han aprovechado y que requieren de establecer

puentes y negociación con la industria reconociéndose como plataformas de

oportunidad para la obtención de datos.

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Los sistemas de energía por oleaje en México a diferencia de las granjas de viento se

encuentran menos exploradas y sin embargo se puede planear con antelación su

integración para la captura de datos.

Entre otras herramientas que se requiere explorar está la miniaturización vinculada a

nuevas capacidades de sensores biológicos, químicos que provean lecturas

automatizadas y energéticamente más eficientes para integrarse en plataformas

autónomas. En éstas a la vez se prevén necesidades de

desarrollo de software que permita automatizar y controlar a distancia las plataformas

y permitir que éstas tengan capacidad de tomar decisiones propias y operar

coordinadamente como escuelas de peces interactuando con la costa y

retroalimentando las bases de datos locales y regionales.

El incremento de datos de utilidad a la comunidad para análisis científicos, muestreo

adaptativo y toma de decisiones requerirá un esfuerzo inmediato en la visualización de

bases de datos multivariados y salidas de los modelos que deberán desarrollarse en

las instituciones y comunicarse en red.

De la interacción con los principales laboratorios podemos reconocer que la tecnología

para transmitir in situ se encuentran en la frontera de una revolución que permitiría

realizar un cambio fundamental a favor del conocimiento de una variedad de procesos

importantes de los mares. Como ejemplo los espectrómetros de masas compactos de

bajo poder que comúnmente realizan mediciones de grado laboratorio se han

adecuado para realizar mediciones en línea. De igual manera los sensores para

evaluación genómica in situ permiten actualmente a evaluar la presencia y determinar

la abundancia de organismos específicos.

Estos instrumentos permiten actualmente un gran número de mediciones in situ que

comúnmente se colectaba para evaluaciones en el laboratorio reduciendo

considerablemente los costos por evaluación y permite una mayor cobertura espacial

y observaciones de largo plazo que llenaban los laboratorios.

Los buques oceanográficos continuarán siendo una de las herramientas vitales de la

oceanografía con un papel complementarios a las nuevas tecnologías. Su apoyo es

fundamental para la colocación de anclajes, dar el apoyo de mantenimiento en el largo

plazo así como realizar las evaluaciones intensivas de corto plazo o transectos

hidrográficos cargados de equipos. Los buques continuarán siendo las plataformas por

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97

excelencia para lanzar, dar seguimiento y recuperar los equipos autónomos móviles,

de la misma forma como vehículos de mayor velocidad y de menor talla.

Uso del Conocimiento.- En esta zona La Nación ejerce derechos de soberanía para

fines de exploración y explotación económica en su Zona Económica Exclusiva. Las

áreas de oportunidad desarrollo de la ciencia/tecnología/ innovación deben contemplar

los avances tecnológicos en la observación del océano a nivel internacional y la

elaboración de modelos proporcionarán proveen un potencial para la expansión, casi

ilimitada, de la investigación oceanográfica.

Entre los retos para México están el contar con mejores estrategias para explotar las

nuevas capacidades bajo una política de recursos financieros limitados. La

investigación de ciencias y mares deberá atender también la necesidad de la sociedad

para observar, comprender y predecir los cambios en su entorno local, regional y

mundial.

Como propuesta las ciencias del mar debería formar parte de la cartera ambiental

global para enfrentar los desafíos del cambio climático y el aumento de impacto

humano sobre el planeta.

La diversidad biológica marina disminuye en el país con consecuencias inciertas, un

gran número de las especies explotadas se encuentran en riesgo o en peligro de

extinción. El país observa una migración de la población a la costa para apoyar el

aumento de la actividad comercial y recreativo que está ejerciendo más presión sobre

la zona costera mientras satisface la creciente demanda de recursos y aumentando los

niveles de contaminación.

La relación de la sociedad mexicana con sus mares y costas está cambiando

rápidamente; en respuesta, la sociedad debe desarrollar estrategias eficientes para

una mejor administración y gestión de sus mares. Para ello es importante reconocer

que ha habido errores con un desacoplamiento entre planes de desarrollo, de uso, de

inversión con la conservación de los recursos.

A futuro se requerirá un enfoque multidisciplinario que tome en cuenta los

componentes del ecosistema y su conexión con la dimensión humana y será

fundamental el vínculo con otras disciplinas y sectores (comercio, administración,

política) con la ciencia.

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Como un ejemplo los retos del cambio climático y el mayor impacto antrópico en el

océano requieren de trabajo transversal entre disciplinas para generar evaluaciones

claras para los tomadores de decisiones sobre el estado de los mares y costas y la

sensibilidad a los cambios. Uno de los retos a los que se enfrentará la investigación de

costas y mares en el futuro al vincularse a la dimensión humana es la validación de los

resultados de la investigación y su entrega oportuna de productos e información a los

usuarios, a la sociedad.

Se requieren nuevas formas de comunicación entre disciplinas y sectores y el público

que influirá en la investigación oceanográfica a futuro.

Requerimientos para mejorar.- Las preocupaciones de mañana requerirán una

integración de la ciencia en el sistema global que deberán incluir la dimensión

humana. La comunidad científica deberá adaptarse a integrar a la ciencia básica a

nuevos esquemas para llevar a cabo investigación buscando financiamiento en nuevas

fuentes como son el gobierno, corporaciones, fundaciones privadas y los gobiernos

extranjeros.

Conforme se han consolidado los grupos de investigación y los programas

oceanográficos en México y se han reestructurado o transformado las instituciones se

le ha dado un papel más importante a los buques oceanográficos y el trabajo que se

desarrolla a bordo. El tema de los buques es muy polémico y se ha discutido la

factibilidad de incrementar pero también de llegar a reducir la flota de investigación

científica por los costos operativos elevados. La realidad es que el número de buques

va a ir en incremento por la importancia que tiene el conocimiento científico para las

futuras actividades exploratorias y extractivas que avanzan cada vez a mayor

profundidad. Lo anterior conlleva a la creación de sistemas estandarizados de

observación de los mares con nueva tecnología como gliders, observatorios

cableados, sistemas autónomos que son lanzados o reciben mantenimiento desde las

plataformas oceanográficas, contrario a diversas opiniones. Se requiere del desarrollo

de instrumentos, formación de recursos humanos a partir del balance de los usuarios

de los datos, la validación de los datos y el desarrollo de herramientas para la

obtención de éstos.

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Estrategias para la formación de recursos humanos en estas áreas de

oportunidad.- Entre las acciones que podrían realizarse a futuro para mejorar los

aspectos de formación de recursos humanos en los temas de mares y costas están el

considerar que la oceanografía debe integrarse en el currículo de las licenciaturas y

bachillerato ya que es un marco para impartir fundamentos científicos de diversas

disciplinas.

Así mismo deben desarrollarse nuevos modelos de investigación científica diferentes a

la estructura actual de plazas o en las contrataciones dentro de proyectos de corto

plazo, éstos deben vincularse a programas de largo plazo que permita estabilidad

académica dentro de la persistencia de ciencia de alto riesgo como es la oceanografía

Será de gran importancia el posicionar la investigación y educación de mares y

océanos en un contexto mayor del sistema Tierra para tener una toma de decisiones

basada en el mejor conocimiento científico disponible.

Para un desarrollo integral la formación de técnicos permitirá apoyar el desarrollo de

nueva instrumentación combinando diseños tradicionales con novedades para dar

respuesta a las necesidades reales de la información ambiental, escalas de tiempo y

espacio.

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Parásitos: biodiversidad, ecología y aplicaciones prácticas

Miguel Rubio-Godoy y Gerardo Pérez-Ponce de León*

Instituto de Ecología, A.C.; *Instituto de Biología, UNAM

No sin razón, los parásitos gozan de muy mala fama; debido a la estrecha asociación que existe entre los términos parásito y enfermedad, en la historia y la mente humanas son prácticamente sinónimos. Y en algunos casos, la mala reputación es merecida; por ejemplo, cada año, la malaria o paludismo, el mal de Chagas y la leishmaniosis cutánea dañan y matan a millones de personas en Mesoamérica. Si ampliamos la definición primera de parásito más allá de los protozoarios, gusanos y artrópodos, como se ha venido haciendo en los círculos académicos, e incluimos a virus y bacterias patogénicos, es indiscutible que entre éstos hay enemigos formidables del ser humano: por citar un par de casos, el reciente brote del virus del Ébola y la tuberculosis, que a pesar de ser un padecimiento que solía ser controlable con antibióticos, es actualmente la seguna enfermedad infecciosa más importante a nivel mundial. Otro factor que refuerza esta imagen negativa es la impresionante abundancia de los parásitos: según las estimaciones a que uno se refiera, se presume que de las especies de plantas y animales que habitan el planeta, cerca del 50% son parásitas en alguna etapa de su vida. La riqueza específica de los parásitos se puede ejemplificar con las 342 especies de gusanos (helmintos) conocidas que infectan al hombre; es indudable que el parasitismo es de las formas de vida más exitosas en este mundo – y de las más antiguas: es probable que el parasitismo, es decir, el aprovechamiento de un organismo como fuente de sustento y lugar de residencia de otro organismo, es tan antiguo como la vida misma.

Considerando su longevidad, diversidad y ubicuidad, no es de extrañar que los distintos linajes de parásitos se hayan infiltrado íntimamente en el entramado de la vida misma – aunque esto sólo recientemente lo hayamos empezado a comprender y caracterizar. En las siguientes líneas haremos un breve repaso de lo mucho que hemos aprendido sobre los parásitos y los efectos que ejercen a distintos niveles sobre los organismos que infectan (hospederos); también, destacaremos por qué y para qué sirve la investigación en parasitología, enfatizando la utilidad práctica del conocimiento más allá de la academia; y concluiremos sugiriendo líneas de investigación que a nuestro juicio debieran robustecerse.

Dime con quién andas y te diré quién eres

Por razones inicialmente históricas y posteriormente prácticas y de índole científica, la fauna parasitaria de los peces ha sido estudiada ampliamente, más que la

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de cualquier otro vertebrado. El estudio taxonómico de los parásitos de peces empezó con Linnaeus mismo, y hoy día la cifra de especies conocidas rebasa las 20’000; aunque es probable que ésta aumente, pues se estima que en el mundo hay entre 25’000 y 30’000 especies de peces, y cada especie de pez que se ha estudiado es infectada por cuando menos una especie de parásito.

El trabajo de inventario de la fauna helmintológica en México comenzó en la década de los años 1920´s, cuando se fundó el Laboratorio de Helmintología del Instituto de Biología de la UNAM y como parte de ésto, se desarrolló la Colección Nacional de Helmintos por parte del Dr. Eduardo Caballero y Caballero; aquí se inició formalmente el estudio de los helmintos en peces de México (Pérez-Ponce de León et al., 2011). De entre los vertebrados que se distribuyen en el territorio nacional, los peces son, sin duda, el grupo de animales que más han sido estudiados desde el punto de vista de los gusanos que los parasitan. En 1996, se publicó el primer listado taxonómico que en particular describía la diversidad de helmintos en peces de aguas continentales de nuestro país (Pérez-Ponce de León et al., 1996). El listado incluía alrededor de 120 especies nominales de helmintos parásitos de peces, mientras que un recuento de la base de datos de la Colección Nacional de Helmintos que realizamos en Noviembre del 2014, incluye 299 especies. De hecho, tras analizar curvas acumulativas de especies, se plantea la hipótesis de que el inventario de los helmintos parásitos de peces dulceacuícolas de México está cerca de ser completado (Pérez-Ponce de León y Choudhury, 2010), con excepción quizás de los monogéneos que es el grupo menos estudiado. A pesar del gran avance en el conocimiento de la fauna parasitaria en los peces de agua dulce de México, aún queda un largo camino por recorrer pues la implementación de métodos cada vez más modernos de análisis, que incluyen la secuenciación de ADN, indica que la diversidad actual podría estar subestimada, y que debemos redoblar esfuerzos para hacer estimaciones más robustas (Poulin, 2014).

Independientemente de si los listados están completos o no, la infinidad de parásitos ya catalogados ha permitido esclarecer diversos aspectos de los parásitos mismos, y mfaltan los eslabones tróficos que permiten que, por ejemplo, un parásito digéneo transite desde un caracol hasta un ave, pasando por un anfibio o por un pez. A mayor escala, los parásitos sirven como indicadores finos del cambio de distribución de sus hospederos, o de cambios ecológicos por modificaciones asociadas al cambio climático: por citar algunos casos, en años recientes, se ha observado la expansión latitudinal y altitudinal de algunas plagas y/o sus vectores, como el mal de Chagas que es considerado el principal problema parasitario en Latinoamérica por la Organización Mundial de la Salud: con el calentamiento global, las chinches que portan al tripanosoma parásito, han migrado hacia latitudes más elevadas y subido las laderas de las montañas. Otro ejemplo son los parásitos de los caribúes de la tundra canadiense, que con los climas más benignos, son capaces de completar su ciclo de vida en un verano, en vez de en dos como sucedía antes. Ambos ejemplos, en distintas latitudes, demuestran el profundo cambio ecológico que implica una variación de temperatura promedio de apenas uno o dos grados centígrados - y la utilidad de los parásitos como indicadores biológicos de procesos ecológicos complejos. También, el

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conocimiento mismo de los parásitos que afectan a los peces ha permitido evaluar el riesgo de surgimiento de enfermedades infecciosas emergentes, asociadas al consumo humano de organismos que están parasitados y que en condiciones normales no infectan a la especie humana. En este sentido, la gnathostomosis, enfermedad producida por un nemátodo que se aloja en la musculatura de peces, se ha convertido en un problema de salud, pues el hombre consume carne de pescado en la forma de "ceviche" y adquiere la infección, cuando en la naturaleza estos parásitos se encuentran en otras especies de vertebrados, no en el hombre.

Históricamente, ya sea por su estilo de vida críptico (adentro de otros organismos) y la talla reducida de sus estadios infectivos, o simplemente por su mala fama, muchos parásitos quedaban fuera de los estudios ecológicos, tróficos, etc. Pero recientemente se les ha empezado a considerar como parte importante de la biomasa en un ecosistema. En un trabajo pionero y notable se estudiaron íntegras las cadenas alimenticias de los estuarios de California y Baja California, y se estimó que la biomasa parasitaria total (incluyendo no sólo a los parásitos adultos, sino también a los huevos que liberan en el ambiente y las diferentes etapas que infectan hospederos intermediarios -como caracoles y crustáceos- antes de completar su ciclo de vida) equivale a la de los peces, y es mayor que la de las aves depredadores tope del ecosistema! Ha tenido un impacto profundo el incluir, no sólo matemáticamente, sino también conceptualmente a los parásitos en los estudios de conectividad e intercambio de energía en cadenas tróficas (Dunne et al, 2013).

El que se mueve, no sale en la foto

Si equiparamos un listado faunístico de parásitos y sus hospederos con una fotografía, podemos hacer varias analogías pertinentes. Podemos ver quiénes componen un grupo hoy: quiénes están asociados con quienes (pues hay parásitos que sólo infectan a un hospedero, pero los hay muy generalistas, que parasitan a muchas especies de hospederos), y en dónde (tipo de hábitat, distribución geográfica, etc.). También, si revisamos fotos viejas, podemos ver “con quién andaban” los abuelos: en el campo de la paleoparasitología, armados de herramientas moleculares, se empieza a establecer qué parásitos afectaban a nuestros ancestros y a los animales de antaño – y además, se estudia el intercambio de patógenos entre distintas poblaciones, así como su dirección; por citar un caso, la llegada de la viruela al continente americano con los colonizadores europeos. Asimismo, se puede apreciar si ha habido cambios de parejas: como la transferencia de parásitos de una familia de peces a otra cercanamente emparentada, o no tanto, pero que comparte el mismo hábitat. Escudriñar una foto también nos permite identificar intrusos: podemos reconocer bichos fuera de lugar, como las especies de parásitos introducidas que tienen un impacto gigantesco sobre los peces tanto silvestres como cultivados (Salgado-Maldonado y Rubio-Godoy, 2014). Un ejemplo estremecedor de esto es Bothriocephalus acheilognathii, un gusano originario de Asia que llegó a México en

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1965 junto con la carpa herbívora, y que hoy se encuentra en prácticamente todos los peces de agua dulce del país. Este último caso nos demuestra que en nuestro mundo globalizado, no son sólo los factores ecológicos y el cambio climático quienes afectan las interacciones hospedero-parásito, sino también los factores socio-económicos: el comercio global de alimentos es una importante vía de transporte y transmisión internacional de patógenos. Y por supuesto, el transporte de personas también: como se ha visto con el brote del virus del Ébola, hoy los parásitos también viajan en jet! Hablando de este terrible virus hemorrágico, es importante comprender que originalmente era un patógeno de animales silvestres que brincó al humano, cosa que se determinó al analizar con detalle la “foto de los parásitos del hombre”. Y si bien los brincos de animales silvestres hacia el ser humano siempre han existido, en nuestro mundo hiperpoblado y con hábitats fragmentados en que se hace más probable el contacto entre gente y animales de vida libre, los intercambios de patógenos son cada vez más frecuentes, abriendo la posibilidad de que se desarrollen enfermedades infecciosas emergentes. Las zoonosis, o intercambios de patógenos de animales hacia el hombre, incluyen varios padecimientos serios; por citar otros casos, aparte del Ébola, encontramos a los virus de la inmunodeficiencia humana adquirida (VIH), causante del SIDA, de la rabia y de la influenza. Los últimos dos ejemplos se mantienen y viajan con sus hospederos animales, potencialmente cubriendo grandes distancias: la rabia puede viajar algunos kilómetros en los murciélagos vampiros infectados; la influenza puede atravesar continentes a bordo de las aves migratorias.

Abundando en nuestra analogía, pero desde una perspectiva de un individuo, ya no de un ecosistema o global, podemos decir que una vez que alguien está en la foto, está ahí para siempre: los parásitos pueden ser vistos como los trasplantes perfectos! A pesar de que los animales cuentan con sofisticados sistema defensivos para evitar ser colonizados por parásitos, éstos son capaces de persistir en sus hospederos desplegando una serie de mecanismos de evasión y modulación del sistema inmune. El estudio de estos mecanismos ha contribuido a comprender el funcionamiento de los sistemas defensivos de los animales, desde los peces hasta los mamíferos (Rubio-Godoy, 2010). Pero todavía nos falta alcanzar su grado de exquisitez para lograr inutilizar únicamente las respuestas dirigidas al parásito mismo, pero no en contra de todos los demás insultos al organismo. Nosotros todavía bombardeamos con fármacos inmunosupresores a los pacientes trasplantados, y casi los matamos con el tratamiento! El estudio de la interacción hospedero-parásito se puede hacer no sólo a nivel individual, sino poblacional. Por ejemplo, se sabe que distintas cepas de peces salmónidos presentan diferente susceptibilidad a la infección con patógenos de importancia en la acuacultura, como los gusanos monogéneos del género Gyrodactylus (Rubio-Godoy, 2007). La interacción hospedero-parásito también se puede abordar desde una perspectiva ecológica, epidemiológica o evolutiva: se pueden estudiar los factores que explican por qué existen diferentes cargas parasitarias entre los géneros de un animal; se puede constatar que en los países donde hay pocas infecciones parasitarias son más prevalentes las alergias, y que éstas se pueden manejar mediante una infección parasitaria controlada; o se puede llegar la sorprendente conclusión de que al sistema inmune le hace falta el contacto

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con los parásitos para que se desarrolle y funcione adecuadamente, lo que se conoce como la hipótesis de la higiene (Daley, 2014).

Al perro más flaco se le ven las pulgas

Claro, también es bueno conocer la biología básica de los parásitos, pues algunos son problemáticos para el sector productivo, como la acuicultura y la ganadería, que no podrán crecer a su máximo potencial sin prever y prevenir las complicaciones asociadas a los parásitos. A veces el remedio de una infección puede ser tan sencillo como un baño de agua salada para un pez de agua dulce, o viceversa para uno marino; o un recambio de agua o traslado de un lote de peces de un estanque a otro cada cierto tiempo – ambos remedios efectivos para resolver problemas parasitarios concretos que afectan al sector productivo y que requieren indispensablemente de investigación fundamental sobre la identidad y los ciclos de vida de los parásitos causantes de los problemas. El conocimiento biológico básico también permite diseñar estrategias de control biológico, por ejemplo, mediante el aprovechamiento de los recientemente descubiertos depredadores naturales de etapas infectivas de parásitos, que reducen efectivamente la presión infectiva. Ciertamente, el remedio contra los parásitos puede también incluir componentes más efectivos y tecnológicamente complejos, como un kit de identificación de patógenos basado en anticuerpos monoclonales o una PCR en tiempo real, o potencialmente vacunas para prevenir los problemas de tajo – pero evidentemente estos avances tecnológicos y la innovación que podrían generar en la acuacultura, la ganadería, etc., están basados en la investigación científica de los bichos.

Más vale tarde que nunca / Donde pone el ojo, pone la flecha

Es importante la capacidad científica para predecir y monitorear la variación de la biodiversidad parasitaria y las tendencias de infección/enfermedad en ecosistemas naturales y modificados por el hombre, para identificar oportunidades de mitigar impactos patogénicos en el complejo mundo que nos tocó vivir, globalizado, súper poblado y modificado por el hombre, y por ello inmerso en procesos geoquímicos de enorme inercia como el cambio climático. Para lograr este cometido, es indispensable que ciertas líneas de investigación en parasitología se fortalezcan de manera integral (en todo el sentido de la palabra, desde la formación de recursos humanos hasta el apoyo financiero para desarrollar proyectos de largo aliento):

1. Taxonomía (inventarios de especies que incluyan especies submuestreadas como monogéneos, reconocimiento de especies crípticas)

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2. Uso de la información taxonómica para la implementación de medidas de control de enfermedades parasitarias, tanto en la fauna silvestre, en los animales de producción, domésticos y en el hombre

3. Especies invasoras (actualización, catálogo y mapas de distribución en México)

4. Monitoreo de parásitos zoonóticos (investigación básica para identificar parásitos zoonóticos reales y potenciales; identificación de posibles brotes de enfermedades infecciosas emergentes; y transmisión de dicha información a responsables de salud pública, veterinarios, etc.)

5. Interacción hospedero-parásito (ecología, inmunología, etc.)

Referencias

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Pérez-Ponce de León, G., L. García P., D. Osorio S. y V. León R. 1996 LISTADOS FAUNISTICOS DE MEXICO VI. Helmintos Parásitos de Peces de Aguas Continentales de México. Serie Listados Faunísticos del Instituto de Biología UNAM. 100 p.

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Graciela Dolores Avila Quezada
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Poulin, R. 2014. Parasite biodiversity revisited: frontiers and constraints. International Journal for Parasitology 44: 581-589.

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Investigación y Gestión para la Conservación de los Ecosistemas y su Biodiversidad

Eduardo Peters

La conservación de los ecosistemas y su biodiversidad en México debe tener como premisa de partida (1) que la megadiversidad biológica de México debe tomarse como base para el desarrollo del país. Sin embargo, su manejo y conservación es complicado y deficiente, (2) que el desarrollo de la humanidad depende totalmente de los ecosistemas y los servicios ambientales que nos brindan; sin embargo no hemos sabido valorarlos, (3) que la biodiversidad representa el capital natural de la nación y es equivalente o más importante que otros capitales como el financiero, el manufacturado o el humano, (4) que las transformaciones de los ecosistemas naturales para obtener bienes y servicios para la humanidad han traído beneficios en el corto plazo pero con severos costos ambientales, y (5) que el argumento de que el desarrollo está confrontado con el uso sustentable de los recursos y la conservación de nuestro capital natural es falso e irresponsable, y responde a la ignorancia o a la prevalencia de intereses ajenos al interés público (adaptado de la obra Capital Natural, Conabio 2009).

Para una verdadera conservación y aprovechamiento sustentable, lo arriba señalado, debe quedar bien interiorizado por parte de todos los actores interesados ya que de no ocurrir esto, es muy probable que los esfuerzos de conservación no logren sus objetivos.

Es ampliamente reconocido que los ecosistemas y su biodiversidad en México están fuertemente amenazados por actividades humanas que se pueden agrupan en 5 principales causas: 1) Destrucción del hábitat, 2) Sobreexplotación, 3) Especies invasoras, 4) Contaminantes, y 5) Cambio climático (Conabio 2009). Con algunas excepciones las tendencias a futuro señalan que estas amenazas aumentarán su presión hacia los ecosistemas (Figura 1).

Lo anterior, nos invita a preguntarnos que estamos haciendo para detener y revertir la pérdida de capital natural, y por qué no lo estamos logrando como lo muestran las tendencias a futuro (Figura 1).

Resultan impresionantes el gran número de iniciativas, programas, leyes, convenios, estrategias y comisiones con las que se cuenta en México para atender el problema ambiental. Tenemos instrumentos de política ambiental consagrados en la Ley como son: Aéreas Naturales Protegidas (ANP), Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA), Ordenamientos Ecológicos del Territorio (OET), Instrumentos Económicos como el Pago por Servicios Ambientales (PSA). También hay otros instrumentos e iniciativas funcionando y dirigidos para la conservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales como son los Corredores Biológicos, las áreas privadas y sociales

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destinadas a la conservación, el Manejo Integral de Cuencas Hídricas, los programas de conservación de especies, el manejo forestal sustentable, REDD/REDD+, los ordenamientos pesqueros, las reservas de agua/bancos de agua, los Sitios Ramsar.

Por otro lado, destacan el esfuerzo a nivel internacional como son la adherencia a convenios multilaterales; Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES), Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), Comisión Ballenera Internacional (CBI), Convención sobre Cambio Climático (CCC), Convención de Lucha contra la Desertificación (CLD), entre otros). En el plano nacional, además de lo arriba citado están las Estrategias Nacionales (Humedales, Islas, Especies Invasoras, Adaptación al Cambio Climático, etc.), y las Comisiones intersecretariales de mares y costas (CIMARES), de cambio climático (CICC), de bioseguridad (CIBIOGEM), entre otras.

Todo lo anterior cuenta con una respetable, aunque mejorable, estructura institucional con recursos humanos capacitados y con experiencia en materia ambiental.

Pero la pregunta ¿Por qué no estamos pudiendo detener y revertir la pérdida de capital natural? Es una permanente sombra o fantasma que nos acompaña a todos los que nos dedicamos al tema de la conservación y la sustentabilidad. Y la otra pregunta ¿Ante esta situación que podemos hacer?

La pregunta sin duda no es fácil de responder pero existen tareas pendientes e ideas de cómo atender estos problemas.

(1) Falta de una Política de Estado en Materia Ambiental. Si nos tomamos en serio las premisas señaladas en el primer párrafo de este escrito, debemos considerar el tema ambiental como un asunto del que depende la supervivencia misma del Estado Mexicano. Por ello resulta imprescindible dejar de lado los personalismos o partidismos y atender a la brevedad esta tarea pendiente. Contar con una Política de Estado en Materia Ambiental le puede dar al país la oportunidad de tener un proyecto a largo plazo en materia ambiental con objetivos claros y acordados entre todos los actores interesados. Una política de Estado obedece a un interés fundamental, por lo que debe conservarse en forma permanente o hasta que el problema o cuestión sea resuelta. Trasciende a los cambios de gobierno ya que los gobiernos por lo general hacen políticas que duran mientras éstos se encuentren vigentes.

(2) Desarticulación entre esferas de gobierno. Muchos de los esfuerzos en materia ambiental que nacen en el Gobierno Federal, durante su travesía hacia los propietarios de la tierra, se encuentran con una falta de coherencia a nivel regional, estatal y local, que no permite que se establezcan cadenas o redes de valor y por último resulten esfuerzos infructuosos. Una manera de atender este problema podría ser mediante el fortalecimiento de gobiernos y grupos académicos locales, con la creación de Comisiones estatales de biodiversidad y el fortalecimiento de Centros Conacyt con Universidades Estatales.

(3) Falta de monitoreo y evaluación de los instrumentos, programas y políticas públicas. Los principales instrumentos de la política ambiental, que han tenido un

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esfuerzo sostenido en el tiempo, como son las ANP, las UMA, las MIA, los OET y los PSA, tienen por el orden de una o más décadas funcionando y su efectividad no se conoce. Una de las principales causas es que el monitoreo y evaluación no es sistemático, aunado a la carencia de líneas base, de los objetos de conservación, para con ello poder en el tiempo y el espacio evaluar los cambios. En principio para atender estos problemas, es necesario, cumplir con el ciclo de la políticas públicas, a la fecha se planea y se instrumentan medidas, pero muy pocas son evaluadas y casi ninguna es mejorada o adaptada posteriormente a su evaluación.

(4) El sector ambiental carga con todo el peso siendo que es un problema de

todos. Por atribuciones recae la responsabilidad de atener los temas de sustentabilidad en el sector ambiental, aún a sabiendas que su solución rebasa a este sector. Un instrumento para atender este problema, que tenemos a la mano, es el Ordenamiento Ecológico del Territorio. Esta herramienta está diseñada para atender las necesidades de todos los sectores que inciden en el territorio, con una visión de sustentabilidad. El problema es que el instrumento requiere de ser empoderado, aplicado, monitoreado y ajustado como toda política pública. Hoy se tiene la oportunidad de mostrar lo poderoso que puede ser el Ordenamiento Ecológico, se cuenta por primera vez con un decreto de Programa de Ordenamiento General del Territorio (Figura 2), su implementación puede armonizar, con una visión de sustentabilidad, los programas y acciones de las dependencias del Gobierno Federal que inciden sobre el territorio.

(5) Falta de transversalidad e integralidad (enfoque holístico). Las estructuras burocráticas y académicas aún están muy compartamentalizadas lo que genera grandes dificultades para lograr un trabajo transversal y sistémico, situación obligatoria para tratar temas de sustentabilidad. Los temas ambientales son complejos y su atención requiere de un enfoque holístico y la participación de todos los actores. Para la atención de esta situación se requiere consolidar y ampliar iniciativas como la que existe en la Universidad Nacional Autónoma de México, el Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, del Instituto de Ecología – UNAM, que contará con un Posgrado en Ciencias de la Sostenibilidad, con una visión transversal de la educación, y un Anfiteatro para la toma de decisiones, espacio dedicado para la discusión de temas de sustentabilidad con las mejores herramientas y recursos humanos en la materia.

(6) Incapacidad de comunicar a la población la importancia del Capital Natural de México. A pesar de los grandes esfuerzos para comunicar a la población sobre la importancia de los bienes y servicios ambientales, es notorio, que la capacidad de influir es aún muy baja. Quizás habría que transitar hacia una Campaña nacional de concientización y orgullo del Capital Natural de México para atender este asunto.

A manera de conclusión, la Ciencia y la política en México en materia ambiental debe transitar hacia: (1) Desarrollar e implementar modelos de monitoreo, evaluación y ajuste de los instrumentos, programas y políticas públicas; (2) Articular el tema

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ambiental en los distintos niveles de gobierno; (3) Desarrollar una Política de Estado en Materia Ambiental; (4) Reconocer que el tema ambiental es multisectorial y requiere de un enfoque integral, y (5) Incrementar los esfuerzos de comunicación, dentro de la población, sobre la importancia del Capital Natural de México.

Referencias

Sarukhán, J., et al. 2009. Capital natural de México. Síntesis: conocimiento actual, evaluación y perspectivas de sustentabilidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México

Figura 1.

Principalesamenazasalosecosistemasysubiodiversidad

Fuente:CapitalNaturaldeMéxico.CONABIO2009.

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Figura 2.

Fuente: SEMARNAT 2012

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¿Cómo lograr que los científicos y tecnólogos del país se involucren de manera más activa en la solución de los problemas que aquejan a México?

Martín Aluja, Instituto de Ecología, A.C. – [email protected]

[email protected]

En concordancia con lo postulado por el Señor Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, y las fuerzas políticas más importantes del país en el “Pacto por México”, y en aras de contribuir a la construcción del Plan Nacional de Desarrollo para el período 2013-2018,

1) Inicio con una propuesta que ojalá pudiese ser incorporada en el primer párrafo de este Plan: “En esta nueva etapa de nuestra historia, con retos monumentales por vencer y enormes oportunidades frente a nosotros, el Gobierno de la República ha adoptado a la ciencia y la tecnología como una de las palancas que le permitirán al país desarrollarse plenamente operando bajo los fundamentos de una economía basada en el conocimiento y que a su vez sea ambientalmente sustentable.”

2) Habiendo definido sin ambages esta inédita posición, sugiero que los discursos del Presidente, Secretarios de Estado, Gobernadores, Legisladores, Alcaldes y Líderes Empresariales hagan mención de las palabras ciencia y tecnología especificando en cada caso la manera cómo estas herramientas facilitarán la labor de gobernar y de generar políticas públicas de vanguardia y de alto valor social. Este mensaje será replicado diariamente en noticieros televisivos, prensa escrita y en el ciberespacio lográndose en poco tiempo acostumbrar a la población de que una forma probada para erradicar la pobreza, de generar empleos de calidad, de construir una economía que sea sustentable y que no siga contaminando o destruyendo los recursos naturales, es construyendo un sólido aparato científico y tecnológico.

3) En congruencia con lo anterior, la comunidad científica y tecnológica del país deberá asumir un compromiso histórico en el sentido de generar conocimiento que coadyuve a resolver los problemas más apremiantes que aquejan a la sociedad y que a la par cree Patrimonio Público mediante un número creciente de patentes y desarrollos tecnológicos útiles a la sociedad. Debemos salir de la “burbuja de confort” comprometiéndonos a generar ciencia que por un lado avance la frontera del conocimiento, y por el otro, produzca soluciones económicamente viables, ambientalmente amigables, y socialmente responsables a los problemas que enfrenta la sociedad y a las demandas del sector productivo que mueve la economía del país.

4) Dentro del marco de la “Reforma Constitucional en Materia Educativa” recién promulgada el Sr. Presidente de la República, considero se deben

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mejorar los planes de estudio con el fin de introducir desde la primaria, secundaria y bachillerato a los niños a la ciencia y la tecnología mediante asignaturas obligatorias con el elevado nivel creativo. Se sugiere apoyar a los maestros con contenidos temáticos formulados en colaboración con los Centros Públicos de Investigación coordinados por el CONACyT, entidades que también deberán coadyuvar a mejorar el nivel de formación entre los docentes ofreciéndoles cursos y talleres.

5) Vinculado a lo anterior, propongo se generen las políticas públicas para que en cada institución de educación superior pública y privada, en los Centros Públicos de Investigación y en las empresas, se creen o construyan “Centros de Reclutamiento” para nuevos talentos para la ciencia y la tecnología enfocados principalmente a alumnos de primaria, secundaria y preparatoria pero que también atiendan a sus maestros y padres. En estos centros, los niños y jóvenes talentosos o con particular interés por la ciencia, podrán pasar al menos dos tardes por semana experimentando, creando y creciendo en compañía de científicos y tecnólogos. En el caso de los maestros, éstos podrán formar equipos con los últimos para poder regresar al aula con mejores métodos didácticos, instrumentos y materiales.

6) En el mismo orden de ideas, sugiero decretar la obligatoriedad de que todo integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) o cada investigador o tecnólogo que viva del erario público, deba involucrarse activamente en acciones de fomento al interés por la carrera científica y tecnológica entre niños y jóvenes. Estos investigadores nacionales deberán visitar regularmente las secundarias y preparatorias para asesorar a los maestros sobre los avances de actualidad en los ámbitos científicos y tecnológicos a efecto de que los alumnos estén constantemente expuestos a temas de interés que los motiven a transformarse en los futuros científicos y tecnólogos del país. Un buen ejemplo de esto es el campo del biomimetismo mediante el cual se creó el velcro que todo mundo utiliza en su ropa copiando las estructuras de las semillas de cardo, los dispensadores de aerosol copiados de un escarabajo conocido como “bombardero”, o las telarañas que en combinación con nanotúbulos se transforman en materiales altamente conductivos.

7) En congruencia con lo anterior, será necesario fortalecer la enseñanza de las matemáticas, la física, la química, la biología, la ecología, las ciencias sociales y los idiomas en la primaria, secundaria y preparatoria a la par de fomentar la creatividad y la innovación desde la primaria. Un niño desde los cinco años tiene la capacidad de inventar cosas, incluso de generar patentes, si es bien encauzado y asesorado. Modernicemos en consecuencia nuestro sistema educativo para abrirles las puertas a estos niños al maravilloso mundo de la ciencia y la tecnología que se transformará en la palanca del desarrollo de México.

8) Hay que fomentar una cultura de colaboración genuina y de trabajo en equipo desde la primaria. Hoy en día la actividad científica y tecnológica ha transitado del científico individualista que prefiere trabajar solo, a los grupos interdisciplinarios que trabajan en equipos. Por ello es necesario preparar a los futuros científicos y tecnólogos desde temprana edad a poder operar de manera efectiva en un entorno complejo y altamente competitivo mediante el trabajo en equipo.

9) En toda institución de educación pública o privada deberían ofrecerse cursos obligatorios en los primeros tres semestres, y optativos a partir de ese momento, que consoliden el interés de los alumnos por la innovación, que les expliquen los procesos involucrados en el patentamiento y otros mecanismos de protección a la propiedad intelectual e industrial, y que en

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general motiven a los alumnos a involucrarse en actividades científicas y tecnológicas que, a la par de producir conocimiento de frontera, atiendan y resuelvan demandas específicas del sector productivo.

10) En estos cursos obligatorios se le debe presentar a los alumnos un panorama amplio, libre y sin dogmatismos de ninguna especie sobre el papel que debe jugar la ciencia y la tecnología en el desarrollo del país, en la creación de una economía basada en el conocimiento, y en el desarrollo económico sustentable. Urge transitar de una visión utópica y romántica de la ciencia, a una visión realista y responsable.

11) El CONACyT y el Sistema Nacional de Investigadores deberían elevar sustancialmente la vara de exigencia a todos los financiamientos que otorguen o a las becas que pagan. Se debe mandar una señal clara en el sentido de que lo único aceptable será ciencia y tecnología de frontera, en la “cresta del conocimiento”, que por su calidad, terminará siendo aplicada en beneficio de la sociedad. En el caso de los posgrados, se deberá exigir de sus profesores la formación de futuros científicos y tecnólogos con una mentalidad altamente competitiva, con un compromiso permanente con la generación de conocimiento de punta/frontera, y la aplicación de este conocimiento en la solución de demandas y problemas reales que aquejan a la sociedad.

12) En materia de vinculación con el sector social, empresarial y gubernamental, se debería cambiar el paradigma actual que lleva a los investigadores y tecnólogos a intentar, la mayoría de las veces infructuosamente, a colocar ideas y prototipos que nadie les pidió entre los empresarios o comunidades desfavorecidas. Debemos transitar hacia la generación de soluciones creativas, basadas en el conocimiento o los marcos conceptuales de frontera, atendiendo demandas específicas de núcleos sociales desfavorecidos, empresarios y gobiernos, en sus tres órdenes (municipal, estatal y federal). Este cambio paradigmático permitirá acelerar el acercamiento entre la comunidad científica y tecnológica y la sociedad, destacando al sector productivo.

13) En el mismo orden de ideas, se debería instrumentar una asertiva política de acercamiento entre la sociedad y las comunidades científicas y tecnológicas. Hay que involucrar al ciudadano común en el quehacer científico y tecnológico convenciéndolos de los beneficios directos en su bienestar. Mediante políticas creativas de difusión y divulgación de la ciencia, el ciudadano común debe estar permanentemente informado sobre el papel que juega la comunidad científica y tecnológica en mejorar su calidad de vida. Desde el celular que usan, hasta los recubrimientos en sus sartenes, las vacunas que protegen a sus hijos, los alimentos que consumen, y los pisos de sus casas, todos tienen componentes que crearon científicos y tecnólogos mexicanos pero eso hay que hacérselo saber al público todos los días.

14) En materia de inversión en ciencia y tecnología habrá que ser profundamente juiciosos en cómo utilizar los crecientes presupuestos a los que se comprometió el Presidente de la República evitando en todo momento caer en el error de pensar que con mayores recursos se hará mejor ciencia y sobre todo más pertinente. Sugiero consolidar lo ya construido antes de crear nuevas universidades o Centros Públicos de Investigación. Sugiero a su vez, incentivar la creación de clústeres científicos y tecnológicos como el “Clúster Aeronáutico de Querétaro” generando sinergias entre diferentes centros de investigación, universidades, empresas y gobiernos, lo cual evitaría replicar el modelo ya caduco de armar laboratorios individuales por investigador o institución. Ha

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llegado el momento de sumar esfuerzos y sobre todo de darle valor agregado al conocimiento conjuntando disciplinas. Por ejemplo, se le puede sacar enorme ventaja al conocimiento sobre la biodiversidad, si abordamos el estudio de la última mediante equipos multidisciplinarios que cubran todo el espectro desde las moléculas hasta los materiales compuestos basados en el conocimiento que la naturaleza ha acumulado a lo largo de millones de años de evolución. Mediante tiros de precisión, e identificando claramente las demandas regionales o nacionales, habrá de crearse Patrimonio Público por medio de la investigación científica y los desarrollos tecnológicos de vanguardia.

15) En conclusión, debemos iniciar una nueva etapa generando un nuevo troquel mental entre los niños de México y los futuros científicos y tecnólogos del país. Los científicos y tecnólogos que actualmente operamos en el país fuimos formados en contextos diferentes, con modelos que han perdido vigencia, y en un mundo con problemas muy distintos a los actuales. Por ello, es necesario que Mediante el Plan Nacional de Desarrollo 2013 – 2018 le abramos la puerta a un cambio generacional dando cabida a gente joven con visiones de futuro e incentivando la formación de nuevos cuadros de científicos y tecnólogos conscientes de la realidad en la que vivimos con agudos problemas provocados por el cambio climático global, la deforestación masiva de bosques y selvas, la presencia de plagas y enfermedades invasoras que atacan a plantas, animales y humanos, carencia de agua, contaminación y la violencia. Hoy en día los retos que enfrentamos han generado estados de conciencia diferentes entre los jóvenes que los hacen mucho más proclives a involucrarse en la búsqueda de soluciones a los problemas que ponen en riesgo su posibilidad de seguir habitando este planeta. La solución a estos problemas transita invariablemente por la ciencia y la tecnología.

Termino mi intervención, ampliando algunos de los conceptos presentados en la lista anterior. México es un país con casi 114 millones de habitantes y con únicamente 18,555 investigadores y tecnólogos registrados en el Sistema Nacional de Investigadores, la instancia que avala la calidad de quienes aspiran a ser llamados investigadores o tecnólogos en el país. Es decir, contamos con alrededor de 1.5 científicos por cada 10,000 habitantes. Más grave aún, somos un país donde prácticamente el 50% de la población vive en la pobreza o pobreza extrema, con algunos conciudadanos sufriendo hambre cotidianamente. México tiene además un déficit agudo de agua potable por la deforestación masiva durante más de siete décadas continuas y por haber sobreexplotado o contaminado nuestras reservas de agua dulce. El país sufre además de otros severos problemas ambientales provocados por el cambio climático global y la aparición de plagas y enfermedades exóticas que no solo atacan al ser humano sino que ya han devastado o amenazan sistemas productivos como es el caso del cocotero, los cítricos, el aguacate, y la avicultura por citar algunos ejemplos particularmente graves.

Aunado a lo anterior, mientras en los EUA y Corea del Sur se producen miles de patentes propias cada año, en México no llegamos ni a 100 patentes producidas en el país por año. Seguimos siendo un país que maquila patentes extranjeras, con

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empresarios reticentes a invertir en ciencia y tecnología, y con una población profundamente ignorante si nos comparamos con los países más desarrollados.

Lo que más preocupa, es que contando con tan pocos científicos y tecnólogos capacitados, y teniendo tantos problemas de todo tipo, no hayamos logrado convencer a la mayoría de estos pocos científicos y tecnólogos que tienen un importante papel que jugar en la solución de los problemas más apremiantes que aquejan a la sociedad. Contamos con una comunidad científica, y en este caso dejo fuera a los tecnólogos que tienen una perspectiva un poco diferente de las cosas, que sigue viviendo, con algunas excepciones, en un mundo abstraído de la realidad cotidiana que experimenta el ciudadano común. Sigue permeando entre muchos científicos la idea de que no es su papel involucrarse en la solución de problemas ya que su rol es el de generar conocimiento, sin necesariamente tener que aplicar ese conocimiento. Se llega incluso al extremo de escuchar opiniones en el sentido de que aplicar o vender el conocimiento para solucionar problemas o generar ingresos, contamina o denigra a la ciencia. La pregunta pertinente es ¿cómo lograr que esta situación cambie?

En muchos sentidos tiene que ver con la manera en la que educamos a estos científicos y tecnólogos desde la primaria, posteriormente en las universidades y además con el tipo de modelos que tienen. Aunque suene duro, una alta proporción de la comunidad científica y tecnológica del país hemos operado por años con nuestras propias reglas o “usos y costumbres”, recibiendo generosos beneficios del estado sin retribuirle suficientemente a la sociedad su generoso apoyo. Siendo tan pocos, y existiendo diferencias tan abismales entre el ciudadano común y esta elite en materia de formación y educación, no debe sorprender que muchos científicos caigan en el círculo vicioso de las actitudes egoístas y los argumentos circulares. Como comunidad tenemos que abandonar estas posiciones y aceptar una nueva realidad. Seguramente al incrementarse significativamente en los años por venir el número de científicos y tecnólogos, se incrementará la sana competencia entre ellos, lográndose mucha mayor apertura tal y como se está intentando en otros ámbitos como las telecomunicaciones.

Ahora bien, asumamos por un momento que el pueblo de México hará un esfuerzo extraordinario, e invertirá cifras récord para subsanar el déficit de científicos y tecnólogos y de infraestructura científica y tecnológica que venimos arrastrando desde principios del siglo pasado. ¿Qué tendríamos que hacer para lograr que esos científicos y tecnólogos se comprometan genuinamente con apoyar a su país, con generar soluciones a los problemas más apremiantes que aquejan a la sociedad de cuyos impuestos viven? ¿Qué tendríamos que hacer para que la ciencia y tecnología producida en México sea de verdadera vanguardia, se mueva en la “cresta del conocimiento”, genere nuevos paradigmas y marcos conceptuales, y en consecuencia, se transforme en el motor de nuestro desarrollo? Hay que generar incentivos diferentes entre los investigadores y tecnólogos y darle valor agregado al

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conocimiento. Tradicionalmente por ejemplo, un hongo o una planta se identificaba, catalogaba, y resguardaba en una colección a la que pocos tenían acceso. Pero si cambiásemos los esquemas tradicionales, ese mismo ejemplar, podría servir, además de crear nuevo conocimiento para la ciencia, como sustrato para generar nuevos fármacos, nuevos nanomateriales, y nuevos compuestos antioxidantes o vitamínicos. Un pequeño cambio en el paradigma o troquel mental del científico, lo llevaría a colaborar con tecnólogos, o científicos en otros campos diferentes al suyo, y generar resultados mucho más útiles tanto para la ciencia como la sociedad.

En ese mismo orden de ideas, concluyo manifestando que ha llegado el momento de eliminar de nuestro discurso la muy desafortunada dicotomía de que existen dos tipos de ciencia: la básica y la aplicada. Como ya lo dijo Pasteur hace dos siglos, solo existe un tipo de ciencia de la que se derivan invariablemente aplicaciones, si esa ciencia es de calidad. Es decir, a lo que cada científico y tecnólogo debe aspirar es a avanzar la frontera del conocimiento, es a operar en la “cresta del conocimiento”. Solo así podremos realmente contribuir al desarrollo de México.

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La investigación aplicada sobre el Medio Ambiente en el futuro de México

Contenido temático: Residuos

M.C. Constantino Gutiérrez Palacios

Facultad de Ingeniería, UNAM Tel 5622-3002 [email protected]

Introducción

En la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos se define Residuo como:

“Material o producto cuyo propietario o poseedor desecha y que se encuentra en estado sólido o semisólido, o es un líquido o gas contenido en recipientes o depósitos, y que puede ser susceptible de ser valorizado o requiere sujetarse a tratamiento o disposición final conforme a lo dispuesto en esta Ley y demás ordenamientos que de ella deriven” Fuente: Última reforma publicada DOF 30-05-2012

Asimismo, la misma ley clasifica a los residuos como:

• Peligrosos,

• Sólidos Urbanos

• De Manejo Especial.

De esta manera es importante orientar la investigación a abordar temas específicos a cada uno de estos residuos. Es importante investigar respecto a los residuos para contar con información más certera y precisa que apoye de la mejor manera a la Gestión Integral de los Residuos. En la Ley citada se define como Gestión Integral de Residuos como:

“Conjunto articulado e interrelacionado de acciones normativas, operativas, financieras, de planeación, administrativas, sociales, educativas, de monitoreo, supervisión y evaluación, para el manejo de residuos, desde su generación hasta la disposición final, a fin de lograr beneficios ambientales, la optimización económica de su manejo y su aceptación social, respondiendo a las necesidades y circunstancias de cada localidad o región”

Es de destacar que una de las facultades de la Federación que se plantean en la misma ley es:

“Promover la investigación, desarrollo y aplicación de tecnologías, equipos, sistemas y procesos que eliminen, reduzcan o minimicen la liberación al

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ambiente y la transferencia, de uno a otro de sus elementos, de contaminantes provenientes de la gestión integral de los residuos”

Por otro lado, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT, promueve e impulsa la investigación referente a acciones relacionadas con la gestión de los residuos.

Asimismo, la Secretaría de Energía, SENER, ha llevado acciones para el aprovechamiento de fuentes de energía renovables y las tecnologías limpias en las que considera a la generación de biogás a través de plantas de tratamiento de residuos y del biogás que se produce en rellenos sanitarios.

De esta manera, se cuenta con una base legal e institucional para que se aliente a llevar a cabo con mayor amplitud la investigación aplicada en el área de residuos en México.

Áreas de oportunidad para el desarrollo de la Ciencia, la Tecnología y la innovación en nuestro país

Las áreas de oportunidad para la investigación en México son amplias debido a que a la fecha no se cuenta con la suficiente información y recursos para:

• Apoyar a las autoridades responsables de la elaborar las políticas para lograr una mejor gestión de los residuos

• Apoyar a los responsables encargados del manejo de los residuos

• Incrementar y actualizar las NOMs relativas a residuos

• Incrementar la participación de actores en manejo de residuos (Grandes inversionistas privados, PYMES, ONGs)

• Crear cadenas de mercado en el reúso y reciclaje de residuos

• Contar con tecnología propia para la gestión

• Crear fuentes de energía alterna

• Crear líneas de investigación permanentes y sostenibles

Actividades de investigación en Ciencia básica, ciencia aplicada desarrollo tecnológico e innovación

Las entidades y organismos que realizan investigación en residuos en México se pueden resumir en:

• Universidades e institutos de investigación (públicos y privados)

Graciela Dolores Avila Quezada
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• Dependencias y organismos gubernamentales federales y estatales

• Empresas y organismos privados

• ONGs

Las instituciones de educación superior en México representan la mejor opción para realizar investigación. De acuerdo a datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior[1], ANUIES, existen 175 instituciones de educación superior, sin embargo revisando en la página de internet de ANUIES los programas de las instituciones de educación superior, se observó que las instituciones que cuentan con programas relativos al área ambiental donde pudiera considerarse que es factible la realización de investigación en residuos son las que se enlistan en la tabla número 1

Tabla no.1 Instituciones de educación superior con infraestructura para realizar investigación en el área de residuos

Institución educativa y de investigación Observaciones

Universidad Autónoma de Baja California

Universidad Autónoma de Chiapas

Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas

Universidad Autónoma de Chihuahua

Universidad de Colima

Universidad Autónoma Metropolitana Amplia participación

Universidad Nacional Autónoma de México

Amplia participación

Instituto Politécnico Nacional Amplia participación

Universidad de Guanajuato

Universidad de Guadalajara

Universidad Autónoma de Chapingo

Universidad Tecnológica Fidel Velázquez

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

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Universidad Autónoma de Nuevo León

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Universidad Autónoma de Querétaro

Universidad de Quintana Roo

Universidad Autónoma de San Luis Potosí Amplia participación

Universidad Autónoma de Sinaloa

Instituto Tecnológico de Sonora

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

Universidad Autónoma de Tamaulipas

Universidad Autónoma de Yucatán Amplia participación

Instituto de Estudios Superiores Monterrey

CINVESTAV

[1] Fuente http://www.anuies.mx/content.php?varSectionID=22

Dependencias y organismos públicos (Ejemplos)

• Centros de Investigación Conacyt • Centro Nacional de Investigación y Capacitación Ambiental (CENICA) • Secretaría de Ciencia, Tecnología e Investigación del D F (antes ICYT DF) • Instituto Mexicano del Petróleo • Dibasa (Desperdicios Industriales Bautista) • Repak • (Reciclaje Tetrapak) • Proactiva • Drenaje lixiviados • Plásticos Degradables

Estrategias para la formación acelerada de recursos humanos

Para contar con un grupo sólido de investigadores en residuos, es necesario: Incrementar el presupuesto federal y estatal para investigación, Ampliar los programas

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académicos con temas de Residuos, Fomentar los acuerdos de colaboración entre Centros de Investigación y de Educación Superior con Empresas privadas, y Promover becas para estudiantes de Educación Superior.

Ejemplos de investigación de residuos

• Celda de control en un relleno sanitario para investigar la degradación de bolsas de plástico con aditivos pro-oxidantes

• Investigación de la biodegradabilidad de bolsas de plástico en lisímetros simulando tiraderos a cielo abierto y relleno sanitario

• Análisis técnico y económico de digestores anaerobios para tratar los residuos de la ganadería para obtener energía eléctrica en México

• Producción de biogás • Reducción de los tiempos de espera de los vehículos recolestos de residuos

sólidos en estaciones de transferencia en la Ciudad de México

Temas de investigación sugeridos

Residuos Sólidos Urbanos

Almacenamiento

• Contenedores domésticos con sistema de compactación • Contenedores para almacenamiento diferenciado • Contenedores adecuados al entorno de la fuente de generación

Residuos Sólidos Urbanos

Recolección

• Programas de cómputo para optimizar rutas de recolección • Vehículos adecuados para recolección diferenciada • Optimización de la operación de estaciones de transferencia

Residuos Sólidos Urbanos

Reúso y Reciclaje

• Diseño de Centros Integrales de Residuos Sólidos • Innovación de tecnologías adecuadas a nuestras condiciones socioeconómicas

para la separación de residuos • Estudio de Cadenas comerciales para el aprovechamiento de residuos

Residuos Sólidos Urbanos

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Tratamiento

• Biodigestión acelerada de la fracción orgánica para optimizar el proceso de compostaje

• Tratamiento de lixiviados conjuntamente con aguas residuales • Tratamiento de la fracción orgánica para obtener biogás en sistemas

económicos

Residuos Sólidos Urbanos

Disposición final

• Modelos matemáticos para sistemas de drenaje de lixiviados en rellenos sanitarios

• Estabilidad de taludes de celdas de rellenos sanitarios • Determinación de parámetros de diseño de rellenos sanitarios “secos”

Residuos de manejo especial

• Tratamiento de los residuos agrícolas y ganaderos para obtener biogás • Estudio de las propiedades mecánicas de elementos de concreto fabricados

con agregados reciclados • Compostaje con lodos de plantas de tratamiento conjuntamente con residuos

agrícolas • Reúso y reciclaje de residuos cibernéticos • Reciclaje de neumáticos aplicados a la fabricación de pavimentos

Residuos Peligrosos

• Reúso y Reciclaje de pinturas gastadas

• Ciclo de vida de baterías alcalinas

• Tratamiento de aceites gastados para formular combustibles alternos

• Biorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos

Conclusiones

1. La investigación en el área de residuos en México es escasa y realizada fundamentalmente por Instituciones de Educación Superior

2. Son pocas las instituciones de Educación superior que cuentan con líneas de investigación en el área de residuos

3. Es necesario que otros sectores se sumen a realizar investigación científica, tecnológica y de innovación

4. Existen amplias áreas de oportunidad para realizar investigación en el área de residuos

5. Es necesario ampliar la oferta educativa a nivel superior en el campo Ambiental y en particular en el tema de residuos

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6. Es conveniente que el sector privado se apoye en el sector educativo para realizar investigaciones que sean de utilidad para sus actividades.

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Retos de la investigación científica en materia de ecología y biodiversidad.

Martín Aluja, Jorge López-Portillo y Federico Escobar, Instituto de Ecología, A.C.

Domingo Canales, Universidad Veracruzana

César A. Domínguez, Instituto de Ecología, UNAM

Miguel Rubio-Godoy, Instituto de Ecología, A.C., compilador/editor

La ecología en México

Como ciencia, la ecología en México es relativamente reciente. Baste decir que la Sociedad Científica Mexicana de Ecología (SCME) fue fundada en 2005 mientras la Sociedad Británica de Ecología, la primera en su género, fue fundada hace exactamente 100 años y la Norteamericana cumplirá un siglo en 2015. Aunque pueden mencionarse varios investigadores como precursores de la ecología mexicana (Vázquez Yanes 2000, Martínez et al. 2006), la historia moderna de esta disciplina comienza con la fundación de tres instituciones: el Instituto Nacional de Investigación sobre Recursos Bióticos (INIREB) por el Dr. Arturo Gómez Pompa en 1975, el Instituto de Ecología, A.C. (INECOL) por el Dr. Gonzalo Halffter Salas también en 1975, y el Departamento de Ecología de la UNAM en 1985, que evolucionó a Centro y luego a Instituto, fundado por el Dr. José Sarukhán Kermez(Dirzo 2000). Estas tres iniciativas fueron, en gran medida, una reacción a los programas de gobierno que promovieron la deforestación de grandes áreas del país, que es el quinto más biodiverso del mundo: los tres notaron que era urgente formar ecólogos que pudieran documentar el uso de los recursos y resolver los problemas ambientales que ya en ese momento eran evidentes y previsibles. No sobra decir que ellos han influido en los tomadores de decisiones para resolver o evitar mayores problemas ambientales.

Los ejes temáticos que forman parte del quehacer de los ecólogos coinciden muy bien con las prioridades de investigación detalladas por Martínez et al. (2006) y que consisten en:

(1) Entender los factores físicos y biológicos que generaron y que mantienen la alta diversidad en el país, lo que implica llevar a cabo estudios sobre la estructura y dinámica de los ecosistemas, registro de la biodiversidad y elucidación de las historias naturales de las especies;

(2) Estudiar los efectos antropogénicos sobre los ecosistemas, considerando que menos de la tercera parte del país está conservada y que deben entenderse las consecuencias de la fragmentación de las comunidades naturales, de las variadas formas de manejo sobre especies de distinta tolerancia, y de los factores ecológicos y

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socioeconómicos del cambio de uso de suelo en un contexto del cambio climático global a fin de facilitar la construcción de diferentes escenarios y para priorizar las actividades de uso, conservación y restauración;

(3) Restaurar las comunidades bióticas más críticas para no seguir perdiendo sus servicios ambientales - para tal fin deben conocerse los procesos de regeneración natural y las funciones de los ecosistemas con el propósito de reducir tiempos y costos de dicha restauración;

(4) Promover investigaciones interdisciplinarias en donde se privilegien perspectivas históricas, socioeconómicas, culturales y antropológicas para garantizar que se usa el conocimiento ecológico en la elaboración de estrategias sustentables para el uso de los recursos;

(5) Integrar los conocimientos tradicionales y ecológicos para crear agroecosistemas que rivalicen con los ecosistemas naturales en términos de su estructura y función para así garantizar su uso sustentable;

(6) Asegurar la sustentabilidad de los servicios ecosistémicos, considerando el bienestar de los diferentes sectores de la sociedad y fortaleciendo la capacidad de las instancias pertinentes de gobierno para el desarrollo y mantenimiento exitoso de programas de pago por servicios ambientales.

Martínez et al. (2006) mencionan tres prioridades más que son fundamentales para fortalecer la ciencia de la ecología en México: 1) la construcción de redes de monitoreo ambiental a largo plazo para dar seguimiento confiable, con datos de línea de base, de los efectos del cambio climático global a fin de adaptar programas de manejo y conservación; 2) la integración al currículum de enseñanza básica, media y superior de estrategias para resolver problemas y habilidades para la comunicación y la retención de egresados sobresalientes de los posgrados nacionales e internacionales tanto en universidades y centros de investigación como en entidades estatales y federales en donde se están tomando las decisiones; y, 3) fortalecimiento de la colaboración internacional para resolver problemas compartidos. Todo esto implica un aumento sustantivo en el presupuesto dedicado a educación, ciencia y tecnología. Es evidente que esto no es un gasto sino una inversión a mediano plazo para aprovechar el talento que se desperdicia por no contar con estrategias educativas para desarrollar en los estudiantes la profundidad analítica y las herramientas necesarias a fin de generar soluciones originales para usar los recursos de forma razonable y reducir el deterioro ambiental.

Esta habilidad analítica debe estimularse aun si no se dirige hacia la resolución de problemas ambientales. Es falsa la dicotomía entre ciencia básica y ciencia aplicada y esto debe ser visto como un eje continuo sobre el que puede desarrollarse un investigador o un grupo de investigadores. Hay en la historia muchas instancias de investigadores asociados a profesores que no tenían interés por la solución de problemas prácticos, pero que con su ejemplo estimularon su capacidad y la profundidad necesaria para desarrollar un pensamiento complejo. Pueden, desde

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luego, buscarse fórmulas para estimular a los investigadores o grupos de investigación a resolver problemas concretos, tal como se hace con las demandas específicas propuestas en los programas de fondos mixtos de CONACyT. Incluso, las universidades y centros públicos de investigación pueden crear en su ámbito programas de estímulos o convocatorias para llevar a cabo proyectos de investigación que consideren pertinentes. Sin embargo, nunca debe restringirse o condicionarse la libertad de investigación porque los procesos que llevan a descubrimientos relevantes son muy complejos y sólo pueden desarrollarse en un ambiente que los propicie sin cortapisas. Desde luego, los investigadores deben sujetarse a evaluaciones periódicas, pero su trabajo debe juzgarse en términos de su calidad y no de la temática que desarrollan. Incluso en este tema, el concepto de par es crucial: quien evalúa debe tener una visión global del quehacer científico.

La biodiversidad en México

El término biodiversidad tiene múltiples connotaciones: biodiversidad no sólo son las especies y sus genes, no sólo son los ecosistemas y los procesos ecológicos. Es también la percepción de la gente en su contexto y el valor que le asignan. Por tal motivo, la articulación de una agenda de investigación en biodiversidad resulta sumamente compleja. Sobre todo para un país como México, en donde la diversidad biológica del territorio ha sido catalizador de una enorme riqueza cultural y objeto de una larga tradición de uso que se remonta a la época prehispánica (Challenger, 1998).

Toda ciencia necesita una historia que permita apreciar lo avanzado, pero también necesita un contexto y una matriz. En la ecología, el contexto lo proporciona el documento Capital Natural de México, coordinado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO)y disponible de manera gratuita en internet. Este trabajo es un ejemplo de lo mucho que puede hacerse con una gran idea, la capacidad para coordinar proyectos complejos y un presupuesto relativamente modesto. Este proyecto multidisciplinario involucró la colaboración de 777 participantes de 227 instituciones. Constituye el segundo estudio de país (el primero se publicó en 1998 y también está disponible en línea) y contiene tres apartados: (1) Estado actual del conocimiento de la biodiversidad, (2) Conservación y tendencias de cambio de uso del suelo y (3) Políticas públicas y perspectivas de sustentabilidad, además de un documento de síntesis que es de gran utilidad para los tomadores de decisiones. El documento avanza más allá de la sola descripción de lo que tenemos en México: hace explícito que la base de la pirámide de desarrollo social y económico de México es el Capital Natural y que éste se ha utilizado como una mina pero considerando erróneamente que es inagotable. Las consecuencias, muy evidentes a partir del análisis histórico de las tendencias de cambio de uso de suelo, son los altos índices de deforestación en las cuatro últimas décadas y la fragmentación y la pérdida de ambientes para un gran número de especies endémicas. Se hace notar que gran parte de la biodiversidad actual está en terrenos de pequeños productores, ejidos y comunidades indígenas. Finalmente, se plantean nuevos paradigmas y líneas de

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acción para el manejo del capital natural de México, tomando en cuenta que esto debe ser una empresa conjunta entre los habitantes de las áreas biodiversas y los usufructuarios de los bienes que de ahí se obtienen. Para esto se requiere inculcar y difundir el conocimiento generado a todos los niveles de la población y contribuir a la formación de nuevas generaciones con ética de respeto hacia el entorno y conciencia acerca de la fragilidad y finitud de nuestro capital natural. En suma, “Es claro que el país debe dedicar mayores recursos a la generación deconocimiento, especialmente el que influye en lasolución de problemas estratégicos para el país.

No obstante, generarconocimiento en temas estratégicossobre el capital natural no se lograrásolamente con la aplicación de recursos económicos,sino especialmente con el establecimientoy mantenimiento de condiciones que propicienesta actividad en el seno de las instituciones tantoacadémicas como del sector público y de undiálogo entre gobierno y academia” (Sarukhán et al. 2012, p. 29).

La enorme diversidad biológica contenida en el territorio mexicano, que se expresa en una gran variedad ecosistémica, de especies y genética, representa un privilegio no sólo en términos científicos, sino también en términos del potencial para el bienestar del país y de sus habitantes. Debemos aceptar que la biodiversidad (y todo lo que resulta de ella) es el patrimonio para proveer las condiciones que hacen posible nuestra existencia y la producción de bienes. La idea que el desarrollo del país se contrapone con el uso y la conservación de los recursos naturales no únicamente es nociva, sino también de alguna manera simplista. Esta idea, es el resultado del poco conocimiento de un gran sector del país y de la escasa valoración de la información generada por los científicos en este campo de conocimiento. Pero también,es evidencia de la débil articulación entre la ciencia y la gestión y toma de decisiones. Este es un aspecto que debe ser atendido de forma urgente si queremos fortalecer una cultura de toma de decisiones científicamente informadas, socialmente correctas y económicamente justas.

Impacto del estudio de la ecología en México

Después de cuarenta años de trabajo ecológico en México, la colaboración internacional, el apoyo a través de becas, principalmente del CONACyT, a estudiantes de posgrado en México y el extranjero, el desarrollo de programas de posgrado en Universidades y Centros Públicos de Investigación, y el estímulo provisto por el Sistema Nacional de Investigadores, el país cuenta con alrededor de 500 investigadores en ecología (¡4.3 ecólogos por cada millón de habitantes!), que generan una producción en aumento de literatura nacional e internacional de alta calidad.

En el ámbito académico, considerando el periodo 1996-2011, la ecología mexicana ocupa el tercer lugar en Latinoamérica, después de Brasil y Argentina. El impacto de la ecología nacional se estimó considerando el número de documentos citables producidos, las citas a los mismos, y el Índice H, que evalúa la distribución de

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las citas y no sólo su número.A nivel mundial, México ocupa el lugar 19-24 utilizando los mismos parámetros.

Es claro que hay una influencia creciente de los ecólogosy otros científicos mexicanos en la toma de decisiones, pero aún es insuficiente dada la fuerte presión que ejerce el desarrollo económico anárquico. El impacto de los ecólogos debe hacerse patente en la planeación ambiental, la gestión, las prácticas de manejo y en la gobernanza.Entre otros profesionales, los ecólogos proveen información que puede ser usada para generar mejores prácticas. Muchos ecólogos colaboran con la sociedad civil, procurando la información crítica para demostrar ocuestionar la factibilidad ambiental de los proyectosque no son sustentables, como la construcción de nuevas presas (por ejemplo, Marismas Nacionales, Nayarit), nuevos desarrollos turísticos (Cabo Pulmo, B.C.; Chamela, Jalisco), y proyectos de minería (Caballo Blanco, Veracruz). Algunos proyectos han sido cancelados bajo el peso de las evidencias científicas, otros están pendientes. Por otra parte, en las políticas de uso de recursos no hay campo de la ecología que sea irrelevante. Por ejemplo, el conocimiento de la ecología y evolución microbiana fue fundamental para cambiar las políticas relacionadas con la sobreexplotación de acuíferos fósiles en Cuatro Ciénegas, Coahuila (Souza et al. 2006) y el estudio sobre la ecofisiología de semillas ha sido fundamental para generar prácticas exitosas de reforestación (Vásquez Yanes y Orozco Segovia 1993; Mendoza Hernández et al. 2013). Se puede prever que, al igual que el conocimiento económico, el conocimiento ecológico tendrá una creciente importancia para promover la conservación y el uso sustentable de los recursos en un contexto de alta biodiversidad. En este sentido, se requiere el apoyo del CONACyT y de la Academia Mexicana de Ciencias para que en las instituciones en donde se hace investigación sobre ecología se produzca y difunda la ciencia de calidad, independientemente de su uso inmediato. Evidentemente, más allá de la esfera académica, es fundamental que los tomadores de decisiones políticas y presupuestales del país, valoren a cabalidad la importancia del estudio de la ecología en su amplio sentido para lograr el estudio, la conservación y el uso sustentable del Capital Natural del país, fuente y sustento de la vida y la actividad económica de México.

Contexto del estudio de la ecología en México

El estudio contemporáneo de la ecología y la biodiversidad se lleva a cabo en México y en el mundo en un contexto de verdades lacerantes y retos formidables.

Por un lado, se estima que sólo queda conservadaun 11% de la superficie del planeta (International Union for the Conservation of Nature, IUCN), y la mayor parte de la biodiversidad por conservar está fuera de las áreas protegidas. Las tasas de deforestación y de cambio de uso de suelo son elevadas, y aun así quedan únicamente áreas marginales para producción agrícola. A nivel mundial, a estos problemas se suman la contaminación –complejo problema que incluye la acumulación de CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera, así como de compuestos

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orgánicos persistentes en suelos y aguas-, la modificación de ciclos biogeoquímicos, y la introducción antropogénica de especies invasoras.

Por otro lado, el crecimiento poblacional mundial acarrea consigo una creciente demanda de energía y alimentos que incrementará las presiones sobre el sistema natural que sustenta la vida en el planeta.

Los primates mexicanos; ejemplo de cómo la investigación ecológica puede informar la conservación de la biodiversidad

Los primates, al igual que todos los organismos de un ecosistema, cumplen ciertas funciones dentro de su hábitat. Debido a su tipo de alimentación, son importantes dispersores de semillas, y por tanto juegan un papel esencial en los procesos de regeneración de selvas y bosques (Arroyo-Rodríguez et al., 2011), de ahí su importancia para la conservación de los bosques tropicales.

A lo largo de seis décadas, la primatología se ha centrado en la sistematización y generación de conocimiento para comprender cómo conservar los ecosistemas y las especies que los componen. Sin embargo, la actual crisis ambiental ha convertido a la primatología en una “disciplina de emergencia”, que al igual que la ecología, está obligada a proporcionar información científica útil para la toma de decisiones urgentes, específicas y de alto riesgo.

La distribución de los primates coincide con la de los bosques tropicales de América, África y Asia, regiones que enfrentan diversas amenazas, relacionadas principalmente con la conversión de uso del suelo en sus hábitats naturales, con la ganadería, la agricultura, la minería y el desarrollo urbano a la cabeza. Lo anterior ha ocasionado que todas las poblaciones de primates estén disminuyendo.

Actualmente, más de la mitad de las 621 especies y subespecies de primates del mundo se encuentranamenazadas de extinción (IUCN, 2012). Tan solo en México, las tres especies de primates que habitanen los estados del sureste del país (el mono aullador de manto (Alouatta palliata), el mono aullador negro (Alouatta pigra) y el mono araña (Ateles geoffroyi)), están clasificadas en Peligro Crítico de Extinción por las leyes mexicanas. Las dos especies demonos aulladores han sido ubicadas dentro del Apéndice I de CITES (Convención sobre elComercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), lo quesignifica que su comercio se encuentra restringido. En el caso de losmonos araña, están clasificados en el Apéndice II de CITES, por lo que sucomercio e intercambio de especímenes se encuentra estrictamente regulado. Elcomercio y aprovechamiento de las tres especies se encuentra restringido por el Art.85de la Ley General de Vida Silvestre (LGVS).

Las principales amenazas para los primates mexicanos son la destrucción del hábitat y la cacería, particularmente en la vertiente del Golfo de México, en los estados de Veracruz, Tabasco y Campeche, donde grandes extensiones de bosque tropical han sido convertidas a pastizales para la ganadería extensiva. Los primates que

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habitan paisajes fragmentados deben enfrentarse a un hábitat aislado y alterado, por lo que es predecible que cada vez más poblaciones se encontrarán en fragmentos demasiado pequeños para permitir su supervivencia. Por ello, son urgentes las acciones para la conservación de los primates, entre las cuales se requiere restaurar el hábitat, establecer conexiones entre fragmentos y reducir la cacería.

Es fundamental proteger las áreas de bosque tropical más grandes que aún existen en México, ya que éstas son las que mantienen las mayores poblaciones de primates - al respecto, es importante destacar el rol de especies insignia que los primates pueden jugar, pues al ser carismáticos es probable que capturen la atención del público; y su conservación resultaría benéfica no sólo para ellos mismos, sino además para todos los organismos con quienes comparten el hábitat - ¡y para el hábitat mismo! También, es necesario implementar esquemas de producción agropecuaria efectivos en el trópico que no requieran de tanta superficie de pasto, esto debido a que algunos estudios han demostrado que el abandono de tierras tropicales puede permitir la regeneración de la vegetación nativa en pocos años. Otra medida es incentivar actividades productivas compatibles con la conservación de las selvas como pueden ser los cultivos bajo sombra, el mantenimiento y la creación de cercas vivas para permitir el movimiento de individuos en el paisaje, mantener corredores de vegetación en las orillas de los ríos, entre otras actividades. Todo ello, sin perder de vista la necesidad de realizar investigaciones científicas que permitan generar bases para el diseño y la ejecución de programas de conservación de los primates.

Una revisión en el PrimateLit de los estudios que se han realizado sobre primates mexicanos en el país de noviembre de 1940 al 2010, indicó que en el estado de Veracruz se concentra más del 60% de los estudios, mientras que el 40% restante se distribuyen entre Yucatán, Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. Lo anterior demuestra que la concentración de los esfuerzos de investigación ha dejado rezagadas áreas geográficas con presencia de primates. Además, muestra que la mayor parte de las investigaciones primatológicas se han realizado con la especie de A. palliata (47%), mientras que los estudios dirigidos a las especies A.pigra (23.5%) y Ateles geoffroyi (29.4%) son escasos (Dias et al., 2011).

México es uno de los países latinoamericanos en donde se ha realizado más investigación primatológica, y más de la mitad de las publicaciones incluyen a la conservación como elemento central o periférico que debe tomarse en cuenta (Días et al, 2011). De hecho, muchos de los estudios de ciencia básica pueden servir para tomar decisiones respecto a la conservación de los ambientes naturales y/o de las especies que los habitan.

Por ejemplo, los estudios demográficos y de tamaño poblacional pueden utilizarse para justificar ante las autoridades correspondientes la declaración de un área geográfica como área natural protegida. Los estudios endocrinológicos para la conservación de los primates aportan información esencial para establecer programas de manejo que incluyan entre sus objetivos la reproducción de los individuos en alguna categoría de riesgo de extinción. Las investigaciones endocrinológicas realizadas con individuos que viven en ambientes contrastantes (fragmentos de selva vs. hábitat conservado) también aportan diversos y útiles resultados para el manejo y

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conservación de los primates. También es importante el estudio de los patógenos que afectan a los primates, pues evidentemente tienen el potencial de albergar organismos que pueden causar enfermedades en el ser humano –una cuestión asociada a dos de los fenómenos que hemos citado: la fragmentación del hábitat y el calentamiento global. Ambos fenómenos están relacionados con las enfermedades emergentes, pues ambos inciden en cambios en las distribuciones de los organismos y los agentes que los infectan.

Otros trabajos científicos incluyen los análisis de diversidad genéticade las distintas poblaciones de primates enMéxico. Por ejemplo, los análisis genéticos de animales decomisados y/o donados azoológicos, pueden ser de gran utilidad para detectar áreas específicas de tráfico para venta como mascotas, y así establecer programas especiales para reforzar la vigilancia. La revisión de animales decomisados también puede servir como señal de alarma ante la aparición de enfermedades emergentes.

Sin embargo y a pesar de que se ha generado información valiosa en los campos de la biología, ecología, conducta, fisiología, genética, demografía, endocrinología, entre otros, son escasas las investigaciones que se utilizan pragmáticamente como base para el diseño y la ejecución de programas de conservación. Por lo tanto, uno de los principales retos de la primatología es la aplicación del conocimiento en la solución de problemas asociados a la pérdida de la biodiversidad.

Ante la emergencia ambiental, pertinencia social

La ecología busca entender procesos, generar conocimiento y hacer esa información accesible a quienes deciden sobre los ecosistemas y sus componentes, ya sea en su ordenamiento, manejo, conservación o restauración. Sin embargo, el principal problema que enfrenta hoy esta disciplina no es la falta de estudios y conocimientos, sino las perturbaciones, transformaciones y/o la vertiginosa desaparición de los ambientes naturales. Sin embargo, las perturbaciones en los ecosistemas no sólo dependen de los procesos que estudia la ecología; también son consecuencia de fenómenos de carácter económico, demográfico, político, cultural y social, entre otros. Dicho de otra forma, las respuestas no están sólo en la ciencia, ya que toda problemática relativa a los recursos naturales es, en primera instancia, una problemática social y por tanto tiene que ser abordada desde una perspectiva multidisciplinaria si lo que se busca es resolverla y no limitarse al cometido estrictamente académico de producir conocimiento.

Si en la mira de los científicos se encuentra la conservación de los ecosistemas y los organismos que los componen, y no sólo su conocimiento, la integración disciplinar necesaria y la apertura al trabajo colaborativo con sectores sociales de diversa índole –organismos no gubernamentales, comunidades, asociaciones de

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profesionistas, fundaciones y demás- es el imperativo categórico para enfrentar una realidad mucho más compleja que las líneas de abordaje solo académico.

Hoy en día, la emergencia ambiental en todo el mundo, pero más en los países en vías de desarrollo donde se concentra la mayor parte de la biodiversidad, demanda de los científicos una doble toma de conciencia; por un lado, la comprensión de la dimensión compleja de los problemas ecológicos que obliga a repensar la práctica científica y sus alcances. Por otro, la necesidad de dejar atrás la fragmentación disciplinar para dar paso a un ejercicio científico mucho más colaborativo, comprometido con la realidad y pertinente a las problemáticas del mundo real (Toledo & Castillo, 1999).

Nos pidieron reflexionar sobre ¿Hacia dónde va la ciencia? Se trata de una pregunta tan antigua como el mismo quehacer científico, que debe trascender en el tiempo y mantenerse viva, pues la percepción del conocimiento y su valor están relacionados con el contexto histórico de cada época. Es una pregunta que debe permanecer, sobre todo porque en un mundo cambiante (tremendamente dinámico) como el nuestro, las necesidades de cada tiempo nos imponen retos distintos. Por tal razón, debemos estar siempre dispuestos no sólo a cambiar de opinión, sino también a cambiar la manera de hacer las cosas. Este último punto nos parece de vital importancia, particularmente en este momento, cuando el país se está moviendo hacia el fortalecimiento y consolidación de su aparto científico y educativo, a través de la concertación de una agenda nacional en ciencia, tecnología e innovación que permita darle rumbo y certeza a la inversión pública en investigación y educación científica.

Al respecto, opinamos que es necesario y crucial fortalecer la investigación ligada a los problemas nacionales. Concretamente, identificamos los siguientes seis temas de estudio que sería relevante abordar – de manera coordinada, decidida, multidisciplinaria y a largo plazo:

1. Especies relevantes (invasoras, plagas, parasitarias, alimenticias, clave) 2. Organismos genéticamente modificados 3. Enfermedades y plagas emergentes 4. Biodiversidad y conservación 5. Restauración ecológica 6. Cambio climático

A pesar de lo aparentemente variado de la temática propuesta, todos estos tópicos se refieren y fundamentan en lo que se considera la “ecología” en una acepción amplia, que podríamos llamar ECOLOGÍA: evolución, genética y ecología de poblaciones y comunidades, interacciones bióticas en el dilatado espectro desde el parasitismo hasta el comensalismo y la depredación, taxonomía, genómica, modelación matemática, biogeografía, sistemas de información geográfica, etc. Armados de un enfoque generoso y multidisciplinario, se fortalecerán la ecología y la evolución que constituyen la teoría básica, y que dará sustento a sus diversas y necesarias ramificaciones: entre otras, la genómica ecológica que permitirá conocer y aprovechar a los organismos (tanto micro- como macroorganismos) que sostienen a los ecosistemas; la evolución fenotípica de los organismos, que permitirá evaluar los

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cambios de las especies ante un entorno cambiante y determinar sus umbrales críticos ante las perturbaciones; la ecología de las especies invasoras, particularmente las plagas y malezas, y la de las enfermedades emergentes y los parásitos invasivos; y la ecología de ecosistemas, que permitirá comprender los flujos y ciclos que sostienen la vida en el planeta, y también evaluar sus umbrales críticos y modelarlos de manera más certera – idealmente, con tal grado de rigor como se modela el cambio climático global, aspiración que necesariamente requiere de grandes bases de datos con información básica de diversa índole y colectada en distintas localidades y a largo plazo.

Es fundamental un enfoque trans- y multidisciplinario que acompañe a la ECOLOGÍApara enfrentar los retos del futuro de manera sustentable:

# proveer de alimento y energía a la creciente población mundial; # Incrementar (duplicar, según la FAO) la producción alimentaria y energética

para el 2050; # Incrementar la equidad social; # Conservar los ecosistemas y los servicios que prestan (provisión, regulación y

culturales), basándose en su manejo y utilización; # Desarrollar capacidades humanas e institucionales para conservar y manejar

los recursos naturales, particularmente en los países en desarrollo.

Para sustentar el correcto desarrollo de la ECOLOGÍA mexicana, nos permitimos sugerir estos rubros que debieran fortalecerse en los años por venir:

# Estímulo y reconocimiento a la investigación con impacto social. # Normas adecuadas para el financiamiento y la evaluación de la investigación

transdisciplinaria de largo plazo. # Acciones definidas para establecer y mantener puentes comunicantes entre la

ciencia y los tomadores de decisiones. # Establecer un nuevo mandato académico de las Instituciones de Educación

Superior y Centros Públicos de Investigación, que destaque la importancia de la ciencia que tenga impacto social y resuelva problemas, sin menoscabo de las investigaciones básicas.

# Formación de recursos humanos a todo nivel; desde el inculcamiento temprano y popular del valor y la importancia de la biodiversidad, hasta la formación de especialistas en su estudio, manejo, conservación y restauración.

Referencias

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Challenger, A. 1998.Utilización y conservación de los ecosistemas terrestres de México.Pasado, presente y futuro.CONABIO / Instituto de Biología / UNAM / Agrupación Sierra Madre, SC. 847 p.

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Mendoza-Hernández, P. E., Orozco-Segovia, A., Meave, J. A., Valverde, T., y Martínez-Ramos, M. 2013. Vegetation recovery and plant facilitation in a human-disturbed lava field in a megacity: searching tools for ecosystem restoration. Plant Ecology214: 153-167.

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