E-Book - Unidad 1 Guía de sexualidad CARITAS_reimp 2010

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La importancia de educar en valores Unidad 1 Lecturas introductorias para docentes de Educación Básica Unidad 1 Serie: La alegría de crecer y madurar Edición de textos y diagramación: Editorial Guaymuras Primera edición: febrero de 2010 Primera reimpresión: noviembre de 2010 Impreso y hecho en Honduras. Reservados todos los derechos. Diseño de portada: Marianela González Tiraje: 500 ejemplares

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Unidad 1La importanciade educar en valores

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Unidad 1

La importanciade educar en valores

Lecturas introductorias para docentes de Educación Básica

Serie: La alegría de crecer y madurar

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© Pastoral Social Cáritas de Honduras Tels. 237-2719 / 3318 / 220-6698 / Fax 237-1364 Apdo. Postal 1787, Tegucigalpa. [email protected] www.caritas.hn

Primera edición: febrero de 2010Primera reimpresión: noviembre de 2010

Edición de textos y diagramación:Editorial Guaymuras

Diseño de portada:Marianela González

Impresión:Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, Honduras

Tiraje: 500 ejemplares Impreso y hecho en Honduras.Reservados todos los derechos.

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Contenido

La alegría de crecer y madurar: Una serie para ayudar

a los jóvenes a vivir mejor ..............................................................................9

Introducción ..................................................................................................11

1. ¿Por qué es necesario educar en valores? .............................................13

1.1. El insustituible papel de la familia ................................................................................... 17

2. Los valores: su significado e importancia .............................................19

2.1. Características de los valores .............................................................................................22

2.2. ¿Cómo se clasifican los valores? .......................................................................................23

2.3. La escala de valores ..............................................................................................................24

a) Altura y fuerza de los valores ....................................................................................25

3. La libertad es el eje de la educación en valores ...................................27

3.1. Las coordenadas que no se deben olvidar ..................................................................29

3.2. Orientaciones para lograr una educación en valores .............................................30

3.3. ¿Cuáles valores habrá que priorizar en la educación de niños

y adolescentes? .......................................................................................................................32

4. Enfoques metodológicos para la educación en valores ......................35

4.1. Objetivos generales de un programa de educación en valores .........................37

4.2. Estrategias metodológicas .................................................................................................37

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Unidad 1: La importancia de educar en valores8

4.3. Condiciones mínimas para la educación en valores ...............................................39

4.4. Factores que obstaculizan la educación en valores .................................................40

a) Factores asociados al sistema educativo ..............................................................40

b) Factores asociados a la familia ..................................................................................40

c) Otros factores que no se pueden desconocer ................................................... 41

Bibliografía ....................................................................................................43

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9 Lecturas introductorias para docentes de Educación Básica

En la actualidad, es indiscutible que la educación es uno de los quehaceres más importantes y vitales del Estado y la sociedad. También existe consenso en que, en su acepción más profunda, la educación es la asimilación creativa de un sis-

tema de valores y la formación de un sentido de la vida como garantía de una perso-nalidad sana, desarrollada y útil.

Si la institución escolar quiere educar para la vida, no puede dejar de lado ni improvisar la educación sobre los valores, la cual debe ser oportuna, sistemática, dialéctica, sisté-mica y participativa. No obstante, aunque mucho se habla de la importancia de la for-mación en valores, el sistema educativo se preocupa muy poco por preparar a las y los docentes para esta urgente tarea, y menos por proveerlos de la bibliografía y el material didáctico adecuado a los retos que hoy enfrenta la juventud hondureña.

Atendiendo a esta necesidad, es que la Pastoral Social Cáritas ha decidido producir la serie La aLegría de crecer y madurar, concebida como un material didáctico de apoyo a la labor de las y los docentes interesados en emprender con sus alumnos y alumnas la formación en valores desde un plano vivencial.

Esta serie consta de cuatro unidades temáticas:

Unidad 1. La importancia de educar en valores

Consiste en lecturas introductorias para las educadoras y los educadores de Educación Básica, a fin de que reconozcan la importancia que reviste la formación en valores; se familiaricen con los fundamentos teóricos de la ética, la moral y los valores, y se apro-pien de elementos metodológicos que podrían ser de utilidad para su labor educativa en el tema.

Unidad 2. La amistad, el noviazgo, el matrimonio y la familia

Esta Unidad ofrece elementos teóricos y didácticos para abordar la enseñanza de cua-tro aspectos fundamentales en la vida de todo ser humano: la amistad, el noviazgo, el matrimonio y la familia. La finalidad es que las y los adolescentes se apropien de las herramientas necesarias para construir relaciones interpersonales respetuosas, sanas y satisfactorias, basadas en valores como el respeto mutuo, la generosidad y la solidaridad.

Unidad 3. La sexualidad humana

La sexualidad es parte esencial del ser humano e influye en todas las relaciones inter-personales a lo largo de la vida. De ahí la importancia de una educación integral, que no separe la dimensión física y social de la sexualidad, de la psíquica y espiritual.

En esta Unidad se hace una travesía por algunas de las principales manifestaciones de la sexualidad humana: la fecundación y el embarazo, los métodos de planificación fa-miliar, y la violación sexual como una expresión distorsionada, enfermiza y violenta de la sexualidad.

La alegría de crecer y madurar:Una serie para ayudar a los jóvenes a vivir mejor

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Unidad 1: La importancia de educar en valores10

Unidad 4. Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)

Presenta información científica sobre las ITS más comunes, con énfasis en el VIH-Sida. Explica en qué consisten, cuáles son los signos y síntomas, las vías de transmisión y cómo se pueden prevenir. La aspiración es que la juventud asuma un compromiso consigo misma y con sus semejantes, practicando conductas preventivas que le permitan desa-rrollarse con salud física y emocional. Al mismo tiempo, se busca que las y los jóvenes comprendan la magnitud del impacto del VIH-Sida, reconozcan y rechacen la discrimi-nación y estigmatización social de que son objeto las personas infectadas por el VIH y practiquen la solidaridad hacia las mismas.

Las unidades 2,3 y 4 están estructuradas en lecciones que desarrollan, gradualmente, diferentes aspectos del tema principal. Para cada lección se establece un objetivo es-pecífico, el indicador de logro y los materiales que se necesitarán para desarrollarla.

Inicialmente se presenta la información teórica que el docente compartirá con sus alum-nos y alumnas y, al final de cada lección, se incluyen actividades didácticas orientadas a reforzar los conocimientos de los educandos, mediante el trabajo colectivo y la bús-queda de información adicional. Las actividades didácticas son también espacios para el debate y la reflexión grupal.

En todo momento, es importante que el maestro parta de las experiencias e intereses de los alumnos y alumnas, generando en el aula un ambiente de diálogo, encaminado a la construcción de nuevos conocimientos y actitudes que permitan a las y los jóvenes vivir con alegría y desarrollarse a plenitud.

Los principales destinatarios de esta serie son los docentes y alumnos del tercer ciclo de Educación Básica. Sin embargo, considerando que la formación en valores es un proceso que debe empezar desde temprana edad, y debe ser transversal a todo el cu-rrículo, estamos seguros de que la lectura de esta serie, en especial de la Unidad 1, será de mucha utilidad para los educadores y las educadoras de toda la Educación Básica.

Es preciso advertir que el docente está en plena libertad de adecuar, modificar o susti-tuir las actividades didácticas que se proponen en estos materiales educativos, así como de enriquecer o dosificar los contenidos; bien se sabe que los contextos educativos son cambiantes, por lo que la flexibilidad y creatividad son imprescindibles.

Finalmente, aunque a veces los maestros y maestras sientan que la sociedad les exige demasiado, no podemos olvidar que

nada puede reemplazar al sistema formal de educación en que cada uno se inicia en las materias del conocimiento en sus diversas formas. Nada puede sustituir la relación de autoridad, pero también de diálo-go, entre el maestro y el alumno. Todos los grandes pensadores clási-cos que han estudiado el problema de la educación lo han dicho y lo han repetido. Es el maestro quien ha de transmitir al alumno lo que la humanidad ha aprendido sobre sí misma y sobre la naturaleza, todo lo que ha creado e inventado de esencial1.

PastoraL sociaL cáritas de Honduras

1. La educación encierra un tesoro, Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Edu-cación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors, Santillana y Ediciones UNESCO, 1994, compendio disponible en http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF

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11 Lecturas introductorias para docentes de Educación Básica

Esta unidad de «lecturas introductorias», dirigida a los maestros y las maestras de Educación Básica, ha sido elaborada con el propósito de que su lectura les provea de argumentos y enfoques metodológicas para desarrollar las unidades

que conforman la serie La aLegría de crecer y madurar y, en general, para emprender la urgente tarea de educar en valores.

Los docentes de hoy enfrentan grandes desafíos, sobre todo cuando se espera que sus-tituyan las carencias de otras instituciones también responsables de la educación de la niñez y la juventud. Así, en la mayoría de las ocasiones, las y los educadores tienen que vérselas con adolescentes muy informados, pero poco apoyados por las familias, las iglesias y la sociedad en general.

En este nuevo contexto, el maestro tendrá que desplegar su creatividad para hacerse escuchar por los educandos, para despertar en ellos y ellas el deseo de aprender, y para hacerles comprender que la educación es, en su esencia, un proceso de aprendizaje permanente para saber elegir a lo largo de la vida lo que más conviene para el bienes-tar social e individual, con autonomía y libertad.

En esta Unidad, a través de cuatro lecturas, se explica la importancia de la formación en valores, el significado y la relevancia de los valores en la vida de todo ser humano, la libertad como el eje de la educación en valores y los enfoques metodológicos para emprender esta noble y compleja tarea.

También se da una mirada hacia los factores que pueden obstaculizar los logros de una formación en valores, en el ánimo de que el docente pueda reconocerlos y, así, encon-trar soluciones consensuadas con los demás agentes, como la comunidad y las familias, que intervienen en este proceso.

Las y los jóvenes de hoy se enfrentan a ansiedades e incertidumbres de todo tipo, por lo que es preciso brindarles espacios de aprendizaje que les permitan prepararse para el provenir y para que sepan que, aunque se equivoquen, siempre habrá formas de enderezar el rumbo. Para esto precisamente sirven la ética y los valores.

PastoraL sociaL cáritas de Honduras

Introducción

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¿Por qué es necesario educar en valores?

A veces me preguntan cómo puedo enseñar ética en este mun-do, sea cual sea este mundo, porque todos estos mundos están llenos de males. Pero, ¿cómo explicar ética en otro tipo de mun-do? En otro tipo de mundo no haría falta. Cuando todo es armo-

nía y no hace falta explicarse nada, no hace falta la ética.La ética, los valores, la necesidad de reflexionar sobre un proyec-

to humano compartido surge en momentos de dificultad. Lo que pasa es que para los humanos, el momento de dificultad es toda

nuestra vida y es en casi cualquier época, porque siempre esta-mos en un momento de dificultad (…).

Fernando savater2

1.

2. Fernando Savater, Los caminos para la libertad. Ética y educación, Cuadernos de la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2003, p. 60.

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15 1. ¿Por qué es necesario educar en valores?

En los últimos años se ha suscitado un gran interés por la formación de valores en el ámbito escolar, básicamente por la preocupación de educar buenos ciuda-danos que puedan ejercer una vida responsable en el seno de la sociedad, ante

el empuje de los contravalores, que han cobrado una desmesurada propagación en el mundo actual. Es por ello que los sistemas educativos han planteado encarecidamente incluir la educación en valores como parte integrante del currículo.

En la década de los noventa del pasado siglo, se creó una comisión de expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) con el fin de reflexionar sobre los desafíos para la educación en el siglo XXI, y sugerir caminos para la formación humana en el nuevo siglo. Este estudio, coordinado por el experto francés Jacques Delors, sugirió cuatro pilares para la educación que son, bá-sicamente, cuatro grandes valores: aprender a ser, aprender a convivir, aprender a co-nocer y aprender a hacer3.

� aPrender a ser: ya había sido identificado como objetivo primordial de la educa-ción por la Comisión Edgar Faure, también de la UNESCO, en 1972. Según este pilar, la educación debe contribuir al desarrollo integral de cada persona: cuer-po y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad indivi-dual, espiritualidad. Todos los seres humanos deben estar en condiciones —en particular gracias a la educación recibida en su juventud—, de dotarse de un pensamiento autónomo y crítico, y de elaborar un juicio propio, para determi-nar por sí mismos qué deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida.

� aPrender a convivir: señala la necesidad de la convivencia con los demás, de re-conocer, aceptar y comprender la diversidad. La posibilidad cada vez más real de estar en contacto con otros grupos sociales, otras culturas, otros valores, exige que cada persona sea capaz de entender lo distinto, de comprender su mensaje y aceptar lo diferente como riqueza de la humanidad. Parece entonces adecuado dar a la educación dos orientaciones complementarias: en el primer nivel, el descubrimiento gradual del otro y, en el segundo, y durante toda la vida, la participación en proyectos comunes, un método quizá eficaz para evitar o re-solver los conflictos latentes.

El descubrimiento del otro pasa, forzosamente, por el descubrimiento de uno mismo; por consiguiente, para desarrollar en el niño y el adolescente una visión cabal del mundo, la educación, tanto si la imparte la familia como si la imparte

3. La educación encierra un tesoro, Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Edu-cación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors, Santillana y Ediciones UNESCO, 1994, compendio disponible en http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF

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16 Unidad 1: La importancia de educar en valores

la comunidad o la escuela, primero debe hacerle descubrir quién es. Solo en-tonces podrá realmente ponerse en el lugar de los demás y comprender sus reacciones.

� aPrender a aPrender: se impone como consecuencia de la acelerada produc-ción de conocimientos en los más diversos campos, y de la imposibilidad del centro educativo de incluir todo el acervo en el currículo. Por tanto, aprender a lo largo de la vida es condición indispensable para que la persona siga com-prendiendo el mundo, la sociedad, el movimiento de las ideas, las fuerzas que van produciendo los hechos sociales y económicos. Y, por eso, desde la más temprana edad, los infantes precisan aprender a aprender para que, una vez fuera del ambiente escolar, sepan ir en busca del conocimiento, lo que signi-fica desarrollar el dominio de los instrumentos del conocimiento, además del repertorio de saberes.

� aPrender a Hacer: a fin de adquirir no sólo una calificación profesional, sino una competencia que capacite al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y para trabajar en equipo. Pero, también, aprender a hacer en el marco de las distintas experiencias sociales o de trabajo que se ofrecen a las y los jóvenes y adolescentes.

Resulta evidente que, a través de la educación, se debe ayudar a los niños y a las niñas a crecer como personas libres, con capacidad crítica, exigiendo lo mejor que cada cual puede aportar de sí mismo a la sociedad, ayudando a formar su carácter para que aprendan a conducirse razonablemente.

Otro estudio, elaborado por E. Morin, también para la UNESCO, igualmente dirige sus conclusiones básicas hacia el problema de la formación y educación en valores, como parte fundamental de lo que hay que enseñar a los educandos:

enseñar La condición Humana, que implica enseñar la unidad compleja de lo físico, lo bio-lógico, lo psíquico, lo cultural, lo social y lo histórico del devenir humano.

enseñar La identidad terrestre, o la integración del individuo con la Tierra.

enseñar La comPrensión y La ética deL género Humano, como la democracia, la ciudadanía, la humanidad como conciencia común y solidaria.

Desde los anteriores puntos de vista, el enfoque más moderno de la educación ya no se centra, como antes, en atiborrar a los niños y adolescentes de conocimientos, teo-rías e información, sino en formar personas que se conozcan y construyan en grupo los conocimientos, que promuevan la armonía en las relaciones humanas, el respeto, la solidaridad y la justicia, y que prefieran el diálogo y el intercambio a cualquier forma autoritaria de solución de los problemas.

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17 1. ¿Por qué es necesario educar en valores?

1.1. El insustituible papel de la familia

Sin embargo, no hay que olvidar que en la etapa de educación infantil, dada la inmadu-rez del niño, corresponde a los padres decidir los valores en que basarán la educación de sus hijos e hijas. Así, en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de modo expreso se afirma que «los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos».

De hecho, el protagonismo de las madres y los padres, y más en la etapa de la educa-ción infantil, es insustituible. A ellos corresponde decidir la opción educativa o, lo que es lo mismo, el conjunto de valores que dé sentido y finalidad a la educación integral de sus hijos e hijas.

No obstante, la familia actual tiene muchas dificultades para llevar a cabo estos propó-sitos, si no cuenta con otros agentes que la ayuden en esta labor; de ahí que la escuela se convierta en uno de los agentes más importantes para la formación y educación en valores.

La educación es un proceso de formación y desarrollo de la personalidad y, como tal, abarca el desarrollo de capacidades físicas e intelectuales, la asimilación de conoci-mientos, la formación de habilidades y hábitos, la formación de sentimientos, el des-pliegue de aptitudes y motivaciones del sujeto en correspondencia con sus potencia-lidades individuales y las necesidades sociales. Esto determina que, en la actualidad, la labor de educar trasciende a las posibilidades de la familia.

En su acepción más profunda, la educación es la asimilación creativa de un sistema de valores y la formación de un sentido de la vida como garantía de una personalidad sana, desarrollada y útil.

El proceso de formación en valores, por consiguiente, requiere de la cohesión de todos los factores que intervienen en el mismo, para lo cual hay que considerar las condiciones específicas en que éstos actúan. Esta influencia no puede ser espontánea: debe ser di-rigida, planificada, pensada, a fin de lograr los propósitos educativos.

Al respecto, es muy importante determinar que el proceso de formación de valores no puede reducirse a un conjunto de fórmulas, de recetas, sino que, por ser complejo y contradictorio, y tocar de cerca la espiritualidad, requiere de un enfoque sistémico con todas las formas de relaciones interpersonales y todas las vías a través de las cuales se lleva a cabo.

Entre las vías que influyen en este proceso están la escuela y el colegio, los docentes, la clase, las organizaciones sociales del centro educativo, la comunidad y la familia. Todas las vías han de actuar coherentemente, siendo esta una condición esencial en el pro-ceso de formación de valores.

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18 Unidad 1: La importancia de educar en valores

No hay que olvidar que este es un proceso individual y permanente. Los valores se for-man en la experiencia personal durante toda actividad, a lo largo de la historia individual, e implica las tradiciones, la influencia familiar y social. Todo esto debe ser comprendido por el educador y la educadora que, si bien no son los únicos que inciden en esta labor, tienen que lograr trabajar con todos los que influyen en el proceso.

La relación entre profesor y alumno, el conocimiento del medio en que viven los niños, un buen uso de los modernos medios de comunicación allá donde existen, todo ello puede contribuir al desarrollo personal e intelectual del alumno. Aquí, los conocimientos básicos, lectura, escritura y cálculo, tendrán su pleno significado. La combinación de la enseñanza tradicional con enfoques extraescolares tiene que permitir al niño acceder a las tres dimensiones de la educación; es decir, la ética y cultural, la científica y tecnológica, y la económica y social.

Jacques deLors, La educación encierra un tesoro

Para llegar a lo anterior, hay que partir de una ética constituida de valores humanos generales y de la sociedad como tal, además de los valores del propio grupo social. Muchos esfuerzos en pro del desarrollo humano fracasaron en el pasado, porque fue subestimada la importancia del factor humano, del sistema de relaciones, creencias, valores y motivaciones presentes en el centro de toda cultura4.

4. Este apartado está basado en Enciclopedia on line de Amei, http://www.waece.org/enciclopedia/resultado2.php?id=80100

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Los valores: su significado e importancia2.

El problema entre ética y moral es relativamente simple porque es un problema de perspectiva casi técnica. La moral es el con-

junto de valores y de conductas que una persona o una sociedad sanciona como positivas o negativas; la ética, por su parte, es la

reflexión del por qué son esas conductas y no otras; la compara-ción entre las conductas que sanciona una sociedad y las con-

ductas que sancionan otras y, asimismo, la búsqueda de elemen-tos universales a todas las sociedades.

Fernando savater5

5. F. Savater, Los caminos para la libertad, obra citada, p. 73.

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21 2. Los valores: su significado e importancia

Los seres humanos podemos elegir e inventar, en parte, nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno y conveniente, frente a los que nos parece malo e inconveniente. Y como podemos elegir e inventar, podemos

equivocarnos. De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procu-rar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir o arte de vivir —nos dice Savater—, es a lo que llaman ética6. Gran parte de ese «cierto saber vivir que nos permita acertar» radica en los valores, que se pueden definir como:

Las convicciones, referentes o pautas que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización personal. El valor es la convicción razonada y firme de que algo es bueno o malo7. Son guías que nos orientan a lo largo de la vida.

Los valores nos ayudan a despejar las principales interrogantes de la existencia: quiénes somos y qué medios nos pueden conducir a lograr ese objetivo fundamental al que todos aspiramos: la felicidad.

Los valores están en la esencia del ser humano; sin éstos, la persona perdería su huma-nidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección que debe tener un individuo. Por eso es que los valores no son arbitrarios y en todas partes se parecen bastante.

No hay ningún pueblo en el mundo, ni civilizado ni primitivo, ni mo-derno ni antiguo, en el cual la mentira sea más valiosa que la verdad… No existe ningún pueblo, ni antiguo ni moderno, ni indígena ni urbano, en el cual la cobardía sea preferible al coraje. No existe ningún pueblo en el cual la avaricia sea preferible a la generosidad. Y no existe porque los valores están al servicio de la vida, al servicio de la fuerza de la vida8.

Los valores se expresan a través de las actitudes, que son las formas de actuar en que cada persona concreta su conducta de acuerdo con unos valores determinados. Por ejemplo cooperar con el grupo, ayudar a los compañeros, respetar el medio ambiente, participar en las tareas escolares, etc.

También se materializan en las normas, que son patrones o reglas de comportamiento que debemos seguir en determinadas situaciones, desde el momento que somos parte de un grupo social. Las normas constituyen una forma pactada de concretar valores com-partidos por un colectivo. Un ejemplo son las normas de convivencia que se establecen en la institución educativa.

6. F. Savater, Ética para Amador, Ariel, Madrid, 1991, p. 33.7. Bernabé Tierno, Los valores humanos, Taller de Editores, Madrid, 1998, p. 11.8. Fernando Savater, Los caminos para la libertad, obra citada, p. 69.

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22 Unidad 1: La importancia de educar en valores

Todo lo anterior nos dice que los valores no son abstracciones, sino significaciones construidas por la humanidad, necesarias para las relaciones humanas y el sentido de la vida, que se personalizan y expresan en las más diversas formas de comportamiento.

La humanidad actual se debe a las formas y estilos de vida que los seres humanos han practicado a través del tiempo. Nadie parte de cero; todos llevamos la carga de nues-tros antepasados, quienes han tenido formas de vida basadas en principios éticos que se han trasmitido por la educación, la familia y medios de comunicación.

2.1. Características de los valores

Adela Cortina señala las siguientes características de los valores9:

� Son cualidades que nos permiten acondicionar el mundo, hacerlo habitable. Los valores como la libertad, la justicia y la belleza valen porque nos permiten construir un mundo más humano en que podamos vivir plenamente como personas. Un mundo injusto, insolidario, sin libertades, sin belleza, sin eficacia, no reuniría las condiciones mínimas de habitabilidad.

� Son cualidades reales a las que les damos cuerpo. Un valor no es una cosa, tam-poco es una persona, sino que está en la cosa (un hermoso paisaje), en la per-sona (una persona solidaria), en una sociedad (una sociedad respetuosa), en un sistema (un sistema económico justo), en las acciones (una acción buena).

� Son siempre positivos o negativos. Al percibir un valor, podemos captar si éste es positivo o negativo, si nos atrae o nos repele. La justicia, la igualdad de oportuni-dades, la salud son ejemplos de valores positivos, mientras que la desigualdad, la injusticia, la enfermedad constituirían valores negativos.

� Poseen dinamismo. Dinamizan y humanizan nuestra acción; nos sentimos moti-vados a alcanzar los valores positivos y a erradicar los valores negativos. Como toda nuestra vida se encuentra impregnada de valores, pocas cosas pueden ser neutrales.

9. Adela Cortina, Un Mundo de Valores, Generalitat Valenciana, Valencia, 1996.

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23 2. Los valores: su significado e importancia

2.2. ¿Cómo se clasifican los valores?

¿Qué tipos de valores existen? Aunque no hay una clasificación única de los valores, pues las jerarquías valorativas son cambiantes, una clasificación que goza de mucha aceptación porque abarca todas las dimensiones de la vida humana, tanto la material como la espiritual, la individual como la social, es la siguiente:

Valores biológicos. Como el alimento y la salud, correspondientes a la dimensión ma-terial o biológica del ser humano. Son necesidades primordiales, cuya deficiencia causa deficiencia en otros campos de la vida humana, como la misma educación.

Valores intelectuales. El conocimiento, la creatividad, el razonamiento, etc., originan el mundo cultural, al cual el niño o la niña tienen acceso por medio de la selección y valoración de sus padres.

Valores ecológicos. El cuidado, respeto y aprecio del medio en el que se desenvuelve la vida es un aspecto ineludible desde los primeros años de vida.

Valores morales. El respeto, la tolerancia, la solidaridad, la verdad, son los pilares de las relaciones afectivas con el mundo y con los demás.

Valores religiosos. Son propios de los creyentes de una u otra religión; su presencia o no en la educación de niños y adolescentes corresponde a los padres.

Para el escritor y científico alemán Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799), sólo disponemos de cuatro principios de la moral:

1) El filosófico: haz el bien por el bien mismo, por respeto a la ley.

2) El religioso: hazlo porque es la voluntad de Dios, por amor a Dios.

3) El humano: hazlo porque tu bienestar lo requiere, por amor propio.

4) El político: hazlo porque lo requiere la prosperidad de la sociedad de la que formas parte, por amor a la sociedad y por consideración a ti.

LicHtenberg, Aforismos,citado por Savater en, Ética para Amador

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24 Unidad 1: La importancia de educar en valores

2.3. La escala de valores

Tener una bien identificada escala de valores en la vida nos ayuda a tomar las decisio-nes adecuadas y resolver los conflictos que se nos presentan en el día a día. Nuestra escala de valores es la responsable de nuestra conducta. Nuestras prioridades dependen en todo momento de nuestra escala de valores.

La carencia de una escala de valores bien definida nos deja en manos de la duda, la indecisión y la voluntad de los demás. La carencia de un sistema de valores bien defi-nido, sentido y aceptado instalará al sujeto en una indefinición y vacío existencial que lo dejará a merced de criterios y pautas ajenas10.

Cada sociedad o grupo social establece su escala de valores, pero es conveniente tener algunos criterios que nos ayuden a escoger de manera adecuada. El carácter preferen-cial de los valores permite formular el orden en que se produce tal selección, pues estos no están aislados, sino que tienen una estructura jerárquica.

No sólo hay juicios de aprobación de un valor o desaprobación de un antivalor. También hay juicios de preferencia entre dos valores. Esto es obvio en los conflictos entre dos valores, cuando sólo podemos cumplir uno violando el otro. Veamos algunos ejemplos:

� Un joven sabe que su amigo ha robado dinero a un compañero de clase. Pero, como es su amigo, se niega a denunciarlo, a pesar de que están culpando a un inocente. ¿Qué valor debe prevalecer: la verdad o la lealtad al amigo? En este caso, donde el amigo ha violado las normas de convivencia al robar, es evidente que debe prevalecer la verdad.

� Una mujer que se encuentra entre la vida y la muerte, y cuyo marido e hijos han muerto en un accidente de tránsito, pregunta al médico qué ha sido de sus seres queridos. Si el médico le dice la verdad, pone en peligro la vida de la paciente. Sólo puede salvarla, mintiéndole.

� Un esposo tiene mucho dinero, pero es violento con su esposa. ¿Qué es preferi-ble para la esposa: el bienestar económico o el respeto a su dignidad personal?

� Mi vida está amenazada por un agresor. Si respeto su vida, me va a matar. Si respeto mi propia vida, no puedo respetar la de mi agresor. Es obvio que ten-dré que recurrir a la legítima defensa.

Hay una regla general para estos conflictos entre dos valores. Hay que violar el valor más alto y débil, y cumplir con el más bajo y fuerte. De ahí nace una jerarquía de valores en dos dimensiones: altura y fuerza, como se explica a continuación.

10. Valores Humanos, en http://www.ecojoven.com/uno/05/valores2.html

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25 2. Los valores: su significado e importancia

a) Altura y fuerza de los valores

Un valor es más fuerte que otro, si se impone en nuestros juicios de preferencia. Esto establece una jerarquía de los valores, que se manifiesta en una dimensión vertical y horizontal a la vez, a manera de gradas, como se muestra en el gráfico. Sólo puedo vivir el valor más alto, si antes vivo el más bajo. En el ejemplo clásico, ¿qué es antes, el amor a Dios o el amor al prójimo? Según la fuerza, el amor al prójimo. El amor a Dios presu-pone el amor al prójimo, y por eso tiene más altura que éste. Y justo por eso el amor a Dios es el más alto, porque presupone el más bajo.

Amor a Dios

Amor al prójimo

fuerza

altura

La regla es la siguiente: no se puede subir al segundo peldaño sin pasar por el primero. O sea, que no se puede subir al valor más alto y débil sin pasar por los valores más bajos y fuertes. Es una condición necesaria.

Es conveniente aclarar que «el campo de la ética y la moral se ocupa de la admi-nistración que cada cual hace de su vida por su propio bien. El escenario de este debate es fundamentalmente íntimo: la conciencia de cada cual (…). Lo caracte-rístico de la opción moral es que siempre está en nuestras manos. Es decir, que no depende más que de la intención de cada cual: no necesita el permiso o el acuerdo de los demás…»11.

En esto radica la importancia de que cada persona interiorice una escala de valo-res que le permita escoger, en caso de conflicto, el valor que más se adecúa a su conciencia y que, en última instancia, le permita sentirse mejor consigo misma.

11. F. Savater, Diccionario filosófico, 2ª edición, Editorial Planeta, Barcelona, 1999, p. 146.

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La libertad es el eje de la educación en valores3.

Por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los hombres siempre podemos optar finalmente por algo que no esté en el programa (al menos que no esté del todo). Podemos decir «sí» o «no», quiero o no quiero. Por muy achuchados que

nos veamos por las circunstancias, nunca tenemos un solo cami-no a seguir, sino varios.

Fernando savater12

12. F. Savater, Ética para Amador, obra citada, p. 29.

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29 3. La libertad es el eje de la educación en valores 29

La educación en valores es necesaria para acompañar a la niñez y a la juventud en el proceso de respuesta libre y personal sobre su propia identidad y sobre los horizontes y metas que busca para su felicidad.

Uno de los propósitos de la educación en valores debe ser ayudar a cada persona para que adquiera una moral autónoma, soLidaria y comPrometida con las posibilidades de cambio positivo de la sociedad. De ahí que:

� Educar en valores es aceptar la libertad para elegir entre valores y establecer su propia escala coherente con los valores universales. El desarrollo de la autono-mía moral se refiere a la capacidad de reflexionar críticamente sobre las pro-pias decisiones morales, y la capacidad de evaluar los comportamientos del contexto social. Por consiguiente, la educación no adiestra ni adoctrina, sino que educa en la libertad.

� Educar en valores es también comprender que, al elegir, siempre se pierde algo, siempre se renuncia a algo: es estar dispuesto a sacrificar algo en pos de una mejor convivencia con los demás y consigo mismo. Es comprender que en esta elección es más lo que se gana que lo que se pierde.

� Educar en valores también es tratar de controlar la presión de los deseos sub-jetivos, a veces egoístas, para dar espacio y fuerza a la presencia de valores que contienen un carácter de mayor universalidad. Es comprender que los valores no son simplemente tuyos o míos, sino nuestros.

� La educación en valores incluye la educación en el respeto por el otro y la necesi-dad de la existencia de reglas consensuadas. Las reglas prescritas contienen los ideales de justicia y reciprocidad, propios del valor del respeto mutuo.

3.1. Las coordenadas que no se deben olvidar

Si la educación en valores busca formar personalidades maduras y abiertas a los otros, entonces debe partir de una educación en y para la libertad, que tenga en cuenta las siguientes coordenadas:

a) La persona humana, como centro de los valores

Los valores no existen sin la persona humana. El centro o el «lugar» de los valores es el hombre concreto que vive con los demás en el mundo para realizar su propia existencia. Las cosas adquieren valor en la medida que se insertan en este proceso de humanización.

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30 Unidad 1: La importancia de educar en valores

b) La educación en y para la libertad

La acción educativa se encamina a provocar un proceso marcado por acciones como optar, preferir y adherirse a un sistema de valores. La libertad constituye el hilo conductor. La perspectiva que se abre a partir de aquí es inmensa: actuar humanamente no supo-ne sólo juzgar que un valor es valioso; supone también ponerse al servicio de ese valor, promoviéndolo para mí y para los demás por medio de gestos concretos y eficaces, dándole así, al mismo tiempo, un sentido a la vida.

Tanto la virtud como el vicio están en nuestro poder. En efecto, siempre que está en nuestro poder el hacer, lo está también el no hacer, y siempre que está en nues-tro poder el no, lo está el sí, de modo que si está en nuestro poder el obrar cuando es bello, lo estará también cuando es vergonzoso, y si está en nuestro poder el no obrar cuando es bello, lo estará asimismo, para no obrar cuando es vergonzoso.

aristóteLes, Ética para Nicómaco,citado por Savater en, Ética para Amador

3.2. Orientaciones para lograr una educación en valores

a) Esforzarse por formar personas autónomas

Educar en valores es diseñar un proceso de enseñanza-aprendizaje que permita a los y las alumnas construir de forma racional y autónoma su escala de valores, porque éstos se fundamentan en buenas razones para preferirlos.

Se trata de incorporar los valores en la forma de ser de las personas, que han de hacer-los suyos por voluntad propia y no por imposición. Aunque sabemos que en la niñez los alumnos y alumnas no tienen los elementos para tomar decisiones realmente au-tónomas, los estimulamos para que así llegue a ser.

Educamos cuando sistemáticamente explicamos el porqué de las normas, aceptamos las opiniones diferentes, justificamos el castigo como consecuencia racional de un acto indebido, tratamos de explicar las consecuencias de una acción incorrecta, y conven-cemos mediante razones.

b) Desterrar el adoctrinamiento

Cuando se quiere imponer a las y los alumnos un conjunto de valores, por más desea-bles que sean, se está adoctrinando. Adoctrinamos cuando, sistemáticamente, imponemos normas sin explicarlas, censuramos las opiniones diferentes, castigamos sin explicación,

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31 3. La libertad es el eje de la educación en valores 31

y hacemos sentir mal a quien actúa de forma incorrecta, ridiculizándolo o avergonzán-dolo, a solas o en público.

c) Favorecer un enfoque vivencial

Se debe tener en cuenta que los niños y adolescentes se encuentran en una etapa de desarrollo en la que requieren relacionar el aprendizaje con sus experiencias concretas. Por ello, los valores no deben presentarse como conceptos abstractos sino con ejem-plos y vivencias cotidianas. En esta edad es conveniente realizar actividades que ayuden a las y los educandos a imaginar los sentimientos de los demás, y a no ser indiferente frente al sufrimiento ajeno.

d) Utilizar una perspectiva transversal

Existen espacios naturales en el currículo para abordar los valores, como la Educación Cívica. Sin embargo, el reto más importante para que la educación resulte efectiva, es lograr encontrar todas las intersecciones posibles tanto en Educación Cívica, Historia y Ciencias, como en Español, Matemáticas y Educación artística.

Sin introducir contenidos de manera artificial, pero con creatividad y convicción, es po-sible, y sobre todo necesario, que los valores atraviesen todo el currículo. Por ejemplo:

� Al hacer operaciones de suma y resta, podemos hablar de justicia en la distri-bución de algún bien.

� En Biología podemos trabajar el valor de la responsabilidad de cuidar el me-dio ambiente.

� En Español podemos practicar el diálogo y la tolerancia ante otras formas de pensar.

� En Educación artística podemos utilizar imágenes que revaloren la diversidad cultural indígena del país y reflexionar sobre ella.

� En Historia podemos hablar de la amistad entre los pueblos y de lo dañina que es la violencia para resolver los conflictos políticos.

e) Involucrar a toda la escuela

Las personas aprenden de lo que viven día a día. Si se quiere que los alumnos y las alum-nas aprendan a ser justas, la escuela debe ser justa; si se quiere que valoren el diálogo, se ha de priorizar con ellos y ellas este mecanismo frente a la imposición.

La educación en valores no es tarea de un solo maestro. Lo aconsejable es que forme parte del proyecto escolar, de manera que todos los maestros y maestras analicen cuá-les valores se enfatizarán y de qué manera.

La colaboración entre maestros es indispensable para compartir experiencias, imaginar formas efectivas de resolver situaciones y para promover la participación de las familias.

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32 Unidad 1: La importancia de educar en valores

f) Trabajar con las familias

Es importante lograr la colaboración de las familias, para lo cual es recomendable:

� Al inicio del ciclo: realizar una sesión introductoria en la que se explique a los padres y madres la importancia de trabajar los valores. Reflexionar con ellos y ellas sobre la relevancia de los valores seleccionados en el proyecto escolar, y pedir su apoyo a lo largo del ciclo.

� Durante el ciclo: realizar reuniones para analizar con los padres cómo apoyar en casa el trabajo con cada valor. Informar y comentar individualmente los resul-tados de las evaluaciones periódicas de las y los alumnos, y pedir a los padres y madres que también los evalúen en casa.

� Al finalizar el ciclo: evaluar conjuntamente con los padres el resultado del trabajo sobre los valores, enviarles los resultados finales de las evaluaciones, y recibir sugerencias para el curso siguiente.

3.3. ¿Cuáles valores habrá que priorizar en la educación de niños y adolescentes?

Esta es una pregunta muy pertinente que se pueden hacer las y los docentes y los cen-tros educativos. Sin pretender dar recetas, después de hacer una revisión exhaustiva de un gran número de programas, destaca la propuesta de trabajar con un conjunto de cualidades, virtudes y otros componentes de la personalidad que, en su esencia, se corresponde con una formación de valores. Veamos:

� El cuidado de sí mismos, que se traduce en la valoración de la salud, de la propia vida y de su entorno.

� La alegría de vivir, el entusiasmo, la ilusión, esperanza y ánimo de compartir con otros la propia experiencia.

� La curiosidad, que proporciona motivación por aprender, observar y explorar; es un factor importante del desarrollo cognitivo.

� La sensibilidad para percibir y responder ante los estímulos; complementa la curiosidad y desarrolla el proceso de aprendizaje.

� La amistad desde la primera infancia con los coetáneos de ambos sexos. Entre otros muchos beneficios, facilitará relaciones futuras, pues supone el afecto personal, puro y desinteresado.

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33 3. La libertad es el eje de la educación en valores 33

� El sentido del humor que, al igual que otras cualidades de la personalidad, nece-sita ser desarrollado; para ello se requiere utilizar la creatividad, la inteligencia y distintas emociones para producir la inventiva espontánea. Es muy útil para relacionarse consigo mismo y con los demás, y hace soportables las experien-cias difíciles.

� La capacidad de compresión de los demás, que está muy relacionada con la ha-bilidad de empatizar. Es muy útil para el crecimiento personal y las relaciones humanas.

� La expresión de pensamientos y sentimientos, entre las que destaca la expresión verbal como una forma de autoexpresión y afirmación, y las expresiones ar-tísticas.

� Distinguir lo que está bien de lo que está mal, para lo cual es necesario adquirir un buen nivel de conciencia social y un criterio ético y moral adecuado. Es decir, interiorizar una escala de valores humanos.

� La paciencia, que significa saber esperar. Es indispensable para el proceso de aprendizaje o alcanzar logros de cualquier clase.

� La tolerancia ante la frustración, que determina en gran parte la capacidad para llevar a cabo procesos dirigidos a la realización de objetivos. Todo aprendizaje viene acompañado de un grado moderado de frustración, por lo que los infan-tes han de desarrollar su propia resistencia ante estas situaciones para solventar y superar la frustración que experimentan.

� La tranquilidad y paz interior que, durante la infancia, ayuda de manera extraor-dinaria al proceso de aprendizaje y a desarrollar la capacidad de concentración.

� La independencia, que supone cuidar de uno mismo en función de la edad, así como relacionarse y cooperar con los demás sin perder los propios valores.

� La adaptación y flexibilidad, que permiten a los niños y adolescentes adoptar soluciones y puntos de vista ante situaciones desconocidas.

� La autoaceptación, que se logra cuando se conoce la propia realidad, las propias capacidades y limitaciones, lo que también propicia la aprobación de los demás.

� La amabilidad para practicar una actitud afectuosa, afable y receptiva con sus semejantes.

� La solidaridad y el altruismo, que puede suponer incluso la ayuda a los demás aun a costa de renunciar a beneficios propios, el ponerse al servicio de los de-más de buen grado sin obtener algo a cambio, excepto la satisfacción personal.

� La autoestima elevada, o consideración de que se es digno de amor y que uno importa por el hecho de existir, valorando y respetando la propia individualidad.

� La bondad y generosidad, que ofrecen el gozo de dar y compartir con los demás, lo que supone grandeza de carácter y de espíritu.

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34 Unidad 1: La importancia de educar en valores

� La capacidad de reflexión, que conduce al sentido común, al ambiente de paz y equilibrio, transmite tranquilidad, sosiego, fuerza y serenidad.

� La compasión, para sentir ternura y preocupación por los problemas y el dolor de los demás.

Ser capaz de prestarse atención a uno mismo es requisito previo para tener la ca-pacidad de prestar atención a los demás; el sentirse a gusto con uno mismo es la condición necesaria para relacionarse con otros.

ericH Fromm, Ética y psicoanálisis

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Enfoques metodológicos para la educación en valores4.

(…) para hacer frente a los retos del siglo XXI, sería indispensa-ble asignar nuevos objetivos a la educación y, por consiguien-

te, modificar la idea que nos hacemos de su utilidad. Una nueva concepción más amplia de la educación debería llevar a cada

persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas, actualizando así el tesoro escondido en cada uno de nosotros, lo cual supone trascender una visión puramente ins-

trumental de la educación, percibida como la vía obligada para obtener determinados resultados, para considerar su función en

toda su plenitud; a saber, la realización de la persona...

Jacques deLors, La educación encierra un tesoro

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37 4. Enfoques metodológicos para la educación en valores 37

4.1. Objetivos generales de un programa de educación en valores

Teniendo en cuenta que los valores se expresan en juicios, actitudes y normas, los ob-jetivos generales de un programa orientado a la formación en valores estarán enca-minados a:

� Desarrollar la capacidad para la comprensión crítica, la adquisición de criterios y convicciones propias.

� Fomentar disposiciones, tendencias o inclinaciones para autorregular el com-portamiento con base en actitudes coherentes con los valores deseables, pro-pios de la vida social.

� Orientar hacia el conocimiento y reconocimiento de las normas que estable-ce la comunidad; respetar las normas de convivencia y aceptar el papel de las mismas en el funcionamiento de las sociedades.

� Propiciar la interiorización y personalización de los valores, para que sean parte del mundo afectivo de la persona, y no solo de su valoración intelectual. Ello también implica la comparación de los valores entre los individuos, mediante la comunicación y la interacción.

4.2. Estrategias metodológicas

La estrategia metodológica para la formación en valores implica tres pasos básicos:

uno: Determinar cuál es el contenido que expresa cada valor.

dos: Definir cuáles son los rasgos cualitativos que caracterizan la manifestación de tales valores, expresados en cualidades, actitudes y conductas.

tres: Establecer las acciones educativas concretas que contribuyen a formarlos.

La formación en valores ha de verse como un componente de la educación integral del educando. El enfoque más actualizado es asumirla como una propuesta transver-sal que está presente en todo el quehacer educativo, dentro y fuera del centro escolar.

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38 Unidad 1: La importancia de educar en valores

Educar en los valores es educar moralmente, porque son los valores los que llevan al individuo a comportarse en la sociedad, a establecer una jerarquía entre las cosas, y llegar a la convicción de que algo importa o no importa.

Una vez interiorizados, los valores se convierten en guías y pautas de conducta. Los auténticos valores son asumidos libremente y permiten definir con claridad los ob-jetivos de la vida, dándole pleno sentido; ayudan a la aceptación personal y de los demás, y facilitan una relación madura y equilibrada con las personas y las cosas.

Al considerar la educación en valores como parte de la educación integral, se parte de tres supuestos teóricos de la psicología de la educación:

a) El proceso educativo es básicamente un proceso de formación en valores

La educación en valores es parte del proceso de educación integral de la personalidad y supone, por tanto, tener en cuenta todas las estructuras psicológicas que intervienen en su desarrollo y funcionamiento. Así, los valores adquieren la categoría de contenidos actitudinales, por lo que deben ser objeto de un aprendizaje sistemático.

b) Las acciones educativas tienen un carácter personalizado

El proceso de educación debe ser personalizado; el trabajo educativo es un elemento de formación personal a través de la elección de tareas y la aceptación de responsabi-lidades por parte del mismo escolar. Esto implica partir, necesariamente, de un diag-nóstico del educando, de la evaluación de sus necesidades educativas y, a partir de ahí, posibilitar su independencia como un investigador activo que explora y cambia el mundo que lo rodea.

c) El protagonismo de la niñez es esencial en el proceso educativo

El educando y la educanda han de participar en la formulación de los proyectos edu-cativos, porque así se garantiza que tales proyectos se realicen. En este sentido, el proceso educativo busca convertir el conocimiento y las vivencias en impulsos que generen la toma de una posición activa; es decir, que estimulen acciones, que promue-van una reflexión crítica sobre las mismas y mejoren las formas de afrontar las contra-dicciones y problemas, mediante el autoanálisis y análisis crítico del comportamiento.

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39 4. Enfoques metodológicos para la educación en valores 39

4.3. Condiciones mínimas para la educación en valores

A partir de las particularidades en que se desenvuelve la formación en valores y la im-portancia que adquiere en las actuales circunstancias, se destacan las condiciones que ésta ha de tener para ser eficaz.

1) ser oPortuna. Esto supone que debe desarrollarse en el momento necesario y a la edad adecuada; no cumplir con este requisito puede conducir a problemas futuros no resueltos que, con el tratamiento adecuado, se podrían evitar.

2) ser diaLéctica. Significa adecuar y jerarquizar la formación en correspondencia con la época, las necesidades del momento y teniendo en cuenta las circuns-tancias.

3) ser sistémica. Todas las partes implicadas en el proceso formativo, independien-temente de sus diferencias, deben tener una organización coherente. Sus tareas y acciones se complementan y confluyen de manera concreta a la formación, modelación y consolidación de los valores.

4) ser sistemática. O sea, tener en cuenta que es un proceso que demanda conti-nuidad y seguimiento a partir de las vivencias diarias y la acción de todos los agentes formadores.

5) ser dinámica. Es tomar en consideración lo cambiante de la vida y jugar con la capacidad del infante para suprimir, reajustar e incorporar nuevos elementos, sin perder el objetivo de la formación en valores.

6) ser ParticiPativa. Implica poner en acción, involucrar y comprometer tanto al docente como al alumno, teniendo en cuenta lo dinámico, lo sistemático, lo oportuno y lo dialéctico del proceso formativo.

Sin embargo, lo difícil en la esfera educativa no son las propuestas teóricas, sino las ac-ciones concretas. Un esquema simple de las condiciones pedagógicas mínimas para educar en valores, implica:

� Crear, adecuar, modificar o mejorar el ambiente familiar de los educandos, lo que significa acondicionar con valores la imagen de los padres, y trabajar con ellos para un entorno que permita la recepción de los valores que se desarrollarán en los y las adolescentes.

� Mejorar las relaciones afectivas entre las y los adolescentes del grupo, eliminando la competencia destructora de valores, suprimiendo la agresión, buscando enaltecer la solidaridad para el bienestar colectivo.

� Crear en el aula ambientes de sensibilización de los valores, trabajando en expe-riencias, recuerdos, percepciones, pensamientos y sentimientos.

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40 Unidad 1: La importancia de educar en valores

� Crear condiciones de aceptación, expresión e interiorización de los valores; es la toma de conciencia y razonamiento de sus propias ideas y conceptos de lo que significa un valor.

� Crear valores con la participación de todos, hacer del propio valor la medida para valorar el de los demás, e incorporar valores al aula y al trabajo pedagógico cotidiano.

Todas estas generalidades han de concebirse adecuadas y adaptadas a cada nivel de enseñanza, de acuerdo con las particularidades, condiciones y características del gru-po de educandos13.

4.4. Factores que obstaculizan la educación en valores

Si la institución escolar quiere educar para la vida, no puede dejar de lado ni improvisar la educación sobre los valores. Por tanto, es importante conocer qué factores pueden conspirar contra el eficaz desarrollo y la continuidad de la educación en valores. Los más comunes son los asociados al sistema educativo y al entorno familiar.

a) Factores asociados al sistema educativo

� El modelo disciplinario autocrático: es un factor que conspira contra una verdadera educación en valores, pues genera un distanciamiento entre alumnos y docentes, y bloquea la incorporación de las normas en la toma responsable de decisiones.

Es por ello que una educación en valores, una educación para el cambio, debe tener como primer factor positivo que el sistema educativo esté estructurado de forma tal que contribuya a una verdadera educación de los valores, cuya esencia, como ya vimos, es educar en y para la libertad.

b) Factores asociados a la familia

� La estructura familiar: la persona adquiere los primeros modelos de identifica-ción y la práctica de valores en el seno del hogar. Cuando este medio es dis-funcional y diversas condiciones económicas, sociales, culturales e individuales negativas se conjugan, éste se constituye en un factor que conspira contra los valores.

13. Véase: Formación de valores en la Infancia, Enciclopedia on line de Amei, http://www.waece.org/enciclopedia/resultado2.php?id=80100

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41 4. Enfoques metodológicos para la educación en valores 41

� Los padres punitivos, que ejercen la autoridad con violencia y practican el casti-go con frecuencia, constituyen elementos que aumentan en los niños el riesgo de la pérdida de valores, y contribuyen a que las y los menores estén menos capacitados para enfrentar los riesgos de la vida cotidiana.

� Los conflictos familiares, constituidos por un conjunto de contradicciones, ma-nifiestas u ocultas, que se presentan en la familia y que favorecen su desinte-gración, actúan como factores en la pérdida de valores, por la ansiedad que generan en los menores expuestos a estas condiciones.

� El consumo de sustancias tóxicas en las familias, como el tabaco, el alcohol y otras, parece contribuir de manera importante a la pérdida de valores, y su in-fluencia parece ser mayor cuanto más precoz y continuo sea lo que observan los niños y las niñas.

� La violencia familiar es quizás uno de los factores negativos más importantes en la pérdida de los valores, pues la autoridad se basa en el miedo. El abuso sexual hacia las hijas e hijos suele ser la más traumática, y una de las formas de la violencia que más incide en la pérdida de los valores.

c) Otros factores que no se pueden desconocer

No se puede ignorar que en las sociedades modernas hay otros elementos del entorno que desempeñan un papel relevante en la transmisión y conformación de valores en los infantes y jóvenes.

Una de las mayores novedades de nuestro tiempo es la gran influencia que ejercen la televisión, otros medios de comunicación y la Internet. Estos son espacios educativos que escapan al control de las familias y de los centros educativos, pero que tienen una responsabilidad social en la formación de valores que no puede ser soslayada.

Una consecuencia inmediata de la acción de tan variada influencia en niños y jóvenes es la pluralidad de códigos de conducta, y la perplejidad de las familias ante la rebeldía de sus hijos e hijas que, a una edad cada vez más temprana, rechazan las normas de conducta tradicionales.

Según J. R. Capella (1988), los valores y la sociedad se influyen mutuamente, y las llama-das «crisis» surgen cuando una sociedad comienza a vivir un proceso de transforma-ción, donde los antiguos valores son cuestionados y sucumben ante el avance de los nuevos; o bien cuando surge un estado de confusión, en el cual las personas pierden los antiguos valores, pero no absorben los nuevos14.

14. En, Formación de valores en la Infancia, Enciclopedia on line de Amei, ya citada.

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42 Unidad 1: La importancia de educar en valores

Es importante enfrentar las crisis y entender que los cambios que se producen en el mundo también causan cambios en los valores. Lo nuevo no siempre es negati-vo, y no todo lo nuevo es positivo; por tanto, debe existir la suficiente flexibilidad mental para entender que, a veces, las crisis pueden ser constructivas y anunciar el nacimiento de valores superiores.

Esta realidad inevitable plantea nuevos retos para la educación en valores en la ins-titución educativa y las familias. Hoy, más que ayer, es urgente educar para la libertad de escoger lo que más conviene para el bienestar personal y social, afianzando, en la vida diaria y con el ejemplo, una escala de valores que permita a las nuevas generaciones vivir en este mundo sin perder el rumbo.

El siglo XXI, que ofrecerá recursos sin precedentes tanto a la circulación y al alma-cenamiento de informaciones como a la comunicación, planteará a la educación una doble exigencia que, a primera vista, puede parecer casi contradictoria: la edu-cación deberá transmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos, adaptados a la civilización cognoscitiva, porque son las bases de las competencias del futuro.

Simultáneamente, deberá hallar y definir orientaciones que permitan no dejarse sumergir por la corriente de informaciones más o menos efímeras que invaden los espacios públicos y privados, y conservar el rumbo en proyectos de desarrollo in-dividuales y colectivos. En cierto sentido, la educación se ve obligada a proporcio-nar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar por él.

Jacques deLors, La educación encierra un tesoro

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43 Lecturas introductorias para docentes de Educación Básica

Bibliografía

La bibliografía y sitios web disponibles sobre ética, moral y valores son abundantes y variados, por lo que se invita al docente a consultar otras fuentes. Para elaborar esta Unidad, han sido de gran utilidad los siguientes libros y páginas electrónicas:

Arias, Juan, Fernando Savater: El arte de vivir, «perplejidades ante el nuevo milenio», Edito-rial Planeta, Ediciones de Bolsillo, Barcelona, 1997.

Cortina, Adela, Un Mundo de Valores, Generalitat Valenciana, Valencia, 1996.

Fromm, Erich, El miedo a la libertad, Paidós, Buenos Aires, 2008.

____, Sobre la desobediencia y otros ensayos, Paidós, Barcelona, 1994.

La educación encierra un tesoro, Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional so-bre la Educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors, Santillana y Ediciones UNESCO, 1994, compendio disponible en http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF

Savater, Fernando, Diccionario filosófico, 2ª edición, Editorial Planeta, Barcelona, 1999.

____, El valor de educar, Ariel, Barcelona, 1997.

____, Ética para Amador, Ariel, Madrid, 1991.

____, Los caminos para la libertad. Ética y educación, Cuadernos de la Cátedra Alfonso Re-yes del Tecnológico de Monterrey, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2003.

Tierno, Bernabé, Los valores humanos, Taller de Editores, Madrid, 1998.

Páginas eLectrónicas

Ana María Costa A. y Carlos Almendro Padilla, Los Valores, en http://www.fisterra.com/bd/upload/AnexoTema 1

Formación de valores en la Infancia, Enciclopedia on line de Amei, http://www.waece.org/enciclopedia/resultado2.php?id=80100

Valores Humanos, en http://www.ecojoven.com/uno/05/valores2.html.

Valores morales, en html.rincondelvago.com/valores-morales.html.

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