Dussel, Enrique - Política de La Liberación I

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olftica EDITORIAL TROTTA enrique dussel eracion istori mundial y critica
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    18-Jul-2016
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Primer volumen del libro de Enrique Dussel "Política de la Liberación". En este primer volumen, el autor analiza diversas cuestiones filosóficas acerca de la política.

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  • olftica E D I T O R IA L T R O T T Aenrique dussel

    eracionistori

    mundial y critica

  • Este relato se propone de manera todava parcial, inicial e indicativa exponer una posible historia de la poltica, la historia de los pueblos, que son los actores polticos, y el pensamiento o la filosofa poltica que los ha inspirado. Por lo general, estas historias siguen dentro de ciertos marcos que las limitan. Romper estos marcos, de-struirlos o de-construirlos para componer un relato sobre nuevas bases, esto es, desde otro paradigma histrico, es el propsito frontal de este libro.

    El primer lmite que es preciso superar en las filosofas polticas en boga es el helenocentrismo, el olvido de que las palabras fundamentales de la poltica griega tienen un origen no griego. En segundo lugar, el occidentalismo, que no advierte la importancia del mundo bizantino para los inicios de la Modernidad poltica. El tercer lmite es el eurocentrismo de las filosofas polticas, que obvian por desprecio o ignorancia todo lo alcanzado prctica o polticamente por otras culturas. A estos lmites se aaden otros: la periodi- ficacin de la historia segn los criterios europeos, el secularismo tradicional de las filosofas polticas, el colonialismo terico de stas en los pases perifricos, y finalmente, lmite no menor, la exclusin de Amrica Latina cuando se indagan los orgenes de la Modernidad.

    No habra que leer esta historia como un relato ms, sino como un contra-relato, como un relato de una tradicin anti-tradicional. Como un buscar lo no dicho y lo no investigado en lo ya dicho. El decir de la corporalidad sufriente de los condenados de la Tierra es su punto de partida.

  • Poltica de la Liberacin

  • Poltica de la Liberacin. Historia mundial y crtica

    Enrique Dussel

  • COLECCIN ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Filosofa

    Editorial Trotta, S.A., 2007 Ferraz, 55. 28008 Madrid

    Telfono: 91 543 03 61 Fax: 91 543 14 88

    E-mail: [email protected] h ttp: // www. trotta. es

    Enrique Dussel, 2007

    ISBN: 978-84-8164-924-6 Depsito Legal: M. 26.734-2007

    Impresin Fernndez Ciudad, S.L.

    NDICE

    Prlogo.................................................................................................... 11

    C a p tu lo 1. L o c a l iz a c i n del lu g a r c r t ic o -p o l t ic o e n los sistemasREGIONALES ANTERIORES A 1492............................................................. 15 1. En el origen era la voluntad de vivir: el arqueosistema.......... 17 2. La revolucin urbana y los primeros sistemas polticos. El esta

    dio I de los sistemas regionales................................................. 201. Los sistemas legales en Mesopotamia................................. 222. Egipto y otras civilizaciones hacia el este............................. 263. Mesoamrica y el Imperio inca........................................... 29

    3. Los grandes imperios del caballo y del hierro. La primera unificacin racionalizada de lo poltico en el estadio 11 del sistema interregional.............................................................................. 361. La filosofa poltica clsica china......................................... .......382. El pensamiento poltico del continente indio..............................473. La poltica en los imperios de Irn....................................... .......514. La poltica en el mundo mediterrneo. La conexin feni

    cia: el sistema poltico de Biblos, Tiro y Cartago.............. .......525. De la polis griega al Imperio helenstico....................................556. De la res publica romana al imperium ........................................66

    4. La rebelin de las vctimas y la lenta invencin del Estado secular.......................................................................................... 711. Descubrimiento de la intersubjetividad crtica desde la Alte-

    ridad. La dispora juda y la secta cristiana entre las vctimasdel Imperio romano........................................................... 72

    2. La conexin bizantina: la recada en la sacralizacin contradictoria de las cristiandades orientales........................... 79

    3. El mundo latino-cristiano del Imperio romano occidental. . 844. La poltica en el sistema mercantil clsico islmico............. 885. La poltica en la Europa germnica aislada y perifrica . . . . 96

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  • p o l t i c a d e l a l i b e r a c i n

    Captulo 2. Localizacin del lugar crtico-poltico en la Modernidad TEMPRANA (DESDE 1492)............................................................... 141 5. Contexto de la poltica moderna.................................................. 143

    1. La cuestin de la importancia de China (1400-1800)......... 1432. Un mundo todava antiguo: el Imperio otomano................. 1643. Venecia: un sistema poltico oriental en la Europa perif

    rica . . ....................................................................................... 1674. El Renacimiento italiano. Maquiavelo................................... 172

    6. La primera Modernidad temprana. La Cristiandad hispanoamericana (1492-1630)............................................................... 1861. El proyecto espaol. El origen atlntico de la Modernidad 1862. La epifana del nuevo O tr o ................................................ 1933. El padre de la filosofa poltica moderna: Gins de Sepl-

    veda......................................................................................... 1954. El primer anti-discurso filosfico de la Modernidad: la cr

    tica de la expansin colonial europea por Bartolom de Las Casas....................................................................................... 199

    5. La filosofa universitaria moderna justifica el orden colonial: Francisco de V itoria ...................................................... 206

    6. La institucionalizacin de la alienacin del Otro. El testimonio de Felipe Guamn Poma de Ayala................................... 210

    7. El desplazamiento de la Alteridad: del indgena al criollo americano. El humanismo poltico de Francisco Surez. . . . 219

    7. Otra primera Modernidad temprana. La Cristiandad lusitanaante la alteridad del esclavo africano............................................ 2281. Africa occidental y el proyecto afro-atlntico portugus 2292. Primera crtica filosfica contra la legitimidad de la esclavi

    tud moderna: Bartolom de Las Casas................................. 2313. La esclavitud en la interpretacin burguesa liberal: John

    Locke...................................................... ................................ 2368. La segunda Modernidad temprana. Las Cristiandades del nor

    te de Europa (1630-1789) ........................................................... 2421. La monarqua absoluta. Jean Bodin....................................... 2432. El nuevo paradigma del discurso de fundamentacin de la

    poltica: Thomas Hobbes...................................................... 2453. Las Provincias Unidas en torno a Amsterdam: Baruch Spinoza 2554. Justificacin filosfica de la primera revolucin burguesa:

    John Locke............................................................................... 268

    Captulo 3. El discurso poltico en la Modernidad madura ............. 323 9. La Modernidad madura en el Reino Unido y Francia............. 323

    1. La nueva estructura geopoltica mundial............................... 323

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    N D I C E

    2. La filosofa poltica anglosajona. El mtodo de derivacinpor imposibilidad: David Hume......................................... 325

    3. De la tica a la economa poltica: Adam Smith.................. 3354. La Revolucin burguesa continental en Francia. Una decons

    truccin moderna de la Modernidad: Jean-Jacques Rousseau 34510. La Modernidad madura en la Ilustracin alemana. Filosofa

    poltica y Estado........................................................................ 3571. La poltica como garanta de la moral: Immanuel Kant. . . . 3572. El Estado, un momento transitorio en la historia: J. G. Fich-

    te y F. G. Schelling............................................................. 3733. El Estado racional, colonial y metropolitano: G. W F. Hegel 3804. Crtica poltica al Estado desde las condiciones materiales:

    Karl Marx............................................................................ 39111. En la dependencia de la Modernidad madura. Algunos temas

    para una historia de la poltica en Amrica Latina..................... 4011. Cinco perodos de la poltica latinoamericana.................... 403

    1.1. El Estado de las Indias occidentales. La Recopilacinde las Leyes de los Reynos de las Indias (1681).......... 403

    1.2. El pensamiento poltico colonial ante la irrupcin de la Modernidad madura (desde 1750) ......................... 406

    1.3. El pensamiento poltico de la primera Emancipacin(desde 1808). Las tres concepciones de la soberana . . 411

    1.4. El pensamiento poltico ante la creacin de las nuevas instituciones (1824-1870). Fracaso de una hegemona neocolonial de los criollos........................................... 422

    1.5. Nuevo fracaso del Estado postcolonial ante el imperialismo (1870-1930)..................................................... 432

    2. La imposible soberana nacional: el populismo latinoamericano (1910-1959) (anlisis del discurso poltico)................ 4352.1. Una hiptesis para analizar el texto del discurso po

    ltico ............................................................................ 4372.2. Hiptesis para analizar el contexto econmico pol

    tico .............................................................................. 4462.3. Relacin ideolgica del texto con su contexto. . . . 4552.4. Sincrona, diacrona y liberacin................................. 463

    3. Una dcada poltica argentina (1966-1976) y el origen de lafilosofa de la liberacin..................................................... 4643.1. Algunos supuestos histricos....................................... 4663.2. Primera fase: el onganiato (1966-1969). Preparaciones 4693.3. Segunda fase: crisis del modelo (1969-1973). Constitu

    cin.............................................................................. 4713.4. Tercera fase: el peronismo camporista (del 11 de

    marzo al 23 de septiembre de 1973). Desarrollos . . . . 4753.5. Cuarta fase: el peronismo metalrgico (del 23 de sep

    tiembre de 1973 al 1 de julio de 1974). Persecuciones 477

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    3.6. Quinta fase: la aventura rasputinista (del 1 de julio de 1974 al 24 de marzo de 1976). El pensar anti-hege- mnico.............................................................................478

    3.7. Crecimiento, maduracin, precisin................................4794. El giro descolonizador desde el pueblo y hacia la segunda

    Emancipacin (1959-) ..................................................... .....4824.1. Los precursores (hasta 1959)............................................4834.2. La Revolucin cubana (desde 1959)................................4884.3. La Unidad Popular en el Chile de Salvador Allende

    (1970-1973)............................................................... .....4944.4. La Revolucin sandinista (1979-1990)............................4954.5. La Revolucin zapatista (desde 1994)..............................498

    Conclusin. S e n t id o de l a r e c o n s t r u c c i n h i s t r i c a ........................ .....55112. Del necesario giro descolonizador de la filosofa poltica.......... .....551

    Bibliografa c itada .................................................................................. .....559Indice alfabtico de algunos temas y autores........................................... .....583Indice de esquemas ................................................................................ .....587

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    PRLOGO

    En este relato nos proponemos, de manera parcial (porque no se intenta una descripcin completa, hoy todava imposible), inicial (porque son slo hiptesis de trabajo), indicativa (que debe seguir siendo desplegada todava por mucho tiempo) o como la propedutica de un proyecto para varias generaciones por venir, de-struir en el sentido aproximado al heideggeriano1, exponer una posible historia de la poltica, la historia de los pueblos, que son los actores polticos, y el pensamiento (en sentido lato) o la filosofa poltica (en sentido estricto) que los ha inspirado. Por lo general estas historias, aun las ms afamadas y recientes, siguen dentro de ciertos marcos que las limitan. Romper estos marcos, aunque propeduticamente, es el propsito primero, frontal de esta historia. Los lmites que deseamos romper, de-struir, de-construir, para formular un relato sobre nuevas bases (no para simplemente re-construir), s decir, des-estructurar para componer el relato desde otro paradigma histrico, son los siguientes:

    El primer lmite a superar es el helenocentrismo de las filosofas polticas en boga. Todas comienzan siempre en Grecia. Cuando se habla de Jewo-cracia se olvida que demos significa en egipcio aldea; no es una palabra griega ni indoeuropea si es que esta lengua existe, lo cual hoy est puesto en duda, como veremos. Cuando se habla de dke, la justicia, se olvida que su etimologa es caldea y procede del acadio duku, semita entonces. Y as podramos de-struir, de-construir una por una las palabras ms tcnicas, ms fundamentales de la poltica griega, que tiene su origen en el mundo egipcio y mesopotmico, fenicio, semita, de la Edad del Bronce, del III y II milenio a.C., en el territorio que posteriormente ocuparn como invasores brbaros los griegos.

    El segundo lmite a superar es el occidentalismo de las filosofas polticas, que no advierten la importancia del Imperio romano oriental, de Bizancio o Constantinopla. Adems, se pretende olvidar que el Renacimiento italiano fue el fruto del exilio de los griegos que abandonaron su ciudad capital tomada en 1453 por los turcos. En 1456 comienzan las traducciones de Ficino en Florencia, qu casualidad! Y de la misma manera, la gloria de Florencia y de Maquiavelo habr que colocarla en su lugar con respecto al modelo del Estado moderno que se presagia en

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    el mundo bizantino, en Venecia o Gnova, ciudades ambas comercial, cultural y polticamente orientales del Mediterrneo (es decir, parte del mundo bizantino).

    El tercer lmite es el eurocentrismo de las filosofas polticas, que olvidan por desprecio e ignorancia todo lo alcanzado prctica o polticamente por otras culturas, tambin en la teora. No se estudian en poltica las altas culturas egipcias, mesopotmicas, en especial la tan poltica y estratgica cultura del Imperio chino, del Indostn y del islam, e igualmente, como latinoamericanos, la poltica de los reinos aztecas, mayas e incas, por ejemplo. El orientalismo despectivo campea todava.

    Un cuarto lmite que se intenta superar en esta historia es la perio- dificacin organizada segn los criterios europeos de la filosofa poltica (aquella ideolgica y eurocntrica manera de organizar en el tiempo la historia humana en Edad Antigua, Medieval y Moderna, por ejemplo). Todo esto puede por ahora ser superado en parte, pero todava nos faltan estudios monogrficos suficientes. De todas las maneras, intentaremos proponer una nueva visin de la historia a secas, de la historia de la poltica y de la filosofa poltica, que en su propia periodificacin y contenidos vaya contra la visin dominante plasmada claramente por los romnticos alemanes a finales del siglo xvill, y especialmente por Hegel.

    El quinto lmite es un cierto secularismo tradicional de las filosofas polticas. Se plantea de manera inadecuada, y sin sentido histrico, el nacimiento y desarrollo de la secularizacin de la poltica. Se olvida que un Thomas Hobbes, por ejemplo, es un telogo de la poltica que en su obra cumbre, Leviatn, dedica la mitad de ella (la tercera y cuarta partes) a fundamentar la autoridad del rey en Dios mismo, sobre la autoridad de los obispos anglicanos, desarrollando una hermenutica bblica explcitamente teolgica (como lo anota en parte Cari Schmitt). Es una teologa poltica de la Cristiandad propia de la Modernidad, y criticada entre otros por K. Marx.

    Un sexto lmite lo constituye el colonialismo terico, mental, de las filosofas polticas de los pases perifricos (la otra cara del eurocentrismo de los pases geopolticamente centrales), que leen e interpretan por lo general, con excepciones, las obras de la Modernidad poltica europea desde la territorialidad postcolonial, dentro de la problemtica de los filsofos del centro (H. Arendt, J. Rawls, J. Habermas, etc.), sin advertir la visin metropolitana de esta hermenutica, y no desplegando, como filsofos localizados en el mundo postcolonial, una lectura crtica de la metrpolis colonial. No han llegado al giro descolonizador. Es frecuentemente una filosofa poltica colonizada, como diran F. Fann o A. Memmi.

    Un sptimo lmite, y no el menor, que intentaremos superar como latinoamericanos, es el no incluir a Amrica Latina en la Modernidad desde sus orgenes, ya que ha sido (para bien o para mal) participante principal de la historia mundial de la poltica moderna (aportando, por ejemplo, con su plata el primer dinero mundial, y con su crtica a la conquista la primer filosofa moderna propiamente dicha). Para ello habra

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    P R L O G O

    que redefinir el inicio de la Modernidad. Sera necesario introducir a Espaa y Portugal (el sur de Europa para Hegel, que no es para l, ni para los ilustrados del norte de Europa, propiamente Europa, ni moderna), desde la invasin de Amrica en 1492, en la Modernidad. Con esto Espaa quedara redefinida como el primer Estado moderno, y Amrica Latina, desde la conquista, sera el primer territorio colonial de la indicada Modernidad. Moderna, entonces, en tanto que es la otra cara brbara que la Modernidad necesita para su definicin. Si esto fuera as, los filsofos espaoles y portugueses (aunque practicaran una filosofa de cuo escolstico, pero por su contenido moderna) y los primeros grandes pensadores latinoamericanos del siglo xvi deberan ser considerados como el inicio de la filosofa de la Modernidad. Antes que Descartes2 o Spinoza (ambos escriben en Amsterdam, provincia espaola hasta 1610, y estudian con maestros espaoles), debe considerarse en la historia de la filosofa poltica moderna a un Bartolom de Las Casas, Gins de Seplveda, Francisco de Vitoria o a un Francisco Surez. Ellos seran los primeros filsofos polticos modernos, antes que Bodin, Hobbes o Locke. Hay que aprender a descubrir nuevas preguntas para encontrar nuevas respuestas. Ser la ardua tarea de las prximas generaciones latinoamericanas que cultiven la filosofa poltica.

    Y todo esto cobra especial relevancia por la importancia que los grupos latinos o hispanos (comunidades de origen latinoamericano) tienen hoy en la poltica interna del Imperio norteamericano. La alianza terico-estratgica entre los filsofos latinoamericanos y los latinos en Estados Unidos tiene en la actualidad una significacin poltica prctica convergente. El giro descolonizador es una novedad histrico-filos- fica mundial.

    Desearamos que no se leyera esta historia simplemente como un relato ms, informativo de muchas posiciones tericas innovadoramen- te interpretadas. Sera necesario leerla ms bien como un contra-relato, como un relato de una tradicin anti-tradicional. Como un buscar lo no dicho, ya que lo dicho, dicho est y no es saludable repetirlo. El decir con E. Lvinas de la corporalidad sufriente de nuestros pueblos es el punto de partida.

    Este largo camino, que nos ha llevado aos para expresarlo, y una vida entera para comenzar a descubrir estas hiptesis contra-fcticas3, espero sea emprendido crticamente por las nuevas, por las futuras generaciones latinoamericanas de intelectuales y polticos cuya pasin consista en estudiar lo no investigado, descubrir lo oculto... desde el dolor de las oprimidas y los oprimidos, de las excluidas y los excluidos, de las condenadas y los condenados de la Tierra y de la historia.

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  • P O L I T I C A D E L A L I B E R A C I N

    NOTAS

    1. Vase mi obra Para una destruccin de la historia de la tica (Dussel, 1973b). Sera una deconstruccin anti-derridaniana.2. Quien en el colegio jesuita de La Fleche estudi en primer lugar a Francisco Surez y se for

    m en lgica con la Lgica mexicana de Antonio Rubio (como consta en citas explcitas de sus obras).3. Desde mi viaje a Europa en 1957, donde permanec diez aos estudiando; en especial los

    dos aos en Israel entre palestinos, y an antes desde 1952 en mis experiencias polticas como lder estudiantil universitario y miembro de la juventud de partidos polticos demcratas y antifascistas de mi poca.

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    Captulo 1

    LOCALIZACIN DEL LUGAR CRTICO-POLTICO EN LOS SISTEMAS REGIONALES ANTERIORES A 1492

    [1] Localizacin indica la accin hermenutica por la que el observador se sita (comprometidamente)-;n algn lugar_socio-histrico, como .sujeto de enunciacin de un discurso ^y por ello es eT lugaf desde donde se hacen las preguntas problemticas (de las que se tiene auto- conciencia crtica o no) que constituyen los supuestos de una episteme epocal, como la que desarrollaremos en esta filosofa poltica crtica. Enunciamos inevitablemente el discurso desde algn lugar. Desearamos desplegar una descripcin que en el mayor grado posible tenga autoconciencia de su situacin espacial, histrica, social, de gnero, racial, etc. Intentaremos superar ciertos lugares triviales, obvios, ingenuos (que tienen sin embargo pretensin de cientificidad u objetividad perfecta) pero sumamente deformantes de los discursos. Por ello intentaremos, negativamente, que nuestro discurso no sea helenocntrico, ni tampoco eurocntrico, occidentalista, colonialista, meramente moderno (pero tampoco simplemente postmoderno), racista, machista, etc. Es una pretensin (claim, Anspruch) que por anticipado se sabe no posible de manera perfecta, y por tanto se avanza como falible, corregible y sin embargo con sincera pretensin de verdad (y de verdad con pretensin de universalidad, hasta tanto no se demuestre honestamente lo contrario).

    Esta actitud crtica de intentar tener el mayor grado posible de re- flexividad sobre el lugar desde donde se enuncia el discurso (el locus enuntiationis) deber mantenerse como posicin permanente, y para ello dedicaremos a este tema las primeras tesis provisionales de reconstruccin histrico-mundial, como sendero crtico fundamental. La reconstruccin histrica es parte de la estratgica argumentativa.Algunos postmodernos, acostumbrados a deconstruir grandes relatos, encuentran que la de-struccin que hago del macro-relato moderno hegeliano pareciera ser el mismo discurso invertido] Pero no es as.(Se trata de la destruccin ontolgica (Heidegger), de-construccin discursiva (Derrida), re-construccin epistemolgica (Habermas) desde los vencidos, desde

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    las vctimas de la Modernidad (y tambin vctimas de la de-struccin hei- deggerana, desapercibidas en la de-construccin derridiana o ausentes en la re-construccin habermasiana)? El partir de dichas vctimas excluidas del proceso de la globalizacin exige a nuestro discurso dejar de ser meramente negativo o de-constructivo del macro-relafo moderno y fragmentario, que permanece en eTescepticismo de la conversacin rortyana para impedir a la Modernidad reconstruir su discurso. Pero todos estos J ntentos^semi;crticps (de-structivos, de-constructivos, re-constructivos) no advierten el poder dominador y la pretensin de verdad sagrada del fundamentalismo de mercado (como lo denomina G. Soros1) que hoy es la ideologa triunfante,;El discurso crtico de liberacin debe por tanto abandonar la fragmentariedad de su relato, y debe comenzar a producir un macro-relato critico (con pretensin de verdad, es decir, con conciencia de que es inevitablemente falible, pero que no se avanza como falible sino con pretensin de verdad2) para que el imaginario de las vctimas, de los dominados, tenga la capacidad de proyectarse en un lugar histrico con sentido, con sentido global (que deber ser corregido; por tanto el dicho macro-relato es inevitablemente falible). Por mltiples experiencias personales en grupos de base, populares, feministas, ecologistas, luchadores contra el racismo blanco, en Amrica Latina, en frica, en Asia, en Europa, en los pases del Este europeo, en Estados Unidos, puedo decir que esas vctimas piden un macro-relato positivo para tener al menos una referencia que pueda evitarles el aceptar sin otra alternativa el relato fndamentalista del mercado, helenocntrico, eurocntrico y hoy americano-cntrico3.

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    1. EN EL ORIGEN ERA LA VOLUNTAD DE VIVIR EL ARQUEOSISTEMA

    [2] La especie homo, como la del homo habilis, surge, hace casi cuatro millones de aos, de euhomnidos superiores que debieron abandonar la vida arbrea al desecarse las selvas tropicales ecuatoriales del este de frica. Al descender al suelo aquellos indefensos euhomnidos debieron ponerse de pie, modificar su columna vertebral, disminuir por su posicin erecta sus mandbulas (que, adems, por ser omnvoros pudieron masticar por menos tiempo sus alimentos), lo que permiti l crecimiento de su crneo, y con ello del cerebro. Su cuello se modific, y con ello se desarroll un aparato fnico. El crecimiento del neocrtex cerebral, que por la misma prctica comunicativa fue desarrollando su capacidad lingstica, dio a ese homo una capacidad expresiva mayor que la de las otras especies. Quiz en funcin de la caza de animales, necesarios para su dieta omnvora, debi agruparse en gran nmero. La alianza entre familias era as exigida por la necesidad de la produccin y desarrollo de la vida. Quiz lo primero que pudieron intercambiar entre familias para crear un (clan de recolectores, pescadores o cazadores4 fueron los jvenes miembros de la propia familia. Quiz, para que fuera posible el intercambio, debi nacer la primera institucin social presente en todas las culturas paleolticas del Planeta: el tab del incesto, ya supuesta la prohibicin del asesinato dentro de clan o el canibalismo. Estas restricciones tean toda la estructura de las futuras instituciones polticas: necesidad de disciplinar el instinto (Trieb en alemn, la pulsin freudiana), postergar el deseo (sexual del acceso al hijo o a la hija, que posteriormente ser erfla agricultura la prohibicin de comer la semilla para ser plantada o el animal reproductor del rebao), admitir un cierto sufrimiento5 para postergar mayores dolores6 y la misma muerte7; obligacin de cumplir con la regla consensual (los padres no acceden sexual- mente a los hijos, reservados sagradamente para otras familias del clan); imposicin de castigos en el caso de no cumplimiento; celebracin de ritos de reparacin como posibilidad de ser nuevamente integrados en el consenso cmnitario; exigencia de respeto por los ancianos que son la autoridad y los jueces, etc. Eltransformar la mera naturaleza instintiva, inhspita, en la amable casa (oiks: ecologa) cultural del ser humano por medio del trabajo permiti crear un orden. El ordeii socio-cultural haba nacido. Haba nacido igualmente un sistema de funciones, dnde cada sujeto humano comenzaba a cumplir roles, ppeles, como un actor siguiendo un libreto ya conocido. Los sistemas sociales, prcticos, de reproduccin de la vida exigan igualmente consensualidad -acuerdo comunitario aceptado mutuamente, como hemos mdTcado a manera de ejemplo, por el tab del incesto, entre otras obligaciones) que el lenguaje condicionay permite. Ese orden necesario y sagrado, y consagrado en las representaciones dibujadas y pintadas de las cuevas paleolticas,

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  • L O C A L I Z A C I N e n L O S S I S T E M A S R E G I O N A L E S A N T E R I O R E S A 1492

    nos muestra igualmente, como en el caso de los primeros ritos mortuorios que son ceremonias de entierro donde el cadver es objeto de culto que lo rearmoniza con el cosmos, donde el orden civilizatorio del trabajo necesita atrapar en sus instituciones la violencia de la muerte9 para pacificarla en una vida comunitaria al menos internamente cohesionada, be trata de una macro-organizacin prctica, de creciente complejidad, de la familia, del clan, d la alianza ntre clanes, hastaelsurgmiento de tribus y etnias ms numerosas, que se mueven por territorios amplios y que van emigrando lentamente por todo el Planeta hasta ocuparlo enteramente./ Hace unos cincuenta mil aos, caminando sobre el hielo intrpidos pueblos migratorios del oriente del Extremo Oriente de Asia cruzaron el estrecho de Behring y se internaron de norte a sur en el continente americano.

    [3] En esos casi cuatro millones de aos desde el Paleoltico la especie homo produjo los mayores descubrimientos, que permitirn posteriormente desarrollar eso que denominamos lo poltico. Desarroll las lenguas humanas, estructuras infinitamente complejas^de memorizacin y expresin de sentido que permitirn la existencia, en el largo plazo de los sistemas de legitimacin comunitaria (la validez intersubjetiva es siempre posible gracias a la existencia de una comunidad de comunicacin, es decir, lingstica); invent la narrativa mtica como mtodo para memonzar los argumentos explicativos de todoslos momentos de la vida humana; descubri el fuego, el mayor de todos los instrumentos10 hace solo unos seiscientos mlTaos. En fin, en el Paleoltico naci la lgica que ser desarrollada en el Neoltico, la edad de las ciudades y por tanto la edad del nacimiento del campo poltico estricta y explcitamente . , La voluntadle-vivir (Wille zum leben), dir Schopenhauer, est en a base de todo querer, de toda motivacin, de todo movimientojTodo campo poltico es el desarrollo ltimo de esta primitiva voluntad-de- vivir del ser humano en eLlargo y oscuro, pero apasionante, misterioso e innovador Paleoltico. La humanidad demostr que poda permanecer, que poda existir como viviente, racional y pulsivo-i la cgnatio esse cop.seryanai (pulsin, de conservar el ser) permiti transitar la primera historia, el tiempo originario de la poltica, del comienzo del despliegue de las estructuras del proto-poder, de los principios implcitos fundamentales de las instituciones originarias, del horizonte dentro del cual los nmadas disputaban el control sobre un territorio sobre el que se deambulaba libremente, donde se lograba reproducir la vida por la recoleccin, pesca y caza:> Pero el espacio se fue haciendo estrecho, los clanes encontraban otros clanes que disputaban el mismo territorio; Tos frutos o races alimenticias se iban haciendo escasos; los animales de caza se alejaban; haba hambre, inestabilidad, lucha entre etnias..?,No era el estado de naturaleza de Hobbes (porque no haba ni individuos solitarios ni extrema libertad; haba comunidades con mnima espontaneidad en la perentoria necesidad de reproducir la vida inmediata, cada da). La comunidad paleoltica del arqueosistema haba llegado a su fin. Era necesario un salto cualitativo en la reproduccin de la vida, en la orga

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    nizacin de la consensualidad, en la regulacin de la lucha hegemnica entre los clanes. Era el fin del Paleoltico, y ciertamenteno era el fin de un paraso de libertad utpica, sino ms bien el fin de una edad primitiva, violenta, dura, sufrida, que el ser humano intenta superar: el instinto declinante haba sido disminuido por las nacientes instituciones sociales. El instinto haba dejado su lugar definitivamente a los principios implcitos sociales y a los sistemas funcionales como mbitos de creciente libertad y superacin de la cualidad de vida. Se avecinaba una revolucin prctica y tecnolgica. Era el tiempo del origen del campo poltico propiamente dicho, de una accin que dejar lugar, ms all de la caza y la lucha, a las instituciones fundamentales, y donde se hace presente el ejercicio implcito de los principios socio-polticos, el consenso legtimo, la negociacin dentro de un tipo de convivialidad que garantizaba en el largo plazo, gracias a la mayor complejidad sistmica intersubjetiva, una mejor capacidad productiva y estabilidad reproductiva.)

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  • 2. LA REVOLUCIN URBANA Y LOS PRIMEROS SISTEMAS POLTICOS. EL ESTADIO I DE LOS SISTEMAS REGIONALES

    [4] El proceso de globalizacin que vivimos hoy al comienzo del tercer milenio es quiz el trmino de la revolucin neoltica a la que estamos apuntando, edad en la que concluy la ocupacin territorial nmada por la dispersin de los clanes de recolectores y cazadores en todo el Planeta. Comenz as un proceso de contraccin de la humanidad, como lo sugiere Teilhard de Chardin. (Desde a) el nacimiento de las primeras ciudades (donde viva una inmensamente pequea parte de la humanidad) hasta b) el comienzo de este siglo xxi (donde la mayora de la humanidad vive en ciudades11) ha transcurrido todo el Neoltico (en sentido lato), que acaba de terminar) En cierta manera, coiTla globalizacin de la civilizacin urbana planetarizada entramos en una tercera edad: la

    ( super-contraccin en profundidad y dentro de un ilimitaHo~espacio virtual de la existencia intersubjetiva del homo urbanus, teniendo mayor capacidad que nunca en la historia de la humanidad para una comunicacin fraterna y hasta jiolidaria, o para un patolgico aislacionismo autista y exterminador. Pero regresemos al origen?)

    Si lingsticamente poltico viene de polis en griego, y ciudad de civitas en latn, as tambin conceptualmente lo polnico propiamente dicho ser para m un campo prctico que supone la Hudaa) En efecto, hace unos doce mil aos12 en algunas regiones de la TierraCtermina el nomadismo paleoltico, el de los recolectores, pescadores y cazadores, o el de los plantadores aldeanos migratorio^ (como los tup-guaran en Amrica del Sur, buscadores mticos incansables en medio de la selva tropical de la tierra sin mal), para comenzar una vida sedentaria, en ciertos territorios fijos dentro de determinadas fronteras, conquistadas y protegidas, territorializacin apta para ejecutar las tcnicas disciplinarias de la revolucin_agrcola (que reemplaza la recoleccin de alimentos, cada vez ms escasos por el aumento de la poblacin) en las regiones de limos de los ros o de las grandes lagunas; del pastoreo (que reemplaza la caza), junto a pastos abundantes para los ganados. Vida sedentaria que permite organizar la compleja estructura de reglas que definen las variadas redes de ls relaciones de poder entrelos 'haBltantes de las ciudades: los pro- to-ciudadanos o simplemente miembros de las primitivas comunidades urbanas.

    All naci la poltica, lo poltico, el campo poltico, las acciones heroicas de los protagonistas originarios, propias del gobierno de la ciudad, ntimamente ligadas a la guerra o al comercio; all se originaron las instituciones legitimadas en su sacralidad (como bien opin Durheim) y el ejercicio de los principios implcitos (narrados bajo la forma de los mitos), que van lentamente diferencindose. Porque para la caza se necesitaron instrumentos cortantes que perforaran las gruesas y resistentes pieles de los animales; para matarlos (es decir, inmovilizarlos), para ali

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    mentarse de ellos (es decir, reproducir la vida humana).Los afilados instrumentos de los cazadores se alzaron contra otros seres humanos de los clanes o etnias colindantes. .El cazador jjio origen al guerrero. Cuando surge la organizacin urbana el guerrero nmada, que defenda el clan peregrino, se transforma en el que conquista nuevos territorios para la ciudad; es el que defiende la ciudad contra otros guerreros.

    El que ejerce el poder en el origen es el paterfamilias d clan; despus el consejo de ancianos de la tribu o la etnia. Tambin aparece el fuerte guerrer'qe impone su dominio a la comunidad. Nacen los jefes de los clanes y las etnias. Con la ciudad, el antiguo jefe es ahora un reyezuelo, frecuentemente un guerrero. La institucin del ejercicio delegado del poder es casi exclusivamente cumplida por los que saben usar las armas. Lentamente nace el militar de profesin y con l la dominacin por la fuerza. Es la potestas. Sin embargo, la auctoritas ancestral es ejercida por el: jefe religioso, l chamn, los anciansTTos que tienen la memoria de las costumbres, de los descubrimientos necesarios para la reproduccin de la vida, de los mitos del grupo.;

    [5] La poltica, por tanto, recorrer un largo camino histrico para llegar a las primeras ciudades modernas, primero, y a las repblicas, despus. Se trata de una antigua tradicin propia de la organizacin de cierto tipo de ciudades. Ciudades puertos, que nacieron en el intersticio de reinos e imperios. Cuando las ciudadey aumentan el nmero de sus habitantes, y se crean redes comerciales ca3a vez ms extensas, surgen grupos de comerciantes enriquecidos que organizan en ciertas ciudades una especfica manera de estructurar el ejercicio del poder; estas ciudades eran libres con respecto a los reinos territoriales ms extensos o imperios de turno. Organizan un tipo de gobierno a manera de un consejo de ancianos, el senatus, o de los miembros ms prominentes de las familias ms importantes de la lite comerciapEste tipo de ciudades atraviesa la historia durante los ltimos seis mil aos. Queremos llamar la atencin sobre alguna de estas antiguasteiudades, que aparecen ya en elj vn milenio en Turqua (como Hyk, datada por el C14 en el 6385 a. C.), en las mesopotamicas Uruk, Lagash o Kish, o las egipcias Abydos o Tebas (ya en el iv milenio a.C.), hasta las del valle delTndo (como Mohenjo Daro o Harappa), o en China (desde Nankn, Cantn o Hangchou), y desde el III milenio a.C. en el Mediterrneo oriental con puertos como Biblos, Sidn, Tiro, y su colonia Cartago, o la Cdiz atlntica! De cuyo origen (semita y egipcio)13 las ciudades griegas como Atenas o Esparta son herederas. De este tipo de ciudades hubo muchas otras en el Mediterrneo, incluyendo Roma, Marsella o Prgamo. E indicamos este largo proceso, porque .estas ciudades fueron siempre al comienzo repblicas (no monarquas) gobernadas por oligarquas, frecuentemente ce ricos agricultores, industriales o comerciantes. Ll dmos egipcio14, y despus griego, y el senatus romano eran tipos oligrquicos de este gobierno (nunca democrticos en el sentido actual de la palabra, ya que excluan a la mayora de los habitantes de la ciudad, poj_ser plebeyos, libertos, mujeres, esclavos, brbaros, extranjeros, etc.), j Esta tradicin oriental

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  • ' - 1 i_u .- > * lL O C A L I Z A C I N E N L O S S I S T E M A S R E G I O N A L E S A N T E R I O R E S A 1492

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    se transmitir ininterrumpidamente tambin en el mundo bizantino y musulmn (piensese en ciudades florecientes y semi-autnomas como Samarkanda o Bujara, hasta Agr en India o el puerto de Malaka no lejos de la actual Singapur), a Chipre o Rodas, hasta Venecia, dependiente del Imperio oriental, de la cual, como veremos, nacern los tipos de gobierno modernos, en especial el sistema mixto ingls, y por ltimo la democracia republicana norte-americana15) El primer emperador persa del primer Imperio de la historia mundial, debe ya hacer alianzas con estas ricas y bien relacionadas ciudades de mercaderes, que se protegen con grandes murallas, que tienen excelentes ejrcitos mercenarios y poseen gran desarrollo cultural y mayores riquezas. No en vano en Sidn y Biblos^e invent.el alfabeto fontico actual. El ejrcito de AlejaHHFoTue mas tiempo detenido por las mfals~3e Tiro que por los mismos ejrcitos del emperador persa.-Ese tipo de gobierno urbano ser el que hoy se glopaliza, pasando de una oligarquajnercantil (todava en Amsterdam) a una ciudadanajiomogeneizada y unlversalizada de manera democrtica. Pero, estructuralmente, es un procescTurbanoj El ciudadano es el miembro de la ciudad en sentido lato. Con el tiempo el campo poltico superar los lmites de la ciudad y territorializar polticamente la cam- pana (el espacio agrcola circunvecino a la ciudad), hasta incluir mbitos mayores y constituir al final los Estadqs_modernos, pasando por diversas formas de organizacin institucional y territorial en el largo plazo.

    Lo cierto es que desde las primitivas ciudades neolticas, la complejidad aumenta, la memoria oral se torna insuficiente aunque sea muy poderosa, y lentamente se comienzan a objetivar en representaciones mnemotcnicas los relatos ms explicativos del ncleo tico-mtico de la comunidad urbana. Nacen as, ya hace muy poco, en el III milenio a.C.,

    ff^jtaras, ideogrfica primero (y an hoy presente en China, por la ventaja de poder expresar por escrito lenguas fonticamente muy diversas), silbicas y fonticas -posteriormente16, que permiten que (Se produzcan las primeras colecciones de reglas intersubjetivas consensuadas por las comunidades urbanas, ya claramente polticas, que denominamos codigos legales. Se trata de un altsimo grado institucional de racionalizacin de las relaciones polticas'de una comunidad. Contra J. Derrida queremos indicar la importancia positiva, constructiva e intersubjetiva de la escritura.

    1. Los sistemas legales en Mesopotamia

    [6] Con la aparicin en Mesopotamia de los primeros archivos de contratos privados [escritos en cuneiforme sobre ladrillos cocidos y apilados eriblbliotecas enormes) y de reglas o de leyes, divinas primero y poco a poco con creciente intervencin^ reformista por parte de los re^es se inicia de manera estricta la esfera publica^ Dicha (esfera sita las relaciones intersubjetivas en ciertas condicionesde objetividad comunitaria, que impide el fcil cambio de la legislacin oral, en beneficio de las lites dominantes que transforman las leyes por un fluctuante ca-

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    pricho subjetivo cuyo criterio es el inters privado, contra otros miembros de la ciudad.

    Ya en el lejano 2404 a 2375 a.C. el ensi de Lagash, llamado Enmete- na, decret la ms antigua reforma legal de la que se tenga conocimiento17. All puede leerse que el rey condon las obligaciones de Lagash, a la madre le devolvi su hijo, al hijo le devolvi su madre18. Por su parte, Uruinimgina (2353-2342 a.C.), rey de Lagash, en la ley 27 de sus Reformas hizo escribir: Uruinimgina prometi solemnemente a Ningirsu el dios patrio que nunca subyugara al hurfano y la viuda al poderoso19. Es en el Cdigo deShulgi (2094-2047 a.C.), en su ley 9, donde la formulacin crtica del derecho llega a su expresin clsica:No entregu el hurfano al rico, no entregu la viuda al hombre poderoso, no entregu al hombre de un peso al hombre de mil pesos20, no entregu al hombre de un cordero al hombre de un buey [...] No impuse trabajos, hice desaparecer el odio, la violencia y el clamor por la justicia. Establec la justicia21 en el pas22.

    En el Cdigo de Hammurabi (1792-1750 a.C.), igualmente, se recoge el mismo tipo de declaracin:Los grandes dioses me han elegido y yo [Hammurabi], slo yo, soy el pastor salvador, cuyo cetro es justo [...] Para que el fuerte no oprima al dbil, para hacer justicia al hurfano y a la viuda en Babilonia [...], para hacer justicia al oprimido, he escrito mis preciosas palabras en esta estela y la he levantado delante de mi estatua de Rey de Justicia [...] Que el oprimido que est afectado por un proceso venga delante de mi estatua de Rey de Justicia y que se haga leer mi estela escrita y que escuche as mis preciosas palabras [...] Ha asegurado [Hammurabi] para siempre la felicidad de las gentes23 y ha hecho reinar la justicia en el pas24.

    Es decir, el oprimido, injustamente tratado, que normalmente es un iletrado que no puede hacer valer su derecho, tiene la posibilidad de hacerse leer el texto y de conocer directamente su contenido legis, el mismo para todos y en todos los momentos del espacio y del tiempo del sistema poltico (en este caso del Imperio babilnico). Est de ms decir que el hecho de estar escrito modifica la subjetividad en el sentido ya anotado por J. Derrida, pero lo que ste no cTscubre es el sentid_o uni- versalista de validez que dicho texto tiene para las. vctimas concretas y reales de todo sistema poltico, econmico o cultural.)Las vctimas, excluidas del conocimiento de sus derechos por los grupos dominantes, no pueden defenderse. El texto escrito universaliza la validez de las reglas sociales y polticas, crea urTespacio pblico, es decir, inicia el largo camino de la validez intersubjetiva que se desarrollar como legitimidad de todo sistema poltico. [El sistema poltico babilnico, con sus leyes escritas y colocadas en las entradas aelas ciudades, en lugar pblico, como aconteca con el llamado Cdigo de Hammurabi, funda de alguna manera la 1 egitimidad dejjixden mo n i rquico babilnico, y adems manifiesta enunciados crticos que permiten el desarroll del sistema jurdico, al incluir aquella frmula tantas veces repetida antes y despus?V

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    justicia con la viuda, con el hurfano y con el pobre o con el extranjero. En qu sentido? En el sentido de quefTs reglas consuetudinarias conocidas por los miembros dominantes del sistema poltico son ahora vlidas en la esfera pblica y compartidas explcitamente por todos los miembros del sistema poltico.! La informacin pblica de las reglas que da conocimiento de los derechos y deberes crea una cierta simetra en la participacin de los afectados. Por ello, las piedras en las que se esculpa la imagen del rey legislador con la indicada coleccin de sus leyes, eran reproducidas en gran nmero.

    El rey jugaba una funcin de mediador entre los dioses y los hombres y su legitimacin le vena de arriba:La comunidad ideal, imaginada segn el modelo tradicional para legitimar la autoridad real, se convirti en una realidad tangible a travs, primero, de cultivar las relaciones entre las esferas de lo divino y lo humano. El rey jugaba una funcin clave para permitir o impedir las relaciones con lo divino25.

    Cuando el rey dejaba de cumplir las obligaciones estipulada por los dioses, debilitaba la totalidad de la comunidad a la que gobernaba:

    Si el rey intentaba ejercer una autoridad soberana sin atender al origen divino de sta, sus acciones solan suscitar conflictos y contradicciones dentro de una comunidad que disminua su vitalidad y llegaba incluso a su fragmentacin26.

    Sin embargo, el poder mesinico crtico de los ascetas del desierto llamados nabiim o videntes, profetas y el mismo pueblo podan deponer a los reyes cuando faltaban a sus deberes.__ Es de importancia observar que esos Cdigos tan primitivos, que normativizaban el sistema de dominacin, como el esclavista y patriarcal, dejaban sin embargo abierta siempre una brecha crtica que permita que la presijLsacial que producarresos~sistemas"3gran injusticia econmica y poltica (en el nivel material de la reproduccin de la vida y la falta de participacin legitimante suficiente), que frecuentemente se manifiesta por grandes rebeliones o golpes de Estado internos o externos contra los grupos dominantes, estuvieran al mismo tiempo abiertos en aquello de hacer justicia con los pobres, con las viudas, los hurfanos, los extranjeros, los deudores a los que se condonan sus deudas y hasta la liberacin de esclavos en ciertas circunstancias polticas. Junto al orden poltico coercitivo establecido se encuentran por tanto normas crticas que dejan espacio a las transformaciones, cuya utopa se manifestaba como un volver atrs hacia la igualdad primitiva del desierto, del nmada, de la no-clases de los clanes anteriores a la organizacin clasista urbana, una utopa existente siempre en la tica de las tribus de valientes pastores del desierto arbigos o persas. Mticamente, 'Abel ofrece a los dioses un cordero; es el nmada anterior a la ciudad. Can ofrece pan y vino, fruto de la agricultura, de la dominacin urbana. Can es el mal, la dominacin de la clase urbana y sedentaria, fija, reproductora, con dominacin de clases. Abel es el bien, la igualdad originaria nmada,

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    mvil, creadora) Nietzsche vislumbrar en Can el orden urbano como lo apolneo, y en el Abel del desierto, como Zaratustra, la ruptura dio- nisaca. En efecto, el orden urbano ser siempre criticado por los profetas ticos del desierto arbigo (desde el profeta Oseas hasta Mahoma).

    Aqu debemos detenernos un instante, para anotar un aspecto de suma actualidad. Como hemos indicado,(ejjielenocentrismo es el padre del eurocentrismo)(Mstrar que el milagro griego de los romnticos alemanes dl siglo xvm no es tal significa empezar de nuevo la historia de la poltica.. De una manera provocativa, pero sumamente documentada, erudita y difcilmente refutable, Giovanni Semerano27 demuestra que el reino de Akad (con Sargn,I28: 2350-2300 a.C.) sucedi a los smenos, fe extendi hasta el Indo y el mar geo, haciendo (M acadlo (y sus documentos cuneiformes) la primera lengua regional. Postefiornente fue reemplazada por una lengua_caldea. De manera que en el(ff milenio a.C. eF caldeo ocup todo el espacio de Mesopotamia, del reino hitita (cuya pretendida lengua indoeuropea Semerano pone tanto en cuestin que hasta muestra su inexistencia29), de buena parte de la futura Grecia) y utilizada tambin como lengua comercial por los fenicios, lleg a la India y hasta la sud-oriental draydica Tamil-Nadu30. Lalosofa presocrtca estuvo profundamente influenciada por el semi- ta-caldeo. La tesis se enuncia as:[...] el frecuente uso del acadio (y del caldeo), como lengua antiqusima y de amplia documentacin, nos evita referirnos a lenguas afines tales como el indoeuropeo sugerido en los manuales, histricamente inexistente31.

    El desmantelamiento es radical. El kntauws (centauro) griego viene del ken (as como) tora (toro, en acadio y en hebreo). En el origen de la filosofa griega est el peiron (infinito) de Anaximandro. Semerano muestra que la raz etimolgica se encuentra en el semtico apar (polvo, tierra), acadio eperu, hebreo afar, aquel indeterminado polvo o arcilla con la que se hizo a adam (varn) de la 'dama (tierra)32.

    El concepto central en la filosofa y la poltica griega de dkejjusticia) (tanto de Anaximando como de Herclito) deriva etimolgicamente del sumerio diku-gal (juez supremo), del babilnico diqugallu, del acadio duku33. Nuestro autor va deconstruyendo desde las lenguas semitas las expresiones filosficas de Tales, Anaxmenes, etc.34. As ark_ (principio) deriva del acadio arhu (primer mes del ao y primera luna). Jonia, por tanto, estuvo completamente semitizada desde finales del III milenio a.C. As Eurpe (lo brumoso) se dice en asirio arapu o erepu, que significa igualmente occidente: Erubu, la hija de Cadmo (del acadio qadmu: el desconocido)35. Zeus, el gran dios (Zn en cretense), procede del acadio zanau (llover), zanu (lluvia). Hermes (el dios Dionisos36, que se refiere al egipcio dios Thot) tiene por antecedente el acadio herum (escavar), ermu (ocultar), eremu (cubrir): el dios del misterio que se revela. Themis procede del acadio temu (juicio, derecho). En Herclito a la justicia (dke) se le opone eris (lucha); ei el Cdigo de Hammurabi se

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    encuentra el concepto de arnu (violencia, lucha contra la justicia)37. El alma (psikhs) se remonta a la etimologa bhes (soplar), del que derivan l'smrio psh, el semita nefesb, el acadio (na)pishu, en todos los casos suspiro, soplo, palabra creadora.

    Pero el captulo ms interesante de Semerano es donde intenta mostrar la vinculacin del derecho semita-mesopotmico con el pensar griego y romano. Licurgo, el primer legislador, sera la deformacin de una referencia a la uz del sol (leuks), como el otro mtico legislador griego (Z-leukos: Celgucos). Luk-ourgos sera algo as como la tabla luminosa de la ley, del acadio lehu, de donde procede lex, legis. El ourgos o rgon (trabajo y obra, en griego) procede del acadio urhu, arameo orha, hebreo orho, que es la obra del legislador. Dracn sera la deformacin del babilnico daraggu (va, derecho). Lo mismo acontece con Soln. De manera que, en realidad, (esos personajes mticos indican simplemente los fundadores del derecho, de las leyes, que tienen su primera referencia en los Cdigos mesopotmicosT)

    En el mundo romano todo acontece de manera semejante. Caballo?, en latn equus, viene de ekewu (caballo) en acadio; mientras' que caballus proviene del acadio kabalu, que significa atacar con carros. La palabra ius tiene su raz en usu (en acadio orden, lnea de de- marcacin)TScer (de tanta importancia para G. Agamben) tambin se relaciona corfeFacadio sakaru y sekerum (impedir el acceso, prohibir, cerrar), del semita skr (estar prohibido).

    Qu habra debido pensar de todo esto Nietzsche con su Dionisos y su Zaratustra indoeuropeos, anti-semitas?

    2. Egipto y otras civilizaciones hacia el este

    [7] Anatolia y Mesopotamia eran el espacio geopoltico ms desarrollado de la originaria revolucin neoltica hasta ahora conocida, que se extender hacia el Indo y hasta el Mediterrneo oriental? Pero Egipto y China siguen siendo los dos modelos, las fuentes originales de la "ciencia, del'tcnica, de la ideologa y de la organizacin3Apoltica. En efecto,

    ( Egipto institucionaliza el primer Estado-nacin con enorme continuidad, y por ello tendr la mayor durcn'en la historia poltica mundial, desde aproximadamente el 3000 a.Q y, ya sin interrupciones, hasta el presente (ya que lograr, de una manera u otra, adoptar a sus invasores, tanto los hyksos, como los persas, los helnicos, los cristianos bizantinos o finalmente los musulmanes),. En Egipto (los adoradores de Ptah; del mismo origen etimolgico que co-pto) la clase-Estado, que se organiza a escala nacional, noes, contrariamente a lo que muchos creen, particularmente desptica. La clase-Estado nacional tiene en cuenta el inters comn y organiza grandes trabajos tiles3,9!/ Quince siglos antes de las invasiones de la India (origen del Rig Veda), veintitrs siglos ante que el profeta Isaas en Israel, veinticuatro siglos antes de Confucio, veintisis siglos antes que Platn40, veintiocho siglos antes que la unificacin del Imperio chino de los Han, treinta siglos antes que el cristianismo, las

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    primeras dinastas egipcias, la ciudad de Menfis y los relatos simblicos sobre la resurreccin de los muertos para los que se edificaron las pirmides que rematarn en el mito de Osiris, comienzan su largo camino histrico. Estamos en la fuente misma de lo que ser Grecia, el judaismo, el cristianismo y el islam.

    El sistema poltico egipcio, lejos de depender de la voluntad del faran, estaba bajo el imperio de la diosa Maat, ley divina y natural, cosmopolita, del universo y de Egipto. Tradiciones firmes, clases sociales antiguas, clanes sacerdotales y de sabios poderosos organizaban una sociedad agrcola, fuera de todo peligro (por la defensa natural de los desiertos).1! La legitimidad divina de sus instituciones, la riqueza en la fcil reproduccin de la vida, la gran eficiencia tecnolgica en el manejo del ro Nilo dieron a este Estado una estabilidad tal, que durante trece siglos (del 3000 al 1780 d.C.) ningn otro pueblo perturb su progreso. Cabe destacarse el indicado mito de Osiris por su importancia poltica.

    En efecto, este mito, muy presente en el Libro de los muertos y en otros numerosos textos, relata el juicio final deTmerto no de un alma, propio de una-antropologa dualista, sino de todo el ser humano con su ra (o nombre y determinacin individual) en la gran sala de Maat, ante todos los dioses, ante toda la humanidad:

    Hacedle venir!, dicen los dioses hablando de m. iQuin eres t?, me dicen. iCul es tu nombre?, me preguntan [...] Ven, pues, y entra por la puerta de esta Sala de las Dos Maat, puesto que nos conoces41.

    Lo decisivo de este mito es que inicia una tradicin tico-poltica que ser propia de las culturas cristianas, musulmanas y occidental moderna. Se trata de la inveiicin de la conciencia singular tico-poltica intersubjetiva que, como ^ JTz'sbj^tvo mternalizado siempre presente, oBserva en el secreto mas ntimo de toda accin, aun la realizada en la esfera privada (por ello el dios Osiris se representa por un ojo en los textos jeroglficos egipcios), siempre sita virtualmente al actor en el horizonte pblico del juicio final ante toda la humanidad) Sin necesidad de una polica secreta(d sistema poltico egipcio se hizo presente, se introyectQ.ea.la conciencia privada^ahora definitivamente intersubje- tivaj exigiendo el cumplimiento de las normas tradicionales, de las leyes del reino, de la obediencia alas lites del sistema tributario faranico. Cada miembro del sistema tema al dios omnipresente42 y se imaginaba en todo momento estar siendo juzgado en la inmensa sala de Maat.;; Prodigio de invencin poltica hegemnica! Freud no advierte que el Uber-Ich es ya el mito de Osiris. Volveremos sobre el tema.

    Por otra parte43, la cultura egipcia encierra una profunda afirmacin cuasi-hedonista de la existencia, l considerar en alt grado de estima la satisfaccin y la reproduccin de la vida humana en todas las dimensiones materiales44 posibles, propia de una antropologaunitaria, carnal, de aprecio a la corporalidad. La poltica egipcia considera en primer lugar el cumplimiento d las exigencias materiales, y por ello es criterio tico-

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    poltico del juicio de Maat aquel ya conocido di pan al hambriento, agua al sediento ^vest al que estaba desnudo y di una barca al nufrago [...] Por tanto, libradme, protegedme! No me acusis en presencia del Gran DiasJOsiris]45. Esa posible acusacin en presencia del dios cambia cualitativamente la densidad poltica de la intersubjetividad egipcia.

    Sin lugar a dudas, la poltica griega se inspirar en Egipto y en las ciudades-puerto fenicias (las cuales fundarn, entre otras ciudades, Atenas y Tebas). Platn pareciera que pensaba ms en Menfis cuando escribi la Politia (los famosos sabios eran miembros de las clases de los sabios dominantes egipcias) que en los filsofos de la Hlade, y la democracia ateniense se asemejaba en mucho a los sistemas polticos de las repblicas oligrquicas comerciales de Biblos o Sidn (que no aceptaban la monarqua), y aun a la Sais egipcia en su estructura interna.

    Deseamos insistir en este aspecto histrico./En el III y II milenio a.C., todo lo que ser la futura Grecia haba sido colonizado por semitas y egipcios ^Bernal, en su ms reciente obra, vuelve sobre el tema de La justicia egipcia en la Grecia antigua46:Si las instituciones, la lengua y el pensanjiento egipcios se adoptaron y adaptaron en la Grecia micnjca, se liaBrf podido transmitir cualquiera de ellos a travs de la EdacT Oscura hacia el periodo Arcaico

    Hermes juega un papel protagonista en las cuestiones polticas, cuya referencia egipcia ya indicada es el dios Thot de Menfis, aunque tambin se confunde con Anubis, que tiene que ver con la medida, el peso, el valor de las obras en el da del juicio de Mahat (la Moira griega). Memnn (un nombre egipcio), aliado de Aquiles, era negro (como los egipcios), y guarda relacin con la cuestin de la vida despus de la muerte, con. el juicio en relacin con Thot y Anubis. El problema jurdico-poltico tena que ver siempre con el juicio del muerto en la sala de Maat y ante la balanza de Osiris. De ah la relacin entre lo legal y lo funerario. La palabra griega aisimos (destinado), con raz en aisa (destino), se refiere al egipicio sw (en copto asou): compensacin a la que uno est obligado:Es casi una certeza que la etimologa del griego >isos procede del arcaico egipcio >isw (que significa igual en participacin,TtinftfsLdgrecho). Las palabras compuestas con iso- tales como isonomt'a (igualdad) e isegora (igualdad de derecho para hablar o, simplemente, igualdad poltica) fueron esenciales'en la formacin de la teora democrtica48.

    La relacin entre pesar y justicia tiene su raz en el egipcio met, que significa medir, recompensar, intercambiar. El destino del muerto se juega en la medida de sus acciones justas en la balanza el da del juicio. De ah que met significa tambin verdad, en relacin con Moira (en griego). Adems, el testigo en un juicio (martys, en griego) deriva de mtr en egipicio (testigo .^ La palabra griega basileus (oficial, sacerdote, rey) deriva del hrp, que es el bastn de mando del que tiene autoridad. El ms interesante de todos, para nuestro propsito, es el siguiente:

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    Tambin existen diversas palabras para pueblo o sbditos. Un ejemplo es demosx originalmente territorio, del egipcio dmi (aldea, ciudad) y dmiw (citadino, ciudadano); otro es ethno&, que proviene de tnu , itnow, copto ato (censo, multitud); un tercero esochls (multitud, gento), de se (muchos, multitud). Ninguno de estos casos tiene etimologas indoeuropeas49.

    Por consiguiente, habr que trabajar en el futuro ms all de una historia helenocntrica, dando ms importancia al contexto semita y .egipcio.

    Ms al este, la India, antes de las invasiones de los pueblos del caballo y el hierro, muestra toda una civilizacin urbana en el valle del Indo hasta el Penjab. A este tema nos hemos referido en otras obras50, por lo que no abundaremos aqu. Lo mismo puede decirse de la China pre- confuciana, pre-taosta.

    3. Mesoamrica y el Imperio inca

    [8] Hace unos cuarentajn aos, habitantes del este de Asia penetraron a travs del Pacfico onentaI~eh Amrica por Behring. Hace unos cinco mil a9S_a.C. las bandas nmadas dejaron lugar a comunidades agrco- las51. A partir de esta larga tradicin autctona, con influencias neolticas de los navegantes polinesios, aparecen en el extremo oriente del llamado Extremo Oriente las culturas urbanas amerindias en las zonas montaosas, desde las cordilleras mexicanasTastaTos'Andes, que se denomina la Amrica nuclear. Son culturas con sistemas polticos altamente desarrollados. Se puede hablar de la existencia de Estados:La formacin der clases que hace su aparicin en la Amrica precolombina es de tipo tributario. Este es el caso de los incas, los aztecas, los mayas. Estas formaciones evolucionaron en forma cerrada, sin ninguna amenaza exterior, dada la escasa poblacin del continente, y parece ser que alcanzaron un alto grado de evolucin anlogo al de Egipto y China en el viejo continente52.

    Efectuemos algunas referencias a los sistemas polticos de las altas culturas, partiendo del norte, por ser las regiones primeramente atravesadas por los clanes invasores.

    Desde el ro Pnuco al norte y hasta el sur de El Salvador y Honduras, se desarrollaron las culturas mesoamericanas, las ms densas en poblacin y abigarrada articulacin de diferentes grupos civilizatorios, con ms de cien etnias, ms de doscientas lenguas y 38 tipos de calendarios que organizaban temporalmente la vida privada y pblica de estas comunidades polticas. En el perodo preclsico (1800-100 a.C.) los ol- mecas, en las zonas tropicales del golfo de Mxico, ya en el 1200 a.C., construyeron plataformas elevadas de ms de un kilmetro de extensin en el caso de la regin de San Lorenzo. Era la Montaa Verdadera53 donde se celebraba el origen del universo54, el lugar central de culto, y el espacio pblico por excelencia55. De esta manera el poblado principal adquiri el significado de asiento del linaje de gobernantes, santuario de las divinidades, mercado donde llegaban los productos ms estimados,

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    cabeza del reino y eje que concentraba el poder, la riqueza, el conocimiento, la identidad comunitaria, el prestigio y el culto56. En maya amaq57, en nhuatl altpetlss que se traduce deficientemente en castellano por pueblo, que significa la Primera Montaa Verdadera (o cerro cargado de agua), es el nombre de la comunidad poltica constituida por los calpolli (grupo interfamiliar de base); es el lugar poltico por excelencia, el centro del campo poltico.

    Entre los zapotecos la construccin de Monte Albn (cuyo esplendor debe situarse desde el 100 a.C.) demuestra el alto grado de desarrollo poltico alcanzado, ya que ese centro religioso-ceremonial era un poderoso reducto militar, centro de lejanas conquistas expresadas en glifos con figuras de los gobernantes de pueblos dominados y de una red comercial importante.

    Desde Chiapas hasta las tierras altas de Guatemala, en torno al ro Usumacinta (como un verdadero Nilo americano), la cultura maya lleg con las ciudades de Tikal59 y Kalakmul a su primera confederacin poltica60. La figura poltica, religiosa y agrcola del ahau (el jefe militar) es el centro de la organizacin poltica, y quiz ninguno ms recordado que el recientemente redescubierto rey Pakal de Palenque. La ceremonia de la transmisin del poder poltico qued representada por una misteriosa /

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    poltica y cultural de Mesoamrica. El ejrcito de la Triple Alianza66 fue uno de los mejores instrumentos en la persecucin de ese objetivo ambicioso. Pero quiz los medios ms efectivos fueron las formidables redes comerciales que crearon un mecanismo de circulacin y consumo de bienes en toda Mesoamrica; la conversin del nhuatl en lengua franca; la capacidad mexica para incorporar a su propia cultura las tradiciones y logros de los pueblos ms adelantados [...] y los poderosos mitos legitimadores que forjaron la idea de un pueblo predestinado a imperar sobre las dems naciones. Entre estos mitos, el ms importante de los dedicados a representar la unidad de ese universo polimorfo fue el de la figura del tlatoani, que en el mundo mexica ocupaba alternativamente los lugares de dios creador, ancestro tutelar, gua y hroe cultural, cabeza del reino, supremo sacerdote, comandante de los ejrcitos, patrono de la fertilidad y benevolente protector del pueblo67.

    El altepetl68 se organizaba en la base en el calpolli (el clan interfamiliar de base). Un grupo de calpolli constituan un gremio, varios de ellos un cacicazgo (por ejemplo, el altepetl de Tlaxcala tena cuatro cacicazgos o reinos, los de Tepeticpac, Ocotelolco, Ticatla y Quiahuiztln69), que rotaban en el ejercicio del poder del altepetl. La concepcin era dual (lo alto y lo bajo: el orn) pero dentro de la divisin cudruple (o tambin de seis, ocho o diez en su conjunto, con funciones en movimiento, como el sol que rotaba). Cada cacicazgo tena un tlatoani (cacique o rey local) electo, que por turno se transformaba en la autoridad de todo el altepetl. Este reparta las tierras, distribua las cargas tributarias, reclutaba las fuerzas para los ejrcitos. No se tena (como en el Mediterrneo) el concepto de ciudad {polis), sino que la cabecera era en realidad la parte poblada de cada cacicazgo. Los barrios (tlaxilacalli) de las ciudades eran los participantes de cada cacicazgo en el territorio urbanizado del altepetl, y por ello en ciertos casos el conjunto de tlatoque gobernaban colectivamente. La confederacin entre varios altepetl constitua una comunidad suprema que sin embargo segua denominndose altepetl (la gran comunidad de todos los mexicas). El tlatoani de Tenochtitln (un altepetl mexica) tena la funcin de rey principal o emperador de la con- feracin. Existaij adems distintos tipos de consejos (como el Mu tepal entre los mayas). El orden sagrado sacerdotal jugaba una importante funcin de legitimacin, ya que el orden poltico se fundaba en la estructura misma del universo. La salida diaria del sol y la luna, el movimiento de las estrellas y constelaciones, la lluvia o la sequa, eran momentos polticos, que permitan el esplendor de un reinado o su crisis. Era un cosmo-politismo (como todos los anteriores y muchos posteriores).

    Por ello, todo el sistema poltico, como ya hemos dicho, se apoyaba en un muy eficaz sistema agrcola, que el altepetl nunca dejaba de controlar. Con cuatro o cinco meses de produccin la comunidad garantizaba la sobrevivencia. El tiempo restante se ocupaba en otros menesteres polticos: la guerra, el comercio, las celebraciones calendarizadas de legitimacin.

    El calmcac (escuela de sabios como la de los chinos o griegos) educaba a la lite que dominaba la escritura jeroglfico-fontica (en el caso

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    de los mayas), el clculo de los calendarios que racionalizaban toda la vida mesoamericana, la adivinacin, las artes marciales, las tareas administrativas. Cada calpolli tena adems un telpochcalli (casa de jvenes) donde los jvenes del pueblo reciban adiestramiento militar y educacin bsica70. Los sacerdotes y los escribas se diferenciaban de los tlamatinime, verdaderos filsofos71, que se ocupaban de transmitir los relatos constitutivos del ncleo tico-mtico de los aztecas. La Primera Montaa Primordial (el Templo Mayor de la ciudad de Tenochtitln) se situaba en el centro del mundo, y era el lugar pblico por excelencia; hacia arriba estaban los trece cielos de la regin celeste (el Omeyocan)-, hacia abajo se abran los nueve niveles del inframundo (el Mictlan)72. Los tlamatinime estudiaban los libros (cdices) de los lmites polticos de los reinos; los libros del clculo de los numerosos tributos; los libros de los tratados y negociaciones entre todos los reinos; los libros de los relatos de los dioses (narrativas mticas cosmo-polticas73), artes, explicaciones, leyes de todos los reinos; los libros de la interpretacin de los signos (augures) y de los sueos. As se educaba a los consejeros polticos de la Confederacin mexica.

    [10] En el sur de Amrica brill el Imperio inca sobre el sustrato de muchos sistemas polticos que prepararon su advenimiento. Esta civilizacin independiente, desde el norte del Ecuador hasta el ro Maul en Chile, incorporando los territorios argentinos de los Andes hasta Mendoza, tuvo una organizacin poltica de las ms estructuradas en la historia de la humanidad:El imperio incaico estaba regido por una nobleza hereditaria cuyo centro era la persona sagrada del Inca, hijo del Sol [...] La nobleza, formada por los miembros de viejos linajes incas asentados en las proximidades de Cuzco y por la jefatura de pueblos conquistados, ejerca funciones superiores de administracin del imperio, culto y guerra [...] Por debajo de los nobles de sangre, vena un estrato menos calificado de sacerdotes, burcratas, jefes militares, comerciantes y curacas, formando todos ellos una pequea oligarqua [...] Debajo, estaban los servidores temporarios (mitayos), reclutados en las comunidades rurales para servir durante ciertos perodos del ao como mano de obra en los correos y transportes, en las minas y en las obras de edificacin y acueductos, y tambin como criados de los nobles (yanaconas) y como soldados. El campesinado formaba la base de la estructura social74.

    La organizacin poltica parta del ayllu (el calpulli de los aztecas) que constitua el clan de base. Los clanes se organizaban en etnias, stas en provincias que se agrupaban en estados o reinos (antiguas ciudades monrquicas independientes, ahora conquistadas) bajo el dominio de la ciudad de Cuzco, el Imperio. Como en el caso de Tenochtitln, la ciudad de Cuzco estaba organizada polticamente (y desde este centro sagrado, todo el Imperio) a partir del principio dual: el Hanan y Hurin Cuzco. Pero de inmediato, por el principio cuadripartito, cada parte se divida en dos dando lugar a los cuatro suyu: el Chinchasuyu (Hanan/Hanan: lo alto de lo alto, el ms prestigioso), que se extenda desde Cuzco hacia

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    el Poniente, el Antisuyo (Hanan/Hurin: lo bajo de lo alto) al norte, el Collasuyu (Hurin/Hanan: el alto de lo bajo) hacia el sol naciente (Boli- via, Chile) y el Cuntisuyu (Hurin/Hurin: lo bajo del bajo) hacia el mar del sur. La cabecera del Imperio, el ombligo (Cuzco) del universo, no era una ciudad sino la confluencia urbana (en cuyo centro estaba el templo del Sol: Coricancha) de los cuatro suyu del Imperio75.

    [11] La organizacin, sumamente compleja, se deja ver sin embargo en las grandes lneas del Estado inca: en la cabeza el Inca (la familia real), a sus ordenes los virreyes de los suyu o los visitadores o jueces supremos de cada regin (capac apos, tokoyrikoqs); en cada regin de provincias una autoridad (que visitaba, juzgaba, de familia real, que habita junto a Cuzco, pero en el suyu respectivo: un tocricoc); un gobernador local (curaca) que tena gobierno sobre unos treinta mil tributarios; un lder de cinco mil o de mil tributarios (guarangas); los jefes de los ayllus (pachacas)-, el representante de diez tributarios (chunga kamachikuqs) y el padre de familia76.

    Cada esfera tena comandos administrativos econmicos (ya que el sistema era tributario), agrcolas (responsables de la construccin y del buen uso de los acueductos), militares (con un ejrcito permanente y ms de 27 mil kilmetros de esplndidos caminos y puentes, desde el norte de Quito hasta el ro Maul en Chile), religiosos (ya que el calendario mtico-cosmolgico rega la vida privada y pblica en torno al Inti raimi, la celebracin del nacimiento del sol y del ao y del fuego nuevo, el da ms corto del ao: el 21 de junio77) y propiamente polticos. En esa fecha, por orden imperial se apagaban todos los fuegos de todos los hogares del Imperio. En Quito (el centro del mundo, donde la cruz que proyectaba la sombra del sol de las torres erectas sobre la tierra tena iguales brazos hacia el norte y hacia el sur78) se encenda un trozo de algodn con sustancia incandescente, gracias al calor del mismo sol que se refractaba de una pulida superficie cncava de oro, un nuevo fuego originado por la misma vitalidad (calor) del sol. Ese fuego del Inca y del sol se distribua nuevamente a todos los hogares del Imperio. Era el fuego sagrado del orden poltico, civilizatorio, que creaba el orden poltico siempre precario ante el caos (el estado de naturaleza de la poltica moderna). El hijo del Inca que naca en esa fecha, el Inti raimi, poda ser elegido Inca. El sol, cuando naca, haca tambin nacer al posible Inca: un hijo del Sol. Se trata, como siempre, de un cosmo-politismo autorreferente.

    Era un sistema comunitario estricto, sin ninguna propiedad privada, donde el cultivo de la tierra se realizaba tambin en comunidad. Jos Carlos Maritegui dar mucha importancia a este socialismo primitivo, que an perdura en las comunidades indgenas en toda Amrica Latina.

    El ltimo nivel de legitimidad, por consiguiente, se fundaba en una ontologa-tica, en un cosmopolitismo, la pacha-sofa, como le llama Josef Eastermann79, que obligaba a todos los miembros, desde el Inca hasta el ltimo campesino o pueblo dominado, a cumplir con un mandato: Acta de tal manera que contribuyas a la conservacin y perpetua

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    cin del orden csmico de las relaciones vitales, evitando todo trastorno del mismo80. El Imperio de los incas, como el de los aztecas, era para sus contemporneos la mediacin necesaria para una tal sobrevivencia csmica. Se trata de uno de los sistemas polticos ms coherentes del Neoltico, que fue tronchado por la invasin de los europeos a comienzo del siglo xvi.

    Hemos expuesto indicativamente el estadio I de los sistemas regionales, que no tienen mayor relacin directa entre ellos. Si hubiera habido alguna relacin directa en este primer estadio entre estas altas culturas se habra dado slo en el Medio Oriente, entre Egipto, Mesopotamia, Anatolia y el Mediterrneo oriental. Las otras regiones (el Indo, China, las culturas amerindias) no tenan conexiones histricas directas todava,o muy pocas, en Eurasia.

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  • 3. LOS GRANDES IMPERIOS DEL CABALLO Y DEL HIERRO. LA PRIMERA UNIFICACIN RACIONALIZADA DE LO POLTICO

    EN EL ESTADIO II DEL SISTEMA INTERREGIONAL

    [12] Volvamos al continente eurasitico, a la regin de los desiertos y estepas del norte de las civilizaciones neolticas. Desde el ro Amarillo en China hasta la pennsula Ibrica, hay un corredor que desde antes del IV milenio comenz a ser recorrido por jinetes que haban domesticado el caballo posiblemente en el Gobi81. El caballo, como instrumento civilizador (que slo el ferrocarril en el siglo xix superar en velocidad), permitir recorrer grandes distancias, expandiendo el espacio de las estructuras polticas (y el surgimiento de los primeros imperios). Si a ello se agrega el descubrimiento del hierro, lo que abre la posibilidad de muchos nuevos inventos, como la herradura (que impide el desgaste de las uas del caballo), el arreo (que permite su mejor manejo), las armas de hierro (medio guerrero slo superado por la plvora), el arado (que al penetrar ms profundamente en la tierra posibilita una mayor oxigenacin y con ello una expansin demogrfica, que se concretar en grandes invasiones de guerreros), pasamos a otro momento de la historia de las instituciones polticas. El campo poltico gana en complejidad. Estos pueblos, que expanden una ontologa de la luz (t phs entre los griegos) y del Uno originario, permitirn organizar el caos anterior en un cosmos, un orden tambin poltico que ciertamente ser un avance cualitativo en la historia mundial82. Es evidente que estas macro-insti- tuciones imperiales se edificarn sobre el inmenso sacrificio de los campesinos que debern pagar pesados tributos, de los esclavos, de pueblos coloniales dominados. Todo esto producir, en la prxima etapa, una rebelin de los explotados. En cualquier caso, darn siglos de paz a inmensas multitudes culturales. Se trata de las mal llamadas invasiones de los indoeuropeos83, en realidad, de los pueblos de a caballo con hierro (arado, armas, etc.), que tendrn un claro instinto guerrero y por ello fundarn la poltica en la guerra. El espacio poltico presupone siempre la defensa militar de las fronteras. Coexistirn cuatro espacios geopolticos claramente definidos que, en cierta manera, se prolongarn hasta nuestro siglo xxi. En sus pocas clsicas podemos observar la aparicin de los primeros sistemas polticos de la historia: 1) la China de los Han (202 a.C.-220 d.C.) en el Extremo Oriente; 2) el continente de la India (el perodo de los Maurya [322-183 a.C.] o de los Gupta [320- 550 d.C.]), en el que se desarrollar un espacio inter-cultural con presencia de ambos (el sudeste asitico, desde Birmania hasta Corea); 3) el espacio irnico de los persas (desde los aquemnidas [559-330 a. C.j, a los selucidas, a los partos [247 a.C.-226 d.C.] hasta los sasnidas, que son sepultados por las invasiones musulmanas en el 651 d.C.); 4) por ltimo, en el Occidente, las culturas del Mediterrneo: a) desde la cultura helenstica que llega hasta el Indo con Alejandro (m. 323 a.C.), b) hasta

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    la cultura fenicia de Biblos, Sidn y Tiro hasta Cartago, para culminar c) con el dominio del Mare Nostrum de los romanos.

    Dado el grado de desarrollo de estas culturas ser posible indicar tambin elementos no slo de organizacin poltica, sino tambin de filosofa poltica explcita. De todas maneras, nuestro propsito no es estudiar este tema en detalle, sino romper con la visin eurocntrica de la filosofa poltica actual, que siempre inicia su relato con los griegos y romanos84.

    De manera general, desde el taosmo chino, las grandes ontologiaso movimientos de salvacin de la India, incluyendo las culturas irnica, griega y romana en la gran sntesis de las Enadas de Plotino, lo poltico no tendr consistencia definitiva. Lo esencial es la ocupacin de los sabios, los filsofos, los iniciados, los que viven ya en este mundo sensible, de la opinin, corruptible (la dxa, el maya de los hindes), la felicidad eterna: la contemplacin de lo divino es una tica de la solitaria bonitas. El bien de la ciudad, que el poltico promueve mediante la prudencia, es el mayor bien humano-, [en Grecia fue el] bien desptico de los ciudadanos libres. La comunidad especfica es un todo; el individuo una parte pasajera85. Pero el bien humano es inferior al bien divino, y por ello la poltica, en ltima instancia, no cuenta: la inconsistencia dei bien comn se funda, en definitiva, sobre la inconsistencia del ser ultramundano, infralunar86. El Estado es necesario, pero como mera condicin inevitable (mal menor que hay que soportar) que posibilita la beatitud del sabio. En todo esto la diferencia con Mesopotamia [6] y Egipto [7] es inmensa. En esas regiones anteriores a las invasiones de los jinetes armados de hierro y a caballo, la corporalidad unitaria, la importancia de los actos concretos (que son ya el comienzo en esta vida de la vida eterna por mediacin del juicio de Osiris) queda garantizada por la narrativa mtica de la resurreccin de la carne, que se opone tico-polticamente a la inmortalidad del alma, como negacin de lo corporal, lo cotidiano, lo contingente. La poltica y la historia tienen en cambio sentido definitivo para el egipcio y el semita. En la tradicin de esos pueblos jinetes a caballo de la estepa, el cuerpo, la poltica y la historia dejan de ser reales, son slo apariencia, a favor del alma, la conciencia, el Uno neoplatnico, el Tao chino, el Brahma o el Atman hind, el Ahura Mazda irnico, el Absoluto trascendente. En el horizonte de los principios primeros de la accin poltica, ms all de las instituciones como veremos ms adelante, estas cuestiones tienen relevancia fundamental en la lgica de la accin poltica en el largo plazo. No habrn alcanzado las culturas egipcia o semitas (fenicia, juda, musulmana o cristianas germano-latinas, bizantinas o eslavas) cierta hegemona posterior a partir de estos supuestos tico-metafsicos? Es quiz el poco de verdad de la tesis de Max Weber, que ahora es extrada de su estrecho horizonte eurocntrico (ya que la Europa moderna es heredera slo de la cristiandad germnico-latina, una de tantas).

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    1. La filosofa poltica clsica china

    [13] Comenzaremos desde el este. Como ya hemos observado, no se trata slo de analizar el orden poltico existente, sino que podremos referirnos a un pensamiento poltico propiamente dicho, ya que fue en China donde la reflexin poltica alcanz una pronta formulacin, que mantendr su vigencia casi sin interrupcin (aunque con variantes) durante treinta siglos. En una visin eurocntrica de la filosofa poltica no se trata frecuentemente este tema, aunque hoy haya una quinta parte de la humanidad que se inscribe en esta tradicin cultural. Debemos situarnos despus de la mtica dinasta Hsia (desde el 1818 a.C.87), despus de la dinasta Shang (desde 1554-1040 a.C.)88 y de las Tres Dinastas (desde el 1154 a.C.), que se encuentran todava en una poca mal llamada feudal, lo mismo que la dinasta Chou occidental (1045-771 a.C.). Por su parte, la dinasta Chou oriental (722-256 a.C.) terminar en la bal- canizacin de la poca que ser denominada el tiempo de los Estados Combatientes o Guerreros (Chan-kuo) (479-221 a.C.). China se dividir, a partir de algo ms de mil feudos en las pocas primitivas, en slo catorce Estados (a veces ms a veces menos segn los sucesos) en continuas guerras, quiza como aconteci entre los reinos mayas (aunque stos no tuvieron tiempo de emerger de su crisis). En medio de las guerras, y como aprendiendo del error, se llevar a cabo una muy evolucionada organizacin de estos catorce Estados; se producir el nacimiento de la burocracia de los mandarines, el desarrollo de ejrcitos profesionales, el cobro de tributos, la coleccin de cdices legales, la invencin de instrumentos de intercambio comercial lejanos, se construirn canales navegables que unen grandes ros y las impresionantes murallas que defienden a los reinos chinos de los nmadas del norte, etctera.

    Ser tambin el tiempo (veinte siglos antes que Maquiavelo) en que se escriba la primera obra en la historia sobre El arte de la guerra, cuyo autor es Sun-Tzu89. Porque la guerra es esencial para la poltica del Estado deben estudiarse cuidadosamente la moral de las tropas, el clima, el terreno, el cuerpo de direccin y los recursos. El general debe adems tener sabidura, sinceridad, humanidad, valenta y disciplina90.

    ste ser, por ello mismo, tiempo fecundo de competencia argumentativa para la constitucin de una filosofa poltica china. Los diversos reinos sustentarn escuelas filosficas (las Cien Escuelas), y los maestros deambularn de una corte a otra proponiendo soluciones poltico- filosficas, diplomticas y organizativas ante los desastres de la guerra. Ser una poca filosfica creativa slo comparable con la Atenas del largo siglo rv a.C. (que va de Scrates a Aristteles, Epicuro y Zenn), la India de Nalanda entre los siglos v y vm d.C., la islmica Bagdad desde el siglo IX al x i, o el Pars del siglo x m (exceptuando la filosofa de la Modernidad europea). Los grandes pensadores polticos, desde Confucio91

    anterior por cierto a la poca de los Estados Combatientes, Tseng Tzu, Mo Ti92, Yang Chu, Hs Sing, Mencio93, Hui Shih, Chuang Tzu, Kung-Sun Lung, Hsn Tzu, hasta el legendario texto del Tao-Te-King\

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    sern anteriores a la unificacin definitiva del Imperio (y a la superacin del feudalismo, ms de un milenio y medio anterior al de la Europa latino-germana) bajo la dinasta Han (202 a.C.-220 d.C., los cuatrocientos aos de la cultura clsica china), y se ocuparn siempre de una tica o de la normatividad poltica ante el cinismo de los tratados puramente estratgicos de la guerra.

    En efecto, Confucio propone una poltica normativa y crtica ante la corrupcin y el olvido de las costumbres, contra el separatismo poltico de los pequeos Estados y la agresividad guerrera de los duques, los nobles y los seores feudales95, que no respetan ningn orden bajo el Cielo (Tien) o el Destino (Tien-ming). Es necesario cumplir con la jerarqua eterna del universo (se trata en parte de un cosmopolitismo como el de los filsofos romanos posteriores), del orden entre la subjetividad comunitaria y las instituciones polticas venerables que han de desarrollarse gracias a la mediacin de los ritos (gestos, justificados en narrativas y subjetivados en una disciplina tica del cuerpo, de la subjetividad ante la objetividad) que condicionan a los individuos al orden cosmopolita (del universo y del orden poltico). Ante el caos existente (el estado de guerra) Confucio ensea la importancia de la disciplina del sujeto, que debe saber articular con fidelidad el orden de la familia, la estructura poltica municipal, provincial, del reino y del Imperio, posible como proyecto futuro en su poca. Idealiza entonces la poca fundadora del Estado de los primeros Chou, en decadencia en el tiempo de Confucio, y propone una reforma poltica de cuo tico-normativo.

    Por el contrario, Mo Ti el maestro Mo, quiz un esclavo o de muy humilde origen96, iniciador de la escuela mohista idealiza la dinasta pica de los Hsia. Se opone a la hipocresa de los rituales (incluida la confuciana), de la msica no apreciada por el pueblo y de las ceremonias fastuosas de la nobleza, para exaltar la virtud de los hroes guerreros, de los espritus y dioses lugareos, refutando el fatalismo, el determinismo y afirmando la necesidad de la argumentacin racional para tomar medidas reformistas. Los mohistas forman fraternidades asctico-guerreras (a la manera de los cruzados medievales europeos), que proponen a las ciudades la autodefensa y la construccin de fortificaciones (como tctica militar en el tiempo de los Estados Combatientes). Fue un utilitarismo que afirm el sentido del amor. Fue una afirmacin del particularismo y del tradicionalismo local, que hoy estaramos tentados a denominar federalismo populista, porque era regionalista, popular pero autoritario. Consiguientemente, anti-confuciano.

    Mencio97, miembro en el reino de Chi de la academia Chi-hsia (semejante a la Academia o el Liceo en Atenas, cuyo esplendor se sita entre el 320 al 300 a.C.), experimenta la violencia de los Estados Combatientes. Viaja de un reino a otro enseando a los reyes y clases dominantes la rectitud (yi), la universalidad de la humanidad (jen) (todo [lo que est] bajo el cielo), el reconocimiento de la dignidad mutua y la responsabilidad por el otro, la necesidad de proveer alimento, vestido, casa, educacin al pueblo pobre. Propone una poltica m