D:\Salvados\Articulos Blog\Adios A Mario Benedetti

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La última vez que leí un poema de Bene- detti fue en julio de 2005. Lo recuerdo bien porque habían transcurrido los primeros meses de mi llegada a Lima y los extravíos del amor a distancia hacían mella en mi dia- rio vivir. En aquella oportunidad, releí, des- pués de casi 10 años, Inventario uno, poe- mario que me acercó al universo poético de la cotidianeidad y del amor sin repliegues ni adornos. Luego, no volví a leerlo sino hasta hoy que, como suele suceder cuando un es- critor célebre fallece, se convierte durante unos días en lectura obligada para quienes se reclaman como sus más asiduos lecto- res. Por mi parte, simplemente, deseo evo- car las sensaciones que me dejaron los ver- sos de Benedetti cada vez que llegaron a mí en diversos momentos de mi vida. Leí a Benedetti durante los años univer- sitarios en San Agustín cuando el acceso a Internet resultaba una novedad y un gran aho- rro de tiempo para aquellos que lo frecuen- tábamos con la finalidad de obtener infor- mación de nuestro interés. Debía preparar una monografía sobre escritores que se hayan caracterizado por destacar tanto en la narrativa como en la poesía. Personalmente, creo que son pocos los casos en los que un escritor destaca por igual en ambos géneros, y aunque ello ocurriera, la impresión que uno u otro género dejan en el lector se convierte, al final, en el veredicto que consagra al es- critor de su predilección. Prefiero quedarme con el poeta Benedetti, con el retratista de momentos cotidianos, simples, sencillos, pero seductores y cautivantes no por la con- tundencia una frase lingüísticamente exqui- sita, sino por aquellas imágenes que en sim- ples trazos dibujaron en nuestra imaginación una gran variedad de sensaciones que de- muestran que en la poesía lo que no suma, resta. El primer poema que leí del poeta uru- guayo fue "Táctica y estrategia". De inmediato, leí, bajé e imprimí todos los poemas que con- tenía aquella célebre página de literatura y cultura, El poder de la palabra, y los leí por completo. Hasta ese momento mis referen- tes eran los poetas simbolistas y surrealis- tas franceses y poetas anglosajones como Ezra Pound, T.S Eliot y William Carlos Williams. Tal vez, por estos últimos, es que sintonicé de inmediato con la poesía de Benedetti, pues, de manera similar a la de Eliot, aunque muy original por cierto, el poeta uruguayo me impactó por la transparencia de sus versos que recogían de lo cotidiano anécdotas dig- nas de poetizarse. Como quien pinta de color un lienzo de la manera que le plazca, Bene- detti imprimió en sus versos una marca muy personal: pequeñas escenas de la vida coti- diana. Asimismo, el abordaje que hizo del amor y de las relaciones humanas merece desta- carse. Lo trillado, lo cursi o los lugares co- munes no aparecen o tal vez están presen- tes pero de forma que el lector no los reco- noce a primera vista: Mi estrategia es / que un día cualquiera / no sé cómo ni sé / con qué pretexto / por fin me necesites. ("Táctica y estrategia") Me deslumbró la naturalidad de su poe- sía al tratar el tema del amor de pareja y el de la mujer. Si bien en gran parte de su poe- sía Benedetti insistió en los mismos recur- sos que lo consagraron, ello no significó un estancamiento: simplemente, se dedicó a hacer bien lo que mejor conocía. Al respecto, el lado afectivo de las relaciones humanas siempre estuvo presente en su poesía: la vejez, el desamor, la nostalgia, la familia, la esposa abnegada, el hombre solitario y tanto más: Te propongo construir//un nuevo canal/ sin exclusas/ ni excusas//que co- munique por fin /tu mirada atlántica/con mi naturalpacífico.("Nuevocanalinteroceánico") Alguna vez comentando mis impresio- nes sobre la poesía de Benedetti, un con- discípulo lo sentenció como una especie Corín Tellado de la poesía, un creador de melodramas poéticos que bien podría es- cribir pensamientos para tarjetas del día de los enamorados, de la madre, navidad o para cualquier ocasión que lo ameritara. Nada más inexacto para apreciar su poesía. Un escritor auténtico escribe de lo que más sabe y lo expresa de la manera que mejor lo siente. Esto es un acto de honestidad cre- adora: un escritor se debe, en primer tér- mino, a sí mismo y eso fue lo que Benedetti hizo durante su vida, una vida que el do- mingo 17 de mayo llegó a su fin. Si en su poesía se mantuvo alejado de la política, ello no ocurre en su narrativa en la cual no disimuló su compromiso político con los movimientos de izquierda sin llegar a con- vertir sus novelas en panfletos ideologizados. Benedetti demostró que un escritor de iz- quierda no tiene que empeñar la visión esté- tica de su arte a ninguna ideología por más nobles que sean los propósitos que a esta la animan. Por el contrario, es un signo de inte- gridad saber ubicar ambos aspectos en es- pacios que son diferentes, pero comple- mentarios y que no se eliminan el uno al otro: el arte y la política. Sus convicciones políticas lo obligaron a abandonar Uruguay luego del golpe militar para exiliarse en la Argentina, Perú (donde la- boró como periodista durante un año hasta que lo deportaron nuevamente a la Argentina) y Cuba entre otros países. Sin embargo, se mantuvo firme en su posición de no claudi- car ante los poderes que hacen del autorita- rismo un instrumento para dominar a quie- nes discrepan de ellos y también supo con- frontar opiniones adversas aun provinientes de escritores de la talla de Mario Vargas Llosa. En enero de 1984, tuvo lugar una polémica frente al novelista peruano acerca de una en- trevista que este concediera en Holanda. en tal oportunidad, Vargas Llosa calificó de co- rruptos y contentos a los intelectuales de iz- quierdalatinoamericanosentreloscualessin- dicó a Benedetti, lo cual provocó una inme- diata reacción del poeta uruguayo quien luego de dar por terminada la discusión, en buenos términos, ratificó su rechazo a las declara- ciones de Vargas Llosa. Nuestra mayor e irremediable diferencia está en que Vargas Llosa entiende (y no pongo en duda su sinceridad) que cualquier escritor latinoamericano que hoy apoye revoluciones como la cubana o la nicaragüense no lo hace libremente y por convicción, sino por "un des- concertante conformismo en el dominio ide- ológico", Personalmente, tengo mejor opinión de mis colegas, y sin perjuicio de que pueda existir (¿por qué no?) algún sectario u obse- cuente, creo (y espero que mi tocayo tam- poco ponga en duda mi sinceridad) que la gran mayoría de escritores latinoamericanos que han apoyado y apoyan esas revoluciones lo hacen por propia decisión y no por corrup- ción, ni por cinismo, ni por oportunismo". Y más adelante agregó: "Concuerdo con mi tocayo en que a ambos nos gustan las no- velas largas, pero, en cambio, no estoy tan seguro de que nos pongamos de acuerdo sobre las razones y el color de la injusticia". ("Ni cínicos ni oportunistas") Así fue Mario Be- nedetti. En 1985, regresó a Uruguay después que la Junta Militar dejara el poder. Debido a pro- blemas de salud, padecía de asma, su resi- dencia la alternaba entre Madrid y Montevi- deo, pero luego del fallecimiento de su es- posa el 2006, víctima de Alzheimer, fijó su permanencia en la capital uruguaya. Los últi- mos años de su vida estuvieron signados por eventuales publicaciones y reconocimientos literarios entre los que destacan el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005). El mes pasado, Pilar del Río, esposa de José Saramago, inició una "Cadena mun- dial del poesía" para apoyar a Benedetti en su recuperación luego de ser internado en una clínica en Montevideo. El domingo 17 a las 6 de la tarde, cono- cimos la noticia que ya dio la vuelta al mundo: Mario Benedetti ha muerto. Sin embargo, a pesar de su ausencia, quedarán sus versos y relatos como testimonio de integridad y pa- sión por la literatura y la política combativa. Por ello, que el más íntimo y sentido home- naje como admirador de la obra de Benedetti sea volver a los versos que nos llenaron con- vencieron que la poesía es un arte de lo co- tidiano (Inventario uno e Inventario dos) o ini- ciarse en su lectura a través de El amor, las mujeres y la vida. Es lo más sencillo y gran- dioso, a la vez, que podemos hacer para re- cordar a este gran escritor latinoamericano. El compromiso tiene su fuerza si parte de una actitud sincera del autor. Si lo que sucede en su entorno le afecta como ciudadano, eso se refleja en lo que escribe. Es lo mismo que el amor. Si el poeta está enamorado, aparece su experiencia. Es muy difícil escribir poesía sin estar enamorado, y con la política pasa igual. La política era importante para mí y eso se reflejó en mis libros. Mario Benedetti (1920-2009) FUENTE: Revista Literaria NAUFRAGO de la Universidad Nacional de San Agustín / Escuela de Literatura Directora: Elena De Yta Bejarano Redacción y equipo de trabajo: Henry Rivas Sucari / Javier Bernal Aguedo / Arturo Caballero Medina / Fidel Almirón. Sugerencias y/o colaboraciones a [email protected] Carlos Arturo Caballero [email protected] Adiós a Mario Benedetti. Poeta del amor y retratista de la vida cotidiana EL NÁUFRAGO 11 Cultural AREQUIPA, LUNES 25 DE MAYO DEL 2009

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La última vez que leí un poema de Bene-detti fue en julio de 2005. Lo recuerdo bienporque habían transcurrido los primerosmeses de mi llegada a Lima y los extravíosdel amor a distancia hacían mella en mi dia-rio vivir. En aquella oportunidad, releí, des-pués de casi 10 años, Inventario uno, poe-mario que me acercó al universo poético dela cotidianeidad y del amor sin repliegues niadornos. Luego, no volví a leerlo sino hastahoy que, como suele suceder cuando un es-critor célebre fallece, se convierte duranteunos días en lectura obligada para quienesse reclaman como sus más asiduos lecto-res. Por mi parte, simplemente, deseo evo-car las sensaciones que me dejaron los ver-sos de Benedetti cada vez que llegaron a míen diversos momentos de mi vida.

Leí a Benedetti durante los años univer-sitarios en San Agustín cuando el acceso aInternet resultaba una novedad y un gran aho-rro de tiempo para aquellos que lo frecuen-tábamos con la finalidad de obtener infor-mación de nuestro interés. Debía prepararuna monografía sobre escritores que sehayan caracterizado por destacar tanto en lanarrativa como en la poesía. Personalmente,creo que son pocos los casos en los que unescritor destaca por igual en ambos géneros,y aunque ello ocurriera, la impresión que unou otro género dejan en el lector se convierte,al final, en el veredicto que consagra al es-critor de su predilección. Prefiero quedarmecon el poeta Benedetti, con el retratista demomentos cotidianos, simples, sencillos,pero seductores y cautivantes no por la con-tundencia una frase lingüísticamente exqui-sita, sino por aquellas imágenes que en sim-ples trazos dibujaron en nuestra imaginaciónuna gran variedad de sensaciones que de-muestran que en la poesía lo que no suma,resta.

El primer poema que leí del poeta uru-guayo fue "Táctica y estrategia". De inmediato,leí, bajé e imprimí todos los poemas que con-tenía aquella célebre página de literatura ycultura, El poder de la palabra, y los leí porcompleto. Hasta ese momento mis referen-tes eran los poetas simbolistas y surrealis-tas franceses y poetas anglosajones comoEzra Pound, T.S Eliot y William Carlos Williams.Tal vez, por estos últimos, es que sintonicéde inmediato con la poesía de Benedetti,

pues, de manera similar a la de Eliot, aunquemuy original por cierto, el poeta uruguayo meimpactó por la transparencia de sus versosque recogían de lo cotidiano anécdotas dig-nas de poetizarse. Como quien pinta de colorun lienzo de la manera que le plazca, Bene-detti imprimió en sus versos una marca muypersonal: pequeñas escenas de la vida coti-diana.

Asimismo, el abordaje que hizo del amory de las relaciones humanas merece desta-carse. Lo trillado, lo cursi o los lugares co-munes no aparecen o tal vez están presen-tes pero de forma que el lector no los reco-noce a primera vista: Mi estrategia es / queun día cualquiera / no sé cómo ni sé / conqué pretexto / por fin me necesites. ("Tácticay estrategia")

Me deslumbró la naturalidad de su poe-sía al tratar el tema del amor de pareja y elde la mujer. Si bien en gran parte de su poe-sía Benedetti insistió en los mismos recur-sos que lo consagraron, ello no significó unestancamiento: simplemente, se dedicó ahacer bien lo que mejor conocía. Al respecto,el lado afectivo de las relaciones humanassiempre estuvo presente en su poesía: lavejez, el desamor, la nostalgia, la familia, laesposa abnegada, el hombre solitario y tantomás: Te propongo construir//un nuevocanal/ sin exclusas/ ni excusas//que co-munique por fin /tu mirada atlántica/con minatural pacífico. ("Nuevo canal interoceánico")

Alguna vez comentando mis impresio-nes sobre la poesía de Benedetti, un con-discípulo lo sentenció como una especieCorín Tellado de la poesía, un creador demelodramas poéticos que bien podría es-cribir pensamientos para tarjetas del día delos enamorados, de la madre, navidad o paracualquier ocasión que lo ameritara. Nadamás inexacto para apreciar su poesía. Unescritor auténtico escribe de lo que mássabe y lo expresa de la manera que mejorlo siente. Esto es un acto de honestidad cre-adora: un escritor se debe, en primer tér-mino, a sí mismo y eso fue lo que Benedettihizo durante su vida, una vida que el do-mingo 17 de mayo llegó a su fin.

Si en su poesía se mantuvo alejado de lapolítica, ello no ocurre en su narrativa en lacual no disimuló su compromiso político conlos movimientos de izquierda sin llegar a con-vertir sus novelas en panfletos ideologizados.

Benedetti demostró que un escritor de iz-quierda no tiene que empeñar la visión esté-tica de su arte a ninguna ideología por másnobles que sean los propósitos que a esta laaniman. Por el contrario, es un signo de inte-gridad saber ubicar ambos aspectos en es-pacios que son diferentes, pero comple-mentarios y que no se eliminan el uno al otro:el arte y la política.

Sus convicciones políticas lo obligaron aabandonar Uruguay luego del golpe militarpara exiliarse en la Argentina, Perú (donde la-boró como periodista durante un año hastaque lo deportaron nuevamente a la Argentina)y Cuba entre otros países. Sin embargo, semantuvo firme en su posición de no claudi-car ante los poderes que hacen del autorita-rismo un instrumento para dominar a quie-nes discrepan de ellos y también supo con-frontar opiniones adversas aun provinientesde escritores de la talla de Mario Vargas Llosa.En enero de 1984, tuvo lugar una polémicafrente al novelista peruano acerca de una en-trevista que este concediera en Holanda. ental oportunidad, Vargas Llosa calificó de co-rruptos y contentos a los intelectuales de iz-quierda latinoamericanos entre los cuales sin-dicó a Benedetti, lo cual provocó una inme-diata reacción del poeta uruguayo quien luegode dar por terminada la discusión, en buenostérminos, ratificó su rechazo a las declara-ciones de Vargas Llosa.

Nuestra mayor e irremediable diferenciaestá en que Vargas Llosa entiende (y no pongoen duda su sinceridad) que cualquier escritorlatinoamericano que hoy apoye revolucionescomo la cubana o la nicaragüense no lo hacelibremente y por convicción, sino por "un des-concertante conformismo en el dominio ide-ológico", Personalmente, tengo mejor opiniónde mis colegas, y sin perjuicio de que puedaexistir (¿por qué no?) algún sectario u obse-cuente, creo (y espero que mi tocayo tam-poco ponga en duda mi sinceridad) que lagran mayoría de escritores latinoamericanosque han apoyado y apoyan esas revolucioneslo hacen por propia decisión y no por corrup-ción, ni por cinismo, ni por oportunismo".

Y más adelante agregó: "Concuerdo conmi tocayo en que a ambos nos gustan las no-velas largas, pero, en cambio, no estoy tanseguro de que nos pongamos de acuerdosobre las razones y el color de la injusticia".("Ni cínicos ni oportunistas") Así fue Mario Be-nedetti.

En 1985, regresó a Uruguay después quela Junta Militar dejara el poder. Debido a pro-blemas de salud, padecía de asma, su resi-dencia la alternaba entre Madrid y Montevi-deo, pero luego del fallecimiento de su es-posa el 2006, víctima de Alzheimer, fijó supermanencia en la capital uruguaya. Los últi-mos años de su vida estuvieron signados poreventuales publicaciones y reconocimientosliterarios entre los que destacan el PremioReina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999)y el Premio Internacional Menéndez Pelayo(2005). El mes pasado, Pilar del Río, esposade José Saramago, inició una "Cadena mun-dial del poesía" para apoyar a Benedetti ensu recuperación luego de ser internado enuna clínica en Montevideo.

El domingo 17 a las 6 de la tarde, cono-cimos la noticia que ya dio la vuelta al mundo:Mario Benedetti ha muerto. Sin embargo, apesar de su ausencia, quedarán sus versosy relatos como testimonio de integridad y pa-sión por la literatura y la política combativa.Por ello, que el más íntimo y sentido home-naje como admirador de la obra de Benedettisea volver a los versos que nos llenaron con-vencieron que la poesía es un arte de lo co-tidiano (Inventario uno e Inventario dos) o ini-ciarse en su lectura a través de El amor, lasmujeres y la vida. Es lo más sencillo y gran-dioso, a la vez, que podemos hacer para re-cordar a este gran escritor latinoamericano.

El compromiso tiene su fuerza si parte de una actitud sincera del autor. Si lo que sucede en su entorno le afectacomo ciudadano, eso se refleja en lo que escribe. Es lo mismo que el amor. Si el poeta está enamorado, aparece suexperiencia. Es muy difícil escribir poesía sin estar enamorado, y con la política pasa igual. La política era importante

para mí y eso se reflejó en mis libros.

Mario Benedetti (1920-2009)

FUENTE: Revista Literaria NAUFRAGO de la Universidad Nacional de San Agustín / Escuela de Literatura Directora: Elena De Yta Bejarano

Redacción y equipo de trabajo: Henry Rivas Sucari / Javier Bernal Aguedo / Arturo Caballero Medina / Fidel Almirón.

Sugerencias y/o colaboraciones a [email protected]

Carlos Arturo [email protected]

Adiós a Mario Benedetti. Poeta del amor y retratista de la vida cotidiana

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NÁUFRAGO

11CulturalAREQUIPA, LUNES 25 DE MAYO DEL 2009