Drogas en Asunción

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1 DROGAS EN ASUNCIÓN MÁS ALLA DEL MIEDO HUGO DUARTE MANZONI

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DROGAS EN ASUNCIÓN MÁS ALLA DEL MIEDO

HUGO DUARTE MANZONI

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*Arte Nuevo Editores Serie Ensayos N°12 * © Arte Nuevo Editores Montevideo 166 – 82 736 Asunción-Paraguay 1989 * 1 Edición Mil quinientos ejemplares.

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Tiendo mi mano a veces y está sola, y está más sola cuando no la tiendo. (Mario Benedetti) Necesito agradecer a mis amigos, locos y no locos, a mi familia a mis hijos a todo el mundo que en algún momento pasó la mano para sobrellevar la angustia de llegar al final, al final del principio del camino. Gracias. Miro a través de la ventana, me preguntan cómo estoy me quedo pensando me quedo recordando miro a mis hijos miro mis amigos busco alrededor: en mi escritorio, veo qué pasa y cómo pasa. No puedo describir con palabras la sensación que me produce el estar dándome cuenta constantemente de cuánta gente pasa vive pendiente de su desconocida mentira, pendiente de su cotidiana ración de “droga” para seguir viviendo; y no es que preocupe precisamente el hecho que en si significa esa “porción” diaria, lo que me apena es la total inconciencia con que cada uno la consume, y es aún peor, pues como bien se puede ver (para nuestra mayor desgracia), seguirá siendo así, irreversiblemente, hasta que la muerte nos separe.

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A TRAVES DE LA VIDA AL MAXIMO EN LA BUSQUEDA DE LA MUERTE ¿Y qué es la vida al máximo? Es la búsqueda de la felicidad.*1 Pero qué pasa cuando la búsqueda de la felicidad es una obsesión que no encuentra límites, tan fuerte que nos hace olvidar que existen pasos previos que deberán sustentar aquello que nos puede mantener eufóricos, ausentes de la realidad.

La felicidad, el momento cumbre, no es un momento real constante. El hombre obsesionado por esa posibilidad de soñar, se olvida del momento que le divide de la muerte, la muerte es el límite de la felicidad; ella, la muerte, está nada más a un paso, a un instante: una bala, un accidente de tránsito, una jeringa, un shock eléctrico, una sorpresa, un infarto…

* La felicidad tomada en el sentido más vulgar que implica la meta del mundo occidental

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DROGAS EN PARAGUAY: ¿QUÉ HACER?

Siguiendo el estilo prevalentemente usado por mi amigo Hugo Duarte en este –su libro, trataré de hilvanar para el lector, sin cuidar mucho el orden, una serie de pensamientos o reflexiones a propósito (del tema “drogas” y del libro en sí).

En realidad, este libro no “precisa” de prólogo alguno que sirva de aditamento, de condimento o de enganche para su lectura. Por su tema en sí, y por la forma en que su autor lo desarrolla, muy directo, muy cotidiano, muy confesional, es de por sí “pan caliente”, objeto de consumo fácilmente previsible como voraz, no sólo por su valentía, sino sobre todo el espacio vacío – oscuro que existe al respecto en nuestro país, que el mismo viene a llenar.

En verdad, como es tantas otras cosas, este libro de Hugo no es más que una punta, una puntita del “iceberg”. Vivimos en un medio no sólo pacato y opaco, sino también y sobre todo, bastante crudo. En nuestro país se da aún el extraño privilegio que puede implicar, casi para cualquier que se lo proponga, la aventura de abrir camino, desbrozar “picadas” en el monte. Y Hugo nos está develando en este libro una realidad más, de entre las existentes en nuestro medio y que por innúmeras razones no ha sido considerada – analizada todavía.

Después de todo: ¿porqué no habríamos de tener en circulación las drogas peligrosas en nuestro país? ¿ Acaso somos en realidad un pozo, una isla perdida en medio de la civilización, aislados del mundo y de nuestros vecinos?: y si no lo somos más ahora, después de nuestro golpe “moderno y democrático” del 2 – 3 /2/89; ¿lo fuimos en realidad en la época de Stroessner? Habría que verlo, habría que demostrarlo. Yo no lo creo, tanto al menos, y pienso que este trabajo de Huguito corrobora mis teorías al respecto. A favor de la universalidad real de nuestro país, aunque siempre a la tranca, con una alta dosis de esa droga llamada “caigüetismo” y con una enorme sobredosis de orgullo “anticultura” antitodo (¿antídoto?) capaz de liquidar el más pintado, empedernido y sobado drogadicto. En fin.

Ser paraguayo, ser un ser-humano hoy, aquí y en todas partes, tiene sus bemoles, sus riesgos, sus problemas. La-fácil no existe, porque en realidad nunca existió. No nos jodamos. Que como país nos tocan y nos tocaron siempre variantes más jodidas, de lo peorcito, es cierto; y que siempre nos jodieron y/o trataron de jodernos al máximo, también es cierto; pero aún todo eso no justifica la inanición, la dejadez total y absoluta; con esa filosofía todos somos o seremos (a la corta o a la larga) drogadictos, como dice Hugo, de mentiras, hipocresía, TV, alcohol o “drogas peligrosas”.

¿Un Paraguay moderno y democrático? Como ya lo dijo alguien, y bueno, de (¿r?) mocrático podrá-podría ser (y acotaría yo: antes nos jodían con la dictadura y ahora nos van a joder con la democracia), pero ¿moderno? Si algo –a bulto- puede significar modernidad, es competencia, racional, crítica, análisis, “asumirse”. ¿Y San Fernando?, empezando por el teatro, el arte, la historia. Habrá que ver, de todos modos y a luces

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vista, nos falta mucho. Reconocer nuestra pequeñez, nuestras miserias, debería ser el primer paso: pero voluntad de encarar el problema así, de frente, sin subterfugios ni eufemismos, es lo que todavía no se nota, no se ve.

¿La “droga” es un mal? Hugo la define así. En todo caso, es o se constituye (y el libro es claro al respecto) en toda una opción de vida, y por lo tanto valdría la pena aclarar un poco más el asunto. Creo que él se refiere a los excesos. Y así, puede que todo exceso no sea un bien, pero ¿para quién?, ¿para el sujeto?, ¿para la sociedad? La droga es un camino peligroso, pero como podemos ver bien a lo largo del libro, es “la “aventura, un camino tentador porque en primer lugar “da gusto”, y si el sujeto no está preparado, no podrá prever los peligros, los riesgos que implica.

Para los que no vivimos tan en la luna, el problema al menos parece no tan difícil, al menos de ser planteado, pero ¿y para el gran público?: llegamos a las conclusiones del autor, a nuestros grandes flagelos: más que la pobreza, la ignorancia y más que la miseria (agregaría yo) el caigüetismo. Eso de “tranquilopa”, no pasa nada, vamos a procurar, ja’e ichupé. Mentiras. ¿Para qué cambiar, instruirse, pensar? No hacer olas, parece seguir siendo la consigna de la hora, el momento.

El consumo de drogas peligrosas, y sobre todo la cocaina, extensamente estudiada en este trabajo, es un “problema universal”. Cabe preguntarse, qué busca el mundo hoy en día con esta consumición masiva de estimulantes, y sobre todo ¿por qué?, ¿por qué?. Obvian preguntas como: ¿qué somos? ¿qué queremos?, ¿hacia dónde vamos?, y todo eso ¿sirve o servirá para algo? Caemos en un reclamo de todo drogadicto: denme una razón, una causa para vivir. ¿Y a quién toca, a quién reclamar?

La “droga”, además de ser aventura y prohibición, da gusto y en el fondo, a pesar de todo, es lo más cómodo, lo más fácil. Peligroso, más que latente: patente, para una sociedad como una sociedad como la nuestra donde las escala de valoraciones está trastocada, acomodada, alterada o directamente no existe. Esa maldita frase de que en nuestro país nadie gana ni pierde reputación, lastimosamente sigue siendo verdad. El mérito, el esfuerzo y sobre todo nuestra “competitividad” internacional no pasan de ser mitos, fantasmas groseros, grotescos: y en esto, o sea para lo peor, seguimos abusando de las “ventajas” del aislacionismo.

Lo primero es conocer, saber e informar: esta es la preocupación primera y principal de Hugo. Y sí, por algo, alguna vez tendremos que comenzar, no sea después el edificio caiga sobre nuestra pequeña humanidad porque no le pusimos cimientos. Y después habrá que formar a la gente, a los hijos… y a los padres al respecto. Coincido con el autor en que lo primero es desterrar el miedo y la represión; eso de que “mirá que si te drogas te pego”. Con eso no fuimos ni vamos a ir ningún lado.

Después tendrá que venir, mal que bien, cierta sabiduría al respecto y que cada quién se vea con su cuerpito. También coincido con Hugo con eso de que “drogarse” es básicamente un problema individual y que cada uno tendrá que saber qué y por qué lo

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hace. ¿y la sociedad, y el tráfico y los grandes negociados? Eso dejémosle a los políticos. ¿Y la seducción? Señores: estamos casi en el siglo 21, ¡dejémosnos pues ya de macanas!, con eso de ser siempre los desvalidos, los pobrecitos; y con esa moral o política hipócrita (coincido una vez más con mi amigo), perseguir a los “comunistas”, a los “putos”, a los “drogadictos”, a los “degenerados”, etc., etc. Aunque no querramos darnos cuenta y mal que nos pese, somos o somos considerados (que a la postre es lo mismo) como grandes, como adultos; y puesto es esa ley de jungla (que no son benévolas a las leyes del juego en el mundo actual) cada cual tiene que defenderse como puede, y lo que propone Hugo no me parece mal: primero rompamos la ignorancia.

¿Somos un país? A veces hay tantas cosas, tantas “falencias” que nos tientan a pensar de que aún no hemos llegado. Puede ser. De todos modos nos seguiremos jodiendo con tanto caigüetismo, tanta anticulturalidad inconsistente, con tanta ignorancia. Algún día tendremos que emprender siquiera un mínimo vuelo para romper la cáscara de nuestras ignorancias. Este libro apunta a un punto clave, difícil, ¿doloroso? La inocencia, la inocentada, no nos valdrá, no servirá para exculparnos una vez que estemos (y bien que ya lo estamos) bien jodidos. Y como lo demuestra cabalmente su autor, el tema drogas no es ¨moco de pavo”; para enfrentarlas hay que estar preparado, preparados filosóficamente, y a los paraguayos es justamente eso lo que nos falta: lectura, ideas, criterios.

¿Operaciones o razones para vivir? Mal que bien, creo que la cultura es y ha sido siempre (y sobre todo el arte) una de las opciones que puedan apuntalar nuestro vivir. Pero para llegar a ello hay que pelarse el culo o quemarse las cejas. ¿Esfuerzo? Y caemos otra vez en la fácil, el cortocircuito del que habla Hugo Duarte hacia la muerte ya o antes o pronto o no me importa… La vida es elegir y/o saber elegir, por la sencilla razón de que nos dará el cuero para hacerlo todo. Hay que estar en tema, elegirlo y si se puede ser uno el lector y no a la (¿vice?) inversa.

Disiento con los optimistas, y de entre ellos también con el autor del libro, en esa su afirmación de que es necesario-imprescindible para poder seguir (sobre) viviendo, el tener ilusiones, esperanzas. Yo, modestamente y sin hacer escéptico, creo más en los hechos concretos, en la acción (¿hubiera podido ser un buen político?), en los recursos y en los valores. El resto es oropel que cae con el primer soplo. Diría con el psicoanálisis que no es drogadicto cualquiera, que no llega a ser drogadicto quien quiere sino quien puede. Y a esa cuenta van las generaciones anteriores, la educación y el soporte cultural que pueda agenciarse cada uno. Por eso tal vez la culpa, la sensación de culpa familiar y social que produce.

¿Vicios, qué es, qué son los vicios? ¿Exageración, sensualismo, desidia, toxicidad tal vez? Los seres humanos (lo enseña le psicoanálisis y lo repiten los grandes poetas de todos los tiempos) es-somos seres básicamente desquiciados, desmedidos, lúcidos ¿descastados? Y es por eso del ¿doloroso? camino del aprendizaje. ¡Si hasta a comer, a coger, a convivir, a todo tenemos que aprender! Y si, pero no hay otra, siempre fue así, y el hacerse-hacernos los otarios no mejorará el problema, la situación.

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No sólo nuestro país sino el mundo todo vive en esta época, un período, una era de vacuidad, y creo arriesgo que a eso se le puede deber la gran divulgación masificación del fenómeno “droga”, que debe incluir no solamente a las sustancias químicas supuestamente “peligrosas” para nuestro cuerpo. También TV y mentiras, para no ir más lejos.

¿Drograrse significa buscar la muerte, como afirma su autor en el libro?, habría que verlo. Matarse, de cualquier modo es una opción valiente, aunque la valentía a lo mejor no es de entre las virtudes humanas, la más deseable. Pero de todos modos, está visto también en el texto, que el suicidio no es precisamente la variante buscada por los drogadictos. Y la muerte si se dá, como en el caso de “Lulú”, aparece más bien por error; como los accidentes de tránsito con el alcohol.

Y creo que ya es más que suficiente. Como verán, el tema entusiasma, toca las fibras más hondas de nuestra ¿humanidad?, y uno corre el riesgo de alargarse de perderse, ¿enviciarse?, salirse de la medida; pero no, mi misión era escribir, escribirle un prólogo a mi amigo Hugo, un prólogo jodido pero tentador para un libro sobre “drogas en paraguay”; pero así es la vida, unos piden y otros dan, y así seguimos-seguiremos girando y girando ¿hasta nunca acabar?. Espero haber cumplido cabalmente con mi misión, pues creo (una vez más con el autor) que para eso estamos o fuimos puestos en esta vida.

Jorge Kanese

Asunción, julio / 89

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RECORRIENDO ESTA HISTORIA

Es la educación consumista el primer elemento agravante: el principal creador del consumo de drogas en la sociedad.

Cuando el material estuvo listo para entrara en imprenta me volví a mirara al espejo: ¿Qué pasará cuando este engendro salga a luz?

Bien, estoy a prueba, y en esta sociedad prejuiciosa donde todo el mundo busaca lavarse las manos, puede que me señalen con el dedo. Me cerrarán las puertas… pero es posible también que otros se den cuenta qué es lo que quise y quiero en relación con este tema. Merece cualquier sacrificio, cualquier riesgo, que nos ensuciemos las manos y con las mangas de la camisa recogidas puedo decir que la forma en que concibo el compromiso con mi sociedad es darle a ella parte de mi y sin querer pecar de mártir ni de melodramático ofrezco este trabajo y espero por lo menos que aquel desconocido, que puede estar a mi lado, o al suyo, pueda aprovecharlo

Cuando descubrí que mi posición era una mentira

Claro, como toda persona “normal”, para mi hasta el año 1980 la “droga” era un tabú. Todo aquel que afirmaba que no era esa “la verdad”, para mi era “drogadicto”, un ser enajenado que era en principio enemigo de la sociedad y por consiguiente yo tenía que salvarlo ya.

Hoy sentado frente a estas hojas en blanco puedo decir que he aprendido muchísimos de todos ellos, de la vida de la gente que anda o anduvo en “eso”. Estuve en diferentes lugares del mundo, conocí mucha gente. Vi que la realidad no era, no es “fácil”, no habitamos el mundo solamente los “buenos y los malos”: todos éramos tan buenos o tan malos como la vida nos iba permitiendo y entre lo bueno y lo malo también estaba lo feo y lo lindo y en el debatir entre lo uno y lo otro he visto bastante y luego escrito esto, que a continuación les presento y que se refiere a mi experiencia sobre las “drogas peligrosas en Asunción”.

Con el devenir, he llegado a la conclusión que primeramente tenía que referirme a lo más usado en Asunción, y por consiguiente me refiero aquí, principalmente al consumo de marihuana y cocaína. Existen desde luego otras drogas en uso, por un lado las permitidas, por otro las rarezas, y también las que son historia, están las drogas que nos alienan, las que nos deprimen, las que nos distraen, éstas también son una realidad diaria, hay que contar además las que son manejadas sobre todo por médicos y siquiatras.

Pero creí que era conveniente destacar que lo más importante que podría aportar con esta obra, era el testimonio real de mi experiencia, que confío pueda servir como un aporte útil para cualquier persona, para la gente de la calle, para el padre o la madre que no tuvo antes quizás la posibilidad de acceder a este tema, y que sin embargo se ha vuelto, junto con el progreso, un asunto de importancia trascendental para el cotidiano vivir dentro de nuestro mundo actual.

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Podremos notar que la ignorancia, el miedo y los prejuicios nos hacen frágiles al consumo de drogas.

Veremos en este trabajo, una descripción de las características del consumo de la Cannabis y de la Cocaína, así como algunos detalles que hacen al mundo de los consumidores y al hecho mismo en sí.

Pero lo más significativo es la forma con que está conceptualizada (hoy por hoy en nuestra sociedad) la cuestión global. Es decir que si bien se puede asimilar un conjunto de información también se podría disponer de una serie de conceptos que tienden a la aclaración de los POR QUÉ y los CÓMO del consumo de elementos nocivos para la salud y sus diferentes características.

Es importante también la aclaración que brinda nuestro trabajo al dejar al desnudo que la realidad de nuestro medio se caracteriza por la total falta de información en relación con el tema “droga”.

Pocos saben qué productos se consumen y de ellos cuáles son nocivos.

Pocos saben cuáles son sus efectos y características.

Para la mayoría de la gente la droga es un tabú.

En general todos por acción u omisión estimulamos al consumo de drogas.

Ninguno ha conseguido hasta hoy una respuesta válida a los diferentes cuestionamientos del problema en sí.

A pesar, sin embargo, de todas estas consideraciones cada uno de nosotros cree engañosamente que sabe todo al respecto y ello no nos permite mirar la realidad objetivamente.

Aparentemente la carátula del expediente “DROGA” en el concepto de cada uno lleva como subtítulo el preconcepto “LA DROGA ES MALA BASTA CON UN NO” como si fuéramos animalitos o robotitos yanquis.

Debo y quiero agradecer otra vez todos aquellos que durante estos últimos diez año me han apoyado, tolerado, bancado y por sobre todo comprendido. Más de un “loco” se verá aquí retratado y quizás puedan aún recordar alguna “zapada” con “Paqui”, diminutivo de paquidermo, mi marcante entre los “locos”.

En fin, en la esperanza de ser comprendido les dejo este material, que pretende ser, antes que nada, una toque de alerta a la estupidez del medio que cree, sigue creyendo, en las mentiras del prejuicio y la ignorancia, características tan nuestras como el pan de cada día, ignorancia que de no corregirse, lamentablemente seguirá manteniéndose en el más profundo agujero, representado por nuestro alto índice de subdesarrollo, no solamente económico, sino también cultural y político.

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Capítulo 1

Más allá del miedo, el final del camino

LULU, EL FRANCES

Lulú ya había pasado por todos aquellos momentos increíbles para el resto. El ya había vivido los caminos comunes de la supervivencia. Aquella noche era suya. Una vez más como tantas se sentía inmerso en la locura del sueño de tener al alcance de la mano ese momento especial de significa llegar al máximo, al sumum.

¿Y cual es la diferencia, Lulú?

Los días de verano en Asunción se vuelven cada vez más pesados, la lluvia ausente nos deja e merced del calor agobiante que nos presiona desde todos los costados, a través de todos los poros y sentidos. En su departamento todo está calmo. Su mujer, un raro espécimen de hembra y de pecado conjugados con el verbo de la locura, estaba tirada al lado del equipo de música curtiendo un balada inentendible que contaba la ausencia del amor y la pérdida del placer de tener a dos almas confundidas. Lulú en la ventana, mirando pasar platos voladores encendidos de luces y abajo la calle, la realidad enviciando el ambiente con los autos tocando sus bocinas en la esquina.

Aquella tarde descubrió, una vez más, que el sueño de volar lejos del mundo estaba en sus manos, le recordó quizás ese momento en que hace muchos años, allá en Marsella, llegó a su casa y encontró a toda la familia compungida alrededor del lecho de su padre enfermo. El llegaba del colegio, lleno de vida, mientras en su casa ésta se iba lentamente, casi imperceptiblemente. Dejando se su padre nada más que un recuerdo. Recordó que eran las siete de la noche fue larga y sintióse solitario, lejos del mundo y de la penosa realidad. Pero, hoy, ahora, ¡qué lejos y qué cerca estaba de su padre!, lejos porque habían pasado tantos años y a tanta distancia, y cerca porque él, Lulú, tenía en sus manos la posibilidad de estar en ese mismo momento junto a él.

La jeringa era la misma siempre, la “blanca” una compañera que cumplía fielmente los preceptos necesarios para ser la mejor amiga.

Un “pico”, medio gramo, el acceso a la felicidad total. Graciela tumbada en la alfombra, con los ojos duros mirando el techo se dio cuenta, a pesar de todo, que Lulú se estaba yendo: medio gramo más, la cuchara, el agua, la jeringa y chau: se estaba yendo. Y los miembros se le tensaron y ella que se acerca para el auxilio y él que empuja contra la ventana, el vidrio que se rompe y la puerta corrediza que está abierta, el balcón y él que se golpea contra la pared y grita en éxtasis.

Pero qué pasa que el corazón me sale por la boca, que mis piernas se endurecen, que mis recuerdos me estiran y que el balcón me espera. No aguanto más, esto se está yendo. Me estoy yendo. Y la vida de Lulú se va mientras Graciela se queda, un pedazo de camisa en las manos, la espalda cortada de vidrios y Lulú volando hacia esa ansiada eternidad que significa la muerte, allá abajo en plena calle, suspendiendo la circulación de los autos.

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Así empieza esta historia tan conocida por algunos y tan desconocidas por otros. El camino para llegar a los por qué, el camino para llegar a los cómo, cuándo y con quién, a veces es el mismo pero las más de las veces es variado. De Principio la cosa viene con quién. Cuando se cree que el camino aparentemente no es tan peligroso, entonces se va abriendo la puerta para entrar en ese mundo especialmente ajeno, de exclusiva propiedad de algunos, quienes temerariamente han decidido hacerlo parte suya.

¿Y en ese mundo qué encontramos? Encontramos por ejemplo que tanto aquí como en cualquier lugar, los actores están diversamente motivados para su mantenimiento en ese mundo. Existen aquellos, quienes utilizan la experiencia para alejarse de la realidad. Están quienes la usan para volar: sienten y se dan cuenta. Están los enfermos. Estamos todos implicados de alguna manera. Lo estamos desde el momento en que el consumo de productos que pueden alterar el físico, el sentido y la conciencia son, muchos de ellos, aceptados por nosotros y por todos como algo normal: el alcohol, el café, las aspirinas, el cigarrillo, el juego, la televisión, el fútbol, la política, son algunos de los productos que consiguen separar al hombre de la realidad en muchos de sus aspectos. Pero no nos engañemos, aunque todos esos productos fueran prohibidos, el hombre igualmente recurriría a ellos a fin de hacer que su búsqueda de la muerte llegue a su fin.

Pero, por qué una afirmación tan tajante. Pues es simple, dos Valium por día, una cerveza cada noche o TV durante el poco tiempo que tengo para pensar, o un whisky para festejar, o el fútbol o la mentira, o cualquier cosa, son elementos que nos acercan siempre (o nos alejan) del otro lado de nosotros mismos. Cada uno de nosotros lo único que busca es el fin del camino, es eso, el final, el punto último. Puede ser que tomemos vehículos los diferentes, porque en principio parecemos todos diferentes, pero en esencia, el fin es siempre el último puerto y eso lo sabemos todos: la muerte, y eso no tiene remedio: es así.

Una realidad

En el cine, en la TV, en los libros, revistas y periódicos del mundo local y exterior se ven una serie de situaciones presentadas a nosotros como si no fueran de aquí pero si de allá,

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allende las fronteras, sin embargo no es así: En Asunción todo es tan igual a Londres, New York o Miami, respetando las distancias.

En Asunción corren las “drogas peligrosas” de todas la calidades (o casi; no he visto evidencias de heroína por ejemplo, aunque eso no quiere decir que sea utilizada) ¿Y qué quiero decir con esto? Bien, quiero decir con esto, que por ejemplo la marihuana, la que si bien no se ofrece aún en los colegios como vemos en las series de TV, es un producto de consumo cotidiano entre una variada gama de personas que pública o privadamente hace de ella un elemento a veces importante y otras veces más o menos importante en sus vidas. Pero ¿Qué sabemos de ellas? ¿Quién sabe de ellas? ¿Acaso los padres de familia, los profesores, los maestros, la gente común… sabe cuáles son sus características? ¿Sabe acaso alguna de estas personas cómo está alguien que consume marihuana? ¿Qué características físicas presenta?, eso no es de público conocimiento y no alcanza con afirmar que drogarse es malo o que la droga es mala. No es de público conocimiento, lo que afirmo porque lo he comprobado entre mucha gente, de diferente clase, en diferentes momentos. En estos años solamente una vez (quizás dos veces) alguno me dijo: “¡pero qué olor a macoña tiene tu alcohol!” y aún así, la respuesta tajante, lo que pasa es que es tabaco holandés mezclado con hierbas y huele así, mirá…

Y así, días convivimos con consumidores normales de la “hierba maldita”, como la llaman en los diarios.

Aparate que no sabemos en general cómo actúa, cómo y en que qué afecta la marihuana o cualquier otra droga al consumidor, pocos tienen idea real de cómo, en qué, para qué, por qué: poca gente tiene alguna mínima información en su programa mental… El único principio es: la droga es mala. La bibliografía a disposición aquí, no podemos afirmar que sea vasta. A parte de que leer no está precisamente dentro de las actividades cotidianas, ni siquiera casuales del paraguayo. No obstante, “aunque usted no lo crea”, quienes más informados e ilustrado están son los propios consumidores, quienes acosados por la insistente presión de la sociedad contra las “drogas peligrosas” buscan a veces insistentemente información para ir cotejando sus experiencias con lo afirmado por la literatura que consiguen.

Se consumen en Asunción muchas clases de drogas

Pero, ¿acaso se consume en Asunción solamente marihuana? No, aquí se consumen anfetaminas, depresivos, cocaína, hongos, cafeína, cigarrillos, alcohol y mentiras; y volvemos a las mismas preguntas: ¿Saben el padre, la madre, los profesores, las maestras cómo actúan cada uno de estos elementos?

Cómo es cada uno de estos consumidores. ¿Cómo se mueven, cuál es el tope, en qué hacen mal o bien estas drogas? ¿Para qué sirven? “LA DROGA ES MALA”, es la única afirmación. No, esto no es así de sencillo, parece así porque realmente nadie cree, nadie se imagina que a su lado está un potencial consumidor de alguna de las prohibidísimas drogas dañinas o de las no prohibidas pero también destructivas drogas socialmente permitidas.

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Objetivos

Siempre entre estas generalidades quiero ir dándole sentido a mis afirmaciones, tratando de enfocarlas hacia la búsqueda de una visión general: qué drogas se consumen, cómo son, quién consume, por qué, cómo se distribuye, cuánto cuesta, qué efectos produce, qué efectos se ve que produce, cómo llega el hábito, cómo se podría hacer para el uso y abuso de las drogas cause menos estragos…

La historia

La principio, recorrer el mundo de las drogas peligrosas fue para mí nada más que una ocasión, un pretexto, que significaba un elemento más para definir mi supuesta diferencia del resto. Pero cuando estuve adentro, cuando es realidad empezó a permitirme conocer a fondo su composición, recién entonces comencé a encararla con otras miras y desde diferentes puntos de vista.

En lo que se refiere a este trabajo, el primer escollo está en que en Asunción todo el mundo ya lo sabe todo. Nadie puede aportar nada. Y no hablamos de la gente que por casualidad estuvo alguna vez en el exterior o que tuvo algún trato con alguna familia con problemas relacionados con las drogas: esto –supuestamente- le da dará, derecho a decir que sabe cuál es el problema y que cosa es así o asado, prejuiciando de punta a pértigo, alejándose sin medida de la realidad. Lo mismo ocurre también generalmente con los familiares de drogadictos o ex-drogadictos, los cuales se convierten en abanderados de la lucha anti-droga cerrando toda posibilidad de conversación o conclusión real cobre el tema.

Y son esas afirmaciones, originadas en diferentes grupos opinantes, condicionados por su diferente condición cultural, las que tenemos que poner en consideración cautelosamente antes de procesar los diferentes puntos de vista de la gente que se refiere a este conflictivo tema.

Sin embargo, el prejuicio, literalmente entendido, es el elemento más común en la conceptualización de los asuntos que hacen a l vida humana. Consideré por ello fundamental, para el tema al que me refiero, conocer y manejar el material en cuestión y no convertirme en un hablador más. Me reafirmo ente el prejuicio afirmado que para manejar una cuestión es imprescindible eso, manejarla y para ello es fundamental primero no temerla. Sabemos que una bala disparada a quemarropa en el lugar adecuado mata, pero podemos deducir que si ésta no llega al lugar adecuado puedo no matar.

Creo por consiguiente que con este criterio deben manejarse las cuestiones que en este escrito nos atañen.

Se dicen muchas cosas

La “droga” constituye un estilo se vida difícil de romper. No obstante los imposibles no existen y dependen del tipo de droga, así como la posibilidad del individuo de dejar de relacionarse con el medio que frecuenta para que éste pueda o no desprenderse del “habito” o la “drogadicción”.

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En este escrito se compilan una serie de apreciaciones sobre el consumo de drogas. La compilación abarcará conceptos vertidos en forma general y particular buscando alguna propuesta positiva.

Las conclusiones serán personales. Las particularidades de nuestra Asunción, hacen que su realidad pueda ser, las más de las veces, especial. Aún así su similitud con el resto del mundo, es notable. Se puede decir desde luego que existe un término medio de características en comparación con los ejemplos del resto del mundo.

Cuando gente que no conoce realmente el tema opina, hace que los consumidores y/o supuestos adictos tomen a modo de burla los esfuerzos por una lucha en contra de la “droga”. Por consiguiente consiguen en efecto negativo. El sensacionalismo y los prejuicios no funcionan. Todo consumidor de droga generalmente entiende perfectamente lo que ocurre. Lo que pasa es que no sabe cómo desligarse de sus costumbres (si es que quiere no puede), por consiguiente sus actitudes tienden a ser muy variadas. De hecho, sin embargo, en general se pueden encasillar ciertos comportamientos, pero ninguno pude decirse que es precisamente la forma de ser de un drogadicto. En muchos casos el cliché del drogadicto es un mito.

Este escrito pretende aclara conceptos y hacer llegar un verdad no manejada por la gente que se está ocupando del problema a nivel nacional, o por lo menos esa gente no deja de ver que lo entiende, pues sus opiniones a mi criterio son las más de las veces equivocas. (Por ejemplo los videos sobre drogadicción, donde el criterio primario es atemorizar mostrando cuadros de resultados que no necesariamente coinciden con la realidad).

No se puede pretender que “cualquier” supuesto ex-adicto dicte clase sobre drogadicción o dependencia. Estos testimonios deben ser utilizados en privado como parte de un dossier. No cualquiera puede hablar en público de su experiencia. Los mensajes de la gente común a los adictos deben estar mejor planeados.

Tampoco se pueden “hacer decir” cosas a cualquiera. El consumidor de drogas conoce bastante el tema y en las primeras treinta palabras, como ya ocurrió, se cae en total contradicción con la realidad. No es cierto que “un cigarrillo de marihuana equivale a trescientos cigarrillos de tabaco”.

No se puede pretender manejar a la gente a través del miedo como lo hacen ciertas organizaciones y sectas religiosas, principalmente las venidas del norte. En cuanto a los mensajes dirigidos a prevenir, es fundamental evitar que el sujeto objeto de la prevención piense que lo que se le ésta advirtiendo es mentira. Si por casualidad tiene acceso a alguna situación en la que se esté consumiendo droga (cualquiera) podrá pensar que no es tan mala como la pintan, esto a causa de las exageraciones e inexactitudes a las que se recurren para atemorizar en las campañas. Imagínese a una persona que está consumiendo un cigarrillo de marihuana y el sujeto que no conoce lo ve y se da cuenta de lo que está haciendo: inmediatamente se dará cuenta que este cigarrillo no está causando, el efecto de 300 cigarrillos o tabaco.

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Tanto médicos como psiquiatras, profesores o padres de familia deberían hacer un examen de conciencia antes de hablar o afirmar en público cosas que no conocen suficientemente.

Existen muchos mitos sobre las diferentes drogas, pero ojo, cada una es diferente. En general los mitos son solo eso, mitos. No sirven para considerar seriamente la realidad.

No se deben utilizar elementos emocionales para orientar un problema que tiene cuestiones químicas y por consiguientes científicas de por medio. El problema de la droga no debe plantearse solamente como un problema moral de la sociedad porque no lo es. Actualmente la sociedad crece de asidero moral para considerar cosa alguna. La “droga” no es problema moral porque en principio no se refiere a la ética, no siempre el consumidor de droga es en otros aspectos de su conducta un amoral o un inmoral. El problema de la droga es un problema que tiene que ver solamente con cada persona y su mundo personal. En principio deben plantearse las búsquedas se solución en cada persona. En Asunción la droga no está envuelta en los problemas de la moral. Asunción es mucho más amoral en muchas de sus otras cuestiones.

Por qué las drogas peligrosas como tema

El criterio que primó para que ocupara de las drogas como tema de estudio fue la preocupación. La preocupación hizo que me ocupara. Cuando estuve adentro vi que fácilmente el asunto droga podría destruir y destruía a mucha gente. Noté que el problema principal y fundamental era la desinformación de muchos de los consumidores y sobre todo de aquellos que habían llegado a una situación peligrosa. Me di cuenta que en principio, tanto aquí como en el resto del mundo el problema de la droga arranca de la débil educación o preparación de que dispone el individuo. El cual además generalmente es un joven. Cuando el individuo afectado por este problema es un niño (generalmente se da en adictos a disolventes y cola), éste con mayor razón está inerme ante la situación. Mi primera y fundamental educación (aunque desde luego no sólo mía) es que se necesario abocarse a la búsqueda de una educación libertadora, que estimule el interés y la capacidad de crecer desde el punto de vista humano y cultural.

En los países desarrollados los mayores consumidores de drogas nacen de los estratos más pobres de la sociedad, los cuales son siempre en esos países los sectores menos instruidos.

Por eso debemos saber cuales son los alcances de cada droga, que no todas son iguales, y que la realidad en definitiva no debe ser eludida sino enfrentada y para ello debemos contar con los elementos para sobrevivir en este mundo.

Cada individuo debe disponer de los elementos necesarios para sobrevivir, qué comer, cómo vivir, cómo amar, cómo relacionarse, cómo y en qué pasar el tiempo, disponer de los medios para ello, cómo encontrar la felicidad, o a lo sumo cómo buscarla.

Si miramos la historia de la humanidad, ésta ha consumido droga desde siempre y justamente ¿qué se destaca del pasado?, se estaca eso: la ignorancia, la desinformación, la falta de alternativas y posibilidades.

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Pero insistiendo aún más podemos mirar hacia el oriente y aquí sí que la ignorancia demuestra ser la madre de esta realidad llamada droga.

Sin los elementos anteriormente citados, los jóvenes pueden ser en cualquier momento presas de problema y como se verá no hace falta droga prohibidas, pues para ello alcanza el alcohol, la política de gua’ú, la dejadez, la mentira, la TV, o el fútbol…

Si, de hecho, las cosas ya están planteadas así, la droga, la química, crece en campo fértil. El hombre siempre está esperando que llegue algo que le ayude, que supuestamente le dé la ayuda o la fuerza o el medio necesario para enfrentar la dura realidad.

Y como no existen realmente medios válidos que otorguen al joven las herramientas necesarias para enfrentar la vida, no queda otra. La general ausencia de medios para enfrentar con éxito la vida es el primer escollo que debemos derribar para poder decir que “no” a cualquier elemento que podamos concientemente denominar como droga.

Por lo general el problema de la droga en nuestro medio no acarrea una cuestión delictiva, con perjuicio de la propiedad ajena específicamente (por ejemplo adictos que roban para poder conseguir medios para poder drogarse). Esto ocurre aparentemente en lugares donde la droga que circula es de características tales que crea fuerte dependencia física y no solamente psíquica como las que usualmente se consumen en Asunción.

A pesar de que no quise ver qué está haciendo específicamente la gente que está en la “lucha antidroga” antes de terminar este trabajo, (y ojo que lo hago aclarándolo antes); quiero prejuiciar que, a la vista de las experiencias, poco de lo que han hecho o pretenden hacer podrá conseguir un buen resultado. Lo afirmo porque después de haber conocido el sub-mundo de la droga en Asunción, puedo asegurar sin dudas, que lo que hacen o hicieron, como lo había advertido antes, causa hilaridad.

Todos somos igualmente responsables

Mucha de la gente que conocí en últimos años viviendo la experiencia de la droga sabe lo que se hace, cómo y cuándo. Lo notable sobre todo es que, en muchos casos, es gente de gran notoriedad pública, éxito profesional y social. Sin embargo a veces nos toca escuchar a la gente normal, que consuetudinariamente se droga con alcohol, mentiras y sueños, apuntando con el dedo a otro, sin conocer realmente qué está pasando y más, sobre todo, engañándose en la idea de que fumar, alcoholizarse, tomar café, aspirinas, o dejarse engaña, es diferente a “cualquier otro alterador del organismo que modifica sus funciones “(de la definición de la OMS sobre las drogas).

Cabe aclarar que por regla elemental de supervivencia, en momento alguno daré nombres reales ni haré alusión a personas ni a instituciones ligadas directa o indirectamente con este asunto. Sí aclaro que dicha información existe y es comprobable fácilmente por cualquiera que tuviese interés en averiguarlo.

En nuestro país todo es fácil de saber. Sin embargo creo que el problema no es una cuestión en la que culpa la tiene precisamente los otros, en el sentido de que cualquier

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manera –trafique quien trafique- siempre estará a disposición de quien quiera cualquier tipo de droga, tanto aquí como en cualquier parte del mundo.

La finalidad última de este escrito es buscar que el gran público tenga acceso a una realidad que es de todos los días y que según como se la mire no es, necesariamente, dramática si se toman medidas adecuadas para que no nos afecten personalmente. Quiero decir con esto que pretendo atar cabos para que luego podamos guiar a quienes consideramos nos necesitan o dependen de nosotros, para que cuando se presente el caso estemos debidamente informados.

Adelanto que no pretendo dictar cátedra desde los puntos de vista ni médicos, ni morales, sino solamente transmitir experiencias, las cuales, aunque matizadas por alguna otra emoción fuerte, puedo afirmar que fueron llevaderas. También es importante tener en cuenta que no estaré en este escrito todo lo que uno debe saber. Pretendo, sin embargo, ser lo más completo y claro posible a fin de brindar una información introductoria adecuada, y concientizante desde un punto de vista comprometido con la libertad.

Quiero estacar que si tuviera que definir por qué debe ser manejado el problema de la droga, definitivamente me inclinaría a afirmar que la pérdida más importante del hombre ante la droga es la pérdida de la libertad. La pérdida de su libertad en el sentido de que cualquier droga generalmente le obliga a dejar de ser humano para convertirse en un cazador que diariamente saldrá en búsqueda de algo que no lleva a ningún lugar más que hacia la muerte. Pero no hace falta morir, simplemente esta actitud de cazador es la muerte misma, porque con ella se pierde la posibilidad de ser y uno se convierte en alguien que quiere ser pero no tiene tiempo, porque se pasa la vida cazando, buscando esa mentira que mientras la busque no lo dejará vivir.

Definir la búsqueda que lleva el consumo de drogas es una tarea relativamente fácil mirada desde el punto de vista formal. Es decir que es fácil definir o casi notar que algunos que algunos de los consumidores está motivado por su necesidad de evasión, pero no se puede sin embargo generalizar.

En el Paraguay los estímulos son varios, por un lado las costumbres, la publicidad o en contraposición la falta total de información. Por otro lado están las cuestiones que hacen que individuo busque alguna forma de evasión: el desempleo. Los problemas económicos, los problemas familiares, los hogares inhóspitos, la total falta de alternativas políticas, culturales o artísticas. Algunas de estas otras desazones que nos impulsan y allanan la búsqueda del camino hacia las drogas, las que nos harán sentir mejor más fácilmente, ése es el promisorio resultado que nos impulsará hacia ellas.

A mi criterio cabe destacar que las tres primeras razones son las más comunes en nuestra sociedad, ya que cuando existen las otras que son existenciales, las primeras se convierten en casuales: Existieron desde siempre: las costumbres, la publicidad y la desinformación son simplemente realidades que apoyarán el conflicto de turno para que el individuo caiga en el camino de las drogas peligrosas.

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El comienzo

Si bien el consumo de tabaco se desprende a veces de la necesidad que tiene el joven de definirse cuando está pasando de una edad a otra, éste generalmente (el tabaco) se queda en el hábito cotidiano de la persona que con el tiempo se siente además estimulada por el consumo general y masivo de la sociedad, pues el tabaco se consume libremente en las fiestas, colegios, oficinas o en los momentos de necesidad de concentración.

Podemos definir varias clases de fumadores, tenemos aquellos que fuman porque el resto fuma, entonces lo hace ocasionalmente, tenemos a quienes fuman porque ya su cuerpo les pide un cigarrillo como parte de su respiración cotidiana, tenemos por otra parte a quienes fuman deleitándose y pueden disfrutar del tabaco. Pero esto no importa, en líneas generales el tabaco aunque muy destructivo para la salud y la economía del consumidor es una droga socialmente permitida, su consumo altamente estimulado y sus efectos pueden causar tarde o temprano la muerte.

En el caso del alcohol, éste también es libremente consumido lo que significa que no existe prohibición para que el hombre se destruya públicamente. El alcohol es una droga que tradicionalmente se consume en público, en grupo y en conjunto, a modo de estimulo para ambientar una celebración social, familiar, de trabajo, etc., ante la presencia irrestricta y cotidiana de menores y jóvenes.

Podemos entonces concluir que si las drogas como el tabaco y el alcohol son consumibles libremente conociendo sus efectos negativos para la salud humana, en las grabaciones de las conductas de los niños y jóvenes quedará necesariamente claro que aunque estas drogas permitidas oficialmente destruyen, igual son consumibles y más: se estimula su consumo a toda voz.

Bien, habiendo considerados estos aspectos del consumo de agentes nocivos, veremos que el hombre se convierte necesariamente en un potencial aspirante a conocer sin prejuicios otros productos que también dañan el cuerpo y la salud, pero no importa. Por ello vuelvo a repetir que todos somos igualmente culpables, aunque la culpa reconocida no exonere de nada a nadie.

Pero todo esto es harto conocido, el tema es definir por qué el aspirante a consumidor da el primer paso. Esto cae de maduro al notar nosotros que a un poso podemos disponer de muchos elementos que puedan darnos aparentemente más bienestar que las drogas permitidas y efectivamente así se dá…

El primer acto

En alguna fiesta, algún paseo, en una reunión, surge la posibilidad de probar el fruto prohibido, y lo vemos y nos tienta y vemos a primera vista que los mismos no causan aparentemente ningún efecto que pudiéramos llamar peligroso. ¡Y ahí está! ¡Viene la primera vez!

Con qué empezar: marihuana, cocaína, anfetamina, barbitúricos, da lo mismo. Es asunto es romper la barrera. Más allá del miedo.

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En lo desconocido “bajo mundo” del consumo de drogas en Asunción, los locos forman como una hermandad que habla el mismo idioma, siente las misma cosas, las mismas frustraciones. Todo, y no hay atisbo de cambio, no existe en la sociedad otra posibilidad que ofrezca una alternativa diferente. En el momento de consumo de cualquiera de estos productos las más de las veces prevalece un ambiente especial en que se está compartiendo un nivel de relación diferente al cotidiano, se está “zapando” muchas veces es un momento en que los niveles de conversación llegan a ser bastante profundos, quizás por el ambiente, quizás por la solemnidad o el rito que significa el acto de compartir un secreto. Por ¿qué se destaca en esta descripción? En esta descripción se destaca la complicidad que busca cada uno. Cada uno quiere siempre tener la mayor cantidad de gente a su favor, quiere sentirse apoyado, quiere coincidir, quiere que lo comprendan: quiere que el mundo cambie y se dé cuenta de que también él existe.

La famosa disyuntiva entre el bien y el mal

Ya llegó el primer acto. Y aquí qué pasa. Pasa que nuestra educación no tiende, nunca tendió a prepara la conciencia crítica del joven para que éste pueda considerar su actividad sopesando conveniencia. Nos han dado a la mayoría, una instrucción vertical, paternalista, que fija en nuestro proceder, no criterios sino advertencias que eviten la posibilidad de disyuntivas entre el bien y mal. Ni este ni aquel son esencialmente diferentes desde el momento en que son las circunstancias las que delimitan sus esenciales realidades: está mal fumar y alcoholizarse y sin embargo ambas actividades se ven desde la tierna infancia como situaciones permitidas y estimuladas, por lo tanto ¿es bueno o malo? Qué pasa entonces cuando en la escuela uno escucha decir que drogarse es malo: fumar es malo, alcoholizarse es malo y sin embargo son estas actividades estimuladas irrestrictamente por todos los medio y por la realidad misma cotidianamente.

La indefinición de no decir que no o que si a las diferentes disyuntivas a las que el ser humano se enfrenta diariamente implica necesariamente esa posibilidad que significa poder sopesar; no decir que si o no de memoria en base a la grabación dada por el mínimo nivel de nuestra educación tanto cultural como familiar y religioso. Poder sopesar significa pensar en todas las posibilidades que existen a nuestro alcance para que nosotros personalmente elijamos sin las mentiras del bien y del mal qué es mejor o qué es peor pero porque nosotros lo decidimos.

Las campañas intimidantes contra el consumo de estimulantes y barbitúricos no están realmente enfocadas hacia la consecución del mejor resultad; no, están enfocadas por la misma filosofía de la beneficiencia: “te doy lo que sobra, lo que sé (y realmente ni sé, ni te doy)”. El mensaje: “ No te drogues. Es malo. Muchos jóvenes y familias han sufrido porque consumen drogas”. Todas estas son las demagógicas enseñanzas que tienden –en el fondo- hacia el mal.

Hay que tomar conciencia que nuestra preparación poco se preocupa por estimular nuestra conciencia crítica. En tanto no se pueda dar al hombre el elemento básico para su toma de decisiones, éste estará a merced de la suerte que le toque cuando se encuentre

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ante la disyuntiva del bien y el mal. La medida justa es la que debe darnos la posibilidad segura de poder vivir. Es igual comer tres platos de tallarines dos veces al día, o fumar una caja de cigarrillos, o tomar una cerveza, o mentir, o engañar todos los días, que consumir marihuana, cocaína o barbitúricos así, sin medida, sin necesidad, sin restricción alguna.

Tenemos necesariamente que ponernos a pensar en que todos nosotros somos partícipes sistemáticos de la cotidiana realidad que viven los consumidores de drogas en Asunción, así como que si no tomamos las medidas adecuadas, cualquiera de nuestros seres queridos pueda llegar fácilmente a la misma situación, pues nada los diferenciará de aquellos que ya han caído, si es que las bases, las estructuras de conducta, no son modificadas con urgencia.

Generalidades

Como generalidades quería referir algunos conceptos relativos al consumo de las diversas sustancias que alteran nuestro organismo. Desde luego estas sustancias son usadas con diferentes fines, sin embargo, en líneas generales todas tienen el mismo proceso de circulación dentro del organismo, además de ser absorbidas también más o menos de acuerdo a los mismos parámetros…

Tolerancia

Con casi todas las sustancias que se usan para modificar las funciones buenas o malas de organismo, las dosis de la droga van creando un historia en el mismo y este comienza a acostumbrarse a su presencia, haciendo que las dosis originales vayan aumentándose a fin que se puedan mantener los niveles de efectos deseados originalmente. Es por consiguiente casi un hecho que el cuerpo al acostumbrase puede reaccionar de varias formas, por un lado necesitar más, o por otro lado puede empezar a rechazar las drogas. Pero también, la droga en cuestión puede volverse un elemento imprescindible. Esto último como ejemplo podría darse en el caso del alcohol que es una droga que se consume hasta que el cuerpo no pueda prescindir de él. También podemos poner como ejemplo el caso de los cigarrillos por la nicotina o las sustancias llamadas opiáceas que llegan a crear una fuerte dependencia. En todos estos casos es necesario proceder a un proceso de desacostumbramiento en caso de que uno quiera eliminar sus efectos.

Dependencia

Cuando el sistema metabólico del individuo hace que la droga sea parte de si, son una necesidad cotidiana. En este caso el cuerpo le “pide” al individuo su determinada ración de droga y si ésta no le es proporcionada al mismo, el cuerpo reacciona causando al individuo innumerables molestias tanto físicas como sicosomáticas.

Debo recordar que todas estas líneas comentando estos temas son nada más que aclaratorias desde mi punto de conocimiento profesional específico sobre el asunto, no obstante, cotejando mi información fui deduciendo estos pocos principios que espero sean válidos.

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Toxicidad

Por un lado debemos afirmar que no existe ninguna droga del todo inocua para el organismo. Al ser transportada cualquier droga por el torrente sanguíneo, ésta va depositándose en diferentes partes del mismo, con otros destinos y otros caminos finales. La droga que había sido distribuida en todo el cuerpo, va causando una serie de alteraciones. Estos son llamados “efectos secundarios” tan mentados en las literaturas y prospectos médicos adjuntos a cualquiera medicina que hayamos probado. Pero estos efectos secundarios pueden ser o no trascendentes, pueden existir un tiempo y luego desaparecer, o pueden no ser los únicos; cualquier droga que se une a otra, puede abrir la posibilidad de nuevos y nuevos efectos y esto quizás hasta el infinito o mejor dicho hasta el fin. Pongamos un caso claro, el caso de los barbitúricos, los cuales son utilizados normalmente por su capacidad sedante o anticonvulsionante. Pero qué pasa cuando uno toma una dosis fuerte del mismo, como los “casos sociales” que se utilizan para la inducción hacia la desinhibición o la euforia, entonces las más de las veces se lo potencia con alcohol, y qué tenemos: en principio la posibilidad de una sobredosis, por sí misma o porque el individuo drogado pierde la medida aumentando una u otra droga en un momento de euforia y…

Absorción

No hace falta aclarar que existen varias formas de absorber las drogas, pudiendo algunas disolverse en el fluido estomacal, luego ser llevadas al intestino y de allí pasar al torrente sanguíneo. Si la droga es líquida, su absorción es más rápida que si es en tabletas, comprimidos o cápsulas, pues su digestión es mucho más rápida. Si la disolución de la droga es defectuosa ésta puede no ser absorbida y es entonces eliminada directamente por el recto.

Otras drogas pueden llegar al organismo a través del pulmón. Puede ser en forma de gases o en forma de polvo, absorbiéndose muy rápidamente. Es lógico suponer que las sustancias gaseosas son de mucho mayor posibilidad de absorción. En el caso de las drogas en polvo por ejemplo específicamente el de la coca inhalada, cuando el consumidor tiene inflamadas las cavidades senoidales y las mucosas nasofaringeas entonces la droga no puede circular y llegar al punto deseado reduciéndose gran parte de su efecto. Este es un caso que se repite constantemente e induce al individuo a consumir más buscando dicho efecto que no se da por las razones referidas.

Distribución de las drogas en el organismo

La sangre distribuye las drogas en el organismo. Como ella circula por todo el mismo, va dejando algo en la sustancia trasportada por todo el cuerpo y al final generalmente un poco parte de la misma llega al lugar específico de acción. Por ejemplo, sé que las reacciones de antibióticos son siempre mayores a las que realmente utiliza el cuerpo para “curar” el mal atacado. Las drogas que son estimulantes del Sistema Nervioso Central llegan nada más que una pequeña parte (proporcional) al cerebro, no pudiéndose determinar en realidad la cantidad definitiva que absorberá este lugar deseado, tampoco

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puede determinarse con exactitud adónde más irá a quedarse ni qué efectos posteriores reales tendrán.

Desde estas circunstancias, es por consiguiente incorrecto suponer que inmediatamente todos los efectos de cada droga actuarán sobre el organismo. Se da el coso inclusive, de que los efectos de algunas drogas van siendo dados de a poco, a medida que ésta va liberándose de sus accidentales paradas dentro del cuerpo, siempre y cuando no haya sido eliminada a través de los intestinos o descompuestas por las funciones renales o hepáticas, causando en estos casos otros específicos o no especificados efectos. Un caso típico de efecto secundario y que demás nos demuestra el tipo de absorción y el tiempo de distribución es el caso de la aspirina, el ácido acetilsalicílico; éste es un calmante, un anti inflamatorio, pero al diluirse causa notables efectos contra la mucosa gastrointestinal, efectos por todos conocidos como la acidez de estómago que es producida por el estímulo de la secreción de ácido clorhídrico en el estómago, efecto éste que se produce al ser disuelta la aspirina…

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Capítulo II

La Marihuana

Generalidades

En el submundo de Asunción se ven muchas cosas. Pocos se darán cuenta que entre cada día que pasa se enciende una noche increíble para mucha gente. Esa gente es aparentemente normal, convive con uno en el colegio, la universidad, el trabajo o las fiestas. Pocos se dan cuenta, a su lado está un consumidor de las muy promocionadas “drogas peligrosas”.

Antes fue un fumador, luego alcohol, café, luego mentiras y sueños. Cuando de repente un día las desilusiones que causa la cotidianidad de la vida presionando para sobrevivir hace que se busque algo más. ¿Un escape? Algunos se refugian en es sexo. Otros en el trabajo, otros en el alcohol, otros en la madorra. Pero algunos otros caminan un paso más y a veces hasta por casualidad acceden al otro mundo, al espacio, a la libertad y se rebelan.

Rebelados ya ante la exigencia de la aplastante carga social se encuentran con lo prohibido. Muchos empiezan con la marihuana o con las anfetaminas. También pueden ser depresivos recetados por algún buen doctor, y luego de un largo caminar van asociándose a los privadísimos grupos de “locos”

Los locos” son aquellos quienes, ya al otro lado de “la pared”, están concentrados en el disfrute de su “magia”.

Entre ellos, existen desde luego muchos caracteres, van variando de acuerdo a su origen social y cultural. Su disfrute varía en proporción a lo valores que manejan. La edad de los consumidores de marihuana es muy variable, lo cual también influye fundamentalmente en los tipos de efectos de la droga. Los grupos que comenzaron en lo ’70, empezaron entre los 15 y los 16 años más o menos. Los posteriores, hasta el ’83, empezaban un poco mayores. Hoy empiezan a cualquier edad. Resta aclarar que estoy refiriéndome a la generalidad y sobre todo al criterio que prima en el momento de la toma de decisión o enganche. Los “locos” empiezan en general alrededor de la edad referida y siguen hasta los cuarenta años más o menos. Desde luego algunos se alejan antes, otros siguen sin fanatizarse y otros nunca dejan la afición. Esta referencia está dirigida especialmente hacia los consumidores de marihuana.

Y a veces la cosa se da así: en algún momento se conoce a alguien que es “diferente”. Su vida privada tiene características especiales que van llamándonos la atención, características especiales comparativamente hablando. Y entonces se da y en alguna privadísima reunión “surge” un “petardo”, un “join”. Es una ronda como la del tereré en la cual de repente el novato se ve incluido. En la ronda se respeta seriamente el orden de la mano. El “petardo” es consumido de boca en boca hasta que se va, se acaba. Algún consumidor consume nada más que tres o cuatro pitadas y luego pasa…

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Una suave sensación nos abraza entonces. El tiempo se estaciona. Generalmente la conversación se vuelve muy aguada, a veces reímos. Está claro, estamos muy sensibles, estamos “drogados”.

La primera vez produce varias clases de reacciones. He notado que en aquella gente con demasiadas expectativas con relación al efecto, este efecto no aparece. Es como que la persona está demasiada ansiosa y esa hiperactividad lucha contra los efectos relajadores de la Cannabis Sativa. Otras veces hay arcadas y consecuentes vómitos. ¡Oh desilusión! A algunos se les “lengua la traba”. Otros principiantes se quedarán profundamente dormidos. Una dosis grande sin embargo golpeará siempre. ¿Qué es grande? Ello depende exclusivamente de la calidad de la droga, aunque no obstante tiene algún peso el hecho de que el postulante a drogadicto tenga o no el estómago lleno.

Pero sigamos con la ceremonia. El del grupo sigue disfrutando de la misma mientras el principiante es “asistido” por su “gurú”. Entre conversación y conversación se enciende un “tabaco” y otro y otro, los cuales muchas veces también se comparten. Pasado un momento, entre 30 y 40 minutos, de acuerdo a la calidad, el gusto y la potencia del “join”, así como de la cantidad de consumidores, y sobre todo si hay más, entonces se enciende otro.

La comunicación establecida en la “zapada” varía generalmente. Cada consumidor asume una personalidad específica y especial que es característica en él en cada ocasión. La imaginación lanzada a volar comienza a ilimitar la realidad. Esta, convertida en un espejismo, se relaciona con la de cada uno de los comensales. La memoria trastroca los tiempos a veces y el humor es parte altamente activa de la atmósfera. Los efectos interrelacionados crean un tiempo muchas veces exquisito y no reproducible. Generalmente aumentan el bienestar y la euforia, la depresión, el bajón viene luego, cuando se acaba o cuando ya se llegó…

Los usuarios con experiencia consiguen un excelente control sobre sus facultades mentales y sicológicas. La experiencia vivida me ha demostrado que los fumadores consuetudinarios, cuando aún no han “perdido” tienen una medida definida al consumir. Es decir siempre hay alguien que llega a su tope y dice basta. Notable es el aumento de la creatividad, la intelectualidad y la sensualidad. Pero todas estas características son siempre fácilmente controlables. La música generalmente es el marco del fondo que acompaña estas reuniones prohibidas. Ella es disfrutada de manera muy singular, pudiendo por ejemplo distinguirse el sonido casi como si se lo estuviera tocando. Muchas veces la imaginación mezclada de la concurrencia se encima y consigue entrelazarse creando momentos rarísimos.

Aquellos fumadores que han “perdido” son los que a causa de otras drogas generalmente, u otros abusos, han conseguido destruir químicamente alguna parte importa de su cerebro (motriz, memoria, paranoia, agresividad, sueño profundo). Generalmente son adictos también a barbitúricos, drogas típicas recetadas indiscriminadamente por algunos siquiatras o clínicos. Aquellos que pudieron, no tienen medida alguna al consumir marihuana. Si el consumidor es un esquizofrénico, los efectos son aún más imprevisibles.

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Si el momento de consumir se da en un vehículo, la “zapada” se convierte en un paseo alucinante en el que la imaginación consigue desprenderse de la memoria y ocurre entonces por ejemplo que momentáneamente el consumidor desconoce lugares que en circunstancias de vigilia son archiconocidos por el mismo. Por ejemplo parar en un semáforo en la calle Cerro Corá y Tacuary y ver la calle que sigue, llena de árboles a los costados como si fuera otra ciudad. Si es de noche las luces de Asunción se encenderán brillantísimas derramando incontrolablemente su antiguo juego se ciudad feliz.

El consumo de marihuana consigue en disfrute profundo y como aparentemente detiene el reloj, generalmente no se necesita mucho tiempo. Así como por ejemplo, dos o tres horas que parecieron más cumplirán este primer objetivo.

En caso, por ejemplo, que el consumo se realice a solas, los efectos variarán de acuerdo a las motivaciones que brinde el medio:

-En un automóvil: Buen paseo.

-En una fiesta de “caretas” : atraen las ganas de ver y mirar y disfrutar de las vanalidades de las reuniones sociales. No hablaremos realmente del hambre y la sed que si no son controlados pueden causar estragos.

-En una cama solo: relaja y produce un excelente descanso.

Sin embargo, a pesar de toda la anterior descripción existen posibilidades de que toda esta tipología se presente en forma completamente diferente.

El los casos de que el consumidor sea muy joven y que no se haya liberado de las característica personalidad de niño, esta puerta abierta hacia la imaginación puede llevarlo hacia cualquier parte, pues no tendría asidero suficiente en su personalidad impúber. Definitivamente si la Cannabis fuera consumida por un infante o adolescente muy joven, las características podrían ser muy diferentes pues sus funciones síquicas disfuncionarían creándosele situaciones incomprensibles que podrían llevarlo hacia la total alucinación, quizás hasta la “locura”.

También he notado que aquel consumidor que haya sido destruido por otro tipo de droga o por el abuso de la misma, puede reaccionar de manera muy variada, nunca previsible y generalmente muy difícil de controlar, pues generalmente su “yo” ya tiene rupturas que conflictuan con los demás estratos de su personalidad, creándole un shock imprevisible.

Con la marihuana he notado que la personalidad sufre una modificación que podría llamar de división del yo. Cuando uno de ellos siente concientemente que entra en una etapa irreal irrefrenable, desconectado, luchando con el “yo” conciente para llevarlo hacia el mundo imaginario, de no fácil acceso en condiciones de vigilia.

En este momento he notado que si uno no cuenta con una sólida personalidad, puede pasar cualquier cosa, pues el individuo puede perder el volante de su carruaje personal.

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Habrán notado ustedes que durante todo el tiempo he insistido en que el equilibrio es fundamental pues la rotura temporaria de la realidad rescinde las obligaciones creadas por la moral, la religión o la sociedad, desprejuiciando al individuo. Como comparación de acercamientos podría citar las diferentes características que producen los efectos del alcohol, por todos conocidos, aunque el alcohólico no es conciente de lo que hace y el consumidor de marihuana si…

Por otra parte, el consumo de la Cannabis en la cotidianeidad es más delicado, pues para el caso de un empleado, este disminuiría en gran medida su capacidad laboral y su falta de concentración y memoria lo volverían incompetente.

No vale tratar de convencer a nadie de la magnificencia o no de esta droga. Sin embargo considero importante transmitir parte de lo que vi a fin de cargar el bagaje de información que pongo s disposición aquí. Personalmente, como yo lo había anotado antes, creo que la bibliografía sobre el tema es bastante limitada y si no lo fuere, a la educación de la “familia paraguaya” no se le han aproximado antecedentes a este respecto y además ésta nunca dispuso con facilidad de los mismos.

Como se pudo haber notado en la descripción general del momento del consumo como experiencia, no pretendí llegar más allá del cuento, de la narración del hecho visto desde un punto en que pretendo en todo momento ser imparcial. Esta es una compilación de informaciones que pretenderá básicamente ilustrar y no crear adicción o antiadicción.

No entraré a detallar sin embargo las características médicas ni la composición química o la descripción del camino, efectos y demás del THC en las venas, la droga de la “hierba maldita”; sin embargo trataré de contarles otros datos que puedan ser de interés para nosotros los no científicos.

Distribución. Precios. Calidades.

En Asunción, la marihuana se distribuye prensada cuando es de primera mano, si no viene de cualquier forma, picada, desprensada para hacer bulto, con rama, sin rama, con tierra o sin ella. El tamaño medio de un “ladrillo” o de un “toco” es de aproximadamente 5 cm de espesor, como un ladrillo común, pero de más o menos 55 x 22 cm. de superficie. Es decir 35 x 20 x 5 cm. El proveedor ocasional o el “marchante” (dependerá del caso), corta el ladrillo en tajadas aproximadamente una pulgada de espesor que viene a ser más o menos como una rebanada de pan francés ancha, por dar un ejemplo a mano. Este corte se da cuando no hay escasez, si no los “toquitos” pueden ser de variadísimos tamaños.

Influye también el hecho de que el “trafic” tenga o no dinero, vaya a viajar o no o haya consumido mucha de su mercancía. No se puede determinar exactamente cuánto pesa un “ladrillo” pero estimo que alrededor de 900 gramos. Viene generalmente envuelto en polietileno negro con refuerzo de cinta adhesiva ancha de manera a hacerlo lo más hermético posible.

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Su precio oscila entre los 50.000, 80.000 y 120.000 guaraníes. La tajada, ya de un vendedor intermediario cuesta entre 10, 15 y 20 mil guaraníes. En épocas de escasez un puño de “grass” despresado está alrededor de 10 y 20 mil guaraníes.

Como su olor es fuerte, se le transporta en polietileno, generalmente. Además ello evita que se desperdicie.

El producto viene compuesto de ramitas que prensadas conservan generalmente sus hojas y capullos, estos con sus respectivas semillas. Las plantas macho, que no dan flores, poseen menos cantidad de THC y producen efectos de menor fuerza.

Existen varias calidades de hierba y ello depende del curado, a veces, o del tipo de la tierra en que crecieron, por ejemplo dicen que la marihuana marroquí es fabulosa. Cuando está más fresca es más aromática, más potente, más rica y menos dañina para la garganta. Su color varía entre verde oscuro y marrón, a veces rojizo, este color especialmente proviene de las flores o capullo. Estos son los más codiciados, las hojas se llaman “palla” y no son muy queridas si vienen solas, pues se deduce que es de una planta macho o es el resto de un “toco”

Las semillas y las ramas no se consumen y si se consumiese una o más semillas es un “join” ello puede producir directamente dolor de cabeza, por lo menos, las más de las veces, sin descartar la mayor irritación de garganta. Algunos consumidores plantan las semillas en macetas y llegan a tener sus propias plantillas.

Como había dicho antes, el “capullo” es “la verdad”, pero generalmente se lo consume con “palla”.

También tenemos en Paraguay la “cera” o la “bolita”, que está fabricada con resina de la planta misma. Es notable la capacidad tóxica de este producto, lo que debe a la gran concentración de THC que contiene. La “cera”, que yo creo que es lo mismo que el haschisch que se consume en Europa, se la consume con marihuana o con tabaco. Su potencia es mucho mayor que en cualquiera de sus otras formas.

Una bola de cera cuesta entre 5 y 12 mil guaraníes pero no es tan fácil de conseguir como en el caso de la marihuana.

Vale la pena aclarar también que no todo consumidor la ha probado en Asunción, quizás por esta misma razón.

El “trafic” es el proveedor, la “mano” y tiene características diversas. Algunas veces son gente de dinero que nada más se ocupan de proveer a gente amiga del mismo nivel.

Este tipo de proveedor generalmente recibe un pedazo que ya tiene dueños fijos. El recibe directamente de su fuente que puede ser del interior del país o a veces de la misma capital. Generalmente este servicio le sirve para costear su consumo personal, pues por su situación económica no necesita más.

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Existen taimen aquellos que tienen sus clientes fijos y que trayendo de las fuentes distribuyen el producto en pequeñas cantidades que cuestan entre 5 mil y 20 mil guaraníes por “toco”. Este personaje viaja en busca de hierba y a su vuelta va de visita, previa llamada, a cada uno de sus clientes que generalmente son fijos, como en el caso anterior, sólo que sus volúmenes de adquisición son muchas más pequeñas. Este redistribuidor llegará a duplicar y hasta a cuadruplicar el valor de su inversión por las ventajas que da el menudeo, aunque desde luego su actividad es mucho más riesgosa.

Otros traficantes o proveedores son más bien exportadores, teniendo su mercando allende de las fronteras. Este tipo de vendedor la mayoría de los casos no comercia en Asunción ni por casualidad.

La relación entre la “mano” y el comprador es de diferentes características, sin embargo casi siempre prima una cordial amistad afianzada por el secreto común.

Cuando el “grass” escasea, entonces las transacciones se vuelven más difíciles. Los interesados ansiosos por tener “algo” empiezan la búsqueda. “Batallar” es la consigna entonces, y los grupos de diferentes barrios de Asunción empiezan a “moverse” para “batallar” en cualquier lugar. Se recurre entonces a cualquier posibilidad. Se busca en la memoria a las antiguas “mano” a gente que por diversas circunstancias se alejó, a los proveedores de otras clases sociales, a los artistas de la desesperación. Y cuando no hay, no hay y no queda otra cosa que esperar una próxima cosecha.

Parece ser que la escasez nunca es general, pero obedece a que se cierran o no las rutas al interior por lluvia o que la “mano” esté presa o esté “pirada”, pero sí existe una cosa segura, esta historia es ya definitivamente de nunca acabar.

De repente, como quien no quiere la cosa ella, la hierba, vuelve a aparecer. En el teléfono suena una voz conocida que dice: “Hola fulano, te habla mengano, quiero saber hasta qué hora vas a estar porque te traje el traje verde, o la camisa de la esperanza, la siempre verde”

Procedimientos de preparación

Para el consumo se pican los capullos y pallas, limpiándolos de semillas y de ramas. La cantidad de hierba a consumir que generalmente equivale a la misma cantidad de tabaco que lleva un cigarrillo común corto, digamos como un negro sin filtro de nuestro mercado, aunque un poco más fino.

Luego del procedimiento de limpieza se lía la “droga” en un papel de cigarrillos que se vacía de tabaco para ser posteriormente rellenado, en este último caso se puede fumar el “petardo” con filtro.

En el caso de la cera un bolita sirve infinidad de veces porque es una bola de más o menos un centímetro de diámetro y se la va picando o derritiendo para su consumo en pequeñas porciones y se la mezcla con tabaco, o con la marihuana misma. Generalmente en Asunción se consume la hierba en forma de cigarrillos (petardo, petard, join), sin

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embargo también se usan pipas. Existen pipas especiales que generalmente son más chicas que las comunes.

El tiempo de efecto puede variar notablemente, pero va desde 20 minutos a 3 horas, dependiendo eso del estímulo interior o exterior. Para algunos la comida o el agua sirven como paliativo del efecto de la droga en cuestión. A veces hasta lo corta definitivamente. Es posible sin embargo lograr con el alcohol que la embriaguez aumente considerablemente, aunque eso no ocurra siempre.

Características del fumador

El consumidor de marihuana se distingue difícilmente en su estado de vigilia de cualquier persona no consumidora. Ni siquiera se puede afirmar que en la actualidad se vista o maneje de manera diferente al resto. En las décadas anteriores podíase afirmar que eran los hippies o sus continuadores los ejemplares más definidos. Sin embargo hoy el consumo de marihuana, por lo menos en Asunción, no se podría encasillar entre gente de aquel o de este grupo. Trabajadores, empleados, artistas, estudiantes, intelectuales, madres, padres e hijos de actividad completamente formal forman parte de la legión de amantes del “fumo” sino simplemente señalar que es difícil distinguir a quienes están en el tema.

Sin embargo, y aquí viene lo que puede ser útil, si uno ve una persona que está bajo los efectos de la Cannabis, en ella se podrán notar algunas característica típicas como por ejemplo: ojos rojo, labios secos, mucha sed, a veces pierde el hielo de lo que conversa. Se mueve más lentamente, pierde más fácilmente la noción del tiempo, está contento… y no hay más, nada más, nada más. ¿Pero qué pasa? Todas estas características son fáciles de encontrar en cualquier persona. Creo que lo único en el consumidor de “hierba” que pueda llamar fácilmente la atención es el olor a la misma que queda impregnado en su ropa y huele más o menos como el Pacholí; los ojos rojos, rojísimos, a veces también son notables, no obstante este efecto se disimula fácilmente usando cualquier colirio de efecto vasoconstrictor, droga que suele ser constante compañía del consumidor de “grass”.

Efectos

Voy a tratar de citar algunas características que sobresale de entre todos los efectos notados durante la experiencia con las Cannabis, refiriéndose desde luego a los efectos en la personalidad y las reacciones físicas, no a sus cuestiones químicas o médicas.

Relajación, buenas sensaciones, cuerpo liviano, despreocupación, desinhibición, gran sensibilidad acústica y óptica, sueño, tacto más excitante, erotismo, lapsus de memoria, el tiempo se alarga, apetito exagerado, sed, pensamiento lúcido, taquicardia. Pero lo más destacable es la agudización notable de la sensibilidad.

De todos estos afectos fijémonos que pocos podemos considerarlos peligrosos, partiendo de la base que somos capaces de dominar nuestra responsabilidad y que el consumo de la hierba no logra anular sin uno no quiere, la voluntad.

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Lo que si podríamos considerar como peligroso es el estado de dejadez en que se puede caer en caso de que el consumo sea crónico, esto aparte desde luego del riesgo de cáncer pulmonar (como con el tabaco), contagio por promiscuidad, o por compartir cigarrillos, vasos y amistades.

Sin embargo estos riegos son prácticamente los mismos para los que consumen alcohol y tabaco, drogas socialmente permitidas.

La toxicidad de la Cannabis es entonces bastante relativa o de poca trascendencia. La dependencia es síquica, nunca física. Hasta hoy no se ha probado ningún efecto especialmente negativo, a pesar que bajo la presidencia de Reagan se ha editado una serie de literaturas referidas a la marihuana como “hierba mortal” y otras inexactitudes.

Comentarios

Quiero en principio considerar que dados los aportes anteriormente detallados, las conclusiones deben ser de cada uno. Si yo tendiera a sugerir qué hacer a favor o en contra, estaría tomando posiciones y ello iría en contra de la libertad que se debe tener cada uno de elegir por si solo su camino. De lo único que puedo sí estar seguro es que si bien la marihuana no puede llevar a un mundo especial, nuestro mundo, el permitido no pretende ningún tipo de alternativa razonable que justifique ninguna afirmación sugerente a favor de si mismo y en contra de la “hierba”

Si nosotros los seres civilizados estamos sistemáticamente estimulados hacia el consumo de drogas que realmente hacen mal, con qué bases morales debemos determinar que tal o cual cosa puede o debe hacerse. Deberíamos asumir de una buena vez que la libertad del hombre debe ser inalienable. Debemos permitimos luchar contra ese tremendo dictador que tenemos dentro de nosotros mismos porque así nos inculcaron. Debemos buscar la salida y ofrecer alternativas que hasta la actualidad no hay, o al menos son insuficientes para contrarrestar esta realidad.

Qué es la Coca

No voy a buscar el detalle histórico ni su características física, pues es de público conocimiento que la cocaína se utiliza, conoce y comercia como un polvo blanco (¡!) que se extrae de la planta de la Coca. Se sabe que desde tiempos inmemorables los habitantes de lo que ahora es conocido como el Altiplano utilizan la Coca (sus hojas) como estimulante y excelente paliativo contra su pobreza, hambre y frío.

Quiero aquí repetir que hay en la literatura universal y también en otras formas de comunicación muchas experiencias y informaciones personales como las de Huxley o Freud, referidas a la coca y a muchas otras drogas. Pero yo lo afirmé, ese material no está al alcance de todo el público interesado, por eso quiero contar…, quiero contar más bien que la cocaína es sí un polvo blanco que estimula notablemente el intelecto. Quiero

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contar que no puede calcularse siquiera cuánto dinero necesita el consumidor para utilizarla toda las veces que le desee. Quiero contar que es destructiva, porque el individuo adepto a sus bondades pierde absolutamente la confianza en sí mismo si no tiene una “líneas” guardadas en la manga para enfrentarse a la vida y éste es el tema.

Resulta mucho más fácil enfrentar la vida con un refuerzo de fantasía en el bolsillo que le asegure al luchador algo así como un cargador extra de seguro resultado ante cualquier adversidad. Pero eso no es todo con la coca, como la dependencia no es física, aparentemente no es peligrosa, el consumidor no se da cuenta que de apoco va cayendo en una situación mucho más delicada quizás. Si, el hombre es hombre porque es diferente al resto de los seres vivos, ¿cuál es su diferencia fundamental? La diferencia es justamente la de poder razonar, reír y soñar libremente.

¿Y que tiene que ver la cocaína con ello? Pues simplemente ésta logra inhibir esa características fundamental en el hombre que es la libertad ese poder razonar, reír o soñar libremente.

A veces, o casi siempre, pasa que el hombre cree que a través de la droga, encontrará el escape anhelado y no sabe que será justamente ella, la droga, la que terminará por destruir la poca posibilidad que le quedaba justo hasta ese momento en que se decide a tomarla como salvavidas. Y si su idea no fue la escapar de la realidad, ello no importa porque al final el resultado será el mismo: dejará de ser libre. Lo único real de su resultado es que acorta, la mayoría de las veces, el camino hacia el fin.

Consumo

Hoy la consume en Asunción muy variado tipo de gente; jóvenes se dejan llevar por la agradable sensación de “Speed”, si “rápidos”, un paso más adelante que el resto.

Todo los estratos de nuestra sociedad tiene sus representantes en el mercado consumidor de la cocaína.

Como toda nueva experiencia, algún personaje en algún momento de nuestra vida ve que fulano tiene una puertita abierta a la aventura y en esa puertita golpea y ofrece de “regalo” una “muestra”, nomás para que sepa cómo es. Y la cosa viene fácil: ¡como no gozar de una sensación tan agradable! Cada prueba siempre puede conseguir un nuevo adepto. No puedo aventurarme a decir cual es el personaje, pero puedo asegurar que es suficientemente alto como para que nos preocupemos y ocupemos del asunto.

Y aquel que cayó en la tentación puede ser su hijo… ¿Cuántas veces están sus allegados en condición suficientemente capaz de poder limitar el uso, dirigir el uso o negarse al uso? No siempre. Como lo afirmaba antes, la gente tendrá que tener una preparación lo suficientemente firme para poder sopesar qué le conviene o qué no le conviene. ¿Qué es malo y qué es bueno? Porque, también lo afirmé antes, históricamente nuestra sociedad nos grabó mensajes más o menos de la siguiente tónica:

- El alcohol es una droga mala que destruye al hombre, a la familia, a la sociedad, a todo, pero bébalo, es el gusto paraguayo… Festejamos los mejores momentos

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con una copa de… El viejo sabor… Entre este hombre y usted hay un diferencia… La bebida de dos colores… No se conforme con menos… Gooool, festejamos con…

- El tabaco es una droga que destruye… Prohibido fumar… El cirujano general advierte que el tabaco es nocivo para la salud, pero fume usted lo mejor… El placer de fumar… Si fuma tendrá mujeres bellas, dinero, autos… ¡Fume! Pierda su vida y lo premiamos con… A mi me gustar fumar… Hay 250 razones para fumar… Fume y lo tendrá todo… Yo soy un deportista, ganador y le recomiendo que fume…

- El café es malo para la salud, pero comience el día con el mejor café… El típico gusto del café… El mejor estímulo para después de la cena…

- Vlium, una pastilla antes de acostarse, otra al levantarse y así sucesivamente. Cuando usted se vuelva estúpido vuelva a mí y le daré la próxima vez sí, algo más fuerte y no hay drama…

Pero esto es nada más que una muestra, porque también…

- Exporte, Paraguay debe exponer para salir adelante y tener divisas sanas, pero cuando usted quiera cobrar su esfuerzo, el dólar se lo pagaremos 30% más bajo de lo que usted paga para vivir. Hágale otro descuento al Estado…

Y así podremos ver miles de ejemplos en la vida cotidiana, en casi todos los campos de nuestro quehacer; entonces ¿es bueno? ¿es bueno o malo consumir cocaína? ¿me conviene o no? ¿qué hacer? Cómo cree usted que va a reaccionar su hijo o sea quien fuere ante la clara ventaja que a la vista emerge después de probar una muestra bien servida de cualquier droga y que además como la mayoría de las primeras veces es gratis, o a lo sumo casi gratis.

Entonces la cuestión no está en que sencillamente la cuestión se puede decir que el “pobre diablo” que supuestamente nos preocupa se contente con que le digamos que ante las drogas basta un NO, porque nadie podrá mantenerse infranqueable y dirá siempre NO, además hay otra característica especial del hombre y esto es ya sin embargo concerniente a muchos seres vivos, me refiero a la curiosidad.

Antes estas evidencias no hace que especifique y quién consume cocaína en Asunción; en Asunción; en Asunción consume cocaína mucho más gente de lo que uno se puede imaginar. El miedo, en cualquier momento y dependiendo de las variadas circunstancias desaparece y es en ese momento que la puerta está abierta para conocer lo que está ahí, al otro lado de la “pared”, la cual no es una pared, sino simplemente un prejuicio que no tiene que no tiene base suficiente para sobrevivir: Esta “pared” que está tapando al mundo mágico, prohibido, deberá enfrentarse por lo tanto a dos importantes y definitivos enemigos: la ignorancia y la curiosidad. Y si esto no fuere suficiente, tendrán que enfrentarse a la aventura, actividad que desarrolla el hombre con bastante delicadeza.

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“Denme una razón para vivir” Esta es la cuestión que el hombre tiene que tener en claro en el momento en que el “mal” golpee su puerta. “Denme una razón para vivir” Es la respuesta a cualquier pregunta que pretenda descubrir el camino correcto hacia la comprensión del mundo de las drogas. Esta frase es la esencia de la filosofía que cualquier adicto no plantea. Quién la vende ¡Qué compromiso!... La cocaína en Asunción la vende cualquiera. Pero afirmar por experiencia que la vende en variado tipo de gente, de muy variadas esferas. Habrá quizás hasta unos 200 proveedores sin contar los causales con los que se vuelven incontables. ¿Cuántos, 1.000, 2.000? Uno no sabe, si quiere saber quiénes son, saberlos implicaría muchas cosas y esas cosas para nosotros que no somos inquisidores, ni tampoco miembros de la cruzada antidroga y menos aún policías, no nos incumben. No nos incumben porque no podríamos enfrentar es responsabilidad. Las fuerzas no alcanzarían para apuntar con el dedo y decir que éste o aquél son “agentes del narcotráfico”. Además, generalmente tratamos siempre de saber lo justo porque si no, implicaría encubrimientos o complicidad. Ellos llegan s través del teléfono y el mensaje es fácil: “la fiesta está preparada, ¿queres anotarte en la lista?¿cuántas invitaciones queres?”. Y así sobre este tema es mejor no seguir, pero esté seguro, justo donde usted menos espera hay un tipo que hace mucho tiempo le está por ofrecer el mundo fantástico de la coca. Calidades La coca en circulación varia notablemente de calidad, pudiéndose notar varias clases de mezcla, así como su muy variada procedencia. Está la “la más blanca” que parece maicena, la “amarillita” que se sabe es fuerte, la “oscura” que se dicen la fabrican en Pedro Juan, la “rosadita” que pega “pega” como ninguna. Yo no puedo saber cuál es más pura, pero sí se puede sentir tanto efectos diferentes como calidades hubiera, así como es diferente la duración de los mismos con cada una de ellas. Alguien produce la “mercadería”, podrá ser Bolivia, Colombia, Pedro Juan, yo no se ni me importa, el hecho que ella llega a Asunción de alguna manera. Tampoco sé con qué pureza llega, es decir si su porcentaje de calidad tiene éste o aquél valor. Ahora bien, esta mercadería de desconocido origen generalmente es mezclada por los distribuidores con diferentes clases y calidades de aditivos, hecho conocido en el ambiente como “engordar” o “cortar” la mercadería. Entre estos aditivos, aparentemente los más usados son el ácido bórico, el bicarbonato de sodio, la sal de frutas, el azúcar impalpable. También se usa geniol, aspirinas, sal de anfetaminas, etc. No pretendo con está descripción limitar los elementos usados en las mezclas, si embargo puedo asegurar que he notado variada y seguidamente estos componentes en la mercaderías que pasó por mis manos. Las presencias son variadas, dicen que vine de ¨Peter¨ (Pedro Juan Caballero), sin embargo los orígenes reales pueden ser muy distintos, desde el centro de brasil o de Bolivia o de Colombia…dicen que la mejor calidad viene de este último país.

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La mezcla con que eventualmente esta cortada la ¨mercadería¨ hace que los efectos de la mima sean variados tanto desde el punto de vista de la duración como del impacto que causa en el organismo. Los efectos características de la ¨merca mezclada son por ejemplo la inmediata corredera de nariz, lo que se va produciendo seguidamente después de la inhalación. Entre otras características tenemos la irritación de garganta, el amargo en la boca, o el dulzón en caso de que tenga azúcar. Precio Un gramo de coca cuesta al último consumidor entre 10.000 y 20.000 guaraníes, dependiendo esto de muchos factores como ser: -quien la esté vendiendo -su procedencia -cuantos intermediarios hay de por medio -si hay o no en plaza (Esto también se refiere en lo que a calidad se refiere) Sin embargo el factor más importante es la balanza: si esta pesada a la vista, la ¨merca¨ cuesta generalmente entre 13 y 15.000 guaraníes y si no esta pasada a la vista, se entrega a ojo, entonces ya no se puede determinar su precio por que aunque cobre el distribuidor 10 o 12.000 guaraníes, el comprador no sabe cuanta cantidad esta adquiriendo. Además en definitiva no le importa. Esto quiere decir que cuando la mercadería ya esta ahí, cuando la tranza ya esta prácticamente hecha, el consumidor no le importa estos detalles, primando el hecho mismo en sí de tener la blanca¨ en ese momento. Dentro de las considerancias del precio quiero obtener ensayar una idea sobre el promedio del consumo, de acuerdo al tipo de consumidor. El consumidor accidental o el medido generalmente consume de 3 a 5 gramos por semana, es decir prácticamente esta cantidad es una buena medida. Aquellos consumidores agudos y los crónicos, los que generalmente además se las arreglan para distribuir, si no son gente de dinero sobre todo, llegaran a consumir todo lo que tengan a mano, no importando resultados ni efectos en el trabajo o cualquier otro compromiso. Podríamos decir por consiguiente que consumir fácilmente de 3 a 15 gramos por día, pues pueden hacerlo 24 horas seguidas (porque la coca saca el sueño) e inclusive varios días seguidos hasta que se acabe la ¨merca¨. Esto ocurre bastante seguido con la gente que se ¨pica¨ pues el ¨pico¨ pide siempre uno más, siempre uno más, hasta el final. El consumidor que quiere y tiene el dinero, pero que no consigue ¨merca¨ cuando la consigue, consume todo lo que llega, generalmente de seguido y sin ahorro. De cualquier manera, quien haya conocido la blanca¨ no pude predecir de buenas a primeras ni definirse por cantidades determinadas por que generalmente es in dominable. En los casos de consumo agudo y crónico, el poder dominar el deseo de consumir todo y hasta el final es imposible. A diferencia de la Cannabis, la coca induce a fuerte consumo, consumir…¨hasta que muera .

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El acto de consumir la operación que se realizara para consumir la coca es la que sigue…, por lo menos en Asunción,… la ¨merca viene en polvo y en rocas, que generalmente no son mas que el mismo polvo que perdió la humedad pero que no asimiló las sucesivas mezclas, en la mayoría de los casos. Bien, el producto se vierte del paquetito, que generalmente es un papel de cigarrillo (interno, el de aluminio) en una meza de vidrio, en un plato, sobre una tapa de cassette, sobre cualquier cosa lisa y plana, aplasta el contenido vertido superficie también plana (por ejemplo un encendedor) hasta conseguir que la ¨merca¨ esté lo mas hecha polvo posible, luego con una superficie filosa se le va picando firmemente hasta que su aspecto sea similar a la arena de la playa. Una vez que se consiguió convertir en polvo la droga, se procede a hacer las líneas, lo que viene a hacer un montoncito de polvo en montañitas de entre 4 y 10 cm. De largo por 2 a 3 mm de alto: esto depende de la cantidad de comensales, de la cantidad de ¨merca¨, de la función que el consumidor espera que la droga cumpla, y depende desde luego y principalmente también, de la calidad de la droga. En relación a esto, cabe aclarar por ejemplo que eh notado efectos muy fuertes en caso de que la droga sea muy pura y el consumidor inhale más de una línea, de 8 a 9 cm. El particular efecto que toco ver fue una fuerte contracción del tracto respiratorio, que golpea tremendamente hasta el punto de que casi no se puede respirar; esta es una forma de sobredosis pocas veces descriptas, bueno, casi nunca descripta, pero sobre todo lo que me preocupó al descubrirlo fue el hecho de que esta posibilidad no la tienen en cuenta los consumidores habituales, creyendo éstos que la sobredosis puede sobrevenir solamente en el caso del ¨pico . Siguiendo el proceso de consumición, cuando el producto ya esta repartido se procede al acto de inhalación, el cual se realizaron un ¨canuto¨ que generalmente es un bolígrafo sin mina; un billete nuevo arrollado también puede cumplir esa función. Efectos. Características Al terminar el acto de inhalación, el consumidor comienza a sentir un aceleramiento en sus movimientos, que no es dominable, mueve más los brazos, tiembla, le corre la nariz, no puede mirar fijo; sus ojos se vuelven vidriosos, se ataranta (en apariencia, es decir, físicamente), a veces se le cierra un poco la garganta…estas son solamente algunas de las posibles, probables características de los efectos notables en el consumidor de coca. Una vez que pasaron los primeros 5 a 10 minutos estos síntomas se van desvaneciendo. La cochina es un estimulante; éxtasis, speed ¿Qué se puede decir? Muchos adeptos a coca han llegado a ser famosos…geniales. ¿Estaban ellos equivocados? Dieron alguna vez algo útil…Huxley, Freud, y otros y otros…ellos disfrutaron seguramente de los efectos que a continuación irán detallándose con la debida distancia. El sueño desaparece. Disminuye el hambre. Desaparece el dolor, el cansancio y toda molestia física.

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Invita al consumo del alcohol inhibiendo su efecto y logrando que el individuo consuma cantidades extraordinarias que en condiciones de vigilia podrían considerarse imposibles. También podemos hacer notar el seguido consumo de tabaco que sigue a la digestión. Se produce una suerte de necesidad de fumar, en las mayorías de los casos. Cuando la inhalación se produce en una reunión o fiesta, ésta acompañada por el masivo consumo de alcohol, el cual no crea los efectos normales, pudiendo el consumidor de coca ingerir, gran cantidad, lo que crea un estado de euforia no agresiva, generalmente, a diferencia de los efectos que causa el consumidor normal (el alcohol). Es de destacar este detalle: es consumidor de coca mientras está consumiendo alcohol siga consumiendo determinada cantidad de cocaína no llegara a embriagarse, por lo menos fácilmente y enseguida. La coca afecta al sistema nervioso. Primero el periférico y luego el central. Claro, actúa sobre los puntos que dirigen el pensamiento y las acciones. Como es un estimulante, los efectos se apuntan exactamente hacia donde la mente del individuo quiera ir y especialmente hacia donde éste quiera que vaya su estimulo. Esto durante los primeros años de consumición, puesto que con los años el consumidor consuetudinario va deteriorándose tanto física como síquicamente, por consiguiente la posibilidad que tuvo antes de dominar la situación desaparece y es él quien es dominado por ella. Consumiendo la coca en grupo y con tiempo se pueden pasar varios días sin dormir, dependerá de la intención para que ello se utilice de tal o cual manera, puede ser tanto una orgía como nada mas mantenerse despierto para beber, para hablar o para trabajar. si el consumo (inhalado) es compulsivo, es decir de 5 líneas medianas y reforzadas cada tanto, se llega a un estado cuyos locos¨ llaman ¨duro¨, es decir que están tan acelerados que se vuelven insensibles, es un estado poco agradable; es como un motor en punto muerto acelerado a fondo, al vacío. Prefiero no tocar, como ya lo anticipé, el tema de los que se inyectan cocaína pues esto saldrá según el programa básicamente de una entrevista con alguien que lo ha vivido. Los efectos en los adictos crónicos son fuertes, paranoia, hormiguero en la piel, excitabilidad, irritabilidad, desprecio por la vida y una terrible ansiedad por tener más y más, siempre. Las sobredosis generalmente sólo se dan por vía endovenosa y sobrevienen cuando la cocainómano, quien generalmente se va inyectando sucesivamente cada media hora más o menos, llega a un momento en que no puede medir cuánto se va a inyectar realmente y por ejemplo cree que es medio gramo y entonces, colapso cardíaco, criáis respiratorias y chau. Y como queda el habito En el caso de la cocaína es un tema de variados matices. Generalmente, el grupo que adoptó esta droga como compañía es un grupo que, al igual con la Cannabis, no se deshace. Por consiguiente, el uno empuja al otro y viceversa y sucesivamente, así va extendiéndose su uso, lo que va creando una suerte de hábito que, claro, es fácil de dominar desde el punto de vista físico, aparentemente. Hay que tener en cuenta que la inhalación crea una sensación especialmente ponderable, siempre y cuando el consumidor no consuma una gran cantidad de una sola vez. En los casos en que el consumidor solamente llegó a la inhalación esporádica, las necesidades son relativamente fáciles de dominar.

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La primera medida que se debe adoptar para dejar la coca es darse cuenta de que a pesar de lo que parece, realmente esta causando graves deterioros al cuerpo y a la siquis, aunque más no sea por decir, por el mero hecho, y este es un efecto indirecto, de obligar al consumidor a adoptar horarios extraordinarios, excesos extraordinarios, por ejemplo puede que la coca no mate pero la cirrosis o el cáncer del plumón si e imaginemos a alguien consumir coca diariamente aumenta su consumo de cigarrillos a 2 cajetillas diarias…bien, si uno tiene la suficiente sensatez o inteligencia o lo que sea, y se da cuenta y asume que la droga no le hace bien en definitiva entonces vendrá el otro paso. El segundo paso es alejarse completamente del grupo consumidor, y cualquier tipo de relación con dicho grupo de gente o con cualquiera del ambiente debe ser evitada. En el periodo de abstinencia, hay que evitar de cualquier manera la posibilidad de que se dé de hecho el consumo. Con relación a las características del periodo de abstinencia me voy a referir especialmente. Somnolencia, irritabilidad, ansiedad. Estos síntomas son relativamente fáciles de enfrentar, pero siempre es mejor buscar un compañero de apoyo para llegar a un buen resultado de manera que las cosas no queden a la mitad. Los pequeños distribuidores, quienes hacen el trabajo de proveer a domicilio son los más persistentes agentes para la prolongación del hábito. Estos personajes que se “mueven” libremente cumplen con la función de distribuir a cambio de que les sobre un pedazo a ellos, y como el pesaje no existe en su caso, los mismos hacen una serie de pequeños paquetitos que supuestamente tienen un gramo, y los venden como una “merca” de primera, que uno no debe perderse por nada del mundo, es una ganga, no hay que desaprovechar; y si uno que está en periodo de abstinencia deja que uno de estos personajes le dice no a la coca. Hay que destacar aquí que quien a consumido nunca desaprovechará una invitación, aún si ello ocurre mucho tiempo después de que haya dejado el consumo habitual, esto no creará de nuevo, sin embargo, interés especial en la misma… Por lo menos no siempre. Los proveedores callejeros de Asunción se acercan de varias maneras, llaman por teléfono con nombres supuestos para dar con la persona que eligió de banco y como la situación de que la traiga a uno a su casa la mercadería es cómoda, y la oferta aparentemente buena, entonces el comensal dirá que sí. Actualmente el nivel de consumo de coca entre los jóvenes de Asunción es muy importante, destacándose entre éstas personas de todos los estratos sociales. No hace precisamente falta del consumidor posea dinero, pues en caso de que no sea pudiente, siempre se puede conseguir una “mano” a quien hacerle la redistribución el consumo y asegurar su parte. No insisto aún en los detalles, que significan las dependencias de aquellos consumidores que se inyectan pues esta es una historia aparte.

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EL CRACK. Otras fórmulas de uso. El Crack es la nueva fórmula, el gran descubrimiento que está causando furor hace unos años en los Estados Unidos. En Asunción su uso no está generalizado, es más, solamente existen élites que lo “curten”. La pasta de coca se disuelve en agua tibia y se le agrega un poco de bicarbonato de sodio. Esta mezcla precipita los cristales de cocaína, separándolos de sus otros componentes. Este proceso es similar al de la inyección, aunque para ella se usa nada más que agua. Las rocas son consumidas en una pipa de agua. Esta forma de uso de la coca proporciona un 80% de pureza evaporada actuando en el cerebro aproximadamente en 8 segundos. Causa un ataque de euforia, taquicardia y una alta sensación de calor. El efecto a veces es descripto como orgásmico y su duración es de 2 a 4 minutos más o menos. Sigue luego de un efecto menor que puede extenderse entre 10 a 30 minutos. Las descripciones indican un flash muy similar al “pico”. Este alto grado de efectividad se debe a que en forma de gas no hay desperdicios en el trayecto entre la aspiración y su punto objetivo de acción. De acuerdo a las experiencias este resultado de extrema euforia es parecido a un shock eléctrico contra las membranas del cerebro. Este primer golpe de fuerza que la droga produce al cerebro es muy corta duración pero como parece ser que el efecto es extremadamente placentero, la primera relación del consumidor es la de querer inmediatamente más, lo que conduce con gran facilidad al principio del camino de una importante adicción. El caso del Crack también facilita la posibilidad de sobredosis por la dificultad que significa poder medir el poder de la droga que se está utilizando. Todas las características reacciones y sobre todo la última conlleva una serie de repetidos síntomas que rompen los moldes éticos y morales corrientes; la ansiedad, el desasosiego, la angustia y la desesperanza se reflejan en un paulatino aumento del desprecio por la vida. También se consume coca en polvo con tabaco, mezclada a un 50% con lo que dicen se consiguen efectos similares al Crack. Lo que generalmente se hace, sin embargo, es fumar un nevado lo que significa mojar el cigarrillo con la lengua juntando con éste los desperdicios que quedan después que hayan “jalado” las “líneas”. Esta costumbre se vuelve un vicio que mercadamente cambia el gusto del cigarrillo. A veces se mezcla la coca con marihuana, esto da un efecto variable aunque se caracteriza por una rara embriaguez. En los Estados Unidos mezclan la coca con la heroína.

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Siendo drogas que producen efectos contrarios, supongo que sus efectos serán relativamente similares (aunque noen potencia) a la mezcla de la coca con alcohol o la mezcla con marihuana. En fin, en lo que se refiere a formas de consumo, deduzco que serán otras muchas las posibles, no obstante considero que con lo antecede alcanza para dar una visión panorámica al respecto. La verdadera historia de Lulú. Cuando ya pasó tiempo, después de pico 20 o 30 es cuando, casi indefectiblemente empieza a “pegar” con fuerza indomable la paranoia. El flash, que dura entre 1 a 3 minutos es más que un orgasmo, dicen, pero el “speed” que queda luego dura entre 20 y 30minutos o más en caso de que el consumidor no se siga inyectando. Sin embargo, las inyecciones son generalmente autoaplicadas entre cada 20 y 45 minutos más o menos hasta que se acabe la droga, por lo menos así actúan los adictos crónicos. Ocurre en casi todas las personas el hecho irreversible de no poder suspender el consumo hasta que la “merca” se termine. Esto actúa de diferentes formas en cada individuo, dependiendo del tiempo de consumo, la frecuencia y la cantidad del mismo, así como de la calidad de la droga. El caso de Lulú es fácil de deducir. Inmediatamente después del primer “pico” le entra al consumidor una inexplicable e indomable desesperación: se siente perseguido, mirado, controlado: delirio de persecución: paranoia. Esta es una de las características más notables del consumo de la coca, sobre todo en aquellos individuos que se inyectan. Esta es una droga tan sabrosa, dicen, que no importa ese sufrimiento pues uno sabe que es nada más que ficción, aunque a pesar de saberlo no puedan dominar el terror. El problema surge cuando el consumidor busca desesperadamente “escapar” de sus fantasmas perseguidores y como se pierde la medida puede entonces ocurrir cualquier cosa: desesperados los drogadictos saltan desde el balcón, a través de una ventana de vidrio, desde un rascacielos; huir de cualquier forma es la consigna. Y precisamente esto le ocurrió a Lulú. El quería huir “de la policía que venía a buscarlo” (la paranoia), y entonces trato de pasar el balcón de la sala al balcón de la pieza continua (operación que hacía correctamente en situación de vigilia). Solo hubo un problema, sus piernas estaban tensas, sus manos temblorosas y se cayó, y se cayó al vacío.

Estos son los imponderables que a veces también llevan a la muerte a través de la droga, así como con el alcohol y los accidentes de tránsito

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Apéndice del Capítulo III

“La cocaína es sabrosa. Esta mi adicción tiene 16 años de consumo, viejo. Quisiera que me veas como me hace pelota. Ella me maneja. En ese momento no hay nada que haga retroceder el efecto de lo químico.” “Vos sabes que cuando va a haber una mano a la noche ya desde el mediodía me ataca la paranoia, yo me tengo que condicionar. No me va a pasar nada, todo está bien. No habrá nada raro. Y así es y me viene la paranoia. Yo ya no tengo memoria…”

Entrevista a un adicto crónico Para ilustrar más intensamente el espectro referido al consumo de coca en particular, quiero poner a consideración el resumen de una conversación realizada con una consumidora de coca, una cocainómana de verdad. Ella es una persona que hace 16 años está en manos de la “Reina”, una persona que a simple vista de la impresión de haber sido mucho más que un ser maltratado, dominado y ultrajado. Este es el testimonio de una persona que perdió “Lo perdí todo desde mis 6 años de estudios de medicina hasta mi familia y por sobre todo mi libertad.” Este material no tiene correcciones de formas con el fin de que sea lo más auténtico posible. Con esto me refiero a la terminología y a la forma de pensar y afirmar que posee la entrevistada de manera a que tratemos de captar la evolución de la temática fue desarrollándola ella misma siendo las preguntas insertadas, nada más que el resultado de dicho proceso. Aclaro además que la entrevista se hizo en dos fases, en vigilia y con efectos de la droga encima. Siempre hubo coca en Asunción. Yo conozco la coca desde hace 16 años. Solamente la consumía alguna gente… pero la consumía en forma, en grandes cantidades. La mayoría de ellos era gente extranjera o gente que vivió en el extranjero. Yo conocí la coca en un colegio donde estaba internada, a los 14 años. Tenía una compañera de la misma edad que se quedaba conmigo, mi compañera de todo el día. Debe haber sido hija de un traficante supongo, porque siempre tenía merca, en bolsas de 250 grs. y eso es mucho. La primera vez ella se me acercó y me preguntó: ¿Vos conoces la cocaína?… Traé, le dije. Mira viejo, en el pupitre hicimos una línea de un metro. Solamente en “Scarface” yo volví a ver tamaña forma de jalar. Poníamos la coca en el pupitre con la mano y la alineábamos con la regla del pizarrón. Fue durante todo aquel año escolar. Después ambas salimos del colegio y no nos volvimos a ver.

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La coca estimula el intelecto y el físico en los primeros años, pero cuando tenés así, muchos años de consumición ella te domina totalmente. Con el pasar de los años se manifiesta con un efecto residual y todo estímulo se va al carajo. La adicción es inmediata. Vos jalás una línea e inmediatamente vos querés más. Ni hablar si te picás, en ese caso sí que querés inmediatamente otra, otro pico. La adicción a la coca es terrible (con énfasis, lágrimas, deseos de comunicar). El primer tipo de consumición casual, luego sos un consumidor agudo y allí ya sos, después de más o menos 5 años, te volvés un consumidor crónico como yo. ¿Desprecio por la vida? Cuando tenés mucha coca encima te creas una filosofía de vida. No importa nada, es decir, nada importa, no calienta un carajo nada. Todo tiene una solución a nivel: “No, vamo sique a fiar. Total mañana vamo a pagar”. Al día siguiente no importa, pagás como sea para no perder el crédito, lo perdés todo si hace falta, y siempre querés más… La cocaína afecta. Lo primero que afecta es el Sistema Nervioso Periférico, el Parasimpático primeramente. Jalás una línea e inmediatamente tenés ganas de ir al baño, siempre. Y esas ganas son por la estimulación excesiva. Después es el Simpático: midriasis (dilatación de la pupila) esto se presenta un poco después. El Sistema Nervioso Central es estimulado posteriormente. Hipersensibilidad auditiva, tanto para el consumidor agudo como para el crónico. Pero depende de los años de consumición para que deje de ser una simple hipersensibilidad, para convertirse en alucinación auditiva y con esto la alucinación visual y a continuación la paranoia: miedo, delirio de persecución. Cuantas te picas todas estas sensaciones son más fuertes, mucho más fuertes. ¿Cómo son las alucinaciones? ¿Son siempre iguales? Y,… lo que para vos es un ruidito yo ya lo escucho como un ruido mucho más importante, más fuerte. Luego viene la paranoia. El miedo. Yo he visto gente que se paranoiquea con su mamá se despierte, y ésta no vive en la misma casa, por ejemplo, o miedo por el vecino. En mi caso, las alucinaciones, esas alucinaciones auditivas se manifiestan con pasos que escucho que van increscendo, para mí es la cana. Y la alucinación visual viene, y eso que vos ves que es una sombra cualquiera, yo veo que es la forma de un hombre que se mueve a una cierta distancia, salgo al balcón por ejemplo y lo que es la chimenea del vecino, para mí es una cabeza y yo intento discernir y decir que no lo es pero no puedo, Para mí es real. Pierdo la conciencia de la realidad. Ahí está el por qué las alucinaciones del cocainómano son una realidad inexplicable. Yo tengo pavor, pavor… (se le nota el miedo).

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Vos sabés Hugo, lo que es la paranoia que me ataca. Yo veo en mi balcón, miro por mi ventana y en el balcón hay gente, yo veo, es un tipo que está ahí. Y esa es la realidad para mí en ese momento. ¿Creés que con esta conversación podemos llegar a algo, en el sentido de hacer que la gente conozca, que se entere de qué es lo que pasa? Sí, sí. Y sabés que yo siempre quise hacerlo. Y aunque te parezca careta lo que te voy a decir, Hugo, yo recomendaría a la gente que comienza con las drogas que fume un kilo de grass pero la adicción a la cocaína, Hugo, es terrible, terrible. Es lo único que puedo decir: es terrible. Y eso lo puedo decir ahora o jalada, concientemente. ¿Cómo se llega a eso, a la terrible parte que tanto te aterroriza? ¿Cómo se puede demostrar a la gente que si bien en los primeros años parece que no hace nada luego se convierte en algo irreversible que desemboca necesariamente en esto que tú acabas de relatar? En mi caso, y no sólo en mi caso sino en el de todos los cocainómanos se destaca el deterioro físico. En lo que a mí como mujer más me pesa es el deterioro de mi cuerpo. Mi piel seca, así en todo el cuerpo. Las manos, el rostro. Yo era una hermosa mujer, bella, todo lo tenía en su lugar, después te vas a la puta porque dejás de comer mientras jalás dos días seguidos y después del efecto rebote te estimula y comés el doble de lo necesario haciendo ceder todos tus tejidos. Además hay todo un desequilibrio. Después te mirás al espejo y no te imaginás. Hoy que amanecí jalando, Hugo, me miré al espejo y vi mi piel arrugada, seca. Cuando yo digo que la cocaína es terrible, pienso: ¿Por qué ella es la Reina? ¿Por qué te lleva a esa adicción tan difícil de cortar? ¿Por qué te somete?. Al día siguiente de jalar pienso y lloro: ¿Por qué picó yo?, un mina súper capaz, con coeficiente intelectual elevadísimo, una mina inteligente. Mi capacidad de aprendizaje y concentración se fue a la puta con el clorhidrato. Lagunas mentales: cosas básicas que yo no manejaba de memoria ahora no puedo retener, nada me queda… Yo tengo 16 años de jalata y de esos, 11 meses de pico. Con una persona nos picábamos viejo. Dejé la facultad, viejo, soy humana, yo, con mi brazo todo sangrante no podía tratar a mis pacientes, y menos aún salvarlos, si yo misma no podía conmigo.

Lo más poco que me picaba por día, viejo, eran 7 gramos, de 8 de la noche a 8 de la mañana. De 15 a 18 gramos. Después tomábamos una pastilla y te dormías y después me despertaba, viejo, y me miraba al espejo y lloraba, todo el cuerpo (los brazos, las piernas, los pies, las manos) todo lleno de picadas y así todas las noches, y el cargo de conciencia a la mañana. Yo me vine del Brasil, viejo, me subí a un colectivo con el mambazo y vine, viejo, porque me iba a morir. Vine y me fui al campo. Corte en seco. Me arañaban las paredes, me estiraba de los pelos. Grandes lagunas mentales. ¿Pero sabés a qué realmente me refiero cuando digo que la cocaína es terrible?, me refiero al grado de adicción que ella te causa.

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Yo ni con la mayor fuerza de voluntad puedo dejar de jalar, puedo dejar si no veo, pero sueño, sueño y quiero, quiero, pero si no veo aguanto. Pero cuando tengo, no puedo dejar de consumir… Mi vida de vueltas alrededor de ella… ¿Cómo empieza la cuestión del pico? Este compañero que tenía en el Brasil se picaba y le inyectaba. Pero para mí, nada que ver. Un día me dijo que lo que yo jalaba era 3 a 4 veces lo que él se picaba. Todo el mundo se picaba en esa época. Pero él me dijo, cuando yo quise, en medio de su locura “yo no te voy a clavar, porque si lo hacés hoy, nunca más vas a dejar de hacerlo. Que te aplique fulano.” Cuando te piques yo te voy a preguntar, pero yo ya sé la respuesta. Y si así fue: “¿Querés otro, verdad?” Y mi respuesta fue inmediata: ¡quiero! El primer pico todo lindo. No dejé de hacerlo durante 11 meses. Cuando yo llegué aquí, después de 12 años de haber empezado con la coca, mi padre se enteró. ¿Te dás cuenta? Un médico de experiencia y que desconoce totalmente el tema. El viejo me mandó al siquiatra, uno, otro, el de más allá. Pero yo sabía perfectamente que ya no iba a dejar de jalar. Yo soy una adicta crónica La internación y los siquiatras son para aquellos que recién empiezan viejo. Después de 12 años de consumo no puede dejar más. Cuando dejé de picarme, viejo, ¡cómo quería seguir haciéndolo!, viejo. Y eso que yo le tengo miedo a los picos, viejo, porque me dan una paranoia 10 veces más fuerte de cuando jalo. Lo único que me impide picarme es el terror que le tengo a las alucinaciones. Te repito, veo cosas tan terribles que parece que voy a morir. Dosis. Cuando yo me pico una dosis buena, bien fuerte, un poquito menos de medio gramo: ¡un mambo viejo! Temblás… Cuando me sacaba la jeringa, Hugo, empezaba a escuchar murmullos en mis oídos, escucho pasos en el techo, veo que la puerta se abre. Yo no me clavo una dosis chiquitita, porque eso te lleva e clavarte enseguida 20 veces. ¿Cuánto dura el Flash? Y… dura uno, dos minutos, ves cosas… enseguida te clavás otra vez. Si la dosis fue buena te clavás otra vez. Si la dosis fue buena te clavás a los 20, 30 o una hora, depende de la merca. (He notado a través de otras entrevistas con gente que también ha tenido la experiencia del pico, que entre esta entrevistada y los otros hay una diferencia importante, ella ya pasó al otro lado de la pared y una vez que pasa el flash que por lo descripto por el total de los adictos es genial, bien, una vez que para ella pasa el efecto del flash, a ella le ataca sistemáticamente la paranoia, no ocurre así siempre, dicen, con otros adictos que se pican, pues estos afirman que a posteriori de la inyección sigue un agradable speed que supera el efecto del jale, pero también me advirtieron que sólo es así durante el primer

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tiempo, después es igual para todos y la paranoia ataca siempre, siempre. Hago esta advertencia porque no quiero que crea alguien que por primera vez se pica que no le irá a pasar nada, eso parece al comienzo: “El pico es el último escalón del drogadicto”). Con relación a esto viejo, yo tuve una experiencia de terror: Una vez un personaje recién casado, viejo, empieza a clavarse, empieza con el pico. El ya era paranoico. Este chico vino a casa, nosotros teníamos 15 gramos. El llevo 5 gramos. Este era un tipo que se compraba las jeringas por cajones y su cope era preparar 5 o 6 o más jeringas para clavarse. El asunto es que el tipo luego de ir a casa fue a la suya a picarse. Se picó en la sala y se fue al baño y cuando llego allí le dio la paranoia: Veía que venía la cana. Y empezó a gritar, (esto lo contó la señora):- No me lleven, no, la policía no me debe llevar preso, no, le va a dar un ataque al corazón a mi mamá… Y así entre gritos, en medio de su alucinación persecutoria, se tiró por la ventana, se mató, viejo,… por el miedo a su mamá, s la cana…, desde un quinto piso. (Nótese la referencia del adicto en un momento cumbre: la madre. De esto podemos quizás relacionar lo afirmado por algunos autores en relación a las características de varios adictos, sobre las razones y orígenes sicológicos de su adicción y que se refiere a cierto tipo especial de trato que tienen algunas madres y en especial aquellas cuyos hijos viven sin padre y proporcionan un halo de sobreprotección a los mismos). Yo sueño que me pico y al día siguiente quiero. En todos mis sueños siempre se tranca la jeringa se derrama la cuchara y al día siguiente me dan unas ganas tremendas de hacerlo. Pero yo me aguanto viejo, siempre quiero picarme, pero me aguanto. Pero si veo un línea no me aguanto y eso que ésta igual me paranoiquea aunque no con la misma intensidad que el pico. ¿Qué es el Flash? Parece que todo se agranda. Parece que percibís todo. Y ahí entra lo auditivo. Sabés qué, te picás y sentís el gusto de la garganta, inmediatamente. No te puedo definir la situación. Es indescriptible… Tendrías que hacerlo vos para entender… ¿Se parece al orgasmo? No, qué se va parecer. Da gusto, por ejemplo cuando jalas da gusto, pero si te picas da 10 veces más gusto. Es una sensación de choque entre el placer de la coca y el miedo a lo que uno le alucina. Es todo junto. Yo me pico sola. Pero ví que por ejemplo, al europeo cuando se pica no le calienta, se pica y no le importa nada y anda por ahí con el brazo sangrante.

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Yo asumo mi drogadicción. Y sólo quería que mi padre no se enterara. Pero cuando se enteró ya no me importó nada. Yo soy conciente viejo, que el pico es el último peldaño de la adicción. (Nótese de vuelta la referencia al padre que hace la entrevistada, quien proviene de una familia de padres separados y según referencias de ella fue su padre que siempre la tuvo como la hija más querida, la mimada, aquella a la que se daba todos los gustos como cuando hay cargo de conciencia de por medio. Desde luego la referencia hacia los padres separados no es precisamente exclusiva hacia los mismos, hay otras familias que también obtienen los mismos resultados). ¿Cómo aparecen las sobredosis? Parada cardio-respiratoria. Sabés que pasa con el pico: tu cuchara, verdad, vos ponés una dosis, te pegó, luego otra y así, pero después de la 3ra. ya no pega igual, por eso nosotros cuando nos picábamos, guardábamos para el final dos gramos, para la última, ésta tenía que ser fuerte. Y como después de la tercera dosis ya no pega vas aumentando y de repente te das de más, un gramo es una sobredosis, entonces de ti queda nada más que un desperdicio junto al algodoncito en la cuchara. ¿Cómo sabes que está bien la dosis? Y, uno prueba luego de mezclar bien en la cuchara y uno sabe cuando está bien. Con la merca común, la de aquí, tenés que poner un algodoncito para que se queden los desperdicios del corte, el clorhidrato se derrite… Con fulano, que murió la otra vez de sobredosis ocurrió lo siguiente. El se estaba picando esa merca cortada con ácido bórico, esa que todos conocemos, y se le acabó, y en la fisura del momento encontró en la batalla otra merca, sin probar se hizo un pico, y resultó que era mucho más fuerte y que era casi pura, y se mató viejo, perdió, y te puedo asegurar que él no quería morir, lo que pasó es que no se dio cuenta, estaba demasiado fisurado, demasiado ansioso. Uno, sin embargo, se da cuenta enseguida, se clava y enseguida al inyectar te das cuenta y sacás la jeringa, por eso nosotros dejábamos las dosis intermedias bien medidas y las fuertes a sabiendas para la despedida. Cuando estás cerca de la sobredosis, se te “lengua la traba” y te sale espuma por la boca y no hay en la mayoría de los casos nada que hacer. Lo único que se puede intentar es Valium o similar, inyectable. Lo que ocurre es que generalmente cuando te picás lo hacés sólo y no tenés quién te inyecte nada si estás mal, no podés sólo y por último lo que ocurre es que no tenés nunca Valium a mano para salvarte.

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Con la coca perdés todo. Yo te voy a decir una cosa: Yo perdí todo. Mis seis años de medicina, perdí mi marido, 8 años de casada, mi cuerpo, mi juventud, mi familia, mi padre… ¿Vos probaste realmente volver a estudiar? Si probé, pero ya no tengo más fuerzas ni la misma capacidad de captación. Perdí viejo, no me da el cuero… ¿Por qué no insistís? No puedo viejo, no me da el cuero, no me animo. Sabés que cuando me ato el pañuelo para picarme, me pregunto, viejo, mirána lo que estás haciendo, me pregunto. La cocaína es sabrosa…

Resumiendo ¿Cuál es tu comentario sobre la coca? Quien la prueba perdió Si quieren usar drogas que usen drogas leves, marihuana, anfetas, barbitúricos, si quieren entorpecerse que lo hagan. Pero si lo van a hacer con la cocaína que sepan bien lo que están haciendo. Ella es la Reina; quien jala una vez, sucumbió. La cocaína causa una adicción tremenda. Al comienzo es una luna de miel, es sabrosa. Pero que sepan bien, que estén concientes de lo que hacen si se van a dar con la Blanca. Mirá esos pendejos de 16, 20 años que ahora están jalando en las discotecas, en los bares, esos están fritos. Yo tenía 14 años cuando empecé, era una nena, acababa de menstruar loco, y nunca más paré viejo, nunca más paré.

La cocaína no se acaba con el consumo en las fiestas o por ahí, viejo, llega un momento en que ella te chupa todo tu libertad… La cocaína es sabrosa viejo…

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Opiniones varias recogidas por el camino * Para mí la jalata es a veces mi forma de evasión, de escaparme de mi responsabilidad apática. Falta en mí posibilidad de comunicarme con la gente. Generalmente con la gente con quien comparto la cotidianidad. * Los valores de la gente careta inciden en el sentido de la línea que define mi tipo de trabajo, teniendo ellos parámetros totalmente opuestos a los míos. Mis inclinaciones a nivel profesional son inaceptados por ellos. El quid de la cuestión es que para mí el trabajo, para que sea bueno profesionalmente debe ser 1 + 1= 2 y no como lo enfocan ellos, que se hace a lo que viene, cuando cualquiera cumple cualquier función sin estar capacitado para ello. * La blanca representa par mí además la posibilidad de hacer un poco diferente mi momento corriente. El speed es el único objetivo principal. Cuando hay, hay, cuando no, me banco. * Tengo ganas de jalar cuando ingiero alcohol, generalmente. *Siempre que me invitan estoy dispuesto. * Empecé a jalar más o menos en 1985, en una fiesta de fin de año, y como íbamos a amanecer, me invitó un amigo. * Sabía como venía la mano, por consiguiente no me atemorizó usar coca la primera vez. * Las anfetas que conocí fueron Obesín, Stenamina, Pondinol, Tamilan, Apetinil, la de del dietólogo ese… * Aconsejo a los perros que no le bajen porque es destructiva por el desgaste físico, mental, y por supuesto el esfuerzo económico que representa. * Hay desgaste físico porque cuando se acaba te da el bajón con una sensación de estar muy cansado al día siguiente. * Hay desgaste mental porque me obliga a pensar mucho y la imposibilidad de lograr lo que pienso me destruye, pues no se puede llevar a cabo nada en este país. * Mi caso es discutible, hay veces que la coca me gusta y no me hace mal. Otras veces ocurre lo contrario. * Me ocurre a menudo el necesitar evadirme. * Antes de jalar me evadía con grass, regularmente.

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* El grass pega proporcionando un estado gratificante que acarrea una mayor capacidad de concentración, para mí. * Con la aparición de la blanca el grass pasó de moda para mí. * El grass me copa preferentemente cuando tengo alguna actividad bien especifica que realizar, más aún si es creativa. * Ha llegado a regalar merca impulsando por la saturación que me acusaba, proporcionándome a veces efectos contrarios a lo corrientemente conseguido. * No dejo de consumir por falta de voluntad, aunque personalmente en definitiva a los puntos negativos no son lo suficientemente fuertes, para mi tipo de consumo especialmente. * En otra gente que consume me llama la atención el efecto desequilibrante que crea, claro que esto he notado en grupos socio-culturales medios y medios para abajo. * Yo no conozco gente de mayor nivel que jale, por lo menos no las conozco personalmente. * En una hora más o menos después de la última línea se me pasan totalmente los efectos pasajeros de la coca. Comentarios A medida que pasa el tiempo, desde que dejé de escribir específicamente sobre el trabajo, cada día puedo decir que ocurre algo nuevo en relación al tema, así, por ejemplo voy a citar varias situaciones circunstanciales interesantes: 1. Mi padre decide enfrentarse conmigo con relación al consumo de las drogas. 2. Aparece merca boliviana, sorprendente, el mercado ya había olvidado su gusto. 3. Una persona conocida me comenta que otra cierta persona se droga con heroína.

Tuvo inclusive que ser trasladado al exterior para tratamiento. 4. Otra persona me cuenta que cierto personaje vende unas pastillas que son especiales,

listo LSD, no me aclara bien, pero aparentemente es así o es eso. Cuesta 30.000 guaraníes.

5. Hay a mi vista entre 4 y 5 calidades distintas de mercadería. 6. Algunas personas me comentan que en ciertas ciudades y pueblos del interior hay personas que distribuyen tanto marihuana como cocaína. Queda sí la necesidad de comentar lo aprendido.

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Mis luchas con la coca son rotundas. Las calidades son demasiado variables para poder determinar dosis alguna. Creo que este es uno de los principales factores que influyen en los casos de sobredosis, las cuales si son endovenosas son casi siempre mortales. Me entero casualmente como y cuánto consume un adicto a Valium inyectable. Me cuentan con detalles todas las características de su adicción. Tengo la oportunidad de comentar con una persona importante la posibilidad de que otras personas importantes estén involucradas en el tráfico pero le confirmo que personalmente no me interesan los nombres porque los he olvidado. Me siento muy cansado y deteriorado físicamente, los últimos 10 meses creo que con suerte he dormido como máximo 3 veces en una semana, más de 5 horas. Algunos de mis amigos me respaldan, otros me dan la espalda. Mis hermanos están entre que me censuran y no. La merca boliviana es la amarillita, vienen en grumos más o menos húmedos que podría describir como esos postres tipo “mantecol”. Si uno pretende picar los grumos éstos se hacen pasta y a lo sumo se puede volver a picar, sólo que aunque lo hiciéramos no se logran cosa. La única salida es sacarlos en frascos provistos de antihumectante. Como se compra húmeda, si uno la seca para usar, ésta pierde el 30% de su peso, por lo tanto es 30% más cara con lo que llega a costar más o menos 20 dólares por gramo pesado. Se me ocurren mil películas durante este tiempo en que ya se acaba, aparentemente, el meollo principal del libro. Recomienza mi cuestionamiento referido al tema de que me castigarán los clientes, los amigos, las familias de mis amigos y la de los amigos de mis hijos… No puedo entender cómo fue tan fácil que ese pusher pudiera traer merca de Bolivia, sobre todo teniendo en cuenta que las cosas están tan controladas, aparentemente por lo menos. La merca boliviana es pura. Se disuelve rápidamente con el calor o con la humedad. Es altamente anestésica. E cara. Pero, aunque sea cara se justifica comparativamente su adquisición pues se consume en menor cantidad que las otras. La versión de que haya alguien que consuma heroína no termina de sorprenderme, al igual que el consumidor de Valium inyectable. Ambos son extranjeros y no están ligados entre sí, por lo menos en forma directa, aunque sí sé que se conocen.

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Me doy nuevamente cuenta que esta historia es de nunca acabar pero voy continuamente confirmando mis teorías. Mi padre, una persona notablemente instruída confirma varios planteos de mi libro:

1. Tuvieron que pasar 8 años para que él “se diera cuenta” de lo que yo estaba haciendo.

2. Nunca tuvo en cuenta realmente la posibilidad de que alguien que trabajara a su

lado estuviera en algo “tan malo” como la droga.

3. Aseveró sin duda que yo era un adicto y que la única manera de “salvarme” era la ayuda “profesional”.

4. Argumentó que él no esperaba menos de mí cuando me ocupé de argumentar mi

posición, sugiriendo que el libro era nada más que una excusa.

5. A pesar de todo, él está seguro que yo soy un caso perdido si no tomo medidas urgentes con un “profesional” que me salve la vida.

6. El asegura saber todo lo que hace falta para “curarme”.

7. A pesar de ser un tipo impulsivo es una persona notablemente inteligente, su

planteo de arranque fue bueno, no esperaba menos de él, pero tuve yo que hacer que él se refiera al tema. Aparentemente también existe la posibilidad de que hayan informado en otra esfera de mi supuesto “problema”.

8. Aunque es cierto lo de la junta, fue indebida su actuación irrestricta contra una

serie de personas que me rodearon durante los últimos años. Esto hizo que yo tuviera que advertirles que así fue y tuvieron que alejarse.

9. Se refirió en la conversación a los “grandes gastos” que yo estaba llevando para

mantener “mi vició”. Esto no es tan así, aunque sin embargo, debo reconocer que en esta vida nada es “gratis” y que necesariamente para llegar a lo que llegué tuve que invertir algún dinero que no se puede decir que sea poco. Sin embargo creo que el fin justificará ampliamente los medios.

10. La conversación quedó Stand by, por consiguiente no se habló más del asunto con

él. Estoy ante la posibilidad de probar LSD no sé aún si me animaré a hacerlo. Hoy noviembre de 1988. La invasión de distribuidores y pequeños distribuidores de coca es llamativa. Me pregunto constantemente a qué obedece el hecho.

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La alternativa de que existan consumidores de droga tipo marihuana y cocaína en los pueblos del interior puede llegar a ser un hecho delicado que pienso habría que investigar. Hasta ahora no se me ocurren precisamente los medios. El consumo de coca entre los jóvenes de 17 años en adelante, adinerados (¿o no?) crece diariamente. En algunos lugares públicos se está comerciando con estos indefensos personajes. Los sistemas no varían, primero viene el regalo y luego la venta. La marihuana es una droga mucho más agradable que la coca es la afirmación generalizada, sin embargo pocos son los que han vuelto de la coca a la marihuana. Aunque este es un proceso bastante generalizado (el de consumir primero una droga y luego pasar a otra), en el caso de la coca actualmente hay un fácil 60% que nunca antes de la coca había probado marihuana, por lo menos en forma importante. El hecho de que gente importante esté relacionada tanto con el consumo como la comercialización de la cocaína no es una sorpresa por consiguiente no vale la pena siquiera de que me entere de quienes son, pues ello nada más acarrearía la posibilidad de que tomasen medidas represivas en contra mía. Todas las circunstancias detalladas en el texto precedente hacen que me cuestione sistemáticamente sobre la posibilidad de que, como ya lo afirmé antes, esta historia nunca se acaba. Ahora sí tengo más claro que nunca, que lo que he escrito es nada más que un panorama muy general de nuestra realidad. Estoy confirmando el hecho de que hay más y más adictos cada día y he notado que los barbitúricos y las anfetaminas no han pasado de moda. Es preciso insistir que de este asunto no sale fácilmente. Me comentaba un adicto novato que su proveedor no lo presiona económicamente, le “deja” la merca y que le pague cuando quiera. Han pasado demasiadas cosas desde que empecé este trabajo y cada día que pasa estoy más sorprendido con las formas, fórmulas y realidades. Ya es corriente para mí que alguien se me acerque y me comente que la copa inhalar alcohol, nafta o thinner y cuando caigo en cuenta y miro quién es, me sorprendo al ver a un chico o a una chica, muy jóvenes, y no se les nota nada. Me pregunto constantemente qué es lo que puedo hacer para que mi material sea realmente útil. Yo no quiero que sea tomado como un simple conjunto de ideas de las que algunos se ocuparán de decir que están a favor de las drogas y otros que ellas están en contra. Quiero y habré de ocuparme que sea este el principio más serio y proponer la apertura de una ocupación más real, conciente y sobre todo inteligente en la relación al consumo de drogas peligrosas. Quiero que toda le gente entienda que no sirve que nos engañemos prohibiendo nada a nadie, escondiendo información, amenazando con castigos tremendos, o cualquier cosa.

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Pretendo que todos sepamos que al lado nuestro hay 50% de conciudadanos que se droga habitualmente. Quiero que tengamos presente que drogarnos no han enseñado a todos, se los estamos enseñando a nuestros hijos. En algunos comentarios de la gente de PRE-VER he visto cosas interesantes. Con algunas de ellas coincido, ojalá siga habiendo gente así. En lo que no coincido con nadie es en la droga es el diablo y debemos de asumir que los únicos diabólicos somos nosotros y para defendernos adecuadamente: cualquier otra medida precautoria no sirve, cada cual tiene que tener la fuerza y los medios suficientes para llevar adelante cualquier guerra personal contra la droga. Con satisfacción, hoy enero de 1989, leyendo un material referido al tema que tratamos encuentro que de 10 puntos que se señalaron como objetivos básicos en una reunión de expertos en Lisboa, organizada por la UNESCO en 1980, varios de ellos fueron coincidentes con mis afirmaciones. Objetivos de la reunión de Expertos de UNESCO, Lisboa, 1980.

1. Hay que mantener el problema de la droga en su debida perspectiva.

2. Un programa de educación que se limita a un solo organismo no basta.

3. El mejor modo de tratar el problema de la droga consiste en concebirlo como parte integrante de un programa total de educación sanitaria.

4. El objetivo de toda labor de educación sobre la droga debe consistir en enseñar un

consumo juicioso de la misma e inculcar la idea de que no cabe pensar que las drogas vayan a solucionar todos los problemas de la vida.

5. Esa educación debe haber sobre todo hincapié en la adopción de las decisiones y

en la esclarecimiento de los valores.

6. Los educadores sanitarios básicos son quienes conocen bien a los jóvenes.

7. Se requiere una experiencia docente positiva: por sí sola, la información no modifica el comportamiento.

8. El miedo no es una táctica adecuada en la educación sobre la droga.

9. El método óptimo consiste en el debate de grupo.

10. Se deben fomentar las dotes de asesoramiento de los maestros y profesores.

Cuando veo la posibilidades que otorga la sociedad a cualquier enfoque nuevo son tan exiguas, pienso si vale la pena este trabajo. Nada que no sea por fuerza de ha podido hasta ahora introducirse en la cotidianeidad de nuestro abúlico sistema de vida. Los

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mayores problemas siguen asentando sus bases en el perjuicio, en la autosuficiencia, en la automentira, siendo todas estas características las principales drogas que perturban la posibilidad de nuestro crecimiento cultural Insisto en la experiencia que me ha aportado el trabajo. En cuanto a la actitud final que ha tomado mi padre al respecto a mi (no es creíble para él que la conciencia sea capaz de dominar cualquier droga a pasar de que teóricamente él es una persona debidamente informada, además de ser un científico de trascendencia en su campo), con ella no hace falta más que confirmar mis afirmaciones. Después de terminado el original Después de años de trabajo, cuando el esqueleto del mismo estuvo terminado, dejé descansar el material a fin de que éste se asentara. Durante ese tiempo el mundo de la droga siguió evolucionando a mí alrededor y la información sigue llegando. Los recuentos del material de investigación traen recuerdos, los personajes en cuestión que siguen su onda y de todas las drogas estudiadas sigue sobresaliendo la cocaína, aunque ahora también he notado que la anfetaminas y los barbitúricos se consumen en grandes cantidades. Cada día que pasa más gente conoce la cocaína, o conozco más gente que consume o consumió y me sigue intrigando el hecho aunque lo sabía inevitable. Los más jóvenes son los más entusiasmados. Estimulados por la indolencia del sistema social se encuentran despojados cada vez más de toda posibilidad de defensa. Y entonces me entero que en esta boite, en aquella discoteca o entre ellos de aquel grupo de gente la coca, la Reina ha llegado. Y los hombres siguen buscando sin descanso el camino más corto hacia el fin, no importan los medios no encuentran ninguna motivación que les inspire lo suficiente como para elegir otro camino. No existen alternativas, muchas de las personas que he conocido durante el transcurso de la investigación han manifestado que si bien les es llevadera su situación como consumidores recomiendan no obstante que si estuviera en sus manos evitar la extensión del uso de cualquier droga, en principio ellos estarían de acuerdo. Están de acuerdo porque son conciente de que el medio, una vez más, no está en condiciones de enfrentar criteriosamente una situación de esta índole. Ocurre que si bien hay gente que a pesar de todo puede manejar relativamente el tema de las drogas en su persona, vemos sin embargo que las mayorías de los consumidores no pueden hacerlo y han caído en sus garras. Por otra parte, en una sociedad como la nuestra, las libertades están delimitadas, que quedan pocas posibilidades de esperanzas que los panoramas cambien, por consiguientes

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las alternativas son también limitadas en la misma medida y entonces la gente no tiene alternativa de cambios en la mayoría de los aspectos que hacen a la vida cotidiana. Hay que tener en cuenta que en muchos de los casos la droga es el escape alternativo que representa un enfrentamiento a una forma determinada de la vida que presiona al individuo no dejándole caminos aceptables dentro del contexto normal. Pero como estos aspectos de nuestra realidad cotidiana no tienen, aparentemente, solución cercana, tenemos entonces que mirar la cosa de la otra forma. Quiero por consiguiente recalcar que desde mi punto de vista no queda mejor alternativa para la lucha contra la droga que informar. Es preciso que los jóvenes afronten la realidad con un espíritu crítico. Tiene que saber claramente cuáles son los efectos de cada droga, sin que se les oculte siquiera sus efectos placenteros y desde luego aclarándoles fehacientemente los peligros tanto físicos como síquicos que conllevan. Debemos enseñar, educar, no queda otra si queremos llegar en algún momento a cambiar el futuro. Está vista que estamos sumidos en uno de los más terribles flagelos humanos: La ignorancia, disimulada por un débil conjunto de reglas mal difundidas por la ignorancia misma Las drogas y el sexo En algún lugar, alguna vez o siempre cualquiera de nosotros pensó algo así como: DROGA = SEXO = ORGIA, y si no fuese así fue algo mas o menos parecido. Pero resulta que la cosa no es así ni mucho menos. Sólo ocurre a veces con algún tipo de gente o con cierto tipo de drogas. Para que realmente se dé esta hipótesis, generalmente concebida por la sociedad como una axioma, tiene que coincidir varias cosas, por ejemplo que droga en qué momento de la consumición se encuentra el adicto, sí todos o cada uno de los posibles actores tiene suficiente interés en el asunto. En pocas palabras:

- La droga no significa sexo. La droga generalmente es la droga por la droga y punto.

- Algunas drogas como la marihuana pueden facilitar el camino hacia el sexo.

- Otras drogas impiden sexo, como a veces la cocaína en los hombres.

- La acción de cada droga muchas veces varía de acuerdo al individuo y de acuerdo

al sexo.

- El sexo se maneja con la mente y es ésta la que debe funcionar.

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- El sexo necesita que todos los actores quieran sexo en el mismo lugar y en el mismo momento.

Cuando llegué a pensar en el tema DROGA = SEXO, inmediatamente busqué verificar esa posibilidad. Dentro de lo que puede ver con relación a esto y sobre todo en referencia a la cocaína y a la marihuana, he visto lo que sigue. La marihuana es la droga, entre ambas, a la cual vi como más motivadora de aventuras celestiales. Es una droga que consigue estimular a la imaginación hasta donde uno quiera convirtiendo dichas imágenes en hechos totalmente posibles. Habíamos visto también que conseguía desinhibir, detener el tiempo, dividir el yo. Bien, pero habíamos visto también que sólo se hacen con ella cosas que uno desea, es decir que podemos dominar fácilmente nuestra voluntad, si queremos. Bien, considerando esto, alguna gente utiliza esta droga expresamente para mantener relaciones sexuales, pero aclaro que no es un efecto de la droga sino un estado del individuo que prefiere utilizarla para este tipo de actividad. La coca sí que es una droga difícil de catalogar. Los efectos son realmente variados de acuerdo a la mercadería misma. Evidentemente sus componentes extras o agregados le dan a la cocaína valores diferentes. No obstante el criterio sigue siendo el mismo, el mismo en el sentido de que uno tiene que tener determinado interés para realizar cualquier actividad. He visto efectivamente la aceleración, el speed, producido por la coca consigue que la mente desarrolle deseos o fantasías determinadas desde el punto de vista de la posibilidad de su realización, brindando al individuo la oportunidad de conceptuar cuestiones sobre estimulado, teniendo como resultado solamente eso. Como ejemplo, un hombre que haya consumido un par de líneas (0,30 grs. más o menos, no mucho más) y desee tener relaciones sexuales, se verá ante varias posibilidades:

- Que no pueda conseguir erección aunque esté excitado (está en realidad sobre-excitado).

- Que consiga hacer que el coito llegue a tener larga duración a raíz de cierta capacidad extra de dominio de la mente que se consigue con la coca.

- Que no le afecte en nada notable. - Que le de la posibilidad o la imposibilidad de repetir seguidamente el acto sexual. - Que no le importe nada y siga consumiendo coca.

A algunas mujeres les afecta de manera especial, pero dichos efectos no son comentables porque difieren especialmente en función a la pareja. Hay no obstante mujeres a quienes antes que estímulo hacia el sexo más bien les hace sentir rechazo. Aclaro que estas apreciaciones no pretenden dejar sentadas reglas en relación a los efectos de estas drogas. Ellas pretenden nada más que dar algún aporte a la experiencia o inexperiencia de los interesados.

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Otras drogas No pudiendo dejar de lado le realidad, necesariamente tengo que referirme a algunas de las otras muchas drogas que se consumen en Asunción. He considerado por consiguiente oportuno, hablar de algunas de ellas en forma más general, aclarando que no por ello es menos importante dedicarse a estudiarlas más profundamente. Anfetaminas Mucha gente en Asunción conoce y utiliza esta droga. Algunos la conocieron sin querer y otros queriendo. Los locos añoran la década del 70 cuando la Stenamina y el Obesín eran las vedettes del mercado, legiones de adictos disfrutaban de la libertad que había para adquirirlas. En esa época, no obstante, era regularmente recetada por los dietólogos y clínicos por sus propiedades anoréxicas, es decir, que cortan el apetito. Por consiguiente, muchos de los consumidores llegaron a esclavizarse con ella, habiendo comenzado con una receta legal. Este comienzo de muchas de las dietas antiengordantes dejaba a cada consumidor la marca de la influencia química dentro del contexto global de su cultura, enseñándole así que existen medios para modificar totalmente cualquier tipo de conducta a través de una pastilla, por lo menos aparentemente. La falta total de apetito y sueño, así como la hiperactividad, aunque también la irritabilidad, son sus principales características. En Asunción, su consumo es generalmente oral, creando dependencia física y síquica, en la misma intensa medida en que va proporcionando energía, euforia y a veces hasta desesperación. Tenemos, de acuerdo a lo afirmado anteriormente, a mi criterio, dos tipo de consumidores, que se pueden distinguir notoriamente, siendo sus características las siguientes: por un lado, aquellos consumidores que son el resultado de las dietas antiengordanataes, las cuales en sus mayoría son obesos y obesas, que generalmente además proceden de un estrato social relativamente alto, pues primeramente un gordo tiene que tener dinero para comer y también luego dinero para adelgazar pagando un médico que le haga perder los kilos que tanto dinero le costaron. Por otro lado tenemos los consumidores de anfetaminas que forman parte de la legión de drogadictos. Estos enfocan la situación desde un punto de vista filosófico totalmente diferente a los anteriores, pues generalmente consumen las anfetaminas conjuntamente con otras drogas, sabiendo perfectamente qué están haciendo, conociendo y esperando sus efectos. Regulan su consumo en función a los objetivos que se fijan en el momento de consumir, por lo menos aparentemente. No son éstos siempre precisamente adictos a las anfetaminas. Ocurre que la anfetamina es utilizada muchas veces como droga sustituta de

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la cocaína por los efectos similares que se obtienen al consumirlas. Pero se da la siguiente situación. Para mantener los efectos estimulantes las dosis de anfetaminas deben ser aumentadas gradualmente en forma muy constante. Este hecho además se acentúa porque los productos disponibles, desde que existe más control en el mercado, tienen valores muy bajos del componente deseado. Llegamos entonces a la situación en que si el consumidor pretende lograr un efecto altamente estimulante parecido al de la cocaína, se ve obligado a consumir entre 10 y 15 comprimidos de Apetinil, por dar un ejemplo a mano. Estas altas dosis producen un alto grado de irritación en el estómago notándose síntomas muy desagradables que crean una alteración física seria como por ejemplo una gastritis o una úlcera en el estómago. Hoy en día, en Asunción, los consumidores de anfetaminas son individuos solitarios que están dentro de un pozo difícil de dejar, sin embargo, creo que el médico de la familia fácilmente podría manejar este tipo de situación. Hay que aclarar no obstante que existen consumidores de esta droga por vía endovenosa, siendo este tema mucho más delicado de tratar. Estas consideraciones además no son todas las necesarias para analizar los casos en que el consumidor es un adicto grave de anfetaminas, hay que investigar a cada individuo dentro de su contexto específico personal, definiendo su nivel de consumo con sus características y motivaciones.

Las anfetaminas y la cocaína Hacemos esta referencia en razón de su notorio parecido. Sí, proporcionan efectos similares, sin embargo, una es más usada que otra, o una es más querida que otra, o el consumo de anfetaminas es menos delictuoso que el consumo de cocaína o quizás es más snob usar coca que anfetas… Como la mayoría de los estimulantes la anfetamina quiere volver constantemente, es decir, el usuario luego de terminado el efecto de la misma se siente invadido, fuertemente invadido, por un letargo acompañado de depresión emocional. Lógicamente estas sensaciones son muy poco agradables, siendo entonces la única vía de solución aparente, la urgente vuelta al consumo. Es notable el hecho de que a pesar de los efectos poco agradables que acompañan al consumo de las anfetaminas como la paranoia inducida, los cortos placeres y el deseo de sentirse fresco y ágil, sean razones más fuertes que inducen a decir, o no decir pero hacer una vez más. Pero esto no viene solo, ocurre que ese efecto posterior al consumo que se caracteriza por una acumulación de efectos desagradables es una reacción del cuerpo que significa quiero más. Es decir que el organismo deja de recibir la droga, ¿qué pasa?, pues pasa que el individuo siente que tiene que conseguir a cualquier precio que su organismo se sienta bien, que cubra esa necesidad artificialmente creada por el consumo. ¿Y hacia adónde vamos entonces? Sí, entonces es que vamos a la búsqueda inescrupulosa, lo cual puede convertirse, y se convierte, en un problema social.

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Y es este problema social el que reviste gravedad, pues una vez que está constituido empieza a afectar a terceras personas. Primero es afectado el consumidor. Luego es afectada la familia y ella no puede absorber el problema. El problema trasciende entonces. Y es la sociedad la que se ve afectada por la agresión del sujeto cuando sale en búsqueda de su solución sin ningún tipo de miramientos, pudiendo recurrir a cualquier medio en función de sus propias soluciones, desde la auto degradación hasta la delincuencia. Con frecuencia también las medidas de consumo da la cocaína van en constante aumento y hacen entonces la misma maratón hasta el final. Frecuentemente me pregunto por qué la cocaína ha logrado desplazar a la anfetamina del mercado, poniendo en consideración que los efectos son bastantes similares con diferencia de duración y precio: la cocaína tiene un efecto mucho menos prolongado que la anfetamina. La primera consigue en efecto de entre 10 y 30 minutos en cambio las anfetaminas consiguen un efecto de varias horas de duración. En lo referente al precio, las anfetaminas son llamativamente más baratas que la cocaína. En lo referente a la disponibilidad de la una o de la otra, pienso que es casi más fácil conseguir anfetaminas que cocaína, por lo menos en nuestro medio. Se me ocurre que la diferencia puede ser que esté en el grado de aventura que representa el consumo de la cocaína, o porque está de moda, o simplemente porque así se da, aunque sea totalmente ilógico…

La opción lógica no existe La consumición de drogas es el resultado de la falta de opciones. ¿Qué puede ofrecer la sociedad al consumidor de drogas que sea mejor que la droga? Aparentemente nada. Pero si existe un posibilidad: la libertad es la única carnada que podría estimular al no consumo, pero, ¿qué significa esto? ¿Qué necesidad de libertad puede tener alguien que no la tiene enseñada. Alguien que no tiene esa posibilidad dentro de su esquema síquico? Claro está que nadie puede considerar la posibilidad de disfrutar algo que de principio le está negado, por una suma de factores o situaciones que coexisten de hecho.

Trastrocación de valores La vigencia de los valores humanos debe ser rescatada del olvido. Es decir, los jóvenes de hoy y siempre han sido, pero hoy más que nunca, borrados del interés del sistema. El sistema no busca estimular los valores humanitarios sino otros que los han substituidos. En la lucha cotidiana por la vida, el afán de producción, del tener más, de la búsqueda de éxito, ha suplantado a la importancia de valores otrora fundamental, otrora estimulados.

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El joven hoy ya no tiene dentro de sus expectativas la ilusión idealista, donde los valores significan justamente la valoración de sus capacidades intelectuales filosóficos, políticas, religiosas, artísticas, deportivas. Diciéndole en menos palabras, hablemos de valores culturales, los cuales pueden dar tantas satisfacciones como cualquiera de los estimulantes químicos que nos atormentan.

Pero al afirmar esto también estoy pidiendo que quepa la posibilidad primera de que estimulen estos intereses y segundo que cuando estos estén suficientemente estimulados que sean posibles de ejercer. Nos encontramos así ante el hecho de que primero tenemos que educar para la libertad y luego tenemos que proporcionar la libertad necesaria para que cada uno pueda desarrollar decorosamente sus intereses hacia la consecución de esos valores. Como verán, en ninguna de mis propuestas está incluida la difusión del temor hacia las drogas o la ocultación de su existencia y bondades aparentes o reales. No, yo quiero que el hombre tome conciencia de su propia importancia, de su propio valor y si esta alternativa le es permitida, necesidad alguna de terceros, elegirá el camino que le conviene y allá él si decide que es mejor volar con la química que volar con la ilusión y la fuerza que proporciona el hecho de poder ser uno mismo y llegar a lo alto de la escalera por el camino del máximo desarrollo de sus potencialidades. Dejemos las drogas a aquellos que no pudieron dejar de ser animalitos de Dios, que no pudieron llegar a ser seres humanos. Sin embargo, no se puede hoy aplicar estos conceptos, pues éstos primeramente tienen que ser sembrados objetivamente en la conciencia de las clases gobernantes: la familia, la religión, el gobierno: en suma, los responsables de la cultura, educación y administración a nivel nacional. Si realmente les importe llegar a la solución o por lo menos a la moderación del consumo indebido de drogas, de estupefacientes, se torna fundamental que asumamos estos objetivos, si no, todo seguirá siendo una comedia más en la historia de nuestra consuetudinaria hipocresía.

Barbitúricos – Hipnóticos – Relajantes Como la venta de este tipo de drogas es prácticamente libre, son muchos sus adeptos. Es por consiguiente éste un problema actual. Los adictos a estas drogas son así, en su mayoría, gente que comenzó a consumir por problemas médicos específicos. Insomnio, stress o una gran pena o cualquier escusa, pero con el tiempo se hizo costumbre, se siguió consumiendo. No había problema porque el farmacéutico sabe que uno siempre compró con receta, además es una señora seria, con dinero, en resumen una buena clienta. Por qué el farmacéutico habría de meterse en lo que ella está haciendo…

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Aparentemente al principio, estas drogas sí que son buenas, no hacen tanto daño, no dan pena. Pero es exactamente lo contrario, síncope cardíaco, accidentes de tránsito, sicosis, paranoia, convulsiones, suicidio, son resultado corriente del uso de estas drogas. Cuánta gente bien y seria está involucrada en el consumo de ellas. Cuántas familias sufren desmesuradamente por los estragos de esta realidad… Diazepán, Clorodiazepán , Lorazepán, Haldoperido!, y otros tantos nombres son los habitantes de este contexto. En mayor o menor medida van apareciendo dentro de la vida actual como salvadores del mundo. Traen consigo la paz y la tranquilidad, el sueño, pero de a poco, su consumo va en aumento, es inevitable. Y así, lenta y suavemente, sin que aparentemente puedan causar estragos, estas drogas van envolviendo las vidas del consumidor y de sus familias. El adicto pasará la vida dopado, volando, volado, taciturno, ausente, enfermo, improductivo, irritable, pero sobre todo infeliz. Los consumidores de anfetaminas y cocaína usan estas drogas generalmente para cortar el efecto de las mismas y poder dormir. Personalmente creo que el consumo de estas drogas es un problema serio, pero como no se desenvuelve en la ilegalidad, en la aventura, creo que es posible y está a la mano de los médicos y de las familias ocuparse del mismo. Pero ojo, es un problema muy delicado e importante como para que sea dejado de lado como lo estoy haciendo yo en este momento. Lo hago fundamentalmente porque escapa de mis posibilidades el entrar a investigar tan profunda problema plagado de cuestiones químicas y científicas.

Morfina, Heroína y Opio Sobre estas drogas hay grandes historias que contar. Los opiáceos. Historias de mundos increíbles con matices tan variados que pueden ir desde la descripción de sueños ideales hasta situaciones sencillamente espeluznantes. En Nueva York, en Katmandú, en Asía, África, Oceanía. Estas historias, puse en el tiempo en que recorrí a ellas, por lo menos como consumo cotidiano del mundo nocturno o del submundo específico de la droga, el actual de Asunción, donde los jóvenes son los principales protagonistas. Debo aclarar, no obstante que el opio como antigua droga, junto con sus derivados puede sí ser considerado como el Quinto jinete del Apocalipsis. Como el mayor flagelo vestido de blanco para la humanidad. Su consumo viene de tiempos inmemoriales: el Oriente ha forjado su cultura rodeado a veces, apoyado a veces, en el opio. Asia, Indonesia, todos sus puertos fueron y son desde siempre las bocas del dragón que expulsaron hacia el mundo oriental y luego hacia el occidental todo su fuego. En nuestro mundo mucho se ha perdido y nada se ha ganado con el opio o sus derivados, aunque en algún momento la morfina llegó y llega a ser el único alivio para pacientes de término de graves enfermedades o en situaciones incurables. Pero salgamos de estas situaciones extremas y miremos la extrema situación a que han llegado casi taxativamente todos aquellos que cedieron a sus bondades aparentes. Todos y cada uno de estos individuos estoy absolutamente seguro, tienen una mala experiencia que contar.

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¿Qué quiere decir esto? Esto quiere decir que cualquiera que llegue a la heroína, estará más cerca del final. En Asunción, como ya lo afirmé, no le he visto, pero hoy, a mi criterio, no es un tema que debe preocuparnos. LSD – 25 Esta es otra de las drogas famosas: es un mito de los años 60. En el tiempo que pasamos viviendo en el especial mundo paraguayo de la droga, la buscamos insistentemente, desde luego sin encargarla al exterior. Y no la encontramos. Todo lo que sabemos de ella es a través de algún amigo, la lectura, el cine o la TV. Pero de entre las veces que nos contestaron al respecto los antiguos locos, alguna vez la LSD-25 estuvo en boga en Asunción, y había ácido, y costaba entre 200 y 300 guaraníes una pastilla rosadita que venía de Buenos Aires o de algún otro lugar del mundo. Había, y había mucho cuando uno quería. El comentario sobre droga exigiría también toda una historia, podríamos describir volúmenes detallando los viajes que podrían llegar a ser realmente fantásticamente literarios. Lo afirmamos, en los últimos 5 años no vimos correr la LSD-25 aunque sabemos que alguna gente la consume, pero no es una droga (a la vista por lo menos) de uso cotidiano.

Colas y disolventes Fue un descubrimiento aunque no una experiencia para mi el uso de este tipo de embriagantes. A más de uno de nosotros le estimuló alguna vez el olor de nafta (antes cuando era más pura) y si nó la nafta, el abrir un tarro de cemento de contacto. Bien, la calle comenta que hoy hay miles de chicos, a nivel escolar, que inhalan. Cualquier disolvente es bueno. Por ejemplo se unta en un pañuelo el solvente y se lo pone en una bolsita de polietileno y allí está el pequeño consumidor embriagado: éxtasis, alegría. La literatura al respecto detalla los diferentes efectos de este tipo de droga, pero nosotros no la detallaremos por el principio aquel de que no podemos hablar de lo que no sabemos y manejamos, sobre todo en estos casos en el que los médicos están bastante alertas. Sin embargo, un consumidor de coca en alguna sesión comentada que de chico había caído en el tema a raíz de que casualmente en su casa había un gran depósito de solventes

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y siendo niño pilló el tema y fue, dice que, una época crítica para él, pues perdió el interés, el apetito, las ganas y además le causó sensibilidad a una larga lista de productos que a la actualidad le causan alegrías muy molestas. No recordamos claramente los datos brindados por el personaje en cuestión pero sí recordamos que nos dejó el siguiente mensaje: si un loco te dice tal cosa hace mal, a mi me hizo pelota, y yo consumí tal cosa de pendejo y lo hice saber y caí, entonces debemos tener en cuenta, que hoy debe estar siendo sin duda un problema en Asunción.

Mi periodo de abstinencia Luego de meses, he decido terminar. Todos los datos que me interesaban rescatar de la realidad ya los he tenido en mis manos. Hoy, junio de 1989, a casi diez años después de vivir al margen de la sociedad, con la “gente rara” como yo, como lo dijo una amiga muy querida, debo enfrentarme a la realidad que significa “dejar” las drogas. El hábito es fuerte. Conozco todas las drogas, sus efectos. Conozco todas las excusas para seguir. Nadie puede obligarme a dejarlos. Dispongo de todos los medios necesarios. Todo indica que no necesito “dejar la droga”. Puedo auto convencerme de que no me hace daño, que puedo seguir. Pero no, mi compromiso conmigo mismo fue que cuando acabara el texto se acabara el cotidiano consumo de cualquiera de las “malas drogas”. Y aquí estoy y les cuento como es. De todas las drogas que he probado y usado la última que me quedó y queda es la más notable, la más terrible, la más linda, la más cara, la más destructora, la gran difícil de dejar, es ella: la Reina… Dentro de los raros síntomas que leyendo uno no puede asumir, no está en momento alguno la necesidad de la droga como tal. El principal síntoma de sufrimiento se traduce en sentirse mal. No es un sentirse mal corriente, doloroso. Es algo así como un fuerte principio de gripe. Pero esto no es todo, la otra parte está cuando uno no se da cuenta que ha perdido la seguridad en uno mismo, olvidando que antes de la coca uno podía tanto como con ella. Eso es real. Uno tiene que enfrentarse a la realidad que implica el que no haya bastón alguno, que uno tendrá que bancarse todo el tiempo sin ella, la Reina… Sentirse de pronto irritado por situaciones que en estado de vigilia podrían sobrellevarse sin mayores problemas, van golpeándolo a uno cotidianamente, castigando la aventura y haciendo añorar los momentos blancos en que todo está OK. Todo esto ocurre más frecuentemente cuando uno trata de no medicarse como auxilio para preverlo. Con un ansiolítico se sobrellevan los días no laborables, con aspirinas se enfrentan los días de

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trabajo. Con esto, todo queda más o menos equilibrado. Pero como la idea es tratar de evitar loas drogas, estas situaciones, estos malestares aparecen, ¿y qué pasa? Justo es el tiempo en que más golpea a la familia y a los amigos. Es importante evitar ante el consumidor en abstinencia los comentarios inadecuados provenientes de gente que no está al tanto del problema. Para el común de la gente un médico podría solucionarlo todo, pero no es así. Pocos médicos podrán entender la situación por el mero hecho de ser médicos, me atrevo a decir que hay que vivir esto para poder pasarle la mano al prójimo. Pasar la mano; ¿a quién? Es tan difícil tomar la resolución, puede uno asegurar que no hay razones (en apariencia) para dejar la coca, y esa es la guerra. Sólo se podrá pasar la mano a quien quiera, si alguien no quiere cambiar, queda poca esperanza en este asunto. La siquis le va jugando a uno desde todos los ángulos. No hay caso, a veces uno no consigue sentirse bien, haga lo que haga. La presión a veces es indescriptible. Parece que uno se va a morir, debe ser como la tortura, pero se puede, se puede dejar la coca. Esto ha durado quince días, hasta que una mañana por fin, amanecí sonriente.

No sólo puede dejar la coca, sino se puede hacer todo, todo lo que queramos siempre y cuando pongamos en ello nuestro amor, esfuerzo, nuestra inteligencia. En síntesis cuando nos demos nosotros mismos por completo para llegar al final del camino don la frente levantada hacia el desconocido más allá. En definitiva somos nosotros mismos los únicos diarios creadores del universo. No tenemos derecho a defraudarlo.

Epílogo

Y llegó el final de esta historia. Una historia larga. Una historia llena de fantasmas que todos tenemos que enfrentar cotidianamente.

Hoy, nuevamente sentado ante las páginas en blanco del final de este camino, me detengo. Miro. Veo a mis amigos, a mis hijos, a mi familia. Quizás todo lo que viví fue nada más que un sueño. Quizás fue nada más que una excusa. Sólo el tiempo dirá qué hubo en mi inconsciente todo este tiempo.

Hoy, quiero rememorar, para terminar, algunos pasajes de mi vida, de nuestra vida. Otra vez quizás, tengo que tomar conciencia que durante todos estos años la gente me miró y a veces me sigue mirando como un loco. Yo hasta hace muy poco tiempo creía que en

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realidad no era diferente al resto, que era un “tipo normal” metido en un asunto raro. Aparentemente no fue así.

Creo sin embargo que si bien, luego de mis andanzas, nadie puede contarme en “cuentos de brujas” sobre las drogas, estoy totalmente convencido que toda nuestra sociedad es adicta a ellas en gran escala. Pero que no acabe esta afirmación en otra afirmación, aquella del ya lo sabemos. No, no es así.

Lo grave, lo terrible, lo no manejable, es justamente esta verdad. Todos nosotros, todos nuestros hijos, todos, todos, debemos tomar conciencia de que si no asumimos la postura libertadora de la concientización de nuestros actos, sin miedos, tortura, amenazas y prejuicios, todos terminaremos o seguiremos adictos a las cotidianas drogas que son siempre el primer paso hacia las “drogas peligrosas”

Nadie puede tirar la primera piedra y atreverse a decir que porque nunca tomó una anfeta, fumó un petardo o le bajó un jale es mejor que alguien que lo hizo o lo hace. Debemos asumir de una vez por todas que si queremos cambiar algo, el cambio debe venir de la libertad y en la libertad tenemos que ofrecer a los jóvenes opciones valederas que los inviten a valorarse a sí mismo y no a perderse en los irrestrictos desmanes a que los impulsa esta sociedad perdida en los desmedidos vicios de la mentira, la hipocresía, la ley de más poderoso. Ni siquiera vale la ley del mejor.

No pretendo no obstante cambiar el mundo, lo que quiero es tomar conciencia de que todos valemos más que ese fácil escape que significa mentirme y mentir con el que todo es como es y que no quedan esperanzas.

Nosotros somos la esperanza. No nos dejemos llevar por la angustiosa y vana teoría de los 35 años de desgracia que hasta ha llegado a convencernos de que no servimos para nada. Yo sirvo. Yo amo. Yo quiero. Y yo no he de bajar la cabeza para enfrentar la lucha por el cambio.

Dejo esta carta abierta como última palabra para ofrecerme a todo aquel que sienta que puedo hacer algo por él, especialmente en mi tema, sea padre, madre, adicto, adicta, o simplemente un interesado en mejorar las cosas.

A veces parece fácil llegar cuanto antes al final del camino. Pero estoy seguro que tendrá más sabor alargarlo de manera a poder disfrutar no solamente del camino mismo, sino también de nosotros mismos.

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Glosario

Amarillita: Variedad de cocaína. Generalmente es más húmeda que otras. Casi siempre tiene menos mezcla. Tiene mucho éter.

Ácido: L.S.D.

Anfeta: Anfetaminas.

Alucinado: Stone. Bajo los efectos de la marihuana.

Bolita: Cera. De la resina de la Cannabis Sativa.

Batallar: Salir en busca de droga, a cualquier hora, precio. A cualquier lugar, a veces hasta sin rumbo fijo.

Blanca: Cocaína

Bajón: Cuando termina el efecto de la marihuana o de la anfetamina

Bajarle: Consumir determinada droga

Careta: Personaje que no curte (consume). No sabe o si sabe no le gusta ni lo permite.

Cannabis Sativa: Marihuana, grass, hierba.

Capullo: Flor de la marihuana. Muy codiciada dada su potente efectividad.

Cera: Bolita de resina de marihuana.

Cortar: Mezcla que se agrega para aumentar el volumen y bajar la calidad de cualquier droga.

Corte: Problemas.

Canuto: Elemento que se utiliza para inhalar cocaína.

Crack: Consumo de la cocaína precipitado, de fuerte efecto.

Coparse: Que gusta mucho.

Coca: Cocaína.

Curtir: Consumir.

Duro: Estar bajo los efectos de la coca o de anfetas.

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Escama de Pixe: Variedad de cocaína que se destaca por escamas brillantes junto con el polvo. Es muy liviana, por consiguiente su volumen es mayor es mayor que las otras variedades. Es de sabor agradable, comparativamente, y muy apreciado.

Etil: Nombre de pila del alcohol entre los consumidores de droga.

Fumo: Consumo de la hierba.

Fisura: Situación angustiosa que se produce cuando se le acaba la coca al consumidor, tanto al agudo como al crónico, lo que le impulsa muchas veces a salir a batallar.

Flash: Producto del pico o del crack.. Sensación muy fuerte y alucinante de muy corta duración que se produce inmediatamente después del consumo.

Freebase: Libre de la base. Semejante el crack pero no con pasta de cocaína, sino con polvo.

Gurú: Guía del novato en el consumo de droga.

Grass: Cannabis Sativa.

Hasta que muera: hasta que se acabe la existencia del momento.

Haschis: Resina de marihuana prensada.

Hierba: Cannabis Sativa.

Hongos: Referencia a los alucinógenos que se consumen.

Join: Cigarrillo de marihuana.

Jalar: Inhalar coca.

Jalata: Reunión para jalar

Loco: Consumidor de droga.

Ladrillo: Unidad base de comercialización de la marihuana de tamaña parecido al de un ladrillo común.

Línea: Porción de coca preparada para el consumo.

La Reina: La Cocaína.

Mano: Proveedor de droga.

Muestra: Porción gratis de droga

Merca: Cocaína.

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Mover: Comerciar. Conseguir.

Moverse: Irse. Ir a buscar, ir en busca de droga.

Mambo: Efecto.

Mambaso: Efecto Fuerte.

Nieve: Cocaína.

Oler: Inhalar.

Opiaceos: Derivados del opio. Heroína, Morfina, Codeína.

Perder: No tener remedio. Perder la coherencia. Caer preso.

Pálida: La policía. Situación conflictiva poco agradable y contraria al consumo mismo.

Palla: Las hojas de la Cannabis Sativa.

Pirado: Aquel que perdió.

Pegar: Hacer efecto.

Pico: Inyección endovenosa de alguna droga.

Picarse: Inyectarse droga.

Petardo: Cigarrillo de drogas.

Pusher: Proveedor de drogas.

Quemar: Consumir marihuana.

Rosadita: Variedad de cocaína notablemente fuerte. Muy raro en nuestro mercado.

Rayado: Enojado, pirado.

Speed: Acelerado. Rápido. Bajo efecto de coca o anfetas.

Stone: Situación relajada y feliz producida por la marihuana.

Surge: Aparece. Se pone a disposición.

Sin corte: Sin problema. No hay caretas, no hay pálida.

Saque: Consumo de coca con una llave o con la uña, que generalmente se hace para probar o bien porque las condiciones dadas para el consumo no son aptas por consiguiente debe ser rápido.

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Tabaco: Nombre de pila del cigarrillo dado por los consumidores de droga.

THC: Compuesto de la Cannabis Sativa responsable de sus efectos. El consumidor de refiere a él corriente. Tarda entre 4 días y una semana en ser eliminado del cuerpo.

Toco: Porción de droga.

Trafic: Pusher. Proveedor. Traficante. Mano.

Zapada: Reunión para consumir drogas con varias persona.

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Bibliografía

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