Drogas de diseño

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46.947 Se denomina «drogas de diseño» o «drogas de síntesis» a una serie de sustancias estimulantes psicoactivas de origen sintético, creadas a partir de la modificación de la estruc- tura química de determinados productos naturales o de medicamentos, y que son sintetizadas en el laboratorio por métodos químicos sencillos 1 . En general son sustancias de- rivadas de las feniletilaminas (abandonadas en su día por la industria farmacéutica y resintetizadas de forma clandestina en la actualidad), de síntesis ilegal, con estructura y acción farmacológica similares, a caballo entre las anfetaminas y los alucinógenos del tipo LSD. Se sintetizan a partir de una anfetamina, mediante la modificación, adición o sustitución de grupos metilo, consiguiéndose fármacos con mayor o menor efecto estimulante, anorexígeno o alucinógeno. Se han descrito más de 50 sustancias derivadas con diversos efectos y con diferentes grados de toxicidad. Las drogas de diseño más utilizadas actualmente son las metilenodioxianfetaminas (éxtasis o MDMA o 3,4 metileno- dioximetanfetaminas, MDA, MDEA, MDE). Se denominan también «análogos de la mescalina» al ser ésta el prototipo de droga de abuso con estructura de feniletilamina, o «anfe- taminas alucinógenas», pese a que en realidad no produ- cen verdaderas alucinaciones a las dosis habituales, sino más bien alteraciones en la percepción 2,3 . La MDMA actúa sobre diversas aminas del sistema nervioso central, fundamentalmente en los sistemas serotoninérgico y dopaminérgico, es un potente inductor de la liberación de dopamina y serotonina, inhibe la recaptación de estas ami- nas y actúa específicamente como agonista de los recepto- res 5-HT 2 . Los efectos agudos más destacados del consumo de éxtasis son una euforia de tipo anfetamínico, intensa emotividad y una disminución del umbral del cansancio. Ocasiona una mayor facilidad para el contacto interpersonal y la comunicación, asociada a una hiperestesia táctil y au- mento de la capacidad de empatía. Por ello se les ha llama- do también «sustancias entactógenas». Asimismo producen un incremento general de la actividad psicomotriz, sobre todo en las tareas simples y repetitivas. En la esfera sexual parecen incrementar el sentimiento de vinculación afectiva, pero no aumentan ni la actividad ni la iniciativa, y producen un retraso en la eyaculación y dificultad para mantener la erección 4 . La dosis habitual de consumo de éxtasis oscila entre 50 y 80 mg, encontrándose intoxicaciones en dosis superiores a los 100 mg, aunque éstas no son dependientes de la dosis 5,6 . Sus efectos suelen durar de 3 a 4 h, aunque algunos sínto- mas pueden permanecer unas horas más, sobre todo en lo relativo a los trastornos del sueño. Las pastillas tienen una gran diversidad de colores, dibujos y formas, al igual que en sus contenidos. Casi el 80% de las pastillas y cápsulas que se consumen contienen uno de los 4 derivados: MDA, MDMA, MDEA, MBDB. También pueden contener otras sustancias legales o ilegales, como anfetamina, cafeína, dipi- rona, paracetamol o ácido acetilsalicílico 6,7 . Otra droga de diseño también ampliamente utilizada es el sulfato de anfetamina o speed 3,4 . Produce estado de alerta, euforia, supresión del apetito y psicosis. La euforia suele describirse como sensación de energía, fuerza y claridad mental. Inmuniza temporalmente contra la fatiga y dota al sujeto de una resistencia mucho mayor de la que normal- mente exhibe. La pureza de esta sustancia en la calle suele ser baja. Los agentes principales de corte son azúcares (lac- tosa, glucosa o manitol), cafeína y paracetamol. Se desarrolla una gran dependencia psicológica y una tolerancia alta. Los efectos psicoactivadores son parecidos a los de la MDMA. El éxtasis ha gozado de una cierta reputación de sustancia segura, aunque la realidad es distinta 8 . Los acontecimien- tos adversos descritos pueden ser el resultado de múltiples circunstancias: sobredosificación, consumo simultáneo de otras sustancias, adaptación orgánica por tolerancia aguda o sensibilización y/o existencia de una determinada suscep- tibilidad individual, como una enfermedad preexistente o una reacción alérgica 9 . Es a partir de 1997 cuando comien- za a relacionarse muerte e ingesta de estas sustancias y aparecen cada vez más problemas psiquiátricos. El peligro de estas sustancias 10 radica, por un lado, en los efectos tóxicos directos, similares a los de las anfetaminas, y por otro en el hecho de que el consumo de estos productos hace imposible conocer sus componentes y su dosificación. Lo habitual es la adulteración con otros estimulantes (cafeí- na, lidocaína o anfetamina) y la mezcla de varios tipos de sustancias (MDA, MDMA, MDEA) en un mismo comprimido con diferentes grados de toxicidad y efectos impredecibles 4 . A esto hay que añadir que los consumidores de estas dro- gas suelen ser policonsumidores que asocian cannabis, al- cohol, speed, cocaína, LSD, benzodiacepinas y en alguna ocasión heroína 9 . Los efectos adversos de carácter neuropsiquiátrico 11-15 des- critos son trastornos psicóticos de tipo paranoide, crisis de ansiedad y ataques de pánico, así como recurrencias de efectos o flashback. También se han comunicado algún caso de reacción catatónica y secuelas subagudas de tipo depresivo-ansioso. Entre los acontecimientos adversos graves de carácter sisté- mico destacan las alteraciones cardiovasculares como arrit- mias, asistolias y colapso cardiovascular, junto con lesión hepática grave 16-18 , lesiones neurológicas y afectación fe- tal 19,20 . Una de las circunstancias que parecen facilitar o agravar los efectos tóxicos de la sustancia es la forma de consumirla. La MDMA, sustancia hipertérmica, consumida habitualmente en lugares con elevada temperatura ambien- te y poco ventilados (discotecas), por personas que bailan muchas horas seguidas y que no reponen adecuadamente Med Clin (Barc) 2002;119(10):375-6 375 Drogas de diseño Enriqueta Ochoa Mangado Servicio de Psiquiatría. Hospital Ramón y Cajal. Universidad de Alcalá. Madrid. España. Correspondencia: Dra. E. Ochoa Mangado. Servicio de Psiquiatría. Hospital Ramón y Cajal. Ctra. Colmenar, km 9,100. 28034 Madrid. Correo electrónico: [email protected] Recibido el 10-5-2002; aceptado para su publicación el 29-5-2002.

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Se denomina «drogas de diseño» o «drogas de síntesis» auna serie de sustancias estimulantes psicoactivas de origensintético, creadas a partir de la modificación de la estruc-tura química de determinados productos naturales o de medicamentos, y que son sintetizadas en el laboratorio pormétodos químicos sencillos1. En general son sustancias de-rivadas de las feniletilaminas (abandonadas en su día por laindustria farmacéutica y resintetizadas de forma clandestinaen la actualidad), de síntesis ilegal, con estructura y acciónfarmacológica similares, a caballo entre las anfetaminas ylos alucinógenos del tipo LSD. Se sintetizan a partir de unaanfetamina, mediante la modificación, adición o sustituciónde grupos metilo, consiguiéndose fármacos con mayor omenor efecto estimulante, anorexígeno o alucinógeno. Sehan descrito más de 50 sustancias derivadas con diversosefectos y con diferentes grados de toxicidad.Las drogas de diseño más utilizadas actualmente son lasmetilenodioxianfetaminas (éxtasis o MDMA o 3,4 metileno-dioximetanfetaminas, MDA, MDEA, MDE). Se denominantambién «análogos de la mescalina» al ser ésta el prototipode droga de abuso con estructura de feniletilamina, o «anfe-taminas alucinógenas», pese a que en realidad no produ-cen verdaderas alucinaciones a las dosis habituales, sinomás bien alteraciones en la percepción2,3.La MDMA actúa sobre diversas aminas del sistema nerviosocentral, fundamentalmente en los sistemas serotoninérgicoy dopaminérgico, es un potente inductor de la liberación dedopamina y serotonina, inhibe la recaptación de estas ami-nas y actúa específicamente como agonista de los recepto-res 5-HT2. Los efectos agudos más destacados del consumode éxtasis son una euforia de tipo anfetamínico, intensaemotividad y una disminución del umbral del cansancio.Ocasiona una mayor facilidad para el contacto interpersonaly la comunicación, asociada a una hiperestesia táctil y au-mento de la capacidad de empatía. Por ello se les ha llama-do también «sustancias entactógenas». Asimismo producenun incremento general de la actividad psicomotriz, sobretodo en las tareas simples y repetitivas. En la esfera sexualparecen incrementar el sentimiento de vinculación afectiva,pero no aumentan ni la actividad ni la iniciativa, y producenun retraso en la eyaculación y dificultad para mantener laerección4.La dosis habitual de consumo de éxtasis oscila entre 50 y80 mg, encontrándose intoxicaciones en dosis superiores alos 100 mg, aunque éstas no son dependientes de la dosis5,6.Sus efectos suelen durar de 3 a 4 h, aunque algunos sínto-mas pueden permanecer unas horas más, sobre todo en lorelativo a los trastornos del sueño. Las pastillas tienen una

gran diversidad de colores, dibujos y formas, al igual que en sus contenidos. Casi el 80% de las pastillas y cápsulasque se consumen contienen uno de los 4 derivados: MDA,MDMA, MDEA, MBDB. También pueden contener otrassustancias legales o ilegales, como anfetamina, cafeína, dipi-rona, paracetamol o ácido acetilsalicílico6,7.Otra droga de diseño también ampliamente utilizada es elsulfato de anfetamina o speed3,4. Produce estado de alerta,euforia, supresión del apetito y psicosis. La euforia sueledescribirse como sensación de energía, fuerza y claridadmental. Inmuniza temporalmente contra la fatiga y dota alsujeto de una resistencia mucho mayor de la que normal-mente exhibe. La pureza de esta sustancia en la calle sueleser baja. Los agentes principales de corte son azúcares (lac-tosa, glucosa o manitol), cafeína y paracetamol. Se desarrollauna gran dependencia psicológica y una tolerancia alta. Losefectos psicoactivadores son parecidos a los de la MDMA.El éxtasis ha gozado de una cierta reputación de sustanciasegura, aunque la realidad es distinta8. Los acontecimien-tos adversos descritos pueden ser el resultado de múltiplescircunstancias: sobredosificación, consumo simultáneo deotras sustancias, adaptación orgánica por tolerancia agudao sensibilización y/o existencia de una determinada suscep-tibilidad individual, como una enfermedad preexistente ouna reacción alérgica9. Es a partir de 1997 cuando comien-za a relacionarse muerte e ingesta de estas sustancias yaparecen cada vez más problemas psiquiátricos.El peligro de estas sustancias10 radica, por un lado, en losefectos tóxicos directos, similares a los de las anfetaminas, ypor otro en el hecho de que el consumo de estos productoshace imposible conocer sus componentes y su dosificación.Lo habitual es la adulteración con otros estimulantes (cafeí-na, lidocaína o anfetamina) y la mezcla de varios tipos desustancias (MDA, MDMA, MDEA) en un mismo comprimidocon diferentes grados de toxicidad y efectos impredecibles4.A esto hay que añadir que los consumidores de estas dro-gas suelen ser policonsumidores que asocian cannabis, al-cohol, speed, cocaína, LSD, benzodiacepinas y en algunaocasión heroína9.Los efectos adversos de carácter neuropsiquiátrico11-15 des-critos son trastornos psicóticos de tipo paranoide, crisis de ansiedad y ataques de pánico, así como recurrencias deefectos o flashback. También se han comunicado algúncaso de reacción catatónica y secuelas subagudas de tipodepresivo-ansioso.Entre los acontecimientos adversos graves de carácter sisté-mico destacan las alteraciones cardiovasculares como arrit-mias, asistolias y colapso cardiovascular, junto con lesiónhepática grave16-18, lesiones neurológicas y afectación fe-tal19,20. Una de las circunstancias que parecen facilitar oagravar los efectos tóxicos de la sustancia es la forma deconsumirla. La MDMA, sustancia hipertérmica, consumidahabitualmente en lugares con elevada temperatura ambien-te y poco ventilados (discotecas), por personas que bailanmuchas horas seguidas y que no reponen adecuadamente

Med Clin (Barc) 2002;119(10):375-6 375

Drogas de diseño

Enriqueta Ochoa Mangado

Servicio de Psiquiatría. Hospital Ramón y Cajal. Universidad de Alcalá. Madrid. España.

Correspondencia: Dra. E. Ochoa Mangado.Servicio de Psiquiatría. Hospital Ramón y Cajal.Ctra. Colmenar, km 9,100. 28034 Madrid.Correo electrónico: [email protected]

Recibido el 10-5-2002; aceptado para su publicación el 29-5-2002.

la pérdida de fluidos puede dar lugar a un síndrome de«golpe de calor». Este proceso, causante de buena parte delos casos de muerte relacionados con el uso de MDMA, secaracteriza por cansancio, sensación de mareo, dificultadpara orinar, ausencia de sudación y calambres. La pérdidade sales secundaria a la hipertermia que produce la droga ya la sudación por el calor ambiental produce un cuadro tóxi-co caracterizado por alteración profunda de la conciencia,agitación y sobreestimulación simpática. En los casos másgraves aparecen hipertermia y convulsiones que pueden se-guirse de rabdomiólisis, coagulación intravascular disemina-da e insuficiencia renal aguda21.El potencial de abuso y dependencia de las drogas de dise-ño es objeto de controversia. Tanto la Food and Drug Admi-nistration (FDA) como la Organización Mundial de la Salud(OMS) opinan que su consumo genera abuso y dependen-cia, mientras que algunos científicos consideran que laMDMA no causa dependencia física y que su potencial deabuso es bajo1,22. Sí hay unanimidad en que la MDMA noproduce síndrome de abstinencia al dejar de consumirla.El éxtasis genera tolerancia que aumenta rápidamente anteadministraciones consecutivas. Se considera que una vezpor semana es la frecuencia máxima con que es posibleconsumir MDMA sin que disminuyan sus efectos. Se hadescrito el desarrollo de tolerancia, de forma que algunosconsumidores ingieren dosis cada vez más elevadas deMDMA con el fin de alcanzar los efectos subjetivos experi-mentados inicialmente, fenómeno que predispone a un ma-yor riesgo de efectos tóxicos. No se dispone de referenciassobre la aparición de sintomatología por dependencia físicay tampoco de consumo compulsivo continuado. En generalse describe una autolimitación de su consumo en el tiempo.El consumo de estas sustancias no es nuevo; por el contra-rio, algunas de ellas, como las anfetaminas, el speed, elLSD e incluso la MDMA, son conocidas en España desde ladécada de los setenta. Su consumo aparece en zonas turís-ticas del Levante en torno a las macrofiestas y a una deter-minada música. Sin embargo, a finales de la década de losochenta y principios de los noventa se producen un notableincremento en su uso, una extensión a todo el territorio es-pañol y la aparición y desarrollo de una nueva forma desubcultura juvenil, promotora del uso de estas drogas23. Laexpansión de su uso se ve favorecida por diversas razones,entre ellas que es una sustancia relativamente fácil de ela-borar en un laboratorio, por lo que resulta más barata queotros estimulantes como la cocaína, y que abre posibilida-des para aquellos que rechazan el consumo de otras drogasestimulantes. Es un consumo sencillo, ya que las sustanciasaparecen en forma de comprimido, decoradas con diversasfiguras del mundo de la publicidad, siendo atrayentes parael consumidor. La situación actual es que, junto al consumode drogas de síntesis, aparecen ciertas clases de música,indumentarias y otros elementos formales que se repiten detal forma que estas sustancias forman parte de la identifica-ción de la subcultura juvenil que las utiliza24-27.España es uno de los países europeos con mayores tasas deconsumo de drogas de diseño. Según la encuesta del PlanNacional para 1999, el 2,4% de la población española deentre 15 y 65 años de edad afirmaba haber probado éxtasisalguna vez, un 0,8% las ha consumido en el último año y un0,2% en el último mes. Estas cifras aumentan si se acota elintervalo de edad, de tal modo que el 10% de los jóvenesmanifiestan haber probado estas sustancias y el 3% las con-sumen habitualmente1,3,28. Factores de riesgo personalescomo los déficit relacionados con dificultades en el desarro-llo de su personalidad y dificultades para insertarse en la so-ciedad parecen contribuir a este consumo habitual4.

El incremento en los decomisos de éxtasis, speed y alucinó-genos en los últimos años demuestra la correlación entre laoferta en el mercado y la demanda por parte de ciertos sec-tores de población.La valoración que hace la justicia sobre estas sustancias noes uniforme, pero el 14 de junio de 1994 el Tribunal Supre-mo estableció que el éxtasis es una droga que produce«grave daño a la salud», con lo cual la sitúa entre las drogasque el Código Penal tipifica como «drogas duras»1.El tratamiento del uso-abuso de MDMA está menos desarro-llado que el de otras sustancias, aunque desde la perspecti-va del consumo de sustancias adictivas la mejor aproxima-ción terapéutica debe combinar las terapias biológica, socialy psicológica29.

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