Dramaturgia Del Bailarin Patricia Cardona
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El drama de la naturaleza
Cuando el bailarín/actor enciende escénicamente los impulsos para sobrevivir, que se traducen en
necesidad imperiosa de expresión, adquiere la misma presencia “espectacular” que el animal en
situación de riesgo o alta tensión (atención). Esta necesidad la entiendo como una suerte de irritación
interior que despierta el impulso y crea un estado de alerta. El impulso puede involucrar a la reflexión
(creación de estrategias) y su resultado es la acción verosímil y eficaz. El espectador se engancha con
este proceso y la comunicación, igualmente, es inmediata.
¿Qué vemos en la expresión corporal de los animales en extremo estado de alerta?
En sus estrategias de ataque o seducción, huida o exploración, hay claridad y coherencia entre forma e
intención. Observamos también movimientos indispensables, cambios de tono muscular, movimientos
imprevisibles, manejo de oposiciones y resistencias, cambios de foco de atención, equilibrio precario o
dinámico, dilatación corporal. Conocen la progresión estratégica en el tiempo y saben dosificar la
contención y explosión de su energía para transformar su peso en velocidad cuando llega el momento
decisivo, el clímax. Esto crea precisión, decisión. Todas las técnicas de entrenamiento en el arte
escénico manejan los mismos principios estratégicos.
Sobrevivir en un escenario requiere de los mismos recursos. El artista profesional ha traducido estos
comportamientos extracotidianos en términos de uso común: técnica, cambios de dinámica, ritmo,
economía de lenguaje, manejo de elementos sorpresa, tensión, contraste, suspensión o equilibrio
precario, presencia, estructura. Y lo que nosotros llamamos dramaturgia, que es la articulación
estructurada de acciones escénicas, sea mediante peripecias mentales o físicas, en la etología
encontramos algo semejante cuando hablamos de la llamada “agresión ritualizada”.
BIOS ESCÉNICO: Organización de las energías extracotidianas. Inciden sobre
sentidos y memoria del espectador.
Comportamiento animal: Comportamiento escénico:
AGRESIÓN RITUALIZADA............................................. DRAMATURGIA
(advertencia, simulacro)
Impulso de sobrevivencia......................................................necesidad
Oposición/confrontación.........................………………..…conflicto/tensión
Estado de alerta/foco……………………………………….atención
Dilatación corporal…………………………………………presencia
Contención y liberación de la energía………….…………..técnica
(transformación del peso en energía)
Cambios de tono muscular………………………………....dinámica
Movimientos imprevisibles…………… ..…………………sorpresa
Movimientos indispensables……………………………….economía de lenguaje
(decir lo máximo con lo mínimo)
Manejo de contrarios...............................…..………………contraste
Progresión estratégica en el tiempo………………………...ritmo escénico
Equilibrio precario/riesgo/incomodidad……………………suspensión
Construcción de sentido……………………………………semantización
Unidad, claridad y congruencia…………………………….estructuras dinámicas
(unidad forma/contenido)
Es preciso aclarar que el ritual es un comportamiento cultural y, por tanto, humano exclusivamente.
“Emerge en la saga heroica entre la vida y la muerte”, dice Lizarraga. Gracias a que el tiempo, como
una flecha irreversible, crea un devenir continuo, genera incertidumbre, ansiedad. El ser humano ha
resuelto esta angustia convirtiendo el tiempo en un ritmo cíclico. Los ciclos de ciertas actividades
religiosas, festivas y agrícolas disminuyen esta ansiedad al asegurarnos el eterno retorno de lo mismo,
o, por lo menos, de lo “ya conocido”.
La “agresión ritualizada” es, por tanto, otra violación a la terminología convencional, pero resulta
sumamente efectiva para describir un cierto tipo de comportamiento repetitivo, cíclico en el animal.
Agresión (del latín aggredi: acercamiento) ritualizada quiere decir acercamiento organizado y
pautado: determina el dominio de un individuo sobre otro de una misma especie. Es un
comportamiento estratégico de advertencia sumamente “teatral”. Lo digo en estos términos porque los
animales manejan, al igual que los humanos, una energía cotidiana y otra extracotidiana, exacerbada,
agigantada y poderosa que se despierta durante este momento de confrontación, de riesgo extremo. Es
en la confrontación derivada de este conflicto por sobrevivir cuando se despiertan estas energías
“teatrales”, que en estados de reposo permanecen latentes.
Es interesante subrayar que la finalidad de la agresión ritualizada en individuos de una misma especie
es el simulacro, la “representación” de una amenaza o de un poderío de origen sexual. Prolonga el
tiempo que media entre los primeros gestos de amenaza y la lucha final, cuerpo a cuerpo. El siguiente
paso ha sido llamado la “ritualización” del combate, llegando a configurar verdaderos torneos
caballerescos o deportivos. La ventaja de estos procedimientos consiste en medir el rango de los
contendientes sin llegar al derramamiento de sangre. Cuando uno de ellos es notablemente inferior,
tiene tiempo para abandonar la lucha, asumiendo sumisión o huyendo, ambos comportamientos
“teatrales” y “dramatúrgicos”.
Hay animales que han llegado a prescindir de toda agresividad y se protegen en medio de las grandes
masas, como las bandadas de pájaros o los bancos de pececillos. Aun recurriendo a esta estrategia, su
método de defensa es igualmente espectacular por el “virtuosismo” de sus maniobras.
No resulta descabellado deducir que en la agresión ritualizada encontramos la semilla del
comportamiento espectacular y extracotidiano de la acción escénica. Esta analogía, entendida como
licencia poética, tiene una finalidad básicamente operativa. Reúne todos los principios de las técnicas
de entrenamiento de cualesquiera de las culturas escénicas del mundo, a saber, transformación de peso
energía, precisión, eficacia. Contiene la noción de estructura (unidad, claridad y coherencia) en la
organización de sus estrategias, además de los principios vitales de todo lenguaje expresivo, es decir,
ritmo, cambios de dinámica, tensión, contraste, suspensión, sorpresa, economía de recursos,
semantización y presencia. Pero, lo más importante, nos ofrece los principios de la dramaturgia que
definen el propósito, el por qué y para qué del comportamiento, siempre determinado por la
agresividad, sexualidad, territorialidad e inquisitividad.
La dramaturgia del animal está escrita en sus cambios de tono muscular y en su bioquímica y textura
(sudor). Pero son fundamentalmente las transformaciones en las calidades de su energía las que hablan
de necesidades, impulsos, intenciones, estrategias, objetivos.
De la misma manera, la dramaturgia del bailarín/actor está escrita en los cambios de su tono muscular.
La unidad mente/cuerpo se percibe en la calidad de las dinámicas empleadas según la voluntad, deseo
y objetivo del personaje.
La lectura del cuerpo, por parte del espectador, empieza en esos microimpulsos que encienden el fuego
de la vida en la piel habitada de sentido. La ausencia de una dramaturgia en el bailarín/actor genera,
por el contrario, cuerpos vacíos.