Dostoievsky y El Parricidio

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DOSTOIEVSKY Y EL PARRICIDIO - FREUD En la rica personalidad de Dostoyevski podemos distinguir cuatro facetas: el poeta, el neurótico, el moralista y el pecador. ¿Cómo orientarnos en esta intrincada complicación? Por lo que al poeta se refiere, no hay lugar a dudas . Tiene su puesto poco detrás de Shakespeare. Los hermanos Karamazof es la novela más acabada que jamás se haya escrito, y el episodio del gran inquisidor es una de las cimas de la literatura mundial. Por desgracia, el análisis tiene que rendir las armas ante el problema del poeta. El aspecto más accesible de Dostoyevski es el de moralista. Cuando se le quiere ensalzar como hombre moral, alegando que sólo quien ha atravesado los estratos más profundos del pecado puede alcanzar el culmen de la moralidad, se olvida algo muy importante. Moral es quien reacciona ya contra la tentación percibida en su fuero interno y no cede a ella. Aquel que, alternativamente, peca y se plantea luego, movido por el remordimiento, elevadas exigencias morales, se expone al reproche de facilitarse demasiado las cosas. Ha eludido el mandato esencial de la moralidad -la renuncia-, pues la observación de una conducta moral es un interés práctico de la Humanidad. Nos recuerda a los bárbaros de la emigración de los pueblos que mataban y hacían luego penitencia en una técnica destinada a hacer posible el homicidio. Iván el Terrible no obraba de otro modo, y esta forma de conciliar la conducta personal con la moralidad es, incluso, un rasgo característico del alma rusa. Tampoco el resultado final de la lucha moral de Dostoyevski es nada loable. Después de luchar desesperadamente por conciliar las aspiraciones instintivas del individuo con las exigencias de la comunidad humana, acaba sometiéndose a la autoridad seglar y a la eclesiástica, venerando al zar y al Dios de los cristianos y propugnando un estrecho nacionalismo

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DOSTOIEVSKY Y EL PARRICIDIO - FREUD

En la rica personalidad de Dostoyevski podemos distinguir cuatro facetas: el poeta, el neurtico, el moralista y el pecador.Cmo orientarnos en esta intrincada complicacin?Por lo que al poeta se refiere, no hay lugar adudas. Tiene su puesto poco detrs de Shakespeare. Los hermanos Karamazof es la novela ms acabada que jams se haya escrito, y el episodio del gran inquisidor es una de las cimas de la literatura mundial. Por desgracia, el anlisis tiene que rendir las armas ante el problema del poeta.El aspecto ms accesible de Dostoyevski es el de moralista. Cuando se le quiere ensalzar comohombremoral, alegando que slo quien ha atravesado los estratos ms profundos del pecado puede alcanzar el culmen de la moralidad, se olvida algo muy importante. Moral es quien reacciona ya contra la tentacin percibida en su fuero interno y no cede a ella.

Aquel que, alternativamente, peca y se plantea luego, movido por el remordimiento, elevadas exigencias morales, se expone al reproche de facilitarse demasiado las cosas. Ha eludido el mandato esencial de la moralidad -la renuncia-, pues la observacin de una conducta moral es un inters prctico de la Humanidad. Nos recuerda a los brbaros de la emigracin de los pueblos que mataban y hacan luego penitencia en una tcnica destinada a hacer posible el homicidio. Ivn el Terrible no obraba de otro modo, y esta forma de conciliar la conducta personal con la moralidad es, incluso, un rasgo caracterstico del alma rusa.Tampoco el resultado final de la lucha moral de Dostoyevski es nada loable. Despus de luchar desesperadamente por conciliar las aspiraciones instintivas del individuo con las exigencias de la comunidad humana, acaba sometindose a la autoridad seglar y a la eclesistica, venerando al zar y al Dios de los cristianos y propugnando un estrecho nacionalismo ruso, actitud a la que otros espritus ms deleznables han llegado con mucho menos esfuerzo.Este es el punto dbil de la magna personalidad de Dostoyevski: no quiso ser un maestro y un libertador de la Humanidad y se situ al lado de sus carceleros. El porvenir cultural de la Humanidad tendr muy poco que agradecerle. No sera acaso difcil demostrar que su neurosis le condenaba a tal fracaso. La elevacin de su inteligencia y lafuerzade su amor a la Humanidad abran a su vida otro camino distinto: el camino del apostolado.

Pero tambin, contra la idea de considerar a Dostoyevski como un pecador o un criminal, se alza en nosotros una violenta resistencia, que no tiene por qu fundarse en la estimacin vulgar del criminal. No tardamos en descubrir el verdadero motivo: el criminal integra dos rasgos esenciales: un egotismo ilimitado y una intensa tendencia destructora, siendo comn a ambos y premisa de sus manifestaciones el desamor, la falta de valoracin afectiva de los objetos humanos.

Dostoyevski entraa, por el contrario, una gran necesidad de amor que se evidencia en manifestaciones de suprema bondad y le permite amar y auxiliar, incluso en ocasiones en las que era innegable su derecho al odio y a la venganza; por ejemplo, en sus relaciones con su primera mujer y con el amante de la misma. Nos preguntaremos entonces de dnde nos viene la tentacin de incluir a Dostoyevski entre los criminales. Respuesta: es la eleccin de sus temas literarios, en la cual prefiere los caracteres egostas, violentos y asesinos, la que indica la existencia de tales inclinaciones en su fuero interno, como igualmente algunos hechos reales de su vida, tales como su pasin por el juego, y acaso el haber abusado sexualmente de una muchacha impber (confesin).

La contradiccin se resuelve por el descubrimiento de que el fortsimo instinto de destruccin de Dostoyevski, que hubiera hecho orientado esencialmente en su vida contra su propia persona (hacia adentro, en lugar de hacia afuera) y se manifiesta, as como masoquismo y sentimiento de culpabilidad. De todos modos su persona conserva rasgos sdicos suficientes, que se manifiestan en su irritabilidad, su gusto en atormentar y su intolerancia incluso contra personas queridas. Era, pues, en las cosas pequeas, sdico hacia afuera y en las de ms alcance, sdico hacia dentro, o sea, masoquista; esto es, un hombre benigno, bondadoso y auxiliador.De la complicacin de la personalidad de Dostoyevski hemos extrado tres factores: uno cuantitativo y dos cualitativos. Su extraordinaria afectividad, la disposicin instintiva perversa que haba de hacer de l un sdicomasoquista o un criminal y sus dotes artsticas, inanalizables.

Este conjunto podra existir muy bien sin neurosis. Hay, en efecto, masoquistas completos no neurticos. Conforme a la relacin de fuerzas entre las exigencias instintivas y las inhibiciones a ellas contrapuestas (exceso de los caminos de sublimacin disponibles), podra an clasificarse a Dostoyevski dentro de los llamados caracteres instintivos. Pero la situacin es enturbiada por la coexistencia de la neurosis, la cual, como ya hemos dicho, no es inevitable y fatal en semejantes circunstancias, pero se constituye tanto ms fcilmente cuanto mayor es la complicacin que el yo ha de vencer.

La neurosis no es ms que un signo de que el yo no ha logrado una tal sntesis y ha perdido, al intentarlo, su unidad.Qu es rigurosamente lo quepruebala existencia de la neurosis? Dostoyevski se tena -y era tenido, en general- por epilptico, a causa de los graves ataques de convulsiones musculares que le aquejaban, acompaados de prdida de conocimiento y seguidos de honda depresin. Pero lo ms probable es que esta pretendida epilepsia fuera tan slo un sntoma de su neurosis, la cual podramos clasificar, en consecuencia, como histeroepilepsia; esto es, como una histeria grave.Diagnstico, desde luego, inseguro, por dos razones: la insuficiencia y la falta de garanta de los datos acoplados sobre la pretendida epilepsia de Dostoyevski y la oscuridad todava reinante en cuanto a los estados patolgicos a los que se enlazan ataques epileptoides.Veamos, primero, este segundo punto: sera intil reproducir aqu toda la patologa de la epilepsia, que no llega a conclusin alguna definitiva. Pero s podemos decirnos que el antiguo morbus sacer, la inquietante enfermedad, con sus ataques convulsivos imprevisibles, no provocados, al parecer; su modificacin del carcter en un sentido irritable y agresivo y un rebajamiento progresivo de todas las funciones intelectuales, resalta siempre como una aparente unidad clnica. Ahora bien: sus contornos no se nos muestran claramente delineados; muy al contrario, van desvanecindose hasta una mxima imprecisin.Los ataques de rpida y brutal aparicin, con mordeduras de lengua y evacuacin de orina,acumuladosal peligrossimo status epilepticus, durante el cual el sujeto queda expuesto a causarse gravsimas lesiones, pueden aparecer mitigados hasta breves perodos en los que el enfermo realiza, como bajo el imperio de lo inconsciente, algo totalmente ajeno a l. Somticamente condicionados en general, pueden, no obstante, deber su gnesis primera a un influjo psquico (a un susto) o reaccionar a estmulos psquicos. Por muy caracterstico que en la inmensa mayora de los casos sea el rebajamiento intelectual, conocemos, por lo menos, un ejemplo (Helmholtz) en el que la enfermedad no logr impedir elevados rendimientos de este orden. (Otros casos en los que se ha afirmado lo mismo son inseguros o suscitan las mismas dudas que el de Dostoyevski.)Los enfermos de epilepsia pueden hacernos la impresin del embotamiento y de undesarrolloinhibido, as como la enfermedad misma aparece frecuentemente acompaada de idiotez patente y de mximos defectos cerebrales, si bien no como elementos necesarios del cuadro patolgico; pero los ataques descritos aquejan tambin, con todas sus variedades, a personas que manifiestan un pleno desarrollo psquico y una extraordinaria afectividad, insuficientemente dominada en la mayora de los casos.No es, por tanto, de extraar que en estas circunstancias parezca imposible mantener la unidad de una accin clnica bajo el nombre de epilepsia. La homogeneidad de los sntomas exteriorizados parece demandar una interpretacin funcional, como si se hubiera constituido orgnica y previamente un mecanismo de derivacin anormal de los instintos, mecanismo al que se recurra en las ms diversas circunstancias, tanto con ocasin de perturbaciones de la actividad cerebral por una grave enfermedad como ante un dominio insuficiente de la economa psquica.

Detrs de esta dualidad sospechamos la identidad del mecanismo de derivacin de los instintos existentes en el fondo. Este puede tambin ser un tanto afn a los procesos sexuales txicamente motivados en su fondo. Ya los mdicos ms antiguos decan que el coito era una pequea epilepsia, reconociendo as en el acto sexual la mitigacin y la adaptacin de la descarga epilptica de los estmulos.La reaccin epilptica, trminos con los que podemos designar este conjunto, se pone indudablemente a disposicin de la neurosis, cuya esencia consiste en derivar por el camino somtico aquellas magnitudes de excitacin que le es imposible manejar psquicamente. El ataque epilptico pasa a ser, de este modo, un sntoma de la histeria y es adaptado y modificado por ella, lo mismo que por la derivacin sexual normal. Es, por tanto, acertado distinguir entre una epilepsia orgnica y una epilepsia afectiva. Prcticamente, esta distincin significa que quien padece la primera es un enfermo del cerebro, y quien padece la segunda, un neurtico. En el primer caso, la vida anmica sufre una perturbacin ajena a ella y procedente del exterior; en el segundo, la perturbacin es una manifestacin de la vida anmica misma.Es muy probable que la epilepsia de Dostoyevski fuera de este segundo gnero. Pero no es hacedero probarlo rigurosamente, pues tendramos que poder insertar la primera aparicin y las oscilaciones posteriores de los ataques en el conjunto de su vida anmica y no poseemos datos bastantes para ello. Las descripciones de los ataques mismos no nos ilustran nada, y las noticias que poseemos sobre las relaciones entre los ataques y las vivencias del sujeto son insuficientes y a veces contradictorias. La hiptesis ms verosmil es la de que los ataques comenzaron muy pronto, ya en la niez de Dostoyevski, siendo primeramente representados por sntomas benignos y adoptando luego la forma epilptica, cuando a los dieciocho aos de edad sufri el sujeto la conmocin de una terrible vivencia: el asesinato de su padre.

Sera muy adecuado que durante el tiempo de su encarcelamiento en Siberia hubieran remitido por completo los ataques; pero otros datos contradicen tal hiptesis. La indiscutible relacin existente entre el asesinato del padre en Los hermanos Karamazof y el destino del padre de Dostoyevski ha sido recogida por ms de un bigrafo y los ha movido a referirse a una cierta orientacin psicolgica moderna. El psicoanlisis, pues a l se alude con tales palabras, tiende a ver en este suceso el trauma ms grave, y en la reaccin de Dostoyevski a l, la piedra angular de su neurosis.Ahora bien: al tratar de fundamentar psicoanalticamente esta tesis temo resultar incomprensible a los lectores poco o nada familiarizados con las doctrinas y la terminologa de nuestra disciplina.Tenemos un punto de partida seguro. Conocemos el sentido de los primeros ataques de Dostoyevski en sus aos jvenes, mucho antes de la aparicin de la epilepsia. Estos ataques significan la muerte; eran precedidos de accesos de miedo a morir, y consistan en estados de sueo letrgico. La enfermedad se apoder de l inicialmente, siendo an un nio, bajo la forma de una profunda melancola repentina e inmotivada; un sentimiento -segn el mismo Dostoyevski cuenta luego a su amigo Strachoff-como si fuera a morirse al instante, y, efectivamente, a tal sentimiento segua un estado anlogo a la verdadera muerte.

Su hermano Andrs cuenta que ya en aos infantiles Fedor sola dejar al lado de su cama, antes de acostarse, una nota en la que expresaba su temor de caer durante la noche en un estado letrgico anlogo a la muerte y rogaba que si as suceda no le enterraran hasta pasados cinco das (Dostoiewski am Roulette, introduc., pg. LX).Conocemos el sentido y la intencin de tales ataques que fingen la muerte. Suponen una identificacin con un muerto, con una persona que ha muerto realmente o que vive an, pero a la que se desea la muerte. Este ltimo caso es el ms importante. El ataque tiene entonces el valor de un castigo. El sujeto ha deseado a otro la muerte, y ahora es l aquel otro y est muerto. En este punto sienta el psicoanlisis la afirmacin de que tal otro es, regularmente, para el nio su propio padre. El ataque -llamado histrico- es, pues, un autocastigo por el deseo de muerte contra el padre odiado.El parricidio es, segn interpretacin ya conocida, el crimen capital y primordial, tanto de la Humanidad como del individuo.

Desde luego, es la fuente principal del sentimiento de culpabilidad, aunque no sabemos si la nica, pues las investigaciones no han podido determinar con seguridad el origen psquico de la culpa y de la necesidad de rescatarla. Pero tampoco es preciso que sea, en efecto, la nica. La situacin psicolgica es complicada y precisa de aclaracin.La relacin del nio con su padre es una relacin ambivalente. Adems del odio que quisiera suprimir al padre como a un enfadoso rival, existe, regularmente, cierta magnitud de cario hacia l.Ambas actitudes llevan, conjuntamente, a la identificacin con el padre. El sujeto quisiera hallarse en el lugar del padre porque le admira; quisiera ser como l y quisiera al mismo tiempo suprimirlo. Ahora bien: toda esta evolucin tropieza con un poderoso obstculo. En un momento dado, el nio llega a comprender que la tentativa de suprimir al padre como a un rival sera castigada por aqul con la castracin. Y as, por miedo a la castracin, esto es, por inters de conservar su virilidad, abandona el deseo de poseer a la madre y suprimir al padre. En cuanto tal deseo permanece conservado en lo inconsciente, constituye la base del sentimiento de culpabilidad. Todos stos son, a nuestro juicio, procesos normales, el destino normal del llamado complejo de Edipo. A ello vamos a aadir ahora un complemento importantsimo.Una complicacin ms surge cuando en el nio se halla intensamente desarrollado aquel factor al que damos el nombre de bisexualidad. Entonces, ante la amenaza de perder la virilidad por obra de la castracin, se intensifica la tendencia a encontrar una salida por el lado de la femineidad, situndose en el lugar de la madre y adoptando su papel de objeto ertico para con el padre. Pero el miedo a la castracin hace tambin imposible esta solucin.

El sujeto comprende que tambin habr de someterse a la castracin si quiere ser amado, como una mujer, por el padre. De este modo, ambos impulsos, el odio al padre y el enamoramiento del padre, sucumben a la represin. Una diferencia psicolgica se disea, sin embargo, en este punto, puesel odio al padre es abandonado a causa del miedo a un peligro exterior (la castracin), en tanto que el enamoramiento es tratado como un peligro instintivo interior, que, de todos modos, se reduce, en el fondo, de nuevo al mismo peligro exterior.Lo que hace inadmisible el odio al padre es el miedo al mismo; la castracin es temerosa tanto en calidad de castigo como en calidad de precio del amor.

De los dos factores que reprimen el odio al padre, el primero, el miedo directo al castigo y a la castracin, puede ser calificado de normal, mientras que la intensificacin patgena parece ser aportada por el otro factor, el miedo a la actitud femenina. Una intensa disposicin bisexual es as una de las condiciones o uno de los refuerzos de la neurosis. Podemos estar casi seguros de que Dostoyevski entraaba tal disposicin, manifiesta en la importancia que tuvieran en su vida las amistades masculinas (homosexualidad latente), en su conducta singularmente cariosa para con sus rivales en amor y en su excelente comprensin de situaciones slo explicables por una homosexualidad reprimida, como lo prueban mltiples pasajes de sus novelas.Lamentar -pero no est en mi mano remediarlo- que estas consideraciones sobre el odio y el amor del sujeto infantil con respecto a su padre y las modificaciones experimentadas por tales sentimientos bajo el influjo de la amenaza de castracin parezcan repulsivas e inaceptables a los lectores poco familiarizados con el psicoanlisis. Esperamos incluso que precisamente el complejo de castracin haya de tropezar con la repulsa general. Pero no podemos menos de insistir con mxima energa en que la experiencia psicoanaltica deja fuera de toda duda estas circunstancias y nos hace ver en ellas la clave de toda neurosis. Habremos, pues, de intentar aplicarla tambin a la pretendida epilepsia de nuestro poeta.Las consideraciones que preceden no agotan, desde luego las consecuencias de la represin del odio al padre en el complejo de Edipo.A ellas hemos de agregar an que la identificacin con el padre acaba por conquistarse un puesto permanente en el yo. Es acogida en el yo, pero se ubica en l, como una instancia especial aparte de su contenido restante. A esta nueva instancia le damos entonces el nombre de super-yo y le adscribimos, como heredera de la influencia del padre, importantsimas funciones.Si el padre fue severo, violento y cruel, el super-yo toma de l estas condiciones, y en su relacin con el yo se restablece aquella pasividad que precisamente haba de ser reprimida. El super-yo se ha hecho sdico, y el yo se hace masoquista; esto es, femeninamente pasivo en el fondo. Frmase en el yo una magna necesidad de castigo, que permanece, en parte como tal a disposicin del destino y encuentra, en parte, satisfaccin en el maltrato por el super-yo (sentimiento de culpabilidad).

Todo castigo es, en el fondo, la castracin y como tal, el cumplimiento de la antigua actitud pasiva con respecto al padre.Tambin el destino es tan slo, en ltimo trmino una ulterior proyeccin del padre.Los procesos normales de la formacin de la consciencia han de ser anlogos a los normales antes descritos. No hemos conseguido an fijar las fronteras entre unos y otros. Se observar que describimos mxima participacin en el desenlace a los componentes pasivos, o sea, a la femineidad. Adems, ha de ser muy importante, como factor accidental, el hecho de que el padre, ya siempre temido, sea tambin especialmente violento en la vida real. As sucedi en el caso de Dostoyevski, y el hecho de su extraordinario sentimiento de culpabilidad, as como su conducta masoquista en la vida, podemos referirlo a un intenso componente femenino.As, pues la frmula correspondiente a Dostoyevski ser sta: un sujeto de disposicin bisexual particularmente intensa, que puede defenderse con singular energa su dependencia de un padre especialmente duro.Este carcter de la bisexualidad lo aadimos a los componentes de su personalidad antes fijados.

El sntoma temprano de los ataques de muerte se nos explica as como una identificacin con el padre, tolerada por el super-yo con un fin punitivo. Has querido matar a tu padre para ocupar t su lugar. Pues bien: ahora eres t el padre, pero el padre muerto. Tal es el mecanismo corriente de los sntomas histricos. Y, adems, ahora el padre te mata a ti.

Para el yo, el sntoma de la muerte es la satisfaccin imaginativa del deseo masculino y al mismo tiempo una satisfaccin masoquista. Para el super-yo es una satisfaccin del impulso punitivo, o sea, una satisfaccin sdica. Ambos, el yo y el super-yo, siguen desempeando el papel del padre.En conjunto, la relacin entre la persona y el objeto paterno se ha transformado, conservando sucontenido, en una relacin entre el yo y el super-yo, constituyendo una reposicin de la misma obra en un nuevo escenario.Tales reacciones infantiles, emanadas del complejo de Edipo, pueden extinguirse cuando la realidad deja de aportarles alimento. Pero el carcter del padre sigue siendo el mismo, e incluso empeora con los aos, y de este modo tambin perdura en Dostoyevski el odio al padre, su deseo de muerte contra aquel padre cruel.Ahora bien: es harto peligroso que la realidad llegue a cumplir tales deseos reprimidos.

La fantasa se hace as realidad, y todas las medidas defensivas quedan reforzadas. Los ataques de Dostoyevski toman entonces carcter epilptico, siguen entraando el sentido de una identificacin punitiva con el padre, pero se hacen ms temerosos, como terrible ha sido la muerte del padre mismo. Lo que no podemos adivinar es en qu otro contenido, particularmente de orden sexual, hubo de agregarse a ellos.Hallamos algo en extremo singular: en el aura del acceso el sujeto vive un instante de mxima felicidad, fijado acaso por el sentimiento de triunfo y de liberacin emergentes al recibir la noticia de la muerte, al que sigue en el acto el castigo, tanto ms cruel. Una tal sensacin de triunfo y duelo, alegra festiva y duelo la hallamos tambin repetida entre los hermanos de la horda primordial, que, despus de matar al padre, lo vuelven a hallar en la ceremonia de la comida totmica. Si fuera cierto que Dostoyevski no sufri ataque ninguno mientras estuvo en Siberia, ello confirmara que sus ataques eran su castigo, no necesitndolos, por tanto, mientras sufra otro de distinto gnero. Pero esta circunstancia resulta indemostrable.

Esta necesidad de castigo de la economa psquica de Dostoyevski explica ms bien que pudiera atravesar sin grave quebranto tales aos de miseria y humillaciones. La condena de Dostoyevski como delincuente poltico fue injusta: Dostoyevski tena que darse cuenta de ello; pero acept el castigo inmediato que el zar (el padrecito) le impona, como sustitucin del castigo al que su pecado contra su verdadero padre le haba hecho acreedor. En lugar de entregarse al autocastigo se dej castigar por el representante del padre. En este punto vislumbramos una parte de la justificacin psicolgica de las penas impuestas por la sociedad.Es indudable que grandes grupos de delincuentes piden y ansan el castigo. Su super-yo lo exige y evita as tener que imponerlo por s mismo.Quienes conocen los complicados cambios de sentido de los sntomas histricos comprendern que no emprendemos aqu una tentativa de descubrir ms all de este punto inicial el sentido de los ataques de Dostoyevski. Ya es bastante poder suponer que su sentido original permaneci inmutable detrs de todas las estratificaciones ulteriores. Podemos decir que Dostoyevski no se vio jams libre de remordimientos por su primitivo propsito parricida. Tales remordimientos determinaron tambin su actitud en los otros dos sectores en los que la relacin paterno-filial da la norma; esto es, ante la autoridad estatal y ante la creencia en Dios.

En el primero lleg una plena sumisin al padrecito zar, el cual haba representado con l una vez, en la realidad la comedia de la muerte que sus ataques le presentaban con tanta frecuencia. La penitencia logr en este punto un predominio absoluto. En el terreno religioso le qued mayor libertad. Segn informes de cierta garanta oscil durante toda suvidaentre la fe y el atesmo.

Su gran inteligencia le haca imposible ocultarse las grandes dificultades mentales que suscita la fe. Repartiendo individualmente una evolucin histrica, esperaba hallar en el ideal cristiano una salida y una redencin y utilizar sus sufrimientos mismos como base de una aspiracin a un papel de Cristo. Si en conjunto no lleg a alcanzar la libertad y se hizo reaccionario fue porque la culpa filial, generalmente humana, en la que se basa el sentimiento religioso, alcanz en l una intensidad superindividual, permaneciendo inaccesible incluso a su gran inteligencia. En este punto nos exponemos al reproche de abandonar la imparcialidad del anlisis y someter a Dostoyevski a valoraciones slo justificadas desde el punto de vista partidista de cierta intuicin del Universo.

Un conservador tomara el partido del gran inquisidor y juzgara muy diferentemente a Dostoyevski. El reproche est justificado; mas para mitigarlo podemos alegar que la decisin de Dostoyevski aparece determinada por la inhibicin mental provocada por la neurosis.No cabe atribuir al azar que tres obras maestras de la literatura universal traen el mismo tema: el parricidio. Tal es, en efecto, el tema del Edipo de Sfocles, del Hamlet shakespeariano y de Los hermanos Karamazof. Y en los tres aparece tambin a plena luz elmotivodel hecho; la rivalidad sexual por una mujer.La exposicin ms sincera, desde luego la del drama inspirado en la leyenda griega. En l, el protagonista mismo ha cometido el hecho. Pero sin atenuantes ni veladuras es imposible la elaboracin potica. La confesin desnuda del propsito de suprimir alpadre, tal como tendemos a conseguirlo en el anlisis, parece intolerable sin una previa preparacin analtica.En el drama griego, la atenuacin imprescindible queda magistralmente conseguida sin alteracin alguna de los hechos, proyectando en la realidad el motivo inconsciente del protagonista como una fatalidad ajena a l.El protagonista comete el acto criminal intencionadamente y, al parecer, sin influjo alguno procedente de la mujer; pero luego se rinde pleitesa a la verdad profunda por cuanto slo despus de repetir el hecho con el monstruo que simboliza al padre llega el protagonista a conseguir a la reina, su madre.

Una vez descubierta su culpa y hecha consciente, no sigue tentativa alguna de descargarla de s recurriendo a la construccinauxiliarde la fatalidad, sino que es reconocida y castigada como una culpa consciente, cosa que a nuestra reflexin puede parecer injusta, pero que es plenamente correcta desde el punto de vista psicolgico.La expresin del drama ingls es indirecta; el acto criminal no ha sido realizado por el protagonista mismo, sino por otro sujeto, para el cual no significaba un parricidio. Por lo cual no es preciso ya velar elmotivorepulsivo: la rivalidad sexual. Tambin el complejo de Edipo del protagonista lo vemos como a una luz refleja al observar los efectos que en l produce el acto cometido por otro. Deba vengar el crimen, pero se encuentra extraamente incapaz de hacerlo. Sabemos que lo que le paraliza es su sentimiento de culpabilidad, pero ste es sustituido en forma muy anloga a la que siguen los procesos neurticos por la percepcin de su insuficiencia para el cumplimiento de su labor vengadora. Surgen indicios de que el protagonista siente esta culpa como una culpa superindividual. Desprecia a los dems tanto como a s mismo se desprecia. Si se tratara a cada cual como se merece, quin escapara de ser azotado?La novela de Dostoyevski avanza en esta direccin un paso ms. Tambin en ella es otro el que ha cometido el crimen; pero alguien que se hallaba en el asesinato en la misma relacin filial que Dimitri, el protagonista, con respecto al cual es abiertamente confesado el motivo de la rivalidad sexual. El parricida es, en efecto, otro hermano, al que Dostoyevski atribuye singularmente su propia enfermedad, la pretendida epilepsia, como si quisiera confesar que el neurtico y epilptico que en l haba era un parricida. Y luego sigue en el informe ante los tribunales la famosa burla contra laPsicologa, calificada de cuchilla con dos extremos, la cual constituye un habilsimo encubrimiento, pues basta darle la vuelta para hallar el sentido profundo de la concepcin de Dostoyevski.

No es la Psicologa lo que merece la burla, sino el procedimiento judicial. Es indiferente quin haya cometido realmente el crimen; para la Psicologa, lo nico que importa es quin lo ha deseado en su fuero interno y ha acogido gustoso su realizacin, y por eso son igualmente culpables todos los hermanos -con la sola excepcin de Aljoscha, figura de contraste-, tanto el vividor entregado a sus instintos, como el cnico escptico y el criminal epilptico.

En Los hermanos Karamazof hallamos una escena que caracteriza magistralmente a Dostoyevski. El staretz reconoce en una conversacin con Dimitri que entraa en s la disposicin al parricidio y se arrodilla ante l. Este acto no puede ser desde luego una expresin deadmiracin; ha de significar que el santo rechaza en s la tentacin de despreciar o condenar al asesino y se humilla por ello ante l.

La simpata de Dostoyevski hacia el delincuente es realmente ilimitada; va mucho ms all de la compasin, a lo que puede aspirar el desgraciado, y recuerda el respeto que a los antiguos inspiraban el epilptico y el demente.

El criminal es para l casi como un redentor, que ha tomado sobre s la culpa que de otro modo habran tenido que soportar los dems. Uno no necesita ya asesinar despus que l ha asesinado y tiene que estarle agradecido, pues de otro modo hubiera tenido uno mismo que cometer el crimen. Esto no es slo benigna compasin, sino identificacin sobre la base de idnticos impulsos asesinos, y en ltimo trmino, narcisismo ligeramente desplazado. Lo cual no anula en modo alguno el valor tico de tal bondad. Acaso es ste, en general, el mecanismo de la compasin, ms fcilmente perceptible en este caso extremo del poeta, dominada por el sentimiento de culpabilidad. Es indudable que esta identificacin simptica determin decisivamente en Dostoyevski la eleccin de los temas literarios.

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