DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que...

14
Título: Tigres de cristal Autores: Toni Hill Páginas: 480 P.V.P.: 19,90 euros Fecha de publicación: 24 de mayo LA OBRA Víctor, Juanpe, Ismael y Joaquín comparten cla- ses y calles en la llamada Ciudad Satélite, un ba- rrio de Cornellà tan alejado del centro mismo de la ciudad que parece cualquier otra cosa, que podría ser otro planeta. Un planeta en el que casi podías dividir las calles por las provincias de origen de sus habitantes y, en algunos casos, incluso encontrar un pueblo entero de Andalucía, de Extremadura, de Galicia, de cualquiera que fuese el lugar del que pro- venían los inmigrantes en la década de los 70, en un Síguenos en: twitter.com/megustaleer www.facebook.com/megustaleerEs www.megustaleer.com Esta es la historia de dos amigos que cometieron un terrible error. También es la historia de cómo ese error des- truyó una familia. Y de cómo las his- torias, por más que nos empeñemos en evitarlo, se repiten. Porque mien- tras sigan existiendo los verdugos, habrá víctimas. También es la histo- ria de una época y un lugar, finales de los 70 en La Ciudad Satélite, un barrio de Cornellà tan alejado del centro que era un mundo en sí mismo, de cómo se crecía en el llamado cinturón rojo barcelonés, y de todo a lo que te ex- ponías al hacerlo. Es una historia de familias, y de fami- lias condenadas, y también un intento de aferrarse a un presente tambalean- te por todo lo que tiene de pasado horrible. Toni Hill mezcla crónica y retrato de época con un punzante do- mestic noir costumbrista, en su regre- so al noir, esta vez, sin detective. DOSSIER DE PRENSA Yolanda Cortés Comunicación Grijalbo [email protected] (+34) 93 366 02 30

Transcript of DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que...

Page 1: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

Título: Tigres de cristalAutores: Toni Hill Páginas: 480 P.V.P.: 19,90 eurosFecha de publicación: 24 de mayo

LA OBRAVíctor, Juanpe, Ismael y Joaquín comparten cla-

ses y calles en la llamada Ciudad Satélite, un ba-rrio de Cornellà tan alejado del centro mismo de la ciudad que parece cualquier otra cosa, que podría ser otro planeta. Un planeta en el que casi podías dividir las calles por las provincias de origen de sus habitantes y, en algunos casos, incluso encontrar un pueblo entero de Andalucía, de Extremadura, de Galicia, de cualquiera que fuese el lugar del que pro-venían los inmigrantes en la década de los 70, en un

Síguenos en: twitter.com/megustaleer www.facebook.com/megustaleerEs

www.megustaleer.com

Esta es la historia de dos amigos que cometieron un terrible error. También es la historia de cómo ese error des-truyó una familia. Y de cómo las his-torias, por más que nos empeñemos en evitarlo, se repiten. Porque mien-tras sigan existiendo los verdugos, habrá víctimas. También es la histo-ria de una época y un lugar, finales de los 70 en La Ciudad Satélite, un barrio de Cornellà tan alejado del centro que era un mundo en sí mismo, de cómo se crecía en el llamado cinturón rojo barcelonés, y de todo a lo que te ex-ponías al hacerlo.

Es una historia de familias, y de fami-lias condenadas, y también un intento de aferrarse a un presente tambalean-te por todo lo que tiene de pasado horrible. Toni Hill mezcla crónica y retrato de época con un punzante do-mestic noir costumbrista, en su regre-so al noir, esta vez, sin detective.

DOSSIER DE PRENSA

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

Page 2: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

único edificio. A Víctor, las cosas le van francamen-te bien, sin que sea consciente de ello: su padre, tan parecido al actor que interpretaba a Sandokán que todo el mundo en el barrio le conoce por ese apodo, es un líder nato, capaz de atajar la injusti-cia; – incluso en clase – a la mínima. Juan Pedro, Juanpe, apodado el Moco por su constante goteo de nariz, no tiene tanta suerte. Si su padre es co-nocido por algo en el barrio es por las palizas que le da a su madre. Ismael tiende a pasar desaper-cibido, y a fijarse más de la cuenta en los chicos. Joaquín es una auténtica pesadilla. Sus padres, los dueños de la papelería del barrio, quizá no pa-saron todo el tiempo que debían con él, o pasaron demasiado, y no supieron decirle que no a nada, y ahora bascula entre la rabia del desprotegido y la sensación de que el mundo debe obedecerle. Un mundo que empieza por los compañeros de su co-legio, a los que hace la vida imposible.

A Joaquín le llaman el Cromañón porque es más un animal que una persona. En una época en la que el bullying aún no tenía nombre, el Cro-mañón lo ejercía a conciencia en todo aquel que encontraba mínimamente débil. Entre aquellos a quienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El Cromañón lo tenía totalmente hundido. Y eso pese a que Juanpe era buen amigo de Víctor Yagüe. La suya era una amistad curiosa, porque entre todos, Víctor había elegido como amigo a alguien que no sólo no tenía nada que ver con él sino que prácti-camente era su opuesto: inseguro, frágil, enfermi-zo. Pero a veces la amistad tiene más de incom-prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron

algo horrible el día en que decidieron darle a Joa-quín la paliza de su vida, una paliza que no olvida-ra jamás, y que permitiera a Juanpe vivir en paz. Sin saberlo, Ismael les espiaba, y se convirtió en testigo de su crimen.

Es precisamente Ismael quien toma la palabra en la novela cuando se habla del pasado, mientras que en el presente, la Navidad de 2015, Navidad de elecciones generales, un narrador omnisciente resitúa a los personajes en su vida futura, o pre-sente. Víctor es, en el presente, un tipo de éxito, casado y con una niña, al que la apertura de un hotel, un hotel de su suegro, devuelve a Barcelona. Juanpe es un alcohólico que aún no ha superado el tiempo que pasó en el correcional cargando con la culpa de la que Víctor se libró. No tiene traba-jo, pero lo está buscando, y eso le lleva a conocer a Víctor, que está seleccionando personal para el nuevo hotel. Ambos amigos se reencuentran, y Juanpe no le pide explicaciones por lo que ocu-rrió, lo único que quiere es recuperar esa amistad, pero Víctor no puede evitar querer dárselas, así que iniciará, por su cuenta, una incursión en el pasado que tiene como protagonista a Miriam, la peluquera del ahora barrio de San Ildefonso, la an-tigua Ciudad Satélite, hermana de Joaquín. Mien-tras, Iago, el hijo de Miriam, se enfrentará en clase a algo parecido a lo que le ocurrió a su tío en otra época, sólo que el odio, en este caso, de los com-pañeros, no irá dirigido a él, sino a Alena, la chica que le gusta, mientras su abuelo se pierde en el silencio del olvido, y se aferra al recuerdo del hijo que perdió en mitad de la oscuridad.

UNA HISTORIA EN DOS TIEMPOS: EL PASADO Y SU PODER SOBRE EL PRESENTE

La historia arranca en el pasado. Y la empieza contando alguien que la vivió. Una primera per-sona que acaba presentándose ante el narrador como escritor. Un escritor que en otra época fue un niño del barrio de los bloques verdes, como to-dos los demás, y que, a su pesar, resultó invisible

para el resto en aquella época: Ismael. Ismael es-taba enamorado de Víctor, y ese amor fue su per-dición. Porque ese amor le llevó a seguirlo a todas partes, y a descubrir lo que aquella tarde, la tarde del 15 de diciembre de 1978, él y Juanpe hicieron con el Cromañón, aquel detestable compañero de

Page 3: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

clase, el violento repetidor que, quizá, se sentía tan atrapado en su propia vida que, para escapar de ella, se dedicaba a destruir la de todo aquel con el que se cruzaba.

Luego la historia da un salto al presente. De re-pente es 2015 y el narrador no nos cuenta la histo-ria en primera persona, sino que lo hace en terce-ra, en un juego narrativo que incluye la confesión de Ismael, y al propio Ismael como personaje, un personaje lejano, como un eco, cuya presencia sólo se hace patente hacia el final. En ese presen-te, todo lo que vemos son las consecuencias del pasado. En concreto, las consecuencias de lo que ocurrió aquella tarde de diciembre en la que mu-rió Joaquín. Las vidas de Víctor y Juanpe son las que son por lo que les ocurrió después de aque-llo. Víctor no tuvo que cargar con ninguna culpa, se lo llevaron al pueblo, así que Víctor ha crecido al margen de eso. Para él, aquello no es más que algo que ha intentado olvidar. Sin embargo, para Juanpe, cada cosa que le ha ocurrido en la vida ha sido un pequeño mazazo que le ha recordado el error que cometió. Juanpe se siente condenado,

pero se lo sentía ya de niño. Ha construido su vida al margen, y en el margen le han ocurrido todo tipo de cosas horribles.

El pasado y el presente se funden en el mo-mento en que Víctor vuelve a la Ciudad Satélite y se da cita con Juanpe, casi tres décadas después de lo ocurrido. Y ahí reaparecen el resto de ac-tores: Miriam, la hermana de Joaquín, cuya vida tampoco fue un lecho de rosas porque su madre y su padre se sumieron en una depresión que les impidió darle todo aquello con lo que quizá habría podido soñar, y no le quedó otra que continuar con el negocio familiar – que pasó de ser una pa-pelería a una peluquería –, y caer prendada de un tipo que la dejó embarazada al poco de cumplir los 21; Ismael, el narrador y espía de esta histo-ria, que ha seguido a sus protagonistas a lo largo de todo ese tiempo, y planea escribir sobre ellos, de hecho, lo está haciendo; el hijo de Miriam, que asistirá a algo parecido a lo que le ocurrió a su tío en aquel edificio en construcción donde encon-traron su cadáver.

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

QUIERO SER COMO MAZINGER Z: EL COSTUMBRISMO ES CULTURA POP

A Joaquín, el Cromañón, le gustaría que le llama-sen Mazinger Z, porque Mazinger Z es su personaje favorito. Pero también es el personaje favorito de Juanpe. Y de casi todos los demás. El costumbris-mo de Tigres de cristal está edificado a partir de la cultura pop, lo que esos niños de entre 12 y 14 años tenían en sus mesitas de noche, lo que compartían con sus amigos. Los libros de aventuras de San-dokán, el tigre de Malasia, y la serie de televisión basada en ellos, para empezar. Porque los protago-nistas, Víctor y Juanpe, se sentían así, como los ti-gres de Malasia, invencibles, en aquella época, y en parte, esa invencibilidad, la sensación de ser pira-tas, ese mezclar ficción y realidad, les llevó aquella fatídica tarde de diciembre a intentar dar una lec-ción a Joaquín, y, dándose, en última instancia, una lección a sí mismos.

Sandokán es la figura a la que más se alude en la novela – de hecho, el padre de Víctor es tan pa-recido al actor que lo interpreta en la serie de te-levisión, Kabir Bedi, que le llaman así, y no sólo los niños, sino todo el barrio –, pero no es la única. Se habla de Heidi, como algo que, por aquel entonces, los chavales no podían ver sin avergonzarse, y, por supuesto, de la creación de Koji Kabuto: Mazinger Z. “Seguíamos esa serie con una devoción inusitada, y jugábamos a reproducir los argumentos de sus epi-sodios haciendo gala de una memoria asombrosa. Mazinger trajo consigo la pasión por el kárate y los robots, además de soltar en nuestras tiendas una serie de complementos de merchandising a los que no podíamos resistirnos. Entre ellos, en los produc-tos Panrico, estaba la colección de cromos”, relata el propio Ismael.

Page 4: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

El pasado, para esos chicos, es la televisión y sus personajes favoritos, lo único que tenían en común, y lo único con lo que podían soñar, en un mundo que, por lo demás, les era del todo hostil, en tanto que niños enfrentados a una realidad convulsa difí-

cil de entender: sus padres iban y no iban a trabajar, en función de las huelgas que hubiesen organiza-do, el país, por momentos, parecía un polvorín, pero ellos tenían la ficción, a todos esos personajes que les libraban de la cruda realidad.

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO: LOS HIJOS DE LOS 60, LOS HIJOS DE PADRES ERRANTES, LOS HIJOS DEL CINTURÓN ROJO

El asesinato de Joaquín se produjo la noche del 15 de diciembre de 1978. La Constitución se había aprobado en referéndum hacía pocos días, y todos, por extraño que parezca ahora, reflexiona el narra-dor, Ismael, estaban felices de que así fuera. Los se-tenta están presentes en los recuerdos de ese na-rrador, y de los protagonistas, pero también lo están los 60, porque todos ellos nacieron en esa década, y la vida que sus padres no quisieron para ellos: la durísima vida del pueblo. “Es verdad que muchos se vieron empujados a la emigración por el ham-bre y la necesidad, pero me consta”, escribe Ismael, “que también hubo familias que emprendieron ese viaje por sus hijos. Sabían lo que les esperaba en el pueblo: trabajo duro, de sol a sol y con poca sombra para los varones; matrimonios precoces y preñeces continuas para ellas. Y no querían eso”.

El reconocimiento a toda una generación que quiso romper con su desesperanzador futuro está implícito en la novela, que es construcción, desde el presente, del pasado en el que los protagonistas ni siquiera existían, y luego, de un pasado en el que empezaban a alejarse de la noche de los tiempos de la que provenían sus padres. Unos padres dispues-tos a luchar sin miedo a las consecuencias. Madres que cogían el autobús que cruzaba el barrio para

ir a limpiar a las casas de Pedralbes y Diagonal, y padres que trabajaban en fábricas, a Siemens, Elsa, Laforsa, Cláusor, Corberó... Fábricas que fueron el escenario de las huelgas que darían al área metro-politana de Barcelona el apelativo de ‘cinturón rojo’. Porque esos chicos eran también hijos del cinturón rojo en la época en la que empezaba a considerarse cinturón rojo.

De esa época, 1975-1976, data la huelga más so-nada, la de Laforsa. Su lema, como se cuenta en la novela, fue “O todos o ninguno”, un grito que, se dice, “anunciaba el final del franquismo y el poder de la lucha obrera”. La huelga la puso en marcha el despido arbitrario de un empleado que se negó a marcharse y continuó durante meses, en un tour de force insólito. La empresa comunicaba nuevos despidos y los obreros “se negaban a reincorporar-se hasta que todos fueran readmitidos”. De ahí el lema. La huelga acabó bien, se cuenta, la empresa cedió, y esa victoria sindical fue la prueba de que las cosas podían cambiar. Las cargas policiales, los grises disparando pelotas de goma “con las que nosotros – los protagonistas de esta historia – ju-gábamos al día siguiente”, no pudieron “con la te-nacidad y la unión de los trabajadores”.

EL BULLYING ANTES Y AHORA: LOS CASOS DE ALENA Y JUANPE

Otro de los temas centrales de la novela es el del acoso escolar. En los años 70, el que lo padece es Juanpe, el Moco, a manos del chico que acaba siendo asesinado, Joaquín, el Cromañón, y éste adopta la forma de palizas y menosprecios. En una de las escenas clave de la tóxica relación que se da entre ambos niños, el Cromañón obliga a Juanpe

a recoger su chubasquero de un charco. Ismael la presencia, sin que nadie se entere, y descubre, des-de fuera, hasta qué punto puede llegar a destruir a un niño esa clase de humillación. Ismael hace el papel de testigo no implicado y, por tanto, cómpli-ce. El único que podría cambiar las cosas y no las cambia.

Page 5: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

En el presente, la que sufre el acoso es Alena. Una chica de padre polaco que acaba de llegar de Premià de Mar, y cuya debilidad consiste en haber elegido mal a su mejor amiga. Alena intenta llevarse bien con todo el mundo, es guapa, y despierta la en-vidia de las chicas que tiene cerca, y el deseo de los chicos. Su acoso no es tan físico como psicológico, y está articulado a partir de las redes, en un guiño al

cómo han cambiado las cosas: lo peor que en el pa-sado podías hacerle a un niño de 14 años era tirarle un chubasquero a un charco; hoy, publicar una foto suya en la que parece que esté ofreciendo servicios sexuales. En su caso también hay un testigo, pero es un testigo que está a punto de ser manipulado por la agresora, y que no puede evitar que se cometa un nuevo delito.

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

GALERÍA DE PERSONAJES

Ismael López Arnal: Es el narrador de parte de esta historia. El testigo del terrible crimen de Víctor y Juanpe. Era niño entonces, como ellos. Iba a su misma clase, pero ninguno lo recuerda. A Ismael le hubiera gustado ser el mejor amigo de Víctor, e in-cluso algo más, porque Ismael siempre sintió algo especial por él, pero no pudo ser.

Víctor Yagüe: De niño, era el mejor amigo de Juanpe. Un chaval popular, hijo de Emilio Yagüe, líder sindical, conocido como Sandokán. Junto a Juanpe, cometió el crimen que pone en marcha la novela, pero nunca pagó por él, y la vida no ha de-jado de sonreírle: en el presente, está montando un hotel para su suegro, tiene dinero y una familia en la Coruña – su mujer, Mercedes, y su hija, Cloe –.

Juan Pedro Zamora: Para mucho, Juanpe es un monstruo abyecto, un error del sistema, el asesino de Joaquín. Pero también es un niño que ha sufrido abusos, y el hijo de una pareja que fue más un in-fierno que una pareja. El Juan Pedro adulto arrastra una culpa que ni siquiera le permite tener un traba-jo corriente. Hace de todo para un tipo de poco fiar, y no puede quitarse de la cabeza a Joaquín, lo que hicieron con él.

Joaquín Vázquez: También conocido como el Cromañón, Joaquín es el verdugo de la novela has-ta que se convierte en la víctima. Porque Joaquín es un niño violento, mimado, que intenta destruir a todo aquel que se cruza en su camino, incapaz de convivir con una rabia que no sabe de dónde ha

salido. Joaquín acosa a Juanpe en el colegio. Que-rría que todos le llamaran Mazinger, porque adora a Mazinger Z, pero nadie le llama otra cosa que Cro-mañón. Y eso le enfada, claro. Hasta que deja de enfadarse porque está muerto.

Miriam Vázquez: Es la hermana de Joaquín. En el presente es peluquera. Montó una peluquería en el local en el que sus padres tuvieron la papelería. Tiene un hijo de quince años, al que ha criado sola. Se ocupa de su padre con Alzheimer. Le gusta Da-vid Bowie.

Iago: Es el hijo de 15 años de Miriam. Es buen chico, va en monopatín a todas partes, y le gusta Alena, la chica nueva. A veces tiene que ocuparse de su abuelo, pero no le importa. Intentará investi-gar qué pasó con su tío Joaquín, el que murió sien-do un chaval.

Alena: Es nueva en el instituto de Iago. Sus pa-dres han dejado el piso de Premià de Mar en el que vivían para mudarse a los bloques verdes de San Il-defonso y estar más cerca de la fábrica. Es guapa y lista. Sus amigos creen que es rusa, pero si parece extranjera es porque su padre es polaco. Le gustan los poemas de Emily Dickinson.

Lara: Es la mejor amiga de Alena. Aunque tam-bién es un poco rara. Odia a su madre porque ha vuelto a casarse y no hace más que discutir con su nuevo marido, el Cabrón, y odia al bebé que han te-nido, su nueva hermana, porque no deja de llorar.

Page 6: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

Saray Lozano: La chica popular del instituto. Al principio, Alena cree que es ella quien está acosán-dola, luego descubre que no puede fiarse de nadie. Saray sale con Christian.

Christian: El chico guapo del instituto al que van Alena y Iago. Un chaval engreído y egoísta, que se cree con derecho a todo.

Conrado Baños, El Míster: Es el jefe de Juanpe. Un tipo mayor, que roza los 70, más elegante que vulgar, un expolicía convertido en hombre de nego-cios, negocios sucios.

Emilio Yagüe: Es el padre de Víctor. Se parece tanto al actor de ojos verdes y cara felina que inter-preta a Sandokán, Kabir Bedi, que le llaman preci-samente así, Sandokán. Es un líder nato, y despierta admiración en todo el barrio.

Abuelo: Está perdiendo la memoria, y a menudo confunde a su nieto Iago con su hijo Joaquín, y a su hija Miriam, con su mujer, Salud, que murió hace mucho, y que no levantó cabeza desde la muerte de su hijo.

Rober: Es el amante ocasional de Miriam. Un bala perdida que no puede querer a nadie porque ni siquiera se quiere a sí mismo. Podría ser el padre de Iago, pero también podría no serlo. Miriam intenta huir de él, pero a veces no puede evitar caer en la tentación.

Doctor Bosch: Es el hombre que abusó de Juan-pe en la época del correccional.

Rai: El único amigo que hizo Juanpe en el co-rreccional. Ahora trabajan juntos, para Conrado Ba-ños, el Míster.

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

EL AUTOR

Toni Hill (Barcelona, 1966) es licenciado en psi-cología. Lleva más de diez años dedicado a la tra-ducción literaria y a la colaboración editorial en distintos ámbitos. Entre los autores que ha tradu-cido se encuentran Charlotte Brönte, David Seda-ris, Jonathan Safran Foer, Glenway Wescott, Rosie Alison, Peter May, Rabih Alameddine y A. L. Ken-nedy. Su trilogía del inspector Héctor Salgado se ha publicado en más de veinte países y ha sido un éxito de venta y crítica: El verano de los juguetes muertos (2011), Los buenos suicidas (2012) y Los amantes de Hiroshima (2014). En 2016 publicó en Grijalbo Los ángeles de hielo, una ambiciosa intri-ga psicológica de tintes góticos.

LA CRÍTICA HA DICHO

“El retorno de la novela negra mediterránea”. El País.

“El nuevo fenómeno de la narrativa policial”. La Vanguardia.

“La dosis exacta de misterio bien administrada, ca-paz de convertir incluso al lector más exigente en un auténtico adicto”. Qué Leer.

Page 7: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

“Penetrante, atmosférico... Una trama de primera clase... Altamente adictivo” Kirkus.

“Una caracterización de personajes excelente, un protagonista simpático y atractivo y un montón de giros de trama, con un cliff-hanger final que da ganas de leer el siguiente libro de la serie” The Guardian.

“Un debut potente... La rica vida interior de Salgado y el talento de Hill a la hora de escribir y pergeñar la

trama auguran una serie de gran éxito” Publishers Weekly.

“Extraordinario... El planteamiento de las novelas es macabro y sorprendente, pero su mejor baza es el personaje de Héctor Salgado”. New York Times Book Review.

“Una trama sorprendente y adictiva”. Wall Street Journal.

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

ENTREVISTA AL AUTOR

“Tigres de cristal es una novela de redención, de expiación de culpas y de no culpas”

En primer lugar, cuéntanos cuándo aparece Ti-gres de cristal. Y si apareció ya donde lo hace, en Ciudad Satélite, y cuando lo hace, 1978. ¿Te atraía la idea de construir un noir que fuese a la vez una novela de época, casi generacional?

Si te digo la verdad, nunca sabes muy bien cuándo aparecen las novelas. A veces pienso que las histo-rias están ahí, en algún rincón recóndito de tu cere-bro, y que poco a poco una de ellas se empeña en salir, en ser “la” novela por encima de las otras. Creo que el germen original de esta historia está en una noticia que me impresionó mucho hace ya veinti-cinco años. Quizá algunos recordaréis el caso de James Bulger, un niño de corta edad secuestrado en un centro comercial y asesinado por otros dos chavales de diez años en 1993. Estos fueron conde-nados a penas de cárcel hasta su mayoría de edad y se convirtieron en los convictos más jóvenes de la historia de Inglaterra. Desde que leí ese suceso trágico pensé en el drama que de repente había caído sobre las tres familias: la de la víctima, ob-viamente, pero también las de los asesinos. ¿Cómo enfrentarte a que tu hijo de diez años ha cometido

un acto tan horrendo? Y, con el tiempo, en el caso de los culpables, ¿cómo enfrentarte a lo que hiciste cuando miras hacia ello con la perspectiva de un adulto? ¿Puedes perdonarte a ti mismo? ¿Entender por qué lo hiciste? ¿Puede perdonarte la familia del pobre crío asesinado incluso años después? Eran preguntas que no dejaban de darme vueltas por la cabeza, una especie de runrún un poco macabro, la verdad, pero que no podía acallar.

Diría que esto se unió a otra necesidad, más emocional, de rendir cuentas con los escenarios de mi propio pasado. Seguramente es un tema de edad, pero poco a poco te vas percatando de que a lo largo de tu vida has tendido a renegar de unos espacios y de una forma de vida. Los que nos he-mos criado en un barrio y hemos salido de él, hablo de salir en un plano simbólico (de alguna manera hemos superado las expectativas que existían so-bre la gente de ese lugar), tendemos a olvidarlo, a mirarlo incluso con una cierta condescendencia. Y yo llevaba ya tiempo pensando en que mi ex barrio “adoptivo” se merecía una revisión, una novela que dejara claro la importancia que tuvo en mi vida y en la vida de muchos.

Page 8: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

Supongo que un día ambos intereses se fundieron en el argumento de Tigres de cristal: el crimen del pasado, los niños culpables, el barrio de mi adoles-cencia, las consecuencias en el presente… Y ya no pude parar.

A partir de ahí, los capítulos narrados por Ismael, son casi crónica histórica, ¿crees que esa época, los 70, y esa parte de la sociedad, los inmigrantes andaluces y extremeños y de otras comunidades, en Catalunya, está tan contada como debería, o crees que, precisamente ahora, es momento de recordar lo que nos une?

Claramente no lo está, y podríamos debatir mucho sobre el porqué. A mí me parece bastante obvio que a nadie le ha interesado demasiado contarlo, o al menos no desde un punto de vista literario. Pare-ce que la emigración de esos años, la pobreza y el desarraigo de sus gentes, daban pie a la denuncia periodística, al ensayo o a la crónica, pero no a “li-teratura”. Supongo que Barcelona es una ciudad muy intensa, con mucho contraste, muy potente literariamente hablando, y se ha comido al extra-rradio también en eso. Y sin embargo Cataluña, la provincia de Barcelona especialmente, está forma-da en gran parte por esa gente: personas que en los 60 y 70 abandonaron sus lugares de origen y se instalaron aquí, tuvieron hijos aquí y, en gran par-te, se quedaron aquí. Llevan más de medio siglo y aún se nota, desde ciertas posturas políticas, una cierta reticencia: como si existieran los “nuestros” y los de fuera… Todo esto se ha agudizado en los últimos meses de 2017, por supuesto, por temas estrictamente políticos, pero la tensión latente ya estaba allí. Y sí, aunque a finales de 2017 la nove-la ya estaba prácticamente escrita, y la parte más “histórica” la terminé mucho antes (fue lo primero que escribí), creo que ahora no nos iría mal recordar ese momento, en los 70 y 80, en que un barrio tan complejo como el que aparece en la novela tenía una ilusión compartida: esa lucha sindical (donde participaron todos, catalanes de origen y recién lle-gados), la búsqueda de la democracia, la conquista del bienestar. Porque en Cornellà, el municipio don-de se desarrolla la acción de la novela, obreros eran todos, ya basta también del estereotipo burgués

catalán que se ha exportado más, y encontraron, unos y otros, los de fuera y los de aquí, una lucha común que sin duda estrechó los lazos y los hizo mejores a todos. Sin idealizar esos años, otro peli-gro de la nostalgia, sí creo que merece la pena po-nerlos en valor.

Víctor y Juanpe son amigos, pese a que nadie hu-biera dicho que pudiesen serlo, porque son la an-títesis el uno del otro. Víctor, sin ser consciente de su poder, salva, en cierto sentido, a Juanpe de su destino, pero le condena a otro peor. ¿Es la amis-tad un arma de doble filo?

Creo que en la novela se dice en algún momento que elegir a un amigo/a tiene algo de enamora-miento. No en el plano sensual, sí en el de admira-ción por el otro: buscamos las cualidades que no tenemos o completamos en el otro esas carencias que percibimos y eso nos hace sentirnos mejor. La amistad es, para mí, uno de los grandes temas hu-manos y, por lo tanto, literarios. ¿No os ha sucedido que, de repente, os encontráis con un viejo amigo y el tiempo desaparece? A lo mejor hace años que ni lo ves, no sabes nada de cómo es actualmen-te; incluso puede ser que, si lo conocieras hoy, no tendríais nada en común. Y sin embargo el afecto inicial resurge de manera espontánea: te colocas emocionalmente en el lugar donde te quedaste con ese amigo o amiga y puedes proseguir desde ahí, saltándote todo lo que ha existido desde entonces hasta ahora. Y si la amistad es un sentimiento tan potente, tiene que existir un reverso: la traición, la deslealtad de un amigo, causan heridas muy pro-fundas, casi tanto como el abandono de una pareja.

Víctor y Juanpe no estaban condenados a aliar-se, y sin embargo lo hicieron, con consecuencias múltiples. Cuando eran niños Víctor le ayudó, le sacó del ostracismo, le dio un estatus en su peque-ño mundo (el de ser su amigo). Luego las cosas se torcieron, pero años después los papeles parecen repetirse: cada uno vuelve a asumir su lugar (el ne-cesitado y el protector), aunque con más dudas y seguramente menos espontaneidad. Creo que la potencia de esa relación es apasionante para un escritor de cualquier género, y en el noir da pie a conductas inusitadas y algo más originales que las

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

Page 9: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

relaciones amorosas: todos comprendemos que alguien pueda cometer un crimen por temas amo-rosos, de codicia o de venganza, pero la amistad como motor del crimen me resulta mucho más interesante y menos visitada por los autores del género.

El tema del acoso escolar es central en la historia, y lo es en dos tiempos: un tiempo en el que aún no se le había dado nombre, y otro, el presente, en el que ya sabemos que existe pero en el que tampo-co lo tenemos en cuenta. ¿Hemos aprendido algo en todo este tiempo?

El acoso es el centro de ambas historias, sí. Le he-mos puesto nombre, hemos establecido protocolos para combatirlo, y sin embargo ahí sigue, mutando para sobrevivir en nuevos tiempos, como los virus. Y creo que es un buen tema para explorar las dife-rencias entre la sociedad de mi infancia y la actual.

El acoso en los 70 (y décadas siguientes) era sin duda más físico: existía la burla también, constan-te y denigrante, pero la materialización del hecho se producía a base de golpes. También es verdad que la violencia física estaba mucho más presente en escuelas, hogares, en la calle… así que no es ex-traño que el acosador la usara para amedrentar a su víctima. Ahora el tema es distinto: existe esa vio-lencia física (todos hemos visto algún vídeo), pero el acoso se ha movido a un plano más acorde con los tiempos: el mundo virtual. Eso conlleva muchas diferencias: a Juanpe le pegaba un acosador, le gol-pea y le humilla; todos en su círculo lo saben y na-die hace nada por evitarlo. Él se siente avergonzado y humillado delante de todo su mundo y aprende a resistir, a vivir con ello.

En el siglo XXI, Alena vive un acoso diferente: no es agredida directamente, pero se hace escarnio de ella en las redes, se la insulta, se la calumnia… y sobre todo se la expone públicamente. Cuando cuelgas un vídeo ofensivo en internet ese acoso se multiplica exponencialmente y rebasa los límites de tu círculo social. Alena se siente humillada ante el mundo, incluso ante desconocidos que pueden identificarla, y por eso, a pesar de que hoy en día existe mucha más conciencia sobre el tema, se ve también mucho más desamparada que Juanpe.

Porque el acoso de hoy no sólo se produce a la sa-lida del colegio, sino que invade toda tu vida: llegas a casa y sigue, a través de mensajes, de lo que sa-bes que están contando; no hay un único acosador sino muchos, y algunos pueden ser desconocidos… La reacción de las víctimas es común: miedo, so-ledad, depresión, odio cerval hacia quienes te aco-san, ansias de venganza. Y, aunque hoy en día el tema se trabaja mucho mejor, estoy convencido de que la generación de Juanpe estaba más prepara-da para lidiar con el acoso que la actual. Como dice Ismael, el narrador de esos años, “los adultos no te-nían tiempo de hacernos creer que vivíamos en un mundo justo”, y en realidad creían que era su deber prepararnos para lo dura que es la vida: eso pasaba por toda una filosofía educativa que, por suerte, he-mos dejado atrás. Pero hoy en día sí se intenta pro-teger a los niños de las injusticias del mundo, sí se intenta crear para ellos un entorno en el que sean felices (no es que los padres de antes desearan la infelicidad de sus hijos, simplemente priorizaban la obediencia, el rendimiento escolar, etc.), en el que nada ni nadie los agreda. Por eso, cuando esa agre-sión injustificada, imprevista y brutal sacude a uno de ellos, en la novela a Alena, esta tiene muchas menos armas personales para luchar: se encoge, la injusticia la supera, se encierra en sí misma…

Es un tema complejo realmente, pero que, si ha-blas con las víctimas, se mantiene en su recuerdo mucho tiempo después. Afecta enormemente a la autoestima y deja secuelas importantes a lo largo de las vidas de quienes lo sufrieron.

Miriam es un personaje con mucho peso dentro de la historia. Es la hermana del fallecido, Joa-quín, y juega un papel clave en el desarrollo de esta historia.

Miriam es uno de mis personajes favoritos. Es cu-rioso porque poco a poco, a medida que avanza la novela, te das cuenta de que en una historia que parecía protagonizada por dos hombres, Víc-tor y Juanpe, los dos niños ahora adultos, se van abriendo paso dos mujeres: Alena, de quien ya hemos hablado, y Miriam, que sin duda es el gran personaje oculto que va revelándose a lo largo de las páginas.

Page 10: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

Miriam es la víctima colateral: era un bebé cuan-do mataron a su hermano y vivió el desgarro del ho-gar, la tristeza vital de la madre, sin poder realmente empatizar con ella. Sus padres se hundieron des-pués de la tragedia y ella se da cuenta de que no era suficiente para sacarlos de esa depresión, como si tenerla no pudiera compensar lo sucedido con el hijo perdido. Eso le genera una inseguridad en las relaciones que le durará casi hasta el final de la no-vela, cuando empieza a darse cuenta de su propio valor como persona. También se vuelve consciente de algo, ahora que es madre: la melancolía de su madre, que la ofendía cuando era niña, resulta más comprensible, y la lleva a la necesidad de saber todo lo que en su momento no quiso preguntar con el fin de convertirse en transmisora de la memoria familiar que se pierde.

Miriam no recuerda a Joaquín, y esa depresión que invade a la familia la agobia y se rebela con-tra ella en su juventud. Ahora es una mujer adulta, madre soltera, que tiene que lidiar con un padre enfermo, una peluquería en crisis profunda y con la soledad de no tener una pareja, un compañero de vida. A pesar de todo es una luchadora, aparen-temente frágil pero constante, con fuertes valores que ni siquiera ella sabe que posee. Miriam repre-senta también a la clase obrera más abandonada del siglo XXI, los autónomos que pelean por su pe-queño negocio. Y no se rinde, pone al mal tiempo buena cara (o al menos le pone la mejor que puede) y va saliendo adelante. Creo que todos somos, en cierta medida, un poco Miriam, y por eso nos senti-mos identificados con ella.

Se habla de una generación, la de los padres que lo dejaron todo para que sus hijos tuviesen otro futuro, que pareces conocer bien, ¿qué hay de au-tobiográfico en el personaje del escritor, Ismael, y en su entorno?

Hay más de autobiográfico en la necesidad que tiene Ismael de volver a sus raíces, de contar el pa-sado, de rendirle un homenaje a unos escenarios de los que se alejó voluntariamente y con todas las ganas del mundo de perderlos de vista. Aunque mi

abuela materna llegó de Cartagena hace un siglo, mi madre ya nació en Cornellà y la familia de mi padre, a pesar del apellido inglés, llevaba ya siglos en Catalunya. Hago un inciso para decir que, en los 70, el municipio estaba espacialmente dividido en dos: a grandes rasgos, el centro, donde habitaban las familias más catalanas, y San Ildefonso, ese lu-gar que en pocos años se había llenado de bloques inmensos y gentes que eran vistas con una mezcla de extrañeza, desconfianza y, a veces, temor.

Mi relación con San Ildefonso (la Satélite) em-pieza a los 14 años, justo cuando termina ese perío-do en la novela, en 1980. Por un problema de plazas de bachillerato terminé dejando el “barrio centro” (un poco más pijo, dentro de lo pijo que puede ser una ciudad de extrarradio) y empecé a estudiar en unos barracones de San Ildefonso, a los que llegué completamente aterrado. Era como abandonar un refugio seguro e internarte en un barrio descono-cido, con fama de violento, de estar lleno de droga-dictos. Lo que pasó fue que me divertí mucho, hice grandes amigos que aún conservo, y esos bloques enormes fueron el paisaje de mi adolescencia/juventud, de los 14 a los 18 años. Empecé a fumar, hice todas las tonterías que tocaban (pellas, porros, romances, cervezas, conciertos), pero, por resumir-lo en una frase, pasé de la sardana a la rumba. De un entorno básicamente catalán me encontré en un aula donde los héroes eran Los Chichos y Los Chunguitos, y fui conociendo las historias de los padres, de sus pueblos de origen, de sus circuns-tancias y de su adaptación a un lugar nuevo. Tam-bién de ese lugar, un poco dejado de la mano de Dios, por decirlo de algún modo. Conocer a la gente implica empatía (lo mismo sucede con los inmi-grantes de hoy, creo yo), y aunque luego la universi-dad me alejó definitivamente del barrio, este sigue asociado a recuerdos y vivencias muy potentes, de descubrimientos personales y sociales, de empe-zar a plantearme si se había sido justo con los que llegaron, si se les tenía en cuenta más allá de pro-porcionarles la satisfacción de esas necesidades básicas (techo, empleo, comida). Hay un fragmen-to de Francisco Candel, quizá el único que abordó este tema en esos años, que es muy ilustrativa y que

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

Page 11: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

resume un poco la relación social de esos años. Yo lo leí más tarde, pero creo que en su momento llegué a esta misma conclusión.

El catalán ha creído que el emigrante dejaba atrás una injusticia social horrorosa que tenía que olvidar, incluyendo, en ese olvido, todo su entorno sentimental. Diríase que hacía un generoso ofreci-miento cuando te decía: tú llevas tanto tiempo aquí que ya eres catalán, pero pidiéndote una especie de borrón y cuenta nueva. (…) Ha sido necesario que pasara el tiempo y que una dosis de mutua com-prensión se posara sobre nosotros como lenguas de fuego del Espíritu Santo, si no de todos nosotros –inmigrantes y catalanes-, sí de muchos de noso-tros, colocando las cosas en su punto, en ese punto equilibrado del que no hay por qué renegar de tu cultura de origen para incorporarse a otra de adop-ción, o respetar y auspiciar esa cultura adoptiva, ad-mitiendo por ambas partes influencias recíprocas y los vaivenes culturales que todo eso produce.

¿Dirías que, muchos sentidos, algunos que no pueden revelarse, Tigres de cristal, es una novela de redención? ¿Acaso no lo son todas?

Es claramente una novela de redención. De expia-ción de culpas y de no culpas, de hecho. Fíjate que uno de los temas más recurrentes de la literatura, al menos en nuestra cultura judeocristiana, es la cul-pa. Hay tantos ejemplos de novelas centradas en este tema que haríamos un listado inacabable. Sin embargo, a mí me interesaba abordar otro aspec-to, que es precisamente lo contrario: la no culpa, la falta de remordimientos, la autojustificación como mecanismo de supervivencia.

Juanpe no se siente culpable por haber hecho lo que hizo: su cabeza lo ha reducido a una simple cuestión de ojo por ojo. “Él me acosaba, yo le di su merecido”. Es una simplificación que sin duda le ayuda, aunque convierte su mundo en un espacio de blancos y negros casi infantiles.

Víctor ha vivido ignorando lo que hizo, no de una manera real (sabe perfectamente que él y Juanpe se cargaron a otro crío), pero ha optado por acha-carlo a ese mantra que se ha ido repitiendo duran-

te años: “éramos unos críos, eso fueron cosas de chavales”. Ha optado por vivir de espaldas a eso, y las circunstancias le han ayudado a hacerlo. Y sin embargo la culpa, que es muy cabrona, le ataca por otro lado: por el de su amistad con Juanpe, quien cargó solito con la responsabilidad del hecho cri-minal. De esa no puede evadirse, y es la que quiere redimir. Pero luego hay otras culpas y no culpas: la de Miriam, por no ser capaz de entender a su ma-dre, por ejemplo; las de los padres de todos, por no saber gestionar aquel momento atroz

Creo que deberíamos reinventar esa frase de “quién esté libre de pecado que tire la primera pie-dra”, por “quién esté libre de culpa…” Me parece mu-cho más ajustada para los adultos del siglo XXI.

La reconstrucción de la época se hace a partir de aquello que los niños atesoran, cromos de Mazin-ger Z, las novelas de aventuras de Sandokán... ¿El título proviene de ahí, y de un intento por dar a entender la fragilidad de esos supuestos ‘tigres de Malasia’, esos Sandokanes que, en realidad, no sabían que el mundo podía comérselos?

Sí, seguro. Niños que juegan a ser tigres de Malasia, aguerridos y justicieros, y no se dan cuenta de que no son tan fuertes, de que el mundo puede romper-los, de que a pesar del corazón guerrero sus cuer-pos están hechos de un material mucho más frágil.

Me interesaba mucho ese repaso nostálgico que, sin dejar de lado temas sociales importantes, se centra en los detalles infantiles. Porque Víctor, Juanpe, Ismael y el resto eran niños entonces y su mundo quedaba muy circunscrito a los cromos, el recreo, el colegio, la tele. Había que reflejar eso, ha-cer ese viaje mental hacia nuestros símbolos de la infancia, para poder entenderlos bien.

Tigres de cristal, supone tu vuelta al noir —en cierto sentido— después del ciclo de Héctor Sal-gado, pero no es una vuelta como otra cualquie-ra, porque la novela tiene la densidad narrati-va, más ‘bronteniana’, de Los ángeles de hielo, ¿cómo cambió tu vida como escritor tu última novela, y en qué punto crees que estás ahora?

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

Page 12: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

Es curioso, yo creo que la vida te va empujando y llega un momento en que no puedes retroceder, sólo mirar atrás y seguir adelante. Lo mismo suce-de con la escritura. De hecho ya en la trilogía de Sal-gado había una evolución en la densidad narrativa, de la primera a la tercera entrega. Es posible que, al mismo tiempo, se pierda una cierta frescura, aun-que me temo que eso es inevitable. Ya no puedo volver a escribir El verano de los juguetes muertos, aunque es una novela que me encanta y de la que estoy muy orgulloso, de la misma manera que no puedes volver con una pareja del pasado aunque le tengas mucho cariño.

Los ángeles de hielo me dio la oportunidad de salir de un esquema de novela policial, de romper esos límites mentales, y al mismo tiempo me per-mitió incorporar toda una serie de registros y recur-sos literarios a los que ahora ya no sé renunciar.

Siempre he pensado que el noir ha tenido un complejo de inferioridad, a veces merecido, frente a la literatura sin género, seguramente debido a ese esquema un poco cerrado de crimen/investi-gación/resolución y por esa dificultad de mantener un tono literario potente en una historia donde la trama tiene un papel preponderante y está obliga-da a sorprender y mantener al lector pegado a las páginas. Hay algo de artificio en la ocultación de información, en esos giros, que de alguna mane-ra parecen rebajar su nivel literario de manera au-tomática. Pero de hecho ahora creo que no es así, para nada.

Me explico: Uno puede usar el crimen para con-tar una sociedad, para hacer el retrato de un mo-mento, de una época. Es un recurso tan válido como otro cualquiera y para el que puede usarse toda la variedad estilística, todo el bagaje literario que el autor posee. No importa tanto quién come-tió el crimen, de hecho en Tigres de cristal el caso está resuelto, sino los porqués, las consecuencias, los dramas asociados, la época en que se come-tió… Me interesa mucho ese aspecto del noir, el del crimen como ejemplo de la conducta más repro-bable de una sociedad, para explicar cómo fuimos y cómo somos. No es casual la elección del acoso como tema de fondo: en cómo era y cómo es aho-ra se refleja la sociedad que éramos (más violenta,

más brutal) y la que somos ahora (más sutil, más perversa, más civilizada sólo en apariencia).

Todo esto también puede hacerse desde el po-licial clásico, desde luego, si los autores perdemos ese complejo y equilibramos la adicción que puede producir una trama con el interés que provoca un texto literario por sí mismo. Esa es mi lucha, y me consta que no estoy solo en ella.

Por último, una curiosidad, ¿qué tienes con la Na-vidad? No es esta la primera de tus novelas que arranca, doblemente —en el pasado y en el pre-sente— en los días previos a Navidad...

Jaja, es verdad, no había caído. Los buenos suicidas empezaba en la Navidad de 2011, con el suicidio de Sara en el metro. Mis novelas tienen muchos perso-najes solitarios, y quizá la Navidad sirve de contras-te y agudiza esa soledad. La verdad es que en esa segunda novela de Salgado no fue intencionado (por tiempos internos la novela sucedía alrededor de seis meses después de la anterior, que era vera-no), pero en esta podría haber escogido cualquier otro momento del año para empezar. Creo recordar que me llevó a ello el hecho de que las elecciones fueron en diciembre de 2015 (luego se repitieron en 2016) y eso me daba un fondo de incertidumbre que casaba bien con el ánimo de Víctor, por ejem-plo, y con un período en que, a diferencia de los 70, la izquierda no avanzó nada unida. Establecía un contraste social simbólico con el panorama social del pasado, aunque la novela no es una novela po-lítica en ningún sentido.

Particularmente odié la Navidad muchos años, pero ahora he aprendido a quererla… ¡Sigo odiando Nochevieja, que siempre me deprime porque me enfrenta a todo lo que no he conseguido un año más!

Emily Dickinson es como el alma de la novela. Sus versos, en realidad, son como un mantra que apa-rece y desaparece. ¿Por qué?

Es curioso porque Emily y sus poemas surgieron cuando ya tenía media novela escrita, y de repen-te supusieron una revelación absoluta: algo que

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

Page 13: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

ordenaba simbólicamente la historia, daba título a sus partes, etc. Todo vino por la dificultad que entrañaba el personaje de Alena, quizá el que más alejado estaba de mí como autor: una adolescente de quince años (en 2015), cuyas vivencias no tienen nada que ver con las mías. Corres el riesgo de ha-cer un retrato superficial, de mirar al personaje con la condescendencia del adulto en lugar de poner-te en su piel y es algo que me preocupaba mucho. Alena es una chica de quince años, más madura en algunos aspectos que otras de su edad e infan-til en otros relacionados con la sexualidad, así que requería una mirada especial. Creo que el auge de la poesía entre los adolescentes es una realidad (otra cosa es la calidad de esa poesía, pero a ellos los conmueve), así que intenté acercarme a ella por allí. Y entonces llegó la escena en que pasea por el parque, ese espacio muy Rodoreda que me permi-tía situarla de testigo involuntario de una situación que la perturba, y del jardín mi cabeza me llevó a Emily Dickinson, un poco por azar. Fue leer esos

poemas e intentar comprender qué pensaría una adolescente de hoy de esos versos, de esas imáge-nes, y el mundo solitario y hermoso de Dickinson fue incorporándose a la novela. No es sencillo, lite-rariamente hablando, dotar de belleza un espacio feo como era la Ciudad Satélite o el San Ildefonso de hoy, pero creo que para trascender al barrio en sí había que intentarlo, y los versos me daban ese contrapunto siniestro pero hermoso. Por decirlo de alguna manera, se convirtieron en la banda sonora de la novela, una sin música, formada sólo por pa-labras, y le dieron el tono que yo quería: esta historia (sobre todo la del pasado) sólo pudo suceder allí, pero ese allí es mucho más amplio, emocionalmen-te hablando, que lo que imponen los límites espa-ciales del barrio. Creo que ahí está el poder de la li-teratura, su fuerza y su carácter universal: una niña de quince años de hoy puede verse reflejada en la desesperación resignada de los poemas de Dickin-son. Aunque no los entienda del todo, porque, de hecho, tampoco se entiende a sí misma...

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30

FRAGMENTOS DE LA OBRA

“Hay olas que pueden destrozar vidas enteras, se dice él al recordarlo, resquebrajar la roca de un solo golpe de mar. […] En otro momento él se lo habría discutido, habría saltado en defensa de unos tiem-pos que prometían libertad sin rencores. Esa ma-drugada de invierno, ya 16 de diciembre de 1978, sólo pudo arrodillarse ante esa fosa improvisada donde yacía su hijo y rezar la primera oración que le vino a la cabeza, un padrenuestro entrecortado que había jurado muchas veces no volver a pronunciar.”

“Nadie sabe muy bien por qué la llamaban la Ciudad Satélite. Creo que fue un periodista quien acuñó la expresión para describir aquella zona, antiguos campos de cereales y algarrobos convertidos en suelo edificable, donde crecieron viviendas para los inmigrantes que llegaron alrededor de los años se-senta. Hileras de bloques idénticos de ventanas pe-queñas, rectángulos de inspiración soviética levan-tados en pleno franquismo. Un espacio construido sin orden ni concierto que, una década después, albergaba ya a más de cuarenta mil personas.”

“Se habla mucho ahora de inmigración y de gue-tos, pero en San Ildefonso, nombre por el que se co-noce en la actualidad a la antigua Ciudad Satélite, casi podías dividir las calles por las provincias de origen de sus habitantes y, en algunos casos, in-cluso encontrabas un pueblo entero de Andalucía trasladado a un único edificio, como si sus habitan-tes hubieran cambiado la disposición horizontal del entorno previo por otra más urbana y vertical. En realidad, todo ello obedecía a una lógica bas-tante comprensible: llegaban, llegábamos, y bus-cábamos la cercanía de los antiguos conocidos, de la misma manera que intentábamos reproducir nuestras costumbres. Se fundaron agrupaciones de flamenco, peñas taurinas, cofradías y demás asociaciones propias de las tierras de origen. Las mujeres sacaban las sillas a la fresca en las noches de verano, frente a las puertas de los bloques, y los hombres se tomaban chatos de vino en los bares aledaños que se habían abierto en los bajos de los edificios”.

Page 14: DOSSIER DE PRENSAquienes hizo la vida imposible figura Juanpe. El ... prensible historia de amor que de otra cosa, y el caso es que Víctor le eligió a él. Y juntos hicieron ...

“Barcelona, la gran ciudad, estaba cerca y a la vez era un lugar remoto, inaccesible. Una urbe moder-na y elegante donde no encajábamos. Creo que, de-jando a un lado las excursiones escolares, que tam-poco fueron tantas, mis padres nos llevaron allí en contadas ocasiones: al zoo; al rompeolas, monta-dos en las golondrinas; a la catedral y las Ramblas, y poco más. Íbamos con los bocadillos y las bebidas a cuestas, normalmente en el bolso de mi madre, porque allí todo era más caro que en la Satélite. Se rumoreaba, y probablemente sea verdad, que al-gunas señoras de Pedralbes o Sarrià pedían a sus asistentas, residentes en la Satélite, que les com-praran el marisco u otras exquisiteces en el merca-do del barrio, el de San Ildefonso, ya que su calidad y su buen precio no tenían comparación con los de otras zonas de Barcelona ciudad […] Ahora resulta ridículo, pero me acuerdo perfectamente de que para cada una de esas visitas a Barcelona mi ma-dre nos vestía como si fuéramos de boda. Eso era Barcelona para mí en aquellos años: el convite de unos parientes lejanos, excéntricos y altivos, al que tenías que ir arreglado y donde no sabías del todo cómo comportarte.”

“Dos chicos, habían sido sólo eso, dos chavales ami-gos. Los Tigres de Malasia, un verano largo y calu-roso; un Juanpe menudo, nervioso, frágil, tan dis-tinto del tipo que acudió al hotel para la entrevista del puesto en el aparcamiento que ni siquiera ahora, poniéndole todas las ganas, consigue relacionarlos. Claro que han transcurrido treinta y siete años, más del doble de los que tiene su hija Cloe, y seguramen-te en el rostro que contempla en el cristal opaco del vagón tampoco queda demasiado del Víctor niño, aunque uno mismo siempre consigue encontrarlo. […] Éramos unos críos, no fue culpa mía.”

“—Pero no te sientes culpable. —Juanpe hace una pausa; aún no se ha sentado y asiente con la cabe-za, mirando de reojo a un rincón oscuro y vacío—. Yo tampoco. De hecho, cuando pienso en él aún lo odio. Me acuerdo de las veces que ese cabrón me insultó, de sus hostias, del puto miedo que me agarraba de los huevos cada vez que me cruzaba con él.”

“Si cualquier muerte es capaz de cambiar las vidas de su entorno, el homicidio de un niño de catorce años a manos de dos de sus compañeros de cla-se extiende ese influjo perverso a todas las familias que se vieron implicadas. Víctimas y verdugos se confunden, la justicia se distorsiona y el futuro de todos se altera sin remedio. Nada fue igual para los Vázquez, la familia del niño que murió, pero tampo-co para los Zamora o los Yagüe.”

“Quizá el poder fuera eso, la capacidad de influir en el destino de los otros: sobre cuanta más gente se extendía esa influencia, más poderoso era uno. Juanpe se planteaba qué futuro podría cambiar él, qué destinos podría alterar, y no se le ocurrió el de nadie. Era un cero a la izquierda, un ser invisible, alguien que no ejercía ascendiente sobre ninguna otra persona, ni para bien ni para mal.”

“Dicen que el pasado se empeña en regresar, pero no es menos verdad que nosotros se lo ponemos fácil: acudimos a su encuentro, nos zambullimos en él, intentamos comprenderlo y a la vez compen-sarlo, en lugar de asumir los errores y los aciertos, en lugar de dejarlo descansar en paz. Quizá sea in-evitable, tal vez esté en nuestra naturaleza la inca-pacidad de abrazar el olvido. Quizá el tiempo, que entierra unas cosas y no otras, sea el auténtico me-didor de la justicia.”

Yolanda CortésComunicación [email protected](+34) 93 366 02 30