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Adolfo Garcé

Donde hubo fuegoEl proceso de adaptación

del MLN-Tupamaros a la legalidady a la competencia electoral

(1985-2004)

A n e x o D o c u m en t A l

Lucía Caldes - Carla Chiappara - Mateo Porciúncula

Editorial FIN DE SIGLO

4 u Adolfo Garcé

ISBN: 9974 - 49 - 373 - 0

Editorial Fin dE Siglo

Eduardo Acevedo 1624 - Tel/fax: 400 0214

e-mail: [email protected]

Queda hecho el depósito que ordena la ley

impreso en Uruguay - 2006

diseño de portada: oscar SCoTEllARodiagramación y armado: Elena BoTEllA

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«La historia del MLN-T durante estos años es la de la lenta asimilación de tres ideas: la legalidad, el frenteamplismo y el frentegrandismo».

Eduardo León Duter («Manso»)

«En 1985 arranca la contradicción que sigue hasta hoy. El MLN-T hace una propuesta política hacia fue-ra de gran amplitud. Pero en lo interno, predomina un planteo de organización cerrada».

Diego Piccardo («Camello»)

«Hoy, apenas a 12 años de la V Convención Nacional del MLN-T, es innegable que una fracción mayoritaria, la históricamente más importante, retrocedió en el plano de las concepciones [...]. Ahora sí se consagró el triunfo ideológico que la clase dominante no había logrado por las armas y la tortura. En poco menos de cinco años una conducción revolucionaria se transformó en la imagen viva del retroceso ideológico que ella misma criticaba en la izquierda frenteamplista».

Senda Tupamara (2002)

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Índice

Prefacio .......................................................................................11

1. Introducción ...........................................................................17

2. El lugar de la ideología en el debate teórico sobre adaptación partidaria ................................................23

2.1. Hacia la consideración de la matriz ideológica como variable independiente .........................................242.2. Teoricismo versus pragmatismo ....................................262.3. Monolitismo versus pluralismo .....................................27

3. Principales rasgos de la tradición ideológica del MLN-Tupamaros .........................................................29

3.1. Los tupamaros en el marco de la izquierda uruguaya ................................................293.2. Una matriz ideológica esencialmente heterogénea ....................................................................32

u El nacionalismo .........................................................36u Las zonas de contacto entre la tradición tupamara y el anarquismo .........................................37

3.3. Hechos y no palabras: anti-teoricismo y pragmatismo ......................................433.4. La destreza política ........................................................453.5. Eclecticismo, autonomía y la política de los «hechos consumados» .........................................47

4. La inserción del MLN-T en la legalidad (1985-1989) .......................................................................51

4.1. El gran abrazo ................................................................524.2. Autocríticayreafirmaciónrevolucionaria .....................584.3. El mapa de la interna .....................................................63

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u Frentegrandistas .........................................................63u Proletarios ..................................................................70u Ni proletarios, ni frentegrandistas .............................76

4.4. Una interna disputada y equilibrada ..............................794.5. El pleito entre amplitud y profundidad ..........................81

u El «polo revolucionario» en el FA: la creación del MPP ...................................................87u El MLN-T y el asalto a La Tablada ...........................92

4.6. El debate sobre la participación en listas electorales ........................................................93

5. El imaginario insurreccional (1989-1994) .............................975.1. La V Convención .........................................................100

u Los proletarios contra el Frente Juvenil ..................1045.2. Olor a pólvora ..............................................................114

u El imaginario insurreccional y la teoría de la «defensa del territorio» ...................................115u Elproblemadelas«finanzas» .................................119u Las tensiones con la Intendencia de Vázquez .........123

5.3. Encuentro Progresista y Frente Grande .......................124

6. El horizonte electoral (1995-2004) ......................................133 6.1. La sociedad amortiguadora .........................................133

u Mujica y Fernández Huidobro cambian el rumbo ....................................................136u La retirada de Zabalza y la nueva coalición interna ...........................................138

6.2. El «fenómeno» Mujica ................................................140u La dialéctica entre reforma y revolución .................142u Los nuevos abrazos .................................................144

6.3. La alianza entre el MLN-T y Tabaré Vázquez ............146u Creación, despegue y fractura de la Corriente de Izquierda ....................................148

6.4 Los disidentes ..............................................................157

7. Configuraciónideológicayadaptaciónpolítica ..................163

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7.1. Ideología, tupamaros y elecciones ...............................163u Las circunstancias mandan, la teoría obedece .........163u Pluralismo interno ...................................................165u Ambición y destreza política ...................................167u Innovación y tradición .............................................168

7.2. El argumento teórico, más allá del MLN-T .................171

Bibliografía y fuentes ...........................................................175u Libros y artículos ............................................................175u Documentos internos del MLN-T ..................................177u Listado de entrevistas .....................................................178

Anexo Documental ...........................................................179MLN-T: Estructura, trayectoria, contexto ...........................182Guerrillas del Cono Sur y Caribe ........................................190Ideología, teoría y práctica ..................................................195Tradiciones ideológicas .......................................................203MLN en la legalidad. Dos líneas en la interna ....................214Tradición ideológica y adaptación política ..........................223Despedidas ...........................................................................232

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Prefacio

Entre 1986 y 1989, mucha gente de mi generación leyó Mate Amargo y devoró las historias sobre las acciones y penurias de los tupamaros. Yo no. No me interesaba demasiado ni Raúl Sendic ni la épica tupamara. En realidad, recién sentí verdadera curiosidad por conocer a fondo la trayectoria del MLN-T durante el 2003 y el 2004, es decir, a medida que ibaresultandoevidentequeentornoadosfigurasemblemáticasdelaguerrilla urbana, José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro, se había terminado estructurando un fenómeno electoral inusual.

En cuanto pasó el vértigo de la campaña electoral me dispuse a saldar definitivamentemiviejadeudaintelectualconelmovimientotupamaro.Paraeso,afinesdediciembrede2004,conlaayudadevarioscolegasyamigos, fui armando la lista de las obras de autores nacionales que debía leer para entender la trayectoria del MLN-T. Fue así que, en enero, me acompañaron a Santa Lucía del Este los libros de Clara Aldrighi (2001), Samuel Blixen (2000), Alfonso Lessa (2004), Hebert Gatto (2004), Jorge Torres (2002) y Gerardo Tagliaferro (2004), entre otros.

A la vuelta de las vacaciones, como producto de estas lecturas, mi curiosidad por los tupamaros se había multiplicado. Decidí que valía la pena concederle a este asunto un espacio importante en mi agenda de investigación en el marco del Instituto de Ciencia Política. En esencia, me parecía un desafío apasionante tratar de entender el proceso de transformación política e ideológica de los tupamaros, de guerrilleros derrotados en exitosos buscadores de votos.

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Lo primero que hice, orientado por otro buen amigo, el «Polaco» Fernández, tupa y ex compañero de trabajo en el Banco Hipotecario,

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fuerevisarelarchivo«oficioso»delMLN-Tque,hastahacemuypoco,estaba bajo la responsabilidad de David Cámpora. Lamentablemente, este archivo tiene todo lo imaginable sobre la historia del MLN-T… hasta la IV Convención (1987). De ahí en adelante, tiene poco y nada. Me pareció raro, pero lo interpreté de un modo muy sencillo: para Cám-pora, pensé, las únicas historias tupamaras dignas de ser prolijamente documentadas deben ser las de las acciones armadas, a lo sumo las de la cárcel y el exilio.

Decidí visitar el local del MLN-T en Tristán Narvaja y Colonia y pedir el material de la V Convención de 1990. Luego de mucho insistir, se me informó, amablemente, que la dirección del MLN-T consideraba que no era el momento de divulgar esos documentos. No entendí. ¿Por qué no se pueden leer los documentos de 1990? Intenté averiguar quiénes integraron las direcciones del MLN-T durante todos estos años. Tampoco pude conseguir esa información. ¿Por qué, si el MLN-T está embarcado, a través del Movimiento de Participación Popular (MPP), en una estra-tegia electoral, no se pueden conocer detalles sobre sus autoridades, su estructura organizativa y su concepción política?

A continuación inicié una ronda de entrevistas con militantes y dirigentes de distintas épocas. Al principio, los códigos me resultaban desconocidos y no lograba desentrañar el significadopreciso de nu-merosas expresiones. A medida que empecé a aprender el dialecto fui advirtiendo que en el MLN-T, como en cualquier organización, había distintas corrientes de opinión. Pero no me quedaban claros ni los puntos de contacto ni las diferencias entre ellas. En especial, no entendía por qué tanto misterio: ¿por qué nadie terminaba de hablar claro y de explicarme la trama interna de un modo inteligible?

De a poco, realmente muy de a poco, le fui encontrando una punta al ovillo.Ahoraquecreohaberllegadoalfinaldelamadeja,comprendoporqué me dio tanto trabajo acceder a la información necesaria y entender el proceso reciente del MLN-T. La explicación, de tan sencilla, es difícil de asimilar. Hace apenas quince años, para la mayoría de quienes en ese momento militaban en la organización, la situación política uruguaya era similar a la de 1965 o 1966. El país se encaminaba, más temprano que tarde, hacia un «nuevo 73»: la «Orga» debía estar preparada para, esta vez, no faltar a la cita. El MLN-T, concebido como Organización

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Político Militar, pretendía ser el «esqueleto armado» de la insurgencia popular en defensa de la democracia.

Este enfoque, que Zabalza denomina el «imaginario insurreccional», comenzó a desvanecerse dentro la organización durante el año 1994. Por circunstancias que espero poder explicar con claridad, a instancias fundamentalmente de José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro, a partirdefinesde1994ycomienzosde1995,elMLN-Tmodificósupercepción de la coyuntura política y se reorientó aceleradamente hacia la competencia electoral. Luego de oponerse durante años al «viraje hacia el centro» y de obstaculizar, en 1994, la creación del Encuentro Progresista, los tupamaros se fueron convirtiendo en aliados claves en laestrategiapolítico-electoraldeTabaréVázquez.Desdefinesde1994en adelante, el horizonte de un gobierno progresista desplazó y minimizó al imaginario insurreccional.

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Comprendo perfectamente que algunas de las revelaciones contenidas en este libro acerca de la década 1985-1994 representen un problema para mucha gente. Francamente, hubiera preferido poder contar otra historia. Me hubiera gustado poder escribir que los tupamaros, para usar la famosa frase de Raúl Sendic, se insertaron en la legalidad «sin cartas en la manga». Sin embargo, no es cierto. Una parte de la organización, la liderada por Sendic, quería profundizar la democracia. Otra parte, la que tomó el control de la «Orga» entre 1989 y 1994, se preparaba intensamente para volver a la acción armada.

Obviamente, para saber qué fue lo que ocurrió no contraté una agencia de detectives ni le pedí ayuda a los servicios de inteligencia del Ministerio delInterior.Lainformaciónquedocumentaestasafirmacionesmefueproporcionada por los propios tupamaros. ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué decidieron ventilar ahora algunos secretos muy bien guardados durante mucho tiempo? No lo sé con absoluta certeza pero me atrevo a esbozar algunas hipótesis. Creo que algunos de ellos, especialmente los que lu-charon por reorganizar al MLN-T como Organización Político Militar, colaboraron con mi trabajo porque quisieron demostrar que Mujica y Fernández Huidobro, al reorientar al MLN-T, desde 1995 en adelante, hacia la cooperación con la estrategia electoral del resto de la izquierda, «traicionaron» un proyecto revolucionario en marcha. Interpretan este

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giro como «la segunda derrota del MLN-T» y quieren dejarlo claro. Creo que otros, los que se oponían a la «proletarización» y «militarización» del MLN-T, aportaron su testimonio porque, por luchar dentro de la organi-zación contra esta línea, fueron hostigados y/o expulsados del MLN-T.

Para todos ellos no ha sido fácil hablar del pasado: el pasaje por la organización marcó sus vidas para siempre. Por eso valoro muy espe-cialmentequeconfiaranenmíparabrindarsutestimonio.Enlopersonal,aunquecomprendoquemuchagentenopuedaentenderlo,confiesoque,pese a no compartir sus ideas, he aprendido a apreciarlos y a respetarlos. Sin lugar a dudas, los tupamaros son una de las tribus más peculiares y sufridas de la política uruguaya. Estos gauchos del asfalto son románticos pero pragmáticos, atropellados pero persistentes, críticos pero testarudos, marxistas pero casi anarcos, «fanáticos del colectivo» pero caudillistas, revolucionarios pero tradicionalistas…

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Tratándose de asuntos que, tanto desde el punto de vista político como desde el ángulo de las trayectorias vitales de los protagonistas son ciertamente delicados, he extremado las precauciones metodológicas de rigor en el trabajo profesional. La técnica fundamental de recolección de información ha sido la entrevista semiestructurada en profundidad. Las interpretaciones fundamentales, como la periodización y la recons-trucción de la dinámica interna a partir del pleito entre frentegrandistas y proletarios, han alcanzado el nivel de «saturación» reclamado por los manuales de metodología de la investigación social. Los datos contenidos en este libro se apoyan en un proceso muy cuidadoso de contrastación entre diversos testimonios. En particular, evité quedar atrapado en el punto de vista de algunas de las dos grandes corrientes que tensaron la interna. Por eso busqué sistemáticamente contrastar informaciones e interpretaciones de proletarios y frentegrandistas.

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Este texto no fue escrito ni para aplaudir ni para condenar a nadie. No se busquen en estas páginas juicios de valor. No los hay. Documento hechos, relato procesos y ofrezco algunas hipótesis explicativas. No juzgo ni ideas ni conductas. He meditado mucho sobre esto. Es posible que alguien se sorprenda de verme narrar, sin perder la calma, algunos

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temas escabrosos. Lo hago a conciencia: me parece desleal abrir juicios de valor acerca de conductas de personas gracias a cuyos testimonios pude escribir este trabajo y poner a disposición de la sociedad uruguaya información que considero muy relevante. Ellos me abrieron las puertas de sus casas y las tapas de sus viejos biblioratos. Muchos me conocen bien y no esperan mi aplauso. Pero ninguno espera ni comprendería mi censura. No me gusta faltar al debate cívico. Todo lo contrario. Sin embargo, pido que esta vez me excusen: sobre los aspectos morales de esta historia que discutan otros.

En la misma línea de lo anterior: éste es un ensayo escrito desde la perspectiva de la Ciencia Política y no para hacer política. Esto también debe quedar meridianamente claro. No ignoro que lo escrito aquí puede tener consecuencias políticas. Pero que nadie se confunda: no me interesa acarrear agua para ningún molino, ni de izquierda, ni de centro, ni de derecha. No me propongo terciar en ninguna polémica ni dentro de la izquierda ni dentro de la familia tupamara. Desde luego, seguramente tirios y troyanos encuentren en las páginas de esta obra muchos argumen-tos para la denuncia o el reproche. No me interesa calcular quien gana y quien pierde. Mi objetivo fue otro, muy distinto: me propuse entender un proceso muy delicado y muy relevante desde el punto de vista de la trayectoria y de las perspectivas de la democracia uruguaya, y relatarlo lo más clara y certeramente posible.

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Como fue dicho, este libro hubiera sido imposible sin los testimonios y documentos aportados por los protagonistas. A todos ellos, nuevamente, mi reconocimiento. Sin embargo, la lista de quienes contribuyeron de una forma u otra con este proyecto es más extensa. Quiero agradecer muy especialmente la colaboración de tres excelentes estudiantes de Ciencia Política, Lucía Caldes, Carla Chiappara y Mateo Porciúncula. Además de ocuparse del Anexo Documental, me ayudaron de muchas maneras: consiguiendo libros, desgrabando entrevistas y transcribiendo documentos. Asimismo, discutiendo con ellos pude aclarar muchas de mis ideas. Deseo agradecer, también, la colaboración de Gabriel Seré, otro talentoso futuro colega que nos ayudó durante los primeros meses de este trayecto.

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Tambiénmehebeneficiado,endistintosmomentos,decomentariosde colegas del ICP. Quiero mencionar especialmente a Jaime Yaffé. En realidad, desde el punto de vista teórico, esta investigación sobre los tupamaros debe mucho a su excelente Tesis de Maestría, que puso a disposición de nuestra comunidad académica lo mejor del debate contemporáneo acerca de la adaptación a la competencia electoral de los partidos de izquierda. También pude compartir algunas de mis ideas con Astrid Arrarás, de Miami University y con Rebecca Aubrey, de la Universidad de Connecticut, que está haciendo un extenso estudio sobre las guerrillas en América Latina.

Afortunadamente, este manuscrito ha sido leído por muchos pro-tagonistas y especialistas. Entre los primeros, quiero agradecer muy especialmente los comentarios de Eduardo León Duter y Jorge Zabal-za. Dejo constancia, de paso, que quince días antes de enviarlo a la imprenta, dejé sendas copias de este texto en manos de José Mujica y Eduardo Bonomi. Entre los segundos, quiero destacar la ayuda de dos queridos amigos, Hebert Gatto y Jaime Yaffé. Muchas gracias a ambos. Finalmente, no quiero dejar de mencionar a Gerardo Tagliaferro quien, además de revisar este manuscrito, me ayudó mucho a dar los primeros pasos en la comprensión de las leyes, tan extrañas para mí, que rigen el microcosmos del MLN-T.

Espero que todos, protagonistas, colegas, amigos y lectores, sepan disculpar errores y omisiones.

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1.introducción

Afinesdelossesentaycomienzosdelossetenta,elMLN-Tupamarosera noticia en todo el mundo. En mayo de 1969, la revista Time hablaba de los tupamaros como los «Robin Hood de la guerrilla». En 1972 se publicaba en francés, en París, la primera edición de las Actas Tupamaras. En el capítulo que cerraba la obra, un entusiasmadísimo Régis Debray recomendaba enfáticamente «aprender de ellos».1 La irrupción de la guerrilla en Uruguay generó asombro e interés al menos por dos razones. En primer lugar, porque costaba entender el brote guerrillero en un país que, al menos hasta la década del cincuenta, había sido considerado un ejemplo de progreso político, económico y social. En segundo lugar, porque la comunidad internacional no tardó en advertir en él algunas conductas políticas infrecuentes en las guerrillas de la época: el movi-miento armado de los tupamaros era una guerrilla urbana (y no rural), y parecía mucho más enfocado a denunciar la corrupción en el sistema político uruguayo durante la Presidencia de Pacheco que a realizar una revolución socialista. Muy poco tiempo después de haber convocado la atención de los principales medios de prensa internacionales, el MLN-T volvió a ser noticia: menos de seis meses después de que el Parlamento uruguayo encomendara a las Fuerzas Armadas la tarea de «combatir la subversión», aquel movimiento guerrillero, aparentemente tan poderoso, se desplomó con estruendo y sin remedio.

Desde hace unos pocos años, el MLN-T ha vuelto a ser noticia. Los ex guerrilleros, que se habían reorganizado para actuar en la legalidad en 1985 al restaurarse la democracia, se convirtieron, con el paso de los

1 Nous les tupamaros, suivi de «Apprendre d’eux», par Régis Debray, Cahiers Libres 226-227, Francois Maspero, Paris, 1972.

2 Así se informó sobre este episodio, ese mismo día, en el portal de noticias Obser-

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años, en uno de los fenómenos electorales más llamativos de la historia reciente de la política uruguaya. En 1985, el MLN-T era un movimiento en ruinas, carcomido por la obsesión de la derrota militar y los debates autocríticos,sinunrumboestratégicodefinido.Paracolmodemales,poco después (en abril de 1989) murió su principal líder histórico y referente público, Raúl Sendic. Sin embargo, en la elección de 2004, el movimiento electoral auspiciado por los tupamaros y encabezado por uno de los más reconocidos jefes de la guerrilla, José Mujica, obtuvo el apoyo de más de 320.000 electores. El 30% de quienes apoyaron a Tabaré Vázquez como candidato a la Presidencia lo hicieron votando la lista al Senado de los tupamaros y sus aliados.

Siunguionistadeunapelículahubieraqueridoponerdemanifiesto,conunasolaimagen,elgirocopernicanoquesehaverificadoenellugarque ocupan los tupamaros en el sistema político uruguayo, no hubiera podido imaginar una mejor escena que la que se vivió el 15 de febrero de 2005, cuando le correspondió al ex guerrillero José Mujica, como primer titular de la lista más votada del partido ganador de la elección, presidir la Asamblea General y tomar el juramento formal de obediencia a la Constitución a todos los senadores y diputados. A su vez, le corres-pondió a Eleuterio Fernández Huidobro, fundador y dirigente histórico del MLN-T, también senador, tomarle el juramento de «obrar en todo de acuerdo a la Constitución» a José Mujica.2

En términos de posiciones políticas es difícil concebir un cambio más radical que el experimentado por el MLN-T a lo largo de sus cua-tro décadas de vida. El MLN-T, durante la década del sesenta, luchaba, armas en mano, por la «liberación nacional y el socialismo». Era la en-carnación de la pasión revolucionaria y, como tal, el peor enemigo del «reformismo», el «verbalismo» y el «electoralismo» en el que, según los dirigentes del movimiento guerrillero, estaba sumida la izquierda tradicional. A comienzos del siglo XXI, ese mismo MLN-T, todavía dirigidoporalgunasfigurasemblemáticasdelaépocadelaguerrilla,está totalmente integrado a la competencia electoral y constituye una

va:«Perolaemociónalcanzósupuntocúlminecuandoalfinaldelaceremoniaelsenador Eleuterio Fernández Huidobro tomó juramento a Mujica, el único que no había jurado. ‘La vida tiene estas zancadillas. [...] Ni el mayor novelista pudo haber pensado estas cosas. Compañero del alma de todas las horas, tómeme juramento’, dijo Mujica previo a jurar ante Fernández Huidobro. Antes, cuando Mujica le tomó

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15 de febrero de 2005. José Mujica jura como Senador ante Eleuterio Fernández Huidobro.Foto: Iván Franco.

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parte fundamental del moderadísimo gobierno de centro-izquierda que preside Tabaré Vázquez.

En el contexto de una izquierda política que ha experimentado una transformación radical, el MLN-T es la organización que más profun-damentehacambiado.¿Cómoseverificóesteproceso?¿Quéactoresy coaliciones internas lo impulsaron? ¿Qué fases deben distinguirse? ¿Cómo se suturó el pasado guerrillero con la participación electoral? ¿Qué características del propio MLN-T facilitaron su mutación política? ¿Qué puede aportar el estudio del caso MLN-T al debate teórico sobre adaptación partidaria? Estas son algunas de las preguntas que en este libro intento contestar.

Existe una abundante literatura teórica y empírica sobre adaptación partidaria, en general, y sobre el cambio de los partidos socialistas en particular. En diálogo con esta literatura, se argumentará que el caso del MLN-Tpermiteponerdemanifiestoqueparaentenderlosprocesosdeadaptación partidaria no alcanza con comprender las características orga-nizativas del partido o el tipo de «raíces sociales» que tiene. Además, es imprescindible estudiar a fondo su matriz ideológica original. Así como ciertas estructuras organizativas facilitan más que otras la adaptación partidaria,algunastradicionespolíticaseideológicassonmásflexiblesqueotras.LaevolucióndelMLN-Tdesdefinesdelosañossesentahastacomienzos del siglo XXI es un caso extremo de cambio político profun-do y adaptación partidaria exitosa. Algunos aspectos fundamentales de la matriz originaria de la ideología del MLN-T le han permitido a esta organizacióntenerunaflexibilidadpolíticainusual.

Esta idea se despliega del modo siguiente. En el segundo capítulo se presenta muy sucintamente el debate reciente sobre adaptación partidaria, intentando determinar cuál ha sido el papel que la ideología del partido ocupa en él. En el tercero se analiza la tradición política del MLN-T y suconfiguraciónideológicaoriginal:susobjetivosfinales,suvisióndela relación entre teoría y práctica, sus sucesivas visiones estratégicas, su estilo de funcionamiento orgánico, etc. Los tres capítulos siguientes

juramentoaFernándezHuidobro,serefirióaélcomoel ‘queridocompañerodetodas las horas, de ayer y de hoy’». Observa, 15 de febrero de 2005.

3 Las traducciones en este apartado nos corresponden. Agradezco a Mateo Porciúncula y Lucía Caldes su ayuda en esto también (AG).

4 Steven Levitsky (2001) ha explicado la capacidad de mutación del peronismo en

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analizan las tres etapas en las que he dividido la evolución del MLN-T durante el lapso estudiado: la inserción en la legalidad (1985-1989), el predominiodel«imaginarioinsurreccional»(hastafinesde1994),ylareorientación hacia la competencia electoral (desde el ingreso de Muji-caalParlamentohastaoctubrede2004).Enelcapítulofinalretomoelargumentocentralacercadelarelaciónentrelaconfiguraciónideoló-gica inicial del MLN-T y la dinámica ulterior. En particular, sub-rayo los aspectos de la tradición tupamara que facilitaron su inserción en la legalidad y su adaptación exitosa a la competencia electoral. Asimismo, argumento por qué creo que este enfoque teórico puede servir para ex-plicar otros casos de adaptación partidaria.

Quien escribe un libro desde la Ciencia Política enfrenta un dilema entre escribir para el lector especializado o para el público en general. Confío en haber encontrado una fórmula que respete las expectativas y preferencias de ambos. En particular, le recomiendo, al lector no espe-cializado en los vericuetos teóricos de la Ciencia Política, prescindir de la lectura del capítulo 2 en el que presento muy brevemente el debate académico en el cual quiero inscribir el caso de la adaptación estratégica del MLN-T, y pasar directamente a los capítulos 3, 4, 5 y 6 en los que me concentro en el análisis de la evolución ideológica y política de los tupamaros durante los últimos veinte años.

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2.el lugar de la ideologÍa en el debate teórico sobre

adaPtación Partidaria

¿Por qué cambian los partidos socialistas? ¿Por qué los partidos de izquierda terminan abandonando muchas de sus ideas más radicales y ofreciendo programas de gobierno moderados? ¿Cuáles son los factores endógenos que facilitan su mutación política e ideológica?

Durante las últimas dos décadas, la Ciencia Política se ha ocupado extensamente de intentar responder estas preguntas. Siguiendo una hue-lla clásica abierta, entre otros, por la teoría de Otto Kirchheimer acerca de la transformación de los partidos europeos de posguerra en partidos catch-all, Przeworski y Sprague (1986), en un trabajo ya clásico, pre-sentaron una de las principales claves interpretativas de estos procesos: la moderación del ardor revolucionario de los partidos socialistas en el mundo sería una consecuencia directa e inevitable de la asimilación de las reglas de la competencia electoral. Los partidos socialistas se moderan porque deciden ganar elecciones: «La decisión de participar no es más queunprólogoenlahistoriadelsocialismo.Perolosprólogosdefinenla obra completa. Una vez que los líderes de los partidos socialistas de-ciden entrar en la competencia electoral, el sistema electoral estructura sus opciones futuras» (1986: 2).3

La lógica de la argumentación de los autores referidos es sencilla y demoledora. Para llegar al socialismo hay que competir electoralmente y ganar, pero para ganar hay que atenuar el programa y renunciar al socialis-mo, porque ningún partido socialista podrá ganar una elección sin obtener

tiempos de Menem a partir de ciertas características institucionales de la propia organización que le otorga al líder un poder de maniobra muy fuerte. Completando su argumento, recientemente escribió que la debilidad institucional del justicialismo

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el apoyo de sectores no obreros de la población. La estrategia electoral enfrenta a los partidos socialistas a un severo dilema entre amplitud y profundidad. La estrategia electoral implica erosionar la perspectiva de clase, lanzar alianzas policlasistas y limar el contenido revolucionario de la propuesta del partido. Aunque los partidos no siempre tienen plena conciencia de ello, la mera decisión de competir electoralmente condiciona sus opciones posteriores. Una vez que se escoge el camino de la lucha electoral, tarde o temprano, el partido revolucionario debe aceptar moderar su programa de cambios y su plataforma electoral tanto como sea necesario si realmente quiere ser algo más que un testigo de unpleitoelectoralprotagonizadoporotros.Estosignifica:abandonarlas propuestas socialistas en el caso de los partidos obreros europeos; abandonar las propuestas «antioligárquicas y antiimperialistas» que abrirían el camino a la revolución socialista de acuerdo a la lógica del programa frenteamplista de 1971, en el caso de la izquierda uruguaya.

Los estudios empíricos demuestran que no todos los partidos revolu-cionarios logran adaptarse del mismo modo a la competencia electoral. El modo en que cada partido se adapta a las circunstancias del entorno depende de sus procesos políticos internos. Partiendo del supuesto de que el factor «liderazgo» es clave, algunos expertos han argumentado que éste no se ejerce en el vacío sino al interior de determinadas reglas dejuegofijadasporlaorganización.Porende,sugierenanalizardequémodo la estructura organizativa del partido facilita o no la irrupción de liderazgos innovadores. Este enfoque ha sido empleado por Levitsky en su estudio de la evolución ideológica del Partido Justicialista argentino durante el menemismo. Según este autor, la débil institucionalización del justicialismo (su relativa «desorganización») le habría facilitado a Menem despegarse de la tradición estatista anterior del peronismo y construir nuevas bases sociales de apoyo para su política.

2.1. Hacia la consideración de la matriz ideológica como variable independiente

En estos trabajos, la ideología sigue siendo solamente la variable dependiente. Las características organizativas del partido, facilitando o dificultando el despegue de liderazgos innovadores, operan comovariables intervinientes. En ese contexto, como un aspecto más de la institucionalización de los partidos, aparecen algunos factores ideológi-

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cos. Por ejemplo, algunos estudiosos han mostrado que los votantes y miembros de un partido desarrollan una adhesión afectiva que va más allá de las ideas concretas que este partido esté defendiendo. La «infusión de valor» es una dimensión del proceso de institucionalización de los partidos (Randall y Svasand 1999). Algunos estudios empíricos de pro-cesos de adaptación partidaria han mostrado que, la «infusión de valor», suministrando emociones y afectos a cambio de razones, puede facilitar el cambio en las ideas de los partidos (Yaffé 2005: 36-37).

Quien más se aproximó a considerar a la ideología como variable independiente ha sido Herbert Kitschelt. Según este autor, para explicar por qué y de qué modo concreto algunos partidos llevaron adelante procesos de adaptación estratégica subóptimos, es necesario tomar en cuenta las tradiciones discursivas de estos partidos y del sistema político en el que están inmersos: «voy a proponer –escribió– que las tradiciones políticas, identificando argumentos e ideas aceptables, conforman eldiscurso interno en los partidos políticos y limitan el rango de posibles opciones estratégicas cuando los partidos enfrentan nuevos desafíos» (1994: 255). Repasando la experiencia del laborismo británico y de la socialdemocracia sueca durante los sesenta, Kitschelt mostró que la tra-dición discursiva de un partido dado no necesariamente es compatible con los énfasis programáticos que dicha organización debería incorporar en el marco de una estrategia electoral óptima. Dicho de otro modo: no alcanza con que una idea sea electoralmente conveniente para que un partido pueda incorporarla a su discurso. Las nuevas ideas del partido deben ser compatibles con el stock de argumentos preexistente. Si no lo son, la credibilidad del partido puede verse afectada.

Sin embargo, como veremos en seguida, el estudio del caso del MLN-Tpermite impulsar la reflexión teórica sobre la relación entreideología y estrategias políticas en una dirección distinta. No siempre los temas viejos condicionan rigurosamente los nuevos. Algunas matrices ideológicassonmásflexiblesqueotras.¿Quécaracterísticasdelamatrizideológica de un partido podrían incidir en la dinámica de su ideología? Como mínimo, pueden distinguirse dos dimensiones de la ideología partidariarelevantesdesdeestepuntodevista.Laprimerarefierealtipode relación entre teoría y práctica implícito en la ideología del partido. La segunda, al grado de tolerancia respecto a la dispersión ideológica interna. Veamos ambas dimensiones rápidamente.

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2.2. teoricismo versus pragmatismo

Haypartidospolíticosparaloscualeslasdefinicionesideológicasyteóricas tienen un estatus muy alto. Son partidos que construyen sus ideas muycuidadosamente,apartirdedefinicionesfilosóficasyteóricasmuyprecisas.Laconductapolíticadelpartidoestáfirmementesubordinadaaun conjunto de concepciones teóricas. La teoría precede a la práctica. Un ejemplo extremo de este tipo de partidos está constituido por los partidos comunistas. Las posiciones políticas de estos partidos tienen cimientos filosóficos,ideológicos,teóricosypolíticosmuyprofundos.Esnaturalque este tipo de organización política tenga problemas para adaptar sus ideas a las novedades, desafíos y oportunidades del entorno.

Otros partidos, piénsese, por ejemplo, en algunos casos clásicos del populismo latinoamericano como el Partido Justicialista argentino, carecendeuncuerpoideológicotandefinidocomolosyamencionadospartidos comunistas. Invocan, de un modo abstracto, por ejemplo, la defensa de los intereses del «pueblo» y de la «nación». Y asumen, desde elcomienzo,quelaspolíticasespecíficasescogidasparadefenderestosinteresesyvalorespuedancambiarsisemodificanlascircunstancias.Para estos partidos, como decía el propio Perón, la «doctrina tiene que serflexible».Esobvioqueunamatrizideológicadeestetiposerámáselástica, más blanda, más maleable, que la de los partidos comunistas.

Evidentemente, todos los partidos combinan convicciones «duras» con dosis de pragmatismo. Siguiendo con el ejemplo de los partidos comunistas, es sabido que muchos de ellos, como el propio Partido Co-munista uruguayo, hicieron gala de una gran capacidad para, aun teniendo un apoyo electoral relativamente pequeño, desempeñar un papel político relevante a través de un fuerte desarrollo de su capacidad de inserción en el movimiento sindical. Sin embargo, puede asumirse que los grados de rigidez ideológica y de su contracara, el pragmatismo, son cambiantes. Parecerazonableesperarquelospartidospragmáticospuedanmodificarsus propuestas políticas más fácilmente que los ideológicos.

2.3. monolitismo versus pluralismo

Hace mucho tiempo que se sabe que, como recordó Sartori, «los par-tidos son sistemas políticos en miniatura» (1987: 97). Existen actores e instituciones, gobernantes y gobernados, autoridades establecidas y lide-razgos emergentes, cooperación y competencia, principios e intereses...

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También es sabido que, así como varía el número de partidos que integran un sistema determinado (desde el multipartidismo al partido único), los grados de fraccionalización de los partidos políticos pueden variar mucho. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en el plano de los sistemas de partidos, no es fácil encontrar estudios de las diferencias ideológicas entre las distintas unidades que componen al partido. Dicho de otro modo: ha habido mucha investigación acerca de las ideologías de los partidos como unidades (como partes de un sistema, para retomar la conceptualización de Sartori), pero menos sobre los partidos como «un todo», es decir, sobre la varianza de la ideología de cada partido considerado como un sistema político en sí mismo.

Para avanzar un paso más, volvamos al ejemplo de los partidos comunistas.Pordefinición,lospartidosleninistasnopuedentenerfrac-ciones. Existe una y sólo una orientación política dentro del partido, la que ha sido determinada por mayoría en los organismos de dirección. La minoría está obligada a someterse a las posiciones de la mayoría. No hay, por lo tanto, orientaciones diferentes. La ideología del partido tiende a ser monolítica.

En este tipo de partidos no es nada sencillo introducir cambios en su orientación. En caso de existir corrientes de opinión internas, la mayoría no tienemayoresdificultadesparadefender supolítica en lamedidaen que controla los principales recursos de poder de la organización (mecanismos de promoción de cuadros, escuelas de formación política, medios de prensa, etc.).

La capacidad de adaptación de un partido como éste depende básica-mente de la habilidad de su dirección. Sin embargo, incluso una dirección políticamente perspicaz, en un partido tan centralizado, tiene pocos in-centivos para cambiar. Enfocar al partido en una nueva dirección puede facilitarle la tarea a los liderazgos emergentes. Cambiar es arriesgar.

En el extremo opuesto, hay partidos que habilitan y/o fomentan las diferencias internas. En este tipo de partidos hay muchas fracciones con ideas distintas. Otra vez, el ejemplo del justicialismo argentino puede resultarnos muy útil. En torno a Perón y a algunos pocos principios muy generales –«justicia social, independencia económica y soberanía polí-tica»– se conformó un vasto movimiento en el que convivían sectores con posiciones muy distintas, por ejemplo, en el eje izquierda-derecha.

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Se dirá que la existencia de fracciones depende del marco institucional del partido. En cierto modo es correcto. Sin embargo, no es razonable decir que los partidos comunistas no tienen fracciones internas porque adoptaron el centralismo democrático. En realidad, se rigen por esa regla porque es la que mejor expresa su manera de concebir cómo debe actuar la vanguardia revolucionaria (como un pequeño ejército). Lo mismo puede decirse del justicialismo. Tienen reglas que toleran y reproducen lasdiferencias internasporquehandefinidoal justicialismocomoun«movimiento» y no un «partido». El grado de pluralismo interno de un partido es también producto de su ideología y no sólo de sus instituciones o formato organizativo.

Endefinitiva, yvolviendo al argumento central, parece razonablesuponer que un partido que aloja sin problemas diferentes visiones y tradiciones dispone de un stock de ideas más amplio que un partido monolítico (al estilo de los partidos comunistas). Cuando las circunstan-cias cambian, no es difícil para un partido plural, hurgando en su propia tradición, encontrar una propuesta que se ajuste bien al nuevo contexto.

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3.PrinciPales rasgos de la tradición ideológica del

Mln-tuPaMaros

¿Cómo definir a los tupamaros? ¿Qué distingue la tradición delMLN-T de otras tradiciones de la izquierda uruguaya? Desde luego, esta pregunta se la han hecho todos los que desde hace varias décadas han intentado descifrar los principales códigos políticos de la organización. En general, los estudiosos han coincidido en presentar a los tupamaros como un típico movimiento revolucionario y socialista de los años sesenta,fuertementeinfluidoporelimpactodelarevolucióncubana,yheterogéneo desde el punto de vista de sus fuentes y referencias teóricas (entre otras, marxismo, leninismo, anarquismo, liberalismo y naciona-lismo). Asimismo, en general se ha señalado una tendencia fuerte hacia el pragmatismo y el eclecticismo. En este trabajo se argumentará que, en el marco de la izquierda socialista uruguaya, la tradición política tupamara se caracteriza por su ambición política, su impaciencia, su voluntarismo,supragmatismo,suflexibilidad,ysuimaginaciónparainventar atajos hacia el poder. Como veremos, el MLN-T, pese a que sus principales documentos teóricos de todas las épocas tienen una clara impronta marxista (y, a veces, hasta leninista), se aleja mucho del estilo de los partidos comunistas y se acerca notablemente a tradiciones como la del justicialismo argentino, caracterizadas por el pragmatismo y el pluralismo interno.

3.1. los tupamaros en el marco de la izquierda uruguaya

Los tupamaros no se han diferenciado mucho del resto de la izquierda por los objetivos perseguidos. Más allá de detalles, han coincidido en que

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la lucha revolucionaria en Uruguay tiene dos fases íntimamente relacio-nadas, la «liberación nacional» y «la revolución socialista» propiamente dicha. También han coincidido en objetivos estratégicos clásicos como la búsqueda de la unidad política de la izquierda (durante los sesenta y ochenta), la lucha contra la dictadura (en los ochenta) o la necesidad de facilitar el crecimiento del Frente Amplio (en los ochenta y noventa). Aunque seguramente fueron los tupamaros quienes llegaron más lejos en la sutura de las propuestas revolucionarias socialistas con la tradición política uruguaya (especialmente con el artiguismo y la épica revolucio-naria blanca), fueron, en esto, una manifestación más del proceso general de «nacionalización» de la izquierda que ya venían procesando, desde la década del cincuenta, comunistas y socialistas, entre otros.

La principal diferencia entre los tupamaros y el resto de la izquierda no tiene que ver con los objetivos políticos sino con los procedimientos. Los tupamaros se organizaron y diferenciaron, precisamente, a partir de cuestiones de métodos. Mientras que la izquierda comunista y socialista asignaba una gran importancia a la elaboración teórica, la actuación par-lamentaria y la lucha electoral, los tupamaros decidieron que el ejemplo cubano demostraba que «las condiciones subjetivas se crean luchando» y que la lucha armada no sólo era la única vía a la revolución en América Latina sino el principal método de lucha, al que deberían subordinarse todos los demás. Para los tupamaros, la práctica revolucionaria es más importante que la teoría revolucionaria. Los hechos, las acciones, los gestos, los símbolos, son más importantes que las teorías, los discursos, los documentos, las palabras.

Recientemente, Hebert Gatto ha realizado una extensa, sistemática y erudita interpelación de esta visión. Desde su punto de vista, la cohe-rencia e intensidad de la elaboración teórica del MLN-T son mayores de lo que la interpretación tradicional ha señalado. Según Gatto, la concepción teórica de los tupamaros es mucho más coherente de lo que se suele señalar: estaba alineada «sin matices con el pensamiento de Marx y Lenin» (2004: 146). En particular, «fueron marxistas críticos en su voluntarismo y en su rescate del hombre, e incluso ultrapasaron esta concepción, en tanto prescindieron de la clase e incluso del partido, a los que, yendo más allá de Lenin, creyeron posible sustituir –al menos en la etapa insurreccional– por la vanguardia, dirigiendo no ya un partido sino un ejército popular en ciernes». «Por ello –sigue diciendo Gatto–, si

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Lenin fue un voluntarista-vanguardista, la guerrilla fue ultravoluntarista yultravanguardista,comosienelexcesoencontraralajustificacióndesu identidad» (2004: 219). En cuanto al lugar de la teoría en la ideología de los tupamaros, Gatto sostiene que no hay que confundir la «relativa parquedad de los tupamaros, así como sus constantes apelaciones a la prácticaendesmedrodelaspalabrascomounaafiliaciónalpragmatismopolítico»(2004:141).Llevandohastaelfinalsuargumento,veenlostupamaros a «intelectuales armados».

Nadie puede negar la profunda incidencia del pensamiento marxista en el MLN-T de todas las épocas. También es cierto que, sobre todo en algunos momentos (durante el breve interregno de los organizadores del Simposio de Viña del Mar a comienzos de los setenta o durante el apogeo de los proletarios, en los noventa, como veremos más adelante), el leninismo dejó una huella profunda. Sin embargo, creo que reduciendo la ideología tupamara a su nutriente marxista podemos perder más de lo que ganamos.

En particular, me cuesta mucho reconocer a los tupamaros en esa imagen, que encuentro demasiado estilizada, de los «intelectuales arma-dos». Veo, en cambio, en el MLN-T, más rebeldía que revolución, más improvisaciónqueplanificación,máspasiónysentimientoquecapaci-dad estratégica. Más que como emergente armado de la intelectualidad sesentista, el MLN-T se me representa como un grupo heterogéneo de militantes socialistas profundamente desencantados con la democracia y los métodos de la izquierda uruguaya tradicional. Mi imagen del MLN-T es la de una «organización desorganizada» (permítaseme el juego de palabras que parafrasea a Levitsky),4 una guerrilla invertebrada, mutante, camaleónica, dotada, eso sí, de una llamativa habilidad para la comunicación política.

a nivel nacional es compatible con la existencia de fuertes organizaciones locales. Poresolohadefinidocomouna«desorganizaciónorganizada».

5 Discurso de Eleuterio Fernández Huidobro en el acto del Estadio Franzini, diciembre de 1987, página web del MLN-T.: http://www.chasque.net/mlnweb/

6 Comunicado del MLN-T difundido por Radio Sarandí, junio de 1969, citado por Rey Tristán (2004: 172-173).

7 A principios de 1963 algunos grupos de militantes de diversos orígenes (socialistas,

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3.2. una matriz ideológica esencialmente heterogénea

En el MLN-T convergieron numerosas vertientes políticas e ideoló-gicas. En el cauce tupamaro desembocaron corrientes universales (como el marxismo, el leninismo, el trotsquismo, el anarquismo, el maoísmo y la «teología de la liberación»), regionales (como el «guevarismo» y eldependentismo),ynacionales(entreotrosafluentes,debedestacarseel «socialismo nacional» de Vivián Trías y Carlos Quijano, la tradición artiguista y la épica revolucionaria del Partido Nacional). En el siguiente pasaje de un recordado discurso de Fernández Huidobro se describe bien la heterogeneidad de fuentes, referentes y tradiciones teóricas del MLN-T:

«Estas ideas no son exclusivamente nuestras. Ni tampoco son todas las que tenemos. Están, como ustedes comprenderán, mal pergeñadas en la improvisación de un discurso. Nos vienen a nosotros, los tupamaros, de una lejana herencia todas estas ideas. Nos vienen desde el «Viejo» Artigas, nuestro «Viejo» Artigas, el de las masas desposeídas y de la reivindicación so-cial, traicionada y olvidada. Nos vienen del gaucho y del indio libertarios, del «naides es más que naides» de las patriadas multitudinarias. Nos vienen de los viejos anarquistas y de los viejos socialistas pioneros para poner en pie, aquí, a fines del siglo pasado y principios de éste, a la clase obrera uruguaya; clase que fue, desde que se puso en pie y desde que existió como tal, la vanguardia indiscutida de la lucha de clases en el Uruguay, hasta hoy. Y por lo tanto, estas ideas son también, además de independientes, además de nacionales, socialistas. Nos vienen del «Viejo» Erro, y nos vienen de Zelmar. Nos vienen del «Toba». Porque no podían dejar de venirnos estas ideas a nosotros y a otros. Donde gente oriunda de los partidos blanco y colorado, donde alentaron Grauert y donde alentó Carnelli. Nos vienen también de Gerardo Gatti, de León Duarte y del «Perro» Pérez. Nos vienen de Hugo Méndez y de todos los compañeros mártires del GAU. Nos vienen del sacerdote Indalecio Olivera, mártir del MLN, y del pastor Jurado, mártir también del pueblo uruguayo, religiosos que murieron con las armas en la mano. Nos vienen de tantos mártires que han quedado por el camino. Y nos vienen

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Contratapa del número 4 de la revista Hervidero. Esta publicación apareció a comienzos de 2003, y es editada por un grupo de ex militantes del MLN-T (ver Anexo). En las contratapas, el «colectivo Hervidero» suele rendir homenaje a sus principales referentes políticos y teóricos, desde Marx y Bakunin a Líber Seregni y José D’Elía, pasando por Artigas, Fidel Castro y Luce Fabbri, entre otros.

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también de aquel gran mártir gigantesco, el Che Guevara».5

Según Rey Tristán, el MLN-T se formó, en 1966, básicamente, a partir de tres grupos de militantes (2005: 129-134). Un primer grupo provenía del Partido Socialista. Estaba integrado, entre otros, por Raúl Sendic, Jorge Manera, Julio Marenales, Amodio Pérez, Alicia Rey, Tabaré Ri-vero y Jesús Rodríguez Recalde. Traían del PSU una base marxista, una creciente vocación nacionalista y el sueño del «socialismo en libertad». Un segundo grupo había sido forjado por Raúl Sendic en su militancia en UTAA. Los «peludos» eran como Sendic: hombres de campo, duros, sufridos, lacónicos. No les gustaba perder el tiempo, y menos en discu-siones teóricas. El tercer grupo («el grupo de La Teja») provenía en su mayoría del Movimiento Revolucionario Oriental que se había formado en torno a Ariel Collazo en el Partido Nacional y que había ingresado al FIDEL en 1961. Muchos de ellos habían participado, a través del Movimiento de Apoyo al Campesino, en la solidaridad militante con la movilización de los cañeros. El principal referente de este grupo era Fernández Huidobro. Tenían un sustrato ideológico nacionalista y una fuerte empatía con el proceso cubano (que los acercó a los comunistas). A ellos, en estos tiempos de forja, se sumaron José Mujica, que simpatizaba con el anarquismo y había militado con Enrique Erro en el Herrerismo y Jorge Torres, que había tenido militancia en el batllismo, el Partido Comunista y había fundado el MIR.

Socialistas como Sendic y blancos como Mujica, ex anarquistas como Rivera Yic y disidentes comunistas como Jorge Torres, cañeros como Julio Vique y «picapedreros» como Marenales, pro cubanos como Fer-nández Huidobro y pro chinos como Rodríguez Belletti, en ese MLN-T inicial había más diferencias sociales e ideológicas que coincidencias. Había, también, importantes coincidencias: tanto los que venían del Partido Socialista como los que se acercaban a la lucha revolucionaria desde la tradición blanca, portaban fuertes convicciones nacionalistas.

anarquistas, militantes de la juventud del Movimiento Revolucionario Oriental y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, entre otros) comenzaron a debatir acercadecómopasaralaacciónarmada.Enelmarcodeestosdebatesseplanificó

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El nacionalismoEl nacionalismo se manifestó de modos diversos. En primer lugar,

en la jerarquía atribuida a la «liberación nacional» dentro de la estrate-gia revolucionaria del movimiento. Para la izquierda de la época, para avanzar hacia la revolución socialista era imprescindible, en una primera etapa, convocar a luchar «por la liberación nacional». Comunistas, so-cialistas y tupamaros coincidían, con terceristas y dependentistas, en la necesidad de la ruptura de los lazos de dependencia con el imperialismo. Sin embargo, mientras que para los comunistas la fase «agraria, antioli-gárquica y antiimperialista» era una estación importante pero secundaria respecto al momento de la revolución socialista, para los tupamaros, la lucha contra el «imperialismo» tenía una carga emotiva muy especial. Por eso mismo, teniendo como objetivo el socialismo, constituyen un «movimiento de liberación nacional». Cuestión de matices, de acentos, de sílabas tónicas. Pero visible y políticamente relevante: unos ponían el acento en la lucha por salvar al obrero de la explotación capitalista, los otros, en la lucha por «salvar a la patria del imperialismo».

En segundo lugar, en su expresa y reiterada vocación de independencia política. El MLN-T insistió, a lo largo de toda su historia, en que era independiente de cualquier organización internacional. En este sentido subrayaba su diferencia con el Partido Comunista, que había cultivado una estrecha relación con el PCUS. Ciertamente, como ha señalado Gatto (2004: 202), todos los partidos marxistas han proclamado que el «marxismo no es un dogma, sino una guía para la acción». Sin embar-go, el MLN-T llevó su independencia de criterio al extremo, adoptando posiciones distintas de las de algunos de sus referentes más destacados como Regis Debray o Ernesto Guevara. Esta defensa de la independencia intelectual es una de las principales constantes en la identidad ideológica del MLN-T: «Constituye una vocación de uruguayos y por lo tanto de Tupamaros el pensar con la propia cabeza sin atarse a ningún esquema», proclamó Julio Marenales, uno de los fundadores y principales referentes de la organización en diciembre de 1985 (MLN-T 1985).

El nacionalismo tiene una manifestación más: para el MLN-T no sólo había que pensar como uruguayos; además, los revolucionarios debían poder comunicarse en el lenguaje de los uruguayos. Toda la izquierda uruguaya, desde mediados de los años cincuenta, venía experimentando un proceso que los especialistas han caracterizado como de «tradicio-nalización» o «nacionalización» (Caetano y Rilla 1995: 48-51, Yaffé

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2003, Lanzaro 2004: 33). En ese marco, el esfuerzo de Vivián Trías dentro del Partido Socialista fue especialmente importante. El MLN-T elevó esta vocación por conectar el discurso revolucionario y socialista con la tradición política nacional y con los códigos de comunicación delosuruguayosalrangodedefiniciónestatutaria.EnelReglamentodel MLN-T se dice: «El MLN debe realizar su prédica y dirigirse al pueblo en el lenguaje que el pueblo habla». Por eso mismo, los funda-dores de la organización se autodenominaron «tupamaros», evocando a «aquellos gauchos rebeldes de antes, que se llamaban tupamaros, que cuando hubo un gobierno extranjero en este país, asolaban la campiña para hacerle la vida imposible a los intrusos, burlándose de las leyes de un régimen injusto».6 Para poder «hablar en uruguayo», los tupamaros solían presentarse frente a la opinión pública como los continuadores de la tradición de lucha revolucionaria en el país, desde Artigas y su lucha por la independencia nacional en las primeras décadas del siglo XIX, hasta Aparicio Saravia y sus revoluciones contra los gobiernos colorados (finesdelsigloXIXycomienzosdelsigloXX).

Las zonas de contacto entre la tradición tupamaray el anarquismo

«Sigo siendo anarquista; creo que soy bastante libertario». José Mujica (Campodónico 1999: 23)

A cuenta de investigaciones más exhaustivas, es posible detectar múltiples zonas de contacto entre la tradición tupamara y el anarquis-mo. En primer lugar, existen abundantes puntos de comunicación entre las trayectorias vitales de los fundadores del MLN-T y el movimiento anarquista uruguayo. Tupamaros y anarquistas compartieron una larga trayectoria común, desde principios de los años sesenta en las marchas cañeras y el «Coordinador»7, hasta la creación, junto al PVP, del MPP, pasando por sus respectivas experiencias de lucha armada. La experien-cia del «Coordinador» fue especialmente importante. En ese ámbito las definicionesideológicassemanejaban,segúnlospropiostupamaros,en

el asalto al Tiro Suizo, Club de Tiro de Nueva Helvecia (departamento de Colonia). En principio, se procuraba obtener armas para apoyar la ocupación de la estancia Silva y Rosas. Algunos de los que participaron de este «Coordinador» terminarán fundando el MLN-T en 1966.

8 Este pasaje pertenece al documento MLN-T, Preconvencional, «Trabajo autocrítico presentado por la comisión preconvencional de autocrítica a la III Convención Na-cional», 24/02/86.

9 Declaraciones de Julio Marenales. Entrevista del autor.

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los términos siguientes: «En las etapas previas a la creación del MLN («Coordinador») ubicamos la búsqueda de nuevos caminos, para res-ponder revolucionariamente a una situación planteada por el desarrollo de la lucha de clases en el Uruguay. Estas respuestas cabe analizarlas fundamentalmente desde el punto de vista ideológico, pues son respuestas dadas por un grupo pequeño de militantes con trayectoria en la izquierda y que corresponden a los grados más elevados de conciencia. No hay unadefinición ideológica expresa: se acepta la inclinaciónmarxista,anarquista o cristiana, dentro de una intención común revolucionaria antiimperialista y por ende socialista».8 En esta etapa, previa a la creación del MLN-T, los futuros tupamaros tuvieron un espacio permanente de debate con algunos de los principales referentes del anarquismo uruguayo, como Mauricio y Gerardo Gatti, León Duarte y Juan Carlos Mechoso (Rey Tristán 2005: 230-234).

«El Coordinador», de todos modos, no fue la única instancia de comunicación entre los futuros tupamaros y el anarquismo. Blixen ha señalado que, durante los años de militancia en la FEUU de Sendic los anarquistas tenían un peso importante en el movimiento universitario (Blixen 2000: 34). Por otro lado, en el libro de Aldrighi, Zabalza relató que Sendic conocía bien «la visión libertaria de la autogestión (…), desde sus coincidencias con Proudhon (2001: 186). Tagliaferro, por su parte, recogió el testimonio de Fernández Huidobro acerca de sus discusiones sobre el proceso revolucionario en Uruguay con Mario Naviliat, médico de origen anarquista, en determinada etapa de la formación de sus ideas revolucionarias (2004: 55). El propio Jorge Zabalza tuvo un pasaje por la Federación Anarquista del Uruguay. Carlos Rivera Yic, uno de los funda-dores del MLN-T, era de extracción anarquista. Había tomado contacto con estas ideas en sus tiempos de obrero en una fábrica de vidrio. En el libro de Campodónico, José Mujica explicitó muy claramente su deuda con el anarquismo: «Mi primer pensamiento de izquierda fue anarquista, esto es incuestionable. Después fui encontrando mayor racionalidad, una mayor explicación a través de una interpretación histórica más marxista»

10 MLN-T, «Un aporte al tema ideología«, Jorge Torres y Eleuterio Fernández Huidobro, 1987. Documento interno.

11 Uno de los ejes centrales de la polémica entre marxistas y anarquistas fue, preci-samente, la valoración de la clase obrera como sujeto revolucionario. «Frente a la concentraciónmarxianadetodaslasexpectativasenunsectorsocialmuydefinidosociológicamente, como es el proletariado de los países industriales, los clásicos anarquistastendieronaconfiaren«lostrabajadores»engeneral,oenloscampesinos,

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(1999: 69).

Este importante testimonio de Mujica nos conduce al segundo tipo de contactos entre tupamaros y anarquistas que es preciso estudiar más afondo:lascoincidenciasenelplanodelasideas.Laprimeraafinidadentre el anarquismo y la tradición política del MLN-T es la elección de la propaganda armada como método de creación de conciencia. Según Rey Tristán, «serían en 1876 anarquistas italianos los que realizasen una declaración proclamando la propaganda mediante la acción [...]: creíanque el hecho insurreccional destinado a afirmar losprincipiossocialistas mediante la acción es el medio de propaganda más efectivo y el único que sin engañar ni corromper a las masas puede penetrar hasta las capas sociales más profundas [...]. Esta estrategia política nacida del anarquismo, presente en todo el movimiento revolucionario de la época, fue la adoptada por el MLN-T» (2005: 181). Como el propio Rey Tristán señala, la propaganda armada estaba presente en todo el movimiento revolucionario de la época, empezando por la revolución cubana. Po-dríamos agregar, que el propio Lenin consideraba que podía ser útil en determinadas circunstancias. Se dirá, y con razón, que la propaganda armada en Uruguay fue más una herencia de la revolución cubana que del anarquismo español. De todos modos, también es cierto que no nació con Fidel Castro ni con el asalto al Cuartel Moncada.

Lasegundaafinidadentreambastradicioneseslaresistenciaalasjerarquías, dentro y fuera de la organización. No creo necesario insistir en que este rasgo es uno de los que mejor distingue al anarquismo de otras tradiciones revolucionarias. Ciertamente, es también una de las señas de identidad más típicas del movimiento. Los tupamaros jamás reconocie-ron líderes. En palabras de Marenales: «Al MLN-T no hay nadie que lo mande. Ni Raúl Sendic. Esto es un colectivo verdadero. Somos fanáticos del colectivo».9 Este punto ha sido señalado por Aldrighi (2001:128): «LainfluencialibertariadelosorígenesdelMLNestablecióunestilollano en las relaciones jerárquicas y en el ejercicio de la dirección». Todos los intentos del MLN-T por funcionar de acuerdo a los principios del centralismo-democrático a lo largo de la historia han fracasado: para los tupamaros es mucho más importante la libertad que la autoridad. En un texto que circuló internamente en el MLN-T durante la etapa de su reorganización, Fernández Huidobro y Jorge Torres decían: «Como

los jóvenes, las minorías raciales o culturales, el lumpenproletariado o los grupos marginados que nada tienen que perder con el derrumbamiento del sistema» (Álvarez Junco 1992: 278).

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una de las garantías de que los objetivos de la revolución y del pueblo no serán sustituidos por los de un partido o por los de la organización, el MLN luchará siempre por asegurar la participación de todos sus in-tegrantes en la discusión y adopción de las decisiones fundamentales, rechazando como contrarios a esos objetivos la formación de cualquier tipo de camarilla así como la consolidación de formas de organización y de decisión excesivamente centralizadas».10 Desde luego, los tupamaros no reconocían jerarquías dentro del movimiento, pero tampoco fuera de él. Como se verá un poco más adelante, hasta 1995, fueron muy frecuentes los choques entre el MLN-T y el principal referente del FA, Líber Seregni. También lo fueron, hasta la instalación del gobierno «progresista», los enfrentamientos con Tabaré Vázquez.

El tercer paralelismo muy fuerte entre ambas tradiciones surge al considerar su visión de las clases sociales. Uno de los puntos centrales de la polémica histórica entre el anarquismo y el marxismo ha sido la valo-ración del papel de la clase obrera. Mientras que el marxismo ha insistido históricamente en atribuirle el papel de «vanguardia» revolucionaria, el anarquismo ha preferido centrar en «los explotados» en general las espe-ranzas redentoras.11 Pese a los sucesivos esfuerzos por «proletarizarlo», es notorio que el MLN-T siempre ha mirado con simpatía a todos los marginados de la ciudad y del campo, y no sólo a los obreros. Como han señalado muy especialmente Varela (1988: 82-84, 100-101) y Rey Tristán (2005:164),enlaconfiguraciónideológicainicialdelMLN-Tnohayuna jerarquización de la clase obrera por encima de otros sectores socia-les.Alahoradedefinirelsujeto(la«fuerzamotriz»)delarevolución,los tupamaros se referían «al pueblo» en general, a los «trabajadores», a los «explotados» y no a la «clase obrera» como era tradicional en los partidos marxistas. La hipótesis del sustrato anarquista permite explicar la «prescindencia» del sujeto «clase obrera» como protagonista central delarevoluciónqueseñalaraGattoaldefinirel«tipodemarxismo»al12 Los economistas le merecieron al menos un par de frases célebres: durante la campaña

electoral de 2004, comentando unas declaraciones del economista Carlos Viera, opinó que el punto de vista defendido por el actual director de la OPP era «una choricez típica de los economistas». Más recientemente, explicando sus diferencias con el equipo económico que encabeza Danilo Astori sentenció que «los de Harvard son tan dogmáticos como los de Moscú». Desde luego, también los politólogos han sido blanco de sus críticas: según Mujica, es una «papita» ser politólogo; más que un trabajo, es «un curro».

13 Hugo Fontana, en Historias robadas, un libro muy recomendable, recogió la historia de vida de dos anarquistas uruguayos. Según el testimonio de Beto, «Cuando ter-minó la Revolución española, en Montevideo recibimos a un montón de refugiados,

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queestaríanafiliadoslostupamaros.

Las respectivas «sociologías» de la tradición tupamara y anarquista tienen otro punto de coincidencia fuerte: ambos comparten una fuerte desconfianzahacialasminoríasilustradas.Permítasemecitarelextensoestudio de Álvarez Junco: para Bakunin, «la clave de la división de la sociedad en clases no residía tanto en la propiedad de los instrumentos de producción como en el abismo existente entre el trabajo intelectual y el manual. Ese era el que iba haciendo aparecer nuevos grupos sociales opresores, caracterizados por la posesión del saber –lo que en términos más actuales, se llamarían «tecnocracias»– que se aprestaban a sustituir a las viejas aristocracias de la sangre y del dinero. Pese a su inmensa fe en las posibilidades liberadoras de la ciencia, los bakunistas siempre recelarondelaspretensionesdesuperioridaddeloscientíficos»(ÁlvarezJunco 1992: 284). Otro tanto puede decirse de los tupamaros: combinaron unafuertefeenlacienciayelprogresocientífico,conciertodespreciohacia los intelectuales. Recuérdense, por ejemplo, las insistentes críticas de Mujica a los economistas y a los politólogos.12 La posible raigambre anarquista del antiintelectualismo de los tupamaros había sido advertida, en su momento, por Régis Debray en La crítica de las armas (Varela 1988: 81). Como veremos un poco más adelante, en el caso de Raúl Sendic habría que introducir algunos matices: su formación universitaria le permitió construir una interfase más amplia con algunos sectores de la intelectualidad.

Lahipótesisdeunainfluenciarelativamenteimportante,másindirectaque directa, del anarquismo en la matriz ideológica del MLN-T requiere unainvestigaciónespecífica.Sólocabeagregarqueeshistóricamenteplausible. Téngase presente que el movimiento anarquista fue especial-mentefuerteenEspañaentrefinesdelsigloXIXhastalaGuerraCivil.Según Álvarez Junco, luego de un período de repliegue, «la reaparición

dirigentes sindicales de importancia como González Entrialgo, Musulén Fajardo, González Saavedra, quienes estuvieron un tiempo militando entre nosotros y después antes de perderse por ahí» (Fontana 2003: 55).

14 Según el ex militante del MLN-T Carlos Caillabet, «el método de los tupamaros es la improvisación».«Haygentequeplanificayluego,enelmargen,obligada,improvisa.Los tupas hacen al revés. Improvisan planes». Entrevista del autor.

15 Alfonso Lessa ha ilustrado de un modo elocuente este aspecto del MLN-T: «Más allá de los hechos estrictamente militares, surge otra cuestión fundamental para comprender la derrota de los Tupamaros: la incidencia en este fracaso de la hetero-

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en 1930-31 fue impresionante e inauguró un [...] lustro [...] en el que el anarquismo mundial fue ciertamente español» (1992: 298-299). Los anarquistasespañolestuvieronunarelaciónconflictivaperodestacadaenel movimiento republicano (en 1936 llegaron a tener cuatro ministros). Derrotada la República fueron duramente perseguidos y nutrieron la abundante camada de inmigrantes españoles que llegaron a Uruguay en las décadas del cuarenta y cincuenta. Esta ola de anarquistas españoles se sumó al aporte de los ácratas de distintas nacionalidades que, desde hacía algunas décadas, animaban el movimiento sindical uruguayo. Sobre este punto, José Mujica ha dejado un testimonio esclarecedor. Evocando sus años de adolescente dijo: «Todavía quedaban elementos de la cultura anarquista. Los anarquistas son los fundadores del sindicalismo urugua-yo, por más que la literatura que vino a posteriori nunca haya querido reconocerlo. La organización sindical llegó en las panzas de los buques de los inmigrantes y tenía una bandera anarquista. Pero claro, como después el movimiento anarquista empezó a debilitarse se creó algo así comounaculturaoficialista,comosielsindicalismohubieraempezadoen 1917 o algo por el estilo» (Campodónico 1999: 29-30).13

Desde luego, y volviendo al comienzo de este apartado, debe quedar claro que el énfasis puesto en persuadir al lector acerca de las conexiones entre la tradición tupamara y el anarquismo no debe interpretarse como si se estuviera reduciendo la ideología tupamara a la matriz anarquista. Muy por el contrario, pretendo insistir en que no se gana mucho tratando dehacerencajar laconfiguraciónideológicadelMLN-Tenunúnicoreferente teórico, por importante que haya sido. No es correcto decir que los tupamaros eran, en esencia, anarquistas. Pero, si mi interpretación es correcta, tampoco sería conveniente presentarlos, simplemente, como marxistas, por fuerte que haya sido la huella de esta corriente.

3.3. Hechos y no palabras: anti-teoricismo y pragmatismo

Al conformarse el MLN-T a mediados de los sesenta, había muchos partidarios de luchar por una revolución socialista en Uruguay. Muchos génea composición del movimiento guerrillero con las consiguientes contradicciones

en el plano estratégico y en particular acerca de la valorización de la democracia. La heterogeneidad política, ideológica y social de sus componentes, producto del proceso de reclutamiento de sus cuadros y militantes, explica en buena medida las contradicciones ideológicas y la consiguiente confusión de objetivos que terminarían operando como un factor paralizante de la organización» (Lessa 2004: 99).

16 El principio organizativo básico del MLN-T fue el «centralismo estratégico con

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de ellos, desde Carlos Quijano a Vivián Trías, eran también partidarios de estrechar los lazos entre la tradición nacional y el pensamiento so-cialista. Sin embargo, hay un aspecto ideológico en el que el MLN-T se distancia nítidamente de las demás grandes corrientes socialistas de Uruguay durante esos turbulentos años sesenta: el lugar de la teoría en relación con la práctica revolucionaria. Mientras que en el marxismo y en el leninismo «sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria», para los tupamaros «la teoría surge de la práctica» y «no hay mejor teoría revolucionaria que la que surge de las revoluciones hechas». Los tupa-maros, se ha dicho muchas veces, se reunieron en torno a una consigna: «las palabras nos separan, los hechos nos unen» (Blixen 2000: 78-85).

En realidad, tan importante como comprender el terreno teórico del que tomaron sus principales nutrientes es percibir que, a partir de esos elementos, terminó brotando una propuesta política que subestimaba explícita y rotundamente el papel de la teoría. Creo que este aspecto de la tradición política e ideológica del MLN-T ha sido notablemente bien fundamentado por Jorge Torres, uno de los fundadores del propio movimiento, en La derrota en la mira (2002).

Para los fundadores del movimiento, se había acabado el tiempo de los debates doctrinarios y de los discursos revolucionarios: había que pasar, de una buena vez, de las palabras a los hechos. En el caso de los tupamaros, el anti-teoricismo era, en esencia, una manifestación de im-paciencia. El MLN-T reunía a los que no estaban dispuestos a esperar cincuenta años para ver cambios revolucionarios. Este sentido de la urgencia los estimulaba (y los sigue incentivando) a fabricar «atajos» hacia los cambios revolucionarios. El MLN-T nació como guerrilla, pero sus fundadores escogieron esta opción porque consideraban que, en esas circunstancias, no existía un camino más corto hacia el poder. La experiencia de los partidos marxistas uruguayos les parecía deprimente, frustrante. En cambio, el camino cubano lucía espectacular, deslumbrante.

La instalación de un foco armado en Uruguay fue más una reacción de rebeldía que una decisión anclada en una teoría cabal del proceso revolucionario. Podría decirse que, en buena medida, fue la resultante de una serie de factores circunstanciales: el impacto emocional de la revolución cubana, que para algunos habría demostrado que bastaba un poco de coraje y decisión para desatar un proceso revolucionario victo-rioso; el desencanto frente a los paupérrimos resultados electorales de

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la izquierda uruguaya en 1962 (en particular del Partido Socialista) que fue interpretado por algunos como la demostración de la inutilidad de los caminos de creación de conciencia revolucionaria que habían seguido hasta la fecha por los partidos de izquierda uruguayos; la profundización de la crisis de legitimidad de la democracia uruguaya y del desprestigio creciente de sus principales partidos; el in crescendo del autoritarismo, especialmente durante la presidencia de Pacheco. Algunos relatos de la construcción de la guerrilla, como el de Blixen (2000), muestran hasta qué punto el empuje rebelde que se expresó en el MLN-T se fue mol-deando al calor de la contingencia, de «derrota en derrota», como ha dicho irónicamente Fernández Huidobro, improvisando sobre la marcha.14

Tener en cuenta que es a través de su approach pragmático a la acti-vidadpolítica,ynodeunaelaboraciónteóricasofisticadayconsistente,que el MLN-T adopta la metodología de la propaganda armada, es algo esencial para comprender la evolución ulterior. Es cierto que el MLN-T nació como un movimiento guerrillero. Es cierto que el olor a pólvora está impregnado en sus códigos genéticos. Sin embargo, antes de la pólvora, en términos lógicos, está el pragmatismo. Nacieron como guerrilleros porque, en ese momento, en esas circunstancias, consideraron que los demáscaminoseraninviables,ineficacesy/oineficientes.Sóloasípue-de explicarse que, en 1971, en el momento de máxima fortaleza de la organización, los tupamaros hayan decidido sorpresivamente suspender las acciones de propaganda armada y crear un brazo político legal del MLN-T (el Movimiento de Independientes 26 de Marzo) para partici-par de la primera experiencia de unidad sin exclusiones de la izquierda uruguaya (el Frente Amplio). En el Documento 1, el más importante en la historia del MLN-T redactado en junio de 1967, se decía: «Las con-cepciones estratégicas no surgen de laboratorios, sino de la práctica». Laestrategiaseapoyaendatosdelarealidad,quepordefiniciónsoncambiantes: «una estrategia se elabora a partir de hechos reales básicos, y la realidad cambia independientemente de nuestra voluntad» (citado por Torres 2002: 203-204).

Nótese,asimismoque,aldefinirlainstalacióndeunfocoguerrillerourbano, los tupamaros, haciendo gala de su ya señalada independencia

autonomía táctica». El movimiento tenía una única dirección política, pero estaba constituido por estructuras totalmente autónomas. Se procuraba, de esta forma, evitar que la caída de una organización afectara lo menos posible al resto del movimiento. A partir de 1967 se fueron formando columnas. La columna 15 fue especialmente

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intelectual frente a los caminos revolucionarios sugeridos desde otras naciones,desafiaronalCheGuevara(quehabíainsistidoenquenopodíafuncionar una guerrilla en los países con sistemas democráticos) y al modelo cubano (que instaló sus focos guerrilleros en la Sierra Maestra y no en La Habana).

3.4. la destreza política

Según la espléndida y célebre expresión de Carlos Real de Azúa, el MLN-T no fue una guerrilla sino un «movimiento político con armas» (1988: 102-104). Los tupamaros usaban el método de la propaganda armadaporqueloconsiderabanelmáseficazyeficienteparalatareadecreación de conciencia en las masas. El método estaba al servicio de una estrategia política. Como regla general, es bien sabido que los tupamaros calculaban muy cuidadosamente el impacto potencial de sus acciones en términos de popularidad. Sendic era especialmente meticuloso en esto: «Su obsesión por la opinión de la gente lo llevaba a escuchar atentamente las conversaciones en los ómnibus y registrar distintas opiniones y co-mentarios sobre los tupamaros» (Blixen 2000: 176). Esta preocupación lo llevaba, por ejemplo, a luchar dentro del MLN-T contra la utilización de explosivos en los operativos.

Ciertamente, como el propio Real de Azúa señalara, no todas las acciones de los tupamaros les granjearon un incremento de simpatía en la población. Es probable que el allanamiento de la Financiera Monty (1969), el robo de la documentación y valores de la familia Mailhos (1970) y la fuga de más de un centenar de tupamaros desde la Cárcel de Punta Carretas (1971) hayan sido algunas de las acciones que más prestigio y simpatía despertaron en la opinión pública. Otras acciones, como la muerte de los cuatro soldados frente a la casa del Comandante del Ejército (18 de mayo de 1972) o la ejecución del peón rural Pascasio Báez (dada a conocer en 1972), por el contrario, generaron rechazo.

No es sencillo estimar el grado de apoyo popular generado por el MLN-T. Con lo relativa que puede ser, la aproximación más razonable la ofrece la votación de «Patria Grande», el sublema al Senado encabe-zado por Enrique Erro. Precisamente, el principal rasgo que distinguía a Erro en 1971 era el de aparecer públicamente como el principal aliado

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de los tupamaros. Si esta valoración es correcta, puede estimarse que, entre 1966 y noviembre de 1971, el MLN-T logró capitalizar un apoyo político de aproximadamente 70.000 electores.

Fuente: Elaboración propia a partir de Piñeiro y Yaffé (2004).

No deja de ser paradójico: los tupamaros no supieron organizar una guerrilla invencible, ni acelerar el proceso revolucionario, ni fabricar un atajo hacia la insurrección popular. Ni siquiera pudieron participar en la Huelga General de 1973. Pero, haciendo propaganda armada, comuni-cando sus ideas mediante acciones arriesgadas e ingeniosas, utilizando pocas palabras pero perfectamente comprensibles por el uruguayo medio, conectando hábilmente su lucha con las principales tradiciones revolucio-

narias del país y, muy especialmente, con el artiguismo, demostraron que sí sabían cómo hacer política. En el fondo, lo mejor que tuvieron como guerrilleros fue lo que tenían de políticos: picardía, «olfato», intuición, capacidad de comunicación.

3.5. eclecticismo, autonomía y la política de los «hechos consumados»

En el MLN-T siempre convivieron militantes de las más diversas for-maciones e inclinaciones: leninistas, anarquistas, trotsquistas, maoístas, guevaristas, cristianos revolucionarios, blancos, colorados, etc.15 Cabe preguntarsecómohacíanparazanjarsusdiferenciasideológicasydefinirsus rumbos políticos.

En teoría, de acuerdo a los sucesivos reglamentos internos, la orga-nización se estructuraba sobre la base del centralismo-democrático, es decir, llevando hasta sus últimas consecuencias la regla de la mayoría.

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Sin embargo, el MLN-T, en los hechos, tendía a funcionar de un modo diferente, buscando conciliar las diferencias internas y brindando már-genes importantes de autonomía a sus diferentes estructuras políticas y militares.

Uno de los principales recursos para la superación de las diferencias internas dentro de la organización fue, a lo largo de toda su historia, el eclecticismo. Los documentos elaborados por los tupamaros nunca fueron «puros» desde el punto de vista ideológico o teórico. Tradicionalmen-te han sido redactados intentando conformar visiones diferentes. Los principales documentos siempre han sido fruto de transacciones entre distintas corrientes de opinión internas.

Otro de los caminos habitualmente recorridos por la organización para permitir la coexistencia de visiones distintas ha sido el reconocer amplias zonas de autonomía a sus distintas estructuras. La autonomía, en el fondo, derivaba del pragmatismo. No es posible determinar a priori (en el sentido más estricto de la expresión, es decir, «antes de la expe-riencia»), cuál es la teoría más correcta. Es necesario poner en práctica las concepciones existentes para ir construyendo, a partir de la práctica, la teoría revolucionaria.

Dando un paso más: incluso es legítimo y hasta saludable que la misma organización experimente, al mismo tiempo, caminos distintos. El primero en manejarse de este modo era el propio Sendic. Si creía que era conveniente para el movimiento revolucionario llevar adelante una determinada acción no esperaba el consentimiento de la organización. Y consentía que los demás también tuvieran un margen importante de autonomía: «¿Qué es lo peor que puede pasar?», decía Sendic, dando vía libre al impulso autónomo. Por eso en el viejo MLN-T convivían, bajo el mismo techo, visiones más «militaristas» (en la «columna 15») con enfoques más «políticos» (como en la columna del interior que dirigió el propio Sendic).16

activa en el plano de la acción armada (Rey Tristán 2005: 141-156).17 En el Simposio de Viña del Mar (marzo de 1973) se insistió mucho en la necesidad

devigilarcuidadosamenteelperfilsocialdelosmilitantesycuadrosdelMLNcomoforma de dar la «lucha ideológica» contra «los elementos disolventes y vacilantes». Los documentos de esa reunión pueden verse en MLN-T, Simposio de Viña-1973, La carta de los presos y otros documentos.

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La «teoría de los hechos consumados» es una de las manifestaciones más claras de esta peculiar manera de concebir el funcionamiento de la organizaciónrevolucionaria.Lateoría,enprincipio,esunajustificacióndel foquismo. Sin embargo, los dirigentes tupamaros terminaron extrapo-lando esta manera de operar a la interna de la «Orga». En el documento 3 del MLN-T (mayo de 1968) se decía: «Dicha estrategia consiste es-quemáticamente en lo siguiente: un grupo armado como para sostener una lucha prolongada, es decir, como para no ser destruido de inmediato inicia acciones. Ante el hecho consumado, el resto de la izquierda y el pueblo se ven ante estas alternativas: o sumarse a la lucha armada o permanecer indiferente a la misma, o servir de ‘soldado tranquilo’ de la contrarrevolución» (citado por Torres 2002: 272).

Los tupamaros no sólo han aplicado la teoría de los hechos consuma-dos «hacia fuera», en su campaña política hacia la ciudadanía. Además, han apelado a los «hechos consumados» para dirimir pleitos internos en torno a opciones estratégicas.

Éste fue el expediente empleado por Sendic para facilitar la inserción del MLN-T en la legalidad. De ese mismo recurso, tan típicamente tupa-maro, se valió Mujica para liderar, a partir de 1995, «aparato» hacia la cooperación con la estrategia de la mayoría de la izquierda y de Tabaré Vázquez.

18 Hubo 18 rehenes, 9 varones y 9 mujeres. Los varones permanecieron presos en cuarteles, en grupos de a tres, durante 11 años, desde setiembre de 1973 hasta marzo de1984.LasmujeresvolvieronalPenaldePuntadeRielesafinesde1976.Proba-blemente esto ayude a entender por qué la expresión «rehenes» se usa casi siempre para hacer referencia a los 9 «rehenes» varones.

19 «Conferencia del MLN-T», semanario Asamblea, 18 de marzo, 1985.20 El 26 de Marzo «en Uruguay», como antes el Movimiento de Independientes 26 de

Marzo, fue el «brazo legal» del MLN-T. El 26 de Marzo «en Uruguay» fue reor-ganizado clandestinamente, a partir de 1983, por militantes del MLN-T como Luis Rosadilla, Sandra Menoti, Daniel Carbajal, Ruben Bouvier y Edmundo Canalda, luego

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4.la inserción del Mln-tuPaMaros

en la legalidad (1985-1989)

«Los tupamaros no eligieron la democracia y la

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competencia electoral. La democracia se les impuso».

Carlos Casares Ex integrante del CE del MLN-T

Desde su creación, a mediados de los sesenta, hasta ahora, la historia del MLN-T puede ser dividida en tres grandes etapas. La primera es la de organización guerrillera propiamente dicha. Aunque sus antecedentes pueden rastrearse al menos hasta julio de 1963 (cuando Sendic y otros revolucionarios robaron los fusiles del Tiro Suizo), el MLN-T propiamen-te dicho nació en enero de 1966 al celebrarse su I Convención. Durante estos años el MLN-T pasó de ser un puñado de militantes (apenas 50 en 1968)aserunaorganizacióndemilesdemiembros.Afinesde1972laguerrilla había sido derrotada militarmente por las FFAA y desarticulada. En ese momento dio comienzo la segunda etapa del MLN-T. Es una etapa de dispersión y de fuerte debate autocrítico. Durante esta etapa se produ-jo el Simposio de Viña del Mar (1973) que procuró orientar al MLN-T hacia el leninismo y fortalecer su componente proletario.17 La tercera etapa comenzó en marzo de 1985 y sigue hasta ahora. Si la primera tuvo como contexto la clandestinidad y la segunda transcurrió en la cárcel y el exilio, la tercera etapa del MLN-T corresponde a la de su actuación en la legalidad a partir de la Ley de Amnistía a los presos políticos aprobada al comienzo de la presidencia de Julio María Sanguinetti (marzo 1985).

Durante esta tercera etapa de su ya larga vida (cuatro décadas), el MLN-Texperimentócambiosmuyimportantesquemodificaronpro-fundamentesuperfilpolítico.Enestaterceraetapadebendistinguirse,a su vez, tres grandes momentos: i) desde 1985 hasta la muerte de Raúl

se fueron integrando otros militantes como Nora Castro y Carlos Casares. Además, existió otro «26 de Marzo», el «seispuntista». Fue una fracción organizada en la cárcel en el contexto de los debates sobre autocrítica. Reivindicaban la historia del MLN-T, su dirección histórica y su vigencia pero, al mismo tiempo, sostenían algunas tesis que generaron fuerte rechazo en muchos tupamaros: i) que la «vanguardia de

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Sendic (abril de 1989); ii) desde la muerte de Sendic hasta las elecciones de 1994; iii) desde esa fecha hasta el triunfo electoral en octubre de 2004.

4.1. el gran abrazo

Como en 1963, cuando una iniciativa suya –el asalto al Tiro Suizo– desencadenó un proceso que culminaría en la creación de un poderoso movimiento guerrillero en Uruguay, le correspondió a Raúl Sendic asumir la responsabilidad histórica de señalar el nuevo camino. A comienzos de 1985, todavía prisionero de la dictadura, Raúl Sendic volvió a anticiparse a sus compañeros y a operar de acuerdo a la vieja lógica de los «hechos consumados». En una carta justamente célebre que su hermano Victo-riano leyó en un programa de radio, el viejo líder guerrillero sostuvo que los tupamaros debían deponer las armas, insertarse en la legalidad «sin cartas en la manga», y trabajar por la profundización de la democracia (Blixen 2000: 314-315).

El 14 de marzo de 1985 fueron liberados los últimos presos políticos. Entre ellos, recuperaron la libertad el pequeño grupo de dirigentes del MLN-T (los «rehenes») que, desde 1973 a comienzos de 1984, habían sido encarcelados en condiciones especialmente brutales.18 Entre ellos había fundadores del MLN-T como Raúl Sendic, Eleuterio Fernández Huidobro, Julio Marenales, Jorge Manera y José Mujica y otros dirigentes como Jorge Zabalza, Mauricio Rosencof y Henry Engler.

De inmediato, los «rehenes» brindaron una conferencia de prensa en laquereafirmaronlaposiciónadelantadaporSendic:teniendoencuentalasnuevascondicionespolíticasabiertasporelfindelrégimenautorita-rio, los tupamaros se comprometían a actuar en la legalidad. Hablando en nombre de los «rehenes», en la Conferencia de Prensa realizada el día de la liberación de los últimos presos, el 14 de marzo de 1985, dijo Eleuterio Fernández Huidobro:

«En este momento consideramos que se ha abierto una etapa la revolución socialista mundial era el Partido Comunista de la Unión Soviética», ii) que el Partido Comunista Cubano era «la vanguardia de la revolución latinoame-ricana», y que «el Partido Comunista uruguayo era la vanguardia de la revolución en Uruguay». A esta fracción pertenecían los hijos del propio Raúl Sendic. Y es el actual 26 de Marzo.

21 Testimonio de Alba Antúnez. Entrevista del autor.

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Conferencia de prensa de los «rehenes», en Conventuales, 14 de marzo de 1985.

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de democracia primaveral en nuestro país. La democracia es un hecho que no está en los votos. Ni está en el resultado de las elecciones. Está en la calle. La democracia en el Uruguay, ésta que hay hoy, es obra del pueblo uruguayo. Y entendemos que esa realidad rompe los ojos, nos rompe los ojos a nosotros también, tiene que ser respetada porque es una orden del pue-blo. Entonces, nosotros vamos a cumplir esa orden del pueblo. Vamos a militar y a luchar en el marco de esa democracia que –les repito– a nuestro juicio es primaveral. No es una democracia caduca como la de 1972 y 1971, en la cual avanzaban sobre el pueblo las fuerzas de la reacción».19

Ladecisióndedeponerlasarmasrepresentabaunpuntodeinflexiónimpactante en la historia del MLN-T. Para los tupamaros, incluso desde antes de existir formalmente como tales, la única política realmente revo-lucionaria era la que se hacía armas en mano. En la óptica de Raúl Sendic y los demás fundadores del MLN-T, los magros resultados obtenidos por los frentes de izquierda en la elección de 1962, que llevaron a Aldo Solari a escribir su punzante «Réquiem para la izquierda», constituían la demostración más evidente de la escandalosa inutilidad de los caminos de creación de «conciencia revolucionaria» que la izquierda uruguaya había recorrido históricamente. Para los tupamaros, lucha armada y po-lítica revolucionaria constituían dos conceptos inseparables, dos caras delamismamoneda.Estadefinición,simpleytremenda,estabaenloscódigos genéticos del nuevo grupo.

Desde luego, hubo polémicas. Pero la consigna de Sendic fue compar-tida por la inmensa mayoría de los tupamaros que, en sucesivas instancias (reuniones de dirección, Asambleas Consultivas, III Convención), sus-cribieron este rumbo. «Sendic nos interpretó a todos», dijo en el marco de esta investigación Eleuterio Fernández Huidobro. Astrid Arrarás (1998) presentó abundante evidencia empírica acerca de este punto. Ellaconcluyeque,afinesde1984,lasprincipalescorrientesdeopinióndentro de la tradición tupamara tendían a coincidir en que, a partir de la restauración de la democracia, el MLN-T debería privilegiar la acción política legal. Desde Andrés Cultelli y su Movimiento por la Reorgani-zación (en el exilio) a Raúl Sendic, Eleuterio Fernández Huidobro, Julio Marenales y Jorge Zabalza (en la prisión), pasando por el Movimiento

22 Testimonio de Alba Antúnez. Entrevista del autor.

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de Independientes 26 de Marzo en Uruguay (que venían organizando, en la clandestinidad, desde 1983, dirigentes como Luis Rosadilla y Ed-mundo Canalda, entre otros)20, los tupamaros percibieron claramente la impactante intensidad del anhelo de redemocratización presente en la sociedad uruguaya. En Uruguay y en el exilio, desde el Penal o fuera de él, durante los años de la dictadura los tupamaros pudieron comprobar con toda claridad hasta qué punto los uruguayos deseaban recuperar la libertad política. Durante los años sesenta, los tupamaros respiraron la densa atmósfera de desafección que fue rodeando a las instituciones de-mocráticas y que constituyó el prólogo de su quiebre. Durante los años del régimen autoritario, también tomaron nota del resurgimiento de la pasión por la libertad y por la participación cívica.

Los tupamaros estuvieron de acuerdo con Sendic en cuanto a que las circunstancias imponían la inserción en la legalidad. Sin embargo, dis-creparon con él sobre otro tema fundamental: según Sendic, el MLN-T no debía ser reorganizado. Los tupamaros debían, desde luego, seguir militando por hacer avanzar la perspectiva revolucionaria pero estaban llamados a inventar nuevas herramientas organizativas. Desde su punto de vista, la «Orga» había sido una herramienta válida para una determinada etapa del proceso político, caracterizada por el avance de la represión. La derrota de la dictadura abría una etapa nueva. Los tupamaros debían contribuir a la construcción de amplios movimientos de masas en torno a los problemas más graves y urgentes. En esa línea fue que, sin esperar el apoyo formal de sus compañeros, organizó el Movimiento por la Tierra y contra la Pobreza.

La sorprendente postura de Sendic generó que, de inmediato, los 23 MLN-T, «Trabajo autocrítico presentado por la Comisión Preconvencional de Au-

tocrítica a la III Convención Nacional», Montevideo 24/02/86. 24 En 1973, en el segundo piso (sector A), José Pedro Lopardo, Eduardo Bonomi,

José Solsona y Nulbio Antúnez, entre otros, constituyeron un grupo denominado «Tendencia». Cuestionaban las carencias teóricas del MLN-T. Un poco después, Andrés Cultelli, en Buenos Aires, recogiendo en buena medida la autocrítica de Viña del Mar, conformó la «Tendencia Proletaria». Ambos grupos reclamaban un giro hacia el marxismo-leninismo. Pero la TP de Cultelli insistía también en vigilar la extracción de clase de militantes y dirigentes. Agradezco a Eduardo León Duter por estas aclaraciones.

25 MLN-T, «Trabajo autocrítico presentado por la Comisión Preconvencional de Au-tocrítica a la III Convención Nacional», Montevideo 24/02/86.

26 MLN-T, III Convención, «Tesis ideológica, Autocrítica», 1985. 27 MLN-T, III Convención, «Del MLN-T al pueblo: Informe de la III Convención

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tupamaros comenzaran a debatir sobre si debían o no reorganizarse. El testimonio de Alba Antúnez es muy esclarecedor:

«Yo salí el 14 de marzo a las 7 y pico de la tarde. Fui la última de las mujeres en salir y por eso me llevé la bandera del Frente Amplio que habíamos fabricado adentro. La camioneta me dejó en la puerta de mi casa. Había muchísima gente que yo no co-nocía y se armó una «batucada» imponente. Llegó un momento, cerca de la madrugada, que me fui a dormir. A las 7 y media de la mañana vino un auto y dejó una esquelita avisando que nos juntábamos en Conventuales de mañana a discutir sobre la reorganización del MLN. Había dormido dos horas. Le dije a mi padre: ¿qué ómnibus me tomo para ir a Conventuales? Pobres mis padres, pienso hoy. Mi padre me acompañó hasta Conven-tuales. Esa fue la primera reunión, en la que nos preguntamos, un grupo de compañeros (no éramos más de 20), si valía o no valía la pena reorganizar el MLN. Los que estábamos ahí pensá-bamos que sí. Pero decidimos que había que consultar con más compañeros. Hicimos entre todos una lista, todos conocíamos a algunos compañeros, y convocamos a una reunión unos días después. La cuestión era discutir la Gran Pregunta».21

Al día siguiente de ser liberados de su largo cautiverio, muchos tupamaros ya estaban militando nuevamente. La «gran pregunta» fue debatida durante tres Asambleas Consultivas realizadas los días 20 de marzo, 31 de marzo y 21 de abril. En la primera participaron 116 per-sonas, en la segunda 108 y en la tercera 84. En estas reuniones podían participar todos los militantes, pero eran cerradas al público (Arrarás 1998). En las tres reuniones predominó, abrumadoramente, la posición a favor de la reorganización.

En el proceso de reorganización participaron, según diversos testimo-nios, cerca de dos mil militantes. Según Luis Rosadilla, aproximadamente la mitad eran nuevos, es decir, no habían tenido participación ni directa ni indirecta en la lucha armada. Vale decir que participó en este proceso de reorganización un grupo relativamente pequeño de los ex guerrilleros. Nadie ha investigado sistemáticamente por qué muchos tupamaros no intervinieron en esta etapa de reorganización. Alba Antúnez insistió en

Nacional», Acto del 26 de diciembre de 1985, Informa: Julio Marenales. 28 Según varios testimonios, habría nacido en el seno de esta corriente la idea de propiciar

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este punto:

«Muchas de mis compañeras no fueron a los Consultivos. ¿Por qué? Habían tenido una política de lucha dentro del Penal. A mí me gustaría saber qué pensaron esas compañeras en ese mo-mento. No lo sé. ¿Qué pensaban las que ya hacía un tiempo que habían salido del Penal? En aquel momento no me lo pregunté. Ahora creo que valdría la pena saberlo. ¿Qué pensaron? ¿Qué sintieron? ¿Qué pensaban que estaba mal de lo que estábamos planteando? Muchos compañeros muy valiosos no volvieron. Claro, se integraron muchos nuevos. Muchísima gente nueva».22

4.2. Autocrítica y reafirmación revolucionaria

Durante 1985 los tupamaros avanzaron rápidamente en su reorga-nización. Eran visibles, siempre lo habían sido, profundas diferencias ideológicas. Sin embargo, predominó lo que ellos han denominado «la política del gran abrazo»: priorizar la preservación de la unidad de la familia tupamara administrando las discrepancias. En ese contexto, por ejemplo, severificó launificacióndelMovimiento26deMarzo«enUruguay» y el MLN-T. En diciembre, el proceso de reorganización cul-minó con la celebración de la III Convención Nacional (20, 21 y 22 de diciembre). Esta convención, además de elegir el Comité Central y de ratificaralgunasdecisionesadoptadasporotrasinstanciasorganizativasdel MLN-T en los meses previos (como la solicitud de ingreso al Frente Amplio o la decisión de actuar legalmente), debatió intensamente las razones de la derrota militar de 1972.

En el proceso de la III Convención fueron presentados 43 planteos deautocrítica.Enrealidad,estetemaveníasiendodiscutidodesdefinesde1972.Yadesdeentoncesseperfilabandosgrandesinterpretacionesdela derrota, que volvieron a expresarse en la III Convención. Un enfoque, defendido fundamentalmente por los dirigentes históricos, consideraba que la derrota del MLN-T se había debido a errores en el terreno de la estrategia político-militar. En realidad, se retomaban y desarrollaban argumentos ya expuestos en la «Carta de los presos», documento escrito por «la dirección histórica del MLN-T y otros compañeros de experien-

un referéndum contra la Ley de Caducidad que terminó siendo adoptada por toda

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cia», en el Penal de Libertad, a mediados de 1973:

«Nuestro enfoque centra entonces como factor principal de nuestros errores el agotamiento y por lo tanto la ausencia de la estrategia para la etapa 68-69 en adelante [...]. El error de carácter estratégico es determinante en la medida que no ade-lanta y prepara la organización para el salto cualitativo que el pueblo, con el aporte de nuestra práctica entre otras formas de lucha, está dando. Impidió así mismo una real contemplación de las formas de lucha como estaba planteado desde el inicio y esbozada estratégicamente en el documento 4 pero que debió visualizarse con anterioridad en cuanto a etapa concreta. Una de las causas principales que explican el quedarnos sin estrategia para la etapa es el problema de la formación, única garantía de control ideológico interno que explica otros errores derivados: la imposibilidad de recambios formados, el paulatino desprecio por la teoría, el paulatino alejamiento de la inserción en los frentes de lucha popular (principalmente en el sector obrero). La imposibilidad práctica en la complementación de las formas de lucha de llevar correctamente el planteo de integrarnos a una lucha de masas. Así como otros errores que se expresaron en desviaciones pequeño burguesas como lo fue el voluntarismo, liberalismo, accionismo (algunos compañeros expresan que en rigor no es una desviación «militarista» en la medida en que no hubo realmente un aparato militar en todo el sentido del término con práctica formación y concepción de ejército), cortoplacismo y un proceso de involución en el desarrollo de las definiciones ideológicas».23

El otro enfoque ponía el acento en aspectos ideológicos y no mili-tares. De acuerdo a esta otra visión, la derrota del MLN-T habría sido laconsecuenciadeinsuficienciasteóricaseideológicas,derivadas,asuvez, de la inconveniente composición de clase de la organización y sus direcciones. Esta versión de la autocrítica también tenía una larga historia dentro de la organización. Distintas corrientes, desde los partidarios del giro hacia el marxismo-leninismo en el Simposio de Viña del Mar hasta el grupo denominado «Tendencia» del Penal de Libertad, pasando por la «Tendencia Proletaria» que conformara Andrés Cultelli en Buenos Aires,24 habían ido a buscar en la composición de clase del MLN-T y en

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sus carencias teóricas, las razones de la derrota:

«En el desarrollo del MLN va configurándose una organización policlasista y polideológica. Policlasista, no porque se nutra de militantes de distinta extracción social (en todas las orga-nizaciones ocurre así) sino porque plantea estratégicamente la defensa de diversos sectores de la sociedad, que constituyen el pueblo, sin ubicar a ninguno de ellos como vanguardia, o como clase cuyos intereses se subordinan a los intereses de los demás sectores. Polideológica, porque coexisten en su seno diversas posturas ideológicas [...]. En el proceso que va desde la infancia de la organización hasta su madurez el MLN se convertirá en la expresión política de las capas medias radicalizadas. A esto contribuyen dos factores, uno externo y otro interno. El externo es la radicalización de los sectores medios de nuestra sociedad a raíz del proceso de agudización de la crisis. Estos sectores que incluyen estudiantes, trabajadores independientes, intelec-tuales, asalariados y pequeños burgueses propiamente dichos, se expresan políticamente de acuerdo a las pautas ideológicas de la pequeña burguesía: necesidad de respuestas inmediatas, de ver realizados sus frutos en el corto plazo, superficialidad del análisis de lo general, subjetivismo, impaciencia etc. En lo inter-no es la propia indefinición de la organización que, al absorber nuevos militantes sin patrones ideológicos que la encauzaran permitió que maduraran las posiciones eclécticas, las que más fácil podían conciliar los diversos matices que se incorporan a la lucha y las que más atractivas parecían a lo inmediato [...]. La indefinición ideológica, la primacía de posturas cortoplacistas, el pragmatismo, el militarismo, en suma la primacía ideológica de las capas medias, hizo que todos los esfuerzos se volcaran al

la izquierda. Así relató este episodio Eduardo León Duter: «Diego Piccardo llama a una reunión urgente del Comité Ejecutivo y plantea hacer un plebiscito y que no lo debe convocar el MLN. Dice que hay que armar un grupo de personalidades, que hay que hablar con la organización de Madres y Familiares de Desaparecidos». La propuesta de «consultar al pueblo» empezó a ser manejada por el MLN-T a través de Mate Amargo desde agosto de 1986. En un editorial de esa época titulado «Impunidad Si o No: Consulta Popular», puede leerse: «[...] ha llegado la hora de consultar al pueblo. La situación amenaza en transformarse en una pesadilla en la conciencia de los orientales y de una manera clara debe expedirse la voluntad mayoritaria de la Nación». Mate Amargo N°3, 21/08/1986.

29 Documentos Internos del MLN-T, Informe de la Comisión de Prensa, 1986.

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fortalecimiento del aparato armado en desmedro del trabajo de organización en las masas. El rumbo estratégico esbozado se perdió siendo sustituido por tácticas circunstanciales («Cacao», secuestros, doble poder, etc.)».25

La III Convención no logró zanjar esta discusión y no adoptó una decisióndefinitivasobreeltema.Detodosmodos,quedaronclarosalgu-nos acuerdos importantes. En primer lugar, los casi dos mil participantes en estos debates nunca cuestionaron haber tomado las armas durante la década del sesenta. Por el contrario, consideraban haber realizado múltiples aportes, entre ellos, haber contribuido a «levantar el nivel de conciencia de las masas». Luego de la derrota del 72, después de haber atravesado la experiencia de la cárcel y de haber debatido las peripe-cias de la organización, los tupamaros culminaron su primer año en la legalidadratificando,enlaIIIConvención,suvocaciónysutradiciónrevolucionaria.

En segundo lugar, existía también acuerdo en que el MLN-T había subestimado el trabajo de elaboración teórica: «por reacción frente al teoricismo de la izquierda, caímos en el error diametralmente opuesto: descuidamos los problemas teóricos y la actividad formativa».26 En ter-cer lugar, había cierto acuerdo en que, hacia comienzos de los setenta, la organización no logró incorporar al pueblo a la lucha revolucionaria. Por el contrario, los tupamaros reconocían que, con el paso de los años, el vínculo con la opinión pública en lugar de mejorar había empeorado.

Endefinitiva,enlaIIIConvenciónlostupamarosconciliaronlarecu-peración de su tradición revolucionaria con el «mandato» de defensa de la democracia que habían recibido del pueblo uruguayo. La conciliación de ambas convicciones se manifestó claramente en una decisión muy importante:alfinalizarlaIIIConvención,lostupamarosanunciaronpú-blicamente que, llegado el caso, estaban dispuestos a luchar por defender la democracia «hasta las últimas consecuencias». Julio Marenales, al co-municar públicamente las principales conclusiones de estos debates dijo:

«Queremos señalar con toda la claridad posible que los tupama-ros, tal como lo hemos venido haciendo, hemos resuelto ahora,

30 El testimonio de Canalda fue publicado por Mate Amargo el 19 de julio de 1989, junto al de Diego Piccardo y Eleuterio Fernández Huidobro, en la nota titulada «Tres años, tres directores, tres relatos».

31 En este punto coinciden los testimonios de Canalda y Zabalza. Entrevistas del autor.

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a título expreso, en esta III Convención Nacional, desarrollar nuestra acción en el marco de la legalidad. Es unánime el sen-timiento de los tupamaros en el sentido de militar legalmente. De nada valdrán las preguntas capciosas ni las interpretaciones retorcidas, de nada valdrá querer vincularnos caprichosamente a cuanto conflicto se desate en el Continente o en el Mundo. Re-iteramos: estamos firmemente decididos a respetar la legalidad y aún más, a no incurrir en ningún tipo de actitud que pueda ser manejada como una ocasión para que los enemigos del pueblo desaten sobre éste el peso de su violencia organizada y alevosa. No daremos motivo. Pero alertamos al pueblo en el sentido de que hay fuerzas reaccionarias que esperan su oportunidad. Si la agresión de dichas fuerzas violentas y armadas, vuelve a descargarse sobre las espaldas del pueblo será necesario que éste se encuentre unido por encima de las actuales diferencias políticas [...] para pelear hasta las últimas consecuencias por la defensa de nuestros hijos y la tranquilidad de nuestros hogares amenazados. Que los golpistas tengan clara conciencia de que nos encontrarán a todos dispuestos a ir hasta el final en la lucha por detenerlos».27

Como veremos más adelante, los tupamaros se tomaron muy en serio esta decisión.

4.3. el mapa de la interna

Más allá de las coincidencias explicitadas durante los debates de la III Convención, subsistían diferencias importantes entre los tupamaros. Ordenarestasdiferenciasyclasificaralostupamarosencorrientesdeopinión no es tarea sencilla: las ideas políticas no siempre coinciden con las lealtades personales o con el lugar de militancia dentro de la «Orga». Sin embargo, es imposible comprender la evolución del MLN-T sin, auncorriendoelriesgodesimplificardemasiado,recortardospolosconidentidades ideológicas y referentes políticos claros: en un extremo los frentegrandistas, en el otro los proletarios.

32 La lucha contra el Decreto 690/980 que amparaba las razzias policiales se gestó en distintas instituciones como el Foro Juvenil y el Instituto de Ciencias Sociales de la Facultad de Derecho durante 1988. En esta etapa el sociólgo Rafael Bayce jugó un papel importante investigando y denunciando estos operativos. La conformación de

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FrentegrandistasParaalgunos,queseidentificabanconlosplanteosqueRaúlSendic

había venido formulando desde 1984, la coyuntura democrática era una gran oportunidad para hacer avanzar el grado de conciencia, organización y lucha popular. El MLN-T debía sacar el máximo provecho de las insti-tuciones políticas.28 Para estos militantes, no había nada tan importante como multiplicar la zona de contacto entre el MLN-T y el pueblo. Ése era el gran desafío de la organización.

La prioridad a la apertura hacia las masas era compartida por un grupo minoritarioperocalificadodemilitantesdelMLN-T,auspiciadosporelpropio Raúl Sendic. Entre otros, participaban de esta visión, Edmundo Canalda, Diego Piccardo, María Elena Curbelo, Washington Rodríguez Belletti, Alba Antúnez y los dirigentes del Frente Juvenil.

El propio Sendic impulsó la creación de un Movimiento por la Tierra, dirigido a crear cooperativas de productores en terrenos expropiados por los bancos a los deudores o en tierras de grandes latifundistas (ver Anexo). La «Cruzada por la Tierra» era uno de los núcleos programáticos de su propuesta de Frente Grande, una gran alianza social y política en torno a un programa «mínimo» de soluciones a los principales problemas del país (la «sangría» de la deuda externa, la pobreza, la necesidad de tierra de los trabajadores del campo, la falta de crédito para los emprendimien-tos productivos).

la Coordinadora Anti-Razzias le dio un nuevo impulso a la movilización: «Con una estructuraflexible,quereúnegruposjuvenilesdeLaTeja,elCerro,ParquePosadas,Atahualpa, la revista juvenil De esquina a esquina, el grupo Homosexuales Unidos, la Red de Teatro Barrial y el conocido Sindicato Único de Muchachos de la Esquina (SURME), entre otros, la Coordinadora ha realizado diversas actividades en los barrios, como los «fogones contra el embole» los días de apagón y dos marchas centrales: la del 23 de junio por 18 de Julio (…) y la marcha con antorchas en el Cerroafinesdelmespasado».NotadeRogerRodríguezenBrecha, 4 de agosto de 1989.

33 Guillermo Machado, obrero de la construcción de 31 años, miembro de la juventud comunista (UJC), fue detenido el domingo 16 de julio de 1989. Estaba almorzando conunaamiga(pan,fiambre,vino)enlaplazoletadelHospitalPasteur,enelbarriode la Unión. Fue llevado la seccional 15ta. A las 20:30 ingresaba al Pasteur en estado

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Al mismo tiempo, los partidarios de la política de «tranqueras abier-tas» impulsaron la realización de actos públicos. Sendic había presionado mucho en este sentido a comienzos de 1985. Estaba convencido, según el relato de Blixen, de la posibilidad de realizar un acto en el Estadio Centenario (2000: 319). La propuesta no fue atendida.

Mate Amargo y Radio PanamericanaTodas las actividades que se han mencionada hasta ahora fueron

importantes para la reconstrucción del vínculo entre el MLN-T y la ciu-dadanía. Sin embargo, la cara más visible de la organización durantes estos años fueron sus medios de comunicación (Mate Amargo y Radio Panamericana). Curiosamente, los medios de prensa que jugarían un pa-pel fundamental en la divulgación de las ideas frentegrandistas de Sendic fueron creados con su reserva: «¿Para qué queremos nuestra propia capilla sitodaslasiglesiassenosabren?»,decía.Ellídertupamaroerafielasus viejas ideas sobre el papel negativo que habría jugado la prensa de los partidos de izquierda, cristalizando las diferencias y obstaculizando losprocesosdeunidad.Luego,cuandoverificóelenfoqueyelalcancede esos medios, los apoyó decididamente.

Los primeros planteos sobre este tema fueron formulados en la Comi-sión de Prensa, constituida a principios de 1985, que integraban Mauricio Rosencof, Miguel Ángel Olivera, Germán Vidal y Carlos Núñez. Uno de los planteos analizados y descartados por esta comisión fue la propuesta realizada en mayo por Federico Fasano de participar en la dirección del diarioque,poreseentonces,estabaplanificandoeditar.Apartirdeoctubrede1985,enelmarcodelprocesodeunificaciónconelMovimiento26de Marzo en Uruguay, comenzó a evaluarse la posibilidad de publicar Mate Amargo. En ese momento, en la Comisión de Prensa trabajaban también Jorge Torres, Sonia Mosquera y Edmundo Canalda. La revista debía combinar amplitud y profundidad. Al mismo tiempo debía ser «instrumento de lucha política», «instrumento de lucha ideológica» e «instrumento complementario de la política de formación de cuadros». Estaba pensada como «la tribuna» en donde se expondrían «de un modo exhaustivo pero al mismo tiempo accesible, un conjunto de proposiciones políticas». Fiel a su tradición, el MLN-T insistía en que el «lenguaje» de su revista debía ser «claro, popular, original».29

El miércoles 19 de julio de 1986 se publicó el primer número de Mate

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Amargo (que salía el primer y el tercer miércoles de cada mes). Según el testimonio de Edmundo Canalda, su primer director, rápidamente logró un número de lectores importante: «comenzamos tirando 8 o 9 mil [...] y después de los diez números ya estábamos en los primeros lugares. El calor popular se hizo sentir y creo que fue por el número 13 o 14 que llegamos a los 23 mil ejemplares». Para Canalda, las principales virtudes de la publicación fueron «su independencia partidaria, su enfoque po-pular, su lenguaje».30 De todos modos, el éxito de Mate Amargo no sólo debe explicarse por las especiales características de su enfoque político y periodístico. Su alta penetración se apoyó también en un importante esfuerzo de los militantes tupamaros.31

Según Eleuterio Fernández Huidobro, Mate Amargo siempre fue polémico. Nadie cuestionaba el «enfoque popular». En cambio, sí había críticas al «lenguaje» (había quienes opinaban que la izquierda tenía que usar un «tono más doctoral») y a la «independencia política» de la revista. Esta era la crítica más dura: muchos militantes del MLN-T consideraban que la revista debía «dar más línea», «servir para organizar a la gente», «aportarle elementos teóricos e ideológicos». Cuando, gracias a la in-termediación de Hugo Batalla ante el Ministerio de Defensa, el MLN-T accedió a su propia radio (Panamericana, inaugurada el 19 de junio de 1988), Canalda dejó su puesto en Mate Amargo y fue sustituido por Diego Piccardo. Bajo la orientación de Canalda, la radio llevó adelante un estilo de comunicación similar al de Mate Amargo. Las mismas críticas que antes llovían contra la revista, empezaron a caer sobre la radio.

El Frente JuvenilEn el marco del proceso de reorganización del MLN-T se constituyó

en 1985 el Frente Estudiantil. Se estructuraba en tres «mesas» (Secun-daria, Universidad y UTU) dirigidas por un secretariado en el que se combinaban dos generaciones de militantes estudiantiles, la de quienes habían pasado por el Frente Estudiantil Revolucionario-68 (como Re-ggina Stratta, Julio Calzada y Renato Taboada) y la de quienes habían

de coma. Hay mucha información sobre este tema en la prensa de la época. Ver, por ejemplo, Alternativa Socialista, N°183, 27 de Julio de 1989.

34 Sendic es recordado con mucho cariño y admiración por los ex dirigentes del Frente Juvenil. Todos insistieron en que Sendic los estimulaba a captar las novedades del desarrollosocial,enparticular,elavancecientíficoytecnológico.Paraello,aveces,invitaba a las reuniones del Frente Juvenil a expertos en estos temas: «un día nos presentó a un compañero que había estudiado en Francia y trabajaba en el Instituto

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participado en la organización de las nuevas asociaciones de estudiantes (ASCEEP-FES,ASCEEP-FEUU)alfinaldeladictadura(comoMiguelIdoyaga).

En 1987, a propuesta del propio Frente Estudiantil, se formó el Frente Juvenil del MLN-T. Se consideraba que la problemática estudiantil era una de las dimensiones relevantes del problema, más general, de los jóvenes uruguayos. Desde el comienzo, el Frente Juvenil se estructuró como uno de los «frentes de masas» de la organización. Se le reconocía, porende,unpapelespecíficorelevanteyciertaautonomíaoperativa.Su vínculo con el Comité Ejecutivo del MLN-T fue, entre 1985 y 1989, Eduardo León Duter. Durante el segundo semestre de 1989 León Duter fue sustituido en esta tarea por Jorge Zabalza en el marco de un incremen-to notorio de la tensión entre el Frente Juvenil y el «aparato» del MLN-T.

El Frente Juvenil tenía una intensa actividad en el movimiento es-tudiantil, tanto en Secundaria como en la Universidad. Sin embargo, además, logró tener una presencia fuerte en actividades de base territo-rial, como la Coordinadora Anti-Razzias, conformada durante el primer semestre de 1989.32 Las movilizaciones contra las razzias se terminaron transformando en un problema para el Presidente Sanguinetti. El 27 de julio, al día siguiente de la muerte de Guillermo Machado,33 Antonio Marchesano debió renunciar al cargo de Ministro del Interior.

El Frente Juvenil tuvo una relación muy especial con Raúl Sendic. Siempre que podía, el líder tupamaro participaba en las reuniones del Secretariado del Frente Juvenil en las que solía hablar de los temas que más le interesaban en ese momento como las promesas y desafíos deldesarrollocientíficoytecnológico.34 La empatía con Sendic no se alimentaba sólo de mística. La mayoría de los integrantes del Frente Juvenil coincidían con el planteo frentegrandista. Tenían una vocación muy especial y una indudable aptitud para el trabajo con los movimientos de masas. Al mismo tiempo, como el propio Sendic, tenían poco afecto

Pasteur: era Ricardo Ehrlich». 35 Testimonio de dirigentes del Frente Juvenil. Entrevista del autor. 36 Andrés Cultelli (1921-2003) fue el principal referente teórico de los proletarios.

Fue militante del Partido Socialista, edil de la Junta Departamental de Montevideo, licenciado en Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias, administrador del diario Época, militante de la UTAA y fundador del MLN-T. Fue uno de los que más teorizó, desde comienzos de los 70 hasta mediados de los 90’, acerca de la necesidad de dotar al MLN-T de una ideología coherente y de una teoría de la

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Pegotín de la «Coordinadora Juvenil contra las Razzias» (1989).

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por el Frente Amplio y escaso interés en la lucha electoral.

También los acercaba a Sendic su preocupación por la integración de científicos,técnicosyprofesionalesalapolítica:«Sendicnosubestima-ba a los universitarios. No en vano, él mismo se había graduado como Procurador y había ejercido su profesión».35 Para el Frente Juvenil este aspecto era muy importante. En aquél MLN-T no era fácil explicar que un militante tuviera, además del proyecto político, un proyecto personal: terminar una carrera universitaria, ejercer una profesión, construir un hogar.

Este último aspecto les hacía sentir un respeto especial por el ingenie-ro Jorge Manera, quien se reintegró a la militancia en el MLN-T (hasta su «licencia» en 1989, Ver Anexo) pero, al mismo tiempo, reconstruyó su vida familiar y laboral. Desde luego, también reivindicaban de Ma-nera su insistencia en que el militante tupamaro debía distinguirse en el movimiento popular por ciertos «Valores Ideológicos Básicos»: hones-tidad,modestia,espíritudesacrificio,tenacidad,disciplina,creatividad,iniciativa, concordancia entre la idea y la acción, trabajo colectivo, lenguaje claro y sencillo, respeto por la opinión ajena, etc. Los VIB, como los denominó la «cultura del acrónimo» tupamara, fueron tema de discusión permanente dentro la organización. Los militantes del Frente Juvenil compartían esta visión casi espartana de la militancia, teorizada porManera,queveíanencarnadaendiferentesfigurasdelmovimientorevolucionario, desde el Che Guevara al propio Sendic.

revolución apoyada en el marxismo-leninismo. 37 De todos modos, y para no presentar una idea demasiado esquemática de una in-

terna ciertamente muy compleja, hay que mencionar que muchas dirigentes que no pertenecían a la línea de los proletarios, apoyaron el «documento de los 22» en la IV Convención. Entre ellos puede mencionarse a Alba Antúnez, Rodríguez Beletti, David Cámpora y León Duter. Testimonio de Zabalza. Entrevista del autor.

38 MLN-T,«IVConvención,Objetivosfinales»,p.3,1987.39 MLN-T,«IVConvención,Objetivosfinales»,p.3,1987.40 MLN-T,«IVConvención,Objetivosfinales»,p.3-4,1987.41 Testimonio de Jorge Zabalza. Entrevista del autor. 42 MLN-T, «Boletín interno n°8», 31-07-85.43 Testimonio de Fernández Huidobro. Entrevista del autor. 44 Testimonio de Irma Leites. Entrevista del autor.45 Testimonio de Alba Antúnez. Entrevista del autor.46 Discurso de José Mujica, en el Acto Festival del Movimiento de Independientes 26

de Marzo «en Uruguay». Sábado 17 de Marzo de 1985. Ver Anexo. 47 Reportaje de Edmundo Canalda a López Balestra, Hugo Batalla y José Mujica,

«Hacia una propuesta popular», en Mate Amargo, 21 de octubre de 1987. 48 Testimonios de Roberto Villanueva y Jorge Zabalza. Entrevistas del autor. 49 Testimonio de Zabalza. Entrevista del autor.

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ProletariosEn el Frente Sindical y entre los militantes de los barrios de la periferia

norte y oeste de Montevideo (Zonales 3 y 4) prevalecían los proletarios. Algunos de los más destacados integrantes de esta corriente eran Julio Marenales, Andrés Cultelli,36 Mario De León, Jorge Zabalza, Nora Castro, Roberto Villanueva, Irma Leites y Hugo Leytón.

Unamanerasencilladedefinirlosconsisteendecirquefueronelpoloopuesto de los frentegrandistas. Al debatir la autocrítica, habían tendido a coincidir en explicar la derrota de la organización por sus «carencias» ideológicas y teóricas, y por la baja presencia de obreros. Para ellos era fundamental que el MLN-T abrazara el marxismo-leninismo y jerarqui-zara el papel de la clase obrera como actor central del proceso revolucio-nario. Insistían mucho en la importancia de la instrucción política en el marxismo-leninismo, priorizaban la inserción en el movimiento sindical y reclamaban el reclutamiento de obreros. En este sentido, representan la continuidaddelalíneadereflexiónautocríticadequienesreclamaron,enViña del Mar, un giro marxista-leninista y la «peludización» del MLN-T, de la «Tendencia Proletaria» de Andrés Cultelli en el exilio, y de la otra «Tendencia Proletaria», constituida en el Penal de Libertad.

Mientras que los frentegrandistas tendían a ver el escenario de la de-mocracia restaurada como una oportunidad para el movimiento popular, para los proletarios, no había que hacerse ilusiones: la democracia seguía siendo, como habían enseñado Marx y Bakunin, una forma especialmente sutil de dominación social. Esta democracia uruguaya, en particular era, en realidad, una «democracia tutelada», hija de la transición pactada entre partidos y militares.

Mientras que los frentegrandistas depositaban sus expectativas en la posibilidad de grandes alianzas políticas y sociales que permitieran hacer avanzar un programa mínimo de soluciones a la crisis, los proletarios 50 La relación de Sendic con el MLN-T desde 1985 hasta su muerte fue tormentosa.

De hecho, fue el único dirigente que, a comienzos de 1985, argumentó que los tupa-maros no debían reorganizar el MLN-T sino integrarse a los movimientos sociales. Muchos de sus compañeros llegaron a creer que Sendic tenía secuelas sicológicas demasiado profundas por los años de durísimo cautiverio (Blixen 2000: 318-321). De hecho, aunque fue electo para el Comité Central, participaba muy poco en las discusiones. Cuando quería generar un hecho político, salía de la organización y recurría directamente a la opinión pública a través de los medios de prensa.

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vislumbraban, a mediano plazo, un fuerte ascenso de la lucha de clases que sería inexorablemente seguido por un endurecimiento de la represión contra el movimiento popular. Este proceso desembocaría, a su vez, en una «confrontación generalizada». El MLN-T debía prepararse política y militarmente en esa perspectiva, para convertir ese «nuevo 73», ahora sí, en una insurrección popular triunfante.

Así como los frentegrandistas se concentraron en construir amplios canales de comunicación con la sociedad, los proletarios, consecuentes con su visión de las causas de la derrota del 72, procuraron en esta etapa que el MLN-T profundizara en la elaboración de su teoría de la revolu-ción, se blindara ideológicamente y fortaleciera su componente obrero. Por eso mismo, tuvieron una participación decisiva en la elaboración de las «resoluciones» de la IV Convención (celebrada entre el 19, 20 y 21 de junio de 1987 en el Platense Patín Club) y lograron que los documen-tosdelMLN-Treflejaran,enbuenamedida,suvisióndelacoyunturapolítica y del proceso revolucionario. De hecho, las resoluciones del IV Convención recogieron las propuestas contenidas en el denominado «documento de los 22», redactado por Andrés Cultelli, Jorge Zabalza, Julio Marenales y Roberto Villanueva.37

El planteo estratégico aprobado por el MLN-T en la IV Convención, en líneas generales, era similar al formulado durante los años de la guerrilla: se seguía pensando el proceso revolucionario uruguayo de acuerdo al esquema etapista clásico en los años sesenta (primera fase democrática de liberación nacional, seguida de una segunda fase socia-lista) y se seguía enunciando la necesidad de construir la «fuerza motriz de la revolución» (el «frente de liberación nacional»), integrado por muy diversos sectores sociales.

Sin embargo, el avance de las posiciones marxistas y leninistas defendidas muy especialmente por los proletarios se manifestó en un cambio importante: en la IV Convención los tupamaros explicitaron que «en el Uruguay, la clase obrera juega el rol directriz y determinante en la lucha por la liberación nacional y el socialismo».38 Al mismo tiempo, más como concesión a Sendic y los frentegrandistas que por convicción, el documento incorporó la idea de Frente Grande, pero planteada en los 51 Discurso de Sendic en el Estadio Franzini, 19/12/87. Página web del MLN-T: http://

www.chasque.net/mlnweb/

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términossiguientes:«ElFrenteGrandeseráelreflejo,enlossocialypolíticoenlaluchacontraelcapitalfinancieroyporlademocraciaymarcará un paso en el camino hacia la construcción del futuro frente de liberación nacional».39 El planteamiento estratégico, como es de orden en las organizaciones revolucionarias, venía seguido de una tesis sobre las «vías» de la revolución. En la IV Convención este tema se formuló en los términos siguientes:

«Se entiende por vía, el camino por el cual va a transitar el pro-ceso hacia la toma del poder. Que la vía sea pacífica o violenta no depende sólo de las fuerzas populares, sino también, de las fuerzas reaccionarias que se oponen a las transformaciones necesarias y que históricamente han utilizado todos los medios a su alcance, incluso las armas, para oponerse al cambio.

1) Para llevar adelante los cambios estructurales es necesario resolver la cuestión del poder y la vía para alcanzarlo.

2) Debemos desarrollar un proceso de acumulación de fuerzas políticas y sociales, de organización y de formación ideoló-gica.

3) Este proceso va a ser largo; en él caben avances y retrocesos. En ese camino hacia el poder se irán produciendo cambios en la correlación de fuerzas a favor del pueblo.

4) En dicha confrontación, los enemigos del pueblo recurren a todos los resortes del poder del Estado para liquidar todo intento que afecte sus intereses.

5) El pueblo va a desarrollar distintas formas de lucha. Ellas van a depender de condiciones objetivas y subjetivas (con-ciencia, organización y dirección revolucionaria). Las con-diciones objetivas determinan a las subjetivas, mediando como dinamizadora la organización revolucionaria. Es tarea de la organización revolucionaria impulsar el desarrollo de la conciencia política de las masas en el marco de la lucha

52 Reportaje a Sendic, Las bases, año III, 10 de junio de 1987, Montevideo, p. 10.53 Reportaje a Sendic, Las bases, año III, 10 de junio de 1987, Montevideo, p.9.54 Testimonio de Eduardo Bonomi. Entrevista del autor. 55 Discurso de Sendic en el Estadio Franzini, 19/12/87. Página web del MLN-T: http://

www.chasque.net/mlnweb/56 Los principales documentos de esta polémica son los editoriales de Mate Amargo

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de clases. De igual manera debe impulsar la formación de distintos instrumentos organizativos que encaucen la par-ticipación de las masas en la lucha revolucionaria en sus distintas formas.

6) Todo este proceso culminará en una confrontación generali-zada, donde la lucha política expresada en distintas formas llevará a la solución final de esta contradicción, ya que ins-taurará un régimen popular, democrático y revolucionario que sustituirá el aparato de que se valen las clases dominantes para la defensa de sus intereses».40

Esta idea («todo este proceso culminará en una confrontación gene-ralizada») aparecía muy frecuentemente en los documentos sobre estra-tegia del MLN-T de esta etapa. Los tupamaros seguían pensando que la violencia revolucionaria era inevitable como «partera» de la revolución.

Los proletarios se ocuparon también de promover que el MLN-T montara«escuelasdecuadros»conlafinalidaddeimpartircursosso-bre materialismo histórico, materialismo dialéctico, economía política, historia y realidad nacional, historia de los procesos revolucionarios. Asimismo, se elaboró una «bibliografía mínima» de estudio, obligatoria par todos los militantes del MLN-T», sobre la base de «obras de Marx, Engels y Lenin», aunque se admitía la posibilidad de incluir, además, otrosautores.Enlamismalíneadeintensificareltrabajoideológicoyteórico, obtuvieron el apoyo necesario para crear una revista teórica (Comité Central de setiembre de 1986). En junio de 1987 apareció el primer número de Germen,bajoladireccióndeMariodeLeón(figuradestacada del Frente Sindical). El consejo de redacción estaba inte-grado por Ricardo García, Irma Leites y Hugo Leytón. También, y en forma paralela a Mate Amargo, se editó el quincenario Tupamaro, bajo la dirección de Jorge Zabalza, con fuerte contenido ideológico y baja repercusión fuera del MLN-T.

De todos modos, aunque su prioridad fuera la reconstrucción del «aparato» del MLN-T, los proletarios asignaban una gran importancia a la construcción de los vínculos con «las masas», especialmente en las zonas de concentración obrera. Desarrollando esta idea, dijo Zabalza en

del2dediciembre(«Elcompásdeesperallegaasufin»)ylosdeldiariocomunistaLa Hora del viernes 4 de diciembre («Los iluminados salvadores de siempre») y

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el marco de este trabajo: «La primera mateada se organizó en La Teja, ex Plaza Lafone. La organizaron los del grupo MLN-T del barrio (…). En ese momento eran todos proletarios y recién liberados. La idea de la mateada fue tomada por Rodríguez Beletti y los «celestes» (ex seispun-tistas) que organizaron el taller de propaganda y extendieron la práctica a todo el Uruguay. O sea que los proletarios nos dábamos maña en la búsqueda de instrumentos para establecer vínculos con las masas».41

Las «mateadas» tuvieron mucho éxito. Eran actos barriales, sin pro-tocolo ni estrado, en el que los dirigentes tupamaros, munidos solamente de un micrófono, dialogaban con los vecinos. Según un boletín interno cumplían un doble cometido: «Las mateadas constituyen la demostración clara de que el MLN se mueve en el marco de la legalidad vigente. Que el pueblo vea de cerca a los terroristas y asesinos de la leyenda negra, que el pueblo conozca de cerca las caras que aparecían desfiguradas en la prensa burguesa. Y, el conocimiento o, mejor dicho, el reconocimien-to, es mutuo. Los amnistiados y los desexilados reconocen las caras, las múltiples caras, que ofrece el pueblo uruguayo».42

Proletarios y comunistasLa importancia dada por los proletarios al problema ideológico, y a

la necesidad de elaborar una teoría de la revolución uruguaya apoyada con absoluta coherencia en el marxismo-leninismo, los acercaba a las posiciones tradicionalmente sostenidas por el Partido Comunista uru-guayo. Recuérdese que, desde la instalación del MLN-T en adelante, el PCU había polemizado muy duramente con los tupamaros. Es posible que el extenso contacto entre comunistas y tupamaros en la cárcel haya dejado una huella en los tupamaros y reforzado la posición de quienes venían propiciando, siguiendo la brecha abierta por el Simposio de Viña del Mar, una autocrítica ideológica dentro del MLN-T.

De acuerdo a los testimonios de Fernández Huidobro y de Irma Leitesestahipótesisesplausible.Lainfluenciadeloscomunistassediopor muchas vías, en la cárcel, en el exilio. «Hubo muchos tupas que se fueron lisa y llanamente al PC y otros que se quedaron pero adoptaron la teoría completa», señaló Fernández Huidobro.43 Según él, consciente o inconscientemente llevaban adelante algunos de los planteos históri-

del martes 8 de diciembre («El Frente Grande y la vocación unitaria»). El MLN-T defendióoficialmentesupolíticadealianzasenelactorealizadoenelestadioLuisFranzini. El editorial de Mate Amargo había sido escrito por Edmundo Canalda.

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cosdeloscomunistas.RefiriéndosealadirecciónquellevóadelanteelSimposio de Viña del Mar, pero disparando, por elevación, contra los proletarios que seguían actuando dentro y fuera del MLN-T, escribió: «Por otra parte, nadie ignora que esta tesis: ‘el MLN es una organización pequeñoburguesa’, tenía y tiene autor con derechos legítimos (los demás eran y son vergonzantes plagiarios. La ‘tesis’ fue, desde mucho antes, el gran caballo de batalla de la más grande fuerza cultural y política de la izquierda uruguaya: el Partido Comunista» (Fernández Huidobro 2001: 46).

IrmaLeitestambiénseñalólainfluenciadeloscomunistassobrelaspresas del MLN-T:

«El contacto con el Partido Comunista en la cárcel incidió muchísimo en los compañeros del MLN. Esta incidencia no fue positiva, fue negativa. Muchas compañeras y compañeros salieron de la cárcel afiliados al PC. [...]. De todos modos, la autocrítica que dice que nos faltó teoría revolucionaria, aunque coincidía con lo que podían decirnos los comunistas, tuvo raíces autónomas. Desde el comienzo hubo en el MLN gente que rei-vindicó la necesidad de la formación, de estudiar otros procesos revolucionarios de otros países. [...]. Hubo compañeros nuestros que aceptaron cursos de formación que se instrumentaron en la cárcel, por ejemplo en Punta Rieles, donde las compañeras del PC eran las que hablaban del marxismo leninismo, de la de la teoría del Partido de Lenin… Las compañeras del MLN no podían contrarrestar esto. El militante promedio del MLN tenía menos manejo de la teoría que el del PC. [...]. Además, hay otro tema, las comunistas tenían más años de militancia social. Nosotras éramos más jóvenes, 19, 20 años».44

Ni proletarios, ni frentegrandistasEn el fondo, proletarios y frentegrandistas se disputaban la tradición

tupamara. La corriente conformada en torno a Sendic era la mejor expre-sión de la enorme ambición política del MLN-T inicial, siempre orientado a encontrar el atajo hacia el poder y la revolución; de su sorprendente

Desde La Hora, contestó Esteban Valenti, secretario de propaganda del PCU. Desde el MLN se encomendó la continuación del debate a Jorge Torres.

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capacidad para pensar el proceso de cambios progresistas en Uruguay de un modo diferente, rompiendo con los moldes teóricos del resto de laizquierda;desudesconfianzarespectoalleninismoycualquierotroenfoque dogmático; de su enorme tolerancia a la diversidad teórica e ideológica dentro de la organización revolucionaria. La corriente de los proletarios era la expresión de otra faceta básica de la identidad del MLN-T inicial: su convicción en el papel decisivo e irremplazable de la lucha armada, su predisposición hacia los aspectos militares de la lucha revolucionaria, su vocación por transgredir los límites institucionales del Estado y de la legalidad, su desapego respecto a las «formalidades» democráticas.

Había una tercera corriente que también pretendía ser la más auténtica expresióndelamejortradicióntupamara.Nosesentíanidentificadosconninguno de los dos polos. Compartían algunas de las ideas de unos y de otros. Salvo Sendic, que claramente lideraba una de las corrientes y el trío integrado por Jorge Zabalza, Julio Marenales y Andrés Cultelli, que aparecían como los principales referentes de la otra, la mayoría de los «rehenes» y de los dirigentes históricos del MLN-T formaban parte de este subconjunto. Además, se inclinaba hacia esta suerte de punto medio la mayoría de los militantes tupamaros que habían ayudado a reconstruir el Movimiento 26 de Marzo «en Uruguay», desde comienzos de la dé-cada del ochenta. Los principales referentes de esta posición intermedia y esencialmente articuladora eran Eleuterio Fernández Huidobro y José Mujica. Junto a ellos, hay que mencionar también a Jorge Quartino, Eduardo León Duter y Eduardo Bonomi.

Comonotuvieronunaidentidadclaramentedefinida,nocorrespondehablar de una corriente de opinión propiamente dicha. Pese a su hete-rogeneidad, jugaron un papel muy importante en la articulación de las diferencias entre los dos polos y, por ende, fueron decisivos en la con-servación de la unidad de la organización. Expresaron, en este sentido, otro de los aspectos más destacados de la matriz original del MLN-T: su capacidad para hacer convivir diferentes ideologías y enfoques políticos.

Aunquenoera enesemomentoundirigente tan influyente comoFernández Huidobro, José Mujica jugó un papel muy importante en la preservación de la unidad del MLN-T. El testimonio de Alba Antúnez

57 Discurso de Fernández Huidobro en el Estadio Franzini, 19/12/87. Página web del MLN-T: http://www.chasque.net/mlnweb/

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es especialmente esclarecedor:

«Mujica fue importantísimo en la primera época de la reorgani-zación. Desde el principio jugó un papel de articulador funda-mental. Sin él no hubiera sido posible mantener el MLN. Él hizo los equilibrios internos, era como una bisagra: entre los viejos; entre los viejos y los jóvenes; entre las distintas tendencias; en-tre el MLN y otros sectores políticos. Era capaz de articular las posiciones más extremas. Entendía las historias y los dramas de los viejos. Pero también entendía los planteos nuevos».45

Desde el comienzo, Mujica apostó a conciliar las diferencias internas y no a radicalizarlas. Fue un factor de unidad y no de ruptura. Mujica pensaba que era muy importante que los tupamaros lograran reorgani-zarse. Para ello, la «dirección histórica» y los «rehenes» tenían un papel decisivo a jugar. Así lo dijo en su primer discurso público, en el acto organizado por el Movimiento 26 de Marzo «en Uruguay» en el Platense, el 17 de marzo de 1985:

«Y no venimos a llorar nuestros dolores y nuestras penas, sim-plemente a dejar bien clarito que el puñado de viejos que van quedando tiene nítidamente claro que apenas es un palito, que debe funcionar, para que la colmena se aglomere en rededor: lo esencial no es el palito, sino la colmena».46

No fue el único que jugó este papel. A su manera, también Fernández Huidobro fue un factor de unidad. Con la misma facilidad que Mujica era capaz de acercar personas y generaciones, Fernández Huidobro mezclaba palabras y visiones teóricas. Por eso mismo, por su destreza para cons-truir soluciones eclécticas en el plano de la teoría, Eleuterio Fernández Huidobro ha jugado siempre un papel destacado en la elaboración de los documentos teóricos del MLN-T.

Ciertamente, en este grupo intermedio podían reconocerse matices. Algunos, como Mujica, mostraban mayor simpatía por las tesis de los frentegrandistas que por las de los proletarios. En un reportaje en Mate Amargo de octubre de 1987, formulaba estas ideas en los términos si-guientes:

58 La Declaración Constitutiva puede leerse completa en Fernández Huidobro (2001:

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«En la encrucijada que vive el país hay que ponerle el hombro desinteresadamente a planteos que vistos desde un ángulo teórico ortodoxo pueden parecer reformistas. Con esta prevención: si el instrumento político nos da como para plantear una nacionaliza-ción de la banca, es posible que la propia oligarquía nos venga a romper los huesos. (…). Si nos equivocamos en la prevención que tenemos, con esa desconfianza de viejo mochilero, llegará el momento de decir: ‘tenemos que hacernos la autocrítica, en este país fue posible a un costo social menor realizar cambios que nosotros pensábamos que la oligarquía no iba a permitir’. (…). No siento ninguna clase de rubor y, es más, creo que es un paso revolucionario, poner el hombro desinteresadamente a cualquier fórmula política que le de participación a gente para luchar por tres o cuatro cambios que son fundamentales, y en última instancia, que la historia defina cuál es la verdadera actitud revolucionaria».47

En el eje frentegrandistas-proletarios, Fernández Huidobro se acer-caba más a algunas posiciones de los proletarios. Ciertamente, tenía grandes diferencias con ellos en el terreno teórico. No suscribía la expli-cación «ideológica» de la derrota del 72. Para este dirigente, la derrota había sido militar y no teórica o ideológica. Sin embargo, coincidía con los proletarios en numerosos aspectos de coyuntura y estrategia, desde la crítica al manejo de los medios de comunicación realizado por los frentegrandistas, hasta la reivindicación de la necesidad de combatir el «retroceso ideológico» en la izquierda mediante la consolidación de un «polo revolucionario» al interior del Frente Amplio. También se acercaba a los proletarios en la valoración de la centralidad que debían tener los te-mas militares en cualquier organización pretendidamente revolucionaria.

4.4. una interna disputada y equilibrada

En la IV Convención ninguna de las tendencias logró prevalecer decididamente sobre las otras. Los principales referentes del ala «pro-

63-67).59 MLN-T, «Informe del Comité Central a la IV Convención Nacional. La coyuntura»,

19 de Abril de 1987. 60 Discurso de Fernández Huidobro en el acto del MLN-T en el Franzini, 19/12/87.

Página web MLN-T: http://www.chasque.net/mlnweb/

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letaria» y marxista-leninista tuvieron, como se dijo líneas arriba, una participación decisiva en la redacción de los documentos estratégicos pero, según la práctica habitual en el MLN-T, debieron incorporar (en aras de la unidad) algunos de los principales puntos de vista de las otras corrientesdeopinión.Eleclecticismoserefleja,porejemplo,enquelapropuesta de un Frente Grande (la obsesión de Sendic) convive con la convocatoria a la creación del «polo revolucionario» al interior del FA (laideafijadequienesquerían«lucharcontralastendenciasreformistas»dentro de la coalición de izquierda) y con la perspectiva, a largo plazo, de la «confrontación generalizada» (que caracterizaba muy especialmente a los proletarios). A la hora de elegir el nuevo Comité Central, los prole-tarios quedaron en minoría frente al peso político de los otros dirigentes históricos como Fernández Huidobro y Sendic. Los proletarios ganaron las principales batallas ideológicas pero no la conducción política.48

El equilibrio entre las distintas tendencias se componía de otros fac-tores. Los proletarioseranmuyinfluyentesdentrodelaorganizaciónpero tenían relativamente poco peso en la sociedad. De hecho, hicieron un gran esfuerzo por insertarse en el movimiento sindical pero les resultó muy difícil romper el predominio impuesto por el Partido Comunista y otras organizaciones de izquierda, luego del derrumbe del PCU. Aun así, los proletarios lograron tener un papel importante en varios sindicatos enlosqueanimaronconflictosderelieve.EntreellosdebemencionarseCUTCSA (Freddy Ardusso), SUANP (Jorge Balmelli y Néstor Luisis), ANCAP (Embert Martínez), El Espinillar (Catanni y Aramburu), AFE (Silvia Carrero y Carmen Melo), UNTMRA (especialmente en el con-flictodeISABELLA),FUNSA(JulioRosa),SUNCA(agrupación«20demayo»), Magisterio (Nora Castro), y los sindicatos de la industria de la bebida y de la química (especialmente en COLAGEL y Juan Benzoe).49

Participación del MLN-T en la composiciónde la dirección sindical (1985 -2003)

CONGRESO III 1985 IV 1990 V 1993 VI 1996 VII 2001 VIII 2003MLN/MPP 1 1 0 1 2 1TOTAL 16 14 16 13 13 13

Fuente: elaboración propia a partir de Doglio, Senatore y Yaffé (2004: 258).

61 «MLN-T: fortalecer la izquierda», reportaje a Eduardo León Duter, Mate Amargo,

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Las ideas generadas desde la familia tupamara que tenían mayor im-pacto público eran, desde luego, las de Raúl Sendic. Como vimos, dentro del MLN-T sus posiciones eran apoyadas por una corriente minoritaria. De hecho, todos los testimonios coinciden en que la participación de Sendic en la vida de la organización durante esa época era marginal.50 Sin embargo, las mismas ideas que eran tomadas con reticencia por la mayoría de sus compañeros generaban verdaderos terremotos políticos fuera de la organización. Esto se debe, al menos, a tres razones. En primer lugar, Sendic había sido y seguía siendo el principal símbolo del MLN-T.Loqueéldijera,másalládelosdocumentosoficialesdelasconvenciones y de las resoluciones de los distintos órganos de dirección delMLN-T,era,paratodoelmundo,laposiciónoficialdelostupamaros.Ensegundolugar,comosedijounpocomásarriba,elinfluyenteaparatode medios de comunicación (la cara más visible del MLN-T) reproducía, en esencia, los planteos frentegrandistas de Sendic. En tercer lugar, la propuesta del Frente Grande logró una repercusión pública muy especial porque despertó una fuerte resistencia en importantes sectores del Frente Amplio. Observemos este tema un poco más de cerca.

4.5. el pleito entre amplitud y profundidad

En realidad, a lo largo de todos estos años, la relación entre el MLN-T yelFAfuemuyconflictiva.Porunlado,el11deabrilde1986,JoséMu-jica, David Cámpora, Washington Rodríguez Belletti y Luis Rosadilla, en nombre del Comité Ejecutivo del MLN-T, enviaron una carta al Plenario del Frente Amplio solicitando formalmente el ingreso del MLN-T a la coalición de izquierda. Fundamentaban esta solicitud de ingreso en «razo-nes históricas» y «motivos actuales» (MLN-T 1989: 29). Entre las razones

5/03/1989. 62 En el n°167 de Brecha, publicado el viernes 3 de febrero de 1989, puede leerse el

comunicado del Comité Ejecutivo del MLN-T y algunos fragmentos de la declara-ción de rechazo aprobada por la Mesa Política del Frente Amplio. De paso, vale la pena señalar que el Comité Editorial de Brecha cuestionó en términos muy severos la posición de los atacantes de La Tablada y la declaración del MLN-T. Sobre esto último se dice: «Pero el MLN-T no se expide claramente sobre estas consecuencias nefastasdelataque,queélmismocalificade‘equivocacióngrave’.Elcasonoquedacerrado invocando la paz de los muertos [...]. Ahorremos muertos. Ansiemos menos

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históricas, los tupamaros invocaban, en primer lugar, la «Declaración del MLN-T de adhesión al Frente Amplio», dada a conocer públicamente en diciembre de 1970. En este documento, manifestaron no creer que en el Uruguay, se pudiera «llegar a la revolución por las elecciones»: «no es válido–decían,refiriéndosealcasochileno–trasladarlasexperienciasde otros países». Y agregaban: «Mantenemos nuestras diferencias de métodos con las organizaciones que forman el frente y con la valoración táctica del evidente objetivo del mismo: ganar las elecciones. Sin embar-go, consideramos conveniente plantear nuestro apoyo al Frente Amplio». Valoraban al Frente Amplio como un «importante intento de unir a las fuerzas que lucha contra la oligarquía y el capital extranjero» (MLN-T 1989: 11). En segundo lugar, entre las «razones históricas», invocaban la creación del Movimiento de Independientes 26 de Marzo y la activa participación de sus militantes en los comités de base del FA, desde 1971enadelante.Además,sejustificabalasolicituddeingresoapelandoa «motivos actuales»: «se fundan en el interés y deber del MLN-T de fortalecer la alianza de las fuerzas antiimperialistas y antioligárquicas de este país». Luego, el documento hace referencia a las distintas instancias orgánicas en las que los tupamaros debatieron y aprobaron el ingreso al FA, desde la Asamblea representativa de delegados realizada el 1° de setiembre de 1985 hasta la reunión del Comité Central del 2 de marzo de1986quediofinal«prolongadoyestudiosoanálisis»delapolíticaaseguir hacia el FA por parte del MLN-T (MLN-T 1989: 29).

Por otro lado, al mismo tiempo que esperaban que el FA tramitara su solicitud, los tupamaros cuestionaban muy severamente la política llevada adelante por la dirección frenteamplista y lanzaban la polémica propuesta de un Frente Grande. En el fondo, seguían pensando, como en 1971, que el FA, tal como estaba integrado y posicionado políticamente, no era una herramienta demasiado útil para el proceso de cambios en el país.Enprimerlugar,elFAnoerasuficientemente«combativo».Paralostupamaros,elFA,fielalatradiciónreformistadelamayoríadelospartidos que lo integraban, llevaba adelante un estilo de oposición timora-to, contemporizador. Los tupamaros consideraban que seguía imperando la lógica «acuerdista» que había llevado a la izquierda al Pacto del Club Naval. Una de las consecuencias más negativas de este estilo «acuerdista» es que desmoralizaba y desmovilizaba a la militancia. Esta crítica estaba dirigida directamente contra Líber Seregni y el Partido Comunista.

En segundo lugar, tampoco las propuestas programáticas del FA

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conformaban a los tupamaros. Contra lo que podía esperarse teniendo en cuenta que lo que procuraba Sendic, otra vez, era construir un atajo al poder, desde el punto de vista programático, su propuesta de Frente Grande estaba «a la izquierda» de los planteos del FA en 1987. El propio Sendic lo subrayó en el mismo acto de diciembre 1987, realizado pocos díasdespuésdefinalizadoelICongresoOrdinariodelFA:

«Deploramos que sobre una estafa descomunal como la deuda externa, no hubiera salido en el último Congreso del Frente Am-plio una rotunda posición de no pago como salió en la reu-nión de centrales sindicales, sino una moderada y contemporizadora rebaja de intereses y demás, que no cuestiona a la deuda en sí [...]. En definitiva, estamos por la unidad, por la unidad sin exclu-siones. Pero no reunirnos para transar, para contemporizar con el gobierno. Tampoco estamos para transar con el que transa».51

En tercer lugar, los tupamaros pensaban que el FA no constituía una herramienta útil para llevar adelante cambios porque era, apenas, una fuerza «montevideana». Decía Sendic, en 1987, con toda crudeza: «En el 71 se propició el voto dentro del Frente Amplio, pero seguimos con la tesituradeunFrenteGrandesobrotodoteniendoencuentalaineficien-cia del Frente Amplio en el interior del país, que no es un movimiento nacional sino montevideano [...]. Vemos como elemento fundamental para crear un movimiento nacional el ingreso de nuevas fuerzas [...]».52 Aquí es donde ingresaba la propuesta de Frente Grande. Había que construir, rápidamente, un atajo al poder, incorporando nuevas fuerzas progresistas. Según el MLN-T, el FA no daba nuevos pasos en el camino hacia la unidad de las «fuerzas progresistas» porque en él predomina-ban intereses menores, «el intento de copar». Según Sendic, en algunos sectores predominaba el «cálculo pequeño»: «si hacemos un frente más amplio capaz que no somos mayoría en él, si nos unimos con otra gente quién sabe cómo queda la correlación de fuerzas acá».53

Resumiendo, y para decirlo en los términos de Przeworski y Sprague, durante estos años, para los tupamaros el FA carecía, a la vez, de amplitud y de profundidad.Supolíticadealianzasnoerasuficientementeambicio-sa. Su programa tampoco. Aunque los grados de cariño hacia el FA eran variados dentro de la organización (era un poco mayor que el promedio entre los militantes que provenían del 26 de Marzo) era evidente que los

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tupamaros no demostraban un gran entusiasmo hacia el FA.

Por eso mismo, y teniendo en cuenta que la falta de simpatía era re-cíproca (transcurridos casi dos años desde la solicitud formal de ingreso el FA no se había expedido sobre el asunto), durante 1987 Raúl Sendic llegó a plantear la posibilidad de intentar crear un Frente Grande sin el Frente Amplio.

Según el testimonio de Eduardo Bonomi, esta idea fue defendida por Sendic en el Comité Central durante el segundo semestre de 1987, en el marcodelasdiscusionespreviasalasdefinicionesestratégicasdelaIVConvención: «Durante las discusiones en el CC de 1987, viendo que no prosperaba el pedido de ingreso, Sendic planteó que no había que insistir con el ingreso al FA y que el MLN tenía que tener candidato presidencial propio, acumulando de alguna forma con el FA. La posición no prosperó en el CC».54Afinesdediciembre,Sendicinsistiópúblicamenteenestaidea en el acto del MLN-T en el Estadio Franzini:

«Hoy, el Frente Amplio ya ha resuelto, digamos, su versión de Frente Grande, o sea una alianza con sectores políticos con los cuales pueda tener una coincidencia programática. Pero tendrán muchas dificultades para llevarlo a cabo. El Partido Nacional, que se había fermentado en sectores enfrentados cuando el voto a la ley de impunidad, ya se está recomponiendo y ofrece un frente interno bastante consolidado. La estrategia de su directorio es tener una sucursal a la derecha y otra a la izquierda y recolectar votos de todos lados (…). Hoy día tendría que haber un gran empuje del pueblo, una expresión de deseo de unidad, como aquella del Obelisco del ’83, para obligar a las cúpulas políti-cas a modificar sus cálculos. Hoy es, sobre todo el votante del Partido Nacional, el que debe pedir cuentas a sus dirigentes. Él votó a un Partido Nacional que tenía una posición frontal contra los militares golpistas, al punto que su principal dirigente estaba preso. Él votó contra la banca extranjerizada, y por una reforma del campo a través de aquel programa que se le planteó como «Nuestro compromiso con usted». El compromiso no se cumplió y ahora los sectores que más o menos se mantuvieron fieles a él, mártires evitables en América Latina y más procesos que efectivamente avancen

hacia la liberación nacional y social de nuestros países». 63 Mate Amargo, n°60, 1° de febrero de 1989. 64 Revista Aquí, 29 de agosto de 1989, reportaje de Luis Udaquiola a Carlos Casares,

«Autocrítica sin renegar», p. 11.

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parece que van a sumar sus votos con los que lo traicionaron, por conveniencia electoral. Era un compromiso con usted y usted tiene derecho a pedir cuentas. Frente a este panorama tenemos que construir la unidad desde abajo. Tal vez lo que los dirigen-tes políticos no consigan, lo logremos trabajando desde abajo, pacientemente, codo a codo, con hombres y mujeres de distintas tendencias. Tal vez los desengañados de algunos políticos no estén tan desarmados. Tal vez todos los condenados a vivir a la intemperie podamos unirnos. Tal vez, incluso, logremos una fórmula electoral (…)».55

Diciembre de 1987 fue el momento más tenso de la relación entre el MLN-T y el FA. Días antes del acto del MLN-T, con el telón de fondo del I Congreso Ordinario del FA, había estallado una fuerte polémica entre Mate Amargo y La Hora, el diario que expresaba los puntos de vista del Partido Comunista del Uruguay.56 La polémica fue desencadenada por un editorial muy duro de Mate Amargo publicado el 2 de diciembre en el que se reiteraban algunas de las críticas clásicas hacia el FA y se anunciaba la perspectiva de una «nueva unidad»:

«En el Frente Amplio, por otra parte, se desdibujan propuestas, conductas y hasta objetivos; y como consecuencia de ello, decae el apoyo activo de la gran columna frenteamplista independiente [...]. Cunden las vacilaciones y ya ni siquiera es lo más impor-tante el problema de los ingresos, sino la falta de perspectivas de un proyecto que parece renegar de sus acuerdos constitutivos en aras de una, por lo menos torpe, estrategia electoral. Y así se pierde por la ‘izquierda’ y por la ‘derecha’, pues si de elegir ‘moderados’ se trata, ¿no es más atractivo un candidato de par-tido tradicional? Quizás la manera de salir del brete en que está la izquierda (encerrada en sus propias carencias y por iniciativa de la derecha), sea proponerse las nuevas formas políticas que unifiquen y proyecten el fenómeno más importante a nivel de grandes sectores: la formación de un Frente Popular que junte, con chance cierta, al país de alternativa. La tierra de nadie a donde se retiran los militantes frenteamplistas decepcionados es la misma que habitan también las huestes blancas traicionadas

65 Desde 1986 hasta 1996, Mate Amargo, tuvo siete directores: Edmundo Canalda (julio

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por su dirección partidaria. Y en esa tierra de nadie está ger-minando la semilla de la nueva unidad. La hora de la espera se termina».

El editorial generó un revuelo de proporciones en la izquierda. Apenas dos días después, los comunistas salieron al cruce y avivaron todavía más la polémica, acusando a los tupamaros de no haber aprendido nada del pasado, y de ser los «iluminados salvadores de siempre»:

«Resulta difícil de creer, pero nos rendimos ante la evidencia: hay fuerzas políticas que no aprenden absolutamente nada de la historia, que no han sido capaces del mínimo análisis autocrítico y siguen juzgando a los demás con la soberbia de los iluminados, de los únicos, clarividentes que se han asignado la misión de guiar como lazarillos a todos los partidos de izquierda [...]. El MLN diseñó –aunque no explícitamente– toda su política sobre la base de ‘unificarnos’ a todos detrás del liderazgo opositor de Ferreira Aldunate. Como el ‘método’ como supremo mecanismo para ‘iluminar y despertar’ al pueblo no dio resultado, ahora hay que sustituirlo por otro atajo, el del personaje ilustre. La histo-ria es implacable con estas ilusiones y esquemas, y la mayoría del PN, a pesar de los cantos de sirenas entre las ‘tentaciones’ populistas y frentegrandistas del MLN y sus intereses de clase, decidió una vez más elegir por la impunidad, por las zonas fran-cas, la compra de bancos fundidos y el apoyo al plan colorado».

1986-1988, cuando pasa a dirigir Radio Panamericana), Diego Piccardo (1988-mar-zo1989), Eleuterio Fernández Huidobro (marzo 1989 a marzo 1990), Jorge Zabalza (marzo 1990 a noviembre de 1992), Roberto Villanueva (noviembre 1992 a mayo 1993, cuando pasa a dirigir Radio Panamericana), José López Mercao (junio 1993 a julio 1994) y Eduardo Bonomi (setiembre 1994 en adelante). Con Bonomi como director, empezó la Tercera Época. La Cuarta Época del Mate empezó en setiembre de 2000. Dejó de publicarse en diciembre de 2002.

66 Los datos de audiencia y cobertura de Mate Amargo y Radio Panamericana fueron

86 u Adolfo Garcé

El editorial de Mate Amargonosólohabíageneradoconflictoshaciafuera de la organización. También despertó críticas dentro de ella. Un documento interno sostenía que los tupamaros debían «estar abiertos a reconocer errores propios, como el que [...] cometió, en cuanto a la oportunidad y algunos aspectos de estilo, el mencionado editorial del 2 de diciembre» (MLN-T 1989: 80). De todos modos, vale la pena sub-rayar que el MLN-T, como organización, no cuestionó el contenido del editorial.

Desde luego, tanto Mujica como Fernández Huidobro se esforzaron por argumentar que el Frente Amplio y el Frente Grande no eran ideas contradictorias. En el Acto del Franzini en diciembre de 1987, Fernández Huidobro había formulado esta idea en los términos siguientes:

«Nuestra idea de Frente Grande busca acumular fuerzas para los cambios urgentes, para enfrentar la crisis y para la resistencia al fascismo. Para la creación también de mayores niveles de conciencia. Constituye un avance nuevo en el proceso de unidad popular que no lo entendemos paralizado, ni lo queremos para-lizar. No es de ninguna manera, nunca lo fue, antagónico con el Frente Amplio, ¡todo lo contrario! Nosotros somos partidarios de que el Frente Amplio sea la vanguardia en la postulación de esta idea, y trataríamos por todos los medios de convencer a los compañeros del Frente Amplio que deben tomar y enarbolar ellos, en bloque, esta bandera».57

La relación con el FA siguió siendo muy tensa a lo largo de todo el año1988.Sinembargo,lacampañaderecoleccióndefirmasconcentrólos principales esfuerzos de la izquierda. El alejamiento de la lista 99 y del PDC, generó la oportunidad que habilitó el ingreso de todos los gruposquelohabíansolicitado.El20demayo,finalmente,pordecisióndel Plenario del FA, el MLN-T pasó a formar parte de la coalición de izquierda. Simultáneamente, se creaba el Movimiento de Participación Popular.

cedidos gentilmente por Equipos-Mori. Mi agradecimiento a César Aguiar y Leonardo Quintana.

67 Testimonio de Jorge Zabalza. Entrevista del autor.

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El «polo revolucionario» en el FA: la creación del MPPLa idea de combatir el «reformismo» desde dentro del FA no era nue-

va. Con ese objetivo, a principios de 1973, el MLN-T había propiciado, a través del Movimiento de Independientes 26 de Marzo, la creación de la «Corriente». En esta fracción, además del 26 de Marzo, participaban, entre otros, la lista 99 de Zelmar Michelini, la Unión Popular del senador Enrique Erro y el Movimiento de Independientes 26 de Marzo. Según su Declaración Constitutiva, «uno de los objetivos fundamentales de la Corriente será contribuir a un mayor dinamismo del Frente Amplio, procurandoquesulíneaseacadavezmásunitaria,firmeycombativa».58

En el Informe del CC del MLN-T a la IV Convención, luego de carac-terizar la etapa como un tiempo de «fortalecimiento del frente burgués», los tupamaros insistieron en la idea de recrear la experiencia de la «Co-rriente»: «Aún en la presente y difícil coyuntura que vive el movimiento popular, el MLN-T no debe cejar en sus esfuerzos por aglutinar un polo revolucionario entre las fuerzas que integran o no el FA. Mantener el mutuo respeto, la solidaridad y la cooperación práctica con todas las organizaciones políticas de la izquierda y centro del país. No agredir, pero no dejar de sostener, fraternalmente, los principios revolucionarios. Luchar con argumentos e ideas para cambiar un estado de cosas que, a la larga, desalentará a las grandes masas. Nuestra experiencia de los últimos dos años nos indica que las direcciones de casi todas esas fuerzas políticas, han caído en el retroceso ideológico». 59

Fue en estos términos, precisamente, que Fernández Huidobro planteó por primera vez públicamente la propuesta de recrear la experiencia de la «Corriente». En el ya referido acto del Franzini de diciembre de 1987 terminó su discurso diciendo:

«El MLN, por mi boca y en este acto, se ofrece, acepta ese de-safío histórico del pasado y del futuro, llama y convoca a todos

68 Brecha, 7 de setiembre de 1990, p. 8, nota de Roger Rodríguez, «5ª Convención: El MLN rompe el silencio».

69 Estos pasajes fueron tomados de un documento de circulación interna, elaborado por Roberto Villanueva antes de la V Convención (marzo de 1990).

70 Julio Marenales, «La cuestión del Frente Juvenil», documento sin fecha, pero anterior

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nuestros fraternales compañeros del pasado, hermanados con nosotros en muchas cosas, a cumplir esa tarea histórica. Tres entonces son nuestras propuestas, compañeros: el Frente Gran-de; el Frente Amplio; y un movimiento político que exprese a quienes hoy –viejos y jóvenes, organizaciones o militantes inde-pendientes– estamos por el poder popular, pleno, plural, libre, participativo, sin hegemonismos, sin aparateos, solidario, por la unidad sin exclusiones, contra las burocracias, los autoritaris-mos, los dogmas, independiente, que tenga, de ser posible, tam-bién una expresión electoral concreta a la que vamos a apoyar, porque vamos a participar activamente en las elecciones, y que sea revolucionario, que luche sin ningún lugar a dudas por la liberación nacional y por el socialismo».60

Durante 1988 y comienzos de 1989 se realizaron múltiples contactos con vistas a la creación del nuevo grupo. Según el relato de Mazzeo (2005:27-29), en la construcción del MPP fueron decisivos algunos diri-gentes del MLN-T como Fernández Huidobro, Jorge Quartino, Eduardo León Duter, Eduardo Bonomi, el PVP, representado fundamentalmente por Hugo Cores y Carlos Coitiño, y un puñado de independientes como Carlos María Gutiérrez, Helios Sarthou, Jorge Durán Mattos y Marcos Abelenda.

El MPP, como antes la «Corriente», nació luchando contra el «re-formismo». Para muchos tupamaros, entre ellos, Fernández Huidobro, las grandes alianzas populares en las que insistían los frentegrandistas eran compatibles con el fortalecimientodel perfil revolucionario delFrente Amplio. Pero insistían en que el Frente Amplio no debía despla-zarse hacia el centro. En plena crisis del Frente Amplio, a comienzos de 1989, Eduardo León Duter exponía la posición del Comité Ejecutivo del MLN-T en los siguientes términos:

«Muchos todavía se preguntan qué pasó, por qué se fue Bata-lla. Nosotros tenemos una interpretación: creemos que dentro del PGP, [...], ha triunfado la postura de quienes desde 1985 vienen planteando una emigración a posiciones «centristas», a abril de 1989.

71 Scarcela murió en un confuso episodio policial en Rocha. Perdomo, que había sido uno de los integrantes del comando tupamaro que participó en el operativo que culminó con cuatro soldados muertos el 18 de mayo de 1972, debió huir del país cuandosucredencialcívicafueencontradaenlaescenadeunasaltoafinesdeabril

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Tapa del folleto que reúne los discursos del acto del MLN-T en el Estadio Franzini, realizado en diciembre de 1987.

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un alejamiento de la izquierda definiendo un espacio de «cen-troizquierda», apostando a otros tipos de salidas diferentes a las que postulaba el Frente Amplio. [...]. Desde la izquierda, donde nosotros estamos ubicados, advertimos que un «corrimiento» hacia ese centro no fortalece al movimiento popular sino que implica un debilitamiento. Los grupos de izquierda que se co-rren hacia allí terminan transformándose en grupos de centro. [...]. No sirve la táctica de correrse al centro para favorecer al surgimiento de ese sistema de alianzas. Y menos la de romper la unidad de la izquierda con ese objetivo».61

El MLN-T y el asalto a La TabladaUna prueba adicional de cómo se combinaban amplitud y profundidad

en el MLN-T de estos años fue la posición asumida por la organización ante el asalto al cuartel de La Tablada en Argentina. En la madrugada del 23 de enero de 1989, medio centenar de guerrilleros del Movimiento Todos por la Patria (MTP) orientado por el ex líder del Ejército Revolu-cionario del Pueblo (ERP) Enrique Gorriarán Merlo, atacaron el cuartel del Regimiento 3 de La Tablada (Capital Federal) en el cual, según la información que manejaban, se estaba gestando un nuevo complot militar de los «carapintadas» (en la línea del levantamiento del coronel Aldo Rico en marzo de 1987 y del amotinamiento en Campo de Mayo que lideró el coronel Mohamed Ali Seineldín en diciembre de 1988).

Este hecho generó una polémica muy fuerte entre el MLN-T y el resto de la izquierda. Mientras la Mesa Política del Frente Amplio declaraba su«másfirmerechazoalasaccionesfoquistasoterroristasdecualquiersignoutilizadascomométodoparaellogrodefinespolíticos»,elComitéEjecutivo del MLN-T emitía una declaración en la que la solidaridad con los caídos prevalecía notoriamente sobre la crítica al ataque armado: «los compañeros se equivocaron gravemente según nuestra humilde opinión de orientales que no conocen a fondo ni sufren en carne propia la situación argentina. Pero son compañeros y pagaron con su vida. Ya

de 1991. A raíz de ese incidente, además, fue expulsado por «indisciplina grave» del CC del MLN-T en julio de 1991. Curiosamente, Ricardo Perdomo había sido de los

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essuficiente.Ahorahayquetener,aunquemásnosea,unpocoderes-peto y vergüenza con los caídos».62 La solidaridad con el MTP no fue mera retórica: de hecho, el MLN-T tenía una estrecha relación política con el MTP y puso militantes y estructura logística al servicio de esta organización luego del ataque fallido a La Tablada.

La posición del Comité Ejecutivo del MLN-T fue acompañada rotun-damente por Sendic quien, incluso, elogió algunos aspectos militares de la operación: «La parte del operativo que culminó con la toma del cuartel es impresionante [...]: era una base supuestamente inexpugnable de los carapintadas y entraron en ella y en el cuartel vecino exitosamente».63 La posición de Sendic fue terminante: más allá del acierto o el error en cuanto a la oportunidad de la acción realizada, los atacantes de La Tablada eran revolucionarios y los tupamaros debían ser solidarios con ellos (Blixen 2000: 335).

4.6. el debate sobre la participación en listas electorales

El MLN-T ingresó al FA, convocó a la formación del MPP pero no autorizó a sus miembros a integrar las listas para la elección de noviembre de 1989. No fue una decisión cupular ni antojadiza. En realidad, los tupa-maros venían discutiendo sobre qué posición adoptar en esta instancia por lo menos desde la IV Convención. El debate se procesó en sus principales instancias orgánicas: Comité Ejecutivo, Comité Central y en asambleas zonales de militantes. Incluso, a pedido expreso del MPP, volvieron a discutir su posición contraria a la participación electoral en un Comité Centralampliadoconvocadoexclusivamenteconesefin(20deagostode1989).Laposicióninicialseratificóporqueeralaquereflejabamejor

pocos proletarios que se habían pronunciado a favor de la inclusión de tupamaros en las listas del MPP en 1989. Freddy Ardusso participó en el asalto a otro local del BPS, en setiembre de 1998. Sobre ese episodio volveré más adelante.

72 MLN-T, «Informe de la CAI Ampliada», 1° de Junio de 1990. 73 MLN-T, Frente Sindical, V Convención, Documento Preconvencional, «Profundizar

al MLN-T en una organización de cuadros y militantes en lo interno y en el trabajo de masa en lo externo, como las formas más válidas para participar efectivamente en todo el desarrollo de la lucha de clases». Sin fecha (aproximadamente, marzo de 1990).

74 MLN-T, Frente Juvenil, Tercera Asamblea Nacional de Militantes. Sin fecha (apro-ximadamente 1989).

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a la mayoría de los militantes. Los testimonios coinciden en que si los partidarios de integrar listas al Parlamento hubieran intentado forzar el apoyo de la organización a esta posición, el MLN-T se hubiera quebrado.

En este tema, como suele ocurrir en la historia del MLN-T, preva-lecieronlosargumentosdecoyunturasobrelasjustificacionesteóricaso derivadas de principios. Por ejemplo, los frentegrandistas tendían a estar en contra. Pero no por razones de principios sino de coyuntura. Pensaban que la inclusión de tupamaros en las listas del MPP podía ser contraproducente desde el punto de vista político, y separar al MLN-T de la gente. Algunos, como por ejemplo los integrantes del Frente Ju-venil, llegaban a esta conclusión tomando nota del clima de creciente malestarydesconfianzahacialospartidospolíticosquepercibíanenlasorganizaciones sociales en las que estaban insertos. Otros, como Canalda y Piccardo, priorizaban una línea de razonamiento diferente: pensaban que era un grave error político sumergir a los dirigentes tupamaros en listas electorales de un MPP estrecho, concebido como «polo ideológico revolucionario».

En ese pronunciamiento negativo a la participación en listas al Parlamento se mezclaron razones políticas y cuestiones emocionales. Las razones políticas no necesariamente derivaban de un rechazo a la democracia en el plano de los principios. En realidad, muchos tupama-ros pensaban, como los integrantes del Frente Juvenil, que la gente más descreída de la política podía no entender esta decisión. Pero más impor-tante que el factor racional fue el emocional. Decía Carlos Casares en un reportaje en la revista Aquí: «Creo que hay un sentimiento generalizado entre muchísimos viejos militantes del MLN-T que hoy no consiguen ver del todo a sus compañeros en el papel de parlamentarios. Tal vez sea un proceso de maduración, de tiempo, pero objetivamente existe y nosotros lo valoramos».64

Esta decisión fue muy mal recibida por el MPP, que le reclamó con insistencia al MLN-T que autorizara la inclusión de los nombres de algunos ex guerrilleros en las listas para la elección a cargos nacionales y departamentales de noviembre de 1989. En particular, a nadie se le escapaba que, durante esos años, Eleuterio Fernández Huidobro se había

75 «Enbuscadeconfluencias»,semanarioBrecha, 25 de octubre de 1991, p. 8. 76 ElconflictodeCUTCSAestallóacomienzosde1988.FueencabezadoporFreddy

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transformado en un personaje muy popular dentro de la izquierda más radical. Antes de 1985, se sabía que había tenido un papel fundamental en la creación del movimiento guerrillero, en la redacción de sus principales documentos teóricos, y en la preparación y ejecución de importantes operativos militares. A partir de la inserción del MLN-T en la legalidad, muy rápidamente, Fernández Huidobro exhibió públicamente nuevos atributos políticos, en particular, una peculiar capacidad para la comunica-ción tanto escrita como oral. En esos años, escribió numerosas columnas para Mate Amargo y algunos de sus principales libros sobre la peripecia del movimiento guerrillero. Era, desde luego, uno de los dirigentes más demandados para participar en las «mateadas». Su popularidad dentro delaizquierdaradicalquedódemanifiestoenlaeleccióndeladirecciónnacional del MPP celebrada el 1° de julio de 1989. Participaron en el escrutinio cerca de 4.000 adherentes. Fernández Huidobro fue el dirigente más votado, con 2.339 votos, seguido de Helios Sarthou con 2.317. Sin embargo, el MPP debió esperar al año 1994 para poder contar con él, y con otros tupamaros, en sus listas.

Ardusso, del Frente Sindical del MLN-T, integrante de la dirección del Zonal 4. Fueunodelosconflictosmásdurosdelaépoca.Nofaltaronlos«miguelitos»ylosómnibus incendiados.

77 Testimonios de integrantes del Frente Juvenil. Entrevista del autor.

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5.el iMaginario insurreccional

(1989-1994)

«Si nuestro análisis de la crisis es correcto y la

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acumulación de fuerzas se produce, el Uruguaymarcha hacia la confrontación y el Golpe de Estado».

Tesis sobre Estrategia de la V Convención Nacional MLN-T

Junio 1990

El segundo período en la historia reciente del MLN-T comenzó con lamuertedeRaúlSendicafinesdeabrilde1989yllegóhastafinesde1994 o comienzos de 1995. Mientras que durante los primeros años de la reorganización las distintas corrientes internas habían logrado coexistir deunmodorelativamentepacífico,reconociéndosegrandeszonasdemutua autonomía y distribuyéndose recursos de poder, durante esta se-gunda fase, los proletarios desencandenaron una ofensiva por el control de la organización. Mientras que el equilibrio entre frentegrandistas y proletarios había tenido como consecuencia que el MLN-T tuviera, desde 1985 a 1989, una línea que intentaba compatibilizar máxima amplitud con máxima profundidad, durante los siguientes 5 años, el predominio de los proletarios y el retroceso de los frentegrandistas determinó una disminución notoria en la búsqueda de la amplitud y un giro fuerte en la perspectiva de la profundidad.

Uno de los primeros bastiones de poder político interno perdidos por los frentegrandistas fue el control de los medios de comunicación. Durante 1989, Zabalza y los proletarios, con el decisivo apoyo de Fer-nández Huidobro, desplazaron a los frentegrandistas de la dirección de los medios de comunicación: a principios de 1989 y de 1990, Piccardo y Canalda fueron relevados respectivamente de la dirección de Mate Amar-go y radio CX 44.65 A partir de ese momento, estos medios cambiarán ostensiblemente su política de comunicación y perderán penetración en la opinión pública.66

Fuente: Equipos - Mori

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El debilitamiento de la línea frentegrandista no fue únicamente la consecuencia de la muerte de Sendic. Tres hechos políticos exógenos contribuyeron a jaquearla. En primer lugar, el ostensible debilitamiento de los sectores «progresistas» en el Partido Nacional y el Partido Colora-do. De hecho, en el Partido Nacional, la fracción liberal (el Herrerismo) recuperó su histórica hegemonía desplazando a los sectores de centro izquierda (el wilsonismo) que habían predominado entre 1971 y 1984. En segundo lugar, el ingreso del MLN-T al FA obligó a los tupamaros a tenerundiscursopúblicomenoscrítico.Entercerlugar,laratificación

78 MLN-T, Frente Juvenil, «Política interna», setiembre de 1990.79 Coincidieron en este punto tanto los dirigentes del Frente Juvenil consultados como

los jefes de la línea proletaria. Entrevistas del autor. 80 Elmanifiestode«los45»puedeleerseenLa República, domingo 13 de octubre de

1991. 81 Lalistadelos135firmantesapareceenlaedicióndeldomingo17denoviembre

de 1991, del diario La República. SegúnRogerRodríguez«Entre losfirmantes[...]sedestacanfigurasvinculadasalaUnióndeJuventudesComunistas(UJC),laVertiente Artiguista, el grupo disidente del Frente Juvenil del MLN-T, y militantes de diversa extracción que acompañaron el llamado en calidad de independientes. No aparecenentrelosfirmantesdirigentesdelaJuventudSocialistanidelMovimiento

de la Ley que impedía juzgar y castigar a los responsables de las violaciones a los Derechos Humanos durante la

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dictadura, fortaleció la posición de quienes sostenían que el «aparato represivo» no vacilaría en castigar nuevamente al «movimiento popular» cuandoseintensificaranuevamentelaluchadeclases.

Este último punto era un motivo de gran preocupación dentro del MLN-T. Muchos militantes tupamaros, desde 1985 en adelante, con-vivieron con la incomodísima sensación de que podían, en cualquier momento, ser atacados por algún nuevo «escuadrón de la muerte». Esta sensación de peligro se profundizó durante la campaña de recolección defirmasquehizoposiblequelaciudadaníafueraconsultadaacercadesi mantener o derogar la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado. A los tupamaros les preocupaba mucho cómo reaccionarían las FFAA en caso de triunfar la derogación de la Ley. Uno de los escenarios que consideraban probable era el de un ataque selectivo de los militares contra organizaciones de izquierda, entre ellas, contra el MLN-T.

El referéndum se llevó a acabo el 16 de abril de 1989. Por decisión de su Comité Ejecutivo, desde el 15 hasta el 17 de abril la estructura del MLN-T permaneció en lo que ellos mismos denominan «estado de reserva». El MLN-T se «sumergió» en la clandestinidad durante 48 horas: «nadie durmió en su casa, los contactos con la organización se hacían en la calle».67

5.1. la V convención

Prologada por una etapa preconvencional muy tensa, entre junio y julio de 1990, en las instalaciones del Platense Patín Club, se celebró la V Convención del MLN-T. Fue la Convención del misterio. En aquel momento, los tupamaros se negaron a explicitar claramente los debates ocurridos en el Platense («de eso no se habla»). Recién en setiembre, dosmesesdespuésdefinalizadalaconvención,JoséMujicayEduardoBonomi accedieron a responder, aunque elípticamente, un reportaje de Roger Rodríguez para Brecha. En esa entrevista Mujica reconoció la existenciadeunpactodesilencioquejustificóenlostérminossiguientes:«La Convención decidió que determinadas cosas se dicen y que de otras

de Participación Popular». Brecha, 22 de noviembre de 1991, p. 7.

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no se habla. [...]. Queremos mantener el derecho [a la reserva] que tiene una organización que se precia de ser de militantes y que procura ser de cuadros, que sabe que los procesos de cambio dependen del grado de participación de las masas, que reconoce que no hay ninguna vanguardia esclarecida que represente a una clase social, [...], que tiene un pasado revolucionario y tiene un porvenir revolucionario, porque si no fuera así el grueso de los compañeros que estamos en el MLN nos iríamos».68 A pesar del pacto de silencio, en aquel momento trascendió que el Frente Juvenil se había retirado de la Convención.

¿Qué pasó en la V Convención? En nombre de la necesidad de construir una Organización Político Militar clasista, marxista-leninista, coherente política e ideológicamente, los proletarios provocaron el aleja-miento del Frente Juvenil, que terminó de concretarse el 29 de diciembre de 1990. A la pasada, saldaron cuentas con Edmundo Canalda.

El malestar con Canalda venía de lejos. En realidad, su clara alineación en posiciones frentegrandistas disgustaba a muchos militantes tupamaros. Los proletarios querían que los medios de prensa dedicaran más espacio a los problemas del mundo sindical y cumpliera un papel más importante desde el punto de vista de la formación ideológica y teórica de los mili-tantes tupamaros. A otros les molestaba muy especialmente la insistencia en la crítica pública al FA y el recurrente llamado a la ampliación de las alianzas. En particular, habían censurado, como vimos, especialmente por razones de oportunidad, la publicación del editorial «El compás de esperallegaasufin»quedesató,endiciembrede1987,unadurísimapolémica con otras fuerzas de izquierda.

Al morir Sendic, Canalda había perdido su principal apoyo interno. Durante el segundo semestre de 1989 su situación como director de Radio Panamericana se hizo cada vez más difícil. Por eso mismo, en febrero de 1990, al regresar de sus vacaciones de verano, Canalda, simultáneamen-te a su destitución de la dirección de la radio decidida por el ejecutivo del MLN, presentó su renuncia a la dirección de programación que le fue asignada y al MLN-T. Varios integrantes del CC (entre ellos, Julio Marenales, Jorge Zabalza, Roberto Villanueva, Ricardo García y Andrés

82 MLN-T, «Plan de trabajo 1991/1992», 1990. 83 MLN-T, V Convención, Documento preconvencional, «Estrategia», 1990. 84 MLN-T, «Aportes al análisis de la nueva coyuntura», diciembre de 1989.

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José Mujica y Eduardo Bonomi accedieron a responder algunas preguntas para Brecha.

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Cultelli) presentaron una moción rechazando el pedido de renuncia de CanaldaysolicitandosuexpulsióndelasfilasdelMLN-Tpor«actitu-des desleales» hacia la organización. La moción no fue tratada por la V Convención. Pero la expulsión de Canalda se concretó unos meses después, en la reunión del Comité Central del 11 de noviembre de 1990.

Tanto la carta de Canalda como los documentos internos elaborados por otros miembros de la dirección durante el proceso de debate previo a su expulsión ilustran la intensidad de la confrontación ideológica, teórica y política entre proletarios y frentegrandistas. Uno de los ejes centrales de estas diferencias fue enunciado por Canalda en su carta de renuncia (ver Anexo) en los términos siguientes:

«El MLN parecería conducido a ser la ultraizquierda organizada del FA mientras que otros hemos trabajado por un MLN frente-grandista, bregando por la unidad de la izquierda –no sólo del FA–, removedor de las caducas estructuras políticas del país. En ese sentido la muerte de Sendic –tan olvidado en sus conceptos como usado en fotografías– marca el fin de una etapa».

Simultáneamente,RobertoVillanueva, unode losfirmantes de lamoción de expulsión y claro representante de la línea proletaria decía:

«El alejamiento de Edmundo Canalda del MLN-T, así como los fundamentos que presenta para el mismo, dejan al descubierto los aspectos esenciales de las contradicciones existentes en el seno de la organización. [...]. Es ilusorio pensar en un MLN-T monolítico. No es esa tampoco la intención. Es necesario pen-sar un MLN-T coherente, comprometido con la lucha popular y con los intereses de la revolución a nivel nacional, latinoa-mericano y mundial Es en este punto donde estaría planteada la contradicción [...]. Tal vez sea Canalda quien sostiene por primera vez tan claramente una de las «corrientes de opinión» que han estado en lucha dentro de la organización. La próxima Convención Nacional deberá resolver esta discusión. Deberá definir qué organización necesitamos para seguir trabajando con perspectiva revolucionaria. Esta es la gran interrogante que deja planteada la renuncia de Canalda: ¿Movimiento so-cial y espontáneo sin teoría revolucionaria, sin vanguardia, sin organización política u organización de cuadros y militantes?

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Más sencillamente:¿movimiento de coordinación popular u organización de revolucionarios?».69

Además de presionar a favor de la expulsión de Canalda, los proleta-rios confrontaron duramente con el Frente Juvenil, provocando la salida de un centenar de cuadros y militantes jóvenes.

Los proletarios contra el Frente JuvenilMientras Sendic vivió, el Frente Juvenil pudo desarrollar una políti-

ca relativamente autónoma con respecto a la del «aparato». Desde una parte importante de la estructura del MLN-T, la autonomía del FJ era considerada «una desviación teórica». En un documento escrito un poco antes del Referéndum, decía Julio Marenales:

«El MLN-T precisa un organismo específico para el trabajo político con los jóvenes. Para cubrir esa área se ha creado el Frente Juvenil. [...]. Como estructura específica para la labor política entre los jóvenes, el FJ, como todos los frentes del MLN, debe de actuar con grados de autonomía táctica [...]. Pero esa autonomía táctica [...] no puede llegar al extremo de ignorar lo que tácticamente tiene planteado como conjunto el MLN-T».70

La situación era similar a la de los medios de comunicación. Buena parte de la estructura del MLN-T y muy especialmente los proletarios, consideraban que tanto los medios de comunicación como el FJ tenían niveles de autonomía excesivos. Mientras Sendic vivió no les fue posible intentarmodificarestarealidadporqueambos,mediosdecomunicacióny estructura juvenil, gozaban de su protección política.

Durante la etapa preconvencional, la temperatura del enfrentamiento había subido mucho, entre otras razones, a raíz de las denuncias de «vio-laciones a los derechos humanos» realizadas por el Frente Juvenil contra la Dirección del Zonal 4 que dirigía Jorge Zabalza. Vale la pena recordar quiénes formaban parte de esta Dirección y sus trayectorias posteriores. En ese momento, estaba integrada, entre otros, por Jorge Zabalza, Was-hington Muniz, Rony Scarcela, Ricardo Perdomo y Freddy Ardusso.71 85 MLN-T, «Resoluciones de la V Convención», junio-julio 1990.86 Información aportada por militantes del MLN-T. 87 Testimonios de militantes tupamaros que participaron en el viaje a Libia.

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Durante un curso de formación impartido por la Comisión de Ingresos del Zonal 4 a aspirantes a incorporarse al Frente Juvenil del MLN-T, los encargados del curso orquestaron un simulacro de interrogatorio policial. Según el documento de la investigación interna realizada por la CAI (Comisión de Asuntos Internos), «la bajada de pantalones a dos compañeros generó una situación de incomodidad en ellos y en algunos participantes». Y agrega: «Entendemos explicable y válido que esos compañeros se hayan sentido incómodos [...]. Debemos destacar que la utilización de situaciones que no se adecuan a la realidad actual, son erróneas desde el punto de vista político. Entendemos que tomarla como medio para el objetivo buscado, es entrar en un terreno peligroso por cuanto puede tener efectos distorsionantes para la evolución política de los compañeros, máxime cuando se trata de nivel de ingresos». Según el informe interno, los denunciantes habrían exagerado la situación: «la CAI ampliada entiende que hay que desterrar la práctica incorrecta y casi terrorista de hacer acusaciones exageradas de un hecho para atacar un planteo político contrario al que se sustenta. Las ideas deben ser combatidas con ideas, no con maniobras si queremos seguir utilizando el estilo ‘tupa’ para resolver nuestras contradicciones internas».72

En ese clima de alta tensión entre proletarios y FJ se llegó a la V Convención.¿Cuáleraelcentrodelapolémica?Elconflictoentreestosdos grupos no tenía que ver con la perspectiva de la lucha armada: para ambos, tarde o temprano, la cuestión militar era insoslayable. Las dife-rencias estaban centradas en otros aspectos fundamentales de la acción política. Los proletarios querían profundizar la estructuración del MLN-T como Organización Político Militar (OPM). Por eso mismo el episodio del simulacro de interrogatorio en el Zonal 4 era tan trascendente. Para

88 Brecha, «La previsible decisión frenteamplista. El MRO y el camino de la intempe-rie», nota de Enrique Roldós, 29 de noviembre de 1991.

89 El MLN-T estructuró tres Regionales: Montevideo, Interior y Exterior. Cada Re-gional se dividía en Zonales. Los zonales eran estructuras intermedias de dirección. En Montevideo hubo 5. En 1987 sus responsables eran: Zonal 1: Ricardo García, Zonal 2: Jorge Selves, Zonal 3: Roberto Villanueva, Zonal 4: Jorge Zabalza, Zonal 5: José Mujica.

90 La relación entre los partidos políticos y la creación de asentamientos irregulares no ha sido, hasta la fecha, estudiada sistemáticamente. Algunos testimonios coinciden en que no sólo los tupamaros organizaron ocupaciones de terrenos públicos y privados. Algunos especialistas señalan que también comunistas y colorados lideraron este tipodeactividadafinesdeladécadadelochentaycomienzosdelosnoventa.Debo

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los proletarios, era imprescindible supervisar la «calidad» de los ingresos para velar por la «seguridad interna». Desde luego, preferían «militan-tes probados» (que hubieran pasado por la experiencia de la tortura y la cárcel) a los recién ingresados, especialmente si no provenían de la «clase obrera».

¿Qué quería decir convertir al MLN-T en una Organización Político Militar? Dejemos que lo expliquen los propios «proletarios». En un documento elaborado por el Frente Sindical antes de la V Convención se decía:

«El MLN es la única organización de la izquierda uruguaya que rescató o impulsó en su práctica al cuadro y la organización político-militar. Si pensamos en una organización política de-bemos verla como una organización de combate, que organiza y dirige a las masas, buscando los caminos que conduzcan al asalto definitivo del poder. Para ello necesitamos los cuadros y la mentalidad político-militar [...]. En la situación actual de-bemos ir elaborando la estrategia político-militar resolviendo los problemas de la práctica cotidiana en el enfrentamiento de la lucha de clases, insertos en el pueblo. Es deber y obligación de los tupamaros volcar su experiencia en el pueblo [...]. Plan-tearnos el aparato político militar sólo por el aparato sería desconocer la derrota del pasado. [...]. Nuestra propuesta es la de una organización de cuadros y militantes con mentalidad político militar, inserto en la masa».73

Los proletarios querían que el MLN-T se preparara rápidamente para la hipótesis de un nuevo enfrentamiento militar. En cambio, la prioridad absolutadelFJeraeltrabajodirectoconlasmasas.Másespecíficamente,el FJ se había propuesto construir una suerte de «frente grande juvenil», la Organización Política Juvenil (OPJ):

«La OPJ es una herramienta estratégica del MLN-T y su FJ que construye esa herramienta de intermediación para llegar a organizar y movilizar sectores de la juventud uruguaya hacia su organización como sector social [...]. Debemos tener presente

este punto a Salvador Schelotto, Decano de la Facultad de Arquitectura y jerarca de la Intendencia Municipal de Montevideo entre 1990 y 1991.

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que el marco de acumulación es cualitativamente distinto al del MPP; acumula jóvenes de todos los pelos que comparten una metodología y un programa que no es frenteamplista y tampoco MPPista».74

El pleito puede resumirse así: mientras que el Frente Juvenil quería, siguiendo la línea impulsada por Sendic, priorizar la amplitud maximi-zando la inserción en las masas y la construcción de coaliciones sociales, los proletarios estaban decididos a enfocar al MLN-T hacia una política de mayor profundidad, siempre pensando en acelerar el momento de la «confrontación generalizada» y la revolución. Los proletarios, en el fon-do, temían el ascenso del FJ. Les parecía estar asistiendo a la reedición delprocesovividoenelMLN-Tafinesdelossesenta,cuandoseverificóun fuerte ingreso de estudiantes a la organización. Según ellos, dicho contingente estudiantil, de clase media, había debilitado ideológicamente a la organización. Combatiendo al FJ, pretendían estar inmunizando a la organización contra una patología ya vivida.

Otheguy, uno de los dirigentes del FJ, recordó para Brecha las razo-nes de la ruptura en estos términos: «Las diferencias con la dirección del MLN-T fueron de fondo. El proceso de discusión antes y durante la Convención marcó diferencias estratégicas al generarse una polarización. Nosotros vemos el país en forma diferente al MLN-T y eso generó que se confrontaran proyectos distintos. Se rechazó nuestra propuesta y se nos acusó de pequeño-burgueses, de no haber sabido lo que fue la cárcel, de no ser claramente revolucionarios y de apostar al espontaneísmo».75 Ladesconfianza de losproletarios hacia el Frente Juvenil derivaba, básicamente, de prejuicios ideológicos. Durante los años previos, los cuadros del Frente Juvenil habían mostrado un alto nivel de compromiso con la organización. No habían dudado en participar en las actividades de entrenamiento militar, en el apoyo a la huelga de CUTCSA en 1988 76 o en las tareas, ciertamente riesgosas, de solidaridad activa con los

91 Las conclusiones del informe de la Comisión Especial pueden leerse en el Expe-diente N° 96-003390 de la Junta Departamental, Resolución N° 6.948. Agradezco al Arquitecto Jaime Igorra su ayuda en este punto. La Comisión Especial para el estudio de la problemática de los asentamientos funcionó durante el período en el que, precisamente, Jorge Zabalza se desempeñó como Presidente de la Junta.

92 En el II Congreso del MPP participaron aproximadamente 500 delegados. El centro fue la política de alianzas. El PVP estaba claramente a favor de facilitar la creación de la «macrocoalición». La crónica puede verse en el Mate Amargo del 22/12/93,

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militantes del MTP luego del ataque a La Tablada.77

El enfrentamiento entre el Frente Juvenil y los proletarios fue muy duro. La Convención debió suspenderse durante 45 días. Fernández Hui-dobroseesforzóporacercarlasposicionesdeambossectores.Elconflictopudo haberse resuelto pactando autonomías. De hecho, hasta 1990, la tensión entre ambos polos lograba aliviarse mediante este mecanismo, muy habitual en la historia del MLN-T. Precisamente, éste fue el planteo del Frente Juvenil. En un documento de setiembre de 1990 el Frente Juvenil argumentaba que una de las formas de conservar la unidad del MLN-TyevitareldesgajamientodelFJeraser«realistas»y«flexibles»:

«En la orga tendremos que tomar como dato de la realidad, desde la dirección a la base, la existencia de distintas visiones político-ideológicas y estratégicas, que aún no han sido saldadas con el debate interno [...]. La flexibilidad para articular estas dis-tintas visiones será un componente básico si queremos preservar la unidad. La construcción de la línea, definiciones, etc, tiene que necesariamente partir de esta realidad, adaptando desde el vamos un criterio a lo interno de pluralismo y participación de estas distintas visiones político-ideológicas en las distintas tareas que nuestra organización enfrenta o enfrente».78

Los proletarios no estaban dispuestos a conceder autonomía al FJ. Todo lo contrario, querían que el FJ renunciara al importante grado de independencia con el que se había venido manejando: ninguna organi-zación revolucionaria permitía diferencias ideológicas importantes y autonomías desmedidas. Las sesiones del Comité Central realizadas en setiembreratificaronlasresolucionesprevias.Enelvocabulariodela«Orga», debía privilegiarse el «territorio» al «frente», la estructura de dirección central a las de los frentes de masas.

Durante todo el año 1990, antes, durante y después de la V Conven-

N° 187.93 MLN-T, «Resoluciones de la V Convención«, junio-julio de 1990, p.9. 94 Mate Amargo, 1° de junio de 1994, págs. 2 y 3. 95 «El Frente de Sendic», Editorial de Mate Amargo, 27 de Julio de 1994, pág 4.96 Mate Amargo, 16 de enero de 1994, p. 5. 97 El Órgano de Conducción Política (OCP) fue creado entre diciembre y enero de 1994

parareflejarenladireccióncotidianadelFAsucomplejarealidadpolíticainterna.

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Tapa del diario La República, 30 de enero de 1991.

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ción, la dirección del Frente Juvenil mantuvo un contacto permanente con Eleuterio Fernández Huidobro y con José Mujica. Los jóvenes planteaban que era necesario detener el avance de la línea «proletaria y militarista». Según los testimonios aportados por los dirigentes del Frente Juvenil, Mujica y Fernández Huidobro «coincidían en que había que frenar a los proletarios». Sin embargo, cuando llegó el momento decisivo, Mujica y Fernández Huidobro optaron por no terciar en el conflicto.Lescuestionaronalosproletarios alejarse del estilo «tupa» demanejarlosconflictosinternos,alpretenderimponersuspuntosdevista haciendo tabla rasa con las posiciones minoritarias. Pero, de hecho, permitieron una nueva victoria interna de Zabalza y los proletarios. A finesdediciembre,másdecien jóvenesabandonaronelMLN-T.Detodos modos, algunos militantes del Frente Juvenil permanecieron en la organización. Tampoco el Frente Juvenil era perfectamente homogéneo en términos ideológicos.79

Sobre todo si se considera cuál fue el camino que recorrieron a partir de 1995, la opción tomada por Mujica y Fernández Huidobro durante el año 1990 es difícil de entender. ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué no con-frontaron en ese momento con los proletarios? ¿Por qué permitieron la virtual «expulsión» del Frente Juvenil? No es posible dar una respuesta definitivasobreestepunto.Parececlaroquepesaroncomponentespo-líticos y emocionales.

Fernández Huidobro, en aquel momento, tenía más coincidencias con la visión de los proletarios que con los frentegrandistas. Se acercaba a los proletarios en dos temas claves. En primer lugar, coincidía con ellos en cuanto a la necesidad de combatir contra el reformismo en la izquierda. En ese sentido, encontraba más apoyo en los proletarios que en el Frente Juvenil para su apuesta al MPP como «polo revolucionario» dentro del FA. En segundo lugar, coincidía con los proletarios en la valoración de la centralidad de los aspectos militares: consideraba correcto reconstruir al MLN-T como una OPM, aunque no compartía que fuera oportuno, necesario y conveniente presionar tanto al «aparato» en esa dirección.

En particular, la intención era institucionalizar la «coparticipación» en la dirección delFAdesulíderhistórico,Seregni,ysusfigurasenascenso,AstoriyVázquez.Estaba integrado por doce miembros: Líber Seregni (Presidente del FA), Tabaré Vázquez (Intendente de Montevideo), Danilo Astori (candidato a la vicepresiden-cia del FA en 1989), Rodríguez Camusso («Espacio Blanco»), Reinaldo Gargano

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Es posible que la comprensión de la existencia de una diferencia importante con el proyecto de los proletarios (en cuanto al timing de la «militarización» del MLN-T) haya contribuido a que Fernández Huidobro yMujicaprefirieransufrireldesgajamientodel«alajuvenil»delaorga-nización que perder todo control sobre las actividades político-militares de los proletarios. ¿Cómo hubiera reaccionado el ala proletaria si la V Convención hubiera rechazado su tesis de la OPM y optado por el camino que impulsaban los más jóvenes? No era imposible que, al quedar en minoría, los proletarios intentaran generar «hechos consumados» que forzaran a la organización a regresar al camino de la preparación militar. El extraño episodio del asalto de abril de 1991 (en el que Ricardo Per-domo «pierde» su credencial cívica) es apenas un mínimo ejemplo de la política de «hechos consumados» que podían haber llegado a impulsar los proletarios para intentar encarrilar a la organización en la dirección que deseaban.

Además de los factores políticos pesaron componentes afectivos y generacionales. Aunque tanto Mujica como Fernández Huidobro tenían una buena relación con muchos cuadros del Frente Juvenil, es obvio que estaban unidos por lazos emocionales particularmente estrechos con la generación que los había acompañado en la experiencia guerrillera.

Nótese que los dirigentes del Frente Juvenil del MLN-T no fueron los únicos jóvenes que, en esos años, vieron frustradas sus posibilidades de conservarposicionesdeinfluenciaenlavidadelpaís.Comoessabido,la redemocratización tuvo un componente muy intenso de restauración de lasposicionesde influenciapreviasalgolpe.Enesecontexto, losdirigentes «históricos» fueron desplazando del poder a quienes habían tenido que tomar el relevo durante la dictadura.

Durante 1991, muchos de los jóvenes tupamaros escindidos intentaron crear un espacio de coordinación con jóvenes de otras organizaciones políticas de izquierda. En octubre de 1991 se publicó en la prensa un manifiestotitulado«¿Haciadóndehayqueir?».Estabafirmadopor45jóvenes escindidos de distintas organizaciones de izquierda, la mayoría de ellos, ex militantes del Frente Juvenil. En los pasajes medulares decían:

«En los 90 la izquierda vuelve a restaurar o a reciclar ideas y dirigentes [...]. La izquierda reproduce en su interior lo que el

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país produce: la marginación de las nuevas generaciones. Los jóvenes no sólo han llegado tarde a un país que no está diseñado para ellos, sino que también lo han hecho a la hora de incidir en las organizaciones de izquierda. De todas formas, no hay lugar para las lágrimas en esta historia. Los ámbitos de decisión y de participación no se piden ni se suplican [...]. Hay una generación que está ausente en todo este proceso, que mira con recelo a los alrededores, pero percibe que hay algo potencial durmiendo en ella que posibilita una alternativa. Una energía concentrada en sectores jóvenes que participaron en la lucha contra la dictadura y que en estos tiempos promueven nuevos estilos de movilización en los movimientos sociales, y que hoy es el tiempo de activarla para que se encuentren coincidencias».80

El llamado a la confluenciade la nuevageneraciónque se sentíadesplazada en las organizaciones de izquierda tradicionales tuvo eco. Un poco más tarde, en noviembre, 135 jóvenes convocaron a un encuentro en el Teatro Astral, que se realizó el sábado 23 de noviembre.81 A pesar de estos esfuerzos, durante 1992 se fueron dispersando.

5.2. olor a pólvora

Este giro militarista que los proletarios procuraron imprimir en la actividad del MLN-T descansaba en una «tesis sobre acumulación» claramente enunciada en diversos documentos de la organización ema-nados de la V Convención. Por ejemplo, en el Plan 1991-1992, redactado por Jorge Zabalza y Ernesto Agazzi, por mandato del Comité Central (diciembre de 1990), se decía:

«Si nuestra tesis sobre acumulación es correcta y la acumu-lación se produce realmente, a Uruguay le espera un período signado por rupturas de la legalidad y la institucionalidad. Es importante entender que el proceso de acumulación es, a la vez e inseparablemente, un proceso de ascenso en la lucha de clases. De otra manera sería imposible acumular fuerzas; ello no puede

(Partido Socialista), Marina Arismendi (PCU), Sergio Previtali (UNIR), Eleuterio Fernández Huidobro (MPP), Alberto Couriel (Vertiente Artiguista). Además, había tres delegados de los comités de bases.

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lograrse solamente a partir de la voluntad política organizada. En este sentido, el objetivo general de este Plan de Trabajo es preparar condiciones para la resistencia popular a las agresiones y rupturas en que caiga el régimen».82

El MLN-T manejaba nueve hipótesis acerca de cómo podría mani-festarse la «violencia burguesa» en esta etapa: «i) Ilegalización selec-tiva (contra una sola organización); ii) Ilegalización generalizada; iii) Terrorismo selectivo; iv) Terrorismo generalizado; v) Golpe de Estado con división entre ellos; vi) Golpe de Estado a corto plazo; vii) Golpe de Estado a mediano y largo plazo; viii) Insurrecciones inorgánicas; ix) Acciones armadas de grupos equivocados o usados».83

A comienzos de 1990, evidentemente, el MLN-T consideraba que la situación política del país era similar a la de 1966 o 1967. Igual que entonces, el país vivía la víspera de un fuerte ascenso de la lucha de clases y la movilización popular. Como consecuencia de ello, se transi-taría nuevamente por un período de incremento de la represión contra el movimiento popular como el vivido durante el pachequismo. Todo esto desembocaría en una «confrontación generalizada». La «democracia pri-maveral» se había terminado. Había que prepararse para el invierno. La visión de los tupamaros era sorprendentemente sombría. En un informe político de la época de la V Convención puede leerse: «1994 comienza a transformarse en otro formidable nudo de contradicciones. ¿La derecha permitirá llegar a esa elección?»84

El imaginario insurreccional y la teoríade la «defensa del territorio»Desde el punto de vista político-ideológico, a partir de la ruptura con

el Frente Juvenil, dentro del MLN-T pasó a predominar abiertamente lo que algunos han denominado como «imaginario insurreccional». Recien-

98 Testimonio de Eduardo León Duter. Entrevista del autor. 99 Testimonio de Zabalza. Entrevista del autor. 100 MLN-T, «Aportes al análisis de la nueva coyuntura», diciembre de 1989. 101 Véase la crónica de Raúl Ronzoni, publicada en Búsqueda, 26 de agosto de 1994,

p. 3. 102 Los tupamaros dijeron desconocer el origen de la grabación. Según la crónica

publicada en Búsqueda el 22 de setiembre de 1994 (p. 15) «varios integrantes del gobiernodijeronenlasúltimashorastenerlafirmesospechadequeunlegislador

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temente, en un folleto titulado Senda Tupamara, ex militantes del MLN-T describieron este «imaginario insurreccional» en los términos siguientes:

«Ya desde 1983, la militancia que venía luchando contra la dic-tadura, imaginaba un pueblo con armas en la mano, organizado para defender los barrios obreros frente al malón del terrorismo de Estado. Un dibujo imaginario, mezcla de la huelga general de junio de 1973 y la batalla que dieron los chilenos en los cordo-nes industriales de Santiago. Pese a que esa imagen estaba muy lejos de ser un proyecto político acabado, puede decirse que fue la pauta central en el pensamiento de los que reorganizaron el MLN-T desde 1985. A pesar de las diferencias políticas implícitas en las distintas prácticas militantes de sus dirigentes, tuvieron un proyecto común de hacer política revolucionaria sin armas, apuntando a organizar masas, militantes y cuadros rumbo al objetivo estratégico de ocupar una zona, dominarla y desde ella confrontar con las fuerzas represivas» (Senda Tupamara 2002: 51-52).

«Ocupar una zona, dominarla y desde ella confrontar con las fuerzas represivas»: en esto consistía, en esencia, la «teoría de la defensa del territorio» mencionada reiteradamente en los documentos del MLN-T de estos años. Según este planteo, era inevitable que, en el mediano o largo plazo, se repitiera un escenario político similar al de 1973. Según esta visión, la historia enseña que cuando la movilización popular empieza realmente adesafiar sudominación, la clasedominantenovacila endestruir la legalidad burguesa apelando al aparato represivo del Estado. En la V Convención el MLN-T describió con mucha claridad cómo se imaginaba el proceso:

«La etapa debe quedar caracterizada como un escalón hacia futuros enfrentamientos de las fuerzas populares contra las reaccionarias. A medida que el pueblo trabajador profundice sus objetivos y radicalice sus movilizaciones, el frente burgués irá aumentando la violencia de la represión. Es un proceso de-terminado por el ascenso en la combatividad de las masas y la inseparable escalada represiva. Estamos parados en uno de los

fue a la reunión con Gianola portando un micrófono de solapa».103 La carta de Jorge Zabalza al Comité Central del MLN-T fue redactada entre di-

ciembre y febrero de 1995. Debo el conocimiento de este esclarecedor documento

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escalones más bajos de dicho proceso hacia la confrontación abierta y masiva. Sin embargo, desde ya, nuestro objetivo debe ser preparar la organización para que esté a la altura de las circunstancias futuras». 85

Para defender la democracia no bastaba con hacer como en 1973, cuando el movimiento sindical y los gremios estudiantiles ocuparon durante quince días las fábricas y los centros de estudio. La única forma eficazyeficientederesistirlarepresiónconsistíaenpasardeladefensadeun local (laboral o estudiantil) a defender un territorio. Según el MLN-T, no era razonable implementar la defensa del territorio en cualquier zona del país. Esto sólo sería posible, al menos al comienzo, en los barrios de tradición obrera y revolucionaria (como el Cerro y La Teja). Además, se debía priorizar el trabajo «territorial» en barrios que, desde el punto de vista de un eventual enfrentamiento con fuerzas represivas, podían ser neurálgicos desde el punto de vista logístico (como Capurro). Durante estos años, apuntando a preparar la «defensa del territorio», militantes tupamaros inspeccionaron las caños subterráneos del saneamiento de Montevideo, como durante la fase de instalación de la guerrilla urbana a mediados de los sesenta.86

Con la mirada puesta en este horizonte insurreccional, a partir de la reorganización pero muy especialmente durante estos años, los tupama-ros realizaron instrucción militar. Todos los grupos de base participaban de la vigilancia de los locales de la organización. Para poder cumplir esta tarea los militantes recibían un entrenamiento militar básico, en campos de tiro situados en chacras o en campamentos en el interior del país. La frecuencia e intensidad de estas prácticas dependía de quién fuera el responsable político del «zonal». Los testimonios recogidos en el marco de esta investigación coinciden en que, allí donde mandaban los proletarios, el componente militar de la actividad de un tupamaro era más intenso. Además de esta capacitación básica, el MLN-T llevó adelante operativos de formación militar más ambiciosos. Por ejemplo, a mediados de agosto de 1989 una delegación del MLN-T viajó durante casi tres semanas a Libia para participar en la conmemoración de los veinteañosdelrégimendeKadaffi.Ademásdeparticipareneldesfileoficialydegestionarapoyoeconómicoparalaorganización,unadece-

al propio «Tambero». 104 Búsqueda, 1° de setiembre de 1994, p. 14.

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TapadeldocumentofinaldelaVConvención.

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na de miembros de esta delegación recibió entrenamiento militar en el desierto. Se acordó llevar adelante una segunda etapa de adiestramiento de seis meses de duración.87

El problema de las «finanzas»El viaje a Libia no sólo permite visualizar hasta qué punto, en 1989, los

aspectos militares estaban presentes en la organización. Además, ayuda a entenderqueelproblemadelasfinanzasempezabaahacerserealmentemuy agudo. Los gastos de funcionamiento de una organización política como el MLN-T son múltiples: locales y servicios conexos, militantes rentados, viajes hacia o desde el interior, viajes al exterior, medios de prensa, apoyo a integrantes en situación de emergencia. Durante los pri-meros años de la inserción en la legalidad los gastos de la organización sefinanciaronconlasactividadesnormalesdefinanzas,conaportesdelosmilitantesyconunimportanteflujofinancieroprovenientedeladiás-poraydeorganizacionesextranjerasafines.Durantesumejorépoca,elquincenario Mate Amargosefinanciógraciasasusventasyalosaportesde la editorial TAE en la que se hizo sentir la destreza empresarial de Leopoldo Laferranderie. El caso de Radio Panamericana fue distinto: sefinanciófundamentalmentedesdeelexteriorporque,aunquetenía,sobre todo al comienzo, una audiencia importante, contaba con escasos avisadores.

El tema económico comenzó a convertirse cada vez más en un proble-maserioafinalesdeladécadadelochenta,cuandoempezóadisminuirelflujodeapoyodesdeelexterior.Enesemarco,volvióaintensificarseenelMLN-Tladiscusiónacercadecómofinanciarlaactividaddelaorganización. Durante toda la fase de actividad guerrillera el MLN-T se habíafinanciadomediantelapolíticade«expropiaciones».Dehecho,la«piedra fundacional» del MLN-T la colocó Raúl Sendic, el 31 de julio de 1963, al planear y ejecutar el robo de los fusiles del Tiro Suizo. De ahí en más, cuando los guerrilleros precisaban algo, simplemente, lo «ex-propiaban». Aquí también se localizó un punto de fricción desde 1985 en adelante. Los testimonios coinciden en que, más allá de los debates, pese a la decisión de actuar en la legalidad, los tupamaros siguieron haciendo «finanzas»alaantigua.¿Enquévolumen?¿Hastacuándo?Noesfácil

105 Búsqueda, 8 de setiembre de 1994, p.16-17.106 MLN-T, «Carta de Jorge Zabalza al CC del MLN-T», diciembre 1994-febrero 1995.

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contestar estas preguntas. Todo indica que se profundizaron a medida que creció el peso de los proletarios dentro de la organización. En realidad, elproyectoOPMrequeríaprofundizarlaactividadde«finanzas»paracomprar «berretines», armas y equipamiento.

¿Cuál era la posición de José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro frentealasactividadesde«finanzas»?Noessencillodesentrañarlo.Al-gunos entrevistados señalaron que era prácticamente imposible que las desconocieran. Argumentan que, a partir de la V Convención, integraban el Comité Central, el Comité Ejecutivo y una dirección operativa cotidia-na conocida en la interna como el «mediocampo», junto a Jorge Zabalza y Julio Marenales. De acuerdo al testimonio de Zabalza, el «mediocampo» se ocupaba de todos los aspectos relacionados con la implementación del proyecto OPM. Otros, como Roberto Villanueva, dijeron que, al menos a partir de determinado momento, procuraron controlarlas y que llegaron a vetar «operaciones» de este tipo.

Como sea, es claro que sobre el MLN-T, en esta materia, operaban dos fuerzas muy grandes de sentidos opuestos: la tradición, la mística, la vocación rupturista, el «imaginario insurreccional» presionaban a favor de las «expropiaciones»; la decisión de actuar en la legalidad, de ingresar al FA, de cuidar la imagen frente a amigos y enemigos, los convocaba a la cautela y a mantenerse dentro de los márgenes de las acciones legales. Téngase en cuenta que en noviembre de 1991, el Partido Comunista planteó la expulsión del MRO de la coalición al comprobarse que José Maneiro, dirigente de esta organización, había participado en el asalto a unafinanciera.88 En este tema, como en materia de entrenamiento militar, lo más probable es que hayan convivido simultáneamente diferentes vi-siones y varias políticas dentro de la misma organización, dependiendo, otra vez, de los «zonales» y sus jefes.89

Las tensiones con la Intendencia de VázquezEl predomino del «imaginario insurreccional» se manifestaba en

otras prácticas dirigidas a radicalizar la movilización popular (evitando la «conciliación de clases») y a enseñar a traspasar la «institucionalidad burguesa». Una de las prácticas más extendidas en esta suerte de pedago-gía de la trasgresión, fue el fomento a la instalación de «asentamientos». Desde 1989 en adelante, liderados muy a menudos por militantes del

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Índice del Plan de Trabajo del MLN-T redactado sobre la base de las resoluciones de la V Convención.

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MLN-T, grupos de familias ocuparon ilegalmente terrenos públicos y privadosenlosqueedificaronviviendasprecarias.90 Según el informe elevado por la Comisión Especial creada en la Junta Departamental de Montevideo en diciembre de 1996, durante los años noventa, la población de los asentamientos creció «explosivamente a una tasa de 9,6% anual».91 Naturalmente, esta política no era vista con simpatía por Tabaré Vázquez que había sido electo, en noviembre de 1989, Intendente de Montevideo.

En el marco de la misma visión rupturista, al MLN-T enfrentó la política de regularización de la venta callejera informal decidida por el entonces Intendente de Montevideo, Tabaré Vázquez. El enfrentamiento entre el Intendente y el ala más radical del Frente Amplio (integrada por el MLN-T y otros grupos del MPP) terminó en la expulsión del MLN-T y del MPP de Enrique Echeverría, integrante del gabinete municipal, que había colaborado con Vázquez en la elaboración e implementación de la normativa de regularización del «ambulantismo» (Lanza y Tulbovitz 2004: 197-199).

5.3. encuentro Progresista y Frente Grande

El predominio de los proletarios dentro del MLN-T explica por qué esta organización, la misma que había impulsado muy tempranamente la idea de un Frente Grande, se opuso a la creación del Encuentro Progresis-ta. El problema de cómo facilitar el crecimiento electoral de la izquierda venía siendo discutido dentro y fuera del Frente Amplio desde 1985. DesdefueradelFrenteAmplio,hablando,fielasuestilo,sinafectoporel FA y sin eufemismos, Raúl Sendic, desde 1984, había lanzado la pro-puesta de Frente Grande. Dentro del Frente Amplio, la idea de propiciar «nuevas coincidencias» políticas fue insistentemente defendida, entre

107 Zabalza también ha señalado que, en ese momento, manejaba la posibilidad de con-tinuar su actividad revolucionaria en otro país de América Latina. Esta alternativa no se concretó. Entrevista del autor.

108 Testimonio de Helios Sarthou. Entrevista del autor.109 Grupo Radar, «Informe de Opinión Pública», junio y julio de 2004.110 Este documento puede leerse completo en Mazzeo (2005: 109-120).111 El documento completo de la «Concertación para el Crecimiento» puede leerse en

el Portal Observa http://www.observa.com.uy/zonadocumentosdefault.asp?id=283112 Como el lector habrá notado, no puse mayor entusiasmo en la reconstrucción de

la relación entre el MLN-T y las FFAA. Este tema, sobre el que Álvaro Alfonso

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1986yfinesde1988,porlalista99yelPDC.Lamásfirmeoposiciónaestos planteos provino del Partido Comunista y del propio líder del FA, el general Líber Seregni (Garcé y Yaffé 2004: 48-53).

En 1991, el II Congreso Ordinario del FA aprobó una importante flexibilizacióndelapolíticadealianzas,para«caminarhacialacons-trucción de un gobierno de mayorías nacionales» (Garcé y Yaffé 2004: 58-61).Entre1992y1994,entornoalafiguraenascensodelintendenteTabaré Vázquez, se multiplicaron los operativos políticos destinados a concretar el gobierno de «mayorías nacionales» mediante nuevas confluenciaspolíticas.Laspersonalidadesygruposfrenteamplistasqueparticiparon del proyecto de creación (Vázquez, el Partido Socialista, la Vertiente Artiguista) de esta «macrocoalición progresista» tenían claro que la creación de una nueva alianza política que incluyera al FA pero que, al mismo tiempo, permitiera trascenderlo, requeriría un importante «ajuste» en el programa de gobierno: una propuesta programática más moderada, un viraje hacia el centro (Yaffé 2005: 170-176). Esta perspec-tiva era resistida, aunque no exactamente por las mismas razones, por Líber Seregni, Danilo Astori, el Partido Comunista y el MPP.

La mayoría del MPP estaba francamente en contra de la «macrocoa-lición». En el II Congreso del MPP realizado en diciembre de 1993, el único grupo que se pronunció a favor de esta nueva política de alianzas fue el PVP.92 Por esa razón, este partido optó por abandonar el MPP, decisión que hizo pública el 7 de junio de 1994. Automáticamente, Hugo Cores renunció a la banca que ocupaba por el MPP en la Cámara de Di-putados. El MLN-T, por su parte, venía cuestionando el «reformismo» y la «búsqueda del centro» desde los tiempos de la IV Convención. En la V Convención habían sido bien claros en este punto: «Se apuesta a la acumulación de fuerzas en el único terreno que la conciben: votos [...]. Y se juegan a una alianza que implica pagar el precio necesario para

llamara la atención, merece ser profundizado. A cuenta de esa deuda dejemos constancia que, de acuerdo a algunos testimonios recogidos en el marco de este trabajo,loscontactosconpolicíasymilitaresempezaronmuchoantes,afinesdelos 80’ (en torno al Referéndum de abril de 1989) y comienzos de los 90’.

113 Mate Amargo, abril de 1996.114 Mate Amargo, 12/12/96.115 Puede verse más información sobre la Corriente de Izquierda en: http://www.elistas.net/lista/cmarxen2/archivo/msg/35/116 Zabalza relató en los términos siguientes los entretelones de su polémica decisión:

«Votar en contra de la privatización del Hotel Carrasco siendo presidente de la

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‘crecer hacia el centro’ [...]».93

El MLN-T, desde el MPP, debía combatir el «retroceso ideológico» en la izquierda y la creciente tendencia a transformar todo en «corrientes deopinión».Poresomismo,elMLN-Tseopuso,desdefinesde1993amediados de 1994, a la creación del Encuentro Progresista, una alianza del Frente Amplio con sectores de centro-izquierda del Partido Nacional y del Partido Colorado, y con un sector del Partido Demócrata Cristiano.

Dos días antes del comienzo de la instancia decisiva, el II Congreso Extraordinario del FA, al ser consultado por Mate Amargo el dirigente del MLN-T Jorge Quartino, que tenía la responsabilidad de representar alMPPenlaComisióndeProgramaafirmabaque«lamacrocoaliciónestáenpañales».Yagregaba,especificandolasprioridadesdelMPPydel MLN-T: «Como dice el Pepe Mujica, nosotros estamos dispuestos a hacer alianzas hasta con quien se descuide... pero sobre la base de comenzar a resolver los problemas de la gente. Esta visión es la que nos hallevadoafijarconclaridadnuestrasposicionesenlaComisióndePrograma,entemasclavecomoelempleoysalario,sistemafinanciero,deuda externa. Iniciativa de las Américas, Mercosur, 4 + 1 –es decir liberalización del comercio exterior– y el tema de las Fuerzas Armadas, el relacionamiento con ellas».94

Una vez que el Congreso empezó a sesionar se comprobó que los partidarios de la creación de la «macrocoalición» eran mayoría, pero que no lograban alcanzar los 2/3 previstos por el Estatuto. A propuesta de Hugo Cores, secretario general del PVP, se formó una Comisión Es-pecial de 160 miembros con el cometido de pronunciarse sobre el tema. Esta comisión, reunida el 23 de julio, aprobó la creación del Encuentro Progresista y designó la fórmula presidencial Tabaré Vázquez-Rodolfo Nin Novoa. El titular principal de la portada del Mate Amargo del 27 de julio de 1994 fue categórico: «NO ES EL FRENTE DE SENDIC». En el editorial se fundamentaba esta interpretación en los términos siguientes:

Junta Departamental era grueso, era un acto de desacato total. Eso se resolvió en una asamblea del MPP de 500 militantes. Nunca se había visto una asamblea tan grande. Esto fue más o menos una semana antes. El día antes, el miércoles, desde las 2 de la tarde a las 9 de noche el Pepe me trajo a toda la dirección del 26 de Marzo a hablar conmigo. El Pepe se quedó en silencio. El 26 decía que yo tenía que argumentar y después levantarme e irme de sala. Ese mismo día el Pepe dijo

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«La mayoría del Frente Amplio terminó de definir, el fin de sema-na pasado, su política de alianzas [...]. En el proceso de discusión de esta política de alianzas –antes, durante y después del congre-so del FA– se ha tratado de argumentar que estamos en presencia de la concreción de las ideas de Sendic. Que este es el Frente de Sendic. Aquel por el que fuimos criticados, ridiculizados y de-nominados ‘los iluminados de siempre’ por diversos sectores del FA, especialmente a través de un editorial del diario que dirigía Esteban Valenti en diciembre de 1987 [...]. Este no es el Frente Grande de Sendic. No es el Frente que dé verdaderas respuestas a las necesidades de trabajo, salario, vivienda, educación, salud y seguridad social que padecen los más carenciados. No es el Frente Grande de lucha contra el hambre y contra la pobreza, conceptos que estaban íntimamente ligados en su pensamiento. La montaña parió un ratón y el Frente de Sendic todavía está por construirse. Ello no obstante, es claro que no se terminaron las discusiones, punto por punto, coma por coma, por cambiarle una o dos frases al documento. Por importante que ellas sean. Ahora empieza la hora de la reafirmación fundacional del FA y de la verdadera construcción del Frente Grande, en la calle, con el protagonismo de los verdaderos interesados en una herramienta de lucha acorde con sus intereses. El Frente de Sendic estará en la lucha de los trabajadores de ‘El Espinillar’ y los cañeros de Bella Unión, en la marcha de los pescadores de Rocha y la de los papeleros de Juan Lacaze, en el NO a la minirreforma y el SI a los plebiscitos de la Enseñanza y la Seguridad Social. El Frente de Sendic se construirá desde abajo, en la calle y en la lucha, y a partir de ella, y no antes, podrá crecer su expresión en el Frente Amplio y en el Frente Grande, el Encuentro Progresista, o como quiera llamársele, siempre y cuando no se arríen banderas en función del futuro cogobierno con Sanguinetti y Volonté. Lo que terminaría de enfrentar, definitivamente, esto que se concretó ahora, con el Frente Grande de Sendic, puesto que estaría consagrando, de una vez por todas, la unidad para transar».95

¿QuépensabaFernándezHuidobro,afinesde1993ycomienzosde1994, respecto a la posibilidad de la creación de esta nueva alianza? Las

por la Radio que yo tenía que votar a favor y luego irme del FA. Desde las 9 de la noche como hasta las 3 o 4 de la mañana, estoy discutiendo con el Pepe, Abelenda,

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dos organizaciones a las que pertenecía, el MLN-T y el MPP, tenían una posición totalmente contraria. Fernández Huidobro, en esa época, escri-bió muy poco en Mate Amargo sobre este tipo de problemas políticos. Una de las pocas columnas en la que hizo referencia al debate sobre la creación de la «macrocoalición» sugiere que temía que se terminara rebajando el programa. Polemizando con Fasano, a quien le reprochó haberse apurado a proclamar la fórmula Vázquez-Nin facilitando que Hugo Batalla cerrara su negociación con Julio María Sanguinetti, dijo:

«Hayamos sido o no los estrategas del Frente Grande, sólo cabe repetir algo que no se dice [...]: nuestra idea de Frente Grande va inseparablemente unida a un programa que leyó Raúl Sendic en el Franzini, el 19 de diciembre de 1987: ‘- Distribución de la tierra y mejoras para el trabajador rural. - Terminar con la banca privada en manos extranjeras. - Terminar con la sangría del pago de la deuda externa. Volcar esos recursos y lo quitado a esos especuladores, para un aumento general de salarios que traiga el consiguiente ensanchamiento del mercado interno. Que las industrias y comercios endeudados con la banca pasen a los trabajadores. Que se haga un gran Frente que se comprometa con estas soluciones.’ Que no hay fórmula electoral, ni idea de Frente Grande o Mayor, sea cual sea su nombre o el dueño de la idea, independiente del programa. Cualquier fórmula electoral puede ser discutible y más o menos meritoria. Pero antes, o al mismo tiempo, hay que discutir el para qué».96

En el libro de Tagliaferro, Fernández Huidobro reconoce como un error del MLN-T, y suyo propio, la oposición a la creación del Encuen-tro Progresista: «en 1994, el MPP se opone a la creación del Encuentro Progresista. Yo me incluyo. Garrafal error, producto de una mentalidad que se impuso, bien sectaria, bien constreñida a la clásico, al Partido Marxista Leninista vanguardia del Proletariado» (Tagliaferro 2004: 198).

Como dicen los abogados «a confesión de parte relevo de prueba». Sin embargo, es posible que, ya a esa altura, Fernández Huidobro estuviera experimentando el mismo proceso de mutación política que la mayor parte de la izquierda. Téngase presente que, por ejemplo, los comunistas,

Quartino y el Bicho Bonomi. El Bicho no tenía una postura. Los demás decían que no votara en contra. Lo curioso es que el Pepe, el Pato Quartino, Abelanda

128 u Adolfo Garcé

que entre 1985 y 1989 habían sido duros adversarios del «viraje hacia el centro»,habíanidomodificandosuposición.Muchosdeellos,yaen1991habían comenzado a operar políticamente para facilitar la creación de la nuevacoalición(entreellos,losfirmantesdel«documentodelos24»).Otros, como los que participaron en el decisivo II Congreso Extraordi-nario del FA (julio 1994), terminaron dando sus votos en la Comisión Especial para facilitar el proyecto de Vázquez. Es posible que Fernández Huidobrohayaidomodificandosusideasalinflujodeestedebatedetoda la izquierda. De hecho, abandonó su cargo como representante del MPP en el Órgano de Conducción Política del FA,97 dejó de concurrir a las reuniones del MPP y no participó en la campaña electoral. Varios entrevistados coincidieron en que, a mediados de julio de 1994, Fernández Huidobroestaba«entransición».EltestimoniodeLeónDuterratificaesta percepción: «Eleuterio Fernández Huidobro fue cambiando. Fue comprendiendo en la práctica que el tipo de movilización política que llevaba adelante al MPP no facilitaba su crecimiento. Siempre eran las mismas personas en todas las movilizaciones. A partir del 92 o del 93 se empieza a ver que hay que cambiar. En 1994, Fernández Huidobro era más partidario ya de apoyar el EP, pero en el MPP prevalece la otra posición y en el MLN-T también».98

El predominio del «horizonte insurreccional» dentro del MLN-T no impidió que la organización decidiera autorizar a sus integrantes a integrar listas electorales a cargos nacionales y departamentales. En 1989, luego de extensas discusiones, había prevalecido en el MLN-T la posición contraria. Hacia 1993, en cambio, había consenso entre los tupamaros en que era posible compatibilizar el «horizonte insurreccional» con la presencia en instituciones del «régimen burgués». Según Zabalza, la decisión de participar en las listas se adoptó en 1993 en un «consultivo»: «En el 89 eran pocos los que querían integrar listas. En el 93 la cosa cambió porque se hizo un balance positivo de la experiencia de Sarthou y Cores en el Parlamento, y el nivel de compromiso con ellos creció. En el 93 fue unánime. Todos de acuerdo».99

Uno de los argumentos fundamentales para adoptar esta decisión fue que, luego de la elección de 1989, el MLN-T había evaluado que el magro resultado electoral obtenido por el MPP debía explicarse, al

estuvieron en la Asamblea del MPP de una semana antes y no dijeron nada, ni una palabra. Fue por aclamación». Entrevista del autor.

Donde hubo fuego u 129

menos parcialmente, por la ausencia de tupamaros en las listas. En un documento interno de balance de esa elección elaborado en diciembre de 1989 puede leerse: «La falta de presentación de candidatos propios fue otro handicap enorme. Nos costaba la unidad interna y por lo tanto la decisión en el MLN-T bajo la amenaza de ese precio fue correcta, pero la vida se ha encargado de demostrar que nos equivocamos».100

PesealainclusióndereconocidasfigurasdelMLN-TenlaslistasdelMPP, el desempeño electoral de esta fracción en 1994 fue, nuevamente, mediocre. El MPP obtuvo casi la misma cantidad de votos que en la elec-ción anterior (aproximadamente 45.000), pero su participación relativa disminuyó porque la votación de la izquierda, gracias a la candidatura presidencial de Tabaré Vázquez y la formación del Encuentro Progresis-ta, experimentó un incremento notable, creciendo desde el 20% al 30% del electorado. El Partido Colorado, ganador de esa elección, obtuvo 32% de los votos. La izquierda quedó a sólo 20.000 votos de obtener la presidencia (ver Anexo).

Es posible que una de las razones de la mala votación del MPP haya sido su protagonismo en el hecho más violento registrado durante los últimos 20 años en Uruguay: la «masacre de Jacinto Vera». En agosto de 1994, el Poder Judicial resolvió dar trámite al pedido de extradición de tres ciudadanos vascos acusados por la justicia española de pertenecer a la ETA. Buscando impedir ser extraditados, los acusados iniciaron una huelga de hambre. Al tiempo, viendo que la salud de los vascos podía correr peligro, el gobierno optó por internarlos en un hospital montevi-deano (el Hospital Filtro).

Mujica y Fernández Huidobro iniciaron una campaña muy activa, 117 En el Mate Amargo del 14/01/99 hay una buena crónica de lo sucedido en este

congreso. Nota de Luis Rómboli «El debate no se toma licencia». La moción por el retiro de la CI tuvo el apoyo de 192 congresistas, 14 votaron en contra y hubo 18 abstenciones. 60 no votaron.

118 Helios Sarthou, «A fuego y a empezar de nuevo», en revista SURda, Año 1, N°1, setiembre de 1999.

119 Hacia la Refundación Nacional, VI Congreso del MPP, marzo de 2004, pp. 26-32.120 Testimonio de Julio Marenales. Entrevista del autor.121 Testimonio de Julio Marenales. Entrevista del autor.122 Testimonio de Julio Marenales. Entrevista del autor.123 EntreotrosfirmaronestacartaIrmaLeitesyHugoLeyton(VerAnexo).124 Carta de Alba Antúnez y Diego Piccardo, integrantes del Comité Central. El ale-

jamientodeestosdirigentesseprodujoentrefinesde1989ymediadosde1990.

130 u Adolfo Garcé

especialmente desde la radio CX 44, destinada a impedir el cumplimento de esta resolución legal. El MLN-T obtuvo el apoyo de la central sindical y del Frente Amplio. Pronto, el 24 de agosto de 1994, a poco más de 90 días de las elecciones nacionales, los alrededores del Hospital Filtro se fueron cubriendo de manifestantes. La situación se fue tensando. Para trasladar a los vascos el gobierno no vaciló en reprimir la manifestación. Del lado de los manifestantes hubo piedras, disparos, cócteles Molotov. Según las crónicas periodísticas de la época, algunos se comunicaban entre sí con walkie talkies. Mientras tanto, la frecuencia de radio de la policíafueinterferidaporpersonasquenoseidentificaron.101

El balance fue impactante: 80 heridos y un manifestante muerto por heridas de bala. El 26 de agosto, el gobierno del Presidente Lacalle decre-tó la clausura de la Radio Panamericana, apelando a vicios formales en el contrato. El MLN-T contraatacó: el jueves 15 de setiembre Fernández Huidobro difundió por radio una grabación de una reunión entre el Minis-tro Gianola y legisladores blancos y colorados realizada el 11 de agosto. Un detalle de este episodio fue especialmente impactante: la reunión se había llevado a cabo… en el Comando de la Guardia Republicana.102

(Ver Anexo).125 Agradezco a Roberto Villanueva por haberme facilitado un ejemplar de este docu-

Donde hubo fuego u 131

6.el horizonte electoral

(1995-2004)

Todo empezó a cambiar. A partir de 1995 el MLN-T reorientó pro-fundamente su estrategia política. Los tupamaros pasaron, de priorizar la construcción del «esqueleto armado» de la «autodefensa popular» y la«luchacontraelreformismo»,acooperardecididayeficientementecon la estrategia electoral del resto de la izquierda. Para entender cómo dieron tan exitosamente este viraje hay que tomar en cuenta tanto diná-micas internas (los cambios en la lectura de la coyuntura política) como influenciasexógenas(enparticular,elefecto«inductor»delaestrategiapolítica del resto de la izquierda).

mento. 126 Agradezco a Mauricio Almada de la producción del ciclo «Víctimas y Victima-

rios», conducido por Aureliano Folle, emitido por Canal 10 en el primer semestre de 2006, por haberme facilitado acceder a los detalles de este episodio, incluido el expediente judicial. Los detenidos denunciaron haber sido torturados por la policía.

127 Agradezco a Irma Leites por facilitarme un ejemplar de Senda Tupamara. En el Anexo pueden leerse otros pasajes de este documento.

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La creciente moderación de la izquierda y la progresiva reorientación del MLN-T hacia la competencia electoral fueron dos procesos que se alimentaron mutuamente: la plena incorporación de los tupamaros a la estrategia electoral de la mayoría de la izquierda facilitó la victoria del EP-FA en octubre de 2004; al mismo tiempo, el proceso de moderación de la izquierda facilitó el debilitamiento de los proletarios, el eclipse del «imaginario insurreccional» y la reorientación del MLN-T hacia la competencia electoral de la mano de Mujica y Fernández Huidobro.

6.1. la sociedad amortiguadora

El año 1994 fue decisivo en la evolución de la izquierda uruguaya. Lo fue también para el MLN-T. En 1990 estaban convencidos que habría un proceso de acumulación de fuerzas que derivaría en una «confrontación generalizada» y en «rupturas de la legalidad». En 1994, quedó clarísi-mamentedemanifiestoque,lejosdeverificarseunprocesodeestetipo,habíaocurridotodolocontrario.Lademocraciasehabíaafirmado,elmovimiento popular se había debilitado y la izquierda había renunciado a sus objetivos de transformación iniciales, conformándose con ofrecer, a modo de alternativa política, la moderadísima perspectiva de un gobierno «progresista». Durante esos años, el socialismo «real» se derrumbó y, conél,elenormeedificiopolíticodelPartidoComunistadelUruguay.Para colmo de males, en el único momento en que saltó la chispa de la violencia, en el Filtro, los tupamaros sintieron que fueron tomados de sorpresa y que desperdiciaron la oportunidad.

Haciafines de 1994 se iba tornando evidente para los tupamarosque la «tesis sobre acumulación» aprobada por la V Convención, y que había presidido la reconstrucción del «aparato» como Organización Po-lítico Militar, era errónea. A comienzos de 1995 el propio Jorge Zabalza desarrollaba algunas de estas ideas en una carta que enviara al Comité Central, previa a su alejamiento de la organización.103 En este documento comienza mostrando su asombro por la pasividad del movimiento popular ante el avance del «neoliberalismo»:

134 u Adolfo Garcé

«En 1987 se hablaba de detener la implantación del modelo neoliberal. Ahora ya lo implantaron. Menos profundamente que en otros países hermanos, pero lo implantaron [...]. Si la miseria se ha extendido de una manera nunca vista, si la brecha se hizo abismo sin fondo y las condiciones parecen ser más hoy de lo que fueron ayer… ¿Por qué pudieron cambiar el Uruguay sin resistencias? ¿Por qué se puede privatizar desconociendo el plebiscito del 13 de diciembre de 1992? ¿Por qué vuelve a ganar Sanguinetti? [...] ¿Por qué los condenados no toman su-permercados como en Rosario? ¿Por qué no se dan desbordes espontáneos como en Santiago del Estero?»

A continuación, Zabalza formula una tesis fundamental para entender el cambio de mentalidad que se procesó en el MLN-T: la acumulación de fuerzas en un sentido revolucionario no prospera porque en Uruguay existenmuypotentesmecanismosde«amortiguación»delosconflictos:

«Tanto los propietarios perjudicados como los asalariados que mantienen el status han permitido la reestructuración de un sistema de equilibrios políticos que amortiguan la polariza-ción social. Constituyen la base social del sistema político «a la uruguaya», a imagen y semejanza de lo que fue el Uruguay batllista que creímos liquidado luego del golpe de Estado. Las amortiguaciones políticas admiten resistencias al avance neoliberal como los plebiscitos contra las privatizaciones, en defensa de la seguridad social y la minirreforma [...]. El siste-ma funciona en base a diferentes expresiones partidarias: unas vienen de la izquierda, acrecentando el rico espectro de ofertas políticas de centro [...]. La actual dinámica de la amortiguación política resultó legitimada en las elecciones de noviembre de 1994. No sólo por el triunfo del Foro Batllista, sino porque la conciliación fue en esencia la transmitida por los discursos de Volonté y buena parte del Encuentro Progresista. La repetición del gobierno frenteamplista en Montevideo hay que verla en ese marco (legitimación del sistema amortiguador) más que en una perspectiva de cambio que tampoco es posible desconocer. Sólo 128 Aquí, 29 de agosto de 1989, reportaje de Luis Udaquiola a Carlos Casares, «Auto-

crítica sin renegar», p. 11. 129 Testimonio de Julio Marenales. Entrevista del autor.

Donde hubo fuego u 135

el desarrollo del proceso de descentralización política y social ofrece un camino hacia el crecimiento político del pueblo en un proceso de aprendizaje del autogobierno».

Para Zabalza, el proceso político del país desde 1990 demostraba que se estaba «llegando al techo de una forma de hacer política que arrancó en 1985 con la liberación de los presos y ya dio lo que tenía que dar»: avances en la implantación del neoliberalismo sin resistencia popular, retroceso en la izquierda (creación del Encuentro Progresista), nuevo triunfo del centro (victoria del Partido Colorado y del Foro Batllista, mala votación del MPP… «Esta situación –agregaba–, planteada por muchos compañeros [...], lleva a olfatear o intuir la necesidad de dar un golpe de timón, un gran viraje en la forma de hacer política de los tupamaros».

Zabalza y los proletarios sostenían que la acumulación para las ideas revolucionarias se había detenido porque el MLN-T no había implemen-tadocoherenteysistemáticamentelaspropiasdefinicionesestratégicasy tácticas de la V Convención:

«En la medida que se posee una tesis global redondeada en el debate y no se ha sido capaz de una práctica también global para desarrollarla, se puede hablar de incongruencia entre doctrina y acción política. Sólo hemos sido capaces de avanzar en algunos aspectos del proyecto y no en todos los necesarios. Para ser congruentes con la tesis de la defensa del territorio es preciso trabajar para crear las condiciones concretas que hagan posible la defensa popular de las instituciones democráticas y las libertades ciudadanas y, en especial, el desarrollo de las tácticas y herramientas de lucha popular hoy ausentes de la práctica cotidiana como todos pudimos apreciar durante los sucesos del Filtro donde el caos y la falta de experiencia disminuyeron las posibilidades de autodefensa frente a la violencia desatada por la represión [...]. Es hora de que el MLN-T encare el tema y analice si a su visión global de la acumulación de fuerzas le interesa o no el desarrollo de formas lucha populares que se saltan del marco legal vigente y de la institucionalidad, sin por ello autoaislarse ni romper con nada».

Para el «Tambero» la solución no era cambiar el libreto revolucionario sino implementarlo con mayor coherencia. Sin embargo, el progresivo

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viraje de Mujica y Fernández Huidobro lo iban dejando cada vez más solo.

Mujica y Fernández Huidobro cambian el rumbo«Hay que dar un golpe de timón» en la forma de hacer política de los

tupamaros, decía Zabalza a comienzos de 1995. Los hechos mostraron que Mujica y Fernández Huidobro estaban de acuerdo con el diagnóstico del «Tambero», pero no con su solución.

Zabalza quería seguir por el mismo camino. Mujica y Fernández Huidobro ya no. Para ellos, el segundo semestre de 1994 había dejado claramentedemanifiestoqueelMLN-Tdebíaelegirentredoscami-nos. O los tupamaros acompañaban la estrategia de la mayoría de la izquierda orientada a adecuar el comportamiento político y la propuesta programática al objetivo de facilitar el triunfo electoral de la izquierda, o intentaban evitar la moderación de la izquierda y preparar al movimiento popular para nuevos enfrentamientos como los del Hospital Filtro en la perspectiva de un «nuevo 73».

En 1994, en un momento decisivo para la historia de la izquierda, la línea política prevaleciente en el MLN-T había ido en contra de la estrategia del resto de la izquierda. Mientras Vázquez y la mayoría del FA habían logrado fabricar el Encuentro Progresista, los tupamaros no sólo habían obstaculizado esta decisión en el congreso decisivo, sino que, un mes después, habían propiciado la manifestación de solidaridad con los etarras que derivó en la «masacre de Jacinto Vera» y, según muchos, en la derrota electoral de Tabaré Vázquez.

Desde el punto de vista de su relación con el resto de la izquierda, el episodio del Filtro le costó muy caro al MLN-T (ver Anexo). El jueves 25 de agosto, durante la reunión del Órgano de Conducción Política (OCP) del FA, Líber Seregni señaló que la responsabilidad de lo ocurrido no era sólo del gobierno y de la policía sino también de los manifestantes, entre los cuales había quienes portaban armas de fuego. Responsabilizó también a las radios a CX 44 y CX 36 por «crear el clima» del enfren-tamiento.

El miércoles 31 de agosto, en la siguiente reunión del OCP, Seregni llevó su crítica mucho más lejos: «el que no esté de acuerdo con las

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alianzas y con los candidatos definidos por el Frente que se busqueotras alianzas y otro candidato, pero sin lugar a dudas afuera del Frente Amplio». Tabaré Vázquez fue igualmente contundente. Argumentó que, dentro del Frente Amplio, hay dirigentes y grupos políticos que están tra-bajando«encontradelaestrategiadefinidaenloscongresosdelFAyporlo tanto, en contra del Frente Amplio y de su candidato presidencial».104

La críticas contra el MLN-T se escucharon llegaron también desde sectores políticos. El sábado 3 de setiembre, en la reunión del CC del Partido Socialista, Korzeniak planteó la expulsión de los tupamaros del FA. Por su parte, en un acto público y en presencia de Tabaré Vázquez, el PDC había acusado a los sectores «radicales» del FA de «hacerle el juego a la derecha».105

Afinesde1994,paraMujicayFernándezHuidobroyanohabíadudas.A mediados de los sesenta habían contribuido a crear el MLN-T porque estaban convencidos de que no era posible, en aquellas circunstancias, esperar ningún progreso por la vía de la lucha política en el marco ins-titucional. La prueba más perfecta de la inutilidad del camino electoral había sido la elección de 1962, en la cual, a pesar de la existencia de un contexto favorable tanto en el plano internacional (revolución cubana) como en el nacional (se hacían sentir los efectos de la crisis económica que el país vivía desde mediados de los cincuenta), la izquierda había recibido una nueva y muy contundente derrota electoral. Si la elección de 1962 los alejó de las urnas y los acercó a las armas, la de de 1994 (¡faltaron sólo 20.000 votos!) les mostró con toda claridad que era perfectamente posible avanzar hacia un gobierno «progresista» por el camino electoral. Ciertamente, el triunfo del Encuentro Progresista no significaríanila«liberaciónnacional»niel«socialismo».Peropodíaser un paso adelante.

La retirada de Zabalza y la nueva coalición internaA comienzos de 1995 Jorge Zabalza y algunos otros referentes

de los proletarios como Roberto Villanueva, optaron por abandonar la organización. Según sus testimonios, el MLN-T no implementaba consecuentemente las decisiones estratégicas adoptadas a partir de la V Convención. En la carta que Jorge Zabalza enviara al Comité Central del MLN-T un poco antes de su renuncia, se preguntaba si la mencionada

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contradicción entre documentos y prácticas políticas no estaría escon-diendo un desacuerdo teórico de fondo:

«¿Seguimos coincidiendo en la teoría de la defensa de un territo-rio? ¿Y de las definiciones adoptadas en el Plan 1991-1992 para la priorización del trabajo en una zona? ¿Y en la concepción de la organización de la emergencia? [...] ¿O realmente vemos que la cosa pasa por otro lado y la lucha tiene un marco diferente y en consecuencia nos debemos organizar de otra manera? Enten-demos que si existen diferencias entre lo aprobado anteriormente y lo que pensamos hoy, hay que sincerarse porque lo peor de todo es tener papeles con un contenido y prácticas políticas con otro totalmente distinto».106

Como vimos, entre 1989 y 1994 quienes, como Zabalza, seguían vis-lumbrando un horizonte revolucionario e insurreccional, habían logrado avanzar mucho en el control de las decisiones políticas del MLN-T. Sin embargo, su predominio estaba lejos de ser total. A medida que los temores de un golpe de estado se iban despejando, Mujica y Fernández Huidobro mostraban cada vez menos entusiasmo hacia las actividades de preparación de la autodefensa popular y de reorganización del aparato militardelMLN-T.Almismotiempo,cadavezexhibíanmayorafinidadhacia la perspectiva electoral y hacia la estrategia de Tabaré Vázquez, que propiciaba el viraje hacia el centro del espectro político. A comienzos de 1995, Zabalza y Fernández Huidobro, que habían «trillado juntos» cerca de treinta años, comprendieron que tenían diferencias políticas innego-ciables. En este caso no hubo expulsiones. Zabalza optó por abandonar la organización («fue un acuerdo mutuo en el Comité Central»).107

Al retirarse algunos de los principales referentes de los proletarios, en el marco general de desvanecimiento del «imaginario insurreccional», la estrategia política del MLN-T pasó a ser marcada por José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro. Julio Marenales, que había sido un referente permanente de los proletarios y del horizonte insurreccional, se plegó a la estrategia mayoritaria.

Mujica logró mostrar, con hechos, que era capaz de volver a darle a los tupamaros un lugar central en el debate público. La muerte de Sendic, el cierre de Radio Panamericana y la decadencia de Mate Amargo, habían

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dejadoalMLN-Tsincapacidaddeinfluenciapolíticaporprimeravezen su historia. Hasta 1972, armas en mano, habían logrado conmover el país y generar una base de apoyo importante dentro de la izquierda. Entre 1985 y 1989 pudieron mantener un protagonismo muy importante a través de las iniciativas, siempre polémicas, de Sendic, de las «mateadas» y de los códigos innovadores de sus medios de comunicación. Entre 1990 y 1994, los tupamaros habían retrocedido notoriamente en su capacidad de generar hechos políticos. Aunque muchos militantes de la estructura del MLN-T no coincidían con el tono del discurso de Mujica, celebraban la recuperación del protagonismo por parte de la familia tupamara.

Hacia comienzos de 1994, Fernández Huidobro dudada entre apoyar o no la estrategia de Vázquez. A partir de comienzos de 1995 su posi-ción cambió. Dentro del MLN-T encabezó una discusión ideológica muy fuerte destinada a impulsar un cambio en la política del MPP. En la defensa y legitimación interna de los nuevos puntos de vista también jugaron un papel muy importante Eduardo Bonomi y Jorge Quartino. El peso de Bonomi en la interna se explica al menos por tres razones: en primer lugar, porque los tupamaros siempre reconocieron en él una sólida formación teórica; en segundo lugar, porque había sido uno de los líderes de la «Tendencia Proletaria» durante sus años de prisión en el segundo piso del Penal de Libertad; en tercer lugar, porque había jugado un papel importante en la forja del MPP. Quartino, por su parte, además de ser un activo participante en las principales discusiones de las sucesivas convenciones del MLN-T, tenía una amplia trayectoria en el trabajo en el frente político (en la Columna 70 y en el 26 de Marzo). Tanto sus visibles convicciones frenteamplistas como su formación en problemas económicos, le permitieron jugar un papel importante, además, en el MPP y en la Comisión de Programa del FA.

6.2. el «fenómeno» mujica

Si el resultado de la elección de 1994 había mostrado lo poco que le faltaba a la izquierda uruguaya para acceder al gobierno, a partir de su

140 u Adolfo Garcé

ingreso a la Cámara de Diputados, Mujica descubrió su propio potencial político. Muy rápidamente, logró conquistar un espacio importante en los medios de comunicación.

El interés de los periodistas (y de la opinión pública) por Mujica no sólo tenía que ver con su condición de ex guerrillero. En realidad, todo en él llamaba la atención. En primer lugar, su apariencia: Mujica nunca se puso un traje o una corbata para ir al Parlamento. Por el contrario, siguió vistiéndose de la misma forma que antes de ser parlamentario, con ropa vieja, ajada, como la de los trabajadores más pobres. En segundo lugar, su estilo de vida: Mujica siguió viviendo en la misma chacra, realmente muy humilde, en la que se había instalado desde que salió de la cárcel, situada en un barrio muy pobre de la periferia de Montevideo. En tercer lugar, su lenguaje: en el polo opuesto del político tradicional (que, o era abogado o trataba de aparentarlo), lejos de los códigos de comunicación de los dirigentes de la izquierda tradicional (universitarios, intelectuales), el líder tupamaro utilizó sistemáticamente un lenguaje sencillo, popular, directo.LaeficaciadellenguajedeMujicanoderivabasolamentedeltipo de palabras o de expresiones utilizadas para expresar sus ideas sino, además, de la forma de pronunciarlas. En cuarto lugar, también llamó la atención de los comunicadores y del público por sus ideas. Desde el comienzo, fue evidente que ese dirigente no sólo era diferente a los demás por su aspecto, su forma de vivir o de hablar. Además, expresaba conceptos poco habituales en políticos de izquierda y realmente inespe-rados en un ex guerrillero.

Mujica no entró al Parlamento para explicar la perspectiva insu-rreccional y revolucionaria, o para hablar de la lucha por la liberación nacional y el socialismo. Estos temas no desaparecieron totalmente de su discurso, pero los pilares conceptuales de su comunicación fueron otros. En su discurso reaparecieron los ejes políticos que Raúl Sendic había priorizado en sus últimos años de vida: la lucha contra pobreza, la defensa de la nación, la necesidad de un Frente Grande. Este discurso no había desaparecido totalmente del MLN-T durante los años previos. Sin embargo, se había ido volviendo cada vez menos visible por la muerte de Sendic y el cambio de política en los medios de comunicación. El ingreso de Mujica al Parlamento le dio al viejo guión frentegrandista la caja de resonancia que le estaba faltando.

Donde hubo fuego u 141

En el fondo, todos estos rasgos hicieron de Mujica un político diferen-te. Por su ropa, sus palabras, su forma de vivir, sus ideas. Pero también por su trayectoria. Según Helios Sarthou, «Mujica representa el hombre antisistema. La imagen del guerrillero heroico es un elemento funda-mental para eso: se jugaron la vida. Eso es muy importante. Por eso la gente le cree».108 Aquello que, a priori, constituía su principal handicap, se convirtió con el paso de los años en un atributo fundamental de su capital político: su pasado guerrillero.

Nació, de este modo, lo que periodistas y analistas han denominado el «fenómeno Mujica». El ex guerrillero se fue transformando en una figurahabitualen losmediosdecomunicación,yenunprotagonistaclave del debate público. En setiembre de 1997 la fracción de Mujica fue la segunda más votada en la elección interna del Frente Amplio. En octubre de 1999 Mujica logró ser electo senador. A partir de ese momento, el crecimiento del MPP fue meteórico. En mayo de 2002, fue el sector más votado dentro de la interna del FA. En octubre de 2004, otra vez la lista encabezada por Mujica fue la más votada dentro de la izquierda, recibiendo más de 320.000 votos: el 30% de quienes votaron a Vázquez como presidente, lo hicieron apoyando la lista al Senado del MPP. El MPP obtuvo más votos que todo el Partido Colorado.

Según diversos estudios realizados a partir de la información recogi-da en sondeos de opinión pública durante el 2004 por Grupo Radar, el MPP logró transformarse en una buena opción para el «frenteamplista medio». Prueba de ello es que, de acuerdo al sondeo realizado en junio, el 44% de quienes en ese momento manifestaban su intención de votar por el MPP declararon haber apoyado la lista 90 en 1999, que fuera, en esa ocasión, la preferida por los frenteamplistas. Los sucesivos estudios delperfilideológicodelosvotantesemepepistasdemostraronhastaquépunto el sector encabezado por José Mujica había logrado construir una base electoral amplia. Por ejemplo, de acuerdo a la encuesta realizada en julio, el 59% de quienes preferían la lista al senado del MPP se au-to-identificabacomodeizquierda,peroel39%comodecentro109.

La dialéctica entre reforma y revoluciónAunque los principales pilares de su comunicación política fueron

otros, Mujica siguió presentándose como el ex guerrillero que no renega-

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ba de su pasado. Siguió evocando los compañeros caídos en las acciones revolucionariasdeladécadadelsesentaylafiguradeRaúlSendic.Nuncadejó de hablar, principalmente en los actos del MLN-T, de «revolución», de «liberación nacional» y de «socialismo».

El ejemplo más elocuente de esta política fue que a sólo tres semanas de la elección nacional de 2004, el 8 de octubre, como todos los años, el MLN-T conmemoró públicamente la toma de la ciudad de Pando ejecutada también un 8 de octubre, pero en 1969. Este gesto le valió un durísimo ataque político desde el Partido Colorado. A simple vista, podría ser visto como un «error de campaña». En realidad, evocar la tradición guerrillera, lejos de ser contradictorio con la política de apoyar la estra-tegia electoral del resto de la izquierda, fue funcional a ella.

Mujica no se lanzó a la búsqueda de votos cortando amarras con sus organizaciones de referencia, el MLN-T y el MPP. Ciertamente, como es habitual en la tradición tupamara, se manejó con gran autonomía respecto a ellas. Pero incluso cuando tomó por senderos discursivos novedosos, nunca dejó de intentar persuadir a sus viejos compañeros acerca de cómo, también por este camino, podría llegarse a Roma. Mujica luchó para sustituir el «imaginario insurreccional» por la perspectiva del gobierno popular, progresista, concebido como prólogo de transformaciones más profundas pero casi inevitablemente lejanas.

En esta tarea contó con algunos aliados decisivos como Eleuterio Fer-nández Huidobro, Eduardo Bonomi y Jorge Quartino. Al mismo tiempo que Mujica abría sendas hacia la opinión pública desde el Parlamento y los medios de comunicación, sus «socios» trabajaban intensamente en la interna del MLN-T y del MPP para legitimar la colaboración de los tupamaros con la nueva estrategia política.

Un momento decisivo fue la aprobación del documento «Del MLN-T al Congreso del MPP», aprobado por el CC de los tupamaros en 1995. En este texto, una vez más, redactado por Fernández Huidobro, se ar-gumentaba que el enemigo principal del movimiento revolucionario y, por ende, de los tupamaros, era el «imperialismo» y no el «reformismo»: «El debate contra el reformismo admite tensiones diferentes según el momento y los acontecimientos. Pero nunca puede pasar a ser una lucha

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sin cuartel con fuerzas caracterizadas erróneamente como antagónicas. No lo son». En otras palabras, se estaba diciendo que el MPP debía dejar de ver a sus compañeros del Encuentro Progresista como un «obstáculo» al proceso revolucionario. Por el contrario «una vasta gama de fuerzas reformistas hoy, puede formar parte de la fuerza motriz de la revolución históricamente posible». Y se agregaba como para que quedara más claro todavía: «Hay una relación dialéctica entre reformismo y revolución en los países sometidos». El propio Sendic había dicho muchas veces que «el camino cambia a los caminantes». Los reformistas de hoy, insistían Mujica, Fernández Huidobro y Bonomi, pueden y deben ser los revo-lucionarios de mañana. El argumento a favor de la alianza con fuerzas reformistas tenía, además, otra implicación importantísima: legitimaba la transformación del MPP en una fuerza más abierta, más plural, más policlasista en la jerga del MLN-T (más catch-all en los códigos de los politólogos)110.

Los nuevos abrazosEntre 1985 y 1994 Mujica y Fernández Huidobro habían privilegia-

do lo que los propios tupamaros llamaron «el gran abrazo», es decir, la política de mantener, casi a cualquier precio, la unidad de la familia tupamara. A partir de 1995, de hecho, sus prioridades cambiaron. Se abrazaron con Tabaré Vázquez y la mayoría de la izquierda. Y, para ser consecuentes con esta nueva estrategia, tendieron sus brazos hacia nuevos actores sociales. El cambio de prioridades terminó venciendo a la otrora tan potente fuerza centrípeta de la cofradía tupamara.

En agosto de 2001, la IX Convención del MLN-T hizo pública una declaración convocando a conformar «una gran correntada popular de carácter nacional, es decir ancha y patriótica», con el objetivo de resistir el «letal proceso de desmantelamiento y descapitalización» del «aparato productivo». José Mujica, cumpliendo con este mandato, dedicó grandes esfuerzos a tejer la alianza entre el MPP y nuevos sectores sociales. En primer lugar, tendió un puente hacia los pequeños y medianos produc-toresrurales.Paulatinamente,logróconquistarlaconfianzadediversascorporaciones vinculadas a la actividad agropecuaria como la Federación Rural (que presidía Gonzalo Gaggero) o la Asociación de Cultivadores de Arroz (presidida por Hugo Manini Ríos). El «abrazo» con estos sectores empresarialesennombredel«UruguayProductivo»culminó,afinesde2001, en la experiencia de la «Concertación para el Crecimiento». Ésta

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se integró con 18 gremiales empresariales que reivindicaron la necesidad de un cambio profundo en la política económica del gobierno y un «gran acuerdo productivo nacional». En esta activa y exitosa política hacia el sector rural Mujica contó con el apoyo de Ernesto Agazzi, que había sido electo diputado en 1999, y que jugó un rol importante en la Comisión de Ganadería de esa Cámara.

El 13 de diciembre de 2001 la «Concertación» presentó un documento enelParlamentoconpropuestasdirigidasamodificarlapolíticaeconó-mica. Este documento terminaba diciendo: «La reactivación del mercado interno debe ser uno de los pilares básicos e imprescindibles para lograr el desarrollo nacional. La competitividad del sector agroexportador es un eje fundamental y se debe lograr a través de un mecanismo de devo-lución de impuestos que llegue directamente al sector que lo genera a través del BROU. Las soluciones al endeudamiento deben ser asumidas portodoelsectorfinancieroyacordesconlarealidaddecadaactividadeconómica».111

El 16 de abril de 2002, la «pinza social» a favor de un cambio en la po-lítica económica terminó de cerrarse: la «Concertación para el Crecimien-to» y el PIT-CNT convocaron juntos a una movilización que culminó en la lectura de una proclama en la que empresarios y trabajadores coincidían en el reclamo del cambio en la política económica (Zurbriggen 2002). La sustitución de Bensión por Atchugarry en el Ministerio de Economía, a finesdejuliode2002,permitióqueelgobiernoretomaracontactoconalgunas de las gremiales que habían participado en la experiencia de la «Concertación para el Crecimiento». Pero la experiencia contribuyó a acercar al sector empresarial al proyecto progresista.

Mientras tanto, Fernández Huidobro se ocupó de tejer una alianza, aún más inesperada, con sectores de la policía y de las Fuerzas Armadas. En setiembre de 1995, en ocasión de la visita de Fidel Castro a Uruguay, el «aparato» del MLN-T fue convocado por los servicios de inteligencia de la policía para «mantener la seguridad del visitante» (Alfonso 2004: 11). El segundo capítulo de estos contactos se registró durante 1996 y, otra vez, en torno a visitantes extranjeros. Los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, habían sido invitados por Sanguinetti a visitar Uruguay. El servicio secreto español, con los antecedentes del «Filtro» sobre la

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mesa, temían que el MLN-T pudiera facilitar un atentado de la ETA contra los visitantes. Para disipar toda duda, los servicios secretos terminaron reuniéndose con dirigentes tupamaros y militares uruguayos. En el mar-co de esos contactos, surgió la posibilidad de que el MLN-T facilitara las negociaciones entre el gobierno español y la ETA. Varios dirigentes tupamaros viajaron a España para concretar estas negociaciones de paz (Alfonso 2004: 12, 22-24).

A partir de estos hechos, los contactos entre dirigentes tupamaros y militares se profundizaron. En particular, Fernández Huidobro constru-yó una vía de diálogo con la Logia Tenientes de Artigas. El objetivo de esta política era llevar tranquilidad a las FFAA ante la perspectiva de un gobierno de izquierda (Alfonso 2004: 26). Fiel a esta política, Fernández Huidobro argumentó contra la derogación de la Ley de Caducidad en el Congreso del Frente Amplio celebrado en diciembre de 2003.112

6.3. la alianza entre el mln-t y tabaré Vázquez

La transformación del MLN-T en una fuerza funcional a la estrategia de aligerar la carga programática de la plataforma electoral de la izquierda para facilitarle la captación de los esquivos electores de centro, sólo se pudo procesar una vez que fue evidente que, perseverando un poco más por este camino, la izquierda terminaría ganando las elecciones.

En medida nada desdeñable, la moderación del MLN-T fue inducida por el éxito de la estrategia electoral del resto de la izquierda. El debilita-miento del «imaginario insurreccional» dentro del MLN-T es posterior a la construcción de una perspectiva tangible de triunfo electoral protago-nizada por la izquierda no tupamara. En buena medida, la incorporación definitivadelostupamarosalaacciónpolíticalegalyalacompetenciaelectoral es un proceso exógeno, inducido por el exitoso desarrollo de la estrategia política que el resto de la izquierda había venido impulsando desde muchas décadas atrás.

Poco a poco, Fernández Huidobro, Mujica y Bonomi fueron tejien-do una alianza con Tabaré Vázquez. En la forja de esta coalición tiene

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un peso decisivo la coincidencia de los tupamaros con Vázquez en el enfrentamiento a la política «acuerdista» de Seregni acerca de la inicia-tiva de reforma constitucional lanzada por el entonces presidente, Julio María Sanguinetti. La relación entre el MLN-T y Seregni nunca había sido buena. Entre 1985 y 1989, Seregni no facilitó en absoluto el ingreso de los tupamaros al FA. Por su parte, el MLN-T había sido muy crítico respecto al estilo de oposición del FA durante la primera presidencia de Sanguinetti. A su vez, Seregni había sido de los más críticos con los tupamaros antes y después del episodio de la extradición de los vascos acusados de pertenecer a la ETA en agosto de 1994.

A comienzos de 1995, por tanto, el MLN-T comenzó a acercarse rápidamente a las posiciones de Vázquez. Antes, había tenido varios enfrentamientos con él: los tupamaros habían rechazado su política de regulación del ambulantismo y el operativo que desembocó en la crea-ción del Encuentro Progresista. Sin embargo, durante 1995, Vázquez y el MLN-T coincidieron fuertemente en el combate contra la política de Seregni,cuyoúnicoapoyointernosignificativoeraeldeDaniloAstori.Luego de la renuncia de Seregni a la presidencia del FA, en febrero de 1996, la tensión entre el MLN-T y Seregni creció todavía más.

En su discurso en el aniversario de la muerte de Sendic, el 28 de abril de 1996, Fernández Huidobro cuestionó muy duramente al líder histórico de la izquierda: «Seregni dijo que somos antifrenteamplistas. Eso ya es grave [...]. Pero luego de decir eso, y tras cartón, no teniendo nada que ver con nada porque el lío era con nosotros, dijo: ‘qué mal para el compañero Tabaré que cuenta con su apoyo’. Lindo agregadito [...]. Recordó que fuimos partidarios de la lucha armada, eso lo dice un General que coordinó acciones armadas con nosotros. Parece que en el 71 cuando se necesitaba la sangre de los tupamaros para oponerse a un golpe de Estado éramos buena gente para hablar con ella, y que ahora cuando estamos desarmados y discrepamos, somos mala gente».113

Tomando posición contra Seregni y la política del «acuerdismo»,

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los tupamaros se acercaron a Vázquez y se alejaron, por primera vez en décadas, de Danilo Astori. A comienzos de los setenta, Astori solía ser consultado en temas económicos por los dirigentes del Movimiento de Independientes 26 de Marzo. En 1989, los tupamaros apoyaron decidida-mente su postulación como candidato a la Vicepresidencia acompañando a Seregni. En 1994 otra vez estuvieron juntos, resistiendo la transforma-ción del FA en Encuentro Progresista. En 1995 la alianza se rompió. Astori acompañóaSeregnihastaelfinalenlalíneadeacordarconlosdemáspartidos una reforma constitucional. Vázquez rompió las negociaciones y el principio de acuerdo alcanzado. De este modo, precipitó el alejamiento de Seregni de la dirección del FA y debilitó fuertemente a Danilo Astori, que había emergido de la elección de 1994 muy fortalecido por su rescate delatradiciónfrenteamplista.Desdefinesde1995enadelantequedóclaro que, en la interna frenteamplista, el MLN-T apoyaría a Vázquez. En diciembre de 1996, al conocerse el ajustadísimo resultado del plebiscito de la reforma constitucional, Mate Amargo explicitó su malestar con Danilo Astori comparándolo con Hugo Batalla: mientras que la cara del líder de Asamblea Uruguay ocupaba toda la portada, el titular principal decía: «¡QUÉ BATALLA!». En letras más chicas, se transcribían los resultados del escrutinio: «Reforma constitucional: 2.020.028 votos emitidos. SI: 48,5%, NO: 48,1%, Observados: 3,4%».114

Vázquez se ocupó de cultivar esta alianza con el MLN-T. Para eso, porejemplo,designócomoasesoresacuatrofiguras importantesdelMPP, tres de los cuales eran también dirigentes del MLN-T (Eleuterio Fernández Huidobro, José Mujica y Jorge Quartino). Finalmente, incidió en la batalla política que se libraba dentro del MPP entre quienes querían adaptarlo a la estrategia electoral de la mayoría de la izquierda (como Mujica, Fernández Huidobro y Bonomi) y quienes preferían que siguiera funcionando como «polo revolucionario». El episodio de la votación de la concesión del Hotel Casino Carrasco, al que se hará referencia a continuación, será un momento clave en este sentido.

Creación, despegue y fractura de la Corriente de IzquierdaEn 1997, el MLN-T participó en la creación de la Corriente de Izquier-

da. Convergieron en este proyecto, además del MPP, pequeños grupos de izquierda radical: Partido Socialista de los Trabajadores –ligado al

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trotsquistaSecretariadoUnificadodelaIVInternacional–,Movimiento26 de Marzo (ex «seis puntistas», Raúl Sendic-hijo), Movimiento 20 de Mayo (escindidos del PGP cuando éste abandonó el FA en 1989, Lucas Pittaluga), Izquierda Frenteamplista Independiente, Corriente de Unidad Frenteamplista, Unión Popular (Enrique Erro-hijo), Tendencia Marxista (Julio Louis), etc. Los objetivos políticos de esta alianza eran similares a los de la vieja «Corriente» (1973) o a los del MPP (1989): agrupar a la izquierda revolucionaria, «radical y clasista», para combatir las «ten-dencias reformistas» en el FA.115

Estos objetivos eran contradictorios con la visión que Mujica, Fer-nández Huidobro, Bonomi y Quartino venían impulsando dentro del MLN-T y del MPP. De hecho, el MPP empezó a discutir el documento «Del MLN al congreso del MPP» en su III congreso (setiembre 1996). Mientras tanto, en su estreno electoral, la CI obtuvo un éxito rotundo: fue el segundo sector más votado en las elecciones internas del Frente Amplio celebradas en 1997.

La excelente votación de la CI avivó el debate. Algunos interpretaban el fortalecimiento de este sector como un reconocimiento a la política «combativa» que se venía llevando adelante. Otros lo asociaban con el ascenso de la popularidad de Mujica. Todos comprendían que en el IV Congreso del MPP, el principal sector de la CI, se libraría la batalla definitiva.Losjugadoresdeambosbandosfueronmoviendosuspiezas.Zabalza, cumpliendo con el mandato del MPP y contradiciendo las ges-tiones de los «asesores de Vázquez»,116 votó en contra de la concesión del Hotel Casino Carrasco decidida por la administración de Mariano Arana. Tabaré Vázquez, por su parte, renunció a la presidencia del Frente Amplio. En noviembre de 1998, el MLN-T, comunicó públicamente su decisión de retirarse de la CI. Luego del episodio de la votación de Za-balza, para Mujica y Fernández Huidobro estaba claro que no era posible poner a la CI en sintonía con la «actualización ideológica» y la estrategia electoral que proponía Vázquez. Al mismo tiempo, Zabalza publicó su libro La estaca, reivindicando la necesidad y la posibilidad de construir «una opción estratégica distinta» a la de la creciente moderación política y programática predominante en el FA:

«El vehículo de esta estrategia para un gobierno popular en

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Uruguay, camina recostado contra la raya izquierda del Frente Amplio. Es un espacio político imposible de ser ignorado. Existe porque amaga ser una respuesta política que exprese la radicali-dad social al interior de las grandes esperanzas depositadas en un próximo gobierno progresista. [...]. Existe también porque exis-ten ojos críticos y espíritus insurrectos, soñadores impenitentes capaces de continuar comprometidos con los cambios profundos en la sociedad, con la Revolución Social, pese al posmodernismo, pese al fin de la historia, pese a la desmonetización de las ideo-logías. Este espacio de ideas todavía no acabadas, obra como una estaca clavada en la izquierda de la izquierda progresista, como un ancla impidiendo que la marejada arrastre el barco [...]. Es una corriente frenteamplista, un espacio frenteamplista por razón y por corazón, que no ha podido ser descalificado como tal por estar constituido con militantes reconocidos a lo largo y lo ancho del movimiento popular por su actuación en todas las instancias históricas que vivió la izquierda uruguaya. Los que asumieron la responsabilidad de impedir que la figura de Zelmar fuera arrastrada lejos del Frente Amplio, los herederos de la intransigencia de Erro, los que mantienen vivos la voz y el pensamiento de Germán Araújo, los que fueron frenteamplistas desde la clandestinidad con Raúl Sendic, los que construyeron las jornadas del Primero de Mayo en 1983, el PIT, Asceep, Fucvam y la red que fue empujando a los militares hacia los cuarteles y lo siguieron haciendo con la lucha por Verdad y Justicia, los que removieron la sociedad con sus movilizaciones estudiantiles en los noventa [...]. Frenteamplistas por definición y estrategia propias: en este período histórico de Uruguay el camino de los cambios pasa por la acumulación de fuerzas en el Frente Amplio [...]. Expectativas populares, radicalidad social, definición y corazón frenteamplistas, compromiso con la revolución social, estaca en la raya izquierda…» (Zabalza 1998: 57-62).

A partir de su IV Congreso, el MPP dejó de ser «la estaca» que re-

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clamaba Zabalza. Pese a la oposición del propio Zabalza y de Sarthou, a iniciativa del MLN-T, los congresistas votaron por romper con la CI. De todos modos, se autorizó la «doble militancia». Esto les permitía a estos dirigentes seguir perteneciendo al MPP y a la CI. Asimismo, respaldaron con su voto la actuación de los «asesores» de Vázquez (Mujica, Fernández Huidobro, Quartino y Abelenda). Finalmente, apoyaron una resolución quemodificódefinitivamentelapolíticadealianzasdeestesector:

«El MPP desea expresar con su lucha el interés de los trabaja-dores y demás sectores explotados, pero también entiende que ellos deben convocar a una gran alianza de todos los sectores golpeados por el imperialismo y la oligarquía. El FA y el EP son hoy, en el plano político, la misma expresión de esa voluntad y del trabajo en ese sentido realizado a lo largo de muchos años por las generaciones que nos precedieron. Deben ser mejores y más amplios. Su tarea de convocatoria popular no ha concluido. Faltan aún otros sectores de nuestro pueblo para engrosar esas filas [...]. Por lo tanto, ratificamos nuestro compromiso con dicha política de alianzas [...]. En ese sentido, teniendo como eje a la gran masa de trabajadores de la ciudad y del campo, junto a los desocupados, los estudiantes, los jubilados, los intelectuales, los pequeños y medianos productores, industriales y comerciantes, con la intención de acercar aun aquellos burgueses que acepten el desafío de librar la histórica batalla por la Liberación Nacional, pueden y deben sumarse a estas filas [...]».117

Evidentemente, entre el III y IV congreso, la correlación de fuerzas al interior del MPP había cambiado. A partir de comienzos de 1999, el MPP mantendrá su retórica original (la convocatoria a la «liberación nacional») pero cambiará su estrategia política, en particular, la política de alianzas. Zabalza y Sarthou, partidarios de mantener las «banderas del

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71», organizaron el «MPP-fundacional» y permanecieron un tiempo más en la CI. Dijo Sarthou, explicando su discrepancia con el viraje del MPP:

«La causa de la división del MPP fue la voluntad política del MLN de cambiar el modelo político del Movimiento de Partici-pación Popular, nacido en las entrañas de un FA postdictadura, rebelde, aún participativo, fuerte y opositor, por un MPP fun-cional al cambio del FA con sesgo electoralista, con avance del personalismo y el manejo del carisma y afectado por una crisis ideológica y de la participación [...]. Resistimos toda inflexión centrista a los programas fundacionales del Frente Amplio. Creemos en un FA como fuerza de izquierda pegado a la lucha de los trabajadores, los carenciados, de los pobres».118

La crisis económica en la que el país se sumergió a partir de 1999 ayudó a consolidar el predominio de la nueva estrategia. La debacle económicaysociales«lacircunstancia»quepermitejustificarelcambioen el contenido del programa de la izquierda:

«Las organizaciones que formaron parte del MPP transitaron, fundamentalmente, por la lucha de liberación nacional y por el desarrollo de esa gran alianza que había que construir para emprender el proceso de construcción del socialismo, unido a las tareas concretas del momento histórico. Esas tareas –en aquel país productivo– se sintetizaron en cuatro consignas pro-gramáticas: Reforma Agraria, Nacionalización de la Banca y del Comercio Exterior, y Moratoria de la Deuda Externa, que se consideraban el inicio de un largo tránsito al socialismo. Se estableció por lo tanto un programa que asociaba estrecha-mente las tareas democráticas con las tareas socialistas y no se pretendía esperar a que la burguesía se pusiera al frente o que participara con todas sus fuerzas en el proceso nacional, popular y democrático. Ese programa afectaba a los sectores de la burguesía directamente aliada al imperialismo y a los sectores

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que generaban el excedente económico más importante en el país. Aquel programa de cuatro puntos –con las variantes del caso– fue durante años el programa de la izquierda uruguaya. El Frente Amplio fue aggiornando aquellos conceptos en cada período pero, de todas formas, hasta hace muy poco tiempo, se seguían rastreando aquellas ideas de 1965 luego de cada refor-mulación. Pero todo eso varió a partir de los acontecimientos de julio y agosto de 2002 [...] En la etapa actual, el programa de transición, ése que une las tareas concretas de la etapa con las tareas socialistas, ya no puede apoyarse en las consignas de 1965 porque aquéllas no funcionan ya como el escalón más bajo sobre el que debería apoyarse todo lo demás: mataron al país productivo y los excedentes de producción, que antes se pretendía redistribuir, ya no alcanzan».119

En suma, durante esta tercera etapa de su acción en la legalidad, el MLN-T logró adaptarse plenamente a la lógica de la competencia elec-toral. En 1994 se había opuesto a la creación del Encuentro Progresista. Cinco años después, en 1999, Mujica y Fernández Huidobro lograron tomar el control político del MPP y trabajaron codo a codo con Tabaré Vázquez en el operativo electoral. En el 2004, ambos, Mujica y Fernán-dezHuidobrofueronfigurasdecisivasenlaconstruccióndelaprimeravictoria electoral de la izquierda uruguaya. Al cabo de este largo proceso deconstrucciónymutaciónpolítica,elpesoespecíficodelespaciotupa-maro ha tenido un aumento notorio.

Votación de la fracción que contiene al MLN-T (1971-2004)Elección 1971 1984 1989 1994 1999 2004Votos 70.944 26.785 45.145 45.469 139.692 327.947

Fuente: Banco de Datos de Política y Relaciones Internacionales-FCS. En ausencia de otros datos, se asume que la votación de «Patria Grande» en 1971 y de la «Izquierda Democrática Independiente» en 1984, constituyen una aproximación razonable al peso electoral del espacio tupamaro.

Al cabo de todo este complejo proceso de adaptación partidaria, algunos dirigentes tupamaros, sin romper los lazos con el «aparato» del

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Resoluciones del 6to. Congreso del MPP (marzo, 2004).

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MLN-T,hanlogradoconquistarposicionesdegraninfluenciapolítica.José Mujica y Eduardo Bonomi ocupan cargos en el gabinete de Váz-quez. En el Parlamento, la bancada del MPP, cuyo principal vocero es Fernández Huidobro desde su banca en el Senado, es la mayor de toda laizquierda.Elcrecimientodelainfluenciadeestosdirigentesenlaopi-nión pública ha sido paralelo al debilitamiento organizativo del MLN-T. La salida de Zabalza, el ascenso de Mujica y la mutación de Fernández Huidobro determinaron un cambio profundo en las prioridades políticas de la organización. La perspectiva electoral pasó a ser la predominante.

Aunque no desapareció, el horizonte insurreccional se debilitó no-toriamente. El MLN-T sigue manteniendo su estructura («el aparato»), concebido como el esqueleto militar de la autodefensa popular. Marenales es su principal referente. A diferencia de Zabalza y otros referentes de los proletarios que piensan que el «imaginario revolucionario se desvaneció en 1994», considera positiva la transformación operada en el MPP y válido el «experimento» del gobierno de Tabaré Vázquez:

«La ruptura del MPP no fue un retroceso, fue un avance [...]. Pudimos ampliar las alianzas, la columna blanca y todo eso. La ruptura nos permitió avanzar y dar el salto con el MPP. La línea política permitió un desarrollo diferente. No fue sólo el Pepe. No fue fácil, acá adentro se discutió mucho. Hasta ahora no sabemos que no es una claudicación. Estamos haciendo un experimento. Vamos a ver cómo funciona. Es nuestra escuela. Nosotros nos hemos equivocado y nos vamos a seguir equivo-cando como todo el mundo pero no somos frívolos. Pensamos, tratamos de entender. No hemos establecido una línea de una vez y para siempre».120

Desde luego, Marenales sigue luchando «contra el sistema»:

«Hay que hacer trabajo antisistema. No se hace desde el Par-lamento. Es un trabajo muy difícil y muy lento. Nos llamamos Movimiento de Liberación Nacional porque luchamos por la soberanía. Pero para alcanzar la soberanía tenemos que luchar todos los latinoamericanos juntos. No es fácil, pero yo sigo acu-mulando para eso. Pero en la izquierda esta visión es muy débil. Nadie piensa en esto».121

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Desde el punto de vista de la «acumulación» el gobierno municipal lo entusiasma especialmente:

«¿Cómo se llega desde el progresismo al socialismo? Se llega a nivel continental. Para que la gente piense en política tiene que comer. Ahora no piensan en política. Déle de comer para que pueda pensar. No es la revolución, pero la gente si no come no piensa. La revolución pasa por la barriga de la gente que tiene que comer. Desarrollamos un trabajo político sobre esa base. Ahora, el gobierno nacional que haga lo que quiera. Yo creo que se puede hacer mucho más en el gobierno departamental, haciendo una experiencia real de participación popular. Esto es estratégico y no táctico. Vamos a ver si ganamos a la gente que está alrededor nuestro para estas ideas».122

6.4. los disidentes

Durante 1985, en el marco del proceso reorganización, participaron cerca de 2.000 militantes. En este momento, según Zabalza, no puede haber más de 200 militantes en la estructura del MLN-T. La desvincula-ción de los tupamaros ha sido generalmente un proceso solitario y gradual («el goteo»). En realidad, a lo largo de todos estos años, se registró un solo desgajamiento importante, la ya referida ruptura entre el «aparato» y el Frente Juvenil en 1990.

De todos modos, es posible señalar algunas tendencias generales. Hasta comienzos de la década del noventa, la organización era abando-nada invocando motivos muy diferentes y a menudo opuestos. Algunos militantes se iban por considerar que el MLN-T era poco revolucionario y «clasista»; otros, porque no lo veían capacitado como para romper ideas y prácticas antiguas. El año 1989 nos ofrece un buen ejemplo de estas dos visiones. Por un lado, algunos integrantes del Comité Central renunciaron manifestando estar convencidos de que el MLN-T no «logró desde 1985 a la fecha (1989) rearmar una propuesta revolucionaria».123 Consideran que la «Organización se va sumando poco a poco a la estra-tegia que domina en la izquierda», es decir, una estrategia electoralista y

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reformista. Simultáneamente, otros importantes dirigentes abandonaron la organización por motivos opuestos. Critican la insistencia en métodos de trabajo viejos, el burocratismo, el verticalismo, el «divorcio entre el planteo político y el aparato»: «Somos casi una armadura, gris, impe-netrable, sin aromas vitales, puramente medieval».124 Más o menos en la misma época y por las mismas razones, también abandona el MLN-T Edmundo Canalda (ver Anexo). Un poco antes, en 1988, y por otras razones, había decidido solicitar licencia en todos sus cargos Jorge Ma-nera (ver Anexo).

Apartir1995,elperfilideológicodequienessedesvinculansevuel-ve más homogéneo. En realidad, se van retirando quienes, como Jorge Zabalza, Mario de León o Roberto Villanueva, concluyen que el imagi-nario «insurreccional» y «revolucionario» ha sido herido de muerte al interior de la vieja organización. Afortunadamente, elaboraron algunos documentos en los que explican su visión del proceso revolucionario en Uruguay y de la evolución del MLN-T desde 1985 en adelante: Colectivo Tupamaro (setiembre 1998) y Senda Tupamara (2002).

Colectivo Tupamaro nació en el marco de la transformación del MPP en una fuerza funcional a la estrategia de Vázquez, concretada en el IV Congreso del MPP. Una docena de tupamaros, ex integrantes del MLN-T, se reunieron para discutir sobre la perspectiva del proceso revolucionario en Uruguay. Entre ellos se encontraban algunos de los referentes de los proletarios, como Jorge Zabalza, Mario de León, Roberto Villanueva y WashingtonMuniz.Susideasquedaronreflejadasenunfolletoquefuedivulgado al mismo tiempo que se publicaba La Estaca de Jorge Zabal-za. Dicho de modo muy sintético, los patrocinadores de Colectivo se propusieron intentar incidir políticamente para «quebrar el quietismo»:

«No parece correcto entrar en el corral de ramas que plantea la disyuntiva entre acatar el retroceso y someterse a las estrategias conciliadoras que predominan en la izquierda frenteamplista, o irse para la casa a rumiar las desilusiones que aquejan a los que creyeron en la cercanía de Revolución social. Aun en las condiciones de defensiva estratégica (retroceso, debilidad, des-movilización), es posible plantearse la acumulación política con

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un neto rumbo revolucionario dentro de la acumulación popular, electoral y progresista. Implica de hecho acciones políticas que tiendan a quebrar el quietismo y la pasividad actuales, que permitan responder a las agresiones económicas y políticas del bloque de poder, creando el caldo de cultivo del pensamiento crítico y el desarrollo de las ideas de cambio. En este sentido tienen crucial importancia las acciones tácticas de masas que demuestren que la lucha es posible y que rinde frutos, así como la actitud ofensiva en el plano de las ideas, de los gestos, señales y mensajes que se emiten hacia el pueblo trabajador. La táctica debe tener un carácter de permanente ofensiva».125

Casi al mismo tiempo que se elaboraba Colectivo, un grupo en el que predominaban ex tupamaros, asaltó la sucursal del BPS en el Par-que Posadas. Este asalto, concretado el 8 de setiembre de 1998, fue un episodio especialmente violento y llamativo. La «tupabanda», como la denominó la prensa, estaba integrada por Diego Villar, Freddy Ardusso, Sonia Veneri, Juan Carlos Ospitaleche, Jacinto Carrato, Yamandú Milán y Carbajal Monroy. Milán y Monroy murieron durante el asalto.126

Unos años después, con el telón de fondo del ascenso de la izquierda al gobierno, se puso en circulación un folleto más extenso en el que se desarrollan algunas de las ideas formuladas en Colectivo Tupamaro. La elaboración de Senda Tupamara también fue un proceso colectivo. En ambas publicaciones, pero especialmente en esta segunda, pueden reconocerse las ideas y el estilo de Jorge Zabalza:

«Venimos de todas las sangres tupamaras derramadas bajo la bandera artiguense del MLN-T. De aquellos insurrectos impeni-tentes de los años 60. De los que no se rindieron jamás, ni en los calabozos ni en el exilio [...]. Nacimos con la segunda derrota del MLN-T. En la incredulidad de cada mañana. Desubicados, sin hogar, en la intemperie. Perplejos, buscando qué hacer y cómo hacerlo. Sabiendo que nada está muerto, que sólo murieron los que dejaron de luchar. Sabiendo que la versión oficial del MLN-T, que hizo un movimiento electoral de aquel movimiento de viejos guerrilleros reagrupados apenas terminada la dictadura, es

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apenas el desarrollo de una de las varias visiones que, en estado de latencia y potencial, coexistieron al interior del pensamiento y la práctica tupamaros. Estamos en el polo opuesto de ese ofi-cialismo. Nos paramos en la clase trabajadora y el marxismo para analizar el mundo y hacer política, no renegamos de nada y menos todavía de la estrategia insurreccional que hizo de los tupamaros uno de los protagonistas principales de la lucha de clases en el Uruguay [...].127

Colectivo y Senda nos brindan un testimonio muy importante. Mujica y Fernández Huidobro lideraron la concreción de una operación política muy delicada: enfocar a la vieja «Orga» hacia la legalidad y la compe-tencia electoral. Sin embargo, muchos de sus compañeros interpretan esta mutación como la «segunda derrota del MLN-T».

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7.configuración ideológica

y adaPtación PolÍtica

A lo largo de los tres capítulos anteriores hemos recorrido el cami-no desde la inserción en la legalidad hasta el «fenómeno Mujica». El repaso de la peripecia política del MLN-T durante los últimos 20 años demuestra que, efectivamente, esta organización ha experimentado una mutación extraordinaria no sólo por la distancia que logró recorrer desde los tiempos de la guerrilla urbana sino, también, por el éxito electoral que ha coronado el operativo.

En este capítulo se vuelve al argumento teórico inicial. Para ello, en primer lugar, se relaciona la transformación del MLN-T con algunos aspectos distintos de su matriz original básica. En segundo lugar, se sugiere por qué este argumento puede ser extrapolado a otros casos de adaptación partidaria, dentro y fuera del caso uruguayo.

7.1. Ideología, tupamaros y elecciones

¿Cuáles son los aspectos de la identidad ideológica del MLN-T que le permiten mutar tanto y tan exitosamente? ¿Cuáles son los genes que facilitan la metamorfosis? Básicamente cuatro: pragmatismo, tolerancia a la diversidad ideológica interna, ambición e «intuición» política, y habilidad para suturar cambio y tradición.

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La foto fue tomada el 19 de setiembre de 2004 en La Teja (Herrera y Obes esq. Ángel Salvo), al término de uno de los innumerables actos barriales que Mujica, al frente del Movimiento de Participación Popular, realizó durante la campaña electoral de ese año.Foto: Ricardo Antúnez.

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Las circunstancias mandan, la teoría obedeceLos estudios de Kitschelt habían mostrado que la tradición discursi-

va de un partido dado no necesariamente es compatible con los énfasis programáticos que dicha organización está obligada a incorporar en el marco de una estrategia electoral óptima. En el caso del MLN-T, la tradicióndiscursivatieneunaflexibilidadmuyespecial.Recurriendoalexpediente del «cambio de las circunstancias», la organización puede modificar brusca y profundamente sus definiciones políticas, inclusoaquellas que, en principio, podrían parecer más esenciales.

Desde el comienzo, el MLN-T hizo del pragmatismo político su principal seña de identidad. Los tupamaros han discutido mucho (desde 1972 en adelante) acerca de las consecuencias que podría haber tenido esta característica ideológica fundacional en la derrota militar de la or-ganización. Sin embargo, no puede negarse que ese rasgo les permitió adaptarse a la legalidad y a la competencia electoral. La resistencia interna a la adaptación a las nuevas condiciones provino, precisamente, de los sectores que habían visto en el pragmatismo original y en su otra cara, el «descuido» de la teoría, el enemigo fundamental a combatir.

Repasemos cómo argumentaron los tupamaros tres virajes decisivos: la inserción en la legalidad, la participación en las listas electorales y la rebaja del contenido transformador del programa de la izquierda uru-guaya.SegúnelMLN-T,laluchaarmadaestabaplenamentejustificadaen aquella «democracia caduca». Pero les parecía evidente que ya no se justificabaen1985,entiemposde«primaverademocrática».Cambianlas circunstancias, cambian las estrategias. Es cierto, asombra que ha-yan dejado de lado la propaganda armada, que era el elemento que más claramente los diferenciaba del resto de la izquierda. Sin embargo, lo hicieron, y no sintieron que traicionaban ninguno de los pilares de su identidad política. Analizando la ideología del MLN-T guerrillero, Varela había señalado que el MLN-T descartó «todo dogma que no fuera el de la lucha armada». Por eso mismo, el «fetichismo de las armas dominaría la vida de la organización» (1988: 80-81). En realidad, el análisis de los últimos 20 años demuestra que ni siquiera la lucha armada fue un dogma

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para los tupamaros.

Frente a la participación en las elecciones el MLN-T también ha tenido una actitud increíblemente variada y pragmática. En 1966, en la I Convención de la «Orga», se consideraba que no tenía ningún sentido participar en la «farsa» electoral. Sin embargo, en 1971, el MLN-T participó indirectamente en la elección a través del Movimiento de In-dependientes 26 de Marzo. El camino electoral fue profundizado en los años posteriores. En 1989, el MLN-T había ingresado al FA y propiciado la creación del MPP. Sin embargo, no presentó candidatos en esas listas, otra vez, en nombre de las circunstancias. En aquel momento, Carlos Casares, que integraba el Comité Ejecutivo, lo dijo muy claramente: «Nosotrosdefinimosquenoesunacuestióndeprincipios.Esunadeci-sión para estas elecciones y no necesariamente para otras instancias en que tendremos que valorar concretamente».128

Finalmente, también fueron invocados «los nuevos datos de la reali-dad» cuando se optó por abandonar el programa del 71 y su contenido antiimperialista para plegarse a la estrategia «progresista». La «crisis del 2002» hizo que todo cambiara. La lucha inmediata no es por la «liberación nacional». Ahora es por la «refundación nacional». Las circunstancias mandan, la teoría obedece.

Pluralismo internoElsegundorasgodesuconfiguraciónideológicainicialquelebrindó

unaflexibilidadespecialeselpluralismointerno.Ciertamente,luegodela muerte de Sendic, entre 1989 y 1995, los márgenes para la diversidad al interior de la organización se estrecharon fuertemente. Esto determinó, como vimos, la salida de la organización de muchos cuadros importantes, especialmente de la corriente frentegrandista. Sin embargo, a la larga, la matriz ideológica original terminó imponiéndose.

El pluralismo interno hizo posible que al interior de una organización, que acompañando el tono general de la época había restaurado la mayor parte de los códigos anteriores a la dictadura, surgiera una visión nueva acerca de la relación entre democracia y cambios progresistas que se sintetizó en la convocatoria de Sendic a un Frente Grande. Los frente-grandistas, pese a estar en minoría, fueron admitidos dentro de la orga-nización y sus bastiones políticos (como el Frente Juvenil y los medios

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de comunicación) fueron respetados, al menos hasta la muerte de Sendic. Sin el antecedente de la tesis del Frente Grande, para Mujica, Fernández Huidobro, Bonomi y Quartino hubiera sido mucho más difícil suturar la convergencia del MLN-T con la estrategia electoral predominante en la izquierda a partir de la creación del Encuentro Progresista en 1994.

La tradición pluralista también ayuda a entender por qué han per-manecido en el MLN-T los que no estaban tan convencidos de la nueva estrategia política impulsada desde 1995. Mujica, por su parte, no empleó su peso político para eliminar del MLN-T a quienes siguen vislumbrando un horizonte insurreccional. «Mujica hace su trabajo, yo hago el mío», dice Marenales.129 Ambas visiones se toleran mutuamente y conviven en la actualidad. En cierto modo, la persistencia del «aparato» es funcional a la estrategia de la «refundación nacional» a través de sucesivos gobiernos de centro- izquierda. La continuidad de la estructura del MLN-T es un «signo» muy importante: expresa, o pretende expresar que, a pesar de todo, los ex guerrilleros siguen siendo revolucionarios.

En realidad, las distintas corrientes del MLN-T no sólo se han tole-rado mutuamente. Además, el repaso de la historia de la peripecia de la organización muestra una sucesión de pactos entre dirigentes y entre sectores. Se negocia la redacción de los documentos (que, por eso mismo, generalmente rebosaneclecticismo), sedelimitanzonasde influenciaen las cuales cada dirigente (estuve a punto de escribir, cada caudillo) decide cómo implementar la estrategia del movimiento (de acuerdo, naturalmente, a su propia valoración de las prioridades políticas). A comienzos de 1989, el MLN-T hacía muchas cosas distintas a la vez: algunos intentaban convertirlo en el esqueleto militar del «nuevo 73», otros en el eje de un «polo revolucionario» dentro del Frente Amplio, otros en el catalizador de un Frente Grande. Había, incluso, diferencias importantes en las prácticas políticas dentro del «aparato»: no era igual la vida del militante del Zonal 4, que dirigía Zabalza, que el del Zonal 5, orientado por Mujica. A pesar de estas diferencias lograron seguir juntos mucho tiempo.

Aunque pueda resultar extraño, esta manera algo anárquica de conce-bir el funcionamiento del MLN-T ha terminado favoreciendo el cambio

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ylaadaptaciónpartidaria.ElcasodelMLN-TratificalavisióndeYafféacerca de la relación entre pluralismo interno y adaptación partidaria (2005: 37-39). La matriz ideológica original no podría favorecer más la emergencia, experimentación, legitimación y desarrollo de visiones políticas y estratégicas novedosas.

Ambición y destreza política El tercer rasgo ideológico que hizo posible que el MLN-T terminara

transformándose en la columna vertebral de un muy exitoso movimiento electoral es que el MLN-T siempre ha tenido una gran ambición política. Nació bajo el signo de la urgencia, buscando «tomar el cielo por asalto», pero siempre por el camino más corto. Una vez que concluyeron que estaban condenados a la legalidad, no tardaron mucho en comprender que paraalcanzarelgobiernoporlavíaelectoraldebíanaceptarmodificarla plataforma programática. La primera decisión, la más impresionante, la de no retomar las armas, condicionó las restantes: la cooperación con la estrategia de Vázquez y la transformación del MPP en una «puerta de entrada» confortable para electores de centro y centro izquierda.

Además de ambición, los tupamaros siempre han tenido destreza política. Cuando hicieron política con armas lograron generar una co-rriente de simpatía importante que se expresó a través del Movimiento de Independientes 26 de Marzo y de la votación a Enrique Erro en 1971. Por eso mismo, cuando se insertaron en la legalidad ya conocían algunos secretos importantes respecto a cómo comunicarse con la ciudadanía. Armados o desarmados los ha caracterizado una destreza especial en el manejo de la comunicación simbólica y en la generación de mensajes con alto impacto público. En especial, siempre han sabido «hablarle a los uruguayos en el lenguaje de los uruguayos».

Más allá de su infrecuente capacidad comunicacional, es evidente que en esto Mujica no ha innovado respecto a la tradición tupamara. Desde el comienzo, uno de los rasgos que diferenció a los tupamaros de otras corrientes de izquierda fue la búsqueda de un lenguaje popular. Desde luego, en cualquier explicación del éxito electoral de Mujica, tan impor-tantes como sus palabras son sus silencios, sus gestos, sus rezongos, su aspecto, su forma de vivir. También en este sentido, es más expresión de la continuidad de una escuela de comunicación política que de ruptura.

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Los tupamaros, desde el comienzo, construyeron su imagen fundamen-talmente a partir de hechos, trasmitieron sus ideas mediante símbolos y actitudes y no tanto con palabras (Panizza 1990: 151-179).

Innovación y tradición Elcuartorasgodelaconfiguraciónideológicaoriginalquefacilitóel

cambio del MLN-T es que han logrado apoyar el presente en el pasado. Durante estos 20 años, los principales referentes públicos del MLN-T cultivaron sistemáticamente su tradición política. Siempre hubo un com-ponente emocional en la pertenencia al MLN-T. Sin embargo, la intensa peripecia de la organización ha multiplicado el sentimiento de fraternidad. Para decirlo en los términos de la literatura reciente, el MLN-T siempre tuvo y ha multiplicado los procedimientos de «infusión de valor». Los tupamaros se ocuparon de construir una épica y de escribir la historia que les convenía contar desde el punto de vista de su estrategia política.

La construcción de la épica la realizaron relatando con crudeza sus años de prisión, con picardía sus operaciones militares y con humor sus derrotas. Nunca renegaron de su pasado. Por el contrario, siguieron recordando, todos los años, la muerte de Raúl Sendic y conmemorando la toma de Pando del 8 de octubre de 1969. Tampoco se presentaron como héroes infalibles. En realidad, Fernández Huidobro, el principal reconstructor de la historia del MLN-T, suele decir que ellos han sido «mariscales de derrotas», pero que de cada una de ellas han logrado aprender y renacer.

Al mismo tiempo que relataban sus peripecias, los tupamaros fueron reescribiendo la historia política reciente. En primer lugar, fueron rein-terpretando su relación con la democracia. Mientras al principio, como surge nítidamente tanto de los documentos como de la práctica política de la época, no mostraban apego ni depositaban esperanzas en la democracia «burguesa» (en realidad, tendían a verla como un obstáculo para la toma de conciencia del pueblo), luego de la dictadura han insistido en presen-tarse como defensores de una democracia agredida. Este argumento, en mi opinión, no es totalmente falso. Existía en la época en que comenzó a formarse el MLN-T (1963-1964) una preocupación por el ascenso del fascismo en el Cono Sur. Esta preocupación se reforzó con el golpe de Castelo Branco en Brasil en 1964. También es cierto, que una parte importante de la izquierda interpretó la reforma constitucional de 1966 y el gobierno de Pacheco como el prólogo de una dictadura propiamente

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dicha. Sin embargo, en esencia, la interpretación que presenta a los tu-pamaros como defensores de la democracia no se sostiene. El objetivo principal de la lucha de los tupamaros fue, mediante la acción revolu-cionaria, acelerar el proceso de creación de las condiciones subjetivas para la revolución socialista y su primera fase, la liberación nacional.

Además de reinterpretar su relación con la democracia para hacer menos sorprendente el pasaje de guerrilleros a buscadores de votos, los tupamaros han reinterpretado su relación con el Encuentro Progresista. Aquí también suelen contar solamente una parte de la historia, la que mejor se ajusta a sus intereses políticos. Es cierto que el MLN-T fue uno de los primeros grupos en la izquierda en convocar a formar un círculo concéntrico más grande, que incluyera al Frente Amplio, pero que permitiera incorporar otras fuerzas «progresistas». Sin embargo, se suele olvidar que, tras el cambio de correlación de fuerzas en su interna entre frentegrandistas y proletarios, el MLN-T terminó, paradójicamente, oponiéndose a la creación del Encuentro Progresista en julio de 1994. Los tupamaros suelen presentarse como pioneros en la creación del Encuentro Progresista. Es obvio que no lo son. En 1994 les ocurrió lo mismo que en 1971: en los dos momentos más importantes de la historia reciente de la izquierda uruguaya, los tupamaros estaban embarcados en una estrategia política opuesta a la del resto de la izquierda: en 1971 hicieron apenas una pausa en la lucha armada: consideraban que el FA no era una alternativa realista de poder popular; en 1994, se opusieron a lacreacióndelEncuentroProgresistaygeneraronelconflictodelFiltro.

7.2. el argumento teórico, más allá del mln

El argumento que se acaba de desarrollar puede ser aplicado a otros partidos.Amododeejemplo,enesteapartadofinal,voyapresentar,enprimer lugar, cómo podría facilitar la comprensión de la extraordinaria supervivencia de otros partidos políticos en Uruguay y, en segundo lugar, cómo podría extenderse a otros partidos políticos de América Latina.

Numerosos aspectos de la matriz ideológica del MLN-T no son patri-monio exclusivo de los tupamaros. Muy por el contrario, constituyen el común denominador de los más antiguos partidos uruguayos, el Partido

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Imágenes del ministro José Mujica tomadas en la Expo-Prado 2005 y 2006.En la primera foto, Vázquez y Mujica aparecen acompañados del Ing. Fernando Mattos Costa, Presidente de la Asociación Rural del Uruguay, institución organizadora del evento.En la segunda, nuevamente Mujica y Mattos, esta vez con el vicepresidente Rodolfo Nin Novoa.Fotos gentileza de SEPREDI.

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Colorado y el Partido Nacional. Como los tupamaros, a lo largo de la historia, los colorados y los blancos han tenido un conjunto de ideas distinguibles y relativamente estables. Si el MLN-T se ha caracterizado por luchar por la «liberación nacional y el socialismo», los colorados se hanidentificado,durantemuchasdécadas,porsuvocaciónmoderniza-dora y su énfasis en la equidad, y los blancos por su insistencia en los temas clásicos del liberalismo político y económico (De Armas, Garcé y Yaffé 2003).

Sin embargo, colorados y blancos comparten con los tupamaros el haber manejado sus principales ideas con enorme pragmatismo, adap-tándosecongranflexibilidadalossucesivosdesafíosquetuvieronqueenfrentar desde el gobierno o desde la oposición. Asimismo, han sido especialistas en el arte de conciliar las diferencias internas entre grupos, corrientes y fracciones. Para ello, han construido una épica, que se re-monta a las luchas políticas del siglo XIX, y una tradición. Finalmente, si lograron reproducir sus apoyos durante tanto tiempo es porque han tenido, desde sus orígenes, una capacidad indudable de «hablar en uru-guayo». Si este argumento es correcto, la mutación y reproducción del MLN-T obedece a algunas de las razones que han permitido explicar la longevidad inusual de los partidos tradicionales uruguayos. Aunque pueda parecer extraño, mirado desde este punto de vista, el MLN-T sería el más «tradicionalista» de los sectores de la izquierda uruguaya.

La relación entre el MLN-T y la tradición política uruguaya tiene otro punto de contacto sorprendente. «La historia del MLN-T es la historia de sus direcciones», me dijo en algún momento Gerardo Tagliaferro. Totalmente de acuerdo. Y, de sus caudillos, podríamos agregar. A nadie se le escapa que la forja y el ascenso del prestigio de la guerrilla tienen que ver con el liderazgo de Sendic. Los errores políticos y militares de principios de los setenta tienen que ver con el proceso obligado de reno-vación de direcciones. La jugada sorprendente de crear el Movimiento de Independientes26deMarzosedebe,otravez,alaflexibilidadpolíticade Sendic, que impulsó esta iniciativa desde la cárcel de Punta Carretas. La inserción en la legalidad y la instalación de la visión frentegrandista dentro del MLN-T, se debe, otra vez, al coraje intelectual y a la audacia política del viejo jefe guerrillero. El predominio de los proletarios y las acciones políticas del MLN-T, en el quinquenio que va desde la muerte

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de Sendic en 1989 a las elecciones de 1994, son inseparables del ascenso de Jorge Zabalza. Luego, la recuperación y capitalización del frentegran-dismo se debe fundamentalmente a José Mujica. Fernández Huidobro ha jugado, en todas las épocas, un papel fundamental pero esencialmente diferente. Casi nunca, salvo en cuestiones estrictamente militares, marcó el rumbo de la organización. Pero, como él mismo ha dicho, escribió casi todos los documentos importantes del MLN-T. Siempre jugó un papel articulador decisivo. Y en todas las épocas formó parte de la pequeña coalición de dirigentes que predominó en la interna de la organización.

El argumento que busca en la matriz ideológica original la explicación de por qué algunos partidos tienen más capacidad de mutar que otros puede servir también para analizar experiencias de partidos políticos deotrospaíses.Enparticular,durantelosúltimosaños,sehareflexio-nado mucho sobre el caso del Justicialismo argentino que pasó de su viejo discurso nacionalista y estatista de los tiempos del primer Perón, al liberalismo económico de la era Menem. Las explicaciones se han concentrado en aspectos institucionales. Sin embargo, no han reparado en un dato muy sencillo: también el peronismo se ha caracterizado por su pragmatismo, su heterogeneidad ideológica y su mística. Perón decía que «mejor que decir es hacer» y que «la doctrina debe ser elástica». De hecho, no hay que esperar a Menem para encontrar cambios en las políticas del peronismo. Los especialistas en historia económica han señalado diferencias entre el Perón de los cuarenta y el de los cincuenta. Y entre el de los cincuenta y el del regreso… Y entre el último Perón y Menem… Por cierto, el justicialismo no es el único ejemplo en América Latina de partidos mutantes.

Si mi insistencia en tratar de explicar la evolución ideológica de los partidos políticos a partir de las características originales de sus matrices ideológicas es correcta, cabe preguntarse por qué, siendo un argumento tan sencillo, no ha sido explorado antes. En mi opinión, hay una sola explicación: el predominio de los enfoques teóricos centrados en las instituciones y los intereses ha tenido como correlato casi inexorable la disminucióndelinterésdelosinvestigadoresenlareflexiónsobrelasideologías. En este caso, el precio que se ha pagado es bastante alto. Es mucho más sencillo explicar que un partido cambia porque nunca asig-nó demasiada importancia a sus construcciones teóricas, que relacionar cambio ideológico con estructuras organizativas internas. Hay partidos

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y movimientos políticos cuya principal seña de identidad ideológica es, precisamente, un mandato imperativo a favor de la adaptación a las circunstancias.

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178 u Adolfo Garcé

u listado de entrevistas

u Agazzi, Ernesto.u Antúnez, Alba.u Baroni, Alejandro. u Bonomi, Eduardo. u Caillabet, Carlos. u Canalda, Edmundo. u Casares, Carlos. u Coitiño, Carlos. u De León, Mario. u Fernández Huidobro, Eleuterio. u Leites, Irma.

u León Duter, Eduardo. u Lev, León.u Marenales, Julio. u Piccardo, Diego. u Rosadilla, Luis. u Ramada, Jorge. u Sarthou, Helios. u Villanueva, Roberto. u Zabalza, Jorge.

Donde hubo fuego u 179

A n e x o D o c u m en t A l

Lucía Caldes - Carla Chiappara - Mateo Porciúncula

180 u Adolfo Garcé

Donde hubo fuego u 181

nota Preliminar

En este anexo documental presentamos diversos artículos de prensa, do-cumentos internos, datos estadísticos, información académica y cartas de ex integrantes del movimiento, buscando ilustrar la evolución histórica del MLN-T.

Cabe señalar que la documentación relevada a lo largo de esta investigación es mucho más abundante y quizás más rica que la expuesta en este espacio. Sin embargo, el criterio de selección adoptado ha sido no abrumar al lector e incorporar aquellos documentos que mejor ilustran los argumentos propuestos a lo largo del libro.

Asimismo, destacamos los documentos inéditos y las cartas de la sección Despedidas, por el valor testimonial que poseen.

mln-t: estructura, trayectoria, contexto

182 u Adolfo Garcé

Autoridades del MLN-Tupamaros (III y IV Convención)

ConvenciónNacio-

ComitéCentral

ComitéEjecutivo

C.A.I.Comisiones

ComisionesFrente

Zonal

Social

Sindical

Juvenil

t

tt

t

tt

tt

t

t

t t

Regional Exterior Regional Interior Regional Montevideo(Interzonal)(Interzonal)

Zonal Zonal Zonal Zonal Zonalt t t t t t

Frentest

t t

t t t t t t

ttttt tOrganigrama (1987)

G. deIngreso

G. deIngreso

G. deIngreso

G. deIngreso

G. deIngreso

G. deIngreso

G. deBase

G. deBase

G. deBase

G. deBase

G. deBase

G. deBase

Donde hubo fuego u 183

Titulares y suplentes del Comité Centralelectos en la III Convención (diciembre 1985)

Comité Ejecutivo III Convención(en orden alfabético)N° Nombre Votos N° Nombre Votos

1. Raúl Sendic 882 34. Artigas Gandaro 2642. Eleuterio Fernández 827 35. Xenia Itté 2633. José Mujica Cordano 821 36. Edmundo Canalda 2624. Jorge Manera 787 37. Julio Listra 2565. Julio Marenales 774 38. Wilder Cesar 2576. Washington Rodríguez Beletti 710 39. Leopoldo Lafferranderie 2547. Jorge Zabalza 674 40. Julio Rosa 2528. Jorge Balmelli 573 41. Rómulo Rodríguez 2509. Walter González 557 42. Juan Cavillón 24810. Juan Almirati 520 43. Raquel Dupont 24711. Luis Rosadilla 485 44. Esther Uribasterra 24412. Andrés Cultelli 447 45. Ricardo García 23513. Jorge Selves 374 46. Jorge Ramada 23514. Eduardo León Duter 373 47. Edgardo Tiscornia 23315. Nicolás Estévez 366 48. Ricardo Perdomo 22916. Roberto Villanueva 359 49. Daniel Olesker 22017. Ismael Basini 357 50. Julio Martínez 21818. Alba Antúnez 354 51. Noris Menotti 20519. Mario de León 351 52. Gloria Sclavo 19520. José Martínez 335 53. Irma Leites 18921. Graciela Jorge 334 54. Ruben Bouvier 18622. David Cámpora 331 55. Carlos Ubiría 18423. Violeta Setelich 325 56. Héctor Juambeltz 18324. Arturo Dubra 325 57. Roberto Arnoso 18225. Pablo Blanco 313 58. Daniel Muzio 18126. Daniel Yarzábal 308 59. Jorge Quartino 18127. Sonia Mosquera 307 60. Ruben Castro 17828. Raúl Gallinares 295 61. Pedro Dubra 17829. Alejandro Buscarons 282 62. Mariela Wins 17730. Diego Piccardo 272 63. Daniel Carbajal 17431. Samuel Blixen 265 64. Carlos Casares 17232. Juan José Domínguez 265 65. Jorge Aiello 17033. Embert Martínez 265 66. Hugo Leytón 170

TITULARES SUPLENTES

184 u Adolfo Garcé

Datos Electorales

Evolución del apoyo electoral al MLN-Ten Elecciones Nacionales (1971-2004)

N° Nombre Votos N° Nombre Votos1. Marenales, Julio 676 34. Castro, Ruben 1472. Fernández, Eleuterio 625 35. Zapata, José 1413. Sendic, Raúl 623 36. Brasil, Walter 1404. Mujica, José 616 37. Amir, Carlos 1365. Manera, Jorge 569 38. Alonzo, Pocho 1346. Antúnez, Alba 562 39. Desiderio, Juan 1347. Zabalza, Jorge 539 40. Muguruza, Eduardo 1748. Dubra, Arturo 510 41. Franco, Cholo 1639. De León, Mario 440 42. Rodríguez, Rómulo 15710. León Duter, Eduardo 414 43. Juambeltz, Héctor 15611. González, Walter 400 44. Cesar, Wilder 15312. Rosadilla,Luis 369 45. Hernández,Uberfil 13213. Cultelli, Andrés 341 46. Menéndez, Marx 12714. Casares, Carlos 311 47. De Toro, Lalo 12515. Piccardo, Diego 309 48. Demichelli, Álvaro 11916. Buscarons, Alejandro 301 49. Martínez, Ember 11817. Leites, Irma 297 50. Tarocco, Baldemar 11718. Rosa, Julio 293 51. Ayala, Onito 11219. Villanueva, Roberto 293 52. Statakis, Víctor 10620. Almiratti, Juan 278 53. Hornos, Pocho 10121. Basini, Ismael 263 54. Torres, Jorge 9922. Rodríguez Beletti 255 55. Révori, Ventura 9523. Canalda, Edmundo 248 56. Ubiría, Carlos 9224. Domínguez, J. J. 241 57. Smith, Teresa 8825. Yarzábal, Daniel 239 58. Herrera, Roberto 8126. Uribasterra, Esther 234 59. García, Ruben 7927. Leytón, Hugo 230 60. Brun, Diego 7728. Quartino, Jorge 220 61. Arriera, José 7529. Martínez, José 218 62. Alaniz, Omar 7430. García, Ricardo 211 63. Caballero, Roberto 5731. Bonomi, Eduardo 187 64. Anruti de Cabillón 4132. Selves, Jorge 183 65. Minetti, Carlos 4133. Suárez, (Quico) 179 66. Benítez, Walter 24 67. González, Luis 12

TITULARES SUPLENTES

Donde hubo fuego u 185

u Antúnez, Albau Balmelli, Jorgeu Cámpora, Davidu De León, Mariou Duter, Eduardo Leónu Mujica Cordano, Joséu Piccardo, Diegou Rodríguez Beletti, Washingtonu Rosadilla, Luis

Comité Ejecutivo IV Convención(en orden alfabético)

u Antúnez, Albau Casares, Carlosu De León, Mariou Dubra, Arturou Duter, Eduardo Leónu Fernández, Eleuteriou Manera, Jorgeu Marenales, Juliou Piccardo, Diegou Rosadilla, Luisu Sendic, Raúl

Titulares y suplentes del Comité Centralelectos en la IV Convención (junio 1987)

186 u Adolfo Garcé

1971 1984 1989 1994 1999 2004

Patria Grande IDI MPP MPP MPP E-609

Votos 70.944 26.785 45.145 45.469 139.692 327.947

% del FA 23,3 6,7 10,8 7,3 16,3 29,1

% del total 4,3 1,4 2,3 2,2 4,7 15,1

Fuente: base de datos de Política y Relaciones Internacionales FCS

Cronología MLN-T (1985-2004)

PRIMERA ETAPA: 1985-1989

1985 – 14 de Marzo. Liberación de presos políticos.

Donde hubo fuego u 187

1985 – Marzo y abril. “Asambleas Consultivas” de militantes del MLN-T para debatir sobre la reorganización del movimiento.

1985–Diciembre.IIIConvención.Debatesobreautocríticayreafirmaciónrevolucionaria.

1986 – 2 de marzo. CC del MLN-T resuelve pedir el ingreso al FA.1986 – Aparece Mate Amargo1987–IVConvenciónfijalalíneaestratégica.1987 – Diciembre. Debate entre el PCU y Mate Amargo acerca de la pro-

puesta de Frente Grande. 1987 – 19 de diciembre. Acto del MLN-T en el Franzini. 1988 – Comienza a trasmitir Radio Panamericana (CX 44)1989 – Febrero- Ruptura del FA.1989 – 16 de Abril. La Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Es-

tadoesratificadaporlaciudadaníaenreferéndum.ElMLN-Tpasaa “estado de reserva”.

1989 – 28 de Abril. Muerte de Sendic.1989 – 20 de Mayo. Ingreso del MLN-T al FA. 1989 – Junio. Acto de lanzamiento del MPP. 1989 – Elecciones a padrón abierto para hacer listas a cargos en el Parlamento

del MPP. El MLN, después de un largo proceso de debate interno, no autoriza la inclusión de sus integrantes en las listas del MPP.

1989 – Noviembre. Elecciones: el MPP obtiene dos bancas en diputados: Helios Sarthou y Hugo Cores.

SEgUNDA ETAPA: 1990-1994

1990 – V Convención. Alejamiento del Frente Juvenil. Debilitamiento de las posiciones frentegrandistas. Predominio de los proletarios. El MLN-T como Organización Político Militar.

1990 –Vázquez en la IMM.1991 – I Congreso del MPP. El ambulantismo como problema.1991 – Congreso del FA. Hacia un cambio en la política de alianzas.1992 – Referéndum contra “Ley de Empresas Públicas”.1993 – Se empieza a tejer la “macrocoalición progresista” en torno al In-

tendente Tabaré Vázquez. 1993. MLN-T autoriza la incorporación de militantes tupamaros en las listas

electorales del MPP.1993 – II Congreso del MPP. El PVP a favor de la macrocoalición. El resto,

incluidos los tupamaros, en contra.1994 – Junio. El PVP se va del MPP y renuncia a todos los cargos de repre-

sentación (diputado y ediles).1994 – Creación del Encuentro Progresista. El MPP se opone. El MLN-T

188 u Adolfo Garcé

también.1994 – Agosto. “Masacre de Jacinto Vera”. Clausura de Radio Panamericana

(CX 44.)1994 – Noviembre. Elecciones: dirigentes históricos del MLN-T en listas

al Parlamento. Encuentro Progresista pierde la elección por aproxi-madamente 20.000 votos.

TERCERA ETAPA: 1995-2004

1995 – Mujica diputado. 1995 – Zabalza se aleja del MLN-T: se “desvaneció el imaginario insu-

rreccional”.1995 – Enfrentamiento de Seregni-Astori con el MLN por Reforma Cons-

titucional. Dirigentes históricos del MLN-T empiezan a acercarse a Vázquez.

1996–OfensivadeMujicayFernándezHuidobroparamodificarlaestrate-gia política del MPP. Documento “Del MLN al Congreso del MPP”

1996 – III Congreso del MPP. Comienza el debate estratégico sin conse-cuencias dramáticas.

1996 – Mate Amargo compara a Astori con Batalla por su posición en torno a la reforma constitucional.

1997 – Creación de la Corriente de Izquierda1997 – Elecciones en el FA: la Corriente de Izquierda (CI) se convierte en

la segunda fuerza.1997 – Enfrentamiento de Zabalza con la IMM por tema Hotel Casino

Carrasco. Vázquez renuncia a la presidencia del Frente Amplio.1998 – Mujica, Fernández Huidobro, Quartino y Abelenda designados

“asesores” por Vázquez.1998 – MLN-T se aleja de la CI y promueve la ruptura del MPP con la CI.1998 – IV Congreso MPP. Triunfa la línea aperturista. Ruptura del MPP con

la CI y cláusula de libertad de acción (se habilita la “doble militan-cia”, en el MPP y la CI).

1999–Febrero.SegundapartedelIVCongresodelMPP.Seratificanlasresoluciones adoptadas en la primera parte del congreso.

1999–Setiembre.RupturadefinitivaconZabalzaySarthou.1999 – Octubre. Elecciones parlamentarias: Mujica y Fernández Huidobro

senadores.2001 – El MLN-T y el MPP contribuyen a forjar la “Concertación para el

Crecimiento”.2002 – Deja de salir Mate Amargo.2002 – Elecciones internas en el FA: MPP primera fuerza.2002 – V Congreso del MPP: “refundación nacional”.2004 – Espacio 609. El MPP como expresión del frenteamplista promedio.

Donde hubo fuego u 189

2004 – Octubre: MPP primera fuerza del EP.

Guerrillas del cono Sur y caribe

Ideología, teoría y Práctica

Llamados para la acción: Raúl Sendic (1968)

190 u Adolfo Garcé

1-¿Cuál ha sido el principio fundamental en que se ha basado la actividad de su organización hasta el presente?

El principio de que la acción revolucionaria en sí, el hecho mismo de armar-País guerrilla Período deacción

Ideología Organizaciónlegal

Argentina Ejército Guerrillerodel Pueblo (EGP)

De 1963 a 1964 Marxista-leninista,guevarista

EjércitoRevolucionariodel Pueblo (ERP)

De 1970 a 1977 Al principiotrotskysta y

posteriormenteguevarista

Fuerzas Armadasde Liberación(FAL)

De 1969 amediados de1970

Marxista-leninista con

rasgos maoístas

Fuerzas ArmadasPeronistas(FAP)

De 1967 a 1973 Peronista deizquierda.

Guerra popularprolongada

Fuerzas ArmadasRevolucionarias(FAR)

De 1967 a 1973 Marxista-leninista-peronista.

Al principiotuvo militantes

guevaristas

MovimientoPeronista Montonero(MPM)

De 1969 a 1977 De izquierdaperonista con

raíces fascistasnacionalista,con agenda

social radicalcatólica

(Teología de laLiberación)

JuventudPeronista

Regionales

Uturuncos De 1959 a 1960 Peronistay castrista

Donde hubo fuego u 191

País guerrilla Período deacción

Ideología Organizaciónlegal

Brasil Acción LibertadoraNacional (ALN)

De 1968 a 1970 Marxista

MovimientoRevolucionario deOctubre 8(MR-8)

Desde losúltimos añosde la décadadel 60 hastaprincipios dela del 70

Guevarista

VanguardiaPopularRevolucionaria(VPR)

Desde 1968hasta losúltimos añosde la décadadel 70

De izquierdanacionalista al

principio,castristadespués

Chile Frente PatrióticoManuel RodríguezPartido Comunistade Chile(FPMR/PCCH)

Desde principiosde la década del80 hasta laactualidad.Abandonó lalucha armadaal terminar elrégimen militar

Marxista

Movimientode IzquierdaRevolucionaria(MIR)

De 1965 a 1968 Castristay guevarista

Movimientodemocrático

popular

CostaRica

La Familia Desde 1981hasta 1983

Marxista-leninista.

Guerra Popularprolongada

OrganizaciónPatrióticaSanta María/Ejército de laDemocracia y laSoberanía (OPS)

Desde 1986hasta 1988

Cuba Movimiento26 de Julio(M-26)

De 1953 a 1959 Castrista(combinación

de nacionalismocubano y

marxismo)

192 u Adolfo Garcé

País guerrilla Período deacción

Ideología Organizaciónlegal

RepúblicaDominicana

Movimiento14 de Junio(M-14)

Se funda afinalesdelos50s. Comienzala lucha armadaen dosoportunidades,en 1963 y luegoen 1970

Marxista-castrista

El Salvador EjércitoRevolucionariodel Pueblo(ERP)

Desde 1972hasta 1992

Al principio,maoísta.InfluidoporNicaraguay Cuba

LigasPopulares28 de febreroy el Partidode laRevoluciónSalvadoreña

FrenteFarabundoMartí deLiberaciónNacional(FFMLN)

1980 Marxista-leninista

Representadolegalmentepor elFrenteDemocráticoRevolucionario

FuerzasArmadas deLiberación(FAL)

Desde 1977hasta 1992

Marxista-leninistaortodoxo

Partido deAcción Renova-dora la UniónDemocráticaUnión Nacio-nalistaOpositora

FuerzasArmadas deResistenciaNacional(FARN)

Desde 1975hasta 1992

Marxista noortodoxo,vinculada a laIglesiaCatólica y a laclase media

Partido deResistenciaNacional y elFrente deAcción PopularUnido

FuerzasPopulares deLiberaciónFarabundoMartí(FPL)

Desde 1970hasta 1992

Maoísta-castrista.Guerrapopularprolongada

Bloque PopularRevolucionario

Donde hubo fuego u 193

País guerrilla Período deacción

Ideología Organizaciónlegal

El Salvador PartidoRevolucionariodeTrabajadoresde Centroamé-rica/FuerzasArmadasRevolucionariasde LiberaciónPopular(PRTC/FALP)

1976Abandona lalucha armadaen 1992

Inicialmentetrostkysta,a partir de1979 másmarxista-leninistaortodoxo.Concepciónregional dela lucha.

Movimientode LiberaciónPopular

grenada New JewelMovement(NJM)

1973 Marxista-leninista

Honduras FrenteMorazonistade LiberaciónNacionalHondureño(FMLNH)

Desde 1967hasta elpresente

Maoísta

FuerzasPopularesRevolucionariasLorenzo Zelaya(FPRLZ)

Desde 1981hasta elpresente

Sandinista,marxista

MovimientoPopular deLiberación«Cinchoneros»(MPLCinchoneros)

Desde 1980hasta elpresente

Marxista-leninistapopulistarural

PartidoRevolucionariode losTrabajadoresCentroamerica-nos deHonduras(PRTCH)

Desde 1977hasta elpresente

Al principiotrostkysta

194 u Adolfo Garcé

País guerrilla Período deacción

Ideología Organizaciónlegal

México EjércitoZapatista deLiberaciónNacional(EZLN)

Desde 1994hasta elpresente

Estrategiaguevarista,foquista

Liga Comunista23 deSeptiembre(LC-23S)

Desde 1973hasta 1976

Ultramarxista-leninista

PartidoRevolucionariode Obreros yCampesinos/Partidos de losPobres(PROC/PP)

Desde 1969hasta 1974

Marxista-leninista

Nicaragua FrenteSandinista deLiberaciónNacional(FSLN)

Desde 1961hasta 1979

Marxismo.Teología dela Liberación,sandinismo

Uruguay Movimientode LiberaciónNacionalTupamaros(MLN-T)

Desde 1962hasta 1972

MarxistaMovimiento26 de Marzo

Venezuela Movimientode IzquierdaRevolucionaria/FuerzasArmadas deLiberaciónNacional(MIR/FALN)

Década de1960

Castrista

PartidoComunista deVenezuela/Fuerzas Armadasde LiberaciónNacional (PCV/FALN)

Desde 1961hasta 1968

Fuente: Lisa Gross, Handbook of Leftist Guerrilla Groups in Latin America and the Caribbean. (Cabe señalar que el texto incluye datos completos para América Latina, por razones de extensión restringimos los datos al Cono Sur y el Caribe.

Donde hubo fuego u 195

se, de pertrecharse, de procesar hechos que violen la legalidad burguesa genera conciencia, organización y condiciones revolucionarias.

2-¿Cuál es la diferencia fundamental de la organización de Uds. con otras organizaciones de la Izquierda?

Lamayoríadeestasúltimasparecenconfiarmásenlosmanifiestos,enlaemisión de enunciados teóricos referentes a la Revolución para preparar militan-tes y condiciones revolucionarias sin comprender que, fundamentalmente, son las acciones revolucionarias las que precipitan las situaciones revolucionarias.

3-¿Me puede poner algún ejemplo histórico ilustrativo de cómo funciona el principio de que la acción revolucionaria genera conciencia, organización y condiciones revolucionarias?

Cuba es un ejemplo. En lugar de un largo proceso de formación del Partido de masas, se instala un foco guerrillero de una docena de hombres y este hecho genera conciencia, organización y condiciones revolucionarias que culminan con una verdadera Revolución Socialista. Ante el hecho revolucionario consumado todos los auténticos revolucionarios se ven obligados a lanzarse detrás.

[…]

6-¿Quiere decir que la lucha armada al mismo tiempo que va destruyendo al poder burgués, puede ir creando el movimiento de masas que necesita una organización insurrecional para hacer la Revolución?

Sí, sin considerar esfuerzo perdido el que se realice para crear un Partido o Movimiento de masas antes de lanzar la lucha armada, hay que reconocer que la lucha armada apresura y precipita el movimiento de masas. Y no es sólo el ejemplo de Cuba; también en China el Partido de masas se fue creando en el trans-curso de la lucha armada. Quiere decir que la formula rígida de ciertos teóricos, “primero crear el Partido para después lanzar la Revolución”, históricamente, reconoce más excepciones que aplicaciones. A esta altura de la historia nadie puede discutir que un grupo armado, por pequeño que éste sea, tiene mayores posibilidades de éxito, para convertirse en un gran ejército popular, que un grupo que se limite a emitir “posiciones” revolucionarias.

7-Sin embargo, un movimiento revolucionario necesita plataformas, docu-mentos, etc.?

Desde luego; pero no hay que confundir. No es sólo puliendo plataformas y programas que se hace la Revolución. Los principios básicos de una Revolución

196 u Adolfo Garcé

Socialista están dados y experimentados en países como Cuba y no hay más que discutir. Basta adherir a esos principios y señalar con hechos el camino insurreccional para lograr su aplicación.

[…]

11- ¿Cuáles son los objetivos fundamentales, en general, del movimiento en esta etapa?

Tener un grupo armado, lo mejor preparado y pertrechado posible, probado en la acción.

Tener buenas relaciones con todos los movimientos populares que apoyan esta clase de luchas.

Crear órganos de propaganda destinados a radicalizar las luchas y crear conciencia.

Teneruneficienteaparatodecaptacióndemilitantesconposibilidadesdeformación teórica y grupos dentro del movimiento que cumplan con las fun-ciones antes mencionadas.

[…]

16- ¿Me puede detallar la estrategia para la toma del poder en el Uruguay?No, no puedo darle una estrategia detallada. En cambio, puedo darle algu-

naslíneasgeneralesestratégicasyestomismosujetoamodificaciones,conelcambio de circunstancias. Es decir, líneas generales estratégicas válidas para el día, mes y año en que se anuncian.

17- ¿Por qué no puede darme una estrategia detallada y definitiva?Porque una estrategia se va elaborando a partir de los hechos reales básicos

y la realidad cambia, independientemente de la voluntad. Comprenda que no es lo mismo una estrategia basada en el hecho de un movimiento sindical fuerte y organizado, que una basada en el hecho de que ese movimiento haya sido desbaratado, para poner un ejemplo ilustrativo.

[…]

28- ¿Considera que todas estas tareas son igualmente revolucionarias? Sí. Algunos creen que solamente cuando estamos entrenándonos para com-

batir o cuando se entra en acción, estamos haciendo una tarea revolucionaria, pero todas las tareas que ayuden a un plan estratégico son igualmente importantes para la revolución.

[…]

Donde hubo fuego u 197

30- ¿Quiere decir que una posibilidad estratégica se puede abrir con nuestro esfuerzo cotidiano?

Sí. Una estrategia para la revolución depende de las condiciones que po-damos crear con nuestro esfuerzo orientado a un plan para la toma del poder, además de no perder de vista las condiciones que nos da la realidad

Fuente: Entrevista a Raúl Sendic en “30 preguntas a un Tupamaro” Revista Punto Final nº 58, Impresora Prensa Latinoamericana, Chile, 2 de julio de 1968.

Autocrítica: Carta de los presos (1973)

Publicada en el folleto “La carta de los presos y otros documentos”, MLN-T, sin fecha. Este documento fue elaborado por algunos de los principales dirigentes del MLN-T a mediados de 1973. La carta está fecha el 19 de agosto de 1973.

Conclusiones de la autocrítica sobre estrategia

Nuestro principal error no fue la desviación pequeño burguesa, sino el error original de línea que luego dio lugar a esa desviación. A partir de 1969, aproxi-madamente, la organización se quedó sin estrategia. Desde 1963 al 69, siempre tuvimos el gran rumbo estratégico claro; primero fue construir el aparato mínimo (63-66); luego la acción genera conciencia (66-69); en este último período, tratamos de pasar del pequeño grupo inicial a un gran movimiento, creando conciencia a través de la acción. Todo este tiempo (63-69) fue el más típicamente foquista. Pero ya en el Documento 4 (enero 69) decíamos que el reto histórico era crear la telaraña MLN-pueblo; era quizás el comienzo de una proposición estratégica que no se profundizó adecuadamente. No nos dimos cuenta cabal de que justamente por haber sido correcta la estrategia de que la acción genera conciencia y organización, y haberse plasmado en la práctica, era necesario responder a las nuevas interrogantes que la organización y la conciencia creada planteaban. Esta situación fue haciendo crisis dentro del MLN, al principio, en 1969, casi imperceptiblemente, luego con más fuerza en el 70, y en forma más aguda en el 71, particularmente después de las elecciones. Lo peor fue que no sólo no dimos con esa estrategia justa, sino que no hicimos conciencia de esa carencia. Durante ese tiempo creímos tener estrategia, cuando lo que hacíamos era seguir aplicando una ya caduca, la acción genera conciencia, etc., o elaborar tácticas circunstanciales a las que por error denominábamos estrategia: desarmes, secuestros, satanás, cacao, cárceles del pueblo, doble poder, etc.

198 u Adolfo Garcé

Elhundirnos en este error significóque siguiéramosdando importanciadesmesurada al aparato armado, cuyo crecimiento se transformó en el princi-palfindenuestrotrabajoentodoslosfrentes.Significóquenoelaboramosatiempo respuestas militares adecuadas a nuestra nueva envergadura. A esto se agregó que dado el crecimiento desordenado o irracional del aparato armado, éste creara sus propias necesidades de acción, que muchas veces dieron origen a planes o tácticas inconducentes o francamente impolíticas. NO dimos una cabal respuesta al frente de masas, por el contrario, el gran apoyo con que con nuestra acción generamos lo frustramos, pues como única respuesta teníamos la posibilidad de integrar a la gente al aparato militar, lo cual perjudicó tanto al aparato militar como a la perspectiva en el frente de masas.

Recién en 1971, ya con el agua al cuello, por imperio de los acontecimientos, comenzamos a crear los mecanismos del aparato de masas, pero ya era tarde. La desviación pequeño burguesa no se instala en la organización por arte de magia, sino que al irrumpir en la organización los nuevos contingentes generados por el prestigio logrado en las clases medias, no lo hacen en forma selectiva. Dado que lo que precisábamos era combatientes de inmediato, y dado que al frente de masas, concretamente a la clase obrera, le dábamos relativa importancia, los estudiantessalieronbeneficiadosenesaselección.Prontopasaronaocuparlospuestos claves en la organización.

Siestavisiónautocríticaescorrecta,ellosignificaqueaúnhoypodemosestaren grave omisión, porque ¿tenemos una cabal respuesta estratégica? Pensamos que la principal pregunta que comenzó a plantearse en 1969 y que debió ser respondida era y es: ¿cómo tomaremos el Poder? y ¿cuáles serán los grandes pasos de aproximación al Poder? ¿Cómo será el camino de la revolución en el Uruguay, qué papel jugarán las clases, el Partido, la organización, la lucha armada, etc., en las nuevas batallas? Esta es pues una tarea pendiente y urgente, al no estar resuelta esta cuestión comenzamos a patinar en el plano ideológico, organizativo y táctico. Fuimos cayendo en una búsqueda incesante y a veces desordenada,entodoslosplanos;laimprovisaciónsustituyealaplanificación.Pretendemos seguir conduciendo una organización enorme, con responsabi-lidades enormes y con complejos problemas, con los mismos organismos de dirección del pasado. Peor aún, con menos mecanismos de dirección que los que teníamos cuando éramos un puñado; abandonamos la costumbre de los simpo-sios, no realizamos las convenciones nacionales, mantuvimos escuálidos C.E., reciénalfinalasistidopenosamenteporunsecretariado.Elerrorquevenimosseñalando es un error típico de dirección.

En el plano militar, no hicimos a tiempo conciencia de que la estructura guerrilleraqueposeíamosteníaunplafondorganizativoytácticoeficienteparala época en que la estrategia era crear conciencia y organización con acciones,

Donde hubo fuego u 199

pero incapaz de dar respuestas militares superiores.

En lugar de crecer ideológica, organizativamente, porque cualitativamente caímos en la artesanía. Por la ausencia de un gran rumbo estratégico claro, incurrimos en la constante búsqueda táctica y organizativa, errando muchas veces gravemente. Luego, muchas desviaciones que tuvieron origen en el error principal, cobraron mayor importancia y actuaron otra vez en forma determi-nante de nuevos errores.

Hasta aquí las conclusiones referidas a los errores de orden estratégico, principales a nuestro juicio, respecto a los que nos pasó. A ellas nos referimos cuando decimos que a cierta altura llegamos a una edad crítica a la que no supimos dar las respuestas estratégicas y adecuar la organización y la táctica a esas respuestas.

Queda pendiente entonces la gran tarea de elaborar nuestras respuestas estratégicas a la luz, ahora también, de los golpes recibidos; hay rubros que también deben cubrirse en materia autocrítica: funcionamiento y organización, táctica, dirección y dirigentes.

1972-1973 tal vez mandemos algo al respecto.

Una idea para pelotear y aplicar si se considera viable. Unir en un solo movimiento a todos los grupos que constituyen la Corriente, incluso al 26; argumento: es gente probada en las peores, con ellos no podemos tener contra-dicciones mayores que en el pasado, la unión multiplica las fuerzas disponibles, estamos débiles para la ofensiva que en el frente de masas hay que llevar a cabo. Condiciones: un programa, una disciplina férrea, una sola dirección, un solo esquema organizativo, adecuarse a las actividades legales y clandestinas en el frente de masas; prioridad de trabajo en la clase obrera, representación de la organización en la dirección de los puestos claves. Que quede claro que se debe colaborar activamente con la organización y a la inversa, reclutamiento para la organización en el seno de ese movimiento; control por parte de la organización de la faz formativa y de seguridad internas.

Pasos a dar: conversaciones privadas, un congreso de unificación, unadeclaraciónpúblicayunllamadoalpueblo;unificaciónorganizativa,plandetrabajo global y para todos los frentes; los frentes deben ser: movimiento obrero, estudiantil, comité de familiares, religiosos, barrios claves (Cerro, La Teja, Ma-roñas, Cerrito), marginados, propaganda, Frente Amplio, alianzas y relaciones.

En estudiantes, docentes y funcionarios; en obreros, empleados; en propa-

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ganda, una política global para todas las formas de propaganda. Otros frentes: pequeños productores.

En función de esto, concebida la organización como el Partido, establecer por tanto, con este movimiento a crear, una relación dialéctica de polea de transmi-sión MLN-Pueblo; el grueso de nuestro trabajo de masas en esta etapa debe ser hecho por este movimiento, la organización debe dividirse en aparato armado y político de masas, este último se encargará del bancamiento y la acción en el nuevo movimiento, nuestro aparato de masas debe ser una columna vertebral de cuadros selectos: tener claro que en el 72 muchos amigos de la Corriente respondieron en gran forma. Más adelante mandaremos concepción y criterios en torno al Partido, estamos peloteando estos conceptos:

1) La organización constituye el elenco revolucionario probado a que se referíaLeninparallevarasufinlarevolución.

2) De hecho ya un movimiento de masas (Tendencia) lo acepta como van-guardia aun en los momentos de mayor crisis (mediados de 72).

3) Ese Partido debe corregir sus deformaciones buscando una mayor inte-gración obrera.

MLN-T, FA y elecciones de 1984

El Movimiento de Independientes 26 de Marzo y las elecciones

El Movimiento de Independientes 26 de Marzo en el Uruguay, ante las próximas elecciones nacionales a realizarse el 25 de noviembre, declara:

1. Su total adhesión al Programa de Gobierno y a los candidatos comunes del Frente Amplio, compañeros Crottogini, D’Elía, como asimismo a los 19 candidatos a las intendencias departamentales.

2. Que, como es postulado fundamental, el Movimiento no presenta listas propias, ni sus militantes integran listas sectoriales.

3. Que no obstante, como afirmó en 1971, “dejará a susmilitantes enplenísima libertad de escoger en el abanico de posibilidades ofrecidas por las distintas listas frentistas, sintiéndose dignamente representado

Donde hubo fuego u 201

por los candidatos de los distintos sectores del FA, ya que todos estarán obligados a impulsar el programa del Frente, rindiendo cuentas ante las bases”.

4. Que estas elecciones condicionadas por la dictadura, que mantiene en la cárcel a cientos de compañeros, con cientos de desaparecidos, a miles de proscriptos y decenas de miles en el exilio, serán, no obstante, un paso más que recorrerá el pueblo uruguayo en la búsqueda de un camino verdadero para conquistar la liberación.

5. Que a las limitaciones aludidas en el punto 4, a las que debemos sumar-le el uso indiscriminado de los medios de comunicación por parte del oficialismoydelossectorescontinuistas,enunclaroplandeterrorismoverbal, debemos oponerle la fuerza movilizadora y vigilante del pueblo, que convierta cada instante de lucha en la forja de la conciencia, y la decisión soberana del pueblo de lograr no sólo el gobierno, sino el poder popular.

6. Que como siempre nuestra militancia estará también en los comités de base, impulsando la campaña electoral, que para nosotros es la campaña por la conciencia, la movilización y la organización del pueblo en pos de sus legítimos derechos.

7. Que independientemente del resultado, el acto electoral, debe entenderse solamentecomouninstrumentoynocomounfin,paraquerealmentehagamos carne aquel concepto que viene de los orígenes de nuestra coalición de “que el objetivo fundamental del Frente Amplio es la acción política permanente y no la contienda electoral”.

Por lo tanto después del 25 de noviembre estaremos en cada comité para afirmarlaunidad,fortalecerlaorganizaciónycontinuarlaluchaporunaPA-TRIA PARA TODOS.

AVANZAR Y LUCHAR POR PODER POPULARMOVIMIENTO DE INDEPENDIENTES 26 DE MARZO

EN EL URUGUAY

Noviembre de 1984

tradiciones ideológicas

202 u Adolfo Garcé

Marxismo y Anarquismo

Contratapa de la publicación independiente Hervidero, nº6, Julio de 2004. Hervidero fue creada en abril de 2003 por un grupo de ex militantes del MLN-T. El primer equipo coordinador estuvo integrado por Cristina Carrera, Ricardo Elena, Elba Ferrario, Gustavo Melazzi, Jorge Ramada, Roberto Sasiaín, Wla-dimir Sawchuk y Baldemar Taroco. En ella han escrito, entre otros, Eduardo Bonomi, Hugo Leytón, Carlos Caillabet y Daniel Viglietti. Andrés Cultelli fue uno de los principales impulsores de esta publicación. En la contratapa de cada númeroaparecenretratosdelasfigurasque,ajuiciodelarevista,constituyenlos principales referentes del pensamiento revolucionario.

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«El palito y la colmena»: José Mujica (marzo 1985)

1. “Seguimos vertebrando sueños…”

Lo primero, muchachos, reconocer lo mucho que han hecho ustedes. Reconocer en ustedes lo mucho que ha hecho para con nosotros este pueblo. Estamos aquí, un poco agobiados por la emoción, porque miramos entre las

caras y deberían estar muchas otras, que han ido quedando en estos años, largos años de peripecias… Miramos mucha gente joven, miramos nuestras manos e, inevitablemente, nos vemos 30 años atrás; cuando, potrillos, andábamos de la mano con alguna novia y un sueño de revolución por las esquinas. Hay ciertas novias que no se olvidan nunca.

Seguimos todavía vertebrando sueños. Y seguiremos.

Tengo que no olvidar, y no es fácil para un cerebro carcomido de rejas, que fuimos invitados por ustedes, sin condiciones y mucho, mucho, tenemos que agradecer. Vamos a ir a todas las tribunas que nos ofrezcan, sin condiciones, vamos a ir para estar con todos, y para todos. Esa es una posición que entraña

204 u Adolfo Garcé

una postura política que cada cual sabrá medir. Sin embargo, por estar en un estrado, no se deja de estar abajo. Estamos reaprendiendo, porque hasta la tumba se reaprende.

2. “Lo esencial es la colmena…”

Muy poca, poquísima calle las circunstancias nos han permitido hacer por estos días, sin embargo, ya hemos aprendido una lección: este pueblo se ha transformado y mucho. Y el que no lo interprete pierde el tren. Se acabaron los lineazos de la altura. Ya no importan tanto los “locales”, la cosa está en la calle. Hay una diferencia abismal, aquella masa que nosotros conocimos… Las cosas pueden ser lentas, difíciles, hay que convencer, hay que convencerse. La gente quiere pensar, participar. Y es bueno que eso sea, es bueno que se termine el dirigentismo. No tenemos línea. No podemos tenerla, porque nuestros cerebros están ignorantes; muchos años sin nada, absolutamente nada. Y no venimos a llorar nuestros dolores y nuestras penas, simplemente a dejar bien clarito que el puñado de viejos que van quedando tiene nítidamente claro que apenas es un palito, que debe funcionar, para que la colmena se aglomere en rededor: lo esencial no es el palito, sino la colmena. Y es bueno recordar algunas cosas que fueron quedando; porque los tupamaros fuimos presa de la urgencia. Muchas veces, queriéndolo hacer, no hicimos cosas fundamentales.

Tuvimos que olvidar la docencia, tuvimos que olvidarnos de escribir papeles, de escribir libritos; porque había cantones que evacuar, en otra época, porque había que fabricar documentos, porque había que luchar con la clandestinidad.

3. “Ni una máquina de escribir...”

Yestonosonjustificaciones,sirvenparainterpretarciertascosas,quesefueron modelando y tenemos conciencia de nuestras limitaciones: los compa-ñeros, nosotros mismos, por el esfuerzo, de todos Uds., y sobre todo el inmenso esfuerzo de ese Pueblo que ustedes están representando. Apenas un torbellino de problemas se nos acampó en el lomo, dónde van a vivir, de qué van a comer, cómo solucionan sus problemas. Y hay que decirlo claro, compañeros, sabemos, lo hemos visto, lo hemos palpado; tenemos pueblo, y mucho pueblo. Pero bien clarito. Los medios materiales que tienen en sus manos los hombres de la Guar-dia Vieja son nada, absolutamente nada. Somos la organización política –si se puede llamar organización a esta gigantesca emoción– más pobre del país, ni unamáquinadeescribir,niunescritorio,menosunaoficina,notenemosnada,absolutamente nada, cicatrices. Sin embargo los tenemos a Uds., y a los muchos otros, lo demás va a venir sobre la marcha.

4. “Las discrepancias ayudan a elegir caminos…”

Donde hubo fuego u 205

Y como hombre viejo –no para dar consejos– es bueno recordar algunas cosas que quedaron. Siempre, absolutamente siempre tuvimos discrepancias, claro que sí, las discrepancias son buenas, ayudan a elegir caminos. Ya por 1966teníamosdefinido,yeradecretoparanosotros,queenesoquellamanluchaideológica, no se insultaba a nadie, yo les recuerdo muchachos que la pasión no justificalamiseria…,lamiseriadelalma.Nacimosparalucharporlaigualdad,y por el sueño de un hombre, si no nuevo, algo mejor.

Y hay ciertas cuestiones de método que salpican la pureza de nuestra causa. Debemos tener claro que las diferencias de la familia tupamara que pueden ser muygrandes,nolosontantocomoparaquenotengamosclaroydefinidoesto.

Los viejos vamos a jugar nuestro papel, hasta que ustedes…, hasta que us-tedes se reencuentren a Uds. mismos, habrá que renovarse a su debido tiempo.

5. “Nuestra presencia será sistemática…”

Queremos además con nuestra presencia, representar a los otros compañe-ros viejos, que no pueden estar aquí sencillamente, porque estamos durmiendo un par de horas, porque estamos, estamos atosigados de problemas, pequeños problemas; dónde vive Juan, qué pasa con Pedro, dónde estará fulana, y así son las cosas, todo ese mundillo de pequeñas cosas que son inmensas para nosotros. Deben ser atendidas y no existe nada, no existe nada de eso que se puede llamar y se suele llamar aparato. Hacemos lo que podemos, esa es la razón de que nuestra presencia, que debió ser más amplia, y que pretende ser más amplia y que será cada vez más sistemática, donde ustedes estén, y donde quiera que se levante una tribuna sin condiciones, por este pueblo, cualquiera sean las organizaciones políticas, cualquiera sean las diferencias. Estaremos con todos, para todos, para enseñar sobre la práctica que se puede discrepar y sin embargo ser lo mismo. Quiero además, quiero… tal vez discrepar con muchos, particularmente de la gente joven que anda aquí, no acompaño el camino del odio, ni aun aquellos que tuvieron bajezas sobre nosotros, el odio no construye. Esto no es pose de-magógica, esto no es cosa de andar eludiendo el bulto, esto no es cosa de poner una cara linda, estas son cosas de principios, cosas que no se pueden hipotecar. Queremos además y perdonen por la incoherencia, no es fácil ser coherente con la emoción que Uds. representan, con tantos años de trillo en esos calabozos, con tanta soledad encima, no es fácil, perdonen las limitaciones, para hilvanar lo que teníamos para decir, hay mucho, mucho, mucho, mucho… quisiéramos haber tenido tiempo, media hora.

6. “Vale la causa no el apellido…”

206 u Adolfo Garcé

Quisiéramos por ejemplo haber podido hablar qué es para nosotros un Tupamaro, cómo concebimos como tipo de Hombre un Tupamaro, nos llevará la noche hablar. Fuimos creando nuestra cultura que no está escrita, fuimos generando nuestra propia historia que tampoco está escrita. La Guardia Vieja no tuvo tiempo de escribir, apenas pudo pensar y no siempre, porque tuvo mucho que hacer y por eso, mucho, mucho, también se equivocó la Guardia Vieja. Los movimientos políticos de las organizaciones no tienen los dirigentes que merecen, no, hay un conjunto de circunstancias que pueden determinar que a veces en una calle de feria las circunstancias te coloquen a ser mirados con ojos un poco de devoción, la gente joven; pero no estamos aquí para hamacarnos en los brazos de la gloria. Elegimos ciertos principios que hay que recordarlos: Somos primero, Tupamaros, elegimos un sistema de direcciones colectivas, y cada día más, la complejidad de los fenómenos sociales y políticos, va deter-minando que las dirigencias son equipos, y que un equipo de dirigentes sería bueno en la medida que sea capaz de generar otros mejores, y por eso... y por esotenemosclaro,ydefinidospalitos,palitosparaquelacolmenaseaglomeredespués, la base después con Uds., porque bien claro entre los valores que entraña una concepción de la vida, que va más allá de un esquema de ideas políticas; hay una manera peculiar de mirar el mundo. Aprendimos en la orfandad de los calabozos, en todos estos años, muchachos, con qué poco se puede ser feliz, y si con eso no lo lográs no lo lográs con nada... Aprendimos también sin libros, un modo de mirar sí, si vos querés un tanto Panteísta, nos gustaban las arañas, nos gustaban las hormigas, porque eran la única cosa viva que teníamos en la soledad de nuestros calabozos. Somos de la naturaleza y con ella estamos. Después de nosotros, vendrán otros y muchos otros, lo que vale es la causa, no el apellido.

7. “Llevaban un puñadito de sueños...”

Vamos a salir en la medida que nos den las fuerzas, a caminar por la calle, a tomar un poco de mate con los muchachos por las esquinas, a conversar con la gente de las fábricas con el mismo espíritu con que fuimos allá por el año 66, algunos otros compañeros a reclutar el primer grupo de estudiantes que debajo de sus portafolios, de sus reglas llevaban un puñadito de sueños, se cuenta que, en nuestra cultura no escrita, los muchachos preguntaron: ¿qué línea tienen Uds? Para el movimiento estudiantil, nosotros contestamos (1966): nosotros no tenemos línea para el movimiento estudiantil, Uds. tienen que generar la línea. Tenemos claro que la etapa que se viene tiene sus inmensas posibilidades, sus tremendas interrogantes. Hay una generación que es fundamental, la que se está procesando, que trae un bache; muchos años de oscuridad, mucho fervor.

8. “Ni ayer ni hoy reformistas...”

Solo una actitud democrática permitirá una maduración política masiva, de

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esa inmensa potencialidad, hay que ser democrático, tremendamente democrá-tico, es la hora de tenerlo claro que entre el dilema centralismo y democracia, hay que inclinarse por más democracia, por eso, porque ya aprendimos, por-que ya tenemos claro esto, porque estamos viejos, porque tenemos conciencia lúcida que pronto tenemos que marcharnos por el camino de la naturaleza, por todo eso estamos convencidos que vamos a ser la fuerza política que englobe la juventud, la cosa esencial de la juventud del país. Pero vamos a compartir esa juventud con todos aquellos que se muevan en una dirección esencial bastante similar, que se mueva por los mismos objetivos. No nos creemos el ombligo de la historia. También las organizaciones políticas son circunstancias, son etapas, son instrumentos. Estamos y estaremos con todos aquellos que luchen por un paso de progreso, y si a veces no podemos llegar a más, será porque medimos objetivamente que las condiciones no dan más, pero no vamos a mentir, ni ayer ni hoy reformistas.

9. “Vivir como pobres...”

Pero bastantes viejos, sabemos que ese mismo Pueblo que tiene momentos de Quijote tiene mucho de la sabiduría de Sancho, mucho valor también tie-nen las reformas, mucho valor tiene la solución de los problemas inmediatos de la gente. Hay que tenerlo claro, y aún más cuando la estrella no llega, por lo menos, es una actitud moral, ética, preocuparse por una miga de pan para el que no tiene pan, luchar en todos los frentes, absolutamente en todos los frentes. Porque nosotros seguimos soñando y seguiremos soñando, pensamos en organizaciones de vanguardia, en partidos de vanguardia, que tengan algún díasuscomitéscentrales,definidamenteintegrados,porhombresquenotie-nen sólo un montón de papeles escritos, que se pueden llamar la ideología del proletariado, allí donde se corta el bacalao. Tenemos claro que hay que pensar sencillamente en vivir como pobres, quien luche por la igualdad con demasiado poder político sobre un puñado de hombres, tiene que tener claro que no es juez de las necesidades de la masa, pero quien luche por la igualdad con entrega absoluta entra en la carrera de los “honores”. Para nosotros, tiene que tener claro, que hay que vivir en la igualdad de los más y no para algún día, porque aprendimos en todos estos años que la dureza con nosotros mismos, es la mejor fuente de ternura para los demás. Porque decimos esto muchachos..., no se llega mañanaalfindelasestrellas,nohayningúnprogramaquesetermine,nohayunatierraprometidaalfinaldeunprograma,odelsegundo,tercero,quintoodécimo plan quinquenal.

Se empieza a ser igual ya, hoy, en un culto sistemático con […] las defor-maciones que tenemos cada uno de nosotros.

10. “Pensar en el pueblo como es...”

208 u Adolfo Garcé

Soñarnosignificanorazonar,razonaresmedirnuestroslímites.Medirloslímites,espensarenelpueblocomoes,comosomosloshombres.Endefinitivadebemos tener una actitud de cultivar al máximo, hay que formar generaciones, tras generaciones de hombres que luchen por la mejora de la especie. Y ese trabajo no se termina nunca.

Estamos hermanados con todos los hombres que en la historia nos han en-señado algo, que hay que hacer un poco más por los demás.

Ya la palabra Socialismo es bastante complicada, simplemente alcanza con lo más chiquito: luchamos por la igualdad social entre los hombres.

Las cosas..., que en la política sean verdaderamente gravitantes, que no se puedan explicar con sencillez, no son tan importantes. Seguimos pues con otros métodos,enestecasoconotro“fierrito”enlaluchaporlomismo.Yestamosviejos.

El compañero (El Ñato) decía las otras noches que si desgraciadamente a esa democracia de Primavera nos la roban..., sí, absolutamente sí, desgracia-damente sí: tendremos que agarrar otro “fierrito”.

Por eso una actitud abierta, una actitud no sectaria, una actitud no dogmáti-ca, una actitud de aprender, una forma de estar con todos aquellos que piensan medianamenteparecido.HayqueagrandarmucholasfilasdelPueblo,hayquelucharmuchoporagrandaresasfilas,yhayquetenerlasabiduríadenopedirlea la gente lo que la gente no puede dar... Porque si nuestra impaciencia llega a pedir más, más a los hombres de lo que aquellos pueden darnos nos exponemos a un fracaso y los arruinamos a ellos.

11. “Organizarlasfilas...”

Tremendamente impacientes, tal vez por ello, bastantes revolucionarios, pedimospaciencia.Loprimeroorganizarlasfilas.Losegundosoldarnosconelpueblo. Lo tercero educarnos, formarnos. Seguimos siendo: primero que nada hombres de acción. Hay acción con la azada, hay acción con el trabajo, hay acción con la humildad, hay acción con la prédica.

Yo sé, yo sé que un par de tiros es una cosa perfectamente seria, y sé que hay mucho titular de por medio. Pero una cosa es bulla y muy otra propaganda. De la bulla no queda nada, de la propaganda queda una docencia, un algo..., un algo que aprender.

De uno a uno, de verbo en verbo, Esta democracia tiene que servir para

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educarnos. Cuando el gobierno falle, cuando en el eterno dilema de los pobres y ricos se nos incline por la panzocracia..., tendremos que seguir educando, luchando y forjándolos.

Nuestros dos viejos partidos tradicionales, no son ni por asomo algo que merezca desprecio, porque si los despreciamos, desconocemos la esencia de este país. Y es bueno, es bueno que los hombres de izquierda empiecen a poner las patas en el suelo. A re-pensar, re-pensar la historia nacional, y después re-fabricar nuestros propios esquemas.

12. “Un país de la Gran Nación Latinoamericana...”

Los tupamaros tenemos diferencias, aun entre los hombres de la Guardia Vie-ja: Perdonen compañeros, yo no tengo empacho, ni me pidan que no lo diga, que en mi interpretación histórica de este país, soy blanco, perfectamente blanco... No por blanco menos tupamaro, y como pertenecemos a una organización que norobotizaelcerebrodeloshombres,tengolalibertadsuficiente...,paradecirnuestro modo personal, que interpreta el de muchos otros compañeros, pero no necesariamente el de todos. Y sin embargo seguimos siendo el mismo equipo. Que para nosotros que no tememos golpear contra las “vacas sagradas” de la historia, así categóricamente decimos que somos blancos, mídase que decimos blancos, no P. Nacional.

Tal vez muy después de Don José Artigas, el hombre más importante de la Historia Nacional se llama José Batlle y Ordóñez.

Y esto no lo decimos para quedar bien con unos o con otros. Lo discutimos conoficialesenlasoledaddeloscalabozos,lodijimosenlosjuzgadosentodosestos años, tenemos testimonio.

En nuestro modo de pensar o de re-pensar la Historia Nacional que no se termina nunca y que es un capítulo fresco al que yo invito a la muchachada joven a meter las narices, pero teniendo en cuenta que el mensaje de esa Historia Nacional se enraba con una Patria que está para hacer.

Somos apenas un país de la Gran Nación Latinoamericana y a ella nos de-bemos... Y hay que tenerlo claro, hay que tenerlo claro, toda nuestra lucha está enrabada, salpicada por ellos y es por esto que ya no podemos tener, queridos compañeros jóvenes, aquellas falsas ilusiones de nuestro tiempito de estudiantes, no muchos, cuando para seguir marchando necesitábamos un esquemita claro, perfectamente claro.

13. “La Revolución es primero trabajo y más trabajo...”

210 u Adolfo Garcé

Hemos aprendido también en estos años que las cuestiones sociopolíticas son hondasyporellotremendamenteoscuras.Nodebemossacrificar,porclaridad,profundidad. Hay que bucear y bucear, muchas veces a media luz, pero calar hondo y a ello se llega por dos caminos: Democracia y ciencia.

Hacer horas estudiando los problemas. Democracia, equipo, sudor para interpretar. Es por eso muchachos que no alcanza con un programa de razones claras,noalcanzaconestudiaralgunashoras,noalcanzaconalgunosmanifies-tos,conalgúnpanfleto.

Hay que sistematizar horas en años de vida, sí, por décadas, “por sécula”, y hay que entenderlo: la Revolución es primero, trabajo y más trabajo, eso es...

Yo llamo a los compañeros primero a responsabilidad. Segundo recalco: no odio. Tercero otra diferencia, que me permite la libertad ideológica de ser tupamaro (para aquellos que dicen que no tenemos ideología). Yo puedo decir (y nadie me va a dar un tirón de orejas) que no creo en ninguna forma de justicia humana.Todaformadejusticia,enmifilosofíacasera,esunatransacciónconla necesidad de venganza.

Por eso no creo mucho en una justicia que se promete. Y no me gusta sacar gajos de árbol caído, muchos nos “carranciaron”, muchos nos insultaron en estos años,novamosaresponderconeso.Estaremossí,noenelcampodelafilosofíadiletante de café, de la cual abjuramos hace muchos años, el tupamarismo se generó como una reacción al mero diletantismo. Y es por ello que vamos a estar en guardia junto a ustedes, y con ustedes, y con todo el Pueblo. Pero no con un hacha en la mano, vengadora, de ninguna manera, nosotros estamos para tratar de hacer y de construir con ustedes.

Las circunstancias lo dirán... Muchas gracias compañeros.

Fuente: Palabras de José Mujica Cordano en el acto festival del Movimiento Indepen-diente “26 de Marzo” en el Uruguay, Sábado 17 de Marzo de 1985. Archivo del MLN. (Itálicas de los autores).

Senda Tupamara: la Revolución en el Uruguay de hoy (2002)

Nos sentimos viniendo de las muchas sangres de Tupac Amaru. Caminando por su misma senda, luchando junto a los pueblos indígenas de América Latina, para liberarnos de la esclavitud y el genocidio que soportamos desde hace más

Donde hubo fuego u 211

de quinientos años. Nos sentimos viniendo de los indios, negros y gauchos tupamaros, del pue-

bloqueacompañóaJoséArtigashastaelfinal,sintransarjamás,nienlomásmínimo, con los dueños de las tierras y el puerto de Montevideo, fueran malos españoles o peores americanos.

Venimos de las sangres que hicieron la Huelga General de 1973. De las raíces mismas de la lucha de clases en el Uruguay [...] Venimos de la sangre del Che Guevara. De aquella América Latina echada a andar, ardiendo en dos, tres muchos Vietnam. De la Revolución en la Revolución, sin capitalismo de Estado ni burocracias privilegiadas. Sin copiar a nadie. Ni a la URSS, ni a nadie.

Venimos de todas las sangres tupamaras derramadas bajo la bandera arti-guense del MLN-T. De aquellos insurrectos impenitentes de los años 60. De los que no se rindieron jamás, ni en los calabozos ni en el exilio [...].

Nacimos con la segunda derrota del MLN-T. En la incredulidad de cada mañana. Desubicados, sin hogar, en la intemperie. Perplejos, buscando qué hacer y cómo hacerlo. Sabiendo que nada está muerto, que sólo murieron los que dejaron de luchar.

SabiendoquelaversiónoficialdelMLN-T,quehizounmovimientoelectoralde aquel movimiento de viejos guerrilleros reagrupados apenas terminada la dictadura, es apenas el desarrollo de una de las varias visiones que, en estado de latencia y potencial, coexistieron al interior del pensamiento y la práctica tupamaros.

Estamosenelpoloopuestodeeseoficialismo.Nosparamosenlaclasetra-bajadora y el marxismo para analizar el mundo y hacer política, no renegamos de nada y menos todavía de la estrategia insurreccional que hizo de los tupamaros uno de los protagonistas principales de la lucha de clases en el Uruguay […].

¿Adónde vamos?Marchando por una nueva Senda Tupamara,de derrota en derrota, pero nunca derrotados.

Veteranos, pero nunca cansados de luchar.Hemos perdido el miedo a palos, rejas y picana.

Cargamos cuarenta años de historia,nuestras conclusiones críticas

y la responsabilidad de hacerlas acción revolucionaria.

Nuestro colectivo se conformó en septiembre de 1998, alrededor de aquel folleto que titulamos “Colectivo Tupamaro”, y con esta segunda publicación

212 u Adolfo Garcé

se intenta recrear el piso donde apoyar una teoría revolucionaria […] llegar al techo ya no es sólo asunto nuestro […].

Como en 1958, como siempre, la democracia burguesa tiene una cara y una careta. Como cuarenta años atrás, las elecciones y el parlamento son sim-ples recursos para entretener a los pueblos, la careta de libertades que cubre la horrorosa cara de la represión. Aún con el cien por ciento del parlamento y el gobierno ocupados por un elenco progresista, las decisiones fundamentales de la economía y la política las seguirán tomando los dueños del poder, los nacionales y los extranjeros.

Más allá de cómo se ha ido avanzando en el entendimiento del papel de la clase dominante y el imperialismo, en este Uruguay de hoy, cuando las famosas condiciones objetivas están más dadas que nunca, la subjetividad color rosa de origen socialdemócrata, posmoderno y frenteamplista, está siendo el freno más importante para que el pueblo asalariado deje de perder el tiempo golpeando las puertas equivocadas. Habrá que romper la hegemonía de esa subjetividad dominante para que se lance a la lucha por hacerse dueño de sí mismo, autónomo e independiente de todo otro poder que no sea el propio...

Como consecuencia, de esta lectura de la realidad y sus perspectivas, la tarea que surge y se impone como prioritaria es recomponer el movimiento revolucionario en todas sus vertientes ideológicas e históricas.

Recomponer:La mística revolucionaria,

un imaginario insurreccional,una teoría para hacer la revolución en el Uruguay de hoy,

y la voluntad de llevar adelante prácticas políticas de transgresión y ruptu-ra, organizadas en función de una estrategia revolucionaria.

Noqueremosmásrevolucionespetrificadosotraicionadas,Ni faltar a la cita de la Huelga General,

O la soledad del foco en 1972.

No queremos nuevos errores originales de línea,Desviaciones militaristas,

Ni la trampa de los empresarios y militares “patrióticos”.

Menos aún tenemos vocación de enésimo grupo más a la izquierda,O de conspiradores por deporte,

Ni de posar para la foto.

Aborrecemos las prácticas electoralistasY sus vicios: el culto a los grandes personajes,

Las pujas, codazos y zancadillas.

Donde hubo fuego u 213

Sólo queremos decir “se puede”,Tirar el guante y esperar

Que los oídos receptivos lo recojan.

Esperar al acecho,Pero activos, sin quedarse quietos,

Haciendo lo que sea necesarioEn las construcción del pueblo armado y organizado

[...].Fuente: Senda Tupamara (2002), folleto.

mln en la legalidad. Dos líneas en la interna

Declaración de lucha por la tierra y contra la pobreza (1985)

Salimos de una larga noche. Orgullosos de pertenecer a un pueblo tan heroico. Muchohasidoelsufrimiento.Muchoslossacrificios.

Uruguay ha llegado al fondo de una crisis con escasos precedentes en su historia llena de cicatrices.

Pero es hora de mirar hacia delante. Un amanecer nos demanda. Proponemos de todo corazón, a todos, tender la vista hacia el horizonte del futuro. Miremos por los niños porque el horizonte con su amanecer está en ellos.

I)Sinqueellosignifiquerenunciardeningunamaneraalosobjetivosporloscuales tanto hemos luchado, creemos de buena fe que hay un Programa posible en el Uruguay de hoy; una salida uruguaya. Pensada con nuestra propia cabeza, para nuestra propia realidad y para nuestras propias necesidades.

Pero ese Programa no puede ni debe consistir en palabras; no puede ni debe reposar descansadamente en los lugares comunes. Tampoco es ése, no lo ha sido nunca, el idioma que acostumbramos a hablar. Los programas los entendemos hechos carne, y vida comprometida, a muerte, con ellos.

Donde se ha declarado tanta guerra se puede y corresponde declarar una guerra a la miseria. Sin cuartel. Y todos podemos participar en ella.

214 u Adolfo Garcé

Porque sólo con una movilización nacional, preñada y sostenida con el sentimiento de emergencia que dan las guerras donde se juega todo para todos, podemos hacer frente a esta situación que amenaza la supervivencia misma de la patria.

Venimos a postular la vida.El hombre, el ser humano, debe ser el centro de todos los números, de todos

los cálculos. La productividad de un país debe medirse en términos de felicidad.

La máxima posible. No lo podemos entender de otra manera.Los niños, los ancianos y los enfermos deben ser los únicos privilegiados

en esta hora. De allí para abajo, todos, sin excepción, debemos ser iguales en elsacrificio.

Enemigos, sólo los parásitos que medran con nuestro dolor. Los de afuera y los de adentro.

Que la nueva libertad lo sea sin miseria.

II) Proponemos e invitamos a todos los uruguayos de buena voluntad, para que por encima incluso de intereses particulares legítimos, nos aboquemos juntos a la tarea de elaborar un Plan de Emergencia para la lucha por la tierra y contra la pobreza.

A nuestro juicio él debe contener como medidas concretas urgentes las siguientes:

1. Una “cruzada por la tierra”. Que comience ya, por todos los medios y con todos los recursos disponibles, a colonizar al ritmo que la hora exige, el territorio de la patria, hipotecado y desertado a extremos inadmisibles, con la conciencia bien clara de que eso será ahora o nunca. Desde que en 1815, en su Reglamento provisorio, José Artigas nos ordenó poblar y arreglar los campos, van 170 años de desacato a esa orden sagrada. Las consecuencias de no haberlas cumplido están hoy a la vista de todos. Y en el dolor de todos. Nunca como antes el magisterio del Viejo conductor ha tenido tanta vigencia, aun viniendo desde tan lejos en el tiempo. Está vivo. Resuena en nuestros oídos. No lo oye quien no lo quiere oír. 252 estancias de más de 5.000 há, cada una ocupan 2 millones de hectáreas y agrupan apenas el 0.4% de los propietarios de la tierra. Mientras tanto, 44.500 sufridos productores rurales son exprimidos hasta decir basta en sus predios de menos de 200 há, 1.000 estancieros ocupan la tercera parte del territorio nacional. 1.000 personas, un tercio del país.

Donde hubo fuego u 215

¿Será de utilidad pública crear 252 pueblos llenos de vida en esos 252 desiertos de más de 5.000 há cada uno?

El apoyo a los sectores progresistas y postergados del campo pasa a ser una responsabilidad de todos.

El movimiento obrero y el movimiento estudiantil deben hacer punta en esta “Cruzada por la Tierra”, porque esa lucha les pertenece también. Por pertenecer a su destino.

2. Intervención inmediata y posterior estatización de la banca. Hasta el hartazgo, desde hace ya mucho tiempo, la banca privada ha de-

mostrado ser el sector más nefasto de la vida nacional. Hoy nos tienen a todos esclavizados, trabajando para ellos. Y no hay salida posible, salvo decirle basta.

3. Estatización del comercio exterior, que drena las venas del país llevándose la parte del león de lo que los uruguayos con nuestro trabajo producimos.

4. Estatización, intervención y control del estado y autogestión directa por los interesados de todos los mecanismos de la gran intermediación, en especiallaquefincasustentáculosenelagro.

5. Defensa de la moneda nacional. No admitir más la claudicación de so-beraníaquesignificaelusoparatransaccionesinternasdeunamonedaextranjera (el dólar). La frontera de la patria también pasa por el Banco Central y se puede agredir a un país invadiéndole el sistema monetario. Restablecimiento del curso forzoso del peso uruguayo y control estricto de las divisas y del cambio.

6. Bolsa nacional de trabajo controlada por las organizaciones de los trabaja-dores. Seguro nacional de paro y creación inmediata de fuentes de trabajo hasta que no quede un solo uruguayo desocupado, y ello, a breve plazo. Creación inmediata en cada pueblo del interior de una pequeña (por lo menos) agro-industria para dar ocupación a su juventud más necesitada y comenzar a detener, de urgencia, la hemorragia de la emigración. No puedequedarparado,enloinmediato,niungramodelatierrafiscal,nide la maquinaria existente, ni de los recursos del estado.

7. Control de precios. Control de gastos suntuarios. Reinversión obligato-ria para todas las empresas mientras dure esta situación de emergencia nacional y devolución del poder adquisitivo de los salarios y de las pasividades hasta cubrir, por lo menos, las necesidades básicas de la población como imperativo patriótico ineludible. Porque si la patria no es su gente: ¿qué es?

8. Reordenar en el marco de dicho plan de emergencia todos los recursos

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estatales, peromuyenespecial losde transporteyfiscales.Eliminartodoslosimpuestosalamanodeobrayreformarelsistemafiscal,paraque las cargas impositivas nacionales y municipales recaigan sobre los sectores parasitarios y privilegiados.

9. Crear mecanismos de vigilancia contra todo tipo de ilícitos económicos, para que nunca más, de ahora en adelante, se juegue impunemente con la miseria del pueblos y para que nadie esterilice las frutos de la buena feyelsacrificiodetodos.

10. Desde luego que para cumplir con nuestro pueblo habrá que incumplir con la banca internacional en el pago de la deuda externa. Ambas cosas a la vez ya se intentaron en otros países de América Latina y el hambre y ladesocupaciónqueperduraallí(aúnsinpagarmásquerefinanciacionesque aumentan la deuda), demuestra que hay que elegir entre lo uno y lo otro. Hay que desenmascarar la estafa monstruosa a los pueblos que es la deuda externa y repudiarla en su conjunto.

11. Por otro lado, hay que impedir que EE.UU. y el Mercado Común Europeo sigan vendiendo su producción de alimentos a menos de la mitad de su costo (subsidios mediante) provocando la baja del precio de nuestras exportaciones ganaderas y agrícolas. Hay 50 millones de personas que mueren de hambre en el mundo por año. Que EE.UU. y el MCE subsi-dien esa producción y la donen para los pueblos más hambreados y que los precios vuelvan a su nivel natural. Uruguay, sin perjudicarse, hará también su contribución gratuita para paliar ésta, la mayor vergüenza del mundo contemporáneo.

III) Para elaborar detalladamente y llevar adelante el Plan de Emergencia convocamos a todos los partidos políticos, a todas las fuerzas sociales, a todos losgremios,quesientansunecesidad.ElPlandeEmergenciadefinitivodebeser obra de todos. Esto no va contra los planes a largo plazo que ha hecho o haga la CONAPRO, sino que parte de la situación dramática de decenas de miles de familias uruguayas y trae una solución para hoy, no reñida con lo que rendirán otros planes a mediano y largo plazo. Partimos de la base de que todos esos sectores tienen importantísimos aportes que realizar porque, entre otras cosas, son los que, por vinculados directamente a los problemas, mejor los conocen. Proponemos un plan, mejor que un programa, porque entendemos que es necesario poner en práctica ya mismo, medidas concretas, y proyectos concretos.Porquecreemos,enfin,queesenlapráctica,codoconcodo,quelos compromisos cobran sentido, que los hombres se conocen y se entienden realmente. El Uruguay puede y debe ser un jardín. Queremos tender una invi-tación y una mano fraternal a todos los que piensan, para llegar a un acuerdo

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por encima de banderías, en torno a un plan y una tarea comunes y concretas, proyectadas hacia una patria para todos.

No se puede esperar más. Nosotros lanzamos esta invitación y esperamos fervientementequetrasellaseabranmilflores.

Propuesta de Raúl Sendic para una Reforma Constitucional (1985)

Montevideo, 24 de abril de 1985.

(Agregado al artículo que establece la propiedad como inviolable y dice que sólo puede ser expropiada por utilidad o necesidad pública mediante “justa y previa indemnización”.)

Agregado al artículo 32: la indemnización no regirá para la expropiación de campos de particulares que excedan las 2.500 hectáreas y que no estén explotados en régimen de cooperativas, extensión que se establece como límite máximo para este tipo de propiedad. Tampoco para otras clases de gran propiedad abusiva, previa declaración expresa de tal por ley. Se considera propiedad abusiva aquella que acapara una parte excesiva o desperdicia una riqueza natural del País o la usa para expoliar a un sector grande de los factores económicos o de la población.

Agregado al artículo 50: La administración del ahorro nacional no puede hacerse por instituciones privadas. Toda la Banca que capta y presta el ahorro de los residentes en el País debe ser propiedad del Estado.

Agregado al artículo 6: Ningún organismo de gobierno reconocerá o pagará deudas contraídas por gobiernos inconstitucionales o sea no elegidos de acuerdo a las normas de esta Constitución.

Deróguese el 1er. apartado del artículo 79: La acumulación de votos por lema para cualquier cargo electivo, sólo puede hacerse en función de lemas permanentes, sin perjuicio de cumplirse en todo caso, para la elección de Re-presentantes, con lo dispuesto en la primera parte del artículo 88. Un lema para ser considerado permanente, debe haber participado en el comicio nacional anterior, obteniendo representación parlamentaria. La ley, por dos tercios de votosdeltotaldecomponentesdecadaCámara,podrámodificardichorequisito.

Disposiciones transitorias.

1) Toda la tierra que exceda las 2.500 hectáreas en propiedad privada no cooperativa pasará de pleno derecho, al aprobarse esta reforma, a la

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propiedad del Estado, quien la administrará por sí o la distribuirá entre colonos en forma de cooperativas o de usufructo familiar mientras la puedan trabajar, cediendo en todos los casos una hectárea en propiedad para el asentamiento de cada familia de colonos.

2) Todas las instituciones privadas que capten o administren ahorro nacio-nal pasarán de pleno derecho a propiedad del Estado al aprobarse esta Reforma Constitucional. Se considerará que han incurrido en propiedad abusiva, y por lo tanto no les corresponde indemnización, a aquéllas que han obtenido ganancias anuales mayores a su patrimonio en cualquiera de los últimos 10 años.

3) La Deuda Externa contraída por los gobiernos habidos entre el 27 de junio de 1973 y el 1 de marzo de 1985, será repudiada en su conjunto, salvo las contraídas con institutos estatales de otros países que no sean por concepto de armamentos y con los Bancos interestatales que no hayan sidopararefinanciacióndelasdeudasconlaBancaprivada.

«Olor a Pólvora». 1994: Límites a una postura radical

Korzeniak planteó la expulsión de tupamaros y el 26 de Marzo en medio de una firme reacción socialista contra la escalada radical

El senador José Korzeniak planteó el sábado 3 en el Comité Central del Par-tido Socialista (PS) la necesidad de expulsar del Frente Amplio al Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros (MLN-T) y al Movimiento 26 de Marzo, dijeron a Búsqueda participantes de la reunión.

El planteo de Korzeniak se produjo durante un análisis de las responsa-bilidades que tuvo el Frente Amplio en los incidentes del miércoles 24 entre policías y manifestantes durante la extradición a España de tres etarras y “fue el sentimiento de todo el mundo” en el Comité Central socialista, pese a que no resultó aprobado, dijeron las fuentes.

“No parecía conveniente plantearlo ahora, ni había posibilidades” de que esa expulsión se concretara en los hechos, comentó un dirigente socialista.

Agregó que se evaluó que tras las elecciones de noviembre el Frente Amplio tendrá en sus órganos de dirección una representación proporcional al caudal electoral de cada grupo político y se espera que el margen de incidencia de los sectores radicales se vea acotado. “Todos pensamos que en noviembre se va a ‘marcarlacancha’”,confió.

Empero, en la reunión del sábado los socialistas entendieron que “de aquí en más hay que ser muy duros marcando (a los radicales) las reglas de juego” y admitieron haber sido “responsables en cierta forma” por los desbordes ocurridos en el Hospital Filtro con el saldo de un muerto y decenas de heridos, “en la medida en que [les] pasó por arriba la situación”, señalaron las fuentes.

Añadieron que hubo coincidencia en que “salimos a responder después

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del hecho consumado. Nadie evaluó el alcance que iban a dar los hechos, pero muchas veces uno tiene que prever esas situaciones”.

El candidato presidencial del Encuentro Progresista (EP), Tabaré Vázquez, integra el Comité Central del PS, pero no asistió a la reunión.

Durantelasesión,eldiputadoGuillermoChiffletpresentóunproyectodedeclaración donde se apoyaban las movilizaciones realizadas contra la extra-dición de los tres etarras y expresó que había que analizar también las causas del terrorismo vasco. La cruzada del legislador no fue apoyada por ninguno de los asistentes y naufragó.

Al cabo de la sesión, la dirección socialista emitió una resolución en la que rechazó “la campaña de insultos y agravios orquestada contra las posiciones mayoritarias adoptadas en el Congreso del Frente Amplio y contra el candidato unánime de todos los integrantes del Encuentro Progresista”.

El PS señaló que estas actitudes antiunitarias colocan a quienes las realizan contra el Frente Amplio, contra el Encuentro Progresista y contra Tabaré Váz-quez” y llamó a eludir “discusiones menores y subalternas”.

La “delincuencia peor”. Lareflexiónsocialistaseprodujoenmomentosenque sus dirigentes se dirigían públicamente en duros términos a la organización terrorista vasca ETA y a las prácticas violentistas.

Vázquez reiteró el mismo sábado en el acto de proclamación de la lista al Senado del Partido Demócrata Cristiano (PDC) que no quiere “ninguna forma de violencia”.

“No queremos la violencia de la represión, que la hubo, que se pudo haber evitado y que costó la vida de un uruguayo”, ni “la violencia de quienes preten-den separarnos en dos bandos”, ni “la violencia que lleva a los niños a comer en los tachos de basura” y de “un país que expulsa a sus jóvenes porque no les da posibilidades de estudiar a todos ellos”, agregó.

“No queremos tampoco el terrorismo. […] Condenamos el terrorismo violento de Buenos Aires y de la Argentina” y “el terrorismo de Estado”, dijo Vázquez en el Platense Patín Club. “En el EP no hay lugar ni para la violencia ni para el terrorismo”, continuó.

Entanto,eledilsocialistaArtigasMelgarejoafirmóeljueves1ºduranteunasesión de la Junta Departamental de Montevideo que la ETA es responsable de “la delincuencia peor que puede haber” por lo que es improbable que la mayoría de los uruguayos haya estado en contra de la extradición de los tres etarras.

Melgarejo, también miembro del Comité Central del PS, dijo sentirse “do-blemente indignado” por los episodios del miércoles 24.

“Hemos visto la misma película en dos cines diferentes. Es decir, hemos visto la película en el Uruguay y también en España”.

“Voy a decir claramente que no moví, no muevo ni moveré un solo dedo porningúnterroristavasco;noloharéjamás.MefuesuficienteloquevivéenEspaña”, señaló Melgarejo recordando su exilio en ese país durante los años

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del gobierno militar uruguayo.Sostuvo que la ETA pudo hacer en Uruguay “la manifestación más grande

de gente que se ha conocido en su historia” y advirtió que la mayoría de la gente que asistió al Filtro lo hizo “por un sentimiento relacionado con al defensa de la vida”.

El primer edil socialista opinó que si el supuesto “riesgo de vida” de los etarras en huelga de hambre no hubiera sido “manejado como se hizo […] no habría existido ninguna movilización”.

Melgarejo pidió la renuncia del ministro del Interior, Ángel Gianola, por la represión policial de aquel día, pero dijo que “hubo provocaciones” que partieron de los manifestantes con “piedras” y “cócteles molotov”.

“Todos tenemos una cuota parte de responsabilidad. Quizás, nosotros tuvimos responsabilidad por no haber dicho esto que estamos diciendo hoy un día antes” y “por no haber previsto determinadas cosas”, indicó.

Melgarejo recordó que el secretario general del PS, Reinaldo Gargano, ha definidoalaETAcomounaorganización“asesina,criminal,impíaynazi”ydestacó que “ésta es una opinión muy nuestra”.

“El juego a la derecha”. El acto del PDC en que participó Vázquez fue tomado por los dirigentes de ese partido como la oportunidad de marcar distan-cias de los sectores radicales del Frente Amplio, a quienes acusaron de hacerle “el juego a la derecha”.

El PDC integra el EP junto al Frente Amplio, el Compromiso Progresista Independiente (ex blancos), el Batllismo Progresista (ex colorados) y la Opción Socialista (ex pegepistas).

El diputado Héctor Lescano, que encabezará la lista al senado del PDC, dijoquesufuerzapolíticanoseafiliaalatesis“dequelaacusaciónalotroesexcusa a nosotros mismos. Censuramos con claridad y con coraje a sectores de la izquierda radicalizada que le hacen el juego a la derecha. Sectores que han provocado enfrentamientos en el lenguaje y en los hechos”.

Entanto,elpresidentedelPDC,MarioCayota,recordólasfigurasdeZelmarMichelini y Juan Pablo Terra como fundadores del Frente Amplio, nacido como alternativa al “guerrillerismo como opción de cambio”.

Pablo Mieres, que lidera la lista de Diputados, señaló: “les decimos ‘no’ a los radicalismos, ̀ no’ a la intolerancia, ‘no’ a los mesianismos. Nosotros aprendimos con dolor lo que es el autoritarismo y aprendimos sobre todo que más allá o más acá de las ideas que tengamos cada uno, lo fundamental, lo esencial, es la tolerancia, el pluralismo y la democracia”.

“Las nuevas trincheras no son las de los ‘60. Eso es un tema de algunos pocos nostálgicos. Las nuevas trincheras son las que separan a los que aprendimos la lección de los que no aprendieron nada”, dijo Mieres.

Las intervenciones de los dirigentes democratacristianos fueron aplaudidas

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por Vázquez, quien el jueves 1º había logrado que el Órgano de Conducción Política (OCP) del Frente Amplio aprobara una declaración rechazando “las de-claraciones políticas agraviantes (de dirigentes radicales) que afectan la unidad” y oponiéndose a las “prácticas de confrontación” interna al EP.

Además advirtió que “a ese respecto no se tolerará desviación alguna”. Luego de complejas negociaciones, la declaración no fue acompañada por los representantes del Movimiento de Participación Popular (MPP) y de Unir. El PCU también evitó pronunciarse respecto a la frase que alude al rechazo a “las declaraciones políticas agraviantes”.

En esas deliberaciones, el presidente del Frente Amplio, Líber Seregni, llegó a amenazar con pasar “todos los antecedentes (de manifestaciones de dirigen-tes radicales contra la dirección frentista y el EP) a un tribunal de conducta”, informaron asistentes a la reunión.

Pero el sábado 3 el líder tupamaro, Eleuterio Fernández Huidobro, se pre-guntó durante una entrevista publicada en “La República” “por qué el OCP, en lugardediscutirlaspavadasquediscutió,nonosllamóatodosareflexionarsobre lo que había pasado”.

El ex guerrillero volvió a opinar que los “compañeros de la dirección del FA están muy alejados de la gente” y a criticar la “estrategia de mirar al centro. En lugar de estar con la gente se consulta a los creativos de las agencias de pu-blicidad para ver cómo se elabora la imagen para vender el producto político”.

Tras ser consultado en tres ocasiones sobre su permanencia en el Frente Amplio,FernándezHuidobrodijofinalmentenosabersiexistelaposibilidadde “un divorcio civilizado en la coalición”.

Empero, expresó que si esto ocurre “no es ninguna tragedia, pero es una responsabilidad en cuanto a que el FA es una herramienta del pueblo uruguayo que costó mucho construir”.

Interrogado sobre la posibilidad de una “salida conjunta” en el Frente Amplio, el dirigente tupamaro dijo que quiere “ver qué posición se va a tomar sobre los plebiscitos de la enseñanza y la seguridad social” y comentó que “no se puede decir que quienes apoyamos el derecho al aborto estamos contra el derecho a la vida. Esto es agraviar mucho... Es brava, es brava”.

Ese argumento había sido empleado por Vázquez para oponerse a la des-penalización de aborto. Fuente: Semanario Búsqueda, Jueves 8 de septiembre 1994, Pág. 16-17

tradición Ideológica y Adaptación Política

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Pasajes seleccionados de José Mujica

Acto por Raúl Sendic (abril 2001)

[…] La historia es una lucha de correlaciones de fuerza, de poco valen las razones teóricas si atrás de ellas no hay multitudes de voluntades. El pueblo y las sociedades tienen su tranco, y no hay que confundir el fragor de nuestras gargantas y nuestras ideas con el estadio medio de las sociedades por las cuales transitamos […]

[...] (no sé si existe la democracia, pero empezar, empieza en la oreja, es-cuchando) [...]

[...] Los actos de homenaje al Bebe deben ser actos de contenido, hetero-doxos, renovadores y removedores. Como homenaje a él, quería hablar sobre el trabajo, para aportar a un debate que vamos a tener que continuar. Los his-toriadores de la antropología dicen que este mono complicado y complicador, inteligente, transformador del medio, va conformando la civilización por su capacidad de trabajar y por la lucha de apropiarse del trabajo ajeno, generando la institución Estado, habiendo vivido antes la peripecia de crear el valor por la vía del comercio.

El trabajo es la función primera y más importante de la historia humana; toda la sabiduría, toda la tecnología, toda la ciencia, todo el capital es una montaña gigantesca de trabajo acumulado y tal vez todo el drama y la alegría humana giran alrededor de esa función […]

[...] Hay que dar una batalla por el rescate de los valores, se debe rescatar la conciencia de los trabajadores, se precisa democracia participativa, control, democracia efectiva real.

Tenemos experiencia de lo que pasó en el mundo. La marcha y el funcio-namiento del Estado es un problema de todos y tenemos que dar la batalla para que los trabajadores comiencen a conocer la gestión y aprendan. De lo contrario van a seguir siendo burócratas.

Hay que recrear, que no es cambiar de vereda, cosa muy distinta […]

Fuente: Fragmentos del discurso de José Mujica en el Acto por Raúl Sendic (abril 2001),

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www.chasque.net_mlnweb.

Reportaje a José Mujica en Página 12 (2002)

“Yo creo que lo que nos permitió sobrevivir a tantos cambios en la militancia fuequesiempretuvimoslamismaactitudética”afirmaeldiputado,exsenadorydirigente del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) Tupamaros, del Uru-guay, Pepe Mujica. Con más de 70 años, varios de ellos en la clandestinidad y en prisión y otros tantos como legislador y dirigente del Frente Amplio, la fuerza política más importante de su país, Mujica se ha convertido en un personaje legendario de América Latina. “La política está para ayudar a la gente y tiene que enamorar a la juventud”, señala el ex guerrillero al que todos recuerdan en Uruguay cuando iba en bicicleta a ocupar su banca en el Senado mientras seguía trabajandoensupuestodeventadefloresenMontevideo.

[...]

–Usted hizo política en dos etapas muy distintas, ¿qué es lo que tienen en común esos dos momentos?

–Hay un problema que siempre sucede, cuando un partido legal, de izquierda de masas, decide pasar a la lucha armada, es una de San Quintín, y al revés también,comonospasóanosotros.Esosignificósiemprecolapso.Ennosotrostal vez por razones históricas se dio una cosa mezclada. En gran parte porque habíamos vivido las dos, por lo menos un puñado lo habíamos vivido así. Yo pienso que a nosotros, uno de los factores que nos ha mantenido a pesar de las metodologías tan diferentes que debimos afrontar es una ética frente a la política. Nos pueden relajar muchas cosas y metimos la pata un montón de veces. Pero tenemos un capital amortizado de un puñado de hombres que son intachables desde el punto de vista ético. Los vas a ver vivir de la misma forma, son co-herentes en el patrón de vida. Y yo creo que eso ha generado reconocimiento, incluso por parte de la derecha.

[…]

– ¿Cuál fue el secreto de que hayan podido mantener esa línea de conducta cuando cambiaba toda la realidad alrededor?

–Nosotrostuvimosunaenormeflexibilidadencuantoalasmodalidadesdehacer política, pero no transigimos nunca con la cuestión ética. Entonces nos

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sentamos a la mesa de cualquiera, dialogamos con cualquiera, nos llevamos bien con el que sea, pero nuestra manera de ser se mantiene. Y al principio, cuando apenas habíamos salido de la cárcel, lo han intentado, trataron de domesticarnos, de ofrecernos todo, de llevarnos a sus mesas para ponernos como adornos en la vitrina de la sociedad burguesa y por suerte teníamos bien claro que en eso no íbamos a ceder.

Fuente: Palabras de José Mujica Cordano para Página 12. Argentina, 2002 en http://www.página12.com.ar.

Acto en conmemoración de la Toma de Pando(octubre de 2002)

[...] Y nos juntamos en ésta época light, en esta época tan peculiar donde nos toca jugar de senador y de muy radical para unos, de muy moderados para otros (que estamos viejos, dicen, que abdicamos de nuestros programas, dicen). Que defendemos de repente a algún estanciero, que tiene 400 hectáreas con ovejas, y se está muriendo de hambre. Y vamos a los sindicatos, y todo eso es contradictorio. Porque nosotros nos educamos en la vieja lucha contra el impe-rialismo, contra la dominación mundial. El cambio de método para algunos, y lascuestionestácticasqueparecequesondefinicioneseternas[…]

[...] Empecemos por lo primero: cuando se abraza el camino de la revolución se abraza una novia, se abraza un código, una ética, una forma de vida. Y hemos tenido y vamos a tener toda la sutileza y nos sentaremos en todas las mesas y negociaremos en todos los lugares, pero nuestra novia es la revolución. Y nuestra novia es el amor, para transmitirles a los que van a venir, porque esta lucha va más allá del periplo de nuestra existencia. Y entonces nos tenemos que reunir, porque es una vela de armas, como en la Edad Media, una vela de armas entre los sueños. Entre las causas más profundas en una época light, donde todo se compra y todo se vende.

Nos reunimos para demostrar tajantemente, también a nosotros mismos, que no todo se vende ni todo se compra [...]

[...] Se nos terminó el tiempo de ser radical oposición, ahora hay que crear las bases de la refundación de una nueva nación, hay que tener la generosidad muy superior a la que nos permite la sociedad presente y un íntimo respeto hacia todos.

Debemos ser más tupamaros que siempre, más abiertos, más sembradores, más luchadores que siempre, más capaces de abrazarnos con todos los sectores que están contra este proyecto, con mucha memoria para no olvidar nada, pero

Donde hubo fuego u 225

con poca memoria para cobrar cuentas, porque aramos hacia delante, hacia un tiempo en el cual no viviremos, pero en ese tiempo habrá patria para todos [...]

Fuente: Fragmentos del discurso de José Mujica en el Acto por la Toma de Pando (octubre 2002), www.chasque.net_mlnweb.

Acto por Raúl Sendic (25 de abril de 2003)

[...] Por eso queremos hablar de la idea de Refundación. Porque tenemos que refundar también nuestra cabeza, nosotros también tenemos que refundarnos. Porque para ese país, para semejante frivolidad, ya no hay en el mundo tolerancia.

Nosotros, los de izquierda, también debemos refundar nuestras cabezas; refundar no es abdicar. Compañeros ¿cómo podemos sacar una foto de 1960, y repetirla como un sonsonete hueco, sin entender los cambios de la realidad? Porque para que exista lo permanente tiene que existir el cambio, y la confron-tación con la realidad [...]

[...] Compañeros, ¿por qué los proletarios critican tanto a los pequeño bur-gueses, pero todos quieren vivir como el pequeño burgués?¿Por qué los critican tanto, si en el fondo es más de lo mismo?

Entonces compañeros, creo que necesitamos revisar todas nuestras categorías también [...]

Fuente: Fragmentos del discurso de José Mujica en el Acto por Raúl Sendic (25 de abril de 2003), www.chasque.net_mlnweb

Acto por Raúl Sendic (28 de abril de 2004)

[...] Entonces resumo: la vida del Bebe es un canto a la libertad en el campo del pensamiento, de los nunca amansados, de los que no transforman las ideas en religión. [...]

[...] Pero tienen que entender, y tenemos que entender que triunfar en un evento electoral produce mucha oportunidad, y seguramente una noche de mucha alegría, pero es un compromiso de carácter histórico. Dije al principio, y por algo lo dije, que nuestra enfermedad es el sectarimo y el infantilismo. El creer que se puede pechar con la realidad porque sí, porque estoy convencido, porque tenemos razón. Sin ver que una sociedad y que la marcha económica de una sociedad es un problema terriblemente complejo y que si fracasás en el campo del guiso podrás gritar todo lo que quieras y jetear en las calles, pero las masas te dan la espalda.

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Porlotantohayquetenerlainteligenciaylaflexibilidaddehacerandarlaeconomía del país a partir de lo que es y como está, y no con sueños, porque no hay tiempo para los sueños. La gente pide realizaciones al otro día. No no-sotros, los cascoteados y viejos militantes, sino el pueblo, el pueblo-masa que es lo único que inclina la balanza a favor o en contra. Y que hay que ganarlo palmo a palmo. Pero que si bien el hombre no vive solo de pan, mucho menos vive sin pan. Y si cometemos la gilada de permitir que se destroce la economía, corremos el riesgo de durar lo que un lirio, es decir de transformar en un fracaso una acumulación y un triunfo de carácter histórico.

Por eso hay que marchar con la inteligencia de respetar todo aquello que puede hacer andar la parte sana de la economía y la parte sana de la economía es la que como el dedo de Dios, multiplica los panes y los peces: la producción.

Y ahí va a jugar la plusvalía y ahí una clase va a medrar con el sudor de otra. No tenemos que disimular nada[…] No es lo mismo el capitalismo de Haití que el capitalismo de Suecia. No pongamos todo dentro de una bolsa [...]

[...] El concepto de Liberación Nacional por el cual se fundó esta casa, no es un concepto equivalente a socialismo, es una etapa previa para enriquecer la sociedad en su infraestructura material y económica y en el campo cultural. Porque no habrá jamás socialismo con pueblos semianalfabetos, idiotizados en el marco de la sociedad de consumo. No abdicar de nada. Pero no estamos para mentir y para boberías en medio de un pequeño país [...]

[...] Y además, junto con el Bebe y con tantos otros, somos hijos de un tiem-po y nuestras ideas estaban recortadas, generadas en medio del drama de ese tiempo. También aprendimos por el camino de la derrota, cargamos en nuestra mochila la derrota del mayor experimento fenomenal del punto de vista político y sociológico que ha hecho el hombre arriba de la tierra. Y cargamos con ese fracaso, no con la intención de repetir los mismos caminos, sino de ayudar a alumbrar nuevos caminos. Porque la humanidad será, encontrará la convivencia donde lo mío y lo tuyo no nos separe, o tal vez este mono gregario y complicado comprometerá su propia existencia arriba del planeta.

Por eso compañeros, cuando vamos a una batalla de carácter electoral porque la historia lo ha querido así, y peleamos en cancha abierta y convocamos a la mayor cantidad posible del pueblo blanco y del pueblo colorado, y les recomen-damos a nuestros compañeros que no hay que andar barajando en la izquierda, nosontiemposderascarnoselombligonideandarintercambiandofiguritas,hay que pelearlos con los recursos de ellos. Cada uno que le arranco son dos, uno que viene para acá y uno menos que tienen ellos [...]

Fuente: Fragmentos del discurso de José Mujica en el Acto por Raúl Sendic (28 de abril

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de 2004), www.chasque.net_mlnweb

El MLN-T y Tabaré Vázquez. Ruptura con la CI

Congreso del MPPMotivos y trasfondos de una fractura inminente

Por una abrumadora mayoría el Congreso del Movimiento de Participación Popular (MPP) aprobó las propuestas elevadas por el MLN, consistentes en retirarse de la Corriente de Izquierda y avalar la participación de cuatro des-tacados dirigentes del sector (Jorge Quartino, Eleuterio Fernández Huidobro, José Mujica y Marcos Abelenda) en el grupo de asesores de Tabaré Vázquez a título personal. En cambio la propuesta de un sector del MLN, que promovía la competencia de dos listas para las elecciones internas de abril, no prosperó y fue retirada.

De esta forma, se consolida lo que parece una división profunda e irrecon-ciliable entre la mayoría tupamara y el sector liderado, con matices pero en base a una alianza táctica, por el senador Helios Sarthou y el edil Jorge Zabalza. Días antes un editorial del semanario Mate Amargo pronosticaba que “es cada vez más difícil que se mantenga la unidad orgánica del MPP” y aseguraba “algún tipo de ruptura”. La organización mayoritaria del espacio radical había difundido un documento en el que señala que las diferencias entre los dos sectores del MPPserefierenacuatroaspectos:lapolíticadealianzasyladeacumulacióndefuerzas,lacrisisdeconfianzainternaylalibertaddeacción.Porsuparte,Zabalza dijo que las diferencias se remontan al asunto del Hotel Carrasco, cuando el MLN presionó al edil para que no votara en contra de la concesión, y se profundizaron a raíz del plebiscito para la derogación del artículo 29 de la ley de inversiones, campaña que el MLN no apoyó.

El sector minoritario señaló que en los últimos meses se constató un viraje del MPP al pasar a alinearse con “el partido de Tabaré”, en alusión a la supuesta subordinación del MLN a los estilos y criterios de dirección que promueve el presidente del Frente Amplio. En este sentido, Zabalza señaló al diario La Re-pública que se trata de “asesorías personales, porque por la vía de los hechos el centro de decisión se traslada al equipo de Tabaré”. En efecto, aunque los debates más ríspidos del Congreso giraron en torno a la propuesta del MLN de abandonar la Corriente de Izquierda (alianza entre el MPP y otros grupos radicales que obtuvo el segundo puesto en las elecciones internas del FA), la cuestión de los asesores de Vázquez sobrevoló la reunión y se convirtió en elemento simbólico del giro que denuncia el sector de Sarthou y Zabalza.

228 u Adolfo Garcé

Másalládelasdiscrepancias,otrosdoshechossimbólicosreflejanlosnuevosestilos que parecen irse imponiendo en el sector radical: semanas atrás Quartino participó en una reunión que mantuvo el Frente Amplio con una delegación del Fondo Monetario Internacional, otrora uno de los “cucos”de los radicales. El segundo hecho es más trascendente: por primera vez desde su fundación, el MPP presentará una lista a las elecciones de abril que no será elegida por los simpatizantes a padrón abierto sino por la dirección de la organización que, también por primera vez, fue elegido por el Congreso y no por medio de una elección abierta. Precisamente el tema de las listas para abril será el revelador de la profundidad de la fractura. El diputado Mujica anunció que no irá en la misma lista que Zabalza y Sarthou y fuentes del sector aseguran que el veto del MLN al edil es un hecho, cuestión que puede acelerar la ruptura.

Fuente: Semanario Brecha, 12 de febrero de 1999, pág. 2.

Declaraciones de la IX Convención del MLN-T (2001)

La refundación nacional

Montevideo, 5 de Agosto de 2001.

Uruguay vive como pocas veces en su historia, un letal proceso de desmante-lamiento y descapitalización de su aparato productivo inducido por el estrepitoso fracaso de las políticas económicas que se han venido implementando desde hace ya demasiados años y precipitado por la creciente ofensiva de poderosos intereses extranjeros que pugnan, hasta ahora con éxito, por aprovecharse de nuestras riquezas.

Si bien dicho proceso no es nuevo sobre la tierra, pocas veces como ahora, los errores, los combates y las complicidades han conjuntado tanto daño sobre nuestro territorio. La generalización de la pobreza a niveles desconocidos, la emigración, la marginación en masa de gran parte de nuestra población, la desocupación batiendo niveles seculares, el colapso de la Salud Pública, el sacrificioescandalosodelamitaddenuestrosniñossumidosenlaindigencia,y todos los demás acompañantes de tanta miseria, producen también pesados sentimientos de desesperanza y desesperación. No menos peligrosas son las dudas aviesamente sembradas en algunos ámbitos internos y externos acerca de la viabilidad de nuestro país o de limitarlo a un destino de fatal inferioridad.

La 9ª Convención Nacional compromete los esfuerzos del MLN (Tupama-ros) para sumarlos a la convocatoria de una gran correntada popular de carácter

Donde hubo fuego u 229

nacional, es decir ancha y patriótica, no solo para resistir estos ataques sino para defender y potenciar nuestros patrimonios morales y materiales, tanto públicos como privados.

Con la profunda convicción de que nuestro país ofrece holgadas posibili-dades para el bienestar y el crecimiento de la población, y cuenta con energías yreservassuficientesparadesempeñarconéxitoestaempresaalaque,enlahora actual, todos debemos supeditar nuestros peculiares intereses porque no hay otra más importante ni más vital.

La Defensa Nacional

Montevideo, 5 de Agosto de 2001.

Talcomosemanifiestanpoderosasfuerzasenelmundodehoy,laRepúblicaOriental del Uruguay sufre potentes avances sobre su identidad en los más varia-dosaspectos:culturales,económicos,técnicos,ecológicos,financieros,etcétera.

Como pocas veces en su historia la viabilidad del país viene siendo puesta en tela de juicio desde varias tiendas internas y externas.

Ante esas realidades contemporáneas la 9ª Convención Nacional del MLN ratificayconvocaa ratificar laplenayprioritariavigenciadel fundamentalhecho político conocido como República Oriental del Uruguay y sentirlo como lo es: patria.

En consecuencia, entiende imprescindibles, insoslayables e impostergables todas las tareas, empresas y estrategias destinadas a la Defensa Nacional como compromiso que debe desempeñar toda la nación.

Dentro de ese compromiso nacional Uruguay debe contar con Fuerzas Armadas, preparadas para encarar junto al pueblo los aspectos militares de esa Defensa, en el bien entendido de que el Uruguay no tiene vocación agresora y,porelcontrario,proponelasoluciónpacíficadetodaslascontroversiasyeldesarme mundial.

Pero si la mala hora cuadra y lo exige, debe quedar claro que la población de este país hará honor a su pasado, y defenderá como mejor pueda su presente ysufuturo,poniendoenellolossacrificiosqueseannecesariosparamantenersu soberanía e integridad.

Convocamos por tanto a un gran debate nacional en torno a estos aspectos a los efectos de encarar las nuevas realidades y adaptarnos a ellas.

230 u Adolfo Garcé

José Mujica y el desarrollo científico (2003)

“Desde ese punto de vista hemos planteado alguna hipótesis, pero nada más que hipótesis. Como globo sonda, como elemento motorizador de la discusión. Esas ideas, si les tuviéramos que poner un nombre les diríamos Finlandia, por decir un bolazo, pequeña nación en un rincón del mundo, vendedora de troncos y de madera; con todo lo bastardo, desde el punto de vista intelectual, quepuedesignificarelserunpobrevendedordemateriaprima,queapartirdeahí nos está infectando con los Nokia. Hizo otra apuesta, pero no dejó de ser unpaísmaderero,másbienconlamaderafinancióelotropaís.Yconlocualle quedó una tajada muy fuerte de plusvalor para seguir siendo un formidable maderero, en todos los planos tecnológicos que implica eso. Y hemos planteado la hipótesis, que no la podemos resolver nosotros, que tenemos que llamar a la gente que piensa, para que la haga pelota, para que la critique, pero usted que lo critica proponga algo mejor, porque nosotros no somos hombres de ciencia, somos apenas luchadores sociales, que tenemos la certidumbre –porque la po-lítica también es un arte– que hay que introducir la ciencia, en las decisiones fundamentales. Ya no podemos tener un proyecto nacional implícito, tiene que ser explícito, tiene que ser absolutamente consciente y medido y discutido, tiene que caminar por el camino de la conciencia hasta que termine siendo, en todo caso, un brutal sentimiento y una emotividad global de nación, porque nuestro problema sigue siendo la política”.

Fuente: Intervención de José Mujica en el Centro Artiguista por los Derechos Econó-micos, Sociales y Culturales (Cadesyc). 22 de mayo de 2003.En http://www.neticoop.org.uy/documentos/dc0290.pdf

Despedidas

Carta de Diego Piccardo y Alba Antúnez

Un Enfoque sobre balance

Estas líneas han sido elaboradas por la convicción que tienen quienes par-ticiparon en ello de que un balance al hoy debería arrancar del inicio mismo delprocesodereorganización.Pensamosquemuchasdificultadesyproblemasque hemos tenido y tenemos para enfrentar aspectos tan importantes como el trabajo de masas tienen su origen allí.

Donde hubo fuego u 231

Esenbuenamedidaunareflexiónpersonalsurgidadelanálisisdeprácticasconcretas, que aspiramos a que sirvan para un intercambio positivo sobre el tema, que puede permitir plantearnos algunas instancias de acuerdo que posibiliten algún grado de reconstitución en lo interno.

No se tocan temas contenidos en el documento elaborado por el C.E. porque si bien él incluye aspectos de análisis y de balance con los que concordamos y otros con los que discrepamos, lo que planteamos es una óptica y un enfoque diferente para abordarlos.

A la salida de la cárcel se logra acuerdo sobre algunas ideas esenciales para laetapaquereflejanunaadecuaciónbastanteasombrosadelplanteopolíticoa una realidad nueva y totalmente diferente a aquella en que se había operado más de una década atrás:

– conciencia de que se vive una situación de emergencia nacional– idea clara de que solo es enfrentable con una serie de medidas de fondo– idea de que es imposible llevarlas adelante sin la instrumentación de

una política de alianzas amplísima sobre la base de acuerdos en temas medulares: Deuda Externa, Medidas concretas en lo económico y en lo social, Cruzada por la tierra, Reforma Constitucional.

Para aportar estas ideas al conjunto del pueblo, recrearlas colectivamente, enriquecerlas, desechar lo que apareciera como incorrecto, o inviable, darle al conjuntounaformulacióndefinitivacomoproyectopolíticopopulareinstru-mentar caminos para concretarlo, debió ser necesario una organización de otro tipo, mucho más fermental.

Una organización cuyo objetivo central fuera, en principio, cotejar estas ideas con la realidad, abrir amplios canales de participación y discusión más allá de los marcos orgánicos MLN.

Sienelplanteopolíticoinicialprimó,nosindificultades,lavisióndeRaúl,en el planteo organizativo ni siquiera llegó a considerarse seriamente la concep-ción profundamente revisionista de Raúl en este terreno y su descreimiento en la utilidad para esta etapa y para el desarrollo del planteo político, de un aparato

232 u Adolfo Garcé

de las características del que estábamos creando.

El fantasma de las “desviaciones pequeño burguesas”, –como males que explicaba todos los errores del pasado–, jugó a favor de la “ortodoxia” en la construcción del aparato –construcción, por otra parte, prácticamente al margen de la práctica social–.

Los “consultivos” fueron una instancia necesaria para lograr un consenso mínimo respecto de la viabilidad y/o necesidad de la herramienta del MLN y sus futuras características. Hoy creemos que estos puntos debieron ser discutidos también y fundamentalmente en marcos más amplios.

Creemos que comenzamos la etapa con una concepción muy estrecha y en cierta forma elitista de la participación. Es posible que entonces no fuera posible otra cosa por falta de una práctica y experiencia que sirviera de base a la profundización.

La participación real quedó en lo declarativo. La intención de las mateadas fue muy buena pero no supimos instrumentar la idea para que diera sus frutos.

Y el “no supimos” tiene que ver con nuestra propia formación en nuestra práctica anterior.

Para que este planteo, el que da origen a la “mateada”, el de la participación popular en la elaboración de la línea, e incluso en la valoración crítica de nuestra experienciaanteriorfuerarealmentepositivo,debiósernecesariodefinirpre-viamente el contenido de estos términos. Acordar los alcances y actuar todos en consecuencia.

Unadefinicióndeestetiponoshubierarequeridounesfuerzomuygrandede reformulación personal-colectiva. Una nueva forma de observar, analizar, e incidir sobre la realidad.

A la mateada la gente fue a dar una prueba de reconocimiento a un pasado valorado y respetado más allá de lo que todos esperábamos. Fue a informarse, con curiosidad sana, con ganas de aprender, en muchos casos con deseos reales de participar, en otros a escuchar propuestas con mucho sentido crítico (sobre todoelgruesodelantiguoMLNysuáreadeinfluencia,quenoestabaencua-drado en ese mínimo organizado), y también y en muy alto porcentaje a recibir

Donde hubo fuego u 233

“línea”. Porque eso es parte de la formación ideológica que impone el sistema. Necesitamos de alguien que nos diga qué hacer, necesitamos de ese algo más “arriba” que sepa ver más que nosotros y sepa decidir mejor que nosotros. Este aspecto de la realidad también debimos tenerlo en cuenta y saber manejarlo para no caer en la tentación de, algo que se dio, empezar a ser los hacedores de la línea desde nosotros mismos. Tomar aspectos parciales de lo escuchado que pudieran interesarnos y trabajarlos en función de una visión del tema preconcebida.

No supimos instrumentar la participación. No cumplimos el papel de, en principio, ser receptores de una realidad fermental riquísima, que tenía un tramo de historia desconocida por la mayoría de nosotros. Debimos saber oír, cuestio-nar, problematizar, inquirir, investigar en planteos que nos llegaban. Debimos con estas herramientas promover el debate en cada instancia, investigar colec-tivamente y ser sujetos de síntesis, proyección y potencialización de todo este bagaje hacia la concreción de un proyecto político popular, realmente nacido de lagente.Lasbasesqueseteníaneranmásquesuficientesparaserreformuladascolectivamente. Tenían “olfato” político. Tenían detrás experiencia política, eran muy valiosas pero no supimos trabajarlas.

El haber tenido una actitud como la descripta nos hubiera implicado ir a tra-bajar en los frentes de masa con criterios completamente distintos. Los planteos para los frentes en su mayoría fallaron una y otra vez. A 5 años de trabajo los resultados son más que magros. Creemos que esto no se debe a la justeza o no de planteos teóricos sino a nuestra mentalidad vieja y aparatista para trabajarlos.

El divorcio entre el planteo político y el “aparato” se acrecienta hasta llegar a desconocerse mutuamente. Los canales de irradiación del planteo son cada vez más los “medios” –Mate y CX 44–. La pérdida de canales directos, de vaso comunicadores permanentes, para la relación con la masa, determina, junto al estancamiento de la propuesta, un progresivo alejamiento de la dirección de la cuestión “trabajo de masas”, un desentendimiento casi de todo lo relativo a organizaciones y movimientos sociales –salvo cuando estos golpean demasiado fuerte a la puerta– y, en consecuencia un estancamiento y empobrecimiento en la capacidad de enriquecer, generar y desarrollar ideas y concepciones, más allá de generalidades estériles. O, lo que es peor, se elabora y se produce por fuera y lejos de los ámbitos de discusión del pueblo todo lo que tiene que ver con lo que este tiene o tendrá que hacer, con la idea de llevarles estas ideas para que se organice y actúe de acuerdo a ellas. Sobre esa base los llamados a la participación son en realidad llamados a legitimizar planteos, estrategias, organismos, etc. elaborados y surgidos lejos, al margen, sin contar con la participación de aque-llos a quiénes están dirigidos. Es una “participación” en una sola dirección, de arriba hacia abajo. Esto, más allá de los términos y de las apariencias formales,

234 u Adolfo Garcé

contradicelademocratizaciónenbeneficiodelaburocratización.

Somos una organización cada vez más cerrada, burocratizada, que hace planteos políticos desde sí y para sí, donde poco lugar queda para la creación colectiva, para el sentido crítico, esencial para poder avanzar, ni muchísimo menos para aceptar el caminar con matices puestos a prueba en la práctica con-creta. Por otra parte y no menos importante, es el hecho de que cada vez más perdemos capacidad autocrítica. Somos casi una armadura, gris, impenetrable, sin aromas vitales, puramente medieval.

Cuando se dan realidades como esta en una organización política, los llama-dos a la participación se transforman en llamados a la legitimación de estrategias no elaboradas por los sectores populares.

La misma mentalidad que nos guía en el accionar hacia fuera, la aplicamos, por supuesto a lo interno de la organización.

Parece simplista hablar de retrocesos ideológicos en el sentido de explicar por ese lado el debilitamiento de nuestra organización, su pérdida de poder de convocatoria, su falta de inserción en los organismos de masa. En la actuali-dad el MLN debe ser de las organizaciones de la izquierda nacional con más atraso y menos desarrollo en lo que tiene que ver con asimilación y desarrollo de metodologías y técnicas relativas a organización y participación popular –a pesardelasdefinicionesgeneralesqueasumimos–.Delmismomododebeserde las menos preocupadas en el estudio de la realidad nacional y en el aporte científicotécnico.

Dándose en este aspecto el extremo de cros, que se alegran del alejamiento delossectoresuniversitarios,comosisetrataradeunapestedelaquealfinnos liberamos.

Hoy somos la cuarta parte del espacio PC y la mitad del PS. Podemos seguir culpando a ellos del “retroceso ideológico”, o a la conducción de la Radio, o al responsable del Frente Sindical, o al del Interior, o al de tal o cual área, y analizando cada una en particular. Creemos que es un camino equivocado, que de bastante poco serviría.

Diego Piccardo Alba Antúnez

Carta de Jorge Manera Lluveras*

Donde hubo fuego u 235

NOTA ACLARATORIA: Esta carta fue entregada por el cro. Manera como planteo para discutir en el CE. Dicha discusión aún no se ha procesado y en el marco de la discusión preconvencional y con acuerdo con el cro. se decidió circularla, debido a diversas solicitudes de cros.; a pesar de que el cro. Manera no lo hizo con el objetivo de discutirlo en la CN.

Montevideo, 6 de junio de 1988.Estimados compañeros del Comité Ejecutivo:

Hemos señalado en varias oportunidades nuestra preocupación por las desviaciones ideológicas tan generalizadas en el seno de la O., que unidas a vicios organizativos y a concepciones erróneas en cuanto a estilo de trabajo y a criteriosdeformación,configuranunpanoramainternoinquietante,yoriginanla situación de relativa inoperancia de la O.

Este estado de cosas opera de diversas formas sobre los cros. de la O.:

Algunos se quiebran, retirándose de la militancia o adoptando una actitud pasiva; otros, debido a su inexperiencia, no han tomado conciencia de la gra-vedad del problema; algunos (excepciones) bregan por mejorar la situación, sin resultados dado el deterioro general; otros, quedan a la espera de una supuesta evolución espontánea, de que se “haga el proceso”, de que los cros. nuevos vayansustituyendoalosdesgastadosviejos,etc.;finalmente,hayquienesna-vegan como el pez en el agua (o como la anguila en el barro) por ese mar de conductas erróneas.

Jamás se va a corregir esa situación espontáneamente, ni por la sola iniciativa de los cros. de base: el esfuerzo central debe estar a cargo de los compañeros de la Dirección, comenzando por superarse ella misma. Pero a ese nivel, no inquietansuficientementeestostemas;enrecientesepisodiossehaconfirmadola actitud de soslayar estos problemas, sacándole el cuerpo al enfrentamiento franco con quienes son el foco de los mismos.

En planteos anteriores hemos intentado infructuosamente interesar a los cros. de dirección en los problemas ideológicos internos, siempre postergados; para no repetir, nos remitimos a ellos, adjuntados como anexos: “Fortalecimiento interno”, “Operación rescate”, moción autocrítica en la reunión del CC 17-4-88.

Durante los últimos años, hemos ido acumulando tolerancias a situaciones erróneas, arriesgando caer en el acostumbramiento, que está a un paso de su aceptación. Pero episodios recientes han actuado (en mi caso) como detonantes, y hoy despierto súbitamente a la conciencia viva de la magnitud de las debilidades y deformaciones de nuestra O. en su conjunto, como si hubiera caído de pronto el telón que las velaba, que habíamos ido tejiendo con tolerancias, postergaciones,

236 u Adolfo Garcé

autoengaños y equivocadas expectativas de que se diera espontáneamente el proceso de autodepuración de la O.

Este tipo de ceguera permitió, en el pasado, que trepara Amodio, lo mismo que otros individuos no tan peligrosos, aunque también nocivos, lo que junto a otras desviaciones más generalizadas, llevaron a la O. a una situación de verdadero desquicio, en el 71. ¿Se repite al historia?

Señalo, a continuación, algunas de las fallas que a mi entender nos aquejan.

Tenemos una orga deliberante, escasamente actuante. Hacia fuera, hemos adoptado una modalidad verbalista, con mínima incidencia sobre el medio, en contradicción con uno de nuestros más caros principios en otros tiempos. Segui-mos dedicando desproporcionados esfuerzos a proveer los demás medios para canalizar el verbalismo. Este nuevo estilo, así como el continuo empapelamiento de la militancia, ha sido fomentado desde arriba.

En general, se considera que militar es sinónimo de reunirse cómodamente, con mate y bizcochos; se dedica el 90% del tiempo a la deliberación, y el pucho restante a actuar. Tienden a destacarse cros. por sus cualidades para las exposi-ciones o discusiones teóricas, mientras escasean las mentalidades realizadoras.

Individuos disolventes medran en todos los niveles y a veces se los promueve o son electos.

Las chacras prosperan y nadie les mete mano. Algunas de ellas están estanca-das, mientras que otras tienden a ser estancias. Tendemos a transformarnos en una federación de chacras, llámense estas zonales, comisiones u órganos diversos.

Notenemosdiscrepanciasencuantoaestrategia,nicon lasdefinicionesideológicas, ni con la mayor parte de los planes; salvo que estos son excesivos en número y ampulosidad, totalmente desproporcionados con nuestra esmirriada capacidad de realización; los planes se suceden y amontonan, todos con el sello de prioritarios, apabullando al militante de base, que ni siquiera tiene tiempo de asimilarlos, y que como no sabe por dónde arrancar, termina contemplándolos con indiferencia.

Esta situación contribuye a frustrar al ingreso; muchos cros. nuevos, luego de pasar por las horcas caudinas de la “formación”, se insertan en la inoperancia general y poco a poco se amoldan a nuestro ritmo de caracol, a la indisciplina, al voluntarismo en la militancia y a la irresponsabilidad generalizadas. Soñemos con que no les entren las otras desviaciones que nos aquejan.

Nuestra capacidad de actuar sobre el medio, no tiene nada que ver con nuestro prestigio (o leyenda) hacia afuera. Nuestros planes grandilocuentes y posturas públicas tienen tal desproporción con lo que somos que rayan en la

Donde hubo fuego u 237

irresponsabilidad. Nos vendemos un verso y se lo vendemos al pueblo, que lo compra por ahora. Le esquivamos el cuerpo al trabajo hormiga de largo aliento necesario para construir nuestra base social, y no formamos a nuestra militancia para la tarea dura, oscura, permanente y responsable.

La excesiva tolerancia ante la irresponsabilidad, desmoraliza a los cros. que se toman a pecho los compromisos contraídos.

Algunas estructuras orgánicas no son claras y funcionales, siendo a veces producto de adaptaciones para contemplar situaciones personales o de chacra.

Al no comprenderse las causas de fondo de la obstrucción del trabajo, se suceden los reacomodos, soslayando el enfrentamiento, con quienes bloquean el funcionamiento, y barajando siempre las mismas cartas marcadas, que se van desgastando con el uso.

Un número excesivo de organismos intermedios, alienan a demasiados cros. en largas reuniones. Cada nivel orgánico pretende tener derecho a decirlo todo; de lo contrario, no se aceptan las tareas. Los niveles de jerarquía no son claros yelfuncionamientoavecesdebefiltrarsedificultosamenteentrelamarañadeorganismos y personajes.

Una de las situaciones más claramente irregulares es la del Regional Mon-tevideo, que luego de obstaculizar el desarrollo de los organismos centrales va asumiendo más y más funciones del CE. La inoperancia de éste en lo operativo fomenta ese proceso; el afán de acaparar funciones, por el otro lado, empuja en elmismosentido.Almargendeloquesignificandeporsíesasprácticas,taltrasposicióndelasjerarquíassignificaque,nadieenlaO.tengaautoridadparapedirle cuentas (y eventualmente intervenir) a los zonales que no funcionen.

En resumen, estamos construyendo un gran estrado, sobre una base de palos podridos. Seguimos agregando andamios y telones ostentosos, sin preocuparnos por consolidar ideológicamente la base. Hoy nos deslumbramos con nuestro pro-piobrillovistodesdeelexterior,queeselreflejodeunaimagenficticiaestucadasobre una leyenda construida por otros, y quizás ahora refrendada por nosotros mismos, cometiendo una irresponsabilidad histórica que un día nos costará cara.

Cúpula. Es a ese nivel donde el deterioro del estilo tupa (no en todos los cros.) tiene las más graves consecuencias.

En otras cosas se constatan: vanidad, autobombo, caudillismo, protagonismo, afán de lucimiento y predominio. En algún caso, arribismo neto. Como forma

238 u Adolfo Garcé

de autopromoción; se exageran errores de otros cros.; para escalar, se pisotea a otros. A ese nivel, escasean el compañerismo y la relación fraterna, primando la mutuadesconfianza;másquelasrazones,decideel“peso”oelapabullamientoverbal. Los “caudillos” o aspirantes aceptan a adulones, y en ciertos casos se dejaninfluenciarporestos.

La exigencia en cuanto a VIB a los cuadros y militantes ha quedado en el olvido para muchos; por el contrario, se llega a reivindicar a cros. que, por sus graves fallas en ese aspecto no merecen la condición de tales, y se fundamenta teóricamente esa postura. No hay disposición para embarcarse en la imposter-gable tarea de depuración interna, y nos descaderamos haciendo cintura para no enfrentar decididamente situaciones o individuos censurables. Ejemplo típico de esto (aunque no es lo único) es el tratamiento dado al tema Taller Raíces. Cuando se lo consideró por primera vez el CC hizo una lamentable opción: entre desautorizar y censurar a quienes se hacían eco de injustas acusaciones al cro. Arturo o cuestionar a este, se optó por lo segundo; todo en medio de extensos planteos teóricos, seguidos por el correspondiente autoelogio del cuerpo, por su alto nivel.

Muyabsorbidos por los grandes temas, postergamos indefinidamente eltratamiento de la problemática interna, en especial de las carencias ideológicas y organizativas.

En todo grupo humano, en toda organización, en todo equipo de trabajo, es natural que aparezcan contradicciones entre los cros., y hasta cierto grado eso enriquece. Pero si esas contradicciones no son llevadas de modo fraterno, o si responden a manifestaciones de deformaciones individuales no tratadas, el equiporechina,setornaineficazohastainviable,desgastándoseencontinuadoschoques.

Tratamiento del tema empresas por el CE.No vamos a hacer acá una historia del trabajo realizado en este terreno,

sino solamente el planteamiento crítico en cuanto a procedimientos a mi juicio erróneos, por parte del CE en su consideración de este tema.

La promoción de empresas rentables como fuentes de recursos era una antigua idea de varios cros., y fue una tarea que se comenzó a concretar en los primeros tiempos de la reorganización, en el año 1985. Desde entonces, la O. hadestinadorecursosymilitanciaaesefin.

Entre los avatares de esta tarea, destacamos un hito, en la resolución del CE

Donde hubo fuego u 239

anterior, que suprimía la ayuda económica a la misma; esto ocurrió hace algo más de un año, y la fundamentación que se dio se basaba en la imposibilidad de laO.decontinuardestinandodineroconesefin,nohabiéndosehechounavalo-ración del trabajo realizado hasta entonces, ni sobre las perspectivas del mismo.

Desdeentonceshastalafecha,eldesarrollodeesastareassefinancióconotros recursos, en parte provenientes de Suecia, en parte con préstamos y dona-ciones de varios cros. Sin embargo, en la medida de que estos recursos han sido muylimitados,lasupresióndelaayudafinancieradeFinanzasCentralsignificóunretrasoenlatarea,nosubsanableconelincrementodesacrificiopersonaldeloscros.queparticipanenella,yunaasfixiaeconómicacasiconstante.

Desde hace algunos meses comenzó por parte de algunos cros. del CE, una campaña tendiente a menoscabar nuestras realizaciones en la materia, y a los cros. que militan en ese sector, en particular a mi persona. Se echaron a rodar versiones antojadizas o falsas, en cuanto a los resultados de la tarea, que se calificabadefracasototal;deBartoloméViajes,seafirmabaque“loscros.lafinanciabanpagandolospasajesmáscarosqueenplaza”.Algunoscros.,auto-convencidos sin haberse molestado en informarse, llegaron a plantear por escrito (proyecto del Plan Regional Mvdeo., aproximadamente) que “ante el fracaso de las empresas, era necesario proceder a entregarlas a los zonales respectivos”; es decir, que ciertos cros. decretaban su fracaso y planteaban echarles mano. Otro ejemplo es la versión traída de Suecia acerca de mis incorrectos manejos de fondos de esa procedencia, recogida de boca de conocidos intrigantes, y que en lugar de plantearse directa y personalmente o en instancia que permitiera los descargos se lo hacía como alusiones.

Este tipo de versiones solían aparecer en las reuniones del CE, no como tema sino intercaladas entre otros asuntos, lo que hacía imposible su debido tratamiento. En algunos casos, se reducían a simples alusiones. Estas llegaban avecesatanbajonivel,enelafándemenoscabarnuestrotrabajo,comoafirmarfalsedades acerca de la moralidad de algún cro. de los que militan en este sector (“afulanonoletengolamenorconfianza,porquelepegaalacra.todoslosdías”, o “fulano es un alcohólico perdido”).

En enero de este año fue entregado al CE un informe sobre Empresas, y al mismo tiempo hice un pedido de destinar una reunión a discutir en debida forma el tema, de ser posible llamando a otros cros. del sector.

El 11 de mayo se realizó una extensa reunión, donde el CE fue informado en detalle sobre la situación y perspectivas de las empresas. El tono de la reunión fue respetuoso en general, salvo algunas preguntas insidiosas (“¿por qué Bartolomé vende los pasajes más caros que otras agencias?)”. Se notó la ausencia de uno de los cros. que más cuestionaba nuestro trabajo en empresas.

240 u Adolfo Garcé

Varios días después de esa reunión, (20/5) Julio M. y Carlos C. me comunica-ron que el CE había resuelto que las empresas fueran administradas directamente por Finanzas Central y que Leopoldo había sido designado responsable de esa tarea. Pregunté cuál sería mi función en el futuro, y me dijeron que colaborar con Leopoldo. Pregunté si el CE había hecho alguna valoración sobre lo informado de la situación de empresas, y me contestaron que no. Posteriormente, (el 26), Leopoldo, aparte de lo ya comunicado por Julio y por Carlos, me informa que mi función iba a ser responsable de Judi, conjuntamente con él.

De lo anterior, surgen las siguientes valoraciones:a) Hubo un prolongado hostigamiento, con ataques más o menos solapados

a mi desempeño en empresas, difundiéndose esas versiones.b) Se le proporcionó un exhaustivo informe al CE, del que surgía claro que,

sin pretender haber hecho maravillas, por lo menos se daba un contun-dente mentis a las versiones en boga.

c) El CE, sin haber hecho una valoración expresa de nuestro trabajo, re-suelve relevarme de la responsabilidad de la tarea, lo que para cualquier observadorsignificaunacensura.

d) Se nos comunica la resolución sin una adecuada fundamentación; si se piensa que no soy apto para la tarea, lo que correspondía era un planteo sincero y directo.

e) El CE toma las resoluciones mencionadas sin consultar a los cros. que desde hace tanto tiempo estamos en la tarea. Por supuesto que no es su obligación hacerlo, pero la consulta es una práctica saludable (especial-mente entre cros.).

f) De ningún modo podemos estar de acuerdo con la centralización de em-presas, sino con el criterio que siempre se había manejado de la mayor descentralización (con todas las coordinaciones necesarias, por supuesto), tendiendo, cuando fuera posible, a la compartimentación con el resto de la orga.

g) Es desconcertante, (por lo menos) el expresado socavamiento sistemático de nuestro desempeño en la tarea, habida cuenta de que, si bien este no ha sido nada descollante, hay otros sectores de la O. que están en situación mucho más calamitosa que empresas, por lo que parecería que el CE debiera haberles dedicado atención prioritaria, en su afán por arreglar las cosas, lo mismo que el combate de las graves deformaciones ideológicas que hacen peligrar la integridad de la O. Por ejemplo, cabe preguntarse porque el CE no dedica el esfuerzo que va a destinar ahora a manejar las empresas, a tratar de controlar los zonales, que es su función prioritaria.

Mi situación personal.

Donde hubo fuego u 241

Lo expuesto mas arriba, determina mi actitud actual.

Nuestra experiencia en diversas formas de militancia ha demostrado inequí-vocamente que la condición esencial del cuadro y del militante revolucionario debe ser manejarse en base a un adecuado nivel de VIB. La trayectoria de la O. enlostresúltimosaños,tanproblematizadaenlointerno,reafirmafuertementeesa premisa. Mi posición al respecto es más irrenunciable que nunca, habiendo llegado al punto de no poder convivir mas con las deformaciones señaladas, tanto colectivas como individuales.

Por otra parte, no me considero capaz como para dar la lucha por cambiar las cosas, lo que considero muy difícil sino imposible, tanto a nivel del CC como del CE, por varias razones:

a) Los intentos anteriores no tuvieron el eco mínimo.b) Por el contrario, a ese nivel incluso se reivindica a cros. con pésima

trayectoria, por razones pragmáticas.c) Las declaraciones de principios al respecto, por parte de la IV CN y otras

instancias, obviamente son letra muerta.d) Me siento desgastado y hasta desubicado en estas posturas.e) Reconozco mi escasa capacidad o habilidad para la argumentación dis-

cursiva, y para convencer por ese medio, aún en los casos en que estoy seguro de tener la razón.

En tales condiciones, la permanencia en los organismos de dirección me ha ocasionado un desgaste síquico, habiendo llegado paulatinamente a los límites de mi resistencia; los últimos episodios han rebasado esos límites.

De ningún modo debe interpretarse el presente planteo como una defensa de posiciones personales, de las cuales ya me he retirado; pienso que si en la O. se hace necesario entrar a nadie en ese terreno, tal O. ya no me sirve. Si hay algo que defender en mi actuación, que lo hagan otros cros., y si no lo hacen, debo pensar que no merezco esa defensa, razón de más para dejar mi puesto a otros cros., y si no lo hacen, debo pensar que no merezco esa defensa, razón de más para dejar mi puesto a otros militantes más capaces.

En virtud de todo lo expresado, solicito licencia por un año a todas mis tareas de dirección.

Reciban ustedes un saludo fraterno.

Jorge Manera

ANEXO 1 OPERACIÓN RESCATE (propuesta)

242 u Adolfo Garcé

Durante los casi tres años de nueva vida legal que llevamos, hemos dedicado la mayor parte de nuestro tiempo a la discusión de la línea conductora de nuestro (futuro y postergado) trabajo hacia fuera.

Muy poco esfuerzo hemos dedicado a la preparación de una organización apta para concretizar esos lineamientos, y ellos se han dedicado en el mejor de los casos a la realización de cursos teóricos. En consecuencia, nuestra gestión hasta ahora ha sido pobre, salvo los éxitos logrados por algunos compañeros individualmente o por pequeños grupos.

Los diversos criterios orgánicos que hemos ensayado, se han estrellado contra las trabas de toda forma, proveniente de las deformaciones que proliferan a todo lo ancho y alto de la orga.

Esta situación, que nunca ha dejado de preocuparnos (ver trabajo “For-talecimiento interno” presentado por FOP), hoy es tan evidente que muchos compañeros comienzan a señalarla como una de las principales causantes de nuestro estancamiento, a la vez que se plantean críticas a la dirección por su toleranciahacialoscros.quemanifiestandichasdeformaciones.

Efectivamente, una orga donde campean la irresponsabilidad y la indisciplina, dondeelcompromisomilitanteyladisposiciónhaciaelsacrificiosonexcepcio-nes,dondeaflorancondemasiadafrecuenciaelindividualismoyhastaelafándebeneficiospersonales,dondeelcompañerismosuelesersustituidoporelamiguismo o por el caudillismo o por la práctica de círculos cerrados (“chacris-mo”), es una orga inoperante hoy, que expulsa o trauma a los militantes sanos, y que mañana será incapaz de vanguardizar el avance ideológico de la sociedad.

Lo peor es que nos hemos habituado poco a poco a tolerar este deterioro ideológico general y las fallas en particular de muchos cros. “al vil precio de la necesidad”, por considerar que ellos son imprescindibles o en atención a su eficaciaenciertosaspectosdel trabajo,olvidandolasenseñanzasdenuestrapropia historia y el alto precio que pagamos por nuestras concepciones erróneas en estos aspectos.

Es imperioso darle a toda la orga, de arriba a abajo, un sacudón de alarma, procediendo a una “operación rescate” de los valores ideológicos. No se trata de aspirar a metas ideales o exquisitas, sino de lograr un nivel que haga posible un funcionamiento armónico, en un ambiente razonablemente fraterno, y que nos ponga a salvo de incurrir en una farsa cuando predicamos el “hombre nuevo”.

Esta operación debe ser promovida por los organismos de dirección, pero

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puesta en práctica a todos los niveles, tanto de arriba hacia abajo como de abajo hacia arriba, (tanto más exigente cuanto más arriba), en una especie de revolución cultural.

Hemos defraudado ya ha muchos cros. que se nos han arrimado, con la ima-gen decadente que les presentamos, y es de vida o muerte revertir ésta situación de inmediato, ya que de no ser así esterilizaremos a la nueva semilla.

Aparentemente, es entre los cros. de las camadas más antiguas donde más deformaciones se constatan (excepciones al margen) cuyas complejas causas no cabe realizar aquí. Esto se agrava con la presencia de los “celos generacionales” que llevan a los “viejos” a sentirse dueños de la verdad y de la orga, bloqueán-doles el paso a los “jóvenes”. Ésta situación plantea como prioritario el ingreso y la promoción de nuevas generaciones.

La “operación rescate” implicará que deben ser apartados aquellos cros. que no superen sus deformaciones (quedando eventualmente a nivel de AA o decolaboradores).Esadepuraciónnospermitiráganareneficaciaenprimerainstancia, y nos tornará aptos luego para un crecimiento sano.

Comopropuestafinal,unllamamientoimperiosoatodoslosmilitantesaesta operación verdad.

Carta de Irma Leites y Hugo Leytón

Fundamentos generales de la posición asumida. 1988-1989. Síntesis

1) No se logró desde 1985 a la fecha rearmar una propuesta revolucionaria; ycreemosfirmementenosevaniseaportaenesesentido.

2) La Organización se va sumando poco a poco a la estrategia que domina en la izquierda. Entendemos que una de las causas fundamentales de esta situación es la ausencia y omisión de una elaboración coherente que conduzca a una propuesta con objetivos y métodos para lograrla. La elaboración que se hace es fraccionada. Las conclusiones a las cuales

* Lasabreviaturasusadassignifican:CN:ConvenciónNacional;CC:ComitéCentral;CE: Comité Ejecutivo; VIB: Valores Ideológicos Básicos (área en la cual Jorge Manera era un referente en la organización); O/ Orga: Organización; Cro/s: Compañero/s. (Nota de los autores del Anexo).

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se arriba no son producto del desarrollo de un análisis de la realidad delprincipioalfinsinoquesonideasyaestablecidasenlacabezadealgunos compañeros. Como expresión de esta inconsecuencia los linea-mientos operativos no son discutidos ni integrados por el conjunto, no hay confrontación de los mismos con la práctica y son abandonados más tempranoquetardepornuevoslineamientoscondenadosalmismofin.

3) El pluralismo interno no aporta más que conciliación de clases. Y en lo que va de la IV a la fecha no hay un vínculo real con las bases. Estas ignoran la esencia de las polémicas en la Dirección. Y lo que es peor no se les da la oportunidad de decisión porque la parcialidad en el análisis genera inseguridad y verticalismo.

4) LaOrganizacióntiendeaunadefiniciónecléctica,quevaprovocandoque se la pierda como punto de referencia revolucionaria por parte de los trabajadores.

5) Entendemos que la Organización fue el resultado de la negación de una izquierda castrada por una concepción que no conducía a la Revolu-ción. En una nueva vuelta del proceso, al día de hoy, debemos volver a la negación de aquellas concepciones o resabios de concepciones que subestimanlaTeoría.Asícomocriticamoslasdefinicionesdogmáticas –quesedefinenmarxista-leninistasyseapartandelmismocomomé-todo– debemos ver en qué medida hoy la Organización no cae en una concepción dogmática de la Práctica. Esto lleva sin más al pragmatismo como concepción. Y estamos convencidos que hay que atravesar una eta-pa de clara batalla contra esa desviación que postula como correcto todo aquello que triunfa, que acumula, que alcanza el éxito en el momento. Y no en el marco de una estrategia que permita medir si el éxito conduce o desvía, abandonando objetivos irrenunciables.

6) La concepción ideológica que prima, no permitía, ya a la altura de 1988, el desarrollo crítico de una concepción marxista-leninista. Y en aras de no caer en el “dogmatismo”, se da una alineación concreta y explícita entornoalaPerestroika,sinhaberdefinidoquésignifica,parasalvarlasdistancias históricas que nos diferencian con otros procesos.

7) No se cumple con ningún aspecto del mandato de la III, como por ejem-plo:profundizarladefiniciónideológica-políticadelaOrganización.Yestosereflejaenelnocumplimientodelasprioridades:FS,Formación,Interior, Ingresos.Yen la IVsedaunpasoatrásen ladefinicióndealgunos puntos: art. 1° del Reglamento.

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8) Eldeteriorodominanteen lamoral internaes reflejodeunarealidadsocial a nivel de toda la sociedad pero sobre todo por la incapacidad y no voluntad de atender los principios de los VIB y estar subestimando una vez más al enemigo en el terreno de la ideología.

9) Apostamos desde marzo de 1985 a un cambio de la Organización desde dentro. Este camino, queda demostrado, no fue efectivo. Los planteos críticos, en minoría, se fueron dispersando pese a que muchos compañeros los compartan en la Teoría, pesa más el caudillismo, el peso histórico de algunos compañeros. Hoy es una organización que se debate entre el criticismoylainoperancia.LadireccióndelCCesficticia:noexiste.Soloexiste la línea directriz de “una alianza para crecer”. Se busca cantidad no calidad. En los nuevos militantes se mira más el seguidismo a una postura que su real compromiso social. Los compañeros con más expe-riencia están inmersos en ideas y prácticas de concepciones más o menos acabadas, de conceptos y preconceptos hacia las demás posturas y hacia loscompañerosquelassostienen.Enunmarcoplagadodeconfianzasydesconfianzas(pero),nosellegadeformamásconcienteadesarrollarfraternalmenteunaconfrontaciónquedetiempoalaconclusióndefinitiva,y se pierde la práctica social como criterio de la verdad.

10) Se apuesta por tanto a un concepto de organización de masas y militantes, idea dominante en la izquierda uruguaya. Y a nuestro entender es lo que está pautando la política de alianzas. En lo interno hemos sido derrotados en la defensa de una idea de organización de militantes y cuadros, en una política de alianzas más coherente que fuese llevada adelante desde un núcleo directriz, para posibilitar el cumplimento de los objetivos postulados.

11) Vemos que la complejidad de los procesos revolucionarios, las diferentes concepciones de los mismos, las crisis en los países donde se ha tomado el poder,lasdificultadesdeloscaminosrevolucionariosenAméricaLatinay en particular el proceso en nuestro país, hace que la búsqueda de una alternativa global no esté aún elaborada. Y en nuestro caso la propuesta militante careció y carece de claridad.

12) Por último queremos dejar por explícito que nuestra decisión es de no integrar ninguna de las organizaciones políticas existentes, por entender que el panorama de las mismas es aún más caótico que el descrito en la Organización. Más caótico y más alejado aun de un planteo revolucio-nario. Nosotros reconocemos la necesidad de una organización política revolucionaria; pero al día de hoy no existe el planteo de formar otra

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organización política, pues aun no ha madurado la propuesta clara y sólida, ni los militantes son capaces de hacerla carne con perspectivas en la práctica social.

Carta de Edmundo Canalda

Montevideo, 6 de febrero de 1990.

A los integrantes del MLN:

Por ésta renuncio a mi carácter de perteneciente al MLN y, en otro plano a la dirección de programación de CX 44 ofrecida consideradamente por el ejecutivo de la organización.

En lo personal doy por terminado –con mi remoción de la dirección de la radio– un proceso de diferencias claramente expuestas en el Comité Central y en el Comité Ejecutivo. Dichas diferencias giraron, desde mi punto de vista, en torno a varios ejes estrechamente relacionados:

1) Una política de alianzas que redujo la incidencia histórica del MLN, cuyaobtencióncostótantossacrificios.Estapolíticaseolvida–aunqueen los papeles se sigue mencionando– del frente grande aglutinador de las fuerzas sociales y políticas de alternativa al Uruguay agobiante que vivimos. Parecería el MLN conducido a ser la ultraizquierda organizada del FA mientras que otros hemos trabajado por un MLN frentegrandista, bregando por la unidad de la izquierda –no sólo del FA–, removedor de las caducas estructuras políticas del país. En ese sentido la muerte de Sendic –tan olvidado en sus conceptos como usado en fotografías– marca elfindeunaetapa.

2) La comprensión del trabajo social es otro elemento diferenciador. Estoy profundamente convencido de la necesidad de autonomía en el trabajo social al privilegiar la sociedad civil frente a la partidaria. Las transfor-maciones que vive el mundo –especialmente socialista– apuntan a una nuevaetapadelahumanidadquemientrasseafirmaenlaautogestión,niegalashegemoníasestatalesopartidarias.Eselfindelasvanguardiasde viejo estilo y la mayor aspiración lícita de una organización para el cambio, es interpretar esto sirviendo de catalizador, ayudando ese proceso de la propia gente. La misma estrechez con la que antes algunos inte-grantesdelMLNmedíanlaconcienciaporelcariñoalosfierros,hoysemiden los avances por los votos o las banderas despreciando todo aquel trabajo en la sociedad que no cristalice en partidario. Naturalmente de allí se desprende un trabajo político sesgado, partidizado, en lo interno

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una organización pequeña, alejada del sentir de la gente que limita en lugar de potenciar sus frentes sociales. No se entiende que hoy es más importante poner el acento en la coordinación y menos en el control y la centralización.

3) La política para losmedios de comunicación refleja cabalmente esaevolución negativa.

Primero fue Mate Amargo. Tras una burda decisión política se separa a Diego Piccardo –hombre frentegrandista y con una renovada visión de lo social– uti-lizando el argumento de su salud en un proceso que hoy tiene su lápida con la designación de Zabalza ubicado en las antípodas ideológicas y políticas de aquel.

En su momento y debido a la desmesurada desprolijidad del cambio –con los efectos irreversibles de una polarización violenta entre los trabajadores del Mate– se produce una crisis en la dirección del MLN ante la cual una comisión queintegrédelComitéCentralpretendedarsalidaponiendorectificacionesqueen síntesis consistían en:

a) Reconocimiento de la crisis y la pérdida de compañeros valiosos; la ne-cesidad de depurar los métodos y cumplir meticulosamente los acuerdos.

b) Sin dejar de priorizar el MPP, resaltar el rol del trabajo social.c) Darmayorflexibilidadorganizativaalosfrentessociales.d) Hacer un llamamiento interno a desarrollar los valores de fraternidad y

honestidad perdidos en el MLN.e) Recuperar para la dirección ejecutiva a Alba Antúnez y Diego Piccardo.

Vincular a compañeros capaces y nuevos a esa dirección.

La réplica no dejó dudas: se rechazó la moción y se priorizó exclusivamente el trabajo electoral del MPP. Posteriormente la mayoría propone la integración de Piccardo y la mía al ejecutivo que rechazamos al descartarse una solución como la expuesta.

La suerte estaba echada también para el futuro de la radio.Naturalmente, en forma estrictamente disciplinada, en la radio se cumplió

paso a paso lo acordado en cada momento por el ejecutivo del MLN y en reiteradas ocasiones planteé que en caso de existir un matiz político con mi conducción, se me relevara designando a quien mejor interpreta los designios de la dirección. Se dijo que no.

Por otra parte en una gira por los zonales del MLN en Montevideo la con-ducción de la radio es fuertemente cuestionada por algunos integrantes de las

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direcciones zonales, especialmente del zonal 4. Si bien en muchos casos se notaba una total desinformación sobre la radio es inocultable la existencia de una corriente que plantea severas críticas a su orientación política: la amplitud, el pluralismo, el vínculo con el aparato MLN fueron cuestionados. Si a esto le sumamos que después de las elecciones importantes dirigentes del MLN cues-tionan la “mala” utilización de la radio para conseguir votos MPP, es natural mi remoción.

Remoción lógica pues en el contexto marcado, atribución incuestionable del ejecutivo pero que me inhabilita para proseguir a cargo de la programación de la radio pues se distorsionarían los ajustes que la nueva dirección hará.

Considero necesario marcar que no creo que al proyecto actual se oponga un depuradoproyectoantagónico,perotomandodelórganooficial“Tupamaros” laafirmacióndequeelMate y Panamericana sirven como un primer paso para “leer y escuchar” a los tupamaros, es notoria y pública mi discrepancia. Ahí está la concepción vanguardista explícita, la expresión de quienes creen que la tarea de la gente es escuchar y leer a los iluminados para hacer lo que les sea indicado.

Por supuesto en la radio tienen lugar privilegiado los tupamaros (es el único medio que les da cabida normalmente) pero con mi conducción estaba asegurado que eso era solamente una tarea más dentro de una gama más rica que pasó por serunaverdaderaexpresióndelibertadydemocraciacomodecíaelmanifiestoinicial de Panamericana.

Pensandoenelpersonaldelaradiohesidomuyclaroyfirmeennoayudaracrear un clima de antagonismo y reconozco que la designación de Casares como nuevo director fue de las menos polémicas por su inclinación por el diálogo y por su respeto a la gente.

Cierro esta etapa pensando que le correspondió a la creatividad del MLN generar una opción democratizadora de un medio de comunicación masivo y mantenerlo con gran esfuerzo durante un año y medio. En lo personal fue de intenso trabajo pero de enormes satisfacciones con una propuesta que será ine-vitablemente tomada como punto de referencia por otros o por el propio MLN en el futuro y también estoy seguro de que estará presente en el socialismo plural y democrático que los uruguayos implantarán algún día.

Por último, como me he dedicado totalmente a los medios de comunicación desde hace cuatro años no participo en la estructura zonal que es la que tiene la palabra en la futura convención. Discrepo –naturalmente cualquier organiza-ción tiene un incuestionable derecho a decidir sus reglas internas– con el cerrar rígidamente las fronteras en una discusión que atañe también a centenares de tupamaros que se han alejado del funcionamiento orgánico y al pueblo todo que hoy participa, por ejemplo, hasta las polémicas y las discrepancias del PCU en su proceso de perestroika. Mucha madurez hacía falta para aceptar la crisis y plantearse el reto de la discusión abierta en una perspectiva de profunda renovación. Ojalá me equivoque pero creo que hoy no domina ese espíritu en la estructura orgánica del MLN.

Esperando comprendan lo insostenible que resulta mi situación personal

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lossaludoreafirmandomicariñoyrespetoporesaextraordinariapartedelapoblación que sigue con expectativa y compromiso la historia del MLN. Un saludo especial a los jóvenes que a toda costa luchan por mantener la llama.

¡Hasta un cruce de caminos!

Edmundo Canalda

Carta del Frente Juvenil

La sesión del CC realizada el domingo 23 de diciembre marcó un nuevo síntoma de la crisis político-organizativa que aqueja al MLN-T desde por lo menos la IV CN a la fecha, crisis acompañada de profundos cambios en el mundo (perestroika, derrumbe del bloque socialista con su consiguiente corrimiento a la derecha, derrota del sandinismo, victoria del FA en Monte-video hecho que hizo aflorar serios problemas a resolver por la izquierda), y en el propio MLN-T. Quizás la IV CN sea apenas una referencia para reseñar el proceso que condujo hasta la actual ANM extraordinaria, reali-zada a contados días de la anterior.

Desde la reorganización a la fecha mucho hizo el MLN; y entre lo que hizo fue rearmarse a sí mismo y colocarse en el panorama nacional como un hecho político irreversible (a pesar de muchos) y como un punto de re-ferencia para el pueblo uruguayo. Tarea que trajo sus resultados positivos, pero que quizás tuvo inevitables consecuencias negativas.

Fruto de una guerrilla derrotada militarmente, el MLN actual (al decir de muchos compañeros) es por lo menos el resultado de unir tres experiencias diversas vividas en la década de la derrota: la experiencia de la cárcel, la del exilio, y la de los que consiguieron permanecer en el país o luego de la cárcel se unieron a la lucha contra la dictadura. A estas tres experiencias hubo que agregarle (y no sin lucha interna) la experiencia de militantes jóvenes, cuya única experiencia política era, en el 85, la lucha contra la dictadura desde la ASCEEP, FUCVAM, o el PIT, y que a pesar de no haber vivido la etapa guerrillera, creían en el MLN, con mucho de corazón y con algo de convicción.

Producto de la discusión del MLN de aquella época es el Frente Estu-diantil y producto de éste fue el Frente Juvenil. No es un lugar para referir un balance de seis años de militancia organizada en el MLN-T, sí en cambio para reseñar algunos hechos que fueron marcando las conductas del MLN-T en su vida interna en esta etapa.

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No es difícil darse cuenta que el MLN-T fue recorriendo un camino que lo llevó a que cuanto más ideologizada se encontraba la puja interna, me-nos efectivo se era en la militancia práctica, y atención que decimos MLN incluyendo al propio FJ. Que hubiera distintas visiones no era nada nuevo para el MLN, y por supuesto nada negativo para el trabajo revolucionario.

Que estas visiones chocaran no sólo era probable, sino que podría haber sido fortalecedor para la herramienta. Sólo el surgimiento del sectarismo y el dogmatismo puede minar de modo determinante la lucha de ideas, máxime en una época en que tantas certezas resultan cuestionadas por el desarrollo de los hechos.

A pesar de lo anterior el MLN-T no quedó sumido en la inoperancia; por el contrario, respondió a las exigencias políticas: la 44 y el MPP son ejemplos de esto. Al mismo tiempo, las convenciones se fueron desgastando como ámbitos para lograr acuerdos o síntesis políticas que permitieran mantener el mismo nivel de efectividad en el trabajo de masas, por el contrario, ya en la IV CN todos teníamos claro las carencias de la orga en ese sentido. La V CN fue quizás lo que más sirve para ilustrar la afirmación anterior.

Las discrepancias actuales se centran en el problema de qué herramienta es la necesaria para trabajar políticamente en este país y de qué manera habría que encarar la construcción de la misma.

Este debate no es menor, ni tampoco marca una originalidad nuestra al discutirlo. La crisis por la que atraviesa el movimiento revolucionario a nivel continental y mundial, no sólo hace al proyecto de sociedad, tampoco exclusivamente a la validez o no de la teoría marxista, o del aporte leninista; y no podemos considerar que el germen de los problemas actuales tenga como única causa los intrincados avatares de la política interna de la URSS y el campo socialista.

Creemos que si bien estos problemas son clave y problematizan a la izquierda del continente, existen debates no saldados respecto a cómo debe pararse la orga en el Uruguay de hoy, que no solo es distinto al de pre-golpe, sino incluso al del quinquenio Sanguinetti.

Teniendo una orga en la cual conviven visiones diversas, y un mundo que empezó a cambiar pero aún no se sabe hasta dónde va a cambiar, (en estos días se habla de un golpe de estado en la URSS) y un país que eviden-temente sufrió cambios importantes, la construcción de la herramienta era un problema a tratar con suma flexibilidad y sentido práctico.

Se optó en cambio por ir dibujando a la orga a partir de un proyecto

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que si bien puede ser correcto, quizás su adecuación fue lo que falló de bote a bote.

La centralización casi absoluta de las decisiones políticas en un esquema de territorialidad que iba dirigido a eliminar en la práctica a los frentes de masas, las férreas líneas de mando que desafiaban no sólo a la practicidad para el desarrollo de la militancia, sino por momentos al sentido común, la creencia que hay lugares para el trabajo político que son revolucionarios en sí mismos, sin tener en cuenta la realidad de la militancia que se tiene, fueron problemas que si bien eran de la diaria, nunca supimos resolver, o más bien se fueron resolviendo eliminando una de las formas posibles, eliminando los frentes de masas.

El origen de este problema creemos que no es de índole organizativo, sino de índole político-ideológico, ya que hace a las tareas que hay que realizar hoy, para cimentar la victoria revolucionaria de mañana.

No podemos afirmar que es revolucionario, y qué no lo es, pero creemos que la vanguardia que algún día este pueblo va a construir, habrá pasado por un sinnúmeros de etapas de acuerdo a la necesidad que la lucha plantea.

Prever un desarrollo futuro de la lucha de clases es tarea de los revolu-cionarios, creer que hay que proceder en el presente preparando ese futuro como si fuera inminente, más allá del nivel actual de la lucha de clases, es por lo menos discutible.

El MLN debería ser una herramienta que haga posible el logro de los objetivos que se plantea, además de ser una escuela donde se construya de cada tupamaro, el hombre nuevo pensado por el Che.

La orga debió reflejar en su interior, las ideas medulares de la socie-dad por la cual luchamos, y consecuentemente desarrollar y profundizar la participación. La flexibilidad –elemento imprescindible en el trabajo político en ésta etapa– era la llave para mantener la unidad. Como dato de la realidad se debió tomar, desde la dirección a la base la existencia de distintas visiones político- ideológicas y estratégicas que no fueron salda-das por la Convención con el debate interno, y que todos aspirábamos, de alguna manera, a procesarlas en la práctica.

El centro de esa adecuación de la organización, tendría que haber estado en la capacidad de forjar una herramienta con capacidad de inserción y contribución real a la transformación de la realidad con sentido revolu-cionario, a partir de los frentes de masas. Un punto central para esto es la

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presencia organizada en los movimientos sociales y políticos.

Esto implica que la militancia encuentre en los marcos orgánicos, el lugar apto para la discusión y profundización del quehacer en esos movimientos.

Que se establezcan mecanismos y tiempos de funcionamiento que no debiliten la inserción, sino que la favorezcan. Que el aparato se adecue a la realidad y considere vital procurar marcos y espacios para la participación de quienes actúan en los frentes de masas.

Por otra parte, las contradicciones político-ideológicas no resueltas en estos últimos tiempos –propiciada por la magnitud de la crisis– se expresa-ron bajo la forma de problemas éticos y morales, que reforzaron el quiebre de la unidad y la confianza.

Por estos motivos, el Frente Juvenil del Movimiento de Liberación Nacio-nal Tupamaros reunido en su V Asamblea Nacional de Militantes resuelve:

1. Los integrantes del Frente Juvenil, por voluntad mayoritaria de los mismos renunciamos a pertenecer al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros por lo cual a partir de este momento no reco-nocen al CC como dirección política, renunciando voluntariamente a los derechos y deberes que se tienen por el hecho de pertenecer a la organización.

2. Nuestra renuncia a seguir perteneciendo al MLN-T de ninguna ma-nera niega ni deja de reconocer los aciertos y errores que se hayan cometido como organización política en el país desde la reorganiza-ción a la fecha, así como no renegamos ni ayer ni hoy de la historia, los orígenes y las conductas políticas asumidas por el MLN-T como propias en el pasado.

3. Quienes nos retiramos del MLN-T, nos sentimos tupamaros y vamos a seguir trabajando políticamente en forma colectiva en el Uruguay, por la liberación nacional y el socialismo y para que en este país no haya ni explotados ni explotadores.

4. Las diferencias y las contradicciones políticas no son permanentes ni para toda la vida. En este sentido apostaremos a recorrer en la práctica caminos que permitan el reencuentro en un esfuerzo colec-tivo y plural, con todos los uruguayos que se planteen la necesidad de construir una patria para todos.

29 de diciembre, 1990.

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