¿DONDE ESTA HOY LA BENDICIÓN DE LA

PRIMOGENITURA? Por William Soto Santiago

Domingo, 10 de junio de 2001 A.M.

Cayey, Puerto Rico

Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes, y también los que están a

través de Internet.

Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí

también, y nos hable en esta ocasión Su Palabra, nos abra Su Palabra y nos revele lo

que nosotros necesitamos entender en esta ocasión. En el Nombre Eterno del Señor

Jesucristo. Amén y amén.

Para esta ocasión leemos en Colosenses, capítulo 1, versos 12 en adelante, donde nos

dice San Pablo:

“Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de

los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al

reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de

pecados. El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en

la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean

potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del

cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos,

para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase

toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están

en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su

cruz.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “¿DONDE ESTA HOY LA BENDICIÓN DE LA

PRIMOGENITURA?”

La Escritura nos habla de la Primogenitura, y nos habla por consiguiente de la bendición

que hay en la Primogenitura; y para que nosotros entendamos lo que es la Primogenitura

Celestial y la bendición que hay en esta Primogenitura Celestial, la cual pertenece a

Jesucristo nuestro Salvador, Dios dio al pueblo hebreo la bendición y privilegio de tener

establecido en su medio esta Bendición de la Primogenitura siendo reflejada.

Por eso es que Dios dio a Abraham esta bendición, la cual pasó de Abraham a Isaac, de

Isaac a Jacob y de Jacob a José, cuando Jacob bendijo a los hijos de José: Efraín y

Manasés.

En esta Bendición de la Primogenitura que en medio del pueblo hebreo se tenía,

encontramos que Dios está reflejando la Primogenitura y la Bendición de la

Primogenitura, la Bendición que hay en la Primogenitura, esa Primogenitura Celestial.

Ahora, a través de la Escritura nosotros encontramos que el Primogénito de toda

creación es Jesucristo nuestro Salvador; por lo tanto El es el que tiene la Bendición de la

Primogenitura, la cual reflejó en Abraham, en Isaac, en Jacob, y en José, al recibir los

hijos de José (Efraín y Manasés), la Bendición de la Primogenitura siendo hablada

por Jacob.

Vean, en la lectura que tuvimos, dice, hablando de Cristo dice:

“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él

fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra,

visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;

todo fue creado por medio de él y para él.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”

El es antes de la Creación, El es antes de toda las cosas. Y ahora, en Proverbios,

capítulo 8, nos dice... capítulo 8, versos 22, dice:

“Jehová me poseía en el principio,

Ya de antiguo, antes de sus obras (y aquí la sabiduría es Cristo, porque Dios le ha hecho

Sabiduría y Poder de Dios).

Eternamente tuve el principado, desde el principio,

Antes de la tierra.

Antes de los abismos fui engendrada;

Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

Antes que los montes fuesen formados,

Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;

No había aún hecho la tierra, ni los campos,

Ni el principio del polvo del mundo.

Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;

Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;

Cuando afirmaba los cielos arriba,

Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

Cuando ponía al mar su estatuto,

Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;

Cuando establecía los fundamentos de la tierra,

Con él estaba yo ordenándolo todo,

Y era su delicia de día en día,

Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

Me regocijo en la parte habitable de su tierra;

Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

Ahora, pues, hijos, oídme,

Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

Atended el consejo y sed sabios,

Y no lo menospreciéis.

Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

Porque el que me halle, hallará la vida.”

Y el que halla a Cristo, halla la Vida eterna. Y aquí la sabiduría es personificada en

Jesucristo, nuestro Salvador. Y ahora, vean ustedes lo que a continuación dice:

“Y alcanzará el favor de Jehová (el que halla a Cristo al recibirlo como su Salvador,

halla el favor de Dios, alcanza la Misericordia de Dios).

Mas el que peca contra mí, defrauda su alma (¿por qué? Porque la persona no puede

obtener la salvación de su alma); Todos los que me aborrecen aman la muerte.”

Cuando una persona no ama a Cristo y no lo recibe como su Salvador, entonces ama la

muerte; y sin darse cuenta, entonces el deseo de la persona no es Cristo, la Vida eterna,

sino la muerte; por lo tanto la persona no tendrá derecho a vivir eternamente porque no

amó la Vida eterna, el cual es Cristo, y por consiguiente la persona morirá porque amó

la muerte al rechazar a Cristo, amó la muerte, y eso será lo que recibirá la persona: la

segunda muerte en donde la persona será echada en el lago de fuego, que es la segunda

muerte.

Pero los que aman a Cristo recibirán Vida eterna en un cuerpo eterno, inmortal,

incorruptible y glorificado, Vida eterna física, como también ya El nos ha dado Vida

eterna espiritual, al darnos el perdón de pecados, limpiarnos con Sangre preciosa y

darnos Su Espíritu Santo, y así darnos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es

un cuerpo angelical, como el cuerpo angelical Suyo. El cuerpo angelical de Jesucristo es

llamado ‘el Angel de Jehová, el Angel del Pacto.’

Ahora, podemos ver que Cristo existía antes de venir a la Tierra en carne humana,

Cristo existía como el Angel de Jehová o Angel del Pacto, era Jesucristo en Su cuerpo

angelical, Su cuerpo teofánico, en el cual le apareció a los Profetas del Antiguo

Testamento, en el cual le aparecía a Adán, también a Abel, a Set, a todos esos Profetas

de la antigüedad, como también Enoc, Noé, también a Abraham, a Isaac, a Jacob (Jacob

luchó con ese Angel, el cual era Jesucristo en Su cuerpo teofánico, Su cuerpo angelical,

era el Angel de Jehová).

Fue también el que le apareció a Abraham y comió con Abraham, juntamente con los

Arcángeles Gabriel y Miguel. Por eso Jesús dice:

“Antes que Abraham fuese, Yo Soy.”

¿Cómo era Jesús antes de Abraham, yen el tiempo de Abraham, y el tiempo de los

Profetas? Jesucristo era el Angel de Jehová, el Angel del Pacto. Por eso cuando en

Malaquías, capítulo 3, dice que El enviará Su Mensajero delante de El... vean lo que nos

dice ahí, para que sepamos claramente quién es nuestro amado Señor Jesucristo, el que

vendría después de Juan el Bautista. Capítulo 3, verso 1 en adelante, dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá

súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien

deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

¿Quién vendría? El Señor, el Angel del Pacto, ¿cómo vendría? Vendría en carne

humana, vendría a Su Templo humano, Su Templo de carne llamado Jesús, y ahí

habitaría el Angel del Pacto, el Angel de Jehová.

Y ahora, en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en

el principio con Dios.”

Y ahora: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”

O sea, era Dios en Su cuerpo angelical. El Verbo es el cuerpo angelical de Dios,

llamado ‘el Angel del Pacto,’ ese cuerpo angelical de Dios llamado ‘el Angel de Jehová

o Angel del Pacto,’ es llamado ‘el Verbo.’

“Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada

de lo que ha sido hecho, fue hecho (o sea, que Dios no hizo nada fuera del Verbo).”

“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue

hecho.”

Toda la Creación fue llevada a cabo por Dios a través del Verbo, a través de Su cuerpo

angelical, a través del Angel de Jehová o Angel del Pacto, que es el cuerpo angelical de

Dios, y es el cuerpo angelical de Jesucristo. Y luego nos dice:

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas

resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de

Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la

luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que

alumbra a todo hombre, venía a este mundo (venía a esta dimensión terrenal en donde

habitan los seres humanos, venía a esta dimensión terrenal en la forma de hombre, en la

forma de carne, para llevar a cabo la Obra de Redención).

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron (lo rechazaron).

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser

hechos hijos de Dios (les dio potestad de recibir el Espíritu Santo, y obtener el nuevo

nacimiento, y obtener el cuerpo angelical, cuerpo teofánico en donde la persona nace

como un hijo o una hija de Dios)... les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los

cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón,

sino de Dios.”

Esto es por medio del nuevo nacimiento, donde la persona al recibir a Cristo como su

Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y ser bautizado en el Nombre del

Señor Jesucristo en agua, luego recibe el Espíritu Santo y obtiene así el nuevo

nacimiento, y obtiene un cuerpo angelical, un cuerpo teofánico de la sexta dimensión,

igual al cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo.

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros —el Verbo que era con Dios

era Dios, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, se hizo carne, se hizo hombre de

carne, en esta dimensión de seres humanos— (y vimos su gloria, gloria como del

unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Y ahora, siendo que es el Unigénito del Padre, esto deja fuera del cuadro a toda persona

que quiera pasarse como un hijo de Dios sin venir por medio de Jesucristo nuestro

Salvador; porque Jesucristo es el Unigénito hijo de Dios. Por eso toda la creación del

Universo completo, la invisible y la visible, vienen por medio de Jesucristo. En El

estaban todas las cosas que han sido creadas, y por medio de El fueron creadas. O sea,

que por medio de Jesucristo es que ha venido toda la Creación; por medio de Jesucristo

en Su cuerpo angelical vino toda la Creación, porque Dios en el cuerpo angelical Suyo

creó todas las cosas. Y luego San Pablo nos dice: “Sin contradicción, grande es el

misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne.”

Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16:

“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en

carne.”

Dios fue manifestado en carne, se hizo, se creó un cuerpo de carne en el cual habitó, y el

cual fue conocido por el nombre de ‘Jesús,’ fue creado en el vientre de María por Dios,

y nació en Belén de Judea; en ese cuerpo habitó Dios en toda Su plenitud.

“Justificado en el Espíritu,

Visto de los ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo,

Recibido arriba en gloria.”

Cuando predicamos el Evangelio de la Gracia a la humanidad, estamos predicando a

Dios, Dios hecho hombre, hecho carne, estamos dando a conocer el misterio de la

manifestación de Dios en carne, como hombre en medio del pueblo hebreo, llevando a

cabo la Obra de Redención con Su muerte en la Cruz del Calvario.

Cuando Jesucristo murió en la Cruz del Calvario, allí estaba muriendo Dios físicamente,

pero Su Espíritu no murió, Su cuerpo angelical, Su cuerpo teofánico no murió, sino Su

cuerpo físico de carne; pero fue resucitado al tercer día en forma glorificada, y así Cristo

fue glorificado, y luego ascendió al Cielo, se presentó ante Dios, y luego regresó y

estuvo por cuarenta días entre los discípulos, apareciéndoles en diferentes ocasiones. Y

Cristo al ascender al Cielo se sentó en el Trono de Dios.

Y ahora, tenemos en el Trono de Dios, a Dios con Su cuerpo teofánico (cuerpo

angelical), y con Su cuerpo de carne glorificado. Es un Programa Divino en el cual Dios

ha estado manifestándose en Su Programa de Creación. Y El, vean ustedes, y del mismo

Dios vino el cuerpo teofánico Suyo, y del mismo Dios vino Su cuerpo de carne, el cual

fue adoptado y fue glorificado. Y ahora, tenemos a Dios con cuerpo físico glorificado,

con cuerpo teofánico angelical (eso es espíritu), y Dios como alma; en la misma forma

en que está el ser humano: cuerpo, espíritu y alma. Cuando nosotros podemos ver a

Jesucristo glorificado, estamos viendo a Dios. Cristo dijo: “El que me ha visto a mí, ha

visto al Padre.”

Y ahora, vean ustedes: lo más que se parece a Dios es el hombre, el ser humano, y lo

más que se parece al ser humano es Dios, porque Dios hizo al ser humano a Su imagen

y semejanza. Y ahora, en la Nueva Creación que Dios está realizando por medio del

Segundo Adán, porque la Creación que vino por medio del primer Adán cayó, por lo

tanto fue destituida de la Gloria de Dios. “Por cuanto todos pecaron, todos han sido

destituidos de la gloria de Dios.” Dice San Pablo en Romanos, capítulo 3, verso 23, y

dice también: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es Vida

eterna (¿en quién?) en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Eso está en Romanos, capítulo 6,

verso 23.

Y ahora, por medio del Segundo Adán (que es Jesucristo) Dios está creando una Nueva

Raza con Vida eterna; y lo primero que le da a esa Nueva Raza, vean ustedes, es el

cuerpo teofánico, cuerpo angelical. El ha enviado las almas de esa Nueva Raza de edad

en edad a este planeta Tierra en cuerpos de carne, cuerpos en la permisiva voluntad de

Dios; y han nacido en diferentes hogares, diferentes familias, han recibido un cuerpo de

carne mortal, corruptible y temporal en la permisiva voluntad de Dios, y han recibido un

espíritu del mundo dentro de ese cuerpo de carne, un espíritu de la quinta dimensión.

Pero por cuanto el Programa de Redención ha estado presente en la Tierra desde que

Cristo murió en la Cruz del Calvario, las almas de esas personas que serían redimidas, al

aparecer en la Tierra en cuerpos mortales, en su tiempo, su edad, oyen la Voz de Cristo

llamándolos, como dijo Cristo en San Juan, capítulo 10, versos 14 en adelante:

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre

me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras

ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un

rebaño, y un pastor.”

Hay otras ovejas que no son del redil hebreo, que no están viviendo allá en medio del

pueblo hebreo, que Cristo tiene, las cuales le han sido dadas por el Padre, las cuales le

conviene a Cristo traer al Redil. Y oirán Su Voz, oirán Su Voz y serán traídas al Redil, y

habrá un Rebaño y un Pastor; el Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, y el Pastor es

nuestro amado Señor Jesucristo, el cual ha estado en Espíritu Santo en medio de Su

Iglesia, llamando esas ovejas de entre los gentiles.

Ahora, encontramos que de ambos pueblos (hebreos y gentiles) Dios ha estado

llamando un pueblo para Su Nombre, ha estado llamando individuos para Su Nombre, y

con hebreos y gentiles ha estado creando un nuevo pueblo, que es Su Iglesia, el cual es

un Pueblo Celestial. Este Pueblo Celestial, llamado ‘la Iglesia del Señor Jesucristo,’ es

el Israel Celestial, es la Jerusalén Celestial, es el Sion Celestial, el Monte de Sion

Celestial; por eso dice San Pablo que nuestra ciudadanía está en los Cielos.

Y ahora, vean ustedes cómo Cristo dice que estas ovejas escucharían Su Voz: es que el

alma de estas personas pertenece a Dios, es parte de Dios, es parte del Alma de Dios,

del Alma de Jesucristo. En el mismo capítulo 10, verso 27 en adelante, dice:

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no

perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es

mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre

uno somos.”

Y ahora, estas ovejas no pueden perderse, están escritas en el Cielo, en el Libro de la

Vida del Cordero, son parte de Jesucristo, son parte del Alma de Jesucristo; el alma de

estas personas viene del Alma de Jesucristo, porque en El fuimos nosotros creados.

Y ahora, por eso Cristo tuvo que venir a la Tierra y morir en la Cruz del Calvario: para

redimir todas esas almas de Dios.

En San Juan, capítulo 11, versos 49 en adelante, cuando habían tomado preso a Jesús y

lo estaban juzgando, y no sabían qué hacer con Jesús, el sumo sacerdote Caifás, dijo:

“Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis

nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la

nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote

aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la

nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

Así que, desde aquel día acordaron matarle.”

Ahora, vean ustedes, no solamente por la nación hebrea murió Cristo, sino también para

congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Y ahora, en el Programa de

Redención de Cristo, El junta en un solo Cuerpo Místico de creyentes a todos los hijos

de Dios que estaban dispersos por el mundo entero, y hace de los hebreos y de los

gentiles, de personas como individuos de entre los hebreos y de entre los gentiles,

llamándolos y juntándolos hace un pueblo, un pueblo reconciliado con Dios, un Pueblo

Celestial, el cual es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, Cristo siendo el Hijo Unigénito de Dios, y también siendo el Primogénito, El

tiene la Primogenitura; y por consiguiente todos los escogidos de Dios, los Primogénitos

de Dios, vienen de Cristo, el Unigénito de Dios, y por consiguiente pertenecen al

Primogénito de Dios: Jesucristo, y por consiguiente son Primogénitos de Dios también;

porque todo lo que Cristo es, lo son todos los hijos e hijas de Dios.

En Hebreos, capítulo 12, versos 22 al 23, dice:

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la

celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los

primogénitos que están inscritos en los cielos...”

¿Quiénes son estos Primogénitos que están inscritos en los Cielos? Son los miembros

del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Antes de venir a esta Tierra ya nuestros

nombres estaban escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro

de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, y Apocalipsis, capítulo 10.

Y ahora, nos hemos acercado:

“...a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los

primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de

los justos hechos perfectos (los espíritus de los justos hechos perfectos, son los cuerpos

angelicales, cuerpos teofánicos de los escogidos de Dios), a Jesús el Mediador del

nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”

Y ahora, nos hemos acercado al Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos

perfectos, a Jesús, el Mediador del Nuevo Pacto, y a la Sangre rociada que habla mejor

que la de Abel, y por consiguiente estamos dentro de un Nuevo Pacto, cubiertos con la

Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, estamos con el que tiene la Bendición de la Primogenitura, que es Jesucristo, el

Mediador del Nuevo Pacto; y por consiguiente todos los hijos de Dios por medio de

Jesucristo, los cuales están bajo el Nuevo Pacto, tienen como Cuerpo Místico de

creyentes la Bendición de la Primogenitura.

Y así como la Bendición de la Primogenitura pasó de Abraham a Isaac, de Isaac a

Jacob, y de Jacob a Efraín y Manasés, pasó a José, en esa forma ahora en la Nueva

Creación, la Bendición de la Primogenitura la tiene Cristo.

Y esa Bendición de la Primogenitura ha estado en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque

Cristo ha estado en Su Iglesia en Espíritu Santo; y por consiguiente esta Bendición de la

Primogenitura está en la Iglesia del Señor Jesucristo; y la Primogenitura para cada

miembro de la Iglesia de Jesucristo es el bautismo del Espíritu Santo.

Esta Bendición de la Primogenitura, por cuanto la Primogenitura tiene una bendición

doble, una doble porción, tenemos una doble porción en esta Bendición de la

Primogenitura: El cuerpo angelical que recibimos primero al recibir el Espíritu Santo, y

luego la otra parte es el cuerpo glorificado que El nos dará.

Tiene una doble porción de herencia en cuanto a cuerpo físico: un cuerpo teofánico

angelical y un cuerpo físico glorificado. En cuanto a herencia de reino tiene una doble

porción; somos coherederos con Cristo, Cristo es el Heredero de los Cielos y de la

Tierra, y nosotros somos coherederos con Cristo, de los Cielos y de la Tierra, una doble

porción de herencia: Herencia celestial y herencia terrenal también.

Cristo también tiene una doble porción de herencia en cuanto a cuerpo: cuerpo angelical

teofánico y cuerpo físico glorificado. Y tiene una doble porción de herencia en cuanto a

reino: tiene la herencia de los Cielos, el Reino de los Cielos con todos los Cielos, y tiene

la herencia del reino terrenal. En la Tierra tenemos también una doble porción de

herencia física juntamente con Cristo.

Cristo es el Heredero al Trono de David, por lo tanto Cristo es el Heredero al Reino de

Israel, al Reino de Dios sobre el pueblo hebreo. Cristo es el Heredero al Reino de

David, y nosotros somos herederos con Cristo de ese Reino de David, y por

consiguiente estaremos con Cristo en la tierra de Israel en el Reino Milenial, reinando

con Cristo por el Milenio y luego por toda la eternidad.

También Cristo es el Heredero, tiene la herencia del Reino sobre todo el planeta Tierra,

porque El como Hijo del Hombre es el Heredero de la Tierra completa con todo el reino

del planeta Tierra. Y nosotros somos coherederos con Cristo; por lo tanto somos

coherederos de ese reino del planeta Tierra completo; reinaremos con Cristo por el

Milenio, no solamente sobre el pueblo hebreo, sino sobre el planeta Tierra completo,

sobre todas las naciones.

Ahora, vean ustedes la importancia de la Bendición de la Primogenitura, porque en esa

Bendición de la Primogenitura están todas las bendiciones que Cristo recibe y que

recibirán los creyentes en Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los

creyentes en Cristo nacidos de nuevo. Ahora, por cuanto Cristo ha estado en Su Iglesia

de edad en edad, ha estado la Primogenitura en la Iglesia del Señor Jesucristo; por eso

cuando Jacob bendijo a Efraín primero que a Manasés; Manasés representa al pueblo

hebreo, y Efraín representa a la Iglesia del Señor Jesucristo. Manasés representa al

pueblo hebreo, el cual es el Israel terrenal, y Efraín representa a la Iglesia del Señor

Jesucristo, la cual es el Israel Celestial.

Y ahora, por cuanto la bendición fue echada sobre Efraín antes que sobre Manasés,

encontramos que en esa bendición que fue dada a Efraín, estaba la formación de

naciones, y Efraín será mayor que Manasés; por lo tanto la Iglesia del Señor Jesucristo

será mayor que el pueblo hebreo.

Manasés recibió luego la bendición en donde vendría a ser un pueblo grande y fuerte.

Capítulo 48 del Génesis donde... verso 18 en adelante del capítulo 48 del Génesis, dice:

“Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano

derecha sobre su cabeza. Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también

él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido (esto es lo que le toca al pueblo

hebreo: ser un gran pueblo, y ser un pueblo engrandecido; será un pueblo engrandecido

por Dios); pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará

multitud de naciones.”

Y esta es la bendición de la Iglesia del Señor Jesucristo, del Israel Celestial: será un

pueblo mayor que el pueblo hebreo. Vean, son millones de miembros de la Iglesia del

Señor Jesucristo, que han nacido en la Iglesia de Jesucristo, han nacido de nuevo de

edad en edad; y son naciones Celestiales las que han sido formadas por el Efraín

espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Estos Angeles Mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo son grandes príncipes,

reyes, que gobernarán con Cristo en el Reino Milenial y por toda la eternidad, no

solamente en el planeta Tierra, sino en el Universo completo; estos son los principales

príncipes, los principales reyes del Reino de Cristo. También los Apóstoles tienen una

parte muy importante, pues a ellos Cristo les prometió doce tronos para juzgar a las

doce tribus de Israel.

“Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como

a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés.”

“Hágate Dios como a Efraín,” hágate Dios como a la Iglesia del Señor Jesucristo, “y

como a Manasés,” o sea, como al pueblo hebreo, el cual estará representado en este

tiempo final en los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, los cuales también están

representados en Benjamín (el hermano menor de José).

Y ahora, podemos ver que hay un misterio grande en la Primogenitura, porque ahí están

contenidas todas las bendiciones de Dios que Cristo hereda, y que heredará cada

miembro de la Iglesia de Jesucristo como individuo, y la Iglesia del Señor Jesucristo

como Cuerpo Místico de creyentes.

Ahora, en medio de la Iglesia de Jesucristo ha estado Cristo en Espíritu Santo de edad

en edad, manifestado en el Angel Mensajero de cada edad, y ahí ha estado la

Primogenitura, ha estado el Espíritu Santo, y ha estado por consiguiente en medio de la

Iglesia del Señor Jesucristo la Primogenitura, y por consiguiente la Bendición de la

Primogenitura. Y de etapa en etapa, de edad en edad, se ha movido la Bendición de la

Primogenitura, se ha movido la Primogenitura de una edad a otra, y de un Mensajero a

otro Mensajero.

¿Y para este tiempo final, dónde está la Bendición de la Primogenitura? Ya no está en la

primera edad, porque ya terminó la primera edad, ya no está en la segunda, ni en la

tercera, ni en la cuarta, ni en la quinta, ni en la séptima, porque ya terminaron esas

edades, y el ministerio aquí en la Tierra de esos Angeles Mensajeros también terminó.

Por lo tanto ya Dios no está obrando, ya el Espíritu Santo no está obrando en medio de

Su Iglesia por medio de esos Mensajeros, ya la Primogenitura no está en esas edades

que ya han transcurrido, ya se ha movido la Primogenitura y por consiguiente la

Bendición de la Primogenitura. Ya pasó la primera edad, segunda, tercera, cuarta,

quinta, sexta y séptima, y ahora, ¿dónde está la Primogenitura y la Bendición de la

Primogenitura? En la Edad de la Piedra Angular. Y ahora, es en la Edad de la Piedra

Angular donde está la Bendición de la Primogenitura, y en donde son llamados los

Primogénitos de Dios para entrar al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Vean, tiene que estar la Bendición de la Primogenitura para llamar y juntar los

Primogénitos de Dios, y ser bendecidos los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo,

en el Libro de la Vida del Cordero. Y ahora, así como estuvo en cada edad en el

Mensajero de cada edad, estaría en la Edad de la Piedra Angular, en el Mensajero de la

Edad de la Piedra Angular, estaría en el Angel del Señor Jesucristo, el Mensajero de la

Edad de la Piedra Angular, que es también el Mensajero de la séptima dispensación.

Por eso para la séptima dispensación hay grandes bendiciones contenidas en la

Primogenitura; y todas las bendiciones de Cristo prometidas para Su Iglesia para este

tiempo final, están contenidas en la Primogenitura, por consiguiente la Primogenitura

tiene que estar ¿dónde? En la Iglesia del Señor Jesucristo, para poder Dios manifestar

esas Bendiciones de la Primogenitura, manifestarlas ¿dónde? En Su Iglesia, en los

miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero.

Y ahora, por cuanto los santos de las edades pasadas tuvieron en su tiempo la

Primogenitura, el Espíritu Santo en el Angel Mensajero de cada edad, y el Espíritu

Santo en ellos, ellos entonces tendrán en la Bendición de la Primogenitura, la bendición

de la resurrección en cuerpos eternos y glorificados, y los que vivimos tendremos la

bendición de una transformación, en donde recibiremos un cuerpo glorificado; esto es

para todos los que permanezcan vivos hasta la resurrección de los muertos en Cristo.

Y ahora, hemos visto ya dónde está la Bendición de la Primogenitura en este tiempo

final: en el Cuerpo Místico de creyentes del Día Postrero de la Iglesia del Señor

Jesucristo, ¿en qué edad? En la Edad de la Piedra Angular, ¿yen qué Mensajero? En el

Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, y en el alma, en el corazón, de cada

creyente del Día Postrero, por medio del bautismo del Espíritu Santo, porque el

bautismo del Espíritu Santo es la Primogenitura para cada persona como individuo.

Para la Iglesia la Primogenitura es el Espíritu Santo en Su Iglesia de edad en edad, en el

Angel Mensajero de cada edad, para dar Sus bendiciones, para la Bendición de la

Primogenitura venir a la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, y a cada individuo

como creyente en Cristo nacido de nuevo. Para este tiempo final hay grandes promesas

de grandes bendiciones para los escogidos de Dios, para los Primogénitos de Dios.

Ahora, podemos ver una cosa muy importante aquí: es que la Bendición de la

Primogenitura es para el Primogénito, y el Primogénito, el Hijo Primogénito de Dios y

Unigénito, es Jesucristo nuestro Salvador; y todos los hijos de Dios por medio de

Jesucristo, son Primogénitos, porque vienen del Primogénito de Dios, por lo tanto la

bendición de Cristo, el Primogénito, es para todos ustedes y para mí también, por cuanto

somos los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero

desde antes de la fundación del mundo.

Y ahora, en el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero, están

los nombres de ustedes y el mío también, y los nombres de todos los escogidos de Dios

de edades pasadas. Todos hemos sido cubiertos con la Sangre de Jesucristo nuestro

Salvador, y hemos sido limpiados de todo pecado. Por eso cuando una persona comete

algún error, falta o pecado, lo confiesa a Dios, lo confiesa a Cristo, y la Sangre de

Jesucristo lo limpia de todo pecado. O sea, que la Sangre de Jesucristo nos limpió ya de

todo pecado, y nos mantiene limpios de todo pecado; porque cuando alguien comete

alguna falta, error o pecado, lo confiesa a Cristo, y la Sangre de Cristo lo limpia de todo

pecado, y así se mantiene limpio de todo pecado cada creyente en Cristo, y así mantiene

su vestidura limpia y blanca delante de Dios.

Ya El nos ha dado la vestidura del cuerpo teofánico, cuerpo angelical, y nos dará

también la vestidura del cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado. Ahora, podemos

ver la bendición tan grande que contiene la Primogenitura, la cual pertenece a Cristo, y

por nosotros ser hijos de Dios a través de Cristo, pertenece también a todos nosotros,

porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro. Somos

coherederos de la Primogenitura, y por consiguiente de todas las bendiciones contenidas

en la Primogenitura. Y todo lo que fue reflejado en medio del pueblo hebreo con

relación a la Primogenitura y las bendiciones contenidas en la Primogenitura, se

materializan en la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente en Cristo nuestro

Salvador.

En la Bendición de la Primogenitura está el Trono de Dios; por eso Cristo habló siempre

de que El se sentaría en el Trono del Padre, a la Diestra de Dios. Y ahora, estuvo en

conflicto quién se sentaría en el Trono de Dios, porque el arcángel Lucero, Lucifer,

llamado también ‘el diablo o Satanás,’ quiso usurpar el Trono de Dios y ser el heredero

al Trono de Dios. Pero el derecho al Trono de Dios para gobernar el Universo completo,

incluyendo el planeta Tierra, correspondía al Primogénito, el cual es Jesucristo nuestro

Salvador.

El diablo quiso quitarle el Trono a Cristo, el diablo se levantó en rebelión, pues él

codició lo que no le pertenecía, codició el Trono de Dios el cual le pertenecía a Cristo; y

el diablo por codicia y orgullo se rebeló en contra de Dios, y él con todos los ángeles

que estaban bajo su mando, se rebeló en contra de Dios, levantó una rebelión para dar

un golpe de estado y obtener el Trono de Dios. Por eso es que dice en Ezequiel 28 y el

capítulo 14 de Isaías, dice (vamos a ver), de la siguiente manera... todo esto fue

reflejado aquí en Ezequiel, fue reflejado en el rey de Tiro.

Para que nosotros podamos entender las cosas que han sucedido en el Cielo, Dios las

tiene que reflejar en la Tierra, en cosas y eventos y personas de aquí de la Tierra.

Capítulo 28, verso 1 en adelante, dice:

“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

Hijo de hombre, dí al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se

enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en

medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como

corazón de Dios; he aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea

oculto. Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido

oro y plata en tus tesoros. Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has

multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón.

Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón

de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones,

que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu

esplendor. Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren

en medio de los mares.

¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios,

en la mano de tu matador. De muerte de incircuncisos morirás por mano de

extranjeros; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Vino a mi palabra de Jehová,

diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho

Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de

hermosura.

En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de

cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y

oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de

tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí

estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.

Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en

ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y

pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del

fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura,

corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de

los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la

iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en

medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos

los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán

sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.”

Aquí se refleja en el rey de Tiro, Lucero (el príncipe y arcángel que se rebeló en contra

de Dios). Y en este rey de Tiro, vean ustedes, se manifestó el diablo y se reflejó el

diablo, y reflejó todo lo que había pasado en el Cielo. En el capítulo 14 también, verso

12 en adelante, dice:

“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que

debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto,

junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me

sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al

Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.”

Ahora, también aquí se reflejó el diablo, Dios nos muestra aquí un reflejo del diablo, y

aquí todo esto que está en Isaías, capítulo 14, versos 12 al 17, y en Ezequiel, capítulo

28, versos 1 al 19. Vean ustedes, es lo que sucedió con la rebelión del diablo en el

Cielo, y luego esto se va a repetir en este tiempo final, en donde el diablo será echado

del Cielo, porque él es el acusador de nuestros hermanos, conforme a Apocalipsis,

capítulo 12, verso 1 al 17.

El Arcángel Miguel peleará en contra del diablo, el Arcángel Miguel con su ejército,

peleará en contra del diablo y del ejército del diablo, lo vencerá y lo echará por Tierra.

Y luego el diablo, el cual ha estado también obrando en la Tierra, se encarnará en el

anticristo, el hombre de pecado, y tratará de destruir al pueblo hebreo y de destruir a

todos los creyentes en Cristo, los verdaderos creyentes en Cristo nacidos de nuevo, y

también a las vírgenes insensatas o fatuas, las cuales matará, y también matará a los

ciento cuarenta y cuatro mil hebreos; pero los escogidos de Dios escaparán, porque

serán transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, para la materialización de la encarnación del diablo en el tiempo final, en el

hombre de pecado, en el anticristo, vean ustedes, estarán las profecías correspondientes

al Día Postrero siendo cumplidas, y por otro lado de parte de Dios, en el Programa de

Dios, el Espíritu Santo, el cual ha estado en medio de Su Iglesia de etapa en etapa,

manifestándose en cada Angel Mensajero, y por consiguiente teniendo en Su Iglesia la

Primogenitura, y dándonos las bendiciones de la Primogenitura en el campo espiritual,

para el Día Postrero el Espíritu Santo está prometido para venir manifestado en carne

humana.

Así que, cuando el diablo se encarne en el hombre de pecado, en el anticristo, por otro

lado en el Programa de Dios y la Iglesia del Señor Jesucristo, se encarnará el Espíritu

Santo conforme a como está prometido.

Vamos a ver en el Mensaje del Rvdo. William Branham de “Los Sellos,” página 134,

dice:

“Y noten Uds.: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que

está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando El llegue a

ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como

‘Rey de Reyes y Señor de Señores.”

Luego en la página 146, dice, del libro de “Los Sellos:”

“Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu

Santo sube y viene encarnado en un hombre.”

Y entonces estará en medio del cristianismo el Espíritu Santo encarnado en un hombre,

y en medio del cristianismo también en otro hombre estará encarnado el diablo, porque

el cristianismo está compuesto por trigo y cizaña, y también por vírgenes prudentes y

vírgenes insensatas. Así que, así como estuvo en el Cielo Cristo y el diablo, y así como

estuvo en la Tierra el Arbol de la Vida y el árbol de ciencia del bien y del mal (el Arbol

de la Vida es Cristo, y el árbol de ciencia del bien y del mal es el diablo), y así como

estuvo Abel y Caín en la Tierra en la misma familia, y así como estuvo Jesús y Judas

Iscariote en la Tierra, en medio del mismo pueblo hebreo, en el Día Postrero en medio

del cristianismo estarán Cristo y el diablo, pues Cristo y el diablo han

estado en espíritu en medio del cristianismo.

Para el Día Postrero miramos la historia del cristianismo y vemos que el diablo ha

estado en espíritu manifestado en diferentes personas, y por otro lado vemos también

que el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, ha estado manifestado en Sus

Mensajeros de etapa en etapa. Para el Día Postrero estos dos espíritus se encarnarán, y

será un tiempo como el tiempo de Abel y Caín, y como el tiempo de David y Goliat, y

como el tiempo de Jesús y Judas Iscariote. Este tiempo en el cual vivimos es el tiempo

en que esto tiene que materializarse.

Cuando Cristo se levante del Trono del Padre en el Cielo, ya no habrá Sangre en el

Lugar Santísimo; por lo tanto ya todos los que iban a ser redimidos por la Sangre de

Cristo, ya habrán sido redimidos todos los escogidos, los Primogénitos de Dios escritos

en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, ya habrán entrado al Cuerpo Místico de

Cristo, y ya se cerrará esa etapa de gracia. Y Cristo se levantará del Trono del Padre, y

por consiguiente ya no habrá más acusaciones en contra de los hijos e hijas de Dios,

porque ya Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión, y por consiguiente ya la Corte

Celestial no aceptará más acusaciones.

El diablo será echado fuera del Cielo por el Arcángel Miguel y el Ejército del Arcángel

Miguel, y será echado por Tierra el diablo, y se encarnará el diablo en el hombre de

pecado, el anticristo, el falso profeta. Y tratará el diablo de destruir toda la Obra de

Dios, tratará el diablo de destruir a la Iglesia del Señor Jesucristo, tratará el diablo de

destruir a las vírgenes prudentes, tratará el diablo de destruir también al pueblo hebreo.

Pero Cristo se encarnará también, y entonces Cristo obtendrá la victoria en contra del

diablo aquí en la Tierra.

Por eso la Piedra no cortada de manos (que vio el rey Nabucodonosor y la interpretó al

rey el Profeta Daniel), en Su Segunda Venida, lo cual es la Venida de Cristo en el Día

Postrero, herirá a la imagen, el reino de los gentiles, en la etapa de los pies de hierro y

de barro cocido, que es la etapa del anticristo, del hombre de pecado, donde los diez

reyes representados en los diez dedos, le darán su poder y su autoridad a la bestia.

Y dice Apocalipsis, capítulo 17, versos 11 en adelante, dice:

“La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la

perdición. Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido

reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.

Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.

Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y

Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.”

Los que están con El son los redimidos por la Sangre de Cristo (esos son los que están

con Cristo); y para ese tiempo Cristo se habrá levantado del Trono del Padre y habrá

resucitado a los muertos creyentes en El, y nos habrá transformado a nosotros, y así

Cristo tendrá Su poderoso Ejército con Vida eterna, con cuerpos inmortales.

Y ahí habrá un enfrentamiento en contra del anticristo, del diablo, que estará encarnado

en el hombre de pecado. Pero la Escritura dice —ya de antemano— que la victoria será

para el Cordero con Su Ejército, lo cuales Cristo y Su Iglesia, Cristo, el General de Su

Iglesia y General de Su Ejército Celestial. Recuerden que la Iglesia del Señor Jesucristo

es Su Ejército Celestial.

Y ahora, la victoria ya está profetizada ¿para quién? Para Jesucristo y Su Iglesia; por lo

tanto Cristo y Su Iglesia recibirán la gran victoria en el Amor Divino del Día Postrero; y

todo esto porque la Bendición de la Primogenitura la tiene el Primogénito: Jesucristo, y

los que están con El son Primogénitos, hijos del Primogénito Jesucristo, por lo tanto la

Bendición de la Primogenitura contiene también la victoria para todos los Primogénitos

de Dios, para Jesucristo y Su Iglesia.

Y ahora, así como el diablo luchó por arrebatarle el Trono Celestial a Cristo pero no lo

logró, Cristo lo venció, fue juzgado el diablo y fue vencido. Y ahora, hay otro Trono, el

cual está en litigio, ¿saben cuál es? El Trono de David. Pero recuerden que al

Primogénito Celestial le corresponde la herencia del Trono, y por consiguiente la

herencia del Reino de David. Por lo tanto, en este tiempo final se llevará a cabo una

gran lucha, una gran batalla, por ese Trono. Ya el diablo perdió el Trono Celestial;

Cristo es el Rey de los Cielos y de la Tierra, Cristo es el Rey de toda la Creación,

porque se sentó en el Trono Celestial de Dios, y por consiguiente Dios en toda Su

plenitud está en Jesucristo. Miren lo que conllevaba obtener el Trono Celestial.

Si el diablo lograba conquistar el Trono Celestial, conquistaba, lograba obtener sentarse

en el Trono Celestial, el diablo tenía que obtener - obtendría un cuerpo físico

glorificado, y obtendría la plenitud de Dios en él. Pero por cuanto el diablo es malo,

entonces el reino del Universo completo (incluyendo el planeta Tierra), sería un reino

malo, de injusticia, de pecado, de muerte, y Dios tenía que obrar en esa forma si dejaba

que el diablo se sentara en el Trono Celestial, porque de acuerdo a la naturaleza sería

que Dios tenía que obrar, y de acuerdo a esa naturaleza mala, de ese espíritu malo (que

es el diablo), entonces Dios tenía que obrar en esa forma.

Recuerden que el ser humano al nacer en la Tierra recibe un espíritu del mundo, una

naturaleza mala, y por eso es inclinado hacia el mal, aunque el alma de la persona sea de

Dios. Pero cuando recibe a Cristo como su Salvador es librado de ese espíritu malo,

recibe un espíritu bueno, recibe un cuerpo teofánico angelical que lo guía siempre al

bien, y lo guía en la Palabra de Dios, en el Programa de Dios, para así entonces caminar

bien delante de Dios en el Programa de Dios.

Y ahora, vean ustedes que lo que estaba sucediendo en el Cielo era algo muy, pero que

muy, importante, de eso iba a depender el futuro de la raza humana y del Universo

completo. Ahora, con la victoria del Arcángel Miguel en el Cielo en contra del diablo,

echando fuera del Cielo al diablo, se marcó el futuro glorioso de toda la Creación.

Pero el diablo ha seguido luchando porque él piensa que va a obtener la victoria, y

aunque sepa que no podrá vencer a Dios, el diablo es como algunas personas que dicen:

“Si yo no como, nadie come.”

Algunos dicen: “Yo viro la olla para que nadie coma.” Y el diablo como ya sabe que

está perdido, quiere que toda persona se pierda también, quiere que toda persona pierda

la bendición de Dios. Pero Cristo obtuvo la victoria, y quiere que toda persona obtenga

también la victoria en contra del diablo y pueda la persona vivir eternamente.

Y ahora, tenemos los dos espíritus, uno bueno y el otro malo: Cristo y el diablo. Y

ahora, de parte del diablo viene un espíritu malo para las personas, de parte de Cristo

viene el Espíritu bueno para las personas. Y ahora, gracias a Dios porque para el

Milenio y para toda la eternidad, el Espíritu bueno de parte de Dios es el que gobernará

en el Cielo y en la Tierra, y ése es el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucristo, y El está...

vean ustedes, se hizo carne y murió en la Cruz del Calvario, resucitó al tercer día, fue

glorificado Su cuerpo, en forma glorificada resucitó y se sentó en el Trono de Dios. Por

eso El dijo: “Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra.”

Y ahora, con la victoria de Cristo ascendiendo al Cielo en cuerpo glorificado y

sentándose en el Trono de Dios, marcó el futuro glorioso de toda la Creación y de todo

hijo e hija de Dios, el futuro glorioso para la raza humana que vivirá en este planeta

Tierra, en el Milenio y en la eternidad.

Ahora, podemos ver que hay diferentes etapas en el Programa de Dios.

Ahora, Dios ha estado llamando y juntando a Sus escogidos de edad en edad, los ha

estado sacando del reino de las tinieblas, del reino del maligno, y los ha estado

colocando en el glorioso Reino de Jesucristo. Esto es lo que ha estado haciendo Dios de

etapa en etapa, y toda esa bendición está dentro de la Primogenitura.

Y ahora, el tiempo en el cual vivimos es el tiempo en donde el diablo tratará de sentarse

en el Trono de David, el diablo tratará de conquistar el Trono de David, porque el diablo

a través del hombre de pecado, del anticristo, tratará de que el pueblo hebreo lo reciba,

tratará de engañar al pueblo hebreo, pero el Trono de David y por consiguiente el Reino

de David (que será restaurado) le pertenece al Primogénito de Dios, que es Jesucristo, y

también El es el Unigénito; y si el Unigénito, entonces no hay otro que pueda tomar el

Trono de David, no hay otro que pueda reclamar el Trono de David.

Ahora, Cristo es el Heredero al Trono de David. El Arcángel Gabriel hablándole a la

virgen María en el capítulo 1 de San Lucas, le dijo, versos 31 en adelante:

“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de

David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá

fin.”

Esta es la promesa para el Primogénito de Dios: Jesucristo, y aquí lo declara el Arcángel

Gabriel. Ahora, para el pueblo hebreo Dios le dio a David como rey, el cual comenzó

siendo ungido por Samuel como rey conforme al corazón de Dios; tuvo que luchar

mucho para obtener lo que le pertenecía como heredero a ese reino, pero obtuvo la

victoria, vino a ser rey por siete años en Hebrón sobre la tribu de Judá y la tribu de

Benjamín, y después el resto, las otras diez tribus lo aceptaron como rey, y así de las

dos tribus del Sur y las diez tribus del Norte consolidó un poderoso reino, y reinó por

unos treinta y tres años sobre Israel. O sea, sobre las tribus del Norte y sobre las tribus

del Sur, pues reinó primero siete años y después treinta y tres años más.

Ahora, ese reino ya consolidado, encontramos que es nada menos que el Reino de Dios

establecido en la Tierra y con un instrumento humano gobernando en ese reino, a través

del cual el Espíritu de Dios gobernaba sobre el pueblo hebreo. Por eso cuando se sentó

Salomón en el Trono de David, la Escritura dice que Salomón se sentó en el Trono de

Jehová, porque era nada menos que el Reino de Dios en medio del pueblo hebreo. Esto

está aquí en Crónicas 29, verso 23, dice (22 y 23), dice:

“Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por

segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le

ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote. Y se sentó Salomón por rey en el trono

de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”

¿Ven? ¿Dónde estaba sentado David como rey? En el Trono de Jehová, el Trono de

Dios en la Tierra, que representaba aquí en la Tierra el Trono Celestial, era nada menos

que el Trono de David, en el cual luego se sentó el rey Salomón, y ese es el Trono al

cual Cristo es Heredero. Por eso es que Cristo también dice en Apocalipsis, capítulo

3, verso 7:

“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que

tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.”

Así como Pedro tenía la llave del Reino de los Cielos dada por Cristo, ahora Cristo tiene

la llave de David; por lo tanto El es el Heredero al Reino de David y El es el que dará

comienzo a ese Reino Milenial, al Reino de David. El, Cristo, es el Heredero a ese

Trono de David, porque ese Trono de David es el Trono de Jehová aquí en la Tierra, es

el Trono de Dios terrenal, el cual representa el Trono Celestial de Dios. O sea, que la

representación del Trono Celestial de Dios está aquí en la Tierra y es el Trono de David.

Y ahora, las diez tribus fueron separadas de las dos tribus (de la tribu de Judá y la tribu

de Benjamín) en el tiempo del hijo del Salomón, porque Salomón había pecado ante

Dios, había permitido templos paganos a sus esposas, y el mismo Salomón también vino

a adorar ídolos, dioses paganos, por lo cual Dios rompería el reino (o sea, lo dividiría).

En el tiempo de David Dios juntó las diez tribus del Norte con las dos tribus del Sur.

Y ahora, por causa del pecado de idolatría de Salomón, Dios separaría de nuevo las diez

tribus del Norte de las dos tribus del Sur, y vendrían a ser dos reinos.

En el tiempo del hijo de Salomón esto sucedió, y para el tiempo final conforme a

Ezequiel, capítulo 37, verso 15 en adelante, Dios le dice al Profeta Ezequiel: “Toma dos

palos y escribe para Judá: ‘palo de Judá,’ y para sus compañeros, y luego escribe en el

otro palo...” Vamos a leerlo tal y como está aquí para que tengan esto claro; verso 16 en

adelante de Ezequiel 37:

“Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de

Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de

Efraín, y para toda la casa de Israel sus compañeros. Júntalos luego el uno con el otro,

para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano.”

En ese Profeta Dios está reflejando lo que El hará, lo que Dios hará, para la restauración

del Reino de Israel o Reino de Dios en medio del pueblo hebreo. Dios va a juntar las

tribus del Norte (las diez tribus) que le llaman las diez tribus perdidas, porque fueron

esparcidas por el mundo entero a causa de la idolatría, pero serán restauradas en este

tiempo final al Reino Mesiánico, y serán unidas a las dos tribus (la tribu de Judá y la

tribu de Benjamín).

Esto mismo que sucede con el Profeta: tomando dos palos en la mano del Profeta,

vienen a ser un solo palo, así también en la mano de Dios serán un solo Reino, un solo

palo compuesto por dos palos: el palo de José por medio de Efraín, y el palo de Judá. Y

ahora, en el palo de José está la Bendición de la Primogenitura; por lo tanto en el tiempo

de la Primera Venida de Cristo no se podía establecer, restaurar, el Reino de David, y no

se podía sentar Cristo en el Trono de David, porque tenía que la Bendición de la

Primogenitura que estaba en José por medio de Efraín para el reino, tenía que juntarse

con la de Judá, con el palo de Judá, para el establecimiento del Reino de Dios en la

Tierra.

Ahora, en la bendición para Efraín está la de formación de naciones; por lo tanto tenían

que ser formadas naciones primero, tenía que esa Bendición de la Primogenitura

producir el fruto en medio de los gentiles, en donde serían llamados y juntados los

escogidos de Dios en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. A través de la historia

encontramos que las diez tribus de Israel del Norte, del reino del Norte, fueron

esparcidas por el mundo entero, y se dice que pasaron a la América Latina y el Caribe

gran cantidad de personas de las tribus del Norte, y aun también de la tribu de Judá y de

Benjamín; todo esto a causa de las persecuciones por las cuales han pasado los hebreos.

Vean ustedes, se esparció por toda la Tierra Israel, aun piensan algunos que los

ciudadanos latinoamericanos y caribeños y de Norteamérica (antes de la conquista de

los españoles y luego de los ingleses), que todos los habitantes del continente americano

(incluyendo las islas del Caribe), eran descendientes de Noé por medio de Sem, por

medio de nietos o tataranietos de Sem (o sea, semitas); y por consiguiente parte también

de esa descendencia que fue a habitar en Ur de los caldeos y después a la tierra de

Israel, cuando Abraham fue a la tierra de Israel, ahí fue parte de la descendencia de Noé

por medio de Sem.

Ahora, podemos ver que muchos piensan, o sea, hay muchas teorías en donde

proclaman o reclaman que el continente americano con todo el Caribe, fue poblado por

hebreos (si la llevan al tiempo de los de Noé y sus descendientes —antes de Abraham—

, pues por semitas), o sea, que la familia de los hebreos en su mayoría está ¿dónde? En

el continente americano.

Ahora, las tribus perdidas de Israel, también las encontramos viajando al continente

americano, todo eso preparando el terreno para la séptima edad, y luego la Edad de la

Piedra Angular. Ahora, es un misterio, pero Dios conoce cuál es la ascendencia de cada

persona en lo físico, pero lo más importante es cuál es la ascendencia suya en cuanto a

su alma; y nuestra ascendencia en cuanto a nuestra alma nos lleva al Segundo Adán:

Jesucristo nuestro Salvador, de ahí nosotros descendemos; y el Segundo Adán: Cristo,

de Dios.

Ahora, podemos ver nuestra genealogía, nuestra ascendencia, por lo cual damos gracias

a Dios por Jesucristo. Ahora, conscientes de que para este tiempo final será restaurado

el Reino de Dios en la Tierra y en medio del pueblo hebreo, pues Cristo habló de la

Venida del Reino de Dios, los discípulos querían saber acerca de la Venida del Reino de

Dios, la Venida y restauración del Reino a Israel. Para este tiempo final Cristo tomará

los dos palos: palo de Judá y palo de José por Efraín, porque en Efraín es que estaría el

palo de José, en la mano de Efraín es que está el palo de José; y en la mano de José,

pues está el palo... en la mano de Judá está el palo de Judá, pero el palo de José está en

la mano de Efraín.

Ahora miren, en la Bendición de la Primogenitura para José encontramos una doble

porción de herencia de tribu, fue la herencia de la tribu de Efraín y de la tribu de

Manasés. Siempre en la Bendición de la Primogenitura hay una herencia doble, hay una

doble porción de bendición. Y ahora, para este tiempo final por cuanto la Bendición de

la Primogenitura tiene una doble bendición, miren, hay una doble bendición en el Reino

Milenial: La bendición que Cristo hereda al heredar el Trono, hereda la bendición del

reino del Sur (reino de Judá y de Benjamín), y la bendición del reino del Norte, del

reino de las diez tribus; y ese Trono entonces tiene una doble bendición, una doble

porción: los dos reinos en uno. Y Cristo dice:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y

me he sentado con mi Padre en su trono.”

[Nota - Apocalipsis 3:21].

Por lo tanto, en la bendición de José, del reino del Norte, está esa bendición de ése que

se sentará con Cristo en Su Trono, y por cuanto la Bendición de la Primogenitura

¿dónde está? Siendo que Efraín representa a la Iglesia del Señor Jesucristo, y la

Bendición de la Primogenitura le tocó a José, y fue dado el palo de José a Efraín, la

Bendición de la Primogenitura en el Día Postrero se encuentra, ¿dónde? En la Iglesia

del Señor Jesucristo. Por lo tanto, el palo de José en la mano de Efraín, ¿dónde estará?

En la Iglesia del Señor Jesucristo, para la unión de ese palo con el palo de Judá.

Por eso es que para este tiempo final Cristo reclamará Su Trono terrenal, que es el

Trono de David; y en ese Trono El sentará con El al Vencedor, y así consolidará las diez

tribus del Norte con las dos tribus del Sur, y serán en la mano de Dios, en la

manifestación de Dios en ese Trono a través de Cristo y el que estará sentado con Cristo

en Su Trono, serán un sólo palo (o sea, un sólo reino).

Pero vean, se vendos reinos: el del Norte y el del Sur como un solo reino, porque

estarán consolidados y se verá dos sentados en el Trono: Cristo y el Vencedor, porque

es una bendición doble la que habrá ahí. El que estará sentado con Cristo en Su Trono

será el Vencedor, el Siervo fiel y prudente al cual su Señor tendrá colocado en Su

Iglesia en el Día Postrero:

“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.” [Nota - San Mateo 24:46].

O sea, que vendrá a ser Al administrador de Cristo en ese Reino. Cristo y Su

Administrador, Cristo y Su Angel, ese es el Angel que tendrá acceso a todos los

negocios de su Señor.

Miren aquí, vamos a ver una página muy importante aquí... dice (esto fue una

experiencia que tuvo el Rvdo. William Branham, un sueño), dice: “Ahora quiero

relatarles...” página 380 y 381 del libro de “Los Sellos:”

“Ahora quiero relatarles un sueño que tuve. Nunca lo he anunciado así públicamente.

Como un mes después de esta conversación con mi esposa, soñé que estaba parado allí

en una gran ocasión cuando cada quien estaba recibiendo su corona. Había un gran

trono, y Jesús y el Angel que recogía los datos estaban parados allí (y ahora vean a

Jesús acompañado de un Angel, un Angel que recogía los datos). Y había unos

escalones de marfil blanco y formaban como un círculo, una cosa panorámica

alrededor. Y de esa manera la gran multitud que estaba al frente podía ver todo lo que

sucedía. Yo estaba parado muy atrás hacia un lado. Y estaba muy tranquilo, nunca

pensando que tendría que subir esos escalones blancos. Oí al Angel llamar cierto

nombre...”

Si este Angel, si es el que recoge los datos y tiene el Libro donde están los nombres, y

llama: “Y oí al Angel llamar cierto nombre.” ¿Ven? Es el Angel que tiene el Libro con

los nombres de los escogidos escritos.

“...y era un nombre que yo conocía (el que llamó era un nombre que yo conocía).

Miraba por toda la multitud y luego veía al hermano o la hermana que iba caminando.

El Angel estaba al lado de Cristo, y se fijaba bien para ver si cada nombre estaba

escrito en el Libro de la Vida (¿ven? Era el Libro de la Vida, y el Libro de la Vida es el

Libro de los Siete Sellos. ¿Y cómo ese Angel obtiene ese Libro?); entonces Cristo veía

a cada uno cuando se presentaba y les decía: ‘Bien, buen siervo y fiel, entra en el gozo

de tu Señor, preparado para tí desde antes de la fundación del mundo.’ Y yo miré para

ver a donde llegaban, y era un nuevo mundo lleno de gozo.”

Dice más adelante en la página 381, dice:

“Y yo estaba también gozoso y gritando, y dije: ‘¡GLORIA A DIOS (esto fue cuando

llamaron a otra persona)!’ Y estaba así a un lado regocijándome al ver a cada hermano

entrar. Entonces este Angel del Libro se paró y dijo: ‘William Branham.’ Nunca pensé

que me tocaría a mí subir allí. Y en eso me sobrevino un temor tremendo, y pensé: ‘¿En

verdad tendré que hacer esto?’ Y comencé a caminar. Y todos me estaban abrazando

mientras pasaba, y me decían: ‘Dios te bendiga, hermano Branham.’ Estaba pasando

por una multitud de gente y todos me estrechaban la mano saludándome. Y yo decía:

‘Muchas gracias. Muchas gracias, Dios les bendiga.’ Era como cuando salgo de

alguna campaña y trato de llegar al carro.

Y al llegar a los escalones blancos, levanté el pie para dar el primer paso para subir y

pensé: ‘Quiero verlo bien desde aquí (o sea, ver a Cristo, o a Cristo y Su Angel, o ver a

Jesucristo o ver al Angel; aquí no dice cuál de ellos, pero dice:)...‘Quiero verlo bien

desde aquí.’ Y estando parado allí...”

Entonces empieza a narrar. Dice:

“...Y estando parado allí sentí que algo me tomó del brazo; era el brazo de otra

persona. Me volví para ver, y all íestaba Esperanza con sus ojos oscuros y su cabello

largo y negro que le caía por toda la espalda, estaba vestida con una vestidura blanca,

y me estaba mirando. Dije: ‘¡Esperanza!’ (o sea, Hope que fue la primera esposa de

nuestro Hno. Branham, la cual murió, o sea, partió siendo muy jovencita, de unos veinti

algo de años, unos 22 a 23 años de edad). Y en eso sentí algo que tomó mi otro brazo;

me volví, y allí estaba Meda con esos ojos oscuros y su cabello tan largo y negro

cayéndole por la espalda, y también estaba vestida de blanco. Dije: ‘¡Meda!’ Ellas

entonces se miraron la una a la otra. Las tenía a ambas de mis brazos, y así seguimos

caminando Juntos.

Entonces desperté; me levanté y me senté en la silla, y lloré. Pensé: ‘Oh Dios, ojalá eso

suceda así.’ Ambas tuvieron que ver conmigo en esta vida, y tuvimos hijos; y ahora allí

estábamos entrando juntos al nuevo mundo donde solamente existirá la perfección.”

Y ahora, miren ustedes cómo ahí hay un Angel que llamará los nombres, y los llamará

desde el Libro de la Vida, que es el Libro de los Siete Sellos.

En Apocalipsis, capítulo 10, Cristo desciende del Cielo, el Angel Fuerte que desciende

del Cielo, el cual había tomado en el Cielo el Libro de los Siete Sellos en Apocalipsis,

capítulo 5, verso 1 en adelante, y lo abrió en el capítulo 6, y en el capítulo 8, verso 1,

abrió el Séptimo Sello, y luego en Apocalipsis, capítulo 10 desciende del Cielo con el

Libro abierto en su mano y lo entrega a un hombre para que se lo coma. ¿Quién será ese

hombre?

Ahora, veamos el porqué Cristo hace eso, después que ha tomado el Libro más

importante de los Cielos y de la Tierra, el cual es el Título de Propiedad, el cual

contiene los nombres de todos los Primogénitos de Dios, el cual es el Título de

Propiedad de toda la Creación.

En el libro o en el Mensaje: “Tratando de hacer servicio a Dios Fuera de Su

Voluntad,” dice el Rvdo. William Branham en la página 85:

“Hay tan solo un Arca, esa es Jesucristo, y El es la Palabra. Noten: Dios le dijo al

Profeta (del Antiguo Testamento por supuesto. Dice:)... Dios le dijo al Profeta, dijo:

‘Come el rollo en el Antiguo Testamento.’ (o sea, en el Viejo Testamento). Al Profeta

del Nuevo Testamento, El le dijo: ‘Come el Librito.’ ¿Por qué? Para que el Profeta y la

Palabra fueran uno. ¿Ve? Ese es el Arca, la Palabra de Dios.”

Y ahora, podemos ver la forma en que ese Angel recibe el Librito con los nombres

escritos de todos los que serán llamados y serán recompensados por Cristo, y entrarán a

la Vida eterna, y entrarán al glorioso Reino Milenial cuando llegue el momento. Por eso

es con Gran Voz, con aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios.

Y ahí tenemos la Voz de Arcángel, la voz de este Angel llamando a las personas, los

escogidos, para presentarse delante de Cristo, en ese sueño que tuvo el Rvdo. William

Branham, lo cual será en esa forma.

Porque ése que se come el Librito, que es el Profeta del Nuevo Testamento, que en el

Día Postrero estará en la Tierra, y que será un Profeta Mensajero dispensacional, el

Profeta de la Dispensación del Reino, vean, es el que tendrá ese privilegio con Cristo, el

cual Cristo le dará, porque ése es el Mensajero de la Dispensación del Reino, por lo

tanto, él es el que estará con Cristo en todas esas labores, para todos los que entrarán al

glorioso Reino Milenial de Cristo. Es un Mensajero dispensacional, el Profeta de la

Dispensación del Reino, el cual en el Día Postrero se come el Título de Propiedad, y se

hace carne en él ese Título de Propiedad.

Ese será el que tendrá a su cargo el pasar la lista de los que están escritos ahí en el Libro

de la Vida del Cordero, ¿por qué? Porque si Cristo le entrega el Libro que contiene los

nombres, se lo entrega a un hombre para que se lo coma, pues ese hombre es el que

tiene entonces el Libro con los nombres, y es el que puede llamar y el que puede dar a

conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Ese será el Administrador de Cristo

en ese Reino Milenial, ese será también el secretario de Cristo, pasando la lista de todos

los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Así que, ése tendrá a Cristo y

por consiguiente tendrá la Primogenitura en él, y por consiguiente la Bendición de la

Primogenitura con todas las bendiciones contenidas en la Primogenitura. Está también

en esa Bendición de la Primogenitura, la herencia del Trono de David, por lo tanto él

será coheredero con Cristo del Trono de David y del Reino de David, y del Reino

Milenial sobre el pueblo hebreo y sobre el planeta Tierra, y sobre el Universo completo

para toda la eternidad.

Y todos nosotros somos coherederos con Cristo, porque somos herederos de Dios y

coherederos con Cristo, y somos los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el

Libro de la Vida del Cordero. Y ahora, podemos ver dónde estaría en el Día Postrero la

Primogenitura con toda la Bendición de la Primogenitura: está en Su Iglesia en la etapa

de la Edad de la Piedra Angular, está en el pueblo del Día Postrero de la Edad de la

Piedra Angular, y en el Angel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular; porque en Su

Angel y en Su Iglesia, y en la edad del Día Postrero en la Iglesia, la Edad de la Piedra

Angular, Cristo, el Angel del Pacto, estaría en Espíritu Santo, y Cristo es el que tiene la

Primogenitura, El es el que tiene esa Bendición de la Primogenitura.

Y estando en mí, en ustedes y en Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, estaría

entonces así la Bendición de la Primogenitura en Su Iglesia: en ustedes y en mí en este

tiempo final. Y ahora, ¿dónde está hoy la Bendición de la Primogenitura? En ustedes y

en mí como individuos, porque está el Espíritu de Cristo en ustedes y en mí, y está en

Su Iglesia, porque está el Espíritu de Cristo en Su Iglesia en Su Angel.

Y por consiguiente todas las bendiciones de la Primogenitura están en ustedes y en mí,

para ser materializadas en este tiempo final, y por consiguiente están en la Iglesia del

Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, para ser materializadas, ser cumplidas,

en este tiempo final. Y ya han comenzado a ser cumplidas las bendiciones espirituales

correspondientes a este tiempo final, y serán cumplidas las bendiciones físicas cuando

Cristo resucite a los muertos creyentes en El, y nos transforme a nosotros los que

vivimos, y entonces comenzaremos a recibir plenamente las bendiciones físicas que

están en la Bendición de la Primogenitura.

Mientras tanto tenemos un Reino Espiritual, pero cuando seamos transformados,

entonces recibiremos un Reino físico, el cual es el Reino de Dios, al cual somos

coherederos con Cristo nuestro Salvador; y ya entonces estaremos como Reyes, como

Sacerdotes y como Jueces en ese Reino Milenial. Mientras tanto todo esto está pero en

lo espiritual; en lo físico estará en el glorioso Reino Milenial de Cristo, porque en la

bendición contenida en la Primogenitura, está la teocracia, la monarquía; la teocracia

divina, de Dios gobernando sobre el pueblo hebreo y sobre toda la raza humana; está

también la monarquía (el Reino de David).

Todo esto pertenece a Cristo y a Su Iglesia. Y está también el Sacerdocio, el Sacerdocio

según el Orden de Melquisedec, el cual pertenece a Cristo como Sumo Sacerdote, ya los

miembros de la Iglesia de Jesucristo como Sacerdotes con Cristo. Esos serán los

Sacerdotes del Reino Milenial, y Cristo es Sumo Sacerdote también.

En el Reino Milenial tendremos la teocracia consolidada o fusionada con la Monarquía

de David. Y Cristo es el Rey y nosotros somos Reyes con El. Y en el Sacerdocio: Cristo

es el Sumo Sacerdote y nosotros somos Sacerdotes con El en ese Reino Sacerdotal de

Melquisedec. O sea, que será establecido el Reino de Dios en la Tierra, por lo tanto la

teocracia será establecida en ese Reino de David, será establecido ese Reino conforme

al Orden Celestial de Melquisedec, y será establecido el Sacerdocio Celestial en la

Tierra, que es el Orden Sacerdotal de Melquisedec, será establecido en la Tierra, Cristo

y Su Iglesia, Cristo, el Sumo Sacerdote y Su Iglesia, Sus Sacerdotes, de entre los cuales

habrá algunos con un rango mayor que otras personas, los cuales son los Apóstoles y los

siete Angeles Mensajeros, y el Angel de la Iglesia en la Edad de la Piedra Angular.

Este Orden Sacerdotales el Orden Sacerdotal del Templo Celestial, el cual será

establecido también aquí en la Tierra en el Reino Milenial. Y la judicatura, el poder

judicial, el cual pertenece a Cristo porque El es el Heredero, El es Unigénito Hijo de

Dios, y El es el Primogénito, por lo tanto le pertenece a Cristo la judicatura. Y la Iglesia

de Cristo es coheredera con Cristo.

Por eso San Pablo dice:“¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo y aun a los

ángeles?” Esto está en Primera de Corintios, capítulo 6, verso 2. Los ángeles que se

rebelaron en contra de Dios serán juzgados por Cristo y Su Iglesia, y serán condenados;

y el mundo también será juzgado por Cristo y Su Iglesia, que son los santos que vienen

con El, ¿por qué? Porque Cristo con Su Iglesia tiene la Judicatura, el Poder Judicial para

juzgar.

Dice la Escritura en San Juan, capítulo 5, verso 22:

“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo.”

Y ahora, ¿cómo van a ser juzgados los ángeles que se rebelaron en contra de Dios: el

diablo y todo el ejército del diablo, y la humanidad cómo será juzgada en el juicio final?

Por medio de Jesucristo. ¿Y cómo Cristo va a juzgar? Tiene que tener una corte: La

Corte es Su Iglesia. Por lo tanto, Cristo con Su Iglesia juzgará al mundo en el juicio

final, y también juzgará al diablo y a los ángeles que se rebelaron en contra de Dios, los

cuales se unieron al diablo.

Por eso en Daniel, capítulo 7, dice, verso 22:

“Hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó

el tiempo, y los santos recibieron el reino.”

¿Ven? El juicio le fue dado a los santos del Altísimo, el poder judicial es dado a los

santos del Altísimo, porque los santos del Altísimo son coherederos con Cristo, son

Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. El poder

judicial es dado a Cristo y a Su Iglesia.

Y ahora, también dice en el capítulo 7, verso 18 de Daniel:

“Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo,

eternamente y para siempre.”

¿Ven? Reciben el Reino, por lo tanto son Reyes (con Cristo) y Sacerdotes; reciben el

juicio, le fue dado... y se dio el juicio a los santos del Altísimo. Y también en el capítulo

7, verso 27, dice:

“Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea

dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los

dominios le servirán y obedecerán.”

El Reino es dado a la Iglesia del Señor Jesucristo, a Cristo y a Su Iglesia.

Vean, el capítulo 7, verso 13 al 14 de Daniel. Capítulo 7, dice:

“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como

un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de

él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas

le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no

será destruido.”

Así como el Hijo del Hombre recibe el Reino, con El lo reciben también los santos del

Altísimo, que son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean cómo la Iglesia aparece acá en el libro de Daniel: como los santos del

Altísimo. Ahora, podemos ver que Cristo y Su Iglesia reciben el Reino, reciben por

consiguiente la Teocracia (el Reino Teocrático), y la Monarquía de David, reciben la

Judicatura; por eso juzgarán al mundo y también a los ángeles que se rebelaron en

contra de Dios, en unión al diablo, el cual fue el que organizó toda esa rebelión; reciben

también los santos del Altísimo el Sacerdocio, ese Sacerdocio de Melquisedec.

Para ser establecido en la Tierra ese Sacerdocio del Reino Milenial y de la eternidad,

pertenece a los santos del Altísimo, a la Iglesia del Señor Jesucristo con Cristo a la

Cabeza de ellos, Cristo como el Sumo Sacerdote.

En Primera de Pedro, capítulo 2, verso 9, dice el Apóstol Pedro, dice:

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido

por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz

admirable.”

Ahora vean ustedes, somos, dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio.”

El Sacerdocio Real Celestial pertenece a Cristo y a los miembros de Su Iglesia. Ese es el

Sacerdocio del Templo Celestial, ese es el Sacerdocio de Melquisedec. Cristo es nuestro

Melquisedec, el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, y también el Rey de Jerusalén,

de la Jerusalén Celestial y también de la Jerusalén terrenal, y del pueblo hebreo y del

mundo entero, y del Universo completo.

Y ahora, somos Sacerdotes de ese Orden Celestial, del Templo Celestial; ese Orden

Celestial del Sacerdocio de Melquisedec será establecido en la Tierra, en el glorioso

Reino Milenial de Cristo. Y ahora, con estos tres poderes: El poder político, religioso y

judicial, Cristo con Su Iglesia gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las

naciones, y sobre el Universo completo, sobre el mundo visible y sobre el mundo

invisible también. Todo esto está contenido en la Primogenitura, la cual pertenece a

Cristo, y Su Iglesia es coheredera con Cristo de esa Bendición de la Primogenitura.

Y ahora, toda bendición contenida en la Primogenitura tiene que materializarse para

cada uno de ustedes y para mí también.

Y ahora, sabiendo que tenemos la Bendición de la Primogenitura, porque somos los

Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, no

podemos hacer otra cosa sino darle gracias a Dios por Jesucristo nuestro Salvador, el

Unigénito y Primogénito de Dios, el cual tiene la Primogenitura, y comparte con

nosotros toda bendición de la Primogenitura, porque somos los Primogénitos de Dios

venidos por medio de Jesucristo, el Primogénito de Dios.

Que las bendiciones de la Primogenitura del Cielo, de Dios a través de Cristo, sean

sobre ustedes y se materialicen en ustedes y en mí; y pronto seamos transformados

conforme a la promesa contenida en la Primogenitura, y sean los muertos resucitados

en cuerpos eternos, y seamos todos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del

Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles

testimonio de: “¿DONDE ESTA HOY LA BENDICIÓN DE LA

PRIMOGENITURA?” Y ahora todos sabemos dónde está hoy la Bendición de la Primogenitura: en nosotros

como individuos, está ¿dónde? En nuestra alma; en la Iglesia de Jesucristo como

Cuerpo Místico de creyentes está en la Edad de la Piedra Angular; en el Mensajero del

Día Postrero está en el Angel del Señor Jesucristo, porque el Mensajero del Día Postrero

es el Angel del Señor Jesucristo, el Profeta Mensajero de la Dispensación del Reino.

Hemos visto dónde está hoy la Bendición de la Primogenitura, porque Cristo está en

ustedes como individuos por medio del bautismo del EspírituSanto, está en mípor medio

de Su Espíritu Santo, y está en Su Iglesia por medio de la manifestaciónde Cristo en

Espíritu Santo, a través de Su Angel Mensajero, como estuvo de edad en edad en el

Mensajero de cada edad.

Así que, hemos visto nuestro tema: “¿DONDE ESTA HOY LA BENDICION DE LA

PRIMOGENITURA?”

Hemos visto EL MISTERIO DEL TRONO DE DAVID, el cual está en litigio, el diablo está

tratando de tomarlo, pero Cristo lo reclamará en el Cielo y lo tomará; cuando se levante

del Trono del Padre El lo reclamará y lo tomará.

Ahora, hemos visto dónde nos encontramos en el Cuerpo Místico de Cristo, y dónde se

encuentra la Bendición de la Primogenitura. Será hasta la próxima actividad, dentro de

una hora o hora y media Dios mediante, en que estaré nuevamente con ustedes, para

continuar viendo todo el Programa de Dios correspondiente a este tiempo final, y ver así

las bendiciones que Cristo tiene para ustedes y para mí también, para que ustedes las

agarren con la mano poderosa de la fe; creyéndolas ustedes las tendrán en sus manos, y

se materializarán en cada uno de ustedes y en mí también.

Habrá personas que dirán que estamos aspirando mucho, pero el secreto está en saber

que tenemos la Bendición de la Primogenitura, y que creemos cada bendición contenida

en la Bendición de la Primogenitura; y el materializarse corresponde a Dios, que las

materialice en ustedes y en mí. A nosotros nos corresponde creerlas con toda nuestra

alma, así las tendremos agarradas bien, para que se materialicen; como agarró Jacob el

Angel, para que la bendición del Angel viniera a él.

Bueno, vamos a dejar ahí por el momento, y continuaremos, ya la próxima actividad

entonces será una continuación de la Bendición de la Primogenitura.

Así que, estaremos viendo a Jacob, al Angel que bendijo a Jacob, y todos estos eventos

históricos de la vida de Jacob, de Abraham, de Isaac y de los Profetas, de Jesús, de los

Apóstoles y de los siete Angeles Mensajeros, hasta llegar a nuestro tiempo; porque de

nada nos serviría viajar por toda la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis (hasta

las edades en el Apocalipsis), y luego no llegar a nuestro tiempo y a nosotros; nos

quedaríamos conociendo todo el pasado, pero sin conocer el presente para con nosotros.

Pero todo el pasado ha sido bueno, pero para nosotros lo mejor es el presente, la parte

que nos ha tocado en el Programa de Dios.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y con nosotros

nuevamente nuestro amigo y hermano, y misionero Miguel Bermúdez Marín, para

finalizar nuestra parte en esta ocasión, mientras escuchamos el cántico que nos habla del

Hombre que nos transformó, el cual también podemos nosotros cantar.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.