Doñana, Memorias del Paraiso

15
Por F. R. M.

description

Una visita al Palacio de Doñana, los antecedentes históricos del Parque Nacional y sus peculiaridades conmemoran los cincuenta años de la creación de la Estación Biológica.

Transcript of Doñana, Memorias del Paraiso

Page 1: Doñana, Memorias del Paraiso

Por

F. R. M.

Page 2: Doñana, Memorias del Paraiso

Celebramos el cincuentenario de la fundación de la Estación Biológica de Doñana, el milagro que consiguió preservar este paraíso natural de su desaparición. Lo hacemos recordando una visita al palacio de este nombre, testigo y escenario de gran parte de la historia de un espacio singular, patrimonio de toda la humanidad.

La Reserva Biológica de Doñana (Almonte) está situada dentro del Parque Nacional de Doñana y consta de dos fincas: la Reserva Biológica de Doñana propiamente dicha, con 6.794 Ha., que pertenece y es gestionada por el CSIC y la Reserva Biológica del Gua-diamar, con 3.214 Ha, que pertenece a WWF/ADENA, aunque su gestión administrativa y científica le corresponde también al CSIC. La Estación Biológica de Doñana gestiona por tanto un área de 10.008 Ha. dentro del Parque Nacional de Doñana. Por ley, la Direc-ción de la Estación Biológica de Doñana coordina todos los proyectos de investigación que se llevan a cabo en él. La Reserva Biológica de Doñana constituye el corazón de Do-ñana, dentro del amplio Espacio Natural de Doñana.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, Doñana es una de las áreas naturales de mayor importancia del mundo. La Reserva Biológica fue creada en 1964 gracias a José Antonio Valverde, al apoyo del CSIC y a la financiación del World Wildlife Fund (WWF), con el fin de proporcionar un refugio para especies amenazadas y un lugar de invernada para las aves europeas. En 1994 fue incluida en la red de Grandes Instalaciones Europeas.

Page 3: Doñana, Memorias del Paraiso

La biografía de Doñana está repleta de nombres, de personajes de relevancia histórica, de proyectos, de ilusiones, es un ejemplo de constancia, de la pasión que los hombres pueden profesar por aquello que les cautiva. Doñana es el re-sultado de la intervención y de la preocu-pación del hombre por su entorno. Una relación que culmina en el año 1969 con la creación del Parque Nacional.

Doñana es misterio porque la Naturaleza es misterio y el hombre ha sentido

siempre un impulso irrefrenable hacia todo aquello que desconoce. El triunfo de

Doñana es haber conseguido establecer un perfecto equilibrio entre el humano

interés por lo desconocido y la respuesta a los deseos más primitivos y prima-

rios de nuestra naturaleza.

F.R.M.

Page 4: Doñana, Memorias del Paraiso

Desde un modesto palacio en

medio de una tierra inhóspita pero

infinitamente rica y variada ha ido

creciendo una conciencia colectiva,

unos valores que hoy son intrínsecos

a nuestra vida. Allí nacieron y desde

allí se extendieron unos conceptos

hoy universales y plenamente asu-

midos por la sociedad: conservación

y protección de la naturaleza.

Refugio de gente noble y de

gente humilde, de propios y extra-

ños. Aquí han compartido y convivi-

do duques y reyes con hombres de

campo, presidentes de gobierno con

sencillas amas de casa, gentes de dis-

tinto origen y procedencia. Una na-

turaleza que serena los ánimos y que

iguala al rico y al pobre, al noble y al

plebeyo, que los reduce a su primi-

genio estado natural: seres vivos en

estrecha comunión con otros seres

vivos.

Reducto de técnicas de caza ca-

si desaparecidas, de experiencias ci-

negéticas y festivas imborrables. Es-

pacio para el estudio, para la investi-

gación, espacio donde buscar solu-

ciones a un futuro que se plantea in-

cierto.

Foto Fabio Cundines

Espacios Naturales

Page 5: Doñana, Memorias del Paraiso

D esde hace años, Doñana es un referente de conservación a

escala mundial y un enclave paradigmático.

En la actualidad, Doñana, Patrimonio de la Humanidad desde hace dos décadas, es el humedal más importante de Europa, debido a la riqueza de sus ecosistemas y a la gran biodiversidad que alberga. Un Parque Nacional de 52.000 Ha y un área protegida que suman en total más de 100.000 Ha. Cuenta con las últimas áreas costeras sin urbanizar del suroeste de España y valiosos fondos marinos, además de contar con uno de los pocos sistemas de dunas móviles de la Península Ibérica. Asimismo, es uno de los santuarios de aves más destacados de Europa con más de 360 especies residentes y migratorias y da cobijo a una de las dos últimas poblaciones de lince ibérico de España, una especie en grave peligro de extinción.

Proteger Doñana hoy significa respetar el Guadalquivir desde su nacimiento, controlar la agricultura intensiva que asfixia el parque y prepararse para los efectos que tendrá el cambio climático sobre la marisma.

Este territorio ha estado siempre ligado al aprovechamiento de los recursos natura les . Pescadores, pastores, carboneros, monteros o pateros han convivido y se han beneficiado de sus recursos.

Un espacio natural en el que el hombre ha ido interviniendo a lo largo de los siglos, de hecho, Doñana es hoy lo que es por la intervención humana.

Espacios Naturales

Page 6: Doñana, Memorias del Paraiso

“Cazadero” así se definen estas tierras la primera vez que aparecen mencionadas en un documento histórico. La referencia se remonta al siglo XIII, concretamente a las Cróni-cas del rey Alfonso X el Sabio y en ellas se recoge la existencia de un ca-zadero en una zona conocida como “Las Rocinas”, en lo que hoy es el corazón del coto, un territorio que poco después pasará a manos de los futuros duques de Medina Sidonia, en cuyo poder permanecerán duran-te varios siglos.

Coto, cazadero o bosque, en estas tierras doblemente ribereñas y de límites imprecisos abunda la caza y su propiedad ha estado siempre repartida entre la corona, la nobleza y los municipios limítrofes.

Un espacio donde los animales, los árboles, las plantas, el agua… la naturaleza en sus diversas manifes-taciones ha sido la gran protagonis-ta.

Y el hombre… su presencia constante en este enclave, su integra-ción en el medio, ha beneficiado, una veces, y ha perjudicado, en otras, el inestable equilibrio de una zona siempre amenazada.

Cuando los documentos no son capaces de explicar un hecho o una situación surge la leyenda a la que su propia naturaleza dota de extra-ordinario poder de convicción y de difusión. Y un territorio agreste, inhóspito, donde las huellas de in-tervención humana apenas son visi-bles, recurre con frecuencia a la na-rración fabulosa para ilustrar o es-clarecer los misterios que sobre él se cuentan.

Y nada más ilusorio que el propio nombre de este terr i tor io : “DOÑANA”

Hay que remontarse al siglo XVI para intentar explicar el origen de este nombre. Hay que ponerlo en relación con una de las etapas más complejas de nuestra historia, la re-lacionada con las intrigas y manejos de una mujer rica y poderosa en tiempos del rey Felipe II, la Princesa de Éboli. Una biografía intensa y compleja que en nada se parece a la de su hija, Ana, mujer de carácter opuesto al de su madre que se casa con el VII Duque de Medina Sido-nia, propietario de un extenso coto de caza frontero a la desembocadura del Guadalquivir. Allí, en medio de un inacabable bosque de alcorno-ques, el Duque construye un peque-ño palacio, un refugio que sirva de consuelo y retiro a su mujer, abru-mada por los sucesos que ensombre-cen la reputación de su familia.

La reclusión casi enfermiza aporta una herencia insospechada, el nombre definitivo a un territorio impreciso: Bosque de Doñana.

Una historia, una más, donde el poder, la atracción de la naturaleza, la seducción que esta cuña de tierra atlántica ejerce sobre los hombres, se manifiesta en la persona del du-que, del constructor de este modesto refugio del bosque.

El Duque, de regreso tras el es-trepitoso fracaso de la Armada In-vencible, ese extraordinario ejercicio de poderío militar infructuoso, a cu-yo mando estaba, acaba buscando la redención junto a su mujer, en me-dio de esta tierra “dolentrosa”.

Entre la historia y la leyenda

Page 7: Doñana, Memorias del Paraiso

Este coto o cazadero que debe

su nombre a una dama taciturna y

afligida, enclaustrada en un peque-

ño palacio en lo profundo del bos-

que, es testigo del misterio que ro-

dea la vida misma de esta mujer, de

su matrimonio, de su existencia.

Poco tiempo después de su

muerte, acaecida en Sanlúcar de Ba-

rrameda en 1610, cuentan que sus

restos fueron trasladados a este ig-

noto caserón dando cumplimiento a

su última voluntad.

El duque, queriendo estar cerca

de su esposa, dispone que los suyos

descansen junto al de su mujer. Le-

yenda, cuento, creencia popular…

¿hay algo de cierto en todo esto?

Hace unos años, durante el

transcurso de unas obras de restau-

ración en el palacio, se descubrieron

unas estancias subterráneas donde

aparecieron unos enterramientos

con restos humanos. Restos anóni-

mos hallados en lo que parece ser la

base de una torre utilizada como

mazmorra para el traslado de presos

y como lugar de custodia de objetos

de valor en la ruta entre Sanlúcar de

Barrameda y Almonte, la misma que

hoy utilizan las hermandades del

Rocío.

¿De quién eran estos restos? La

leyenda y el misterio siguen sobre-

volando las entrañas de este palacio

y de esta tierra.

Entre la historia y la leyenda

Este Palacio es la manifestación y el lugar donde se manifiestan y culmi-nan los deseos y la admiración por una tierra ignota. En el palacio to-man cuerpo los sueños, las aspiraciones de hombres que a lo largo de los siglos convirtieron Doñana en su fantasía, en un rincón idealizado en objeto de sus aspiraciones, de sus estudios, de sus ideales, de sus vidas.

Page 8: Doñana, Memorias del Paraiso

Un palacio para proteger y conservar

palacio como alojamiento y refugio para sus moradores.

Con Mauricio y Jaime González Gordon, nuestros anfitriones, miem-bros de una familia que ha destacado siempre por su amor a la naturaleza y por su apoyo a iniciativas relacio-nadas con ella, recorremos el lugar y nos adentramos en los pormenores de su historia reciente. Una estrecha relación con esta tierra que no deja lugar a dudas cuando se postulan “como herederos de una tradición emocional, sentimental y material” que les compromete a “continuar desarrollando la labor protectora que hemos heredado y practicado”.

Resulta curioso como a la entra-da del palacio nos recibe el cuadro de un guarda mayor que fue amigo y compañero inseparable de uno de los paladines de Doñana: Manuel González Gordon, padre de los ante-riores. “Mi padre ya había tenido contacto con estas tierras debido a la relación de su padre, mi abuelo, con dos ingleses con los que creó una so-ciedad de cazadores en el coto”. Su vinculación con estas tierras lo llevan a Chile a trabajar, “a ganar suficiente dinero para comprar parte del coto que ya había sido puesto en venta unos años antes”, nos cuenta Mauri-cio. Junto a otros dos socios compra a principio de los años cuarenta 17.000 ha, las 10.000 restantes quedan en manos de los herederos del duque de Tarifa.

Hoy la familia mantiene unas 4.000 ha integradas dentro del par-que nacional.

El aspecto del palacio actual recuerda más el de un cortijo que el de un palacio

El germen del palacio se re-monta a finales del XVI, cuando se construye un modesto palacete para albergar a la duquesa propietaria de estas tierras. Posteriormente, varias reformas han ido modificando su aspecto y estructura.

El palacio de Doñana es hoy un edificio dividido en tres partes, con tres propietarios distintos. Dos en manos de propietarios particulares y una tercera en manos del CSIC.

De las privadas, la parte corres-pondiente a una familia de bodegue-ros jerezanos, protagonistas del acontecer moderno de este territorio, es la mejor conservada y la que man-tiene los usos tradicionales del

Page 9: Doñana, Memorias del Paraiso

Los británicos descubren Doñana

Doñana no sería hoy lo que es sin la aportación y la injerencia de un grupo de ingleses que convirtie-ron estas tierras en objeto de sus an-danzas, de sus expediciones y explo-raciones; los que mostraron y abrie-ron este espacio al mundo; los que supieron ver la riqueza aquí conteni-da y los que, en gran medida, la di-fundieron.

Del año 1840 conservamos la recreación de una montería en la que ya participan algunos ingleses, además de españoles, y en la que se hace referencia al palacio, construc-ción “modesta” que aún conserva su torre cuadrada. Lo curioso de esta descripción es que detalla la presen-cia de animales no habituales en es-tos parajes: faisanes, cisnes o aves-truces… algo que puede parecer erróneo pero que puede llegar a en-tenderse si consideramos que años antes se habían introducido los fa-mosos camellos en el coto.

A partir de mediados del siglo XIX hay un continuo fluir de visitan-tes ingleses al coto. En esos años aparece un libro publicado en Lon-dres por Robert Dundas Murray, en el que describe su participación en unas jornadas de caza en el “coto de

Sanlúcar” y la agradable pernocta que hacen en el palacio, un lugar ciertamente cómodo con suelo de madera en una de sus estancias.

Para Mauricio, “la figura clave de finales del XIX es Abel Chap-man”. Cazador por encima de todo, naturalista y escritor, dedicó mucho tiempo al estudio de los animales y plantas de esta zona. Su importancia radica en que fue el primero que su-po reconocer y señalar la importan-cia de este “edén ornitológico” como descansadero de aves migratorias en su camino entre Europa y África.

Chapman, junto con sus com-patriotas Walter Buck y Alexander Williams fueron los grandes “descubridores” de Doñana.

A principios del siglo XX estos tres ingleses junto a un español fun-dan una sociedad de monteros que arriendan el coto al nuevo propieta-rio de estas tierras, el jerezano Gui-llermo Garvey. El español no era otro que Pedro González de Soto, abuelo de nuestros anfitriones, gra-cias a lo cual, “nuestro padre cono-ció a estos ingleses en su juventud y posiblemente esta relación despertó o potenció su extremado interés por este rincón andaluz; esa desbordante pasión por la naturaleza y por Doña-na en especial”. La sociedad celebra cinco monterías al año, a la última de las cueles podían asistir las muje-res.

A Chapman y a Buck se deben dos extraordinarios libros, La Espa-ña Agreste y La España Inexplorada, donde se recoge el valor científico y cinegético de estas tierras.

Pero junto a ellos también llega-ron coleccionistas de pieles y huevos que están a punto de aniquilar su fauna. Animales disecados proce-dentes de Doñana se reparten por todos los museos del mundo.

“Para nosotros, cazadores, natu-ralistas y amantes de salvajis-mos extraños, Doñana represen-ta nada menos que un paraíso en la tierra…”

Page 10: Doñana, Memorias del Paraiso

La reciente y tempestuosa his-toria de Doñana y de este palacio co-mienza en los años cuarenta del si-glo XX. En estos años Manuel Gonzáles Gordon, junto a otros dos socios, compra 17.000 ha de la parte norte del coto, palacio incluido. El resto del coto, el meridional, queda en manos de los herederos del du-que de Tarifa.

Son momentos difíciles porque se producen varios intentos de ex-propiación con objeto de llevar a ca-bo extensas repoblaciones de euca-liptos.

Coinciden esos años con un momento en el que el sueño de Do-ñana como espacio protegido va to-mando cuerpo. Es entonces cuando coinciden en este remoto rincón de Huelva varias “expediciones” en la

La obra, Portrait of a Wildderness, tuvo una gran repercusión internacional en los medios científi-cos y conservacionistas del momento.

que participan investigadores nacio-nales y ornitólogos de diferentes paí-ses del mundo. Aprovechando la hospitalidad de Manuel González, el palacio acoge a unos visitantes que van a marcar el futuro de esta tierra.

Mauricio es también protago-nista principal de este relato en el que jugó un papel muy relevante.

“Fruto de una de estas expediciones fue la publicación de una excelente obra a finales de los años cincuenta, a cargo de un inglés, Guy Mounfort, donde se incluyen las fotografías del mejor fotógrafo de la naturaleza en esos momentos, Eric Hosking. A él se debe, entre otras aportaciones, la primera foto que se le hace a un águila imperial con su pollo” nos explica ante la imagen expuesta en una pared del palacio.

Es entonces cuando ad-quieren un protagonismo determi-nante estas dos figuras, Manuel y Mauricio, padre e hijo, que con su decidida actuación salvan a Doñana de su destrucción.

Los años difíciles

Page 11: Doñana, Memorias del Paraiso

“Aprovechando una visita del en-tonces jefe del estado a estas tierras le presentamos un escrito donde ex-pusimos la importancia de los valo-res asociados a la conservación, a la cultura ecológica… Aspectos apenas apreciados en estos años y mucho menos en estas tierras. Acertamos. Y este fue el primer paso importante para salvar este espacio natural”. Es el relato breve y conciso, en primera persona, que nos hace Mauricio González de estos momentos tras-cendentales.

El futuro de esta área tan singu-lar comienza a aclararse. En un am-biente donde el conservacionismo comienza a afianzarse surge la figu-ra de José Antonio Valverde, el natu-ralista apasionado y enamorado de aquel lugar agreste y gran impulsor de la internacionalización de un pro-ceso que culminará con la creación en el año 1969 del Parque Nacional de Doñana. (La prensa inglesa lo ca-talogó como el “salvador del hume-dal más importante de Europa”).

“También se proyectó una ca-rretera por el interior del coto pero los propietarios, mi padre entre ellos, cedieron 700 ha a cambio de sacar el trazado fuera del coto” aña-de nuestro guía como colofón.

Los años difíciles

Grandes propietarios supieron poner por encima de la rentabi-lidad de un negocio seguro la incierta apuesta de futuro en defensa de unos principios con-servacionistas en un país que hasta entonces no se había des-tacado, precisamente, por su “política medioambiental”

Page 12: Doñana, Memorias del Paraiso

Huéspedes ilustres

Junto al descubrimiento del co-to y sus valores naturales por parte de los ingleses, en las primeras déca-das del siglo XX se revitaliza e inten-sifica la actividad cinegética, se pro-duce un nuevo periodo de intensa actividad en los terrenos de Doñana. Es el Duque de Tarifa, el nuevo propietario, el que restaura y amplia este viejo palacio para acoger las magnas monterías en las que con frecuencia participa el rey Alfonso XIII. Es una etapa en la que se refor-ma este viejo palacio e incluso se construye uno nuevo en la zona sur del coto. El duque actúa sobre este territorio de manera directa: lleva a cabo campañas de plantación de pi-nos, construye un muelle sobre el Guadalquivir donde el rey desem-barcaba de su yate “Stephanotis”, amplia y restaura el palacio de Do-ñana, y, curiosamente, protege y apoya las excavaciones que en estas tierras lleva a cabo el arqueólogo Adof Schulten, otro insigne hués-ped del duque, dirigidas a localizar el enclave de Tartessos.

Uno de los momentos más me-morables que se han vivido en este recodo de Andalucía fue la visita del rey Felipe IV en el año 1624. Una vi-sita real, de la que ha quedado cons-tancia escrita y que obliga a los du-ques de Medina Sidonia a agrandar y reformar la antigua casa del bos-que para poder alojar al séquito real. Caballerizas, cocheras, graneros, pa-jares y cocinas cambiaron la faz de esta esquina del mundo. Cuentan las crónicas de la época que al rey, dies-tro cazador, lo acompañaban más de 10.000 personas. La historia vuelve a repetirse 300 años después: el duque propietario de estas tierras recibe la visita de su rey.

Quizás el caso más pintoresco, como nos recuerda nuestro anfitrión, es el que refiere la visita del pintor Francisco de Goya, que, a finales del XVIII, acompaña a la entonces du-quesa de Alba. Y allí, en medio de la naturaleza, rodeados de jaguarzos, ocultos a las miradas de cortesanos y conspiradores, el pintor realiza dos de las obras que le han dado más fa-ma, sus conocidas “majas”.

Page 13: Doñana, Memorias del Paraiso

La singularidad de Doñana se extiende también al ámbito cinegéti-co. Tenemos referencias y se conser-van elementos, piezas e instrumen-tos relacionados con diversas técni-cas de caza que podemos considerar ciertamente curiosas.

De algunas de ellas ya existen referencias en la obra del inglés Chapman, como la técnica de cazar patos con cabestro. Una práctica que consiste en utilizar un caballo al que se obliga a mantener la cabeza baja para que parezca que pace tranqui-lamente con el fin de confiar a las aves; tras el équido se agazapa el ca-zador que hace avanzar lentamente al animal hasta ponerse a tiro de las aves; así, oculto a la vista de las pre-sas y apoyando la pesada escopeta en el lomo del animal realiza un dis-paro que compensa las horas de ten-sa espera. Chapman no solo describe

también intenta innovar y renovar las técnicas de caza en este paraíso cinegético. Como la técnica de ca-zar con cabestro era impracticable cuando llovía abundantemente, con-cibió la idea de armar una lancha con un gran escopetón. La lancha, bautizada como Boadicea, la hizo tra-er de Inglaterra, pero al llegar a Es-paña semejante artilugio sembró la alarma entre las autoridades que la tuvieron varios meses retenida. Fi-nalmente pudo armarla y probarla. Los resultados no fueron nada alen-tadores: el armatoste sembró el páni-co entre las aves y el aparato acabó convirtiéndose en un mero objeto decorativo.

Una actividad, la caza, que se practicó hasta el año 1983 en que se prohibieron las actividades cinegéti-ca, excepto una, la que utiliza las viejas armas heredadas de la anti-güedad.

Doñana, coto de caza

Page 14: Doñana, Memorias del Paraiso

Una de las técnicas más anti-guas que se ha venido practicando en este entorno ha sido el “lanceo de jabalí a caballo”. Un ejercicio que ya desarrollaron los antiguos griegos y romanos. Entendido como actividad deportiva, se extendió entre la no-bleza, siendo algunos monarcas ex-cepcionalmente diestros en su práctica. Hay documentos que rela-tan la habilidad del rey Felipe IV en su famosa visita a Doñana en 1624.

Diferentes razones casi la lleva-ron a su desaparición en los siglos posteriores, hasta que los ingleses popularizan este “deporte” en la In-dia. Desde allí se expandió por todo el mundo, llegando de nuevo a estas tierras donde esta modalidad ci-negética nunca dejó de practicarse. Un deporte que vuelve a vivir una época dorada en el primer cuar-to del siglo XX, sustituyendo las clásicas garrochas por las lanzas de tipo inglés.

Curiosa es también la utilidad que se les ha dado hasta hace poco a los pinos del coto.

Estos pinos se han utilizado en la construcción de barcos. Hasta hace poco los constructores de bar-cos iban por los bosques marcando y cortando aquellas ramas que por su forma podían servir para la cons-trucción de las piezas curvas de la proa; eran los llamados palos de fi-gura. “Yo he llegado a acompañar a dos constructores que han recorrido el bosque buscando esos palos para fabricar barquitos de pesca.”, nos ex-plica nuestro anfitrión.

Doñana, coto de caza

Page 15: Doñana, Memorias del Paraiso

Palacio de la ciencia y de las tradiciones

Platero Platero Platero –––le dijele dijele dije---, vamos a , vamos a , vamos a

Esperar las carretas. Traen el Esperar las carretas. Traen el Esperar las carretas. Traen el

Rumor del lejano bosque de Rumor del lejano bosque de Rumor del lejano bosque de

Doñana, el misterio del pinarDoñana, el misterio del pinarDoñana, el misterio del pinar

De las Ánimas, la frescura de De las Ánimas, la frescura de De las Ánimas, la frescura de

Las Madres y de los dos Fresnos,Las Madres y de los dos Fresnos,Las Madres y de los dos Fresnos,

El olor de la Rocina.El olor de la Rocina.El olor de la Rocina.

Hoy como ayer el palacio de Doñana sigue siendo un lugar de referen-cia, de trasiego, de actividad.

Las instalaciones de la Estación Biológica de Doñana, el organismo de-pendiente del CSIC que gestiona los proyectos de investigación que se llevan a cabo dentro del Parque, forman parte de lo que fue el antiguo palacio de Doñana . Un Palacio que no ha dejado de ser el “ombligo de Doñana”.

Y hoy como ayer sigue recibiendo cada año la visita y el paso de las her-mandades del otro lado del río que al paso lento de los bueyes se dirigen a rendir su homenaje a la Virgen del Rocío, una imagen tan ligada a estos pa-rajes como el propio palacio.