Don Quichotte.pdf

2
LIMA, LUNES 13 DE ABRIL DEL 2015 [email protected] LUCES THE J. PAUL GETTY MUSEUM La novela más famosa de la hispanidad cumple 400 años y el mundo entero lo celebra. En Nueva York se exhibe en estos momentos una muestra única: “Los tapices de Don Quijote por Coypel”. Una exposición de gobelinos, pintura y grabados realizados por el pintor de la corte de Luis XV. CABALGA DE NUEVO I mponente y con una sere- nidad única, pese a estar ubicada en plena Quinta Avenida de Nueva York, la colección Frick recibe a sus visitantes sin el ajetreo co- mún de los museos. Esta vez tie- ne sobradas razones para sentir un particular orgullo por su nue- va exhibición. Se trata de una exposición que rinde homenaje a una de las grandes obras de la literatura universal pero en la que se reú- nen motivos tan variados como la pintura y la tapicería, el espíri- tu teatral y la nota histórica, todo recubierto por el esplendor que caracterizó a la Francia de los Luises en el siglo XVIII. “Los tapices de Don Quijote por Coypel” reúne la prodigiosa obra de un artista único. Bajo el minucioso trabajo de Charlotte Vignon, curadora del área de Artes Decorativas de la Frick, la muestra es la parte más visible de un complejo programa de ac- tividades que celebran los cua- tro siglos de “El ingenioso hidal- go Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes. Pero la brillantez de la mues- tra ofrece una oportunidad úni- ca de acercarse a un prodigio li- terario que marcó para siempre el resto de las artes. Después de todo, “Don Quijote” ha sido un tema recurrente en el teatro, la ópera y el ballet, en las artes plás- ticas, y a partir del siglo XX en el cine, los musicales teatrales y la danza contemporánea. Una si es verdad que hay mucho de Cervantes en las obras en exhibi- ción de Coypel, hay también mu- cho de su mundo y de la sociedad en la que le tocó vivir. La Francia del esplendor de Luis XV. Se ha escrito mucho sobre el Quijote, su impacto y su heren- cia. Pero, al igual que en el caso de otras obras maestras, siempre nos quedará la duda sobre las verdaderas razones de su gran- deza y vigencia. “Toda obra genial es una evi- dencia y una incógnita”, escribió Mario Vargas Llosa en “El Quijo- te y la tentación de lo imposible”. “El Quijote, como la Odisea, la Commedia o el Hamlet, nos en- riquece como seres humanos, mostrándonos que, a través de la creación artística, el hombre puede romper los límites de su condición y alcanzar una forma de inmortalidad; al mismo tiem- po nos fulmina, haciéndonos conscientes de nuestra peque- ñez, contrastados con el gigante que concibió esa gesta”. El ingenio- so hidalgo: de París a Nueva York [c2] ALBERTO SERVAT “Don Quichotte” obra que ha trascendido de tal manera que llega a nosotros en sus múltiples representaciones mucho antes que como un libro en sí mismo. Si conocíamos los trabajos de artistas tan diversos como Go- ya, Doré o Picasso, pasando por Daumier, Chagall o Dalí, había- mos casi olvidado a Charles-An- toine Coypel y su portentosa em- presa de realizar 28 gobelinos con la historia del Quijote. Esta es la oportunidad de conocerlo, apreciarlo y entenderlo. Porque Gran formato. Uno de los gobelinos pertenecientes a la colección Getty de Los Ángeles: “Sancho arriba a la isla de Barataria” (1772), confeccionado en lana y seda por Manufacture Royale des Gobelins de París, bajo la dirección de Michel Audran, basado en el diseño de Charles-Antoine Coypel.

Transcript of Don Quichotte.pdf

Page 1: Don Quichotte.pdf

Lima, Lunes 13 de abriL deL [email protected]

LUCESthe J. paul getty museum

La novela más famosa de la hispanidad cumple 400 años y el mundo entero lo celebra. En Nueva York se exhibe en estos momentos una muestra única: “Los tapices de Don Quijote por Coypel”. Una exposición

de gobelinos, pintura y grabados realizados por el pintor de la corte de Luis XV.

Cabalga de nuevo

I mponente y con una sere-nidad única, pese a estar ubicada en plena Quinta Avenida de Nueva York, la colección Frick recibe a

sus visitantes sin el ajetreo co-mún de los museos. Esta vez tie-ne sobradas razones para sentir un particular orgullo por su nue-va exhibición.

Se trata de una exposición que rinde homenaje a una de las grandes obras de la literatura

universal pero en la que se reú-nen motivos tan variados como la pintura y la tapicería, el espíri-tu teatral y la nota histórica, todo recubierto por el esplendor que caracterizó a la Francia de los Luises en el siglo XVIII.

“Los tapices de Don Quijote por Coypel” reúne la prodigiosa obra de un artista único. Bajo el minucioso trabajo de Charlotte Vignon, curadora del área de Artes Decorativas de la Frick, la muestra es la parte más visible de un complejo programa de ac-

tividades que celebran los cua-tro siglos de “El ingenioso hidal-go Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes.

Pero la brillantez de la mues-tra ofrece una oportunidad úni-ca de acercarse a un prodigio li-terario que marcó para siempre el resto de las artes. Después de todo, “Don Quijote” ha sido un tema recurrente en el teatro, la ópera y el ballet, en las artes plás-ticas, y a partir del siglo XX en el cine, los musicales teatrales y la danza contemporánea. Una

si es verdad que hay mucho de Cervantes en las obras en exhibi-ción de Coypel, hay también mu-cho de su mundo y de la sociedad en la que le tocó vivir. La Francia del esplendor de Luis XV.

Se ha escrito mucho sobre el Quijote, su impacto y su heren-cia. Pero, al igual que en el caso de otras obras maestras, siempre nos quedará la duda sobre las verdaderas razones de su gran-deza y vigencia.

“Toda obra genial es una evi-dencia y una incógnita”, escribió

Mario Vargas Llosa en “El Quijo-te y la tentación de lo imposible”. “El Quijote, como la Odisea, la Commedia o el Hamlet, nos en-riquece como seres humanos, mostrándonos que, a través de la creación artística, el hombre puede romper los límites de su condición y alcanzar una forma de inmortalidad; al mismo tiem-po nos fulmina, haciéndonos conscientes de nuestra peque-ñez, contrastados con el gigante que concibió esa gesta”. el ingenio-so hidalgo: de París a nueva York [c2]

alberto servat

“Don Quichotte”

obra que ha trascendido de tal manera que llega a nosotros en sus múltiples representaciones mucho antes que como un libro en sí mismo.

Si conocíamos los trabajos de artistas tan diversos como Go-ya, Doré o Picasso, pasando por Daumier, Chagall o Dalí, había-mos casi olvidado a Charles-An-toine Coypel y su portentosa em-presa de realizar 28 gobelinos con la historia del Quijote. Esta es la oportunidad de conocerlo, apreciarlo y entenderlo. Porque

Gran formato. Uno de los gobelinos pertenecientes a la colección Getty de Los Ángeles: “Sancho arriba a la isla de Barataria” (1772), confeccionado en lana y seda por Manufacture Royale des Gobelins de París, bajo la dirección de Michel Audran, basado en el diseño de Charles-Antoine Coypel.

Page 2: Don Quichotte.pdf

lunes 13 de abril del 2015

Luces Cultura

C2. el comercio

La muestra que actual-mente se puede visitar en la colección Frick es resultado de un con-junto de esfuerzos. Y la

razón es una: rendirle homenaje a una novela, a su autor y, sobre todo, al personaje que ha llama-do la atención de los artistas más diversos desde su creación. “La mayor parte del tiempo los artis-tas plásticos se han enfocado en los aspectos cómicos del perso-naje. Los momentos sensibles o conmovedores aparecen con me-nos frecuencia, aunque hay mu-chos retratos melancólicos del fa-llido caballero andante”, señala Charlotte Vignon, curadora de la muestra. “Las cientos de páginas de ‘Don Quijote’ están llenas de episodios y aventuras, todas es-cenas memorables, creando un lienzo vivo de imágenes que han inspirado a todo tipo de artistas, en diversos géneros, a través de cuatro siglos. Los magníficos di-seños de Charles Coypel son un gran ejemplo de cuán poderosa e influyente es la creación de Cer-vantes en el resto de las artes”.

El maestro olvidado¿Pero quién fue Coypel? Aunque la historia pareciera haberse ol-vidado de Charles-Antoine Coy-pel (1694-1752), fue un pintor de gran prestigio. Pertenecía a una familia de artistas y Luis XV lo llamó para que contribuyera con su estilo a la grandeza de la corte. Se trataba de una época tremendamente estilizada en la que los gobelinos jugaban un papel determinante. Arte y de-coración conjugadas al servicio de los sentidos.

A Coypel le tocó la tarea de diseñar los tapices que narran la historia de Don Quijote. Tomó los 28 episodios que consideró idóneos y emprendió una tarea que se llevaría a cabo en la pres-tigiosa Manufacture Royale des Gobelins de París después de su muerte. Fue en 1714 que recibió el encargo de diseñar los tapi-ces. Por aquella época, Don Qui-

El ingenioso hidalgo: de París a Nueva York

michael boodycomb

Studio Sébert PhotograPherS

rmN-graNd PalaiS / art reSource Ny

george Koelle

Color. “Don Quijote es atendido por las muchachas de una posada”, óleo sobre lienzo pintado por Charles-Antoine Coypel en 1751.

Grabado. “Don Quijote se convierte en un caballero andante”, rea-lizado por Louis Surugue, basado en una obra de Coypel. Realizado en 1723-1724.

Gran estilo. “Don Quijote en el baile de don Antonio Moreno”, óleo de Charles-Antoine Coypel en 1731.

Esplendor. “Sancho parte para la isla de Barataria”, realizado entre 1730 y 1745, es otra creación en lana y seda. Actualmente es parte de la colección Frick de Nueva York.

Gran disEño

El Quijote emprende un viaje de celebración. Del siglo XVIII francés a la América de hoy.

alberto servat

años. Cinco pinturas de Charles Coypel que se presentan por pri-mera vez en Nueva York. Graba-dos, diseños de tapicería de dife-rentes colecciones. Finalmente, una amplia muestra de impre-siones y libros de la Sociedad Hispana de América. Todo ello contribuye a formar una visión muy completa del impacto que tuvo “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Mi-guel de Cervantes, en el pasado.

Por supuesto, la gran atrac-ción de la muestra, además de los gobelinos, es el óleo sobre lienzo titulado “Don Quijote en el bai-le de don Antonio Moreno”. Una pintura espectacular ejecutada por Coypel en 1731 y que actual-mente forma parte del Palais Im-périal de Compiegne. El motivo del cuadro está basado en uno de los episodios de la segunda parte de la novela y se centra en un mo-mento del baile. Los personajes visten con el esplendor propia de la realeza y Don Quijote, al cen-tro, entre dos mujeres, parece de-clamar a una audiencia teatral. Es la pincelada exquisita de su autor y también su identificación con una sociedad donde el juego de las representaciones eran el có-digo de conducta.

Vemos, pues, un Don Quijote muy actual para la época en que fue pintado. Don Quijote y sus compañeros de aventura siempre han resultado contemporáneos a sus lectores. Lo fue para Coypel y los representó como si vivieran en sus tiempos. El escritor argen-tino Tomás Eloy Martínez señala en el ensayo “La resurrección per-petua”: “Si Don Quijote sigue tan vivo como si discurriera en el pre-sente es porque los personajes, aun siendo eternos, parecen ha-ber nacido el día de ayer, o a pun-to de nacer mañana”.

No puede tener más razón. Y los artistas de cada generación así lo han sentido y reflejado en sus respectivas estilos. “Los tapi-ces de Don Quijote por Coypel: ilustrando una novela españo-la en la Francia del siglo XVIII”, nombre completo de la muestra, se exhibirá en Nueva York hasta el 17 de mayo de este año.

Los textos de Mario Vargas Llosa y To-más Eloy Martínez fueron publica-dos en el libro “El Quijote, una mirada americana”, publicado por el BBVA en el 2004.

jote era un tema recurrente en los teatros, la ópera y el ballet. El mismo Coypel era dramaturgo y a los 18 años escribió “Don Qui-chotte”, una adaptación de la no-vela de Cervantes.

Más adelante volvió a adap-tarla en “Les Folies de Carde-nio”, una obra escrita para ser representada en la corte y en la que el mismo rey tenía una par-ticipación en el cuerpo de baile. De manera que fue el teatro la principal inspiración para esas composiciones. El trabajo se prolongó hasta 1734, tiempo en el que preparó casi toda la serie. Y recién en 1751 completó el pe-dido con el último episodio. Po-co después, Coypel murió.

La obra de Coypel, como la de muchos artistas, quedó relegada al conjunto decorativo de los pa-lacios. La Revolución Francesa, el cambio en las actitudes, las nue-vas tendencias impuestas en el si-glo XIX parecieron conspirar para que su arte pasara al olvido. Pero ahora Coypel regresa triunfante en la ambiciosa exhibición de la colección Frick de Nueva York.

Un panorama completo En la Quinta Avenida, la mues-tra que se puede visitar actual-mente en la colección Frick pre-senta tres de los gobelinos de Coypel, actualmente pertene-cientes a la colección Getty de Los Ángeles. Dos gobelinos que posee la Frick pero que no es-taban en exhibición pública en