Don Ciro Bayo, Obras CompletasTomo 1

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OBRAS COMPLETAS, I CIRO BAYO El peregrino entretenido (Viaje romancesco). Lazarillo español. Guía de vagos en tierras de España por un peregrino industrioso. Con Dorregaray (Una correría por el Maestrazgo). Orfeo en el infierno (Novela). BIBLIOTECA CASTRO FUNDACIÓN JOSÉ ANTONIO DE CASTRO

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Ciro Bayo y Segurola (Madrid, 16 de abril de 18591 - Madrid, 4 de julio de 19392 ) fue un viajero, aventurero, traductor y escritor español. Llevó una vida bohemia viajando por España, Europa y América. Como fino escritor costumbrista, y pionero de la moderna literatura de viajes, su figura y obra son aún muy desconocidas, aunque en los últimos años está despertando un vivo interés por parte de numerosos especialistas.

Transcript of Don Ciro Bayo, Obras CompletasTomo 1

  • CIRO BAYO

    I

    BIBLIOTECA CASTRO9 788496 452084

    ISBN 84-96452-08-5

    OBRAS COMPLETAS, I

    CIRO BAYOEl peregrino entretenido (Viaje romancesco).Lazarillo espaol. Gua de vagos en tierrasde Espaa por un peregrino industrioso.Con Dorregaray (Una correra por el Maestrazgo).Orfeo en el infierno (Novela).

    BIBLIOTECA CASTRO

    FUNDACIN JOS ANTONIO DE CASTRO

  • OBRAS COMPLETAS, I

  • OBRAS COMPLETAS DE

    CIRO BAYO

    Edicin y prlogo de Alicia Redondo Goicoecheay Tatiana Boal Rodrguez

    Vol. I El peregrino entretenidoLazarillo espaolCon DorregarayOrfeo en el infierno

  • CIRO BAYO

    OBRAS COMPLETAS, I

    El peregrino entretenido (Viaje romancesco)Lazarillo espaol. Gua de vagos en tierras

    de Espaa por un peregrino industriosoCon Dorregaray (Una correra

    por el Maestrazgo)Orfeo en el infierno (Novela)

    BIBLIOTECA CASTRO

    FUNDACIN JOS ANTONIO DE CASTRO

  • BIBLIOTECA CASTRO

    Ediciones de la

    F U N D A C I N

    JOS ANTONIO DE CASTRO

    PresidenteJUAN MANUEL URGOITI

    VicepresidenteTOMS MARA TORRES CMARA

    VocalSecretarioSANTIAGO RODRGUEZ BALLESTER

    Director LiterarioDARO VILLANUEVA

    (Catedrtico de la Universidad

    de Santiago de Compostela)

    Herederos de Ciro Bayo

    edicin: FUNDACIN JOS ANTONIO DE CASTROAlcal, 109 - Madrid 28009

    www.fundcastro.org

    ISBN: 84-96452-07-7 (Obra completa)ISBN: 84-96452-08-5 (Tomo I)

    DEPSITO LEGAL: M.-15.221-2005

  • NDICE

    INTRODUCCIN ...................................................................

    EL PEREGRINO ENTRETENIDO (VIAJE ROMANCESCO) ..........

    LAZARILLO ESPAOL, GUA DE VAGOS EN TIERRAS DE ESPAA,POR UN PEREGRINO INDUSTRIOSO ................................

    CON DORREGARAY (UNA CORRERA POR EL MAESTRAZGO) ..

    ORFEO EN EL INFIERNO (NOVELA) .....................................

    IX

    1

    173

    381

    513

  • INTRODUCCIN

    UBICACIN EN LA HISTORIA LITERARIA

    Ciro Bayo y Segurola (1859?-1939) es hoy un escritor prcti-camente desconocido, al que los actuales historiadores de la li-teratura han dedicado poca atencin. Esto se debe, en parte, aque ha sido eclipsado por sus ilustres contemporneos de la fa-mosa generacin del noventa y ocho; pero, curiosamente, la es-critura de Bayo, a pesar de coincidir en el tiempo, no pertene-ce a la de esa importante generacin, sino que ocupa un papelms humilde, aunque significativo, como eslabn de la cadenaliteraria. Justamente, es un autor que repite, en el interior desu obra y con setenta aos de retraso, el proceso ms caracte-rstico de la narrativa del siglo anterior: el paso de los modelosnarrativos clsicos y costumbristas a las formas compositivas dela novela moderna.

    Las causas de su adscripcin a una literatura ya periclitada sonvariadas. Por un lado, su educacin clasicista y las lecturas de lapoca de su juventud, por otro, el alejamiento de la cultura es-paola durante trece aos, justo en una poca de ebullicin ycambios importantes, lo cual le sita completamente fuera deella cuando, en 1900, vuelve a Espaa. Esto le coloca esttica-mente, y a pesar de publicar desde 1910, a medio camino en-tre estos dos movimientos cruciales del siglo XIX y es, desde estaperspectiva, desde donde adquiere un singular valor, puestoque, a travs de su obra, van a proyectarse estas formas semi cos-

  • tumbristas hacia algunos contemporneos como Ramn del Va-lleIncln, que lo representa como don Peregrino Gay en Lucesde bohemia de 1920 y que tambin utiliz como fuente Los Ma-raones de Bayo en Tirano Banderas de 1926. Aos ms tarde ins-pirara tambin en parte los libros de viaje de Camilo Jos Cela.

    En su poca tampoco tuvo apenas presencia entre la crtica; loque hemos encontrado son dos comentarios de Azorn y BernardoG. de Candamo al Peregrino entretenido, as como breves notas deprensa; y, entre sus contertulios, las referencias de Po y RicardoBaroja y, posteriormente, las de su sobrino Julio Caro Baroja, peropoco ms. Luego el olvido, a pesar de que gan un premio tanimportante como el Fastenrath de la Real Academia Espaola encompetencia con El rbol de la ciencia de Po Baroja.

    BIOGRAFA

    Pocos son los datos biogrficos documentales que se han en-contrado en los archivos de la poca. La mayora de estas re-ferencias las va desgranando el autor a lo largo de sus obras yen la autobiografa que envi al diccionario Espasa, donde se re-produjo una foto que, segn Po Baroja, no era la de Bayo sinola de su padre; lo cierto es que no se corresponde con la queapareci en Chuquisaca como retrato suyo. Tambin a don Pose le deben otros datos biogrficos importantes que no se hanpodido corroborar, como el de su nacimiento como hijo natu-ral de un banquero, circunstancia a la que se pueden deber al-gunos de sus muchos y extraos complejos.

    Don Ciro nace en Madrid el 16 de abril de 1859 1860 y mue-re en la misma ciudad el 4 de julio de 1939. Entre ambas fechasse desarrollan los ochenta aos de una vida que se puede divi-dir en tres perodos: infancia, estudios y primeros trabajos queocupan veintisiete aos; en segundo lugar, la etapa de sus via-jes por Amrica del Sur, que durar trece aos, y, finalmente,sus aos de escritor en Barcelona y Madrid que abarcan casi cua-renta aos, desde 1900 hasta su muerte en 1939.

    Su nacimiento es en Madrid, pero los primeros estudios loscursa en las Escuelas Pas de Matar y, posteriormente, en las

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  • Universidades de Valencia, Barcelona y Madrid, donde no pa-rece que llegara a terminar la carrera de Derecho. Su trasladoa Madrid significa el comienzo de su vida autnoma, tras gra-ves problemas familiares que le llevaron a romper con su ma-dre a causa de su segundo matrimonio con don Vicente Pere-ll (no don Andrs como le llama en Con Dorregaray), del quenacera un hermanastro que estaba destinado a ser ms tardeel famoso bartono Perell de Segurola. De todo esto queda no-ticia en las Memorias de Po Baroja, en la obra de Manuel Car-denal de Iracheta, as como en la obra del autor: Con Dorregaray.Una correra por el Maestrazgo. De esta primera poca parece ser,tambin, su primer viaje a Amrica que le llev, por breve tiem-po, a La Habana con una compaa de cmicos.

    La segunda etapa de su vida la constituye su larga estancia enSudamrica, que dej una impronta indeleble en el carcteraventurero y algo vagabundo del escritor. Este espacio geogr-fico acabar siendo la clave ms importante de su vida adulta,su gran recuerdo y, tambin, su gran deseo insatisfecho, al queintentar, infructuosamente, volver desde Madrid en variasocasiones. Esta Amrica del Sur, tanto la que visit como la queestudi en los cronistas de Indias, va a ser, tambin, la fuenteinspiradora de la mayor parte de sus relatos.

    Los primeros aos los pas como maestro rural en plena Pam-pa, en la provincia de Buenos Aires, y este es el nico dato delque conservamos rastro documental, ya que aparece en un li-bro de las actividades de la escuela de Bragado en el ao 1888.El resto de la informacin se la debemos a sus obras: El peregri-no en Indias y Chuquisaca o La plata perulera. Por ellas sabemosque intent llegar, a caballo, hasta la Exposicin Universal deChicago, pero acab recalando en Sucre (Bolivia), donde viviunos cuatro aos, y de ah a los gomales del Beni, en plena Ama-zona boliviana, donde pas cuatro aos ms y desde donde ini-ci el regreso a Buenos Aires y, a continuacin, a Espaa.

    Su estancia en Sucre fue muy activa: regent un colegio denios y cre una revista literaria decenal llamada El Fgaro. Re-vista cmico literaria, de intencin y forma muy parecida al cle-bre Madrid cmico durante la poca de Clarn. Tambin la revistade Bayo tuvo xito, aunque las dificultades econmicas le hi-

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  • cieron suspenderla a los seis meses. Los veinticuatro nmerosque public, desde el diez de agosto de 1893, se conservan enla Biblioteca Nacional de Sucre.

    Cansado de la monotona de esta vida estable en Sucre, Bayose siente de nuevo aventurero y abandona la buena posicin al-canzada para trasladarse a los gomales del Beni.

    Vuelve a Espaa en 1900, instalndose en Barcelona duran-te dos aos y, posteriormente, en Madrid, donde permanecerhasta su muerte. En esta poca surge toda su produccin librescaque alcanza casi treinta ttulos de los ms variados temas y ca-ractersticas. Su introduccin en el mundo editorial se debe a laamistad con Bernardo Rodrguez Serra, compaero en un co-legio de Tucumn, que le proporcion sus primeros encargos.Durante siete aos, 19021909, trabaja como editorialista a suel-do y publica obras de encargo sobre poesa popular americanaas como manuales de higiene, de derecho y traducciones. Lue-go vendran los tres aos de sus siete grandes obras, 19101912,especialmente este ltimo, en el que public nada menos quecinco libros, que, con los dos anteriores, ocupan los dos prime-ros volmenes de esta edicin.

    Los aos siguientes, 19131915, los dedica en exclusiva a susobras sobre Amrica, muchas de ellas editadas a sus expensas,y de las que incluimos Romancerillo, las tres leyendas ureas ysu ltima y casi pstuma novela. Desde 1916 da a la impren-ta traducciones, obras de historia y, sobre todo, reediciones yreelaboraciones de las obras ya publicadas, que repite en al-guna ocasin hasta tres veces, buscando breves ingresos quele permitan subsistir. Ya muy deteriorado fsicamente y en unasituacin econmica ms que apurada, ingresa, hacia 1925, enun asilo para escritores, el Instituto Cervantes, en el que vivehasta julio de 1939, ao en el que muere de coma diabtico enun colchn de un pasillo de la sala 33 del Hospital Provincialde Madrid.

    A su llegada a Espaa, se relacion con el mundo literario delmomento, sobre todo en las tertulias de caf tan importantes enestos aos, pero de forma superficial, ya que no le agradaba laamistad de los escritores a los que, segn Baroja, despreciabaolmpicamente. Slo con los hermanos Baroja mantuvo una re-

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  • lacin duradera. Su actitud nada envidiosa, sino digna y pocoservil, tampoco era fcil de comprender entre la bohemia deaquel tiempo que sobreviva de pequeos encargos y, sobre todo,de sablazos y timos. Bayo estaba tan apurado como cualquiera deellos pero se resista a actitudes tan poco dignas.

    Era un hombre necesitado que mantena una actitud de nonecesitar nada, un solitario que se llevaba bien con su soledadde Madrid, viviendo en una guardilla pobre pero poblada deaventuras librescas y, a la vez, de recuerdos de sus grandes via-jes aventureros y nada tursticos. Haba sido viajero trotamun-dos en Amrica y haba vuelto con sus alforjas llenas de nuevosconocimientos y experiencias, pero tambin, con los valores an-tiguos y seoriales con los que haba emprendido su marcha. Suviaje fue en pos de las huellas de los hroes de la conquista y lacivilizacin de Amrica, a los que haba pretendido emular, yaque no persegua ni el dinero ni el xito, algo que nunca a lolargo de su vida busc. Bayo anhelaba la aventura humana delconocimiento de otros pueblos y culturas a los que considerabasus iguales, ya que jams fue clasista, aunque s era aristcratade espritu y sentimientos.

    No podemos saber el motivo de estas y otras contradiccionesde carcter que describieron sus amigos y eventuales bigrafos:acaso estaban causadas por su nacimiento poco convencional?;aunque quiz fueron debidas, fundamentalmente, al choque en-tre su carcter, la educacin que recibi y la poca que le tocvivir. Su modo de ser aventurero, seorial, generoso y poco onada materialista, sin duda entr en conflicto profundo con laconservadora educacin recibida, as como con el mundo ma-terialista de su poca, lo cual le llev a marginarse de todo elloy refugiarse en sus ensueos nostlgicos del pasado, en el cualvea, como buen costumbrista, el paraso perdido. Esto le con-virti en un superviviente de pocas pasadas, en un escritor noadscrito a ningn movimiento cultural, a ninguna clase social y,por tanto, imposible de situar en su poca, ya que defendi unosvalores y unas formas literarias ms propias de siglos anterio-res, puesto que era un espaol a la usanza del Siglo de Oro aun-que viajara a Yuste con Baroja o recorriera Madrid en el tran-va de la Guindalera.

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  • LAS OBRAS

    EL PEREGRINO ENTRETENIDO (VIAJE ROMANCESCO) (1910)

    Esta obra es muy significativa porque fue su primer libro ori-ginal publicado y porque narra el ms famoso de sus viajes porEspaa: el que hizo a Yuste con los hermanos Baroja, Po y Ri-cardo, el cual ha sido tambin descrito por ellos aunque con no-tables diferencias. Dice Po Baroja en sus Memorias:

    Don Ciro, que no posea ningn sentido realista, escribiun libro sobre nuestro viaje titulado El peregrino entretenido, li-bro de episodios y aun de paisajes inventados, pues no tienenada de lo visto en el camino. Sin embargo, algunos crticosdijeron que era de una realidad extraordinaria porque en estode no notar la realidad, los crticos espaoles han sido espe-cialsimos (Desde la ltima vuelta del camino, I, Barcelona, Pla-neta, pg. 730).

    Su propio ttulo muestra ya una raigambre costumbrista queinclina la obra ms hacia el cuadro de costumbres y la filoso-fa idealista y tpica de lo espaol, que hacia la descripcin no-velesca y ms realista de sus hombres y de los paisajes re-corridos. El libro es una buena excusa para exponer susconocimientos filosficos, sociales y literarios de todo tipo, tan-to de historia como de los distintos gneros que mezcla conprofusin, incluyendo verso y prosa, cuentstica, teatro y pro-sa discursiva.

    El prembulo del libro es una buena explicacin de su formade escribir y el punto de vista desde el que lo hace:

    antes de acostarme me quito el traje de viajero, sucio de pol-vo y de barro, y, como dice elegantemente Maquiavelo, me re-visto con el pensamiento un traje de corte, con manto de ar-mio, para anotar las impresiones del da.

    Queda patente, pues, el propsito de embellecer la realidadobservada, tratando de aproximarla a patrones ideales, como

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  • hace el costumbrismo, pero, a veces, tambin ofrece descrip-ciones de algunos paisajes y personajes vistos con cierta objeti-vidad y realismo que los acerca a la novela.

    En sus relatos se pueden diferenciar claramente los tipos cos-tumbristas (meras categoras como pcaros, espaoles, catalanes,gallegos, oficios, relaciones familiares, etc.), de los personajes no-velescos, ya que estos ltimos poseen nombre propio y tienencaractersticas individuales as como opiniones y capacidad deexpresarlas. Pero no es muy objetivo en la elaboracin de estospersonajes, porque lo que hace es proponer sucesivos alter ego,es decir, proyectarse l mismo de forma idealizada, como tam-bin haca frecuentemente Baroja. Esta incapacidad para darforma al personaje novelesco es quiz el gran error de Bayocomo novelista, ya que cuando no se recrea a s mismo como per-sonaje suele proponer tipos costumbristas. Esto hace que casi to-dos sus personajes, que no sus tipos, sean muy parecidos a l,incluso fsicamente, ya que son su retrato idealizado: altos, del-gados, morenos, frente ancha y ojos grandes, nariz larga y edadindefinible.

    En este libro, el personaje protagonista, tras el que se encu-bre, es tambin el narrador y, por lo tanto, la voz omnmoda delrelato, en el que apenas caben opiniones y palabras de los de-ms. Comienza describindose como un personaje propio de lanovelstica del XVII, caballero andante o pcaro, modelos que te-na muy cercanos:

    soy un caballero andante de nuevo cuo, o, si le parece a us-ted mejor, un pcaro; porque a esto viene a parar la antiguacaballera traducida a la prosa de la vida corriente. JornadaVI, II.

    Pero no estamos ante un personaje picaresco, sino frente a unhidalgo ilustrado que paga sus gastos y viaja en busca de placery conocimiento, alguien que no tiene que ganarse la vida y quetampoco ofrece una visin crtica de la sociedad de clases sinotodo lo contrario. Tambin ha cambiado el tipo de aventuras, bienpoco picarescas y, sobre todo, la perspectiva desde donde sonobservadas.

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  • Adems del protagonista, aparece como alter ego de Bayo, elnaturalista tirols Jenaro Scherer, que repetir en El peregrinoen Indias con el nombre de Otto Eder, al que corresponden lasconsideraciones finales del libro y que, gracias a su nacionalidadsuiza, transforma la crtica del autor sobre la raza parda, es de-cir, sobre lo espaol y los espaoles, en constataciones cientfi-cas y objetivas propias de un investigador.

    Otros personajes en los que Bayo se proyecta y que realmen-te se le parecen son: el seor Vicente, el peregrino, que hace elpapel de un prncipe azul viejo y casto que resuelve el caso deuna nia Cenicienta prohijndola y eliminando todos los ele-mentos erticos de la narracin primitiva; y, tambin, PedroMingote, acabada descripcin de su autntico yo viajero (lostrotatierras o viajeros que se dan el gustazo de andar por el mun-do, a pie y sin dinero Jornada VI, I), o el sacerdote de la jor-nada sptima y el halconero de la octava y la novena. Todos ellostienen en comn los rasgos ms definitorios de la personalidadde Bayo: son buenas personas, cincuentones y solteros y con ex-traos complejos frente a las mujeres.

    Los personajes femeninos son tpicos y estn consideradosnicamente en funcin de su relacin de parentesco con el hom-bre (madre, hija, hermana, sobrina o esposa). Apenas ocupanunas breves lneas, no comen en la mesa con los hombres, ni par-ticipan en la conversacin. Slo hay dos mujeresmadres que ha-blan para defender a sus hijos: la madre de la Partiquina y laGenerala de Arenas, de la Jornada IX que acaba, justamente, conun sainete en verso cuya comicidad radica en un marido mal-tratador que muele a palos a su mujer.

    Esta falta de solidez de los personajes, como en los cuadroscostumbristas, en gran parte se debe a la intencionalidad tem-poral que los origina; se buscan seres inmutables al paso deltiempo, modos de ser en vez de formas de estar, seres que ma-nifiesten los caracteres nacionales permanentes y no perso-najes del momento, y por tanto, se describen esencias y no se-res individuales en un tiempo histrico concreto.

    Del paisaje tambin se busca, la mayor parte de las veces, lanota pintoresca, adjetivo central del universo costumbrista.Todo ello est muy lejos an del sentimiento del paisaje que ca-

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  • racteriza a la generacin del 98, y as, su apreciacin de Casti-lla es negativa, pues sus descripciones atemporales estn muyalejadas de la esttica impresionista que dominaba en la citadageneracin. No obstante est presente un claro amor a la natu-raleza en las breves notas en las que alaba a los animales, seanestos insectos, mariposas o su amigable caballo.

    Su lenguaje es cultista y arcaizante, con un lxico lleno de ar-casmos (carlanca, bisulca, estafermo de almiar, complugar, n-dito, etc.) y latinismos (moloso, fomes), y con unos clichs que in-tentan lo que Montesinos calific de fabla antigua (mucho que s,una su hermana, cuya era la causa, no slo sique tambin, la me-ridiana sera, etc.). El estilo que Bayo busca lo autodefine comoun estilo ameno pero sin pedantera, pero es en realidad unlenguaje arcaico y tpico que reproduce una realidad inventada;no obstante desarrolla con agilidad y soltura dilogos muy vivosque son lo mejor de su estilo, como los de la Jornada II.

    El humor se consigue a base de recursos verbales, funda-mentalmente, y, muchas veces, a costa de las desgracias de losdems, como en las descripciones de los frecuentes timos. In-cluye muchas referencias literarias, unas setenta en total, peroen ninguna de ellas se alude a autores posteriores a 1850.

    No obstante lo ms antiguo de la obra, lo menos novelesco,puede que sea su organizacin. Est dividida en catorce cap-tulos cortos que denomina: Prembulo, Jornadas (doce en to-tal) y Conclusin. El trmino jornada parece que indica el ca-mino que se realiza en un da o, al menos, las diferentes etapasdel viaje, pero no existe tal cosa. Ni tienen un sentido dinmi-co, ni hay progresin alguna, porque el trmino hay que inter-pretarlo a la manera antigua como acto o escena costumbrista.Efectivamente, cada jornada nos presenta una o varias escenascostumbristas nicas, que empiezan y terminan en cada captu-lo, unas jornadas que slo se relacionan entre s por la figuradel autornarrador que persiste en todas ellas y que da ciertagaranta de continuidad. El libro queda organizado, pues, comoun relato sarta que es la estructura medieval caracterstica y, tam-bin, la propia del cuadro de costumbres.

    Estas jornadas estn interpretadas por un personaje diferen-te cada vez, en un escenario diferente, y suelen comenzar con

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  • la localizacin espaciotemporal del cuadro, a la que sigue el en-cuentro casual con diferentes tipos y personajes que protago-nizan las jornadas, y que, a partir de la Jornada VII, se desa-rrollan de la misma manera: encuentro y dilogo, invitacin ala casa y mesa del lugareo, siempre de lo ms ilustre del pue-blo, por lo que se convierte en el interlocutor del autor y eje te-mtico de la escena.

    A veces, la narracin central queda interrumpida por histo-rias intercaladas que imitan las de Cervantes en el Quijote, mo-delo omnipresente aunque en clave costumbrista, y que suelenconsistir en ancdotas que suceden a otros personajes en pre-sencia del protagonista narrador, o en cuentecillos o historiasque alguien comenta. Tambin se ve su sombra en la eleccinde nombres propios que se definen, en la Jornada VIII, comosonoros y significativos.

    Estos incisos suelen estar poco engarzados con la narracincentral (en las Jornadas VII y IX, por ejemplo) y suponen unacierta ruptura en la lnea narrativa, sobre la que se acumulanmateriales a veces farragosos, pero tambin hallazgos narrati-vos interesantes, ya que estn introducidos pensando en infor-mar y sorprender al lector. Otros incisos menos justificados losocupan discursos, canciones, una funcin de tteres, de la quetranscribe el texto completo, y un variado tipo de informacinenciclopdica con datos geogrficos, histricos, mdicos, degastronoma, etc., junto con muchas reflexiones personales delautor sobre todo lo que le rodea, hechas a travs del viajeroprotagonista y sus alter ego. Esta variedad de materiales motivauna escritura poco homognea y la obra pasa varias veces de es-cena costumbrista a libro de viaje, segn predominen unos ele-mentos u otros.

    Uno de los aspectos ms interesantes es la opinin del autorsobre temas cientficos y sociales, como el futuro de la energaatmica o el atraso de la agricultura. Pero en lo que ms se ex-tiende es en la exposicin de un modelo social que tiene bas-tante que ver con la mxima del despotismo ilustrado: todopara el pueblo pero sin el pueblo, mxima implcita que vaacompaada por su declaracin de fe en la educacin, lo cualle acerca a las posturas regeneracionistas del siglo XIX y le lleva

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  • a censurar fuertemente la terrible situacin de escuelas y maes-tros (Jornada VII).

    Finalmente, es muy llamativa la central Jornada VI en la queexpresa su filosofa vitalista y autodefine su personalidad, a tra-vs del personaje de Pedro Mingote, en los siguientes trminos:

    Gran cosa es el resignarse con su suerte repuse;como que esto fue en tiempos principio de sabia filosofa, aun-que es ahora prurito quijotil que da patente de vencido.

    S; tal es el calificativo puesto en moda por ciertos soci-logos modernos, apologistas de la grandeza material y cuan-titativa. Se es un vencido cuando no se escalan las alturas; comosi el todo de la vida fuera el xito.

    [...] dcese que la vida es un combate continuo; pero tengopara m, y en esto pienso como Novicoff, que el principio quedomina en la Naturaleza no es la lucha, sino el principio de la ex-pansin de la vida. La cursiva es nuestra.

    A continuacin el autor, a travs de Pedro Mingote, su mscercano alter ego, se describe como un acrrimo individualistarayano en el egotismo, enemigo de la sociedad actual y de suvida codificada y reglamentada, ni idealista ni utopista sino unestoico. Pero, algo ms tarde, Mingote es amonestado por el pro-pio narrador, como alguien egosta que vive slo en s y para s,aunque, al final de la Jornada VI, le deja definirse como quizse definira a s mismo:

    Lo confieso; soy un espaol rezagado del siglo XVII.

    LAZARILLO ESPAOL. GUA DE VAGOS EN TIERRAS DE ESPAA

    POR UN PEREGRINO INDUSTRIOSO (1911)

    Es su segundo libro de viajes y su mayor xito literario, comolo demuestran las cuatro ediciones que tuvo, y quiz podramosaadir que es tambin su mejor obra. Persisten los elementoscostumbristas aunque en menor nmero, lo mismo que conti-nan las historias intercaladas, pero mejor relacionadas con la

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  • historia principal. Aumentan los dilogos giles y las situacionesy descripciones novelescas, alguna tomada de su amigo Po Ba-roja, como la descripcin del suburbio sevillano del captulo V:el crculo dantesco. Lo cierto es que esta obra se puede conside-rar el crisol de su pensamiento y de su quehacer literario, ya queen ella encontramos las opiniones y la visin del mundo clara-mente expresada a travs de la voz narradora y sin apenas in-terponer personajes ni alter ego que las distorsione.

    Le concedieron el premio Fastenrath de la Real Academia Es-paola en competencia con El rbol de la ciencia de Po Baroja,lo cual es un gran mrito, aunque tal como lo relata Baroja ensus Memorias, ponindolo en boca del propio Bayo, esto se de-bi ms a la inquina de Leopoldo Cano, uno de los jueces, quea la mayor vala del Lazarillo (ob. cit., I, 732).

    Escrito de forma ms gil que el anterior, no busca un estilotpico, todos los personajes hablan igual, en un estilo culto peromenos arcaizante, aunque, a veces, resulta algo inverosmil porcultista. Tambin estn mejor trabajados los personajes y losacontecimientos, pero no falta la cultura libresca de las citas (in-cluso aumentan hasta un total de 91) y persiste la presencia desus modelos literarios, incluso en su organizacin, ya que esteviaje sigue el itinerario de la segunda parte del Quijote que lle-va a los hroes manchegos, como a nuestro protagonista, hastaBarcelona, circunstancia que el autor recuerda en varias oca-siones a lo largo de la obra y, sobre todo, en el coincidente finalde la misma.

    Est organizado en doce captulos que ya no llama Jornadassino Libros, y cada uno de ellos aparece subdividido en variaspartes sealadas con nmeros romanos, y un ttulo que resumeel contenido. Estos Libros estn separados entre s pero que-dan mejor unidos por el trayecto general del viaje y, dentro deellos, por el lugar geogrfico que se describe y que da ttulo acada uno de los doce captulos: En tierra manchega, Mi en-trada en Andaluca, Mi Semana Santa en Sevilla, etc.; mien-tras que en El peregrino prcticamente todos los captulos (nue-ve de doce) aparecan titulados por los personajestipo que losprotagonizaban (El anarquista de Valdeiglesias, El viejo y lania, Un modelo velazquista, Un cura de aldea etc.). Tam-

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  • bin en el Lazarillo aprovecha los apartados para introducir his-torias variadas, pero el conjunto aparece mejor organizado y me-nos inconexo que en su antecesor.

    Tambin ha variado el protagonista y narrador que, de ser Pe-regrino ilustre y a caballo, pasa a ser Lazarillo caminante, algo quele acerca a este otro modelo literario, aunque slo sea porqueviaja a pie y sin dinero. De todas formas, el personaje en s va-ra poco ya que sigue siendo el hidalgo pobre pero generoso yestoico que protagoniz su obra anterior, slo que ahora en-carna, ms claramente, una de las contradicciones que tambintuvo el autor en la vida real, ya que en su personaje se enfren-tan claramente su apariencia exterior de vagabundo con surealidad interior caracterizada por clase social, formacin, sen-timientos y actitudes hidalgas.

    Ideolgicamente, en cambio, no se ha alterado mucho su pun-to de vista conservador que sigue siendo muy favorable a losprincipios cristianos; incluso se muestra gran amigo de los cu-ras, quiz porque le permiten hacer gala de sus conocimientosde latn, as como de los antiguos valores seoriales e hidalgos;pero s se muestra ms cercano a los habitantes de los pueblosque recorre, de forma que, en vez de disertar sobre sociologao historia, prefiere hacerlo sobre costumbres campesinas y po-pulares. Un ejemplo de este cambio puede ser el tratamiento delnico acontecimiento amoroso de ambos libros, que en El pere-grino se resuelve dentro de la castidad ms absoluta, El viejo yla nia, mientras que en Lazarillo narra una historia amorosacompleta, la seduccin por parte del narrador de una ingenuapastora a la que acaba pagando sus favores, aunque de manerasolapada y, si bien est descrita slo en sus prolegmenos, lo hacecon abundantes pormenores y notable pulso narrativo (Mi tro-piezo con Venus).

    Otro dato de modernidad lo ofrece la organizacin temporaldel relato, que est enmarcado en un tiempo cronolgico querespeta y que se extiende a los tres meses de la duracin del via-je. Tambin hay un dato de tiempo referencial que sita el viajeentre 18801886, que son los nicos aos en los que Mara delas Mercedes fue princesa de Asturias, y de la que se dice, al ter-minar el libro, que celebraba su santo el da de la llegada del

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  • protagonista a Barcelona. Sin embargo escasean las ensoacio-nes histricas tan presentes en El peregrino, sobre todo en tornoa la figura del Emperador Carlos y su tiempo, y tambin la nos-talgia que inunda al peregrino y que podra resumirse con elverso de Manrique: cualquier tiempo pasado fue mejor.

    Pero donde el cambio es ms notable es en el tratamiento delespacio. Los escenarios interiores costumbristas y casi de cartnde la obra anterior dejan paso a una mayor presencia del sen-timiento del paisaje, y a una pasin descriptiva que constituyeuno de los grandes hallazgos del libro. Estos escenarios son ensu mayora campos y ciudades, e incluso algunas de las histo-rias narradas se modernizan y defienden nuevas costumbrescomo lo saludable de los baos de mar en Almera, y la culturade los balnearios, que reaparecer en sus Manuales de higiene delverano. Con visin noventayochista destaca en sus descripcionesla importancia de la luz y lo cambiante de los paisajes gracias a losamaneceres y los crepsculos, momentos que destaca como los msinteresantes del da. Este impresionismo innovador est pre-sente en casi todas sus descripciones, incluso en su, ahora, msfavorecedora visin de Castilla.

    En cambio, se distingue de los autores del noventa y ocho ensu visin positiva del mundo y de la vida, un sereno optimismoque le parece el elemento ms importante para ser feliz o, al me-nos, para llevar mejor los inconvenientes y desgracias de la vida.Este sentimiento positivo es alabado reiteradamente, e inclusose cita de forma expresa hasta en tres ocasiones a lo largo del li-bro: cierto que se pasan fatigas e incomodidades; pero ellas sereducen a cero al fin de la jornada, si uno sabe revestirse de ni-mo y se acostumbra a ver las cosas por el lado alegre. (Declara-cin del autor). Esta bsqueda del lado positivo de la vida significareducir a trminos realistas el manto de armio de Maquiave-lo de su obra anterior, con el que se cubra a s mismo a la horade escribir y, por tanto, con el que llegaba a esconder el mun-do y la realidad.

    Quiz es el momento de recordar que don Ciro era un hom-bre descrito por sus contemporneos como de personalidad con-tradictoria y arbitraria, que no escuchaba a los dems (Baroja),y que defenda sus criterios personales, incluso, por encima de

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  • leyes y justicias humanas. Un individualista a ultranza que, porello mismo, constituye un ser humano muy original, nico, quedestaca sobre el conjunto ms homogneo de muchos de suscontemporneos, lo que lleva aparejado una obra literaria tam-bin original aunque no pueda llamarse innovadora.

    Todos los cambios que se dan en esta obra, Lazarillo espaol,a los que hemos aludido, puestos en comparacin con El pere-grino entretenido, estn recogidos de forma sinttica en sus ttu-los, que, enfrentados entre s, expresan por s mismos un uni-verso de diferencias que podran resumirse en una mayorconcrecin frente a un deseo de falsa universalidad, en ms rea-lismo y menos costumbrismo, como expresa, tambin, el anlisisdel narrador en las dos obras. Del historiador universalista que con-templa los siglos en su conjunto y desvaloriza el presente que leha tocado vivir, pasamos a una visin ms cercana a la de un no-velista, que ve desde su yo (que expresa de forma contundente yreiterativa) y no juzga tanto, sino que mira con afecto el peque-o mundo de los seres humanos con los que se va encontrandoen el camino, una misericordia artstica que le incluye y le disculpatambin a l. Algo que queda manifiesto en la despedida del li-bro, recogida en un post scriptum, y que cierra con el reconoci-miento de su pobre apariencia pero escondida sabidura: Deba-jo de una mala capa se esconde un buen bebedor.

    Lo cierto es que este libro ofrece, incluso, ciertos rastros desu propia biografa, por ejemplo, en el libro once describe suoptimismo vital y el cristal de color de rosa con el que mira lavida que se ha fabricado en las moradas del alma y en el duo-dcimo, sus inconclusos estudios de Derecho en Barcelona, y,quiz, tambin sea verdad el motivo por el que dice que losabandon: el suspenso que recibi en un examen de Derechocivil ante su peregrina iniciativa de contestar las preguntas delexamen en verso.

    En la primera edicin del Lazarillo se incluyen como prlogounos comentarios bastante costumbristas que haba hecho Azo-rn sobre El peregrino entretenido, y en la tercera edicin, se re-cogen como apndices esta crtica y otra de Bernardo G. de Can-damo. En todo caso, ninguna de las dos me parecen adecuadasal Lazarillo, aunque quiz s lo eran para El peregrino; la de Azo-

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  • rn, porque alaba el libro como gua sentimental y por el hechode haber sido escrito en estilo sencillo, natural, castizo, sin afec-tacin... con menos prejuicios que las guas al uso escritas porviajeros franceses o ingleses; y la de Candamo, porque alaba enla obra el esfuerzo de Bayo por rescatar lo que an queda, detodo lo irreductible al paso de las ideas y de la cultura, de lo quepermanece en su indiferencia de roca, en su terquedad de tron-co centenario igual siempre, sin conmoverse, sin adaptarse.

    CON DORREGARAY. UNA CORRERA POR EL MAESTRAZGO (1912)

    Es un relato que tiene tambin un soporte autobiogrfico cla-ro, sobre todo al comienzo del libro, aunque va desaparecien-do segn va llegando al final y describe la toma de Cantavieja.En l narra su militancia en las filas carlistas durante unos me-ses de 1875; aunque fue publicado mucho ms tarde, treinta ysiete aos despus, lo que da lugar a que la imaginacin y, so-bre todo, las lecturas hayan recreado la experiencia personal de-jndola, seguramente, irreconocible. Sus contemporneos ape-nas crean nada de estas aventuras, tantas veces repetidas paraser contadas siempre de forma diferente, agrandadas y desvir-tuadas, seguramente, pero con ms fondo de verdad de lo queaparentaban.

    Sobre esta experiencia carlista ha hablado Julio Caro Baroja ensu libro Semblanzas ideales (Madrid, Taurus, 1972, pags. 93108),en el que le dedica un captulo titulado Un escritor aventu-rero.

    El tiempo en el que est centrado el relato, verano de 1875,coincide con un momento crtico en la historia de Espaa. Hacaslo seis meses que el general Martnez Campos, en su pronun-ciamiento de Sagunto, haba liquidado el perodo revolucionarioiniciado seis aos antes con el derrocamiento de Isabel II. Atrsquedaba la primera Repblica Espaola para dar paso a la Res-tauracin borbnica.

    La segunda guerra carlista haba comenzado en abril de1872, y, al amparo de la debilidad de los gobiernos de Madridy de la sedicin imperante en sus Fuerzas Armadas, haba al-

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  • canzado en 1874 su momento de mayor poder en trminos deterritorio ocupado. Apenas iniciada la Restauracin, y con ella,el gobierno de Cnovas, se agudiz la ofensiva contra el carlis-mo, al que se le enfrentaron esta vez batallones disciplinados ybien pertrechados que en el breve perodo de un ao (1875)iban a concluir la segunda guerra civil espaola. El general Mar-tnez Campos, pacificador de Catalua, consigue en el Maes-trazgo importantes victorias, entre ellas la que sirve como basehistrica a este libro: la toma de Cantavieja, colofn de la de-rrota del Ejrcito carlista del Centro al mando del general Do-rregaray.

    Bayo era carlista por meras circunstancias personales, que nosdescribe en los dos primeros captulos del libro, y que consistanen la huida y abandono del hogar materno, cuando tena quinceaos, ante el segundo matrimonio de su madre con su, desde en-tonces, odiado padrastro. Esto le permite tener una visin bas-tante objetiva de los aciertos y errores de los dos bandos en liti-gio. Y as muestra la profunda desunin y continuas traiciones enel ejrcito del pretendiente, que tena un cura en cada batallnpero ningn mdico, y describe con mritos semejantes a los gran-des personajes de los dos bandos: Martnez Campos y Jovellar deun lado, Dorregaray, Gamundi y Cucala del otro.

    La obra es una amalgama de experiencias personales y, sobretodo, de conocimientos librescos. As, al describir tcticas o for-tificaciones militares entrevemos, a veces los cita directamente,a Tito Livio y a Csar, pero cuando habla de lo que en la gue-rra significa la lluvia, descrita prolijamente, o los cantos de lossoldados, y nos describe las charlas nocturnas entre los que soncontendientes en una guerra civil, descubrimos la experienciadirecta del que ha vivido estas situaciones.

    El autor demuestra sus conocimientos de estrategia y descri-be pormenorizadamente batallas y despliegues que recuerdan losque, para entretener el camino, organizaba en el viaje que hizoa Yuste con los hermanos Baroja. Ricardo tambin dedica unaspginas a su bohemio compaero de viaje en su obra Gente de lageneracin del 98 (Barcelona, Juventud, 1969, pgs. 102108).

    Ciro Bayo tena en gran concepto a los militares de carrera,l mismo cuenta repetidamente cmo intent serlo, y esto le lle-

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  • va a proyectarse a s mismo en uno de los personajes de su li-bro, el comandante Morinchn, al que trata con especial cui-dado y que define como buen soldado, generoso y latinista, deunos cuarenta aos y traductor de Csar, De bello Gallico, la obraque se deja sentir en muchas ocasiones a lo largo de Con Dorre-garay. Pero no es la nica fuente literaria que subyace en la obra.Las treinta y tantas citas expresas se extienden a casi todas laspocas y pases de la cultura occidental, eso s, no posteriores a1850. Desde Homero a Pascal y de Csar a Shakespeare los prin-cipales autores europeos se encuentran representados.

    Entre los espaoles destaca la presencia de Cieza de Len,a quien utiliza como lema en el comienzo y el cierre de la obra,as como la omnipresente huella de Cervantes y el Quijote, quefue su libro de cabecera durante toda la vida: ya muy ancia-no Bayo, nos cuenta alguno de sus bigrafos, se le oa por lasnoches leer en voz alta trozos largos de su autor favorito. Estapresencia cervantina tambin atae a la persona de don Mi-guel, ya que MorinchnBayo, su nuevo alter ego, es heridoen el brazo izquierdo. En varias ocasiones se muestra a s mis-mo como un don Quijote sobre su caballo, cuando va a in-corporarse a las filas carlistas, en compaa de su escudero,el paero, al que en alguna ocasin llama Sancho. Incluso loscuentecillos que intercala en la narracin, como la ria entrevarios pescadores y su patrn por el tesoro de la barca, o losamores del espa y la moza, recuerdan los episodios interca-lados del Quijote.

    Su forma de escribir, paralela a su concepcin del mundo, tra-ta de ser objetiva, aunque su visin de la realidad parte de unaposicin un tanto privilegiada, de seorito, como se califica a smismo repetidas veces. Destaca esta objetividad Manuel Car-denal de Iracheta, el mejor de sus bigrafos, que dice:

    las nuevas generaciones... han visto en l un antecedentede ciertos gustos de nuestros das y de cierta manera de verlo espaol, clara y asptica con poca poltica y con menosideologa que tiene su representante hoy en Camilo JosCela (Comentarios y recuerdos, Madrid, Revista de Occidente,1972, pg. 191).

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  • Su lenguaje se cie y adecua, esta vez, a cada uno de sus per-sonajes. As Morinchn, los generales, l mismo, se expresan enun castellano culto aunque a veces es excesiva la preocupacinpor la correccin y su estilo pierde espontaneidad y se endure-ce, pero cuando hablan personajes del pueblo, las voces popu-lares (menglana, sarjantana, mao), los rusticismos (son asina,paice mentira) se entremezclan en su habla y nos describen alpersonaje mejor que muchas frases.

    Tambin queremos sealar un aspecto que hace muy amenala lectura del libro y ese es el humor, un humor directo y claro,a veces coprolgico a la manera de algunos episodios del Quijo-te, como la vaciada del orinal sobre el impoluto y soberbio ofi-cial zuavo Gouvin, que aleja la obra de los aspectos ms terri-bles de la guerra apenas entreverados en las muertes de losoficiales, al final del libro, y en la descripcin del asedio y capi-tulacin de Cantavieja.

    Lo que no est presente en este libro es el sentimiento no-ventayochista del paisaje del que hablbamos en su obra ante-rior. Ahora lo que despliega ante nuestros ojos es el mapa de lazona, con abundantes nombres de pueblos y ciudades, perocomo mero escenario de los movimientos de la tropa y el ir yvenir de uno y otro ejrcito. El mundo de la guerra y la vida delcuartel son las descripciones ms conseguidas, sin nada de idea-lismo, como la descripcin de los sistemas de reclutamiento e ins-cripcin, la vida cuartelera, la escasez constante de armamen-tos, vveres y pertrechos, as como la pormenorizada descripcinde uniformes y arreos militares.

    El sistema de organizacin del texto ha variado notablemen-te; ya no hay doce libros con sus subdivisiones interiores que na-rran una variedad grande de sucesos y lugares, sino una meraenumeracin de captulos, que llegan hasta veinte, en torno aun nico tema que es la guerra carlista. Estos captulos no tie-nen ningn ttulo o resumen de contenido que los explique, yaque la obra est construida como si fuera la transcripcin de undiario, al menos en sus ltimos captulos, lo cual dota al libro deuna innegable apariencia de veracidad y transforma a su autoren un historiador veraz, como intenta corroborar la cita final deltambin historiador Cieza de Len.

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  • ORFEO EN EL INFIERNO (NOVELA) (1912)

    Es su primera novela publicada y, en ella, narra una historiade seduccin folletinesca con el viejo argumento del Pamphiluso La Celestina, en la que el barn de San Jorge, viejo, rico y des-preciable, seduce a una joven ingenua y pobre, apoyado por unaalcahueta sin escrpulos. La joven muere pronto de pulmonay remordimientos pero su antiguo novio, un primo ex semina-rista, la venga en la hija del barn de forma contundente perocasta.

    Con esta novela ejemplar Bayo intenta dar una leccin mo-ral y prevenir a las jovencitas de los peligros de alcahuetas y se-ductores con sus seuelos de lujo y vestidos. La tesis que Bayoquiere demostrar es que la religin catlica y sus preceptos sonla nica salvaguarda del individuo y cuando ambos se olvidansobreviene la tragedia. Los personajes modlicos de la novela sonlos sacerdotes y, en menor medida, las monjas, nicos educa-dores adecuados para prevenir los errores del amor juvenil, yaque el joven protagonista de la novela, Miguel Mendi, no es sinoun Orfeo condenado a perder a su amada a pesar de su bel can-to. Estudiante de un seminario, deja los hbitos por el amor desu prima y, tras esta traicin, perder sucesivamente, y en jus-to castigo a su desercin, a sus dos enamoradas: Mara Mendi yJuana, la hija del barn de San Jorge.

    Ideolgicamente es la obra de Bayo que defiende con ms cla-ridad los principios catlicos convencionales, esos que propug-nan prudencia mundana ms que caridad evanglica, comopuede verse en el captulo XI en las largas amonestaciones delvicario a su sobrino. A su vez, en numerosas citas se culpa a lamujer como la causa del pecado y de la perdicin del hombre,ya que es evidente en este libro la presencia de la misoginia dela poca, que Bayo hace suya, y en la que llega a introducir, enel captulo IV, una cita de Eurpides, puesta en boca de don Ba-silio, el to sacerdote, con una de las frases contra las mujeresms famosas de la historia literaria: Lstima no sea posible alos hombres tener hijos fuera de las mujeres, as viviran exen-tos de males. Es tan contundente la tesis de Bayo en esta no-vela, que parece que resuenan en ella ecos autobiogrficos, ya

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  • que fue parecida la historia de la propia madre del autor y de lmismo, como hijo natural de un banquero, si es cierto lo que diceBaroja en sus Memorias. Quiz por esto, los personajes femeninosmejor tratados son las tres jvenes engaadas: Mara, Olimpia yLuisa, a las que trata paternalmente, puesto que sus crticas vandirigidas, fundamentalmente, contra la categora mujer.

    El autor conserva la costumbre, adquirida en sus libros de via-je y en sus lecturas costumbristas, de intervenir directamente enla historia contada. Desde las primeras pginas surgen alusio-nes y comentarios al lector con los que se sita por encima delrelato, rompiendo el mundo cerrado de la coherencia noveles-ca, como haran ms tarde ValleIncln y la novela posterior,aunque con otra intencin y mejor fortuna.

    Lo que pretende Bayo es alejar al lector del argumento, qui-z para provocar en l la reflexin moral, es decir, dar ms im-portancia al movere que al delectare, como en las narraciones delSiglo de Oro, lo cual, por un lado, atena los excesos melodra-mticos del argumento y mejora las escenas demasiado sensi-bleras, pero tambin hace perder credibilidad a la narracin,que carece de anlisis de sentimientos y de profundidad psico-lgica. Esta distancia se consigue tambin gracias a otros recur-sos como la irona, por ejemplo, en los ttulos de los captulos:En el que se vislumbra el porqu del ttulo de este libro, Delcao al coro, Del coro al cao, Lo inevitable, etc.

    En cuanto a la estructura del relato, continan los incisos quele permiten incluir sus variados conocimientos a travs de anc-dotas y chascarrillos cmicos, apotegmas quevedescos, referen-cias mitolgicas, adivinanzas, letras de arias de pera, datos geo-grficos, costumbres vascas, e incluso, dos representacionesteatrales, una de las cuales, la comedia de los perros, cierra laobra a manera de un entrems del Siglo de Oro, rompiendotoda la coherencia del final folletinesco del relato. Y es que ter-minar las obras era uno de los problemas constantes del escri-tor, que lo resolva recurriendo a otros autores o a refranes y ci-tas o, como en este caso, a un entrems. El nmero de pginasque dedica a este conjunto de informaciones variadas es casi elmismo que el que dedica a la historia central, lo que origina unritmo narrativo bastante quebrado.

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  • La obra est dividida en dos partes, la primera, con once ca-ptulos y cien pginas, en la primera edicin, corresponde a lapresentacin de los personajes y de su universo vascongado,as como sus costumbres. El escenario son las ciudades de Pasa-jes y San Sebastin, que abandonan en el ltimo captulo, parainiciar el viaje simblico al infierno moral, al marcharse Miguela Miln seducido por el deseo de ser un gran cantante, y Mara aMadrid engaada por la alcahueta. La segunda parte tiene die-cisiete captulos y ciento cuarenta pginas y se desarrolla todaen Madrid, ciudad que supone, naturalmente, el espacio de laperdicin, ya que la obra ofrece, espacialmente, la anttesis mo-ral que puede resumirse en el viejo tpico clsico de menos-precio de corte y alabanza de aldea.

    Los escenarios madrileos son muy realistas: la casa de la al-cahueta, el caf, los reservados de los restaurantes, el merenderode El Pardo, el estudio del pintor y, sobre todo, la guardilla deMara, que es una clara trasposicin de la del autor, incluidassus dos caractersticas ms dolorosas: la soledad y el fro. Sin em-bargo, los escenarios vascos, que tambin estn bien descritos,resultan ms tpicos por el deseo de introducir trminos eneuskera que estn trados de forma bastante forzada: En el po-mar oy el aid de un boyero, y conociendo quin era por la vozahuec una mano y solt el irricina (cap. V). Algo parecido su-cede con los personajes, de los que slo estn descritos como ta-les los protagonistas, Mara y Miguel, mientras que los demsson tpicos como la alcahueta, el viejo estuprador, los pintores,el cura, el profesor de canto, o tpicos tipos costumbristas comoel pelotari vasco.

    El estilo es semejante a sus obras anteriores, todos los perso-najes hablan de la misma manera culta y con abundantes citas,hay setenta en total, y slo se diferencian por la inclusin de l-xico en otras lenguas como el euskera, el latn, el italiano o tr-minos criollos que incluye sin apenas motivo.

    A pesar de lo dicho hasta aqu, cuando la novela corre sin inte-rrupciones, el ritmo de la prosa es bueno y la narracin es gil einteresante, consiguiendo atrapar la atencin del lector con susgrandes conocimientos de la vida y el nacionalismo vasco, porejemplo. En el caso de esta novela, esto sucede, incluso, aunque

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  • sea evidente el devenir de los acontecimientos y prcticamente sesepa lo que va a pasar, puesto que el argumento se conoce ya des-de el ttulo de la obra. Es lo que sucede en las novelas de gnero(rosa, negra, de aventuras, del oeste, etc.), en las que no importatanto lo que pasa, ya que el argumento es siempre muy pareci-do, sino que lo interesante es el cmo est contado esto que pasa.

    Esta definicin de novela de gnero o de tesis podra ser laadecuada para esta primera novela de nuestro autor, que ya noes un mero cuadro costumbrista, ni slo un folletn decimon-nico, pero que tampoco llega a ser una autntica novela mo-derna. Quiz porque el bueno de don Ciro nunca lleg a pre-ferir la ficcin a la vida real, en otras palabras, nunca lleg avalorar la novela tanto como la historia a la que se dedicar du-rante los veinte ltimos aos de su vida.

    ALICIA REDONDO

    NOTA A NUESTRA EDICIN

    Reproduce fielmente la primera edicin de cada una de lasobras publicadas y ha sido preparada en colaboracin conTatiana Boal. Las nicas novedades son la correccin de las erra-tas evidentes, as como la modernizacin de la ortografa. Tam-bin se sistematizan los usos de los signos de puntuacin, as comolos de exclamacin e interrogacin y las comillas y guiones.

    A. R. y T. B.

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  • BIBLIOGRAFA

    I. OBRAS DE CIRO BAYO. PRIMERAS EDICIONES

    Libros de viajes y novelas

    El peregrino entretenido. (Viaje romancesco), Madrid, 1910.Lazarillo Espaol. Gua de vagos en tierras de Espaa por un peregrino

    industrioso, Madrid, 1911.Con Dorregaray. Una correra por el Maestrazgo, Madrid, 1912.Orfeo en el infierno. (Novela), Madrid, 1912.El peregrino en Indias. En el corazn de la Amrica del Sur, Madrid,

    1912.Chuquisaca o la plata perulera. Cuadros histricos, tipos y costumbres

    del alto Per (Bolivia), Madrid, 1912.La reina del Chaco. Novela americana de aventuras, Madrid, 1935.Por la Amrica desconocida, Madrid, 1920; y Las grandes caceras

    americanas. Del lago Titicaca al ro Madera, Madrid, sin ao (1927);son dos obras de reelaboracin de las ya publicadas.

    Poema pico

    La Colombiada, Madrid, 1912.

    Lengua y romances de Amrica

    Vocabulario criolloespaolsudamericano, Madrid, 1910.Romancerillo del Plata. Contribucin al estudio del romancero riopla-

    tense, Madrid, 1913.Romancero criollo. Prlogo y vocabulario de Ciro Bayo, Madrid,

    1921; y Manual del lenguaje criollo de Centro y Sudamrica, Ma-drid, 1931; son reediciones de los libros ya publicados.

    A su vez Vocabulario y Romancerillo son reelaboracin de sus ar-tculos previos: La poesa popular en Amrica del Sur, Ar-chivos, Bibliotecas y Museos, 6, 1902, pgs. 4349; Vocabulariode provincialismos argentinos y bolivianos, Revue hispanique,XIV, 46, 1906, pgs. 241564; y Cantos populares america-nos, Revue hispanique, XV, 4748, 1906, pgs. 796809.

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  • Historia de Amrica novelada

    Los Maraones (Leyenda urea del Nuevo Mundo), Madrid, 1913.Los Csares de la Patagonia (Leyenda urea del Nuevo Mundo), Ma-

    drid, 1913.Los caballeros del Dorado (Leyenda urea del Nuevo Mundo), Madrid,

    1915.

    Historia de Amrica

    Historia argentina en verso, Buenos Aires: Manuel Geraldi, 1910.Examen de prceres americanos. Los libertadores, Madrid, 1916.Aucafil. poca de Rosas, Madrid, 1916. Bolvar y sus tenientes San Martn y sus aliados, Madrid, 1929; e His-

    toria moderna de la Amrica Espaola. Desde la independencia has-ta nuestros das, Madrid, 1930; son reediciones de las ya pu-blicadas.

    Manuales, libros de higiene y otros encargos editoriales

    Higiene sexual del soltero, Madrid, s. a. (1902).Higiene de verano y de los veraneantes, Madrid, s. a. (1902).Coleccin de frases y refranes en accin, Madrid, III, 1903, pgs. 328;

    V, 1904, pgs. 319.Diccionario de conversacin espaolfrancs, Madrid, 1904.Nociones de Instruccin cvica. Rudimentos de Derecho, Madrid,

    1905.Higiene sexual del casado, Madrid, 1913.Venus catedrtica. Tratado de galantera (Biografa), Madrid, 1917.El veraneo. En la playa. En los baos. En la montaa. Itinerarios. Con-

    sejos prcticos. Higiene del veraneante, Madrid, s. a. (1916); y Elgaucho Martn Fierro de Jos Hernndez, prlogo y notas de CiroBayo, Madrid, 1929; son dos obras de reelaboracin de las yapublicadas. Hemos recogido dieciocho traducciones del ma-llorqun, francs, italiano e ingls.

    Lo natural y sobrenatural en el ocultismo, s. a. y El capitn uflo deChaves y la provincia de Chiquitos. No hemos localizado estas dosobras que aparecen anunciadas en otras publicaciones as

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  • como en varios catlogos bibliogrficos, pero quiz no llega-ron a publicarse. Tampoco hemos localizado Epitalamio a lasbodas de Alfonso XII, Barcelona, 1879, y Estudios sobre Lavida es sueo, Barcelona, 1881, que aparecen mencionadospor Bayo en su autobiografa del Espasa.

    II. OBRAS DE CIRO BAYO. EDICIONES MODERNAS

    El peregrino entretenido. Viaje romancesco, prlogo de Joaqun deEntrambasaguas, en Las mejores novelas contemporneas(19101914), IV, Barcelona: Planeta, 1967, pgs. 57250.

    Con Dorregaray. Una correra por el Maestrazgo, prlogo de AliciaRedondo Goicoechea, Madrid: Ediciones del Centro, 1974.

    Coln: Ramn de Campoamor y Camposorio. La Colombiada: dos poe-mas del descubrimiento, Oviedo, Grupo Editorial Asturiano, 1992.

    Lazarillo espaol, Madrid, Espasa Calpe, s. a.Lazarillo espaol, prlogo de Jos Esteban, Madrid: Ctedra, 1996.El peregrino entretenido (viaje romancesco), prlogo de Jos Esteban,

    Sevilla: Renacimiento, 2002.

    III. ESTUDIOS SOBRE SU ENTORNO, VIDA Y OBRA. SELECCIN

    ALFONSO, Jos, Siluetas Literarias, Valencia: Prometeo, 1967,pgs. 117119.

    ARIAS, Augusto, Papeles del 98, mis recuerdos, El correo lite-rario, III, 59, 1952, pg. 1.

    AZORN, Prlogo a la primera edicin de Lazarillo espaol, Ma-drid 1911, pgs. 510.

    BAQUERO, Gastn, Ciro Bayo el de la vida en fracaso no serael triunfador verdadero?, Papeles de son Armadans, XV, XLV,1959, pgs. 283308.

    BAROJA, Po, D. Ciro Bayo y Segurola, La estafeta literaria, 1,1944, pg. 16.

    , Memorias, Madrid: Minotauro, 1955. Reproducidas enDesde la ltima vuelta del camino, Barcelona: Planeta, 1970,vol. I, pgs. 711736.

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  • Este volumen de las Obras Completas deCiro Bayo

    ha sido compuesto e impreso en los talleres de Villena Artes Grficas.

    La encuadernacin se hizo en los talleresde Hermanos Ramos (Madrid).

    Se termin de imprimir en septiembre de 2005.La tirada consta de 1.000 ejemplares

    numerados en arbigo.

    Ejemplar nmero

  • CIRO BAYO

    I

    BIBLIOTECA CASTRO9 788496 452084

    ISBN 84-96452-08-5

    OBRAS COMPLETAS, I

    CIRO BAYOEl peregrino entretenido (Viaje romancesco).Lazarillo espaol. Gua de vagos en tierrasde Espaa por un peregrino industrioso.Con Dorregaray (Una correra por el Maestrazgo).Orfeo en el infierno (Novela).

    BIBLIOTECA CASTRO

    FUNDACIN JOS ANTONIO DE CASTRO