Domingo Cultural 2015/05/24

16
® 24 de mayo de 2015 Cultural Unos 28 niños reciben clase a bordo de un ferrocarril a las afueras del DF. PÁGINAS 6 A 9 El último vagón escuela de México

description

 

Transcript of Domingo Cultural 2015/05/24

Page 1: Domingo Cultural 2015/05/24

®

24 de mayo de 2015

Cultural

Unos 28 niños reciben clase a bordo de un ferrocarril a las afueras del DF. PÁGINAS 6 A 9

El último vagón escuela

de México

Page 2: Domingo Cultural 2015/05/24

Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR GENERAL oRLAnDo TomÁS DEÁnDAR mARTÍnEZ

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑO Mariela Olvera

apartado postal 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

Esperamos sus comentarios en los correos electrónicos: [email protected]

2Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 PsiCologÍA

Por Patricia ramírezEl PAÍs

Cuánta gente anda corriendo de un lado para otro sin saber a dónde va ni a qué ha ido, y sin llegar a valorar si necesitaba ir de prisa o si podría haber hecho lo mismo a otro ritmo. La prisa no es un valor añadido. Nadie es mejor profesional ni mejor persona porque vaya rápido a todos sitios o porque exprese lo estresadí-simo que está.¿Ha calculado cuánto tiempo gana cuando va a toda velocidad? La mayoría de las veces, ir deprisa no

implica caminar más rápido o pensar de forma más ágil. Significa estar y sentirse internamente acelerado.Imagínese encontrándose con alguien conocido que le saluda mien-tras habla por el móvil a la vez que mira el reloj, le estrecha la mano y le sonríe para mostrar lo feliz que se encuentra. Cuando cuelga, le abraza efusivamente, le dice que anda apuradísimo, que va todo el día corriendo, que todo está fatal y que no puede esperar más para tomar vacaciones. A usted apenas le deja hablar, no le pregunta cómo le va, se despide diciendo que a ver

La prisa comoNo va más rápido el que más corre. Priorice, diga

no y establezca horarios. Su existencia y su trabajo se beneficiarán del cambio

estilo de vida

“Una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo”.

GiLBerT KeiTH CHeSTerTon.

Page 3: Domingo Cultural 2015/05/24

324 de mayo de 2015 / el mañana / DomingoPsiCologÍA

Para saber máswEl libro ‘Momo’, Michael Ende.

wlA PElÍCulA‘El guerrero pacífico’, Víctor Salva.

wlA frAsE“Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir”. Robert Louis Stevenson

“En este siglo acaba-remos con las enfer-medades, pero nos matarán las prisas”.

GreGorio Marañón.

cuándo se reúnen y sale disparado. Escenas como esta se viven todos los días en la calle de una gran ciudad. Muchas personas viven aceleradas e instaladas en la prontomanía, en la necesidad de contestar a todo de forma inmediata como si no hubiera un mañana. Da la sensación de que la prisa da prestigio porque indica que está ocupado, muy ocupado, y eso se interpreta como que es un gran pro-fesional. Falso. La velocidad también puede ser sinónimo de mala gestión del tiempo, de desconcentración, de olvidos y desequilibrio personal y profesional. Mucha gente no dejaría sus asuntos importantes en manos de alguien que no tiene cinco minutos para sonreír, para preguntar cómo estamos, para hablar de forma con-versacional un momento y transmi-tir paz y sosiego.La persona que convive con la prisa lo hace también con el estrés y la ansiedad, no disfruta del momento porque está anticipando el futuro. Deja la vida pasar porque no observa lo que ocurre en el presente y no escucha lo que le dice la gente por-que su cabeza piensa a 200 revolucio-nes. También tiene más probabilidad de tener un accidente porque se salta límites con tal de ahorrar tiempo.La prisa llega a convertirse en un esti-lo de vida. De hecho, mucha gente no sabe qué hacer con su tiempo libre cuando lo tiene. Estar desocupado les produce malestar, sensación de pérdida de tiempo, incluso falta de autoestima porque… “¿cómo puede ser que no esté haciendo ahora algo, qué dice eso de mí?”. Para este tipo de personas, el aburrimiento es algo desagradable, vacío y sin sentido. Por eso siguen corriendo aunque ni siquiera sepan hacia dónde.¡Basta! Pare, reduzca, contemple, mire a su alrededor y levante el pie del acelerador. Tiene derecho a ele-gir el ritmo que quiere imprimir a su vida, a tener tiempo para su ocio, para pasear sin rumbo solo por el placer de hacerlo. El tiempo no es algo que deba consumir en grandes cantidades y a borbotones. El tiempo es algo para saborear, incluso cuan-do tiene que entregar un informe de forma urgente. ¿La calidad de ese trabajo será mayor si lo redacta estresado? ¿Encuentra mejores solu-

ciones? ¿Es más creativo? ¿La vida le va mejor y disfruta más de ella? La respuesta a todas estas preguntas es un rotundo no. Hacer cientos de cosas y no disfrutarlas es como no hacer nada. Las personas con calma, las que optimizan su tiempo para tra-bajar y disfrutar de la vida en todos los sentidos, dan buen rollo y, a más de uno, envidia. ¿Cómo lo consiguen?Priorizan. ¿Qué es importante y qué no lo es? Es una pregunta difícil a la que cada uno contesta de forma dife-rente porque depende de una escala de valores personal. Para unos es la familia; para otros, el trabajo o la pro-pia felicidad. La respuesta no importa porque ninguna de ellas es buena ni mala. Lo que sí interesa es ser cohe-rente y actuar conforme a lo que cada uno establece como relevante. Si cree que la familia es lo más importante, pero dedica todo su tiempo al traba-jo, andará corriendo para sacar un momento para su prioridad. Ordene su agenda en función de sus prefe-rencias, con sentido común y respon-sabilidad.se ponen límites en los horarios. Establecerlos nos ordena y agiliza la mente. Saber que a una hora concre-ta el trabajo tiene que estar acabado centra la atención en la actividad. Si esa acotación no existe, el cerebro se dispersa porque sabe que dispone de todo el tiempo del mundo para resolver lo que tiene entre manos. Los límites permiten prestar aten-ción a lo importante; sin distracciones que le exigirán un nuevo proceso de calentamiento para concentrarse en la actividad que es realmente prioritaria. Cada vez que rompe su proceso de concentración, enlentece la tarea, y luego llegan las prisas para acabar-lo todo. Suspira pensando en que no llega, se queda en la oficina más tiem-po del que desearía, se siente culpable por no regresar a casa antes y vuelve a correr para recuperar lo que perdió por no gestionar bien su tiempo.

Dicen una palabra mágica: No. La conducta servicial no puede conver-tirse en actitud servil. Si antepone los deseos de los demás siempre antes que los suyos, luego no lle-gará a poder gestionar sus asuntos. Sus actividades y su relajación son importantes. Esta situación lleva a una vida insatisfecha, en la que predomina la idea de que no tiene espacio para usted mismo y de que sus actividades no son importan-tes. Muchas personas piensan que dedicarse tiempo es egoísta, porque son ratos que podría invertir en los demás. Pero no es así. Su bienestar psicológico y físico depende de su capacidad de disfrute.Desconectan. Del móvil, del WhatsApp, del trabajo, del correo electrónico, de todo lo que les impide disfrutar de otros momentos. Uno de los usos negativos de la tecnología es convertir todo en algo inmedia-to. No está obligado a contestar a toda la información entrante en el instante. La mayoría de ellos no son urgentes. Si lo fueran, le llamarían. Es usted quien ha decidido que tiene que responder a todo con prisa por-que ha cogido ese hábito, porque no tiene paciencia o porque cree que el que le escribe podría molestarse. Aprenda a retrasar, sobre todo si en ese momento está realizando otra actividad que requiere de su aten-ción.Utilizan técnicas que permiten relajarse. Yoga, pilates, deporte, un baño de agua caliente, una llamada de teléfono larga y relajada o una copa de vino al calor de la chimenea. Para estos momentos siempre hay un espacio. Se trata de repartir las horas de forma que obligaciones y ocio estén equilibrados.No buscan la perfección, buscan estar a gusto con sus vidas. Hay personas que buscan mejorar, cre-cer y superarse. Y hay otras que se obsesionan con que todo sea perfec-to y esté controlado. La perfección no existe, ni en la tecnología, ni con nuestro físico, ni en la destreza o habilidad para desarrollar un depor-te. Perderá mucho tiempo intentan-do que algo sea perfecto. Basta con que esté rematadamente bien, no necesita que sea perfecto. Es más, muy poca gente será capaz de apre-

ciar ese nivel de excelencia al que ha dedicado tantísimas horas y que le ha impedido alcanzar el punto anterior: relajarse y desconectar.fluyen. Están presentes, disfrutan y observan lo que acontece a su alre-dedor. No buscan qué hacer a con-tinuación, sino que se dejan llevar por el momento. Dedican tiempo a la vida contemplativa. Para disfru-tar del momento, usted debe estar en el presente, en el “esto, aquí y ahora”. Repetirse estas palabras de vez en cuando le permitirá recor-dar la importancia de los detalles, de atender su momento en lugar de anticipar el futuro.Y recuerde: los segundos o minutos que gana corriendo no compensan todo lo que pierde en calidad de vida.

Page 4: Domingo Cultural 2015/05/24

4Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 CulturA

La copia también es original

la Editorial indEpEndiEntE alias conviErtE la tra-ducción dE tEXtos dE artE En un EJErcicio

dE rEintErprEtación con sEllo propio

Por Pablo de llanoEl PAÍs

Desde São Paulo, donde prepara una exposición, el artista mexicano Damián Ortega explica por manos libres el motivo del nacimiento hace

ocho años de su editorial indepen-diente Alias: “Fue una necesidad per-sonal. Cuando no teníamos internet se fotocopiaban los libros que la gente traía de sus viajes. Ese fue el sistema de trabajo de mi generación, la estra-tegia para poder leer”.

libros de Alias.

En el origen del proyecto está el hazlo tú mismo. Su primer número surgió de lo que llama “un proyecto inocente”. Fue pidiendo a amigos que le ayuda-sen a traducir páginas de Conversando con Marcel Duchamp hasta que se dio cuenta de que tenía todo el libro traducido por varios amigos. “Al ver tanta energía y tanto potencial, decidí imprimirlo”.El segundo fue Para los pájaros, de John Cage. Era su libro favorito y aún así –o por eso– se lo iba prestando a sus amigos. Cuando ya estaba bien manoseado imprimió una versión con las anotaciones al margen que hizo cada cual. Fueron ediciones baratas. Las dos con forro “cartoncillo prima-vera” y “papel revolución”, detalla Sara Schulz, directora editorial, en la pequeña oficina de Alias en México DF. Desde entonces han publicado una veintena de libros de arte con-temporáneo que estaban sin traducir al español o que no se habían distribui-do en México. El criterio de selección es la línea que va trazando Ortega. Es como su biblioteca recomendada de textos. No son obras académicas sino escritos de los propios artistas sobre su trabajo o ensayos y conversaciones de autores sobre arte.El proceso de edición de Alias es un ejercicio de reinterpretación de las primeras versiones. En su caso, la copia también es un original. “Lo que hacemos no es una tra-ducción ni una copia sino una apropia-ción”, dice Ortega, fundador, director y financiador de la editorial.Si las imágenes de los libros, por cuestión de derechos, que-den fuera de su alcance, se las ingenian. Por ejemplo, pidiendo a estudiantes que las dibujen. Eso hicie-ron con libros como

Rock, mi religión de Dan Graham o el catálogo Campos de acción: entre el performance y el objeto. Ortega, un artista cotizado, se encarga de pagar las ediciones y con las ganancias va recuperando la inversión inicial: un círculo que empieza y acaba en Ortega sin propósito comercial, con la intención de poner obras clave al alcance de quienes se están formando en escuelas de arte y de los investi-gadores.Dan Graham, Tacita Dean, Cildo Meireles, Hélio Oiticica, Jimmie Durham, Laurence Weiner, Robert Smithson… Alias ha puesto ha cir-cular en México (y en puntos espe-cíficos de España, Colombia, Perú y Argentina) textos de autores funda-mentales del arte contemporáneo, con ediciones de tirada modesta (entre 1.000 y 2.000 ejemplares) que mueve en un circuito específico de museos, librerías y centros culturales. Dentro de su esquema editorial tiene una sección de proyectos desarrolla-dos por artistas mexicanos, Antítesis, que ha rescatado autores fallecidos como Melquiades Herrera o Rubén Gámez.

sara Schulz y Damián Ortega, de la editorial Alias.

Page 5: Domingo Cultural 2015/05/24

524 de mayo de 2015 / el mañana / DomingoCulturA

Por Jacqueline fowksEl PAÍs

Perú fue el cuarto mayor importador de libros de América Latina en 2013, según el último informe del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc) y, de acuerdo a la Cámara Peruana del Libro (CPL). Este crecimiento ha supuesto, en los últimos cinco años, la expansión de la red comercial del libro —con la apertura de nuevas libre-rías—, la aparición de nuevos sellos editoriales, y el incremento en un 300% del número de títulos editados entre 2003 y 2013.En ese contexto, el Grupo Editorial Penguin Random House anunció su instalación definitiva en el país andino, en un acto encabezado por el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, y el director general del grupo para América Latina, Javier López Llovet. El escritor peruano comentó las consecuencias positivas y negati-vas de la globalización y la fusión de empresas en este campo: “Un escritor se acuesta una noche con un editor, y se despierta a la mañana siguiente en brazos de otro diferente, es un fenó-meno nuevo que ocurre en casi todas las regiones del mundo”. Vargas Llosa

augura, entre los efectos negativos, “la desaparición de una empresa edito-rial pequeña que tradicionalmente garantizaba la publicación de libros que no iban a conquistar a un gran público, sino a quedar confinados en minorías interesadas en una literatura de experimentación, de vanguardia”. “Vivimos en una época en la que cada vez va a haber fusiones más grandes en el mundo editorial, y con la des-aparición de editoriales medianas, van a sobrevivir las pequeñísimas, artesanales, donde se van a refugiar esos libros: el teatro, la poesía, cierto tipo de ensayos que muy difícilmente pueden en nuestros países llegar a un público vasto”, explicó.Sin embargo, el narrador planteó entre las ventajas una difusión mucho mayor a la que los libros tenían en el pasado. “La creación de grandes empresas va a permitir que este mercado, que todavía es muy pequeño para quienes hablamos y escribimos en español, unos 500 millones de personas, vaya conquistando nuevos territorios, nue-vos lectores, y nuestros libros puedan llegar a mercados con los que hace poco no podíamos soñar”, comentó.Vargas Llosa también destacó la posi-bilidad que tiene una empresa con recursos sólidos de apostar por nue-

Fiebre del libro en Perúla aparición dE nuEvos sEllos, la apErtura dE liBrE-

rías y El crEcimiEnto dE un 300% dE la Edición dE liBros En 10 años EXprEsan El gran dEsarrollo dEl

sEctor

asistEntEs a la Feria Internacional del Libro de Lima en 2014.

“Cada vez hay más librerías, hecho fomentado por la llegada de los centros

comerciales al interior del país. Cada vez hay más editoriales nuevas, y las

viejas ponen sus miras en el país.”, comenta un librero

vos escritores. A ese respecto, López Llovet aseguró que el grupo editorial pretende publicar en Perú a autores locales. Uno de ellos es Hugo Coya, autor de Los secretos de Elvira, publi-cado por Penguin Random House en Lima, un relato de no ficción sobre una peruana que fue doble espía en la Segunda Guerra Mundial. “La primera edición de 2.500 ejemplares fue lanza-da en la segunda mitad de noviembre y está a punto de agotarse. Ya hay planes para otra nueva. Muchos escritores peruanos tuvie-ron que emigrar debido a las escasas opciones editoriales; sin embargo, todo indica que hay un crecimiento sostenido del número de peruanos que ahora leen”, dijo Coya.La mirada favorable del mercado edi-torial peruano es compartida por el español Carlos Lorenzo, uno de los fundadores de una pequeña librería en Lima en 2014, La Libre. “Cada vez hay más librerías, hecho fomentado por la llegada de los centros comerciales al interior del país. Cada vez hay más edi-toriales nuevas, y las viejas ponen sus miras en el país. Por ejemplo, Penguin Random House, el mayor grupo edito-rial del mundo. Y el Fondo de Cultura Económica ha traído un nuevo equipo comercial en enero”. Aunque Lorenzo precisa que Perú, en términos edito-riales, está pasando por el proceso que ya tuvieron Brasil, México, Argentina y Colombia, en ese orden. El librero estima que al país, en este sector “le falta por despegar, por lo que tiene mucho por crecer”.Aunque la CPL destaca que en la Feria Internacional del Libro de 2014 recibieron más de 448.000 visitantes, considera que la perspectiva del sector solo será propicia si el Congreso pro-rroga la exención del IGV (Impuesto General a las Ventas) a los libros, que rige desde 2003.

tE ADuEÑAstE DE Mis suEÑos

Como escribieran los grandespoetas de aquellos tiempos,

con una pluma de ave,me hubiera gustado hacerlo

y con fineza expresartecómo llegas a mis sueños,

que deveras es un arteúnico en cada diseño.

Apareces en el centrollenando todo el espacio,sin importarte si el sueño

a mucho había comenzado;y en este nuevo comienzo,lo de atrás quedó borrado

y con tu rostro serenote adueñaste del espacio.

Único en cada diseñoes el arte que realizas,para penetrar mi sueñoy convertirlo en caricias,

que tanta falta me han hechoy no sólo cuando arribas,sino cómo quedas dentrodevolviéndome a la vida.

Te has convertido en la Musaque me regresa al cuaderno.

Ya estaba seca la plumaque hoy mojé en el tintero: “Emergiste de la espumadel océano de mis sueños

y como un rayo de lunailuminaste mi cielo”.

¿Describir un largo sueñoque tanto se ha disfrutado?

No alcanzarían los cuadernosni el idioma al expresarlo.El alcance de un diseñose mide al interpretarlo,

tu imagen quedó en mis sueños,tu magia en el escenario…

flAVio HiNoJosA gutiÉ[email protected]

Page 6: Domingo Cultural 2015/05/24

6Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 soCiEDAD

Por Elena reinaEl PAÍs

Un balón sale despedido contra un grupo de niñas que han colocado su abrigo a modo de capa. De repente, una llora y todos corren. Podría ser el recreo de un colegio cualquiera, si no fuera porque los límites de su campo de fútbol son unas vías de tren. Y el aula al que regresan

En nauCalpan dE JuárEz, una de las ciudades más industrializadas del Estado de México, sobrevive una escuela público de primaria a bordo de un vagón de tren desde hace 22 años.

El nivel educativo del país es todavía bajo

soBrEvivE En un cEmEntErio dE trEnEs. un fErrocarril aBandonado a las afuEras dEl distrito fEdEral Es El lugar dondE rEciBEn clasEs 28 niños dE una EscuEla púBlica

La Secretaría les da para alimentos 1 dólar por niño al día, aunque se han equivocado y tienen en cuenta 23 niños,

cuando son en realidad 28.

después de media hora, un vagón antiguo descarrilado en una orilla. Es el último que queda en México. La escuela ambulante llegó a un munici-pio de las afueras del Distrito Federal

hace 22 años y ahí, en la estación, se quedó para siempre el ferroca-rril completo. También sus pasaje-ros. En Naucalpan de Juárez, una de las ciudades más industrializadas

del Estado de México (entidad que rodea la capital) —de más de 870.000 habitantes— sobrevive un colegio público de primaria a bordo de un vagón de tren. Pertenece a las deno-minadas escuelas Artículo 123 —en referencia al que habla del derecho de los trabajadores—, creadas en los años veinte y treinta para dar asis-tencia educativa a los empleados de empresas agrícolas e industriales y

Page 7: Domingo Cultural 2015/05/24

7soCiEDAD 24 de mayo de 2015 / el mañana / Domingo

La reforma de Peña Nieto lucha contra la desigualdad

en el acceso a la cultura.

podría sEr El rECrEo de un colegio cualquiera, si no fuera porque los límites de su campo de fútbol son unas vías de tren. Y el aula al que regresan después de media hora, un vagón antiguo descarrilado en una orilla.

pErtEnECE a las denominadas escuelas Artículo 123 —en referencia al que habla del derecho de los trabajado-res—, creadas en los años veinte y treinta.

las familias que viajaban con ellos por toda la República.Estas escuelas fueron muriendo poco a poco a partir de los años noventa, como lo hicieron los trenes de todo el país tras la privatización del siste-ma ferroviario. Pero la de Naucalpan se resiste a desaparecer luchando contra las subvenciones tasadas y tardías que recibe de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y con la paciencia de un solo hombre, el profesor Jaime Mayolo Contreras.“Somos una escuela rara y parece que la SEP no se da cuenta, nos envia-ron unas computadoras, ¿pero dónde las voy a meter?”, se queja Mayolo, que hace las funciones de director desde hace 22 años, pero asegura que cobra lo que un maestro convencio-nal, sin especificar la cifra. Una de sus peticiones es que se habi-liten las bodegas de los trenes para utilizarlas como dos aulas. Mayolo sospecha que si no han podido utili-zarlas hasta ese momento es por algo, pero prefiere callar: “Supuestamente están abandonadas, supuestamen-te... Parece que vive una persona ahí... Pero yo no sé nada”.El dinero que la Secretaría envió destinado al mantenimiento de la escuela lo emplearon en construir una habitación con techos de asbes-to. En ese salón reciben clases los de tercero, cuarto y quinto de pri-maria y comen a las 14:30 todos los niños. La Administración no les dio un espacio pero sí cinco tabletas que usan sin Internet para hacer algunos ejercicios y, sobre todo, para jugar a una versión actualizada del Tetris cuando no les ve el maestro.Según los últimos exámenes del Informe PISA, de 2012, el 55% de los alumnos mexicanos no alcan-za el nivel básico de habilidades matemáticas y el 41% no llega al de comprensión lectora. Con esos resultados, México se sitúa en el último lugar de los 34 países de la OCDE y en el 52 de los 65 países que participaron en la prueba. Entre los pilares básicos de la reforma

Page 8: Domingo Cultural 2015/05/24

8Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 soCiEDAD

JaimE mayolo lleva más de 38 años a cargo de esta escuela. Viajaba con las familias cuando el tren se movía y se quedó en Naucalpan cuando el tren dejó de funcionar.

En un vagón pintado de color verde botella, unos 15 niños, los más pequeños, reciben clases de caligrafía.

El 55% de los alumnos no tiene nivel básico en

matemáticas.

educativa del Gobierno de Peña Nieto está el reducir la desigualdad en el acceso a la educación y aumen-tar la autonomía y participación de las escuelas y de los padres, pero los resultados son escasos. En un vagón pintado de color verde botella, unos 15 niños, los más pequeños, reciben clases de caligrafía. Como si el vagón andara, y su salón no fuera un aula, un pasillo divide dos filas de pupitres. Acaban de regresar de las vacaciones de Semana Santa y tienen la aburrida tarea de copiar lo que está escrito en la pizarra. Los niños, de entre 6 y 8 años, cumplen estrictamente con esa función. Nadie se estremece, ni un ruido. La maestra Samantha Yanira, de 28 años, que llegó hace un mes y medio como ayudante del profesor Mayolo, no levanta la voz ni una sola vez. Una niña de primero rompe el

Page 9: Domingo Cultural 2015/05/24

924 de mayo de 2015 / el mañana / DomingosoCiEDAD

Una de sus peticiones es que se habiliten las bodegas de los trenes para utilizarlas

como dos aulas.

Junto al vagón EsCuEla y separada por un baño de construcción bastante artesanal, está la casa del profesor Jaime Mayolo. En la imagen, Elizabeth Cordero, la esposa de Jaime Mayolo, en la cocina de su casa.

la sEp les da 15 pesos por niño al día para comprar alimentos, aunque en este ciclo han contado mal y la cantidad está prevista para 23 niños, cuando son en realidad 28.

mutismo: ¡Tengo sueño! ¡Y hambre!Junto al vagón escuela y separada por un baño de construcción bastan-te artesanal, está la casa del profesor Jaime Mayolo. También es un coche del mismo tren que dejó de moverse hace 22 años. Pero él lleva a bordo 38, desde que salió de su pueblo donde no había visto pasar nunca un tren, para subirse a éste y no bajarse ni cuando dejó de funcionar. Su casa tiene tres habitaciones y un baño, para acceder a cada una de ellas hay que pasar por otra contigua y todas están decoradas con imágenes reli-giosas. La Vírgen de Guadalupe se reparte con una pantalla de plasma la presidencia de cada cuarto. Ahí han nacido sus hijos y ahí viven los dos con su madre, Elizabeth Cordero, que se encarga de hacer diariamente la comida para todos los alumnos.La escuela se encuentra dentro de los municipios de la Cruzada Nacional contra el Hambre, una medida gubernamental dirigida a rescatar de la pobreza y la margi-nación a 7,4 millones de mexicanos calificados como “los más pobres entre los más pobres”. Aunque ya están a mediados del mes de abril, todavía no ha llegado el dinero para los alimentos que les manda la Secretaría y los niños tendrán que comer en su casa lo que haya ese día. La SEP les da 15 pesos (1 dólar) por niño al día, aunque en este ciclo han contado mal y tienen en cuenta 23 niños, cuando son en realidad 28, según cuenta Mayolo.— No me ha preguntado por qué no me he retirado aún. Yo sé que si me voy, la cierran. Y no quiero verlo, prefiero morirme antes.Jaime Mayolo tiene varios sueños. Quiere que su hijo pequeño, que está preparándose para ser maes-tro, continúe su legado. Y que si se pierde el vagón, lo conserven como patrimonio. Que no se olvide su his-toria.

Page 10: Domingo Cultural 2015/05/24

10Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 CulturA

Por Juan VilloroEl PAÍs

Mi padre nació en Barcelona, mi madre en Yucatán y yo en Ciudad de México. “La lengua común que nos separa”, dice un conocido refrán para referirse a los países que hablan español. Crecí con tres nombres para las mismas cosas. En nuestra versión lingüística de la

La odisea del idioma españolmi aBuEla yucatEca usaBa palaBras mayas, lE dEcía ‘tuch’ al omBligo y ‘XiX’ a las migaJas.

nos EntusiasmaBa la posiBilidad dE sEr incomprEnsiBlEs

Sagrada Familia, el padre, la madre y el niño usábamos tres palabras para el color de mi mochila: marrón, atabacado o café.Naturalmente, había una jerarquía de los idiomas. Nuestro hábitat reproducía las aventuras del espa-ñol en el mapamundi: mi padre hablaba con la autoridad de quien tiene “denominación de origen” y además es profesor; mi madre se

las arreglaba para adaptar eso a las necesidades de la casa, y yo hablaba como podía. La Real Academia, las voces de provincia y el influjo de la calle se mezclaban en la mesa, con distintos grados de aceptación. Mi padre –que usaba la prestigiosa palabra “peonza” en vez de la verná-cula “trompo”– ejercía los derechos de quien ocupa la cabecera y me censuraba por exclamar “¡chin!”.

Esta expresión me parecía simpá-tica, parecida al “glug-glug” con que se ahogaban las caricaturas. Como buen filósofo, mi padre me repren-día con explicaciones: “No uses ese apócope”. Durante años pensé que “apócope” era una injuria. Tardé mucho en saber que “chin” era una abreviatura del verbo más popular de México: “chingar”.Disponer de modismos diferentes

El diCCionario ayudaría a cualquier gran empresa que necesitara elaborar textos destinados a un público internacional, desde una farmacéutica hasta un subtitulador de películas, para que solo tuviera que emitir una versión. En la foto, indicaciones sobre la calzada de una carretera al sur de España.

Page 11: Domingo Cultural 2015/05/24

1124 de mayo de 2015 / el mañana / DomingoCulturA

“Un millón de palabras diferentes nos conducen a malentendidos, pero cuando creemos estar en una selva oscura, volvemos al ordenado jardín de la lengua compartida”.

las palabras conflictivas entre países pueden ser de tres tipos: las que uno de los dos no reconoce como parte de su léxico pero sí reconoce, las que se desconocen por completo, y los términos que se conocen pero cuyo signifi-cado varía de una zona a otra.

raúl ávila recurre a un antiguo aforismo: “Todo lo que no es universal es folclórico”. En la foto, una mujer senta-da delante de una pared con pintadas, en una calle de Tarija, Bolivia.

nos hacía sentir originales. Mi abue-la yucateca usaba palabras mayas, le decía tuch al ombligo y xix a las migajas. Nos entusiasmaba la posi-bilidad de ser incomprensibles. No éramos ricos, pero hablábamos raro. Por desgracia, los demás nos acaba-ban entendiendo. No teníamos el lenguaje cifrado de los espías, la dra-mática tara de Babel o la alucinada elocuencia de los chiflados. Éramos comprensibles; es decir, banales.He encontrado esa pasión por el lenguaje privado en tertulias con amigos hispanohablantes donde cada quien trata de ser único y her-mético. Buscamos demostrar que en nuestros países nada se dice del mismo modo, hasta que descubri-mos que llevamos horas hablando sin problemas de la dificultad de entendernos.La verdad, es casi imposible que los variados herederos de Cervantes practiquen el selectivo privilegio de no entenderse. Un millón de palabras diferentes nos conducen a malentendidos y transitorias fugas de significado, pero cuando creemos estar en una selva oscura, volvemos al ordenado jardín de la lengua compartida.Las diferencias existen, claro está. A veces jugamos a exagerarlas y otras a ignorarlas por completo. Me pare-ce enriquecedor que en España se use el vosotros, se distinga la pro-nunciación de la “ce” y la “zeta” de la “ese”, y que el lenguaje se renueve con expresiones contraculturales como “a toda pastilla”, prueba de que la velocidad es adictiva.Escribir desde América Latina supo-ne un trato peculiar con los voca-blos. Existen lenguas anteriores (el guaraní, el quechua, el náhuatl); en consecuencia, somos nativos en un lenguaje adquirido. La relación con las palabras es más frágil cuando ahí detrás hay otras palabras.Expresiones españolas tan frecuen-tes como “que te lo digo yo” o “las cosas como son” carecen de fortuna en América Latina, porque la rea-lidad y el lenguaje no siempre se hablan de tú. Cuesta trabajo ser lite-ral en culturas donde las palabras fueron instrumento de dominación. Aprenderlas llevó a una apropiación peculiar, donde alterar el idioma

Page 12: Domingo Cultural 2015/05/24

12Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 CulturA

El futuro diccionario incluirá miles y miles de palabras comunes (“cabeza”, “bosque”), así como las variantes con mayor número de usuarios cuando el mismo concepto tenga varias opciones (“computador”). En la foto, escena en Ciudad Juárez (Chihuahua, México). La palabra ‘desponchadora’ (recau-chutados) pintada en el neumático anuncia un taller mecánico.

significaba resistir.La colonia vio nacer un español lleno de valores entendidos, alusio-nes indirectas, mezclas híbridas con las lenguas originarias. Inevitablemente, también aquí “las cosas son”, pero sobran maneras de decirlo y escribir adquiere cierta condición exploratoria. Esto fomen-ta la incertidumbre, pero también la creatividad y aun el disparate (recordemos el humor voluntario de Cantinflas para hablar sin sen-tido y el humor involuntario de los políticos, que declaran para ocultar los hechos).Una de las mayores conquistas de la Academia Mexicana de la Lengua fue que se aceptara el uso de la pala-

bra “españolismo”. También Castilla puede caer en excesos de regiona-lismo. España tiene inmensos tra-ductores (baste mencionar a Javier Marías y su Tristram Shandy o José María Micó y su Orlando furioso), pero son tantos los libros que ahí se traducen que con frecuencia par-ten de la hipótesis, más atribuible al desdén que a sueños imperiales, de que los españolismos son cos-mopolitas. Fuera de la Península, resulta absurdo que un teniente del imperio austrohúngaro creado por Arthur Schnitzler diga que un hombre fornido es un “tío cachas” o que un rubicundo personaje de J. M. Coetzee tenga “michelines”.Hay casos en verdad descomuna-

les, como el de la novela de Don Winslow El poder del perro, ubi-cada en la frontera entre México y Estados Unidos, y donde los agen-tes de la migra y los sicarios hablan como personajes de una narcozar-zuela, improbable Verbena de la Paloma con cocaína. En una obra tan dialogada como esa, que se adentra en los bajos fondos, los regionalis-mos son válidos. Lo extraño es que no se acuda a los de la zona, que no pertenecen a una tribu exigua, sino al país con más hispanohablantes del planeta. Como en la mesa de mi infancia, España ha ocupado la cabecera del idioma, pero la suerte de los platillos se ha decidido en diversos sitios. Me parece sintomá-

tico que el escritor de habla hispana con mayor influencia en los últimos años sea Roberto Bolaño. Sus detec-tives salvajes combinan localismos de todos los países. Con desenfado, uno de sus personajes mexicanos dice “guardabarros” por “salpicade-ras” sin perder carta de identidad.Muchos años después de enterarme de que “chin” es apócope de “chin-gar” –es decir, “joder”–, el español continúa su promiscuo y fecundo intercambio de vocablos. Aunque es prestigioso suponer que no nos comprendemos y que cada uno de nosotros habla un lenguaje propio, tarde o temprano entendemos los caprichos de un idioma que se la pasa chingando a toda pastilla.

Page 13: Domingo Cultural 2015/05/24

1324 de mayo de 2015 / el mañana / DomingoCulturA

Por Pablo Ximénez de sandovalEl PAÍs

El primer barco europeo que tocó tie-rra en la costa oeste de lo que hoy es EU lo hizo en un punto de la bahía de San Diego, en el sur de California, el 28 de septiembre de 1542. El barco era español, se llamaba San Salvador, y el lugar aproximado es hoy un agradable parque municipal a la orilla del mar llamado Spanish Landing (literalmen-te, Parque del Desembarco Español). Precisamente ahí, el Museo Marítimo de San Diego está construyendo una réplica de aquel barco. Para San Diego, el San Salvador es un símbo-lo fundacional de California como el Mayflower lo es de Nueva Inglaterra.Al frente de la expedición, con 170 tripulantes españoles y portugueses, estaba Juan Rodríguez Cabrillo, el pri-mer europeo que pisó el oeste, más de dos siglos antes de que el fraile mallor-quín Junípero Serra empezara a pie la expansión de Nueva España hacia el norte. Cabrillo exploró la costa hasta San Francisco y murió durante la expe-dición. No construyó puertos fijos para las rutas entre América y Asia. Un monumento a Cabrillo corona el cabo de San Diego donde se cree que fue el lugar exacto del desembarco.“Yo lo veo como el primer turista de San Diego”, afirma Mark Montijo, vicepresidente del Museo Marítimo de San Diego. La institución presen-ta la historia de Cabrillo como un encuentro pacífico con los indígenas que al mismo tiempo es un símbolo del origen marinero de la ciudad y de la inmigración europea que dio forma a EU. “Cabrillo se estudia en los colegios en California. Esperamos, a través del barco, convertirlo en una historia aún más grande. Para el Museo Marítimo (el barco) es una pieza muy importan-te. Nuestro papel es ser la memoria

colectiva de nuestra herencia marí-tima”. El proyecto de resucitar el San Salvador es un motivo de orgullo local. Ha costado 12 millones de dólares, de los cuales la mitad han salido de dona-ciones privadas. Además, las empresas e industrias locales han contribuido con donaciones de material. Dos ter-ceras partes de los trabajadores son voluntarios, gente que pasa por allí y se pone a las órdenes de los jefes de la obra para echar una mano y sentirse parte de la construcción.Cabrillo construyó el San Salvador en la costa de lo que hoy es Guatemala en 18 meses. En el Siglo XXI, la cons-trucción de la réplica lleva ya cuatro años. La primera diferencia entre un proyecto y otro es “unos cuantos cien-tos de esclavos”, bromea Peter Wilson. Una mañana de abril, Wilson dirige a una docena de voluntarios en la fase final de la construcción. El lugar está adornado con una tienda de campa-ña de sospechoso aspecto medieval y colores de Castilla, Cataluña, España y Portugal. El barco se ve terminado solo en el casco. Los mástiles están alinea-dos en el suelo y las cuerdas, untadas de brea, secándose al sol californiano.Wilson es un neozelandés que apren-dió a construir barcos en Auckland y trabajó durante dos años en el equi-po del Desafío Español en Valencia durante la Copa del América. Explica que el barco sólo es réplica en la parte por encima de la superficie. “Por abajo, es moderno, tiene motor y equipos de seguridad”. El barco, cuya principal función será educativa, cumple con todos los requisitos modernos para lle-var pasajeros. En la construcción han utilizado madera sapele de República Centroafricana. Wilson destaca la difi-cultad de trabajar con madera seca, a la que hay que dar forma a base de cortes. “Cabrillo lo tenía más fácil. Solo tenía que entrar en el bosque,

San Diego celebra su origen español

El musEo marítimo dE la ciudad californiana cons-truyE una réplica dEl galEón ‘san salvador’, El pri-

mEr Barco EuropEo quE llEgó a california

elegir un árbol, pedir que se lo corta-sen y llevarlo rodando hasta el agua. Creo que lo hizo tan deprisa que la madera no llegó a secarse”. La quilla está llena de plomo para conseguir un equilibrio que Cabrillo debió de con-seguir llenando la bodega de piedras, explica Wilson. Todo esto se ha hecho a partir de deducciones. En realidad, nadie sabe cómo era el San Salvador. Wilson calcula que tardarán aún ocho o nueve meses en terminar el interior del barco.La idea de construir la réplica del barco como una pieza central del museo viene de los años ochenta, pero fue hace 10 años cuando se recuperó el proyecto. “El museo invitó a histo-riadores y navieros de todo el mundo para opinar sobre cómo era el barco. Hubo discrepancias, puesto que no había planos o dibujos. Fue una con-ferencia de una semana. Sabíamos que podía cargar 200 toneladas y, por lo que tardaron en las distancias que recorrieron, sabemos el tamaño del barco”. Este fue el gran reto de la construcción. No hay ninguna refe-

rencia original del barco conocida. “El cuaderno de bitácora se perdió unos 100 años después de la expedición”, explica Montijo. “Tenemos relatos de gente que vio los originales”. A partir de ahí, las fuentes han sido básicamente cualquier documento en el que se pudiera ver un galeón español del Siglo XVI, incluyendo pinturas de Brueghel. La fuente prin-cipal para hacerse una idea de cómo era el San Salvador fueron los pecios españoles recuperados en Red Bay, Canadá. Así, el diseño de este San Salvador se hizo a partir de deduc-ciones de historiadores, que después fueron convertidas en planos por un arquitecto naval. “La investigación aún continúa. Probablemente haya que cambiar cosas sobre la marcha”, dice Montijo.Cuando se pose en el mar, será com-pletado el interior y los mástiles. Después, el proyecto quiere recorrer toda California, explicando a colegios y curiosos cómo fue la primera pin-celada de Europa que se asomó a esta costa.

Entrada a la construcción-exposición del San Salvador en el Parque del Desembarco Español de San Diego.

Page 14: Domingo Cultural 2015/05/24

14Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 rEPortAJE

Por Álex VicenteEl PAÍs

Al abrirse la puerta de su hogar, situa-do en un antiguo suburbio obrero de la periferia sur de París, aparece una mujer sobre la que uno cree saberlo prácticamente todo. Sophie Calle ha dedicado una parte considerable de su existencia a poner en escena su día a día, por lo que desde el apretón de manos se producirá un extraño –y, probablemente, ilusorio– sentimien-to de familiaridad. Aparece envuel-ta en un primaveral estampado de Sybilla que dice que se compró en Japón. Cruzando un pequeño jardín interior, la artista se abre paso hacia un luminoso atelier, repleto de obje-tos decorativos de estilos inconexos, en el que frutas de plástico, souve-nirs de dudoso gusto y decenas de animales disecados conviven con pequeñas obras de Yves Klein y Louise Bourgeois. Por asombroso que resulte, el conjunto desprende una inverosímil coherencia. Calle luce unas gafas oscuras de las que no se desprenderá en toda la tarde. “Es por la edad”, se justificará. Tiene 61 años.Es una pionera en la utilización explícita de lo vivido como materia prima de la creación. Durante siglos se escondió como algo indigno, pero

Sophie Calle, el voyeurismo hecho arte- la artista puso En EscEna su vida y pEnEtró En la dE los dEmás mucho antEs

dE quE las rEdEs socialEs lo convirtiEran En una práctica acEptada

ella lo convirtió en el propio objeto de un arte al que se suele enmarcar en la imprecisa categoría de lo conceptual. Una vez pagó a un detective privado para que la siguiera y elaborara un detallado informe diario sobre su coti-dianidad. Otra, acudió a una vidente llamada Maud y luego se dirigió en persona a los lugares que ella había logrado visualizar durante su trance. En una ocasión, documentó el final de su efímero matrimonio filmando a su entonces compañero durante un mes y medio durante un viaje por carrete-ra. Y en otra, pidió a un centenar de mujeres que interpretaran el mensaje de ruptura enviado por un ex, ese que concluía con un mensaje ya célebre: “Cuídese mucho”. El tono ceremonial no es sorprendente: otra de las cosas que sabemos es que la artista llama de usted a sus parejas, como esos matri-monios franceses algo antediluvianos, y que nunca comparte con ellos su hogar para preservar lo que considera una sana distancia. En un rincón de su casa, una postal reza: “¡Oh, cielos! Me olvidé de tener hijos”.Uno cree saberlo todo sobre esta artista con página propia en la histo-ria del arte contemporáneo, aunque probablemente no se encuentre en lo cierto. “Quien esté convencido de saberlo todo de mí se equivoca total-

mente”, confirmará Calle algo más tarde, sentada en la cocina frente a una taza de café. “Todo lo que cuen-to es cierto, pero lo que hago no tiene nada que ver con un diario personal. Escojo momentos precisos a los que doy una forma distinta, reescribiéndo-los y deformándolos. Mi trabajo surge de mi intimidad, pero nunca la revela. Lo que ustedes ven es solo la parte que acepto contar”, explica la artista, quien protagoniza hasta el 7 de junio una retrospectiva en La Virreina de Barcelona, además de formar parte, junto a Marina Abramovic y Laurie Anderson, de la primera edición de BP.15, nueva bienal de la performance de Buenos Aires, en la que participará a partir del 26 de mayo. “Además, todo el mundo se olvida de que la mitad de mis proyectos no hablan de mí, sino de los demás”. No le falta razón: es tan exhibicionista como voyeur. Al princi-pio de su carrera, tras ser contratada en un hotel veneciano, se infiltró en las habitaciones que le tocaba lim-piar, esbozando con fotografía y texto sugestivos retratos in absentia de sus huéspedes. Otra vez, utilizó una vieja agenda encontrada por la calle para adivinar los rasgos de su propietario, analizando los garabatos y direcciones que contenía como si fueran señales divinas. “Utilizo cosas que le suceden

a cualquier persona. La diferencia es que decido hacer otra cosa con ellas”.Hace algo más de una década, coinci-diendo con la gran exposición que le dedicó el Centro Pompidou de París, aceptó someterse a un test psiquiá-trico con la misión de revelar lo más profundo de su identidad. Rellenó el formulario correspondiente y espe-ró el diagnóstico. Concluyeron que la paciente era “tranquila”, “generosa”, “concentrada”, “segura de sí misma”, “constante en su trabajo” y “ligona”. Una década más tarde, ¿se sigue reco-nociendo en ese retrato robot? “Todo es cierto, menos lo de tranquila y ligona. Lo he sido, pero ahora tengo pareja”.Revela su nombre, pero pide que no se hable de él: llegaron a ese acuerdo al iniciar su relación. “Ahora mismo sí que estoy tranquila, pero solo por razones de salud”, corregirá. Sobre la mesa de la cocina se logra distin-guir un pastillero. “Tuve un infarto el mes pasado”, revela. “Tuve miedo. Los médicos no me dieron ninguna explicación. No era lógico que me pasara eso, porque no fumo ni nada de eso. No soy el tipo de persona a la que le pasa. Simplemente sucedió. Ahora tengo que descansar. Me tengo que quedar todo el día en casa y no tomar aviones. Y solo acepto una cita al día. Usted es mi cita de hoy”.Durante la década pasada, Calle rein-ventó el mítico cuestionario Proust para la revista Les Inrockuptibles. Cambió las preguntas clásicas –la cua-lidad preferida en un hombre; el per-sonaje histórico con el que le gustaría cenar– por otras algo más macabras, a menudo vinculadas a la muerte. Por ejemplo: 1) ¿Cuándo falleció usted?, 2) ¿Bajo qué aspecto desearía reencar-narse?, y 3) Elija su propio epitafio. Tras el susto recibido, le ha dejado de hacer gracia fantasear con el fin. “Aún no he elegido mi epitafio, y eso que hasta hace poco pasaba mis días redactando testamentos”, responde. A continuación se levanta y abre el cajón de un viejo mueble, rebosante de papeles manuscritos. “Mire todo esto: testamentos, testamentos y más testamentos. El que tenga la fecha más reciente es el que sirve”. Extrae uno al azar. “Ah, sí, este lo escribí en sep-tiembre, antes de tomar un avión para Brasil”.

la obra ‘L’Autre’ (1992), de Sophie Calle.

Page 15: Domingo Cultural 2015/05/24

1524 de mayo de 2015 / el mañana / DomingorEPortAJE

la artista Sophie Calle.

Descendiente de judíos asquenazíes por parte de madre, Calle creció en un apartamento pegado al cementerio de Montparnasse. Su escuela estaba situada al otro lado del camposanto, por lo que se veía obligada a cruzar los mausoleos por lo menos cuatro veces al día. Pero cuando se le pre-gunta si la muerte ha sido, en el fondo, el ciclo central de un trabajo consa-grado a la ansiedad posmoderna, le rechinan algo los dientes. “Más que de la muerte, diría que he hablado de la ausencia, de la pérdida, de la carencia”, corrige. “Un hombre que se marcha. Un cuadro que desaparece. Personas ciegas que nunca han visto el mar. Esas son mis imágenes. Pero no tengo una explicación y no se me pasaría por la cabeza buscarla”. El psicoanálisis nunca le ha interesado. “Bueno, solo una vez, por error, durante unas cuan-tas sesiones”, rectifica. ¿Por qué por error? “Mi padre, que es médico, me dijo que tenía mal aliento y me quiso mandar a un especialista. Pero se con-fundió y, en lugar de a un generalista, me mandó a ver a un psicólogo.“Me encontré sentada en el diván diciendo que todo era un error de mi padre. El psicoanalista me preguntó: ‘¿Siempre hace todo lo que le dice su padre?”. Le pareció una buena res-puesta y decidió quedarse, pero lo abandonaría al cabo de poco. ¿Tal vez porque su arte ya suplía esa función? “No. Lo dejé por falta de tiempo y de dinero. Prefería ocupar mi tiempo de otra forma. En general, cuando algo no va bien, prefiero irme a dar un paseo antes que tumbarme en un diván”. Su madre, Monique, murió en 2006 y dio origen a distintos proyectos artísticos. Su padre, el médico y coleccionista de arte Bob Calle, falleció pocos días después de este encuentro. “Está más enfermo que yo”, había señalado.A Sophie Calle le hubiera gustado ser cantante de ópera. O, en su defecto, escritora. “Me fascina que se marchen unos meses y regresen con un libro entre las manos. Yo soy incapaz de hacer eso, no sé crear ficción. Me gustaría, pero no puedo”, confiesa. Antes de convertirse en artista, viajó por medio mundo malviviendo con pequeños trabajos. “Fui camarera en Nueva York, trabajé con un pes-cador en Creta y cultivé campos en México. Tampoco era nada especial-

mente original. Era lo que los jóvenes hacíamos en esa época: viajar por el mundo hasta saber qué queríamos hacer con nuestras vidas. Ahora ya casi nadie lo hace, por miedo. Nadie quiere perder su trabajo o no encon-trar uno. Pero entonces no teníamos ningún miedo. El futuro no era motivo de angustia. Fue un tiempo política-mente comprometido y marcado por la generosidad. Fue un momento vivo, feliz”. Lo dice sin nostalgia aparente. Tampoco cree haberse aburguesado con la edad, aunque sí se dice “más perezosa”.Cuando inició su andadura a finales de los setenta, muchos no supieron cómo clasificar su arte, y ni siquie-ra si era adecuado englobarlo en esa categoría. En la novela Leviatán, su amigo Paul Auster creó un personaje inspirado en ella: María, esa artista a quien algunos llamaban “fotógrafa”, otros “conceptualista” y los de más allá “escritora”, sin que ninguna de las tres descripciones se ajustara a su trabajo. “Resultaba imposible meter-la en una única categoría”, escribió Auster. Calle dice que todo empezó en Estados Unidos. “El espectro de la definición de lo que era el arte era más amplio allí que en Francia. En Nueva York veían una de mis fotos pegada a unas líneas de texto y exclamaban: ‘Esto es arte’. En París, en cambio, todo fue bastante más problemático”, recuerda. Sacamos un recorte de la hemeroteca y lo colocamos sobre la mesa: una crónica aparecida en 1980 en el diario Libération, fundado por Sartre y convertido en portaestan-darte de la intelectualidad izquier-dista, que se preguntaba: “¿Es artista Sophie Calle?”. Ella afirma que tam-poco sufrió en exceso por ese rechazo. “En el fondo, yo también me estaba haciendo esa pregunta”, ironiza.A la artista le irrita que le obliguen a definir su trabajo. O, aún peor, a expli-car de qué trata. “No soy historiadora del arte y no me gusta analizarlo así. Francamente, no soy una intelec-tual”, sentencia. Como a algunas de sus contemporáneas y predecesoras inmediatas, como Cindy Sherman, Martha Rosler o Annette Messager (quien hoy ocupa el taller contiguo al de Calle junto a su marido, el tam-bién artista Christian Boltanski), se la responsabilizó de la emergencia de

lo femenino en el arte. Su irrupción contribuyó a revolver las jerarquías que reinaban en él.Invalidaron la imagen tradicional-mente pasiva de la mujer como musa, crearon un modelo inédito más allá de la polarización entre la madre y la prostituta y giraron la espalda a los géneros dominantes, como la pintura y la escultura, abrazando la fotogra-fía, el vídeo y la performance (o, en el caso de Calle, incluso la denosta-da fotonovela). ¿Considera que hizo resurgir lo femenino en el arte, como se ha afirmado hasta la saciedad? “Es una pregunta que nunca me he hecho. Es decir, ¿haría un arte distinto si no fuera mujer? Por supuesto, igual que si hubiera nacido en Turquía, si me faltaran dos brazos o si hubiera vivido en otro momento histórico”, responde Calle, algo a la defensiva. “Aunque, bien pensado, ser mujer me ha permitido hacer cosas que para un hombre hubieran sido mucho más complicadas. Por ejemplo, mi primer proyecto consistió en invitar a extra-ños a dormir en mi cama. Si hubiera sido un hombre, se habría descon-

fiado mucho más de mí”. Militó por el aborto en los setenta y se declara feminista, aunque no tiene claro si su arte también lo es. “No ha habido ninguna reivindicación en mi trabajo. En todo caso, cuando me dicen que lo es, me lo tomo como un cumplido y no como un insulto”, zanja.Su exploración del yo arrancó en una época en la que la intimidad seguía siendo sagrada. La exhibición de todas esas cosas que se suponía que no interesaban a nadie no era una práctica ni aceptable ni aceptada. Puede que Calle entendiera antes que nadie que el futuro apuntaba hacia ese cambio de paradigma que impusieron las redes sociales. “No sé si eso es verdad”, desestima. “No formo parte de esas redes. No tengo Facebook, ni Twitter, ni Instagram. No me atraen porque les falta poesía. Carecen de misterio. Si alguien me pidiera ser su amiga en Facebook, me entrarían ganas de vomitar”. Quienes la cono-cen juran que no hay nada que le guste más que ir contracorriente. Hubo un tiempo en que fotografiaba sus senos. Hoy no se quita las gafas de sol.

Page 16: Domingo Cultural 2015/05/24

16Domingo \ el mañana \ 24 de mayo de 2015 libros

Por John CarlinEl PAÍs

Son pocos los libros que he leído más de una vez. Anna Karenina, de Tolstói es uno de ellos. También Retrato de un artista adolescente, de Joyce; El otoño del patriarca, de García Márquez; Herzog, de Bellow; Grandes espe-ranzas, de Dickens; Adiós, muñeca, de Raymond Chandler, y las tragedias de Shakespeare. Si no tuviese más remedio que llevar un solo libro a una isla desierta, elegiría, sin dudarlo un instante, El rey Lear. Lo he leído 10 veces, por lo menos, y espero leerlo 10 más. Toda la vida está ahí.Pero hay otro libro, menos conoci-do, que acabo de releer y que quie-ro recomendar aquí. No es una obra maestra de la literatura, pero tiene que ser la historia más extraordina-ria jamás contada, y más aún por ser real. Se llama La historia verdadera de la conquista de la Nueva España, una cronología en primera persona de la conquista del imperio azteca; su autor, Bernal Díaz del Castillo, un soldado español que luchó entre 1519 y 1521 en la tierra hoy conoci-da como México a las órdenes de Hernán Cortés.La historia de los 300 espartanos que se enfrentaron a un vasto ejér-cito persa se queda corta compara-da con la alocada hazaña de los 500 españoles que, batalla tras batalla, subyugaron a decenas de miles de guerreros, capturaron al emperador Moctezuma (o Montezuma, como le llama Bernal Díaz) y tomaron pose-sión de su capital, la fantástica ciudad acuática de Tenochtitlán.El tono del libro es naíf; el estilo, brus-co y a veces repetitivo, pero eso sirve para reforzar la autenticidad de una historia que lo tiene todo: política, guerra, heroísmo, traición, ambición, incluso amor, además de un punto macabro que supera cualquier pelí-cula de terror. Ríos de sangre rie-

gan el relato, historias de sacrificios humanos, corazones arrancados, cuerpos decapitados, manos mutila-das, canibalismo. Bernal Díaz cuenta que en uno de los pueblos subyugado por los guerreros de Moctezuma vio “casas de madera hechas de redes y llenas de indios e indias que tenían dentro encarcelados y a cebo hasta que estuvieran gordos para comer y sacrificar”.Era como para echar a correr, pero Cortés, tan astuto como audaz, forja alianzas con los caciques de los pue-blos oprimidos por los aztecas y per-severa en su avance hacia la capital imperial. Sin los aliados indígenas, Cortés y sus soldados jamás hubie-ran marcado el destino de todo un continente. Pero eso no disminuye la valentía del puñado de españoles bajo su mando. A punto de partir de la costa al interior, después de que Cortés hubiera dado órdenes para hundir los barcos en los que habían llegado, Bernal Díaz escucha a Cortés decirles que debían “vencer todas las batallas y encuentros”. “No teníamos otro socorro ni ayuda sin el de Dios, porque ya no teníamos navíos para ir a Cuba, salvo nuestro buen pelear y corazones fuertes… Todos a una le respondimos que haríamos lo que ordenase, que echada estaba la suerte de la buena ventura, como dijo Julio César sobre el Rubicón”.Cuando finalmente llegan a las afue-ras de Tenochtitlán, los españoles saben que, si avanzan y entran en la gran ciudad, lo más seguro es que todos serán masacrados. Pero es demasiado tarde para dar marcha atrás. Entran. Cruzan otro Rubicón. “¿Qué hombres ha habido en el universo”, se pregunta Bernal Díaz, como me preguntaba yo al repasar cada pági-na de su libro, “que tal atrevimiento tuviesen?”.Julio César no tuvo nunca que librar una batalla en condiciones tan numé-

La conquista de MéxicoEl conquistador y Escritor BErnal díaz narra En ‘la historia vErdadEra dE la conquista dE la nuEva

España’ una avEntura dEscomunal vivida En carnE propia

ricamente desfavorables, como demuestran sus escritos sobre las gue-rras galas, pero el libro de Bernal Díaz es mucho más que la crónica de una expedición militar. Es el relato de un viaje a un mundo desconocido; suena menos a historia que a ciencia-ficción. El asombro de los espa-ñoles ante lo que vieron en tierras mexicanas, y el de los nativos al ver a los españoles por primera vez (“creyeron los indios que el caballo y el caballe-ro era todo uno”), solo es imaginable hoy en caso de que descubriéramos una civilización avanzada en un planeta lejano.Llegan los españoles al centro de la ciudad, rodeados de multitudes perplejas, y ven “cosas nunca oídas, ni vistas, ni aun soñadas… No sabía-mos qué decir o si era verdad lo que por delante parecía”. Encontraron lo que menos se esperaban, una cultu-ra que competía en sofisticación con la europea. “Entre nosotros,” cuen-ta Bernal Díaz, “hubo soldados que habían estado en muchas partes del mundo, en Constantinopla y en toda Italia y Roma, y dijeron que plaza tan bien comparada y con tanto concierto y tamaña y llena de gente no habían visto”.Ni habían visto a nadie como el emperador Moctezuma. “Traíanle del brazo aquellos grandes caciques, debajo de un palo muy riquísimo a maravilla, y la color de plumas ver-des con grandes labores de oro, con mucha argentería y perlas y piedras chalchihuís… Venían otros muchos señores delante del gran Montezuma barriendo el suelo por donde había de pisar, y le ponían mantas para que no

pisase la tierra”. A su manera tosca, es lo más parecido que he leído a la escena en Antonio y Cleopatra en la que Shakespeare describe la apari-ción en el Nilo de la reina egipcia en un barco dorado. Pero a diferencia de Shakespeare, que se lo imaginó todo, todo esto Bernal Díaz lo vio con sus propios ojos. “Alucinante” o “delirante” son adjetivos usados hoy con tan vulgar frecuencia que casi han perdido todo valor descrip-tivo, pero si uno hace un esfuerzo para recuperar su sentido original, no hay palabras más adecuadas para expresar la estupefacción que uno siente al transitar por las páginas de Bernal Díaz. Si uno se traslada a aquel momento de la historia, el de “la ver-dadera conquista de la nueva España”, si uno sucumbe al rudo encanto del conquistador escritor y se mete en su piel, la recompensa es grande: la aventura más descomunal que va a leer jamás.

Carátula del libro ‘Historia verdadera de la conquista de la nueva españa’.