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CYAN MAGENTA AMARILLO NEGRO (AUTO) - Pub: ND_CUADERNO_ASTURIAS Doc: 02697G Red: 100% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por: Mayte Diaz Filmacion: 0 - Dia: 24/05/2008 - Hora: 19:43 ************00*026* Asturias en armas El 25 de mayo de 1808 la Junta declaró la guerra a Francia. Un historiador y tres descendientes de los personajes del momento narran los hechos y los recuerdos familiares de la epopeya. 33 Un grabado de ‘La ilustración gallega y asturiana’ que refleja la insurrección en Asturias. 6 DOMINGO, 25 DE MAYO DEL 2008 CUADERNO DEL DOMINGO La Voz de Asturias domingo CRÓNICA Evaristo C. MARTÍNEZ RADÍO El 25 de mayo en Asturias E ra evidente que la mañana del día 25 de mayo de 1808 no daba el comienzo a un día cualquiera. La intranquilidad, la zozobra, la eufo- ria, la excitación y el patriotismo se revolvían para engendrar lo que sería el comienzo de una nueva época, de una nueva na- ción, de una nueva concepción del ciudadano en nuestra región y en España entera. Hace hoy dos- cientos años y, por tanto, nues- tras percepciones de lo que es nuestro orgullo celebrar no son las mismas. Debemos plantear- nos qué pensaban nuestros ante- pasados tal día, qué sentían en sus huesos, qué pasaba por sus ca- bezas para rubricar el nacimien- to de una nueva etapa. Esa noche, los patriotas indig- nados asaltaron la fábrica de ar- mas de Oviedo y el domicilio de la máxima autoridad militar del momento, Juan Crisóstomo de la Llave, aquél que había sido preci- samente enviado para acallar lo que no podía enmudecer. Seis días antes habían llegado órdenes de Madrid para la Audiencia mandando que debían devolver las armas que se habían entregado el día 9 en un plazo de 24 horas bajo pena de muerte, y que iban a llegar fuerzas france- sas. Comienza también el encar- celamiento de patriotas. Dos días más tarde se reciben órdenes de fusi- lar a 58 de ellos, incluyendo miem- bros de la Junta. Se había rebasado nuevamente lo irrebasable. No sólo habían caído asturianos en Madrid en la mañana del Dos de Mayo, no; ya se veía que los franceses no eran nuestros aliados que nos ayudarían a afirmar en la Corona a Fernando VII dejando, por fin, postergado a Godoy, el choricero. Lo querían to- do, eran unos presuntuosos, ebrios de engreimiento por sus triunfos en los campos europeos que con su ofensiva parafernalia nos dictaban qué modo de gobierno debíamos aceptar, tal y como había demostra- do el vicecónsul Lagonier en Gijón unos días antes, que nos llevaban y hacían lo que querían con nuestro monarca, como si fuera un pelele y todo con nuestro consentimiento o sin él o con nuestra sangre. La Pa- tria estaba en manos de extranjeros que nos utilizaban a su antojo, que manejaban los recursos de España a su gusto. De ahí el levantamiento del día 9, de ahí la indignación, de ahí la guerra, el último recurso de la diplomacia. Se crea entonces una Junta forma- da solo con patriotas, dejando de la- do a aquellos indecisos o renuentes de los días anteriores, a aquellos que el Marqués de Santa Cruz llamó co- bardes con su famoso discurso (la tie- rra que pisamos quisiera yo que se abriese a todos para que sepultase en sus entrañas tanta pusilanimidad y co- bardía), y este día (el 25) expone la declaración solemne de guerra a Francia -si bien esta idea era ante- rior, pero no había podido tomar forma-. Asturias, una tierra de gente pobre, crea un ejército, busca expan- dir la revolución a las provincias ve- cinas, con mayor o menor éxito según el caso, firma la paz con Ingla- terra, a la que envía comisionados para pedir ayuda, obteniendo res- puesta favorable y se prepara para la defensa, en un primer momento con el de Santa Cruz como capitán general por imperativo popular. Una región declara la guerra Na- poleón, a ese Tamerlán vencedor de emperadores y reyes, que creaba es- tados, que componía y deshacía fronteras a su antojo. Sólo los británicos le seguían haciendo fren- te y, cuando todo parecía estar per- dido, le llega esa representación as- turiana, con el Vizconde de Matarro- sa a la cabeza (todavía no era conde de Toreno), comunicándole que se había levantado soberana, aun en nombre de su rey en el exilio -perso- naje evidentemente desconocido to- davía-, y declarado la guerra a tal César. El asombro inglés no puede ser mayúsculo. Señores: Asturias, sólo una provincia, una zona que había que buscar en un mapa, cuan- do grandes naciones se postraron Historiador Pasa a la página siguiente

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CYAN MAGENTA AMARILLO NEGRO (AUTO) - Pub: ND_CUADERNO_ASTURIAS Doc: 02697G Red: 100% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por: Mayte Diaz Filmacion: 0 - Dia: 24/05/2008 - Hora: 19:43

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Asturiasen armasEl 25 de mayo de 1808 la Junta declaró la guerra a Francia. Unhistoriador y tres descendientes de los personajes del momentonarran los hechos y los recuerdos familiares de la epopeya.

33 Un grabado de ‘La ilustración gallega y asturiana’ que refleja la insurrección en Asturias.

6DOMINGO, 25 DE MAYO DEL 2008

CUADERNO DEL DOMINGO La Voz de Asturias

domingo

CRÓNICAEvaristo C.

MARTÍNEZRADÍO

El 25 de mayoen Asturias

Era evidente que lamañana del día 25de mayo de 1808 nodaba el comienzo aun día cualquiera.La intranquilidad,la zozobra, la eufo-

ria, la excitación y el patriotismose revolvían para engendrar loque sería el comienzo de unanueva época, de una nueva na-ción, de una nueva concepcióndel ciudadano en nuestra regióny en España entera. Hace hoy dos-cientos años y, por tanto, nues-tras percepciones de lo que esnuestro orgullo celebrar no sonlas mismas. Debemos plantear-nos qué pensaban nuestros ante-pasados tal día, qué sentían ensus huesos, qué pasaba por sus ca-bezas para rubricar el nacimien-to de una nueva etapa.

Esa noche, los patriotas indig-nados asaltaron la fábrica de ar-mas de Oviedo y el domicilio dela máxima autoridad militar delmomento, Juan Crisóstomo de laLlave, aquél que había sido preci-samente enviado para acallar loque no podía enmudecer.

Seis días antes habían llegadoórdenes de Madr id para laAudiencia mandando que debíandevolver las armas que se habíanentregado el día 9 en un plazo de24 horas bajo pena de muerte, yque iban a llegar fuerzas france-sas. Comienza también el encar-

celamiento de patriotas. Dos díasmás tarde se reciben órdenes de fusi-lar a 58 de ellos, incluyendo miem-bros de la Junta. Se había rebasadonuevamente lo irrebasable. No sólohabían caído asturianos en Madriden la mañana del Dos de Mayo, no;ya se veía que los franceses no erannuestros aliados que nos ayudaríana afirmar en la Corona a FernandoVII dejando, por fin, postergado aGodoy, el choricero. Lo querían to-do, eran unos presuntuosos, ebriosde engreimiento por sus triunfos enlos campos europeos que con suofensiva parafernalia nos dictabanqué modo de gobierno debíamosaceptar, tal y como había demostra-do el vicecónsul Lagonier en Gijónunos días antes, que nos llevaban yhacían lo que querían con nuestromonarca, como si fuera un pelele ytodo con nuestro consentimiento osin él o con nuestra sangre. La Pa-tria estaba en manos de extranjerosque nos utilizaban a su antojo, quemanejaban los recursos de España asu gusto. De ahí el levantamientodel día 9, de ahí la indignación, deahí la guerra, el último recurso dela diplomacia.

Se crea entonces una Junta forma-da solo con patriotas, dejando de la-do a aquellos indecisos o renuentesde los días anteriores, a aquellos queel Marqués de Santa Cruz llamó co-bardes con su famoso discurso (la tie-rra que pisamos quisiera yo que seabriese a todos para que sepultase ensus entrañas tanta pusilanimidad y co-bardía), y este día (el 25) expone ladeclaración solemne de guerra aFrancia -si bien esta idea era ante-rior, pero no había podido tomarforma-. Asturias, una tierra de gentepobre, crea un ejército, busca expan-dir la revolución a las provincias ve-cinas, con mayor o menor éxitosegún el caso, firma la paz con Ingla-terra, a la que envía comisionadospara pedir ayuda, obteniendo res-

puesta favorable y se prepara para ladefensa, en un primer momentocon el de Santa Cruz como capitángeneral por imperativo popular.

Una región declara la guerra Na-poleón, a ese Tamerlán vencedor deemperadores y reyes, que creaba es-tados, que componía y deshacíafronteras a su antojo. Sólo los

británicos le seguían haciendo fren-te y, cuando todo parecía estar per-dido, le llega esa representación as-turiana, con el Vizconde de Matarro-sa a la cabeza (todavía no era condede Toreno), comunicándole que sehabía levantado soberana, aun ennombre de su rey en el exilio -perso-naje evidentemente desconocido to-

davía-, y declarado la guerra a talCésar. El asombro inglés no puedeser mayúsculo. Señores: Asturias,sólo una provincia, una zona quehabía que buscar en un mapa, cuan-do grandes naciones se postraron

Historiador

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7DOMINGO, 25 DE MAYO DEL 2008

CUADERNO DEL DOMINGO La Voz de Asturias

domingo

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La Juntade Asturiasfue precedentede las Cortesde Cádiz

a la bota del tirano, entra en lasguerras napoleónicas por sí mis-ma dando comienzo a lo que Na-poleón denominará la úlcera es-pañola. Esta úlcera será el princi-pio del fin de tan admirado comoaborrecido personaje en la época.No habrá comparación propor-cional de las fuerzas imperialesen la Península respecto a Euro-pa. El Principado se convierte asíen ejemplo al Viejo Continente y,tal como dijo el diputado Garcíadel Busto (según Álvarez Valdés):

«Si nos declaramos contra elopresor de la Humanidad, nues-tra voz será de alarma en toda laPenínsula, el león dormido des-pertará, su rugido llegará a Lon-dres, Viena y San Petersburgo, sal-drá la Europa de su letargo y con-seguiremos ver derrocado al colo-so».

Tocaba a rebato la hora de Es-candón, Balmori, Jerónimo Sas-tre, Bárcena, Fombella, todosaquellos anónimos que se lanza-ron al monte y tomaron las ar-mas o los aperos de labranza co-mo tales. Aquellos que llevabantiempo conspirando, como elpropio oficial de Correos ÁlvaroRamos, quien había leído las noti-cias de Madrid en la Plaza de laCatedral dos semanas atrás, o eljuez de Oviedo (Busto), conspira-dor meses atrás y quien ya el 3 de

mayo se había declarado abierta-mente a favor de la rebelión, venahora sus desvelos materializa-dos. Y nuestros Borbones refugia-dos en su palacio de vergüenza,serán aclamados y se les dará ladignidad que no defendieron.

Se constituyó de este modo unnuevo órgano de gobierno revolu-cionario desvinculado del afran-cesado poder central (la Junta deGobierno dejada por FernandoVII). A nivel general, ante la nece-sidad de coordinar a nivel nacio-nal la lucha contra el Imperio, seconforma una Junta Central a laque las Provinciales enviarían re-presentantes. Entre sus objetivosfiguraba una idea asturiana ges-tada en junio del mismo añoocho y no lo suficientemente re-conocida por la Historia: la con-vocatoria de unas Cortes que asu-mieran las tareas legislativas paraconfigurar un nuevo orden políti-co. Dará pie así, más adelante, ala creación de las Cortes de Cádizy la citada Constitución de 1812.

Comienza una guerra en laque saldrá lo mejor y lo peor o, loque es lo mismo, que mostrará alser humano en estado puro, co-mo en cualquier conflicto, sóloque éste marcará el devenirpolítico de todo el siglo XIX es-pañol y, si me lo permiten, elprincipio del XX. Pero eso ya esotra historia.H

Recuerdosde familia

BERNARDO SOLÍSOVIEDO

Los descendientes de los héroes del 1808asturiano relatan la historia de sus ‘abuelos’

La historia de los sucesos de 1808en Asturias tuvo unos protagonis-tas que hoy tenemos la oportuni-dad de conocer a través del testi-monio de sus descendientes. Tresde ellos relatan a LA VOZ DE AS-TURIAS las historias de sus ‘abue-los’. Son el expresidente de la Jun-ta General del Principado, Anto-nio Landeta; el arquitecto Luis La-ca y el erudito José AntonioBenítez.

MEMORIA DE LOS HECHOS / Anto-nio Landeta cuenta que «mi abue-lo, Ramón Álvarez–Valdés de laRiva nació en Oviedo el 17 de no-viembre de 1787. Siguió la carre-ra tradicional de la familia, Leyesy Cánones y llegó a alcanzar ungran prestigio profesional y tuvouna importante actuación en loshechos ocurridos en 1808. Fueautor del libro Memorias del levan-tamiento de Asturias de 1808, reali-zado por encargo de la Junta Ge-neral del Principado. En él dauna idea minuciosa y clara de loshechos acaecidos en ese periodo,con la fuerza de la realidad vividaen esos acontecimientos. Lo queha sido y es de gran utilidad paralos historiadores teniendo encuenta que las actas de la Junta yel archivo de la Audiencia deOviedo han desaparecido. Mi tía,Sara Álvarez–Valdés, donó el ma-nuscrito a la biblioteca de Ovie-do».

UNA VOZ EN LA HISTORIA / José An-tonio Benítez cuenta la historiade su cuarto abuelo, José Maríadel Busto: «Hace algunos años,cuando de manera casual co-mencé a investigar acerca de mihistoria familiar, descubrí que micuarto abuelo, José María Garcíadel Busto, era en 1808 Juez Prime-ro de Oviedo y su Consejo. Él fueel primero que expresó pública-

mente la amenaza que suponía lainvasión de los ejércitos de Napo-león. Fue su casa, en la Calle de losÁngeles n° 3, a la entrada de la Puer-ta Nueva Baja, el lugar donde, ungrupo reducido de patriotas se reu-nieron para preparar y organizar elalzamiento, formándose el núcleode la revolución. El 9 de Mayo, enpleno motín popular, el pueblo le

confió la responsabilidad de exigir alos magistrados de la Audiencia laentrega de los ‘bandos y órdenes’ deMurat, y de convocar urgentementea la Junta para tratar tan gravesasuntos». «Con el Marqués de SantaCruz de Marcenado, arengó a los di-putados para armar al pueblo y en-frentarse a las tropas napoleónicas.Además, organizó los preparativosdel levantamiento, en los días pre-vios al 25, coordinando el trabajo dereclutamiento de más de 6.000 pai-sanos armados. También dirigió unade las columnas de voluntarios ar-mados frente a la Plaza Mayor. De sucasa salió Gregorio Piquero Argüe-lles, posteriormente su cuñado, dis-frazado por su esposa Antonia Alon-so de Viado y su hermana Getrudis,la noche del 24 de mayo, para exigiral General La Llave, la convocatoriaurgente de una reunión; además, re-dactó el documento en el que se re-cogían las demandas expresivas delpueblo y que serviría de carta magnapara la constitución de la Junta Su-prema».

AL FRENTE DE UN EJÉRCITO / Luis Lacaretrata a su antepasado Joaquín Na-via-Osorio, marqués de Santa Cruzde Marcenado, que desempeñó unpapel fundamental en el inicio de laGuerra de Independencia, con su fa-mosa intervención ante la Junta delPrincipado el 9 de mayo de 1808:

«En pocos días, el Marqués de San-ta Cruz de Marcenado, el Conde deToreno y Manuel Miranda Gayoso,en comisión, reunieron un ejércitode 20 000 hombres; el mando de es-te ejército se le encomendó al mis-mo marqués, que, sin embargo,sería relevado poco después por nocontar con el visto bueno del Mar-qués de la Romana. En realidad, en1808, el marqués, con casi 60 años,estaba retirado de la vida militar, pe-ro no dudó en ponerse al frente dela rebelión de Asturias. De todo ello,se conservan en el archivo de la Casade la Rúa un buen número de docu-mentos. »H

Álvarez-Valdés,Del Busto yNavia-Osoriofueron héroes deaquella gesta

Asturias en guerra (y dos)

33 Arriba, firma autógrafa de Del Busto. Abajo, su testamento.