Domingo 1..

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2, 13-17 Domingo 12º del Tiempo 0rdinario– Ciclo Domingo 12º del Tiempo 0rdinario– Ciclo Lo despertaron diciéndole: -Maestro, no te importa que nos hundamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: -¡Silencio, cállate! El viento cesó y hubo una gran calma. Mc.4,37 -41

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2, 13-17

Domingo 12º del Tiempo 0rdinario– Ciclo BDomingo 12º del Tiempo 0rdinario– Ciclo B

Lo despertaron diciéndole:

-Maestro, no te importa que nos hundamos?

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

-¡Silencio, cállate!

El viento cesó y hubo una gran calma.

Mc.4,37-41

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La tormenta fascina y horroriza a la vez.Ante las fuerzas de la naturaleza:

• nos sentimos pequeños e impotentes,• se desvanece nuestra altanería

habitual. No es extraño que la Biblia

asocie la tormenta con la manifestación de Dios.

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Desde la tormenta Dios habla a Job y le interroga: “¿ Quién cerró el mar con una puerta, y le dijo: hasta aquí

llegarás y no pasarás, aquí se romperá la arrogancia de tus olas?”

Job 38,8-11

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El señorío de Dios sobre la tormenta es una metáfora de su señorío sobre la historia y sus acontecimientos.

Dios se manifiesta en los acontecimientos de cada día

y en los que marcamos con señales extraordinarias.

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La borrasca significa la persecución. Las olas zarandean la barca.

Los discípulos creen que Jesús, dormido como está , no les presta atención.

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Su grito puede parecer blasfemo:

“¿ Maestro, no te importa que perezcamos?”

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El que es la Palabra de Dios impone silencio a las otras palabras,

al rugido de la tempestad y al bramido del viento.

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Ante el grito de los discípulos, Jesús responde con una intervención urgente y majestuosa sobre los elementos, pero no

puede ignorar la pregunta que manifestaba la inquietud de los suyos.

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¿ Por qué sois tan cobardes?¿Aún no tenéis fe?

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“¿Quién es este que hasta el viento y el mar le

obedecen?”

El relato se cierra con la pregunta final de los discípulos:

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El discípulo es aquel que

ha de preguntarse cada día

quién es Jesús.

No cabe engañarse diciendo que uno ya

ha respondido cuando descubrió el

camino de la fe.

Jesús ha de ser descubierto cada día.

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El viento y el mar le obedecen.• Él es el Señor de la historia,• la fuente última de la fe, • la confianza de los que creen.

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La verdadera fe no exige milagros fulminantes, confía en la presencia de Dios.

La fe sincera no aguarda a cada paso la intervención mágica de Dios.

La fe más profunda acompaña a quien cree en la presencia de Dios.

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Señor Jesús,

Te creemos presente en la mar de nuestra historia.

Te agradecemos que nos acompañes en la tribulación.

Te pedimos que aumentes nuestra fe vacilante.

Y te rogamos que nos libres del temor.

Amén.

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Autor: José Román FlechaTexto: PALABRA DEL SEÑOREdit. Secretariado Trinitario. Salamanca 2007