Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús

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Jesús resucitado y vivo se aparece en Guatemala en Beatas de Belén, a Beata Madre Encarnación Rosal, edición dedicada a los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús.

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Luigi CastilloDirector Arte

Jonathan CastilloDirector Editorial

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Fotografías Erick Espinoza: C.I. Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús

Fotografía contraportada interior: Luis Fernando Ordoñez

Agradecimiento especialComunidad Beatas de Belén

Fotografía: Luis Fernando Ordoñez

Contenido

La dulce mirada de Jesús ensombrecida por el tiempo

Azulejo de Joaquín Soriano para el Sagrado Corazón

Apariciones de Jesús a Beata Madre Encarnación Rosal en Beatas de Belén

Sor María Encarnación del Sagrado Corazón de Jesús

Bibliografía

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editorial

“Jesús se aparece resucitado y vivo en Beatas de Belén”. Nos en-contramos en una nueva edición, damos gracias a Dios por permi-tirnos presentarla en este mes dedicado a Los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús. Beata Madre Encarnación Rosal relata “me ofrecí al Señor prometiéndole que pasaría por vergüenzas y trabajos para promover esta devoción”. Jesús se hace presen-te en Guatemala para recordarnos que los hombres no celebran los Dolores de su Corazón amoroso. Católico asiste el próximo 25 de agosto a la festividad de Los Dolores Internos del Sagra-do Corazón de Jesús. Esperamos esta edición sea de su agra-do y les damos las gracias por seguir siendo nuestros lectores.

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Cuando me solici-taron hacer un relato sobre la restauración de la bella imagen

escultórica de Jesús en los Dolores Internos de su Sagrado Corazón del Beaterio de Belén, se me vino a la mente pensar cuanta sería la historia que ha visto pasar frente a sus ojos. Sin embar-go, esa misma historia y el paso del tiempo con sus consabidos embates, también habían cobrado factura, lastimaduras que ahora marcaban su figura. Explicar el origen de estos daños sería difí-cil, quizás causados por pequeños descuidos en su manipuleo y exposición, o tal vez por remozamien-

La dulce mirada de Jesús ensombrecida por el tiempo

tos poco afortunados. Lo único cierto es que su belleza estaba opacada y ensombrecida. Luego de más de catorce años de haber realizado un trabajo de forma gene-ral y de otros pequeños “arreglos” ocasionales, no se había tomado con-ciencia de lo urgente de su rescate, hasta que hace muy poco y con el interés de las nuevas auto-ridades, precedidas por Monseñor Marco Aurelio González Iriarte y su gru-po de colaboradores, se cayó en cuenta de esta necesidad y asumieron la responsabilidad de buscar y solicitar una intervención profesional que le devolviera a la ima-gen todo su esplendor.

Licenciado en arte y Restaurador Luis Manuel Muñoz Lemus

La escultura de un metro con setenta y cinco cen-tímetros de alto y datada a mediados del siglo XIX, llegó al Centro de Restau-ración de Bienes Muebles (CEREBIEM), del Instituto de Antropología e Historia (IDAEH), el tres de mayo del año 2011. La decisión por parte del Beaterio fue importante y el compromi-so adquirido por nosotros como restauradores era grande. La tarea estaba definida: rescatar la ima-gen; pero al mismo tiempo garantizar la estabilidad de todos sus materiales y sobre todo, liberar y sal-var su originalidad oculta tras capas de suciedad y materiales dañinos.

El trabajo fue puntual en los daños ya detectados, pero al ir removiendo las intervenciones y repintes anteriores nos enfrenta-mos a otra serie de pro-blemas que complicaron la labor de conservación. Fue necesario replantear el tratamiento a seguir y

enfocarse especialmente en la adhesión de varios de los ensambles de made-ra que forman el cuerpo, pues por agotamiento natural de sus materiales, ya se mostraban movidos y desprendidos. Los goz-nes de hombros y codos habían cedido a la cons-tante fricción y estaban totalmente desajustados. En ese proceso de análi-sis y descubrimiento, se observó que la peana no era la original y que ésta había sido de un Nazareno de paradero desconocido, adaptado ahora a esta imagen, asumiendo que la origi-nal se había destruido.

Otra desoladora sor-presa fue descubrir una enorme lastimadura en la mejilla izquierda, ocasio-nada posiblemente por una fuerte caída o un gol-pe contundente, además de notar que algunos de los rizados cabellos no eran talla en madera sino pasta de yeso de mala

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RRINEl relato de su restauración

calidad que cubría inclu-so parte de las orejas. También los repintes de la barba y el bigote eran muy pesados y llegaban casi a unirse, ocultando una de las caracterís-ticas más bonitas de la talla, su bigote suelto y exento de la barba. Estos repintes además habían engrosado y oscurecido las cejas haciéndolas muy profundas y un poco aleja-das de la silueta original.

El primer paso fue refor-zar la estructura de la imagen, asegurar sus ensambles y corregir el desgaste de los goznes para optimizar su función. Resuelto esto, empezó el delicado proceso de remover los repintes y toda la suciedad dañina que alteraba el encarna-do. Se hicieron muchas pruebas con distintos

disolventes para encon-trar el adecuado que pudiera retirar lo malo sin lastimar lo original. La tarea fue minuciosa y paciente, hasta que se logró liberar la policro-mía original y así apre-ciar, aún con todos los daños, los colores, tonos y detalles que el autor había logrado para su obra.

Luego de eliminar todo lo indeseado, se trataron los golpes y agujeros, cubriéndose y rellenán-dose con madera de cedro o con pasta especial según fuera requerido. Se pulieron estos nuevos agregados para que se unificara con el resto de la superficie aterciopelada. Restaba entonces hacer la integración cromática, es decir agregar color en las zonas con faltantes.

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Tarea difícil, pues debía hacerse la combinación exacta de pigmentos y proporciones para lograr igualdad de colores y tona-lidades al encarnado origi-nal, pues evidentemente, sólo deben cubrirse los faltantes. Los acabados finales en esta etapa fueron la reposición de los detalles perdidos, algunas zonas de las cejas que se habían lastimado, el peleteado o delineado de pequeños vellos pintados con pincel muy fino, sobre las cejas, al igual que las pestañas inferiores. También se recuperaron detalles en los labios, en un jue-go de luces y sombras y pequeñas líneas que le dieron una textura natural.

Para el cabello, barba y bigote, se retiraron todos los repintes y pas-tas erróneas para luego recuperar la base de preparación perdida y así poder integrar color, sólo así se pudo recuperar el

color castaño de su cabe-llo y el esfumado original que hace que se funda el color del vello con la piel.

Las pestañas de pelo natu-ral que se suelen adherir al arco superior del ojo también tuvieron que ser repuestas, de acuerdo a la medida y curvatura exacta, buscando el pelo adecuado y pegado uno a uno sobre un delicado molde de papel de cera que luego se colocó en la imagen. Este deta-lle hizo resaltar aún más la expresión tierna de sus ojos.

El elemento iconográfico que distingue a esta ima-gen es indudablemente su corazón atravesado por diez dardos. Este también había sufrido una serie de modificaciones e interven-ciones anteriores, por lo que se decidió devolverle su esplendor, laminándose en oro y luego aplicando una capa de esmalte transpa-rente con color rojo, técni-camente llamado corladura, para que lograra la profun-

didad del color pero con la transparencia que deja lucir la intensidad metálica del oro. Para resaltar aún más su realismo, se le agregaron pequeñas gotas en relieve con el color de la sangre y también del agua que ema-na de la herida del costado. La llama sobre el corazón se patinó o “envejeció” artifi-cialmente para darle mayor profundidad al trabajo de la talla cubierto también con laminilla de oro. Todo el trabajo de metal del nimbo de la imagen como la peque-ña corona de espinas que rodea el corazón y los diez dardos de plata sobredo-rados fueron trabajados por un orfebre experto. La cruz de oro con granates que ahora luce sobre el corazón, fue el regalo de un devoto agradecido. Llegó el momento de la entrega, el acto oficial y privado fue e diecinueve de agosto del

año 2011, pero el retorno de la imagen a su Beate-rio fue un alegre domingo veintiuno de agosto, don-de lo vimos salir del mismo Centro de Restauración, llevado en hombros sobre andas con flores blancas y rojas, símbolos de su pureza y amor, y así volver a su templo y a su gente que con tanta ilusión lo esperaba. Personalmen-te, y con certeza todos los compañeros que forma-mos el equipo de trabajo, nos sentimos orgullosos y satisfechos de la tarea concluida, que contribuye a preservar nuestro patri-monio, afianza las tradi-ciones guatemaltecas y también fortalece la fe de los católicos, reflejada en la dulce mirada de la ima-gen de los Dolores Inter-nos del Sagrado Corazón de Jesús, mística visión de Sor Encarnación Rosal.

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AZULEJO DE JOAQUÍN SORIANO PARA El

La devoción de Los Dolores Internos del Sagrado Cora-zón de Jesús, tras-cendió fronteras,

en la localidad Cordobesa de Obejo en España, en el año 2006 según lo con-sultado en las noticias de junio del año mencio-nado, en la página www.hermandaddelapasion.org

Se instaló un retablo cerámico en unas dimen-siones de 1.30 X 85 cm, donde se contempla el Sagrado Corazón de Jesús, enmarcado con una singular cenefa, pintado y vidriado a mano y realizado en la técnica de aguarrás. El mismo se colocó en la Plaza “Del Sagrado Cora-zón” en el centro de Obejo y se bendición se realizó el 23 de junio, festividad litúrgica del Sagrado Cora-zón. El azulejo fabricado en el taller del conocido ceramista Joaquín Soria-no en Benacazón (Sevilla), encargado por el Párroco Carmelo María Santana.

SAGRADO CORAZÓN DE OBEJO

En la misma nota se men-ciona que se trata de una iconografía inusual en España, ya que represen-ta al Corazón Dolorido de Jesús traspasado por diez dardos crueles, tal como se manifestó a Beata Madre Encarnación Rosal en el Beaterio de Belén en la Ciudad de Guatemala. La imagen venerada en el altar mayor en Beatas de Belén sirvió de mode-lo para la realización del retablo, la orla que envuel-ve al mismo, aparecen diez lámparas, en honor al “Ejercicio de las diez lámparas”, para repa-rar el Corazón doliente. Como símbolo de las almas amantes que viven para recibir y el amor que de Cristo reciben.

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Apariciones de Jesús a Beata Madre Encarnación Rosal en beatas de belén

Guatemala 1857, la Beata Madre Encarnación Rosal se ha entregado a

Cristo con amor y ser-vicio, para ese entonces era Priora del Beaterio. Ella misma relata que desde que entro de superiora se dio más a la oración y a la penitencia.

Es Semana Santa unos días en los que el Cris-tiano contempla y revi-ve las manifestaciones supremas de amor de Cristo, en esos días la Madre Encarnación va a recibir luces, confi-dencias y encomiendas que comprometieron de ahí en adelante todo su corazón y su vida.

Jueves Santo 9 de abril de 1857, la ciudad de Gua-temala está tranquila, en la huerta del Beaterio los grillos cantan. La Madre Encarnación Rosal atra-viesa los amplios corre-dores del convento que la llevan al Coro Bajo, según su costumbre quiere acompañar a Jesús Sacramentado.

Entre dos y tres de la madrugada, entrando al coro como de costum-bre, al hincarse sintió que le halaban el velo que la cubría, no hizo caso de ello. Escuchó el sonar de una campani-lla como de oro o metal muy fino porque su voz (o tañido) era muy suave

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Apariciones de Jesús a Beata Madre Encarnación Rosal en beatas de belén y delgada, tampoco hizo caso de ello y comenzó su oración, tomando la traición de Judas y lo que el corazón de Jesús sen-tiría al ver esa traición.

Estando en su oración tan profunda y nuestro Padre complacido de tan-to amor y cariño, en ese momento escuchó una voz interior que le dice “No celebran los Dolores de mi Corazón”, la Madre seguro guardo esas palabras en lo más profundo de su ser.

Pasando unos días Jesús Hostia se hace presente, la Madre acabando de comulgar, nuevamente escucha esa misma voz interior que le dice “No celebran los Dolores de mi Corazón”, ella responde Señor yo no soy digna,

hay religiosas mejores que yo, Capuchinas, Tere-sas, yo soy pecadora.

La misma voz le dijo “Por-que no hay otra más baja que tú”, ella se estreme-ció en un dulce llanto sin saber qué hacer. Se lo comunica a su confesor y director pero no le pres-tan la debida atención.

En aquel año el país era azotado por una epidemia de cólera, en el Beaterio esa epidemia ya había cobrado vidas y otras hermanas gravemente enfermas. La Madre una de esas noches sentía amargura de corazón, y pensó en promover cele-brar los Dolores Internos del Corazón de Jesús, se lo ofrece al Señor y a ella regreso la tranquilidad. Esto mismo le sucede

dos noches siguientes y ella ofrece al Señor pasar por cualquier vergüenza, contradicción, dificultad y trabajo para promo-ver esta devoción. Ella lo comunica a su confesor y director. Monseñor Piñol le da la autorización, el Padre Toboada le dice que haga lo que su confe-sor le permita y el Padre Miguel muñoz le responde que comience, ya que si ello es de Dios, todo ira caminando para bien.

La Madre Encarnación ya respaldada comenzó a pedir limosnas para orga-nizar la festividad en honor de Los Dolores Internos del Corazón de Jesús el próximo 25 de agosto. Ella solicitó licencia del Señor Arzobispo, que primerio la dio de palabra y luego por escrito y la amplió para los días 25 de cada mes. Desde ese mismo 25 de agosto los azotes de la peste fueron dismi-nuyendo, y en el Beaterio solo murió una hermana después que había varias gravemente enfermas.

Ya organizada la devoción para los días 25, la Madre recuerda que el principal fin es pedir por la conver-sión de los pecadores y que hay que pedir al Eterno Padre, por Los Dolores del Corazón de su hijo y que se apiade de nosotros.

El Señor inspira a la Madre Encarnación Rosal y le da luces para determinar cómo debe ser la imagen de Jesús, con un corazón transverberado por diez dardos, siete alrededor y tres al fondo. La Madre Encarnación enseguida manda a pintar una ima-gen del Sagrado Corazón, tal y como a ella lo había visto, y la mostró al ilus-trísimo Monseñor Piñol, su confesor y al Padre Muñoz que da el visto bue-no y mandó a esculpir una imagen conforme a la pin-tura. Y el ilustre Canónigo Manuel Espinosa, mandó a esculpir una imagen de mayor tamaño, la que fue colocada en la Capilla del Beaterio de Belén y al parecer es la que se venera hoy en Beatas de Belén en la Ciudad Capital.

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RRIN Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Sor María Encarnación del Corazón de Jesús

Para hablar un poco de la devo-ción de los Dolo-res Internos del Sagrado Corazón

de Jesús, es necesario conocer quien fue una maravillosa mujer que se distinguió por escuchar a Dios y siempre tratar de cumplir lo que ella sentía que Dios quería para su vida. María Encarnación nació el 26 de octubre de 1820 en la ciudad de Quetzaltenango, Guate-mala. Hija de Don Manuel Encarnación Rosal y de Doña Gertrudis Leocadia Vásquez. La niña fue bau-tizada al siguiente día 27 por el Padre Fray Manuel Carranza, bajo el nombre de María Vicenta, en con-memoración de San Vicen-te, Mártir de Ávila. Llego el día de partir, es la madru-gada del 11 de diciembre de

1837, en Quetzaltenango. Una cabalgata con rumbo a Guatemala, en la que vie-nen Manuela Arbizu, María Vicenta, su hermano Isidro González y su Padre Don Manuel Rosal. Días antes de las fiestas de navidad, el grupo procedente de Quetzaltenango ha llegado a la Ciudad Capital, así lo anuncia la Madre Priora a las hermanas del Beaterio de Belén, pasado unos días ya es primero de enero de 1838, Vicenta con tan solo 17 años, ingresa al Beaterio de Belén des-pués de haber recibido la bendición de su padre y despidiéndose de su her-mano y Manuela su amiga.

El 16 de Julio de 1838, en el Beaterio de Belén se dice que las campanas de la Iglesia repican jubilosa-mente, están llamando a

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Sor María Encarnación del Corazón de Jesús todo el barrio a las festivi-dades de Nuestra Señora del Carmen y además iba a vestir el hábito de la Orden Bethlemita una joven de 18 años llamada María Vicenta. Las ceremonias rituales de ese entonces eran muy majestuosas, en la procesión de entrada viene la postulante que al llegar al coro bajo, se coloca frente a la reja y se hacen preguntas ritua-les, y en ese momento se bendice el hábito y luego la postulante se despoja de sus vestimentas y se va colocando su nueva vesti-dura. Para esa ocasión ha presidido la misa el Prior de Belén, Fray Martín de San José, quien entrega la correa y menciona “Recibe esta correa, en señal de continencia

y castidad” y el rosario “Recibe este instrumen-to de oración para que meditando en los sagra-dos misterios de la vida, pasión y muerte de nues-tro Redentor Jesucristo y en tus postrimerías, te olvides de todo terreno, aborreciendo el peca-do y amando la virtud”.

En esa misma ceremonia es en la que la religiosa debía cambiar su nombre de bautizo por otro nuevo, en antiguas comunidades el nombre venia impuesto por la autoridad o saca-do a la suerte, siempre y cuando este nombre esté ligado al santoral o a los misterios de Cris-to. El Padre y el hermano de María Vicenta le soli-citaron a la Madre Mer-cedes Dardón que se le pusiera el nombre de Sor Encarnación. Y se sabe por declaración de otras Religiosas que Sor María Encarnación del Corazón de Jesús es el nombre con el que ella firmaba y con el que la conoce la Iglesia.

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RRINbibliografia

Colegio Sagrado Corazón de Jesús, Bethlemitas Pal-mira. (s.f.). Recuperado el 2 de agosto de 2013, de http://bethlemitaspalmira.edu.co/Nuestros-Fundadores.php

Comunidad Beatas de Belén. (2012 Año de la Fe). Encarnación Rosal Una vida, un compromiso. Nueva Guatemala de la Asunción.

Muñoz, L. M. (2012). La dulce mirada de Jesús en-sombrecida por el tiempo. Resucitado y Vivo, 2-4.

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