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Enero 1975
(año XXVIII)Precio:
2,80 francos franceses
El Correo/íc|oUna ventana abierta
al mundo
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un puebloque no quieredesaparecer
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TESOROS
DEL ARTE
MUNDIAL
EGIPTO
La reina
NefertitiLas Naciones Unidas han
proclamado 1975 «AñoInternacional de la Mu¬
j'er». Durante el mismo,«El Correo de la Unes¬
co» se propone repro¬
ducir en la página «Teso¬ros del arte mundial» de
cada número obras de
arte dedicadas a la
muj'er. Para empezar,he aquí el célebre bustode la reina Nefertiti
(50 centímetros de alto),que data de hace 34siglos. Fue descubiertoen el taller de un escul¬
tor egipcio, entre lasruinas de la ciudad de
Akhetatón (actualmenteTell el-Amarna), solararqueológico del AltoEgipto situado a unos300 kilómetros de El
Cairo. Nefertiti fue la
esposa del faraón Ame-nofis IV, o Akhenatón,
que fundó dicha ciu¬dad. El busto aquí re¬producido se conservaen los Staatliche Mu¬
seen de Berlín.
NESGOEl Correo Página
ENERO 1975 AÑO XXVIII
PUBLICADO EN 15 IDIOMAS
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Publicación mensual de la UNESCO
(Organización de las Naciones Unidas parala Educación, la Ciencia y la Cultura)
Venta y distribuciónUnesco, Place de Fontenoy, 75700 Paris
Tarifa de suscripción anual : 28 francos
Los artículos y fotograflas de este número que llevan el
signo © (copyright) no pueden ser reproducidos. Todoslos demás textos e ilustraciones pueden reproducirse, siempreque se mencione su origen de la siguiente manera : "DeEL CORREO DE LA UNESCO", y se agregue su fechade publicación. Al reproducirse los articulos y las fotos deberáhacerce constar el nombre del autor. En lo que respecta a lasfotograflas reproducibles, serán facilitadas por la Redacciónsiempre que el director de otra publicación las solicite
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Redactores
Español : Jorge Enrique AdoumFrancés : Philippe OuannèsInglés : Roy Malkin
Ilustración : Anne-Marie Maillard
Documentación : Christiane Boucher
Composición gráfica -
Robert JacqueminLa correspondencia debe dirigirse al Director de la revista
LOS ESQUIMALESUN PUEBLO QUE NO QUIERE DESAPARECER
Un debate sin precedentes :los derechos humanos en el Ártico
12 DE LOS HIELOS POLARES A LA GRAN CIUDAD
« El desarrollo del Norte es un proceso histórico irreversible »
por Alexander Stevenson
14 UNA CULTURA QUE NO DEBE MORIR
Un nuevo desafío para los esquimales :cómo preservar su modo de vida tradicional
por Jean Malaurie
18 « DADME EL INVIERNO,DADME LOS PERROS... »
Fotos
20 «YO NACÍ HACE MIL AÑOS»
Carta abierta de un jefe indio
por Dan George
21 GENTES DE PAYNE BAY
Un manual escolar hecho por los esquimalesy para los esquimales
27 EN LA TUNDRA SOVIÉTICA
Cuando los escolares aprenden a manejar el lazo
por Vladimir I. Vasi/iev
34 A PROPOSITO DE ISRAEL
Declaración del señor Amadou Mahtar M'Bow,Director General de la Unesco
2 TESOROS DEL ARTE MUNDIAL,
La Reina Nefertiti (Egipto)
Nuestra portada
Un trineo tirado por perros en la desolación del
Ártico imagen de la vida tradicional tíe los
esquimales hoy enfrentados a la civilización
moderna parece cruzar como un recuerdo
el rostro de este esquimal de Groenlandia. La
composición gráfica ha sido realizada para
nuestra revista por Rolf Ibach, grafista de laUnesco.
Fotos © Camera Press, Londresy 0 Bonnardel. Aix-en-Provence
A NUESTROS LECTORES
Pedimos excusas a aquellos de nuestros lectores que hayan reci¬bido con retraso los números de El Correo de la Unesco corres¬
pondientes a noviembre y diciembre de 1974. La causa ha sido una
huelga prolongada de los servicios franceses de correos.
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LOS ESQUIMALESUn puebloque no quieredesaparecer
Un debate sin
precedentes:ios derechos
humanos
en el Ártico
« El Correo de la Unesco »dedica el presente número a los derechos humanosde los esquimales y a la difícil lucha que libran para no desaparecer comopueblo. Las poblaciones esquimales, que desde hace dos mil años llevanuna vida nómada en las inmensas extensiones del Ártico, han recibido
casi de golpe el impacto del desarrollo económico y cultural de nuestraera tecnológica que amenaza con destruir irremediablemente su culturaoriginal, su modo de vida, su idioma e incluso su existencia como grupoétnico. En su 18a. Conferencia General, celebrada en octubre-noviembrede 1974, la Unesco decidió facilitar durante el bienio 1975-1976 la coopera¬ción entre expertos en estudios árticos de diversas regiones como elCanadá, los Estados Unidos, la Unión Soviética y el norte de Europa.El objetivo de esa cooperación es poner de relieve «la cohesión culturalde una vasta región del mundo cuyas poblaciones, cuyos valores... sontodavía en gran medida desconocidos por el público en general».Como introducción a este número ofrecemos seguidamente algunosfragmentos esenciales del debate que tuvo lugar en un coloquio sobre eldesarrollo económico del Ártico y el futuro de las sociedades esquimales.El coloquio se celebró en un congreso internacional organizado por laFundación Francesa de Estudios Nórdicos (1). En tal ocasión, el PremioNobel de la Pazy Presidentedel Instituto Internacional de Derechos Humanos,señor René Cassin, subrayó pertinentemente el hecho de que «por primeravez en su historia los esquimales mismos de Alaska, de Canadá, deGroenlandia y de Siberia (habían ) podido reunirse para discutir problemasde interés común».
Jacques
ROUSSEAU
(Canadá)profesor delInstituto de
Geografía de laUniversidad
Laval, Centro de
Estudios Nórdicos,
de Quebec.
(Hoy fallecido).
Textos © copyright
Acostumbramos a juzgarlo todocomo occidentales. La historia
la han hecho siempre los blancosy para los blancos. Decimos: «Losblancos, los franceses, descubrie¬ron el Canadá.» Pues bien, yo estoypublicando una historia del Canadáen la cual son los indios quienesdescubren a los franceses y a losingleses. Tenemos que procurarabarcar estos dos puntos de vista.Los indígenas son seres humanoscomo nosotros, pero evolucionancomo los blancos y seguirán evolu¬
cionando como ellos.
Mis antepasados europeos, franceses e ingleses, secomprometieron con mis antepasados amerindios reco¬nozco ser a este respecto un verdadero cóctel a res¬petar sus derechos, a facilitarles la vida y a favorecer suevolución.
Los blancos se instalan en nuestro país, en el Canadá,con su derecho y sus leyes y, desde el primer momento,se produce un equívoco que persiste todavía hoy en elExtremo Norte. Los blancos se instalan como en su propiacasa, apoderándose de un territorio que de hecho, cuandono de derecho, pertenece al grupo, a la tribu, a la comu¬nidad.
No existe el concepto de propiedad privada. Aquí sólo
se conoce la propiedad comunitaria. No digo «propiedadcolectiva» para no complicar las cosas, ya que el problemano se plantea exactamente en los mismos términos que enun país donde, como en el caso de la Unión Soviética,predomine la propiedad colectiva. La propiedad no estávinculada al individuo sino a la colectividad y, cuandoaquél deja de participar en ésta, cuando la abandona, dejade ser también propietario, deja de ser participante.
¿Habrá que dar a esos indígenas un derecho de pro¬piedad inspirado en el de los blancos? No lo creo. Espreciso empezar por darles el derecho de propiedad comu¬nitaria, para que puedan organizarse como lo deseen,dentro de su propio mundo.
Así pues, el autóctono deberá convertirse en propietariono solamente del pequeño círculo en el que habita sinode todo el país del que, exclusivamente, vive. Hoy díase está produciendo en el Extremo Norte una inmigración deblancos del Sur que empieza a cobrar proporciones inquie¬tantes. Y hay casos en que se concede a los blancos elderecho exclusivo de cazar y pescar, precisamente allLdonde antes vivían de esas actividades los indígenas. Estores inadmisible.
(1) Le Peuple esquimau aujourd'hui et demain (IVe Congrès interna¬tional de la Fondation française d'Etudes nordiques), bajo la direcciónde lean Malaurie. Bibliothèque arctique et antarctique, Mouton 1973.Développement économique de l'Arctique et avenir des sociétésesquimaudes. Débats du IVe Congrès international de la Fondationfrançaise d'Etudes nordiques. Rouen 1972.
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Saltar sobre las grietas que el hielo presenta en primaveraes una diversión tradicional de los niños esquimales.Pero también puede pasar por un símbolo de la maneracomo esas poblaciones se adaptan a las condiciones dela vida moderna.
Foto © Fred Bruemmer, Toronto
LA CUPULA DEL IGLU (derecha) va surgiendo a medida que un esquimaldispone en círculo unos bloques de nieve sólida cortados a cuchillo. Laabertura superior se cierra después con otro bloque-clave de bóveda quecompleta la estructura en forma de colmena. Desde el interior se recorta, anivel del suelo, una puerta en el lado contrario a aquél en que suele soplar elviento, así como un agujero de ventilación, tal como aparece en un grabado delsiglo XIX (abajo) que representa una aldea de la isla de Baffin. Hoy día los iglússe utilizan de preferencia como abrigos temporales durante las expedicionesde caza, pero forman parte de un modo tradicional de vida comunitariaque muchos esquimales están abandonando por aldeas de nuevo tipo, comola de Holsteinsborg, en la costa occidental de Groenlandia (página siguiente).
Foto Information Canada, Ottawa Foto © Dominique Darbois, Paris
Jean
FOURIMIER
(Canadá)Director del
Departamentode Desarrollo
Territorial ySocial,Ministerio de
Asuntos Indios
y del Norte deCanadá, Ottawa.
En el Canadá hay unos 360 habi¬tantes por cada 100 kilómetros cua¬drados, lo cual es muy poco; en losTerritorios del Noroeste, la densidades tan sólo de 3 personas por cada100 kilómetros cuadrados.
Cuando se plantea el problema dela administración de las riquezasnaturales, surge la siguiente pre¬gunta: ¿debe obtener ese pequeñonúmero de ciudadanos, que adminis¬tran un territorio tan inmenso y tanrico, los beneficios de la explota¬
ción minera, petrolífera, etc., correspondiente a ese territo¬rio? Las posibilidades existen, en efecto; aunque el aprove¬chamiento de esas riquezas sea hoy relativamente pocoimportante, estamos convencidos de que, en el porvenir,las posibilidades de expansión serán muy grandes.
El Ministerio de Asuntos Indios y del Norte de Canadáparte del principio de que uno de sus cometidos esencialesconsiste en redistribuir la riqueza nacional y que puede,y debe, aprovechar las riquezas del subsuelo del ExtremoNorte canadiense para elevar el nivel de vida de los habi¬tantes de las regiones más pobres del país, las regionesmarítimas y una parte de la provincia de Quebec.
El Gobierno Federal se basa en la equidad para mantenersu control exclusivo sobre las riquezas naturales.
o de proceder a la venta de la casa, pero en ningún casovender esa parcela.
Henning
BROEIMDSTED
(Dinamarca)Juez del
Tribunal
de Instancia
de Groenlandia.
Uno de los problemas que se leplantean a Groenlandia es que, en elplano oficial, este país forma parteintegrante de Dinamarca. En Groen¬landia tenemos unas normas y unasleyes diferentes en lo que atañea la propiedad de la tierra. Deacuerdo con una vieja tradición jurí¬dica, la tierra pertenece .al Estado,a la comunidad. Por ello, ningúnparticular puede adquirir un terreno.Podrá conseguir la autorización deedificar una casa sobre una parcela
Arthur B.
YATES
(Canadá)Director del
Departamentode Planificación
del Ministerio
de Asuntos
Indios y delNorte de Canadá,
Ottawa.
Es evidente que el derecho depropiedad se halla regulado porleyes diferentes en cada uno de lospaíses donde habitan esquimales. Elejemplo de Groenlandia es un casolímite, ya que allí está en vigor unalegislación que impide a las perso¬nas privadas entrar en posesión delas tierras que ocupan. Lo mismoocurre en la Unión Soviética, mien¬
tras que en el Canadá y en losEstados Unidos tenemos a este res¬
pecto una legislación muy distinta.
William L.
HENSLEY
(Esquimal de
Alaska, Estados
Unidos.) Miembrode la Cámara de
Representantes
del Estado
de Alaska.
Ciertos grupos de esquimales dis¬ponen de tierras, en reservas admi¬nistradas por el Gobierno Federalde los Estados Unidos. Si todas las
tierras fueran reservas sometidas a
la tutela del Gobierno Federal, losesquimales podrían beneficiarse delos minerales que ya se explotan enellas o que se descubrieran ulterior¬mente. Por desgracia, la mayoría delos esquimales no poseen tierrasque pertenezcan a la aldea, o enrégimen de tutela como en el casode las reservas. Hoy en día, unaaldea esquimal no tiene posibilidad
alguna de emprender actividades en las minas o en lospozos de petróleo existentes en esos territorios.
La población autóctona no considera que la solu¬ción ideal consista en una indemnización particular¬mente, en efectivo que en muchos casos se considerael método más sencillo y más expeditivo de tratarcon los grupos esquimales e indios. Se les da el dinero,y de este modo se espera que olviden sus verdaderosintereses. Pero los esquimales y los indios saben muy bien
Foto Erik Betting © Pressehuset. Copenhague
que el Congreso no ha aprobado hasta la fecha ningunaley que suprima explícitamente su derecho de propiedad.
En Alaska hemos creado unas organizaciones regionalesque agrupan diversas colectividades como, por ejemplo,la Asociación de Autóctonos de la Región Minera de Alaska,la Asociación de Autóctonos del Noroeste, etc. De hecho,
todo el Estado se halla hoy subdividido en esas organiza¬ciones locales.
Gracias a la presión política que ejercen esos grupos,hemos podido obtener ya, por intermedio del titular delMinisterio del Interior, una disposición que nos satis¬face plenamente, y en virtud de la cual toda nueva adquisi¬ción de tierras, ya sea por el Estado, ya por una personaprivada, queda en lo sucesivo «congelada».
En todo caso, los autóctonos que reclaman con insistenciauna rápida solución de este problema no consideran quese trate de una exigencia exorbitante. No pretenden en modoalguno dividir el Estado ni tampoco desunir a la población.Teniendo en cuenta las condiciones de vida de las aldeas,no creemos ir en contra de los intereses del Gobierno
Federal y del Estado al postular que los recursos de«nuestro país» se pongan a disposición de los autóctonos,de modo que éstos puedan hacerse cargo de su propiodesarrollo económico de un modo plenamente autónomo.
están convencidos de que esos países de nieve y de hielo,tan codiciados hoy, les pertenecen por derecho propio.
Pero ¿qué porvenir puede esperar una sociedad decazadores en nuestro mundo moderno? Sabemos que, engran medida, ello dependerá de las medidas prácticas quetomen las autoridades locales y el gobierno.
Claus
BORNEMANN
(Dinamarca) Jefede la Secretarla
del Ministerio
para Groenlandia,
Copenhague.
Jean
MALAURIE
(Francia)Director del
Centro de
Estudios Árticos
École Pratiquedes Hautes
Études, París.
a nuestra políticacon éxito, a lo la
Quisiera proponer que diéramosun verdadero salto en el espacio yque nos situáramos en el seno delas sociedades cazadoras esquima¬les, cuya actividad principal siguesiendo la caza.
Imaginemos, pues, esos peque¬ños grupos de 300 a 500 personas,aislados en el Extremo Norte, des¬provistos de todo y preocupadospor su porvenir. Su supervivenciase la deben sólo a su inteligencia,a su espíritu de organización y,desde hace tres generaciones,
de precios. Orgullosos de haber superadorgo de los siglos, la aspereza del clima,
Por lo que a la política groenlan¬desa se refiere, se tiene la impre¬sión, a juzgar por ciertos documen¬tos a nuestra disposición, que existeuna política oficial encaminada aexpulsar a los cazadores de susterritorios y a desplazarlos hacia lasciudades. Esto no es exacto. En las
zonas pesqueras se advierte unaemigración desde los pequeñoscampamentos hacia los centros ur¬banos. En cambio, en los sectoresde caza el gobierno desea mantenerunos campamentos aislados, allí
donde, por ejemplo, abundan las focas. El gobierno fomentaesta tendencia facilitando a las pequeñas localidades prés¬tamos para la vivienda y organizando en ellas actividadesde construcción. También se conceden préstamos a loscazadores para la adquisición de canoas de motor.
En las escuelas se forma a los niños para que lleguena ser cazadores el día de mañana. Sin embargo, convengoen que, en los sectores de caza, las escuelas dispensansobre todo una enseñanza teórica, y no práctica.
Desearía saber si se ha evaluado la posibilidad de man¬tener y apoyar la caza y si se ha determinado su costo.
En ciertos estudios que he leído se afirma que cuandouna sociedad arcaica entra en contacto con la civilización
industrial queda irremisiblemente condenada. ¿En qué sebasa semejante afirmación? ¿Quiere ello decir que, comoindustria moderna, la caza está condenada?
Estoy de acuerdo con el señor Malaurie en que la escuela,en los sectores de caza, constituye el problema capitalporque estimo que, cualquiera que sea el tipo de escuela,,los efectos serán negativos. ¿Acaso no es preciso informar^
e instruir a los hombres sobre la realidad contemporánea?A mi juicio, la caza es un modo de vida muy duro y, aunqueson muchos los esquimales que la aprecian, es probableque los jóvenes que vivan el régimen y las enseñanzas dela escuela deseen un día u otro abandonar esas regionesdesprovistas de otro porvenir que no sea la caza.
Arthur R.
YATES
El señor Bornemann ha pregun¬tado si se habían hecho estudios
para determinar en qué medidaesos sectores de caza pueden aten¬der las necesidades de la población.Puedo afirmarles que, en el casodel Canadá septentrional, se hanrealizado tales estudios y que handemostrado la insuficiencia casi
completa de los recursos con res¬pecto a las necesidades de la po¬blación actual y, a fortiori, de lapoblación venidera.
El segundo punto que ha plan¬teado el señor Bornemann se refería a la posibilidad decrear escuelas para los cazadores; es éste otro problemaque nos ha preocupado mucho en el Canadá. En efecto, lamayoría de los esquimales exigen que en los planes deestudio figuren ciertas técnicas de caza; pero organizar talenseñanza es cuestión delicada, dada la dificultad de
obtener profesores capaces de dispensar una enseñanzatécnica de este tipo y lo limitado de los recursos disponibles.
Jacques
ROUSSEAU
Quiérase o no, la caza existirásiempre. Puede incluso admitirseque la caza disminuya, lo cual seráinevitable con la difusión de las
pieles sintéticas y de granja. La críade .animales de esta índole es una
operación que actualmente se re¬servan los blancos para sí mismos,pero no veo por qué no van a poderdedicarse también a ella los ex
cazadores del Norte.
El Norte produce pieles de lujo;si se desarrollara la cría de esos
animales en el Extremo Norte, los
indígenas llevarían al mercado una peletería de lujo. Endefinitiva, hay que considerar la cría como una continuaciónde la caza, si bien ésta persistirá, aunque sólo sea parauna minoría.
No existe solución mágica : ni en el caso de los amer¬indios ni en el de los blancos. Ningún territorio puede basarsu subsistencia en la venta de un solo producto.
Hay muchos tipos de cría. Desearía poner un ejemplo delo que se puede realizar hoy con el buey almizclado: estejersey que llevo, el primero que se ha confeccionado en laprovincia de Quebec, es de lana de buey almizclado. Setrata de una lana muy ligera: dos o tres veces más quela de oveja. El jersey es de lana basta, pero también sepuede fabricar con esta lana una cachemira tan fina comola que más.
La industria de la lana de buey almizclado se estáimplantando en Alaska y se establecerá sin duda muypronto en la provincia de Quebec. Se trata de un productomuy rentable.
Trevor
LLOYD
(Canadá)Director del
Center for
Northern Studies
and Research,
Universidad
McGill, Montreal,
Canadá.
Personalmente, dudo de que,desde el punto de vista económico,tenga una base seria el argumentoque consiste en decir que una pro¬porción importante de la poblacióndel Canadá, Alaska o Groenlandiapodrá no digo deberá subsistirgracias a esas actividades de cazay pesca, ni aun en el caso de quese modernicen tales actividades.
Entiendo algo de bueyes almizcla¬dos, y no creo que se pueda dudarde las calidades de esos jerseysconfeccionados con su lana.
Pero no por ello es menos cierto que todavía está porver cuál será el resultado de las propuestas relativas a lacria del buey almizclado en escala doméstica, primero enel norte del Canadá, más tarde en Alaska y por último enNuevo Quebec.
Tengo verdaderamente la impresión de que se trata deideas que presentan un carácter más sugestivo que econó¬micamente viable y práctico. Hace unos años se hablaba dela cría de ciertas ovejas en el Norte, y se decía que podríantener diversas aplicaciones, en las regiones más inespe¬radas. El autor de uno de esos estudios había trabajadodurante mucho tiempo en Islandia y en el sur de Groen¬landia. Todas estas ideas son muy brillantes, pero ningunade ellas ha salido airosa de la prueba de la realidad. Inclusocuando esos planes daban ciertos resultados parciales, nopodían desempeñar un papel concreto en la vida cotidianade los groenlandeses, ni siquiera en lo que atañe a laobtención de alimentos.
Hay que hacer lo imposible por mantener el modo devida tradicional de quienes desean seguir viviendo segúnél. Pero en Canadá observamos que muchos niños esqui¬males asisten ya a centros de enseñanza secundaria, y cabeesperar que más tarde irán a la universidad. Es absurdocreer que, una vez que terminen sus estudios, esos jóvenesvan a recurrir a las ocupaciones tradicionales de suspadres como medio de ganarse la vida.
PARA SOBREVIVIR. SER INGENIOSO
Una esquimal ablanda con sus dientes un trozo de pielde foca con el que fabricará la suela de unas botasimpermeables, tan ingeniosamente cosidas que laaguja nunca perfora completamente la piel. Lasmujeres esquimales deben ser hábiles costureras: unaropa defectuosamente confeccionada puede exponera la muerte por frío. A la derecha, un cazador deThule, Groenlandia, atraviesa con su familia un pasajeen el que ha comenzado ya el deshielo, utilizando untémpano como balsa.
8
í."
-*>-
up1
William L.
HENSLEY
En Alaska, los esquimales hantenido que adaptarse a diversos ofi¬cios para poder sobrevivir, ya queno es posible depender totalmentede las actividades de caza y pesca;se requieren, pues, ciertos comple¬mentos, y los esquimales han dededicarse a otras actividades labo¬rales.
Es preciso tener en cuenta lageografía de Alaska para podercomprender los problemas de susesquimales, en comparación conlos de Canadá o de Groenlandia.
Los alaskeños se hallan diseminados en doscientas aldeas
en la parte occidental y oriental de nuestro Estado, aescasa distancia de núcleos urbanos muy poblados, locual no ocurre ciertamente en Canadá y en Groenlandia.
Aunque hay hombres que se dedican a diversos oficios,ya sea en su aldea, ya en centros urbanos más importantesy en las ciudades, no deben abandonar la caza, que esun tipo de actividad que les gusta. Incluso los que trabajanen nuevas Industrias como, por ejemplo, la petrolerapueden, cuando regresan a su aldea tras pasar tres sema¬nas en esos centros petroleros, dedicarse a la caza y a lapesca durante quince días.
Todavía queda mucha caza en Alaska, si bien se planteahoy la cuestión de saber qué porcentaje de la poblaciónpodría vivir únicamente de ella. Sé muy bien que en otrostiempos, cuando los blancos no se habían instalado todavía
Foto Bryan Alexander © Camera Press, Londres
en la región, la fauna era importante. La influencia de lacivilización blanca hizo que la gente se congregara entorno a las escuelas y las iglesias, lo cual repercutió en lasbases ecológicas de nuestro Estado. Hoy tenemos todavíatrineos arrastrados por perros, pero por doquier empiezana ser suplantados por los «mototrineos» («snowmobll« o«skidou» en inglés: vehículo de motor provisto de esquíso deslizadores y de un sistema de oruga).
Todo ello obliga a preguntarse si el esquimal, en unmedio urbano y con un trabajo relativamente regular, puedededicarse al mismo tiempo a la caza. Aunque hay un númerobastante grande de puestos de trabajo que proporcionaningresos aceptables, no por ello deja de ser cierto comoha recordado el señor Malaurie que el alimento esen¬cial, la base dietética de los trabajadores esquimales pro¬cede de la caza. En Point Barrow seguimos cazandoballenas, y aunque esta actividad no está comercializada,ya que se limita esencialmente al consumo local, la pielde esos animales es para nosotros muy valiosa.
Está también, por supuesto, la cria de renos, a la que,en virtud de la legislación federal de los Estados Unidos, nopueden dedicarse los blancos, que no tienen derecho aposeer esos animales. Solamente hay rebaños de renosen el noroeste, en la parte peninsular de nuestro Estado.Tenemos unas 60.000 reses que cuidan los pastores esqui¬males.
Se trata de una posibilidad industrial muy grande para elporvenir pero, por desgracia, el Estado de Alaska deseaahora volver a hacerse cargo de esta actividad ganadera. wLos esquimales tenemos la impresión de que deseanr
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.retirarnos una industria que podríamos desarrollar perfecta¬mente nosotros mismos. Los japoneses han mostrado uninterés muy grande por comprar carne de reno y adquierenya las cornamentas, que Utilizan en su país en forma depolvo medicinal.
Contamos asimismo con el buey almizclado, aun cuandosu cría está todavía en su primera fase de explotación.Se están transplantando animales de esta raza y, a mi juicio,las perspectivas son muy prometedoras.
Angmalortok
OLSEN
(Esquimal de
Groenlandia,
Dinamarca)Presidente de la
Sociedad de
Groenlandeses,
Copenhague.
Me ha complacido mucho oir que,como industria, la caza puede tenerun carácter moderno. Pero es
curioso que actualmente se la consi¬dere en Groenlandia tanto por laadministración danesa como por lospropios groenlandeses como unaocupación de pueblos atrasados.Estimo que la caza debe conce¬birse como una actividad creadora
y moderna. Una actividad que cubremás de la mitad de las necesidades
de autoconsumo y, según la evolu¬ción de los precios, proporciona
recursos económicos más o menos elevados. No consta
que las pieles de zorro ártico hayan dejado de encontrarcomprador en el mercado. Para lograr que sea competitivaen él, tendremos que mejorar la calidad de la especie.Preciso es reconocer que no se hace nada en este sentido.
Si consideramos Groenlandia en su totalidad, habrá queestudiar el modo de integrar esa microeconomía cinegéticaen el conjunto de las actividades groenlandesas. No hayque descuidar ningún recurso que permita reducir las one¬rosas y crecientes importaciones de bienes de consumo.La regla consiste en 'producir y en diversificar la pro¬ducción. Hay que exportar las pieles, pero después venderla carne de los cetáceos en toda Groenlandia, enviándolade las regiones de caza a las del sur de Groenlandia quecarecen de ella.
Otro aspecto de este problema es el de cómo incrementarel valor de los productos antes de la exportación, a fin deconseguir el mejor precio posible. Se exportan corriente
mente artículos groenlandeses como pieles y cueros, perono existe todavía en Groenlandia una industria del cur¬tido. Podría ser éste un nuevo sector industrial que depen¬dería totalmente de los productos de la caza local.
Quisiera referirme también al efecto cultural de la caza.Es posible que algunos de ustedes piensen que en esaactividad no se da relación alguna entre la economía y lacultura; personalmente, estimo que tal vinculación es muyestrecha.
Para que el pueblo groenlandés siga sintiéndose orgullosode sí mismo y se mantenga fiel a su propia idiosincrasia,tendrá que aceptar su auténtica personalidad nacional,basada en la cultura secular de los esquimales y tan estre¬chamente ligada a las actividades cinegéticas. Por ello, conespíritu moderno y abierto hacia el futuro, deberíamosdesplegar todos los esfuerzos posibles para mantener sucontinuidad, como actividad de trabajo real y como sosténde la personalidad nacional, al menos en una primeraetapa.
Podemos hablar de economía y continuar indefinidamenteeste diálogo. Pero si no conseguimos que los esquimalesde Groenlandia, Alaska y Canadá se sientan orgullosos desu propia personalidad nacional, de su propia cultura, y seafirmen como un pueblo por derecho propio, mucho metemo que todos los magníficos planes económicos ela¬borados se conviertan únicamente en operaciones de apoyomaterial a unos grupos desheredados a los que se consi¬derará con indulgente menosprecio.
Nadie niega que exista una relación muy estrecha entrela economía y el modo en que la gente vive sus condicionesde trabajo, esto es, lo que se califica hoy de «motivaciones».Hay una vinculación muy íntima entre esas motivacionesy la economía.
Yo he nacido en Thule, Groenlandia, en un país decazadores. Mi padre era uno de los mejores de la región.Tanto él como mi madre afirmaban que entre esos caza¬dores de Thule, que se mantenían muy vinculados a sucultura natural, era donde habían encontrado las mejorescaracterísticas humanas, así como los hombres más com¬bativos, más constructivos y más independientes. Estoy porello firmemente convencido de que existe una relación muyestrecha entre los hombres, la cultura en la que viven y suscondiciones económicas de vida.
CACERÍA
EN EL ÁRTICO
La caza de la morsa consti¬
tuye una aventura llena depeligros que exige extra¬ordinaria habilidad y untrabajo de equipo, ya queel macho adulto, cuyo pesoexcede a veces de una
tonelada, reacciona violen¬tamente cuando es herido.
Los esquimales no desper¬dician un solo trozo del
mamífero: la carne y lagrasa se almacenan bajolas rocas para los largosmeses de invierno; los col¬millos de marfil se venden
o se tallan artísticamente;
la gruesa piel del animalsirve para forrar el umiako barca abierta de los
esquimales de Alaska,como puede verse en lafoto de la derecha. El
umiak, que solía servir parael desplazamiento de lasmujeres y los niños en lasdiversas regiones de cazadel Ártico, es utilizado
ahora sobre todo por losesquimales del estrecho deBering y de la costa orientalde Groenlandia.
<
©
10
Lars
CHEMNITZ
(Esquimal deGroenlandia,
Dinamarca)Miembro del
Consejo
Ejecutivo del
Comité Provincial
Groenlandés.
He pasado dos años en Thulecomo profesor y director de unaescuela, y muchas veces me he pre¬guntado si no deberíamos enseñarlos métodos de caza a los niños, envez de las nociones elementales.
Pero, tras madura reflexión y des¬pués de abandonar Thule, cuandohe empezado a ver Groenlandia ensu totalidad, me he dado cuenta deque la política que se practica ac¬tualmente en Thule refleja los de¬seos de los esquimales que vivenen esa región y que desean incor¬
porarse a la sociedad groenlandesa.El zorro, que era el elemento básico de la caza esquimal,
ha disminuido notablemente en número, y al mismo tiempoha aumentado la población en esas regiones. En Ang-magssalik, por ejemplo, no se debe dispersar a los caza¬dores, pero puede resultar muy pronto necesario suprimirpoco a poco la caza, ya que las reservas de zorros y deotros animales no serán suficientes. Lo mismo cabe decir
de otras regiones de Groenlandia.Preciso es, pues, reconocer que quienes no puedan
dedicarse a la caza tendrán que orientarse hacia otrostipos de trabajo.
Jean
MALAURIE
Una vez más impugno las afir¬maciones de los organismos res¬ponsables de Canadá y Groenlan¬dia que aseguran que, en los actua¬les distritos de caza, las existencias
de piezas son insuficientes paracubrir las necesidades de la pobla¬ción dedicada a la caza en un por¬venir previsible (una o dos gene¬raciones). Thule es uno de los sec¬tores del mundo en los que másabunda el zorro.
Las posibilidades siguen siendoconsiderables. En efecto en Thule
hay cien cazadores; el territorio tiene la misma superficieque 20 departamentos franceses y, por lo que a las focas se
refiere, puede extenderse sin dificultad alguna, es decir, mul¬tiplicarse por diez en el Noroeste, que está hoy inhabitado.
Si en Thule ha disminuido la producción de pieles dezorro, esto se debe al precio de compra vigente y no tienenada que ver con las condiciones biogenéticas.
Afirmo tajantemente que ningún estudio biogenético ysocioeconómico serio que se haya publicado permite afir¬mar eso. Lo contrario sería asombroso, habida cuenta dela inmensidad de los territorios que los diversos mediosmodernos ponen a disposición de una población decazadores poco numerosa: 5.000 cazadores, dedicadosexclusivamente a esta actividad, en el inmenso Ártico norte¬americano y groenlandés. Más aún: habría que considerarque esta actividad es perfectamente moderna y que sepresta a una gran movilidad.
Mucho me temo que, después de que los esquimales,descorazonados, se vayan, los industriales («blancos»)organicen la explotación de esos territorios de caza por supropia cuenta. Y me sorprendería que no encontraran lacolaboración y el apoyo económico de que actualmentecarecen los autóctonos.
El Ártico es muy vasto y, de hecho, está prácticamenteinexplorado en el aspecto biológico. Sería verdaderamenteinsólito que tan reducidos grupos de esquimales 80.000personas en total , de los que habría que restar ademása todos los que no quieran o no puedan permanecer en elNorte, no fueran capaces de obtener, en el marco de unasactividades modernas, la independencia económica y laautoridad deseadas. El Ártico americano y siberiano es,por habitante, una de las regiones más ricas del globo,gracias a su petróleo, a su gas y a sus minas. ¿No podríaconcebirse una audaz política territorial que permitiera aesos grupos de población convertirse en los banquerosde su propio desarrollo? IB
Foto Georg Gerster © Rapho, Paria
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DE LOS HIELOS POLARES
A LA GRAN CIUDAD
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"El desarrollo del Norte
es un proceso históricoirreversible"
por Alexander Stevenson
EL hogar tradicional de los es¬quimales canadienses abarca
más de dos millones y medio de kiló¬metros de la región ártica del Canadá.Ese territorio lo ocupan desde muchossiglos antes de Cristo y en él llevanuna vida precaria sobre una tierrahosca en la que sólo podía sobreviviruna raza fuerte e inteligente.
Actualmente viven en el Canadá
unos 15.000 esquimales, principalmenteen poblados costeros de 200 a 500almas, desparramados por miles ymiles de kilómetros del continente yde las islas del Ártico.
Los antropólogos se muestran engeneral de acuerdo en que los ante¬pasados de los primeros indios yesquimales nórdicos vinieron de Asia
ALEXANDER STEVENSON, canadiense, esDirector del Departamento de Desarrollo Socialdel Ministerio de Asuntos Indios y del Nortedel Canadá. Desde 1969 preside là comisiónconsultiva para la preservación del patrimoniohistórico del Extremo Norte, y desde el año pa¬sado dirige la comisión de encuesta sobre lalengua de los Esquimales organizada por laAsociación Nacional Esquimal. El autor ha de¬dicado un estudio más extenso a los esquima¬les canadienses de hoy en el volumen The Es¬kimo People Today and Tomorrow (El puebloesquimal hoy y mañana), editado por Moutonand Co. en Inglés y en francés.
Texto © copyright
por el estrecho de Bering o cruzandoun istmo que quizás la enlazaba conAmérica en tiempos remotos. Llegaroncomo cazadores primitivos en buscade una presa, sin darse cuenta de quehabían entrado en otro continente.
En el transcurso de los siglos, hubotoda una serie de migraciones; la pri¬mera de ellas fue probablemente la delos indios, que casi nunca se asentaronal norte del límite de los bosques. Unavez que el «puente de tierra» quedócubierto por las aguas hace 11.000años, los nuevos inmigrantes podíancruzar el mar en los puntos más cer¬canos entre los dos continentes. La
distancia más corta es de unos 90 kiló¬
metros de canal abierto o helado,desde Alaska hasta la orilla asiática del
estrecho de Bering.
Es posible que las tierras subárticashayan estado habitadas desde hace40.000 años, pero la desolada tundraártica, cuya temperatura media en elmomento más caluroso del año es
inferior a 10°C, parece haber tenidoun pasado humano más breve. En elllamado «complejo de Denbigh Flint»se han encontrado últimamente rastros
y objetos que indican que los orígenesde esa cultura se remontan al año
3500 antes de Cristo; hoy suele consi
derársela como la fuente básica de laque nació la cultura esquimal.
Si los antepasados de los esqui¬males que viven en el Canadá actualllegaron a América del Norte hace másde 5.000 años, para el año 1000 sehabían diseminado ya a lo largo deunos 8.000 kilómetros de costassinuosas, desde Siberia hasta Groen¬
landia. Por esa misma época, segúnlas primeras sagas nórdicas, los vikin¬gos zarparon de Groenlandia hacia lasislas de Baffin a través del estrecho deDavis. Allí se encontraron con losskraelings, palabra nórdica que parecereferirse a la vez a los indios y a losesquimales. Después de retirarse losescandinavos, pasaron varios siglosantes de que otros exploradores yaventureros volvieran a visitar las
ásperas y silenciosas costas delCanadá ártico.
Generalizar es difícil, cuando setrata de esquimales, ya que haygrandes diferencias regionales entrelos distintos grupos. En general, lagran mayoría de ellos habitaban antesen el litoral y casi todos sus alimentos,su combustible y su vestido procedíandel mar: focas, morsas y ballenas.También aprovechaban ciertos ani¬males de tierra adentro, como el caribúy el buey almizclado.
Durante generaciones, los esquí-males no vieron nunca a exploradoresni balleneros; algunos de ellos serelacionaron sólo de un modo esporá¬dico con los comerciantes. Creían fir¬
memente que su vida y la de los ani¬males que cazaban constituían elúnico universo del hombre, como loindica el nombre que se daban a símismos: Innuit, o sea, el Pueblo (elverdadero pueblo o el único pueblo).La palabra «esquimal», que quieredecir «comedor de carne cruda»,parece tener su origen en la lengua
SIGUE EN LA PAG. 30
EL DOMINIO
ESQUIMAL
Los esquimales habitan unade las regiones más vastas delmundo, que va desde la Siberiaoriental hasta Groenlandia, ycuyas costas se extienden a lolargo de miles de kilómetros. Lapoblación esquimal compren¬de unas 80.000 personas distri¬buidas en cuatro territorios:
38.000 aproximadamente enGroenlandia (Dinamarca); u-nas 24.000 en Alaska (EstadosUnidos); cerca de 15.000 enCanadá; y, finalmente, menosde 3.000 en Siberia (URSS). Ala izquierda, una pareje de es¬quimales de Alaska.
Foto J.-Ph. Charbonnier
© Réalités, París
SIBERIA
I Territorios actualmente habitados (aldeas y zonas de caza)
ÍÉÜ Territorios habitados antiguamente y hoy abandonados por las poblaciones esquimales
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I
Foto Charles Lenars © Atlas Photo, París
UNA CULTURA QUE NO DEBEUn nuevo desafío para los esquimales :cómo preservar su modo de vida tradicional
Texto © copyrightuI I OY día se prevé en América
"la degradación, si no la desa¬parición, en un plazo de veinte años,de los últimos grupos autónomos decazadores autóctonos del Ártico, sien¬
do por otro lado enteramente ilusoriauna asimilación total de los «nativos»
de las regiones árticas y subárticas.Las exploraciones mineras y petro-
JEAIM MALAURIE, geógrafo y exploradorfrancés, es profesor de antropología y de geomor-fologia delÁrtico en la Universidad y en la EcolePratique de Hautes Etudes de París, director delCentro de Estudios Árticos y secretario generalde la Fundación Francesa de Estudios Nórdicos.
Ha escrito más de 150 estudios científicos yun best-seller. Los últimos reyes de Thule, obratraducida a quince idiomas y que el propioMalaurie adaptó para el cine en 1970. Acabade publicar Les civilisations esquimaudes /próximamente aparecerá su libro Anthropogéo¬graphie esquimaude (Ediciones Pion). LaOficina de Radiodifusión y Televisión de Franciaha encomendado a Jean Malaurie la realización
de una película sobre el tema: el pueblo esqui¬mal frente a su destino. La filmación comenzó
en 1974, con la colaboración de los países inte¬resados y de las organizaciones autóctonas, enAlaska y Canadá, y continúa actualmente enSiberia y Groenlandia.
leras en el norte de Alaska (bahíade Prudhoe) y del Canadá y el plande desarrollo acelerado de la indus¬tria bacaladera en Groenlandia no
pueden sino precipitar una degrada¬ción que se inició hace mucho y quees la causa de la viva agitación actual.
¿Lo que se pretende es integrar aesas sociedades en el sistema de la
producción y de los mercados occiden¬tales y transformarlas, habida cuentade sus escasos recursos locales en
materia de caza y pesca, en socieda¬des de consumo, o bien se estima queel desarrollo integrado de esos espa¬cios poco explotados entraña el res¬peto de las civilizaciones locales queforman parte del patrimonio de la civi¬lización universal y cuya desapariciónnos empobrecería ?
De esta compleja noción de « desa¬rrollo» intentó no hace mucho la
Unesco formular una definición pun¬tualizando que se trata de «todo pro¬ceso enderezado a crear las condi¬
ciones del progreso económico y
por Jean Malaurie
social en una sociedad dada graciasa su participación activa y, de serposible, a su iniciativa propia» (1).
Los primeros contactos con los es¬quimales autóctonos, en el siglo XVIII,fueron en ocasiones violentos. Sin
embargo, los esquimales no tardaronmucho en ofrecer sólo una resistencia
pasiva, tratando de integrar en su cul¬tura lo que el «blanco» podía aportarlede útil en la vida práctica.
A decir verdad, este pacifismo uti¬litario y enmascarado pone de mani¬fiesto en el pueblo esquimal, tan pobre,grandes virtudes pragmáticas y unapaciencia histórica que iba acompa¬ñada de una confianza profunda en elpropio destino. A menudo el econo¬mista ha comprendido mal su máscara.En ella veía deseo de ayuda o deasimilación, cuando lo que en realidadexpresaba, por lo menos hasta hacepoco, era la voluntad de colaborar
(1) Unesco, El progreso social mediante eldesarrollo.
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LOS OJOS Y LOS DIENTES, PRECIO DE LA VIDAMODERNA.
Los ojos de los esquimales, muy rasgados, se adaptan per¬fectamente al clima del Ártico. Para protegerse de la cegueraque puede causar la reverberación de la nieve, los esquimalesllevan anteojos de madera, hueso, marfil u otros materiales,los cuales dejan pasar la luz por una estrecha ranura. Pero loscambios que el contacto con la civilización moderna ha pro¬ducido en el régimen alimenticio de esas poblaciones borealeshan tenido efectos perjudiciales. Cuando vivían en condicionesnaturales a base de un régimen alimenticio rico en proteínas,los esquimales gozaban de excelente vista, lo que les permitía
dedicarse frecuentemente durante largos períodos a trabajosde precisión con iluminación muy escasa. La doctora ElizabethCass, del Departamento Nacional de Salud y Bienestar, deOttawa, que ha realizado investigaciones entre los esquimalescanadienses, descubrió que, cuando los niños esquimales setrasladaban a aldeas o aglomeraciones donde la alimen¬tación era rica en féculas y pobre en proteínas, este tipo derégimen causa miopía aun antes de los 15 años y tambiénestragos en la dentadura de los esquimales jóvenes, hastael punto de provocar la pérdida total de los dientes en laadolescencia y graves trastornos digestivos.
siempre que se respetara la dignidadde lo que le es propio.
Dada esta incomprensión entre losrepresentantes de la sociedad domi¬nante y tutelar y la población autóc¬tona, no es de extrañar que el obser¬vador haya de hacer frente a situa¬ciones verdaderamente absurdas.
En el Keewatin canadiense o en la
isla de Southampton (bahía de Hud¬son), existía el proyecto de invitar alos habitantes a... cultivar lechugas oa comer pescado en conserva, adesarrollar en aquellas regiones detundras sin árboles... una industria
maderera, o a dedicarse a la artesaníadel fieltro para sombreros (bahía deCambridge).
Con desprecio de los más elemen¬tales principios económicos que,cuando se trata de cazadores, reco¬
miendan la dispersión y el movimiento,la Administración incita a los habi¬tantes de las zonas de caza cana¬
dienses o groenlandeses a que sereagrupen en las ciudades a fin depoder facilitarles los servicios propiosde la sociedad moderna, como laescolarización.
En las escuelas del norte de
Groenlandia los hijos de los tramperosno reciben ningún tipo de enseñanzamoderna sobre la caza. Ello nos obligaa preguntarnos para qué porvenir lesprepara la escuela, habida cuenta deque los recursos del país no lesofrecen por el momento otro tipo deactividades que las que han aprendidode unos saberes seculares de carácter
tradicional. La escuela así compren
dida, modernista y progresista anuestro juicio de blancos asimila¬dores, está destinada, como alguienha dicho, a aniquilar el desarrollo.
No es pues de extrañar que losautóctonos, que durante tanto tiempose han mostrado pasivos, comiencena denunciar a media voz la incohe¬
rencia de los blancos : «Devolvednos
a nuestras tierras... De tardar mucho,
habremos perdido hasta el gusto porvivir», afirmaban en 1962 los esqui¬males del Keewatin canadiense (lagoGarry) a los investigadores enviadospor el gobierno federal para que rea¬lizaran una encuesta.
Seguramente, el misionero respon¬derá con altivez que conviene primeroque el esquimal asista a los oficiosreligiosos y se convierta. El maestrode enseñanza primaria dirá que hayque ofrecer igualdad de oportunidadesa todos, sean blancos del sur o indí¬genas del Ártico, y recordará a losniños esquimales que deben aprendera hablar inglés o danés (cada blancoestá secretamente convencido de queel bilingüismo provocará la rupturadel sistema de la tradición la fami¬
lia con sus complejas redes de alian¬zas y sus múltiples reglas en queviven encerrados esos hombres). Se¬gún los expertos blancos, lo que elesquimal necesita es recibir una edu¬cación moderna, ser formado en losmétodos de organización de los blan¬cos y en el sentido de las responsa¬bilidades...
Si esta manera de ver no se corrige
rápidamente, sectores enteros del
Ártico, habitados desde hace miles deaños, quedarán pronto desiertos. Susmoradores habrán huido a unas cuan¬
tas grandes ciudades sin perspectivaseconómicas en las que la poblaciónautóctona se reagrupa para vivir unavida inerte y plena de resentimiento.Es el caso de Nome, Fairbanks, Anko-rage y Kotzebue (Alaska), de Fort-Chimo, Rankib Inlet y Frobisher enCanadá, de Angmagssalik, Godthaab yThule-Kranak en Groenlandia. El futuro
inmediato nos traerá la agitación deunas minorías sin trabajo, cada vezmás difíciles de asimilar.
Las mesetas desiertas del Keewatin
o de Nuevo Quebec, consideradasdemasiado pobres para los cazadoresautóctonos, se convertirán en reser¬
vas para turistas, en lugares de recreopara los millonarios del sur del Ca¬nadá y de los Estados Unidos. Actual¬mente, so capa de turismo, los blan¬cos, ávidos de safaris y de pescaexótica, comienzan a desplazar enesos sectores al indígena, reducido alpapel de guía. Y quién sabe si eldeseo de crear un ambiente folklórico
no impondrá pronto la construcciónde aldeas artificiales...
Por importantes que hayan sido losrecursos obtenidos de la caza, lasautoridades tutelares no creen ya, omuy poco, en su utilidad económica.Al contrario que Groenlandia, que hapracticado y sigue practicando en lascolectividades de caza del noroeste yde la costa oriental una política deprecios mínimos, Canadá y Alaska nohan subvencionado hasta ahora esta .
rama esencial de la actividad de sus ^
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Foto Georg Gerster 4j Rapho. Pans
Una de las innovaciones modernas son los mototrineos. Este tipo de« motocicletas » para la nieve, provistas de un sistema de oruga, son de uso muygeneral en varias zonas del Ártico, pero no faltan esquimales que las criticanporque amenazan con destruir el espíritu de equipo propio de las caceríastradicionales.
^ poblaciones septentrionales. En talactitud se manifiesta una descon¬
fianza frente a esas poblaciones:«¿Qué porvenir puede esperarles co¬mo esquimales y cazadores? Civilicé¬moslos primero ; después, ya vere¬mos.»
No cabe la menor duda de que elrendimiento de la industria de la caza
ha sido en aquellas regiones excelente.En otros tiempos hizo la fortuna depoderosas compañías como la HudsonBay C°. Combinada con otras activi¬dades (la cría del reno y la pesca) yconvertida incluso en industria racio¬
nal y moderna, la caza proporcionaexcelentes ingresos a los cazadoressoviéticos de Chukotka y de los dis¬tritos autónomos de la Siberia septen¬trional.
Para ser remuneradora, la economía
de caza exige ciertas condiciones ; laevolución histórica del distrito de
Thule, en Groenlandia, es sumamente
instructiva a este respecto.
Primera condición necesaria : la
riqueza biológica de la región. En se¬gundo lugar, la cohesión de la socie¬dad que ha de aprovecharla, garantíade una buena explotación técnica. Porúltimo, en nuestros días, una organi¬zación industrial. Si los dos últimos
factores no se dan y no se protege a lasociedad autóctona contra sí misma,la más rica de las zonas de caza sólo
permitirá vivir a una colectividad po¬bre.
Antes de que lo tomara a su cargoel Estado danés, el distrito de Thuleproporcionaba a su director de en¬tonces (Knud Rasmussen) y a su per¬sonal unos ingresos anuales relativa¬mente importantes.
En Thule, la notable cohesión de lapoblación se ha conservado y refor¬zado gracias a Knud Rasmussen,quien ya en 1923, merced a una laborlegislativa original fundada en lasviejas costumbres, supo elevar a esa
población al rango de sociedad polí¬tica. Para administrar el territorio se
creó un «Consejo de cazadores»cuyos poderes eran modestos pero enel que se perfilaba ya el gobiernoesquimal de mañana. La población,orgullosa de sus privilegios, tenía lasensación de trabajar para sí misma.Además, un relativo aislamiento pro¬tegía a la región de toda intrusiónpatógena, evitándose todo alimentoinadecuado.
Tras la muerte de Rasmussen, ysobre todo a partir de 1936, la inser¬ción administrativa del distrito de
Thule en el marco más amplio deGroenlandia ha hecho que este grupoejemplar pierda sus privilegios y susvirtudes.
Desde 1950 hemos podido asistira los procesos clásicos de degra¬dación, con su cortejo de malesconocidos : desagregación de la fami¬lia en cuanto unidad de vida y deproducción (una de cada cuatro mu¬jeres no se casa, teniendo hijos dediferentes hombres), creciente indife¬rencia por los intereses del grupo,decadencia de la autoridad natural,
abandono por los jóvenes del kayaccuyo uso no han aprendido en laescuela y al que tienen miedo, dismi¬nución de la eficacia de los cazadores
en el tiro, sedentarización creciente yreducción gradual del número de expe¬diciones de caza, dependencia cadavez mayor respecto de los gadgetsde la «tienda» y menor inversión en la«producción», códigos tradicionalesque caen en desuso, inicio de laemigración, traición de las minoríasselectas deseosas de asimilarse rápi¬damente a los blancos y poco repre¬sentativas de las confusas aspira¬ciones de la colectividad, alcoholismo,pérdida de los dientes (tras los cua¬renta años, son raros quienes nonecesitan prótesis), trastornos de lavista, menor resistencia al frío como
resultado de una alimentación inade¬
cuada (productos farináceos, conser¬vas, azúcar, etc.)...
Esta crisis moral y esta decadenciafisiológica se traducen en una dismi¬nución de la productividad ; de acree¬dor que era, el distrito de Thule estápasando a ser fuertemente deudor.La situación resulta particularmenteinquietante si se piensa que el centrodel territorio está ocupado por unapoderosa base militar. Ello tiene con¬secuencias inesperadas en lo queatañe a la caza. Los detritus y basurasde la base, a la que los esquimalesno tienen acceso, atraen a gran nú¬mero de zorros, codiciados por loscazadores. Por otro lado, la baserecuerda a los indígenas el bajo nivelde su situación material : un cazador
esquimal experimentado gana cuatroveces menos que un danés o norte¬americano que trabaje en aquella.
La base se convierte así en un
símbolo para el esquimal, que sepregunta por el sentido de la segre¬gación histórica a la que asiste. Tur¬bado e inquieto, se despreocupa delos nuevos y más extensos poderesque la legislación danesa acaba deconcederle. «Demasiado tarde», meconfesaban en 1969 personalidadesesquimales de la región. «Los jóve¬nes, cada vez más opuestos a losviejos, apenas creen en sí mismos.Ya no saben quiénes* son realmentey muchos de ellos abandonarán enel futuro el país.
«Serán los más hábiles, los quemejores resultados hayan obtenido enla escuela, quienes se marchen. Conello nuestra economía de caza, soli¬daria de la actividad de todos, se
verá desequilibrada y más empobre¬cida aun. La escuela crea unas élites
entre los jóvenes cazadores. Comotécnicos, los jóvenes más dotadossólo encontrarán empleo en el sur,fuera de nuestro país, que se lesvuelve en parte extranjero. Y los de¬más, los menos inteligentes, se que¬darán aquí. Lo malo es que no hanaprendido el uso del kayac en laescuela-internado. Como no se han
formado en la práctica cotidiana de lacaza con sus padres, serán inevitable¬mente peores cazadores. No podránvivir de la caza.
«Las chicas sin instrucción cosen
cada vez peor las pieles. A decirverdad, sólo los perros nos incitana cazar regularmente para alimentar¬los. Naturalmente, la caza es nuestroplacer de hombres y nuestra verda¬dera vida. ¿ Es que no saben en elsur que no vivimos para 'producir'sino para ser nosotros mismos, todosjuntos y de acuerdo con nuestrascostumbres?
«No somos ni siquiera propietariosde la tierra en que vivimos desde hacesiglos. ¿Qué será cuando se descubrapetróleo en nuestro suelo? ¿A quiénpertenecerá? »
La crítica es sin duda fácil, pero lasdeplorables constataciones que aca¬bamos de hacer nos deben impulsara interrogarnos no sobre unas recetas
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que quizá no pasen de simples cau¬terios sino sobre los principiosrectores. En realidad, este cazador deThule expresa lo que Rousseau afir¬maba hace ya dos siglos: «El menorcambio en los hábitos, aun cuando seaen ciertos aspectos ventajoso, terminasiempre siendo perjudicial para lascostumbres.»
Y añade Rousseau, con una perspi¬cacia análoga a la de estos hombresdel norte: «Pues las costumbres son
la moral del pueblo; y en cuanto dejade respetarlas, sólo tiene como reglasus pasiones y como freno las leyes.»
La acción que actualmente se llevaa cabo ofrece un excelente modelo de
la «asistencia» tal como se practicaen muchas regiones del planeta y,sobre todo, en el Tercer Mundo, desdeque terminó la guerra mundial; todoprueba hoy día los caracteres erró¬neos de la empresa.
Se trata aquí de formular las cues¬tiones que a este respecto surgen en
aspiran a durar y cualesquiera quesean.»
Los pactos internacionales relativosa los derechos humanos (derechoseconómicos, sociales y culturales)declaran taxativamente que «todopueblo determina libremente su esta¬tuto político y lleva a cabo librementesu desarrollo económico, social ycultural».
Consecuencia importante para unpueblo nómada como el esquimal: elartículo 11 de la Convención relativa
a la protección y a la integración delas poblaciones aborígenes y otraspoblaciones tribales y semitribales enlos países independientes, aprobadapor la Organización Internacional delTrabajo en 1957, prescribe con todaclaridad: «Se reconocerá el derecho
de propiedad, colectivo e individual,a los miembros de las poblacionesinteresadas en las tierras que ocupantradicionalmente».
16 millones de hectáreas para los autóctonos de AlaskaEl 18 de diciembre de 1971, los autóctones de Alaska saludaron como el comienzode una nueva era la Alaska Native Claims Settlement Act que acababa de firmarel Presidente de los Estados Unidos. Dicho acuerdo sobre las reivindicaciones de
los nativos de Alaska conferia a las 12 Corporaciones autóctonas del Estado, recien¬temente creadas, un poderío económico y politico considerable.En efecto, la ley les adjudicaba la propiedad del suelo y del subsuelo de unos16 millones de hectáreas escogidas por las propias Corporaciones, y una donaciónde 962 millones y medio de dólares, garantizada por el erario público, en compen¬sación por el abandono que hicieran de cualquier reclamación de otros territoriosde Alaska basada en consideraciones de orden histórico.
El 18 de diciembre de 1974; las Corporaciones habián terminado ya la elección desus tierras.
Las disposiciones legales fomentan el bilingüismo en todas las regiones donde sehabla todavía la lengua vernácula.Los esquimales y los indios de Alaska, que constituyen un tercio de la poblaciónde ese Estado, se han adaptado de manera extraordinaria a los difíciles problemasjurídicos y económicos que plantea su nueva situación.La Alaska Native Claims Settlement Act puede servir de modelo o de lección,si algunas de sus disposiciones resultan perjudiciales cuando se trate de adoptarmedidas similares tanto en el Canadá como en Groenlandia.
una perspectiva que afecta al pro¬blema mucho más general de las rela¬ciones de coexistencia entre culturas
indígenas y sociedades industriales.Hace unos años, se intentaba dar unarespuesta a este interrogante en uneditorial de la revista Inter-Nord (mar¬zo de 1968):
«La conquista pura y simple, lacolonización indistinta, la integraciónforzada y, en última instancia, el aniqui¬lamiento antropológico del más débilhan sido hasta el presente los métodostradicionales de regulación de esasrelaciones. Se trata de que ahora nospreguntemos si los esquemas moder¬nos de relación elaborados en las
zonas árticas de América del Norte
estos últimos años difieren radical¬
mente de las actitudes anteriores ysi pueden ser realmente diferentesmientras no se admita clara y taxati¬vamente la igual Importancia y signifi¬cación de todas las culturas, mientrasno se añada a la Declaración Univer¬
sal de Derechos Humanos una decla¬
ración universal de derechos de las
sociedades tal como son, tal como
En un congreso internacional cele¬brado en El Havre y Ruán (Francia) en1969 se propusieron una serie de solu¬ciones. Señalemos, por ejemplo, lastesis sostenidas por el actual jefe delgobierno canadiense, señor Trudeau.Según él, habida cuenta del carácter«pluriétnico» de su país, es preciso«conceder a las distintas regiones delconjunto que forma el Estado cana¬diense un amplio grado de autonomía,de tal modo que, gracias a la expe¬riencia del autogobierno, los nacio¬nales puedan darse las leyes y lasinstituciones indispensables para elflorecimiento y el progreso de susvalores nacionales».
Puede discutirse interminablemente
sobre el sentido de la palabra nacio¬nal; en todo caso, no se puede negara los esquimales o a los indios elcarácter de etnias con vocación nacio¬
nal. Recordemos, de paso, que en elsiglo XVIII existió una confederaciónde las «Cinco Naciones Iroquesas».
En Groenlandia, la evolución admi¬nistrativa que viene produciéndosedesde 1951 y que ha proporcionado
una autonomía al país el Landsraado consejo groenlandés dentro delreino de Dinamarca, se orienta haciala concesión de un poder autónomocreciente.
En definitiva, habría que saber exac¬tamente qué es lo que se desea:¿crear una economía de produccióncontra viento y marea, pese a todaslas resistencias sociales e históricas,tomando como única ley la de losprecios del mercado o, por el contra¬rio, garantizar el porvenir de esassociedades minoritarias en el marco
de una política de desarrollo general?De elegirse esta segunda alterna¬
tiva, la defensa de las minorías entra¬ñaría la adopción de una serie dedisposiciones de carácter jurídico,educativo y económico, semejantes alas que se aplican en otras regionesen casos análogos.
Mientras no se defina, como en laUnión Soviética o en Suecia porcitar sólo estos dos países , unapolítica integrada de valorización yaprovechamiento de la tundra, por ypara los autóctonos, y en la que losprecios de producción de la caza yde la pesca estén garantizados a unnivel muy alto por los derechos de lasindustrias petrolera y minera implan¬tadas en su territorio, prevalecerá latentación de dejarse arrastrar por eldesaliento y el pesimismo y de alen¬tar la emigración de los miembrospeor dotados de esas sociedades bo¬reales hacia el sur o hacia las explo¬taciones mineras del norte.
Quien dice sociedad viva, dicesociedad productora. Para que losesquimales puedan recobrar, a travésde unas actividades productivas natu¬rales que les son familiares, su digni¬dad y su plena autoridad comunal,deben volverse hacia el mar Ártico
(pesca, cría de animales marinos, etc.)y hacia la tundra (cría del reno y delbuey almizclero, caza tradicional ymoderna).
Para ello es preciso que, gracias aesa política de producción de caza ypesca, biológicamente planificada yeconocómicamente asegurada a unnivel de remuneración muy elevadopor los ingresos de la industria petro¬lera local, la vida del cazador y delpescador esquimales que es en símisma una «civilización» no consti¬
tuya una reliquia del pasado sino unprivilegio y un modelo.
El municipio, dotado de podereseconómicos importantes, podría serel centro de la vida esquimal moderna,una especie de «hogar nacional». Apartir de él, los esquimales que desea¬ran participar en la vida de las regio¬nes meridionales (minas, trabajos pú¬blicos, servicios), podrán «reencon¬trarse» en tanto que esquimales. Y nose trata de una utopía. Por ejemplo,los trustees (síndicos) y las Corpora¬ciones de Alaska están estudiando
una planificación revolucionaria de lasaldeas. Porque el pueblo esquimal esdecididamente imprevisible.
Jean Malaurie
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Foto J. -Ph. Charbonnier © Réalités, París
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Los esquimales han dependido siempre de losanímales para sobrevivir, y más de un esquimalperdido en la tormenta le debe su vida a laresistencia y al sentido de orientación de perroscomo el que aparece a la izquierda atisbandobajo una máscara de nieve. Un hábil conductorde un trineo tirado por ocho perros puederecorrer 150 kilómetros en 24 horas. «Dadme el
invierno, dadme perros y quedaos con el resto»ha escrito el etnólogo groenlandés Knud Ras¬mussen (1879-1933). Pero, a pesar del afectoque los esquimales sienten por los perros, jamáslos dejan entrar en las viviendas ni los convier¬ten en animales domésticos. Los perros entre¬nados para la caza son de gran utilidad paradescubrir a distancia los agujeros de respiraciónde las focas y las guaridas de los osos polares.
Los oseznos (fotografía superior) no atacan alos niños, pero la caza del oso polar a través delhielo y de la nieve (extremo derecho) estállena de peligros. Los cazadores emplean a losperros para acosar a la presa hasta tenerla atiro. Hábiles artistas y artesanos, los esqui¬males reproducen frecuentemente figuras deanimales en sus tallas en marfil y en piedra.
A la derecha, «Oso polar», escultura del artistaesquimal Manno, cuya base representa el reflejodel animal en el hielo. En algunas partes del Ár¬tico, además de la caza, se practica la cría de ani¬males. Los cuernos de un hato de renos de la pe¬nínsula de Yamal, en el Extremo Norte soviético,
forman ese bosque que en la fotografía de arribaa la derecha aparece bajo un insólito efecto de luz.
"Dadme el invierno, dadme perrosy quedaos con el resto"
Foto B. Ushmaikln © APN, Moscú
©
Carta abierta de un jefe indio
"Yo nací hace mil años"
Queridos amigos :
Y O nací hace mil años, en una cul-tura de arco y flechas, pero, en
el espacio de media vida humana, herecorrido las edades hasta llegar a lacultura de la bomba atómica.
Nací en un mundo que amaba lascosas de la naturaleza y les dabanombres hermosos como «Tesoua-louit», en vez de nombres secos y singracia como «Stanley Park». Nacícuando la gente amaba la naturalezay hablaba con ella como sí tuviera unalma. Recuerdo cuando en mi infanciaremontaba el Indian River con mi
padre. Recuerdo cómo contemplaba elsol sobre el monte Pénéné. Lerecuerdo expresando su agradeci¬miento con un canto, como tantas
veces lo vi, y pronunciando muy dulce¬mente la palabra india «gracias».
Pero llegaron nuevas gentes, cadavez más numerosas, como una oleadaarrolladura y destructiva que acelerabael curso de los años, y de pronto meencontré en el siglo XX. Me encontréa mí mismo y a mi pueblo flotando ala deriva en esta nueva época. Noformábamos parte de ella, nos ane¬gábamos en su marejada irresistible,como cautivos que giran y giran ensus pequeñas reservas, en sus par¬celas de tierra.
Parecía como si flotáramos en una
gris irrealidad: avergonzados de nues¬tra cultura que vosotros ridiculizabais,inseguros de nuestra personalidad yde nuestro rumbo, dudando de poderaprehender el presente y con una muydébil esperanza de futuro.
Yo había imaginado algo mejor queesto durante unos pocos años. Vi a mipueblo viviendo la vieja vida tradicio¬nal, cuando todavía tenía dignidad ycreía en su manera de concebir lascosas. Les he conocido cuando con¬
fiaban tácitamente en su hogar y teníanuna cierta noción de cuál había de ser
el sentido de su peregrinar por latierra. Pero, por desgracia, vivían conla mortecina energía de una culturamoribunda, de una cultura que perdíapoco a poco su impulso vital.
No hemos tenido tiempo de adap¬tarnos al brutal crecimiento que nosrodeaba, y es como si hubiéramos per¬dido lo que teníamos sin sustituirlocon otra cosa. No hemos tenido tiempode abordar el progreso del siglo XXpoco a poco, ni de digerirlo.
¿Sabéis lo que supone no tener unpaís? ¿Sabéis lo que es vivir en unmundo feo? Eso es algo que deprimeal hombre, porque el hombre tiene queestar rodeado de belleza y en ella debecrecer su alma.
¿Imagináis acaso lo que es sentirque no se tiene valor alguno para lasociedad y para quienes nos rodeany saber que hay gente que ha venidopara ayudaros, pero no para trabajarcon vosotros? Porque vosotros osdabais perfecta cuenta de que no po¬díamos ofreceros nada. ¿Sabéis lo quees sentir que la propia raza se halladisminuida y llegar a pensar queconstituye una carga para el país?Quizá no éramos lo suficientementeavispados como para aportar una con¬tribución que tuviera sentido, peronadie tenía la paciencia de esperar aque nosotros pudiéramos aprender.Hemos sido relegados porque éramostorpes y no sabíamos aprender.
¿Sabéis lo que es no sentir orgulloalguno por la propia raza, por la fami¬lia, no tener amor propio ni confianzaen sí mismo? No podéis saberlo por¬que nunca habéis conocido esa amar¬gura. Pero yo voy a explicároslo: lacosa consiste en que uno no se preo¬
cupa por el día de mañana porquemañana no cuenta para nada. Se viveen una reserva, es decir en una espe¬cie de basurero público, porque se haperdido todo sentimiento de lo bello.
Y ahora nos tendéis la mano y nos
pedís que vayamos hacia vosotros.«¡Ven e intégrate!»: esto es lo quenos decís. Pero ¿cómo llegar hastavosotros? Yo soy un ser desnudo yavergonzado. ¿Cómo caminar con dig¬nidad? No tengo nada que dar. ¿Quéapreciáis vosotros en mi cultura, enmi pobre tesoro? Sólo sabéis despre¬ciarla. ¿Deberé ¡r hacia vosotros comoun mendigo, para recibirlo todo devuestra mano omnipotente?
Haga lo que haga, tengo que espe¬rar, demorarme, encontrarme a mímismo, encontrar mi tesoro, esperar
a que deseéis algo de mí y necesitéisese algo que soy yo. Y entonces podréalzar la cabeza y decir a mi mujer ya mis hijos: «Escuchad, me llaman, menecesitan. iVoy hacia ellos!» Y enton¬ces podré cruzar la calle con la cabezaalta porque iré a hablaros de igual aigual. No os despreciaré por vuestropaternalísmo, pero vosotros tampocome trataréis con conmiseración. Puedo
vivir sin vuestra limosna pero no puedovivir sin mi hombría. No me arrodillaré
ante vuestra compasión. Vendré condignidad y, si no, no vendré.
Vosotros habláis en las escuelas de
integración. Pero ¿se puede hablar deintegración cuando no hay una inte¬gración social, una integración de loscorazones y de los espíritus?
Acompañadme al patio de una es¬cuela en la que se pretende quereina la integración. El suelo es negro,
plano, liso y feo; mirad, es la hora delrecreo: los alumnos corren hacia elpatio. Y se forman entonces dos gru¬pos distantes: a un lado, los alumnosblancos y allá lejos, junto a la empali¬zada, los autóctonos. Volved a mirar elpatio; ya no es plano; se yerguenmontañas, se abren valles, surge ungran abismo entre los dos grupos, elvuestro y el mío, y nadie parece capazde salvarlo. Esperad, va a sonar muypronto la campana y los alumnos aban¬donarán el patio. Solamente se mez¬clarán en el interior ya que en un aulaes imposible producir un abismogrande: sólo puede haberlos pequeñosporque no toleraremos los grandes.
¿Qué es lo que queremos? Sobretodo, queremos ser respetados y sentirque nuestro pueblo tiene su valor pro¬pio. Queremos tener las mismas posi¬bilidades de triunfar en la vida, peronosotros no podemos triunfar conarreglo a vuestras condiciones ni pro¬gresar según vuestras normas: necesi¬tamos una enseñanza especial, unaayuda específica durante los años deformación, cursos especiales de inglés;necesitamos orientación y asesora-miento, oportunidades laborales equi¬valentes para nuestros jóvenes cuandoterminen los estudios, ya que, si no,se descorazonarán y dirán: «¿Paraqué nos ha servido todo esto?»
Nadie debe olvidar que nuestro pue¬blo tiene unos derechos especiales,garantizados por promesas y tratados.Nosotros no los mendigamos y no osagradecemos, porque bien sabe Diosque el precio ha sido exorbitante: elprecio ha sido nuestra cultura, nuestradignidad y el respeto que sentíamospor nosotros mismos. Hemos pagado,pagado y pagado hasta llegar a seruna raza herida, conquistada y minadapor la pobreza.
Gracias por haberme escuchado; sémuy bien que en el fondo de vosotrosmismos desearíais ayudarnos. Me pre¬gunto sí podéis hacer gran cosa. Sí,podéis hacer muchas cosas. Cada vezque encontréis a mis hijos respetadloscomo lo que son: hijos míos y herma¬nos vuestros.
Dan George
Esta carta de Dan George, ¡efe de la tribu delos indios capilanos (Columbia Británica, Ca¬nadá) fue leída por el misionero André-PierreSteinman, en el coloquio del que se da cuentaen las páginas 4 a 11. El Padre Steinman. dePuvirnituq, Nuevo Quebec, que ha vivido másde 30 años entre los esquimales, afirmó en talocasión que, a su juicio, la elocuente carta del¡efe Indio expresaba también los sentimientosde los esquimales de Groenlandia y del Canadá.
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Los textos y dibujos queaparecen en estas páginasson obra de narradores yde artistas esquimales. Lasilustraciones no forman
parte del manual cuyosfragmentos reproducimos,sino que han sido tomadasdel calendario Reflets du
Pays, Cape Dorset 1975, deun catálogo de obras dearte esquimal titulado CapeDorset Estampes 1973 (am¬bos publicados por West-Baffin Eskimo CooperativeLtd., Cape Dorset) y dellibro Eskimos, nomades des
glaces, de Paul-Emile Victor(Ediciones Mondo, Lausana,y Hachette, Paris © 1972).
«El buho encantado»,grabado en cobre del artistaesquimal Kenojuak
PÚJ« EúJCT
En las páginas siguientes ofrecemos a nuestroslectores fragmentos de un manual de cultura esquimalal que bien puede calificarse de único en su genero.En efecto, su elaboración ha exigido largas horas derelatos recogidos por la señora Michèle Therrien,especialista canadiense en lengua y cultura esqui¬males, entre la población adulta esquimal de PayneBay, pequeña aldea de unos 300 habitantes situada enla bahía de Ungava, en Nuevo Quebec. Los narradoresde esta historia esquimal tratan de transmitir a sushijos unos conocimientos milenarios gracias a loscuales un pueblo original ha podido sobrevivir en unmedio natural de los más inhóspitos.En otros tiempos los padres esquimales y sus hijosvivían en estrecha relación, transmitiéndose directa¬mente esos saberes. En nuestros días el contacto con
la civilización moderna, la sedentarización y lacreación de escuelas han apartado a los niños delgrupo familiary desu enseñanza tradicional, haciendode la escuela el principal centro de formación. Inquie¬tos por esa separación, los esquimales han expresadoa menudo el deseo de que en las escuelas se presteatención particular a su propia cultura.Para satisfacer tal deseo, la Comisión Escolar deNuevo Quebec pidió a la señora Therrien que reco¬giera y diera forma a los elementos fundamentalesde esa cultura. La señora Therrien es profesoraasociada del Instituto de Lenguas y CivilizacionesOrientales y del Centro de Estudios Árticos de París.El manual de cultura esquimal por ella preparado lova a publicar próximamente la Comisión Escolar deNuevo Quebec, Ministerio de Educación de Quebec(Canadá).
Existen dos sistemas de es¬
critura esquimal: una silá¬bica y otra alfabética. Lasletras de escritura silábica
que se reproducen arriba sepronuncian kangirsumiut, pa¬labra que en lengua esquimaldesigna a los habitantes dePayne Bay (Kangirsuk), pe¬queña aldea del norte deCanadá. Ellos son quieneshan elaborado el manual de
cultura esquimal del queofrecemos seguidamente u-nos cuantos fragmentos.
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Nuestra manera
de vivir
Cuando éramos jóvenes vi¬víamos en casas frías. Mi
madre iba a la pesca y yome quedaba sola en casa.Cuando volvía, yo escuchabael ruido de sus pasos en lanieve antes de verla al fin
reaparecer en la noche fría.
Sentíamos una inmensa gra¬titud cuando traía pescado, lomismo que cuando nuestropadre volvía con carne de foca.Durante la ausencia de los dos,yo me quedaba sola en la casafría.
Cuando ya fui adulta iba abuscar musgo para hacer fue¬go. Lo recogía en grandescantidades. Así nos las arre¬
glábamos hasta que íbamos avivir en el iglú.
Los hombres cazaban la mor¬
sa. Cuando la caza había sido
buena, introducían el qamuti(trineo) cargado de carne enel iglú. La carne, cortada enel sitio mismo de la caza, sehelaba rápidamente y podíamoscomer una buena carne fresca.
La mayoría de las veces lacomíamos cruda ya que elhornillo de aceite (qulliq) ardíamuy lentamente.
Cuando cejábamos el iglúpara volver a vivir bajo la tien¬da, descubríamos que en éstahacía calor, que la vida eratranquila y que había muchaluz.
Mary Taqulik
«Danza del sol»,
grabado en piedrade Kalvak
Nuestra manera
de viajar
Desde aquí, es decir desdela aldea, remontábamos el ríoPayne. A veces se producíanaccidentes. Recuerdo que Sa¬rah Ottasi cayó al agua arras¬trada por la cuerda con quelos perros halaban desde laorilla el umiaq en que viajába¬mos. Sarah los guiaba. Lacuerda se enganchó en lasrocas y la arrastró. Mi padrese puso a gritar: « Se ha aho¬gado.»
A menudo los viajes eranmuy difíciles, sobre todo cuan¬do remontábamos los rápidosdel rio. Los perros tiraban delumiaq con largas cuerdas yuna mujer los guiaba. Los hom¬bres vigilaban la embarcación.Los pasajeros no debían mo¬verse. Los hombres remaban yel que sostenía la caña deltimón debía ser muy prudente.
Recuerdo otro accidente: se
produjo una vía de agua en elumiaq y la gente se ahogó.Dos de los viajeros, un ancianoy su mujer, fueron arrastradospor la corriente del Payne,desde la parte superior del ríohasta la aldea.
Mary Taqulik
La gentede Payne Bay
ABRIGO. Desde la primaverahasta bien entrado el otoño
se vivía en tiendas de piel.Tras la temporada de caza ypesca se volvía en otoño aPayne Bay para acampar du¬rante el invierno. Se utilizaba
la tienda hasta que hubieranieve suficiente para construirun iglú, rodeándosela de unmuro de nieve hasta que éstaera bastante espesa para cor¬tarla en bloques.
COMBUSTIBLE. Además del
ursuq (aceite), se utilizabandiversos tipos de leña: ramasde sauce (irsutrit), de tingan-gait, de urplit, etc. La leñase recogía y almacenaba antesde que cayera la nieve. Cadadia era necesario proveerse decombustible para calentarse ycocinar.
TRANSPORTE. El umiaq tradi¬cional, hecho de madera ypieles, fue sustituido por unaembarcación más moderna, to¬da de madera. El umiaq sóloservía en verano y una familiasuficientemente rica para ad¬quirirlo invitaba a otra familiaa servirse de él para volveral campamento de invierno.Cada umiaq tenía capacidadpara unas diez personas.
ALIMENTACIÓN. Terminada la
caza y la pesca de verano, sealmacenaban los alimentos. La
carne de foca se guardaba enun fardo (purtaq) hecho conla piel depilada del mismoanimal. Los alimentos se deja¬ban bajo las rocas y, cuandoen invierno los hombres y losperros necesitaban comida, seretornaba al sitio en trineo.
Era imposible transportar todoslos peces y la caza al campa¬mento de invierno ya que lasfamilias utilizaban el umiaq paratrasladarse del campamento deverano al de invierno. La ali¬
mentación consistía en pescadoseco y congelado, carne demorsa, de ballena y de foca.En verano se comían muchos
moluscos.
VESTIDO. El otoño era una
estación de intenso trabajopara la mujer. Debía coser todala ropa de invierno de su ma¬rido y de sus hijos. Cosíamitones de piel, chaquetas abri¬gadas, chaquetas de caribú yotras más ligeras forradas conedredón, botas de piel de foca,pantalones. A la costura seanadia el trabajo cotidiano decocinar, recoger leña y ocu¬parse de los niños.
EQUIPO DOMESTICO. Consis¬tía en una lámpara de esteatita(qulliq), una lámpara de aceite,piedra de chispa (kasuk), mus¬go seco, pieles de foca encantidad suficiente para fabri¬car los arneses de los perros,una tarima de madera queservía de cama en las vivien¬
das y en los iglús de caza,vajilla y otros utensilios.
CONTROL DE LA TEMPERA¬
TURA. Hay que observar cons¬tantemente el tiempo para sa¬ber si el momento es propiciopara cazar o para ir a recogerleña, etc. La verificación deltiempo que hace tiene lugarpor la mañana temprano.
EQUIPO Y ARMAS. El cazadordebe mantener todo su equipoen buen estado, listo parapartir. Fabrica fisgas (arponesde tres dientes) para la pesca,sus trineos y su kayac, ylimpia su fusil. Tensa una telablanca de algodón o una pielen un bastidor de madera paracazar la foca. Prepara suscartuchos. Antes de que seempleara el fusil, el cazadoraprestaba su arco, sus flechas,su arpón. Siempre tiene quellevar consigo un cuchillo yun saco.
LA CAZA DE LA FOCA. El
cazador puede partir solo acazar focas en el hielo. Para
«Soledad», grabado en piedra de Kalvak
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descubrirlas se sube a una
colina para otear los alrede¬dores. Si las encuentra, avanzacon sus perros. Lleva consigoa un joven que retendrá a losperros mientras el cazador tra¬ta de matar la foca. Finalizada
la caza, hace una señal paraque el joven se acerque conel trineo. Si se advierte la pre¬sencia de otras focas en las
cercanías, el joven se apartay trata de calmar a los perros.
LA PESCA EN INVIERNO. Se
pesca a través del hielo con unsedal y un anzuelo. Tambiénsuele construirse una barrera
de piedras (saput) que obligaa los peces a juntarse, y enton¬ces se los arponea con lafisga.
LA PESCA EN VERANO. Se
utilizan redes que hay* quecolocar de una manera deter¬
minada si se quiere obteneruna pesca abundante: no de¬ben estar demasiado tensas,hay que apartar las algasatrapadas en ellas, y no selas debe colocar en aguasdemasiado profundas porqueen estas no es fácil capturarlos peces.
CAZA CON TRAMPAS. La
practican por igual los hom¬bres y las mujeres. Una buenatécnica asegura una buenacaptura. Se pubre la trampacon una capa de musgo tiernoque no debe ser muy espesa:de lo contrario sólo el musgoqueda atrapado, no la pata delzorro. Tampoco el trozo decarne o los huevos podridosque se colocan en la trampadeben ser demasiado grandes:el zorro puede morderlos sincaer en ella. Hay que observarla dirección del viento: si soplaen la dirección del zorro, el
animal, atraído por el olor, irádirectamente a la trampa.
También los muchachos colo¬
can trampas. Una presa essiempre un acontecimiento yaque la venta de la caza permitecomprar herramientas, armas yotros objetos.
EL HAMBRE. Cuando llega afaltar la comida, las familiasse ayudan recíprocamente. Elque tiene un poco lo compartecon sus vecinos. La genterecuerda todavía algunos añosparticularmente difíciles cuan¬do, para evitar la escasez dealimentos, las familias se sepa¬raban y cada una seguía sucamino.
Siasi GreySaalatí Simioni
Minnie Annaatak
Abrigos temporalesdurante los
desplazamientos
Hay que saber muchas cosaspara poder construir un iglú.Construíamos abrigos cuandoviajábamos con nuestros perrosy seguimos haciéndolo ahoraque utilizamos mototrineos.
Cuando nieva y sopla el vien¬to, el viajero corre peligro. Hayque detenerse y pensar biendónde se debe construir el iglú;la elección debe ser cuidadosa,porque el iglú puede ser arras¬trado por el viento o quedarcubierto por la nieve.
Ahora tenemos mototrineos
que pueden llevarnos rápida¬mente de regreso a la aldea,pero de todos modos convieneaprender ciertas medidas deprotección.
Fuera del iglú se coloca unbastidor de lona contra el vien¬
to. Si se carece de bastidor,se emplean bloques de nieve.La nieve blanda se la lleva rá¬
pidamente el viento y el iglúno se puede construir. Cuandono hay viento es difícil respiraren el interior. Cuando hace frío
y el iglú está situado en unlugar demasiado elevado, lanieve puede ser arrastrada fá¬cilmente por el viento. Tambiénes peligrosa la nieve helada.
La mejor nieve para construirun iglú es la nieve brillante,con copos cristalizados en lasuperficie, como sí hubiera llo¬vido. Es una nieve buena ytiene el mismo aspecto porarriba que por abajo. No esni demasiado blanda ni dema¬
siado dura.
Aquí no hay árboles y esnecesario ser muy prudentecuando uno sale de caza. Sise va a estar ausente más de
un dia, sí no se puede regresary si amenaza tormenta, hay quesopesar bien la situación. Cadaminuto cuenta cuando comien¬
za a nevar y se pone a soplarel viento del norte y aparecenlos nubarrones.
Si cuando se construye uniglú durante la tormenta la nie¬ve se amontona en torno a él,es señal de peligro, sobre todosí la construcción apenas hacomenzado. Tal cosa me ha
sucedido dos veces. Cuando la
nieve fresca cubre el iglú, hayque abandonarlo y buscar otrolugar para construir un abrigo.
Mi hermano solía acompa¬ñarme y yo procuraba no per¬derlo de vista, llamándolo parasaber sí estaba cerca. Sí uno
no puede hacerse oír, es mejorllamar a los perros que tienenmejor oído. De esta manera,después de llamar en mí ayudaa mis perros, sabía dónde meencontraba.
Conviene llevar consigo algu¬nas reservas para el caso deque la tormenta estalle súbita¬mente. También hay que cuidardel mototrineo. En otros tiem¬
pos, construíamos ccn bloquesde nieve una plataforma eleva¬da sobre la cual colocábamos
el qamuti o trineo para impedirque los perros se comieran losarneses. El mototrineo puedequedar enterrado en la nieve yluego cuesta mucho levantarlo.
Antes de salir de la aldea
hay que asegurarse de que unolleva un cuchillo y un bastidor.Sin estos dos objetos el caza¬dor corre el riesgo de morir defrío o de helarse los pies sí
su mototrineo se avería lejosde la aldea.
Después de construido eliglú todavía hay que tomarotras medidas de protección.Al entrar en un iglú se tieneuna inmediata sensación de ca¬
lor, pero la noche puede sermuy fria. Si no se cuenta conun saco de dormir o con un
calentador, es preciso no per¬manecer inactivo. Hay que ca¬var un hueco en la nieve ymeter allí los pies. Es mejorguardar las botas puestas paraevitar la congelación. Asimismo,hay que encontrar algo en quesentarse al borde del hueco
para que no se moje la ropa.
Me han enseñado a viajar ya construir un abrigo. He vistohacerlo y lo he hecho yo mis¬mo. Hay que tratar de hacerlas cosas que merecen la pena.Lo digo para que los jóveneslo sepan. Esto les ayudarácuando oigan hablar de estascosas o se vean obligados ahacerlas.
Zacharissie Tarqiapik
«La vida en el iglú», grabadoen piedra de Kalvak
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Estado del hieloen el otoño
He aquí algunas cosas quehay que saber. Antes, cuandolos perros avanzaban sobre unhielo peligroso, era fácil dar lavuelta y regresar. Durante eldía uno puede saber por losperros cuál es el estado delhielo. Actualmente, el mototri¬
neo sigue su marcha sin quepueda saberse si hay peligro ono.
Si se ve que han caido re¬cientemente pequeños coposde nieve sobre la superficie,ello significa que el hielo no estodavía suficientemente sólido
y, por tanto, resulta peligroso.También se puede observar unaespecie de nieve mezclada conagua.
No hay que viajar sobre elhielo formado recientemente.
Los lagos parecen helados peroa veces en el centro el hielo
es muy delgado. En las orillasde los lagos no hay peligro. Elagua comienza a helarse en losbordes y progresivamente sehiela hasta el centro.
Zacharissie Tarqiapik
«Juego», grabado en piedrade Akourak
f)J(
Los peligros delhielo en primavera
Hay señales que Indican siel hielo de primavera es peli¬groso. Algunas de ellas puedenverse en los lagos y en losríos.
Hay que evitar los huecoscubiertos de nieve blanda queforma pequeñas burbujas. Elhielo que se funde también espeligroso. A veces el hielo pa¬rece firme bajo una capa denieve pero ésta puede ocultarun agujero.
Los lagos que están protegi¬dos por montañas tienen fre¬cuentemente agujeros cubiertosde nieve blanda. Cuando se
quiere avanzar sobre un lagohelado es mejor comenzar porel borde donde se ha amonto¬
nado la nieve. El hielo y lanieve flotan mejor donde lanieve de la orilla es más alta.
Zacharissie Tarqiapik
Construcción
de un kayac
Se necesitan aproximada¬mente cuatro semanas para
construir un kayac nuevo, in¬cluido el tiempo necesario paracoser las píeles.
Para un kayac grande seprecisan cuatro pieles grandesde foca.
La embarcación es pesada yhacen falta dos hombres parallevarla hasta la orilla. La gentedel interior utilizaba un kayacde madera y de piel de caribú.Era ligero y un solo hombrepodía transportarlo.
Tumasi Kallak
La pesca
Se pone un trozo de carneo de grasa de tunu (caribú) enla punta del sedal para atraer alpez. También se puede utilizarlas tripas de un pez, o inclusoalgodón blanco. El cebo nodebe estar muy atado al anzue¬lo, ya que el pez no morderá.
La pesca demoluscos en invierno
Para pescar moluscos en in¬vierno se hace un hueco en el
hielo por el cual se introduceel pescador. Con marea bajaéste puede arrastrarse bajo elhielo. Se toma una lámpara yse recogen los moluscos. Estatécnica se practica en las pun¬tas (salientes rocosos). Cuan¬do las grietas del hielo sonsuficientemente grandes paraque un hombre pueda desli¬zarse a través de ellas, no es
necesario practicar un agujero.
Este tipo de pesca es suma¬mente peligrosa. Ha sucedido aveces que los pescadores nopodían encontrar el sitio por elque entraron y quedaban atra¬pados bajo la gruesa capa dehielo al subir la marea.
Saalati Simioni
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«Buho», detalle de un
grabado de Joe Talirunili
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La caza
Las corrientes arrastran hielo
flotante y en la desembocaduradel río Payne a veces se acu¬mula súbitamente. Hay que te¬ner mucho cuidado.
Cuando uno quiere ¡r decaza acompañado no hay queobligar a nadie a hacerlo.Alguien puede aceptar sin te¬ner realmente deseos de partir.Entonces esa persona puedemostrarse perezosa durante elviaje, pueden producirse acci¬dentes y hasta se puede perderla canoa si esa persona no seocupa de ella como es debido.Una situación semejante nopuede traer nada bueno.
Una mujer puede resultarmuy útil si está acostumbradaa ir de caza. Hará lo mismo
que un muchacho en igualescircunstancias y, por otra parte,aprenderá a cazar bien, ademásde sus labores domésticas.
Cuando se caza una foca hayque descuartizarla inmedíata-tamente y colocar los trozos enla canoa. Si uno llega a verseatrapado por los hielos, es fácilarrojar esos trozos al mar.Por otro lado, es convenientemantenerse siempre a la vistade los demás. Sí uno corre
peligro, es fácil pedir ayuda.
Cuando una foca instalada
sobre el hielo tiene la piel secaes señal de que duerme. Si latiene mojada, la foca no duermey lo ve a uno perfectamente.La foca tiene una vista muy
aguda. Se puede Intentar atra¬parla haciendo mucho ruido.
La foca madre es muy peli¬grosa. Quiere a sus crías y lasprotege. SI se intenta matar auna de ellas, la madre atacarála canoa. Sus garras son muypuntiagudas.
Cuando suben a la superfi¬cie, las focas grandes formanburbujas. Un minuto antes deaparecer, el hielo se desplazay se ven dos grandes burbujas.Si se toca el hielo, la focaadvertirá la presencia del caza¬dor. Es preferible matarla enel momento preciso en que apa¬rece.
La foca pequeña se llama tigl-turaq y es más fácil de cazar.Aun cuando la canoa haga ruidoal chocar con el hielo, eso nola inquieta.
A las focas llamadas tiriluk
se las encuentra fácilmente en
torno a las islas, cuando lamarea está baja y hay hielosflotantes.
A veces se encuentran focas
sobre el hielo pero es imposi¬ble llegar hasta ellas porque lacorriente arrastra gran cantidadde hielo flotante. Pero hay otroslugares que no son peligrosos.
Si uno se encuentra en un
lugar en el que existen muchosbloques flotantes de hielo y enel que tienden a juntarse dema¬siado, es fácil alejarse de la
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costa en una canoa. Cuando
empleábamos el kayac eramás difícil: el kayac es pesadoy no tiene motor.
Hay que tener mucho cui¬dado cuando el agua se hiela.En otoño, el agua de mar esmuy pesada, más pesada queel agua dulce. Cuando haynieve en la superficie, se tienela impresión de que no hanevado. Entonces hay que sermuy prudentes.
Por otra parte, no hay quedsjar la canoa en el hielo cercade la playa, y no hay que aban¬donarla cuando está orientada
hacia el mar. El hielo que sefunde puede quebrarse y lacanoa se deslizará hasta el
agua. Hay que dejarla pues enun lugar seguro. El hielo serompe junto a la orilla.
Antes de tratar de avanzar
sobre el hielo cuando se ha
visto una foca hay que veri¬ficar si el hielo puede que¬brarse. Cuando queda pocohielo alrededor, lo que quedase deshace.
La foca levanta la cabeza
cuando respira. Sin embargo, norespira cuando está acostada,exactamente como si estuviera
en el agua.
Si al avanzar hacia una foca
ésta mueve la cabeza y se des¬plaza, es mejor detenerse.
Simioni Simioni
Zacharissie TarqiapikTumasi Kallak
Augiaq
Caza al zorro
Cuando en otoño el cazador
va a sus trampas, puede suce¬der que vea un zorro fuera deellas. Si el zorro ve al cazador,éste debe simular que no lo havisto para no espantarlo.
Si el zorro no ve venir al
cazador, éste puede ocultarsedetrás de una roca y silbar. Elzorro se acercará creyendo quese trata de un leming. Si elanimal hace frente al hombre,éste debe detenerse cuando el
zorro se detiene. De otro modo,huirá. Cuando el zorro está
cerca y no mira en direcciónal cazador, hay que dispararrápidamente antes de ser visto.
Si se encuentra un zorro dor¬
mido, con los miembros enco¬
gidos, el cazador puede acer¬carse mucho a él, sin hacerruido.
Saalati Simioni
Caza a la liebre
Es posible seguir las huellasde las liebres en las colinas.
Si la liebre da la vuelta en una
dirección, el cazador puede Iren dirección contraria y encon¬trarla. Sí la liebre va a ocultarse
detrás de unas grandes rocaspara descansar, se quedará allídurante todo el tiempo que el
cazador no. la vea. Sí advierte
que el cazador se acerca, huye.Es mejor simular que no se laha visto y buscar en otra di¬rección un buen ángulo paradisparar.
Jamás hay que dirigirse di¬rectamente hacia la liebre.
Avanzando de lado se puedellegar muy cerca de ella. Esposible seguir su pista peroésta puede llevar muy lejos.Mejor es buscar en otro sitio.
Saalati Simioni
Caza
a la perdiz blanca
Para cazar la perdiz blancao lagópedo hay que caminar enla dirección del viento. Si se
ven varias de estas aves juntasy que emprenden el vuelo, po¬demos estar seguros de quevolverán a posarse en el mismolugar. Se sigue avanzando enla dirección del viento y sedispara. Algunas aves echan avolar y van a posarse un pocomás lejos. Se sigue avanzandoen la misma dirección y se laspuede cazar a todas. Cuandolos lagópedos se ocultan, seles puede seguir la pista.
Conviene que los niños acom¬pañen a sus padres duranteeste tipo de caza, pero debenmantenerse apartados y serprudentes.
Saalati Simioni
Historia
del somorgujo
Los viejos creen que elsomorgujo puede indicarlesalgunas cosas. Por ejemplo,cuando está en el agua y mue¬ve su cuerpo de un lado a
otro para señalar que sus patasapuntan en cierta dirección, sele llama nulurtutuq, lo que sig¬nifica que mantiene las patassobre el agua. Entonces hayque mirar si tiene las dos pataslevantadas: en tal caso el so¬
morgujo indica que ha visto uncaribú en cierta dirección.
El cazador sabe que los cari-bús están allá, pero mucho máslejos si el ave no mete laspatas en el agua mientras lasagita.
El cazador llegará al lugardonde se encuentra el rebaño
de caribús en dos o tres días.
Va directamente al lugar ycuando llega a la región indi¬cada ve en seguida las huellasen el suelo. Entonces sigue ladirección indicada por el so¬morgujo.
Si el ave mete sus patas enel agua mientras mueve elcuerpo, es señal de que elcaribú está más cerca.
Además, si uno está a puntode sufrir por falta de alimentosdurante el verano, el somorgujose entristece y emite ruidospara indicar que sabe que lasgentes van a tener hambre.
«Descuartizando un caribú»,grabado en piedra deKalvak
« ¡Qué alegría, veo diezcaribús I », grabado dePootagok
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Si una pareja de somorgujosbaila sobre el agua haciendomucho ruido, ello significa quela gente va a ser feliz y acomer en abundancia.
Cuando el somorgujo davueltas en el cielo y simula queva a descender a tierra, ello
quiere decir que los caribúsestán muy cerca pero que elcazador no los puede ver.
El cazador que comprendeesta señal del ave debe diri¬
girse a lo alto de una colinacercana para ver el rebaño deanimales.
Pero todo esto sólo puedeservir a la gente que conocelas costumbres del somorgujo.Y lo que acabo de decir escierto: estas cosas han suce¬
dido realmente.
Turnas! Kallak
Viajes de cazafuera de la aldea.
Ayer y hoy
¿Como contar la historia?Quizás pueda decir lo que sépor mí mismo, por propia expe¬riencia, sin que nadie me lohaya enseñado.
En otros tiempos tenía perrosy un trineo y salía sin impor¬tarme el tiempo que hiciera.Cuando había una tormenta y
no sabía por dónde ¡r, dejabaque los perros me guiaran, sintratar de dirigirlos. Un perrono se pierde si el cazador nole da instrucciones. En caso
contrario, el perro también pue¬de perderse en la tempestad.
Hoy día se utilizan mototri¬neos y hay que ser en extremoprudentes. Nada puede ayudaral conductor. Puedo perdermefácilmente sí no tengo cuidado.Sé que algunos senderos sonpeligrosos. Sucede que un sen¬dero que se toma al salir dela aldea a veces se vuelve malo
y peligroso, sobre todo en pri¬mavera.
Sí no presto atención al tiem¬po que hace, puedo verme enpeligro. Hay que proveerse deuna buena reserva de gasolina,sobre todo cuando el viaje deregreso exige más tiempo queel de ¡da.
Sí hubiera aprendido a viajarsin riesgos fuera de la aldea,mí padre y mi madre se habríansentido tranquilos. Así piensanlos ¡nuits.
Puta Angutinguak
Aldea de
Puvirnituq
Puvirnituq significa carnenauseabunda y podrida (duranteel verano caluroso).
Había mujeres que viajabansobre el hielo y construían supropio iglú. Había también gru¬pos de hombres que cazaban.Llevaban con ellos un perro quehusmeaba los agujeros y grie¬tas del hielo. Los cazadores
clavaban sus arpones en elagujero y amontonaban bloquesde nieve alrededor de él. Enton¬
ces esperaban toda la noche aque la foca saliera a respirar.A veces los cazadores se dor¬
mían.
Los hombres tenían tanta
hambre que se arrebataban lospedazos de carne. Uno de ellosse cortó la mano sin siquierasentirlo. Un cazador que que¬ría quedarse con todos lostrozos de carne al final no
obtuvo absolutamente nada.
A los perros los alimentabancon una sopa de carne de foca.
Uno de los cazadores se en¬
cargaba de advertir a los demássí el hielo comenzaba a que¬brarse. Entonces volvían a tie¬
rra. El viaje podía durar undía entero.
Los iglús construidos en lanieve tenían un bloque de hieloa manera de ventana. Ese hielo
provenia de un lago que amenudo se hallaba lejos. Cuan¬do había que trasladarse a otrositio, la gente se llevaba la ven¬tana, pero a veces se olvidabade hacerlo y entonces había
que regresar a buscarla.Cuando volvían a Puvirnituq,
los cazadores se dedicaban
durante el verano a recogeraceite de ballena, que era en¬viado al sur. Otros se iban a
cazar el caribú en el interior.
Los que se quedaban a traba¬jar eran empleados por losblancos y recibían un salario:les pagaban una parte del di¬nero por la mañana y el restopor la tarde. El salario de unajornada entera se llamabatatauti.
Los sirgínirmiuts, los numa-miuts y los sinaamiuts (habitan-t3s de Ungava) solten j.nta.separa jugar. Eran gente quevivía en el hielo, en el conti¬nente, en las costas. Se orga¬nizaban concursos. Había carre¬
ras a pie y se jugaba a la pe¬lota. Para decidir cuál de los
equipos debía iniciar el juegose trazaba un círculo en el
suelo y dentro de él se clavabauna estaca con una cuerda
atada en forma de lazo. Había
que tirar la pelota lo más altoposible y hacerla pasar por eselazo.
Los trajes estaban hermosa¬mente bordados. Dos mujerestenían la reputación de coserbellos vestidos muy adornados.Cuando comenzaron a vender¬
los a los blancos, aprendierondos palabras : sí, no.
Turnas! Kallak
«Atrapado en su propiatrampa», grabado en piedrade Akourak
26
«Ocas, hombre y animales»,grabado de Parr
En la tundra
soviética
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Cuando los escolares
aprendenpor Vladimir I. Vasiliev 3 UianCjar el I3ZO
D Texto © copyright
ESDE tiempos inmemorialeslos pueblos del norte de la
Unión Soviética se han transmitido de
generación en generación los métodosde cría de ganado. Tal transmisióntenía lugar en el marco de la familiao en el del campamento. La edad delos niños contaba al respecto (hastalos 5 años, de 5 a 7, de 7 a 10, de 10a 12 o más); a medida que la edadaumentaba, las técnicas transmitidasse complicaban.
Esta transmisión de prácticas yconocimientos, entre padres e hijos,ha formado parte durante largo tiempodel proceso general de la educaciónfamiliar, como fuente única y funda¬mental del aprendizaje profesional.
La construcción de edificios escola¬
res en el el Extremo Norte se inició
VLADIMIR I. VASILIEV es historiador e in¬
vestigador del Instituto de Etnografía de laAcademia de Ciencias de la Unión Soviética.
Desde 1959 ha participado en quince expe¬diciones científicas a las tundras y taigas delExtremo Norte soviético y ha escrito numerososestudios sobre las poblaciones, las culturas y eldesarro/lo económico y social de esas regiones.
durante los primeros años del régimensoviético, desarrollándose a un ritmorápido. Ya a fines del decenio de 1930-39 la red escolar en cuatro de los siete
distritos boreales de la URSS y enel oblast (región administrativa) deMurmansk contaba con 86 escuelas e
internados. Por esa época se crearonen las zonas de tundras y de taigas,además de las escuelas fijas, unaserie de escuelas ambulantes nó¬
madas en los campamentos de pas¬tores de renos, en los lugares coste¬ros de pesca y en las zonas deconcentración estacional.
Gracias a la rápida creación de estared escolar en las zonas boreales
pudo resolverse en un lapso de tiemporelativamente breve el problema de laescolarización de todos los niños
autóctonos de más de siete años,
incluyendo no sólo a los sedentarioso semisedentarios sino también a los
nómadas. La cuestión quedó satisfac¬toriamente zanjada en el decenio de1940 en la mayoría de los distritos delNorte. (Véase en El Correo de juniode 1972 el artículo de Yuri Ritjeu «Losniños del Lejano Norte soviético».)
En el periodo siguiente los esfuer¬zos se concentraron en la ampliaciónde la red escolar y el mejoramientode los métodos de enseñanza, en fun¬ción sobre todo de las particularidadeslocales.
En 1970 existían en las regiones delExtremo Norte más de 600 escuelas
de diversos tipos, entre ellas de ense¬ñanza primaria (con seis años de esco¬larización) y secundaria (una breve de8 años y otra larga de 10).
Habida cuenta del carácter peculiarde la producción agropecuaria en lasregiones del Septentrión, centradaesencialmente en la cría del reno, lasescuelas secundarias dispensaban unaenseñanza que servía de preparaciónpara oficios como el de criador derenos, el de pescador y el de gana¬dero. Ese mismo tipo de formaciónsigue predominando actualmente enlos establecimientos escolares de las
regiones boreales de la URSS.
La politecnización de esos estable¬cimientos, directamente vinculada alos problemas concretos de la prepa-vración de técnicos en cría de renos, ^
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, ha permitido eliminar, fusionándolos,el foso que existía entre los dos tiposde escuela : la popular, en cuyo marcotenía lugar la formación profesionalfamiliar, y la de enseñanza general.
Tal como se practica actualmente,la preparación de los niños autóctonosde las regiones nórdicas para una ac¬tividad profesional comprende tresfases esenciales :
1. La educación profesional de losniños en edad preescolar y en losprimeros cursos (de 5 a 10 años)suele realizarse en el marco de lafamilia. En esas edades el instrumento
educativo esencial es el juego, conlos juguetes de imitación y de impro¬visación. En la mayoría de los casosse trata de copias en miniatura de lasherramientas de que se sirven (o seservían) los adultos en la vida coti
diana. Entre los más extendidos, cite¬mos el arco y las flechas que desa¬rrollan en el niño determinadas cualida¬
des como la precisión y la estimaciónvisual. Los juegos de los cazadoresy pastores de renos se orientan todosal mismo fin : por ejemplo, lanzar ellazo. Pero poco a poco, por influenciade los adultos, el tiempo dedicado alos juegos disminuye y éstos pierdenimportancia, adquiriendo entonces uncarácter práctico. Así, los niños lan¬zan el lazo sobre renos jóvenes, seentrenan enganchando un perro a unpequeño trineo, etc.
En las escuelas, desde el primerohasta el cuarto curso, el método fun¬damental de formación profesional delos niños consiste en juegos móvileso en deportes (sobre todo el esquí).Con tal fin se organizan clases de
gimnasia. En las clases primarias nose da una enseñanza profesional par¬ticular.
2. La etapa siguiente de la formaciónprofesional es muy importante ya quedurante ella los niños adquieren loshábitos prácticos indispensables parala pesca, la caza, la cría de renos yotras ocupaciones propias de la vidaeconómica de las regiones nórdicas.
En esa edad (de los 11 a los 15años) los niños se familiarizan con losinstrumentos de pesca y de caza,aprenden a cuidar de los renos, asis¬ten a cursos de biología sobre losanimales de pieles valiosas y los pecesy participan en las labores prácticasde las explotaciones ganaderas y delas brigadas de cría de renos.
En la escuela secundaria de la aldea
de Novoe Chaplino (distrito de Chu-
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kotka) la materia principal que seenseñaba en 1964-1965 era la cría de
animales para pieles.
Otras escuelas orientan la ense¬
ñanza hacia la caza, la pesca o lacría del reno. Son las necesidades
económicas de los koljoses y sovjosesen cuyo territorio se hallan enclavadaslas escuelas las que determinanla orientación de la enseñanza pro¬fesional que en ellas se dispensa.Se pone especial cuidado en que lasescuelas dispongan de material sufi¬ciente y de buenos profesores ; esprecisamente en este punto donde lasescuelas del Norte encuentran las
mayores dificultades para organizaruna enseñanza profesional eficaz.
En la práctica, toda la enseñanzade la cría de renos tiene lugar en lasbrigadas de los koljoses y los sov¬joses. Así, en la escuela de NovoeChaplino los alumnos de los cursosquinto a octavo, cuyos padres traba¬jaban en las brigadas de cría de renos,pasaban el verano allí trabajando comoalumnos de pastor. Gran número de
LA ESCUELA DE
LA VIDA DIARIA
En el distrito de Chu-
kotka, immenso territo¬
rio situado en la Siberia
septentrional, la cría del
reno constituye desdetiempos remotos la prin¬cipal ocupación de lapoblación aborigen. Enlas escuelas del Extremo
Norte soviético se dictan
cursos especiales parafamiliarizar a los niños
con las costumbres de
los animales. En cuanto
al manejo del lazo, nadapuede sustituir al ejem-plo práctico de losadultos.
alumnos de las escuelas del distrito
del Tashmir trabajan durante el veranoen las brigadas de pesca de loskoljoses locales y durante el inviernoparticipan en la cría de perdices.
Junto a la escuela, y según la edadde los niños, la familia continúa des¬empeñando su papel primordial en laenseñanza profesional. La utilizaciónde las armas de fuego, la conducciónde los animales de tiro o de un trineo
de renos, la preparación de las pieles,la confección de ciertos vestidos y lapreparación de la comida son cosasque se aprenden normalmente en elseno de la familia. Habida cuenta de
que no todas las escuelas del Norteestán actualmente en condiciones de
dispensar todos los cursos de ense–anza profesional antes citados, elpapel de la familia en esta esferasigue siendo muy importante.
3. La fase final de la enseñanza
profesional es la especialización delos adolescentes en la profesión quehayan elegido. Los alumnos que, trasla enseñanza secundaria de ciclo
breve, expresan el deseo de ampliarsus conocimientos en materia de cría
de renos pueden seguir los cursossuperiores de técnica agrícola que sedan en los centros de numerosos dis¬
tritos y en las localidades importantesde la zona polar. De esos centros sa¬len anualmente promociones de téc¬nicos en ganadería nórdica.
Por último, al finalizar el ciclo breve(o si, por la razón que sea, no lo hanterminado), una parte de los mucha¬chos van a trabajar directamente alos koljoses y sovjoses. En tal caso,se les incorpora como alumnos a lasbrigadas de cría de renos o de cazay pesca (en general, uno por brigada),Allí aprende el alumno el arte deseguir el rastro de los animales, deponer trampas, de quitar y trabajar laspieles ; adquiere la técnica de la pes¬ca : qué lugares son los buenos segúnla estación, la profundidad de lasaguas, el tiempo ; se familiariza conel papel de pastor, aprende a distin¬guir los diferentes tipos de renos, losdiversos pastos, las migraciones, aconstruir y a reparar los trineos, aadiestrar a los renos para el arrastredel trineo y a los perros de cazapara guardar los renos. Durante todosu periodo de formación, el alumnotrabaja bajo la dirección de un espe¬cialista.
La enseñanza dura de una y mediaa dos temporadas de trabajo para lapesca y los animales de pieles valio¬sas y, de dos a tres años en la críade renos, tras lo cual el alumno se
convierte en miembro de pleno dere¬cho de la brigada.
Tal es el sistema actual de ense¬
ñanza en las regiones boreales de laUnión Soviética. Naturalmente, en elfuturo habrá que mejorarlo. Pero, engeneral, responde ya bien a los pro¬blemas concretos de formación de
técnicos especializados en cría derenos que tan necesarios son paralos sovjoses, koljoses y promjosesde esas regiones.
V.l. Vasiliev
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DE LOS HIELOS POLARES A LA GRAN CIUDAD (viene de la pâg. 13)
de los indios algonquinos del Canadáoriental; de ella pasó al francés, siendoutilizada por primera vez en 1611 enesta lengua.
Aunque los exploradores del Árticocanadiense tropezaron periódicamentecon los esquimales a lo largo de300 años, tuvieron pocos tratos conellos. Los esquimales vivían en régi¬men de economía natural, obteniendo
alimentos y vestidos de los animalesque cazaban. Durante el largo inviernoártico se cobijaban en una sorpren¬dente construcción: el iglú, o casa denieve; en verano vivían en tiendas de
piel de foca o de caribú. Entre ellos yla naturaleza se había establecido una
especie de equilibrio. Es posible que lapoblación de entonces ascendiera aunas 20.000 o 25.000 personas, es de¬cir casi un tercio más que la cifraactual de 15.000.
Pero no idealicemos. Su número
total siguió siendo reducido porque lamuerte rondaba siempre en torno aellos. Los esquimales morían de ham¬bre, morían de muerte violenta, moríanjóvenes. Quizá padecieran ya algunasde las enfermedades de nuestra civi¬
lización antes de nuestra llegada: artri¬tis, dolencias cardíacas, pulmonía,apendicítis.
La vida era precaria y relativamentesencilla. Los esquimales habían apren¬dido a amoldarse al ciclo climático de
las estaciones y a la caza nómada.Eran casi prisioneros de su medioambiente ártico. El historiador Toynbeehabla de los esquimales como de unade las civilizaciones que él llama estan¬cadas cuya proeza consistía en viviry cazar en el litoral de los maresárticos o muy cerca de él. Esto exigíade ellos tanta energía que no podíandedicarla a progresar en otros sen¬tidos. El ciclo climático los convertía
en cautivos del Ártico.
Los esquimales no poseían literaturaescrita ni escritura de ningún tipo, perosí, en cambio, un vigoroso patrimoniocultural, consistente en sus relatos,sus cantos populares y sus danzasal son del tambor. Tenían una ética,unos tabúes y una concepción de lasrelaciones humanas cuyo carácterpráctico redundaba en beneficio detodos.
En ciertos aspectos, su moral escan¬dalizaba a los recién llegados del sur,pero se trataba de una moral nacidaen el Ártico y no en Europa. Con eltiempo, fuimos nosotros quienes modi¬ficamos su concepción del mundo yaportamos muchas tensiones y contra¬dicciones a este pueblo duro e indus¬trioso. Ellos sabían conservar su sen¬
tido del humor, incluso en las penali¬dades cotidianas. Una de las frases de
su filosofía fatalista que ha llegadohasta nuestros días es Ayungamut(¡Qué le vamos a hacer!).
Los esquimales creían que la can¬tidad de piezas que podía cobrar uncazador dependía de sus relacionescon los espíritus, que controlaban lasexistencias de caza. Para cazar em¬
pleaban arpones, lanzas, dardos y
arcos y flechas, y normalmente conse¬guían alimentos suficientes para man¬tenerse. Dado el primitivismo de lasarmas que utilizaban, la densidad dela fauna salvaje no se veía gravementeafectada. La introducción del rifle
facilitó considerablemente la labor de
los cazadores, pero les incitó tambiéna matar más piezas de las que necesi¬taban para mantener a su familia. Conello desaparecieron rápidamente losrecursos de los que habían dependidodurante tanto tiempo para subsistir.Las ballenas se desvanecieron prácti¬camente del océano, y hubo una verda¬dera matanza de morsas, que empe¬zaron a escasear a pesar de su enormeabundancia anterior. El buey almizcladodesapareció de las zonas costeras.
A principios de siglo había quedadoagotado el mercado de la ballena ysurgió una nueva influencia con lallegada de los comerciantes. Los de laCompañía de la Bahía de Hudsondedicaron su atención a la piel delzorro blanco o zorro del Ártico; esteproducto de lujo pasó, pues, a ser elprincipal artículo que los esquimalescambiaban por alimentos, utensilios yotros enseres procedentes del sur. Loscomerciantes introdujeron la prácticade trocar pieles de zorro por artículoscomerciales, y de ese modo impidierondefinitivamente que los esquimalesvolvieran a ser totalmente indepen¬dientes. Los artículos de lujo que sevendían en las tiendas pasaron a serartículos de primera necesidad en sushogares.
Pero el desarrollo del comercio del
zorro blanco tuvo a la vez conse
cuencias buenas y malas para losesquimales. Las opiniones difieren enlo tocante a determinar cuáles fueron
más importantes. Ese comercio revo¬lucionó su modo de vida y alteró mu¬chas de sus costumbres tradicionales.El zorro blanco abundaba sobre todo
de noviembre a abril, que era cuandola mayoría de los esquimales se dedi¬caban antes a cazar focas en sushoyos de respiración o en el mar. Losesquimales sustituyeron por el «ban¬nock» de harina algunos de sus ali¬mentos tradicionales, como la carnede foca, y empezaron a aficionarse alté, los dulces y el tabaco.
Antes de la aparición del hombreblanco, el zorro del Ártico era quizásel animal más inútil de todo el país.El esquimal primitivo aprovechaba raravez su pellejo porque no es yresistente como el de la foca, el osopolar o el caribú. El zorro blanco notiene las capas de grasa comunes aotros animales árticos, por lo que eramuy poco frecuente que los esquimalescomieran su carne. De todos modos,
LOS NIÑOS ESQUIMALEScomotodoslos niños del mundo, tienen una capa¬cidad innata para improvisar sus jue¬gos. Así, un tablón y un montículobastan para formar un balancín al airelibre, como el de la foto de arriba,tomada en Kotzebue, Alaska. Abajo,una familia groenlandesa aprovechaun día de sol para poner a secar susbotas de piel de foca bordada.
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fZ&S&$9CiJÏ&S&
éstos no renunciaron del todo a lacaza de focas en beneficio de las
trampas para apresar zorros; se limi¬taban a interrumpirla durante esabreve temporada. El paso de unaeconomía cinegética a otra mixta decazadores y tramperos fue muy similaral que se operó cuando nuestros ante¬pasados pasaron de la caza a laagricultura y la industria a fin deconseguir un modo de vida más fácily cómodo gracias a las muchas ven¬tajas que se derivaron de esa evo¬lución.
Aproximadamente desde principiosde siglo hasta la Segunda GuerraMundial, los nuevos productos queofrecían los comerciantes de pielesfueron imponiendo gradualmente a losesquimales un nuevo tipo de econo¬mía, y con ella vino la dislocación deun muy antiguo sistema de vida. Estainfluencia se difundió en diversa
medida por más de dos millones ymedio de kilómetros cuadrados del
Ártico. Sin embargo, hasta el conflictomundial los esquimales canadiensessiguieron llevando una vida nómadabastante primitiva en un país remotoy muy poco poblado.
La guerra y el rápido desarrollo delos viajes por avión pusieron fin alaislamiento del Ártico. En diversos
puntos se establecieron estacionesmilitares, meteorológicas y de radio.La situación de los esquimales pasóa ser un tema de interés para el pú¬blico canadiense. La gran frecuenciaentre ellos de las enfermedades tuber¬
culosas y de otras^ de carácter epidé¬mico aumentó aun más tras su mayorcontacto con los hombres procedentesdel sur.
Por otro lado, el mercado del zorroblanco desapareció en 1949, provo-
cando graves penalidades. Ello sirviópara que se descubriera, más bien tar¬díamente, que no cabía seguir consi¬derando a los esquimales como a ungrupo aislado. Era preciso tomar me¬didas para prepararles a ocupar supuesto en un Ártico en evolución y, enúltimo término, para integrarlos en laeconomía canadiense. Dado este cam¬
bio inevitable, los esquimales se en¬frentaban con tres tipos principales denecesidades: las relativas a la salud,
a la educación y a una economía quepudiera mantenerles.
Además del ballenero y el comer¬ciante, otra gran influencia fue la delmisionero cristiano.
El otro hecho esencial es que hacia1950 el Ártico tuvo que cambiar denuevo para que los esquimales no sevieran condenados a una extinción
lenta en forma de esclavitud econó¬
mica y social permanente.
La tierra no podía seguir mantenién¬dolos. El caribú había disminuido de
un modo alarmante: de unas 600.000
cabezas a 175.000, entre 1945 y 1950.El precio del zorro blanco, que erala única fuente de ingresos paraellos, había bajado de 30 o másdólares a unos 5. En cambio, subía el
precio de los artículos en venta en lastiendas. Los esquimales habían apren¬dido a leer y a escribir utilizando unsistema silábico muy simple, pero susmateriales de lectura eran esencial¬
mente religiosos. En inglés o en fran¬cés eran analfabetos en un 95 porciento. Uno de cada ocho esquimalesestaba tuberculoso. Esta era la situa¬
ción hacia 1950. El mundo empezabaa percatarse cada vez más claramentede las necesidades de los países endesarrollo. También el Canadá comen¬
zaba a comprender las necesidades
Foto J.-Ph. Charbonnier © Réalités, Paris
de sus primeros ciudadanos árticos,los esquimales.
En los diez años últimos han pro¬gresado mucho los servicios sanitarios,y hoy en día todos los esquimales sonsometidos periódicamente a exámenesmédicos. Persiste la tuberculosis y,aunque empiezan a estar inmunizadoscontra otras enfermedades que llega¬ron desde el Sur, siguen siendo pro¬pensos a algunas de ellas.
Uno de los intentos más recientes
de elevar el nivel de vida de los esqui¬males, y de neutralizar las asperezasde un medio natural sobremanera duro,fue el establecimiento por el GobiernoFederal, en 1965, de un plan quinque¬nal de alquiler de viviendas, con lafinalidad de proporcionar a todos losesquimales del Norte un alojamientoadecuado al tamaño de su familia, con
un alquiler basado en su economía ysus recursos familiares. La antiguavida nómada del iglú a la tiendade los esquimales es cada vez mássedentaria.
Una de las piedras angulares detoda buena estructura económica ysocial es, por supuesto, la educación.En 1950, solamente 120 niños, de unapoblación esquimal de 9.000 personasen los Northwest Territories, iban demodo regular a la escuela. Ningúnesquimal había llegado a terminar susestudios, ninguno había recibido for¬mación profesional, ninguno podíaaspirar a un puesto de trabajo que nofuera el de servir de trampero o deintérprete al hombre blanco.
El pueblo esquimal carecía de todaperspectiva intelectual o profesional.Hasta entonces, los misioneros sehabían encargado de organizar clases,en relación con sus actividades reli¬
giosas. Cuando empezó a funcionar, .hacia 1950, el sistema federal, el por- r
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centaje de los niños que recibíaninstrucción escolar era pequeño. Añotras año, se construyeron nuevas
escuelas o aulas de clase. Hoy día,transcurridos sólo 20 años, más del
90 por ciento de todos los niños enedad escolar asisten regularmente ala escuela.
El gobierno está intentando esta¬blecer un sistema que proporcionará alos esquimales la igualdad de oportuni¬dades de educación respecto de losdemás canadienses. Debido al obstá¬
culo de la lengua y a las diferenciasculturales, no ha sido fácil prepararun plan de estudios satisfactorio. Elidioma escogido para la instrucción esel inglés. Maestros auxiliares esqui¬males ayudan a los principiantes, en suiniciación escolar, a salvar el desfase
cultural de que adolecen.
El desarrollo del Norte exige unamano de obra especializada. Ahorabien, resulta difícil contratar a trabaja¬dores del sur y mantenerlos en re¬giones remotas e inhóspitas. De ahíque en todos los territorios septen¬trionales se esté formando a los esqui¬males como mineros, operarios demaquinaria pesada, fontaneros, carpin¬teros y mecánicos. Ocupan tambiénpuestos de intérpretes y de depen¬dientes en cooperativas y estableci¬mientos de venta al por menor y enlas oficinas públicas. El Gobierno seha fijado para 1977 el objetivo decubrir el 75 por ciento de los puestosde la administración pública en elNorte con residentes locales.
Las muchachas esquimales estudianpara llegar a ser maestras, peluqueras,enfermeras auxiliares y cocineras pro¬fesionales. En nueve localidades delÁrtico aprenden las técnicas caserasen escuelas de economía domés¬
tica y estudian administración delhogar, puericultura, primeros auxilios,nutrición y corte y confección.
Uno de los aspectos más impor¬tantes del programa de enseñanza esel de la educación de adultos, queconsiste, en síntesis, en ofrecer aéstos una oportunidad de adquirirnuevos conocimientos prácticos, cua¬lesquiera que sean su edad y su nivelde instrucción.
Los esquimales participan ya en lalabor de explorar y aprovechar toda lariqueza mineral y petrolífera del Norte;un cierto número de ellos han apren¬dido la técnica de perforación de pozosen Alberta y trabajan en la industriadel Ártico superior. Es indudable quela vida de otros muchos esquimalescambiará más todavía en los añospróximos, al ritmo acelerado deldesarrollo minero.
Pero no todos los esquimales seránmineros. Como canadienses que son,muchos de ellos preferirán vivir en elSur. La educación va emparejada conla movilidad, y con ésta surgen nuevasposibilidades de elección. El objetivoúltimo de la política estatal deberíaconsistir en ofrecer a los esquimalesla oportunidad de escoger librementeel tipo de vida que desean llevar y,también, su lugar de residencia.
A los esquimales de antaño sólo lescabía la posibilidad de desplazarse enfunción de la caza. Los de hoy puedenaceptar un empleo asalariado en lospoblados de asentamiento y adaptarsea este modo de vida. Pero sus pers¬pectivas siguen siendo limitadas.
La economía de caza o los recursos
renovables del Norte han sido siemprereducidos con respecto a los mercadosexteriores y no en relación con lasmucho más modestas necesidades
locales. En los millones de kilómetros
cuadrados de territorio, y a lo largode los miles de kilómetros de litoral,ha de haber ciertamente recursos sufi¬
cientes para mantener a una poblaciónmucho mayor. Todo dependerá de quese localicen esos recursos y se me¬joren los métodos de explotación.
Una actividad tradicional que sigueteniendo gran aceptación es la cazade focas, que proporciona alimentos ydinero en efectivo, a cambio de laspieles, y prestigio al cazador, lo cuales igualmente importante en esta fasede cambio cultural, en la que la figuradominante en el estilo de vida esqui¬mal se ve amenazada de tan diversos
modos.
A la caza de la foca va unida la del
zorro blanco. Aunque el número dequienes se dedican a esta última moda¬lidad se irá reduciendo, al aumentarla proporción de los que buscan untrabajo remunerado fijo, siempre habráquienes opten por ella, mientras existauna demanda de pieles de ese animal.Según nuestros cálculos, hay todavíaen ese inmenso territorio unas mil fami¬
lias que, por preferencias personalesy por obra de las circunstancias,siguen viviendo en una economía de
caza. Muchas de ellas obtienen lo
esencial de sus ingresos en efectivo dela caza de focas y la venta de pieles.
La caza y la pesca están estrecha¬mente relacionadas con los programasde fomento del turismo, en los queparticipan los esquimales como intér¬pretes y encargados de los refugiosdeportivos. La belleza áspera y espec¬tacular del Ártico y de la caza y lapesca atraerá año tras año a un númerocreciente de visitantes.
Uno de los factores más enérgicos yrigurosos de cambio y de readaptacióndel modo de vida esquimal es proba¬blemente la urbanización. Hoy día,un número cada vez mayor de familiasabandonan sus pequeños campamentosfamiliares dispersos por el territorio yse instalan en aglomeraciones conce¬bidas con arreglo al modelo de lasciudades del sur canadiense. El pe¬queño puesto de venta ha pasado aser una tienda completa, y los pobladosaislados son hoy colectividades orga¬nizadas en el marco de la regiónnórdica.
Esto ha traído consigo un modo devida más sedentario y todos los ser¬vicios públicos de una ciudad: ser¬vicios municipales, cooperativas deventa, escuelas, dispensarios y hospi¬tales, iglesias, buenas viviendas, posi¬bilidades de encontrar un trabajoasalariado y otras oportunidades dellevar una activa vida social en una
ciudad auténtica. Aun aportandomuchas cosas buenas, el crecimientode estas poblaciones ha entrañadotambién una profunda readaptaciónsocial para el esquimal nómada, que eshoy un residente urbano.
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Acostumbrados a la vida indepen¬diente y no proaramada del campa¬mento, a algunos de los nuevostrabajadores y empleados les resultadifícil amoldarse a ciertas normas
laborales y a la disciplina de unajornada laboral de nueve a cinco. Elcabeza de familia, que sigue cazando,se desplazará quizás en un skidoo, envez de utilizar el trineo tradicional
arrastrado por perros. Dejará a sufamilia en su hogar fijo, y se irá tierraadentro a cazar a una distancia mayor
que antes.
Muchas personas siguen teniendoideas románticas sobre los esquimales:piensan que viven en casas de nieve,comen carne cruda y son un puebloapacible, sonriente y singular. A ellotienden en especial ciertos autores pro¬pensos al sensacionalismo después dehaber pasado una semana en el Ártico.A mi juicio, en todos los textos polé¬micos que se escriben hoy sobre elpueblo esquimal canadiense y queen gran parte obedecen a una malainformación y a un sentimentalismoexcesivo se suele olvidar que losesquimales no son un objeto de curio¬sidad malsana. Son seres humanos,
normales y corrientes, que viven en unmedio especial. Incluso con los pro¬blemas de cultura y transición actua¬les, comparten los mismos temores yesperanzas que el resto de la huma¬nidad y se expresan hoy como cana¬dienses que viven en una sociedaddemocrática.
Mucha gente piensa que los esqui¬males deben seguir viviendo en unestado primitivo, y a menudo se ponenen tela de juicio los planes oficiales
que les conciernen. Para mí es obvioque, como dijo Knud Rasmussen, unode los más ilustres especialistas delos problemas esquimales, «cuando lamano de la civilización toca a un
pueblo primitivo, no cabe la posibilidadde volver atrás». Por consiguiente, pro¬cede poner a disposición de todoslos pueblos, lo más ampliamente posi¬ble, los beneficios del saber acumu¬lado por el hombre.
Otra cuestión que se plantea esésta: ¿se vive mejor cuando se tienenmás bienes materiales, cuando se gozade instrucción, de una esperanza devida, de una salud, de una ayuda en laadversidad mayores? La respuesta nopuede por menos de ser afirmativa,porque se trata de objetos materiales,en contraposición a los espiritualesde las aspiraciones humanas, en lasque se inspiran nuestros conceptosconcretos del bien, la moral y elderecho.
El problema esencial radica en elpropio concepto de desarrollo. Eldesarrollo del Norte es un procesohistórico que se inició en el pasado yque proseguirá en un futuro imprevisi¬ble. Simplemente por razones econó¬micas, no cabe invertir esa evolución.Pero hay un aspecto igualmente impor¬tante: los hombres. Las «bolsas» deindiferencia e inercia humana son yatan intolerables como las de inercia
económica. La responsabilidad de lasociedad tiene que aplicarse a la veza los recursos económicos y a loshumanos.
Por una ironía del destino, en elNorte el desarrollo económico no sola¬
mente es el requisito previo para eldesarrollo humano sino que constituye
además el desafío principal para laresponsabilidad social. Se están explo¬tando las posibilidades de la tierraempleando lo mejor que puede ofre¬cernos la moderna tecnología. ¿Cómoafecta esto a la población directamenteinteresada por ese desarrollo?
El concepto de responsabilidad des¬carta la solución consistente en dejarque los esquimales prosigan su vidatradicional, muy poco romántica porcierto, pese a las idealizaciones dequienes permanecen ciegos a las pena¬lidades, las enfermedades y la tragediade la muerte en temprana edad. Seme¬jante actitud les condenaría simple¬mente a la extinción gradual, ante unasociedad tecnológicamente superior,de la que quedarían excluidos.
La única posibilidad es la que, encierto sentido, pone en práctica esaresponsabilidad social en función dela dura realidad del desarrollo econó¬
mico. El hecho de ser una parte deci¬siva de la sociedad consiste en algomás que en convertirse en un meroengranaje de una máquina. Presuponeuna personalidad cultural, sin la cualse pierden una gran parte de los valo¬res humanos de un pueblo y que nopuede operar si no guarda relacióncon las realidades económicas de la
vida canadiense que la rodea.Alexander Stevenson
LA FOCA
EN LA VIDA
Y EN EL LENGUAJE
En la lengua esquimalexisten varias decenas
de palabras para desig¬nar la foca según suedad, su tamaño, su
posición sobre el hielo,etc. Esta riqueza devocabulario se explica
por la importancia queese animal tiene en la
alimentación y en la vidadiaria de los esquimales.Las focas perforan elhielo para respirar y loscazadores vigilan cons¬tantemente esos aguje- <¡>
ros de respiración para gatraparlas. En cambio, |cuando se trata de cap- £turar peces, son los es- ¡jquimales quienes han de .û'-'^fabrir los agujeros en el ^hielo. La foto de la de- «
recha sugiere las largas fe
horas de espera y de g firs'inmovilidad necesarias a>
para obtener este com- "£plemento indispensable sde alimentos frescos du- @rante el largo invierno de olas regiones árticas. °
33
Declaración del señor Amadou-Mahtar M'Bow,
Director General de la Unesco, a propósito de Israel
Las informaciones que la prensa,la radio y la televisión handifundido acerca de las deci¬
siones relativas a Israel apro¬badas durante su 18a. reunión por la Conferencia Generalde la Unesco han sido a menudo inexactas e incluso carentes
de objetividad.
Dos resoluciones adoptadas por la Conferencia Generalguardan especial relación con Israel : la primera se refierea la composición de los grupos regionales constituidos enel seno de la Organización; la segunda a la protección yla salvaguardia del patrimonio cultural de Jerusalén.
Interpretando de una manera incompleta o errónea laresolución relativa a la definición de las regiones con mirasa la ejecución de actividades de carácter regional, se hasostenido, por ejemplo, que Israel había sido excluido dela Unesco o que se le había puesto en la imposibilidad departicipar en las actividades de la Organización.
Israel no ha sido excluido de la Unesco ni de ningún grupo
regional de la Organización.
Israel continúa formando parte de la Unesco conjuntamentecon los 135 Estados Miembros que componen la Organización.
A efectos de la elección de los miembros del ConsejoEjecutivo, Israel sigue estando clasificado dentro del Grupo I(Europa occidental), igual que Australia, Canadá, EstadosUnidos y Nueva Zelandia, situados geográficamente fuerade Europa.
Durante la 18a. reunión de la Conferencia General, Israel
presentó, como Canadá y los Estados Unidos, un proyectode resolución a fin de que se le incluyera «en la lista de paísesautorizados a participar en las actividades regionales euro¬peas para las cuales la representatividad de los Estadosconstituye un elemento importante». Las resoluciones rela¬tivas a Canadá y a Estados Unidos fueron aprobadas; encambio, la Conferencia General, es decir, los representantesdebidamente acreditados de los gobiernos de los EstadosMiembros de la Organización, rechazó la presentada porIsrael. Quiere ello decir que Israel se encuentra exactamenteen la misma situación en que se hallaba antes de la 18a.reunión de la Conferencia General. En modo alguno puede,pues, aducirse que se le haya excluido de nada. La únicanovedad consiste en que Israel es hoy el único Estado Miembroque no está incluido en ninguna «de las regiones para laejecución de las actividades de carácter regional». En efecto,Australia y Nueva Zelandia han sido clasificadas, principal¬mente a propuesta de cinco países asiáticos, en el grupode Asia-Oceanía, y Canadá y los Estados Unidos, a peticiónpropia, en el grupo de Europa occidental.
Por lo demás, debe recordarse que, durante la 17a. reuniónde la Conferencia General (1972), Canadá y los EstadosUnidos solicitaron en vano poder tomar parte en la II Confe¬rencia de Ministros de Educación de los Estados Miembros
de Europa. En ese momento a nadie, ni en Canadá, ni en losEstados Unidos ni menos aún en Europa, se le ocurrió acusara la Unesco de haberlos excluido de grupo regional alguno.Esos países, al igual que Israel, participaron como obser¬vadores en la conferencia que tuvo lugar en Bucarest endiciembre de 1973. Israel sigue disponiendo de tal posibilidadsi una conferencia ministerial fuera convocada de nuevo
en Europa. De igual modo Israel puede participar en calidadde observador, como ha venido haciendo hasta ahora, en
todas las conferencias regionales de ministros, cualquieraque sea el lugar donde se celebren.
En la segunda resolución la Conferencia General «pide alDirector General que se abstenga de facilitar ayuda a Israel enlas esferas de la educación, la ciencia y la cultura, en tantono respete escrupulosamente las resoluciones y las decisio¬nes» tomadas por el Consejo Ejecutivo y la Conferencia Ge¬neral.
Esta resolución se basa esencialmente en las Resoluciones
2253 de 4 de julio de 1967 y 2254 de 14 de julio de 1967 de laAsamblea General de las Naciones Unidas y las 267 de 3 dejulio de 1 969 y 298 de 25 de septiembre de 1 971 del Consejo deSeguridad relativas al estatuto de Jerusalén, asi como en lasdecisiones adoptadas por la Conferencia General de la Unescoen sus 15a. y 17a. reuniones y por el Consejo Ejecutivo ensus 82a., 83a., 88a., 89a. y 90a. reuniones. Al aprobar una nueva
resolución, la Conferencia General ha considerado que elgobierno de Israel no había tenido en cuenta los apremiantesllamamientos que se le habían dirigido desde 1968 para que«se abstuviera de hacer cualquier excavación arqueológicaen la ciudad de Jerusalén y de toda modificación de sucarácter o aspecto cultural e histórico, particularmente en loque concierne a los lugares religiosos cristianos e islámicos».
Comprobando que han proseguido las excavaciones ytrabajos que a su juicio pueden causar perjuicios a los lugaresreligiosos cristianos e islámicos, la Conferencia General,seis años después de su primera intimación, decidió condenarla actitud de Israel por considerarla «en contradicción conlos fines de la Organización enunciados en su Constitución...»
Conviene subrayar que, al reafirmar todas las resolucionesanteriores sobre Jerusalén, la Conferencia General pidióde nuevo en forma explícita al Director General «que prosigasu acción encaminada a garantizar la presencia efectivade la Unesco en la ciudad de Jerusalén».
Estos son los hechos. Es de esperar que ellos permitana la opinión pública formarse una idea más justa de lasresoluciones aprobadas por la Conferencia General ensu 18a. reunión. En el pasado se han tomado decisionessimilares sin provocar las reacciones que ahora se hanproducido.
Se habla de «politización de la Unesco» como si las orga¬nizaciones del sistema de las Naciones Unidas no hubieran
nacido de una voluntad política : la de fundar una paz justay duradera, contribuyendo al progreso general de la huma¬nidad y al reforzamiento de la comprensión y la cooperaciónentre todos los pueblos. Dado que la Unesco la formanprácticamente los mismos Estados Miembros que la Orga¬nización de las Naciones Unidas y siendo de carácter guber¬namental su representación en la Conferencia General, esnatural que los problemas que agitan al mundo tengan ecoen ella.
Por mi parte, como declaré en la sesión de clausura de la18a. reunión de la Conferencia General, pienso que en unaOrganización cuyas finalidades se relacionan con esferastales como la educación, la ciencia y la cultura, debemosevitar ciertos enfrentamientos que adquieren el aspectode confrontaciones sistemáticas e incluso la aprobación,aunque sea por fuertes mayorías, de resoluciones que puedandejar profundo, resentimiento en algunos. Considero, enefecto, que necesitamos estar permanentemente dispuestospara el diálogo, lo que supone que nos esforcemos, aunqueello parezca a primera vista imposible, en buscar, medianteuna paciente labor de acercamiento, el consenso que debieraser la regla de oro de una institución como la Unesco. Deahí que, como Director General recientemente elegido y nohabiendo por ello mismo participado en los debates iniciadosmucho antes de mi elección, anunciara a la ConferenciaGeneral, si a ello me autoriza, mi firme intención de salirde ahora en adelante, y cada vez que sea necesario, de unareserva demasiado fácil para tratar de acercar los diferentespuntos de vista a fin de lograr en la medida de lo posible unacuerdo general.
Lamento, pues, que dando crédito a informaciones cuando
menos incompletas, y a menudo deformadas, algunas per¬sonalidades hayan creido su deber adoptar posiciones tantajantes, cuando su calidad de intelectuales debería haberlesmás bien inclinado al diálogo.
Cabe recordar aquí que, desde hará pronto treinta años,la Unesco lleva a cabo en los diferentes campos de su compe¬tencia una acción en la cual han participado hombres ymujeres de todos los orígenes y creencias, para bien de lacomunidad internacional, y que ahora mismo, en el senode la Secretaría, funcionarios de más de un centenar deEstados Miembros incluido Israel colaboran en esacomún tarea.
Sigo convencido de que, a condición de que los Estadosinteresados consientan en prestarse a ello activamente,en la Unesco debería ser siempre posible hallar solucióna todas las tensiones que obstaculizan la cooperación y lacomprensión internacionales en las esferas de su compe¬tencia. Pero ello entraña que las normas y las reglas definidaspor la Organización nö sean consideradas como letra muertacuando afectan a intereses particulares.
Monografíassobre educación
especialCuba
JapónKenia
Suecia
Editorial de la Unesco
Acaba de aparecer
Cuatro estudios
sobre la educación
de los deficientes
El tema de los deficientes, físicos o mentales,minusválidos o subnormales, es hoy de acucianteinterés en todo el mundo. De ahí los esfuerzos
que por doquier se despliegan con vistas a laimplantación y el mejoramiento de los serviciosde educación a ellos destinados: la llamada
«educación especial».
A este tipo de educación está dedicado este volu¬men que acaba de publicar la Editorial de laUnesco y en el que se incluyen cuatro estudiosrelativos a otros tantos países: Cuba, Japón,Kenia y Suecia, diferentes por la lengua, la situa¬ción geográfica y el sistema económico, socialy político.
Cada uno de los estudios comprende un examenhistórico de la creación y el desarrollo de la edu¬cación especial para los distintos tipos de de¬ficientes y una exposición de los procedimientosempleados a fin de identificar a los niños condeficiencias de uno u otro tipo. Se indicanasimismo las disposiciones tomadas para ellos enlas escuelas, las clases especiales y los centros derehabilitación, así como las medidas para inte¬grarlos en el sistema de educación con los alum¬nos ordinarios y en la vida de la comunidad, laformación de maestros especializados, etc.
El volumen está principalmente destinado a losresponsables de la educación, al personal docentey a los psicólogos escolares, pero también a lospadres de los niños deficientes.
207 páginas 24 francos franceses
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Científicas, Egipcíacas 15, Barcelona; Ediciones Líber,
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Colonia 1340, Montevideo. VENEZUELA. Librería
del Este, Av. Francisco de Miranda, 52-Edificio Galipán,Caracas.
El arte
del Ártico
La extraordinaria aptitud de los esquimales para las artes plásticas se advierte en la decoraciónde sus objetos de uso diario tales como armas, herramientas e instrumentos de música, escul¬pidos o grabados en hueso, en dientes o colmillos de morsa o en trozos de madera arrastradospor las corrientes. Los objetos artísticos de los esquimales son hoy muy apreciados en el mundoentero. He aquí dos ejemplos del arte zoomórfico de Cape Dorset (Canadá), notables por suforma estilizada y por su concepción humorística. Arriba, «Pequeños buhos», grabado enpiedra retocado con esfumino del artista esquimal Jamasie. Abajo, «Buey almizclado», obradel artista Pudlo que figura en el calendario « Reflets du Pays, Cape Dorset 1 975 ».