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Memoria de la luz eterna Fotografía del faro de Cap Llebeig en 1958. Una joya del ‘tesoro’ documental de la Autoridad Portuaria de Baleares. / APB EVENTOS Documentos GACETA NÁUTICA · SUPLEMENTO ESPECIAL FAROS DE BALEARES · Edita Mallorca Press, S.L. Con la colaboración de la AUTORIDAD PORTUARIA DE BALEARES Por FERNANDO CONTRERAS Los faros no desaparecerán nunca de nuestras cos- tas porque siguen siendo un referente. Los marinos esperan encontrar su luz blanca, intermitente y regu- lar en la noche para que les haga compañía. Los faros, como los conocemos hoy, son relativamente modernos. La mayor parte se construyeron a mediados del siglo XIX y su histo- ria se relaciona siempre con los avances técnicos y los nuevos des- cubrimientos aplicados a la nave- gación. Su llama eterna, que custodia nuestras costas, ha traspasado las barreras lógicas de la ciencia y se ha convertido en un símbolo moti- vo de inspiración artística y creati- va. La relación del faro y el torrero está a punto de convertirse en una leyenda. En el presente, saber có- mo conjugar su interés histórico, patrimonial y sentimental con otros usos que permitan conservar su antigua dignidad y mantener su carácter más emblemático sobre- viene una gran incógnita. En las Balears este tipo de iconos repre- sentan un total de 211 señales ma- rítimas, de las que 34 son faros, siendo el número más elevado en nuestro país que ostenta una co- munidad autónoma. Casi todos ellos siguen en uso, 10 se encuen- tran diseminados por las Pitiusas, otros 17 circundan Mallorca debi- do a su condición de isla matriz, en el eje central del Mediterráneo, y los siete restantes se asientan en Menorca. El siglo XXI nos lleva de camino a la absoluta dependencia de la tec- nología. Sin embargo, en la prácti- ca, un barco dotado del mejor equi- pamiento que indica su posiciona- miento y rumbo vía satélite no deja nunca de buscar el destello del fa- ro como travesía segura en la in- mensidad del mar. «[Los faros] no nos orientan para navegar, pero de noche los miramos. Buscamos su luz blanca, intermitente y regular porque hacen compañía», asegura Joan Portas, capitán de un barco mercante que se desplaza regular- mente de las Balears a la costa ca- talana. Siempre ha sido así. Desde tiem- pos pretéritos en los que el hom- bre comenzó a descubrir el mar practicando la navegación siempre cerca de la costa, sin perderla de vista, se orientó estudiando los ac- cidentes naturales que destacaban en el paisaje, mirándolo desde el océano y configurando las referen- cias de calas, cabos, salientes, pro- montorios... Como las Columnas de Hércules. Los primeros navegantes crea- ron de forma improvisada una se- rie de indicadores fijos que, en un primer momento, fueron grandes hogueras situadas en los puntos más elevados para obtener mejor iluminación y visibilidad. Para pro- teger las piras de las tempestades marítimas se situaban altas torres en lugares estratégicos cumplien- do así con la función de los prime- ros faros. El Coloso de Rodas y el faro de Alejandría -considerado como una de las siete maravillas del mundo en la Antigüedad- fueron los ante- cesores de la red romana de faros. En España se conserva de forma majestuosa la Torre de Hércules, en La Coruña. La civilización romana fundó en las Balears varias ciudades que se integraron en su imperio. Agustín Frau, autor de un artículo en el Bo- letín de la Sociedad Arqueológica Luliana de febrero de 1888, argu- mentaba que de Mallorca, Portopí fue durante muchos siglos el úni- co punto de la costa inmediato a la bahía de Palma que ofrecía las me- jores condiciones como abrigo de embarcaciones y puerto de atra- que. En este sentido, el arqueólogo recientemente fallecido Damià Cerdà excavó en Portopí descu- briendo restos romanos de ánforas y cerámicas que confirmaron la construcción de un faro para seña- lizar el puerto de la colonia roma- na de Palma extendido en el lugar actual de la vaguada entre el Mue- lle Viejo y el Teatro Principal. El enclave de Pollentia es también un testigo de otro núcleo romano en Mallorca. Una prueba arqueológi- ca que apunta a la existencia de otro faro. Se trata del hallazgo en el año 1724 de una lámina de bron- ce en las proximidades del puerto de Alcúdia grabada con el texto: «A la salud de nuestro pueblo, se levanta esta torre de cuatro caras con base de mármol dedicada a los dioses Lares. Optatus Servi de sus ganancias adornó la torre situada en la cima, con una lucerna de bronce de dos luces, tejado pinta- do y cuatro escudos». Cuatro faros de Baleares están de ani- versario. El faro del Botafoc en Eivissa, el de la Mola en Formentera, y el de Capdepera y Alcanada en Mallorca cumplen 150 años desde su puesta en funcionamiento. Siglo y medio de vida de unas instalaciones que albergan mu- chas historias y que siguen en activo y conservan su función principal. El ar- quéologo Fernando Contreras, director del Ecomuseo de Cavalleria (Menor- ca), analiza en este texto la importan- cia histórica de los faros y reivindica su valor a pesar de las nuevas tecnologías. Para dar a conocer estas edificaciones que forman parte de nuestro patrimo- nio marítimo, la APB ha creado la com- pleta web farsdebalears.com, donde se encuentra toda la historia y la informa- ción de los 34 faros de Baleares. Pasa a la página siguiente

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Suplemento especial de Gaceta Náutica sobre los faros de Baleares. Con el apoyo de la Autoridad Portuaria de Baleares

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Memoria de la luz eternaFotografía del faro de Cap Llebeig en 1958. Una joya del ‘tesoro’ documental de la Autoridad Portuaria de Baleares. / APB

EVENTOS

DocumentosGACETA NÁUTICA · SUPLEMENTO ESPECIAL FFAARROOSS DDEE BBAALLEEAARREESS · Edita Mallorca Press, S.L. Con la colaboración de la AUTORIDAD PORTUARIA DE BALEARES

PPoorr FFEERRNNAANNDDOO CCOONNTTRREERRAASS

Los faros no desaparecerán nunca de nuestras cos-tas porque siguen siendo un referente. Los marinosesperan encontrar su luz blanca, intermitente y regu-lar en la noche para que les haga compañía.

Los faros, como los conocemoshoy, son relativamente modernos.La mayor parte se construyeron amediados del siglo XIX y su histo-ria se relaciona siempre con losavances técnicos y los nuevos des-cubrimientos aplicados a la nave-gación.

Su llama eterna, que custodianuestras costas, ha traspasado lasbarreras lógicas de la ciencia y seha convertido en un símbolo moti-vo de inspiración artística y creati-va. La relación del faro y el torreroestá a punto de convertirse en unaleyenda. En el presente, saber có-mo conjugar su interés histórico,patrimonial y sentimental conotros usos que permitan conservarsu antigua dignidad y mantener su

carácter más emblemático sobre-viene una gran incógnita. En lasBalears este tipo de iconos repre-sentan un total de 211 señales ma-rítimas, de las que 34 son faros,siendo el número más elevado ennuestro país que ostenta una co-munidad autónoma. Casi todosellos siguen en uso, 10 se encuen-tran diseminados por las Pitiusas,otros 17 circundan Mallorca debi-do a su condición de isla matriz, enel eje central del Mediterráneo, ylos siete restantes se asientan enMenorca.

El siglo XXI nos lleva de caminoa la absoluta dependencia de la tec-nología. Sin embargo, en la prácti-ca, un barco dotado del mejor equi-pamiento que indica su posiciona-

miento y rumbo vía satélite no dejanunca de buscar el destello del fa-ro como travesía segura en la in-mensidad del mar. «[Los faros] nonos orientan para navegar, pero denoche los miramos. Buscamos suluz blanca, intermitente y regularporque hacen compañía», aseguraJoan Portas, capitán de un barcomercante que se desplaza regular-mente de las Balears a la costa ca-talana.

Siempre ha sido así. Desde tiem-pos pretéritos en los que el hom-bre comenzó a descubrir el marpracticando la navegación siemprecerca de la costa, sin perderla devista, se orientó estudiando los ac-cidentes naturales que destacabanen el paisaje, mirándolo desde el

océano y configurando las referen-cias de calas, cabos, salientes, pro-montorios... Como las Columnasde Hércules.

Los primeros navegantes crea-ron de forma improvisada una se-rie de indicadores fijos que, en unprimer momento, fueron grandeshogueras situadas en los puntosmás elevados para obtener mejoriluminación y visibilidad. Para pro-teger las piras de las tempestadesmarítimas se situaban altas torresen lugares estratégicos cumplien-do así con la función de los prime-ros faros.

El Coloso de Rodas y el faro deAlejandría -considerado como unade las siete maravillas del mundoen la Antigüedad- fueron los ante-cesores de la red romana de faros.En España se conserva de formamajestuosa la Torre de Hércules,en La Coruña.

La civilización romana fundó enlas Balears varias ciudades que seintegraron en su imperio. AgustínFrau, autor de un artículo en el Bo-letín de la Sociedad ArqueológicaLuliana de febrero de 1888, argu-mentaba que de Mallorca, Portopífue durante muchos siglos el úni-

co punto de la costa inmediato a labahía de Palma que ofrecía las me-jores condiciones como abrigo deembarcaciones y puerto de atra-que.

En este sentido, el arqueólogorecientemente fallecido DamiàCerdà excavó en Portopí descu-briendo restos romanos de ánforasy cerámicas que confirmaron laconstrucción de un faro para seña-lizar el puerto de la colonia roma-na de Palma extendido en el lugaractual de la vaguada entre el Mue-lle Viejo y el Teatro Principal. Elenclave de Pollentia es también untestigo de otro núcleo romano enMallorca. Una prueba arqueológi-ca que apunta a la existencia deotro faro. Se trata del hallazgo enel año 1724 de una lámina de bron-ce en las proximidades del puertode Alcúdia grabada con el texto:«A la salud de nuestro pueblo, selevanta esta torre de cuatro carascon base de mármol dedicada a losdioses Lares. Optatus Servi de susganancias adornó la torre situadaen la cima, con una lucerna debronce de dos luces, tejado pinta-do y cuatro escudos».

Cuatro faros de Baleares están de ani-versario. El faro del Botafoc en Eivissa,el de la Mola en Formentera, y el deCapdepera y Alcanada en Mallorcacumplen 150 años desde su puesta en

funcionamiento. Siglo y medio de vidade unas instalaciones que albergan mu-chas historias y que siguen en activo yconservan su función principal. El ar-quéologo Fernando Contreras, director

del Ecomuseo de Cavalleria (Menor-ca), analiza en este texto la importan-cia histórica de los faros y reivindica suvalor a pesar de las nuevas tecnologías.Para dar a conocer estas edificaciones

que forman parte de nuestro patrimo-nio marítimo, la APB ha creado la com-pleta web farsdebalears.com, donde seencuentra toda la historia y la informa-ción de los 34 faros de Baleares.

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Documentos GN [Faros de Baleares]II

Esta es la impresionante vista de 360 grados que ofrece el faro del Cap Gros, en la isla de Mallorca. / FARSDEBALEARS.COM

Desde la caída del Imperio Ro-mano hasta la Edad Media la cons-trucción de nuevos faros fue inte-rrumpida, y la mayor parte de lasbalizas existentes desapareció. Du-rante esta época la mayoría de lasseñales estaba en las entradas delas ensenadas y su mantenimientose privatizó o pasó a manos de laIglesia. Los monjes y los ermitañoseran los encargados de avisar a losmarineros de los peligros.

La bahía de Palma vivió un mo-mento de esplendor entre los si-glos XIII y XVI, con uno de los me-jores puertos comerciales del Me-diterráneo custodiado por el farode Portopí. Un manuscrito del año1300 menciona una Turris Farao-ne en la cima donde hoy se en-cuentra el castillo de Sant Carles.Después de construir la fortalezase decidió trasladar la torre al lu-gar donde actualmente se conser-va y donde, además, en su inte-rior, atesora una impresionantecolección de objetos, lentes y apa-ratos mecánicos -impulsada porRafael Soler- que se exhibe a mo-do de museo gestionado por Au-toridad Portuaria.

En 2002, el periodista y escritorCarlos Garrido coordinó un traba-jo a cargo de varios especialistaspublicado bajo el título Los faros delas Islas Baleares. En el volumen seadvierte que en los faros convergí-an las ciencias puras y el humanis-mo. La aplicación de las cienciaspuras se expresa en las leyes de in-geniería civil utilizadas para encon-trar soluciones a las necesidadesque exigía cada uno de los faros enfunción de la problemática que de-terminaba el lugar donde se empla-zaba el edificio, planes que en defi-nitiva debían perseguir la perenni-dad de la construcción concebidacon el máximo rigor para lucharcontra el oleaje, el salitre, los tem-porales y los fuertes vientos. Ade-más, algunos de ellos se proyecta-ron en los lugares insospechados yaislados, como el promontorio delCap de Formentor en Mallorca, quetuvo que instalarse en un terrenoinfranqueable y acabó convirtién-dose en una obra faraónica.

Del campo de la física, debemosrecordar la importante innovaciónque aportó el investigador francésAgustín Fresnel. Sus avances en elcampo de la óptica se materializa-ron con la invención de unos apa-ratos lenticulares que a partir de1922 se usaron, y hasta la actuali-dad, en todos los faros y que sirvie-ron para que la iluminación pudie-ra alcanzar distancias en el pasadoinimaginables.

En Balears, el precursor de losindicadores marítimos fue el inge-

ban hacia abajo y que se remonta-ban mediante una manivela movi-da por el farero. Ya en pleno sigloXX los continuos avances, cada vezmás sofisticados, fueron moderni-zando la ingeniería de los faros conel aumento de la velocidad de girode la linterna, el uso de flotadoresde mercurio sobre los que se asen-taba la base del foco luminoso, laimplantación del vapor de petróleoa presión por medio de las lámpa-ras “Chance” -de origen inglés- y elensayo con lámparas que despren-dían luz con gas acetileno hastaconcluir con la electrificación y, enel presente, el empleo de energíafotovoltaica.

En 2012, la mayoría de las seña-les marítimas se gestionan con unsistema de control remoto desdePalma de Mallorca y poseen un 99,6por ciento de fiabilidad. La ley dePuertos y Costas de 1993 inició elrápido cambio que acabaría siendodefinitivo para la vida de los fare-ros. Algunos de ellos se integraroncomo personal adscrito a AutoridadPortuaria. La profesión llega a surecta final. Atrás quedó la vida deunos hombres entregados perma-nentemente a la custodia del mar.

Los fareros han sido considera-dos como personajes alejados delmundo. Vigías que han visto eltiempo pasar fumando tabaco depipa, con gorra de marinero y con-templando el oleaje. Una imagenromántica más cercana al escena-rio novelesco de Julio Verne o almelancólico aventurero Corto Mal-tés de Hugo Pratt. En nuestra his-toria quedarán sus relatos marca-dos por otros tiempos. Es la memo-ria de la luz eterna.

Fernando Contreras es arqueólogo yy director del Ecomuseo de Cap Ca-valleria (Es Mercadal, Menorca)

Viene de la página anterior

niero Emilio Pou. Él se encargó deerigir 17 de los faros que hay en lasIlles durante el reinado de Isabel IIpara establecer la primera red mo-derna de señalización náutica. En1847, España creó la Dirección Ge-neral de Obras Públicas, de la quepasó a depender el órgano gestordel servicio de faros españoles. Has-ta entonces, Balears sólo contaba

con tres atalayas situadas en Ma-llorca: el de la bahía del puerto dePalma, el emblemático faro medie-val de Portopi y el que promovió elAyuntamiento de Sóller en PuntaGrossa. La mayor parte de las to-rres de Balears se proyectaron en laetapa comprendida entre 1847 yprincipios del siglo XX. La mayoríade ellas dotadas de aparatos impor-

tados por fabricantes franceses queutilizaban para alumbrar lámparasde aceite de oliva. Pero este com-bustible cayó rápidamente en des-uso, pues a partir de 1883 fue susti-tuyéndose por la parafina y, pocotiempo después, por el petróleo. Enaquel momento, las ópticas girabanmediante máquinas de relojería ac-cionadas por pesas que se desliza-

Portopí guarda en su interior unagran colección de aparatos que seexhibe a modo demuseo gestionadopor la APB

Un emblemaTras más de 78 de servicio, en 1981

el faro de la Riba se convirtió en un

estorbo para la ampliación del puer-

to de los muelles comerciales y tu-

vo que ser demolido. La Junta del

Puerto (ahora APB), consciente de

su valor patrimonial y emblemático,

numeró cada piedra para volver a

reconstruirlo en su ubicación actual,

al final del Moll Vell. En la imagen, el

faro en su lugar original.

Documentos GN [Faros de Baleares] III

Un museo virtual del mar balearLa Autoridad Portuaria ha creadouna magnífica página web llamadaffaarrssddeebbaalleeaarrss..ccoomm donde se hallatoda la información de los 34 farosdel archipiélago y que permite lainteracción con los usuarios

La APB ha abierto su archivo conla historia de los faros y de los fare-ros a través de una página web quebien puede considerarse un museoon line de referencia para el estu-dio de estas instalaciones en Balea-res. La página se llama www.fars-debalears.com y ofrece, entre otrasmuchas cosas, la posibilidad de vi-sitar de forma virtual el faro de Por-topí, «la joya de la corona», ya quees el tercero en activo más antiguodel mundo y alberga entre sus pa-redes una de las más extensas co-lecciones de piezas vinculadas a losfaros y a su historia. Todo un refe-rente patrimonial que, gracias a es-te ambicioso proyecto de divulga-ción cultural, está al alcance de to-do el mundo.

Con esta web, la APB quiere dara conocer no sólo el valiosísimo pa-trimonio material y documental delos faros, sino también las historiashumanas vinculadas al antiquísi-mo oficio de farero. La iniciativabusca, además, la interacción conel público, para que comparta surelación particular con los faros através de la red. Cualquier ciudada-no puede aportar información y fo-

tografías. Se trata, pues, de un pro-yecto abierto y sin precedentes enel ámbito internacional que ordenay hace públicos documentos prácti-camente inéditos, como los planosde muchos de los faros del archi-piélago balear y fotografías anti-guas del magnífico fondo docu-mental de la Autoridad Portuaria,el más importante deBaleares en lo queconcierne a los puer-tos y a su historia.

La web está pensa-da para satisfacer atoda clase de usua-rios, tanto si son ex-pertos en la materiacomo simples aficio-nados a la mar. Cadauno de los 34 faroscuenta con una fichapropia en la que es-tán disponibles todoslos datos técnicos (lo-calización, alcance, al-tura ..), así como su historia, foto-grafías de 360º de las panorámicasque ofrece el punto más elevado dela torre y sus eventuales represen-taciones artísticas en obras plásti-

Plano del faro de Sa Dragonera. / APB

Varias de las piezas expuestas en el del faro de Portopí.

cas o en la cultura popular. El patri-monio material tiene su comple-mento indispensable en los relatosinmortalizados en vídeo de los últi-mos fareros de Baleares. Palabras

que hablan de un oficio perdido yque tienen tanto o más valor que losobjetos. Lo mejor es, en cualquiercaso, conectarse a www.farsdeba-lears.com y navegar por su aguas.

MANTENIMIENTO

3,5 millonesen la reformade los farosConsciente de su valor patrimonial

y turístico, la Autoridad Portuaria

de Baleares (APB) ha realizado en

los últimos años un gran esfuerzo

en el mantenimiento de los faros

del archipiélago, con una inversión

de cerca de 3,5 millones de euros

en la reforma de sus fachadas y la

sustitución de las carpinterías y los

metales. Todos ellos están hoy en

perfecto estado de revista.

Entre los trabajos ejecutados des-

taca la instalación, en 2008, de

nuevos equipos luminosos y bali-

zas (150.000 euros), y la mejora

de los cerramientos de todos los

faros de Menorca (98.000 euros).

En 2009 se procedió a la estabili-

zación de la base y el muro del ca-

nal de San Jorge en Mahón y a la

mejora de paramentos e imper-

meabilización de todos los faros

de Formentera. En 2010, la partida

más importante fue de 92.000 eu-

ros destinados a la reformar la cu-

bierta de todos los faros de Mallor-

ca. También cabe mencionar las

obras interiores y la sustitución de

barandillas en Mallorca y Menorca.

El año pasado, la APB mejoró las lí-

neas de media tensión en los faros

de Mallorca, las cubiertas y los ac-

cesos a todos los edificios anexos

en todas las islas Baleares, así co-

mo las acometidas eléctricas en el

Dique del Oeste.

Rumbo a lareconversión

Documentos GN [Faros de Baleares]IV

PPoorr PPEEPPEE QQUUIIRROOGGAA

La historia de los antiguos farerosestá llena de tópicos románticos,pero la realidad es otra: la mayoríavivía con sus familias. Hoy, que yano se habitan los faros de Baleares,pueden tener otro tipo de usos

De todos es sabido que los faros yfareros siempre han sido objeto deatención de escritores, pintores, fo-tógrafos y directores de cine. El mary el viento, las tempestades y losnaufragios, y la soledad de un en-torno expuesto permanentementea las fuerzas de la naturaleza siem-pre han constituido una evocaciónmisteriosa y atrayente para cual-quier amante de una buena narra-ción imaginaria o real de la conde-nación a la que puede llegar la vidahumana. De ahí que la historia delos fareros haya estado rodeada delromántico embrujo de una existen-cia aislada y sacrificada, llena de ca-lamidades y privaciones, que lesmarginó socialmente como seresextraños por quienes, desde la co-modidad, no entendían que tuvie-ran motivo para estar en otro sitiohaciendo otra cosa.

Hoy sabemos que nuestra ideasobre la vida de los fareros ha esta-do en muchos casos idealizada portan truculentos relatos literarios yque la auténtica realidad de sus vi-das, sin dejar de haber sido duras,rutinarias y difíciles, no era tan dife-rente de la del resto de sus seme-jantes. Casi todos ellos vivían en losfaros con sus propias familias, per-manecían tan sólo temporadas enlos faros y su desempeño de la pro-fesión, primero como funcionariosdel Cuerpo de Torreros y posterior-mente como miembros del Cuerpode Técnicos Mecánicos de SeñalesMarítimas, fue adaptándose sucesi-vamente a los distintos adelantostecnológicos hasta que, a partir dela segunda mita del siglo XX, se vanautomatizando los faros y su pre-sencia en los mismos fue paulatina-mente innecesaria.

Dentro de los faros ya no hay fare-ros como los de antes, y los faros sinfareros ya no tienen la magia de an-taño. Pero también es cierto, que aúnsiendo así, los faros siguen en pie, yque en su interior siguen conserva-dos en estantes sus antiguos librosde señales y órdenes, sus documen-tos de abastecimientos y sus libretasde observaciones meteorológicas.

Todo un material histórico queestá siendo recopilado y cataloga-do, y cuyo potencial de estudio, aúnsin explotar, nos deparará aún unmayor conocimiento sobre la histo-ria de nuestros faros y nuestros fa-

Faro de Tramuntana en la isla de Dragonera, uno de los más bellos de Baleares. / APB

reros que aportará muchas sorpre-sas. Todo un legado de informaciónque han de conocer las nuevas ge-neraciones.

Actualmente se está discutiendola propuesta de reconvertir partede las instalaciones de los faros enpequeños albergues, museos o es-tablecimientos gastronómicos, a finde evitar su degradación y obtenerun rendimiento turístico, habidacuenta su singular arquitectura y latrascendencia paisajística que lesrodea. Una idea que cuenta conmuchos apoyos en toda España yque en algunos casos ya ha prospe-rado. Como es el caso, aquí en Ba-leares, del impresionante faro deFormentor en Mallorca, que cuen-ta con una cafetería muy concurri-da; de Coves Blanques, sede delMuseo Marítimo de Sant Antoni dePortmany (Ibiza), de La Mola deFormentera, lugar de peregrina-ción turística por la espectaculari-dad de los doce haces luminososdel faro girando perpetuamente,que convierten este enclave en unlugar mágico y de visita obligadaen las noches formenterenses; o de

los menorquines de Artrutx, con unpopular restaurante; de Cavallería,convertido por el Ayuntamiento deEs Mercadal centro de interpreta-ción de una zona costera que conta-biliza desde el siglo XIV más de se-tecientos naufragios, y de Punta Na-

ti, punto de encuentro de ornitólo-gos de todo el mundo por su estra-tégica localización para la observa-ción de las aves migratorias. Otrosfaros se utilizan para fines científi-cos como es el caso del ubicado enCabo Ses Salines, que alberga un

centro de investigación del IME-DEA o el faro de Tramuntana, utili-zado por el Consell de Mallorca pa-ra divulgar el parque natural de SaDragonera. Toda una serie de op-ciones que auguran que los faroscuentan con un prometedor futuro.

150 ANIVERSARIOCuatro de los 34 faros de Baleares están de aniversario. Alcanada(Mallorca), Botafoc (Ibiza), Capdepera (Mallorca) y La Mola (For-mentera) entraron en servicio hace exactamente 150 años. Todosellos ofrecen hoy un aspecto esplendoroso gracias a los trabajos

constantes de mantenimiento y a las inversiones realizadas por laAutoridad Porturaria de Baleares. Aunque a lo largo del último sigloy medio han sido objeto de diversas modificaciones, los cuatro farosconservan su inconfundible silueta.

ALCANADA HOY. Alcanada se in-

auguró como faro de 6º or-

den, con óptica catadióptrica

y luz fija. En 1866 se sacó a su-

basta el servicio de lancha,

concediéndose por 584 escu-

dos anuales. En 1867 los fare-

ros dejaron de vivir en la isla y

se trasladaron al puerto de

Alcúdia. Hoy forma parte indi-

sociable del paisaje.

BOTAFOC AYER. Se puede decir

que se encuentra ubicado en

una frontera entre lo urbano

y lo marino. Los pequeños is-

lotes que anteceden al puerto

de Eivissa fueron durante

años, refugio de la gaviota Au-

douin, en una época en la que

estuvieron al borde de la ex-

tinción. La imagen correspon-

de al año 1888.

CAPDEPERA AYER. Mirando hacia

Menorca se encuentra este

faro de singular nombre, al

que Joan Manuel Serrat inclu-

yó en Mediterráneo, la más

conocida de sus canciones. La

zona que envuelve al faro de

Capdepera (junto al núcleo de

Cala Rajada) es de una gran

riqueza paisajística y ecológi-

ca. La foto es de 1930.

LA MOLA HOY. Situado en uno de

los enclaves más espectacula-

res de la isla de Formentera,

este faro emblemático ofrece

todo un espectáculo nocturno

con un despliegue de doce

potentes haces luminosos que

giran incansablemente entre

el mar y tierra. Es uno de los

más conocidos de Baleares.