Documento marco horizonte pastoral

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Documento Marco (Horizonte pastoral) En memoria del Papa Juan Pablo II. Trabajo dedicado al reconocimiento de su persona y ministerio y en agradecimiento por conducir a la Iglesia hacia el Tercer milenio. Algunas aclaraciones previas. Documento Marco: “Horizonte pastoral de la Jaec acerca de la identidad de las Escuelas Parroquiales y Diocesanas de la Arquidiócesis de Córdoba en los contextos de la cultura actual”. 1- Este Documento Marco sobre el “Horizonte pastoral de Jaec acerca de la identidad de las escuelas diocesanas y parroquiales de la Arquidiócesis de Córdoba en los contextos de la cultura actual” es un referente normativo que a diferencia de un “Ideario” general y común para todas las escuelas diocesanas y parroquiales donde se explicitan lo axiológico, las nociones conceptuales globales (las cuales aquí ya se dan por supuestas de acuerdo a las referencias bibliográficas referidas) y lo valorativo, se intenta en cambio marcar aquí un rumbo a seguir en el perfil de las instituciones educativas católicas pertenecientes a la Arquidiócesis como fruto de un discernimiento de procesos que se van haciendo y en los cuales se va descubriendo el paso del Espíritu en consonancia con la Iglesia diocesana. 2- Este Documento Marco es diferente de un Ideario ya que éste se pretende que tenga una estructura interna acorde a su especificidad como documento perteneciente a una institución educativa, con el consiguiente ordenamiento de los temas que le competen. Los documentos institucionales expresan de modo sistemático la identidad propia de las escuelas. Por lo que se erigen como continuos referentes y criterios institucionales que guían la tarea de gestión escolar. Entre estos documentos existe una secuencia particular que los ordena, y que es preciso tener en cuenta al momento de ubicar el lugar que ocupa el Ideario en la dinámica institucional de la escuela. En el gráfico puede verse claramente que el Ideario es el que sostiene y fundamenta la propuesta educativa de la Institución y el desarrollo curricular de la misma. De modo específico, el Ideario se encuentra constituido por el modelo antropológico que caracteriza a la Institución. Allí se señalan y describen los elementos que configuran a la persona humana como destinatario de la tarea educativa, a la vez que queda expresado el ideal de hombre que como un marco de referencia sirve de orientación a esa tarea. De acuerdo a esto, podemos afirmar que el Ideario debiera contener y articular las definiciones antropológicas fundamentales (definición de persona humana, en su integralidad; el perfil del educador; el perfil del educando, etc.) y, en coherencia con éstas, pues se desprenden originariamente de la idea de hombre, las concepciones respecto de la educación, la cultura, la escuela católica y la comunidad educativa. En el gráfico se encuentran ordenados los documentos institucionales según la secuencia que va desde lo más fundamental y originario de la Institución hasta los aspectos operativos que rigen la vida cotidiana de las escuelas. Así se pasa del Ideario como modelo antropológico, al Proyecto Educativo Institucional como marco pedagógico de acción de la Institución, al Proyecto Curricular Institucional que estructura, sistematiza y guía el desarrollo curricular, al marco normativo del Régimen de Convivencia, del Manual de Roles y Funciones y el Manual de Procedimiento. El Proyecto Pastoral no debería estar ubicado como un “documento” institucional más, a la par del P.E.I. y del P.C.I. En la escuela católica el P.E.I., y por consiguiente el P.C.I., constituyen el Proyecto Pastoral Institucional.

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Documento Marco (Horizonte pastoral)

En memoria del Papa Juan Pablo II.Trabajo dedicado al reconocimiento de su persona y ministerio y en agradecimiento por conducir a la Iglesia hacia el Tercer milenio.

Algunas aclaraciones previas.

Documento Marco: “Horizonte pastoral de la Jaec acerca de la identidad de las Escuelas Parroquiales y Diocesanas de la Arquidiócesis de Córdoba en los contextos de la cultura actual”.

1- Este Documento Marco sobre el “Horizonte pastoral de Jaec acerca de la identidad de las escuelas diocesanas y parroquiales de la Arquidiócesis de Córdoba en los contextos de la cultura actual” es un referente normativo que a diferencia de un “Ideario” general y común para todas las escuelas diocesanas y parroquiales donde se explicitan lo axiológico, las nociones conceptuales globales (las cuales aquí ya se dan por supuestas de acuerdo a las referencias bibliográficas referidas) y lo valorativo, se intenta en cambio marcar aquí un rumbo a seguir en el perfil de las instituciones educativas católicas pertenecientes a la Arquidiócesis como fruto de un discernimiento de procesos que se van haciendo y en los cuales se va descubriendo el paso del Espíritu en consonancia con la Iglesia diocesana.

2- Este Documento Marco es diferente de un Ideario ya que éste se pretende que tenga una estructura interna acorde a su especificidad como documento perteneciente a una institución educativa, con el consiguiente ordenamiento de los temas que le competen. Los documentos institucionales expresan de modo sistemático la identidad propia de las escuelas. Por lo que se erigen como continuos referentes y criterios institucionales que guían la tarea de gestión escolar.Entre estos documentos existe una secuencia particular que los ordena, y que es preciso tener en cuenta al momento de ubicar el lugar que ocupa el Ideario en la dinámica institucional de la escuela. En el gráfico puede verse claramente que el Ideario es el que sostiene y fundamenta la propuesta educativa de la Institución y el desarrollo curricular de la misma.

De modo específico, el Ideario se encuentra constituido por el modelo antropológico que caracteriza a la Institución. Allí se señalan y describen los elementos que configuran a la persona humana como destinatario de la tarea educativa, a la vez que queda expresado el ideal de hombre que como un marco de referencia sirve de orientación a esa tarea.

De acuerdo a esto, podemos afirmar que el Ideario debiera contener y articular las definiciones antropológicas fundamentales (definición de persona humana, en su integralidad; el perfil del educador; el perfil del educando, etc.) y, en coherencia con éstas, pues se desprenden originariamente de la idea de hombre, las concepciones respecto de la educación, la cultura, la escuela católica y la comunidad educativa.

En el gráfico se encuentran ordenados los documentos institucionales según la secuencia que va desde lo más fundamental y originario de la Institución hasta los aspectos operativos que rigen la vida cotidiana de las escuelas.

Así se pasa del Ideario como modelo antropológico, al Proyecto Educativo Institucional como marco pedagógico de acción de la Institución, al Proyecto Curricular Institucional que estructura, sistematiza y guía el desarrollo curricular, al marco normativo del Régimen de Convivencia, del Manual de Roles y Funciones y el Manual de Procedimiento.

El Proyecto Pastoral no debería estar ubicado como un “documento” institucional más, a la par del P.E.I. y del P.C.I. En la escuela católica el P.E.I., y por consiguiente el P.C.I., constituyen el Proyecto Pastoral Institucional.

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Por estas razones, el Documento Marco supone lo que de suyo cada escuela diocesana y parroquial tiene en sus propios idearios y no intenta formular uno que sea general: De allí que en este Documento Marco no hay “declaración de principios”, ni nociones fundamentales básicas en estos temas sino que se intenta fundamentar y describir la fuerza de una opción pastoral.

3- Como es un Documento Marco de carácter normativo para la opción pastoral a seguir en las escuelas diocesanas y parroquiales el lenguaje es el propio del ámbito educativo y del pastoral y no siempre resulta tan sencillo para quienes no están habituados específicamente a estas áreas, por lo cual se entiende que en cada comunidad educativa se necesitará de la explicitación y aclaración que convenga en cada circunstancia. Además el concepto de “escuela diocesana y parroquial” es una noción análoga y no unívoca. No hay una sola e idéntica manera de ser escuela. Hay una cultura institucional propia que agrega notas característica en cada caso y, por lo tanto, las líneas generales de este marco referencial deberán adaptarse a las particularidades pertinentes de cada comunidad en singular.

4- Este Documento Marco deberá ser trabajado de diversas maneras en las comunidades educativas (talleres; jornadas de estudio y reflexión; revisión del Ideario y del PEI; celebraciones y actividades pastorales; etc.) ya que a su luz podrán las comunidades preguntarse acerca del discernimiento de su propia identidad institucional y su respuesta en el presente.

JAEC.Córdoba, Jueves 7 de Abril de 2005.

Documento Marco: “Horizonte pastoral de la Jaec acerca de la identidad de las Escuelas Parroquiales y Diocesanas de la Arquidiócesis de Córdoba en los contextos de la cultura actual”.

...“A las instancias educativas católicas, desde una serena y humilde autocrítica, les pido un compromiso de fidelidad con la propia identidad. En una cultura de cambios, atentos al Espíritu y abiertos a su gracia, tenemos que preguntarnos nuevamente quiénes somos, para qué estamos y qué tenemos que hacer. Animo a las escuelas para que, con creatividad, sean capaces de emprender caminos nuevos, que prioricen el bien común”... “Educar en la esperanza de un tiempo nuevo”.Carta Pastoral del Arzobispo de Córdoba Mons. Carlos J. Ñañez. 07.12.04.

1- Naturaleza y fines:

Las escuelas parroquiales y diocesanas en cuanto escuelas católicas de la Arquidiócesis de Córdoba se definen por la explícita opción de una pedagogía cristocéntrica en la transmisión de la fe y de las ciencias cuyo fin es integrar armónicamente la opción por el Evangelio desde el proceso de la madurez humana, insertos en la Iglesia para el diálogo con el mundo en la construcción de la sociedad actual, con sus diversas problemáticas, recreando la cultura emergente desde los signos del Reino.

Para este fin, el “Proyecto Educativo Institucional” (PEI) -como marco pedagógico de acción y referente permanente de las decisiones y actuaciones institucionales- aspirará a integrar armónicamente:

• las notas de la identidad institucional como características propias; • el “Proyecto Curricular” (PCI) que estructura, sistematiza y guía el desarrollo curricular; • conjuntamente con todo lo normativo expresado a través del reglamento institucional, el

régimen de convivencia, el manual de roles y funciones y el manual de procedimiento; • anexando, por último, todos los proyectos específicos que lleve a cabo la institución.

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Todo esto coherentemente transversalizado por una opción pastoral que otorgue cohesión a toda la identidad institucional como escuela en clave pastoral de nueva evangelización. Conviene recordar siempre que en una escuela católica, el “Proyecto Educativo Institucional” y, por consiguiente, el “Proyecto Curricular Institucional”, constituyen -de hecho- el “Proyecto Pastoral Institucional” (PPI) ya que la tarea de educar es siempre evangelizadora y la tarea de evangelizar implica siempre un proceso educativo. La síntesis entre educar y evangelizar (lo académico y lo pastoral) conforman un mismo proceso en la realidad aunque formalmente se distingan y el “Proyecto Pastoral Institucional” pueda tener ulteriores especificaciones y explicitación.

2- Pertenencia a la Arquidiócesis:

Las escuelas diocesanas y parroquiales mantendrán una natural y cordial relación de pertenencia con la Arquidiócesis de Córdoba en un vínculo de vida dinamizado por la referencia a las “zonas pastorales”de comunión, comunicación y participación en la que se diseña el “mapa pastoral” de la Arquidiócesis y realizando -junto a todas las diversas comunidades- el camino diocesano con sus lineamientos, desde el horizonte pastoral trazado y bajo las directivas propias de nuestro Obispo.

3- Comunidad pastoral:

Las escuelas diocesanas y parroquiales se autodescubren como comunidades pastorales en permanente estado de misión evangelizadora, hacia fuera y hacia adentro, en un proceso catequístico al cual invitan a todos sus miembros y en donde cada uno, desde su rol y función, se sabe un agente y un destinatario pastoral como bautizado que es.

En esta comunidad pastoral tienen especial encargo de misión los pastores (párrocos y vicarios, capellanes, asesores espirituales, directores espirituales) conjuntamente, aunque de diversa manera, los responsables de la gestión educativa (representantes legales, directivos, vicedirectivos y todos aquellos miembros integrados a los órganos de conducción y discernimiento institucional), los responsables del equipo o departamento de la fe (o como se llame en la institución); los responsables del Departamento de formación religiosa, el cual es distinto del anterior según el estatuto [1] ; a la vez los responsables académicos (profesores –especialmente los de catequesis, formación ética y ciudadana, ciencias sagradas- junto a los docentes de todas las otras disciplinas); y también los diversos empleados de la comunidad (administrativos, preceptores, maestranza y otros) conjuntamente con los propios alumnos y sus familias y también los exalumnos si pudieran ser integrados.

En síntesis, toda la comunidad educativa es comunidad pastoral ya que la pastoral involucra el accionar íntegro de la escuela dinamizado en la clave de las relaciones y los valores del Evangelio.

4- Relación de las escuelas con la Jaec:

Las escuelas diocesanas y parroquiales también expresan su pertenencia a la Arquidiócesis de una manera particular en su vinculación con la Junta Arquidiocesana de Educación Católica (JAEC) la cual, como Organismo Oficial, no puede ni debe estar ausente en el discernimiento de las problemáticas propias y más trascendentes de la vida de cada una de las instituciones siempre en la comunicación y en la participación de los procesos respetando la autonomía de las gestiones. A la vez las comunidades educativas no deben aislarse individualistamente, ni prescindir deliberadamente de la presencia y del servicio de la Jaec.

5- Propuesta pedagógico-pastoral:

Las escuelas diocesanas y parroquiales hoy se sienten urgidas en la cultura de la diversidad por lograr una más adecuada transmisión de la genuina visión cristiana desde las nuevas preguntas y búsquedas que plantea el hombre y el mundo en los signos del presente, intentando la compleja síntesis entre fe, vida, ciencia y cultura [2] . A la proposición cristiana se

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le debe sumar –como parte inherente- la proposición atractiva de los valores humanos perennes. Particularmente en tiempos de escepticismos, indiferencia religiosa, neopaganismos, secularismos y sincretismos religiosos, es preciso recrear un diseño pastoral renovado de camino para la iniciación de la fe cristiana, invitando a todos los integrantes de la comunidad a realizarlo según sea la mayor o menor adhesión a la fe que tengan al estilo de vida que nace del Evangelio.

Es preciso superar algunas configuraciones culturales en el modo que nuestra opción de fe ha tenido en la sociedad y que no corresponden a su esencia. La opción personal y comunitaria por Cristo no se identifica con ningún dato cultural naturalizado e histórico de alguna época determinada, tampoco de la presente. El Evangelio debe inculturarse pero a la vez trasciende toda cultura. A menudo esta necesidad pastoral de

inculturación se la ha confundido con la elaboración de una especie de paradigma de cultura cristiana “paralela”, “trasplantada” sin más a la sociedad, transmitida de una generación a otra como un bloque cerrado y acabado. De este modo, la riqueza de la multiplicidad de las culturas y las particularidades personales se pierden. Además se corre el serio peligro de creer que el seguimiento de Cristo se puede identificar meramente en un elemento cultural más.

Desde este punto, lo que caracteriza y da sentido a la Escuela Católica es su referencia a la centralidad de Jesucristo [3] en la transmisión de la cultura, la cual resultará también significativa para nosotros como ámbito de madurez humana y camino de santidad. En esto la educación juega un papel fundamental, en tanto que es un proceso de construcción y de transformación de la cultura, dado que realiza una transmisión orgánica, crítica, valorativa, histórica y dinámica de toda la cultura.

Esta transmisión tiene su lugar privilegiado en la escuela como institución que cumple la función de mediación entre el educando, la comunidad y el depósito cultural de su pueblo [4] . En la escuela la cultura es transmitida y al mismo tiempo resignificada por las nuevas generaciones, permitiendo así la construcción de la tradición cultural viva de la identidad de un pueblo.

Este cometido fundamental de la escuela católica sólo se puede ver a la luz del fin de la educación que consiste en humanizar y personalizar al hombre, orientándolo hacia su fin último trascendente [5] . Esta búsqueda el hombre la realiza en la historia produciendo en concreto cultura y generando la identidad de los diversos pueblos. La conformación de una nación tiene que ver con su modo de vivir la educación.

6- Identidad:

Las escuelas diocesanas y parroquiales se harán eco -en lo que les compete- de la búsqueda espiritual y pastoral que toda la Iglesia ha iniciado en el tercer milenio [6] . Las comunidades educativas estarán empeñadas en renovar, resignificar y refundar su identidad pedagógico-pastoral siendo fieles a las genuinas raíces históricas fundacionales de ayer –el origen histórico como escuelas de servicio para la misión- poniendo empeño en el discernimiento de los signos de los tiempos en el presente para la evangelización de la cultura actual y a la proyección educativa del futuro en los desafíos de los nuevos horizontes. Es preciso descubrir en este “ayer, hoy y mañana” del caminar institucional que la identidad es algo dado, también es algo adquirido y, además, algo construido y por construir, comunitaria y constantemente, con nuevos y valiosos enriquecimientos.

7- Algunas notas o características del perfil de la escuela hoy:

Las escuelas diocesanas y parroquiales en estos nuevos contextos y considerando la naturaleza de las mismas [8] , entre otras notas de su perfil, deberán aspirar -dentro de sus mejores posibilidades- a ser:

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• contenedoras, integradoras, inclusoras, no expulsoras ni abandónicas; • en rica interrelación con los múltiples sectores del medio y sus demandas, siempre

atenta, receptiva y operativa ante ellas, atendiendo su viabilidad desde la propia naturaleza institucional; procurando tener un ejercicio maduro de apertura, tolerancia, reconocimiento y respeto para la convivencia social en los diversos entornos; asumiendo y valorando las diferencias en diálogo con la pluralidad de las culturas;

• acompañando de manera particular a aquellos alumnos que presentan problemáticas puntuales, tanto en lo personal como en lo familiar, y aquellos que requieren de una mayor atención por ser alumnos con necesidades educativas especiales y específicas, aunque sean puntuales y pasajeras;

• potenciando la calidad educativa y la eficiencia pedagógica conjuntamente con la construcción comunitaria de los vínculos;

• capacitando para la renovación ética de la sociedad y la madura participación cívica; • testimoniales comunitariamente en una clave pastoral desde la búsqueda de una

gestión institucionalmente evangélica; trabajando en equipo en la conformación de nuevos modos de asumir los roles y funciones; recreando los procesos del itinerario de la fe para cada uno de sus integrantes en sus diversas opciones desde un camino comunitario y catequístico; con una gestión pastoral liderada por nuevos roles y avalada con la acreditación académica correspondiente;

• con una continua preocupación y solicitud por las múltiples formas de nuevas pobrezas, marginalidades y exclusiones que genera nuestra sociedad, haciendo opciones solidarias y no discriminatorias, en búsqueda de una justicia social más ecuánime empezando hacia el interno de nuestras propias instituciones; en actitud de una mayor transparencia, coherencia y credibilidad; en una capacidad ecuménica de aceptación a los hermanos con otras confesiones religiosas reconocidas y sumándolos, en la medida de las posibilidades, al proceso pastoral; con una diagramación curricular que exprese transversalmente la pastoral, sus opciones y sus valores.

8- El sacerdote y su inserción pastoral en la comunidad educativa:

Las escuelas diocesanas y parroquiales tienen la conducción pastoral ya sea de los capellanes o de los párrocos y/o vicarios parroquiales respectivamente, los cuales integrados a la comunidad educativa y al equipo de gestión institucional (representantes legales y directivos) acompañan en el discernimiento, en la ejecución y en la evaluación de los procesos comunitarios y sus decisiones, cada uno desde su rol y su función específicos [9] .

Los párrocos/vicarios parroquiales y capellanes tendrán un perfil eminentemente pastoral en la comunidad educativa, también el sacerdote, en cuanto pastor, deberá aspirar a la unidad eficiente y activa de la comunidad educativa con la comunidad parroquial. Además siguen vigentes todas las funciones asignadas con anterioridad a este Documento Marco y contenidas en la normativa ya existente [10] . Ciertamente cada escuela diocesana y

parroquial, fiel a su historia y a las circunstancias del ayer y del hoy que la condicionan, discernirá lo propio y particular, tanto en sus potencialidades como en sus carencias, sabiendo ver las generalizaciones y las excepciones que a cada situación compete, ya que las instituciones no pueden ni deben ser iguales, descubriendo así las características singulares de la espiritualidad que hacen a la fisonomía de cada comunidad.

9- Clima y proceso institucional:

Las escuelas diocesanas y parroquiales aspirarán a descubrirse como una comunidad educativa y pastoral integrada por todos –representantes legales, directivos, párrocos y capellanes, docentes, alumnos, padres de familia, todos los empleados de la institución y exalumnos- en donde la cohesión, la pertenencia, el compromiso, la participación responsable y los vínculos fraternos y profesionales sean cuidados y acrecentados, tratando de pasar de etapas fundacionales más domésticas a etapas organizativas más maduras e institucionalizadas, sin perder el espíritu y la calidez de los comienzos, tratando además -desde

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el mandato de la misión eclesial propia- el discernimiento de las nuevas demandas socio-culturales que puedan ser asumidas por la escuela desde su rol.

10- El equilibrio educativo entre lo comunitario y lo institucional.

Las escuelas diocesanas y parroquiales estarán prontas a discernir que tanto lo comunitario (los vínculos interpersonales) como lo institucional (la política institucional hacia fuera; la gestión hacia dentro; lo organizativo según roles y funciones) son dos aspectos necesarios y complementarios de un mismo cuerpo educativo y pastoral, priorizando siempre a la escuela como un ámbito estratégico de formación, solidaridad y compromiso social y cristiano cuya finalidad es la transmisión y la recreación académica de la cultura desde la síntesis cristiana y la comunicación sapiencial del testimonio evangélico para los hombres y mujeres de hoy.

11- Los egresados:

Las escuelas parroquiales y diocesanas procurarán favorecer que aquellos alumnos que egresen sean personas íntegras, cuya opción por la fe se mantenga responsable y auténtica en un compromiso adulto con la construcción de la sociedad desde el trabajo o la profesión que desempeñen, con una identidad argentina y latinoamericana cada vez mas consolidada, siendo hombres y mujeres libres que encuentren toda la plenitud vocacional de sus aspiraciones.

La escuela acompañará estos procesos durante y –en la medida de sus posibilidades- después de la contención de sus alumnos por el paso de la institución, tratando en algunos casos de revertir y sanar aquellas imágenes y heridas que han quedado condicionando negativamente la experiencia de la fe y la imagen de Dios y de su Iglesia, producidas por la falta de testimonio de sus miembros, tanto en lo personal como en lo institucional. La Escuela Católica tiene que ser nuevamente para todos los creyentes y para toda la sociedad un motivo legítimo para renovar la esperanza.

12- El Evangelio como propuesta de fe y pedagógica para todos en la comunidad educativa:

Las escuelas diocesanas y parroquiales como comunidades educativas de vida invitarán a todos –docentes; personal de la institución; alumnos y familias- al proceso de maduración en la fe, optando por el Evangelio y su estilo de vida, descubriendo que el seguimiento discipular del cristiano, tanto en lo personal como en lo comunitario, es la gracia de una adhesión viva a la Persona del Señor y no a valores abstractos que desde una

ética de imperativos extrínsecos impulsan a alcanzar arduamente la perfección sino que ahondando en la mejor posibilidad de ser, cada persona se empeñará en descubrir, desde el Espíritu, todo el caudal de riqueza que Dios le confía en administración para sí misma y para los demás.

Las opciones humanas siempre son contextuadas circunstancialmente; por lo tanto, discerniendo cada opción –según se esté más o menos cerca de la propuesta del Evangelio- la comunidad invitará y acompañará el crecimiento y la conversión de cada uno, sabiendo que en este peregrinar estamos todos como quienes continuamos el camino –más allá de los alcances y de las fallas- y no como quienes ya han llegado, según las palabras del Apóstol Pablo: …“No es que lo tenga ya todo conseguido sino que continúo mi carrera para alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo no creo haberlo alcanzado todavía pero una cosa hago, olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta para recibir aquello a lo que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús. Por eso, desde el punto al que hemos llegado, sigamos adelante”… (Filipenses 3,12-16).

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La Escuela católica hoy -por su condición de itinerancia en la fe- no se concibe como un “punto de llegada” homogéneo y uniforme para todos iguales sino como un “punto de partida” desde el cual cada uno es fraternalmente alentado, contenido y sostenido por los demás, procurando pascualmente seguir comprometiéndose con la fe y testimonialmente educar en ella.

JAEC.Córdoba, Pascua de 2005.

Referencias bibliográficas de Documentos eclesiales en materia educativa que se han tenido en cuenta para la elaboración de este Documento Marco.

1- Documentos de la Iglesia Universal.

• GE: Gravissimum Educationis. Declaración del Concilio Vaticano II. Roma. 1965. • EC: La Escuela Católica. Sagrada Congregación para la Educación Católica. Roma.

19.03.1977. • LCTFE: El laico católico testigo de la fe en la escuela. Sagrada Congregación para la

Educación Católica. Roma. 15.10.1982. • CDC: Código de Derecho Canónico. Roma. 25.01.1983. Cánones 793-821. • DREEC: Dimensión religiosa de la educación en la escuela católica. Orientaciones para

la reflexión y la revisión. Sagrada Congregación para la Educación Católica. Roma. 07.04.1988.

• ECUTM: La escuela católica en el umbral del tercer milenio. Congregación para la Educación Católica. 28.12.1997. NIM: Novo Millennio Ineunte. Carta Apostólica. Juan Pablo II. 06.01.1999

• PCME: Las personas consagradas y su misión en la escuela. Sagrada Congregación para la Educación Católica. 28.10.2002.

• IEA: Iglesia en América. Exhortación Apostólica de Juan Pablo II. 22.01.1999. N° 18; 71.

2- Documentos de la Iglesia en Latinoamérica.

En estos Documentos hay que tener especialmente en cuenta los números dedicados exclusivamente Educación ya que también tocan otras problemáticas.

• DM: Documento de Medellín. II Conferencia General del Episcopado latinoamericano. 30.11.1968.

• DP: Documento de Puebla. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. 28.01.1979. N° 1012-1050.

• SD: Documento de Santo Domingo. IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. 22.11.1992. N° 263-278.

3- Documentos de la Iglesia en Argentina.

En estos Documentos hay que tener especialmente en cuenta los números dedicados exclusivamente Educación ya que también tocan otras problemáticas.

• ICN: Iglesia y Comunidad Nacional. CEA. 1981. • EPV: Educación y Proyecto de vida. Equipo Episcopal de Educación Católica.

24.07.1985. • ECC: El Evangelio ante a la crisis de la civilización. Comisión de Fe y Cultura de la

CEA. 23.05.1986 • LPNE: Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización. CEA. 04. 06. 1990. • JSH: Jesucristo Señor de la historia. CEA. 13.05.2000 • NMA: Navega mar adentro. CEA. 31.05.2003.

4- Normativa y Documentos de nuestra Iglesia Particular en materia educativa.

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• Estatuto del Departamento de Formación religiosa. “La dimensión religiosa define el proyecto de vida”. Obispos de la Provincia de Córdoba. 13.03.95.

• Normativa de Monseñor Primatesta del 03. 06.1997. • Directivas Pastorales para la relación del Párroco con las escuelas parroquiales.

04.08.1997. • Estatuto del Representante Legal. JAEC .30.09.1998 • Estatuto de la Junta Arquidiocesana de Educación Católica. JAEC. 24.07.2000. • Algunas puntualizaciones sobre la escuela y el rol del sacerdote y el Departamento de

Pastoral o de Catequesis. JAEC. 20.05.03. • II Carta Pastoral de Monseñor Ñañez. “Nacer a un tiempo nuevo”. 01.12.04. • Subisidios Pastorales del año 2003 y 2004.

[1] Departamento de Formación religiosa. “La dimensión religiosa define el proyecto de vida”. Obispos de la provincia de Córdoba. 13.03.95.[2] … “El mundo de la educación es un campo privilegiado para promover la inculturación del Evangelio”… Iglesia en América, 71. Exhortación Apostólica de Juan Pablo II. 22.01.1999.[3] La Escuela Católica, 33-34.[4] Educación y Proyecto de vida, 24.[5] Documento de Puebla, 1024.[6] a)…“Una adecuada y exacta autoconciencia sólo podrá ser lograda si la Iglesia integra en la visión de sí misma todos los momentos constitutivos de su propio ser histórico -origen, actuación y comprensión cabal de los problemas del presente- para proyectarse realísticamente hacia el futuro, síntesis que le permita reformular, en el marco de su propia identidad, el proyecto pastoral de la evangelización nueva”… Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, 8. CEA. 04. 06. 1990.b)…“Conocer y discernir los arduos y complejos desafíos a que nos enfrenta el momento actual y la cultura adveniente”. Íbidem, 11.c)…”Hay que discernir los grandes desafíos del mundo de hoy”… Navega Mar Adentro, 19. CEA. 31.05.2003.d) …“Mirar desde la fe, la compleja realidad del mundo que nos toca vivir para discernir los signos de los tiempos como reclamos de evangelización”… Íbidem, 20.[7] a) …“La escuela católica está llamada a una renovación valiente. Es necesario que también hoy la escuela católica deba definirse a sí misma de manera eficaz, convincente y actualizada”…La Escuela Católica en el umbral del Tercer Milenio, 3. Congregación para la Educación Católica. 28.12.1997.b) …“La complejidad del mundo contemporáneo nos convence de la necesidad de insistir en la conciencia de la identidad eclesial de la escuela católica que conserva su importancia trascendental también en los momentos actuales”… Íbidem, 11; 21.[8] Cf. Art. 1 y Art. 6 de este Documento.[9] Cf. Estatuto del Representante Legal. Art. 10. Córdoba. 30.09.98.[10] Cf. “Directivas pastorales para la relación del Párroco con las escuelas parroquiales”. Card. Raúl Francisco Primatesta. 04.08.97; “Algunas consideraciones para tener en cuenta en la inserción del sacerdote y su rol en la escuela”. 07.09.04. Subsidio dado en la reunión de la Jaec con sacerdotes de escuelas diocesanas y parroquiales.