DOCUMENTO DE TESTIMONIO DE TITO HERNANDEZ UNAS 50 AÑOS

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1 GRACIAS , POR SIEMPRE, UNAS TITO A. HERNANDEZ T. Cuando se fundaba la UNAS en 1964, yo asistía al último año de educación primaria en la Escuela Fiscal No.333 de Chimbote. Tenía 12 años de edad y escuchaba con atención en la radio los apasionados y prospectivos discursos del Presidente Fernando Belaunde Terry sobre la Marginal de la selva. El arquitecto nos invitaba a formar parte de su asombrosa visión respecto a la selva peruana, cuyo futuro empezó a construirse desde entonces con la famosa Carretera Marginal de la Selva (la que hoy con justicia lleva su nombre) para unir la selva, en ese momento casi desarticulada con la sierra y la costa, así como para interconectarla con los países vecinos. Entre 1965 y 1969 realicé mis estudios secundarios en la Gran Unidad Escolar San Pedro de Chimbote y hasta 1968, cuando ocurrió el golpe de Estado, seguíamos escuchando por radio y viendo por TV las noticias y discursos oficiales sobre la “carretera Marginal” y una creciente promoción de la colonización de la selva. “Este señor Belaunde es un presidente para el futuro….” comentaba mi padre, un aprista de viejo cuño norteño. Tenía razón, 45 años después puedo testimoniar que para mí lo fue. Por esos años recibíamos en la casa familiar las visitas de mi primo el Ing. Agrónomo Herman Hernández Espinoza ( 1 ), quien trabajaba desde 1959 en el SIPA- Tingo María (hoy la UNAS) y luego fue destacado como jefe en SIPA-Aguaytia. Él nos ilustraba sobre las bondades de esa parte de la Amazonía y nos invitaba a conocerla y convenció a mi hermano Oscar Hernández Castañeda para trabajar en Aguaytía en 1967 hasta 1969. Yo había concluido ese año mis estudios secundarios y me preparaba para postular a una Universidad en Lima o Trujillo, porque en ese entonces no había universidad en Chimbote. 1 El Ingeniero Agrónomo Herman Hernández Espinosa († 2012), estudió en la Universidad de Misiones –Argentina. En 1959 llegó a Tingo María, y trabajó en el Servicio de Investigación y Promoción Agraria (S.I.P.A.) , junto a destacados profesionales como, Reynaldo Crespo (†), Javier Robles, Oscar Césare, Luis Liceras (†), Héctor Garayar, , José Burgos(†), Julio Víctor Vargas Méndez(†)., Manuel Lescano, Julio Lozano ,José del Carmen Muro, entre otros, quienes lo llamaban cariñosamente “papacho”. Luego fue destacado como Jefe de la Agencia del SIPA en Aguaytía. Sobre la Estación Experimental de SIPA Tingo María funciona desde 1964 la Universidad Nacional Agraria de la Selva, nuestra alma mater, con el legado de estos y otros ilustres profesionales.

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GRACIAS , POR SIEMPRE, UNAS

TITO A. HERNANDEZ T.

Cuando se fundaba la UNAS en 1964, yo asistía al último año de educación primaria en la

Escuela Fiscal No.333 de Chimbote. Tenía 12 años de edad y escuchaba con atención en la

radio los apasionados y prospectivos discursos del Presidente Fernando Belaunde Terry sobre

la Marginal de la selva. El arquitecto nos invitaba a formar parte de su asombrosa visión

respecto a la selva peruana, cuyo futuro empezó a construirse desde entonces con la famosa

Carretera Marginal de la Selva (la que hoy con justicia lleva su nombre) para unir la selva, en

ese momento casi desarticulada con la sierra y la costa, así como para interconectarla con los

países vecinos.

Entre 1965 y 1969 realicé mis estudios secundarios en la Gran Unidad Escolar San Pedro de

Chimbote y hasta 1968, cuando ocurrió el golpe de Estado, seguíamos escuchando por radio y

viendo por TV las noticias y discursos oficiales sobre la “carretera Marginal” y una creciente

promoción de la colonización de la selva. “Este señor Belaunde es un presidente para el

futuro….” comentaba mi padre, un aprista de viejo cuño norteño. Tenía razón, 45 años después

puedo testimoniar que para mí lo fue.

Por esos años recibíamos en la casa familiar las visitas de mi primo el Ing. Agrónomo Herman

Hernández Espinoza (1), quien trabajaba desde 1959 en el SIPA- Tingo María (hoy la UNAS) y

luego fue destacado como jefe en SIPA-Aguaytia. Él nos ilustraba sobre las bondades de esa

parte de la Amazonía y nos invitaba a conocerla y convenció a mi hermano Oscar Hernández

Castañeda para trabajar en Aguaytía en 1967 hasta 1969. Yo había concluido ese año mis

estudios secundarios y me preparaba para postular a una Universidad en Lima o Trujillo,

porque en ese entonces no había universidad en Chimbote.

1 El Ingeniero Agrónomo Herman Hernández Espinosa († 2012), estudió en la Universidad de Misiones –Argentina. En

1959 llegó a Tingo María, y trabajó en el Servicio de Investigación y Promoción Agraria (S.I.P.A.) , junto a destacados

profesionales como, Reynaldo Crespo (†), Javier Robles, Oscar Césare, Luis Liceras (†), Héctor Garayar, , José Burgos(†), Julio Víctor Vargas Méndez(†)., Manuel Lescano, Julio Lozano ,José del Carmen Muro, entre otros, quienes lo llamaban cariñosamente “papacho”. Luego fue destacado como Jefe de la Agencia del SIPA en Aguaytía. Sobre la Estación Experimental de SIPA Tingo María funciona desde 1964 la Universidad Nacional Agraria de la Selva, nuestra alma mater, con el legado de estos y otros ilustres profesionales.

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A los cinco meses de haber concluido la secundaria y mientras me preparaba para la

Universidad, ocurrió el terremoto del 31 de mayo de 1970. Ello aceleró mi partida a Lima,

donde me enteré del funcionamiento de una oficina de la UNAS en la calle Pablo Bermúdez -

Jesús María y me acerqué a esta.

Es decir, mi relación con nuestra alma mater ya tiene 44 años, desde octubre de 1970, cuando

fui atendido diligentemente por el joven funcionario unasino Víctor Grados Ruiz quien me

describía a la UNAS entregándome un prospecto en papel periódico mimeografiado, y me

contaba, tal como lo hacía con los otros postulantes, sobre las maravillas geográficas de Tingo

María, confirmando lo que en mi adolescencia escuchaba por radio al Arquitecto Belaunde y

los relatos familiares de mi primo el Ing Herman Hernández.

Aunque paralelamente estaba listo para iniciar estudios de Ingeniería Electrónica en Lima, mi

hermano Oscar Hernández, había decido volver a la selva , y me animaba a acompañar a su

familia a Tingo María. Fue así que en la noche del 27 de enero de 1971 llegué a Tingo María.

Nunca había experimentado una lluvia nocturna torrencial , acompañada por el ruido de

bienvenida producido por el croar de sapitos y “ hualos “. Esa noche casi no pude dormir

escuchando los sonidos más increíbles , como una especie de concierto natural , con

extraños agudos, graves profundos, y el sonido del “hualo”, que se siempre se distinguía

croando fuerte durante toda la noche lluviosa. Mary Carranza, la dueña de la casa donde

habíamos llegado, me dijo que el “hualo” era comestible. Yo no lo creía, pero años más tarde

lo vi enlatado, producto de una tesis en la FIA -UNAS.

En febrero de 1971 luego de pasar un examen totalmente manual de tres horas, bajo la

vigilancia estricta del Capitán Lazo, quien fue luego mi profesor de “Concepción física del

Universo”, ingresé a la UNAS , ocupando el cuarto puesto. Dicen que soñar con el croar de

sapos y ranas, significa que se recibirá noticias muy buenas. Es un sueño de buen augurio,

según los chinos. Para mí era un sueño hecho realidad. Desde entonces soy un amazónico ,

no por nacimiento, pero si por “derecho de piso” , en todo sentido de la palabra.

Así, inicié mis estudios universitarios junto a otros 50 ingresantes, entre los que había otro

chimbotano, Miguel Herrera Pereda. Compartimos aulas, carpetas, vivencias, interculturalidad

(costa, sierra y selva juntos), por periodo de dos años de estudios generales. No sé porque

razones, equivocadas por supuesto, se anuló posteriormente esta importante fase bianual de

carácter inductivo y de formación integral para un profesional. La UNAS solo tenía las dos

Facultades cincuentenarias : Agronomía y Zootecnia, y yo opté por Agronomía en 1973, al

concluir los dos años de estudios generales.

Mis cursos básicos de Estudios Generales (1971 y 1972) realmente constituyeron una sólida

base en mi formación profesional y humanística. Fue un periodo lleno de vivencias y anécdotas

inolvidables, algunas de las cuales quiero destacar:

Un profesor muy respetado y querido fue el Dr. Salvador Cruz (“Chito Cruz”),

pacasmayino (paisano de San Pedro de Lloc) formado en Biología en la Universidad de

Medellín,Colombia, nos impartía las clases de Biología, con un peculiar estilo en el

hablar -casi nasalmente- y siempre con la simplicidad y sorna del norteño.

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En la primera clase teórica de biología, el Dr. Cruz nos contaba que había leído un

libro sobre la evolución de las especies (yo pensaba en Charles Darwin, Alexander

Von Humboldt), y pronosticaba que “llegará el día en que el hombre desarrolle e

invente una maquinita y esa maquinita inventará otra maquinita…”. Otros

compañeros nos contaban que eso siempre lo había repetido en todas las

promociones anteriores.

En la clase Práctica de biología, se escuchaba:

-¿Tolomeo, dónde estás que no te veo?. Así llamaba “Chito Cruz” a su asistente de

laboratorio. Luego nos decía : Jóvenes, ¿han traído sus laminillas? (se refería a

láminas de vidrio fino para observar muestras en el microscopio, que comprábamos en

la librería La Florida o lo “compartíamos” con los compañeros que las vendían).

- Profesor ¡¡se han robado mis laminillas!! …reclamaba en voz alta y muy aguda

nuestra querida Mireya Pajuelo (2). Alguien había compartido su lámina de microscopio.

Desde ese momento la llamábamos “laminilla”, imitando su “fina” voz.

Recuerdo también con gratitud y cariño a otros profesores de los estudios generales:

Al Ing. Rómulo Mora , profesor de Matemáticas, quien era muy serio e imponía

respeto en las aulas, pese a su poca estatura y peso.

-Señores: ¿ dije o escribí algún chiste?...no creo haber dicho algo que dé risa.. Nos

decía “Morita”, volteando la mirada mientras escribía y explicaba sus fórmulas

matemáticas en la pizarra, cada vez que nos reíamos ante un chiste del “Cholo” Almicar

Huamán, o de “Chicharra” Lozano, compañeros de aula tingaleses, quienes nos

abandonaron y se fueron a estudiar otras carreras a Lima. No eran profetas en su

tierra.

Al capitán Lazo, quien era un personaje fuera de serie. Nos enseñaba un curso

denominado “Concepción física de Universo” nunca entendimos el porqué de ese

nombre del curso, tampoco sus criterios de calificación de nuestras notas.

-Bueno alumnos, aquí he traído un libro, que la verdad ni yo mismo entiendo.

Realmente Einstein era un fuera de serie, ……muchachos, creo que mejor no vamos

más hablar de esto, .porque no entenderíamos estas teorías…pasemos a otro

capítulo..…

-Profesor Lazo…..Profesor lazo…..llamaba una voz similar a la del Dr. Cruz, en la

puerta posterior del aula 1 , cerca al granero. Profesor Lazo…., Profesor Lazo.,,,,

El Capitán Lazo salía del aula y decía Dr. Cruz ….aquí estoy , ¿qué se le ofrece?.

Todos nos reímos, al descubrir que nuevamente el “Chicharra” Lozano hacía de las

suyas con sus bromas, imitando la voz de “Chito Cruz”.

2 MIREYA PAJUELO MAGUIÑA, nos dejó en Julio del 2010. Tuvo una importante y destacada labor profesional, política y social en favor de su pueblo de Leoncio Prado. Hoy descansa en Paz junto a nuestros compañeros de aula y destacados profesionales en el sector agrario y del mundo universitario, OLGA SARELA RÍOS DEL AGUILA, FRANCISCO AREVALO RIVERA. A ellos nuestro eterno homenaje, especialmente hoy, al celebrar los 50 años de la UNAS, junto a nuestros queridos profesores Salvador Cruz Cruz (Biología), Luis Liceras Zárate(Geografía y Entomología),Julio Várgas Mendez(Arroz), José Burgos (cacao), Lucho Del Valle(suelos), Manuel León O.(Química) y Raúl Ríos Reátegui(Suelos tropicales), y otros.

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-Te pasaste Lozano, tienes talento. Me la hiciste. Pensé que realmente era el Dr. Cruz.

Te has ganado cinco puntos para tu nota. Le dijo el Profesor a nuestro querido amigo

Lozano, hoy un destacado Ingeniero pesquero y empresario.

Pero no todos tenían suerte. Una vez al pasar la lista de asistencia, el profesor Lazo

mencionó: ¡¡Ríos Arbildo.!!

- ¡¡Presente!!!, respondió nuestro amigo Gilberto Ríos Arbildo.

-Tú eres primo o familiar de Olga Ríos?

- No Profesor.

- Pucha, perdiste cinco puntos, porque Olga está muy bonita. Lástima que no es tu

hermana o prima.

En aquella época no había muchas profesoras universitarias en el Perú, y la UNAS sólo

contaba con la Dra. Luisa “Pochita” Herrera, Destacada Médico veterinario y docente

universitaria. Los muchachos y muchachas del segundo año estudios generales (1972),

estábamos felices, por su manera de hacer fácil y agradable el aprendizaje de la bioquímica,

tanto que obtuve 18 de nota final. Con ella descubrí que mi grupo sanguíneo era A Rh positivo,

porque era quien hacia los análisis en el laboratorio y todos nos apuntábamos. Posteriormente

llegó la Joven Bióloga Zoila Piscoya para hacerse cargo de las prácticas de microbiología

general, en apoyo al profesor Blgo-Raúl Espíritu Cavero.

Otro destacado Biólogo, César Mazabel Torres, fue nuestro profesor, en el curso de zoología.

Aprendí a memorizar sistemáticamente los nombres científicos de las especies en estudio,

particularmente me interesaban las amazónicas, que habían sido coleccionadas en el museo, y

que aún existen, porque Mazabel, egresado de la Universidad Nacional de Trujillo, vino y se

quedó en Tingo María. Es uno de nuestros primeros profesores que aún están en actividad y

actualmente es el Vice Rector administrativo de la UNAS.

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Pero no todo era estudiar. También había mucho tiempo para el deporte. Con campeonatos de

fulbito inter años, en la canchita junto al pabellón central, e inter regional o interdepartamental

en la canchita del internado (solo había uno y de varones).

A mí me tocó formar parte del equipo de futbol de la UNAS que participaba en la liga provincial.

Nuestro entrenador y director técnico era el Ing. Fred Coral Izurieta con el apoyo logístico del

Ing., Alberto Silva Del Águila. Yo era “Medio tiempista “ como me llamaba el Profesor Coral,

porque jugaba de “interior derecho” (en el 4-2-4 de esa época, “sin salirse de su puesto”), y

porque sólo jugaba 45 minutos. No tenía el físico suficiente, a los 20 años de edad.

Era el año 1972, cuando logramos el campeonato con el “Churre” en el arco, y la “defensa

colosal” conformada por “Gallina” Arellano, Benny Ríos, “Pacharaco” Mallma y “Caballo”

Rodríguez, reemplazando a Octavio Llanto Piñán, en el medio campo estaban el “negro”

Guerra Chombo y Manuel Zapata, y la delantera Otilio el “chino” Choy, el“pajarito” Henry

Centeno, Tito Hernández, reemplazando al “shapra” Carlos Arévalo, y “banderita” José

Valdivia. Los incrédulos y los que nos vieron de jóvenes de hace 42 años (kilos) , pueden ver

la foto enviada por Benny Ríos.

UNAS 1972: Churre”,“Gallina” Arellano, Manuel Zapata, “Pacharaco” Mallma,“Caballo” Rodríguez, Benny Ríos,

Henry Centeno, José Valdivia, Tito Hernández, Otilio Choy y Ernesto Guerra Chombo.(Foto: Benny Ríos)

Al equipo de la UNAS también se integraría con éxito otros compañeros como Oscar el “loco”

Anaya, contando con el apoyo de su señor padre, nuestro respetado amigo el Dr. Julio Anaya,

quien además de ser un destacado abogado, y profesor, había incursionado en el periodismo

con su programa Reportajes, en radio La selva. A Oscar lo fastidiaban los compañeros,porque

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su papá había transmitido el “¡gooooool…. de mi hijo…!! . Yo creo que debió haber sido

autogol , porque el “loco” siempre fue defensa. Otros compañeros de promoción que

destacaban en fútbol fueron: nuestro amigo y destacado maestro en ciencia y tecnología Dr.

Manuel Sandoval Chacón, con la camiseta del DUS (Equipo del Hospital), nuestro recordado y

querido Ing. Gustavo Castro con la camiseta del New boys Tingo, nuestro tocayo Ing. Misael

Arnaldo Alvarado Paucar, arquero de polendas en el DUS, la UNAS y otros equipos,

posteriormente.

En el año 1973, luego de culminar dos años de estudios generales, iniciamos con otros 25

compañeros de aula, los cursos de carrera, 14 de los cuales recibimos el grado de bachiller en

ciencias agrarias, en 1975.

Como a algunos nos tocaba, trabajar y estudiar, conseguí una bolsa de trabajo, en el

laboratorio de suelos. Zósimo Pujay me enseñó los secretos de los análisis de suelos. Y el

Ingeniero Edmundo del Águila Morote, mi profesor del curso de Edafología, me dio la

oportunidad para hacerme ayudante de prácticas. Era mi primera experiencia como “docente

universitario”. Posteriormente mi profesor de suelos tropicales el Ing., Raúl Ríos Reátegui, me

enseñó los criterios del manejo racional de los suelos tropicales.

Todo indicaba que mi inclinación era por la ciencia de los suelos y su manejo racional. Pero fue

el curso de Fitopatología General dirigido por el Ing. Enrique Castañeda Párraga, con enfoques

y conceptos para mí novedosos, que marcaría por siempre mi formación y desempeño

profesional, inicialmente en los campos de la investigación y desarrollo agrícola, y

posteriormente en la gerencia, planificación y desarrollo organizacional.

Al recibí mis primeras Clases de Fitopatología, me impactó el enfoque que le daba “Kike”

Castañeda al curso, basándose en la relación: Planta- Patógeno- Medio Ambiente, para

describir una enfermedad. Mi interés era encontrar conceptos y métodos de cómo explicar y

cuantificar las interrelaciones que se dan entre los factores o variables componente de un

patosistema. Por tales razones fundamenté mi trabajo de grado sobre un análisis sistémico del

“quemado de la hoja del arroz”, en 1975, en la amazonía peruana y mi tesis de post grado

sobre epidemiología cuantitativa de la “roya del cafeto”, en el Brasil, en 1985. Desde entonces

he practicado el enfoque sistémico, como conductor y asesor de procesos organizacionales y

de desarrollo rural, en áreas andino amazónicas latinoamericanas. El avance tecnológico

actual facilita hoy desarrollar este enfoque en cualquier campo de la vida humana.

Este periodo de estudios de la carrera entre 1973-1975 también estuvo lleno de experiencias y

anécdotas:

El Ing José Loayza nos impartía el curso de fisiología vegetal y, como parte de este curso,

debíamos preparar pequeños viveros (parcelas) para sembrar y medir el desarrollo de algunas

especies de crecimiento rápido. Como Loayza era un excelente profesor y dedicado 100% a

su rol de docente investigador, normalmente se quedaba hasta tarde a supervisar esas

parcelas de prácticas, que habíamos sembrado cerca a la vía interna que lleva hoy al

zoocriadero. Nos contaba que a veces él pasaba por allí y alcanzaba ver algunos pies en

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alto, que surgían por encima de la vegetación, y le saludaban atentamente y a la vez le decían

adiós.

Había algunos estudiantes “relajados”. A uno de ellos le gustaba la música andina y siempre

andaba con su quena en su morral y se sentaba a tocar sentado en el granero, el “punto de

encuentro”. Pasaba el tiempo y este “músico” no había sembrado nada. Un día Loayza acercó

al grupo y dirigiéndose a uno le dijo:

-Oiga, señor Díaz, ¡he visto su parcela y veo que no crece nada allí ¡!.Por favor, vamos,lleve su

quena y toque una música a las semillas que ha sembrado y veamos si germinan y salen

danzando. El músico repitió el curso, porque sus semillas nunca danzaron.

Otro compañero había decidido nombrar a Loayza como su patrocinador de tesis. Hizo el

proyecto. Pero se olvidó de ejecutarlo, sin avisar al orientador. Un día apareció en la vitrina al

lado de la oficina de evaluación académica un aviso que decía:

Señor Mandujano, acérquese a la oficina para tratar sobre su trabajo de tesis. Firmado:

Presunto patrocinador. Mi compadre Mandujano sólo pudo hacer la tesis cuatro años después.

No sé si Loayza lo esperó o cambió de patrocinador.

Yo no tenía cuaderno y sólo anotaba ,en hojas sueltas, las ideas clave de todo lo que nos

explicaban los profesores (Dos de ellos eran “dictadores” porque se dedicaban solamente a

dictar lo escrito en sus deterioradas copias o “papiros” ,como decíamos, por lo amarillento y

arrugado que lucían). Por ello, siempre recurría a Irma o Mireya, antes de los exámenes (o

de los “pasos”) para prestarme sus limpios y ordenados cuadernos de notas, por unas horas.

Cuando recibíamos los resultados del examen de fitopatología, ellas me reclamaban: ¿Por

qué tú tienes 18 de nota , y nosotras sólo 13 y 14, y si hemos respondido de la misma

manera?- por ejemplo en esta pregunta del triángulo epidemiológico de la relación Planta-

Patógeno-Medio ambiente. Yo, mirándolas con seriedad, les respondía, con sarcasmo y

malicia: Por favor, revisen bien sus respuestas y notarán que sus triángulos están mal

hechos…¡¡El triángulo tiene que ser isósceles ▲!!. “Qué se habrá creído ese ciego

(Castañeda)”, replicó Irma.

Con todo, puedo dar fe que tuve una formación sólida, con profesores de alta jerarquía, tanto

en los estudios generales, a los que ya mencioné, como a los que nos impartieron los cursos

de carrera, en el campo de la agronomía. Entre ellos, debo destacar a José Loayza Torres

(Fisiología (también filosofía) y propagación de plantas) Luis Liceras y Rafael Urrelo

(Entomología), Fred Coral y Carlos Carbajal (Genética y Mejoramiento de plantas), Oscar

Césare Guerra (Cacao), Edgardo Sedano (oleaginosas), Percy Lindo, Gerardo Bailón, Pedro

Córdova,y Daniel Juárez (Zootecnia), Carlos Taboada (Economía), Raúl Ríos y Edmundo Del

Águila (suelos), Enrique Castañeda Parraga (Fitopatología y café), entre otros, a quienes los

recuerdo con respeto y cariño merecido. Con ellos conocí en teoría y en los viajes de práctica

la realidad amazónica y su manejo sostenible, y me preparé sólidamente para enfrentar retos

del futuro ,en un mundo cada vez más cambiante. Ese es hoy el futuro, al que se refería mi

padre, cuando me bendijo y despidió al salir de Chimbote en 1970, para convertirme en

ciudadano de la selva, como la mayoría que la habitan hoy.

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1973. EMDEPALMA-Tananta/Tocache. Los estudiantes de agronomía, Anselmo Haro Reyes (de Tocache),

Heberto Calvo (de Uchiza), Miguel Herrera Pereda (de Chimbote) y Tito Hernández Terrones(Chimbote) , en

viaje de prácticas de Entomología.

En 1973 dejé temporalmente de jugar futbol competitivo. Talvez porque el Ingeniero Liceras,

gran maestro pero poco aficionado al deporte, me dijo: ¿Sr. Hernández usted quiere ser

Ingeniero o futbolista?. Pero, como el futbol siempre fue mi pasión, me integré al equipo de

fulbito del CONSULADO ORIENTAL, integrado por la colonia charapa, con quienes me llevaba

muy bien. Llegué a ser su capitán por dos años (1973 y 1974) cuando campeonamos en la

Liga Cusi, que se llevaba a cabo en el Colegio Padre Abad, organizado por los hermanos

canadienses. Cada triunfo lo celebrábamos en la casa de la familia Arriaga, donde la señora

“Moyo” y el señor “Vlady” junto a sus hijos e hijas, nos recibían con cariño y alegría propia de

la gente de San Martín y Loreto: Aquiles Ramírez, Raúl Pezo, Rafael Escudero, Luis Arévalo, el

“ojón” Pinedo, el “Chato” Tuesta, etc, y toda la “mancha” de la “embajada” antes y del

“consulado” oriental después, eran como hermanos, como una gran “juamilia”.

Así, combinando trabajo,deporte y estudios, concluí mis estudios universitarios y me gradué

en 1975, a la edad de 23 años, alcanzando el segundo puesto en rendimiento académico,

superado por Panchito Arévalo Rivera, quien nos dejó muy pronto.

En la UNAS éramos un gran familia, todos nos conocíamos. Agrónomos y zootecnistas

compartíamos sueños, alegrías, tristezas y éxitos presentes y futuros. Para mí era muy fácil

compartir con mis hermanos zootecnistas como Guevara Oliva, Monjarás, Ríos Alvarado,

Anaya de Bracamonte, Sandoval Chacón, Alvarado Reyes, Alvarado Paucar,, Álvarez Vilca,etc

junto a los agrónomos Meza Lucas, Irma Ríos, Olga Ríos†, Mireya Pajuelo†, Viera Huimán,

Díaz Paredes, Herrera Pereda, Gustavo Castro, Heberto Calvo, Anselmo Haro, El “Gordo”

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Guerrero †, Arévalo Rivera †, Escudero Pérez, Marina Trigoso, Raul Pezo Ruíz, etc. Algunos

de ellos estarán recordando a nuestra UNAS en el cielo.

También había tiempo para la política. Fui dirigente de la FEUNAS, concertando y trabajando

juntos con “compañeros” y “camaradas”, como mi querido amigo y hermano Manuel Diaz

Paredes, presidente de la federación estudiantes y hoy destacado profesional, profesor

agricultor Puerto Maldonado, presidente de la Federación Agraria de de Madre de Dios, a la

que con mucho gusto a veces brindo asesoría técnica.

Una vez invitamos al Maestro Luis Alberto Sánchez a dar una conferencia en el aula 6 de la

UNAS, que era como nuestro paraninfo. El profe “clavito” De la Cruz, preguntó: “Dr. Sánchez

¿Cuando se va aplica la nueva Ley universitaria?...A lo que el Maestro Sánchez respondió:

“Cuando se apruebe, mi querido señor”.

Eran épocas en que se hacían marchas exigiendo el retorno del dirigente nacional Rolando

Breña Pantoja, de Patria Roja y expulsado por el gobierno militar. Nuestros “gritos libertarios”

eran: ¡¡Breña Pantoja, libertad..!!….Breña Pantoja, libertad !!.. Cuando pasábamos cerca al

cafetín. El señor Pantoja, un antiguo funcionario de la UNAS, salía y nos decía, “ ¡Gracias

muchachos…gracias!. Pensando que hacíamos alusión a su persona. Años después Rolando

Breña Pantoja fue senador de la república.

Al culminar mis estudios de agronomía, tuve la oportunidad de quedarme e incorporarme como

asistente de prácticas en la UNAS, pero decidí salir a realizar trabajos en el sistema

cooperativo agrícola que se desarrollaba en la región. Esa decisión me llevó luego, en Julio de

1976, a ingresar a trabajar en la Cooperativa Jardines de Té y paralelamente obtener mi título

de Ingeniero Agrónomo. Por entonces, la Agroindustria del Té recibía la cooperación técnica

holandesa. De esta manera, entre 1976 y abril de 1979 me desempeñé como gerente de

planta de la Empresa. Fue mi primera experiencia en el campo agroindustrial, y desde

entonces entendí que la amazonía se desarrollará solo con proyectos agroindustriales de

envergadura, sostenibles y formando clusters, y no con “jardinerías”.

Fue en los campos de té donde en 1976 , conocí a Walter Aguilar Del Águila. Curiosamente

yo NO conocía a Walter pese a que él se desempeñaba como encargado de publicaciones

en la UNAS, además de ser dirigente de ATUNAS. Tal vez porque yo estaba inmerso en mis

tareas de estudiante y él con sus esténciles, mimeógrafos, y publicaciones oficiales. Le

regalé una bolsa de té selecto en agradecimiento por su visita a la planta industrial de la

Empresa y porque me llevó a Tingo María, en su recordado Volkswagen rojo.

Allí nació nuestra larga amistad, que perdura hasta hoy y que tiene frutos importantes,

destacando la REVISTA PURA SELVA , la cual fundamos con OSHWIN ,su padre ,y otros

amigos, hace ya 35 años. No es coincidencia que en sus páginas sigamos hasta

escribiendo, con el mismo entusiasmo y cariño , esta nota testimonial para la UNAS.

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JARDINES DE TÉ (TEA GARDENS) 1976. Tito Hernández, Con trabajadores de la planta industrial

Al presentarse la oportunidad de nuevas plazas para docentes en la UNAS, en Mayo de 1979,

ingresé a trabajar como profesor de los cursos de cultivos tropicales y de fitopatología. Además

de dedicarme a la docencia universitaria, participé como jefe de la oficina de investigación, y

fui coordinador de convenios con otras organizaciones privadas y públicas vinculadas al

desarrollo regional.

Mi paso como docente de la UNAS, entre 1979 y 1990, también está lleno de experiencias,

logros y aprendizajes y por supuesto anécdotas, particularmente en la relación docente-

alumno. Recuerdo que en mi primera clase habían algunos alumnos mayores que yo y eran

“duros” dirigentes estudiantiles y muy buenos estudiantes. Talvez desconfiaban al verme muy

joven en comparación a los otros docentes. Pero luego un largo discurso político, quedaron

convencidos quien era su profesor y desde entonces y hasta ahora somos grandes amigos.

Aunque no era muy activista siempre sostuve que lo técnico y lo político deberían ir juntos.

Talvez por eso fui dirigente de la FEUNAS como ya indiqué, y de la ADUNAS, como docente.

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Fue así que conocí a los directivos de un Proyecto de Desarrollo de la Región del Alto

Huallaga, en el marco de la cooperación técnica del Gobierno de los EEUU (USAID) y el Perú

(INADE), logrando la ejecución de un programa de apoyo académico a la UNAS, que incluía

becas integrales para estudios de maestría de 15 docentes y 04 doctorados, entre los cuales

fui seleccionado, y en 1982 me vinculé a los estudios de Maestría en la Universidad Federal de

Viçosa –Brasil, donde obtuve mi grado de Master en 1984.

Al retornar al Perú, he continuado con mi labor docente en la UNAS, especialmente en el

campo de la Investigación y Transferencia de tecnología agrícola y en la gestión de Proyectos

y convenios de cooperación de la UNAS con entidades de cooperación internacional. En este

contexto, en 1987,al iniciarse un importante programa de desarrollo alternativo en la región me

vinculé a tiempo parcial al Proyecto de Desarrollo Agroindustrial, ejecutado por el Programa de

la naciones Unidas para el Desarrollo PNUD/OSP, con sede en New York, y financiado por la

Oficina de Control de drogas UNDCP(UNODC) con sede en Viena.

En 1989, luego de 10 años dedicados a la docencia universitaria, me retiré de la UNAS como

profesor principal. Fui contratado por el Proyecto de las Naciones Unidas, antes indicado,

desempeñándome como Director Técnico, hasta 1998. Fueron otros diez años de experiencias,

esta vez muy ricas en la gerencia de proyectos de desarrollo y vinculado al mundo de la

cooperación internacional. Ello me permitió además, conocer diversas culturas dentro y fuera

del Perú, y aprender y aplicar nuevas técnicas de gestión del desarrollo.

En 1998, fui contratado por la Agencia de Cooperación alemana-GTZ, para co-dirigir un

importante Proyecto de Desarrollo Rural en el Departamento del Cauca –Colombia, donde

trabajé hasta el año 2004. Los seis años en la GTZ , me han dado la oportunidad de

capacitación permanente en técnicas de gestión de proyectos, manejo de conflictos,

planificación estratégica. Además, durante mi permanencia en Colombia he podido realizar

estudios de especialización en planificación y Dirección prospectiva estratégica de

organizaciones.

Pese a retirarme de sus aulas mi cariño y vínculo con la UNAS nunca lo perdí.

Desempeñándose como Director y consultor en Proyectos de cooperación internacional,

logramos crear la actual Escuela de Post Grado, FUNDEAS, instalar una de las más

importantes colecciones en el Baco de germoplasma del cacao, fuente de investigación que no

debe perderse. Más de 80 profesionales unasinos me acompañaron en estas experiencias de

desarrollo agroindustrial del cacao, palma aceitera, palmitos, café y que permitieron sentar las

bases de un modelo de desarrollo agrario que algunos políticos llaman hoy “milagro”, pero que

en verdad ha sido un paciente y duro trajinar de técnicos, economistas, y administradores,

principalmente unasinos y unasinas y de agricultores de la Selva alta de San Martin, Huánuco y

Ucayali, en un entorno de violencia generalizada, entre los años 80 y 90 del siglo pasado.

Muchos de estos profesionales hoy son líderes internacionales en el mundo empresarial

globalizado del café, cacao, palma aceitera, entre otras actividades agroindustriales, en el siglo

21. La UNAS, especialmente sus profesores, deberían estar muy orgullosos de ellos.

Las metas principales de mi vida personal y profesional las he logrado con éxito. Sin embargo,

creo que la educación y aprendizaje permanente es, hoy más que nunca, una necesidad

importante, no sólo porque nos permite tener nuevos conocimientos, sino porque nos ayuda a

Page 12: DOCUMENTO DE TESTIMONIO DE TITO HERNANDEZ  UNAS 50 AÑOS

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romper permanentemente paradigmas y estar en constante cambio, para enfrentarse a nuevos

retos. Es decir, para mantenernos vivos. Por ello decidí hacer el Doctorado en el 2006, lo cual

me permitió reforzar mis conocimientos y experiencias en Planeamiento Estratégico para el

desarrollo sostenible, y gerencia de organizaciones con enfoque prospectivo.

A partir del año 2006, me dedico a consultorías nacionales e internacionales, apoyando

algunos proyectos de la Cooperación Belga-CTB, Cooperación Alemana-GIZ, Naciones

Unidas- UNODC, BID, Universidades, y soy Director de INCADES (www.incades.org) .

Mantenemos así una actitud abierta a nuevos conocimientos y retos.

He querido -con este testimonio- rendir homenaje a la UNAS y sus tres estamentos (docentes,

trabajadores y estudiantes), como decíamos en los 70, al conmemorar sus primeros 50 años.

Uno de mis mejores profesores, el Ing. Fred Coral Izurieta, y uno de mi mejores amigos, Walter

Aguilar Del Águila, quienes llevan en la mente y el corazón el alma unasina (nuestra alma

mater), así me lo pidieron.